LIBRARY Michigan State University PLACE IN RETURN Box to remove this checkout from your record. TO AVOID FINES return on or before date due. MAY BE RECALLED with earlier due date if requested. DATE DUE DATE DUE DATE DUE 6/01 cJClRC/DateDuepes-sz DISLOCACION Y SUTURA: CONSTRUCCIONES DE INFANCIA EN LOS RELATOS DE JULIO RAMON RIBEYRO By Andrés Xavier Echarri A DISSERTATION Submitted to Michigan State University in partial fulfillment of the requirements ,for the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY Department of Spanish and Portuguese 2004 ABSTRACT DISLOCATION AND SUTURE: CONSTRUCTIONS OF CHILDHOOD IN THE SHORT STORIES BY JULIO RAMON RIBEYRO By Andres Xavier Echarri This dissertation analyzes the figures of childhood as narrated by Julio Ramon Ribeyro in fourteen short stories compiled in La palabra del mudo (1992). Considered to be the most famous collection of stories in contemporary Peru, La palabra del mudo is, according to Ribeyro, an attempt to give voice to the marginal Other or, as later the Peruvian author had also recognized, an attempt at self-representation. Alongside this change of interpretation, a shift can be traced in his representation of child figures. Following the concepts of Suture (Lacan and Silvemtan), childhood as unstable signifier (Agamben), the abject (Kristeva), rites of passage (Van Gennep) and communitas liminoide (Turner), the disertation analyzes Ribeyro's short-stories in order to explain the dislocation of what I call "minors-l" versus "minors-Other" as sutured in his work. Given that childhood concepts have a sensitive location in cultural discussions, this dissertation attempts to rethink its constructions not only as literary, but also as socio-political. I use three major and overlapping approaéhes to frame Ribeyro's representations of childhood: 1) as a psycho-sociological explanation of the origin of the self and the writing; 2) as architectural and urban allegories of social changes in the modernization of Lima; and 3) as an aesthetic mirror that ends up in a pure speculum machine of reflections without future. The study is divided accordingly. Chapter one maps the theoretical concepts and tries to answer Andrés Xavier Echarri questions like: Why are there two conceptions of childhood and how are they sutured and dislocated in Ribeyro's short stories? How is the death of the father narrated and what is its ideological implication? How is childhood used to expose the narrator’s literary project as a writer-l in relationship to a child-Other? Chapter two focuses on spatial and temporal loci of the lost infancy as allegories of the lost of Lima as perceived by the author’s social class. The analysis raises questions like: How are social class, race and genre depicted while being expelled from their infancy? How does Lima become an allegory of lost infancy and what does it imply? Why is the urban metaphor for this loss represented by broken ceilings? The third chapter addresses questions such as why is the child figure constructed as a mirror and what does it reflect? What are the aesthetic and ideological implications of such a speculative device? Finally, the conclusions aim to illuminate the problem of voice and agency of minors in Ribeyro's short stories. I conclude that minors have no voice or, at best, they just repeat the author's voice. It seems that Ribeyro's narrator infantilizes a reader confronted by the authoritative and didactic adult voice that reflects the author's pessimism allegorized as the death of all childhood. Copyright by ANDRES XAVIER ECHARRI 2004 AGRADECIMIENTOS Esta disertacion no podria haber llegado a término sin el apoyo y la guia de la Profesora Marla Mudrovcic. A su persistencia y aliento, sus criticas y comentarios, se deben estas paginas. Agradezco también al Center of Latin American Studies de Michigan State University por el travel grant que me permitio recopilar informacién valiosa. Finalmente, agradezco al Department of Spanish and Portuguese, profesores, compafieros y estudiantes, por brindarme la oportunidad de investigar, aprender y ensenar. Sin toda esa ayuda esta disertacién no existiria. INDICE INTRODUCCION .................................................................................. 1 CAPITULO 1 MENOR SUJETO, MENOR OBJETO: INICIACION, PARRICIDIO Y DUELO EN “LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS” Y “PAGINA DE UN DIARIO” ............... 23 CAPITULO 2 TECHOS LIMENOS RAJADOS: INFANCIA Y DESINFANTILIZACION EN “POR LAS AZOTEAS”, “INTERIOR L”, “LOS EUCALIPTOS” Y “MAYO 1940” ......... 124 CAPITULO 3 MENORES ESPECULARES: ETNIA, GENERO, NACION Y MUERTE EN OCHO RELATOS DE LA PALABRA DEL MUDO ...................................... 186 CONCLUSIONES .............................................................................. 288 BIBLIOGRAFIA ................................................................................. 294 vi INTRODUCCION Childhood and youth are ends in themselves, not stages (Nietzsche) De acuerdo a la critica y a la recepcién de su obra,1 Julio Rambn Ribeyro (1929-1994) es el narrador peruano mas importante de cuentos del siglo XX. Aunque practice otros géneros, su reconocimiento se debe principalmente a los cuatro volumenes de relatos reunidos bajo La palabra del mudo.2 Una caracteristica notable en la cuentistica ribeyriana es la cantidad de textos en los que aparece Ia figura de menores de edad, sea como personajes, voces narrativas o como tema. Esto, pese a ser notado por muchos criticos, sin embargo no ha sido estudiado a profundidad. Esta disertacion parte de esta constatacién y se propone el analisis de la articulacién de los discursos de infancia que aparecen en catorce textos representativos del autor. La palabra del mudo como nombre del problema a analizar En Ribeyro se conjugan expresamente una ética humanista contra el abuso y un rigor esteticista por la frase redonda y polivalente, armoniosa y sclo aparentemente transparente, muy calculada en sus efectos: una transparencia reflexiva concentrada, un casi vidrio casi espejo: un entrelugar. El titulo de La ‘ Debido a su prestigio como escritor, en 1970 Ribeyro fue nombrado agregado cultural en la embajada del Peru en F rancia, por el gobierno del general Juan Velazco Alvarado, y en 1972 representante del Peru ante la UNESCO. En 1986, durante el gobierno aprista de Alan Garcia, se le otorgo el ‘Sol de oro del Peru”, el mas alto galardén de la repdblica. Pese a su relativo poco reconocimiento intemacional, en 1994 gano el “Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoamericana”. Sus textos han sido traducidos al aleman, francés, holandés, inglés, italiano, y polaco. 2 Para esta disertacién utilizo Julio Ramén Ribeyro, Cuentos completos. Madrid: Santillana, 1994. Escribio ademas tres novelas Crénica de San Gabriel, Los geniecillos dominicales y Cambio de Guardia, de las cuales sélo la primera tuvo cierta acogida. Publico también tres libros de ensayos La caza sutil, Prosas apétn’das y Dichos de Luder, varias piezas de teatro y su diario personal La tentacidn del fracaso, ademas de la correspondencia con su hermano en Caries a Juan Antonio. palabra del mudo ha sido explicado por el autor mas de una vez: entrevistado por Coaguila afirma que se trataria de “dar voz” al marginal frustrado de la clase media peruana, a aquellos “que no pueden realmente hacerse escuchar" (Las respuestas del mudo 244). Esta explicacién del titulo del conjunto de cuentos del autor aparece primero en la edicion en dos tomos de Milla Batres, y se repite en numerosas entrevistas. El otro sentido del titulo, de acuerdo al autor, seria que La palabra del mudo “es mi propia palabra, en la medida en que yo también me considero en cierta forma un marginal” (Las respuestas del mudo 245). Entre un sentido y otro se ha movido el tiempo y la mayor parte de la critica sobre Ribeyro. Se han aceptado o rechazado estas explicaciones, esta curiosa sutura, a veces profundizando sus puntos. En esta disertacion propongo descoser esa trama, abrir el libro a partir del marco que la encierra, para buscar a través del analisis minucioso del corpus las (des)articulaciones de los discursos de infancia y sus implicaciones ideologicas. Es decir, analizo la palabra del mudo como la palabra del menor. En el primer sentido, LPDM pretende dar voz al Otro, en el segundo el Otro es reemplazado por el Yo. Reparese en la aparente construccién dialégica: si en los primeros cuentos seria el Otro quien habla, en los Ultimos seria el Yo. (Obviamente en toda su produccion se dan los dos sentidos, pero la tendencia prevalente es notoria: los textos de menores-Otros desaparecen al final, donde sélo se dan historias de menores-Nosotros.) Este recurso ha sido pertinentemente analizado por las teorias de la sutura: si en un primer plano aparece en este caso el Otro, y en el segundo punto de enfoque aparece el Yo que antes miraba al Otro, se produce la ilusién de totalidad, de transparencia, que simultaneamente sutura al lector al texto subjetivandolo y parece eliminar la entidad discursiva dominante, haciéndola pasar desapercibida, fatalmente naturalizada - en el caso de Ribeyro diriamos literaturizada, dada su explicita retérica (Silverman 194).3 De ser asi en Ribeyro este traspase del Otro al Yo implicaria una forma de dialogismo suturante si no fuera porque se trata también de un monologo gesticulante: efectivamente, un discurso de mudo frente aI espejo roto. LPDM, como frase, remite al gesto, ese lenguaje de los mudos, pero también al inicio del lenguaje, a su infancia. lnfans en latin, recuérdese, refiere a aquel que no puede hablar. El gesto es lenguaje corporal previo a la palabra, pero que nunca la deja, pues hace contrapunto con el lenguaje articulado, oral al inicio, luego escrito.4 Ese es otro sentido de LPDM: la escritura.5 El lenguaje no buscaria dar ilusién de transparencia sino que seria marcadamente literario. Pero volviendo al gesto que en sentido lacaniano se opone al acto como esa especial temporalidad de arrebato significante, LPDM aparece como gesticulaciones impotentes de pasar al acto pero que pretenden la pseudo- identificacion de la sutura que ocurre, segun Lacan, entre el momento de ver el 3 La aparente contradiccién entre naturalizacién resultante de la sutura, y literaturizaciOn como vocacién de estilo personal, no es tal, si reparamos en que aun el cine de autor utiliza mecanismos suturantes. El concepto de sutura, desarrollado primero por Lacan, ha sido aplicado sobre todo en Film Studies, pero puede muy bien aplicarse a textos literarios. Kaja Silverman, en The subject of semiotics, afirma: “The theory of suture has yet to be extended to literary discourse, although it has obvious relevance to that discourse. First-person narration and other indicators of point-of-view would seem to be equivalents for novels and poems of the shot/reverse shot formation in cinema, and like the latter would seem both to conceal all signs of actual production, and to invite identification" (236). ‘ La inversibn deconstructiva derridiana de esta dualidad oralidad / escritura apunta a una critica del logocentrismo occidental, no al hecho obvio de que primero se aprende a hablar y luego a escribir. Véase Jacques Derrida, Of grammatology. gesto y el momento de ser fascinado por la vision del gesto (Lacan 117, Miller 24). Esa fascinacion de la sutura seria, siguiendo a Lacan, “el ojo malo”, el fascinum que mata la vida (Lacan 118). Usando otro paradigma, Oquendo encuentra que la vision platénica de Ribeyro es a priori: “Del suceder sélo extrae lo que sirve para ratificar su visibn de la realidad Generaliza a partir de hechos a los que confiere un poder revelador de la naturaleza de las cosas” (Oquendo XV). Y esa visibn es pesimista. LPDM funciona como gestos fascinados en la repeticién de una imposible sutura, un imposible acto, un acto fallido.6 Esta relevancia del gesto como deconstruccién del titulo se ratifica leyendo como el autor describe su mundo marcado por la duda: “una imagen de un remolino donde se ahogan los fantasmas de los dias, sin dejar otra cosa que briznas de sucesos locos y gesticulaciones sin cause ni finalidad’ (Prosas Apétn'das 14) [mi énfasis]. El otro lenguaje del mudo es la escritura. LPDM como escritura implica el paso de la mudez, el mutismo o la oralidad a la inscripcidn, y en el contexto latinoamericano, a la ciudad Ietrada (Rama 41). En una sociedad como la peruana, donde la cultura oral se opone a la escrita en términos de acceso a la cultura oficial -aunque ahora, tras profundos cambios sociales, la brecha haya al mismo tiempo disminuido (alfabetizacion) y aumentado (relativamente poca lectura y fascinacién con los mass media)-, es significativo que LPDM, como escritura, situe al autor como el mudo que escribe. LPDM implica entonces la 5 Varios criticos han leldo asi el titulo. Por ejemplo, Peter Elmore, en “Las voces del silencio: Los relatos de Julio Rambn Ribeyro”, en Nestor Tenorio J. R. R. El rumor de la vida, propone que LPDM es también la misma literature que “sustituye la voz y la representa" (216). 6 En el doble sentido de fracaso -tema recurrente en Ribeyro-, y slntoma de lo reprimido. escritura que se subraya “literaria”, apartada de la oralidad tanto como técnica modema literaria como dislocada de la oralidad del universo cultural de aquellos marginados a los que dice re-presentar. La intencién declarada de “der voz al marginal, al Otro” remite el subalterno, a aquel que, segun la conocida frase de Spivak, no puede hablar, no puede negociar su lugar en el poder. Si LPDM pretende dar voz al subalterno, analizar sus discursos sobre el subalterno de subalternos, el menor de edad, permite también observer los alcences de ese pretencién advocetoria, los impeses o dislocaciones ideolbgicos como tra(u)mes y subtramas de sus sutures. En el sentido de dar voz al subalterno, Ribeyro se situe como un abogado que hable por el mudo, pero Spivak en entrevista de Leon de Kock edvierte que el problema no es dar voz al subalterno sino despejer el especio para que pueda hablar. Es decir, al dar voz al subalterno se le imposta, menteniéndolo en el especio de la diferencia. Esta suplantacién sutura/disloca al yo autorial del otro subalterno. Este dar voz el subalterno implica también, en el caso de Ribeyro, un cierto didactismo. Se tratarie de ensefiarle a dudar, una didactica estoice que infantiliza al mudo, sea como personaje o como lector. Porque también el mudo es lector. En la comunicacién literaria, frente al texto que hable en silencio, el lector por un lado no tiene voz, no hay manera de que conteste al autor, pero por otro lado es el lector quien pone los signos en movimiento en la lecture, ectualizando sus sentidos en une dialéctica muda. Al respecto, Yurman distingue dos tipos de textos que enmudecen o acellan al lector. El primero es el texto que hable “por” el lector, de voz a algo mudo en él, produce algo nuevo en él, cifra. El segundo es aquel que hebla “en” el lector, acallando una obsesién comunicativa inescuchade en él; silenciando algo anterior este tipo de texto, dice Yunnan, descifra (Y urman 4). Esta dualidad se da en Ribeyro respecto a la mudez: al codificar la supuesta voz del mudo Ia imposta, homogenizando y suturando; al explicar los eventos narrados desde una posicién superior, la comenta, y asi educa, infantiliza, calla, el mudo, revelando el dislocamiento. Es asi que los sentidos de la palabra “mudo" pasan de la re-presentacién del Otro, subalterno o marginal, como personaje, a la del autor mismo, al lector y al texto. Todos estas posiciones cargan asi Ia valencia seméntica de la incapacidad, la lengua herida. Porque, gcémo dialogar con un mudo?, g,por gestos o escribiendo? En la escritura como gesto de LPDM no hay dialogismo, sino mas bien un monologo dislocado. No se tratarie tanto de una ausencia postmoderne de grandes narrativas totelizantes y heteroglosia o polifonla, como sugieren Reisz o Rodero aplicando a Bakhtin,7 sino mas bien de les sutures de dislocaciones por les que LPDM aparece como un soliloquio laconico -al'1n en términos de estilo- que comporta el escepticismo de la incomunicacién, una infancia (del sentido) frustrada. La incapacidad flsica opuesta a la mudez en términos de comunicacién verbal es la sordera. La palabra del sordo es precisemente la palabra absurda, de ab surdum, desde la sordera. y es asi como el sinsentido de un grito 7 Para una lectura opuesta, vease Susana Reisz, “La hora de Ribeyro," y Jesus Rodero, “Juego e ironie en dos relatos de Julio Rambn Ribeyro”. destempledo es lo que se escuche por las sutures del silencio como escritura muda de LPDM. Hay alli un mutismo locuaz: el oximorénico titulo de LPDM comporta como términos intercambiables el sentido del sinsentido / el sinsentido del sentido, que trata de estabilizerse como la presencia de la ausencia. Efectivamente, la palabra se hace presencia de la ausencia, el vacio, la carencia del mudo. Y en lo que respecte a sus discursos de esos mudos o enmudecidos comprendidos bajo el termino “menores", lo que se revela es mas bien la ausencia de la presencia del menor, es decir, su impostacion, que ocurre en dos movimientos: primero se lo enmudece, luego se lo hace hablar, se lo imposte. Ademas LPDM implica la expresion de alguien que ‘ve’ pero no hable sino escribe. Esta ‘visidn del mundo’ es el sentido organico de Ribeyro: en su escritura se plasman ‘visiones’, ‘miradas’ en palabres escritas, dado que no se puede hablar. De alli la importencia de la escueta metefora en sus textos: dice mucho en silencio. Hay asi algo entre el ojo y la mano que escribe que el oido no puede capter. Es un hacer silencio, enmudecer el exterior para que se vea, lea, escenifique en musica interior, el ritmo de le lectura: un proceso de ensimismamiento. Otro sentido importante del titulo como frase se relaciona con el tema de la orfandad por el lado paterno: LPDM es también la palabra del muerto, del padre, cuyo fellecimiento tiene implicancias que se perciben directa u oblicuamente en la mayorla de textos sobre menores del autor. Por ultimo, evidentemente LPDM puede traducirse también como la palabra del menor, y en tel sentido se explore en esta disertacién. La infancia como construccién cultural Los conceptos de infancia son construcciones adultes. Ciertamente hay un referente, pero sus construcciones son productos historicos adultos institucionalizados en distintos discursos que implican loci de poder, como indica Foucaufl: The body of the child, under surveillance, surrounded in his cradle, his bed, or his room by an entire watch-crew of parents, nurses, servants, educators, and doctors, all attentive to the least manifestations of his sex, has constituted, particularly since the eighteenth century, another ‘local center’ of power-knowledge. (Foucault 98) El concepto de ‘infancia’ este subordinado al de adultez como supuesto apriori y necesario que parece dificil de deconstruir en su binarismo hegemonico. En este sentido, Jenks afirma: The child cannot be imagined except in relation to a conception of the adult, but essentially it becomes impossible to generate a well defined sense of the adult, and indeed adult society, without first positing the child. The relationship child-adult appears locked within the binary reasoning which, for so long, both contained and constrained critical thought in relation to issues of gender and ethnicity. The child, it would seem, has not escaped or deconstructed into the post-structuralist space of multiple and self- presentational identity sets. (Jenks 3) La infancia seria una invencién modema del siglo XVlll ligada a la progresiva escolarizacién de la ilustracion y su contraparte el romanticismo, segun Aries. El “nacimiento” del menor como Otro del adulto moderno, se relacionaria con la alienacién resultante de la urbanizacién moderne (Cunningham 43). Lloyd DeMause extrema el teleologismo al proponer una versién de la historia de la infancia y la humanidad en la que se habria pasado de un tratamiento inhumano del menor en la antiguedad hacia progresivos mejores tratos dentro de mejores families nucleares que protegerian mejor al menor. Rosemary Lloyd, por su parte, relaciona la abundancia de menores en la literature de Francia en el siglo XIX con la alienacibn resultante de la modernidad. La imagen romantizada de la infancia, que durante el siglo XIX va implicando una creciente sexualizacién de la misma de acuerdo a Foucault, llega con Freud a una rearticulacién inicial, desde la cual se lee la subjetividad adulta partiendo de un estadio infantil de ‘perverso polimon‘o’ (Freud 592). En el campo de estudios literarios, ademas de los estudios de Lloyd, son particularrnente sugestivos los de Coveney y Alryyes.8 Poor Monkey: The Child in Literature de Coveney relaciona el contexto de alienacién y conflicto intelectual del escritor europeo de fines del siglo XIX y del siglo XX, con sus construcciones literarias de infancia; el menor seria asi un “pobre mono” del escritor, pero habria dos posibilidades, la de aquellos escritores que regresionan para comenzar de nuevo versus la de aquellos que selo huyen del presente para refugiarse en discursos de infancia como simbolo de lo perdido. Original Subjects: the Child, the Novel and the Nation de Alryyes es un interesante estudio que vincula la imagen del menor con el nacimiento de la novela modema en relacién con el surgimiento de las naciones-estado europeas. Los estudios culturales latinoamericanos centrados en la infancia y la literature no abundan. Hay articulos dispersos respecto a textos Onicos y generalmente el tema de la infancia es subsidiario a otros. Childhood and the Nation in Latin American Culture de Richard Browning plantea que la agencia de los menores es manipulada por los escritores para ventilar exploraciones sobre su propia condicién de artistes, la situacién social, les construcciones de nacién y el conflicto entre familia y Estado sobre el menor. Escribir la lnfencia de Pasternac, Domenella y Gutierrez es una valiosa recopilacién de estudios de género enfocados en discursos autobiogréficos de narradoras mexicanas. Reconstructing Childhood: strategies of reading for culture and gender in the Spanish American bildungsromen de Kushigien relaciona el bildungsromen con les construcciones de identidad personal, nacional y cultural, desde un punto de vista feminista. The magical and the monstruos: Two feces of the child-figure in the fiction of Julia Cortezar and Jose Donoso de King, subraya los discursos de infancia como conocimiento mas alla de lo racional en Cortazar, versus el discurso pulsional del menor como tanatismo en Donoso. Esta breve sintesis muestra la recurrencia en la doble valencia tedrica de la infancia y la amplitud de les posibilidades exploratorias. El propésito de esta disertacién es contribuir en esta area a través del analisis de la dicotomla, dislocada/suturada, de menor-Yo versus menor-Otro en el corpus cuentistica de Ribeyro. Si es implicita la diferencia menor l adulto, este Otro construido por el adulto es a su vez parte de si mismo y definitivamente alienado a su identidad. Si los propios hijos son Otros con respecto a sus padres y sin embargo son también un ‘nosotros’ que prolongaria como deseo al propio yo adulto, la alteridad de los menores no propios, la de los Otros menores, acentua su a Consultese ademas los estudios de R. Kuhn, Corruption in paradise: the child in Western literature; Ellen Pifer. Demon or Doll: Images of the Child in Contemporary Writing and Culture. 10 extrafieza. Los problemas de género, etnia y clese social en el Peru complican eun mes esta dicotomia. lmportancia de la infancia en Ribeyro y la generacién del cincuenta La importancia del tema infantil en el autor fue compartida en parte por los miembros de su generacién literaria, la llamada generacién del cincuenta. Como sefiala Jorge Eslava en “La adolescencia en esta ribera,” los escritores de los cincuenta trataron la minoridad especialmente en relacion con procesos de conflicto de cambio social en Lima. Augusto Salazar Bondy, Enrique Congrains, Jorge Eduardo Zavaleta y Oswaldo Reinoso escribieron relatos sobre menores de edad, aunque ninguno con la profusion y constancia de Ribeyro. Les razones para este marcado interés por la infancia en los 50 pueden relacionarse con lo que afirma Rosemary Lloyd respecto a la literature francesa del s. XIX: una sociedad en cambio acelerado por la modernizacion produce niveles de alienacién que se manifiesten en la abundancia de menores en sus narrativas (Lloyd 241). En el caso peruano, la modernizacién y sus consiguientes procesos sociales de migracién masiva andina, urbanizacién y emergencia de la clase media que transforman la Lima colonial llevan a los narradores a la necesidad de una nueva re-presentacién de la realidad Iimefia, una indagacion por la nueva identidad en un enajenado territorio cambiante. Por eso en 1953, anticipando la eclosién de la narrative urbane, Ribeyro escribe el ensayo “Lima, ciudad sin novela” en el cual sefiala la urgencia de narrar les peculiaridades de la capital, considerandola “ya una ciudad grande que ha alcanzedo cierto grado de desarrollo industrial, urbanistico, demografico. . .” (Le caza sutil 15). De modo que Charlottesville, y E.Goodenough et al. (ed) Infant Tongues: The Voice of the Child in Literature. 11 — Lima modernizandose sere el tema de indegacién de la generacion del 50 y los menores en esta narrative son tanto los nuevos escritores sobre Lima, como la misma ciudad infantilizada: sujeto y objeto. En tanto escritores son Ia nueve infancia en una ciudad vieja y tradicional -en acelerada transformacién- que se desconoce en sus nuevas generaciones: la clase media emergente, rodeada de migrantes andinos. Los escritores mismos fueron muchas veces de extraccién provincial. Pero no necesariamente: Ribeyro fue un limeiio de rancia estirpe venida a menos, y es el mas famoso escritor de esta generacién. Por consiguiente, el menor, como escritor, como personaje o como tema es la novedad enejenada/enajenante, el principio de incertidumbre de una sociedad en crisis en proceso de urbanizacién y modernizacién desigual. Menores-Otros versus menores-Nosotros: Dislocaciones y sutures discursivas La minoria de edad en Ribeyro plantea un juego de infantilizacién I desinfantilizacibn —de personajes y lectores- que tras criticar asimetrias sociales concretas - y reproducir las persistentes y naturalizadas relaciones asimétricas adulto-menor-, se proyecta como metafisica de la caducided. Se lee asi una narrative dislocada (y suturada), de una minoridad dislocada, escrita por una narrador/autor dislocado él mismo: es asi que la dislocacién se torna el eje que (des)articula su infancia como tra(u)ma. La internalizacién es parte del proceso de socializacién y reproduccién cultural por el cual ocurre una subconsciente identificacion de la culture con uno mismo: mas efectiva que la coercién en autoreguler sistemas sociales, implica 12 una cierta pasividad en el movimiento de integrecién a una cultura dada.9 En contraste, la interiorizacién remite a un trauma conciente, o que regresa como el retorno de lo reprimido. rompiendo con la infancia propia previe —ese vivir infantil hacia afuera-, desinfantilizando, aislendo al individuo, dislocando su situacién de menor en territorio adulto. Este es un proceso que puede implicar resistencia active en el proceso de individuacién. Le dislocacién implica sacar algo de su lugar a la fuerza, como un hueso de su articulacién, o una desubicacion desconcertante, como amanecer exiliado en otro especio, una interrupcién brusca. Dislocado es asi lo separado pero adyacente y comporta dolor. Varios criticos hen sefialado aspectos de la dislocacion en Ribeyro, particularrnente en la posicién de las voces narrativas, pero no se ha ahondado en este concepto que se aplica a toda la variable y contradictoria construccién de ‘infancia’ en el autor. Respecto a la posicién narrative, la mayorla de los criticos encuentran cierta coherencia en el mundo narrativo de Ribeyro. Oquendo sefiala la homologacién autor/narrador en Ribeyro, como dos caras de une sole entidad (Oquendo V). Pero Kristel edvierte una dislocacién entre narrador y autor al desdoblarse el mismo narrador en uno que observe y otro que reflexiona. Entre ambos hay un continuo cambio de enfoque que constituye parte del proceso de sutura textual. Por otro lado, el narrador este dislocado de la realidad porque se niega a comprenderla. Este escepticismo cognoscitivo se relaciona con la dislocacién de la oligarquia con respecto al contexto de cambio brusco por la modernizecién burguesa, la urbanizacién y la migracion andine. Kristal 9 Allan Johnson, “lnternalization”, Blackwell Dictionary of Sociology. 13 encuentra asi una dislocacién infantil en el autor/narrador Ribeyro, y esta dislocacién personal alegoriza el trauma social de la oligarquia figurado en la forma de un rito de pasaje marcado por la pérdide de la infancia, por la presencia en adelante de una subjetividad adolorida, “una mireda sin inocencia” (Kristal 168). Segun Vidal, el eje de articulacién se hallaria en la oposicién oficialidad/marginalidad. Entre ambas se ubicaria la “situacion liminal” que se relaciona con la “zona celeste"de la descripcién del amanecer en “Los gallinazos sin plumes”. Esta situacion liminal es para \fldal el especio propio de la mayorla de los cuentos de Ribeyro, y en él se seduciria a los marginados a acceder a la institucionalidad axiolégica oficial, de la que finalmente son rechazados, enajenados, es decir, son desinfantilizados sin madurer. Se puede entender entonces esta zone celeste como el lugar de la sutura ideolégica infancia / adolescencia I adultez, cuyo dislocamiento precisemente descose la suture de esa iniciacion violenta. Hay dislocacion también entre el sujeto de la enunciacién y el del enunciado, que revela axiologias dislocades: la oficial adulta hipocrita y la marginal como un silencio enajenado. Y en la misma zone liminal —que “integra ilusoriamente la realidad” (Vidal 76), es decir, que sutura contradicciones materiales reales - se registra el rechezo/apetencia de la lucha de clases. Vidal también describe la “vertiente configurativa” del autor como dividida en dos: una modalidad inventive y otra evocative. La primera en general se halla en los cuentos sobre menores-otros, la segunda, que aumenta significativamente a lo largo del transcurso de la obra de Ribeyro, se materialize 14 en cuentos autobiogreficos de menores-nosotros, en las que suele darse la dislocacién suturada: presente narrador/autor adulto versus pasado narrador/personaje menor. En este modalidad evocative se leeria la “complacencia pequeno burguesa” (Vidal 85). Luchting caracteriza a los personajes ribeyrianos como absurdos enajenados que evaden su mediocridad con el recurso a la “fantasia compensantoria.” Este recurso evasivo de la clase media dislocada entre la realidad y la fantasia seria construido en los textos como una critica a esta clase social. Ortega, en contraste, encuentra en estas fantasies compensatorias un “discurso suplementario" que restituiria humanidad a estos personajes victimas del silenciamiento de la modernidad desigual peruana (Ortega 130). Asi, para Ortega, Ia “hora celeste” de “Los Gallinazos sin Plumes” implica Ia fantasia, lo lirico, como dislocacién con respecto a la realidad dado que ésta disloca y destruye Ia infancia de los personajes menores. Esta fantasia se asocia a la visién infantil versus la realidad adulta, y simulténeamente se relaciona con el juego. En la literature como juego, el autor/narrador juega con el lector y los personajes, y estos altimos, si son nifios, juegan con fantasies, y si son adultos, lo hacen con fantasies sustitutorias (Ortega 131). El narrador/autor entonces juega a infantilizarldesinfantilizar a personajes y lectores. Lo que implica una posicién superior, adulta o adolescente, de la voz autorial, un cierto didactismo que reabunda en la repeticion del apriorismo de un escepticismo critico. Ortega encuentra que este proceso desinfantiliza al lector infantilizando a los personajes. Pero también es posible la lecture inverse dado que los discursos de 15 infancia sirven como sutures ideologicas de realidades incompatibles: la infantilizacion del lector por la desinfantilizacion de los personajes desutura tramas que desinfantilizan al autor/narrador. Jorge Eslava es el Onico critico que ha escrito un articulo sobre el tema de la infancia en Ribeyro. Es una aproximacién inicial general que, sin embargo, permite encontrar configuraciones de dislocacién y sutura, aunque no use estas categories. Subreya la dislocacibn infancia/adultez que la adolescencia implica, y la relaciona con los procesos de conflicto social en el Peru de los cincuenta. Aparece asi el problema de identidad, narcisismo, sexualidad y rebeldia frente les instituciones de la familia y el colegio, ambas en crisis. Encuentra que finalmente los personajes menores no se diferencien tanto de los adultos porque pierden la esperanza. Ace hay una homologacion de infancia/adultez que Eslava sugiere pero no desarrolla. Si Ie pérdide de infancia de los personajes menores es una dislocacidn sostenida en los textos, Eslava propone que esta dislocacién en el menor se reproduce en el lector como una brusca interiorizacién que seria el ingreso al mundo gris de la adultez, como especio de la resignacién decepcionada. Eslava sugiere que la recurrencia de la muerte de un personaje adulto en los cuentos de infancia implica una liberacién de la dependencia de los personajes menores, pero que esta nueve libertad infantil s6lo los confronta con su propia infancia perdide como rito de paso, tras la muerte, a una etapa adulta de inquietud. Esta lecture es una generalizacién que muchos de los cuentos no soportan, aunque acierta en puntos claves en cuanto a la sutura discursiva. En su analisis la infancia es homogénea, no distingue menores-Nosotros de 16 menores-Otros, es decir, se trata de una lectura que recae en la construccion atemporalizante de la infancia como especio comun. Mape de le disertacién A partir de estas consideraciones preliminares, esta disertacibn trata de indagar cémo son, cual es su origen y que implican les construcciones de infancia en Ribeyro. Se atiende no sélo a las ambiguedades ideologicas del autor sino a la importancia de los discursos en torno a la infancia como caracterizaciones de la nacién y del individuo, de su pasado y posibilidades. Busco mostrer cemo la figure del menor sirve en este caso como sutura ideolégica ahistorizante de contradicciones historicas concretas, y en esa medida contribuir a desm'rtificar la infancia y abrir especio para dejarla hablar. En el primer capitulo propongo el analisis de “Los gallinazos sin plumes” y “Pagina de un diario” con el fin de explicar el origen de la dislocaciénlsutura en las construcciones de menor-Yo versus menor-Otro en el proyecto narrativo ribeyriano. El primero relato, sin dude el mas famoso del autor, narra la historia de un par de nifios huérfenos obligados a trabajar recogiendo basure por el abuelo, a quien indirectamente matan, para huir de case y convertirse en ninos de la calle. En el segundo, el menor autobiografico -después del velorio del padre- firma con la plume fuente paterna prohibida y se da cuenta de que él mismo es una continuided del padre por la homonimia. Las implicaciones de la dicotomia menor-Yo / menor-Otro constituyen al sujeto de escritura y a su objeto escriturerio, particularrnente en relacién con la muerte del padre y el fenémeno de la modernizacibn de Lima. Este capitulo articula los conceptos tedricos 17 basicos de la disertacién. Asi, se explica la aplicacién de los conceptos lacanianos de sutura y fascinum para leer los cambios de focalizacion y advertir posiciones ideolbgicas autoriales. Leo los textos como ritos de pasaje, iniciaticos y funerarios, aplicando les tres etepas descritas por VenGennep (separacién, liminalidad y reincorporacidn), y haciendo hincapié en el concepto de communitas liminoide de Turner. En este caso, esta comunidad reune al menor- Yo, los menores-Otros y las figures paternas muertas. Por eso es esclarecedor el concepto de unstable signifiers con que Agamben define a menores y fantasmas respecto al proceso de la significacién: ambos amenazan y posibilitan este proceso —que es el de la continuided/cambio de la cultura- y por ello es que los ritos de paso son necesarios. Estos ritos como textos articulan asi el especio mudo, el origen de la palabra del mudo —del menor— respecto a lo abyecto que segun Kristeve amenaza con el colapso de la significacién. Lo abyecto es la muerte del padre y lo que significa: la orfandad y el fin de infancia, la modernizacién de Lima, le pérdide del patrimonio para el menor-Yo, y la imposibilidad de integrarse a Lima para el menor-Otro. Son distintos traumas que convergen y por los que explico el origen de la dislocacién/sutura. El segundo capitulo se centre en el analisis del especio-tiempo de la infancia, es decir en las articulaciones de los especios de infancia. Enfocandome en cuatro textos propongo una lectura que, ademas de situar con nitidez los especios recurrentes de infancia de los textos ribeyrianos en general, enfatiza las trasformaciones del especio correlativas al proceso de desinfantilizacién. En “Por les azoteas” se relate les aventuras de verano en la azotea de un menor 18 autobiografico y su amistad con un hombre misterioso que lo iniciere en la literature y en la desinfantilizacion por la muerte. En “Interior L” una menor-Otra provinciana que vive en un tugurio es violada y objeto de comercio masculino, y es una alegoria de la “nueva” Lima. En “Los eucaliptos” se evoca el fin de infancia encarnado en la tala que alegoriza la urbanizecién, modernizacién y emergencia de nuevos nir‘ios en Lima. En este releto el barrio de Miraflores le es ‘arrebatado’ al autor. En “Mayo 1940” se reescribe la historia de la infancia autorial de “Los eucaliptos” con importantes variantes que expanden el significado del fin de infancia como transformacién ya no sélo del barrio, sino de Lima y el mundo. La modernizacién de la capital, con sus procesos de urbanizacién y migracién andina, es el telén de fondo explicito. Pero curiosamente la desinfantilizacién se marca por rajaduras en el techo de la case 0 especializaciones analogas. Aplicando el topoanelisis de Bachelard tales dislocaciones remiten a la decapitacion de la casa antropoforrnizada. Elfin de la infancia del Yo y del Otro se suturan por esta dislocacién del techo y por la escritura como cedigo alternativo que se va especularizando. En el tercer capitulo analizo ocho relatos, aplicando conceptos de los capitulos anteriores, pero centrandome en el proceso de especularidad en espiral que desemboca en la fantasmagoria de los menores (todos) muertos. En “Los merengues” - donde un nino pobre robe a su madre para comprar golosinas criollas y no consigue negociar porque desconoce el valor del dinero— y en “La botella de chicha” — donde el menor-Yo adolescente robe a la familia un fetiche andino y es finalmente humillado por el padre- el espejo de menores 19 Otro-Yo se sutura por el robo y se disloca porque el simbolo criollo continua en vitrina mientres el andino es destruido en la calle. En “La tela de arena” y “Scorpio” la suture de la menor-Otre y el menor-Yo pase por la animalizacion y la orfandad de padre que construye la modernizecion de Lima como anomia, y se disloca como posiciones de género. En el primero, una adolescente provinciana tratando de escapar del acoso sexual del menor-Yo termina atrapada en Lima por un supuesto protector provinciano adulto. En el segundo, que es un relato cuasi-autobiografico sobre la rivalided entre hermanos, la venganza y crueldad infantiles se extreman. En “Los moribundos” y “Sobre los modos de ganar la guerra” ya no hay menores-Otros, lo que es slntomatico de su desaparicién al final de la trayectoria narrative del autor. En lugar de menores-Otros hay infantilizados indios quechuas y un selvetico, marcados con valencias opuestes. El menor-Yo de “Los moribundos” es testigo del maltrato de indios quechuas obligados a meter y morir en una guerra patriotera que les es ajena. El mismo tema pero desarrollado de modo inverso es tratado en “Sobre los modos de ganar la guerra,” donde los menores-Nosotros padecen el abuso de un instructor premilitar selvatico por burlarse de él durante unas maniobras. Se alegoriza en ambos relatos la historia militar republicana y se critica el militarismo. Finalmente, en “El ropero, los viejos y la muerte” y “Los otros” la dislocacién/ sutura menores-Nosotros y menores-Otros propone la especularidad total ante la muerte del padre y la del autor mismo. En el primero, un menor-Otro burgués derrumba al padre y los ancestros del autor durante un juego que articula la especularidad de la consciencia oligarquica. En el segundo y Ultimo relato del 20 autor, se anticipa la muerte autorial mientres se narra la historia de cuatro menores muertos, en una estructura especular. La hecatombre final de los menores propone una desinfantilizacién del lector ante la muerte por medio de la construccién de un aparato especular literario fantasmagorizante. Julio Rambn Ribeyro busca desinfantilizar al lector a través de textos que recurren al tema del fin de la infancia de los personajes menores y a la infantilizacién de los adultos. Pero desde el principio se distinguen el menor-Yo como sujeto y el menor-Otro como objeto. Todo el proceso de la narrative del autor —en una escritura que continuamente critica la injusticia en el Peru, patente en el racismo, el sexismo, el militarismo- puede leerse como una continua sofisticacion en el manejo del discurso especular entre ambas posiciones discursivas. Precisamente los menores son importantes porque funcionan como espejos del mundo adulto, proponiendo al lector una reflexién e interiorizacién respecto a les asimetrias de poder y de palabra. Los menores también ofrecen alegorias de la modernizacién desigual de Lima y de la conciencia oligarquica (auto)critica. Finalmente, a través de sus construcciones de infancia se observe en Ribeyro una conciencia fijada en la muerte del padre y la caducidad de la palabra que propone un pesimismo irénico, incluso a veces cemico. Por eso los menores de edad son las construcciones mas aptas para sintetizar su idea del ser humano: una esperanza siempre frustrade que se trata de reflejar como una frustracion esperanzeda, una alegria fantastica que se desmorona ante la realidad, pero que reinicia, como los menores, sus espectativas, valiosas por quiméricas o pueriles, y por ello mismo deleznables. 21 En ultima instancia, esta disertacion trata de responder si en Ribeyro se da voz el menor mudo o no, y qué implicancias ideolégicas se derivan de ello. 22 Capitulo 1 MENOR SUJETO, MENOR OBJETO: INICIACION, PARRICIDIO Y DUELO EN “LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS” Y “PAGINA DE UN DIARIO” Este capitulo propone el analisis comparativo de “Los gallinazos sin plumes” (1954) y “Pagina de un diario” (1954) para iniciar Ia deconstruccién de la sutura dislocada entre menores-Otros / menores-Nosotros, que es la dicotomia basica en la construccién de minoridad en Ribeyro. Le palabra del mudo, explicada por el autor como dar voz al Otro o expresar la propia voz, al analizar a sus primeros menores revela significativas construcciones ideolégicas a varios niveles. La eleccion de estos textos para esta lectura se basa en que ambos ocupen posiciones fundacionales respecto aI proyecto narrativo del autor. Es decir, son textos escritos y publicados al inicio de su produccién narrative, y la critica los considera emblematicos de la misma. Sin dude, “Los gallinazos..." es el cuento mas famoso del autor. “Pagina...” es el que representa mas cabalmente el inicio de la linea autobiografica. A nivel de recursos formales la comparacién permite distinguir nitidamente les dos técnicas narrativas basicas del autor, particulannente respecto a la voz narrative. Estes técnicas implican dos perspectives y manejos de la sutura y el mundo representado. “Los gallinazos...” esta escrito en tercera persona, por un narrador omnisciente, extradiegético y comentador. “Pagina...” se narra en primera persona desde una voz narrative autobiografica desdoblada entre el narrador adulto que cuenta su infancia y el discurso directo del mismo como menor. Esta diferencia que obviamente narra al Otro de modo distinto a como se autonarrativiza se sofisticare en cuentos posteriores, pero la voz narrative comentadora, esa 23 adultez que da cuenta de infancias y reflexiona sobre el mundo es una impronta imborreble en Ribeyro. De modo mas importante, Ia comparacion es reveladora dado que los temas de ambos relatos, a primera lectura tan disimiles, comportan muy importantes conexiones. Es mas, sugiero que estos enlaces y distorsiones de un mismo nucleo semantico, como sutures y dislocaciones, estan en la base de toda la obra ribeydariana. Son la infancia de la infancia de su proyecto. Ambos textos se centran en menores varones que pierden Ia figure paterna que muere trastomando sus vidas. Pueden ser leidos entonces, de entrade, como relatos de pérdide del padre —reel 0 putativo- y de la infancia, es decir, relatos funebres de iniciacion, aun cuando “Los gallinazos...” procesa una iniciacién que culmina en cuasi-parricidio sin funeral y “Pagina...” trata de un funeral que deviene iniciatico. Esta horfandad de padre no es un tema mas en Ribeyro, es el trauma de su adolescencia, sobre el que vuelve repetidamente, con importantes variantes, explicitamente en varios textos y como telos en casi todos. Lo que el padre real perdido significa en este caso no es sélo un trauma personal, sino que abarca complejas representaciones psico-sociales, histéricas, que se ambiguen durante el proceso de la escritura misma. En este sentido, la diferencia de clase social de las respectivas figures paternas en esta comparacién es basica, asi como las respectivas agencies 0 no agencies de los menores construidos. Propongo entonces una lectura minuciosa de estos textos, interpolando comparaciones entre ambos, para finalmente pasar a una comparacién exhaustive centrada en minoridades distintamente construidas pero analogadas 24 (sutura/dislocacién) respecto a ritos de iniciacién y funebres, y sus concomitancias sociales. Los gallinazos sin plumes Homo homini lupus (Hobbes) El primer cuento publicado en libro de Ribeyro, y que da titulo a ese primer volumen, es el mas conocido del autor y lo inicia literariamente con el tema neorrealista urbeno del menor en la extrema miseria. El tema es vigente. De acuerdo al informe de la UNICEF del 2004, El Estado de la Nir‘iez en el Peru, actualmente en el Peru hay alrededor de 2,1 millones de menores sobreviviendo en situacién de extrema pobreza, mientres hay 6,5 millones viviendo bajo la linea de pobreza (10). Eso significa que mas del 60% de los menores peruanos son pobres. EI menor de la calle1 es una de les figures emblematicas afln vigentes de la infancia latinoamericana y de Latinoamérica como infancia.2 Esta construccién cultural del menor “en estado de abandono”, “marginal”, “niflo de la calle”, es una imagen patética e veces romantizada cuyo poder interpelante describe el drama de miles de menores latinoamericanos. Se aplica también a la situacién de millones de menores en extrema pobreza que, sin embargo, no reciben la misma atencién publicitaria, periodistica, legal 0 académica, en parte debido a una obsesion internacional con esta imagen extreme de infancia como lo Otro, el revés de les construcciones hegeménicas de infancia. De ser asi, ‘ Uso la expresién “menor de la calle" por ser ampliamente difundide, aunque, como setlaIa Walter Alercbn, tiene una connotacibn despectiva que no comperto (Alarcén 51). 2 Abundan por ejemplo peliculas sobre Latinoamérica con este ingrediente infantil en la miseria. “Los olvidados” de Luis Bul‘luel, “Pixote” de Hector Babenco, “Gregorio” del grupo Cheski, “La virgen de los sicarios” de Berbet Schroeder, “Le espalda del mundo" de Javier Corcuere, entre otros. 