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DATE DUE DATE DUE DATE DUE MSU loAn Nflrmatlvo Action/Emu Opportunity Institution W1 ORALIDAD, AUTORIDAD Y RETORICA EN LA TRAGICOMEDIA DE CALISTO Y MELIBEA DE FERNANDO DE ROIAS By Eloisa Palafox A DISSERTATION Submitted to Michigan State University in partial fulfillment of the requirements for the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY Department of Romance and Classical Languages 1993 ABSTRACT ORALIDAD, AUTORIDAD y RETORICA EN LA TRAGICOMEDIA DE CALISTO Y MELIBEA DE FERNANDO DE ROIAS by Eloisa Palafox El objetivo de esta disertacién es explicar c6mo es que Fernando de Rojas utiliza su concepcién idealizada del saber oral para implementar una critica alegérica a1 poder letrado que, debido a la reciente invencién de la imprenta, acababa de adquirir una nueva capacidad de expansién. En la Tragicomedia, las ideas en torno a los postulados que rigen la existencia del saber oral se enfrentan estratégicamente a una visién corrosiva y pesimista de lo que es el universo de la letra escrita. Dicho enfrentamiento da como resultado una recreacién de la creencia, de origen oral, en el "potencial magico" del lenguaje. Esta recreacién, que es la base del proceso de recepcién y escritura que dio lugar a las distintas etapas de formacién del texto (Cap.2), sirve para entender e1 porqué de la tendencia a la literalizacién de los contenidos verbales, que afecta a quienes los usan abusiva e irresponsablemente (Cap.1). ‘ Valiéndose del personaje de Celestina, relacionado cripticamente con la escritura, el autor invierte las imagenes de continuidad y coherencia que aluden a la funcién social del saber oral (Cap.3). Asimismo, identifica negativamente la idea de la teatralidad, que es inherente al proceso de transmision oral del saber, con el ejercicio corrupto del poder (Cap 4). Pero la lengua teatralizada y retérica condenada por Fernando de Rojas es también la materia de que esta hecho su discurso transgresor: de ahi la aparicién, en el marco de las escenas erbticas del texto, de las imagenes de cohesién y armonia asociadas con la existencia del saber oral (Cap.5). Por ultimo, si letra escrita es el arma de que se sirve la élite letrada para imponerse autoritariamente a1 resto del mundo, la destruccién del universo de la obra puede ser explicada como una recreacién de los efectos desintegradores que provoca, en las comunidades orales, la difusion de la escritura (Cap.6). Ironicamente, las consideraciones negativas con respecto al saber letrado repercuten ademés en la concepcién del quehacer del propio escritor, puesto que él mismo era parte de esa élite letrada a la que critica a lo largo de su obra. Copyright by ELOISA PALAFOX 1993 A Joseph T. Snow AGRADECIMIENTOS Quisiera expresar mi mas profundo agradecimiento a quienes de mil maneras distintas me ayudaron a llevar a cabo mi tarea: al Prof. Joseph T. Snow, quien hace siete afios me contagio su pasion por la obra de Rojas. La historia de estas paginas seria impensable sin sus sabios consejos y su apoyo inagotable. Al Colegio de México y en especial alas profesoras Beatriz Mariscal y Mercedes Diaz Roig, que me revelaron el universo de la cultura oral. Al Prof. George Mansour, que me dio la oportunidad de continuar trabajando a1 lado del Dr. Snow en la Universidad de Michigan State. A 105 profesores Anibal Gonzalez-Pérez y Robert L. Fiore, por sus valiosos comentarios y sugerencias, y por su interés en el desarrollo de mi trabajo. A 105 profesores Malcolm Compitello, Priscilla Meléndez, Herbert Josephs, Mary Vasquez, Ann White, Frieda Brown y Joseph Francese de la Universidad de Michigan State que me brindaron su hospitalidad y su afecto. A rnis padres y hermanas que han sabido estar cerca a pesar de la distancia. Y a Bicho por su comprensién y su arnistad. E. P. East Lansing, Michigan. 12 de agosto, 1993. vi INDICE INTRODUCCION- 1 Capitulo 1: "PROVERBIO ES ANTIGO..." 12 Capitulo 2: "Y EN SU PROCESSO, NUEVAS SENTENCIAS SENTIA" ............. 39 Capitulo 3: "ERA EL PRIMERO OFICIO..."----------.---.... - 72 Capitulo 4: "Y TODO ERA BURLA Y MENTIRA..."..-- ................. 106 Capitulo 5: ~ "JAMAS QUERRIA, SENORA, QUE AMANECIESSE..." .............. 134 Capitulo 6: "Y DE LA TRISTE CAIDA..." -- - - -- -178 CONCLUSIONES _ - _ 211 BIBLIOGRAFIA 217 vii INTRODUCCION "Any consideration of the uses of literacy immediately raises the issue of power relations in society. If a new means of communication makes its appearance, who are its patrons? If new knowledge is produced, who controls it and for what ends?" Brian Stock, Listening for the Text. En la época de Fernando de Rojas, quienes ostentaban e1 poder en los niveles mas altos de la sociedad poseian una formacién mas o menos letrada 0, en todo caso, ejercian e1 control con el apoyo de distintos tipos de textos escritos, tanto religiosos como politicos: tratados, summas, decretos, codigos legales y eclesiasticos. La autoridad de estos textos estaba respaldada a su vez por otros afin mas antiguos, e1 mas importante de los cuales era la Biblia, considerada ya en si como "la escritura" por excelencia.1 Sin embargo, la voz ocupaba todavia un lugar preponderante en los circulos letrados, como instrumento de coloquios, defensas, discursos y sermones.2 Pero a pesar de su apariencia oral, las palabras 1 Estas ideas acerca de las relaciones del poder y la escritura durante la Edad Media estan basadas principalrnente en la obra de Brian Stock (Implications of Literacy y Listening for the Text), en el libro de Jesse M. Gellrich (The Idea of the Book in the Mid__dle Age_s_) y, en general, en los estudios de Walter Ong y de Paul Zumthor. 2 Para una explicacion detallada de lo que era la Vida intelectual en tiempo de Rojas ver Gilman, La Espafia de Fernando de Rojas 269-345. 1 2 que sonaban en los claustros y en las universidades se apoyaban en una serie de tradiciones verbales que ya desde antiguo habian pasado por el tamiz de la escritura y 5610 indirectamente conservaban los ecos de su origen oral. Al mismo tiempo, este poder letrado era ejercido sobre una sociedad que, en su mayoria, seguia siendo ajena al manejo directo de la escritura. Por lo que ya fuera extraida del arsenal de la memoria o leida en voz alta por alguno de los escasos lectores, la informacién circulaba atin de boca en boca y pasaba a menudo por el proceso de asimilacién y tradicionalizacién propio de las comunidades orales.3 Las relaciones y entrecruzamientos entre los discursos letrados y los discursos genuinamente orales eran tales que a menudo resulta dificil definir las fronteras entre unos y otros, especialmente porque en un principio, como sefiala Stock: "Scribal practices almost invariably entered oral legal systems by imitating already functioning verbal institutions" (Implications 47). Y otro tanto sucede con los poemas e historias que encontramos en los primeros textos escritos: fueron principalmente transcripciones de tradiciones orales que durante mucho tiempo habian sido transmitidas de boca en boca y de generacién en generacién (Oralidad 34). Como explica Ong: "Once writing made feasible the codification of knowledge and of skills, oral performance, enjoying the high prestige that it did, 3 La explicacién clasica del proceso de tradicionalizacién es la de Menéndez Pidal. Ver, por ejemplo: "gComo vive un romance?." Con respecto a este punto pueden consultarse también los trabajos: Catalan, Foley, Bynum y Mariscal de Rhett (entre otros). 3 was one of the first things scientifically codified" (Rhetoric 4). La disciplina que sistematizo las estrategias discursivas propias de la palabra oral fue la retorica. Esta retérica, observa Ong, hizo su aparicion en un momento en el que la cultura griega, en la que todavia predominaban las formas orales de transmisién de saber, empezo a organizar e1 conocimiento con un tipo de reflexividad que sélo fue posible gracias alas técnicas de la escritura: "Western culture, after the invention of writing and before the industrial revolution, made a science or ’art’ of its orality" (Ong, Rhetoric 2). La Edad Media heredo de la antigiiedad clasica este respeto por el saber oral que estaba en los origenes de la disciplina retorica que regia sus relaciones con la escritura. Esto fue lo que llevo a los letrados de las distintas regiones de Europa a registrar y utilizar en sus escritos las tradiciones orales que circulaban en sus sociedades, para respaldar los argumentos que defendian en sus leyes, historias, tratados y sermones. Con frecuencia, estos discursos letrados se difundian con el apoyo de la voz y, a menudo, volvian a circular oralmente en los ambitos iletrados de la sociedad. De modo que: It was not only the educated, who were in direct contact with classical Christian tradition, who began to adopt textual models of behaviour. Through preaching and other verbal communication, the unlettered were also affected. Texts gradually acquired the capacity to shape experience itself and to operate as intermediaries between orally transmitted ideas and social change. (Stock, Implications 527) 4 Sin embargo, a pesar de este transito incesante de los contenidos orales a los textos escritos, y también viceversa, a los letrados medievales, que convivian a diario con los sectores iletrados de su sociedad, les era posible distinguir dos formas distintas de transrnitir y almacenar el saber: la oralidad y la escritura. Pues, como observa Zumthor, en la Edad Media era comun que asi como coexistian en la sociedad estos dos tipos de relacion con el lenguaje y con la tradicién cultural, coexistieran también en la mente de una misma persona: Litteratus et illitteratus referent ansi moins a des individus pris dans leur totalité qu’a des niveaux de culture qui peuvent coexister (coexistent souvent) au sein d’un meme groupe, voire dans le comportement et la mentalité du meme individu. (La lettre 137) Si ademas pensamos, como explica Ong, que la escritura propicia el desarrollo de nuevos y mas sofisticados estados de conciencia,‘ cabe suponer que, a partir de su faceta letrada, un individuo como el autor de la Tragicomedia que manejaba ambos niveles de cultura, poseia ademas la capacidad de reflexionar sobre uno y otro, y sobre las consecuencias que habia tenido para él y que tendria para la sociedad la transicion masiva de la oralidad a la escritura. Su familiaridad con los dos tipos de saberes, con sus estrategias de produccion y de conservacion, ‘ Primero en Presence of The Word 92-110, y mas adelante en Rhetoric, Romance and Technology 1-22, Walter Ong presenta la idea de que a las distintas etapas del desarrollo de la conciencia corresponden ciertos mitos que son comunes a la mayor parte de la sociedad. Esto querria decir que quienes, por distintos motivos, se adelantan al estado general del desarrollo de la conciencia, pierden la posibilidad de identificarse con esos mitos colectivos; lo cual, por una parte, los convierte en seres distintos y separados del resto de su comunidad pero, por la otra, les da la posibilidad de verla con nuevos ojos y de evaluarla criticamente. 5 y con el papel que uno y otro desempefiaban en su sociedad, 1e permitié darse cuenta de que, como explica Stock, "Everywhere, the presence of texts forced the elements of culture embedded in oral discourse to redefine their boundaries with respect to a different type of human exchange" (Implications 529). Los letrados del siglo XV, entre quienes se encontraba Fernando de Rojas, fueron ademas los primeros en enfrentarse a la aparicion de la imprenta, y en vislumbrar las proporciones universales que adquiririan los fenomenos culturales relacionados con la presencia masiva de la escritura, tales como: la fragmentacién de los nucleos sociales de tipo predominantemente tradicional bajo la influencia de un poder ex6geno que era ejercido con el respaldo de textos escritos, la separacién del escritor y su publico, y la aparicion de la figura del lector silencioso. Fenomenos éstos que, muy posiblemente, los mismos letrados habian experimentado ya de modo individual a1 entrar en contacto con la escritura. Pues antes de acceder a1 mundo de los libros todos ellos habian crecido en una sociedad predominantemente oral, ajena al manejo directo de la escritura. Siguiendo el ejemplo de sus modelos retéricos, e1 autor de la Tragicomedia también utilizo los contenidos y las técnicas verbales de origen oral, con los que habia convivido toda su Vida. solo que, en su caso, la recontextualizacién se convierte en un recurso de ataque, para criticar los abusos del poder letrado, cuya relacion con el lenguaje estaba mediada por las estrategias omnipresentes de la retorica.5 Fernando de Rojas estaba preparado para iniciar su ataque desde dentro 5 En esto concuerdo con la interpretacién que da Esperanza Gurza a1 uso de la retérica en la obra: "No como modelo, no, sino tal vez como parodia de la retérica, o como modelo de esos peligros que resultan del abuso de la misma, 6 pues, a lo largo de su vida académica, habia estudiado y manejado incesantemente esta retorica y conocia ademas las tradiciones librescas que, de una u otra forma, debian su existencia a la practica de esta disciplina letrada.‘ En este sentido, el origen del discurso de la Tragicomedia tiene mucho en comun con esa imagen de la serpiente que utiliza el autor en su Prélogo para ilustrar la frase de Eraclito, omnia secundgm litem fiunt: La bivora, reptilia o serpiente enconada, a1 tiempo de concebir, por la boca de la hembra metida la cabeca del macho, ella con el gran dulcor apriétale tanto que le mata y, quedando prefiada, el primer hijo rompe las ijares de la madre, por do todos salen; ella deba, tal vez, considerarse la Tragicomedia" (104); y también con la sugerencia de Morgan: "Rojas pone en boca de Celestina el uso de la retérica para mostrar que, contrariamente a lo que dice Quintiliano, 1a retorica no siempre es un proceso honorable que lleva a ilustrar la verdad" (7). El analisis estilistico mas detallado de los distintos rasgos retoricos de la obra es el de Carmelo Samona. Otros criticos que han estudiado la presencia formal de la retorica en la Tragicomedia son, por ejemplo Gilrnan (’La Celestipa’: Arte y Estguctura), Nepaulsingh (estructura de los prélogos) y Morgan. Fraker, por su parte, establece los nexos y las semejanzas de la obra con la tradicién retorica de la comedia romana y de la comedia humanistica (’Celestina’: Genre and Rhetoric). A pesar de que quizas e1 autor de la Tragicomedia no se movia entre los circulos mas altos del poder, tenia, en su calidad de jurista, una situacién superior a la de la mayor parte de sus contemporaneos: habia asistido a la universidad y poseia un conocimiento bastante amplio de los textos, de los lugares comunes y de las modas letradas de su tiempo. Ver Stephen Gilman (La Espafia 269-345). ‘ Ejemplos de estudios en los que se analizan las fuentes librescas de la Trag'comedia son los de: Castro Guisasola; Ma. Rosa Lida y T. Gonzalez Rolan (lit. latina); Alan Deyermond (Petrarca); Carmelo Samona, J. M. Aguirre, Otis Green, J. Devlin, June Hall Martin, Gay Abbate, Daniel Gulstad, David Wise, A. Deyermond ("The Text-Book Mishandled"), Dorothy Severin (fljragicomedy and Novelistic Discourse) y Pietro Taravacci (amor cortés); Earle, Severin ("From the Lamentations of Diego de San Pedro to Pleberio’s Lament") y Lacarra (ficcién sentimental); Fothergill—Payne y Dubno (Seneca); Gascén Vera (Boecio); Marquez- Villanueva y S. Rodriguez (lit. hebrea); Tom-Garland (litarabe). 7 muerta queda y él casi como vengador de la paterna muerte, se la come. (12)7 Leida como un emblema del discurso de la obra esta imagen podria interpretarse de la siguiente manera: el saber oral de tipo tradicional ocuparia el lugar de ese macho que fecunda a la hembra por la boca. La hembra seria esa retorica que absorbe y recontextualiza los elementos de la cultura oral para respaldar el ejercicio del poder. Y e1 hijo que "rompe las ijares de la madre, por do todos salen," vendria a ser e1 discurso de la Tragicomedia que "casi como vengador" de esa cultura oral termina comiéndose a la retorica que le ha dado e1 ser.8 Este discurso "matricida" es por lo tanto una combinacion tu’brida de dos "sangres" distintas: la sangre idealizada del saber oral de tipo tradicional, y los contenidos y recursos estilisticos de tipo retorico. Y su razon de ser es el deseo de vengar ese "crimen" originario, que es la relacién de la escritura con el poder. 