25 estos menores-Otros “en situacion de alto riesgo” parecen inspirar piedad mientres se ratifica, por la monstruosidad de los Otros adultos del Tercer Mundo, una autoidentificacion superior (Green 48). Como icono de denuncia social, esta figura también es slntoma de la multiforme crisis que en el Peru, como en otros peises de la regidn, dio lugar al fendmeno masivo de los desplezemientos del campo a la ciudad, migracion interna desde economies cuasi—feudales3 a los centros de modernizacién y urbanizecién, cuya otra ribera constituyen, como un cerco marginal de “pueblos jévenes” paupérrimos sobre la ex ciudad-jardin, a la que inexorablemente “invaden” (Klarén 301).4 For eso los menores de edad aparecen en la narrative peruana por primera vez como la novedad de una ciudad que no se reconoce en sus nuevos habitantes, y estos menores, como subalternos de subalternos, inauguran lo que la critica ha venido a llamar el nacimiento de la narrative “modema” urbane en el Peru (Oviedo 10, Cornejo Polar 225). En este fendmeno cultural convergen de manera casi inextricable construcciones multivalentes de “minoridad”, “modernizacién narrative”, “modernizacibn econémica”, “urbanizacién” y “migracién andina”, como si la minoridad adoptara el polimorfismo de recomenzar un continuo flux de reflectividades identitarias entre narradores, menores y personificaciones de Lima, y en el proceso, como si los fantasmas del sentido sobresaltaran a los antepasados ante el inesperado retorno del trauma. 3 Un estudio notable el respecto es el de Eric Hobsbewm "A case of nee-feudalism: La Convencién, Peru". " Véese también Jose Matos Mar, Desborde popular y crisis del estado. 26 “Los gallinazos...” fue escrito en Paris, mientres el autor anota en su diario que trabajaba recolectando basure como conserje de un hotel.5 Después en el diario describe una especie de espejo entre si y ese Otro que es materia de su narracién, como empatia que lo asimilaria a Flaubert —un autoelogio- mientras se destaca la importancia de la gesticulacion, el problema de identidad.6 Como mostraré esta note autobiografica revela una relacién vicarie entre autor y personajes -especialmente con respecto al menor llamado Enrique. Da pie asi a toda una lectura que remite a la orfandad y el exilio del propio autor y a su reflexién alegorizante sobre la situacién del Peru de los altos 40 y 50. De hecho, justificandose respecto al primer libro que recopila relatos del Otro —ninguno directamente autobiografico- dice en su diario: Si un mérito tiene mi libro es el de mantener la unidad del conjunto. Esta unidad reside mas que en la forma, en la materia trabajada. Todos ellos —mis cuentos— transcurren en Lima, en las clases economicamente débiles, en ambientes deliberadamente s6rdidos. Sirvientas, albafiiles, pescadores, encomenderos, traficantes, recogedores de basure, lo que yo he visto de mas tocante y significativo en nuestro pueblo, he tratado de animarlo, de infundirle vida y movimiento. La visibn resulta al final un poco miserable, pero exacta y verosimil. (59-60) 5 “Es curioso que tenge yo ahora que ocuparrne de cubos de basure, cuando estoy escribiendo precisemente “Los gallinazos sin plumes”. Espero que esto le otorgue e mi cuento un poco mas de exectitud sicolégica". (Le tentecidn del fracaso l, 50). 6 “Tengo Ia impresién de que “Los gallinazos sin plumes” es el mejor cuento que he escrito haste ahora. Tal vez “Mientras arde la vela' sea mes redondo, técnicamente mes acebado, pero no tiene Ia vitalidad ni la fuerze del otro. Facilided con que puedo sentir un estado de enimo ajeno, de la forma como me posesiono de mis personajes 0, en otras palabras, de la tonne como ellos me poseen. Frente a mi, en el cafe Petit Cluny donde escribie, hable un espejo. Me sorprendi haciendo muecas de celera, de asco, de frio, segdn el curso de lo que escribia. Los mozos me mireben. La anecdote de Flaubert sintiendo el sabor del ersénico cuando moria Madame Bovary me parece veridica. Le potencia creadore reside, creo, en la capacidad de impresionarse con estimulos imaginerios”. (Le tentecidn del fracaso, 51-52). 27 “Los gallinazos...” es la historia de un par de nifios herrnanos huérfenos, Enrique y Efrain, cuyo abuelo Don Santos, cojo con pierna de palo, oblige a trabajar recogiendo basure para cebar al cerdo del corralén en el que viven, para venderlo. Ellos al amanecerjuegan en las calles elegantes recogiendo basure. Pero el cerdo es insaciable y el abuelo los manda al muladar, entre gallinazos y perros, para que traigan mas desechos. Alli Efrain se hiere pisendo un vidrio y al dia siguiente tiene el pie infectado. Como ya no puede trabajar, el viejo oblige a Enrique a ir solo a trabajar el doble. Este regresa con un perro flaco y sarnoso. El viejo rechaza al perro pero Enrique lo convence arguyendo que Ie ayudara a buscar basure. La infeccién avanza en Efrain. Ambos herrnanos quieren mucho al perro Pedro, su unica fuente de alegria infantil y afecto. Enrique se enfenna de los pulmones, y el abuelo insultandolos de haraganes mentirosos trata de trabajar solo dejandolos sin comer como castigo, pero fracasa por su cojera. Suceden lunas llenes en que el viejo se va bestializando al compas de los “rugidos” hambrientos del cerdo Pescuel. Los nietos desfallecen inanes y el abuelo, la ultima mahana, les pega con su vara para que trabajen. Enrique defiende a Efrain que llora, y es obligado a ir convalesciente al muladar, mientres deja al perro, que queria seguirlo, cuidando a su hermano. Cuando I regresa descubre espantedo que el cerdo esta devorando al perro. Al encarar al abuelo por qué hizo eso este le pega. Enrique desde el suelo coge la vara del viejo y lo golpea, y el viejo cae al chiquero. Los herrnanos huyen de la case mientres el abuelo lucha impotente contra el cerdo. 28 Es asi un texto en torno a la miseria, el abuso de menores, la venganza y la huide. El cuasi parricidio y la abyeccién marcan el tono. El relato abarca varios dias, pero importa mas el tiempo interno, subjetivo, que tiende a focalizarse en la conciencia de Enrique para dar cuenta de su iniciacion, de modo que el manejo de los tempos narrativos procure el efecto de pasar de la hora celeste del amanecer al pleno die como metafora de (des)infantilizacién del personaje menor y del lector por la sutura. Los dialogos y discursos directos de los personajes son escasos, notandose una progresiva mayor importancia de la voz de Enrique. Lo que predomina es la voz narrative extradiegética omnisciente que, sin embargo, maneja sutilmente cambios de focalizacion y discurso indirecto libre para conseguir el efecto suturante. “Los gallinazos sin plumes”, en cuanto titulo, remite inmediatamente al titulo global de la cuentistica de Ribeyro, La palabra del mudo, por el tema de la incapacidad o la carencia, el oximoron como origen y fin del lenguaje. Si el mudo carece de palabra y estos gallinazos no tienen plumes hay un trauma (herida en griego) que los incapacita, para hablar o volar, respectivamente. Estos desposeidos, mudo y desplumados, son los sujetos de la carencia (Ortega 129) de este proyecto narrativo, pero hay una sutil diferencia: los mudos son humenos, los desplumados son animalizados. La carencia del mudo puede tratar de subsanarse por el gesto o la escritura - de hecho por la ‘pluma’ que escribe. En cambio, estos menores-Otros animalizados carecen no selo de voz sino de lo que les plumes impliquen: escritura, educacién, abrigo, proteccién -son eves 29 desnudas, como recién salidas del cascarén. Parecerian también carecer de capacidad de volar -huir- de su miserable situacién. Los gallinazos sin “plumes” son también aquellos pobres sin “padres”: la orfandad es clave en el texto que devendra, como se vera, fabule mute del padre fantasma, del no antepasado. Es el vacio textual de los padres: no tienen madre ni padre. No hay mujeres de importancia en el texto y la figure que sustituye al padre es un abuelo amputedo, embrutecido y explotador, que finalmente morire. El titulo, “Los gallinazos...", convoca edemas otros sentidos. Como aves desplumadas remiten a la clasica Ieyenda en que Diégenes Laercio, maestro de los cinicos (perms en Latin), opone al discurso de Platén de que el hombre es un plumifero desplumado, el acto de lanzarle una gallina desplumeda diciendo: ahi tienes a tu hombre. Este cinismo antiplatonico es uno de los obvios contrapuntos del autor, aun poco explorado. De hecho, aunque la mayoria de criticos consideran a Ribeyro como estoico, su vision clasica puede rastrearse también por el cinismo.7 En el titulo, “plume” implica ingravidez o movilidad ideal de la “hora celeste”: une imagen de los menores-Otros como angeles animalizados -dos extremos que borran lo humano- caidos a una especie de infierno.8 Por otro lado, los gallinazos como eves negras carrofieras, edemas del matiz racial condenatorio de lo negro (que es explicito en “Filosofia del gellinazo” de 7 Ribeyro en entrevista e Jorge Coaguila efirma: “Yo siempre he creido ser un escéptico, pero con el tiempo he descubierto que también soy un poco clnico y bestante hedonista. [...] El clnico es un escéptico, en cierta forma, pero que edquiere ya un tono un poco burldn, que no tome en serio las cosas, que les grandes ideas Ie importan un pito." (La palabra inmortel 76-77). ' Es curioso comperar esta construccién con la del angel viejo de Garcia Marquez en “Un hombre muy viejo con unas alas enormes". 3O Valdelomar), significan la degradacion del condor —emblema endino- a pestilente ave costera de los basurales de la urbe costeha. Es el peso del indigenismo del condor a la narrative urbane limena del gallinazo.9 Curiosamente, remite también al fin del regionalismo criollo, si se enfoca el cuento como une transformacién del gallo del “Caballero Carmelo” de Valdelomar, convertido ace en gallinazo implume. Sin embargo, este ultime metamorfosis es polémica y de amplio rango, dado que en Ribeyro hay pervivencias del criollismo como Optica social, aunque caricaturizada. En todo caso, el regionalismo costeflo y el indigenismo andino se trasforman en la construccibn de este nuevo sujeto social urbano venido a menos como eves que comen muertos. Esta caracteristica es basica. El gallinazo, buitre americano, carga una doble valencia, por un lado es abyecto, remitiendo a la muerte, la basure, los desechos contaminantes. Por otro lado, su funcion simbélice es necesaria y purificedora, el procesar la basure permite transformer el peligro contaminante, sublimarlo. Esta “purificacién” simbolica es polisémice en el texto, pues en él se ventilan sentimientos negativos con respecto a la figure paterna sustitutoria.10 9 Confréntese esta figure del gallinazo con la que aparece en El zon'o de aniba, el zorro de ebejo, de Arguedes. (Arguedes 45). ‘0 Un ejemplo histérico del simbolismo purificador de les eves carrofieras se encuentra en la costumbre de los Pershis de la indie, que dejeban los cuerpos de sus difuntos en ‘torres del silencio’ para que fueran devoredos por buitres y asi purificados. Véese M. Boyce, Zoroastriens: Their religious beliefs and practices. 31 Pagine de un diario El momento mas grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil e mi padre. (Cesar Vallejo) “Pagine de un diario” fue escrito en 1954 y aunque forma parte de la segunde coleccibn de cuentos de Ribeyro, Cuentos de circunstencies (1958), es anterior a “Los gallinazos sin plumes”. Es un texto emblematico de la linea autobiografica del autor; ficcionalize el origen mitificado del escritor, una presentacién publice, y lo analizaré para iniciar eI contrapunto entre les construcciones de menor-Otro versus menor-Yo. El interés de Ribeyro por los diarios intimos y otros tipos de escritura autobiografica se concrete en la publicacién de sus diarios personales, Le tentacion del fracaso (1992), poco antes de su fellecimiento. Pero ya antes, en su libro de ensayos de critica literaria Le caza sutil (1976), su primer articulo fue “En torno a los diarios intimos”. Ademas publico Prosas Apetridas (1978) y Dichos de Luder (1989), embos con rasgos marcadamente autobiograficos. El autor inaugura el género del diario de escritor en el Peru, y se subraya la importancia de este linea narrative en su proyecto literario. Como dice en la introduccibn a sus diarios: “Paginas de mi diario son comentarios a mis otros escritos, asi como algunos de estos estan inspiredos en pagines de mi diario" (9). Significativemente también dice: “El diario intimo es una ocupecién peligrosa, que puede cerrar le comunicacion con los otros y confinemos a un soliloquio estéril y secreto” (10). La linea autobiogrefica del autor, el mudo como 32 él mismo, aparece entonces desde el principio, aunque se enfetice mucho mes el final de su produccion. El relato de este menor-Yo, al contrerio de “Los gellinazos...”, parte de un narrador en primera persona intrediegética desdoblada entre la voz edulta rememorativa y los discursos directos del menor. Le focalizecién predominatemente exterior del narrador omnisciente que juege con cambios de enfoque suturante en el menor-Otro que hable (Enrique) en “Los gallinazos...”, equi como narrador testigo y comentador es doblemente interior, centrada en la conciencia del menor escritor. Los varios emaneceres y noches de luna llena de “Los gallinazos...”, ace son une noche y un die. Los especios pasan del corralén de le miserie migrante aislade en “Los gellinazos...”, a la casa con jerdin invadida de clase media tradicional con reinvindiceciones oligarquicas en este texto. En sintesis, la historia del relato se centre en la noche y la mefiena siguiente del velorio del padre visto por los ojos de su hijo, Raul, un menor entrendo en la adolescencia. Tras la muerte no narrede, Ia bendicibn del confesor da pie el llanto familiar (madre, hermanes y protagonista) El menor este emocionelmente confundido ante el evento sorprendente. En shock, observe con recelo la llegada de parientes en los que ve hipocrecie circunstancial; vecinos y amigos invaden la casa y alternan sin jererquies ante su esombro desconfiedo. Esta confundido incluso sobre su propia identidad de menor y huérfeno. Le madre lo lleve a rezer el rosario en familia ante el difunto y él observe que hen vestido elegantemente al padre, pero lo que le choce mas es verle los pies en 33 medias e inmoviles. Abandona la habitacidn con miedo a la muerte. Refugiado en el jerdin, viendo una nube en la noche piensa en su padre. Escucha a la empleeda pidiéndole acompafiarla a traer un candelero. Siente deseo sexual por ella, pero lo contiene le imagen de los pies petemos. Observe resentido el ritual de la muerte y cae donnido. Al die siguiente, entre el silencio y la gente dorrnide, ve al difunto en el féretro efeitado y no siente pene, como si no fuera su padre. Rechaze el abrazo de su madre y en su cuarto piensa en su futuro. Entonces recuerde elgo, y sin ser notado ingresa al despacho del padre, lugar prohibido. Busca y encuentra su plume fuente, que tiene las iniciales del nombre del padre, que son las suyas propias. Escribe su nombre y siente que el mismo es su padre. En tanto titulo, “Pagine de un diario“, como Pelebra del mudo, es el pedezo de un objeto fetichizado como escritura individual. Es decir, parte de uno amputada y elevade e simbolo. Obsérvese que el autor escoge selo esta pagina de un supuesto diario relacioneble con el que efectivamente escribie. Como origen de los diarios y la linea autobiogrefica aparece entonces la muerte del padre en la base del proyecto narrativo ribeyriano. Remite inmediatamente a una imagen de oligarquia duena de las buenas letres o ciudad Ietrada (los ancestros prominentes de Ribeyro a que elude Ribeyro en mas de una entrevista, en contraste con la mediania del padre).11 “ Dice el autor: “Por parte de mi familia paterna pertenezco a una familia de la alte burguesie peruena, intelectual, puesto que la mayoria de mis antepasados fueron hombres que tuvieron mucho lustre, como megistredos, profesores y rectores de la Universided de San mercos, ministros de Releciones Exteriores, abogados, etc... une familia de alta burguesie en declive..." (Les respuestas del mudo, 191). 34 De modo que, confrontendo titulos, de “Los gallinazos...” a “Pagina...” se pese de la animalizacion plural a le objetivizacion individual. Del mudo como nines-Otros sin plumes el adolescente como escritor emplumado hay una fetichizacién de le escritura. Es decir, Ias plumes de que carecen los gallinazos se transforrnen en la plume del menor como escritor de una continuided familiar oligarquice venida e menos. De la carencia del Otro se viste el Yo, y esta dislocacion intenta suturerse como minoridad en ritos de pasaje inicieticos y/o funerales. En ambos relatos la muerte de la figure paterna es correlative e la desinfantilizacibn de los menores. Por eso leer en los textos ritos de pasaje funebres e inciaticos permite deconstruirlos comparetivamente, y hecerlo es importante mes alle de estos textos, pues de lugar e le deconstruccién tanto de le articulacién suturante de todo el proyecto narrativo ribeydariano resumido bajo le Pelebre del mudo, como particulennente de sus construcciones de minoridad. Esto es asi porque estos textos inician este proyecto narrativo, y en esta genesis profane, reviseble y discutible, el duelo por la muerte del padre es central. Propongo entonces Ieerlos como dos relatos de origen. “Los gallinazos...” narrativize el origen del Otro como objeto del proyecto narrativo autorial, al explicar la aparicion de menores-Otros (del Otro infentilizado) en Lime, y de Lima misme como otra. “Pagina...” mitifica el origen del Yo escritor, como sujeto de escritura, al explicar la epericibn del menor-Yo escritor como continuided ancestral de “buenas letres.” 35 Los Nombres en ambas Textos Los hombres son siempre importantes en la narrative de Ribeyro. Como construcciones sintéticas identitarias, revelan, ironizen o escamoteen posicionamientos entre lo dicho y lo calledo. En “Los gallinazos...“ aparecen seis hombres y un innombredo, pero en este presentecion inicial solo hey cuatro: El abuelo Don Santos, los huérfenos Efrain y Enrique, y el cerdo Pescual. Posteriorrnente se nombrere el perro Pedro, el vecino Nemesio, y eperecere heblando un carnicero sin nombre. Don Santos es obviamente nombre irénico que eune sublimidad religiose y haste mertirio en un viejo amputedo y egoiste. Enrique viene del germanico Heimerich, ‘rey de la cesa’. El, pese e perecer menor que su hermano al inicio del relato, efectivamente es decisivo respecto a los destinos de la case. Es el menor agente, que defendere al herrneno, proveere a la case en crisis y causere indirectamente la muerte del abuelo. Pero su agencia es también en parte un cemufleje de la voz autorial, que mantiene el poder mientres tiende a focelizarse en este menor como alter ego. Esto se corrobore el leer el nombre del menor-Yo en “Pagina...” como se ve mas ebejo. Efrain, del hebreo Ephrayim, significe ‘fructifero, fecundo’. Su cojere y la amenaza de su muerte por infeccién al final, si aparece como une note de humor negro -y amenaza, dado que su fecundided seria mes bien une reiteracibn del trauma del abuelo- también implica la figure seminal del menor mas indefenso que, como efecto de lectura, es el embleme de la explotacibn de los menores, de la urgencia de su atencibn publica y de le 36 indignacibn del lector suturado por los efectos del texto, por eso sera Efrain quien tendre le ultima palabra en discurso directo. En “Los gallinazos...” los enimeles son personificados por el nombre lo que es une inversibn de la enimelizacién de sus personajes humanos. Se trata de un doble proceso liminal. El cerdo es llamedo Pescuel, nombre que elude a que esta siendo cebedo para la Pescue, y que convoca irbnicemente a les dos pascues cristienas, la nevidad y le pascue de resurreccion. La primera, como fiesta de nacimiento y regelos para los ninos, ace es obviamente invertide expresando el otro lado de les nevidades burgueses como el secrificio de los menores pobres. La segunde, como festividad de la Victoria sobre la muerte, subraya eun mes el substrato ritual del texto y une ironia analoga e la del nombre del abuelo: hombres sagredos para seres abyectos. Les fiestas religioses mes importantes en el Peru devienen banquetes del cerdo, pero también se anticipa une reversibn final que implica une embigue posibilidad de selida como (re)nacimiento desinfantilizado. En este sentido, elude etimolbgicamente e le pesej hebree, el peso del mar rojo como liberacién de Egipto, y en este caso connote esl el cruce del umbral sangriento del desenclece huyendo de la casa y la infancia, es decir, un rito de iniciacién. En “Pagine...” también epereceran referencies a les ceremonies necioneles religioses y significativamente se incluye la fiesta petria. En todo caso, ace los elementos ritueles de nacimiento, muerte y resurreccién o renecimiento implicados en el nombre del cerdo corroboran la posicién de liminaridad por sus signos embiguos de muerte/vida. Por su parte, el perro sere llemedo por los menores Pedro, 37 ‘piedre’, y sobre les connoteciones de este nombre treto mes adelante. Ahora baste recorder que es el nombre que se da el primer apostol implicando su pepel de cimiento de una nueve iglesie. Por ultimo, se nombre a un tel Nemesio, vecino del cuyo corralén llegan quejes por los gruhidos de hambre del cerdo. El nombre significa “justiciero”, lo que es irénico, pues sélo le importa no ser perturbado. Es nombre comun de inmigrentes andinos. “Pagine...” es un texto centredo en la importancia del nombre. Sblo hay dos nombres y un epellido implicado. En “Los gallinazos...” no hay apellidos ni siquiere implicados. Son asi, desde el nombre, Otros emputados del pasado. En “Pagina...” los nombres explicitos son el del Yo-menor Raul y el del Otro, le empleeda domestice Flora. Este Ultimo nombre netureliza el Otro como flor, estereotipade imagen de la mujer, y por el contexto en que aparece hay el matiz irénico de hecerle objeto sexual e desflorer. El epellido implicado es el paterno, eI meterno es borredo, y los nombres del resto de su familia nuclear, todes mujeres, son borredos también. Dado el caracter autobiogrefico de la ficcion conviene reperar en el nombre del autor: Julio Rambn Ribeyro, que efectivamente fue también el nombre de su padre. El epellido paterno ‘Ribeyro’ significe acequie o arroyo en portugués. Julio significe ‘berbudo’ y el simbolismo de le barba es funcional en “Pagine...” Ramon, como el Raul de varios de sus relatos autobiogreficos, viene del germanico y estan emperentedos por la reiz: Remén significe ‘consejero protector’; Raul, ‘lobo consejero’. Enrique, como ya sefialé, también es nombre germanico. Alli se deslize, también por el nombre, Ia impostacién autorial, el menor-Yo en la historia del menor-Otro. 38 Ritos de pasaje: De la iniciecién funebre sin funeral al funeral iniciatico Van Gennep, en su estudio clasico de ritos de pasaje, distingue tres etepes: separacibn, liminaridad trensicional e incorporacién (Van Gennep 11). Le separecion implica abandonar un estetus; es une dislocacion traumatica necesarie pare cambiar de posicibn psicosociel y permitir la continuided del sistema sociocultural. La liminaridad seria un periodo peligroso en la marginalidad del especio-tiempo sagredo como entiestructuel entreluger -ni equi, ni alla-, entre pasado y futuro, un umbrel donde se invierten les jererquies para que ocurre la transformecion de identidedes tanto individuales como sociales, y se preserve el sistema significativo. Le reincorporecién es la suture que confirrna el cambio de estatus e identidad, usualmente en una comide ritual en sociedad. Obviemente estos ritos tredicioneles asumen complejas formes en les sociededes contemporanees. Sin embargo, todevia pueden aplicarse estas distinciones en tanto eyuden a entender procesos de cambio de estatus simbélico (Moore and Myerhoff 3-10). Si en “Los gallinazos...” le iniciacibn se enfatiza por encime de lo funeral dado que no hay, de hecho, funeral explicito elguno, en este historia de explotacibn, venganza, muerte y escapatoria de la figure petema también al final la iniciecion implicitamente es funerarie. De modo inverso, “Pagina...” si trata explicitamente del funeral del padre, donde se ve entrelezendo, suturendo, implicitamente, la iniciacibn que como rito se explicita al final. Son asi dos cares de la misme moneda sin sello: menores suturados como liminoides cuya communitas ritual anelizeré luego. 39 Dado que iniciecion y funeral se entrelezan con distintos metices en embos textos, ahora me enfoco en la primera etapa de separecion en embos ritos de pasaje. Seperedo, dislocedo, amputedo o excluido del cuerpo social, el menor iniciente, el muerto y los deudos pasan a un ambiguo entrelugar liminal. Seperecion inicietica en “Los gallinazos sin plumes” y el orden de vida fentasmel La separecibn de los inicientes tredicionelmente los ubicaba fisicamente en una zone aperte, la zona liminal. En sociededes contemporanees la separecion puede asumir diversas formas y desplezerse en la etapa liminal, cuyes fronteras interiores son borrosas. En “Los gallinazos...” los menores-Otros aparecen desde el principio separados, por exclusion social, del especio y el tiempo de Lima como ciudad formal modernizandose. Excluidos en correlones, estos menores-Otros hacen incursiones en la ciudad. A esta marginacién en la miserie Ie sigue otre separacién: su expulsibn de la case-corralon el amanecer pare ir a trabajar e la calle. Son menores expulsados de la imagen normelizeda de infancia como tiempo protegido en case. Mes aun, posteriormente se los expulsa de la celle pare confinerlos en el limbo del muladar, donde su animalizacibn implica une compleje separecién de lo “humeno”. Sin embargo, la separecién inicial narrative mes importante ocurre tras la herida de Efrain en el mulader. Este hecho efectivamente separe a los hermenos y movilize el texto, tras la presentacién, y motivera el primer enfrentamiento de un menor con la figure paterna. De otro lado, estos menores-Otros parecen de entrede separedos del menor-Yo por clase social, como de une imagen de la Lima oficial, lanzedos a la calle a trabajar como adultos. 40 El marco del texto introduce la atmbsfera de lo fentasmetico, donde la separecién se mezcle con la liminalidad por el amanecer limefio como “hora celeste”, entre la noche y el die, la muerte y la vida, la sincronie y la diacronie siguiendo e Agamben (84). “A les seis de la menena la ciudad se levante de puntillas y comienza a der sus primeros pesos” (21). Esta personificecion de Lima como menor que empieze e endar es tema iniciatico de la nueva narrative peruana de los anos 50.12 (Al final del cuento se vere como también “de puntillas”, con pesos mudos, Enrique precipitera el desenlace). Esta “hora celeste” habitede por seres limineles como los menores y los fantasmas reeperece en puntos clave como leitmotivo textual y su ultima aparicion marce el fin del texto. El narrador dibuje como en acuarele un paisaje irreal en peulatina materielizacién. Posteriormente en el texto se revelara como la visibn del menor y su inanicién le exesperare. Es una construccién de la mireda infantil relacioneble con los cuentos infantiles segun Higgins (29), y en el Peru con la poesie simbolista de Jose Maria Eguren, como anota Elmore (39). Una fine nieble disuelve el perfil de los objetos y cree como une etmbsfera encantede. Les personas que recorren la ciudad a esta hora parece que estén hechas de otre sustencia, que pertenecen a un orden de vida fentasmel. Les beetes se errestran penosemente haste deseperecer en los pérticos de les iglesias. Los noctembulos, macerados por la noche, regresan a sus cases envueltos en sus bufendas y en su melancolie. Los besureros inician por la avenide Perdo su paseo siniestro, annedos de escobas y de carretes. A este hora se ve también obreros ceminendo hacia el trenvie, policies bostezendo contra los arboles, canillites morados de frio, sirvientas secando los cubos de basure. A este hora, por ultimo, '2 Por la epoce Enrique Congreins publice “El niho de junto el cielo” en Lime, hora cero. Sebastien Salazar Bondy “Soy sentimental" y “Ye mujer" en Néufragos y sobrevivientes, Carlos Eduardo Zavaleta “Una figurille" en El Cristo Villenas, y despues apereceren Los lnocentes (relatos de collere) de Oswaldo Reynoso, entre otros. 41 como a une especie de misteriose consigna, aparecen los gallinazos sin plumes. (21) Respecto al “orden de vida fentasmel”, Levi-Strauss sostiene que pare reconstruir el significedo de los ritos de iniciacién hay que leer por debejo de le oposicién adulto-menor la oposicibn viviente-muerto.13 Agamben, en cambio, en “ln Playland”, sugiere que le oposicion en la que se base la de adulto-menor es la de viviente-fentesma (Agamben 83). Ritos funerarios y de iniciacion serien analogos complementarios. Por el primero, el recién fellecido que amenaza como fentasma le funcion significante en que se base la historia y la culture, pese a ester ‘muerto’, convertido en ‘ancestro’ con quien se mentienen relaciones ritueles. Por el rito inicietico el menor que como necido amenaza también la separecibn entre el mundo de la muerte (la sincronie) y el de la vida (Ia diacronie) —al igual y e la inverse que el fantasma- pese a ser adulto. Los menores y los fantasmas serien “unstable signifiers” (85) que asi como amenezen le funcidn significante en tanto desestebilizan la diferencia entre sincronie y diacronie, al mismo tiempo posibilitan el paso de la cadene significante, a través de los respectivos ritos funerarios e iniciaticos. Vlfithin this perspective, ghosts and children, belonging neither to the signifiers of diachrony nor to those of synchrony, appear as the signifiers of the same signifying opposition between the two worlds which constitutes the potential for a social system. They are, therefore, the signifiers of the signifying function, without which there would be neither human time nor history. Playland and the land of the ghosts set out a utopien topology of historylend, which has no site except in e signifying difference between diachrony and synchrony, between eion and chronos, between living and dead, between nature and culture. (Agamben 84-85) '3 Claude Levi-Strauss, “Le Pere Noel supplicié”. 42 De modo que el marco inicial del texto dibuje play/end como ghost/end, zone liminal, inesteble, lirica sin dude, como posibilidad de significacién donde greviten y se intercambien elementos de la vieja Lime (la fantasmagoria feérice egureane) y la nueve Lime de inmigrentes como nifios pobres. Este contrapunto ye segrega la propia dislocacién autorial, es decir, en el seno mismo de le supuesta visibn lirica infantil del menor-Otro se entreteje la entigua y prestigiosa visibn del menor-Nosotros. Le denuncia social en el relato es obvia, pero no es menos evidente en une lecture atente el contrapunto entre la nueve Lime y la Lima que se fue, suspiros sobre el puente, por la migracion andina, desde el exilio autorial en Europe, donde, como migrante él mismo, se ve confrontendo les penuries de los trasplentedos. En este construccion los menores son animalizados, ultimos en la escela social, migrantes que literalmente sobreviven de los desechos de le sociedad. Su trabejo infantil inforrnel de recolectores de basure los situe el margen de la economie formal modernizante e implica la degradacion de una sociedad que aliene a los menores-Otros obligendolos e comer sus detritus, los restos de su consumismo. Nutese sin embargo que es la voz narrative la que inscribe el epiteto desde el titulo y el cebo de este presentecion. En el cuento, volvera a llamar asi a los protegonistas al final de esta salide temprene a recoger basure, cuando regresan a su “nido”. Como se vere, se insiste en el cuento otras tres veces en el epiteto, y cede una implica un proceso de asimilacién feteliste de un destino. 43 Seperecion funerarie en “Pagina de un diario” y el rito oficial veciedo de senfido En tanto iniciacién, en “Pagina...” el menor-Yo aparece separado de le normelidad de su infancia cotidiena por el suceso extraordinario de la muerte del padre, (auto)excluido dentro de la casa paterna invadida, en un especio-tiempo ambiguo, retrayéndose el jerdin, emocionelmente separado del resto de su familia y los adultos percibidos como invasores. Sin embargo, Ia separacibn inicial que se marce en el texto, como en “Los gallinazos...", es un enfrentamiento con el poder: el menor-Yo se separe del resto de la familia para ver el cuerpo del padre muerto, y lo que siente al ver el cadaver es ambiguo e incluso insinue une sonrise, como si lo hubiera vencido. Es una separecién del padre muerto y movilize, por el gesto ambiguo, al texto. El relato comienza en media res, luego del no nerredo fellecimiento del padre, con la visualided silenciosa del gesto suturante e “incomprensible” de un secerdote abandonando la case para der peso, como la gesticulacibn de un director de orqueste, a la obertura del llanto familiar: El confesor atreveso la, sale, cogio su sombrero y heciendo con la mano un gesto incomprensible, se mercho. Mi madre se puso a llorar, mis hermanas le imitaron y yo también tuve que hecerlo porque mi padre, e pesar de sus defectos, hebia sido un hombre muy bueno. (114) El rito funerario aparece como absurdo desde la focelizacibn del menor confundido. Le atmosfere irreal de le “hora celeste” de “Los gellinazos...”, ace se transforme en la incomprensibilidad de la muerte y su ritual. Si “Los gallinazos...” termina con la muerte de la figure petema, ace de inicio el discurso. El shock de la muerte y los procesos de duelo explicarian en parte este extrehamiento del 44 menor, como proceso de negacién de quien no eceba de creer ni puede procesar lo tremendo del evento. Por eso los llantos aparecen como gestos imitativos: un no saber c6mo reaccioner.14 Corr sostiene que los menores no pueden soportar ser expuestos e excesivo estrés y que tienden por eso a retreerse de la fuente de dolor, distreerse, pare luego irla asimilando pauletinamente (Corr 28). Obviemente este umbral de eceptecién del dolor depende de les experiencias previas. Los umbrales de un menor maltretado y pobre como los de “Los gallinazos...” son muy distintos a los de este narrador protegonista, incluso si consideramos la importante diferencia de que aquellos son nifios y este este entrendo en la adolescencia. A continuacibn el relato se enfoca en la equivocidad emocionel del menor, sentimientos de pene-elegria ante la muerte del padre. Mi llanto, sin embargo, fue debilitendose y en mis ojos quedé un erdor equivoco, como el que ecompane a un dolor sincero o a una subita alegria. Pronto mis legrimas cesaron y quedé solo, habitado por un gran esombro. De puntillas, inadvertidamente, me ecerqué el dorrnitorio. (1 14) En el vacio de la soleded y el esombro, incrédulo, ve a comprober la muerte del padre. Nutese el “de puntillas”. Esta sigilosidad que en “Los gallinazos...” inicie los pininos de la nueva Lima y se transforme en cautela, al final, para sorprender de un golpe al viejo, ace aparece como primeros pesos de " No se narra la cause de la muerte, lo cual es importante pare entender en parte la reeccibn ante la muerte y el proceso de duelo. No es lo mismo une muerte intempestiva a une expecteble tres un periodo de enfermedad. En su diario el autor revela Ia cause y un efecto traumatico prolongedo: “En realidad hace muchos ehos que vivo presintiendo une enfenneded grave, pero en estos dies los sintomes son mes reveledores. Le idea de ester tuberculoso me etemorize. Debo tener presente que mi abuela petema pedecio este enferrnedad en une époce y que mi padre murio de elle” (Le tentacidn del fracaso 112). 45 independencia, de verificacibn y efirmecién. Al final del texto igualmente con pesos sigilosos cruzara el umbrel del tabu. Alli, sobre el lecho, estaba él, rigido, con los brazos cruzedos sobre el pecho y el rostro barbudo elevedo al cielo. Lo observe un rato y mi pecho se estremecio. Pero luego senti aflorar a mis lebios una sonrisa involuntaria, como si hubiera sido sorprendido por un recuerdo egredeble. (114) En este primera vision del padre muerto se destaca la berba y el gesto religioso de los brazos hecho sobre el cuerpo —el mismo gesto “incomprensible” con que inicie el releto-, y su reaccibn vuelve a ser embigua, entre la angustia y la sonrisa involuntarie ante un buen recuerdo o “subita alegria”. gQué “recuerdo agredable” puede ser este? Es la pregunta que tensiona el relato como suspenso hacia el final, el gesto que sutura al lector extrafiado ante esta sonrisa en su propia care. Ambivalencia de emor/odio, pareceria en parte un flash back edipico por el que la eutoridad del padre se disloca entre su papel protector —cuye ausencia epene-, y su papel represor —cuya muerte alegre como une posibilidad de Victoria sobre su eutoridad que sancione el tabu, el orden impuesto. En todo caso, el motivo de este sonrisa ace no se eclare pero marce Ia separacién. A continuecibn se va deserrollendo el velorio como ritual absurdo adulto, subrayendo su condicibn fersesca de carnaval de la muerte. Obsérvese que el rito sin mito es juego (Agamben 70). En “Pégina...” el rito funerario enmerca el inicietorio. Le etapa de separecion funerarie del muerto presente al cuerpo del padre, tres una “buena 46 muerte" esistide por la iglesie. en medio del rito veletorio social, en el que se deslize anticlericalismo.15 Significativamente, el relato se centre en el velorio y no hay entierro. Los deudos, amputedos del pater femiliee que sostenia case y posicibn social, se ven separedos del intercembio social habitual por el luto, sutilmente emenezados de despojo patrimonial, y el relato suture al lector en la mireda del menor separado al inicio del padre muerto, de la familia restante, de le sociedad que invade la casa. Entrelugar liminal: El corpse textual 0 el Otro como abyecto El segundo estadio en los ritos de pasaje segun Van Gennep, trensicién liminal, es mes complejo. Es un periodo peligroso en un entrelugar ambiguo donde ocurriria la transformacibn como cambio de identidad y de estetus social. En este etapa norrnalmente se revela un conocimiento secreto o gnosis a los ya no menores todavia no adultos, y se hace de la muerte parte de la supervivencie del sistema cultural como exorcizacién de los fantasmas. Turner he ahondado el exemen de este periodo de liminaridad como “entiestructure”, proponiendo el concepto de communitas de los iniciandos como especio que borre jererquies momentaneemente entre ellos, y el de liminoide como posicibn psicosociel que permanece en los mergenes (limbo) del sistema social, sin pasar a ser nitidemente reincorporada (Turner 43-44). '5 Lo anticlerical en la presentacién del confesor como director hipécrite de una orqueste ritual false -esi como en Los “Los gallinazos...” se critica sutilmente la beaterie- fue corroborado altos despues por el autor en entrevista con Coaguila: “yo me eduqué desde dos vertientes. Por un lado la religiosidad de mi madre...Y, por otro lado, el ateismo de mi padre. Ten eteo era que cuando estaba agonizendo no queria recibir a ningun cure. F inalmente mi madre lo convencio y vino uno que, despues lo descubrimos, ere un estefedor, un miserable... No lo quise decir ahi [en “Pagina de un diario”], pero el cure que Ilego era un austrieco que tenle una especie de internado de jovenzuelos, y que luego fue expulsedo por pederesta" (Le palabra lnmortel 59-60). 47 Todo el cuerpo de “Los gellinazos...’ y “Pagina...” puede leerse como liminalidad. Recluidos en elle, los personajes aparecen como seres a quienes se va despojando de caracteristicas que los identificaben con estetus previos, es decir, efronten muertes simbélices que los transforman en seres inclasificables rodeados de signos embiguos de muerte/vida. En “Los gallinazos...” la liminalidad se marce desde el inicio por la atmbsfere fentasmel de la “hora celeste” y la ciudad desdibujade. En elle aparecen los menores-Otros como ninos-aves cerroi‘ieres, y esta animalizecion se ire ecentuando rodeados de animeles reales (algunos haste humanizedos por el nombre), y de un abuelo animalizado. Sin embargo, en medio del caos liminal, lo que marce este estadio es el segundo enfrentamiento del menor Enrique con el poder adulto: Ia defense del perro Pedro, que asi caracteriza la liminalidad de los menores-Otros como cachorros, medio enimeles domesticables medio humanos en la miserie, avidos de comide y juego, potencialmente agresivos, pero basicamente indefensos y enfermos. Por su parte, en “Pagine...” la liminalidad difundida en el cuerpo de texto de varios modos, se concentra particularrnente en la segunde visibn del corpse petemo, es decir un segundo enfrentamiento del menor-Yo con la eutoridad, en este caso muerte. En este nucleo liminalizente, el traje y los pies del padre suturan la focalizacion y dislocan vida/muerte, provocando el horror mortis. El mundo del Otro en “Los gallinazos...” es narredo como abyecto. Todo gira en torno a la abyeccibn, y el proceso de degradecibn ire in crecendo haste el vortice del desenlace en une muerte obscene. Kristeve en Powers of Horror: 48 An Essay on Abjection (1982), partiendo de ideas Iacanianes, deserrolla su teoria de lo abyecto como equello que, emenezando al sujeto con el colapso del significado por la pérdide de la distincion entre el Yo y el Otro, entre humeno y animal, entre ser y cosa, provoca une reaccibn de horror 0 nausea, y paradojicamente también jouissance como atreccion pulsional hacia lo abyecto. Tendrie su origen en la memorie arcaice traumatica de la separacibn de la madre previe a la entrede en el orden simbolico o Ley del padre. Lo abyecto aparecerie como la irrupcion de lo “real” previo a lo simbélico, especialmente en presencia de la materielidad de la muerte: A wound with blood and pus, or the sickly, acrid smell of sweet, of decay, does not signify death. In the presence of signified death — a flat encephalogreph, for instance- I would understand, react, or accept. No, as in true theater, without makeup or masks, refuse and corpses show me what I permanently thrust aside in order to live. These body fluids, this defilement, this shit are what life withstands, hardly and difficulty, on the part of death. There, I am at the border of my condition as a living being. (Kristeve 3) En “Los gallinazos...” y “Pagina...” lo abjecto, como presencia de la muerte edemas de como amenaza el orden significante, se articulan como dos cares de la misme moneda. En “Pagina...” el cadaver precede el texto y es observado tres veces, en “Los gallinazos...” esterie al final, seliendo del texto, obscene como ‘fuere de escene’, aunque todo el texto reabunda en lo abyecto mucho mas que “Pagina...”, y se confronta aI viejo amputedo tres veces. Lo abyecto como nausea y jouissance del Yo ante el Otro esta en la base de le sutura/dislocacibn que analizo. Enfocer la amenaza de lo abyecto a la significacién lleve a esclarecer la infancia, lo no dicho o cellado del proyecto literario ribeyriana. Remite edemas a le otre interpretacién del mismo problema 49 que utilizo en este analisis, el modelo de Agamben antes citado. Lo que este ultimo interpreta como el significado de los ritos de iniciecién y funerarios, en la interpretecion de Kristeve se relaciona con la catersis: The various means of purifying the abject -the various cetharses- make up the history of religions, and end up with that catharsis par excellence called art, both on the far and near side of religion. (Kristeve 17) Ambos paredigmas teéricos convergen en lo ritual catartico y en la importancia (peligrosa) de lo liminal. Lo abyecto segun Kristeve este localizado en la liminalidad, donde se amenaza fundamentalmente Ia identidad, en la indiferenciacibn que remite al trauma. Agamben subraya la importancia de lo liminal como condicién que amenaza/posibilita la continuided de la cadene significante y la culture. Turner subraya la posibilidad de cambio o detenimiento a través de sus conceptos de communitas liminoide. Lo abyecto se subraya en “Los gallinazos...” por sobre su sublimacibn; a la inverse, la abyeccién es sublimada en “Pagine...”. Dos modos de dar cuenta de la muerte del padre y de identificarse frente al Otro, dos modos complementarios de catarsis. En un sentido, los gallinazos como eves carror‘teras, purificadoras (catarsis) explican Ia plume del menor-Yo que les escribe como tales mientres él accede al reino del padre por la escritura como catarsis de su muerte, todo ello en medio de la “modernizacién” de Lima percibida como lo abyecto. En “Los gallinazos...” les posiciones discursivas amenazedas por lo abyecto se suturan/dislocan a diversos niveles. Los menores-Otros parecen ser los inmedietos sujetos expuestos a la abyeccibn en la historia. Lo abyecto se 50 concentra en la figure del abuelo mutilado y animalizado, “berreando” discursos perversos, y se marce particularmente en la abyeccibn final de ver como Pescual devora e Pedro, lo que provoca la abyeccién de la posible muerte del abuelo devorado por el mismo animal. Sin embargo, hay varies otras manifestaciones de lo abyecto ante la mireda de los menores, tales como la primera impresién del muladar, le descripcibn del carnicero, la herida infectada de Efrain, entre otras que también analizo mas adelante. Pero como el narrador sutura al lector por focalizeciones del discurso indirecto libre en Enrique, tanto la voz narrative como el lector también son instencias narrativas sujetas e la amenaza de lo abyecto. Para embos toda la situacién narrada es abyecte. La condicidn de la miserie, el espectaculo de la basure, la sangre, la violencia, el cerdo, les muertes, son une especie de “irrupcibn de lo real” que amenaza con el colapso significativo, con la perdida de la identidad, y provocan por lo mismo el rechazo del Otro como abyecto, rescatandose de esta contaminacibn sblo parcialmente a los menores, particularmente a Enrique. Los menores-Otros no perciben desde el principio la miserie directamente como abyecta y haste juegan en elle, el lector si, se ve enfrentado e la lectura penose de una abyeccién cede vez mas esquerose, contaminante, degradente. Si la condicién social de la miserie es el marco de este mundo hecho abyecto y se marce especialmente en el chiquero y el muladar, les figures que concentren mayor poder revulsivo son Don Santos, el cerdo Pescual y el carnicero. Sin embargo el mismo abuelo es victime, desde el principio marcado en el cuerpo por la abyeccibn, incluso, como se vere, jugando 51 con su muleta, padeciéndola en la calle, y su caida al chiquero lo hace sujeto de la abyeccion extrema de morir devorado por su monstruoso puerco. lnfencia nomads y basure: Excepcionalided de lo habitual “Los gallinazos...” tiene una estructura tripartite, edemas de la presentacion-sintesis inicial. Esta ultima es necesarie pare describir une condicién social cotidiena totalmente extraordinaria desde la optica moderna ajena a este mundo miserable. Es una condicibn degradante, aunque constituye la cotidienidad de millones de personas. Pero dentro de este cotidienidad extreordinerie para el autor/lector, el primero narrara una historia extreordinaria eun para la misma miserie, es decir, excepcionel al cubo (de basure): doblemente abyecte. En este presentacibn sintétice inicial, aparecen los personajes en la abyeccion, resumiendo el texto y a sus agentes como representativos de une mesa que sale y vuelve a case tras recolectar basure. Tras la ecuarele fantasmatica como especio de lo simbélico, irrumpe la realidad brutelmente como amenaza y el enfoque se eguza centrado en un personaje grotesco: A este hora el viejo don Santos se pone la pierna de palo y sentandose en el colchon comienza a berrear: - iA levanterse! iEfrain, Enrique! iYe es hora! (21) El abuelo, unica figure paterna en esta familia irregular, es construido como un ser amputedo, con el cuerpo inscripto por el trauma y animalizado por el berrido: un ser abyecto. Sus primeres palabres son una orden de trabajo que interrumpe el suefio de los menores. Se repetiren ritualmente a lo largo del texto. 52 La ausencia de padre y/o madre, es otre marce que concurre en la construccién del entorno del menor-Otro en Ribeyro. Si la ausencia paterna sefiala parte de la “disfuncionelidad” de este familia pobre, lo peculiar de este cuadro familiar es la ausencia materna, pues va en contra del caso mas recurrente de la familia pobre incomplete sostenida por la madre. Subreya la excepcionalided negative de este caso y da pie a una exacerbacién de la confrontacibn adulto-menor que es parte de la construccién meniquee que caracteriza al texto. Mientres en “Pagina...” se procesa la muerte reciente del padre, individualmente pero rodeado de familia, en “Los gallinazos...” de entrede son huérfenos, pero tienen un abuelo como figure paterna negative, cuyo final, debido e le agencia infantil, los colocara como huérfenos toteles y abendonados. Despertados, los hermanos corren a la acequie “frotandose los ojos leganosos”(21)16, y ese es su espejo verde y pobre de menores como pequei‘los animales veloces (“agiles infusorios") seliendo a trabajar a la calle. Todo el texto se resume oblicuamente como el proceso de abrir los ojos de los menores; se subrayara luego en una economia de miredas que sefialan la iniciecibn como el despertar prematuro de una conciencia del absurdo y la muerte. El abuelo, en contreposicion, va al chiquero y con la ‘vare’, como irbnico simbolo felico de su impotencia, le anuncie el cerdo su metanza. Este otro espejo abuelo-cerdo irbnicemente anuncie el desenlace, el “turno” del abuelo heblandose e si mismo: “-iTodevie te falta un poco, marreno! Pero aguerda no mas, que ya llegara tu turno” (21). '6 Recuérdese que ‘Ribeyro‘ significe acequie en portugués 53 En la calle, los menores juegan inconcientes de su explotacién pero sus juegos se nerren como la prehistoria de una infancia nemede y haste hominide —como monos en los arboles- cuya supervivencie por el hembre los hace recolectores de comide-basure, y de piedres como posibles errnas: “se demoren en el cemino, trepandose a los erboles para errancar mores o recogiendo piedres, de aquelles filudas que cortan el aire y hieren por la espalda” (21). Le violencia latente de los menores-Otros connote una regresion ‘primitiva’ que inmediatamente se confronta con la urbanizacién modema como zone ‘apropieda’ del barrio de clese media-alta de Miraflores: “Siendo aun la hora celeste llegan a su dominio, une large celle ornede de cases elegantes que desemboca en el malecén” (21). La hora celeste es metafora basica en Ribeyro. Vidal la relaciona con la posicibn liminal del narrador entre oficialidad y marginalidad (Vidal 74). La infancia funcionaria asi como sutura ideolbgica, lo que mas terde relacionaré con la communitas de liminoides (Turner 43). Remite al alba, limen entre noche y die, infancia I adolescencia I adultez como ambigiiededes que se resuelven en el fin de infancia (des)infantilizada. En este caso se marce la infancia como ligada a lo fentasmatico de irreelidad lirice que desemboca en un barrio de clese media alta. Este zone modema por un lado es irénicemente construida como “dominio” de éstos por ser su zone de trabajo, siendo en realidad marginales a elle, cuya posesién real obviamente es burguesa. Pero, por otro lado, ese construccibn también implica una tacita amenaza de invesién o desborde 54 popular (Klarén 301). For eso los menores-Otros son representativos de un colectivo social preocupante: Ellos no son los unicos. En otros correlones, en otros suburbios alguien he dado la voz de alanna y muchos se hen levantado Sin conocerse formen una especie de organizacion clandestine que tiene repartida toda la ciudad. (22) Miseries (des)igueladoras, como ‘masa' los cuentos de menores-Otros tienden a suturar le dislocacién social como individualismo, mientres se los excluye de la sociabilidad ancestral. “Consigne”, “voz de alarma”, son edvertencias a la clese social del autor sobre el peligro de violencia que se esta incubando en la miserie de estos ‘invasores’ infantilizados. Le nerracion de la manipulacibn de la basure de estos menores busca provocar una reaccibn de abyeccién en el lector, pero los menores trabajan jugando con ella. Esto implica una doble valencia del desecho que se articula en el texto como la oposicién entre mireda adulte e infantil. La basure es el desecho tras el consumo, el resultedo del catebolismo de lo inasimilable o contaminante, y en términos sociales implica una produccién desvelorizeda 0 un subproducto inevitable de la produccibn econbmica. Es le parte de la realidad que se trata de no ver, signo de la materielidad abyecte. Por eso, en los anténimos del producto de mas valor, sosteniéndolo, esta la basure como lo Otro que lo define. La mierde es la otre care del oro, como la case es el envés perdiéndose de la palabra.17 Le basure, como caos material, esta al principio y al final, y en medio se alza la sublimecibn de la culture. En una Lime que se modernize durante los 50$, lo Otro a elle aparece como su subproducto amenazente sobreviviendo de '7 Le relecién oro-excremento se deserrolla simbblicamente en los alquimistes y es parodiada por Garcia Marquez en Cien aflos de soleded, 113. 55 su rechazo, del desperdicio de su consumismo. Si la basure es lo que carece de valor o aquello cuyo valor es estimado en poco, habria que distinguir entre valor de uso -subjetivo— y valor de cambio —objetivo segun les leyes del mercado. En el texto los objetos del techo primero se asocian a la busqueda de comide para el cerdo (trabajo), luego a descubrimientos infantiles de objetos para ellos mismos (juego). El trabajo de explorer los tachos es organizado y aunque ellos buscan comide para el cerdo, la enumeracién de objetos encontredos es significativa: les sardines aluden a los corralones donde viven los recolectores, los zepatos son lo que salvaria a Efrain de la cojere que se preanuncia, el pen es lo que necesitan urgentemente, los muertos pericotes -que es jerga para hablar de nihos que roban- y los elgodones inmundos presagien un fin tragico para estos menores. De modo que la “caja de sorpresas” del techo es metafora del cuento mismo. Por eso, si el cerdo “recibe cualquier cosa y tiene predileccién por las verduras ligeramente descompuestes” (22). estas ultimas son metafbricamente los mismos protagonistas, menores-Otros en proceso de desinfantilizacién premature. A continuecibn, el narrador pese de la focalizecién cero en procure de alimento para el cerdo a la focalizecion desde la mireda infantil, es decir, se pese del valor de cambio al valor de uso —la ironia matiza la crudeza: Le pequena late de cada uno se va llenando de tomates podridos, pedezos de sebo, extrat'ias salsas que no figuran en ningun manual de cocina. No es raro, sin embargo, hacer un hallazgo valioso. Un die Efrain encontro unos tirantes con los que fabrico une honda. Otra vez una pere casi buena que devoro en el acto. Enrique, en cambio, tiene suerte para las cejites de remedios, los 56 pomos brillantes, les escobillas de dientes usadas y otras cosas semejantes que coleccione con avidez. (22) Sutilmente se elude e la diferencia de ededes. Efrain es mayor y mas practico, encuentra algo para defenderse y comide, es decir, lo mueve un razonamiento practico de supervivencie; posiblemente el guia los movimientos de los hermanos tel como son descritos antes recolectando frutas y jugando con piedres. Enrique en cambio parece mas infantil e imaginetivo, coleccionando objetos llamativos e inservibles pero que también tienen una connotecion de salud que es aquello de lo que carecera su hermano al ser herido. Se elude asi a una posible cure en menos de Enrique, pero ésta por infantil deja bien disminuida la esperanza. Ace ya se insinue Ia impostacibn autorial, le apropiacién de la voz infantil. Enrique sera el agente menor del texto, y como dato biogrefico curioso e relacionar con esta intromision camuflada autorial en Enrique, el autor fue el segundo de dos hermanos y en “Pégine...” el hermano mayor es borredo.18 Le presentacibn sintética inicial de “Los gallinazos...” se va cerrendo con la repeticion del marco “magico” al acabar la “hora celeste” de la infancia-Otre. Poco antes se presente a sirvientas y baja policia como antagonistas de este trabajo infantil informal percibido como ‘robo’ aun de la basure considereda propiedad privada, o como una ‘perturbecién’ del orden publico. Son desalojedos, “su territorio“ es ajeno, son enajenados y viven a selto de meta. Es importante notar que el unico papel del Estado en el texto de modo explicito es '8 Se confrontere esta imagen de agencia del menor con el cuento “Los Otros” por la dualidad del estereotipo masculine. 57 la proteccion de le limpieza de los barrios “elegantes”, los menores-Otros no sélo son abendonados por el Estado sino expulsados como algo menos importante que la basure. Finalmente, el sol —edultez- marce el fin del alba —infancia-, el primero como inicio del tiempo de trabajo masculino (“obreros”), la segunde como fin del trabajo infantil formal (“canillites") e informal (“gallinazos"). (lm)Potencies paternas, geogrefies de infancia y satenizaciones ideolégices Les construcciones de la figure petema son opuestas en los textos, aun cuando compartan la valencia del poder simbélico patriarcel edemas de su disminucién: de entrede uno muerto pero completo 0, de otro modo, completamente muerto pero, por ejemplo, barbado (recuérdese la etimologia de ‘Julio' y su connotacibn racial espahola, entre otros sememas); otro todavia vivo pero incompleto -amputado- 0, de otro modo, incompletamente vivo pero hirsuto (rasgo racial mestizo y plurisémico). El binomio completitud lcarencia se intercembie en los textos de varios modos, lo que destaco ahora es la diferencia, la separecibn en las construcciones de Padre en términos de adulto/menor. Frente al padre de “Pagina...” “a pesar de sus defectos [...] muy bueno” (114), donde la oposicibn adulto/menor se subraya mas respecto a los invasores adultos masculinos de la casa en duelo sin ser completamente maniquea, en “Los gallinazos.” este oposicibn es nitidemente maniquee. Opueste a los protegonistas menores romantizados en la pobreza, la figure petema putative es un viejo antegonista de la infancia y el juego. Exige trabajar porque él no puede hecerlo, y esto invierte la relacion habitual de (inter)dependencie entre hijos y padres. Por eso el “nido” al que vuelven los “gallinazos” tras trabajar es mas bien 58 un chiquero donde el abuelo sulo espere comide para el cerdo y exige mas desechos. Sblo les de “cafe” que es, a la vez, sustento relo, abuso psicolégico y fisico. En ese mundo abyecto el viejo se ve animalizando: Como un cerdo “husmea” los tachos, monologe compadeciendo a Pescual y lo “engrie” mientres abuse de sus nietos: ildiotasl aQué hen hecho hoy die? iSe hen puesto a jugar seguramentel iPascual se morira de hambre! Ellos huian hacia el emparrado, con les orejas erdientes de los pescozones, mientres el viejo se arrestreba hasta el chiquero... — iMi pobre Pescual! Hoy die te quederas con hambre por culpe de estos zamarros. Ellos note engrien como yo. iHabre que zurrarlos para que aprendanl (22-23) La abyeccién del abuelo se ire acelerando como la metamorfosis de su cerdo que “estaba convertido en una especie de monstruo insaciable” (23), exigiendo a sus nietos medruger mes tempreno e “invadir” mas “terrenos ajenos” haste obligarlos a ir el limite: el mulader al borde del mar: “— Alli encontraren mas cosas. Sere mas facil edemas porque todo este junto” (23). En “Pagina...” se marce el movimiento del menor-Yo entre la casa y el jerdin, varies veces. En “Los gallinazos...” este zigzagueo especial lo dan los menores-Otros entre el corralbn-chiquero y la calle. Son opuestas geografias de infancia. De hecho, el movimiento narrativo de “Los gallinazos...” es centrifugo, hacia huir de la casa, mientres el movimiento es centripedo en “Pagine...”, hacia el despacho tabu patemo. Ademas, este menor-Yo Raul vive en una case grande de clese media, pero esta recluido en elle. Es un especio semibtico cerrado, invadido en el funeral, pero que construye le infancia de su clese como 59 especios privedos protegidos y controlados. Eso lo diferencia de los menores- Otros como ninos “de la calle”.19 En la narrative de Ribeyro la mejor case se vincula al menor-Yo. Los menores-Otros tienen covachas de callején u otros pequefios y riesgosos reductos. En su articulo “Autobiogrefie. Juegos de lnfencia”, también se contraponen los especios del menor-Yo y el menor—Otro, donde el primero se asocia a una case roseda, mientres el segundo a la calle.20 En “Pagina...” el jerdin es refugio, dado que la casa esta invadida. En “Los gallinazos...” se articulan basicemente tres especios: el corralon con chiquero el centro, les calles y el muladar. Todo el texto se deserrolla como movimientos zigzagueantes entre estas zones, haste la huide. La oposicién case-celle pese a ser case-muladar y ésta ultima oposicién es un reflejo complementario cuyos velores cembian en el texto. '9 El significado de la casa en la infancia lo subraya el autor en la Prose apatride 40: “Es necesario doter a todo nit'io de una case. Un lugar que, eun perdido, puede mes tarde servirle de refugio y recorrer con la imaginecién buscando su alcoba, sus juegos, sus fantasmas. Una case al niho hay que darsela porque no olvidare nede de elle, neda sera desperdicio, su memorie conservara el color de sus muros, el aire de sus ventanas, les manchas del cielo raso y haste “la figure escondida en las venas del marmol de la chimenea”. Todo para él sere atesoramiento. Mas tarde no importa. Unos se acostumbra a ser transeunte y la case se convierte en poseda. Pero para el niho la casa es su mundo, el mundo. Nino extrenjero, sin case. En cases de paso, de paseo, de pasaje, de pasajero, que no dejaren en el mas que imagenes evenescentes de muebles innobles y muros insensetos. LDbnde buscara su niflez en medio de tanto trajin y tanto extravio? La case, en cambio es el lugar donde uno trenscurre y se transforme, en el marco de la tentacién, del ensuefio, de la fantasia, de la depredacibn, del hallazgo y del deslumbramiento. Lo que seremos esta alli, en su configurecibn y sus objetos. Nada en el mundo ebierto y endarin podra reemplazer el especio cenado de nuestra infancia, donde algo ocurrio que nos hizo diferentes y que aun perdura y que podemos rescatar cuando recordamos aquel lugar de nuestra case” (Prosas Apatridas 4344) [mi cursive]. 2° En este articulo el autor destaca dos hechos de su infancia en el perque Sucre que lo marcan: uno por el lado de la fantasia de “los enigmas infantiles nunca resueltos”, el otro por el lado de la realidad “mas compleje y profundo". El primero es la misteriose case roseda en medio del perque, que remite a une construccién de infancia como inocencia, esombro, misterio y, por sus valencias de casa y su color, remiten a le madre, la infancia como periodo megico en el regazo femenino. El segundo es la ‘invesibn’ del perque por nitlos ‘cholos’ del barrio de La Victoria que, despues de pedredes con los ‘nillos bien’, son desalojedos con ayuda de los meyores. Pero esa victorie, nos dice, es eflmera, porque el autor observe que cuarenta ellos despues la migracibn andina he invedido Lima. 60 En el texto se pese a une descripcién del muladar en die domingo, dia de descanso convertido en jornada de trabajo en el especio cabtico del besurel. Los menores pasan de manipular desechos de families burgueses a verse obligados a tratar con los desechos de toda la ciudad.21 Un domingo llegeron al barranco. Los cerros de la Baja Policia descargaban Ie basure sobre une pendiente de piedres. Visto desde el malecén, el muladar formaba une especie de acentilado oscuro y humeente, donde los gallinazos y los perros se desplezaben como hormiges. (23) Tras Ia mireda acéptica describiendo el proceso mecanico de descarga se dibuje el muladar como un infiemo: el acentilado elude a la miserie como caida en lo “oscuro y humeente” de un averno poblado por perros y gallinazos. Sutilmente le focalizecién va pasando a los menores. Que les maquinas recolectores de la modernidad desmonten su cerga indica por metonimia que estos mismos menores son descargados alli por el sistema modernizante: de hecho, ace no sufren la intervencion de la baje policia. Por eso, ya suturados en la focalizecion desde los menores por el “visto”, la nerrecibn prosigue relatando les acciones de los menores mientres ve y viene cambiando de focelizacién, es decir, cosiendo el lector en su lectura 0, de otro modo, provocando rechaza/jouissance en la abyeccién: Desde lejos los muchechos arrojaron piedres para espentar a sus enemigos. Un perro se retiro aullando. Cuando estuvieron cerca sintieron un olor nauseabundo que penetro haste sus pulmones. 2‘ Haste ahora el problema de los rellenos sanitarios no tiene solucibn en Lima. Hey ‘pueblos jbvenes' completos viviendo sobre monteflas de basure ecumuladas por decades. lncluso haste hace poco eI colector de aguas servides de la ciudad desembocaba sin mes en el mar. Respecto al mar en Lima, Frisencho sellele lo marginal de una ciudad construide a sus espaldas, la zone vedade, de botaderos e intercembios ‘impropios’. Véase, Jorge F risancho: “Notes sobre la histeria de Lima”. 61 Los pies se les hundian en un alto de plumes, de excrementos, de meteries descompuestes o quemedas. (23) Los menores usan les piedres con les que antes jugeben, para etacer animales. Espantar a un perro se opondra a la adopcidn de otro mes adelante. Hebiendo descrito el botadero como un infierno “oscuro y humeente”, el perro se asimila el cancerbero, el guardian de la muerte, en este descenso “mitico” a una muerte desmitificade (“enterrando les manos”). Le miserie invade sus cuerpos como el miasma y le enferrnedad (Enrique luego enfermara de los pulmones). Pero esta pasividad del cuerpo infantil envenenedo es inmediatamente contrapuesta a la agencia del trabajo infantil cuyos pies se entierren en el especio conteminante de desechos de productos humanos y animales (obsérvese que esta agencia misme da lugar a la invasién de la basure en el cuerpo del menor: la infeccién en el pie de Efrain); les plumes caidas son aquello de lo que ellos carecen desde el titulo e implican otros sentidos que note antes. Los menores ya no buscan le basure en un techo, que sugeri leer como metafora del texto, ahora teniendo la basure en los pulmones ellos mismos estan dentro del techo de toda la ciudad. Alli enterrandose en vida buscan basure aprovechable. Hey una note irbnica que sustenta le posibilidad de leer plumes como escritura: se elude al periodismo amerillo que explota la desgracia y a lo efimero de esta realidad revulsiva como incidente cotidiano en Lima. Los menores se sienten ecorralados por los gallinazos, y si Efrain violentamente trata de espanterlos, se elude a que esta accibn es contreproducente porque hace ceer piedres que podrian sepulterlos en un derrumbe. Sutilmente Ia mireda de Enrique va distinguiéndose en silencio. Recolecten bestante basure y el 62 abuelo se felicite e si mismo por su idea y de modo impersonal les exige que trabajen mas. En embos textos se producen setanizeciones ideolbgicas. En “Los gallinazos...” les figures que condensen lo abyecto son el abuelo amputedo y un cemicero enunimo, embos relacionedos con el cerdo. Mas abajo analizo le setanizecién del carnicero, dejando la del abuelo para mas adelante. En “Pagina...” el cuerpo del padre, si bien abyecto en tanto cadaver, no es la figure satenizade sino finalmente sublimada. Lo satenizado son los concurrentes al velorio, percibidos como invasores que amenazen con la usurpacién del patrimonio. En “Los gellinazos...”, tras la primera escene del muladar se pese a un relapso de equilibrio precario que naturaliza la convivencia de gallinazos y menores como si fueran, al contrerio de la escene anterior, une misme “fauna” ebyecte en relacibn mutua. these la menipulecidn narrative: de ser llamados gallinazos desde el titulo y primeras escenes, a presenter un antagonismo entre los menores y estas eves, se van homologando diferencias. Este relapso es roto por el evento que dare lugar a la separacién funcionelmente mas importante en el texto: un vidrio, como un espejo roto, hiere en el pie a Efrain. Es una amenaza simbélica de interrumpcibn de infancia el inseminarle le infeccibn como tare ancestral de la cojere El abuelo no preste atencion a este por atender a un extrefio carnicero que viene a ver al cerdo. Cuando regresaron no podia casi ceminar, pero Don Santos no se percato de ello, pues tenia visita. Acompenado de un hombre gordo que tenle les manos manchadas de sangre, observaba el chiquero. 63 - Dentro de veinte o treinta dies vendré por ace - decia el hombre—. Pare esa fecha creo que podra ester a punto. (23-24) Este carnicero misterioso, descrito de modo grotesco, es el unico personaje exterior e la familia que tiene voz directa y hable con el viejo disociado por la cojera. El carnicero, obvia imagen de la muerte, es también el vinculo de explotacibn de la familia con la ciudad. Su repulsive apariencia lo reduce al paradigme del comercio de la muerte: quiza incipiente capitalista gordo de manos sangrientas.22 Su anonimato posibilite varies lectures, y apunta a una despersonalizecibn: el sistema. LPero qué sistema? Puede elegorizar el Estado dictatorial (Odria) o la economia informal de capitalismo primerio en que la historia ocurre como un contrapunto a la economia de modernizacién que se acentua a partir de esos ellos en Lima (Klarén 300). Si hay une obvia critica al estado y su economia modernizante que excluye a estos sectores sociales, hey también una satenizacibn de la economia informal, un desfiguramiento de los Otros: impostados nillos pobres, adulto inhumano”. También puede remitir alegoricamente el capitalismo foraneo que explota al abuelo como figure del gobierno, quien a su vez explota a los menores como a las clases mas bajas. En todo caso, el carnicero es la voz externa en discurso directo dominando el 22 Le economia inforrnel de les chencherles clandestinas persiste en Lime, con graves consecuencias para la salud publice. Por ejemplo, CEPES informe que hay mas de 25,000 cabezas de porcino al el'io provenientes de chencherles clendestines. 23 La economia inforrnel he invadido al Peru (Klarén 372), Ribeyro mismo efirrna en una entrevista de 1987 a P. Roses: “Los gallinazos sin plumes se refiere a los primeros ejemplos que cepté en la ciudad de los recogedores de basure, sea en las puertes de les cases, see en muladares, para poder vivir de lo que encontraben, eran hechos de ese época un poco aislados y puntuales pero que yo logré percibir. Esto en el el'io 87 es une industria, ya no son cuatro o cinco ninos que van en busca de basure, sino son verdederes hordes e incluso grupos organizados que trabajen en forma cuasi industrial sobre enorrnes muladares y tienen contacto con febrices de papel, con febrices de vidrio, en las cuales colocen sus productos". (Les respuestas del mudo, 190) [cursives mies]. 64 circulo de explotacibn y miserie interior. Por eso el abuelo a continuacibn tiene encendide la mireda por el dinero y respite su leitmotivo “iA trabajarl”, como une orden de explotacibn laborel, cegado por el ”negocio”. En “Pagina...” la satenizacibn es mas sutil y abarca e la sociedad edulta en general, particularmente a los parientes, invadiendo la casa paterna como apropiandosela durante un velorio percibida como carnaval de la muerte. Asi se deslize el miedo a la pérdide de estetus e implica edemas une cierta distancia critica respecto a su propia clese. Mas terde comenzaron a llegar los parientes. Algunos eran lejenos, de aquellos que solo concurren a les nupcias y a los velorios y que tienen una mascara apropiada pere cede ocesibn Me abrazaron murmurando palebras vegas que en vano traté de comprender pero que por momentos me parecian haste una felicitecién. A veces me refugiebe en el jerdin y pennanecie espiandolos por la ventene, viéndolos circular interrninablemente. (114) Bode y velorio son los dos ritos que congregan a los adultos de la clese media tradicional peruana como los dos eventos familiares sociales y religiosos mas importantes. Significativamente, les paginas de “sociales” de los diarios proclamen los enlaces de les families-bien, Ias paginas de obituarios anuncien sus funerales. Matrimonio y funeral conciemen al mundo adulto por el cambio de estetus y, de le continuacién de la vida, supuesta por el sexo reproductivo, a la entrede en la muerte y los problemas de herencia, vida y muerte se articulan como trensiciones para la continuided de un sistema socio-culturel por ritos en este caso cat6licos cuyo mito, observe el autor, es disipado en una Lima cambiante. En el texto, el menor-Yo observe gestos felsos de responso y las pelabres de condolencia que recibe de los adultos le parecen absurdes. Si le 65 suenan a felicitecibn es porque convencionalmente le dirien cosas tales como “ahora seres el hombre de la familia”, algo que lo confunde eun mas respecto a su nueve identidad de adolescente y huérfano de padre, y que lo mueve a refugiarse en el jerdin viendo Ia case invadida. Herides que hablan: El menor como mulete y como techo Al climax de la ambicion del abuelo le sigue el anticlimex de la enfermedad de Efrain. La infeccion lo incapacite para el trabajo y eso da pie e la primera vez que un menor tiene voz directa en el texto: Enrique hable por su hermano. En todo el texto se mantiene esta duel construccién del menor-Otro como opuestos complementarios, en parte buscando un efecto de lectura que suture al lector. Efrain tres su egresivided inicial el ser herido es pasivo, mudo, icono del abuso y la necesidad. Enrique, en cambio, es progresivamente mas activo, con una superioridad oral incluso sobre el abuelo y es agente decisivo en el texto. En este primer dialogo, su voz es humilde y solidaria, disculpe al hermano verbelizando la lesién. El abuelo no le da importancia. - Tiene una herida en el pie — explico Enrique —. Ayer se corto con un vidrio. Don Santos examino el pie de su nieto. La infeccién hebia comenzedo. — iEses son patral‘ias! Que se lave el pie en la acequie y que se envuelva con un trapo. — iPero si la duelel - intervino Enrique -. No puede ceminar bien. (24) La voz del menor edopta un matiz contenido de proteste. Se describe a la inverse el efecto fraternal versus la insensibilided paterna. Es un primer, amortiguado enfrentamiento con el poder. Las palabras del menor son persuasives, el abuelo dude y se hace un silencio infinitesimal: “Don Santos 66 medito un momento.” En este punto mudo del texto se presente el abuelo pensando tras la frase: “No puede ceminar bien”. Tacitamente se entiende que por un instante parece identificase con Efrain y compadecerlo pues se compedece de si mismo ante un espejo de su cojere; dude, pero ominosamente en ese silencio lo retrotrae a la ‘reelidad’ la “voz” del cerdo: “Desde el chiquero llegeban los gruflidos de Pescual.” Entonces le posible compesibn autoidentificatoria, humanizente, se transforme en el grufiido del propio abuelo que invierte el signo de la cojere que lo acercaba el menor a separerlo de él. Le visibn vertiginosemente se enfoca ya no en la cojere del menor sino en la suya propia, como un unico, soliterio y egoiste trauma que tome por ocioses mentires Ia lesibn y palabras de los menores: — Y ;a mi? - pregunto dandose un palmezo en la pierna de pelo — gAcaso no me duele la pierna? Y yo tengo setente altos y yo trabajo... iHay que dejarse de mahas! (24) La figure de la pierna de palo, tipice del pirate de cuentos de aventuras infantiles pare describir al antagonista, es plurisémice. Le emputacidn en el texto es una inscripcién del poder sobre el cuerpo y remite también a une castrecion simbblica. La subjetividad del abuelo se encarna por la pérdide como discapacitecién traumatizante de origen inexplicado. Esta estigmatizacidn del cuerpo del adulto-Otro puede leerse e varios niveles. En el texto se utilize le imagen tradicional del discepacitado que deconstruye Leonnerd Davis: “As the norm becomes neutral in an environment created to accommodate it, disability becomes intense, extravagant and problematic” (Extraordinary Bodies 24). Esta cojere textual puede leerse como inscripcién de la miserie, la edad, el accidente, 67 e invierte la relacibn normalizada de dependencia adulto-menor subrayando la escepticionalidad negative como trauma definitivo. Posteriormente la relacioneré con la muerte y los ritos de pasaje, ace destaquese que le pierna como simbolo felico castrado y reemplazado construye a un abuelo impotente en un mundo machiste: no hay mujeres en el cuento, excepto leves menciones e “beates” y “criadas” —ambos estereotipos machistas de género y de dos extremos de clese social: la mujer como religiose enclaustrade en su case y la iglesie. o como trebejadore del hogar. Este mundo machista también es adultocéntrico. Entre los personajes, la figure de mas poder en el texto no es el abuelo sino el adulto carnicero andnimo, por eso el abuelo es infantilizado, por la edad y la cojere hecho dependiente de sus dependientes menores-Otros. Hockey y James proponen que la infantilizacibn es un discurso social que sostiene el poder adulto por medio de la incapacitacibn de menores y encianos construidas como dependientes. Relecionan esto con el surgimiento historico del individualismo, les relaciones sociales derivades de la revolucién industrial y el desarrollo de concepciones modernas de los nir‘los como no-personas, grupo eperte y simbolos dominentes de dependencia. (Hockey 8) La afirmacibn del abuelo de que le duele la pierna de palo, puede remitir, edemas de la obvie falsedad de que materialmente siente dolor ‘en’ la madera, a dos cosas. Por un lado, al dolor de la carencia del miembro amputedo, incluso como dolor en el miembro fentasmatico, lo que Kresner analiza como “phantom limb pain” (Kresner 221). For otro lado, remite el dolor en la ingle ‘por' la pierna de palo: dolor fisico del mufién edemas de metonimia felica implicita en el dolor 68 simbélico de la impotencie y que también ambigua desde el felocentrismo al abuelo. Este carencia fisice y econbmica, se articula desde el abuelo por la edad. Afirma que ya anciano sigue trabajendo, lo cual es media verdad porque quienes efectivamente sostienen la precaria supervivencie son los menores, y este “sostener" los asimila a muletas.24 Entonces, el abuelo manipula les diferencies de ededes en un discurso perverso en el cual los menores, por serlo, deben trabajar pare sostener el abuelo. Les leyes modernas de proteccién del menor, de regulacibn o prohibicién del trabajo infantil ace no se aplican. Es la realidad de millones de menores en Sudamérica. Cabrie recorder que tales leyes comenzaron a aperecer en Europa como resultedo de la modernizacion, tras la revolucién industrial, durante la cual los menores pobres fueron explotados como meno de obra bareta en febrices y otras actividades economicas, como esta ampliamente documentado.25 Obligados a trabajar pese a la lesion, los menores se escenifican en una imagen patética similar a les del cine neorrealista italiano”, y esta escene anuncie el desenlace: “ Efrain salio a la calle con su late, epoyado en el hombro de su hermano. Media hora despues regresaron con los cubos casi vacios” (24). 2‘ Comparese con el cuento “Una leyenda que heredar” de Lizandro Chavez Alfaro, donde un viejo cojo y solitario compra un nieto de una fabrice pere tener alguien que le repite que es un heroe. El nillo-maquina-piema ortopédica cepte lo que el abuelo miente, pero como maquine lo festeja. Alegorie de la infancia manipulada. 2‘ Algunos de los mejores textos de Dickens, Blake entre muchos otros, tretan el tema. Les primeres leyes de proteccion del trabajo infantil son del siglo XIX en Europa, en Estados Unidos estas leyes aparecen durante el siglo XX. Véese Carol Seller, Working Children. Para el Peru, véese Alarcén 137, Op. Cit. 2“ Ribeyro efirmo en entrevista con Federico de Cérdenez y otros: “Le époce del neorrealismo fue una de les ultimes époces en que esistl en tonne continue la cine. El cine italiano siempre me he interesado por su capacidad de tratar temas sociales y no selo aquellos problemas psicolbgicos o individuales tan propios del cine francés. Creo que asumo el termino neorrealista, pues yo mismo me he celificado esi.. por mi efinidad e interés por el cine neorrealista” (Les respuestas del mudo 96). 69 Estos cubos vacios remiten a la idea de Lloyd DeMausse sobre los menores como cubos que sirven de receptaculo de las miseries edultas a modo de exorcizacion de las mismas. En “The History of Child Abuse” seliele: The main psychological mechanism that operates in all child abuse involves using children as what I have termed poison containers-- receptacles into which adults project disowned parts of their psyches, so they can control these feelings in another body without danger to themselves. (DeMausse 7) Por eso el exploterlos el viejo los use como cubos de basure proyectando en ellos su ser amputedo, llenandolos de insultos, y acusaciones que manipulan les diferencias de edad en un discurso abyecto. Ante esto, Enrique vuelve a hablar por su hermano, mientres se reafirrna el mutismo de Efrain. “— iNo podia mas! — dijo Enrique el abuelo —. Efrain esta medio cojo”. (24) El abuelo reacciona brutelmente como el poder ejecutivo de una “sentencia” judicial. - Bien, bien - dijo rascandose la barba rala y cogiendo a Efrain del pescuezo lo erreo hacia el cuarto -. iLos enferrnos a la came! iA podrirse sobre el colchbn! Y tu hares la terea de tu hermano. iVete ahora mismo el muladar! (24) Este es el evento funcionalmente mas importante en el texto respecto a la etapa de ‘seperecién’ de los ritos de pasaje. Asi como en “Pagine...” la primera vision del padre muerto marce Ia ‘separacién’ del menor-Yo movilizando el texto, ace la ‘separecién’ que movilize le dinamica narrative es la de los hermanos huérfenos. A pesar de la miserie y los meltretos del abuelo, lo que les hace soportable ese situacién limite es el ester unidos. Eso transfonna el trabajo en juego, preserve su infancia, les permite sobrevivir en une mutua defense. En realidad, no tienen nada mas que uno el otro, dado que toda la realidad exterior les es adverse. 70 Antitiempo ritual en medio limbo: Menores confrontendo figures patemes La “separacién” de los hermenos da lugar a la “liminaridad" funcional del texto, que se condense en la figure de un perro fleco y enfermo con el que Enrique vuelve del muladar. El perro sustituye metonimicamente a Efrain, invirtiéndose su signo negativo de la primera ida eI muladar: eI perro callejero se trensforrna en amigo, metefora de la necesidad efectiva de estos menores. En este entrelugar liminal, el perro catalize el unico enfrentamiento verbal menor- Adulto en el cual el menor vence, y de paso aI primer dialogo de hermanos. Enrique justifice ante el abuelo la presencia del perro: “- Lo encontré en el muladar — explico Enrique — y me ha venido siguiendo” (24). Simétricamente los dos unicos visitantes del correlbn son opuestos: el perro “escualido” versus el “hombre gordo” carnicero. El menor negocia y convence. Ante el perro el abuelo reacciona alzendo la vara y homologandolo a los menores (“— iUna boca mas en el corralénl”). Todo es para la voracidad. La oralidad como oqueded es compulsive: el hambre y los gritos —y silencios, se marcan. Todo el texto podrie leerse como un discurso parabélico de quién devora a quien -le ley de la selva-, quién consume y quien es consumido —la modemizacibn-, y en la sublimacidn ‘urbana’ de la defecacibn como descarga de basure: quien come los detritus estendo a medio masticar —herido, cojo, traumedo. Pero Enrique gestualize oponiéndose el abuelo: se identifica con el perro y lo protege anticipando la huida final. Enrique levanto el perro contra su pecho y huyo hacia la puerte. — iNo le hegas nada, abuelito! Le deré yo de mi comide. Don Santos se acerco, hundiendo su pierna de palo en el lodo. - iNada de perros equi! iYa tengo bastante con ustedes! 71 Enrique abrio la puerta de la calle. — Si se va él, me voy yo también. El abuelo se detuvo. Enrique aprovecho pere insistir: — No come casi nada..., mire lo flaco que esta. Ademas, desde que Efrain esta enfermo, me ayudara. Conoce bien el muladar y tiene buena nariz para la basura”. (25) A la amenaza le sigue la persuacion en dos pianos: uno emotivo, la presentacion de la flacura del perro, otro racional: el perro como reemplezo del hermano enfermo e instrumento de trabajo. Esto ultimo convence al abuelo, obsesionado con sebar al cerdo. Enrique robe Ia palabra al abuelo, que tire Ia vara acallado. El menor sonrie por unica vez en el texto, que pese a contraponer los roles de los animales por sus nombres y les actitudes de sus emos. Enrique sonrio de alegria y con su amigo aferrado al corezén corrio donde su hermano. — iPascual, Pescual... Pascualitol - cantaba el abuelo, — Tu te llemeras Pedro — dijo Enrique acariciendo la cabeze de su perro e ingreso donde Efrain. (25) Ye analicé antes el nombre irbnico del cerdo Pescual destinedo a ser benquete, nombre que edemas disemina connoteciones rituales. Enrique humanize al perro por el nombre, y por su posicidn es lo inverso del cerdo. Represente la infancia como discurso sustitutorio, la liminalidad por ser un animal humenizado, mientres el nombre del cerdo condense une liminalidad negative dado que mas que humenizer al animal se va animalizando el abuelo. Esto se note observando les actitudes en el fondo opuestas de los personajes: embos expresan efecto por los animales, pero mientres Enrique tiene al perrito “aferrado al corazén”, el uso del diminutivo del abuelo remite a su efecto interesado: no es el emor el cerdo sino a los chicharrones. El nombre ‘Pedro’, significe ‘piedra’ y remite al evengelio donde Jesus renombra asi a Simon y lo 72 asimila a los ‘cimientos’ de su iglesie (Mateo 16, 18). En el texto se puede eludir a una liminal ekIesia (asamblea) de la miserie —los huérfenos y el perro-, edemas de que efectivamente este juege con piedres, eliviando la situacién de los menores volviéndolos a la infancia por el juego. No esta demas vinculer a este unico “amigo” con uno de los mejores amigos de infancia del autor: Pedro, Pero o Perucho Buckhingham, que aparece en varios textos (La palabra inmortel 61). En un giro dramatico la alegria “inocente” del menor desaparece ante la imagen del hermano convulso y afiebrado, con el pie deformedo por la infeccién. Sobreponiéndose, Enrique trata de distreerlo en este primer dialogo explicito entre menores. - Te he treido este regalo, mire - dijo mostrendo el perro -. Se llama Pedro, es para ti, para que te acompelie... Cuando yo me vaya al muladar te lo dejaré y los dos jugaran todo el die. Le enser‘ieras a que te traige piedres en la boca. - (,Y el abuelo? — pregunto Efrain extendiendo su meno hacia el animal. — El abuelo no dice nada — suspiro Enrique. (25) La importancia funcional de este dialogo es dual, indica el reencuentro en la reclusion liminal de los hermanos separados, uno enfenno, otro transformando al perro en regalo, cure megice por la infancia ludica. Por otro lado, el dialogo permite ver la construccién intersubjetiva de este extremo de menores-Otros, la culture de pares que los opone a la desocializacion del abuelo y el abandono estetal. Aunque es una imagen idealizede como romentizacién de la pobreza, le carencia —indefensi6n, enfermedad- y generosidad —regalo para aliviar al hermano-, construyen una infancia pobre eficaz en la conmocién que se busca provocar en el lector. Por eso concluye la escene con una descripcibn del 73 ambiente en que parece llorer el cielo limelio —buscado efecto de lectura tipicamente romantico- mientres se escuche center al abuelo que obviamente quiere mas el cerdo que a sus nietos: “La garua hable empezado a caer. Le voz del abuelo llegaba: — iPescual, Pescual... Pascualitol” (25). Les escenas siguientes se centran en noches de metamorfosis liminal. Antes de examinarlas vuelvo a “Pagina...”, donde la noche liminal y el significedo de Pescual asumen otras connoteciones. Los menores-Otros estan fijados en la puerta cerreda, mirandole con urgencia escapatoria. El menor-Yo, en cambio, sufre la aperture no deseada de la puerta y la invesién publice. Muerto el padre, que cerreba le case, esta como especio privado paterno es invadida por la exterioridad. Todos los especios son invadidos y se subraya que la invesibn es “masculine” por los especios marcados como “femeninos” de acuerdo el machismo: la cocina, los dorrnitorios de mujeres, el cuarto de costura; “incluso el bano” enfatiza aun mas esta invasion de le intimided familiar desde la mireda del menor-Yo”. Pronto oscurecio y en la case reinaba un gran alboroto. Algunos amigos, muchos vecinos, inundaron les habitaciones. La muerte habia ebierto de per en per la puertes de la casa. Se encontrebe gente en todas les habitaciones, en la cocina, en los dorrnitorios de las mujeres y haste en el cuarto de bano. (114) Este invesibn del especio privado familiar es también una incursibn de la realidad exterior en la vida del menor y asi remite indirectamente a le invesién de los migrantes endinos 3 Lime y la crisis oligarquica. Ace se esboze la alegoria 27 Este construccion machista de la casa se refrende en Ribeyro, véese “Autobiografie, juegos de lnfencia" Op. cit. 74 que se hare explicita en textos como “Los eucaliptos” “Mayo 1940”, entre otros”. En contraste con el correlbn de “Los gallinazos...”, marginado y aisledo, solo visitado por, un carnicero, esta case central es inundada durante el velorio narrado como carnaval de la muerte igueladora, en el cual el menor perplejo observe en el cuarto de costure —de sutura- que les diferencias de clases sociales parecen suspenderse: Mucho me sorprendio encontrar en el cuarto de costure el gerente de la firma donde trabajaba mi padre, conversendo con un elbellil de les inmediaciones. Nunca sospeché que embos pudieren conocerse ni mucho menos verlos juntos en dicha habitacibn. Sin embargo, esteban alli. Y todo parecia lo mas natural. (114) El menor trata de comprender el evento que trestorna las diferencias habitueles de género (hombres en cuarto de mujeres), de lo privado y lo publice (extrellos en la case), de clases sociales suspendidas, de diferencias generacioneles (lo tratan como adulto durante el pésame). Estes ultimes diferencias las trata de explicar por lo conocido: siendo une noche diferente, en que podra ester despierto haste tarde en vez de obedecer a la hora de dorrnir habitual de los menores, la compare con la navidad y las fiestas patrias. Este comperacién es significativa. El velorio se analoga a los dos feriados mes importantes del Peru. Por un lado, la fiesta de la Necién que condense todos los feriados militeres, el 28 de julio, dia de la independencia, les fiestas patrias: fiestas del Padre, del origen oficial de la Nacién-Estado. Por otro lado, la fiesta de la Madre lglesia que condense todas les fiestas religioses cristienes en el Peru, la nevided como fiesta del nacimiento y de los nil‘los. (Recuérdese al cerdo 2‘ Case tomade", de Cortazer, puede leerse también siguiendo este paradigme aplicado a la Argentina y los “cebecitas negras”. 75 Pescual de “Los gallinazos...” y les connoteciones diferencieles entre les nevidades de los menores-Otros y los menores-Nosotros). El funeral del padre como fiesta patria es polisémico: fiesta de la muerte, dolor de la horfandad, rito conmemorativo de independencia nacional que se (des)entona en este caso como himno de independencia personal del padre: separacién como parte de un proceso iniciatico. Es decir, hay una sutil critica al nacionalismo patriotero como rito vacio, tema que se hare explicito en “Sobre los modos de ganar la guerra” y “Los moribundos”, pero también el héroe secrificado en batalla va al mausoleo nacional: hay asi el final, como se vera, una reivindicecidn del peter familiae oligarquico. Por otro lado, el funeral anelogedo a navidad relaciona nacimiento y muerte como ritos complenterios que connoten iniciecién: morir e le infancia pare renacer como adulto. Si sutilmente ironiza los ritos religiosos (como ante el gesto suturante “incomprensible” que da inicio al relato y otros que le seguiran en el texto), también connote una carga ritual cuyo sentido haste el momento es vago. En esa atmésfera incierta el tiempo se empantene en la conciencia del menor -es un ritual destiempo o antitiempo que avanza e trompicones. Continua el texto: “El tiempo comenzo a trenscurrir”. Reparese que segun Levi-Strauss: “Rites fix the stages of the calendar, as localities do those of an itinerary. The latter furnish extension, the former duration [...] the real function of ritual is [...] to preserve the continuity of the living experience”.29 Volveré sobre el analisis de este enunciado textual analbgico entre funeral, fiesta petria y navidad luego. El narrador desdoblado no deserrolla esto, 2" M. Grenet, “Dances et Legendes de la Chine ancienne” (321). Citedo en Agamben, Op. Cit. (69). 76 sino mas bien lo disefie como producto de la confusién del menor infantilmente tan pronto entusiesmado ante la perspective de imitar a las “personas grandes” por quedarse haste tarde, como inmediatamente “dandome cuenta” (es decir, creciendo) decepcionado por la carencia de la diversién consiguiente a les fiestas patrias (“bombardas” como fuegos de artificio) y a la navidad (“chocolate pascual” como golosina). Es decir, (des)autoriza les concomitancias de su discurso como juegos (des)infantilizentes (1 15). Si en “Los gallinazos...” el elemento que condense la liminalidad es el perro y su defense en la que el menor vence momentaneamente el poder, en “Pagina...” la liminalidad se condense particularmente en la segunde vision del cuerpo del padre por el menor-Yo, como una segunde confrontacibn con su poden “Pagine...”, como “Los gallinazos...”, esta estructurado por repeticiones que deslizan la diferencia de la transformacién. Le madre vuelve a reunir a los hijos, como en la primera escene, ahora en el cuarto del padre fellecido (ya no en la sela, es un movimiento hacia el interior) para rezer el rosario. Se cierra la puerta el publico para este ritual familiar privado del que, sin embargo, el menor- Yo se describe enajenado y los visitantes aparecen como miradas impertinentes (115). Obsérvese que en la familia descrita el narrador se presente como el unico varon restante, lo que resalta su papel y el de su género. Ya adverti que, aunque autobiografico, en el texto el hermano del autor es borredo. Al mirer por segunde vez el cuerpo del padre, ya no se subraya el gesto religioso de les manos, ni el rostro barbado hacia el “cielo”, sino mas bien el traje 77 elegante de sus presentaciones publicas como signo de estetus. El primer discurso directo del menor es un soliloquio que lee en esta apariencia la valencia festive. Respecto e la mortaja, Howarth anota: “The clothing may form a symbolic and actual boundary between the corpse and its resting place; the use of particular styles and colors of clothing may signify status” (Howarth 102).30 En este caso, el traje “azul” remite al “cielo” y puede relacionarse a la “hora celeste” de “Los gallinazos...”, como una transformacién compleje, en parte un pleno die de adultez respetable. Por otro lado, en el recuento de piezas del traje (chaleco, corbata, gemelos — elementos que cargan una sutil connotecibn al poder adulto e incluso genitalided) falta elgo, que el menor note, pero el narrador calla por el momento, dejandolo para el desenlace. Esta carencia es el vacio textual a completar con la lectura. En todo caso, como en la escene primera, el menor se extralia del rito que sin mito encuentra absurdo —el “jubilo" de les letanias religioses, como el traje de “fiesta”, le parecen impertinentes, lo mismo Ia defuncién como recepcion social-, mientres pese a enfocarse en los pies en medias y sin zepatos del padre. Observe nuevamente a mi padre. Le habien puesto su terno azul, su hennoso vestido con el que acostumbreba ir a las recepciones. Tenia incluso chaleco, corbata, gemelos. “Parece que ve a ir a una fiesta”, pensé. Pronto mi madre empezo con los misterios —eran los gloriosos- y mis hermanas respondian en coro. Yo también contestabe pero mequinelmente, porque no veia relacibn entre esas invocaciones de jubilo y la presencia del muerto, y porque me hable detenido a examiner los pies de mi padre, que estaban descalzos, cubiertos sulo con unas medias de seda. (115) 3° Glennys Howarth, “Clothes” Encyclopedia of Death and Dying. Ademas recuerde que el sudario dio paso el traje recién desde fines del siglo XIX, lo que implica una cierta secularizacibn aunque sefiela: “Men were more likely to be buried in their ‘Sundey best’ clothes”. 