7 Todas las citas son a la edicion de Miguel Marciales (Urbana and Chicago: U of Illinois P, 1985) Cito por parte y versiculo de acuerdo con la divisibn de Marciales (p.ej.: P.1=versiculo primero del Prologo; IX.3=versiculo tercero del noveno auto, etc.). A lo largo del texto, utilizo los caracteres en NEGRITAS para indicar que los fragmentos citados del texto de Rojas aparecen unicamente en las ediciones de la TRAGICOMEDIA. Los CARACTERES NORMALES indicaran que los fragmentos citados aparecian ya en las ediciones de la COMEDIA. Todos los subrayados son mios, excepto cuando indico lo contrario, o cuando aparecen en titulos o palabras y expresiones en latin. 8 Por aparecer en el Prélogo que acompafia a las ediciones de la Tragicomedia, esta imagen de las serpientes posee un elevado grado de autorreferencialidad: puesto que es el producto de una nueva serie de lecturas por parte del autor, a raiz de las cuales escribio también la Gran Adicién y agrego ademas un gran numero de adiciones menores a su texto. El primer estudio estilistico detallado de las adiciones que dieron lugar al texto de la Tragicomedi_a es el de Stephen Gilman (_’L_aCelestin_aj: Arte y Estrpctura). 8 Es probable que esta idealizacion del saber oral, resultado de su desprecio por el saber letrado, le viniera a1 autor de la Tragicomedia de las ideas renacentistas que estaban en boga en su mismo ambiente académico? Pero lo interesante es que él mismo poseia ademas la experiencia directa de una convivencia diaria con los sectores orales de su sociedad, y con esa otra forma de relacién con el lenguaje a la que veia como la contraparte de su mundo libresco. El objetivo de esta disertacion es explicar Como es que el autor de la Tragicomedia utiliza su concepcién idealizada del saber oral para implementar una critica alegorica a ese poder letrado que, debido a la reciente invencién de la imprenta, acababa de adquirir una nueva y todavia mas amenazante capacidad de expansion.10 En el capitulo 1 veremos c6mo la creencia de origen oral en el "potencial magico" del lenguaje, da lugar a una estrategia discursiva de literalizacién que devuelve ironicamente a los personajes el contenido materializado de sus palabras. Esta estrategia, que produce la impresién, para quien recorre el texto de Rojas, de que las palabras usadas por los personajes prefiguran los sucesos por venir, opera como un castigo del autor hacia quienes utilizan e1 saber para satisfacer sus ambiciones egoistas. For lo que su aparicién 9 Ver: Menéndez Pidal ("La lengua en tiempo de los Reyes Catélicos" 10-11). 1° Utilizaré aqui e1 término de "alegoria" para aludir al caracter metaforico del texto. En la Edad Media, e1 sentido alegérico era considerado como el segundo de los cuatro sentidos interpretativos de la escritura. En orden ascendente, estos cuatro sentidos eran: el literal, el alegorico, el moral y el anagégico. Sin embargo, en la realidad de la lectura, tanto el sentido moral como el anagogico tienden a fundirse con el sentido alegorico, pues la lectura alegérica dificilmente es ajena a1 plano de lo moral y a las consideraciones de tipo espiritual: las polémicas interpretativas en torno a la Tragicomeglia de Calistoy Melibea son prueba de ello. 9 en la obra puede ser leida como una advertencia a esa élite letrada criticada por Fernando de Rojas, que aprovechaba también su relacién privilegiada con el lenguaje para irnponer autoritariamente sus verdades y designios al resto del mundo. En el capitulo 2 aprovecho esa misma idea, acerca de la recreacién estratégica de la creencia de origen oral en el "potencial magico" del lenguaje, para proponer una explicacién del proceso de recepcién y escritura que dio lugar a las distintas etapas o "eslabones" que forman la obra que hoy conocemos como Tragicomedia de Calisto y Melibea.11 Como veremos aqui, las claves para entender este proceso creativo son los textos de las canciones insertas en los dialogos de los personajes. Una de estas canciones aparecia ya formando parte de los papeles que Fernando de Rojas atribuye a un autor anterior. Otra de ellas aparece con las ediciones de la Comedia. Y una tercera, la mas importante de todas, pertenece a la etapa de escritura que culmino con la publicacién de la Tragicomedia de XXI autos. El capitulo 3 esta dedicado a un analisis de la funcién formativa que desempefian en el texto las imagenes relacionadas con la posesién y la transmisién del saber oral. Estas imagenes, originalmente positivas y deseables, aparecen invertidas y degradadas a raiz de su relacion con la vieja alcahueta, ‘1 La primera edicién de la Tragicomedia de XXI autos que ha llegado hasta nosotros es la traduccion italiana de Alfonso Ordofiez (Roma, 1506). Marciales cree que Ordofiez tradujo una edicién princeps espafiola de XXI autos que fue publicada en Toledo por Pedro Hagenbach en 1504, y de la que hasta ahora no se conoce ningun ejemplar (esta informacién esta en la pagina 6 del vol. 1 de su edicién de la Tragicomegljg. 10 figura clave de esta alegoria del poder que es la Tragicomedi_a de Fernando de Rojas. Veremos aqui como es que a través de este personaje que abusa de su relacién privilegiada con el lenguaje, e1 autor expresa veladamente su condena hacia quienes, como ella, ejercen e1 poder en su propio mundo, respaldados por el dominio de la escritura. En el capitulo 4 explicaremos c6mo la "mascara" de la voz funciona en la obra de Rojas como estrategia para develar, juzgar y castigar los procedimientos verbales de un sistema corrupto de dominacién que amenaza con desencadenar tarde o temprano una tragedia social. Es por eso que la idea de la teatralidad, que es inherente al proceso de transmision oral del saber, aparece a lo largo de la Tragicomedia, asociada negativamente con el deseo de manipular los instintos y la conducta ajena. Esto hace que la voz de la vieja alcahueta, tan experta en el arte del fingimiento, se relacione metaforicamente con el efecto de una intoxicacién maligna que altera e1 funcionamiento del cuerpo de sus victimas. Pero, como veremos en el capitulo 5, 1a lengua de la alcahueta, que es la representacién textual de la retorica, posee en realidad un caracter de "pharmakon"-t6xico y curativo a la vez-—debido a1 hecho de que, en el fondo, el autor de la Tragicomedia era consciente de que esa palabra retérica, a la que identificaba con el ejercicio corrupto del poder letrado, era también la que le permitia dar forma a su discurso transgresor. El resultado de los efectos curativos de esa voz se traduce en una recuperacién metaférica de las imagenes de cohesibn y armonia relacionadas con el saber oral, justo en el marco de las escenas eréticas del texto, posteriores a la muerte de Celestina. Lo cual nos hace 11 pensar que, pese a todas sus condenas explicitas, estas escenas eran indispensables para salvar las barreras de la censura, el autor de la Tragicomedia asocia positivamente el amor er6tico con la naturaleza transgresiva de su discurso. Por ultimo, en capitulo 6 explicaremos c6mo la recreacién de los efectos desintegradores que provoca la difusion de la escritura en las comunidades que funcionan basicamente en forma oral da lugar por fin a la destruccion del universo de la obra, envenenado por los gérmenes nocivos de la voz de la vieja: una voz "retérica" que, a1 igual que los letrados de la época de Rojas, se apoya en los poderes "satanicos" de la letra escrita, para imponerse autoritariamente al resto del mundo. Capitulo 1: ’PROVERBIO ES ANTIGO...’ "Verily the works and words of those gone before us have become instances and examples to men of our modern day, that folk may view what admonishing chances befel other folk and may therefrom take warning." The Book of the Thousand Nights and a Night. Uno de los aspectos mas interesantes del funcionamiento del saber oral en el texto de la Tragicomedia es el que puede observarse en el uso de los refranes. Este tipo de expresiones formaban parte del acervo de formulas lingiiisticas que, de acuerdo con Walter Ong, constituyen la sustancia del pensamiento mismo en las sociedades tradicionales: "El pensamiento, en cualquier manifestacién extensa, es imposible sin ellas, pues en ellas consiste," observa este autor (Oralidad 41).1 Las expresiones formulaicas son la materia prima con la que se construyen los distintas discursos orales: el usuario las encadena de acuerdo con sus necesidades de expresién para narrar, argumentar o expresar sus distintos conocimientos, deseos y opiniones. El encadenamiento de formulas da como ‘ Antes de Ong, autores como Jousse (1925), Lord (1960) y Havelock (1963) habian llamado ya la atencién sobre la importancia de las expresiones formulaicas en la formacién y en la transmisién del pensamiento oral. 12 13 resultado una sintaxis en la que predomina la coordinacion (parataxis) sobre la subordinacién (hipotaxis).2 Esta sintaxis paratactica o suelta abunda en el texto de la Tragicomedia, sobre todo en los parlamentos de Celestina. Ejemplo de ello es este parrafo que aparece en el curso de su discusion con Areusa en el auto VII, cuando la alcahueta esta tratando de convencerla de que acepte los amores de Parmeno y no se preocupe por serle fiel a su unico amante: Quien no tiene sino un ojo, 3mira a cuanto peligro anda! Una alma sola ni canta ni llora. Un solo acto no haze abito; un fraile solo pocas vezes 1e encontraras por la calle; una perdiz sola por maravilla buela (...); un manjar solo, contino, presto pone hastio; una golondrina no haze verano; un testigo solo no es entera fe; quien una sola ropa tiene, presto la envegece. (VII.88)3 Por haber surgido en un contexto oral en donde todavia existe "una identificacién comunitaria, empatica y estrecha con 10 sabido" (Oralidad 51), 105 refranes son fragmentos de ese saber que, para sus usuarios, tiene una conexién directa con la vida. Esto se debe a que, en el marco de las sociedades en las que predomina el intercambio vocal y un sistema de conservacion de la cultura que se apoya en el uso de la memoria, la palabra, emitida por organismos vivos y 2 En su articulo "Dos tipos de lengua, cara a cara," Antonio M. Badia Margarit observa Como este tipo de sintaxis paratactica (que el llama "suelta") es caracteristica de los textos épicos origen oral tales como el Cantar de Mio Cid. 3 Las negritas sefialan la parte del parrafo que es una adicién de Rojas, contemporanea de la Gran Adicibn. Como veremos a lo largo de esta lectura, ademas de éste hay muchos otros casos semejantes en los que la parte afiadida que aparece en las ediciones de la Tragicomedia es ante todo un encadenamiento de refranes 0 de ejemplos. 14 actuantes, posee una existencia fisica y fisiologica que la sittia practicamente al nivel del resto de las actividades humanas. Como explica Malinowski: In its primitive uses, language functions as a link in concerted human activity, as a piece of human behaviour. It is a mode of action and not an instrument of reflection. (312) Walter Ong cita e1 ejemplo del hebreo, cuyo término gab_ar_ significaba a la vez "palabra" y "suceso" (Oralidad 39): 1a palabra posee para quienes la manejan en forma oral un poder creativo directo, una capacidad real para modificar al mundo y para influir en él. Y esto hace posible el que, en las comunidades orales, se establezca naturalmente una relacibn magica y material entre las palabras y las cosas, que puede explicarse de acuerdo con lo que Sir James Frazer considera como el principio fundamental de la magia homeopatica: "that like produces like, or that an effect resembles its cause" (11). Basandose en este principio o Ley de la Semejanza, quienes existen en un mundo donde predominan los intercambios vocales, irnaginan que son capaces de provocar un fenémeno por medio de una imitacion que bien puede ser de tipo linguistico: Unable to discriminate clearly between words and things, the savage commonly fancies that the link between a name and the person or thing denominated by it is not a mere arbitrary and ideal association, but a real and substantial bond which unites the two in such a way that magic may be wrought on a man just as easily through his name as through his hair, his nails, or any other 15 material part of his person. (Frazer 244)‘ En el ambito de las culturas orales, las palabras pronunciadas tienen un poder real sobre el mundo: porque son percibidas, a1 lado del resto de los objetos, como parte integral de ese mundo y no unicamente como r6tulos impuestos arbitrariamente a las cosas. Y, por lo tanto, "hablar" no 5610 significa "decir," sino también "hacer" y "crear." Esta forma de sentir quedo registrada en los mitos sobre la creacién del mundo que se refieren a menudo a una "Voz" hacedora originaria que trae a la existencia aquello que nombra. La idea de la palabra oral que late en la imagen de esa Voz primigenia es la de una "palabra-fuerza": "plus réglée, enrichie de son propre fonds, archive sonore de masses que, en leur immense majorité, ignorent l’écriture" (Zumthor 83). En las sociedades orales, las formas de pensar y de sentir son basicamente uniformes y colectivas, pues sélo asi se asegura la permanencia de la informacién en la memoria y se mantiene, a la vez, la cohesién del grupo. Las variaciones se dan siempre dentro de los limites impuestos por la naturaleza formulaica de la informacion y no son de caracter individual sino que responden a las necesidades de expresién de tipo comunitario. De esta misma concepcién de la palabra como hecho y como energia creativa que es un patrimonio colectivo de todos aquellos que la manejan, se desprende la idea de su poder profético, que es anterior a la aparicibn de la escritura. No es sino hasta que el uso de la escritura se encuentra suficientemente ‘ Cuando Frazer y Malinowski hablan de las comunidades "salvajes" o "primitivas," dan por sentado que se trata basicamente de grupos sin escritura, donde la cultura todavia se conserva y se transmite en forma oral. 16 difundido, particularmente bajo la influencia de la imprenta que facilita su reproduceibn, cuando las relaciones del hombre con las palabras y los textos empiezan a perder su caracter colectivo. Y junto con la posibilidad de manejar la informacion individuahnente empiezan a desarrollarse las capacidades de analisis y de interpretacién. Hasta entonces, era natural la conviccién de que las palabras de un oraculo tenian e1 poder de anunciar invariablemente lo porvenir. No importaba cémo se materializara el texto profético, observa Olson: the hearers tended to take any such fulfillment as what had actually been intended by the speaker (because) there was no systematic distinction between what the oracle said and the interpretation assigned by the listener; there was no clear distinction between a ’text’ and interpretation. (5) Para asegurar su calidad de verdades proféticas, era necesario creer que los enunciados orales que predecian los sucesos futuros tenian unicamente un significado, y que éste a su vez seria tarde o temprano respaldado por la materialidad de las cosas. Por lo que no habia mas que una posibilidad colectiva de entender lo dicho y siempre existia una sola interpretacién que era, por 10 general, aceptada como la "verdadera," ya que coincidia 0 se le hacia coincidir literalmente con el anuncio verbal del oraculo. Hay ciertos lugares en el texto de Celestina donde es posible observar, amplificada, la existencia de una relacién semejante: de tipo magico-profético, entre las palabras y los hechos. En dichos lugares se nos revelan, de manera particularmente clara, los mecanismos de la formacién de la trama: una trama 17 cuyos origenes estan en la decisién de utilizar los valores proféticos de la lengua oral para convertirlos en el principio formativo de la historia.5 Estos lugares son los refranes, las maldiciones y las canciones cantadas por los personajes de la Tragicomedia cuyo contenido condensa y prefigura lo que sucedera mas adelante en el contexto de sus propias vidas. Los refranes y las maldiciones que estudiaremos en este capitulo, al igual que las canciones insertas en el texto pertenecen al ambito de los discursos propios de las sociedades tradicionales.6 Lo que constituye una razén de mas para explicar su funcion anticipatoria en el contexto de la obra: como una recreacién textual de las cualidades prefigurativas que poseen palabras en las sociedades de tipo tradicional.7 5 Ma. Rosa Lida llama a ésto "ironia verbal" de tipo tragico o sofocleo (Originalidad 250), sin embargo, no hay que olvidar que, al igual que la Tragicomedia, las tragedias griegas también surgieron en un mundo predominantemente oral. Es probable entonces que la decisién de Rojas de adoptar este tipo de ironia con raices letradas haya surgido de un sentimiento de afinidad con lo que percibia como un eco de la faceta oral de su propio mundo: a la que asociaba, idealrnente, con un respeto por el lenguaje que la minoria letrada estaba perdiendo. Otro tanto podria decirse de lo que Gilman (La Espafia 330-334), y mas recientemente Severin (Tragicomedy) explican como la "causalidad aristotélica" del discurso de Rojas, que es quizas el resultado de la percepcién paralela de dos fenémenos analogos: uno de ellos, asimilado desde antiguo a la tradicion textual, y el otro, todavia vigente en la época en que fue escrita la Tragicomedia. La presencia de la ironia verbal en la Tragicomedia ha sido estudiada también por: Candido Ayllbn, Jack I—Iimelblau y Katherine Phillips (entre otros). ‘ En el capitulo 2, analizo detenidamente e1 papel que desempefian, en la formacién del texto, las canciones cantadas por los personajes en distintos puntos de la obra, que corresponden ademas a distintas etapas de su evolucién. 