78 Estos pies son plurisémicos. Es posible relacionarlos con la cojere del abuelo, la infeccion del pie de Efrain y las piernas traseras del perro eun no devoradas por el cerdo que trauman a Enrique en “Los gallinazos...” Si el relato se inicie con el gesto suturante de les manos del confesor, ace la imagen suturante son los pies del padre. El menor, exacerbedamente atento a las contradicciones del episodio estresante, note que al disfraz de importancia del padre le felten dos cosas: la primera esterie prendide al chaleco y se nombrara al final, la segunde son los zepatos. Entre embos objetos ausentes hay asi una asociacibn semantica. Si los zepatos implican simbolo de estetus y del poder paterno de caminar por el especio publico y ‘sostener’ Ia case, descalzo, es decir, desprotegido, sin eutoridad que ampere y controle al menor se le revela a este la realidad de la muerte, la separacién: asi como el padre ya no tiene zepatos el menor ya no tiene al padre. Notese el detalle de le mireda sutureda que desembelsa la angustia en el gesto de los pies: Esteban inmbviles, ligeramente separados de las puntas y al observarlos senti por primera vez el miedo de la muerte. El rezo se me trabo en la garganta y sin der ningune explicacién abandoné el dormitorio. (1 15) El gesto de los pies es opuesto al de les manos del confesor y del propio padre: en lugar de un gesto activo que hace le cruz de la bendicién 0 del gesto perforrnado sobre el cuerpo inerte al cruzarle les manos sobre el pecho, ace los pies, vencidos por la inercia y la inmovilided de la muerte separen sus puntes, como congelados fuera del tiempo selielendo separecibn. Es un gesto “natural” que parece opuesto a los gestos “culturales” de la muerte. Por eso, pauletinamente se va configurendo en la conciencia del menor, en oposicién al 79 funeral como ferse adulta externa, la necesidad de un duelo interior, un rechazo a la “invasibn” social versus Ia urgencia de un vinculo individual con el padre muerto. Debe evadir asi e la gente yendo al jerdin a buscar, en la noche, solo, a su padre. Noche de lune, ebyeccién adulta y enfermedad infantil: el discurso perverso En “Los gallinazos...”, tras la epericion del perro y la victorie de Enrique le liminalidad se sostiene en la reclusién de los menores en su cuarto, expuestos a una guerra de silencios, gestos enajenados e intimidantes del abuelo abyecto transformandose en monstruo por la lune, provocando pevor haste en el perro. La licentropia o mania lupina como recurso efectista se ire trensforrnando en grotesca mania porcine. Ese misme noche salio lune Ilene. Ambos nietos se inquietaron, porque en este époce el abuelo se ponia intratable Por momentos se aproximabe al cuarto, echeba une mireda a su interior y al ver a sus nietos silenciosos, lanzaba un salivazo cargado de rencor. Pedro le tenle miedo y cada vez que lo veia se acurrucaba y quedeba inmdvil como une piedre. - iMugre, nada mas que mugre! — repitio toda la noche el abuelo, mirando la lune. (25) Este ‘rencor’ del abuelo remite a un presente miserable del que no se ve escapatoria, y cuyo origen, como la cause de su emputacibn, no se nombre. La “mugre” resume esta condicibn abyecte. y el viejo proyecta su frustracién culpendo a los menores. En la reclusion liminal contaminante la enfermedad se propage entre estos. Enrique amanece resfriado pero igual es obligado a trabajar, sin embargo el viejo teme la catastrofe que implicaria quedarse sin sus trebejadores infantiles. Al segundo die Enrique despierta afiebredo, con el pecho 80 congestionedo por los miesmas de la basure y la falta de calidez humane. El abuelo reacciona reiterando su discurso abyecto autovictimizatorio. — iEsta muy mal engaherme de esta manera! - plahia —. Abusen de mi porque no puedo caminar. Saben bien que soy viejo, que soy cojo. iDe otre manera los mandaria al diablo y me ocuparia yo solo de Pescual! (26) La repeticién desesperede que construye Ia minoridad como ficcion de la enfermedad es un discurso perverso que manipula construcciones de edad, insuficiencia y dependencia. El espejo opuesto de sus palabras, su tacito silencio como antidiscurso implicaria que lo que “esta muy mal” mas bien es que se autoengafie -se enajene- abusando de los menores que realmente en este caso no pueden caminar - constructo de menores triplemente disminuidos por la edad, la enfermedad y la miserie. Obviemente el abuelo es satenizedo. Lo que represente esta hiperrnarcado de negatividad. Este Otro es abyecto como su discurso. Volviendo e Kristeve: "The abject is perverse because it neither gives up nor assumes a prohibition, a rule, or law; but turns them aside, misleeds, corrupts; uses them, takes advantage of them, the better to deny them" (Kristeve 15). Examine antes la satanizacién del carnicero anonimo, ace el viejo implica una instancia de poderflmpotencia que explota y manipula, aun cuando su propia condicién (viejo, miserable y cojo) elude a que es victima él mismo de un poder negativo que no es nombrado. Como sellelé antes, puede ser el carnicero como alegoria del poder econémico informal, del poder politico formal nacional, 0 de la articulacién desarticulante en la economia de la dependencia capitalista internacional. Son opciones no excluyentes, pero queda en claro que este viejo amputedo es una 81 imagen paterna anonnal, un adulto opuesto a los menores, atrapado por la codicia simbolizada en el cerdo. El abuelo en esta instancia los trata por primera vez directamente de gallinazos sin plumes, retificando al narrador, mientres los castiga suprimiéndoles la comide. Es un castigo absurdo dado que, sin comide, (,c6mo podrian curarse y trabajar? - [Pero no importa! Yo me encargaré de él. iUstedes son basure, nada mas que basure! iUnos pobres gallinazos sin plumes! Ye veran c6mo les saco ventaja iPero eso si, hoy die no hebra, comide para ustedes! (26) Desde la focalizecién indirecte en los menores se ve al abuelo salir a la calle, pero regresa fracesado, cansado por la edad y la cojere que no le den la “ligereza” de los menores para conseguir basure. lnsultendolos se ratifica en el castigo, y al die siguiente fracasa de nuevo, en este caso se enfatiza que “cede paso que debe era como un Ianzazo en la ingle” (26). Esta imagen invierte el valor de la prétesis de ayuda a limitacién, y como simbolo felico postizo implica su inversion agresive sobre el cuerpo del ancieno en la confrontacién con la dureza de la calle. El viejo vive encerrado en el corralbn, como el cerdo en el chiquero. Excluido de la calle, es tireno del especio privado, impotente en la esfere publice. Por esto, y por la carencia inscrita en su cuerpo, hey ace un juego con ideas tredicioneles de la esfere femenina, una suerte de feminizacibn negative del abuelo. Es parte de su “abyeccién”. Este vacio textual, como cuerpo amputedo, es un vacio traumatico, una castracibn simbolica que desde el inicio del texto se ve rellenada por el objeto suplementario, le pierna de palo que se pone el viejo cede mafiana. Es un poder postizo que lo medio capacita pero que 82 también lo limite: es un discurso suplementario. La “pate de palo” y la “vara” son los signos del poder/impotencie del abuelo, de su abuso y necesidad. Lo infantiliza mientres los menores, aun siéndolo, aparecen forzados a una desinfantilizacion premature. Ser adulto asi pareceria haber perdido elgo, la pierna, cicatrices de traumas del pasado, no poder correr como los menores- Otros. Los menores son las otras piernas postizas simbblices del abuelo, sus muletas, por eso al final su ida implicara la caida del viejo. El simbblico tercer die se inicie con el leitmotivo de le “hora celeste” y presente el derrumbe del intento de trabajo independiente del viejo.31 “A la hora celeste del tercer die quedo desplomado en su colchbn, sin otro enimo que para el insulto. - ¢Si se muere de hambre - griteba — sera por culpe de ustedes!” (26) El discurso perverso es culpabilizante. El y el cerdo dependen de los nietos, quienes también languidecen de hambre. Por eso se describe a continuacibn los dies de tensibn in crecendo en el claustrofébico corralén: “Los tres pasaban el dia encerrados en el cuarto, sin hablar, sufriendo una especie de reclusién forzose” (26). Este reclusibn es caracteristica de la liminalidad (Turner 8)”, en la cual los iniciandos van perdiendo su estetus previo (infantil), rodeados de signos ambiguos de muerte/vida (Turner 9). Ace los hermanos, por la enfermedad, parecen ambiguos vivos/muertos en came, y la figure liminal del perro que juege a veces con piedres -que anuncien la egresivided latente de los menores- es lo unico que los conecta con la infancia mientres el abuelo abyecto, ambiguo hombre-animal, es infantilizado jugando con su simbolo postizo, 3' Asi ocurre el principio de “Interior L". Gesto del caracteristica del Otro. ’2 Mahdi et Al. Betwixt & between: Patterns of masculine and feminine initiation. 83 devorando a escondidas verduras ceseras y torturendo por hambre a sus nietos tirendoles verduras como a animales que deben ser domesticados. these que los menores juegan con el perro mientres el abuelo con la pierna postiza: la mascota versus el juguete sefiala la diferencia: Pedro es un ser vivo, metafora de la infancia liminal miserable naturalizada como juego espontaneo; la prétesis, en cambio, es un artefacto inerte, metafora de la adultez como pérdide y suplentacién impostede33. Cede vez cobra mayor importancia la mireda. En el especio cerrado de la fabule mute, los gestos vistos y los sonidos inarticuledos van (des)suturando(nos) alde su trema por el “miedo”. En la liminalidad se ve revelando la gnosis, el conocimiento secreto (Turner 11), por eso la focalizecién se centre sutilmente en la mireda de Enrique mientres Efrain ha perdido contacto con otre realidad que no sea el paroxismo de su dolor: “Solamente Enrique sentia crecer en su corazbn un miedo extraho y al mirar a los ojos del abuelo creia desconocerlo, como si ellos hubieran perdido suIexpresiOn humane” (27). En el silencio tenso hacen contrapunto los gemidos del perro abrazedo por Enrique, los grufiidos del cerdo hambriento y los quejidos del abuelo, identificado con el animal: un (des)concierto animal. Se da asi una economia de miradas. El énfasis en la focalizecién desde la mireda infantil le subjetiviza mientres objetive al Otro adulto como abyecto, suturando al lector en una infancia aterrorizade. El hambre trestorna todo aun mas la ultima noche de lune cuyo silencio sulo es roto por los “rugidos” del cerdo 3’ Comparese con la pérdide de la infancia como la tela de erboles y su transformacién en muebles en “Los eucaliptos'. 84 que mantienen en vela a los tres personajes. Desde la mireda de Enrique — que sutura el lector- se observe le trensformacion monstruosa del cerdo, asimilandola a la del abuelo enajenado, cuyo silencio es bestialmente amenazador: “Enrique habia oido decir que los cerdos, cuando tenian hembre, se volvian locos como los hombres” (27). Esta dual metamorfosis lunatice remite, por una licentropia hecha grotesca mania porcine, a una contraposicibn de la atmésfera encantade de cuento de hades como “hora celeste” con esta forma de cuento de horror noctumo. Son Otros que se pelean entre ellos, alegoria que en el cuento hace personalmente responsable al Otro-adulto de los problemas del Otro-menor mientres la voz narrative (camuflada) se apropia de este ultimo. Hay une idea de “atevismo” ligada al Otro, especialmente al Otro- adulto; los menores-Otros, animalizados, provocan compasién, pero, como se vera, parecen condenados a repetir los fantasmas del pasado.“4 Sin embargo, dada la focalizecién desde Enrique (“habia oido decir”), la subjetivizacion de este menor-Otro implica un crecimiento, una “conciencia” desinfantilizandose, “humanizandose” (y ace ‘humano’ remite a adulto) como proceso inverso a la animalizacién abyecte del abuelo. Este, en cambio, juege en silencio con su rencor como la noche anterior con su mulete: “Parecia amesar dentro de si una celera muy vieja, jugar con elle, aprestarse a dispererle” (27). Hay asi relacibn directa entre rencor y amputacion: es la continuided y execerbacién del trauma. 3‘ Sobre el ‘atavismo' en esta construccibn del Otro hare luego une interpretecibn ligada e la ‘horda’ siguiendo a Freud en Tetem y Tabu. 85 El menor y la muerte: Thenetos versus Eros y les rearticuleciones del lenguaje La noche del velorio del padre en “Pagina...” es también traumatica, particularmente despues de ver el cadaver por segunde vez —condensaci6n liminel- y experimenter la abyeccion de la muerte que oblige a Raul a refugiarse en el jerdin solo. Atrevesendo la sale pese al jerdin. Alli me detuve y mirando el cielo negro traté de penser en mi padre. Una nubecille cruzo el abismo e imagine que podrie ser el alma del difunto. “Qué blanca esta“, pensé, cuando a mi lado escuche una voz. (115) En este primer intento de procesar el trauma, puede leerse un razonamiento infantil que trata de evadir eI dolor mezclando los especios semanticos de lo abstracto “espiritual” (“alma”) y lo concreto “natural” (“nubecille”). Le muerte desestebiliza, como diria Agamben, el orden que posibilite la significacién. Para procesar el vacio, la ausencia, debe esirse a un signo sustituto imaginario (“imagine”). El narrador sutilmente ve deslizando el texto hacia una parabola del origen de su individualided literaria, une iniciacién de escritor como afan de llenar el vacio paterno. Ace se enfatiza que el cuerpo se transfigura por la mireda del menor en une nube incorpbrea y “blanca”, lo cual no es trivial dada la descripcibn de quien interrumpe su soliloquio. Ere Flora, la sirvienta. “Nillo Raul -dijo-, acompaneme al geraje a treer un candelero. Tengo miedo ir sole.” La observe. Siempre habie excitado mi curiosidad, habiendo llegado incluso a espiarla cuando se ballaba. Estabe decidido a tocarla para comprober con mis manos cemo era ese cuerpo moreno. Y en aquelles circunstancies esta tentative tenia un extralto sabor e profanecién, que me enardecie. (115) 86 Escena contrastente. El soliloquio infantil y adolorido en torno a Thenatos buscando el “alma” del padre en el cielo, aterriza sobre les palabras escuchades y especialmente en la mireda, y el recuerdo de la mireda, adolescente y lasciva lanzade sobre el cuerpo vivo y “moreno” de la criada, a la que se quiere tenter. Su materielidad se subraya desde el nombre “Flora”, y estendo en el jerdin llamandolo en discurso directo por su nombre (unico caso en el texto, donde el nombre es esencial), el contraste Thenatos/Eros emerge en une curiosa centralidad provisional en el relato. Es la unica vez que el discurso directo del menor deja los soliloquios (“penso”) y se hace dircurso directo a un Otro. Este Otro lo es en términos de género, clese social y raze. De esirse a una nube blanca como el alma de padre muerto, el menor se siente tentado a esirse del cuerpo moreno de una criada viva, que se construye edemes en la subalternided reforzade de pedirle ayuda y hablar “incorrectamente” (omite ‘de’ al decir “Tengo miedo ir sole") El lenguaje, por lo visto, es amputedo en el Otro. Hay emplia literature que vincula Thanatos y Eros en escenas de erotismo macebro. Elmore lo relaciona con Bataille (Elmore 63), pero hay toda una tradicién en este sentido. Es comprensible dado que, como impulsos primarios, Eros y Thanatos se imbricen. En este caso, puede leerse al menor adolescente confrontendo, en el carnaval de la muerte, la subita horfandad, su entrelugar liminal como el “hombre” de la casa (pésames como feliciteciones), sus necientes impulsos genitales, las diferencias de clese, raza y género en una cultura clasiste, racista y machista, y la necesidad de esirse de elgo pare vencer, imaginariamente, a la muerte. Flora es el Otro: la tentacion de la jouissance de la semiosis indefinida 87 de lo “real” abyecto previo a lo simbélico: Otro por mujer, empleeda del hogar (que en el Peru implica haste ahora resabios cuasi-feudales de explotacion),35 morena (en une sociedad racista donde les personas negras tienen un estetus simbblico incluso inferior el de los indigenas). Las otras mujeres del texto son la madre y las herrnenas. Sblo la primera habla, les demas repiten. Si bien son parte de un resto del “nosotros” familiar, su papel se subraya por el lado religioso y lacrimégeno, que el protagonista, asumiendo su celidad de “hombrecito”, rechaza. En cambio, este Otro-mujer aparece como la tentecion. El protegonista debe optar entre Eros del Otro o Thanatos del Nosotros en un rito de iniciacién confuso de transgresiones de tabus opuestos (complementarios). Entre Io blenco y lo moreno, lo muerto y lo vivo, la dicotomia se desestebiliza: ale palabra y el cuerpo 0 el cuerpo y la palabra? (Con F lore hey el unico dialogo directo pero es el cuerpo apetecible que substrae el menor de su monblogo con respecto al padre hecho corpse). En el carnaval de la muerte, el animo del menor es profanetorio, un “erdor equivoco” respecto a la muerte del padre. Debe decidir: Avancé unos pesos hacia elle, que pennanecie inmbvil, mirandome con sus grandes ojos espantedos, bajo la sombre del emparrado. Pero el recuerdo de los pies de mi padre, tan rigidos, tan inutiles, ten tristes, vino a mi memorie. “Anda tu nomas”, repliqué, dando un paso hacia atras. (115) Es le unica vez que se describe une mireda que confronta la del menor. Es una mireda que ‘nos’ mire “con sus grandes ojos espantedos“, dada Ia focelizacibn que suture narrador-menor-lector. Es la unica mireda descrita como “real”, no enfatizada de artificielidad. Podria ser que esta mireda espantada detuviera la profenacién, pero lo que se manifieste es que la eleccién por 3’ Desarrollo el tema de la empleeda del hogar en “La tela de eral'la”. 88 Thanetos parte del recuerdo del trauma figurado en los pies del difunto, que expliciten su valencia semantica como la inutilidad (impotencie) penose de la muerte. Hey une sutil comunicacién de vacios entre el yo y el Otro, como espejos “humanos” que enfrentados nada reflejan -nihilismo humanista autorial. Pero la victorie de Thanatos también implica una interiorizacién de la discipline del padre que sobrevive prohibiéndole el sexo, o vedandole tal acceso a los Otros en procure de la continuided homogénea, es decir, cerrandolo en un soliloquio de oligarquia aislada en la decadencia de la muerte. En todo caso, Ia iniciecién se deslize del cempo erbtico al thanatico, del cuerpo moreno a la palabra: encontrarse con el padre muerto por la literature. Es el paso de lo ‘real’ a lo ‘simbblico’, siguiendo a Lecan. Por eso este unico caso de dialogo explicito en el cuento ocurre entre el menor-Yo y el menor-Otro. Implica une aceptacién y un rechazo: sulo dialoge con elle, pero es para rechezarla, cuerpo a user apetecible pero desdehable como materielidad. Este dialogo escueto en medio del monblogo, sin embargo, ya condense la articulacién de toda la narrative ribeydariana como una tensibn entre estos dos polos: el objeto-Otro de su escritura versus el sujeto escritor. Ace se prefiere la homogeneidad del soliloquio con el padre muerto en comunicacién ‘espiritual’. Si se enfatiza el significado de los pies del cadaver paterno es porque detienen los pesos del menor profanador, lo hacen retroceder, mientres sus unices palabras en dircurso directo movilizen los pies de Flora para que se aleje, se separe, “anda tu nomas”, como una mezcle de mandato superior machista y clasiste mezclado de respeto y, casi, de abandono. De modo que en esta iniciecion ritual el menor parece pasar une 89 prueba, escoger una via inicietice no sexual, no amperadose en la cosas, sino buscando en una suerte de metafisica mude le palabra del padre, como dije, de lo ‘real’ a lo ‘simbélico’. Raul regresa e la sale y observe indignado a los de la agencia funerarie y la impaciencia de los asistentes el velorio como esperando una funcion teatral: “Los odié a todos intensemente y busqué de nuevo refugio en el jerdin” (115). El funeral aparece como rito social exterior y vacio, una feria de mascaras, cuyo publico gira en torno al cuerpo del padre como espectaculo pronto desplazado e pretexto de encuentro social. Desde la perspective infantil, el lenguaje mismo esta en crisis: los elementos de la camera mortuoria son ilegibles signos dislocados de sentido, convencionalismos adultos del aparato de la muerte. Su sospecha de que los “invasores” parecen sélo ester alli por una extralla obligacibn tratando de disfrutar del momento, se confirrna al verlos usufructuendo la casa: “Al eguaitar por la ventene observe que habien servido cafe en tacites y que los hombres echaben mano, inmisericordes, a los cigerrillos de la sale” (115). Es como si el lenguaje de la infancia, amputedo del sentido que era el padre, estuviera tratando de rearticularse en una dificil trensformecibn, en un limen invadido de seres extrallos. Este trabajo de rearticulecién del lenguage y, por tanto, de le identidad del menor como formecibn discursive es extenuente: el menor quiere seguir velando, avergonzado de su agotamiento como signo de ‘infidelidad’ al padre, pero lo vence el sueno, que es una imagen de la muerte. Es decir, dormido encarna la 90 ambivalencia liminal de muerte/vida y se relaciona asi por semejanza con el cuerpo del padre. Como en “Los gallinazos...”, antes de la escene final que ocurre en la mel‘iena, hay un tiempo noctumo liminal cuajedo de signos. Funcionalmente son noches parelelas, que cargan el suspenso para los respectivos desenlaces o, siguiendo a Van Gennep, zones liminales dando paso a la etapa de incorporacion ritual. Son noches analoges pero muy distintas. Ambas son emocionelmente — y fisicamente en un caso- extremadamente doloroses. Menor- Yo y menores-Otros se ven sometidos a situaciones de estrés relecionebles e pruebas en ritos iniciaticos. Son noches de pesadilla, pero en “Pagine...” Raul cae dormido, mientres en “Los gallinazos...” “nadie pudo dormir”. El peligro y maltrato es mas fisico para los menores-Otros, extenuados, enferrnos y ebusados, mientres se acentue la dificulted emocionel del luto en “Pégina...” En embos se da el miedo a la muerte, pero mientres en “Pagina...” se trata mas del miedo e la muerte no del menor sino del padre ‘bueno’, oscuramente ese terror en “Los gallinazos...” se articule mas como peligro de que ellos mismos mueren victimas de un abuelo-cerdo abyecto. Animelizecién, parricidio y banquete: Trauma y desinfantilizecion del menor-Otro. Ya mostré que le ‘separacién’ que movilize al texto es la de los menores, y que Enrique no puede ester sin su hermano y por eso regresa con un perro que es sustituto. Luego los hermanos y el perro componen un grupo liminal recluido por la enfermedad en el corralén. El texto en las escenes finales vuelve a marcar la separacibn, ahora de modo mucho mas violento. 91 La tensién sostenida de esa ultime noche explota el amanecer con el “rugido” que parte de les fauces del abuelo. El efecto es expresivemente abyecto, un vacio textual hecho mandibula, una “oscura oqueded vuelta hacia sus nietos” — hacia los lectores- gesto que sutura menor/lector con la amenaza del fascinum: Cuando el cielo comenzo a destellirse sobre les lomas, abrio la boca, mentuvo su oscura oqueded vuelta hacia sus nietos y Ianzo un rugido: iArriba, arriba, arribe! - los golpes comenzaron a Ilover —. 5A levanterse haraganes! LHasta cuando vamos a ester asi? iEsto se ecabo! iDe piel... (27) El abuso verbal da paso a la violencia fisice. “Efrain se echo a llorar, Enrique se levanto, aplastandose contra la pared. Los ojos del abuelo parecian fascinarlo haste volverlo insensible a los golpes” (27). Otra vez se recalca, en la economia de les miradas. la importancia del gesto que sutura creando el fascinum que meta la vida segun Lacan. Enrique —y el lector suturado- es arrebatado y no siente los golpes de la vara en la cabeza. La reaccibn de Enrique no se da mientres es golpeado sino al ver golpeer a su hermano, a quien sale a defender: “5A Efrain no! iEl no tiene la culpe! iDéjame e mi solo, yo saldré, yo iré al muladar!” (27). La voz del Enrique otra vez asume la de Efrain que sclo llora: se sacrifice por su hermano y detiene al abuelo, que lo envia al muladar pese a que esta aun enfenno. Cuando el perro Pedro quiere seguirlo, Enrique decide ir solo: “— Tu no. Quédete equi cuidando a Efrain” (27). Esta decisibn implica un proceso de desinfantilizacién acelerade. Curiosamente esta iniciante madurez premature se marce por dos signos inversos: el menor parece literalmente animalizarse mas mientres aumenta su conciencia de 92 animalizacién. Es decir, es como si al mismo tiempo fuera mes animal y mas humeno. Es une animalizacibn interior esumida. Enrique corre en la calle durante la hora celeste, en la “nieble magica” cuya referencia a la infancia y la mefiena ahora se conjuga con la enfermedad y el hambre. Su velocidad al correr -opuesta a la incapacidad de caminar del abuelo- es descrita como un vuelo, lo que anuncie su transformacion interior en gallinazo: “La debilidad lo hacia ligero, etéreo: volaba casi como un pajaro. En el muladar se sintio un gallinazo mes entre los gallinazos” (27). Lo etéreo de la debilidad es asi una forma inusual de lo “angelica!” de la infancia pobre construide en la inenicion y la convalecencia. “Se sintib" dice la voz narrative omnisciente, la voz que lo imposta e identifica como un gallinazo mas. El epiteto autorial va asumiéndose como destino por el propio personaje. Después de trabajar Enrique regresa y el cuento retorna a su principio, el ambiente de seres fantasmaticos de la hora celeste descritos en la introduccién. En ese “mundo de perros y fantasmes” se siente “feliz”, lo que ebruptemente se contrapone al mundo del correlén. La felicided de volver a ester en “su mundo” infantil ‘naturalizado’ de la calle se opone al corralbn como un mundo “fabricado” de reclusibn, miserie, violencia e irracionelidad punitive. Varios estudios sobre los ninos de la calle corroboran como causal de huida de la casa que ésta sea un especio percibido como mas temible que los peligros obvios de la calle (Alarcdn 60). Ahora Enrique sorprendido encuentra el correlén en calma, “como si toda la violencia estuviera en equilibrio, a punto de desplomarse" (29). La figure del abuelo mismo 93 remite a un equilibrio precario dado que: “parado al borde del chiquero, miraba hacia el fondo. Parecia un arbol creciendo desde su pierna de palo” (28). Esto elude también a la adultez como pseudojustificacién legalizadore de poder sobre los menores, que en este caso implica incluso a un viejo regresionado (amputedo) a una infancia como animalidad, como crueldad. Es decir, aunque el mundo infantil y adulto se construyen por oposicién maniquea en el texto, sin embargo su construccién de infancia incluye le infantilizacion como crueldad del absurdo adulto. Esta ambivalencia en la construccion de infancia la deserrolla el autor en la Prose Apatride 23, en la cual menores y adultos son homologedos por jugar cruel e irrecionalmente. Al infierno de grufiidos y rugidos del correlon, se le opone ahora un extrano mutismo textual que privilegie la gestualidad: los eventos son vistos, el espectedor arrebatado. Cede sonido o ruido destaca contra este escenificacién extrema. En esa atmosfere enrarecida, Enrique trata de llamar la atencibn del abuelo mostrendo que ya cumplio su orden. Su intento de dialogo choce contra el mutismo del abuelo que le da la espalda. Asustedo Enrique va a ver a su hermano, lo que da lugar al segundo dialogo explicito entre hermanos. Efrain apenas Io vio, comenzo a gemir: - Pedro... Pedro... - (,Qué pasa? — Pedro he mordido al abuelo... el abuelo cogio la vara... despues lo senti aullar. (28) Los hermanos y Pedro formen une comunidad liminoide. Pedro no es un perro mes; humanizedo, es parte del unico nucleo afectivo de los menores. El abuelo ye he separado dos veces a los hermanos, y ahora Enrique escuche a su 94 hermano gemir por la suerte de Pedro. Si Enrique dejo a Pedro para que defienda a Efrain, y ha mordido al abuelo, se infiere que muy posiblemente lo hizo defendiéndolo, sustituyéndolos en un sacrificio que simbélicamente descifra Ia monstruosidad del abuelo como un ser capaz de der de comer el cerdo a sus propios nietos. Enrique no sabe aun esto, la narracion como fabule mute se dirige aI lector, pero Enrique temiendo por Pedro sale a buscarlo. Recuérdese que habie advertido al abuelo que si botaba al perro Enrique mismo se irie. Si Pedro es sustituto del hermano, analogo liminal, buscarlo es buscar la propia infancia. Hay una camavalizacibn bakhtiana por la que mientres los humanos se animalizan, los animales se personifican. En este climax del cuento la economia de les miredes produce les dislocaciones y sutures que articulan el texto como iniciecién funebre sin funeral. La focalizecién se centre en la mireda de Enrique, buscando al perro, mientres el abuelo mire la pared. Enrique lo interroge mirandolo y luego mire el chiquero donde descubre, y el lector con él, el cuerpo a medio devorar del perro, lo que produce Ia abyeccibn de su horror —la sutura del horror del lector, jouissance- y el reclamo entre lagrimas por la justificacién de tanta crueldad: el mundo adulto como despiadeda sin rezén. El horror del menor y el lector suturados implica la aversién a verse devorados, es decir, consumidos por un mundo adulto absurdo: iniciacién como sacrificio funesto. El abuelo evade esta mireda acusadora, interrogente, que le busca la mireda: como se la busca el lector suturado a esta focelizacion desde el menor. En la cite pongo en cursive este juego de miradas. 95 Nedie le respondio. El abuelo seguia inmévil, con la mireda en la pared. Enrique tuvo un mal presentimiento. De un salto se ecerco al viejo. — 4Dbnde esta Pedro? Su mireda descendio al chiquero. Pescual devorabe elgo en medio del lodo. Aun quedaban les piernas y el rabo del perro. - iNo! — grito Enrique tepandose los ojos -. No, no! — y a través de les Iagrimas busco Ia mireda del abuelo. Este la rehuyo, girando torpemente sobre su pierna de palo. Enrique comenzo a denzar en torno suyo, prendiéndose de su camise, gritendo, petaleando, tratando de mirar sus ojos, de encontrar una respuesta. — gPor qué has hecho eso? LPor que? (28) Es ‘la’ pregunta del texto, una interrogacién infantil que interpela el orden adulto del mundo y al hecerlo el menor va perdiendo la infancia, porque no hay respueste posible excepto el absurdo brutal de la supervivencie egoiste, la prevelencia del valor de cambio adulto sobre todo valor de uso infantil. En este climax del relato se da el cenitlnadir de la iniciacién por la sutura de la mireda del lector en la mireda del menor, como ojos que pierden le inocencie y cuestionan la absurda crueldad humane. Es el trauma decisivo en el texto, en medio de toda esa infancia traumatizade de la extreme pobreza. Le necesidad de efecto y proteccibn adulta no satisfecha por el treto deshumanizador del abuelo se invierte, un menor se ha hecho cargo de otro menor y de un perro que constituye un vinculo afectivo compensatorio. Cuando el viejo ofrece el perro aI el cerdo, el menor llega al colmo de la vivencia de la crueldad arbitraria adulta. La reaccién del abuelo cuestionedo es la imposicibn arbitraria de le violencia fisica: el menor le robe la rezén y las palabras, por segunde vez, y el viejo solo puede responder a golpes: “El abuelo no respondia. Por ultimo, impaciente, dio un manotén a su nieto que lo hizo rodar por tierra” (28). Obsérvese como a continuacibn el menor no ‘mira’ sino ‘observa’: es una reaccion congelada de 96 golpe en la ire, que describe al “viejo” como un gigante sadico que se deleita fascinado -suturado- en la visibn del cerdo devorando el perro. Enrique, en el suelo, performa el gesto de esir el mismo instrumento de abuso del abuelo, la vara.“Desde alli Enrique observd al viejo que, erguido como un gigante, miraba obstinademente el festin de Pescual. Estirando la meno encontré la vara que tenle el extremo manchado de sangre” (28). En el texto explicitamente hay dos momentos en que aparece la sangre: en las menos del carnicero y equi en la vara. Connota poder y muerte. El menor aI tomar la vara asume el poder, Ia violencia, y como cerga felice, deja la infancia. Este vara como falo postizo manchado de sangre implica una desvirgacién simbolica no por el sexo sino por la violencia y a la muerte. De hecho, al contrario de los cuentos donde hey menores-Otros femeninos, como se vera, es la muerte mas que el sexo lo que caracteriza la iniciacién de los menores varones Otros y Nosotros. En este caso, la vara manchada de sangre implica la rupture de una virginided psicolbgice ligada a la realidad de la muerte. Por eso Enrique, tomendo Ia vara, va cerrendo el circulo de miserie del cuento, de su fatelismo: “Con elle se levanto de puntillas y se acerco al viejo” (28). Este “de puntillas” de Enrique remite al inicio del cuento en que se describe el amanecer de la ciudad personificade como Ievantandose “de puntillas”. Son otra vez los primeros pesos de une infancia pero con otre carge, una infancia ultrajada leventandose con sigilo para etacar: una infancia desinfantilizada. Por eso ahora las palabras de este enmudecido menor se hacen escuchar por el 97 chillido que oblige el abuelo a darle la care, la violencia verbal seguida del ataque fisico.36 -- iVoltee! -— grito — iVoltea! Cuando don Santos se volvio, diviso la vara que cortabe el aire y se estrellaba contra su pomulo. - iToma! - chillo Enrique y levento nuevamente la meno. Pero subitemente se detuvo. temeroso de lo que estaba haciendo y, lanzando la vara a su alrededor, mird el abuelo casi arrepentido. (28-29) La focelizacibn se deslize fugezmente a los ojos del abuelo que apenas si ven el golpe, pero inmediatamente regresa a la mireda del menor. Este se enajene de su enajenamiento: es la fluctuacién entre egresién y pena de este construccibn de la conciencia infantil. Y ocurre la catastrofe: “El viejo, cogiéndose el rostro, retrocedio un paso, su pierna de palo toco tierra humeda, resbalo, y dando un alarido se precipito de espaldas al chiquero” (29). Obsérvese la oscilacibn del viejo: de ester plantado sobre la prbtesis, descansando el peso del cuerpo en la pate de madera que ironiza su figure como un arbol gigante, al voltear Ilega a apoyarse en la pierna real, enfrentando con ese paso al menor que se Ie insubordine. Pero esta confrontacion que cree facil le depere la asombrosa vuelta del golpe ante la cual pierde el equilibrio en un ballet ridiculo en el que vuelve a apoyarse en la pate de palo, pero ahora el barro —como los menores oprimidos- es deslizente y pierde el piso: minoridad como labilidad del sentido. La catastrofe del abuelo, la invertio mundi anticipada en el “voltea” proferido por el menor, lo lanza de espaldas al abismo del chiquero, infierno abyecto alimentado por el mismo, agerrandose la care como 3“ Netese eI espejo de la violencia: el golpe es simétrico al que recibio Enrique del viejo ese mismo amanecer. 98 simétricemente Enrique se habie tapado los ojos ante la obscenided de ver devorado a Pedro. Se trata de justicia poétice que literalmente lo confronta a su su propio monstruo enloquecido y voraz. A este climax le sucede un desenlace doble. En silencio pauletinamente la focelizacién narrative vuelve a la sutureda mirada menor-lector. Enrique retrocedio unos pesos. Primero aguzo el oido pero no se escuchaba ningun ruido. Poco a poco se fue aproximando. El abuelo, con la pate de palo quebrada, estaba de espaldas en el fango. (29) Se observe al abuelo infantilizado casi como en una cuna de Iodo, con su poder quebrado, la cavema de su boca insultente ahora ebierte de esombro y espanto, mirando aterrorizedo al cerdo enloquecido de hambre: “Tenia la boca ebierte y sus ojos busceban a Pescual, que se habie refugiado en un angulo y husmeaba sospechosamente el lodo” (29). Es la ironia obvie del texto e implica justicia poétice, pero hey otre ironia tragica al final nada poétice. En este momento el menor lo abandona, se perceta del peligro del abuelo pero le importa mes sobrevivir a su castigo, y se deja en la ambigueded Ia posible venganza, otro signo de la pérdide de la inocencie por la supervivencie. El abuelo desesperado Io llama con false temura para ser rescatado. Este posibilidad del abuelo “divisendo’ al menor que huye se deja en la dude, pero por la focalizecion remite a la conciencia en el umbrel de infancia y adultez premature del menor que debe optar entre salvar el abuelo o selverse y salvar el hermano. Les ultimes palabras explicites del viejo son desesperedas: “i A mi, Enrique, a mil...” (29). Pero este lo desoye dando paso al tercer y ultimo dialogo de hermanos en el que la desesperecibn por huir del corralén domine todo. 99 - iPronto! - exclamo Enrique, precipitandose sobre su hermano —iPronto, Efrain! iEl viejo se ha caido el chiquero! iDebemos irnos de ace! - ¢Adénde? — pregunto Efrain. — LAdonde see, el muladar, donde podemos comer elgo, donde los gallinazos! — iNo me puedo parar! (29) Sin tener a donde ir hasta el muladar es preferible segun Enrique y la identificacién que asume con los gallinazos remate la apropiacibn autorial de los menores-Otros desde el titulo. Estos asumen asi Ie identidad que el narrador les ha conferido y el abuelo ratificado. Reparese en el juego de les metamorfosis: por un lado los menores pasan a asumirse gallinazos simbblicos mientres eI abuelo pasara a ser el cerdo por ingestién, no solo simbblicemente. Pero, por otro lado, pareceria que el proceso de enimalizacién del abuelo pasa haste a cosificarlo como basure que devora Pescual, mientres que el proceso de los menores parece ser inverso: pasar de ser animalizados a humanizerse, es decir, tener voz, conciencia, decir les ultimes palabras en discurso directo, subjetivizarse. Osee una iniciacibn traumatizante y premature por la que devendrlan menores-adultos. Pero esta “subjetividad” que hable esta repitiendo la identificacibn animal que le es impuesta desde la voz autorial como destino. Que Efrain dige les ultimes palabras directas exclamendo que no se puede parar remiten eI viejo en el chiquero. La opcibn es clara para Enrique: prefiere dejar morir al abuelo para escapar con su hermano. Como ultimes palabras directas del menor que provoca mas compasién, esa construccién del menor-Otro como ser pasivo, explotado, infectedo, indefenso, son les palabras del mas mudo y se dirigen no selo a Enrique sino al lector. “No me puedo parar” implica asi una 100 imagen patética cuya eficacia elocutiva busca conmover el lector para que lo ayude a levanterse. Por eso, acto seguido, Enrique —en parte imagen del escritor como sugeri, en parte menor-Otro agente que complementa la dual construccién del menor en la miserie, en parte el lector mismo por los juegos de enfoque suturantes- ratifica, como gesto, este eficecia elocutiva: “Enrique cogio a su hermano con ambas manos y lo estrecho contra su pecho. Abrezados haste former una sole persona cruzaron lentemente el correlén” (29). Como antes al perro y el hermano mismo, Enrique abraza a Efrain en un gesto ten solidario que se marce como lo opuesto al individualismo del abuelo confrontado en un cuerpo a cuerpo con el cerdo: consigo mismo. Es mas, este abrazo fraternal que los hace former como “une sole persona” es una suture tanto entre la dualidad de la construccion del menor-Otro en la miserie, como entre personajes, lectores y autor. El abuelo se hare uno con el cerdo de otre manera: por la corporalidad abyecte de ser devorado. Los menores salen mientres el abuelo cae al centro de la case: el chiquero. Es la oposicibn entre un nacimiento simbblico o iniciacion versus la caida en la tumba viva ignominose y sin funeral. Asi la parabola del texto ve llegando a su fin, desde el inicio como un nacimiento y “primeros pesos” infantiles de la nueva Lima en un alba magice haste la muerte abyecte de un viejo amputedo en el chiquero, mientres los menores traumados huyen. Sin embargo, esta escapatoria o re-nacimiento es tambien iniciacién: ingreso, por muerte, e la adultez premature, fin de la hora celeste, en que asi como el cerdo este devorando el abuelo la ciudad amenaza devorarlos: 101 Cuando ebrieron el portbn de la calle se dieron cuenta que la hora celeste habie terminado y que la ciudad, despierte y vive, abria ante ellos su gigantesca mandibula. Desde el chiquero llegaba el rumor de una betalla. (29) El “rumor de la betalla” del chiquero es analogo al de la ciudad: la modemizacién como implementecién de un sistema economico inhumano y consumista. Se transfonna la imagen del capitalismo como “cerrera de rates” en autodestructiva “betalla de cerdos”, mientres los menores como Otros nuevos se ven atrepedos entre dos pares de mandibulas. Volviendo a Agamben, si el abuelo muy posiblemente muere devorado por el cerdo, sin ritos funerarios, pasa a la condicién de fentasma, desestebilizador de la separacion entre la vida y la muerte, le diacronie y la sincronie, es decir, un no—ser que en lugar de convertirse en antepasado con el que se pudieran mantener relaciones rituales que aseguraran una continuided histérice, amenaza el proceso de significacion como la pennenencia de une rupture traumatica que a la vez que aisle a estos menores de todo vinculo familiar dejandolos en la total horfandad incluso histbrica, les corta Ia lengua y muy posiblemente los persigue como trauma. Por eso Efrain cerga el trauma fisico, la herida infectede de la pierna, como una tare de continuecién de la miserie del abuelo cojo, mientres Enrique se ha transfonnado interiorrnente: el trauma emocionel que es el climax del relato es la anegnorisis de la melded absurda humane, edulta, que desinfantiliza sin ofrecer nada mejor. Ademas el cuesi-parricidio implica el fentasma de la culpe. Le ambigiieded del desenlace es muy restringida: se acentua la posibilidad tragica, la condicibn miserable ineludible. 102 Horfendad, trensgresién y fetiche: Desinfantilizacién del menor-Yo por la escritura y continuided ancestral “Cuando abri los ojos ere de die. El dormitorio estaba desierto. (,Qué hora seria? Me levanté. Todos parecian dorrnir” (116). Finelizado el velorio como carnaval adulto de la desposesibn, el menor despertendo del suefiolmuerte liminal explore solo la casa silenciosa, y entre los restos del consumo (colillas, tezas) se aproxime a los restos mortuorios del padre, instalados en el especio adulto del juego (certas). La capille ardiente se ubica en el especio del juego del azar y el destino, como una carta blanca que nedie epuesta, o como un juego perdido donde el cuerpo del padre es signo del patrimonio amenazado. Es signo también del fin de le infancia como tiempo del juego del padre. El menor ve a ver el cuerpo por tercera y ultime vez en el relato. Al acercarrne descubri el féretro entre cuatro lamparas enormes. El muerto estaba solitario. “Qué pronto se hen olvidado de él”, pensé. Lo observe nuevamente. A través del cristal se veia su rostro blanco (lo habien efeitado), sonriente, impregnado de une rare serenidad. No senti en ese momento pena alguna. Estuve mirandolo largemente como si fuera otre cosa y no mi padre. (116) El menor solitario encuentra el cuerpo del padre expuesto y sin publico, muerto doblemente por el fin del carnaval velatorio social y el olvido de un cuerpo empaquetedo para la muerte como desecho mortuorio. Su monologo interior en discurso directo ratifica la critica del velorio como hipocresia y balbucea su propio proceso diferente de luto interior. “Que pronto se hen olvidado de él”, relaciona la muerte con el olvido publico al que se va oponiendo la necesidad de la memorie privada del menor pere preserverlo de la muerte. Al contrario de la vista de los pies descalzos que le provoca la angustia de la 103 muerte durante la segunde vez que ve al cuerpo, esta tercera vez se relaciona con la primera dado que en ambas se fija en el rostro. Ahora al verlo tras el “cristal” — que aproxime el gesto a verse en un espejo— descubre una transformecibn: lo hen efeitado, es decir le falta elgo y en el rostro desnudo -como los pies sin zepatos, ace sin la barba que implica edad y poder-, blanco -como la nube en que imagineba el alma del difunto-, observe una sonrisa serene. Hay una relacion entre este gesto y el suyo propio despues de ver el cuerpo la primera vez, y como entonces no siente angustia, ace no siente “pena”. Es como si ese rictus mortis simultaneamente Io serenera —refleja al padre- y lo separere del padre que aparece objetivado -se desconoce en ese espejo: “eso” no es su padre, es un significante sin significado, une cosa sin nombre. Pero es también la confirmacion de la muerte de la eutoridad. De objeto del poder pasa a sentirse nuevo sujeto con poder sobre su padre objetivado. En esa frieldad de la muerte relacioneble con la experiencia esquizofrénica segun Ronald D. Leing, en la cual la seguridad ontolbgica de la identidad al ser emenezade se disloca (The Divided Self 10) aparece la madre, que el menor esquiva justificedo por el narrador comentador adulto dislocado. Pronto senti unos pesos y mi madre aparecio, vestida de negro, e intento ebrazarrne. Tel vez no habie dormido en toda la noche, tal vez necesitabe una palabra de consuelo, pero la esquivé y mientres se retiraba escuché que empezeba a sollozar. (116) Como en la soleded del jerdin de cuyo monblogo lo saca Flora, la empleeda morena, ace es la madre. Ambas intentan acercarse y parecen necesiterlo: una espantada, la otre desoleda. El rechaza tanto la posibilidad sexual como la efusibn efectiva meteme. (Nutese de paso el estereotipo 104 femenino: la mujer como objeto sexual y madre, ambas narradas como muy emotivas y poco recionales). Ante ambas reacciona friamente, expulsandoles. Al contrario de le ausencia femenina en “Los gallinazos...”, ace el adolescente se da el lujo de rechezar a la mujer en su doble estereotipo. El menor tiene que arreglar un asunto entre él y su padre, es un asunto de varones y Raul parece ester reaccionendo siguiendo roles tredicioneles de género, sin sentimentalismos, absorto en su relacion nueve con el padre muerto y su propia nueve identidad de huérfano y adolescente buscando independencia. Por eso acto seguido se encierra en su cuarto a recionelizar sobre su nueve condicibn, y entre les consecuencias practices del deceso el padre selo aparece como proveedor de dinero. Gran parte de la menana estuve dando vueltas, impaciente, por mi dormitorio. Pensaba si mi vida a partir de ese momento cambiaria. “Faltara un poco de dinero -me dije-, tel vez tengamos que vender el auto.” Pero, a parte de ello, no creia advertir otro cambio notable en mi destino. (116) Pareceria que el menor, el racionelizar la muerte del padre, edemas de advertir un tanto la amenaza de descenso de estetus, estuviera superando el trauma, medurando, objetivando al fellecido como mero proveedor e incluso comodificandolo (pérdide del padre como pérdide posible del auto), espantendo asi su fentasma. Pero no es asi. A este anticlimex racional que lo disloca del padre le sigue el climax suturante. Sin embargo, el recuerdo que desde la noche anterior me habie perturbado. aperecio en mi conciencia. Evoqué el escritorio enonne, inaccesible, mientres mi padre viviera y, evitando Ie vigilancie de las personas meyores, me aproximé a él y cruce el umbrel. (116) 105 A la racionalizecién le sigue el flash back del trauma y el elemento narrativo, vacio, calledo. que mueve y cifra el texto se va articulendo. Desde la noche anterior la casa familiar se configureba como la madre, la casa del padre, invadida por extranos tras su muerte, apropiada por ellos en un ritual vacio que es sentido como una usurpacibn y un carnaval. De todos los especios de le case invadidos, se destacaben antes los femeninos y el bello. Se nombrabe también especios publicos como la sale y el lugar de juegos de mesa donde esta instaleda la capille ardiente, edemas del jerdin. La zone no nombrede, especio sagredo o tabu es el despacho. Ese especio del padre parece el verdadero centro de la casa petema: la zona vededa para el menor. Si también fue invadida por los asistentes al velorio no se explicita. En todo caso, hay elgo alli que obsesiona al menor, elgo que los demas no seben y que podrian robarle si lo supieren, elgo que lo hace inconcientemente sonreir viendo el padre muerto la primera vez. Un secreto que el protagonista cree selo él conocer ahora, y que su padre sabia (y por eso no se nombre en el cuento antes). Es elgo vededo a los menores, vigilado por los meyores: un conocimiento prohibido, precisemente, Ie cifra del poder adulto. Si antes se dijo en el texto que el menor se entusiama por imitar a los meyores. ace se enfatiza que eun mas lo excite descubrir lo que oculten, vencerlos, salir de la infancia como apropiarse de un conocimiento prohibido. Y no es el sexo -que rechazo en Flora. Se trata mas bien ace de vencer al padre, suplenterlo, hacer lo que prohibie: un parricidio simbélico. En el pasaje anterior, el recuerdo obsesivo parece ser el “escritorio ineccesible”. Los muebles como signo de la oligarquia en decadencia aparecen también en “Los 106 roperos, los viejos y la muerte”. El escritorio parece ser el centro del despacho cuyo “umbrel”, el ser cruzado implica un rito de pasaje. Pero no es ni el despacho ni el escritorio el centro de esta iniciecién. Son el marco concéntrico del objeto tabu. Le escene final -donde ocurrira la escene prime simbélica- describe este marco como el de una “iglesie” cuya profanecién es aquelle por la que rechazo aquel otro “sabor a profenacibn” de un acercamiento sexual en el geraje con F lore. Los rayos del sol penetrendo oblicuamente por la ventene revestian Ias estanterias, les alfombras, de un aire doloroso y grave, como el de una iglesie antes de los oficios. Con una avidez incontenible, me precipité hacia el escritorio y tomendo asiento en el ancho sillon, comencé e remover los libros, los papeles, los cajones. (1 16) Los “oficios” sacrilegos del menor que incluyen tomar posesibn del sillén y el escritorio como gestos marco, pare realizarse necesitan elgo mas. Algo que note que feltaba en el chaleco paterno para completar el traje azul de importancia la segunde vez que vio el cuerpo. AI fin eperecio la plume fuente con su tape doreda, aquelle hermosa plume fuente que durante tantos altos admirare en el chaleco de mi padre como un simbolo de eutoridad y de trabajo. Ahora seria mia, podrie llevarla e la escuela, mostrerla a mis amigos, hecerle relucir también sobre mi traje negro. (116) En el sencto senctorum del escritorio aparece brillando (“doreda”) la plume fuente, simbolo de poder (“autoridad” — y autoria prestigiosa) y adultez masculine (“trabajo” que sostenia la case). Este es el objeto carente en el cuerpo del padre, como los zepatos, que provocan la sonrisa inconsciente de le posibilidad de vencerlo, como la barba que afeiteda desnuda el rostro de un padre despojado de su estetus, cuyo poder esterie en otro lado, ya no en el 107 cuerpo hecho cose sin nombre sino en la plume que cifra sus iniciales. Es decir, los zepatos y la barba, borredos, den paso a la plume. El simbolismo felico es obvio, asi como la direccionalidad del cuerpo a la palabra a través del fetiche. Todo lo negativo de la muerte parece olviderse, Ia ausencia del padre como carencia de proteccibn y posibilidad de pérdide de patrimonio, es reemplazede por la posesién de este simbolo felico, de entrede en lo simbolico lacaniano. A la muerte como castracibn natural le sigue le castracion y apropiacibn simbblicas en este particular rito sacrilego. Lo que inmediatamente piensa el menor es en su cambio de estetus positivo frente a sus pares en el colegio, y ante la sociedad adulte: exhibir el trauma como condecorecién suturante sobre su traje negro que asi se relaciona con el traje azul del padre como el paso del die de la infancia e la noche adulte pero con una estrelle. Como los menores, dice, siempre quieren imitar a los mayores y vencer sus prohibiciones,37 ace siente que los ha vencido —especielmente al padre- y con el instrumento de poder en la mano se dispone, excitedo, a utilizarlo. Entonces observe bien la plume y vertiginosemente lee en elle les iniciales del padre, lo que parece enardecerlo aun mas como una gran victorie sobre el padre, una total suplentecion, e inscribe su identidad independiente de adolescente autoafirmandose: “iHasta tenle grabedes las mismas iniciales! Buscando un papel, tracé mi nombre, que era también el nombre de mi padre” (116). Pero entonces ocurre la anagnérisis, la “victorie” del menor sobre el padre queda relativizada por su ambiguo costo: Entonces comprendi, por primera vez, que mi padre no habie muerto, que elgo suyo quedaba vivo en aquelle hebitecién, ’7 Es idea que mantiene el autor también en Prosas Apatrides 46 y en el articulo “Autobiogrefia: juegos de infancia”. 