7 Theodore Kassier habla de la "literalizacién" de las convenciones poéticas del amor cortés en Celestina y las explica como una estrategia que usa el autor "in order to condemn a corrupt and dangerous love deceptively idealized by an absurd and heretical poetic tradition" (25). A pesar de que concuerdo con Kassier en la idea de la "literalizacién" yo no creo, sin embargo, que ésta afecte 18 Recreada en el discurso de la Tragicomedia, dicha creencia es la base de la estrategia de literalizacién cuya materia prima son los refranes y las canciones que los personajes recuerdan y cantan a lo largo de la obra. Esta recreacién textual de los poderes proféticos del saber oral esta en el origen de la tragedia del mundo de Celestina ya que, afin cuando los personajes manejan todavia los contenidos orales, han perdido de vista el hecho de que éstos tienen una relacién directa con la vida, y se dedican a hablar sin hacer caso del contenido de sus propias palabras.8 Este contenido profético, recuperado por el autor, se convierte en la fuente de una narracién que se vuelve en contra de esos personajes que sin ningun escrt’ipulo hacen caso omiso de la importancia vital aquello que predican. La enorme ironia del texto radica entonces en el hecho de que es precisamente ese saber tan conocido pero al mismo tiempo tan ignorado y sobre todo tan unicamente a las imagenes poéticas del amor cortés, ni que la condena de dichas convenciones pgr se sea su unica razén de ser. 3 Para G.A. Shipley, la abundancia de refranes, en el discurso de la Tragicomedia, es un indicio de que las criaturas "estan muy agobiadas, y, mas aun, que estén habituadas al alivio verbal que proveen los refranes" ("Usos y abusos" 234). En un estudio posterior, Shipley observa ademas que los personajes recurren a1 uso de proverbios y sentencias con el propésito de incrementar su autoridad ("Authority" 98). Algo semejante propone Gaylor: "It is not out of devotion to truth that Celestina’s speakers make use of proverbs but rather in quest of power" (17). Es quizas este abuso el que da lugar a la literalizacién ir6nica del saber: como una venganza por parte del autor, que le devuelve su caracter de verdad, convirtiéndolo en acciones que se revierten sobre quienes lo usan irresponsablemente. Discrepo con Bell en la idea de que, en la obra, los elementos folkléricos (maximas, supersticiones y proverbios) representan el lado negative del saber humano. Creo, por el contrario, que el discurso de la Tragicomedia depende en gran medida de la revaloracién idealizada de este saber de origen oral que el autor de la obra opone a las tradiciones y autoridades de origen letrado. No a nivel de contenidos, sino en tanto que fuente de las estrategias discursivas que dan lugar a la formacién del texto de su obra: tal es el caso de la estrategia de literalizacién. 19 manipulado por los personajes el que, recreado por la pluma de Rojas, adquiere la funcién de predecir la muerte de quienes lo usan sin tomarlo en serio. El mejor ejemplo para explicar el papel que desempefian los contenidos de origen oral en el desarrollo de la trama de la Tragicomedia es el de la serie de refranes que aluden a1 peligro de caer inherente a todo ascenso precipitado y ambicioso:9 el primero de ellos aparece en el primer auto (que no es obra de Rojas), en boca de Parmeno, cuando la alcahueta esta tratando de hacerlo su c6mplice, con la promesa de compartir mas adelante las ganancias que habré de traer el negocio de los amores de Calisto, a lo que Parmeno responde receloso: Celestina, todo tremo en oirte (...). Riqueza desseo; pero g_1_1i_ep Memente sube a lo alto, mas M cae gue subio. No querria bienes mal ganados. (1.150) En el auto V, que es ya obra de Rojas, es Sempronio quien recuerda el mismo refran, en un aparte que Celestina, con quien esta conversando en ese momento, no alcanza a escuchar: 30 vieja llena de mall 50 codiciosa y avarienta garganta! También quiere a mi engafiar como a mi amo, por ser rica. Pues mala medra tiene. jNO le arriendo la ganancia! que guien en modo torpg sube en alto, mas presto cae gue sube. (v.12) Al igual que a Parmeno y a Sempronio, también a Calisto 1e viene a la memoria una variante del mismo refran cuando, después de su primer 9 A propésito del simbolismo de la caida ver Gilman (’La Celestina’: Arte y estructura 125-129) y Weinberg ("Aspects of Symbolism"). 20 encuentro con Melibea, se entera de la muerte de sus dos criados y se da cuenta de las amenazas que se ciemen sobre su persona y su hacienda: :0 dia de congoxa! 50 fuerte tribulacién! Y en qué anda mi hazienda de mano en mano y mi nombre de lengua en lengua! (...) 30 pecadores de mancebos, padecer por tan subito desastre! 30 mi gozo, c6mo te vas disminuyendo! iProverbio es antigo, que de muy alto grandes caidas se dan. Mucho avia anoche alcancado, mucho tengo oy perdido. (XIII.26-27) Con ésta son ya tres las ocasiones en que aparece e1 refran que prefigura la caida de quienes ascienden ambiciosa y desmedidamente: la primera, en el auto del "antiguo autor" (de donde e1 autor de la Tragicomedia torno la idea), y las otras dos en la continuacién de Rojas. Pero lo mas importante es que los tres personajes que recuerdan al refran son los mismos que terminaran muriendo literalmente a consecuencia de una caida: Sempronio y Parmeno, tratando de huir de la justicia después de haber dado muerte a Celestina (al final del auto XII), y Calisto, al caer de la escalera que ha utilizado para it al encuentro de Melibea cuando acude en ayuda de sus criados que parecen estar en problemas (hacia el final del auto XIX).10 Al darse cuenta de las posibilidades que encerraba la presencia del refran recordado por Parmeno en el primer auto, el autor de la Tragicomedia no 5610 lo convierte en un elemento de la trama, sino que, en un intento de subrayar su presencia premonitoria, lo hace aparecer de nuevo dos 1° En las ediciones de la Comedia de XVI autos la caida de Calisto ocurre al final del auto XIV. 21 veces, en boca de los otros dos personajes que, junto con Parmeno, terminaran sufriendo las consecuencias de su ambiciosa precipitacién. Pero estas caidas, en las que la literalizacién del refran es llevada a1 extremo mas material, no son sino e1 correlato de una caida de indole moral todavia mas grave que se extiende por supuesto a la vieja Celestina, quien, cegada por la ambicién, e incapaz de prever e1 alcance que tendra la venganza de sus socios traicionados, terminara "cayendo" también ante la espada de Sempronio. Al igual que los otros tres caidos, antes de morir, la alcahueta pronuncia las "sabias palabras" que, textualmente, y sin ella poderlo sospechar, prefiguran su tragico fin. Hacia e1 final del auto XII, cuando de regreso en su casa se encuentra con Elicia que la espera y le dice: "gCémo vienes tan tarde? No 10 deves hazer, que eres vieja. Tropecaras donde caigas y mueras" (XI.29). La vieja le responde: No temo esso, que de dia me aviso por do vengo de noche. Que jamas me subo por poyo ni calcada, sino por medio de la calle. Porque, como dizen, no da passo seguro quien corre por el muro, y aquel va mas sano que anda por lo llano. Mas quiero ensuziar mis capatos con el lodo, que ensangrentar las tocas y los cantos. Pero no te duele a ti en esse lugar. (XI.29-30) El parrafo aparece en un momento inmediatamente anterior a1 de su propia "caida" cuando, una vez escaladas las alturas de la riqueza, morira a manos de los c6mplices cuyas ambiciones cometio e1 error de subestimar. Pero lo interesante es que la parte mas significativa de este parlamento es una adicién, contemporanea de la Gran Adicién, que fue afiadida a la obra en las ediciones de 22 la Tragicomedia. Segun Marciales, el principal objetivo de esta adicién es "no dejar demasiado corta esta ultima Cena del Auto XI, paralela a la tiltima del VII" (nota a XI.30). Pero, dado que se trata de un producto de la relectura que hizo e1 autor de su propio texto, este parrafo tiene ademas un valor clave para entender los m6viles que dieron lugar a las adiciones de Rojas ya que, a1 tiempo que llama la atencion del lector sobre la ironia de la palabras de Celestina, subraya también e1 papel que desempefia e1 saber oral en el desarrollo de la trama de la Tragicgmedia. En la parte afiadida, la vieja repite una serie de refranes que hablan a favor de la precaucion y en contra del proceder precipitado y ambicioso. Sin embargo, al tiempo que repite los refranes, Celestina trae ya oculta en la bolsa la cadena que Calisto acaba de darle en pago por sus servicios y que sera el motivo de su perdici6n: precisamente porque, muy al contrario de lo que acaba de decir a Elicia, la alcahueta hara caso omiso del consejo que encierran sus propias palabras. Decidida a guardar la cadena para si, Celestina predica unicamente para calmar las aprehensiones de la joven y desviar 1a conversacién hacia otros rumbos, alejados del asunto que trae entre manos y de la cadena que trae en la bolsa. La ironia de la situacién es que esa misma noche, en el siguiente auto, la vieja terminara "cayendo" del alto muro hasta el que la ha elevado su propia ambicién. Su sangrienta caida, a manos de sus socios traicionados, acaba siendo todo lo contrario de lo que ella decia querer evitar. La adicién de Rojas viene entonces a subrayar ese contraste entre las f6rmulas de origen oral y la actitud 23 indiferente con que los personajes las repiten y utilizan. Y asi, este parrafo afiadido por Rojas en el curso de su relectura corrobora una vez mas el papel que desempefia el saber oral en el texto de la Tragicomedia, como instrumento discursiva de castigo que el autor vuelve vengativamente en contra de quienes a su vez lo han instrumentalizado de manera inmoral y egoista. La imagen de la caida aparecia ya en el primer auto, afin antes de que Parmeno pronunciara por primera vez el refran que luego e1 autor de la Tragicomedia utiliza dos veces mas, poniéndolo en boca de los otros dos "caidos" de la obra. De hecho, la caida es el tema del saludo introductorio de Calisto a Melibea: LQuién vido en esta vida cuerpo glorificado de ningun ombre, como agora el mio? Por cierto los gloriosos santos, que se deleitan en la visi6n divina, no gozan mas que yo agora en el acatarniento tuyo. Mas, io triste! que en esto deferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranca, y yo, misto, me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me a de causar. (1.4) Y la caida es también la primera imagen que le viene a Parmeno a la mente cuando escucha las palabras de adulacién con que su amo recibe a Celestina: 30 Calisto desaventurado, abatido, ciego! ;Y en tierra esta, adorando a la mas antigua [y] puta vieja que fregara sus espaldas en todos los burdeles del mundo! jDeshecho es, vencido es, caido es! No es capaz de ninguna redencién ni consejo ni esfuerco. (1.123) 24 Pero no es sino con la aparicién del refran: "quien torpemente sube a lo alto, mas aina cae que subié" (1.149), recordado por el mismo Parmeno, cuando 1a imagen de la caida empieza a ser asociada con la idea de la ambicién. Y asi es justamente como la recrea Rojas a lo largo de su Comedia y la enfatiza luego en las adiciones que la convierten en Tragicomedia: haciéndola crecer a partir de una f6rmula de tipo tradicional que se repite, se literaliza y se vuelve por fin en contra de quienes la han utilizado. La idea de la caida es quizas e1 motivo central en torno al cual se agrupan los refranes de la Tragicomedia. Y es, por lo mismo, el mejor ejemplo para explicar el lugar que ocupa el saber oral en la formacion del discurso de la obra: como una especie de "conciencia moral" cuyas leyes se proyectan e irnponen a un mundo que todavia, a manera de estrategia argumentativa, repite incesantemente las f6rmulas, pero que parece haberse olvidado de su poder profético y de su relacién directa con la vida. Pero hay también otras sentencias y refranes que, sin aludir directamente al motivo de la caida, son anuncios textuales de sucesos que mas adelante se haran realidad en el plano de la historia. La ambicion de los personajes llega a tal punto que pierden de vista incluso los peligros que en un principio intuyeron. De modo que los parrafos donde se habla de precauciones y de malos augurios, y en los que también abundan los refranes, adquieren a msteriori un valor altamente profético e ir6nico. Asi sucede, por ejemplo, con el parlamento en que Sempronio advierte a Celestina acerca de su intencién de retirarse del negocio de los amores de Calisto y Melibea en cuanto perciba el primer indicio de peligro: 25 Al primer desconcierto que vea en este negocio no como mas de su pan. Mas vale grder lo servidoI que la vida mr cobrallo. El tiempo me dira que haga; que primero que caiga del todo dara sefial, como casa que se acuesta. (111.5) Irénicamente, Sempronio jamas podra ver la esperada sefial y, peor aun, terminara perdiendo la vida nada menos que por "cobrar lo servido": en un intento de obligar a Celestina a que comparta con él y con Parmeno la cadena con que Calisto le paga sus servicios. Muchos de estos "anuncios" en forma de refranes y canciones fueron afiadidos por Rojas en las ediciones de la Tragicomedia, lo que viene a corroborar 1a idea acerca de la preocupacién del autor por subrayar 1a relacién ironica que hay entre e1 saber oral, a la vez enunciado y descartado por los personajes, y la importancia literal que, para su desgracia, este saber adquiere en el contexto de sus propias vidas. Tal es el caso de la sabia observacién de Melibea ante la falsa apologia que hace Celestina de su vocacion de "servicio," en el curso de su primer encuentro: "No me maravilla, que un solo maestro de vicios dizen que basta para corromper un gran pueblo" (N75), observa la joven. Esta frase también es una adicion que sélo aparece en las ediciones de la Tragicomed_ia_, y que resulta doblemente significativa, si se piensa que ha sido puesta en boca de quien terminara llamando a Celestina en su segundo encuentro "amada maestra" (X.25) y "mi nueva maestra" (X.40). Fernando de Rojas escribio primero estos pasajes del auto X en donde Melibea, a punto de caer y luego recién seducida por Celestina 26 la llama "maestra". Mas adelante, cuando releyo y expandio su obra, afiadio al primer encuentro (auto IV) la citada observacién premonitoria de Melibea, por lo que puede pensarse que esta adicién estaba destinada a subrayar el contraste entre la aparente sabiduria de la joven, cuando inicia sus tratos con Celestina y la exclamacién en la que cede por fin a las incitaciones de la alcahueta: 30!, pues ya, mi nueva maestra mi fiel secretaria, lo que tfi tan abiertamente conoces, en vano trabajo por te lo encubrir (...( (X.40) Otro ejemplo de un encadenamiento de refranes afiadido a las ediciones de la Tragicomedia que destaca el contraste entre e1 saber manejado por los personajes y la que sera después su actuacién, y que sirve por lo tanto para subrayar ironicamente el destino fatal de quienes han perdido el respeto por una serie de conocimientos que tienen que ver ineludiblemente con la vida, es el que aparece en el parrafo en el que Celestina despliega su magistral desprecio de la riqueza. A pesar de que este desprecio estaba ya esbozado en las ediciones de la Comedia originalmente el parrafo carecia de refranes. La adicién posterior, en cambio, esta formada unicamente de ellos: Aquel es rico que esta bien con Dios. Mas segura cosa es ser menospreciado que temido. (...) Mas son los posseidos de las riguezas, gue no 105 gue las poseen; a muchos tlaxeron la muerte, a todos quitan plazer, y alas buenas costumbres ninguna cosa es mas contraria. No oiste dezir: dormieron suefio los varones de las 27 riquezas y ninguna cosa hallaron en sus manos? (IV.37-38)" El contenido de esta cadena de refranes acentua el abismo que hay entre lo que la alcahueta predica y el hecho de que inclusive esas mismas palabras de su prédica las esta utilizando para lograr precisamente esas riquezas que dice despreciar. El parrafo que he subrayado es ademas un anuncio directo de lo que sera el fin de Celestina, a quien 1a cadena de oro recién adquirida terminara trayéndole la muerte. A este respecto cabe recordar otro refran que aparecia ya en las ediciones de la Comedia de XVI autos, y que la misma Celestina trae a cuento en uno de sus dialogos con Sempronio: "No ay lugar tan alto que un asno cargado de oro no le suba" (111.24). En esta sentencia, se cifran las ideas de ambicién y de ascenso que dominan e1 panorama del mundo regido por la vieja alcahueta. Resulta interesante observar que la mayor parte de las adiciones menores del autor son parrafos mas o menos largos en los que se subraya la tendencia de los personajes a utilizar las formulas de origen oral como soporte de sus argumentos: por lo menos en once casos hay una frase que comienza con ya sabes que" o "cata que,"12 que expresiones del tipo de "como dizen, contribuyen a enfatizar la procedencia oral de las aseveraciones que aparecen a continuacién. A menudo esta tendencia, caracteristica de las adiciones, a reforzar “ El parrafo afiadido por Rojas en las ediciones de la Tragicomedia es mucho mas largo que este fragmento que pongo como muestra. ‘2 "Como dizen," "Dizen," y "pues dizen" aparecen en: IV .50, IV.75, V.11, VII.5, VIII.14, IX.16, X130, X114, XII.98; "cata que" aparece en: VIII.13, XIV .12; "ya sabes que" y "sabe que" aparecen en: IV.69 y X.26, respectivamente. 28 el uso y el abuso del saber, toma ademas la forma tipicamente oral de una ennumeracién, como por ejemplo en esta serie de razones encadenadas (toda ella una adicién): Como tienes dos orejas, dos pies y dos manos, dos savanas en la cama; como dos camisas para remudar. Y si mas quieres mejor te ira, que mientra mas moros, mas ganancia; que onra sin provecho no es sino como anillo en el dedo. (V1189) El personaje que mejor maneja las estrategias discursivas propias del saber oral es Celestina; y ella es, en este sentido, la "duefia de la cadena," la que mas oportunamente repite y utiliza las expresiones formulaicas de tipo tradicional y, en general, todos los contenidos en los que se condensa e1 consenso de las mayorias. Pero la vieja ambiciosa es también quien mejor utiliza para fines privados las expresiones en que se cifra la sabiduria colectiva, guardando para si, material y simbélicamente, una cadena, la cadena del saber, que 5610 en parte le pertenece. Y, por lo tanto, no resulta casual que, con su muerte, que sobreviene a causa del ocultamiento de la cadena, disminuya notablemente la aparici6n de refranes en el texto: de 105 444 refranes que encuentra Gella Iturriaga en la Tragicomedia $610 46 aparecen después de la desaparicién de la alcahueta (245- 268).“ ‘3 Otros autores que han intentado clasificar los refranes de la obra son: Ernouf, Fernandez-Sevilla, Oliva Martin, y Onieva. La aparicién de refranes también ha sido utilizada por Cantalapiedra y por Castels para tratar de resolver e1 problema de la autoria. Esta también la nota de Barrick, a propésito de "El 4460. refran de Celestina" y el estudio de Fernandez-Sevilla en torno a los nexos introductores que sirven para respaldar "el valor ejemplar y probativo" de los refranes (217). 29 La apropiacién ilegitima de la cadena, que da lugar a la muerte de Celestina, desencadena también e1 proceso a lo largo del cual se van cumpliendo las profecias textuales que fueron apareciendo primero en forma de refranes y de canciones. Las f6rmulas de origen oral que los personajes utilizaron sin percatarse de los alcances de su poder empiezan a volverse paulatinamente sobre ellos, justo cuando parecen haber llegado a la cumbre de sus aspiraciones. Y asi es como la imagen de las viboras, evocada por el autor en su Prologo, cobra vida en el texto de la Tragicomedia, donde las palabras terminan reivindicando, con la muerte de los personajes que las mal usan, e1 poder material que originalmente tuvieron. El caso extremo de este mal uso de las palabras son las maldiciones, cuyos origenes se remontan también a1 tiempo en que la relacion predominantemente oral del hombre con la lengua y con el saber lo inducia a creer en el poder del lenguaje para modificar el universo de las cosas. La intencién implicita en todo acto de maldecir es la de cambiar caprichosamente el curso de los acontecimientos. Pero los personajes de la Tragicomedia pierden de vista el hecho de que quien maldice corre el riesgo de que sus deseos, formulados lingiiisticamente, se hagan realidad: y esto es justamente lo que sucede en la obra de Rojas, de modo que los maldicientes acaban teniendo que tragarse e1 efecto de sus propias palabras. Tal es por ejemplo el caso de las palabras de reproche que dirige Elicia a Sempronio en el primer auto, cuando éste se presenta en casa de Celestina, después de una ausencia de tres dias: "iAy! My; seas, traidor! Postema y landre te mate, y a manos de 30 tus enemigos mueras, y ppr crirnines dinoséde crgel muerte en Mer de rigu_rosa justicia te veas. jAy, ay!" (1.75). De un modo u otro, tanto en sentido literal como metaforico, las tres partes de la maldicién que aparece en el texto del autor primitivo, se haran realidad para Sempronio en el curso de la continuacién de Rojas, puesto que infectado por la peste de la ambicién, que a su vez ha contagiado a Celestina y a Parmeno, morira ajusticiado por el verdugo, quien sera por lo tanto su ultimo enemigo. Este es justamante ese género de muerte que Sempronio pretendia evitar cuando, después de asesinar a Celestina, dice a Parmeno: "Saltemos destas ventanas. No mtflmos en MEI' de justicia" (X11104). Pero la maldicién estaba ya echada y la pluma de Rojas se encarga de ejecutarla puntualmente, sin dar lugar a ninguna escapatoria. Aun cuando en un sentido literal Sempronio no muere a causa de una peste, en el auto XIII Rojas introduce una adicién que nos hace pensar en su deseo de materializar, en la medida de lo posible, e1 contenido de la maldicién. La adicién aparece al final del dialogo en el que Sosia describe a Tristan su encuentro con los criados moribundos: "gVistelos cierto, o habléronte?" (X11113) le pregunta Tristan deseoso de saber cuales fueron las ultimas palabras de Sempronio y de Parmeno. Pero, como explica Sosia, ambos habian perdido ya la capacidad de hablar, a1 igual que quienes mueren a causa de la enfermedad llamada "landre" invocada por Elicia en su maldicion“: 1‘ De acuerdo con Covarrubias, la enfermedad llamada "landre" a la que Elicia se refiere "es una seca o tumor en forma de una vellota, y assi se llama en latin glandula. Suelen también y muy ordinariamente dar estas secas en las gargantas, y ahogan al paciente con brevedad, y es género de peste y mal contagioso que se wga." 31 Ya sin sentido iva e1 uno; pero el otro, con harta dificultad, como me sintio que con lloro 1e mirava, hincé los ojos en mi como preguntandome si sentia de su morir y luego, como se recordasse de su cercana muerte, en seiial de triste despedida abaxo su cabeca con lagrimas en los ojos, dando bien a entender que no me avia de ver mas hasta el dia del gran jiiizio. (X11115) También en el primer auto Calisto dirige a Sempronio dos maldiciones que terminaran haciéndose realidad en el malhadado sirviente: jASSi los di'ablos te ganen! Assi por infortunio arrebatado perezcas, o perpetuo intolerable tormento consigas (...) (1.9), le dice primero. Y poco después afiade: jVéte de ail No me hables; si no, quica ante del tiempo de mi raviosa muerte, mis manos causaran tu arrebatado fin (1.12). Al final, y aun sin proponérselo en forma directa, sera efectivamente Calisto quien con sus manos provoque el "arrebatado fin" de Sempronio, entregando a Celestina 1a cadena que sera e1 objeto de la discordia. A la vista de la cadena, e1 sirviente sera ganado literamente por los "di'ablos" de la codicia y morira a causa de un "infortunio arrebatado," condenado a vivir eternamente en un "perpetuo intolerable tormento" que es, de acuerdo con la cosmogonia cristiana, e1 justo castigo para quienes, como él, mueren en pecado mortal y sin haber recibido la confesitin.15 Tanto la maldicibn de Elicia como la de Calisto estaban ya en el ‘5 Este aspecto ha sido estudiado por Deyermond ("’iMuerta soy! iConfesiénl’: Celestina y el arrepentimiento a ultima hora"). 32 texto del antiguo autor y de ahi las torno Rojas para hacerlas realidad hacia el final del auto XII de su Comedia. Otras palabras maldicientes, que aparecen ya en las versiones de la Comedia de Rojas, y que se literalizan para perjuicio de quien las ha formulado, son las que deja escapar Melibea, cuando escucha de boca de Celestina el nombre de Calisto: iGesfi! No oiga yo mentar mas esse loco, saltaparedes, fantasma de po_cl_;g, luengo como cigiiefia, figura de paramento mal pintado; si no, ggpime cagré mpgptp. (IV.65) Y asi sucedera, la joven volvera a oir mentar a Calisto, y caera muerta no una sino dos veces: primero, metaféricamente, en el auto X.36, cuando Celestina pronuncie ante ella el nombre prohibido y luego en forma definitiva y por decisién propia, cuando escuche la mala nueva de la muerte de Calisto y decida arrojarse desde la torre de la casa de su padre Pleberio. Pero, antes de su muerte, sus primeras palabras ("No oiga yo mas mentar a esse loco (...)") también habran de tener un efecto literal sobre la persona del que sera su amado, quien a1 enterarse de la ejecucion de sus criados a manos del verdugo decide fingirse loco "por mej or gozar" del sabroso deleite de sus amores (X11131). El parrafo entero, en el que se lleva a1 extremo la 1iteralizaci6n de la locura de Calisto, es una adicién que solo aparece en las ediciones de la Tragicomedia. Ademas, debido a su locura voluntaria, inventada para evadir los problemas con la justicia y con la sociedad, Calisto se convierte efectivamente en 33 un "fantasma de noche": Y después, un mes a, coma as visto, gue jamas noche 5 faltado (...) Muertos por mi sus servidores, perdiéndose su hazienda, fingiendo ausencia con todos los de la ciudad, todos los dias encerrado en casa con esperanga de verme a la noche. (XVI.17-18) explica la misma Melibea a su doncella, en un parrafo que, por formar parte de la Gran Adicion, también es una huella de la relectura que hizo Fernando de Rojas de su propio texto y al cabo de la cual decidio subrayar el fendmeno de la literalizacién de las palabras utilizadas hip6crita e irresponsablemente por los personajes en sus refranes y maldiciones. Hay sin embargo un detalle de la exclamacién de Melibea que aparecia, literalizado ya, en las ediciones de la Comedia: se trata del adjetivo de "saltaparedes" que se hace realidad de la manera mas cruda y descarnada en la historia de los amantes. Porque, ademas de aludir retrospectivamente al encuentro del primer auto, y de prefigurar también las variadas ocasiones en que Calisto "saltara" 1a pared del huerto para acudir a sus citas nocturnas, anuncia la manera como el amante terminara sus dias: con un tragico "salto" involuntario, al resbalar de la escalera cuando sale por las paredes del huerto de Melibea. Las adiciones posteriores que se refieren a su locura fingida y a su calidad de "fantasma de noche," vienen unicamente a reforzar esta primera literalizacién que es sin lugar a dudas la mas tragica de las tres. La exclamacién de Melibea tiene a fin de cuentas mucho de hipocresia porque, en el fondo, no es sino un recurso estratégico para proteger su imagen 34 de mujer honrada. Esto viene a aclararse mas tarde en dos ocasiones: primero, a1 principio del auto X, cuando la joven se confiesa a si misma su "terrible passién" (X.4), relacionandola con "el poncofioso bocado, que la vista de su presencia de aquel cavallero me dio" (X.5), y se lamenta por no haber concedido a Celestina su demanda en el curso de la prirnera entrevista. Y, mas adelante, hacia el final del auto XX, cuando ella misma cuenta a Pleberio c6mo lo que hizo Celestina no fue sino sacar de su pecho un "secreto amor" (XX.25) que ella sentia ya desde un principio. Pero, en términos generales, el personaje que sufre de una manera mas fulminante las consecuencias textuales de esta reivindicacién material del poder profético de la palabra es Celestina misma: en quien la "caida" fatal toma la forma de un matricidio. Y es que la alcahueta es el principal emblema de esa retérica "madre" que, usurpando el patrimonio lingiiistico colectivo para usarlo en su propio beneficio, engendra una prole que terminara desgarrandole literalmente las entrafias. Dicha retérica es una disciplina de tipo letrado y, por lo tanto, no es casual el que la maestra en el manejo de la palabra oral mantenga una relacién secreta y maléfica con la letra escrita, y apoye su maestria verbal en el poder de la {mica escritura que aparece representada en la obra: e1 papel escrito con sangre de murciélago del que se sirve la vieja para invocar al "senor de la profundidad infernal," cuando se prepara para hacer su primera visita a Melibea: Yo, Celestina, tu mas conocida cliéntula, te conjuro mt la virtud y fuerga destas bermejas letras, mt 1a sangre de aguella noturna ave con que estén escritas, mt la gravedad de aguestos nombres ysinos 35 que en este paml se contienen, por la aspera poncofia de las bivoras de que este azeite fue hecho, con el cual unto este hilado. (111.42) Lo que hace particularmente interesante este trozo de escritura, el unico que tiene una presencia material en la Tragicomedia, es su calidad de instrumento para el ejercicio del poder. Un poder que, a su vez, esta en intima relacion con las fuerzas del mal pues, con sus "letras bermejas," la alcahueta pretende obligar al "sefior de la profundidad infernal" a que le ayude a conquistar e1 corazon de Melibea: "tanto que, despedida toda onestidad, se descubra a mi y me galardonee mis pasos y mensage" (111.43), ordena la vieja. Cuando se dirige por primera vez a casa de Melibea, Celestina va convencida de que lleva consigo al mismo demonio, atrapado por la fuerza de su conjuro y gracias a1 poder de la "bermeja escritura." Luego, a medida que transcurre su entrevista con la joven, esta conviccién de la vieja se va haciendo cada vez mas evidente para los lectores. Dos veces, en dos apartes distintos, Celestina reanuda su dialogo secreto con el que cree ya su socio obligado. Primero, cuando Alisa se despide porque tiene que salir de su casa a visitar a su hermana enferma y se dispone a dejar a Melibea en sus manos, la alcahueta murmura satisfecha: (Por aqui anda e1 diablo aparejando oportunidad, arreziando e1 mal a la otra. anl, buen amigo, jtener reziol Agora es mi tiempo o nunca. No la dexes, llévamela de aqui, 3a quien digol) IV.27 La segunda parte de este parlamento, donde se enfatiza la idea de un dialogo directo en el que la alcahueta da ordenes a1 demonic, es una adicién de Rojas. 36 M65 adelante, cuando Melibea se muestra indignada por sus insinuaciones acerca de Calisto, 1a vieja vuelve a dirigirse irnperiosamente a su socio: (iEn ora mala aca vine, si me falta mi conjuro. an, pues, bien sé a quien digo! jCe, ermano, que se va todo a perder) (IV.61) También aqui el autor ha afiadido una frase en la que vuelve a subrayar la idea de que Celestina efectivamente cree haber traido al diablo con ella para que le ayude a llevar a buen término su empresa.