108 impregnando les paredes, los libros, les cortines, y que yo mismo estaba poseido de su espiritu, transformedo ya en una persona grande. (116) De mater simbélicamente al padre y suplenterlo, poseyéndolo por la manipulacion del fetiche, pese a sentir “que estaba poseido por su espiritu”. Se invierte su posicién sin perderse del todo la primera impresion de independencia. Es decir, le dislocacién da paso a la sutura como una interdependencia entre padre e hijo, una incorporacion por la que muerte y vida, sincronie y diacronie, como diria Agamben, resteblecen la cadene significante. En paralelo, el fentasma deviene antepasado; el nifto, adulto. Rito funerario y rito de iniciacién se casan reinsteurendo un orden (el del padre hecho antepasado) que posibilite tel significacién. Como antes sugeri, siguiendo e Lacan respecto al estadio del espejo, hey un acceso felico al orden de lo simbélico, no como acceso al lenguaje en este caso, sino como iniciacién en la Literatura (la mayuscula es intencionel). Asi, el menor pasa “bajo el nombre del padre” de la dislocacibn a la sutura: “’Pero si yo soy mi padre”, pensé. Y tuve la sensacién de que habien transcurrido muchos efios” (116). El relato termina con este referencia a la identidad y una iniciecién ritualmente repetide (“comprendi por primera vez” implica posteriores ratificaciones). El dictum moderno de Rimbaud “Yo soy otro”, ace se inflexiona como “yo soy mi padre”.38 Es decir, yo soy otro pero de la misma familia por linea paterna, soy el significante presente de un significado pasado: soy une 3“ Es una inflexion identitaria bastante entimodeme. Es metizeble, pero persiste entre varios criticos la opinién de que Ribeyro es el mejor narrador peruano del siglo XIX. Ribeyro, consciente de ello, siempre ha defendido su estilo como ‘clasico’ tratando de justificar la impronta anacrbnica de diversos modos, que de une manera u otre remiten a un ‘buen gusto' de ‘hombre de letres' relacioneble a la ascendencia paterna. Véase Les respuestas del mudo 62. 109 continuided de lo que el padre, como plume, significaba o significaria. Vencer al adulto, al padre, deviene asi también en derrote, perder la infancia y continuar al padre, perder la identidad infantil y asumir la del adulto muerto. El relato es una ficcién autobiografica.39 Aunque el autor no se llama Raul, compartio el nombre con su padre. Es importante notar que esta homonimia no es complete, puesto que la diferencia borrada es obviamente el epellido materno: de ahi se derivan valencias semanticas de clese social esumide, dado que su padre descendia de una rama venida a menos de le oligarquia, mientres su madre era de la provincia. Le muerte del padre en la adolescencia marco al autor, como se lee en varios cuentos y sefiala explicitamente en varies entrevistas. Respecto a este texto en particular es muy reveladora la entrevista con Lorena Ausejo, donde se inflexione el desenlace asi: El siempre habie dicho, en confidencias, que queria escribir sobre sus aventuras de juventud, cosa que no pudo hacer porque murio muy joven, a los 47 altos Hey un relato mio, llamado “Pagina de un diario”, en el cual cuento que cuando muere mi padre, entro en su escritorio y noto que la plume fuente tiene mis propias iniciales, y pienso: ‘bueno, ahora vo e escribir lo que él no pudo’.” (Les respuestas del mudo 257) ° Obsérvese la diferencia, el relato termina con el menor-Yo pensando: “Pero si yo soy mi padre”. En la entrevista en cambio: “ahora voy a escribir lo ’9 Dice el autor. “Todos mis cuentos escritos en primera persona, en los cuales yo soy el protagonista, son reales. A veces hey una pequelta note de fantasia diria que los que yo llemo autobiogreficos son 95 por ciento reales” (Les respuestas del mudo 256). 4° La misme idea se explicita aun mes en entrevista a Ampuero: “Quien contribuyo e fonnarrne como escritor fue mi padre. Era un hombre extreordineriamente culto; tenle una hermose bibliotece y, sobre todo, un gran emor a la lecture y a los libros. Muy a menudo, al llegar de su oficine, nos reunia en la sale de la case y nos leie cuentos o fregmentos de novelas Mi padre murio cuando yo apenas tenle 15 altos. De modo que no pudo enterarse, ni siquiere sospechar, que ibe a tener un hijo escritor. En realidad, el escritor, en potencia, ere él. Por eso he pensado siempre que cuando empecé realmente a escribir lo que queria ere escribir los libros que mi padre nunca consiguio escribir” (Les respuestas del mudo 102-103). 110 que él no puclo.”“1 De modo que Padre y escritura literaria se confirman. Es un texto de la genesis literaria, donde la simbblica fuerze genésica parece ser la del padre muerto. A partir de esta muerte, el “nombre” importante de los Ribeyro como rama empobrecida de la oligarquia aparece amenazado con la caida acelereda de estetus.42 Lo que el padre significa, entre otras cosas, es la Literatura entendida como especio privilegiado y de “buen gusto” de la Ciuded Letrada. Por eso, pasar bajo el nombre del padre es una presentacion publice del escritor autoconstruyéndose como un menor que pese a ser adulto, de modo que esta sutura por la que escribir su nombre lo lleve a comprender “por primera vez” que su padre sobrevive en él hace de la palabra del mudo la palabra del (padre y el nilto) muerto. Hay asi ganancia y pérdide de identidad. Hey edemas un proceso de rescate ideolégico del nombre por la escritura. Es un discurso sustitutorio que busca no mantener sino ecrecentar el capital simbélico del nombre, dado que no se puede evitar la caida de estetus consiguiente a la pérdide del capital humeno (muerte del padre) que implica pérdide de capital moneterio y amenaza de pérdide de clese social. Como en “Los gellinazos...", se ratifica la idea de que en la lucha generacionel los menores, si vencen a los adultos, lo hacen a un gran costo: ‘" Phyllis Silverrnen observe que a veces los menores en duelo construyen relaciones con el padre fellecido asumiendo sus roles, deviniendo asi “living legacy“ del padre (222). ‘2 El autor heblando sobre la époce mes oscure de su vida afirrne: “Sin dude alguna. los meses que siguieron e la muerte de mi padre. No solamente porque él fue el unico que he tenido en mi vida, sino porque nos dejo en medio de dos desastres, uno moral y otro econbmico. Porque mi padre vivia sdlo de su trabajo, y cuando se murio hubo que vender el carro, despedir al jardinero, eliminar a una de les empleedas, sobrevivir largos ellos con pequeltisime indemnizacién. Por otre parte, el sentimiento de orfandad, que haste ahora me acosa. Este sensacibn de haber perdido eyer a una especie de guia, consejero, modelo, y que no he vuelto e encontrar ni en las lectures ni en las personas ni en nadie... Yo hego extensive esta orfandad a la mayor parte de los escritores peruanos... Como que vivieran y escribieren atorrnentedos por la falta de maestros. . . " (Les respuestas del mudo 25). 111 verse amputedos de la infancia. Es une victorie pirrica que naturaliza les luchas de poder como victories fracasades.43 Sin embargo hey grandes diferencias entre los desenlaces de “Los gallinazos...” y este relato. Le continuided del ancestro como escritura en “Pagina...” es la (dis)continuidad del abuelo como cojere sin letres en “Los gallinazos...” Entre el menor yo y los Otros menores hay dislocaciones y sutures importantes. La palabra del Menor, como mudo, va configurando asi dilemes autoriales. pero es claro que embos textos desarrollan el tema del inicio no solo de la dicotomia menor-Yo / menor-Otro, sino del origen — la infancia- del proyecto narrativo ribeydariano como interdependencia en la relacion entre el Objeto de tal discurso (menor-Otro), y el Sujeto de su escritura (menor-Yo). Communitas liminoide y reincorporaciones Para esclarecer mas la dislocacion/sutura entre Objeto y Sujeto de la escritura ribeydariana, son pertinentes los conceptos de “communitas” y “liminoide” de Turner (Turner 1974). El caracteriza la liminalidad como “antiestructure” opuesta a la estructura social cotidiena, nonnelizada. Sin corresponder exactemente al carnaval bekhtiano, se le asemeja, pero no incide tanto en la inversion de jererquies cuanto en una momentanea supresion de les mismas entre los iniciandos, excluidos o recluidos del resto de la sociedad, quienes asi formarian une communitas. Hay muches diferencias entre les construcciones de minoridad en embos textos, pero también importantes conexiones. Entre les inmediatas diferencias destacan la pluralidad versus la singularidad: los menores-Otros son dos, el ‘3 En “Autobiografie: Juegos de infancia”, los menores que vencen a los adultos se accidentan. 112 menor-Yo es uno, lo que implica una marce social del Otro como mesa versus el Yo individualiste. Son de diferente clese social; no parecen ser de la misma edad —siendo el menor—Yo mayor; sus geografias de infancia son muy distintas aunque se trate de Lima; uno pierde aI padre “bueno”, los otros ye eran huerfenos y pierden — uno indirectamente meta- a la figure paterna putative y abusive. Hay muches diferencias como he analizado detallademente, pero estas diferencias no precluden la analogie, o, siguiendo a Turner, una suerte de “communitas” curiosa, une suture analizable: los menores en embos casos son narrados pasando episodios traumaticos analogables tanto por los ritos de pasaje de iniciecion y duelo como porque los tres son menores varones huérfenos y confrontan la muerte de la figure paterna. Si a esto se aftede el analisis de los escritos autobiograficos, se inflexiona aun mas el asunto: el Yo y el Otro, menores, se entrecruzan. Asi, si en “Los gallinazos...” se de el caso del Yo en el Otro (Menor-Yo cemufado en el menor-Otro Enrique), en “Pagina...” ocurre lo inverso: el menor-Otro en el relato del menor-Yo (la criada F lore). Significativemente, en la ficcion autobiografica se borra al hermano mayor del autor en la vida real, y este, a su vez, aparece camufledo en “Los gallinazos...” como Efrain. Para incidir en estas curiosas relaciones con la biografia del autor y la consiguiente plausibilidad de los personajes menores en communitas ficcional, recuérdese que, escritos en el exilio voluntario, embos textos son relecionables con el autor viviendo precariamente fuera de casa, sobreviviendo de rammaseges (recoleccion de periodicos usados), como en “Los gallinazos...”, mientres trata de ser escritor en Europe, como en “Pagine...”. Esta communitas 113 ficcional de menor-Yo y menores-Otros por la muerte del padre perfila otres connoteciones el aplicer el concepto liminoide de Turner. Este, al contrario del liminal, permanecerie en los mergenes de la sociedad, desde donde como subculture seria instrumental al cambio social en tanto poder del débil que critica la continuided nonnalizade del sistema. Propone como ejemplos de seres liminoides a los escritores, los exiliados, los migrantes, entre otros. El menor-Yo y el menor-Otro, desde esta perspective, se suturan en communitas de liminoides huérfenos, y esto apunta a dimensiones psicologicas de duelo respecto al autor y a implicancias sociales del mundo representado en el marco de la modemizacion. Para observer el envés de la analogia de communitas de liminoides, atiéndase a la reincorporacion como tercera fase de los ritos de pasaje. Esta reconfirrne socielmente cambio de estetus. En los ritos funerarios, sirve para confirmar la transformacion del muerto -que amenazaba como fantasma- en un antepasado (lo reincorpora al orden ancestral), y para reintegrar a sus deudos a la sociedad tras el luto. En los de iniciecion, es la fase de aceptar en el cuerpo social a los nuevos adultos. En embos casos norrnalmente se selle la reincorporacion con banquetes rituales. En “Los gallinazos...”, el abuelo no deviene antepasado, se queda en el Limbo como fentasma, trauma y culpe. lnsepulto abyecto que seria devorado por el cerdo, es decir, paserie a ser basure e, ironicamente a incorporerse al animal. Excluido radicelmente de la sociedad humane, el banquete ritual es el del cerdo, que devora también a Pedro, el perro. Le muerte del abuelo es nefesta en varios 114 sentidos, aunque tome la forme de ironica justicia poétice. Primero porque hace indirectamente de Enrique un cuasi-parricida, y segundo porque al dejarla en la posibilidad no comprobada retifica la latente amenaza que implica como muerte no solo sin ritos funerarios, sino por ingestion animal. El abuelo posiblemente devorado, tanto por el “posiblemente” como por el “devorado”, deviene fentasma peligroso, inmediatamente correlativo el trauma fisico de la cojere de Efrain y al trauma psicologico de Enrique, cargando una posible culpe o reivindicacion delincuencial, un problema de duelo incesante como parte de dejar la infancia. Como senelé antes, en “Los gallinazos...” no hay rito funebre sino mas bien una iniciecion funerarie sin funeral. Los menores deudos en lugar de ser reincorporados e la sociedad son excluidos tanto del sector modernizante como del marginal pues pasan del corralon al muladar. Merginales de marginales, su reincorporacion al muladar los confirmaria animales, con un banquete ritual de basure. Pero ellos mismos son devorados por la ciudad. No comen con la sociedad sino que son tragedos por ella, no se incorporen sino que son incorporados del modo mas brutal, analogo al que ocurre entre viejo y cerdo: son incorporados por la muerte simbolica y real, comidos no comenseles, muertos no renecidos, sin futuro y sin pasado, fantasmas liminoides ni menores ni adultos que amenazan el sistema. En contraste, en “Pagina...” el difunto padre si pese de fentasma a antepasado. No por el rito religioso oficial, del que el menor-Yo se substrae criticendolo como exterioridad hipocrita y despojo, sino por la escritura como rito interior heterodoxo y paralelo, por el que el muerto es reincorporado, 115 literalmente, en el menor, por la plume y la firma. Asi el menor-Yo deudo se reincorpora a la sociedad adulte de su clese en decadencia, lo que implica une exclusion de le sociedad emergente ridiculizada por amenazante. Como rito iniciatico, la reincorporacion en “Los gallinazos...” se selle como iniciecion pervertida mientres en “Pégina...” como iniciecion sublimada. En el primer texto los menores no son aceptados por los adultos, entre gallinazos y perros como comunidad su comide ritual sera basure, exclusion que hace de su iniciecion elgo incompleto: animalizados, asexuados, uno cojo otro traumado y cuesi-parricide, serien devorados por la ciudad, aunque su solidarided los humanize en una desinfantilizecion premature. En cambio, en “Pagina...” el menor rechaza a los adultos del velorio pero si se reincorpora a la sociedad que el padre representa: la oligarquia en decadencia sublimada como especio privilegiado de la escritura literaria. A este contrapunto entre communitas liminoide y reincorporaciones divergentes altadiré ahora otro paradigme analitico, profundamente relacionado, el del mito de la horde y el parricidio primigenio segun Freud. Parricidios origineles: Escriture de la escritura y escritura de la basure En Totem y Tabu (1912-1913), Freud deserrolla la hipotesis del nacimiento e infancia de la culture con el mito de la horde primitive dominada por el padre omnipotente y cruel, emadoltemido, que acaparabe todo para si, incluidas las mujeres, madres e hijas, y expulseba a los hijos amenazantes. Estos en el destierro habrian esteblecido una alienza fraterna, e inventado el erma con la cual logreron consumer el parricidio y devorar el padre. Pero como 116 el padre era una figure ambivalente, amada/odieda, tras su esesinato experimenterlen le culpe primordial e la vez de temer que les ocurriere lo mismo y desear mantener los vinculos de la alienza fraterna. Como consecuencia irian neciendo en su psiquismo (super-yo) y en la vida social las leyes besices que prohiben el parricidio y el incesto, origen de la culture como organizacion social que exige cuotas de renuncie a lo pulsional. La ausencia del padre omnipotente daria paso al matriarcado, y la memorie del padre continuaria dando lugar a su culto en un animal totémico sustitutorio. Este totem, considerado ancestro protector, conserveria la ambivalencia efectiva de emor/terror ligada al padre, por lo que asi como se lo honraba y respetaba, se lo sacrificaba en ritos principales y se lo comia como se hizo con el padre: una celebrecion de victorie parricide, que renovarie la culpe y sometimiento al pacto social. Mas elle del obvio patriarcelismo que esta interpretacion comporta, asi como su historicided especifica ligada a la culture europea del tiempo de su produccion —lo que no preclude su perspicecie sugestive por sobre sus limitaciones- el paradigme es apliceble especialmente en este caso, dada la posicion central del padre en Ribeyro y el eurocentrismo finisecular que hereda de su tradicion familiar petema. Aunque en “Pagine...” el parricidio se analiza mejor por lo edipico y pasar bajo el nombre del padre a lo simbolico mientres en “Los gallinazos..." el parricidio es cuasi-efectivo y remite a la ‘horda primitiva’ desde la construccion de los menores-Otros como animalizados hominidos nomades, de embos textos 117 se puede esteblecer vinculos con el mito freudiano de la horde primitive como infancia de la culture. La horde primitive anomala en “Los gallinazos...” describiria une familia rota en la cual un abuelo cruel omni(im)potente expulsa a los hermanos e le celle y el muladar a trabajar porque necesita basure. Estos muestran une alienza fraterna que, llegado el caso, devendra en cuasi-perricidio. No devoren al padre, lo here el cerdo, pero como éste come basure y ellos van al muladar a comer basure, por metonimia hay perrifegia simbolica. La consecuente culpe primordial se puede ver en el trauma fisico de Efrain, cojere, y psicologico de Enrique, posible culpe. Pero de tales culpas y traumas no se producen leyes fundacionales de una “cultura civilizada’ freudiana sino, en medio de la ley de la selva, la ‘anticulture’ de sobrevivir incluso matendo animalizados pero soliderios en un matriarcedo omnipresente por su ausencia. El animal totémico en este texto animalistico es problematico. Si el animal totémico es figure del padre del Otro, es el cerdo Pescual, totem del abuelo. Si es el perro Pedro, es lo opuesto del abuelo, es un animal mas cerceno el gallinazo que es el totem desde el titulo, solo que embos, perro y gallinazo, remiten mas a los menores que a une figure petema. Puede ser una imagen de la total horfandad, donde hasta el totem es solo un espejo de menores animalizados sin antepasado y por tanto sin futuro. Pero también le articulacion de los nombres de los dos animales, Pescual -animal negativo-, Pedro —positivo-, puede ser una cifra de Papa, donde lo negativo del poder percibido como abuso y lo positivo del padre como protector - perro guardian infentilizado-, se mezclan. Tel fusion darle lugar tanto el luto 118 como desalojo de las emociones negatives respecto al padre muerto como a la catarsis de les culpas de su parricidio simbolico debido a la castracion. Ademas dicha fusion perrnitiria en el Yo sujeto de la escritura Ia objetivacion ambigue del menor-Otro, materia entraltable y rechazeble de identidad, contraposicion de voces donde se arrnan los discursos identitarias. En cualquier caso, el banquete ritual en “Los gallinazos...” es la basure. En “Pagina...” la horde primitive de lugar a la familia nuclear bien constituide, aunque con el padre recién muerto. Lo que se percibe como amenaza del caos es mes bien la familia extendida y los vecinos invasores. No hay una expulsion directa del menor por el padre, y por tanto no hay una alienza fraterna contra el padre. Es mas, el herrneno real autobiogrefico es borredo. Otre vez, lo que amenaza como alienza fraterna son los invasores “masculinos” que parecen tomar posesion simbolica de la casa y les mujeres de la casa. En lugar de un parricidio indirecto como en “Los gallinazos...”, el padre ye esta muerto, lo que solo puede dar pie a un parricidio simbolico como parte del luto adolescente, y esto sucede mas como castracion y fetichizecion. Devorar al padre asume dos formas: la percibida como despojo usufructuente de patrimonio de parte de los asistentes el velorio, y la especie de “comunion” heterodoxe por la escritura del menor-Yo. Le culpe primordial en este caso es muy vaga, dado que Raul no es el agente de la muerte; habria una sublimacion del odio que es parte de la ambivalencia respecto al padre como culpe tras vencer el tabu. Las leyes que se derivan son la del rechazo de la mujer y el sexo (del Otro y la realidad) a favor de la escritura (el signo y la palabra del Padre), lo que efectivamente implica la 119 inscripcion en la culture de “Buenas Letras” del Padre. El matriarcado consiguiente se presente en la voz de la madre que queda como cabeze de la familia, y se rechaza. En lugar de animal totémico hay fetichizecion de la plume que, en todo caso, por sinécdoque podrie referir a un ave, y alli hay cierta relacion con “Los gallinazos...”. El banquete ritual se da en el escritorio del despacho paterno: es la escritura. Analizando embos textos, encuentro por este paradigme freudiano otre analoga explicacion de los inicios, la infancia, del Sujeto y Objeto de la escritura ribeyriana. La dislocacion sutureda Sujeto-Objeto se revela como escritura de la escritura (menor-Yo) y escritura de la basure (menor-Otro). Conclusion Al indagar les construcciones de infancia de Ribeyro llegamos a la infancia de todo su proyecto, el ficcionalizado origen de la dislocacion y sutura que articule su narrative, a les arenas movedizas del Yo y el Otro, del sujeto'de la escritura y su objeto escriturario, y vemos alli, en ese hipotético entrelugar liminal, la importancia de la muerte del padre y la modernizacion como dos cares de un mismo fenomeno. La muerte del padre real implica procesos psicologicas de duelo que se bifurcen complementariamente: lo negativo se proyecta en una figure paterna amputeda a la que se deja morir en la abyeccion, Io positivo se encarna en la ‘resurreccion’ simbolica del padre en el hijo. El parricidio y la comunion, la separecion y la continuided, la dislocacion y le sutura, constituyen el objeto y sujeto de la escritura. 120 En términos socio—economicos, la muerte del padre real implica Ia amenaza de descenso social y del fin del prestigio del nombre (capital simbolico). Este muerte del descendiente de una rema de la oligarquia en declive deja al autor indefenso ante la invasion de la realidad economica del mercedo: la modernizacion. Por eso los asistentes al velorio son vistos como peligro de usurpecion del patrimonio. De modo analogo, lo antegoniste para los menores-Otros, mas elle del abuelo semi-vivo por incompleto, es encarnado en un cemicero anonimo de menos sangrantes: les leyes del mercado. la modernizacion. Por eso la ciudad al final amenaza devorar a estos menores: es el sistema economico implementado por esos altos en Lima, que margina a un sector importante de migrantes que no pueden integrarse dentro de la economia formal. Menor—Yo y menores-Otros tienen en comun entonces la amenaza de la modernizacion. Para el primero la modernizacion implica el peligro de perder; para los segundos, le imposibilidad de ganar, de integrarse e la sociedad. Si hey quienes si parecen aptos para ganar en ese sistema son los adultos burgueses o no que invaden la casa, los cemiceros anonimos. Estos exitosos son dos cares de la modernizacion, el lado formal e informal, que el autor rechaza, prefiriendo proyectar una alienza simbolica entre los desheredados mas paupérrimos y su propia herencia intelectual de belles Iettres emenezade. Es el pacto ideologico tacito de su narrative, Ia mutua dependencia del menor-Yo como sujeto escritor cuyo nombre (del padre) sobrevive escribiendo sobre el menor-Otro como objeto 121 a quien se da voz. Por eso sugeri que de la carencia del Otro se viste el Yo, la falta de plumes de unos pese a ser plume del Yo. Por la orfandad, los tres menores fonnan una communitas liminoide, similaridad en la diferencia. Los Otros Iidien con basure, el Yo con restos mortuorios; los restos mortuorios se subliman por la plume, la basure deviene escritura. Si segun Kristeve lo abyecto amenaza/atree al Yo con la indistincion ante lo Otro, la relacion de dependencia entre sujeto y objeto de escritura asume eses dos formas: como jouissance menores-Otros y menor-Yo se confunden, como rechazo se muestre claramente la prevelencia del menor-Yo. Por eso entre uno y otro texto se da el peso del animal al humeno, de la cosa al ser, de la separecion de la Madre (case) a la incorporacion en el Padre, del fentasma al antepasado, de la realidad ale palabra, del orden de lo real el orden simbolico bajo el nombre del Padre. La amenaza de lo abyecto con el colapso de la significacion (Kristeva), el fascinum que meta la vida (Lacan), el peligro del fentasma y el menor como unstable signifiers (Agamben), remiten a la infancia del lenguaje, el origen tacito, mudo, del signo. La palabra del mudo remite asi a la palabra del (padre) muerto —abyecto fascinum fantasmatico- como palabra del menor -YoIOtro. Es a partir de esta articulacion (dislocacion/sutura) de minoridades que el discurso ribeydariano se estructura; por eso menor-Yo escritor, menor-Otro objeto de la escritura, se implican mutuamente. Es una sutura ideologica, la fabule mute por la que se desinfantiliza a unos mientres se infantiliza a otros. Los primeros remiten al Yo -incluso vimos que Enrique es un Yo camuflado-. Los segundos se 122 inscriben en especio de lo absurdo, de lo inerticulable, de lo mudo, lo menor o lo muerto. 123 Capitulo 2 TECHOS LIMENOS RAJADOS: INFANCIA Y DESINFANTILIZACION EN “POR LAS AZOTEAS”, “INTERIOR L”, “LOS EUCALIPTOS” Y “MAYO, 1940” En este capitulo el analisis se centre en el especio-tiempo de infancia, en cuatro reIatos del autor a fin de proponer une especie de geografia de infancia como telon de fondo contra el que se pueden leer los textos ribeyrianos sobre minoridad. Se vera que en el especio infantil privilegiado de la case les metaforas arquitectonicas son muy significativas, y se marce sobre todo el simbolismo del techo, de lo alto, curiosamente para tenninar en lo rajado, lo cortado o lo inconcluso. Hay pues una antropoformizacion de la case 0 el barrio como signo ambiguo de desinfantilizecion y de crecimiento truncado. En los cuatro textos edemas les relaciones entre fin de infancia, muerte del padre (en estos casos eludida oblicuamente), y la modernizacion de Lima se relecionan de modo explicito y veriado, enriqueciendo el analisis de sus fenomenos sociales concomitantes. Este énfesis en el analisis especio temporal, despues del analisis de origen de la dicotomia sujeto de la escritura - objeto escriturario del capitulo anterior, edemas de situar les construcciones de infancia en el espectro socio- historico mostrara que las transformaciones del tiempo-especio son paralelas a su encarnacion en la estructura misma de la escritura. Es decir, el especio- tiempo no ofrece solo las coordenadas de lectura, y no solo encarna en sus transformaciones los respectivos fines de infancia, sino que va constituyendo a los textos mismos como reflejo del proceso de su escritura. En tel sentido, estos textos ofrecen distintas autoreferencialidades cuya potencia especular se 124 desplegera aun mas en textos posteriores, sofisticando la distincion menor-Yo versus menor-Otro. El estudio detallado de este ultimo especto se deserrolla en el siguiente capitulo. Trensfigureciones de la azotea: Desinfantilizecion del menor-Yo y acceso el signo por muerte on “For les azoteas” “Por les azoteas” (1958) es uno de los relatos mes apreciados por el autor1 y celebrados por la critica, y puede ser analizado desde varies perspectives. Es un texto autobiografico en el que el narrador en primera persona cuenta une aventure de su infancia durante un verano en el cual el menor-Yo juege por la azoteas de su case solitario haste que descubre en una azotea vecina a un misterioso “hombre de la perezosa” que de antagonista imaginario se hace amigo y con quien se inicie en ciertos conocimientos que lo desinfantilizan. Predomine la primera persona del narrador evocando y comentando el episodio, pero esto se complica no solo porque los dialogos directos entre menor-Yo y el hombre de la azotea ponen en juego estas otres dos voces sino porque el hombre misterioso pese a ser narrador de extrafios relatos dentro del relato, que convierten al Yo-menor en narratario. Ademas, dado que se tiende a suturar al lector en la pespectiva del menor, aquel deviene infantilizado narretario del hombre misterioso. Es decir, se tiende a provocar el efecto de que tanto el narrador-Yo adulto como el narrador Yo-menor y el lector, los tres, parecen auditorio del anonimo hombre de le azotea. Precisamente el anonimato de este personaje refuerze su poder intrigante, edemas de sus extraftos ' Véase Les respuestas del mudo, 123 y 260. 125 discursos —|a mayoria de los cuales versen oblicuamente sobre su identidad. Asi, él es la figure que movilize al texto y la etencion del lector, el punto mudo, vacio a rellenar con la lecture. Por ello los criticos se hen visto compelidos a lanzer hipotesis. Para Ortega es un “joven desehuciado” (Ortega 132) portador de un codigo alternativo. Segun Higgins es un “joven tuberculoso que representa todo lo que es diferente y peligroso” (Higgins 141). De acuerdo a Elmore se trata de un escritor “bohemio” tisico “en destartalada torre de merfil” (Elmore 101). Minardi refuerze lo de “un joven enfermo” (Minardi 180). Trinidad afirma -quiza por confidencia del autor- que el hombre de la azotea era un ancieno, y que el menor Ribeyro lo visitaba porque le regalaba caramelos (Les respuestas del mudo 49). El mismo Ribeyro en otre entrevista sostiene que es un personaje loco o anormal (Les respuestas del mudo 195). Dados esos antecedentes, sugiero que este personaje misterioso see una refiguracion del Padre —aunque hay otro padre en el texto- y que en el fondo el relato sea la ficcionalizacion de une experiencia de infancia donde Ribeyro se triplice, pare explicar(se) su literature. Es decir, desde su contemporaneidad edulta, media entre su niftez ficcionalmente reconstruide y su vejez ficcionalizada de escritor escéptico. Puede decirse que es una transfiguracion heterodoxe entre el hijo (menor-Yo), el padre (hombre de le azotea) y el narrador que los une. Es decir, otre version de “Pagina de un diario” como genesis de le escritura. En tanto titulo, “Por les azoteas” obviamente carga semanticamente el especio sustantivo, pero antes de entrar en él, Obsérvese Ia preposicion -que 126 indica otra vez especio, pero ademes tiempo- “por”: implica el lugar donde ocurren los hechos, el trensito por ese especio, y, por ese movimiento, Ia cause debide a la cual ocurre la experiencia, edemas de sugerir ester a favor de ese tiempo-especio —los padres en el texto reaccionaran en contra- y, finelmente “por” implica también en sustitucion de, y en el texto efectivamente, se incide en lo sustitutorio a varios niveles, uno de los cuales es la edquision del libro, de la literature, como sustituto de la azotea perdida. Como se observe en “Pégina...” y se vera en otros relatos sobre el menor-Yo, el especio de la casa es correlativo a la infancia. Es el especio por excelencia del menor-Yo. AI respecto, dice Bachelard: “the house is one of the greatest powers of integration for the thoughts, memories and dreams of mankind. The binding principle in this integration is daydream” (The Poetics of Space 6). En el texto lo correlativo a los daydreams son les fantasies del menor y del hombre de la azotea, la literature. Como he propuesto, efectivamente la azotea sirve como especio de integracion de la transfiguracion. Continue Bachelard: “1) A house is imagined as a vertical being 2) A house is imagined as a concentrated being” (17). Verticelidad y centralidad implican movimientos verticales u horizonteles, y embos desplezemientos son claves en la estructuracion del texto. Los especios destecedos son, edemas de les azoteas, los pisos bajos y el colegio, estos ultimos analogados como especio donde los adultos controlan y reprimen a los menores. Ademas el hombre de la azotea eludire a otros especios en sus relatos. Bachelard opone: the recionality of the roof to the irrationality of the cellar. A roof tells its reison de’etre right away: it gives mankind shelter from the rain 127 and sun he fears. Geographers are constantly reminding us that, in every country, the slope of the roofs is one of the surest indications of climate. We “understand” the slant of a roof Up near the roof all our thoughts are clear. (18) Aunque Bachelard no tenia en mente el tipo de techo limefio llamado azotea, donde no hay slope alguno y se trata mas bien de una plataforme, una especie de patio superior con varandas, la metafora entropomorfica se aplica: Le azotea es la cabeza arquitectonica de la case, y eso semantiza los eventos narrados haste el punto de hacer posible la lecture de una alegoria gnoseologice. De entrede se presente la azotea desde dos perspectives, la infantil y la adulte. Primero le infantil: “A los diez altos yo era el monerca de les azoteas y gobernaba pacificemente mi reino de objetos destruidos" (162). Pare el menor- Yo es especio exploratorio del juego y de les fantasies de omnipotencia erticulada sobre objetos manipulables. Desde la perspective adulte: Les azoteas eran los recintos aéreos donde las personas mayores enviaben les cosas que no servian pare nada [alli éstos] llevaban una vida purgativa, e medio camino entre el uso postumo y el olvido. (162) La azotea ace es especio utilitario, deposito de trestos, zona liminal entre memorie y olvido. Es decir, como deposito y cabeze remite a la memorie de la infancia entre objetos del pasado. El vertedero de “Los gallinazos...” y los muebles como signo de estetus del despacho de “Pagine...” parecen trasmuterse en esta nueve figuracion del Limbo (y de Lima, como se vera luego). Les fantasies de omnipotencia del menor son compensatorias dado que juege en ese refugio a ser el rey “ejerciendo la potestad que me fuera negade en los 128 bajos.” Este ultimo especio se describe despues como el “atroz mundo de los bajos, donde todo era obediencia, manteles blencos, ties escrutadores y despiededas cortines” (163). Remite a les miradas controledoras del poder sobre el cuerpo del menor, segun Foucault (History of sexuality 98). Le azotea para el menor en suma comienza siendo el especio de la libertad de jugar incluso con los simbolos de estetus ancestral (pinter bigotes al retreto del abuelo), un refugio de poder compensatorio: “Nada me estaba vedado: podia construir y destruir” (162). Los juegos de este menor-Yo son juegos de guerra, aparece como un rey militariste conquistando nueves azoteas -lo que ironicamente implica une critica del militarismo adulto.2 Es un movimiento horizontal expansivo exploratorio -paso de case en case por la zona marginal elevede- y comporta la curiosidad como inicial busqueda autonoma de conocimiento. Lo que motive al menor a ir mas alla es ver mas y tener mas. Es edemas un juego solitario, y curiosamente se describe las esporadicas apariciones de una sirvienta 0 un obrero como “nomades o pobleciones trashumantes“ (162), que oblicuamente remite a la imagen de los migrantes andinos. Es en estas expansiones exploratorias donde emerge la zone tabu: una azotea vecina cerrada por una “alta empalizade” provoca la ambicion de su conquista. Si el menor es reprimido en los bejos en la azotea no puede aceptar la prohibicion. Haste ace se presente la situacion preliminar. En adelante, por la transgresion de la empalizade, comienza eI dinamismo de la fabule. 2 Véese en capitulo siguiente el analisis de “Los moribundos" y “Sobre los modos de ganar la guerra“. 129 Le horizontalidad es interrumpida por lo vertical, el menor debe armar une torre de trestos para traspasar el obstaculo, y al asomar la cabeza describe este otro especio donde aparecera un Otro: “Al principio solo distingui una azotea cuadrangular, partida al medio por una large farole” (162). La azotea del menor y sus movimientos horizontales remiten a una imagen arquitectonica plane, mientres la empalizada y la farole de esta otre azotea trensforrnan el especio en una mezcle de fortaleza, torre y diminuto panopticon. Estos velores revelan un cambio, que el menor percibe sin entender aun. Cuando ve a salter sobre la “tierra nueve” lo detiene la vision de alguien sentedo en une perezosa: “El hombre parecia dormir Su rostro mostreba une barba descuidade como la barba de los naufregos” (163). Esta imagen del viajero en desastre, casi de un cadaver, remite a la primera vision del cuerpo del padre en “Pagine...” El menor hace ruido y el hombre Io mire asombrado y le hace un gesto con la mano para que se acerque, pero este lo interpreta “como un signo de desalojo” y se ve corriendo. Todo el texto trata sobre el signo, hay varies melinterpretaciones del menor y de muestras de perplejidad del hombre, haste que sintonizen como amigos, pero aun entonces los mensajes enigmaticos del hombre son “palabras disparatades y obscures“ (166). El menor se atrinchera para una guerra con este Otro a quien percibe como la fuerza opresiva de los adultos, pero como no ocurre nada decide espiar el “enemigo” para ver si es “un usurpador o algun fugitivo que pedia ten solo derecho de esilo”. El tono suavemente ironico es evidente, pero el tema del robo al menor es una rearticulecion del despojo que aparece en varios relatos del 130 menor-Yo. Cuando el menor esta observando silencioso al hombre por un egujero en la empalizade, este lo invite a pasar a conversar -tiene un oido de tisico. El menor pasa con sus “armamentos” y trata con recelo de vérselas con el “enemigo” que le sonrie sudoroso. Este dialogo es candido y revelador. -z,Quién eres tu?- le pregunté. - Yo soy el rey de la azotea —me respondio. -iNo puede ser!- protesté-. El rey de la azotea soy yo. Todos los techos son mios. Desde que empezaron les vaceciones paso todo el tiempo en ellos. Si no vine antes por equi fue porque estaba muy ocupedo por otro sitio. - No importa -dijo-. Tu seres el rey durante el die y yo durante la noche. - No - respondi-. Yo también reineré durante la noche. Tengo una linterna. Cuando todos estén donnidos, caminaré por los techos. - Esta bien - me dijo-.iReinaras también por la noche! Te regalo las azoteas pero déjame al menos ser el rey de los getos. [...] - Bueno, te dejo los getos. Y Ias gallinas de la case de al lado, si quieres. Pero todo lo demas es mio. -Acordado... (164) Este cornice miniaturizecion del pacto imperial en la que el adulto juege a “rendirse” para horizontelizar Ia comunicacion —opuesta actitud a la asimetria de poder con que los adultos tratan el menor- es también una caricaturizacion de la sociedad adulte. Es decir, el menor juege a ser un militar adulto poderoso invasor y el hombre Ie sigue el juego para luego enseflarle sobre el absurdo humeno, de modo que tanto les palabras de uno como de otro apuntan, desde la distancia autorial, a ser dos cares del mismo mensaje critico en torno a la arbitrariedad humane como infantilizacion cruel y ebsurda. Esto se ire haciendo cede vez mas pelmario. Hay entonces paternalismo pedagogico en el hombre misterioso y el narrador, y una construccion del menor-Yo en principio no infantil sino puerilizado —con las cargas semantices negatives de la palabra, 131 disculpadas obviamente. Analizando este dialogo mes detalladamente, la primera frase del menor es una interrogacion acerca de la identidad del Otro que se repetira en todo el texto. La curiosa respueste es un espejo: “el rey de le azotea” y aunque el menor protesta el espejo se mantiene porque el mismo epiteto significa lo opuesto: rey de todo / rey de nada. Por eso Ia concesion del hombre pare compartir el poder temporariamente die Inoche va por el mismo espejo de complementarios, y cuando el menor rechaza la propuesta por ego inflado infantil el hombre vuelve a conceder y se animaliza como “rey de los gatos”, desplazando el espejo el binomio humeno/animal, lo que consigue aplacer al menor que quiere ser el mas poderoso de los humanos (0 see, de los hombres adultos). Lo que le ensenara el hombre, entre otres cosas, es que el animal es un espejo del hombre o viceversa. Por eso, observando la viva imaginacion del menor, el hombre pese a contar un par de extrartos relatos que edemas de eludir oblicuamente a su identidad se refieren e le condicion humane condenada al fracaso. Exito fracasado o fracaso exitoso embos relatos tienen un aire kafkiano, similar a los primeros textos no publicados del autor y a algunos de sus relatos fantasticos publicados.3 Son relatos desinfantilizantes, el primero aparentemente mas ebstruso que el segundo, y el hombre calibre el entendimiento del menor, que no los comprende, mientres el narrador extradiegetico, suturado al hombre y dislocedo de su voz directa de menor, desafla el entendimiento, la desinfantilizecion, del lector suturado en el menor-Yo. Este es el primer relato: 3 Probeblemente el mes famoso as “La insignia” que trata del absurdo de les instituciones ' humanes. 132 Hebia una vez un hombre que sebia elgo. Por esta razon lo colocaron en un pulpito. Después lo metieron en la cercel. Después lo intemaron en un manicomio. Después lo encerraron en un hospital. Después lo pusieron en un altar. Después quisieron colgarlo de una horce. Cansedo, el hombre dijo que no sable nada. Y solo entonces lo dejaron en paz. (164) El problema es, aparentemente, que el conocimiento de un individuo implica un poder que provoca reacciones contradictorias de parte de los otros, quienes lo separen positive 0 negativamente de su mesa, como premiandolo/castigandolo por su diferencia, hasta el punto que este, pare liberarse, se declare ignorante, agnostico o escéptico. Lo que sable es un misterio tacito, innombredo, pero la moreleja ve por el escepticismo. Este supuesto saber controversial se describe por las reacciones que provoca, mas que por si mismo. Les reacciones son les del poder de los otros (ignorentes) fijando el lugar del cuerpo del que sabe, fijendo sus roles: politico (pulpito), delincuente (carcel), loco (manicomio), enfermo (hospital), santo (altar), asesino (horca). Les tecnologias del poder/saber, segun Foucault, se aplican sobre este cuerpo individual debido a que hablo, por eso decidiendo caller, reintegrarse a la mesa como un anonimo, seria libre excepto que, quien dice esto refiriéndose e si mismo esta efectivamente encerrado, por su propia familia, en la azotea.4 El locus de la azotea como libertad del menor se invierte ubicando al hombre ‘ Siendo un texto escrito en Alemenia durante 1958, es interesante encontrar en sus diarios que Ribeyro se siente ebendonedo por su familia que no le envia dinero (195), que vive en “Magnifico desorden, simbolo de mi vida europea. Mi ultimo reducto tenle que ser elgo como esto: una coveche donde todo se encuentra mezclado pasado y porvenir confundidos. aQué signiflce todo esto? ¢De donde vengo?" (197). El autor se siente ten aisledo que teme “la proximided de la locure. Nadie con quien conversar Reflexiones sobre la soleded” (197). For eso, tres el encuentro casual con un obrero elemen en un bar con quien e medias se comunica rescate por un lado “lo invelorable del contacto humeno” mientres por otro lado seltale la importancia de la distancia amistose: “La amistad tiene una frontera natural que nunca debiamos sobrepaser: mas elle de elle el contacto se convierte en colision" (198). 