“ De modo que, en el fondo, la lengua de Celestina cuenta con el respaldo de una escritura que representa a su vez la quintaesencia del ejercicio del poder: un poder destinado a dominar las fuerzas satanicas y a utilizarlas para acrecentar el propio poder. Esta relacién satanica de la voz mas poderosa del texto de Rojas con la escritura nos lleva inevitablemente a establecer un paralelo con esas otras voces de corte libresco: las voces de la retorica, que el autor de la Tragicomedia conocia tan de cerca y en contra de las cuales edifica e1 discurso de su obra. Un discurso que, al tiempo que reconoce su origen letrado, utiliza una serie de estrategias orales para poner en tela de juicio la relacién de las letras con el ejercicio del poder. Como, en el fondo, todas las voces del texto son el resultado de ese enfrentamiento entre estrategias orales y escriturarias, todas quedan, a fin de cuentas, sujetas a ese mismo juicio: y uno se pregunta entonces si no sera por eso que al final nadie se salva. De un modo u otro, todos los personajes terminan sufriendo las consecuencias de su relacion satanica con la palabra: una relaci6n ‘6 Ver Deyermond ("Hilado-Cordon-Cadena" y su continuacién en "Symbolic Equivalence"). 37 que los lleva a perder de vista la importancia vital del saber que repiten irresponsablemente. Cabe pensar entonces que, implicito en el discurso de la Tragicomedia, hay por lo tanto un juicio de orden moral que termina aludiendo en general a la cultura de su tiempo: una cultura donde, lejos de constituir dos universos opuestos y polarizados, los contenidos y las estrategias orales y escriturarios se entretejian y entrecruzaban incesantemente, a1 punto de que tal vez sean precisamente los puntos de contacto entre la oralidad y la escritura, antes que las diferencias, los que dieron su forma a la palabra del tiempo de Rojas. Sin embargo, estas diferencias existian todavia en la medida en que un gran mimero de personas eran ajenas al manejo de la escritura, y tenian afin una relacién basicamente oral con el lenguaje y con los contenidos de su cultura: aun cuando ya nadie, ni siquiera los mas iletrados, estaban fuera de la influencia de la palabra escrita. Dichas diferencias eran todavia perceptibles para quienes, como el autor de la Tragicomedia, se movian en ambas esferas y, podian, por lo tanto, percibir e1 caracter conflictivo de la relacién que existia entre una y otra. Los puntos de contacto entre e1 saber tradicional y el saber letrado tenian mucho que ver con el ejercicio de un poder que favorecia inevitablemente a la élite que conocia los secretos de la palabra escrita. Esta élite letrada poseia la capacidad y los medios para absorber los discursos de origen oral y para asignarles nuevos sentidos y nuevas aplicaciones; ejemplo de esto son las colecciones de ejemplos y refranes que se usaban para apoyar las argumentaciones de los distintos tipos de discursos letrados: sermones, defensas, debates, coloquios, dialogos, etc. 38 En su obra, Fernando de Rojas utiliza también esos contenidos de origen oral que circulaban ya en otros escritos, solo que, en el caso de la Tragicomedia, la incorporacion de dichos contenidos resulta ser, paradéjicamente, una estrategia para develar y condenar los m6viles que subyacian a la absorcién del saber oral por parte de la cultura letrada de su tiempo. Esta estrategia, se apoya ademas en la recreacion textual de los conceptos relacionados con la oralidad de tipo tradicional, para desarticular los mecanismos de poder de esa otra oralidad de origen textual que es la retorica. La condena a la retorica, implicita en la obra de Rojas, puede extenderse, en ultima instancia, a todo ese ambito de la palabra humana que era e1 saber letrado tal y como a1 autor de la Tragicomedia 1e toc6 conocerlo y vivirlo, tan ligado a1 estudio y al manejo de la expresién verbal.17 De este modo, la recreacién, en la Tragicomedia, del conflicto entre las dos tecnologias de la palabra: la oralidad y la escritura, es la base de una alegoria que condena los abusos de quienes poseen e1 saber y lo utilizan para ejercer el poder pensando finicamente en sus intereses limitados y egoistas; tal era el caso de los letrados en cuyas manos estaban los destinos de la sociedad del tiempo de Rojas. ‘7 En Rhetoric, Romance and Technology, Walter Ong observa c6mo, a pesar de que letrados aprendian a poner por escrito sus discursos, e1 arte de la composicién siguio siendo una disciplina basicamente oral: "This fixation on the oral diminished only slowly. From antiquity through the Renaissance and to the beginnings of romanticism, under all teaching about the art of verbal expression there lies the more or less dominant supposition that the paradigm of all expression is the oration" (3). Capitulo 2: ’Y EN SU PROCESSO, NUEVAS SENTENCIAS SENTIA’ "(...) porque la configuracién fundamental del saber remite las marcas y las similitudes unas a otras. (...) E igualmente sucede con la erudicién: ya que, en el tesoro que nos ha remitido la Antigiiedad, el lenguaje vale como signo de las cosas. (...) La relacién con los textos tiene la misma naturaleza que la relacién con las cosas; aqui como alli, lo que importa son los signos." Michel Foucault, Las palabras y las cosas. Al comienzo del Prologo a las ediciones de la Tragicomedia, aparece una breve observacion del autor que nos introduce directamente al meollo de sus preocupaciones acerca del valor de cierto tipo de palabras: las palabras "del ombre c'iente" (P.2) y de lo que, en circunstancias ideales, deberia ser también su recepcion: Y como sea cierto que toda palabra del ombre ci'ente esta prefiada, desta se puede dezir que de muy hinchada y llena quiere rebentar, echando de si tan crecidos ramos y hojas, que del menor pirnpollo se sacaria harto fruto entre personas discretas. (P.2) Esta imagen, que hace de la palabra sabia una semilla cargada de posibilidades que sélo espera e1 terreno propicio para gerrninar y crecer, 39 4O constituye ademas una descripcion de las cualidades receptoras del propio Rojas, "persona discreta" que, justo a lo largo de este mismo Prélogo, aprovecha para ponernos ante un primer ejemplo de su metafora arbérea: ilustrada por un extenso comentario de su propia mano que parte precisamente de la frase de Eraclito: "omnia secundum litem fiunt" (P.1), con la que da inicio a1 Prélogo de su obra. Pero, lo que lo hace doblemente interesante, es que este Prélogo, fruto de ese "pimpollo" de sabiduria que es la frase de Eraclito, es a su vez un texto en donde se discute e1 problema mismo de la recepcién; la del autor, por una parte, en tanto que nos presenta su Comedia como el fruto de sus atentas lecturas, y, por la otra, la de los lectores en cuyas manos y oidos cayo su obra: Y pues es antigua querella y usitada de largos tiempos, no quiero maravillarme si esta presente obra a se’ido instrumento de lid 0 contienda a sus letores, para ponerlos en diferencias, dando cada uno sentencia sobre ella a sabor y voluntad. (P.19) La entusiasmada, aun cuando un tanto discordante, recepcién de que su Comedia ha sido objeto, ha llevado a1 autor a rebautizarla con el nombre de Tragicomedia y, segun nos cuenta en el Prélogo mismo, a "meter segunda vez la pluma en tan estrafia lavor" (P.27), para complacer las demandas de la mayoria: "miré a donde la mayor parte acostava, y hallé que querian que se alargasse en el processo de su deleite destos amantes" (P.26). La Tragicomedia que tenemos ante nosotros es por lo tanto el producto de dos etapas distintas de lectura y de dos etapas sucesivas de escritura: en primer lugar, la etapa de lectura que dio 41 como resultado la continuacién de los hechos presentados en los papeles del antiguo autor que Rojas utilizo como punto de partida, y, en segundo lugar, la etapa de relectura y ampliacién de la propia obra, cuando e1 autor decidio meter mano en ella por segunda vez.1 Esta relectura es presentada ademas como una respuesta a la recepcién de que fue objeto la entonces Comedia de XVI autos por parte de sus primeros lectores, cuyos deseos quedaron inscritos en la versién de XXI autos que el mismo autor rebautizo con el nombre de Tragicomedia.2 Por la informacién que se nos ha dado en la "Carta del autor a un su amigo" que acompafiaba a las ediciones de la Comedia, y por la mencién en el Prologo mismo a ese "primer autor" del principio "que fue plazer," sabemos que esta obra fue desde sus inicios e1 producto de una "fructifera" recepcion: "leilo tres o cuatro vezes," explica Rojas, refiriéndose al texto del antiguo autor, "y tantas cuantas mas lo leia, tanta mas necessidad me ponia de releerlo y tanto mas me agradava y en su processo nuevas sentencias sentia" (C.6). Estas nuevas sentencias "sentidas" por el autor en el curso de sus lecturas fueron e1 material con el que construyo el texto de su Comedia. Mas tarde, la versién ampliada de XXI autos fue el resultado de una nueva serie de lecturas en las que el autor volvio a asumir su papel de receptor creativo para producir el crecimiento de ‘ Ver J.T.Snow ("Fernando de Rojas as First Reader"). 2 Como ha sefialado J.T.Snow, Rojas se presenta a si mismo sucesivamente como lector y como re-lector: del auto primitivo, en primer lugar, y luego, de la Comedia que fue el producto de su primera lectura ("Fernando de Rojas as First Reader").En su Prim_er Suplemento a1 vol.1 (Edad Media) de la Historia y critica ge la Literatura Espafiola 377-379, Alan Deyermond hace una sintesis de los estudios e hipétesis mas recientes en torno al problema de la autoria. 42 nuevos follajes en lo que ya eran los muy fecundos primeros brotes nacidos de las palabras del primer autor. Y asi, como en un juego de espejos, el autor de la Tragicomedia explica su obra sirviéndose de un Prologo en el que no 5610 comenta, como lo hacia en la Carta, el mecanismo de lectura que esta origen de su texto, sino que lo recrea ademas, con un ejemplo concreto: el comentario sobre la frase de Eraclito que ilustra la idea de la escritura que "brota" de la lectura de un discurso ajeno. Entre la Carta y el Prélogo hay por lo tanto una relacién semejante a la que se dio entre la Comedia y la Tragicomedia: en donde el segundo discurso, ademas de jugar conscientemente con su calidad de continuacién, recupera y recrea textualmente las estrategias e ideas que habian aparecido ya, aunque quizas de una manera no tan explicita, en el primer discurso. Tanto la Tragicomedia de Calisto y Melibea; como el Prélogo que la antecede tienen entonces en comun este origen en la conciencia de saberse frutos de una compleja red de lecturas. Es como si e1 autor, a1 meter nuevamente la pluma en su labor, hubiera aprovechado para recrear la mecanica de su produccién textual y para dejar una huella mas explicita del proceso de recepcion y escritura que dio como resultado final la obra que ha llegado hasta nosotros. El objetivo del presente capitulo es estudiar la estrategia de recepcién y escritura que esta en el origen de las distintas etapas o "eslabones" que forman la Tragicomedia de Fernando de Rojas, uno de cuyos emblemas es la cadena con la que Calisto paga los servicios de la vieja. El estudio de estas etapas sucesivas, a través de los textos de origen oral insertos en el discurso de la obra, nos llevara 43 a una comprension mas clara de c6mo el proceso de la recepcion paso a formar parte del tejido textual. A modo de introduccion, valga adelantar la hipétesis de que la constante que marca el desarrollo de la trama en las distintas etapas de su formacién, es decir, en el paso del primer auto a la Comedia de 16 autos y luego en la transformacién de la Comedia en Tragicomedia es una concepcién de la palabra como evento, como un fendmeno material capaz de modificar el mundo de las cosas, que tiene sus origenes en la concepcion oral de la lengua caracteristica de las sociedades tradicionales. Esta concepcién oral del lenguaje, que era vigente aun en los estratos de la sociedad ajenos a1 manejo directo de la escritura, habia sido ademas asimilada a los sistemas filosoficos del mundo letrado. El resultado fue lo que Michel Foucault llama la episteme de la Semejanza: En gran parte, fue ella la que gui61a exegesis e interpretacién de los textos; la que organizo el juego de los simbolos, permitio e1 conocimiento de las cosas visibles e invisibles, dirigio e1 arte de refresentarlas. (...) Y la representacion -ya fuera fiesta o saber-- se daba como repeticién: teatro de la vida o espejo del mundo, he ahi el titulo de cualquier lenguaje, su manera de anunciarse y de formular su derecho a hablar. (Las palabras y las cosas 26) El autor de la Tragicomedia conocia estos sistemas filoséficos, pero su mundo, predominantemente oral, lo ponia ademas ante la relacion vital con el lenguaje que estaba en el origen de dichos sistemas. Es por eso que, si pensamos en su obra como en una condena de la sociedad letrada, que abusaba 44 impunemente de su poder, sin preocuparse por respetar la armonia universal que su propia concepcién del mundo postulaba, cabe suponer que su decisién de recrear esta concepcién "magica" de la palabra en perjuicio de sus usuarios es, en ultima instancia, una forma de venganza textual. Esto explica la literalizacién de los refranes y maldiciones que estudiamos en el capitulo anterior, y también la relacién magico-profética que se establece entre e1 discurso de la obra y las canciones, de origen oral, que aparecen en distintos momentos de la historia.3 Como veremos aqui, dicha relacién confiere a estas canciones un valor de "mis en abyme'“: puesto que sirven para ilustrar ir6nicamente lo que el autor consideraba como una recepcién errénea del saber, y, en particular, del saber que se encierra en el texto de su obra. Pero, al mismo tiempo, la presencia de estas coplas orales da lugar también a una representacién del proceso creativo que permitio al autor escribir su Comedia a partir del conjunto de papeles del primer autor, y que lo llevo mas adelante a expandirla y rebautizarla con el nombre de Tragicomedia. De este modo pueden entenderse los versos de las Octavas Acrésticas, en donde el mismo Rojas sintetiza la idea de c6mo su texto es el resultado de la lectura de un texto anterior: "Estando cercado 3 Para una explicacién del origen textual del canto de Lucrecia y Melibea ver Severin (ijragr'comedy 40). ‘ Utilizo este término pensando en la definicién de Mieke Bal: "est mis en abyme Log; signe ayant pour référent un aspect pertinent et continu du texte, du récit ou de l’historie qu’il sigg'fie, au moyen d’une resemblance, une fois ou plusieurs fois" (123). 45 de dudas y antojos/ compuse tal fin que el principio desata" (OA.6).5 Pues, si dicho principio fue la obra inconclusa que Rojas decidio continuar, e1 fin desatado por ésta es justamente esa "composicién" que la convirtio primero en la Comedia y luego en la Tragicomedia que ahora tenemos ante nosotros, a lo largo de la cual las palabras escritas en el primer Auto adquieren un papel protagénico al insertarse, tranformadas en actos, en el universo de los personajes. En este sentido, las coplas que oimos cantar a los personajes, que son las mismas que ellos escuchan dentro de la obra, toman, metaféricamente, el lugar de los textos por interpretar y, en ultima instancia, también e1 lugar de la misma Tragicomedia. De este modo, los personajes, los lectores y por supuesto e1 autor de la obra, que fue su primer lector, se encuentran en una circunstancia semejante: como receptores de un tipo de discurso cuyos poderes-magico proféticos aluden alegéricamente a la importancia vital de un saber que a menudo los hombres descuidan o manipulan irresponsablemente. El primero de estos textos aparecia ya en los papeles del "antiguo autor" (Auto 1) y es la cancion que canta Sempronio en la cena 3a. cuando Calisto, atormentado por el fuego de la pasién que siente por Melibea que acaba de rechazarlo, le pide que cante "la mas triste cancion" que sepa, y él le responde cantando los cuatro primeros versos de un romance tradicional: 5 Las ediciones de la Comedia dicen en cambio: "Este mi desseo cargado de antojos/ compuso tal fin que el principio desata" (OA,6). Lo que se afiade en las ediciones de la Tragicomedia es un adjetivo que describe el estado de animo que movio a1 autor a "meter segunda vez la pluma" (P.27) en su Comedia. 