133 simultaneamente en un caos de especios sociales: especio politico (critica la sociedad), delincuencial (encerrado por transgresor), demencial (su discurso parece esquizofrénico), sanitario (aisledo por tuberculoso contagioso), religioso (parece un asceta en errnita y hay varies referencies religioses), patibulario (desahuciedo). El hombre rie haste ahogarse tras contar la historia pero se perceta que el menor no la entendio y adoptando la seriedad del menor que lo mire ensaye otro cuento que piensa es mas facil. Pese del éxito fracasado el fracaso exitoso por una fabule: Hebia una vez un famoso imitador de circo que se llemeba Max. Con unes alas falsas y un pico de carton, salia al ruedo y comenzabe a der saltos y a pier. jEI avestruz! decia la gente, seftalendolo, y se moria de rise. Su imitecion de avestruz Io hizo famoso en todo el mundo. Durante afios repitio su numero haciendo gozar a los niltos y a los ancienos. Pero a medida que pasaba el tiempo, Mex se ibe volviendo mas triste y en el momento de morir llamo a sus amigos a su cabecera y les dijo: “Voy a revelarles un secreto. Nunca he querido imitar al avestruz, siempre he querido imitar al canario. (164) Dos especios, circo y lecho mortuorio, dos disfraces avestruz y canario. Lo publico y lo privado articulendose en torno a la identidad desde un escepticismo critico.5 El hombre trata de enseflar al menor sobre la autenticidad, les absurdas valoraciones sociales de éxito/fracaso, presentando el caso visible de dos eves de distinto temallo y sus otres connoteciones, deconstruyendo la oposicion adulto/menor aunque manteniendo su papel de tutor. El avestruz es la mas grande y rapida de les eves corredoras y no puede voler, es imagen del adulto exitoso sin les ales de la infancia, un ave fee que se dice que esconde la cabeza en la arena ante el peligro: imagen de la necedad de ignorer los ’ Higgins las oonsidera “pareboles sobre el dolor de vivir [para] ensel'terle al muchecho que le condicion humane este marcade por la frustracion' (140). 134 problemas. El canario por su parte es eve canora literaria, pequelta, multicolor, generalmente enjeulada imagen de la infancia.6 Ambos relatos remiten a la sociedad como fersa, y relativizan el progreso y la comunicacion humane. El ultimo relaciona oblicuamente al hombre de la azotea con un posible escritor fracasado viviendo en esa especie de torre de marfil trestomada. El menor no entiende los relatos y repite la pregunta por la identidad: ” gQuién eres tu? (No me habras engaltado? LPor qué estas todo el dia sentedo equi? ¢Por qué llevas barba? gTu no trabajas? ¢Eres un vago?” (164). El menor encuentra extrafio al adulto porque, siguiendo los esquemas que ha aprendido, los adultos o trabajan 0 son vagos peligrosos, eso los diferencia de los menores. La figure barbade remite también al escritor bohemio. El adulto cierre este primer dialogo sin responder, pidiéndole que regrese aI die siguiente, pero su ultime frase es enigmatica: “Mire el sol, es como un ojo... (,lo ves? Como un ojo irritado. El ojo del infierno”. El menor —y el lector suturado- alzando el rostro al “disco furioso” queda cegado por el fascinum mientres se retire. El gesto es vertical e implica une especie de iluminacion ofuscante. Que sea del “infierno” hace de la iluminacion un aprendizaje heterodoxo, relacioneble con aquel en que se ve el protagonista de “La insignia” y sus juegos ocultistes. Ace Io relaciono mas inmediatamente con las “mandibulas” de la ciudad al final de “Los gallinazos...”. En efecto, como se vera, este sol que torture el hombre, es el del verano de Lima —y él desea ester en otre ciudad. La ciudad modemizandose encema en embos relatos un cielo amenazante. fin de la hora celeste, " Véase el relato de Ribeyro “Los cautivos”, donde un elemen ex-nazi mantiene estas eves enjeulades como alegoria extrema del abuso del poder. 135 mandibulas y ojo abiertos, para devorar o fesciner, sobrecoger al menor antes de cerrarle los ojos. El segundo dialogo conseguira al final esteblecer la amistad, y sera la ultime vez que el menor tendra voz directa en el texto, como si su voz infantil solo funcionare como antitesis e la del hombre. Al principio se destaca otra vez la vision infantil del especio como zone de juego expansionista, donde los trestos son valiosos, y se opone a la del hombre que dice al verlo codiciar objetos en vez de hablar: “Tu vienes solamente por los trestos. Puedes llevarte los que quieres. Lo que hay en la azotea -altedio con amergure- no sirve para nada" (165). Obviemente el hombre se refiere oblicuamente a su propia condicion en la reclusion de le azotea. Lo dice explicitamente despues: “Yo soy eso, sencillamente, eso y nada mas, nunca lo olvides: un trasto” (166). El menor reacciona negando querer los trestos, y con egolatria infantil afirma: “Tengo bastantes, tengo mas que todo el mundo” (165). Eso da pie a que el hombre hable del mundo y el sufrimiento. Se queja del verano limelto efinnando que prefiere ciudades “fries” donde llueva dado que en Lima a lo sumo garua y no en verano. Como después reiterera, este hombre preferiria ester fuera de Lima, al punto que se puede decir que un antagonista de todo el relato es el sol, que, como dije, representa e Lima. Puede leerse este rechazo contra el fondo de la actitud de Ribeyro, quien opto por vivir en Europa y en cuyo diario del mismo alto de este texto, de visita en Lima, no haya la hora de marcherse.7 7 “Si parti para Europe fue quizes para evitar esos vagares solitarios por mi casa vacia, eses meltanas enorrnes rodendo de una habitacion a otre, tocando los muebles, mirando les fotogrefias, los candelabros. Ahora, como hace altos, ando de nuevo entre mis cosas, les reconozco, pero treto en vano de encontrar un indicio. El gran ropero paternal con sus tres 136 El hombre invite a la imaginacion el menor, a crear elgo contra el sol, y entre embos inventan una curiosa figure. El menor sugiere “una sombrilla enorrne que tape toda la ciudad” y el hombre le da la razon altadiendo que tendria “un gran mastil, como el de la carpe de un circo y que puede desplegarse desde el suelo, con una soga, como se iza una bandera” (165). El adulto esta deserrollendo Ia fantasia del menor, le da materielidad y simultaneamente Ie adjunta velores oblicuos problematicos, que el menor no entiende pero el lector puede captar: otra vez la imagen de la sociedad bajo la alegoria circense y la critica al patrioterismo. Y antes de un nuevo giro en esta construccion a duo de le sombrilla, mientres el menor se perceta por primera vez del sufrimiento del hombre sudoroso. este hace lo que parece une inopinada digresion contendo una anecdote sobre la fatalidad: ”aSabes por qué estaban tan contentos los portapliegos de la oficine?...[Por] un uniforrne nuevo... Ellos creian haber cambiedo de destino, cuando solo se habien mudado de traje” (165). Obviemente esta deserrollendo su imagen del circo patriotero como farsa social, el travestismo que se reitere en el relato y el fatelismo escéptico respecto al ‘progreso’, pero el menor no entiende y pregunta si la sombrilla la harien de tela o papel. Simétricamente, el adulto ahora queda perplejo haste que recupera el hilo y propone une transformacion chocente de le sombrilla, que a su vez provoca reacciones significatives. cuerpos guerde los mismo albumes, conserve su olor a polilla muerte. Su espejo me devuelve mi care, la misma, que se ha conservedo no sé c6mo luego de mil peripecies. El tedio difuso de estas meltenes, el sabor del cigarro... todo pennenece identico. Tembién mi deseo de partir, sin lucha alguna. vencido” (La tentecion del fracaso 210). 137 -iAh, la sombrilla! -exclamo-. La haremos mejor de piel, aqué te parece?. De piel humane. Cede cual deria una oreja 0 un dedo. Y al que no quisiere darnoslo, se lo arrencaremos con une teneza. Yo me eché e reir. El hombre me imito. Yo me reia de su rise y no tanto de lo que habie imaginedo —que le arrancabe a mi profesora la oreja con un alicate— cuando el hombre me contuvo. (165) La grotesca imagen de una sombrilla hecha de piel humane es violenta y de una abyeccion catartica que provoca la rise como etenuante mientres se movilizen pulsiones inconcientes, deseos tanaticos, y un sadismo primario en parte vengativo de los posibles jalones de oreja por parte de la profesora. Es una inversion extreme de les asimetrias de poder adulto-menor, donde se deslize la del propio hombre de la azotea sano-enfermo. Pese a esta explicacion le imagen mantiene su poder desestebilizante. Es el poder de lo abyecto que sutura en rechaza/jouissance a menor/hombre de la azotea/lector. Por eso mismo el lector percibe un peligro de demencia en el hombre mientres este se gene la confianza del menor, lo que incide en la eficacie de la sutura desestebilizante de la escene. El sadismo implicito, la extrema violencia, remiten a otre escene, que se relaciona con esta dado que el menor he estado jugando a ser el militar expansionista mas poderoso. Se trata de una elusion oblicue al hongo nuclear producto de la bombe atomice.8 Es decir, el hombre esta llevando el extremo, con animo didactico y catartico, une operacion de reductio ad absurdum del juego beliciste del menor. Como ya se observo, la conducta del menor es la contraparte de les palabras del hombre, y entre ambas articulan el sentido de la critica del narrador ante la inmadurez social y el militarismo. Se puede decir entonces que une valencia importante en ' Recuérdese que el texto fue escrito en Berlin, y en el diario de esta époce hay varies referencies e la pervivencia de rasgos nazis en la Alemanie de la époce. 138 la construccion de la minoridad en este texto es precisemente ese: el menor como lo absurdo reducido, miniaturizado, como espejo de lo humeno. En todo caso, el hombre consigue generse la simpatia del menor, quebredo el hielo por la rise catartica compartida. Pero detiene la rise del menor con otro parrafo oscuro: Es bueno reir —dijo-, pero siempre sin olvidar algunas cosas: por ejemplo, que haste le boca de los niltos se llenarian de lerves y que la case del maestro sera convertide en cabaret por sus discipulos. (165) El papel didactico del hombre es palmerio, y su enseftanze es la del sufrimiento.9 Pero hay varios sentidos enhebredos en este especie de aforismo. Pide no olvidar Ia realidad de la muerte incluso de los menores, ni Ia degradacion de les ideas, las manipulaciones ideologicas. Obsérvese que esta heblando de la muerte de los menores a un nir‘lo. Les bocas infantiles llenas de lerves remiten también a la imagen de los animales que les comen, como les eves, como los gallinazos, por tanto, a la miserie. Si les lerves son animales en desarrollo, animales infantiles por asi decirlo, el menor es potencialmente (“se llenarian”) enemigo del menor. Es mas, haste les palabras pueden ser, efectivamente, lerves, aprendidas de los adultos y por eso aparece la imagen del “maestro” cuya case se degradara en cabaret. Si la casa del maestro es analoga e la boca de los niltos por sinécdoque en la frase, les lerves son las trensforrnaciones de sus discipulos. les tergiversaciones de la palabra. Oblicuamente se esta refiriendo e si mismo como maestro cuya case el final del relato dare paso un espectaculo de cabaret de lerves (enuncio de la escene final 9 Higgins interpreta este pasaje asi: “aunque este es pertiderio de la alegria, Ie settale que es importante reconocer que la vida es cruel" (140). 139 que vincula, otra vez, el texto a “Pagina...”) Obviemente el menor no capta esto, pero se establece el vinculo y lo visita diariemente: “Abendonando mi reserve, comencé a abrumarlo con toda clese de mentires e invenciones. El me escuchaba con etencion, me interrumpie solo para denne crédito y alentabe con pasion todas mis fantasias” ( 166). La relacion hombre-menor es horizontal aunque didactice, pero al contrario del didactismo escoler al que mas terde elude como claustrofobia aburride de la repeticion en el adoctrinamiento necioneliste (“Pesaba maltenas interminables en mi pupitre, aprendiendo los nombres de los catorce incas y dibujando el mape del Peru” 167), el aprendizaje en la azotea es el de la libertad imaginative, donde el menor se siente escuchado y alentedo en una direccion personal alternative. La pregunta del menor por la identidad del hombre se repite, pero este solo da respuestas oblicues: de nuevo, rey de los gatos, un trasto mas"), y una nueva historia enigmatica. Yo soy como ese hombre que despues de diez altos de muerto resucito y regreso a su case envuelto en su mortaja. Al principio sus familiares se asustaron y huyeron de él. Luego se hicieron los que no lo reconocian. Luego lo admitieron pero haciéndole ver que ya no tenle sitio en la mesa ni lecho donde dormir. Luego lo expulseron el jerdin, despues el cemino, despues al otro lado de la ciudad. Pero como el hombre siempre tendia a regresar, todos se pusieron de acuerdo y lo esesinaron. (166) Esta elusion a ester condenado por su familia a morir en la azotea, en lugar de incidir en la figure del bohemio lo hace en una efigie religiose '° \fivian Abenchuchen anota: “Como el nifto del cuento "Por les azoteas", Ribeyro disefta un mundo imaginario hecho de trestos rotos e inutiles, objetos y seres que no encuentran ecomodo en ningun lado, y a los que brinda una ultime mireda. Sus personajes fonnan une verdadera sociedad anonima, cuyo unico capital es la aventure prometide y burleda, "el consoledor mundo de la ilusion“. 140 heterodoxe: invierte le figure de la recepcion de Cristo resucitado. Ace otra vez el individualismo es extremo y la colectivided, en este caso la familia, el enemigo. Puede leerse también una recuperacion fantasmatica del padre muerto, resucitedo en el escritor y proscrito por no ajustarse e la vida burguesa representade por la familia sobreviviente. En el verano ardiente el hombre se va consumiendo, odiando al sol que, no esta demas recordarlo, remite al lnti, dios incaico. Ya antes he dicho “el verano es un dios que no me quiere” (163) y la actitud es paralela a la del hastio del menor memorizando incas, y este hombre exclame: “Ah les ciudades fries, les ventosas. Canicula, palabra fee, palabra que recuerde a un arrna, a un cuchillo” (167). (A un tumi quiza?11 De ser asl, este hombre agobiedo por la tuberculosis terminal y el encierro calcinente, parece ester siendo sacrificado, lo que refuerze la transformacion de le azotea en especio sagredo y, por tanto, peligroso también en ese sentido. Una tarde el hombre lo recibe nervioso. Es su cumpleeflos y seca fruta y limonade de une caje pere celebrerlo con el menor. Es le ultime vez que hable sobre 31 en lenguaje oscuro. Es central en el texto y se seftala que esa vez conversaron haste tarde por la noche. -Hoy es mi santo -dijo-.Vemos a festejarlo. gSabes lo que es tener treinta y tres altos? Conocer de les cosas el nombre, de los peises el mape. Y todo por elgo infinitemente pequefto, tan pequefto que la ufte de mi dedo meltique seria un mundo a su lado. Pero, gno decia un escritor famoso que les cosas pequeftes son las que mas nos atorrnentan, como, por ejemplo, los botones de le camisa? (166). " “Tumi' es el nombre del cuchillo ceremonial prehispenico. 141 Les alusiones a le ultime cena son obvies: los 33 altos, la comunion con limonade y fruta. Como el lector sabe que se trata de un tuberculoso el peligro de contegio se mezcle con las palabras oscures que den un ultimo testimonio oral de su misterio. Le pregunta retorica del hombre apunta al significado de la adultez y a su identidad misteriose. El menor quiere saber quién es este extrano amigo adulto, modelo alternativo. El hombre da su testimonio: es un conocimiento extrafto expresedo extraftamente. No dice que ser adulto es conocer el nombre de las cosas y el mape de los peises (que es lo que disciplinariamente le ensehan el menor en el colegio), sino al revés, seria “conocer de las cosas el nombre, de los peises el mape”, es decir, darle vuelta el codigo oficial de un lenguaje —un sistema cultural, simbolico- enquilosado en la repeticion utilitarie, en el orden pragmatico, proponiendo en cambio una recuperacion del lenguaje y la vida por la literature: una desautomatizacion y exploracion en las posibilidades del lenguaje. Eso por un lado, pero también da pie a la idea de que el hombre se siente fracasado por conocer solo el nombre y el mape, es decir, signos y no realidades, ester encerrado en una torre de marfil desvencijada como postrera tumba inhospita. Ambos margenes de la herida se suturan/dislocan como propuesta literaria. Por eso este nuevo conocimiento exitoso o fracasado se darie por elgo tan minusculo como la palabra 0 el virus de Koch. El hombre remeta su trovar clus con une referencia a la importancia de lo pequefto representado por los botones, es decir, aquellos objetos que (des)suturan el disfraz y que remiten al ser entre la desnudez y la culture. El 142 escritor famoso al que se refiere es Vallejo, quien en Trilce XXXV escribe: “a peger el boton de ese cemisal que se ha vuelto a caer. Pero hase vistol” (75). El hombre sabe que el fin del verano es también el de su amistad con el menor, que tendra que volver el colegio mientres él esta por morir. Aun asi, se despide esa noche reconfortando al menor, ya emocionelmente ligado a su amigo, diciendo que no importa si ya no viene porque vendran les lloviznas. Mientres el menor padece el fin del verano como la pérdide de sus “riquezas” obtenidas en la azotea (“tanto especio conquistado en vano”), el hombre sufre “mudo, observando el ultimo asalto del calor, que hacia arder les tortas de los techos.” El edjetivo “mudo” centralize al hombre en la fabule, pare subrayar sus ultimes palabras directas al regalar un libro al menor: “Lo leeras cuando no puedes subir. Asi te acorderas de tu amigo... de este largo verano” (167). Este es el ultimo legado, la extralta escritura como iniciecion literaria. Del libro solo se dice que tenia “grabados ezules, donde aparecia un personaje que se llemeba Rogelio."12 Los puntos suspensivos marcan diacriticemente el especio mudo del texto, el enigma del nombre del amigo. Obsérvese que ni el adulto ni el menor aparecen nombrados, los unicos nombres pertenecen a dos “personajes” de les histories dentro del texto: ‘Max’, es nombre ironico del imitador de circo exitoso que interiorrnente se ve sintiendo “mas triste” (164) y fracasado en su travestismo. “Rogelio” es el enigmatico dato que se tiene del libro regaledo. De entrede remite a los nombres gennanicos habituales en el autor en referencia e si mismo o su familia (recuérdese a Raul y Enrique de los textos anteriores). Al relacionar el dato por los puntos suspensivos con el '2 Elmore afirma que “segun todos los indicios, [el libro] es de su autoria [del hombrej” (102). 143 hombre, también parece nombre ironico: significa ‘victorioso femoso’, es decir héroe, mientres la situacion del hombre como se ve es la de un lamentable fracaso, pero aun asi puede implicar un proceso de recuperacion del nombre posterior, que en tel caso vincula de nuevo el texto a “Pagina...” Hay edemas otre referencia posible respecto a ‘Rogelio’ - y al hombre anonimo. De acuerdo a la culture popular peruana, Rogelio es jerga callejera para referirse a los ‘rojos’, es decir, izquierdistas.13 Los matices subversivos del hombre y sus enseftanzes hacen plausible esta elusion. Otre posibilidad seria una oblicue referencia libresca. El hombre elude a su santo y luego se escemotea el nombre, apareciendo este ‘Rogelio’ en el legado. Ademas hay varios semes religiosos e incluso parece ester siendo sacrificado en la azotea. Rogelio entonces podrie remitir a sen Rogelio, uno de los marlires de cordova, que por profaner una mezquita y blasfemar contra el profeta, es decapitado despues de emputarle manos y pies. Es una figure controversial de los origenes miticos de Espalta en oposicion a los musulmanes.“ El hombre enigmatico asi es un vector de contradicciones, cuyo discurso (anti)sociel es de un poder disolvente contagioso. Por eso cuando el libro es descubierto por la madre en el velador del menor tres '3 Ribeyro fue declaradamente izquierdiste pero no miembro de partido alguno y con muches reserves respecto al marxismo como ultime explicacion ideologica. Su excepticismo lo mentuvo al margen de la participecion politica directa. Una de les poces veces que promueve un menifiesto fue contra la candidature de Mario Vargas Llosa e la presidencia y este lo incluye entre les victimas de sus diatribas en El pez en el agua. Véese Les respuestas del mudo 284. “ Kenneth B. Wolf en Christian Martyrs in Muslim Spain, Ch. 2, afirma: “As if to add insult to injury, the monk Rogelius from a village near Granada and the Syrian pilgrim Servus Dei entered the Cordoban mosque and, to the horror of the Muslim worshipers present, preached the truth of the gospel and the falsehood of Islam. Saved by the authorities from death at the hands of the irate crowd, the two were sentenced to a particularly grisly punishment for desecrating the mosque: their hands and feet were amputated prior to their decapitation”. 144 interrogarlo y averiguar su procedencia, este reacciona con eprension ante lo abyecto: cogiendo el libro con un papel, fue corriendo a arrojerlo a la basure. - gPor qué no me hablas dicho que hablabes con ese hombre? iYe veres esta noche cuando venga tu papa! Nunca mas subires a la azotea. (167) El unico momento que hable la madre es para reprimirlo sin explicaciones. Obviemente teme el contagio de la tuberculosis, pero es implicito el temor a otros contagios. El movimiento horizontal libre del menor por la azotea es detenido al prohibirle el movimiento vertical hacia arribe (se implica un temor a que deje su lugar de menor, a que crezca). El padre ratifica la prohibicion con las mismas palabras que la madre, solo afiadiendo como oscure explicacion: “Ese hombre esta marcedo”. De modo que el sentido de la azotea como libertad para el menor, que era el de la reclusion para el hombre, pese a ser especio tabu para el menor en simétrices exclusiones para menor y adulto: el primero no puede subir. el segundo no puede bajar. El papel de los padres es estrictamente funcional en el texto, de alli que aparezcan mas como estereotipos de la represion que como personajes. Por eso le madre asume la funcion meremente policiaca de “vigilar la escelera” mientres el menor angustiado se siente preso en la case, errando aburrido entre los muebles y la repeticion de los codigos familiares (un empapeledo donde se ven “una manzana, un platano, repetidos hasta el infinito”; un album lleno de “parientes muertos”)15 atento a los “rumores del techo, donde los ultimos dies doredos me aguerdaban” (167). '5 Véase note 7 que remite a este actitud en la casa paterna en La Tentacion del fracaso 210. 145 Ye en el colegio el menor se aburre, haste que una tarde cae la primera garua del otofio que le recuerde a su amigo de la azotea y lo imagine “jubiloso, recibiendo con sus manos abiertas esa agua caida del cielo que laverie su piel, su corazon” (168). La transformacion romantica de la naturaleza y la reflexion de su efecto es un comentario adulto, un anticlimex que de lugar al desenlace. En este, como en los dos textos anteriores, el menor enfrente a los adultos, viola la prohibicion y accede a la zona tabu. Le azotea aparece transformade: “bajo ese tiempo gris, todo parecia distinto”, como un cementerio donde la rope colgade parece fentasmel y los maniquies cadaveres mutilados. El menor busca al hombre saltando Ia empalizada, pero no hay nedie, solo trestos en el “reducto frio”, “cuadrilatero de tierra humedecida”, como una pagina en blenco en la que busca “una piste”, un signo de su amigo. Efectivamente, el menor esta leyendo el especio transformedo y encuentra dos seltales, una implica la muerte por tuberculosis (“una escupidera de loze”) pero la otre parece implicar la vida, es la farole que partia la azotea, desde donde “subia la luz, el rumor de la vida”.16 Obsérvese que el menor he vencido la prohibicion de movimiento vertical hacia arribe y se ha movido horizontalmente a buscar a su amigo. Ahora realize con la mireda un movimiento vertical hacia abajo: es una mireda de conocimiento desde une posicion superior -le azotea como cabeze- precisemente la que ocupaba el hombre: “Asomendome a sus cristales vi el interior de la casa de mi amigo, un corredor de losetas por donde hombres vestidos de luto circulaben pensativos“ (168). Esta sucinte vision del velorio remite e la misma frase en “Pagina...”, lo que retifica sus profundas conexiones. El menor-Yo ace, como en '6 Este “rumor” remite el “rumor de une betella” al final de “Los gallinazos...”. 146 aquel texto, es sujeto de un aprendizaje desinfantilizante por la muerte de un adulto tutelar. Por eso el verbo usado en la frase final es comprender: “Entonces comprendi que la lluvia habie llegado demasiado tarde” (168). Este lluvia extemporanea es también el mismo menor, y la lectura del sentido del texto escrito en ese especio hibrido de la azotea ratifica la vision escéptica del adulto de que la realidad es en el fondo la de la muerte. Si “Pagina...” implica una continuided del padre muerto por la escritura, ace Ia continuided es mes oblicue, ligada a la imaginacion y la lectura. Por eso, que el yo narrador de cuenta de este muerte ratifica lo previsto por el hombre de la azotea: el nilto con la boca Ilene de lerves es el narrador contando la muerte del hombre, y los deudos que parecen apesedumbrados -aunque ellos mismos encerraron al hombre desahuciado- asumen fisonomia analoga a los que asistian como ante un espectaculo a la muerte del padre en “Pagina...”: la casa transformada en cabaret de la muerte. El menor comienza a aprender entonces a pasar de los objetos a un sujeto, a través de los signos, y entre los signos, a leer la muerte, y por tanto, la importancia de la literature y la vida como exploraciones altemetives. Es una proto-iniciacion, desde Ia omnipotencia infantil, a la confrontecion de la realidad de la muerte y el aprendizaje de cierta gnosis nueve -|a literature- en el especio liminal de les azoteas. Sintetizando, en este texto el problema central es el de la identidad, encemado en el enigma del hombre sin nombre y en la trasformacion de la azotea, para der cuenta de un origen ficcionalizado de la propia narrative, una 147 especie de alegoria metepoétice. Se pese de una inicial confrontecion entre el Yo (menor) versus el Otro (hombre adulto) a un final en que embos configuren un Nosotros de amistad heterodoxe versus la Familia como encarnacion de lo convencional burgués disciplinario. La lntriga por la identidad del hombre de le azotea mueve el texto. Este reune elementos de les figures paternas de los textos anteriores. Como el abuelo de “Los gallinazos...“, esta encerrado, guarda rencor y parece a veces enajenado o temible, pero e la inverse del mismo incentive el juego, la imaginacion y es un tutor amistoso que se comunica horizontalmente con el menor ofreciéndole fantasies compensatorias que invierten les jererquies. Mas vinculos se observen entre este hombre y el padre fellecido en “Pagina...” Como el padre real, el hombre muere de tuberculosis, pero es mas importante su valor en términos de origen literario. Por eso sugiero que, pese a la presencia del padre en el texto como estereotipo represor/protector, el hombre encarna elementos de la imagen del padre real reconfigurados como tutor literario. De ahi mi lectura que analoga Ia comunion de “Pagina...” con une transfiguracion en “Por les azoteas”: es otro encuentro con el padre muerto. Ahora bien, en este transfiguracion si tres (padre, hijo y el narrador adulto mediador) son uno, Lquién es este uno y el mismo si no Ribeyro? Esto es lo que el punto mudo del texto cifra, por eso al final hey ese Nosotros entre menor-hombre y -elipticamente- narrador adulto. Por eso la muerte del hombre no es en vano, porque se continua en el cuento que la narra como parabola del origen de todo un treyecto narrativo, una exploracion por les azoteas - cabezas- de los lectores. Entonces, les tres voces principales del texto 148 articulan, por asi decirlo, tres Ribeyros: el menor-Yo como niltez ficcionalizade (al principio jugando al militarismo como espejo por reduccion al absurdo de la inmadurez humane), el hombre desahuciado como un escritor escéptico y tutor, el yo narrativo adulto desde su contemporaneidad joven mediadore y comentadora y cuyo tono e veces es bastante ironico. Hebria un curioso flujo de velores comunmente atribuidos a les ededes: el menor-Yo seria el pasado —recuerdo ficcionalizado- deviniendo lo que el narrador adulto es desde el presente de la enunciacion. El hombre enigmatico, en cambio, de representar también el pasado del recuerdo bastante reeleborado pese a adquirir velores de futuro respecto a la voz narrative en tanto anuncie su derrotero, es mas, su final. Por eso el menor-Yo ve de le omnipotencia sustitutorie a la pre-conciencia de la mortalidad y el hombre va de enfermo a muerto y ancestro simbolico de la escritura. Ahora bien, reparese en que los antagonistas no solo son los adultos de ambas families, sino también el sol y lo que representa, principalmente Lime, y ya se ha encontrado este mismo sema en los dos relatos anteriores, es decir, lo que en embos era claro ace por oblicuo no se hecha en falta: si el hombre prefiere otres ciudades en vez de Lima, la ciudad que detesta es una expansion metaforica de la azotea calcinente como el infierno: es un circo, una carcel, un manicomio. un patibulo donde el secrificado el sol y e la bendera es él mismo. Sin embargo, sin perder este valor negativo, Ia azotea asume varios otros, es un especio/signo complejo y transformante. Pese de ser un Limbo de libertad a une zone tabu para el menor, y luego a especio de desinfantilizecion por el 149 descubrimiento de la muerte. En tanto tabu lo que se trata es de controler la mente del menor (evitar su contagio con nueves ideas bajo la forme de lerves de la enfermedad literaria). Por eso la primera confrontecion menor-hombre los ubica ante el espejo: “Yo soy el rey de la azotea,” es decir, quien gobierne la azotea gobierne la case, gobierne la cabeze. {,Qué es la azotea entonces? Locus multiple que condense pasado, presente y futuro, donde la memorie de los adultos (del narrador adulto), la exploracion, el juego libre y el descubrimiento (del menor-Yo), y las ultimes palabras de la imaginacion y el dolor (del hombre sin nombre) cifran el nacimiento e identidad -le infencia- de su proyecto narrativo. Del tugurio el burdel: Le menor-Otre como Lime an “Interior L” “Interior L”, escrito en Madrid en 1953, es una reeleboracion del mismo texto que Ilevaba antes como titulo “El colchonero”. Este cambio de titulo es importante porque despleze el punto de enfoque desde la sole figure del padre a un especio arquitectonica y sus implicaciones, y es también por eso que lo analizaré en comparacion con el especio de la azotea del texto anterior. Es un texto donde una menor-Otre adolescente confronta a su padre, un colchonero viejo anonimo. El titulo refiere el cuarto de la casa de vecinded pobre donde embos sobreviven y ya de inmedieto se percibe le oposicion entre los especios arquitectonicos de embos textos: azotea y cuarto de vecinded oponen lo alto y lo bajo, lo individual y lo colectivo, la cabeza y el cuerpo. No es exagerada esta comparacion, como se vera, incluso se trata de una dicotomia anclada en un machismo falocéntrico: Io masculino y lo femenino como la verticalidad y la 150 interiorided horizontal. En efecto, cabeze y sexo los dislocan, mientres los sutura la liminaridad de minoridades en especios -aunque muy distintos- marginales. “Interior L” connotara asi casi Ia cifra del codigo de un cuertucho de burdel y - mas importante aun y descuidedo por la critica- a pesar del enfoque centrado en el discurrir de la conciencia del colchonero, todo el texto se articule sobre la reticencia, la mudez aparente, no solo del interior del cuerpo de elle como objeto de deseo y trefico masculino sino también del interior elle de su conciencia.17 Le mujer en Ribeyro suele contruirse en ese ambiguedad.18 De entrede la iniciecion femenina se opone a la masculine: los varones se inician por la muerte, les mujeres por el sexo. Narredo en tercera persona, el texto incide en discurso indirecto libre desde la focalizecion en el padre. Asi, todo el discurso parece un solo dialoge con la hije aunque es mas un monologo del cochonero, pespunteado -suturandolo I dislocandolo- de breves frases reticentes de la hije, y de flesh- backs desde la conciencia del padre que nerren lo previo como fregmentos que ven llevando al padre, en una atmosfera cada vez mas tense, haste une situacion limite de abyeccion. Ese estructura general esteblece dos planos: una historia reletivamente breve —un etardecer haste que enochece- en la que el padre monopolize el dialogo con la hije. El otro pleno de profundidad temporal y espesor psicologico '7 Obsérvese la tension especular entre el enfoque de flujo de conciencia de “Interior L” versus “Le tela de arel'te” en el proximo capitulo. ‘8 En entrevista de Lorene Ausejo dice el autor: “lnsisto mucho en que la mujer para mi es elgo enigmatico, que nunca se llega a conocer por sus reacciones Le mujer siempre tiene reacciones inesperades, imprevistas, sorpresives, que no esten en el pleno racional” (Les respuestas del mudo 270). 151 el primero: son los eventos evocados que abercan mucho mas tiempo e incluyen a varios otros personajes. El signo/especio del tugurio caracteriza a todo el relato. El hecinemiento se vinculara a la promiscuidad. El primer pleno, que es el que rige la estructura, ubica a padre e hije en un cuarto desvencijado de callejon. La case con sus distintos especios se condense en esta vivienda en medio de un tugurio, elle misme tugurizada en hecinemiento caotico: un solo cuarto es sele-comedor- cocine-dormitorio de padre e hije. Queda implicito que el bafio es un especio comun para toda la vecinded. En este cuarto los elementos destecedos son un “catre destartaledo” y un significativo elemento arquitectonica: un tregaluz sin vidrio. Ambos se repiten varies veces y los analizaré mas adelante. Otro elemento que aparece al final es una cocine de carbon. Es entonces un especio precario cargado de relaciones semantices entre elementos primarios. Desde el primer nivel del relato se inicie el texto con el viejo padre llegando a case exhausto despues de trabajar: “El colchonero con su large pértige y el rostro recubierto de polvo y pelusas etraveso el corredor de la casa de vecinded, limpiandose el sudor con el dorso de la mano” (30). Hacia el final del texto se confirrna que el “mundo de polvo y pelusas” (36) es la abyecte realidad de la que quiere salir: la condicion de trabajar de, y vivir entre, lo sucio, situacion analoga a la de la “mugre” de “Los gallinazos...” Sus primeras palabras —como la mayoria de les dirigidas a la hija- son una orden: “-iPeulina, el tel- exclemo el entrar en su habitacion dirigiéndose a une muchecha que, inclinada 152 sobre un cajon, escribia en un cuederno. Luego se desplomo en su catre” (30).19 A lo largo de todo el texto este personaje hablara echado en la came, muches veces mirando el techo, mientres la hije aparecera como leitmotiv “inclinede”, ye sea escribiendo su tarea escoler, ya see avivando el fuego de la cocine. Obsérvese que el padre es anonimo, solo identificado por su trabajo: colchonero, que es la unica identidad que tiene y de la que esta harto. Es un epiteto ironico: trebeja sin futuro para que descensen mejor otros, pero también revela su caracter pusilanime, buscando una vida muelle, acolchade, sin decision, dispuesto el ecomodo mas facil. Obviemente el epiteto remite a su funcion final en este texto. En cambio la hije si es nombrada: ‘Peulina' significa humilde, pequelta, y es descrite como “una cholita de quince altos bajapara su edad, redonda, priete, con los ojos rasgados y vivos y la nariz aplasteda” (31).2o Perece docil al padre, escribiendo en su cuaderno mientres este la interrumpe con preguntas, u ordenandole treerle cosas. Esta escritura de Paulina es seltal de lo no dicho, paralela a su reticencia a hablar: es su interiorided como su propia version de la historia, que no se articule. Le familia esta incomplete. La esposa y el hijo del colchonero ya hen muerto de tuberculosis, y sabiendo que asi murio el padre del autor y que él mismo dice que siempre temio la misma suerte es curioso que el colchonero piense: “Esta enferrneded parecia une tare familiar" (30). '9 El paralelismo con Don Santos de “Los gallinazos...” es palmerio: gritos, caer sobre el colchon y manejer una vara, entro otros, y esta analogia se ira subrayando. 2° El nombre remite también ironicamente a la frase “Perio Paula”, que implica un resultedo muy esperado pero decepcionente. Todo el texto es una parabola de esa frase: El padre esta rumiando une idea que ‘perira’ al final -edemas del incidente del malparto de la hije. 153 Cansado y mirando el techo el colchonero repara en el tregaluz sin vidrio y por memorie asocietiva comienza el dinemismo de la fabule entre los dos niveles narrativos. El segundo nivel trata del embarazo de su hije producto de una muy posible violecion. Lo abyecto del evento y sus consecuencias no es escrito con patetismo sino el contrario, con une ironia distenciada que presente el mundo narrado como une farsa social de personajes pobres caricaturizados. El colchonero percibe la violecion y embarazo como una afrenta a su honor machista, no le importa la hije en si, por eso se asombre que el recuerdo de esos eventos no le produzce ahora indignacion, y pregunta: -Paulina, écomo se apellidaba Domingo? Esta vez su hije se volvio con presteza y quedo mirandolo fijamente. -Allende — replico y volvio e curvarse sobre su tarea. (31) Le reaccion de Paulina se repite al final del texto, con otres cargas: es la mireda fije de la conciencia muda, que hable por el gesto, el silencio parelelo a su escritura. Aca es una mireda alerta y suturante en tanto fija al lector en su ambiguedad. Domingo Allende es el nombre del violedor. Como es usual en Ribeyro el nombre ironico puede jugar libremente con matices religiosos: aca embos nombres articularien “Del seltor de mas alla”, lo que implica un mundo machista en pugna. Es un albaltil de una construccion cercene caricaturizado como: “un zambo fornido y bembon, habil para decir un piropo, para patear une pelota y para darle un mal corte a quien se cruzara en su camino” (32). El racismo salta en este estereotipo que degrade y ventila, por el humor, egresion. Los otros son recielmente clasificedos: Paulina la ‘cholita’ —también fisicamente caricaturizede-, Domingo el “zambo” (mestizo de negro e indio) es reducido a la 154 fuerze brute, el sexo, los deportes y la delincuencia. Mas tarde, cuando el colchonero Io busca en la construccion para pedirle cuentas, es descrito como “un gigante con las manos manchadas de cal, el rostro salpicado de yeso y la enorme pasa zamba emergiendo bajo un gorro de papel” (32). Le caricature recuerde a la setanizecion del carnicero “con las manos manchadas de sangre” y como ven los menores al abuelo como “gigante” en “Los gallinazos En todo caso, la imagen infantiliza aI colchonero, que ya no se etreve al pugilato en defense de su honor como tenia previsto. Es mas, ecoberdado y enmercado en esquemas machistas concluye “convencido par une logica -que provenie mas de los musculos que de les palabras- que Pauline era la culpable de todo” (32).21 El sesgo ironico hace evidente no obstante el abuso sexual de una menor, y para hacer efectivo el tono de victima la menor pese a ser construide como posible culpable. El colchonero recuerde que descubrio el embarazo cuando al encontrarse con el profesor de su hije en la calle este le dijo que no asistia a clases desde hacia dos meses. El colchonero regreso inmediatamente a case donde “Lo que primero diviso fue el mandil de Paulina colgado en el marco de la puerta y luego, al ingresar, a Paulina que dorrnia a pierna suelta 2' Para ser justos con Ribeyro, su racismo es autocritico. Les personas negras aparecen bastante poco y cuando Io hacen generalmente son personajes problematicos. Respecto a textos en que aparecen menores o adultos jovenes hay cinco casos destecebles. Aparte de “Interior L”, en “Los eucaliptos" son un grupo foraneo el barrio ligado a cierta “carniceria” de la infancia del autor. “Alienacion” trata de un “zambo" que intenta blanqueerse por trauma infantil de segregacion y que termina muriendo en la guerra de Corea buscando generse Ia ciudadania americana. En este ultimo caso la nifiez se marce como trauma pero en los dos textos anteriores no son niltos sino adultos estereotipedos que roban la niltez. Les excepciones e la regle son el “negro Julio” -obvio espejo autorial por el nombre- quien en “La tela de erafta” lemente la situacion de la protagonista andina -pero su esposa “zambe” despiadademente ratifice le imagen negativa-, y la joven morena en “De color modesto”, donde el Yo oblicuo se averguenza de elle y de si mismo ante el publico racista mireflorino. 155 sobre el catre” (31). El mandil parece una seltal ambigue y la descripcion de la hije refuerze esa sospecha deslizada en el texto. El colchonero la note “barrigona” y a golpes le hace confesar el embarazo. Elle dice que fue violada: “Una tarde que yo dorrnie se metio el cuarto, me tapo la boca con una toalla...” (32), y aliade que no se lo conto por “verguenze”. La version de Domingo es opuesta: “gQué tengo que ver yo? iElIa me buscaba! Pregunte nomas en el callejon. Me cito en su cuarto. “Mi papa no esta por les terdes”, dijo” (32). Es le clasica operacion machista de culpar e la victima de la violecion. En este caso es mas grave porque la menor tenle 14 altos. Por eso una de les personajes secundaries, la seltore Enriquez a quien le Iimpia los colchones, le dice que hable con su esposo que es abogado, pero éste se note que solo busca dinero y el colchonero tiene une experiencia pésima con el poder judicial. Es un mundillo sordido de clese media baje que incluye al Estado.Todos estos eventos preparan el encuentra en el bar donde el colchonero “envalentonedo por el licor” (33) amenaza publicamente a Domingo con la carcel por violecion de menores. Le reaccion de Domingo es el miedo: “Este vez el zambo no hizo brevatas” y se fue asustado a buscar ayuda. El texto ve suturando la historia presente con las pasedes, y asi vuelve el hilo de la narracion el primer nivel, y el colchonero mende a le hije a comprar una cerveza como lo hizo la noche del pacto infeme, cuando Domingo se presento con un ingeniero muy bien vestido. Este funciona como el personaje de mas poder en el texto, aunque no tenge nombre. Remite al carnicero de “Los gallinazos...”, por el anonimato y el poder del dinero. En sume, tras protester 156 ante el soborno propuesto para que no haya denuncia, el colchonero acepte el dinero: “los tres hombres solos hicieron el acuerdo” (34), que se selle con la cerveza que tree Paulina, quien “cosa extrafta, hubo de servirle al ingeniero y a su violedor. Ella también bebio un dedito y los cuatro brindaron por ‘el ecuerdo'” (34). Hay entonces una abyecte negociacion masculine de la menor, que sin embargo eI padre asume como reparacion de su propio honor. Le degradacion se marce porque haste le menor brinda en este grotesco ‘pacto de cebelleros’. aQué persuade al padre a aceptar este ‘arreglo’? Si bien el “asco” que siente por el Poder Judicial corrupto22 y la oferta inmediata de dinero socevan su resistencia, lo que la vence es el capital simbolico, el fascinum del signo de estetus que ve en el ingeniero y que le provoca Ia fantasia sustitoria de ascenso social: “mientres estuvo heblando [el ingeniero], él no ceso de mirarle estupidamente los dos pultos blencos de su camise donde relucian gemelos de oro” (34).23 Obviemente a este capital simbolico lo refrende el fejo en efectivo que como una loteria de crimen, entusiesma haste a la hije: “-iCuanto dinero!- habia exclamado Paulina cayendo sobre el colchon” (34). Es un referencia oblicue a la prostitucion como uno de los posibles desenlaces. El dinero transformo, breve pero intensemente, la vida en el cuchitril: “Lo primero que hizo fue ponerle vidrios al tregaluz. Después adquirio una lampara de kerosene. También se dieron el lujo de admitir un perrito” (34). De entre los 22 Haste el presente la venalided del Poder Judicial peruano lo situe como une de les instituciones menos confiables para la inmense mayoria de la poblecion peruane. Ver Corrupcion judicial: mecanismos de control y vigilancie ciudadena. 2’ Luis Vidal anota que buena parte de los personajes de Ribeyro, aunque desheredados, giren en torno e la institucionalidad axiolbgica. También reparese en los gemelos del padre muerto en “Pagine...”. 157 multiples sentidos del tregaluz, destaquese la importancia que tiene aca para el colchonero, siendo lo primero que repara: por metonimia es imagen de la reparacion del “honor”: el vidrio es el himen, ahora resurcido (suturado) de la casa por el dinero. En efecto, Domingo no solo violo a Paulina sino a la case paterna —elquilada por cierto- (“se metio al cuarto”), y como se dijo que aquel solo ere bueno en el sexo, la delincuencia y el futbol, no es de extrelter que despues “el cristal fue roto por un pelotezo.” Lo oblicuamente inquietante es que fue roto de nuevo. Volveré sobre el tregaluz. Le suerte del perrito es analoga a le del perro Pedro, de “Los gellinazos...”, porque desaparecio y “se sospecho siempre del carnicero", pero no provoca ningune reaccion en el presente del primer nivel narrativo por parte de la hije. En todo caso, lo unico que sobrevivio de aquelles compres fue la lampara y el recuerdo: “iQué dies esos, Paulinal”. Durante quince dies el colchonero despilfarra sin trabajar, como una “revanche” social contra su habitual condicion de pobreza. Caricature de complejo de nuevo rico, este personaje provoca por el tono narrativo una piedad repulsive que ve cediendo especio el frenco desprecio. Pero recuérdese que esa es la reaccion, desde une posicion superior, que el narradorjuega con provocar: es una posicion paternaliste, entre la recriminacion y la indulgente justificacion, donde el final no falta un retintin de amenaza — de miedo.24 Entre borracheras y edulaciones de un vecino gesfitero pere gestar visitando especios que le eran ajenos (el hipodromo, la feria) termina yendo a los burdeles de La Victoria “sin considerar que Paulina tenle ocho meses de 24 For otro lado, el mismo autor en Europe incurre continuamente en despilfarros con el poco dinero que recibe, de lo que se lamente repetidamente, como se puede ver en sus diarios. 