46 Mira Nero de Tarpeya a Roma como se ardia, gritos dan nifios y viejos, y él de nada se dolia (1.23)6 Calisto, que es el receptor inmediato de estos versos, los interpreta como una metafora de la indiferencia de Melibea: "Mayor es mi fuego y menor la piedad de quien yo agora digo," (1.25) comenta a Sempronio. En esta primera "lectura" se condensa ya la actitud egocéntrica e individualista que caracterizara también a1 Calisto de Rojas. Consciente de la desproporcién del razonamiento de su amo, Sempronio replica inmediatamente: "icomo puede ser mayor el fuego que atormenta a un bivo, que el que quemo tal ciudad y tanta multitud de gente?" (1.25). A partir de entonces, esta imagen del fuego asociada con el uso despiadado del poder pero aplicada también en el nuevo contexto a los sentimientos de Calisto, empezara a servir como anuncio, en primer lugar, de la actitud indiferente que tomara e1 amo ante la muerte de sus servidores y, en segundo, de la destruccién del mundo celestinesco que, de algun modo, aunque indirectamente, su desmedida pasién provocara. Es como si estos primeros cuatro versos del romance de Nero de Tarpeya prefiguraran ya la actitud egoista que tomara Calisto ante la tragedia de quienes lo rodean. Pero lo que en realidad ha ‘ Dorothy Severin ha hecho notar e1 rasgo humoristico de la discordancia que hay entre el estado de animo de Calisto y la situacién que se describe en la cancién elegida por Sempronio (Iragi comedy 34). Brendt-Kelley, por su parte, sugiere que la popularidad de que este romance fue objeto se debe a su aparieién en el texto de Rojas ("Popularidad del Romance: ’Mira Nero de Tarpeya’). 47 sucedido es que la lectura de Rojas, de la que surgio el texto de Celestina, es la que ha otorgado a estos versos, que aparecian ya en los papeles del antiguo autor, un caracter magico-profético, convirtiéndolos en el punto de partida de lo que sera la actitud de Calisto a lo largo de la obra. A este respecto quizas valga la pena observar que si, como supone Faulhaber ("Rojas’s Holograph Manuscript" 5), e1 texto de la Celestina de Palacio es un manuscrito holdgrafo del propio Rojas: una primera copia, medio corregida, de los papeles del antiguo autor, la alteracién del ultimo verso del fragmento citado del romance que aparecia en el manuscrito como: Mira Nero de Torpeo a Roma como se ardia, gritos dan nifios y viejos y el manzilla non avia (Faulhaber, "Madrid, Biblioteca de Palacio" 34) es una clave importante del proceso de lectura y escritura que llevo a1 autor a decidirse por la nueva linea: "y él de nada se dolia," que aparece tanto en la Comedia como en la Tragicomedia, y que existia también en otras versiones tradicionales del romance.7 Justo a1 comienzo de su continuacién, Fernando de Rojas pone en boca del 7 En su introduceién a1 articulo p65tumo de Whinnom: "The ’Argumento’ of Celestina," Deyermond manifiesta su acuerdo con Faulhaber a este respecto: "the manuscript was in all probability part of Rojas’ draft revision of the anonymous author’s Act I, and therefore represented a half-way stage between the ’papeles’ found by Rojas and the text of Act I printed in the 1599 Comedia" (20). De acuerdo con Deyermond, Severin comparte también esta misma opinién. 48 propio Calisto una primera frase dirigida a Sempronio en la que empieza ya a tomar forma e1 lugar que habran de ocupar en su historia las imagenes del fuego, aplicadas a los efectos de su desmedida pasién: Haz de manera que en solo verte ella a ti, juzgue la pena que a mi queda, y _fu_egp que me atormenta; cuyo ardor me causo no poder mostrarle la tercia parte desta mi secreta enfermedad, segun tiene mi lengua y sentido ocupados y consumidos. Tu, como ombre libre de tal passién, hablarla as a rienda suelta. ([18) En esta frase, con la que segi’m Marciales (nota a 11.6) Rojas trata de enmendar la falta, en el primer auto, de "una escena en que Calisto le hable a la Vieja de su amor," se encuentran ya los elementos que, amplificados, daran como resultado el silencio y la indiferencia "neroniana" del joven ante la tragica muerte de Sempronio, de Parmeno y de Celestina. Pues la continuacion de Rojas, en la que al texto del romance se le ha adjudicado un poder profético, hace aparecer a Calisto, que es a quien iba dirigido el canto de Sempronio, como un auténtico "Nerdn". Ocupado por su locura de amor, e1 joven se desentendera de todo lo que no es su deseado romance, perdera la medida de las cosas y se mostrara incapaz de toda compasién, como no sea por si mismo, cuando le llegue la hora de preocuparse por el infortunio de sus servidores. A partir del momento en que Rojas retoma la historia inconclusa, se multiplican las alusiones a las amenazas de destruccion implicitas en el fuego de Calisto: en el mismo segundo auto, por ejemplo, cuando Parmeno le recomienda que escuche sus asperas amonestaciones y no 105 lisonjeros consejos de 49 Sempronio, trate de olvidar a Melibea y se guarde de hacer negocios con Celestina, e1 fuego del amante es comparado con un cancer maligno que amenaza con llevarlo a la tumba: Quitarse a el velo de la ceguedad; passaran estos momentaneos fuegos. Conoceras mis agras palabras ser mejores, para matar este fuerte cancre, que las blandas de Sempronio, que lo cevan, atizan tu fuego, abivan tu amor, encienden tu llama, afiaden astillas que tenga que gastar, hasta ponerte en la sepultura. (11.24) Las palabras de Parmeno, en este momento en el que todavia es fiel a Calisto, recuperan y amplifican e1 sentido profético que la pluma de Rojas adjudica al romance del primer auto. Mas adelante, cuando e1 sirviente se da cuenta de que hablando con la verdad ni sera apreciado por Calisto, ni sacara provecho alguno de la situacién, la imagen del fuego apocaliptico vuelve de nuevo a sus labios, pero para expresar esta vez su indiferencia con respecto a1 destino de su amo: Si yo creyera a Celestina con sus seis dozenas de afios a cuestas, no me maltratara Calisto. Mas esto me porna escarmiento de aqui adelante con él. Que si dixere ’comamos’, yo también; si quisiere derrocar la casa, aprovarlo; si quemar su hazienda, ir por fuego. (1130-31) Inmediatamente después, en una conversacion con Celestina, al comienzo del tercer auto, Sempronio retoma una vez mas las imagenes del fuego destructor: "aQué dizes de sirvientes? Parece por tu razén que nos puede venir a nosotros 50 dafio deste negocio, y quemarnos con las centellas que resultan deste fuego de Calisto" (111.4). Y la misma Celestina utiliza nuevamente la imagen del fuego, en un razonamiento semejante, para referirse una vez mas a1 peligro que encierra la pasién incontrolable de Calisto: "Su desatino y ardor basta para perder a 51 y ganar a nosotros," (111.25) asegura a Sempronio la alcahueta. Sin embargo, a pesar de todos sus presentimientos, tanto los criados como la vieja subestiman equivocadamente los alcances que dicho fuego habra de tener y estan muy lejos de sospechar que ellos terminaran siendo sus primeras victimas. En la Cena 4a. del Auto X, justo cuando Celestina acaba de salir victoriosa de su ultima y decisiva discusién con Melibea, llevandose la promesa de que la joven esperara a Calisto esa noche a las muertas de su casa para verle y hablarle, aparece un parlamento en el que Melibea y Lucrecia comentan el resultado de las recientes negociaciones. El ama pide entonces a su doncella que le guarde e1 secreto de sus amores, y esta le responde con un comentario que, en las ediciones de la Tragicomedia, aparece bastante adicionado. En el contenido de esta adicién uno de los elementos mas importantes es la recuperacién de la imagen del fuego, referida esta vez a la pasién, hasta entonces encubierta de Melibea: Sefiora, mucho antes de agora tengo sentida tu llaga y calado tu desseo. Ame fuertemente dolido tu perdicion. Cuanto mas tu me querias encobrir y celar e1 fuego que te quemava, tanto mas sus llamas se manifestavan en la color de tu cara, en el poco sossiego del coracon, en el meneo de tus miembros, en el comer sin gana, en el no dormir. (X.49) 51 Resulta interesante que sea justo en una adicién contemporanea a la ampliacién de la obra en donde el tema del fuego vuelve a traerse a cuento: precisamente cuando Celestina acaba de convencer a Melibea de que corresponda al amor de Calisto. Es como si en su relectura de la Comedia e1 autor se hubiera dado cuenta de que es en ese momento cuando las llamas del incendio provocado por Calisto y atizado por la vieja alcahueta empiezan por fin a cobrar una fuerza definitiva. Cuando, en la primera cita, Melibea parece negarse todavia a mostrarle su amor, Calisto recurre una vez mas a la imagen del fuego, en una invocacién desesperada a quien le ha prometido el éxito de su empresa: "30 engafiosa muger Celestina! Dexarasme acabar de morir y no tornaras a vivificar mi esperanca, para que tuviesse mas que gastar e1 fuego que ya me aquexa!" (X1124). Y, mas adelante, cuando finalmente la joven 1e declara su amor, pero le hace ver que ai’m tienen ante 51 e1 obstaculo de las puertas de su casa, e1 amante replica con una imprecacién empapada en la imagen del fuego destructor: "30 molestas y enojosas puertas! Ruego a Dios que tal fuego os abrase, como a mi da guerra, que con la tercia parte seriades en un punto quemadas" (X1137). En ese mismo auto e inclusive esa misma noche, las llamas del "incendio" que se venia anunciando desde los versos del romance cantado por Sempronio en el primer auto, alcanzan finalmente a la vieja Celestina y a los dos sirvientes, quienes mueren a consecuencias de la codicia que les despierta e1 pago que su amo ha dado a la alcahueta por sus servicios. Minutos antes de recibir la noticia de la muerte de Parmeno y Sempronio, 52 el amante dichoso entona una nueva cancién en la que se prefigura, sin él imaginarlo, la que sera su actitud de indiferencia ante los desgraciados sucesos de sus criados: Duerme y descansa, penado, desde agora; pues te ama tu sefiora de su grado. Venca plazer al cuidado y no le vea, pues te a hecho su privado Melibea. (X1117) Estos versos proféticos desemper‘ian una funcién paralela a la del romance de Nero de Trapeya que ya existia en los papeles del antiguo autor. Pero esta vez e1 texto intercalado es obra de Rojas, quien recupera y repite la idea de la indiferencia "neroniana" de Calisto, en el lugar en que ésta esta ya a punto de materializarse. Y asi, cuando Sosia y Tristan 1e llegan con la noticia, menos tarda en sobresaltarse y en dolerse por las tragicas muertes, que en empezar a lamentarse, en un aparte, por los perjuicios que las malas noticias le habran de causar: Pues yo bien siento mi onra. Pluguiera a Dios que fuera yo ellos y perdiera la vida y no la onra, y no la esperanca de conseguir mi comencado prop65ito, que es lo que mas en este caso desastrado siento. (X11123) 53 En el soliloquio que sigue a este dialogo, Calisto continua su queja por los problemas que vislumbra a consecuencia del "subito desastre," pero después de pensarlo un poco llega a1 punto en que todo el problema deja de importarle, y pronuncia por fin las palabras en las que da forma a esa indiferencia "neroniana" que ya se venia anunciando desde el principio de la obra: Qué mas me va en conseguir la ganancia de la gloria que espero, que en la pérdida de morir los que morieron. Ellos eran sobrados y esforcados; agora 0 en otro tiempo de pagar avian. La vieja era mala y falsa, segt’m parece que hazia trato con ellos, assi que rifieron sobre la capa del justo. Permissién fue divina que assi acabasse, en pago de los muchos adulterios que por su intercession o causa son cometidos. (XIII.28-29) Y, acto seguido, empieza a organizar en su mente la préxima visita nocturna a Melibea y a fraguar la manera como podra desentenderse mejor del inconveniente que acaba de surgirle "por mejor gozar deste sabroso deleite de mis amores" (X11131), como concluye en una pequefia adicion que solo aparece en las ediciones de la Tragicomedia. Esta adicién de dos lineas, contemporanea de la Gran Adicion, es otro de los indicios que nos llevan a probar la idea de que las lecturas y las relecturas de Rojas encontraron en el texto del romance inicial una veta "profética" que desarrollaron después en dos etapas sucesivas: una primera, que culmina con este soliloquio del auto XIII (26-31), en las ediciones de la Comedia y luego, una segunda, que amplifica la idea de la indiferencia "neroniana" todavia mas, en el soliloquio del auto XIV, que forma parte de la Gran Adicién. En una Cena que ya aparecia en las ediciones de la Comedia inmediatamente antes de la Gran Adicion, Sosia y Tristan observan a su vez con indignacion la facilidad con que Calisto ha olvidado las muertes de sus servidores. Mientras su amo se encuentra gozando finalmente del amor en brazos de Melibea, Sosia comenta: Para con tal joya quienquiera se ternia manos; pero con su pan se lo coma, que bien caro 1e cuesta: dos mocos entraron en la salsa destos amores. (XIV .16) A lo que Tristan responde con amargura: Ya los tiene olvidados. jDexaos morir sirviendo a riiines! jhazed locuras en confianca de su defensibn! Biviendo con el conde, que no matasse al ombre, me dava mi madre por consejo. Veslos a ellos alegres y abracados y sus servidores con harta mengua degollados. (XIV .16-17) La Gran Adicién empieza con el regreso a casa de Calisto y sus criados después de la noche de amor en casa de Melibea y es ahi cuando al quedarse solo por segunda vez el amante recuerda los desdichados incidentes de la noche anterior. Esta vez, "resfr'iada" ya la "herida" de su pasién, y con el tiempo suficiente para pensar, empieza a resentir por fin las consecuencias de su desidia "neroniana": la mengua de mi casa, la falta de mi servicio, la perdicién de mi patrimonio. La infamia que a mi persona, de la muerte de mis 55 criados se a seguido. (XIV.26) Y se lamenta por no haber sabido reaccionar en el momento oportuno: zQué hize? zEn qué me detuve? LCémo me pude sofrir, que no me mostré luego presente, como hombre injuriado, vengador sobervio y acelerado de la manifiesta injusticia que me fue hecha? (XIV .27) Pero incluso entonces sigue siendo un egoista carente de compasién, porque lo que empieza a molestarle es unicamente la pérdida de su honra: en el fondo, éste es el problema que inspira e1 comienzo de su soliloquio y el unico que parece en verdad preocuparle. Esta vez, sus reflexiones lo llevan a una indiferencia definitiva con respecto a las tragedias ajenas, que en nada empafiaran ya sus recuerdos "del gran gozo pasado," como se dice a si mismo, haciendo a un lado todas sus inquietudes: Acuérdate de tu seiiora y tu bien todo, y pues tu vida no tienes en nada por su servicio, no as de tener en mucho las muertes de otros, pues ningun dolor igualara con el recebido placer. (XIV .40- 41) Y asi, la imagen del tirano despiadado e indiferente, que surge en el marco de un canto del primer auto, donde por primera vez aparece asociada con Calisto, y que viene luego a ser reforzada por otra serie de versos escogidos por Fernando de Rojas, se va materializando paulatinamente al nivel de la trama: primero, en el soliloquio del auto XIII que fue el resultado de la primera serie de lecturas de los papeles del antiguo autor con las que Rojas dio forma a su primera versién de la obra. Y luego, una vez mas, en el soliloquio del auto XIV, producto del 56 conjunto de relecturas que hizo el autor de la que ya era su propia Comedia. La otra serie de versos "proféticos" que estudiaremos aqui también forma parte de la Gran Adicién, y constituye uno de los detalles claves para entender e1 sentido de la relectura que hizo Fernando de Rojas de su Comedia de XVI autos. De hecho, es él, en su Prologo, el primero en llamar la atencion sobre el pasaje donde se sitfian dichos versos: "miré a donde la mayor parte acostava, y hallé que querian que se alargasse en el processo de su deleite destos amantes, sobre lo cual fui muy importunado" (P.26). Este signo de complacencia de Rojas para con sus lectores no puede menos que despertar nuestras sospechas, sobre todo si pensamos en el contenido de la Carta que acompafia a las ediciones de la Comedia de XVI autos y donde el autor explica "a un su amigo" la razén por la cual ha escrito su obra: me venia a la memoria, no solo la necessidad que nuestra comfin patria tiene de la presente obra, por la muchedumbre de galanes y enamorados mancebos que possee, pero aun en particular vuestra misma persona, cuya juventud de amor ser presa se me representa aver visto y dél criielmente lastimada, a causa de le faltar defensivas armas para resistir sus fuegos (...) (C.3-4) Uno se pregunta entonces cual es la razon de ser de la nueva escena de amor entre Calisto y Melibea, situada a un mes de distancia de la primera, especialmente si la intencién era dar un escarmiento a sus mancebos lectores. gPor qué e1 autor se decide a continuar su obra justo en sentido contrario, prolongando los peligrosos deleites contra los cuales habia querido prevenir a su publico? gPor 57 qué habiendo releido su Comedia y habiendo escuchado los comentarios de sus lectores, a quienes por lo visto parecio mejor el "pecado" que el escarmiento, e1 autor decide extender aun mas el tiempo del placer? gQué funcion desempefia, en la Tragicomedia, esta deleitosa prolongacién cuyos m6viles resultan a primera vista tan enigmaticos? La aparente contradiccién entre el propésito expresado por el autor en su Carta y su decisién de prolongar e1 deleite de los amantes tiene tal vez un cierto grado de coherencia si se le interpreta como una respuesta critica de Fernando de Rojas a sus lectores: una respuesta en la que, metaféricamente, se refiguran los distintas aspectos de la relacién de los lectores con el texto de la Comedia de XVI autos. De ser asi, la prolongacién del deleite de los amantes vendria a ser la estrategia narrativa de que se sirve el autor para insertar en su obra un comentario acerca de los problemas de la recepcion. Problemas estos que, ademas, tienen que ver directamente con la mecanica de la formacién del texto que tenemos ante nosotros, que se nos presenta como el resultado de una acumulacién sucesiva de lecturas.8 El pasaje empieza al comienzo del auto XD( cuando, escondido detras del muro, Calisto escucha cantar a Lucrecia y a Melibea: Poned, mocos, la escala y callad, que me parece que esta hablando mi sefiora de dentro. Sobiré encima de la pared y en ella estaré escuchando, por ver si o'r'ré alguna buena sefial de mi amor en ausencia, (XIX.11) 8 Ver cap.5. 