158 embarazo y que podia dar a luz de un momento a otro” (35). Cuando tarde por la noche regresa borracho le hije he abortado y parece muerte, el cuarto esta lleno de gente que lo recrimine y le tiran en la care “agua helade” para secarlo de su sopor. Este ballo de realidad no despierte al padre, que sigue echado soltendo con los dies idos, desde el presente. Entonces, el nivel segundo de la rememoranza esta cuidedosemente invadido de la voz comentadora y sancionente del narrador escebullido, el lector suturado a este focalizecion del narrador que se naturaliza como transparencia siente el alivio de participar en el baldezo de agua pero como el nivel primero, actual, muestre al padre como impermeable, Ia tension se agudiza. El colchonero insiste por enésima vez en la necesidad de reperer el vidrio del tregaluz, lo sustente ahora como necesidad de prevision ante el futuro invierno y le lluvia, pero la hije, anclada ahora en el presente, dice: “Esta bien asi Hace fresco" (35). Obviemente se va explicitando un larvado antagonismo, la hije tacitemente esta comenzando a mostrer independencia del padre. - [Habra que poner un vidrio! - suspiro el colchonero y como Paulina no contestara insistio-: iQué bien nos sirvio el de la vez paseda! No costo mucho, gverded? Paulina se Ievanto, cerrando su cuederno. -No me acuerdo —dijo y se ecerco a la cocina. Recogiendo su falda para no ensuciarla puso les rodillas en tierra y comenzo a ordener los carbones. (35) El colchonero esta mostrendo mas cleramente su intento de manipular psicologicamente a Paulina, aceso viniendo pauletinamente a aceptar concientemente lo que subconcientemente aflora respecto a su percepcion de la hije como mujer en términos machistas. “No costo mucho, (,verdad?” es bien 159 ambiguo. El valor de cambio del vidrio parece reletivamente exiguo respecto al valor de uso -cepital simbolico- que el viejo en su suspiro comporta. Pero el lector suturado al narrador invisible y en parte a la menor entiende que el vidrio costo casi la vida de la hije, y meto a su hijo, edemas de la violecion y su degradacion venal: abuso, fin de infancia y posiblemente trauma. Por eso Paulina se incorpora cerrando la intimidad de su escritura, su version y subversion de la historia, replica con la amnesia como palabra del silencio. Su gesto consiguiente la traze del cuederno a la cocine de carbon, de nuevo agacheda. “Ordener los carbones” no solo connote la altemetiva del sexo —oblicuamente a Domingo-, edemas de denoter su trabajo subalterno en reemplazo de la madre, sino que remite también a sus ojos comenzando a darse cuenta o ratificar les intenciones del padre -y para el caso, de muchos hombres en general en una sociedad machista. El colchonero prosigue su soliloquio economico respecto al costo del vidrio y deduce que le demandaria una jornada laborel mientres observe “les enches cederes de su hije” (35) atizendo los carbones. La mireda incestuosa se va haciendo mas nitida. Por eso ahora la “inclinade” y “espalda tenazmente curvada” en sus cuedernos deviene “amorosemente curvede”, “mas redonda, mas apetecible” (36) ante la cocina. Y la mireda del padre va de ese cuerpo el techo, particulerrnente el agujero obsesivo del tregaluz. Entonces, sin embeges, ‘pere Paula’: al padre se le ocurre, como una idea de subita esperanza, proponer a Paulina un segundo contreto social infeme, que (des)cifra y reconfinna le abyeccion de este padre-Otro (para el lector y quiza para la hije): “-Paulina, 160 estoy cansado, estoy muy cansado... necesito reposar... apor qué no buscas otra vez a Domingo? Mallena no estaré por la tarde” (36). El padre le propone directamente que se prostituye para que el puede descansar. Se pasa de la pobreza percibida como abyecte (por el Padre tras el soborno) a la abyeccion moral. Este movimiento es parelelo al de la transformacion del tugurio en burdel, que es eje del texto. Esto explica el epiteto ironico del padre: quiere huir de su condicion de colchonero (trabajador) para asumir el rol denigrente de colchonero como aquel que pone a su hije en colchon para otros: proxeneta, la inversion total de su rol de pater familiae por cuyo “honor” hizo tanto escandalo es evidente. La reaccion de la hije es violentamente ambigue (Obsérvese les calificaciones opuestas de la accion: “bruscamente” / “pausedamente”) Paulina se volvio e él bruscamente con les mejillas ebresadas por el calor de los carbones y lo miro un instante con fijeza. Luego regreso la vista hacia la cocina, soplo haste avivar la llama y replico pausedamente: - Lo pensaré. (36) La ultime palabra le tiene Paulina, lo que implica un poder: es palabra mude, embigua, paralela a su escritura en el cuederno. Es decir, un aprendizaje no escoler de la vida, un pespunte de conciencia propia expreseda reservadamente, con la “mireda fija" del inicio del relato, pero ahora con “les mejillas ebresadas” de verguenza?, deseo? (carbones como Domingo), indignacion? esta Ilorendo? Hay un insulto obvio del padre que no solo implica que dude de que fuera violada (le cree a Domingo mas que a elle, incluso esta parafraseandolo) sino que quiere explotarla sexualmente. Es una esclava de les Iabores doméstices reemplazendo a la madre (esta ante la cocine) y encime 161 observe que el padre quiere prostituirla. Es une confirmecion de fin de infancia brutal: iniciecion sexual por violecion y confrontecion con la transformacion del padre en proxenete. En un mundo ferozmente machista y hacinado, se da cuenta de que es percibida como mercancie, con su infancia muerte encarnada en el aborto. Su ultime frase implica que esta pensando sus opciones. El texto se corta ahi, en ese suspenso, pivotendo sobre el interior de elle, interior elle. De modo que en el texto se articulan la menor-Otre y el especio desde el titulo. Como especio, en el nivel primero el tugurio se transforme en parte en bar (toman padre y un poco hije) y se propone la metafora del burdel. En el segundo nivel, edemas del tugurio como cuarto y callejon aparecen efectivamente el bar y el burdel. Son especios machistas en los que se pacten dos contratos de negociacion de la menor entre hombres. En el cuarto por eso se marcan como objetos articulantes Ia came y el tregaluz. La primera articule descanso (del padre) por el sexo (de la hije). El segundo es elemento leitmotiv suturante. Implica esperanza (detras aparece una estrella), posibilidad de ascenso — como fantasia sustitutorie del padre, y por eso especio de la cabeza pero cuye connotecion de sublimacion intuitive se transforme en iluminacion oscure: la ocurrencia del padre de prostituir a su hije. Ocurre asi porque el padre vincula el tregaluz como agujero del techo tras la rupture del vidrio, con el sexo de su hije, como se vio anteriorrnente. “Interior L” es asi para el padre los organos genitales de su hije como signo de su honor masculino primero y luego como lugar de trabajo pere su propio reposo. Pero el texto es “Interior L” no solo desde este mireda machista, sino que es también parabola de la interiorided como mente y 162 conciencia de Pauline. Alli es donde el tregaluz como intuicion conteste y resiste al padre: “Lo pensaré”. Esta dualidad de “Interior L” y el tregaluz que lo sintetize cobra significativos alcences al relacionaria con la escene final de “Por les azoteas”. Efectivamente, obsérvese la contraposicion: el colchonero echado mirando al tregaluz versus el menor-Yo que en la azotea del amigo mire para abajo por la farole. El primero llega a le idea de prostituir a la hije, el segundo descubre la muerte del amigo. Aparte de la superioridad ética y gnoseologica que se derive exeltando el menor-Yo sobre el Otro-adulto, este dislocacion de perspectives a través de un especio analogo, da lugar a otre sutura: no entre el menor-Yo y el colchonero, sino entre menor-Yo y la mireda fija de Paulina. Ciertamente se trata de une suture percial: el narrador del texto es fantasmatico y la mireda de Paulina es lateral. Los paralelismos entre este texto y “Los gallinazos...” son mas evidentes, como he ido sefialendo. Familia desintegrada, miserie percibida como suciedad, elementos externos con poder economico, menores explotados y abusados fisica, laborel, psicologicamente -y en este ceso sexualmente- por adultos, particularmente por la figure paterna cansade y abyecte. El tono patético de “Los gallinazos...” aca da paso a uno mas ironico. Lo abyecto aparece repetidas veces y el episodio todo tiene esa marce, que se atempera por la ironia —desplegade sobre todo sobre rasgos raciales. Hay corrupcion a todo nivel: estatel (sistema judicial), economico (arquitecto), social (miembros del callejon y el violador), familiar (padre proxeneta). Hay corrupcion de menores e infenticidio. 163 Finalmente, asi como en los otros textos aparece Lime como especio antagonico figurado de diversos modos, en “Interior L” la inflexion de la critica e la ciudad modernizandose no solo ocurre como mero escenario: callejones del barrio de Santa Cruz. Lima no es solo el soporte fisico de la accion sino que todo el texto es une parabola particular de Lima. Ese es el otro sentido de “Interior L”: Interior Lima, el interior de Lima, Lime interior, la gente del interior del pais (la sierra) internalizada en Lima: Paulina. Y en este ultimo sentido puede leerse, edemas de la obvie denuncia social, una edvertencia ideologica ante un fenomeno social percibido como amenaza: la promiscuidad de “cholas” y “zembos” tugurizendo la ciudad, el fin de la ciudad de la infancia.25 Lime como ciudad de la infancia: Transformeciones espacio—temporeles on “Los eucaliptos” y “Mayo 1940” Pese a los mas de treinta ellos que separen “Los eucaliptos” (1956) y “Mayo 1940” (1991), embos textos tratan exactemente el mismo asunto con técnicas analogas, y aunque comportan significativas diferencias, pueden leerse como textos complementarios. En ellos la voz narrative se inflexiona no solo entre un yo adulto que narra y comenta anecdotes del menor-Yo, sino que surge Ie curiosa voz plural del Nosotros. No es une suture del Yo y el Otro, sino une dislocacion mas entre embos, operando a través de la voz colectiva de menores- Nosotros que funciona como portavoz de clese social diferente, naturalizada por una minoridad que se opone a la de los menores-Otros casi podrie decirse ed ovo, desde el inicio. Es decir, es una voz representative de la clese social del 2’ La mujer como Lima, objeto de disputes de sujetos masculinos por su posesion, aparece de nuevo en “La tela de erelta” y “Los otros", véese el proximo capitulo. 164 autor, que sustente su verosimilitud en su grupo social —no sin también dejar de criticerlo. He analizado como les diversas parabolas de Lima modernizandose se construyen alrededor de la dislocacion / suture menor-Yo / menor-Otro. En estos dos textos de ficcion autobiografice se esteblece explicitamente el nucleo de la construccion del menor-Yo, evaleda tanto por la pluralidad en que la voz narrative se sustente in crecendo —nosotros, los menores de ‘mi’ familia, de ‘mi’ barrio, de ‘mi’ clese, de ‘mi’ ciudad-, como por la misma vision que se sostiene desde los inicios haste el final de la trayectoria vital del autor.26 Y este nucleo de infancia explicitado por el autor — y remarcado por la técnice inusual que lo rubrica-, se encarna sin ambages en la ciudad de Lima, tanto por el especio (desde el titulo en “Los eucaliptos”) como por el tiempo (explicitado en el titulo de “Mayo 1940"). Lima entonces deviene especio-tiempo de la infancia, o mas explicitamente, transformacion de Lime-lnfencia, como se vera e continuecion. Ambos textos se suturan procesando el fin de infancia propia como dislocacion: talado y terremoto como metaforas de la urbenizacion y la migracion andina a Lime. La nostalgia, la ironia y la lucidez velan la niltez perdida, recreandola en sus juegos, criticando lo que ocurre y resignandose al paso del tiempo. “Los eucaliptos” comienza con el signo/especio idilico infantil en el barrio ‘miraflorino casi rural de Santa Cruz, marcando lo especial por sobre lo temporal, es decir construyendo la infancia como atemporalidad: “Entre mi casa 2“ Sin embargo, el Nosotros se rearticule de modo notable especialmente en el ultimo relato del autor: “Los otros”. Véese el proximo capitulo. 165 y el mar, hace veinte altos, habie campo ebierto” (117). En esa libertad especial narra el peso del nosotros por ‘lugeres de la memorie’:27 la playa, la huaca Juliana, una case fentasmel y finalmente la zona de los eucaliptos. Es una trayectoria seleccioneda estratégicamente como crecimiento, una progresion desde lo natural etemporelizado (mar), lo antiguo atavico (huaca), lo viejo fantasmatico en el barrio (case misteriose), haste lo totémico circunstancial, que por natural -son arboles- se asimila el mar, pero por cultural —totem- se convierte en el signo marcado. Los especios entonimos (naturaleza — cultura) de mar versus huaca y cesona fentasmel, se suturan en la arboleda perdida de unos eucaliptos. La playa solitarie, a la que iban guiados por la criada Matilde, ere especio idilico de juegos, exploraciones e incipientes descubrimientos: “bebiamos agua fine en la cueva de les manos” de los manentiales, a veces incluso espiaban a Matilde y un pescador que apartandose “en una arena sucia... se enterraban”. La huace Juliana como “ciudad muerte, una ciudad de los muertos”, era especio sagredo y legendario de aventuras diurnas porque, entroporformizede, durante el crepusculo “parecia enfermerse y nosotros huiamos despavoridos, por sus faldas” (117). Fue el centro ceremonial prehispanico mas importante de la zone (vinculedo a les huacas de Limatembo y Meranga), objeto de depredacion de los huaqueros desde la colonie y escenario de betalles republicanas importantes (lo que de pie el relato “Sobre los modos de 27 Véase Pierre Nora Realms of memory: Rethinking the French past. 166 ganar Ia guerra”).28 Ante le mireda infantil, si el mar asume un primer vislumbre inaprehensible del misterio de la vida y Eros (Matilde y el pescador), le hueca Juliana acerca la realidad de la muerte como “leyendas sombries de hombres muertos con la boca Ilene de espuma” (117). Entre eses leyendas cabe destacer la consignada por Ricardo Palma en sus Tradiciones Peruanas. En la tredicion “El carbunclo del Diablo” tres conquistadores pelean a muerte por la posesion de elgo que parece oro brillando en una momie que hen desenterredo de la hueca Juliana y pateedo como objeto inutil (Palma 35-37). Es como una venganza, la maldicion indigena contra los profenadores tilte de misterio fentasmel a la zona. Es curioso comparer el final de esta tredicion con el de “Los eucaliptos”: la tredicion de Palma termina por deslegitimer la leyende de la luz infemel que se veia en la hueca, y consigue esto a través de la ironia y en relacion con la extension de la locomotora por la zona. Es decir, el ‘progreso’ espante “el maligno” -les leyendas indigenas. En contraste, en “Los eucaliptos” el ‘progreso’ destruye el encanto de la hueca pero eso es percibido como negativo, y es mas, lo indigena (y lo negro) parece vincularse de modo complejo a este proceso. Lo importante es que el narrador no solo esta construyendo su infancia en relacion con el especio de Santa Cruz y sus transfonneciones, sino que la hueca Juliane remite al pasado -le infancia- de toda la zona, y sus leyendas e histories resumen la periodizacion nonnalizade de la historia del Peru (cultures prehispanicas, colonia, republica), concentrede en este ceso en la historia de Miraflores. 2‘ El nombre de la piramide fue el quechue ‘Pucllena’, ‘Juliene’ es une castellenizecion. Pare mayor informacion sobre esta hueca véese: Segundo vasquez, “La wake Pucllana". 167 Luego de la playa y la hueca, se describe la contemporaneidad del barrio de Santa Cruz, casi una aldee rural sin servicios de luz, por lo que es conocido como “mategente”. El narrador insinue sin deserroller -pues irie contra su construccion idilica-, que el barrio de Santa Cruz tuvo desde sus comienzos una reputecion dudosa en Miraflores. Lo que se destaca es une cesona fentasmel abendonada, con estetuas mutiladas entre la hojarasce. Es una sublimacion del especio del deterioro oligarquico. Obsérvese que tanto la hueca como esta case fentasmel remiten a la defuncion de une cierta Lima, y sirven de marco para la introduccion del especio totémico, signo del barrio y la infancia del narrador: Los eucaliptos. Por su parte, “Mayo 1940” comienza con el tiempo-especio infantil de toda la ciudad de Lima trabajando despreocupadamente, marcando Io temporal: “Era une maltane soleada, Iimpide, quiza un poco ventosa, pero eso no tenie nada de extraordinario, ya que estabamos en pleno otolio” (681). No es el idilio, sino Ie habituelidad no de un barrio sino de toda Lima lo que introduce el texto. Asi le urbe modernizandose es descrite como “centro comercial” con sus distintos especios por los que circula la gente acelerademente: “ministerios, bancos, almecenes, hoteles, iglesies y noterias el parlemento el [puerto del] Calleo omnibus y tranvies.” Por ultimo, presente el especio interior de les cases donde las madres de familia esterian escuchando por radio valses criollos festejando a la Lima tradicional. Es significativo que aunque eca ironiza la imagen criolle de Lima como “balcon florido asomado al mar”, ese haya sido uno 168 de sus sueltos personales: poder tener una case con balcon frente al mar de Lima.29 En medio de este cotidianeidad el narrador introduce una voz comentadora sobre la Lima de su infancia. Es un comentario simultaneemente ironico y autocritico —obsérvese la cursiva-, pero se percibe eun el regodeo por el pasado. En todo caso, asordine un tanto el racismo tel como aparece en “Los eucaliptos”. Por su importancia en esta disertacion lo cito en extenso: Lima ere entonces una ciudad limpia y apacible, de apenas medio millon de habitantes, rodeada de huertos y cultivos, poblada de gente cortés, decente, une especie de gran familia que se reconocie y se saludeba en les calles y se sentia orgullosa de vivir en una urbe que al lado de templos y casonas coloniales ostentabe belles quintes republicanas, chalets cede vez mas numerosos en los belnearios del sur y une docena de edificios de seis o siete pisos que los espiritus adelantedos saludaben como un simbolo de progreso. Tan solo en los cerros de San Cosme y El Agustino una poblecion marginal de pobres, desocupados, migrantes endinos y maleentes se habien obstinado en Ievanter cesuches de adobe, secuara, lates y cartones. Pero ya el municipio habie decidido tomar cartas en el asunto y, como lo anuncio el alcalde ‘barrer esa lacre de la ciudad’ de un solo escobezo. (681) La descripcion obviamente es caricaturesce y, sin embargo, el mismo objeto de caricature parece remitir e posiciones ideologicas restreables en sus textos. Mas eun cuando esta Lima como comunidad imagineda es el objeto de nostalgia final.“o Le descripcion base es realista (ciudad modernizandose y problema migratorio) pero el tono es ironico, puerilizando les pretenciones de los “9 Abelerdo Sanchez Leon “Los ultimos veranos de Julio Ramon”. 3° Dice el autor: “El Mireflores que yo pinto es el Mireflores que todavia era un pequefto distrito donde toda la gente se conocie .. ere como una especie de familia todo el mundo sentia un cierta solidarided Ahora ya no ocurre esto. Mireflores es una ciudad grande en la cual la gente de un barrio no se conoce con la de otro, se ignoren se hen vuelto mas impersoneles Miraflores también es teatro ahora de visitantes masivos de otros barrios Antes no ocurria esto. Los miraflorinos vivian en Mireflores entre miraflorinos. Muy rare vez se eventurabe por ahi gente que venie del Calleo o gente que venie de los nuevos barrios, como vienen ahora; vienen haste de los pueblos jovenes“ (La palabra lnmortel 42). 169 viejos limeltos —especialmente el alcalde. Sin embargo los Otros no pierden la carge negative pues entre ellos se egrupan los “maleentes”. A esta presentacion de la ciudad despreocupeda le sigue le del colegio, donde los menores-Nosotros, en parelelo con los adultos, son presentedos en la cotidienidad escoler: rezendo aburridos en la cancha, jugando en la clese de gimnasia y soportando el tedio de la clese de inglés; desean solo que llegue el recreo pare ir a almorzar a sus cases, por lo que en cuanto suena la campana salen corriendo a former al patio. Obsérvese que adultos y menores todos se describen puerilizados e inconcientes de lo que subitemente sucedera. Hey una curiosa remision anticipatoria eca entre embos textos. En “Los eucaliptos” se refiere la leyende de que en la hueca Juliana habie “un tesoro escondido una bola de fuego que alumbraba la lune” (117) -lo que remite el “Carbunclo del diablo” de Palma, imagen de le maldicion de les momias indigenas-; en “Mayo 1940” se hable de un misterioso fenomeno que peso casi desapercibido: “un tren de fuego una large nube roje cubre toda la linea del horizonte... y se mantiene incandescente haste entrede la noche Ese crepusculo, segun los limeltos, es el anuncio de hechos fastos o nefastos”(682). No es un mero recurso de anticipacion en funcion del suspenso, edemas de ello sutura embos textos relacionendo los desenlaces con un fuego noctumo que se despleze de la Huace al océano, de elgo telurico e indigena -un mito colonial- a elgo meritimo y criollo, una supersticion articulede sobre la imagen del tren que, como es bien sabido, es conocida metafora del progreso. De modo que lo indigena y el progreso, extreltamente imbricedos, anticipen Ia transformacion 170 que desemboca en el fin de infancia. Aun mas, el desplezemiento del signo de hueca al mas alla del océano, esa “nube roje” premonitoria, expende la fabule de fin de infancia en el mismo sentido en que ocurre entre embos textos: pasado y futuro, lo local y lo mundial, se suturaran de modo que el fin de infancia personal se relacionara al fin de infancia del barrio, de la ciudad y del viejo mundo. En “Los eucaliptos” Ia estructura marce el paso del crecimiento de los menores-Nosotros con el del barrio, centrandose en la figure de los arboles. Este in crecendo carge la accion definitive al final. En cambio, “Mayo 1940”, tres la presentacion de los especios de infancia, precipita la accion, y el resto del cuento son les secuelas hasta el desenlace explicativo en un giro ingenioso. Son dos perspectives sobre el mismo fin de infancia. El primero trata de como se ve perdiendo la infancia y abarca por eso un tiempo largo de ellos, incluso de siglos (hueca Juliane, eucaliptos), marcados especialmente, haste el dislocamiento. El segundo trata de como se perdio la infancia en un die y por eso el especio se exprese en el manejo del tiempo, o mejor, especio-tiempo colisionan en el dislocamiento provocando sucesivas replicas entre les que el desenlace se da como una réplice mas en movimiento inconcluso. Dedas les diferentes estructuras, tras la presentacion, el primer texto se centre en el remanso de los eucaliptos mientres el segundo texto pese al accidente. El barrio del Santa Cruz infantil se simboliza en el bosquecillo de eucaliptos centenarios que rodeeban la casa de un millonario. Estos arboles eran como los genios tutelares del lugar. Ellos le deben a nuestra celle el especto pacifico de un rincon de provincia. Su tupido follaje nos protegia del sol en el verano, nos resguardaba de la polverede cuando soplaba el viento. Nosotros nos 171 trepabemos a sus troncos como monos. Conociamos su gruese corteze por cuyos nudos brotaba una goma olorosa. Sus hojas se renoveben todo el alto nuestros arboles eran los mas arrogantes de todo el belneario. Tan solo en el parque habie un pino soberbio del cual estabemos celosos. (1 18) Genios tutelares, en traduccion cristiene angeles custodios, en version antropologica totem, en interpretacion psicoanalitice el Padre —que no aparece explicitamente en el texto-, estos arboles neturelizen la infancia propia como especio idilico de libertad y proteccion casi ilimitades dado que solo el simbolo de estetus de un poder mayor —un pino- ensombrece el idilio. Es interesante contrastar la pluralidad de los eucaliptos con la singularidad del pino: es la diferencia entre el Miraflores rico y el barrio de Santa Cruz de clese media mezclada con otres clases. Lo que el narrador subraya es una pertenencia al grupo mas elevado de Santa Cruz -su propio caso familiar de oligarquia venida a menos incluso ejemplificeda en la cesona fantasmal- como une pluralidad de ‘nosotros’ que pronto se vera comprimida por las fuerzas del poder hegemonico singular -e| pino- y el desborde masivo de los Otros sin arboles tutelares. La atmosfera idilice de los eucaliptos da pie el desfile de personajes “pintorescos” de la infancia. Se destacan dos alcoholicos y remiten como prototipos larvarios a varios personajes de la produccion ribeyriana: el loco Saavedre y don Santos -a quien ya se vio refigurado en accion en “Los gallinazos...” Son lo positivo y negativo del personaje abyecto, respectivamente. El primero es un trestornado de quien se burlan los menores, que hable solo, limpia les eoequias, siempre sucio excepto por su cuidado en Ilever sombreros: “Al final, andabe sin camise pero con un hermoso sombrero de cope” (118). 172 Remite a cierta reeleboracion del hombre de “Por les azoteas”. Como aquel, parece resuciter despues de sus desapariciones, y su muerte -debido el ron de quemar que tome en la tiende de una japonesa (note racial despective)- parece la primera confrontecion del menor-Yo con un ateud. De don Santos se hace escernio setanizandolo como “cholo” ocioso y pretencioso, que no pertenece exactemente al barrio de la arboleda sino a un callejon colindante. Es un claro antagonista de clese de quien “se decia que ere el cholo mas rico de todo el barrio” (119) y quien tras hablar de Paris y de tener amigos poderosos termineba llorando ante los menores-Nosotros escépticos, en el unico caso de discurso directo en todo el texto, rogando por un puesto de trabajo: “-iAunque see de porterol- alledia, limpiandose una lagrima" (119). El barrio como especio idilico pauletinamente se va transformando. Al eumentar un poco la poblecion los menores-Nosotros formen una pandille (“los gringos”) que pelee con los menores-Otros (”los cholos”). El narrador zonifica el barrio mostrendo en los menores conciencia de clese: “Hebia la gente del correlon, la gente del callejon, la gente de la quinta, la gente del chalet, la gente del palecete las distancies se guardeben estrictamente” (119). Aun perdura el tiempo lento de la infancia que precise el especio sincronico para encernerse en este “pequelta aldee”, sin embargo muy pronto aparece el gran antagonista: la urbenizacion modernizante. Con la llegade de los servicios (agua y luz) la hacienda Santa Cruz es trezade de calles y lotizeda por las urbanizadoras. Jose Narvaez refiere que fue la urbanizedora Surquillo S.A. la que destruyo buena parte de la hueca Juliane, 173 como parte de les especulaciones de la oligarquia duelta de les tierres. La intervencion del famoso arqueologo Julio C. Tello impidio su total destruccion. Paradojicamente, ahora esta hueca es la mejor conserveda de toda Lima. En poco tiempo se derrumban corralones y construyen cases que dislocan el idilio infantil, alterendo le geografia de infancia y haste su mitologia prehispanice: “Hasta la hueca Juliana fue recorteda y al final quedo reducida a un ridiculo tumulo sin grandeza ni misterio” (120). Y con este urbenizacion indiscriminede, producto de la modernizacion de la ciudad y el ascenso de cierta clese media, el barrio es invadido de nueves construcciones (que el autor ridiculiza como carentes de buen gusto y aca se deslize su antagonismo contra la clese emergente), de modo que no solo se ve destruyendo la fisonomia del barrio y del signo de la hueca sino que el especio, antes libre, se siembre de objetos como obstaculos entre la casa y el mar, y haste éste ultimo, primer simbolo de infancia del texto, de ser especio solitario se transforme en zone invadida: “Ahora los urbanitos decargaben alli su poblecion dominical de famulas y furrieles” (120). Los ‘urbanitos’ fueron de los primeros colectivos de trensporte publico esteblecidos en Lime. Obsérvese la note racista despectiva: los invasores de la playa son empleedas del hogar y soldedos, embos estereotipo de la pereje de migrantes andinos. Entonces, los ‘destructores’ del barrio como frontera de le infancia son dos: Ia clese media emergente que construye cases (lotizedas por la clese alte) y los migrantes pobres andinos que “invaden” los especios publicos percibidos como privados. Ambos son ridiculizados en la misme medida en que son resentidos por la voz narrative. Por eso los personajes “pintorescos” 174 desaparecen y lo que queda solo es percibido como “mesa” sin interés: “Por todo lado se veia la mediocridad, la indiferencia” (120). Es pues todo un trenstorno vertiginoso del especio infantil, se ve perdiendo la infancia en estos cambios pero hay elgo que aun la simboliza y ‘tutela’: los eucaliptos. En medio de estas mudanzas habie elgo que permenecia siempre igual, que envejecia sin perder su fuerze: los eucaliptos. Nuestra mireda, huyendo de los tejados y de les antenas, encontraba reposo en su follaje. Su vision nos restituia la pez, Ia soleded. (120) La homogeneidad atemporal como potencia contra la heterogeneidad historice (la modernizacion de ‘tejedos’ y ‘antenas’) se simboliza en estos arboles a los que el lector suturado en la focalizecion del narrador confiere una cuelidad de “vision” cuasi sagrada. Asumen asi un valor totémico, une fetichizecion relacioneble con la “plume” de “Pagina de un diario”. La infancia representade seria eterna fuente de renovecion en oposicion el deterioro de la edad y el cambio historico. Llama la etencion sin embargo que seen “reposo”, “pez” y “soleded” les senseciones que se buscan y encuentran en esta construccion. No remiten a la infancia como tel -que en textos anteriores también es movimiento- sino a un rechazo de la actualided: rechazo e le modernizacion como movimiento y trabajo, lucha economica e invasion. Es decir, este mito de la niltez eterna enula el crecimiento en la edad precisemente de mas rapido desarrollo, como una estretegia de oposicion a los nuevos cambios pero que se sabe incoherente con los sujetos de su representacion. Por eso el narrador pese e explicitar este curioso totem que congrega los velores contradictorias de la inmovilided y el cambio. 175 Nosotros habiemos crecido, habiemos ido descubriendo en estos arboles nueves significeciones, le habiemos dado nuevos usos... Ya no nos trepabemos a sus remas ni jugabamos a los escondidos tras sus troncos, pero hubo une époce de perversided en que espiabemos su cope con la honda tendida para ebetir a les tortolas. Mas terde nos dimos cite bajo su sombre y grabamos en sus cortezas nuestros primeros corazones. (121) Le explicacion de la contradiccion entre ehistoricidad e historia se de en este articulacion del simbolo atemporal (arboles) reinterpretado en el tiempo por los menores. Le infancia asi es objeto y sujeto de autointerpretacion. Y la lectura que se hace del simbolo relaciona el significado con el uso“: los eucaliptos pasan de ser loci del juego infantil, a serlo de la “perversided” agresive menor, y finalmente de los primeros flirteos adolescentes. Es curioso que en este recuento se omita otre lecture de los arboles que aparece antes en el texto: la de marce de estetus social (“eran los mas arrogantes del balneerio”). Por eso seria neturelizer cayendo en la suture propuesta por el autor interpreter los eucaliptos solo como simbolo de “vinculos con el medio ambiente velores mas humanos de la époce anterior" (Higgins 26). Estos arboles pretendidamente ehistoricos son totelmente signos historizados de estetus reescritos. Menos liricemente, lo que el narrador lee en ellos el verlos en el fondo es la ultime seltal de su posicion social emenezade: les cases estan creciendo por doquier con sus ‘huachafas’ azoteas con tejas y entenas pero al menos todavia son mas altos “nuestros” eucaliptos. Volviendo a “Mayo 1940”, la presentacion de una Lima desprevenida (adultos y menores infantilizados) da lugar a la dislocacion: un terremoto. Este 3‘ Remite a la idea de Wittgenstein de que el significedo es el uso del lenguaje. Véase Philosophical Investigations. p. 43. 176 sismo realmente ocurrio el 24 de mayo de 1940 y fue une de los mas fuertes del siglo XX en el Peru.32 La narracion tiene elementos de humor que contrapuntean la tension dramatica: obviamente la voz adulte predomina, el temor es tamizado por la caricature. En el texto el terremoto sorprende a los menores-Nosotros en la calle seliendo del colegio para sus cases. El orden habitual ridiculizado hasta el momento se altera totelmente, la gente sale despavorida, se rejen y caen construcciones, “la piste fluia como si fuera liquida” (682), y en cuanto disminuyo los escolares corren a sus cases donde le madre al verlos egredece el cielo. Lo que el narrador-Yo y su hermano hacen inmediatamente es significativo: Lo primero que hicimos fue inspeccioner la casa, sin ver otre cose que una leve rajadure en el techo de la cocina, mientres mama seguia engustieda pues aun no habien llegado nuestras hermanas del colegio ni papa de su oficina en Lima. (683) Esta inspeccion de la casa focalizade en el techo se reiterara en el desenlace. Es un indicio, la case se ha selvado pero elgo, minimo, se ha roto. Remite tanto el especio de la azotea en “Por les azoteas” como al tregaluz de “I nterior L”. Mientres tanto, por la radio les noticies eran confuses y terribles, el barrio de los protagonistas no habie sufrido tanto como el resto de Lima, y, dedo que el epicentro fue en el mar, un meremoto inundo el Calleo. En la engustiosa incertidumbre, la llegade de les dos herrnenes rebaja la tension, pero solo para hecerle mas especifice: falta el padre. Lo esperen ansiosos escuchando la radio que describe la destruccion del centro historico de Lima, de los mismos signos tredicioneles (iglesies, belcones coloniales) que el narrador ha caricaturizado el 3“ Véase Alberto Giesecke et al. Tenemotos en el Peru. 177 inicio del texto. Ante el caos general y el desastre natural los menores-Nosotros adquieren otre conciencia de tiempo: El reloj de péndulo del comedor se habie detenido a les once y treinta y cinco minutos de la meltane, hora del terremoto, y apenas era un poco mas de mediodie. acomo habien podido pasar tentas cosas en tan poco tiempo? (684) Este reloj de péndulo, como mueble antiguo, es metafora de la Lima tradicional, infantil, cuyo terremoto —movimiento de tierra- congela el movimiento del tiempo que le es correlativo. Los menores, que antes percibian el peso lento, tedioso del tiempo tradicional en el colegio, de pronto efronten le conciencia del fin del tiempo, la muerte, a través de la eceleracion de circunstancias del instante. Es un confuso inicial desperter de la conciencia por desinfantilizecion. Neturalmente la madre desesperede no atiende a esos pensamientos, pendiente como esta solo de la llegade del padre. De modo que los desenlaces de embos textos en este punto de tension articulan un par de preguntes: gQué pasera con los eucaliptos tutelares? ¢Volvera el pedre?, respectivamente. Una vez mas, eucaliptos y padre se suturan. Una mallane se detuvo frente a nuestre case un cemion descendieron tres negros portando sierras, machetes Solamente les basto una semana para tirar abajo los cincuenta eucaliptos. Fue una verdadera carniceria Nosotros, los que durante quince altos habiemos crecido a la sombre de aquellos arboles, contemplemos el trabajo, desoledos. (121) Ye antes se habie dicho, durante el idilio infantil, que cuando cala una rema les personas de los corralones -los “cholos”- inmediatamente la hacian Ielta. Aca, en plena crisis de le adolescencia tratando de hacer sobrevivir la 178 infancia en medio de la urbenizacion y la invasion, el ultimo totem es abatido. Y los agentes son recielmente marcados: negros “de Chinche” —pueblito costero al sur de Lima de poblecion mayoritariamente negra- como para subrayar su condicion foranea e invesora. Suturan la imagen del carnicero de “Los gallinazos...” con la del violador de “Interior L”. La tela es una castracion simbolica, una circuncision iniciatica si se quiere, que disloca definitivamente a los menores-Otros del ultimo simbolo de su minoridad, confirmando le transformacion del barrio. Mas eun, el totem, que neturelizebe la construccion cultural y su simbolo de estetus, no solo es derribedo sino transformedo ominosamente ante los ojos de estos (ex)menores-Nosotros: “Cuando la sierra los dividio en trozos de igual longitud, nos dimos cuenta que habie sucedido elgo profundo; que habien muerto como arboles pere renacer como cosas” (121). El totem convertido en cosa utilitaria, es metafora -perelela e la modernizacion- de la cosificacion de los (ex)menores, de la pérdide de la infancia naturalizada en sus individualidades para convertirse ellos mismos en piezas homogenizades —urbanizadas- del sistema, como “viges rigidas a les que aguerdaba un tenebroso destino”, es decir, como meres piezas falicas edultas para construir les cases de la odiada modernidad. De simbolos de estetus pasan a ser objetos sin estetus que apuntalan el mismo sistema que los abatio. El abismo de abyeccion es percibido, sin dude, como “elgo profundo”. Aunque se confirrna que la nueva Lima “progreso”, se lamente la transformacion de la infancia barrial que “perdio su sombre, su pez, su poesie”.33 3’ En su diario de esa epoce insiste en esta interpretacion: “Pequelto peseo noctumo por mi barrio de Santa Cruz. En realidad, este zone carece de poesie. Le poce que existio -los 179 Se asimila a un “cementerio” y se reconoce en los nuevos niltos que juegan en la “calle triste” une felicided basade en la ignorancia: “No podian comprender por que nosotros, a veces, en la puerta de la case, encendiamos un cigarrillo y quedabamos mirando el aire, pensativos” (121). Esta nostalgia final explicede por la tale como fin de infancia y la imagen de la ciudad moderne como nueve necropolis me lleve a sugerir que, también en este texto, el genio tutelar objeto de duelo es un especio mudo, solo elipticamente articulado: el padre, quien efectivamente fellecio alrededor del tiempo adolescente del desenlace del texto. Por su parte, “Mayo 1940” suspendia el desenlace tres el sismo en la expectativa por la suerte del padre. Cuando ya desesperaba la familia, el padre llega en un cemion “conducido por un negro” (684). Es, sin dude, intencionel el paralelismo en este punto entre embos textos. Los antagonistas raciales del primero aca se transforman en un voluntario servidor que buenamente le de un aventon al padre. Ese es uno de los sentidos por los que sugiero que embos textos son el anverso y el reverso de la misma moneda, una reescriture del fin de infancia en la que les cargas racistas se deslien, morigeran y hacen presentables, sin desaparecer del todo. Les primeres reacciones del padre son muy significatives, pues se pueriliza viendo a la familia y la casa indemnes focalizandose en el techo mientres dice el unico discurso directo del texto: dio un brinco y cruzo el jerdin heciendo cabriolas, felicitandose de vemos a todos senos y salvos y de comprober que el techo del living no se habie desplomado, como habie sido su temor De pie en medio de la pieza miraba incrédulo el cielo raso intacto. eucaliptos de Dos de Mayo, viejos ficus de Pardo, ceserones abandonedos- he desaperecido victima del progreso” (Las tentacion del fracaso 219). 180 -iEste cengrejo de arquitecto habie hecho bien las cosas! - exclemo-. Ahora creo que si me voy a enimar a leventer un segundo piso. (685) La rise subsiguiente releja a la familia, el peter familiae devuelve la confianze puerilizado y puerilizante con la promesa de ‘crecimiento’—mientres hemos visto la zozobra de los menores ante la nueva conciencia del tiempo y la rajadure del techo de la cocina. Es una mireda hacia arribe como la del colchonero - o la de los menores hacia los eucaliptos-, y augura futuro, una reconfirmacion de que la casa -locus de infancia y estetus- es resistente el cambio ‘telurico’ y tiene estabilidad suficiente pare progresar. Se confirrna esta fe en lo propio el contrastar que no hay victimas en la familia extendida mientres otres families lloran a sus muertos. Pero esta victorie familiar infantil es solo aparente. El narrador comenta a continuecion que el terremoto tuvo replicas simbolicas de les que solo tuvieron conciencia después dado que removio “el fondo de los seres y de les cosas, que ya no volvieron a ser lo mismo” —lo que remite el conocimiento de “elgo profundo” en el texto anterior. Es la conciencia de la dislocacion de la infancia que ahora se mistifice en la escritura. Fue como una seltal que marco une fracture en el tiempo: nuestre infancia habie terminado; Lima perderia pronto su encanto de sosegade ciudad colonial; el conflicto europeo se extendio a otros continentes para convertirse en la mas mortifera guerra de la historia. (685) El terremoto es signo especial de la dislocacion del tiempo que queda dividido entre dos especios-etepes: es la escision de la Lima tradicional como infancia, que se transfonna en urbe nueve construide sobre los restos destruidos de la criolle “ciudad colonial”. La pérdide de infancia se articule como cateclismo 181 natural, telurico, que derriba construcciones como en el texto anterior se telaben arboles. Y la elusion a la pérdide del tiempo lento infantil reemplazado por el vertigo se relaciona con la invasion gradual de aquelles poblaciones marginales que se caricaturizaban al principio del texto en el discurso del elcalde. El paso de la estabilidad infantil e le inestabilidad tres el terremoto en Lima se expende e nivel mundial por la referencia a la segunde guerra mundial; esta es percibida también como la destruccion de le ilusion infantil de un mundo estable. Este vinculo que el narrador esteblece entre su fin de infancia (encemado en la modernizacion del barrio en el texto anterior y en la transformacion de toda Lima por el terremoto) y el fin de una etapa infantil del mundo por la gran guerra muestre un proceso expansivo de mistificacion de la desinfantilizecion, une especie de colonizecion simbolica de desastres reletivamente contemporaneos como explicacion de cambios drasticos para evalar una posicion paradigmatice propia mas alla de lo meremente autobiografico. Sin embargo, es posible también una lectura oblicue de esta mencion a la guerra mundial. Parece que los menores-Nosotros salen reletivamente vencedores (no se cayo el techo de la casa) respecto a los Otros fracasados del terremoto (los inmigrentes de los suburbios fueron los principales afectados). Pero se implica que al final se invierte este discurso y los fracasados son quienes despues transforman la Lime infantil del narrador. De modo que la mencion de la guerra mundial sugiere que puede leerse también observando que son los migrantes andinos quienes asi quedan metonimicamente analogados a les tropes que invaden los peises en Europa. En efecto, como los “negros” en “Los eucaliptos”, aca los migrantes 182 andinos parecen rober la infancia del narrador, invedir y destruir (transformer) la ciudad de resabios coloniales como las tropes invasores estarian haciendo respecto a les ciudades del viejo mundo. El narrador concluye en giro ironico con referencia al padre, la case y el propio texto: “Y en cuanto el segundo piso del que hablo papa, nunca se llego a construir. Por eso nuestre case, a pesar de ester terminade, nos dejo siempre la impresion de elgo inconcluso. como este relato” (685). La palabra del padre que prometia progreso no puede llevarse a cabo. Le case no fue destruida por el sismo pero tampoco pudo progresar a partir de él, y en un tiempo de ecelerade modernizacion y urbenizacion este estancemiento significa decadencia. No se dice directamente el motivo de este incomplitud de la casa, pero se puede leer oblicuamente. Lo marcado en la case es el techo que segun Bachelard remite a la cabeze, y por implicar le verticalidad, esta ilusion estancada de crecimiento es también una dislocacion, o mejor, una decapitecion de la case ideal, la de la fantasia del padre heredade en los menores-Nosotros. De modo que la pequelta rajadure del techo de la cocine deviene signo del descalabro o de(s)cepita(liza)cion familiar, analogable a la tela de los “genios tutelares”, es decir, es metafora de la muerte del padre y la pérdide de estetus. La transformacion de la infancia llega haste esta case inconclusa: es tanto Ia pérdide de infancia, la muerte del padre y otre version de la misma parabola de origen del discurso literario ribeyriano dado que el mismo texto se eutosigna inconcluso. como secudido él mismo por las replicas del sismo, como une herida que no se puede cerrar o mejor como una escritura muda por la que el padre 183 muerto -la infancia- sigue heblando. Por eso sugiero que la tale, la casa inconcluse -dis|ocemientos sobre la muerte del padre como pérdide de le infencia- son también castraciones simbolicas que se subliman en la escritura como discursos suplementarios. Conclusion Los cuatro textos nerren procesos de desinfantilizecion ligandolos a transforrneciones espaciales. Estes transformaciones son construidas como afectando areas cada vez meyores: Le azotea de la case del Yo, el cuarto de corralon de la menor-Otre, los arboles que representen al barrio del menor Yo, finalmente toda la ciudad de Lima e incluso el mundo por elusion e la segunde guerra. Lo afectado es el tiempo-especio de le infancia. Como tel se marcan principalmente case, barrio y la ciudad de Lima tradicional. Y dentro de les cases de infancia lo marcado es lo elevado: el techo. Azotea, tregaluz, los arboles versus los techos con antenas, el techo de la case tras el sismo, todos estos elementos tienen en comun le rajadure como signo de fin de infancia. Es una dislocacion (suturante entre los textos) de lo que segun Bachelard se relaciona con la cabeza. Este quiebre reinscribe oblicuamente la muerte del padre en el fin de infancia y el paso a la adultez como entrede en un mundo inesteble y absurdo. Como en los textos anteriores, la muerte del padre es correlative a la modernizacion de Lima, por eso esta aparece como expansion de la azotea (circo, carcel, manicomio y patibulo), como transformacion del tugurio en burdel (con une menor-Otre personalizando a la ciudad como objeto de depredacion y negociacion masculines), como destruccion del barrio por la urbenizacion y el 184 telado (castracion simbolica), y finalmente por la desaparicion de la Lima colonial de la infancia debido a la migracion andina meteforizada como terremoto e invasion de tropes en la segunde guerra mundial. La escritura de fin de infancia es también alegoria de origen metapoético. La tutorie literaria paterna ocurre por transfiguracion en “Por les azoteas”, donde le minoridad omnipotente es reducida por el absurdo, trateda horizontalmente quebrando jererquies y alentada hacia el codigo alternativo de la literature. En “Interior L” la menor-Otre no es solo objeto de abuso y comercio sino sujeto cuye conciencia tacita es paralela a su escritura, de modo que esta implica una posibilidad de resistencia. En “Los eucaliptos” y “Mayo 1940” les castraciones simbolicas se subliman por la escritura como discurso suplementario: los textos al marcar su inconclusion se minorizan eun cuando lo narrado es explicitamente el fin de infancia. Todo ello sugiere que la desinfantilizecion no implica une superecion, un ascenso de estetus. Al contrario, es infancia perdida recuperada por la escritura ante lo irrecupereble de los procesos historicos que la marcan como disminucion. Le modernizacion de Lima, como urbenizacion y migracion andina, constituye cleramente el fenomeno social contra el que el narrador reescribe su infancia. 