58 ordena a Tristan y a Sosia cuando llegan a1 sitio de la cita. El amante se coloca entonces en una posicion de espectador equivalente a la de quienes leyeron o escucharon interpretar la Comedia de XVI autos, pues lo que llega entonces hasta sus oidos es una cancién en la que se ve reflejada su propia historia de amor. Los versos interpretados por Melibea y Lucrecia funcionan, por lo tanto, como un "mis en abyme" de la obra de Rojas,9 el cual resulta particularmente interesante si pensamos que la aparicion oral de esta cancién en el texto de Rojas se asemeja mucho a la idea que tenia el autor acerca de la manera como su obra seria leida y recibida por el publico: como una representacién en voz alta en la que la que a menudo la interpretacién del texto resultaria inseparable del acto de su reproduccion. Alonso de Proaza habia explicado ya esa situacién en sus Octavas, que acompafiaban a algunas ediciones de la Comedia (Toledo 1500 y Sevilla 1501): "Pues mucho mas puede tu lengua hazer,/ lector, con la obra que aqui te refiero" (AP.2), observa el editor de Fernando de Rojas. Si llevamos un poco mas lejos la comparacién de Calisto con el publico de la Comedia también podriamos aventurar la idea de que su incapacidad para entender la trascendencia del canto 9 En su articulo "’Non erat hic locus’: The Disconcerted Reader in Melibea’s Garden" observa c6mo e1 contenido de la cancion "warns us of an imminent collision of the blissful lovers with the agents of the chaotic world without" (292). Segun Shipley, "It is one of Fernando de Rojas’ most disturbing ironies that Melibea’s description of her garden paradise, together with all that the lovers find in it, is La Celestina’s closest approximation to recreating an ortodox medieval conception of the composition and regulation of the world" (300). Sin embargo, los indicios mencionados por Shipley y otros mas que veremos aqui, me hacen pensar que el autor de la Tragicomedia eligio estas coplas con un cuidado especial, preocupandose por convertirlas en una imagen sintética y oral de su propia obra. Lo cual no descarta por supuesto la idea de Shipley de que tanto la obra como las coplas reflejan criticamente esa concepcién ortodoxa del universo, que estaba en vias de desintegradon. 59 que escucha es también una alusién velada a la ineptitud que demostraron los lectores y oidores de la obra, como el mismo Rojas comenta en su Pr610go. Pero, al mismo tiempo, la situacién de este Calisto espectador recuerda ademas la figura del propio autor, en tanto que, como él mismo admite, se ha interesado por las reacciones e interpretaciones de su publico. Tanto Calisto como el autor de la Comedia tienen la oportunidad de presenciar una sefial de la recepcién de que su "obra" es y sera objeto: a ambos, autor y personaje, les es dado observar una "sefial" de su "amor en ausencia." Sefial ésta que les permite prolongar esa "obra" que ya anteriormente han empezado a ejecutar: en el caso de Calisto esta "obra" son las pasadas noches de amor con Melibea; y en el caso de Rojas la "obra" es el texto de la Comedia en donde se presenta la historia de esos amores. Por ultimo, el enamorado que escucha desde sus escondite la actuacién de las dos jévenes es también un reflejo textual de aquel lector amigo, atrapado en las redes del amor: "a causa de le faltar defensivas armas para resistir sus fuegos," (CA), a quien de modo explicito Fernando de Rojas decidio dedicar su Comedia. Entretanto, Melibea, sin saber que aquél a quien espera esta del otro lado del muro escuchando, pide a su doncella: "canta mas, por mi vida, Lucrecia, que me huelgo en oirte, mientra viene aquel senor, y muy passo entre estas verduricas, que no nos oi’ran los que passaren." (XIX.11) Los hechos narrados aqui: la espera, la llegada de Calisto y el encuentro de los amantes, son paralelos a los que se presentan al principio del auto XIV. También ahi la joven y su doncella comentan la tardanza de Calisto, y Melibea 60 da voz a sus preocupaciones acerca de lo que pudo ocasionar e1 retraso. S610 que esta segunda espera, que pertenece ya a la Gran Adicién, trae ademas el texto de la cancion interpretada por las jovenes que funciona como un "mis en abime" de la Comedia de Rojas. Al igual que el fragmento del romance de Nero de Tarpeya, esta cancién (afiadida a msteriori) adelanta lo que luego sucedera al nivel de la trama. La segunda escena de amor, lo mismo que el segundo soliloquio de Calisto, que analizamos al hablar de la literalizacién de su indiferencia "neroniana," es el resultado de un proceso de relectura y reescritura. solo que, en esta escena afiadida, ademas de reforzar las estrategias textuales que le perrnitieron continuar la obra inconclusa del antiguo autor, Fernando de Rojas aprovecha para dejar plasmada, en estas coplas liricas de corte tradicional, una imagen cifrada de su propia obra. En la primera copla de Lucrecia lo que se anuncia es el deseo y la frustacién que ella misma esta a punto de sentir ante la vista de Calisto, y momentos después, ante una escena de amor en la que no podra participar: 30 quién fuesse la ortelana de aquestas viciosas flores, por prender cada mafiana, a] partir de tus amores! (XIX.12) Los reclamos celosos de Melibea ante la efusiva bienvenida que da Lucrecia a Calisto son el primer indicio de la fuerza imperiosa en la que toma forma ese deseo que fue primero cantado por la doncella: 61 Lqué sientes, amiga? zTérnaste loca de plazer? Déxamele, no me lo despedaces, no le trabages sus miembros con tus pesados abracos. Déxame gozar lo que es mio, no me ocupes mi plazer, (XIX.20) exclama Melibea cuando la ve exagerando su contacto fisico con Calisto, con el pretexto quizas de ayudarlo a desarmarse. Poco después, a1 escuchar a su ama rehusandose a complacer a su galan, Lucrecia exclamara indignada: jMala landre me mate si 11155 105 escuche! zVida es ésta? Que me esté yo deshaziendo de dentera y ella esquivandose por que la rueguenl (XIX.23). Y todavia mas adelante: Ya me duele a mi la cabeca de escuchar y no a ellos de hablar ni los bracos de retocar, ni las bocas de besar (XIX.26). La estrofa segunda cantada por Lucrecia, y las dos que cantan a duo ama y doncella tienen que ver con la alegria contagiosa de los amantes, y su contenido es una incitacién a los distintos elementos del paisaje para que se hagan c6mplices del encuentra y gocen con la llegada del hombre amado: Vistanse nuevas colores los lirios y el acucena; derramen frescos olores cuando entre, por estrena, (XIX.12) canta Lucrecia, y mas adelante, acompafiada de Melibea, afiadira: Dulces arboles sombrosos, 62 umillaos cuando veais aquellos ojos graciosos del que tanto desseais. Estrellas que relumbrais, Norte y Luzero del dia, zpor qué no le despertais, si duerme mi alegria? (XIX.15) Estas tres coplas, que son la expresion del deseo de Melibea,: parecen cumplirse literalmente con la inmediata aparieién de Calisto, segun ella misma hace notar a su amado en cuanto lo ve llegar: Mira la luna cuan clara se nos muestra; mira las nuves cémo huyen. Oye la corriente agua desta fontezica, jcuanto mas siiave murmurio y zurrio lleva por entre las frescas yervas! Escucha los altos cipresses, 3c6mo se dan paz unos ramos con otros por intercession de un templadico viento que los menea! Mira sus qu‘ietas sombras, jcuan escuras estan y aparejadas para encobrir nuestra deleite! (XIX.19) El ruido de unos cipreses, arboles de cementerio y de muerte, podria interpretarse también como un anuncio mas de los sucesos que se avecinan.10 Es como si sus sombras, proyectadas sobre el lugar del ultimo encuentra, estuvieran destinadas ya desde entonces a "encobrir" eternamente e1 deleite de los amantes 1° Ver Shipley "’Non erat hic locus’" 292. muertos. Para aumentar esta lista de premoniciones es necesario volver sobre el contenido de las siguientes dos coplas cantadas por Lucrecia: Pues aunque mas noche sea, con su vista gozara. :0, cuando saltar le vea, qué de abracos 1e data! Saltos de gozo infinitos da e1 lobo viendo ganado; con las tetas, los cabritos; Melibea, con su amado. (XIX.14) Esta mencién a los saltos conjuntos de la amada y el amado resultan particularmente irénicas, dada su aparicion durante la misma noche en que Calisto hara el tragico "salto" que le costara la vida. Al salto accidental del amado seguira poco después el suicidio de Melibea, quien "saltara" también desde la torre de su padre, para ir a reunirse con su amado en el abrazo definitivo de la muerte. Y, por ultimo, estan también los versos de Melibea, quien después de oir cantar a Lucrecia se decide a su vez a cantar sola: Papagayos, ruysefiores, que cantais al alvorada, llevad nueva a mis amores 64 crime espera aqui asentada, (XIX.16) convirtiéndose asi, como ella misma lo nota minutos después, en un "ronco cisne." Es éste, su canto, el que lleva inmediatamente la nueva de sus amores al amante oculto detras del muro, incitandolo a salir de su escondite: por lo que la joven amante termina siendo uno de esos pajaros a los que invocaba en su cancién para que trajeran hasta ella a su amado. La imagen del cisne, aplicada por Rojas a Melibea, pareciera ser ademas un adelanto de la cena con que culmina e1 auto XX y, en términos generales, la Tragicomedia toda: cuando la joven, a sabiendas de que va a morir, habla por ultima vez a su padre, para contarle la historia de sus amores, en lo que sera como un postrer canto del cisne, e1 mas bello, pero también el mas triste y desgarrado de todos los cantos.“ Sin embargo, hay que recordar en todo momento que el texto fue elaborado en realidad en sentido inverso, pues primero existieron en la Comedia las palabras postreras de Melibea dirigidas a Pleberio, y después la relectura de Rojas que dio como resultado esta imagen del cisne que es aplicada a Melibea sélo en el marco de la Gran Adicion y que no aparecia en las ediciones de la Comedia. La llegada de Calisto, provocada por el canto de Melibea, es otro ejemplo del poder de realizacién que poseen las palabras en el marco de la Tragicomedia y que se repite constantemente a lo largo del texto. El emblema por excelencia de este poder es la figura de Orfeo, recuperada por Alonso de Proaza en sus Octavas finales: " En su articulo: "Melibea y su voz de cisne," Vermeylen habla sobre las posibles fuentes de esta imagen platénica (108-111). 65 La harpa de Orfeo y dulce armonia forcaba las piedras venir a su son, abrié los palacios del triste Plutén, las rapidas aguas parar las hazia. Ni ave bolava ni bruto pacia, ella assentava en los muros tebanos las piedras y froga sin fuerga de manos, segt’m la dulcura con que se tafiia. De modo directo Proaza utiliza el simil para referirse a los efectos que podria producir e1 lector en su auditorio si leyera 1a obra con suficiente maestria y "fingimiento," que a un corac6n mas duro que azero bien la leyendo haras liquecer. Haras a1 que ama amar no querer, haras no ser triste al triste penado, a1 que es sin aviso, haras avisado; assi que no es tanto las piedras mover. (AP.2) Al mismo tiempo, la imagen puede también aplicarse a los poderes de Celestina, quien en una pequefia adicion, que aparece 5610 en las ediciones de la Tragicomedia, observa: Las piedras parece que se apartan y me hazen lugar que passe. Ni me estorvan las haldas ni siento cansancio en andar. Todos me saludan. (IV. 13) 66 Cuando va por primera vez de camino a la casa de Melibea donde, con la "musica" de su lengua seductora, terminara moviendo a compasién el corazén de la joven reticente. Tal parece que Rojas, después de haber releido no 5610 su Comedia sino también las octavas de Alonso de Proaza, que fue uno de sus primeros lectores, hubiera decidido insertar este nuevo parrafo, en el que enfatiza afin mas las reacciones dinamicas que su alcahueta es capaz de producir, utilizando para ello la misma imagen de las piedras que uso su corrector. Recontextualizadas en la obra de Rojas, las palabras y las imagenes poéticas recuperan ese valor profético que las sociedades orales asocian con las palabras y f6rmulas en que se cifra el saber de la comunidad. Este valor profético, en términos narrativos, se traduce en un proceso de materializacién de las palabras e imagenes utilizadas primero por los personajes en sus dialogos y que mas adelante se convierten en actos al nivel de la trama. La prueba de la importancia que dio e1 autor a este proceso, como principio formativo de su obra, radica en el hecho de que cuando decidio, como él mismo explica: "meter segunda vez la pluma en tan estrafia lavor" (P.27) lo que hizo fue enfatizar ese papel formativo que desempefiaba ya el saber oral en su Comedia de XVI autos. El caso de los pequefios textos que son representados oralmente por los personajes mismos dentro de la Comedia resulta particularmente interesante porque, como hemos visto, apoyandose en ellos el autor pudo reproducir, como en un "mis en abyme," las diferentes facetas del problema de la recepcién, que tuvieron una importancia radical en el origen y en la evolucién de su obra. En primer lugar, en tanto que él mismo se describe en su Carta y en su Pr610go 67 como un atento lector, y presenta su texto como el resultado de una serie de lecturas; y, en segundo lugar, en tanto que la presencia del publico lector es la que dio a su Comedia una razon de ser y la que lo motivo luego a escribir una continuacién y a rebautizarla con el nombre de Tra gicomedia. La aparici6n de las canciones nos permite observar a los personajes en una situacién semejante a la de los lectores y oidores del texto de Rojas. El problema que enfrentan unos y otros es el de encontrarse ante unos textos cuyos alcances resultan incapaces de preveer. En sus cantos, que constituyen pequefias actuaciones destacadas del resto de la obra, los mismos personajes representan y escuchan decir lo que después se hara realidad en el marco de sus propias vidas, pero ironicamente, aun cuando comentan el contenido de aquello que oyen o cantan, sus comentarios no les ayudan a vislumbar las graves amenazas que los acechan. En esto, los personajes de la Tragicomedia se parecen mucho a todos esos lectores inexpertos descritos por el autor en su Prélogo, que no han sabido apreciar las valiosas ensefianzas inscritas en los "papeles" de su obra: Unos les roen los uessos que no tienen virtud, que es la istoria toda junta, no aprovechandose de las particularidades, haziéndola cuento de camino; otros pican los donaires y refranes comunes, loandolos con toda atencién, dexando passar por alto lo que haze mas al caso y utilidad suya. (P.22-23) Hay en cambio, segun Fernando de Rojas, un tipo distinto de lectores capaces de apreciar la importancia vital del texto que tienen ante si: Pero aquellos para cuyo verdadero plazer es todo, desechan el 68 cuenta de la istoria para contar, coligen la suma para su provecho, rien lo donoso, las sentencias y dichos de filosofos guardan en su memoria para trasponer en lugares convenibles a sus actos y propésitos. (P.23) Tales son los lectores "ideales" para quienes la Tragicomedia ha sido escrita. Coincidentemente, esta descripcién se acerca mucho a la que el autor hace de si mismo en la Carta "a un su amigo," cuando explica su propio proceso de lectura: Vi, no solo ser dulce en su principal istoria o ficién toda junta, pero aun de algunas sus particularidades salian deleitables fontezicas de filosofia, de otras, agradables donaires; de otras, avisos y consejos contra lisongeros y malos sirvientes y falsas mugeres hechizeras. (C7) Es por eso que tanto en las adiciones menores como en la Gran Adicion puede observarse una tendencia constante a subrayar la influencia de los contenidos representados, émulos del contenido de la propia Tragicomedia, en la que sera después la historia de los personajes, émulos a su vez de esos inexpertos lectores de la obra de Rojas. Esta tendencia fue la que llevo al autor, como hemos visto, a repetir primero, en el marco de la Gran Adicién, por medio del segundo Soliloquio de Calisto, la idea de su indiferencia "neroniana," que nace en el Auto 1, y que se habia materializado ya en el Auto XIII, y a introducir después, en la prolongacién del deleite de los amantes, una nueva representacién: la del canto de Lucrecia y Melibea y una serie de incidentes que la confirman luego a1 nivel de la trama. Es como si a1 "meter segunda vez la pluma en tan estrafia lavor" 69 (R27) el autor, que ha escuchado los comentarios de sus lectores y ha releido y meditado de nuevo sobre su propio texto, lo hiciera con una conciencia atin mas Clara del mecanismo que, desde un principio, rigio e1 desarrollo de su discurso continuador. Un mecanismo que tiene la forma de una cadena entrelazada por la fuerza de la palabra, como hace ver Parmeno a Calisto, cuando le critica e1 haber entrado en tratos con Celestina: porque perderse el otro dia el nebli fue causa de tu entrada en la uerta de Melibea ale buscar; la entrada, causa de la ver y hablar; l_a habla engendro amor; el amor pario tu pena; la mna causara pgrder tu cuerpo y el alma y la hazienda. (1119) La Gran Adicién contiene los "mis en abime" mas importantes de toda la obra, porque es el lugar del texto donde e1 discurso cobra una doble conciencia de si mismo y donde se ponen en practica con mas intensidad, al nivel de la trama, los m6viles y mecanismos que estén en el origen de su escritura.172 Esta doble conciencia que es comun a la mayoria de las adiciones menores de la Tragicomedia, se manifiesta, como aqui hemos visto, en la insercién de una serie de palabras e imagenes que anuncian los sucesos por venir, y que refuerzan la idea de que todo lo que ocurre forma parte de una larga cadena de causas y ‘7 La Gran Adicién esta compuesta por: el segundo soliloquio de Calisto en que se refuerza la idea de su desidia neroniana anunciada por primera vez en el romance de Nero de Tarpeya que aparecia ya en el primer auto; e1 auto XVI, en el que se presentan las escenas de los padres de Melibea, "malos lectores" ellos también de todo lo que esta sucediendo a su alrededor; la posicién estratégica del amante a1 comienzo del auto XIX; las coplas cantadas por las dos j6venes; y las palabras pronunciadas desde la aparieién del amante hasta el final de la cuarta cena del auto XIX, justo antes de la muerte de Calisto. 70 efectos, cuyos secretos se encuentran cifrados en las mismas palabras, para quienes saben leerlos o escucharlos. Dicha idea, cuyas raices se remontan a las cualidades magico-proféticas que las sociedades orales asocian con el lenguaje, es la que esta en el origen de la formacion del texto de la Tragicomedia. Como sugeri al principio de este capitulo, es probable que el autor haya redescubierto esta faceta de la concepcién oral del lenguaje (todavia vigente en los ambitos iletrados de su época) por su familiaridad con las teorias filoséficas que asimilo en su mundo letrado. Pero fue su idealizacién del mundo oral, que estaba en el origen de estas concepciones filoséficas, la que lo llevo a convertir esta idea en una estrategia de escritura que le sirvio para condenar veladamente a su mundo letrado. Esta estrategia afecta ir6nicamente a quienes han perdido el respeto por el lenguaje y lo manejan sin poder apreciar su importancia vital. Sin embargo, los lectores de la Comedia parecen haberla recibido sin sentirse aludidos por el contenido de su lectura, como nos deja ver el autor en su Prologo. Cabe suponer entonces que fue esta incomprensién total la que llevo al autor a repetir nuevamente la experiencia: cediendo, aparentemente, a los pedidos de quienes querian que la Comedia "se alargasse en el processo de su deleite destos amantes" (P.26) pero utilizando ir6nicamente ese "deleite" para enfatizar la condena hacia quienes parecian incapaces de "colegir" para su provecho "la suma" de la obra. De este modo, las lecturas sucesivas que hizo Rojas de los papeles del antiguo autor fueron dando forma a la trama de una historia que, a1 igual que la cadena de Calisto, provoco los desacuerdos y envidias de sus receptores y dio 71 lugar a una serie de ataques su autor: quien se describe a si mismo, en las octavas acrésticas, como "cortado" por el disfavor de la critica (0A3), en una imagen que recuerda e1 fin de su propia alcahueta, pero también, en cierto modo, e1 fin de los amantes de su historia; sobre todo si tomamos en cuenta el hecho de que el ruido que hace salir a Calisto precipitadamente del huerto de Melibea lo provocan Centurio y sus compafieros, mandados por Areusa y Elicia, con el afan de poner término a la envidiada felicidad ajena. El resultado, en ambos casos, es un panorama de desintegradén que tiene que ver, para el autor, con el ejercicio inmoral del poder por parte de esa élite letrada a la que inevitablemente él mismo pertenecia: su obra, sin embargo, es una prueba de su postura critica ante un orden de cosas que condena recreando las estrategias discursivas y las imagenes relacionadas con el saber oral, para oponerlas irénicamente a su mundo letrado. Capitulo 3: ’ERA EL PRIMERO OFICIO...’ "How Winsome are these words of thine which win hold of the heart more forcibly than enchanters’ eyne...!" The Book of the Thousand Nights and a Night. La forma dialogal y la ausencia de narrador enmascaran en la Tragicomedia su calidad de escritura y privilegian en cambio la existencia de un mundo sonoro y oral donde la voz parece ocupar un lugar preponderante: pero las voces que forman esta obra han sido irnaginadas y recreadas por una mente letrada que decidio inscribirlas en su texto para desempefiar una serie de funciones que van mucho mas alla de los limites de una mera transcripcién. A diferencia de los escritos en los que la presencia de la cultura oral es de caracter basicamente residual, en la obra de Rojas los distintos aspectos del saber oral adquieren una nueva dimension, porque no 5610 aparecen como indicios fragmentarios y dispersos de un mundo ajeno a la escritura sino que son utilizadas creativamente como elementos formativos fundamentales que estén en el origen del texto. En los capitulos anteriores estudiamos ya el papel que desempefian en la Tragicomedia las palabras y los discursos de origen oral en la formacién de la 72 73 trama de la obra y vimos también c6mo esta trama constituye, en términos alegoricos, una dura critica al universo del saber letrado, relacionado, para Rojas, con el ejercicio corrupto del poder y con las fuerzas desintegradoras que impiden el buen funcionamiento de su sociedad. En este capitulo estudiaremos otra de las facetas que adquiere la recreacion de los elementos orales, como estrategia de ataque al mundo letrado: se trata de la funcién formativa que desempefian en el texto, las imagenes relacionadas con la posesién y la transmisién del saber oral. Estas imagenes que, a lo largo de la Tragicomedia, aparecen invertidas y degradadas por su relacién con el abuso del saber, giran principalmente en torno a la vieja alcahueta, figura clave de esa alegoria del poder que es la obra en su totalidad. A través del personaje de Celestina, e1 autor expresa veladamente su condena hacia quienes, como ella, ejercen el poder respaldados por el dominio de la escritura. La autoridad de Celestina se cifra en la imagen metonimica de su lengua, que sirve para aludir alegéricamente a todas esas otras lenguas letradas que basan su poder en el dominio de un discurso oral de tipo retérico. Al igual que este discurso retérico, la lengua de Celestina se apoya secretamente en una escritura que, dada su relaci6n con el uso corrupto del poder, aparece, como aqui veremos, asociada con las fuerzas del mal. De esa lengua poderosa y pervertida dependen e1 éxito y el derrumbe de toda esa empresa que es la historia de los amores de Calisto y Melibea, por medio de la cual e1 autor de la Tragicomecfl refigura y condena a esa élite letrada que manejaba los destinos de su sociedad. 74 Este motivo del poder que Celestina es capaz de ejercer sobre las vidas de los personajes, aparece al principio de los tres encuentros de Calisto con la vieja, pero 3610 en los dos encuentros atribuidos a Fernando Rojas 1a relacién material que hay entre la autoridad y la lengua se hace explicita. En el primer auto, en cambio, cuando Calisto ordena a Parmeno abrir la puerta para que Celestina entre por primera vez a su casa, la idea del poder de la alcahueta es expresada 5610 en términos generales, sin referencia alguna a la lengua que es la fuente de este poder: jO gloriosa esperanca de mi desseado fin! jO fin de mi deleitosa esperanca! i0 salud de mi passién, reparo de mi tormento, regeneracién mia, vivificacién de mi vida, resurreccibn de mi muerte! (1121) En el segundo encuentro, cuando Celestina regresa a casa de Calisto para revelarle el éxito de su primera entrevista con Melibea, este poder explicado de nuevo a Parmeno por Calisto tiene ya una boca y una lengua: 30 mis tristes oidosl, aparejaos a lo que os viniere, que en su boca a; Celestina esta_ag<&1 aposentado el aLlivio o penagde mi corg§6_n. 50, si en suefios se passasse este poco tiempo, hasta ver el principio y fin de su habla! (...) jO espacioso Parmeno, manos de muerto! Quita ya essa enojosa aldava: entrara essa onrada duefia, en cuya lengpa esta mi vida. (V .20-21) Y, por ultimo, al principio del tercer encuentro, es ya la misma Celestina la que reconoce ante Calisto e1 poder de su lengua, cuando éste la saluda 75 diciendo: 30 joya del mundo, acorro de mis passiones, espejo de mi vista! El coracbn se me alegra en ver essa onrada presencia, essa noble senetud. Dime, icon qué vienes? ,‘Qué nuevays traes, que te veo alegre y no se en que esta mi vid_a? (X14) A lo que Celestina responde inmediatamente: "En mi lengua" (X15). La lengua de Celestina es por lo tanto, a un tiempo, la fuerza que mueve y hace hablar a los personajes de la obra y es también e1 instrumento por medio del cual el autor da forma a sus preocupaciones acerca del uso y el abuso del saber que se implementa por medio del lenguaje: "No se dize en vano que el mas empecible miembro del mal ombre o muger es la lengua" (N. 60), observa Melibea, en el marco de su primer encuentro con la vieja. La maestria oral de la alcahueta y su manejo de un discurso sembrado de elementos tradicionales, son las mascaras de que se sirve Rojas para aludir al universo de la escritura y a la corrupcién de la élite letrada de su época, adiestrada a su vez en la préctica de esa otra "oralidad aparente" que es la retorica. Heredada de la antigiiedad clasica, esta disciplina, de la que dependia en tiempos de Rojas la expresién letrada, esta basada en la formalizacién de las estrategias comunicativas de origen oral (Ong, Rhetoric 27,49). La vieja Celestina, que prostituye con Sus ambiciones egoistas los ideales comunicativos del saber tradicional, funciona como punto de contacto entre la oralidad tradicional, utilizada por el autor como recurso textual para dar forma a su critica del mundo letrado, y la retérica, esa disciplina engafiosamente oral que dominaba, en la 76 época de Rojas, e1 horizonte de la escritura. En la imagen de la lengua perversa de Celestina se condensa la idea de ese poder que se deriva de la autoridad linguistica y que constituye la clave para entender la relacién aleg6rica que existe entre la alcahueta de la Tragicomedia y esa élite letrada condenada por Fernando de Rojas a la que, inevitablemente, él mismo pertenecia.1 Esta filiacién insoslayable del autor con el universo de la escritura es la que le proporciona los argumentos para criticar un sistema que conoce de primera mano. Pero, por otra parte, su calidad de letrado lo convierte también a él, en victima de sus graves acusaciones, al grado de que, como aqui veremos, la imagen que el autor nos presenta de si mismo queda tefiida por su semejanza insoslayable con la figura de la alcahueta. Sabemos que el pensamiento modelado de manera auténticamente oral se compone de expresiones fijas relativamente faciles de memorizar y recordar, elementos, temas y f6rmulas en que se cifra e1 saber de una comunidad y que se combinan de diversas formas para contar y cantar los relatos y las ideas que aseguran la cohesién del grupo. De ahi el que, como observa Ong (1987), esta técnica haya sido comparada desde antiguo con los actos de tejer, de coser y de hilar: "el discurso oral por 10 general se ha considerado, aun en medios orales, 1 En apoyo de este punto resulta interesante observar que, como explica Ruggerio, Celestina es la primera mediadora-bruja de la literatura espafiola. La alcahueta de la Tragicomedia, a diferencia de sus antecesoras textuales, cree en el demonic y en el poder que tiene sobre él y ésta es, de acuerdo con Ruggerio, "a new possibility for character portrayal in literature. Such a belief on the part of the character, in effect, affords the author a greater freedom in creating from the inherited literary tradition a more forceful, interesting, and self-propelled go- between" (55). 77 como un tejido o cosido: rhapséidein, ’cantar,’ en griego basicamente significa ’coser canciones’." (22) Y ese es también e1 origen de la palabra "texto": "the verb _t_e_xg_, from which the antecedents of English, German, and Romance language terms for ’text’ are derived, meant to weave, to plait, or to interlace, and hence, in a subsidiary sense, to compose." (Stock 1990, 41). Como sefiala Stock: even at the end of the early medieval period, words derived from m dealt more frecuently with cloth than with parchment (...) (because) The idea of text as the material replica of a woven literary composition, whether originating in words or in writing, made perfect sense to a society in which orality still played a large role in cultural communication. (Stock 1990, 42) Practicamente todos los miembros de este tipo de comunidades conocen e inclusive manejan estas expresiones a partir de las cuales es posible construir distintos tipos de historias y de ideas.2 Es por eso que, como explican Jack Goody e Ian Watt: The transmission of the verbal elements of culture by oral means can be visualized as a long chain of interlocking conversations between members of the group. (29) 7 Para una explicacién detallada del caracter formulaico del saber oral ver A. Lord, The Singer of Tales. Sus observaciones han sido aprovechadas para el estudio de la supervivencia textual del estilo oral, por autores como Havelock, Ong, Foley, Goody y Watt. Y, en el campo de la literatura medieval por criticos como: Stock, Zumthor, Crosby, Green, Nelson, Baum], Vance, Ahern, Pinet y Renoir. Para el campo especifico de la literatura espafiola ver, por ejemplo, los trabajos de Frenk, Walsh, Seniff, Deyermond, D.H.Green, Waltrnan, Harvey, Montgomery y Moner; y especificamente para el texto de Celestina E.Gurza. 78 De acuerdo con Brian Stock, esta imagen de la cadena, aplicada a la transmisién del saber oral, tuvo también su lugar en la historia de la palabra "texto": "a glossary of late Latin, preserving usages between the second and the sixth centuries, refers to t_e;