185 Capitulo 3 MENORES ESPECULARES: ETNIA, GENERO, NACION y MUERTE EN OCHO RELATOS DE LA PALABRA DEL MUDO En este capitulo propongo el analisis de les construcciones de infancia en ocho relatos ribeyrianos, poniendo énfesis en la progresiva sofisticecion especular de les categories menor-Yo versus menor-Otro, que devendran finalmente en discurso fantasmagorizante para desinfantilizar. Es de particular importancia la nerretivizecion de miradas infantiles sobre problemas sociales peruanos eun vigentes. Por eso, mientres se enalizan los juegos de focalizecion suturentes y las implicaciones ideologicas en tales articulaciones autoriales, se incide en la critica del racismo en “Los merengues” y “La botella de chicha”. En "La tela de aralta” y “Scorpio”, sin soslayer el racismo, enfatizo los problemas de género. Por su parte, al analizar “Los moribundos” y “Sobre los modos de ganar Ia guerra”, el foco de interés recae particularmente en la critica aI militarismo y al patrioterismo. Por ultimo, “El ropero, los viejos y la muerte” y “Los otros” son leidos como corolario y resumen de los analisis anteriores, enfatizendo la funcion especular en les construcciones de minoridad en relacion con la muerte y la literature del autor. Menor criollo o andino: Negociecion y robo en “Los merengues” y “La botella de chiche” “Los merengues” (1952) y “La botella de chicha” (1955), embos pertenecientes e la coleccion Cuentos de Circunstancias (1958), convergen en la construccion de la minoridad como agencia frustrade en su intento de negociar en el mundo adulto: son desoidos y expulsados en humillecion publice que 186 incluye meltreto fisico. El tono narrativo juege con la ironia, de modo que el abuso se distancia. Le agencia que estos menores intentan justifica en parte sus respectivos castigos y el tono ironico porque lo que hacen es rober a sus respectives families. (For estas caracteristicas hay cierto vinculo con la atmosfera piceresce.) Sin embargo, se caricaturiza también al mundo adulto, particularmente en el segundo texto. El teme del robo se articule no como un fin sino como un medio pare lograr elgo que implica ser tretados sin asimetria de poder en el mundo adulto. Obviemente una de les caracteristicas mas difundides de la infancia contemporanea -de hecho, segun algunos teoricos, es lo que marce el nacimiento de les construcciones de infancia “modema” (Hockey 53)- es su separecion de le esfere de la produccion y el dinero. Si los adultos, en general, monopolizen la economia, el robo puede ser visto como la unica alternative de los menores en ciertos casos. Esto no es una justificecion del robo, sino una explicacion de su estructura en los textos tratados. Otro elemento en que convergen en parte son Ias referencies de los titulos a la esfere de lo ingerible, pero ya aca hay importantes diferencias que analizeré luego. Siguiendo la clasica diferencia, el primer texto narra la peripecia de un menor-Otre, en tercera persona, desde une posicion omnisciente y comentadora, un tanto peternelista. El segundo es une ficcion autobiografice, donde el narrador se disloca entre narrador menor testigo y adulto rememorante y comentador, caricaturizando a los adultos. 187 El menor-Otro es un nilto que desconociendo aun el valor del dinero no sabe manejarlo. Perico1 es muy pobre y vive solo con su madre en un cuarto de callejon en Santa Cruz. El menor-Yo es ye un adolescente, sin nombre, de clese media tradicional, que vive con su padre, madre y herrnane en una case con jerdin en Miraflores. Perico desde hace meses he estado observando embelesedo los merengues “blencos, puros, vaporosos" (127) que se exhiben en el mostredor de le dulceria de la esquina. Este es el objeto de deseo, y no es el hembre —que podrie suponerse dada su pobreze-, ni la predileccion por los dulces -tipica de muchos niltos- lo que lo fescina al verlos: los demas postres mostredos no le interesan. Es mas, ni siquiere es el sabor, porque nunca los ha probedo. Lo que le obsesiona es, preconcientemente, su simbolo de estetus social y étnico (“blencos”) desde el dia del fascinum: “conservebe viva la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si fueren copos de nieve, ensuciandose los corbetines” (128). El menor-Otro aparece anticipando la actitud de los Otros-Adultos que, tipicamente en Ribeyro, tratan de hacer suya la exiologia oficial, los gustos de los menores-Nosotros en este ceso, de los que esta excluido. Perico el verlos en el “mostredor” entonces esta oblicuamente y desde abajo como ante un espejo magico enejenente. Ahora bien, conviene ‘ Nombre que lo pueriliza ameblemente pero también lo animaliza: no gallinazo sino ave mas pequelta y vistose, parlanchine —lo que remite a su intento de hacerse escucher. Ademas lo relaciona con el perrito de “Los gallinazos... " y con el amigo Perucho, de quien ya tretamos. Finalmente, es un diminutivo de pericote -ratoncito como raterillo callejero: pequefto ledron. Sera el nombre del padre en “El ropero, los viejos y la muerte”. 188 notar que estos dulces son criollos; los coloniales “suspiros e la limelta” son una derivecion de ellos particularmente simbolica de la Lima de entalto.2 Entre estas aspireciones del menor-Otro y la realidad se abre un abismo humillante. He estado yendo repetidamente a ver los merengues, tanto que el dependiente ya lo reconoce, dejandolo observarlos haste botarlo con un suave coscorron para que no incomode a los viejos clientes. Les dos unices veces que recuerde cierta amebilidad son caricaturizademente degradantes: un hombre inquisitivo que le regala una “rosquita” -lo que implica en el mejor de los casos conmiseracion mezquine, en el peor peligro de pedofilia3-, una chice de la tiende que le tire un pan duro obligandolo a tratar de etraperlo como un perro. Perico planea entonces “su hermoso proyecto” (126). Espia a su madre guarder dinero en la cocine y al die siguiente, cuando elle se va, tome le mitad de lo penosemente ahorrado en una hornilla de la cocine4 veinte soles, y sale corriendo e comprar su suelto. El menor no sabe el valor de cambio del dinero, ni el trabajo de la madre para conseguirlo. Es capital actual de supervivencie (a eso elude el lugar de su ocultemiento). El solo entiende que es el pasaporte para entrar al mundo adulto y lograr su candido objetivo. Esto no obstante, hey cierto calculo infantil, ya que imagine como excuse los robos en los callejones. Antes de analizar la negociacion de Perico en el mundo adulto y publico de la pasteleria, vuelvo a “La botella de chicha” pare resaltar el paralelismo entre 3 La importancia de los dulces como simbolo de la “Ciuded de los Reyes” destaca en el enquilosado gentilicio identitaria de “limel'to mazemorrero" que como sujeto social ye casi he desaperecido. 3 “Roscas” o “rosquetes” son peyoretivos homofobicos. ‘ Le economia “infonnel” de los pobres se ha caracterizado por su paralelismo a la fonnalizacion bancarie. Véase: Hernando de Soto, El otro sendero. 189 les diferencias. El menor-Yo adolescente (ye hay aca una diferencia de edad importante) comienza presentando la justificacion de su robo: En una ocesion tuve necesidad de una pequelta suma de dinero y como me era imposible procurarmela por les vies ordinaries, decidi hacer una pesquisa por la despensa [buscando elgo] vendible o pignorable. (106) De entrede disminuye el acto repetidamente: fue solo una vez, era poco dinero, no habie otro modo —lo que implica que no podia pedirle al padre ni negociar por otros cenales-: era urgente, no planificado e incluso no pensaba en rober sino en empeltar. Se omite el calculo de Perico. En este ironica disculpe, resalta que no nombre el objeto de su deseo sino el del medio de cambio; quiere dinero, por tanto conoce su valor al contrario de Perico. Pero lo mas llamativo y que marce a embos textos en relacion especular de reflejos invertidos, es que mientres el menor-Otro robe capital real pere comprar capital simbolico (para, por asi decirlo, blanqueerse en la fantasia), el menor-Yo robera capital simbolico para conseguir capital real: dinero. Sera interesante entonces contrastar los velores de los capiteles simbolicos respectivos, que estan marcados en los titulos. Esto se ira revelando a lo largo del analisis. El menor-Yo encuentra en la despensa, entre trestos familiares, “en un almohadon, como une crieture en su cuna, una vieja botella de chicha” (106). Obsérvese que no en el especio de supervivencie de la cocine sino en el de los viejos tesoros simbolicos familiares. Todo el texto trata de este fetiche andino, aca ironizedo como origen e infancia familiares y necioneles: es la fetichizecion de lo folclorico tipica de les cleses medias tredicioneles. Como observe, el titulo aca no refiere al objeto de deseo inmediato sino al objeto de robo por algun otro 190 objeto de deseo innombredo. Refiere e continuecion la historia, el mito familiar, de ese botella. Los padres la conserven como tesoro desde hace quince altos, prometiendo usarle solo en la celebrecion familiar mas importante. Esta celebrecion de trensmision cultural ocurriria en alguno de los tres eventos de cambio de estetus de los hijos: El padre promete el menor-Yo abrir la botella cuando se gradue de bechiller, la madre hace lo propio a la hije para cuando se case y, el tercer caso explicado despues, seria para cuando regrese el hermano del extrenjero —muy posiblemente tras culminer sus estudios. Ridiculizedas como son estas opciones, el menor-Yo robe la botella. Este objeto de robo para intercembio no es criollo como los blencos merengues sino andino. La bebida sagrada andina es caricaturizada como fetiche de la peruanidad,5 como capital simbolico sobrevaluado. Pero el menor-Yo sabe que este producto es une bebida alcoholica, cuyo valor —no necesariamente como el de la tredicion que se supone representar- aumenta con el tiempo. Es decir, como mere bebida espirituosa alteje tiene un valor de cambio real y remite a la esfere machista peruena del consumo intoxicante: es un objeto de deseo al que el menor-Yo masculino debe resistirse, tres probarlo un poco, para poder hacer un inespecificado “negocio mayor” (107). Obsérvese el contraste con la fascinacion del menor-Otro por los merengues. Aca el menor-Yo demuestra menosprecio por el valor simbolico andino y solo lee en el signo el valor de cambio por encime incluso el de su mero valor de uso en el consumo. Por eso, tres sacar la botella 3 Sobre la chicha, ver Bill Ridgely “Gold of the Aqllekune: The Story of Chicha.” 191 de su “cuna” familiar, procede a vaciarla a una pipe de barro y escrupulosamente rellena de vinegre la botella vaciade‘3 antes de salir a tratar de vender la pipe. Sus negociaciones en el barrio, tanto en chicherias y bares como en cases perticuleres, son infructuoses: Aunque trata de convencer tuteando para generse el mismo nivel de dialogo, por ser menor no es creido (pese a que dice la verdad, es auténtice chicha con importante valor de cambio por ar'ieje). Humilledo se da cuenta que no tiene voz ante los adultos y que algunos: “ni siquiere me dejaron hablar” (107). Asi que, venciendo le tentacion de tomarse la chicha, decide volver a su case y restituirla a su botella, tesoro familiar. Segun Higgins este robo es “metafora de su llegade a la mayoria de edad, su apropiacion de la condicion de hombre y del derecho e pensar por si mismo” (Higgins 133). Sin dude puede leerse la extraccion de la botella como apropiacion falice; en contraste la posicion del menor-Otro lo situe a un nivel oral-anal, como se vera después. El nucleo de “La botella de chicha” se centrera luego en lo que ocurre en la case del menor-Yo, especio privado de una publice ceremonie familiar caricaturizada. El menor-Otre de “Los Merengues”, en cambio, se centre en lo que ocurre en la pasteleria, unico momento en que hable. En embos casos los menores enfrenten mundos adultos. Con su reciente botin, Perico trata de comprar los merengues abriéndose paso a codazos entre los adultos haste llegar al mostredor. Cuando ya esta siendo expulsado, el menor no obedece sino que “se irguio y con una expresion 6 Esta sustitucion es parte de su “viveza criolle”, frase que se aplica a la exiologia oportunista bien velorizede en la culture limette tradicional. 192 de triunfo reclamo: iveinte soles de merengues! Su voz estridente domino en el bullicio y se hizo un silencio curioso“ (128). Es la primera vez que hable en el texto, y es obvie su excitecion y la fuerza que siente por tener dinero pere codearse y hablar entre adultos. Se asocia asi dinero y palabra adulte como signos de intercembio y seltales de poder. El tono de su voz ira veriendo significativamente durante les negociaciones. Ahora los parroquianos Io observen enmudecidos porque ha alzado la voz siendo “un rapaz de esa calelta” (es decir doblemente disminuido por menor y por pobre) y porque es demasiado dinero en merengues: no se corresponden ni el tono de voz ni la apariencia del portavoz y mucho menos le logica de su discurso. Resultedo: no le creen y Perico tiene que reclamar mas fuerte pero ni eun asi el dependiente le hace caso, como si fuera sordo o Perico mudo: problemas de comunicacion. El menor alza mas la voz insistiendo: “-gNo he oido?... iQuiero veinte soles de merengues!” El empleado jelandole le oreja cree que esta bromeando y le pide que le muestre el dinero, por lo que el menor “sin poder disimular su orgullo” echa el dinero sobre el mostredor.7 Y cuando incrédulo el dependiente pregunta si quiere tanto dinero en merengues, y Perico asiente serio y convencido los adultos se rien de él, que comienza a avergonzarse sin entender la razon. Por eso cuando vuelve a insistir se da cuenta que su tono ya no es exigente sino que va perdiendo fuerze. Como el menor miente diciendo que su madre se los he mendado comprar, el dependiente le pide un papel escrito por elle confirmando 7 Hey aca cierta caricature oblicue de los nuevos ricos: la desmesura, la exigencia y la puerilidad convergen con la prodigalided reactive a priveciones anteriores. Por este lado podrie insinuarse une confluencia ridiculizada del enemigo de clese ribeyriana: el nuevo rico pintado como reterito callejero. 193 la cantidad de merengues. Con gran decepcion el menor retire el dinero. Aca se vuelve e retificer la relacion dinero-palebra-escritura como monopolio adulto. Viéndose perdido en su intento de compra entre adultos, pero aun fascinado por los merengues, ya de salide por ultime vez los trata de comprar pero con tono de suplica, y como se acerca el dependiente molesto, llega a roger “iAunque sea diez soles, nada mas!” (129). El empleado lo expulsa con un coscorron “definitivo”.3 El menor-Otro frecase en su primer intento de transaccion adulte. El problema es cognitivo: aunque he descubierto le relacion entre poder-dinero- adultez-palabra-merengues-nilios con corbetines, no sabe manejer los codigos centrados en el dinero, es decir, no tiene practice en las negociaciones que involucran valor de cambio. Por otro lado, le actitud de los adultos si bien es comprensible no deja de mostrer cierta complicided generacionel y complacencia en el rechezo el menor. Volveré sobre ello al analizar el desenlace. El menor-Yo regresa con la pipe a case, decepcionado por su frustrade vente, y para su sorpresa he llegado su hermano Raul del extrenjero y hay une concurride reunion familiar celebretoria. Oculta la pipe de chicha y al entrar a la sale a saludar a su hermano observe, con zozobra, que la botella de chicha que él ha Ilenado de vinegre esta a punto de ser servida. El padre realize un pomposo brindis: “- Ahora que estamos reunidos vamos al fin a poder brindar con la vieja chicha -y agracio a los invitedos con una large historia acerca de la 3 Elmore considera a Perico como una version popular del mito de Tantalo: incepez de satisfecer su deseo por culpe de un dependiente escrupuloso (61). En realidad, Tantelo robe la ambrosle —comida de los dioses- y le comperte con los humenos, por eso es castigado con la perenne insatisfeccion. 194 botella, exegerando, como era de esperar, su antiguedad” (107). Obsérvese la parodia de la celebrecion de lo tradicional9 y al mismo tiempo de la expectativa por el sabor y efecto embriagador de la bebida. Todos toman de un solo trago, excepto el narrador que con socerroneria relate: “El unico que, naturalmente, no bebio una gote, fui yo. Luego de acercarmele a les narices y aspirer su nauseabundo olor a vinegre, la arrojé con disimulo en un florero” (108).10 La escene es fersesca. Los invitedos, ante el esombro del menor, elogian el vomitivo: “iExcelente bebidal. . . iNunca he tornado elgo semejantel... acomo me dijo? gTreinta altos guerdada?... iEs digna de un cardenall iYo que soy experto en bebidas, le aseguro, don Bonifacio, que como ésta ningune!” (108). Obsérvese que el padre, desde el nombre (que significa ‘buena suerte’), es une caricature del burgués, con la pachorra de la bonhomia ironizade como cretinismo patriarcel. Por este lado la construccion paterna del menor-Yo se desfigure. La reaccion de los que brindan es intrigante. Puede tratarse de une construccion del mundo adulto como farsa grotesca, juego de impostures sociales, convencionalismos.11 Por otro lado, los invitedos podrian ester burlandose tacitamente del padre. En efecto, los elogios vertidos pueden leerse a la inverse, por ejemplo, “Nunca he tornado nada semejante” como nada ten 9 Haste parece una parodia e inversion de “El brindis de los Yayas" de Enrique Lopez Albujer. En este relato indigenista un joven que regresa a su comunidad, despues de aprender durante el servicio militar en la ciudad sobre el ‘progreso’, se enfrente a los tredicioneles viejos Yeyes. Como en “La botella de chicha“, le escene final presente un brindis publico, pero en este caso con chicha envenede. Véase Nuevos Cuentos Andinos. '0 Siguiendo el tono burlon, anota el autor en Los Dichos de Luder 57: “- Lo que diferencia a los escritores franceses de los norteemericanos -dice Luder— es que los primeros se Iimitan a cultiver un jerdin, mientres los segundos se Ienzen a roturer un bosque. - ¢Y tu? - Ah, yo solo riego una mecete. “ ” Esto remite a la oposicion entre mireda infantil naturalizada versus la adulte culturizada, tel como se encaman en el cuento de Hans Christian Andersen: “The Emperor's New Suit”,1837. 195 asqueroso; 0 “es digna de un cardenal” como merecedora de un golpe a quien la invite.12 En todo ceso, los invitedos quieren mas chicha. No es claro si la adultez como farsa defonna su percepcion de le realidad o si en verdad necesitan un trego cuelquiere para hacerles pasar el mal sabor de boca que deben tener mientres dicen que se hen quedado “con la miel en los lebios”. El menor entonces ofrece la pipe con la chicha auténtice, explicando (mintiendo) que la compro bareto a un vendedor ambulante. El padre dice que no debio pager por esos tragos dudosos, pero como el hermano y los demas presionen, el padre acepte y cuando recibe le pipe muestre desconfienza: Estes pipes son de ultime fabricacion. Si no me equivoco, yo compré una parecide hace poco -y acerco le nariz el recipiente-. iQué olor! iNo! iEsto es una brome! gDonde has comprado esto, muchecho? iTe hen engar‘tado! iQué tonterial Debies haber consultado. (108) Este fregmento es ambiguo, y confinne la posibilidad de una doble lecture, aunque no del todo opuesta. Por un lado el padre parece seguir ectuendo como cegado por prejuicios adultos, incepez de acceder a la realidad e la que el menor si accede por no ester eun habituado a les anteojeras adultes. Lo que importarie seria les apariencias y ededes: botella vieja, no pipe nueve, sin importer el contenido. Preservar Ia preeminencia del orden del padre y su botella, aunque sea de vinegre. Por eso el rechezar la pipe, que el menor presente como suya ante los meyores. lo que simbolicamente se esta rechezando es a él: todavia demasiado menor para querer codearse con el mundo adulto. Pero, por otro lado, se puede leer que el padre se ve dando ‘3 Higgins anota que segun Luchting y Gerdes se tratarie de un caso de “hipocresia colective’ adulte, donde todos tratan de guarder les apariencias, pero discrepa con este hipotesis (134). 196 cuenta de la sustitucion: reconoce que es la pipe que él compro, y cuando dice que son de “ultime fabricacion” puede eludir a que ha sido febriceda hace poco por el menor, quien es como dije simbolicamente une pipe nueve, nuevo falo aun bisofto en los intercembios adultos. De ser asi, les palabras de rechezo e la bebida autentica son en realidad indirecte reprobacion al menor y un reconocimiento de su robo. Oblicuamente diria a los invitedos que el chasco con el brindis se debe a este menor culpable, y los visitantes le seguirian el juego. Estos concurrentes con muecas de asco rechazen beber la pipe tras irla oliendo, y sus expresiones son exactemente les que corresponderien tras el brindis anterior: “-iVinagrel... -iMe descompone el estomagol... -Pero (es que esto se puede tomer?... -iEs pare morirse!” (109). En cualquiere de las dos interpretaciones, les expresiones de rechezo van en eumento y la palabra del padre domine todo. Ahora en papel “morelizador” humilla publicamente el menor llevandolo de la oreja e la puerta (“iTe has dejedo engenar como un bellacol") y lanza la pipe a la calle. Segun la segunde interpretacion seria un castigo publico ante aquellos que padecieron le suplentacion de chicha por vinegre. Segun la primera, el castigo publico convierte al menor en chivo expietorio del mal brindis, pero se justifice como modo de enseltarle a no comprar alcohol callejero. El abuso fisico del jalon de orejas es rematado con un coscorron, como el que recibio el menor-Otro en “Los merengues”. Ambos menores, llorosos, expulsados del especio adulto —uno e la calle, otro el jardin- tres sus frustrados intentos de negociacion, confrontan desenlaces cognitivos que confirrnan desinfantilizecion. Ambos pierden también por no saber mentir, es decir, manejer 197 los codigos de la palabra y el gesto, en distinto grado del dinero, por querer ganar especio adulto a la fuerza, mediante robos -muy distintos aunque anelogebles- que los adultos rechazen como despojos a su poder. Perico, tras vagabundeer se siente en el berrenco y mire el mar. Imagine que es terde pare devolver lo robedo asi que comienza a tirar las monedas, con impotente furie y pena, mientres ocurre un proceso de reconocimiento decepcionado y de rencor: ibe pensando que eses monedas nada valien en sus manos, y en ese die cerceno en que, grande ya y terrible, corteria la cabeza de todos esos hombres gordos, de todos los mucemos de les pastelerias y haste de los pelicanos que grazneben indiferentes a su alrededor. (129) Descubre entonces que no baste tener el dinero, pero no que lo que necesita es saber userlo sino que le parece que es un sistema del que como menor esta definitivamente excluido. Oblicuamente asi se encarna la otreded migrante informal como trauma y fijacion infantil. Por eso, el unico modo de ventilar su frustracion es imaginerse ya adulto para poder vengerse de los adultos, blencos y gordos como los merengues o los pelicanos. Obviemente, el narrador pueriliza ameblemente el personaje, incluso hey petemalismo e inspire compasion, y le escene final lo remite al mundo de les eves, pero no en el especio de los gallinazos sino como un perico entre pelicanos, a quienes si ataca es porque son simbolo de los adultos, peli-canos, que lo ignoren con indiferencia. Y volviendo a les analogies psicoanaliticas, lo marcado en este menor-Otro es lo oral-anal. Quiere comer los merengues y chilla pidiéndolos haste terminar rogendo y llorando por ellos. Finalmente expele les monedas 198 como excremento, con violencia, arrojandoles contra el indiferente mundo aduflo. En el desenlace de “La botella de chicha” el menor-Yo camine por el jerdin, desde donde se hace consciente de la ultime transformacion de la chicha, que sintetize su periplo textual suturando varios sentidos. Lloroso tres la humillecion, observe que la chicha ha pasado del deposito de la intimidad de la familia donde reposeba como un bebé a tenninar rote en la vie publice. Es pues un espejo trizado de si mismo como nilto expulsado por tratar de ser adulto. Es también la dilapidecion del tesoro familiar, y la manera como queda la chicha en la calle es muy significativa: “yacie extendida en una roje y dolorosa mancha. Un automovil la piso alargandole en dos huelles; una hoja de otolto neufrago en su superficie; un perro se acerco, la olio y la meo” (109). Nada es casual en este ultimo destino de la chicha. La “roje y dolorosa manche” remite a una herida sangrente elipticamente el trauma y verguenze de fin de infancia del evento-, pero como luego un carro la alarga en dos huellas es ineludible la analogia con la bendera del Peru: dos franjas rojas. Le chicha endine como capital simbolico fetichizado por el criollismo termine siendo esa manche sangriente que representa al Peru tradicional etropellado por un auto (la modernidad), donde neufragan hojas secas (la decadencia oligarquice), para que finalmente la orine un perro. Este perro, si remite al padre y los demas adultos que efectivamente la olieron y la rechezeron, también encarna Ia propia situacion del menor-Yo cuyo pretendido falo adulto deviene mero instrumento de miccion y lagrimas. En todo ceso, el Peru, representado por la chicha, termine en la abyeccion. Mas eun, hay 199 evidente ironia si consideramos que el modo tradicional de beber la chicha implicaba echar antes del brindis unes gotes a la tierra en honor a la pechemame o madre tierra- es el llemedo ‘pego e la tierra’. Aca el padre tire toda la botella a la acera y ni el perro la valora. Obsérvese edemas la insistencia en lo fluido. La chicha se tome en pequeftes copes porque es tan preciose que “necesitabe administrerse como una medicine” (107). Asi que tenemos el trasvase y transformacion de fluidos que van desde la chicha, al vinegre, a la medicine, a la sangre y finelmente a la orine: toda una (al)quimica 0 un proceso de ingestion, transformacion y excrecion del que se da cuenta el menor entre lagrimas. El menor cree que la chicha remediara su necesidad de dinero (sera el medio de entrar a la adultez) pero se convierte mas bien en su veneno: no consigue ni dinero ni ingresar al ambito adulto, pero crece: le desinfantilizecion es mental, y la ratifice un golpe en la cabeza. En sintesis, el tema del robo rearticule la dislocacion menor-Yo / menor- Otro, suturandolos como en espejo ante el robo. Ambos son rechezados en su intento de ser escuchados por el mundo adulto, son agentes frustrados castigados por apropiarse del codigo que los adultos celosamente guardan como signo de poder. Pero el mismo tema muestre también dislocaciones importantes. El menor-Otro es un infente que robe a la madre un capital real de supervivencie en procure de un capital simbolico (blanqueerse, acceder imaginariamente al mundo criollo del menor-Yo). Ademas, no tiene padre y parece fijedo entre oralidad y anelidad en deseos de venganza, mientres los merengues y lo que 200 significan siguen en la pasteleria, es decir, la exiologia racista criolle aun permanece siendo un espejo y un fascinum. El menor—Yo, en cambio, es un adolescente criollo que robe al padre un capital simbolico andino que es mitificado y devaluedo en la forme de un fetiche, mientres busca conseguir el capital real del dinero. Su intento de apropiacion falice termine en la calle, y consigo se derrumbe también el fetiche andino de la peruanidad. Es decir, mientres menor-Yo y menor-Otro lloran como en comunidad de liminoides, los merengues siguen expuestos en vitrina como espejos alienentes mientres la botella de chicha, como un espejo roto, es trizada en la calle por la modernidad. El narrador se situe en el equilibrio precario del filo del espejo, condena y absuelve a embos, constuyéndose en un Nos-Otros y nadie. Pero Ias ededes diferenciales -que implican distinstos grados de conciencia-, y sobre todo el destino final de los objetos consumibles de los titulos seltalan que sobrevive lo criollo y lo andino es desechado. Orfanded y enomie: Articuleciones de género y minoridad en “La tela de arena” y “Scorpio” “La tela de aralta” (1953) y “Scorpio” (1952)” edemas de por los titulos que remiten a los dos artropodos clasicos de la mitologia“ y de animalizer a los menores, revelan en el analisis comparativo varies similitudes y contrastes que permiten iluminer nuevos aspectos en la dislocacion/sutura que caracteriza a les contrucciones de menor-Yo / menor-Otro en el autor. La lecture es perticulerrnente util pere ahondar en las construcciones de género y de la '3 Este orden se debe a que estos textos fueron publicados en dos colecciones distintas, el primero en Los gallinazos sin plumes es anterior a le segunde coleccion Cuentos de Circunstancias, donde aparece el segundo. " Véase Antonio Melic “De Madre Aralte a demonic Escorpion: Los aracnidos en la Mitologia.” 201 dicotomia Eros/Thanetos a partir de la minoridad que he iniciedo en el analisis de “Interior L”. La minoridad como ingenuidad con algunos despuntes de ‘perversidad’ que aparecen en textos analizados anteriormente15 pese aca a primer pleno. Curiosamente, se suturan I dislocan valencias que cleramente hacian primer la propia clese sobre la ajena. Es decir, se sofistica, sin perderse, la diferencia. Esto es perticulamente notorio en “Scorpio”, donde la anomia que carecterizaba normalmente a los Otros parece invedir el especio del Nosotros- menores como si la descomposicion social y sus setanizeciones textuales contaminaren la case paterna. Por ello el tratamiento del universo del Nosotros es narrado por primera vez en tercera persona. Es decir, embos textos suturan la dislocacion menor-Yo / menor-Otro por ester escritos desde analoga posicion del narrador. Hay edemas autocritice sobre el personaje que como Yo habie caracterizado a “Pagina...” Finalmente, otro punto importante que subyace y vincula e embos textos es la ausencia del padre. “La tela de arelte” tiene una estructura narrative similar a “Interior L”. Es un texto que trata de une menor-Otre provinciana, esta narrado en tercera persona, en una estructura de dos planos, el actual y el rememorado e imaginedo, pero, a diferencia de aquel, aca la focalizecion se centre —edemas de la intromision comentadora del narrador caracteristica de Ribeyro- en el explicito fluir de la conciencia de la protagonista. Dado que el especio del nivel actual es un cuarto y que la accion abarca el tiempo de solo unas horas por la noche, se da de nuevo como en “Interior L” une transformacion del especio que encarna el ‘3 Recuérdese el animo “profenatorio” del menor-Yo Raul en “Pagina...”, le embiguedad de Pauline en “Interior L” o la époce de ‘perversided’ de los menores-Nosotros en “Los eucaliptos". 202 cambio de la protagonista, su desinfantilizecion y asociecion a un cuarto de hombres. Pero no es une mere repeticion del texto anterior. El texto comienza en media res: Cuando Maria quedo sole en el cuarto sintio un extrafto sentimiento de libertad. Le parecio que el mundo se dilataba, que les cosas se volvian repentinemente belles y que su mismo pasado, observado desde este angulo nuevo, era tan solo un mal suelio pasajero. (57) El “angulo nuevo” desde el que Maria16 ve en el cuarto el comienzo de un nuevo tiempo de libertad la asocia, oblicuamente, con una aralta en una esquina del techo. Pero Maria es una pobre menor de 16 ellos, ingenua provinciana de Nazca de “rostro redondo como una celabaza” (57), que su madre “envieba a la plaza e vender el pescado” (62) haste que la mando en un cemion donde el ‘negro’ Julio para que le consiga trabajo en Lima como sirvienta. Julio le compadece considerandola eun “pichona” pare ese trabajo porque sabe lo que le espere, pero su esposa, “une zemba gorda y revoltosa .. chillaba: -(;Pichone? Yo he trabajado desde los doce efios y elle ye tiene dieciseis” (58). De modo que Maria deviene sirvienta en la case miraflorina de Dolta Gertrudis,17 donde se ve acosada sexualmente desde el principio. Hay una evidente denuncia social del abuso laborel, psicologico, fisico incluso sexual de menores provincianas treidas a trabajar como criedas a Lima. En ese sentido, la situacion retratada no solo se mantiene haste la ectualidad '6 Nombre hebreo del que se discute aun el significedo etimologico, en el texto obviamente remitira e la virgen Maria, pero les diferentes hipotesis de su significado también funcionan en el texto: su ‘rebeldie' devendrie en ‘mar de amergura’, y es a la vez ‘deseeda por el nilto’ y ‘deseede por ser nilta’. ‘3 Nombre germanico ironizedo en el texto, ‘Ienze de la fuerze’ como blason de una familia oligarquice, degenerendo. 203 sino que ha empeoredo en muchos aspectos. Segun la Encuesta Nacional de Hogeres sobre condiciones de vida y pobreza (2001) del INEI, mas de 100,000 menores trabajan en servicio doméstico en el Peru. De ellos, el 79 por ciento son mujeres y el 48 por ciento no recibe salario. Es una herencia colonial, y aunque varios organismos trabajen para erredicerlo 0 el menos reglamenterlo, notando les condiciones de explotacion y riesgo en que se desenvuelve, la mayoria de la poblecion no lo percibe como abuso y perjuicio en el desarrollo de los menores. Al contrario, entre los mas pobres muchos padres lo consideran una alternative de ascenso social, y por eso envian a sus hijos e trabajar, preferentemente, a la capital.18 En este texto, Maria es la contraparte femenina de los menores-Otros de “Los gallinazos...” en la medida en que se recalce su ingenuidad, el abuso y al final aparece la ciudad de Lima devorandole. La casa en Mireflores remite al especio del menor-Yo, que aca se llama Raul (como en “Pagine. . ."). Este de entrede aparece ejerciendo poder escopico masculino al observarla agachada (como el colchonero e la menor en “Interior L”) fregendo el piso. A la mireda lubnce cosificente se le altede el desprecio criollo por lo andino: Maria recuerde que “ni siquiere me contesto el seludo” (58). Este “nilto Raul” sera una pesadilla de acoso sexual. El tratamiento de “nilto” en este caso remite a la subordinacion respetuosa de Maria frente el adolescente mas que a su edad reel, nunca explicitada, pero que se puede deducir por su inexperiencia e impulsividad. Es descrito negativamente como un enfermo de ‘3 veese el informe del proyecto lPEC-TID de Prevencion y Eliminacion del Trabejo lnfentil Doméstico de le Organizacion lnternecionel del Trabejo en el Peru: Invisible y sin derechos: aproximacion eI perfil del trabajo infantil doméstico en el Peru. Ademas: Margo L. Smith Institutionalized servitude : the female domestic servant in Lima, Peru. 204 “lebios incoloros y secos” (57) tratando de beserle a la fuerza, y con “fache de tisico aficionado a les arenas” (58). Mas aun, es animalizado: “El mismo siempre le parecio una especie de aralta enorme, con sus lerges piernas y su siniestre manera de acecharla desde los rincones” (58). La referencia a la aralta se hace ambigue, repartiendo sus reflejos entre Maria y Raul. En este caso se subraya la conducta predatora de Raul, ante la cual Marie no sabe como reeccionar y no tiene con quien consultar pare heller una salide. Por eso se alegre de conocer una meliana a Justa, una criada vecina, a quien le confia el problema del acoso sexual. Pese a ser ambas provincianas venidas a Lima a trabajar en lo mismo, Marie y Justa son carecterizadas por contraposicion. Marie es una adolescente tan atractive que no solo llama la etencion obsesiva de Raul sino la del barrio: “los hombres la mireben por la calle y hasta el chino de la pulperia, que parecia asexuado, la piropeeba” (59). En cambio, la “chole” Justa es mayor que elle, bastante fee pero pretenciosa, siempre contoneando “sus caderas escurrides” (58). Su nombre es ironico, pues de justa no tiene nada. Maria, en cambio, parece seguir la elusion de su nombre pues es virgen y virginel, precisemente todo el texto trata de la defense de su ‘intimidad’. Justa, en cambio, exhibe desparpejo acomodaticio, es un provinciana que se ha acriollado en Lime. Notese ye el estereotipo machista de mujer presentedo: una virgen y la otre de dudosa ‘moral’. El caracter de Justa se ira mostrendo cada vez con mas nitidez. Primero le aconseja a Maria que actue con indiferencie ante el asedio, pero esto solo exacerbe a Raul. Y significativemente cuando Marie vuelve a comentar que 205 el acoso ve en aumento Justa se sorprende mas de la “resistencia de Maria que de la tenacided de Raul” (60). Obviemente se implica que Justa ya hubiera accedido si con ello logreba algune venteja. Esta vez Marie, volviendo a seguir el consejo de Justa, se queja ante su patrona Dolta Gertrudis. (Obsérvese que oblicuamente se indica que no hay patron. El forcejeo de Marie y Raul al amanecer mientres la patrona “se encontraba en misa y les hennanes eun dormian” implica la misme ausencia paterna). La patrona no se asombre de escucher le queja, dandole poca importancia le responde: “Regrese a tu trabajo. Ya veré yo” (60). La tregua en el acoso duro solo una semana y se reenudo luego con mayor egresivided. Obsérvese que la patrona -caricaturizada en su devocion- tiene apenas control sobre la case, el hijo Raul solo guarda les apariencias per una semana. Es un mundo sordido e hipocrita; la case no le garantize seguridad a Maria. Por indicios podrie ser el hogar del menor-Yo sin padre, y aunque hay une distancia marcade respecto al Yo por el uso de le tercera persona, la autocritice e la propia clese llama la etencion. Esto se rearticulara en “Scorpio”. La situacion de Maria aca provoca lastime e indignacion. Obviemente no tiene voz y todo parece conspirer en su contra, por ser mujer, menor, provinciana, ingenua y no contar con asistencia alguna. Por eso cuando Justa le propone ayudarle a salir de la casa y conseguir otro trabajo Marie se aferre a ese esperanza. Justa le dice que Felipe, un amigo suyo que es duelio de una panaderia cercene, puede conseguirle nuevo empleo. Con esta promesa Maria siente un minimo de poder y puede enfrentar a Raul. Asi, la nueva situacion “le permitio soporter con algune ligereza el asedio del nilto Raul. 206 A veces se complacia incluso en bromear con él, en darle ciertas esperanzas” (61) porque sabe que no les cumplira y esa seria su venganza. Estos ligeros juegos de poder la situan vagamente en el lugar de le aralia que urde su propia tela, su propio plan, su propia escritura —por eso todo el texto abunda en su discurso interior. Justa y su amigo, por su parte, estan urdiendo le noctuma huida de Maria a escondidas de la casa de Miraflores. De acuerdo al plan, Justa lleve a Maria en taxi a “un cuarto desocupedo en Jesus Maria” (62). Le dice que es de un hermano de Felipe, y que alli se quedera unos dies haste que vaya a su nuevo trabajo. Es en este cuarto donde se encuentra durante todo el texto en el nivel actual de la narracion. Todo lo anterior son recuerdos que explican la situacion y que se articulan con los sucesos y monologos de Maria, sole, en la habitacion desconocida de un distrito populoso. El cuarto en Jesus Maria comienza a ser percibido como especio de libertad y pese a su modestia (came, espejo, velador y silla) es preferido el cuarto de servicio de Miraflores porque aunque alli tenle mas comodidades: “equi carecia de obligaciones” (57). Es sobre todo sentido como un lugar seguro, libre de les acechanzas de Raul, donde “la intimidad” recuperada es “una primera revelacion” (62). Mientres va recordando e imaginendo en espere de su “protector“, Maria se peine ante el espejo, detras del cual sale una aralta. Obviemente el uso del espejo sugiere une posible identificacion entre aralta y Maria, lo que corrobora su posicion de enfoque oblicuo con que se iniciaba el 207 texto.19 El artropodo es leitmotiv textual. Aca le recuerde al nilto Raul, pero como sale del espejo y vuelve detras de él remite también a la identidad oculta de Maria, al mito de la mujer como arelta peligrosa. Significativamente, toceran ‘su’ puerta en tres ocesiones. La primera vez es Justa que regresa solo pare decirle que Felipe demorera y que si tiene hembre salga a comprar algun fiambre a la esquina antes de que cierren. Otre vez la focalizecion desde Maria se centre en la arafie: “La arelta salio de su refugio y comenzo a recorrer la pared. Maria la vio aproximerse al techo. Alli se detuvo y comenzo a frotar sus patas, une contra otre, como sorprendida por un mal pensamiento” (59). El artropodo por metonimia ahora remite a Justa, pero también vuelve a recaer sobre Marie, salide de “su” refugio en Miraflores, cavilando. En todo caso se encarna una acechanza vaga, volatil. Aunque Maria tiene hembre decide no salir porque el barrio desconocido la etemorize. Es curioso como al narrar el vieje por la ciudad se entromete el narrador prejuicioso: “Hebia pasado en el taxi por un bosque despu‘és se interno por calles rectas, donde les cases de une abrumedora ‘uniformided no podian albergar otre cose que existencies mediocres” (60) [mi cursive]. Es inverosimil que Marie tenge este arranque de desprecio altivo por lo ‘mediocre’. Mas bien es una mireda clasista e implica edemas el peligro de perder la infancia por elejarse del barrio del Nosotros, de los “arboles”, como en “Los Eucaliptos”. Cerca de la arelta aparece une mariposa gris girando en torno al foco y estrellandose contra el techo. Como posible victima remite a Maria, que también esta muy ilusionada en su nuevo especio, con les esperanzas rozendo '9 El espejo como especio identitaria ambiguo, relacioneble con lo fentasmel 0 con lo oculto, aparece también en “Scorpio” y “El ropero, los viejos y la muerte”, y como estructura en “Los otros”. 208 el techo. Otras dos lectures posibles de esta mariposa nocturna remitirien al denigrativo de prostitute y, en el Peru, también se le asocia a visitas intempestives. En el texto efectivamente tocan la puerta, y esta segunde vez, es una voz masculine que inquiere por un tel Tomas, y como Maria sin abrir dice que no hay ningun Tomas, quien llemeba deje recado de que Romualdo vino pare invitarlo a ir a una fiesta. Marie se comienza a inquieter vagamente, como si esa llamada fuese una “primera violecion” a su nuevo especio. Se ve transforrnendo el cuarto de especio seguro a inseguro, y Marie decide dejar la luz prendide comenzando a asustarse: “solo ahora le parecio comprender que lo que elle tomo al principio por libertad, no era en el fondo sino un enorme desamparo. En la casa de dolta Gertrudis al menos se sentia ecompeltada” (61). Se ve invirtiendo el valor comparativo de los especios, y la arelta se va ecercando al foco: esto metaforize a Marie a la vez como la arena que comienza a darse cuenta y como polilla sobre la que se cierne el peligro. Le construccion especial de su concientizacion del peligro es curiosa porque se dice que su optimismo tres “abandonar su barrio [ahora] habie decaido” (62) [cursive mia]. Obsérvese que Miraflores no es el barrio de Maria sino del narrador. Es una curiosa sutura que enalizeré en breve. En todo caso, Maria comienza a sospechar y al alzar la vista descubre el fascinum de una “enorme y belle” tela de arelta en el techo. Esta tela asi presentada parece un ominoso cerebro urdiente, que le corta el paso al techo, la esperanza, y provoca el rechezo/jouissance de lo abyecto ante su propio razonamiento eun velado pero tratando de salir de su confusion. Es mas, es tan grande que le parece una 209 “sabane”, lo que obviamente elude a la came que de especio de descenso se transfonna en trempe, el centro de la trempa de todo ese dormitorio. Desazonada busca un punto de apoyo en su pasado y curiosamente se marce por contraposicion la necesidad del “protector” porque piensa en “su padre a quien jemas conocio” y encuentra que solo puede apoyarse en Felipe, a quien no conoce tampoco: Era el unico en quien podia confiar, el unico que podia ofrecerle emparo en aquelle ciudad para elle extrafte, bajo cuyo cielo teltido de luces rojes y ezules, las calles se entrecruzaban como la tela de une gigantesca arelta. (63) El titulo se explicita. La Lima moderne —calificada de mediocre como en textos enteriores- seria une tela de arelta donde la victima va dandose cuenta, demasiado terde, de su peligro, e ironicamente elle misme va hacia el deprededor como si fuera su “protector”. Por eso cuando suena por tercera y ultime vez la puerta elle corre a abrirla. “En la penumbra del callejon aparecio un hombre que la miraba sin decir palabra. Maria retrocedio -Yo soy Felipe Santos —dijo al fin el hombre y entrendo en la habitacion cerro la puerta” (63). For “Los gallinazos...’ y “Los eucaliptos” sabemos que este es el gran antagonista, amputedo en el primer texto, “cholo” elcoholizado y ocioso en el segundo. Aca es convertido en arelta abyecte: un “cincuenton” que la mire fijamente (fascinum) “a través de los parpados hinchados y ceidos”. Se va ecercando lentemente mientres le dice: “Yo quiero ayudarte Desde que te vi pensé en ayudarte. Eres muy pequelta eun. Quiero ser como tu padre...” (63). El discurso perverso mezcle peternidad e incesto (remite a “Interior L”) y le menor queda enmudecide, atrapada, reconociendo el engalto de Justa, sin tener a 210 donde ir. En el colmo de la abyeccion y la ironia, viéndola aterrede, Santos seca como regalo una “cedenita” con la medalla de una virgen e intenta ponérsela. El gesto es profanetorio, regale une virgen pare significer Ia desvirgecion de Maria. Le protagonista, Viéndose sin escapatoria, se rinde, pasiva, y al sentir la “mano envejecida” en el cuello se confirme la conciencia de desinfantilizecion correlative: “se dio cuenta que su vuelo habie terminado y que esa cadene era un cepo que la unie a un destino que elle nunca busco” (63). Termine el texto, cerrado, con Marie como polilla en les fauces de la arelta Santos. Le transformacion del cuarto de callejon en el distrito popular de Jesus Maria de “libertad” a “cepo”, implica la transformacion inverse del valor de Miraflores. Es decir, al final haste se insinue que hubiera sido preferible que no hubiera dejedo la case de dolta Gertrudis (la case venida a menos del Yo), donde Maria se de cuenta que tenle mas confort y compeliie. Es cierto que huyo por el acoso sexual del “nilto Raul” —lo que presente al menor-Yo como adolescente perverso- pero todavia e él podia manejarlo de algun modo como lo habie venido haciendo, en cambio el viejo Santos no puede oponerle resistencia. Es la diferencia de ededes y cleses sociales marcade por la diferencia de zones geografices: como en relatos anteriores, la modernizacion de Lima se asocia al fin de infancia y tree en consecuencia la mediocridad. Por eso es curioso, aI leer los pensamientos de Maria, descubrir que considere Miraflores como “su” barrio. Aca cleramente hay un proceso de sutura del fin de infancia autorial (menor-Yo) con el de la menor-Otre, pero esta suture hace a la vez del desenlace un castigo. 211 Es decir, si el nilto Raul y Felipe buscan desvirgar a Maria, elle seria el botin de la simbolica competencie de cleses. Ciertamente Maria es un personaje que inspire compasion y hay una denuncia social explicita, que ya documenté. Pero quedarse en este nivel interpretativo seria queder suturado a la tela de arelta, a la texture del texto, urdide por el narrador, arena maestra - en el sentido de magnifico fabulador. Obsérvese que el final Marie queda animalizada como polilla, es decir, prostituida simbolicamente (lo cual es curioso porque otre vez articule el estereotipo machista de la mujer como virgen o prostitute). Si el Nosotros es peligroso pere elle (nilto Raul acosador), aparecen como peores los Otros, es decir, aquellos que son, como Maria, de provincia. sus iguales. En efecto, sus meyores enemigos son el viejo cholo Santos y le chola Justa. Cholos de nuevo los villenos finales. Por eso su final es un castigo por salir del barrio del Yo, ingenuamente siguiendo a Justine, para terminer entre les manos seniles de una mezcle abyecte de padre sustituto, emante, quiza haste proxeneta potencial (es cuarto de hombres — remite e “Interior L”), es decir, queda en mandibulas de una arelta, convertide en arelta elle misme, atrapada en la tela gris de Lima. Resulta sugestivo releer el texto en relacion con el mito clasico de Arecné. Como es conocido, Arecné era une mucheche muy joven y genial hilandere. Considerandose superior a Atenee, la diosa de les artes y le inteligencia, la reto y la diosa acepto. Atenea hizo un teler megnifico donde aparecie la ciudad de Atenes en su gloria. Aracné Ia sobrepeso tejiendo un tapiz donde aperecian los multiples acechanzas y encuentros sexuales de los dioses, muches veces metamorfoseedos en animales o cosas. Atenea se molesto y tocandole le 212 cabeze la hizo arrepentirse y casi suicidarse enredade en su tela, pero la diosa la transforme en arelta (Graves 98). Podemos decir que en el texto analizado hay, edemas de la declarada arelta Santos y su complice Justa, otres dos agencies que urden acciones con un cierto fin: Marie y el nilto-Raul. El ultimo cleramente parece vinculedo a une arelta acechante por Marie. Pero ésta misme —aunque fuere engeltade por Justa- cree ester manejando ciertos hilos cuando tiene la esperanza de fugar y encontrar otro trabajo. Por eso con quien explicitamente juege un poco, como en venganza, as con el nilto-Raul. Se liege a felicitar imaginendo su reaccion cuando no la encuentre mas en la casa ahora que cree que elle lo aceptara. Y repetidamente el texto insinue vinculerla con una arelta, como he ido seltalendo. Entonces podemos relacionar a Maria con Arecné, no solo porque ambas son jovenes sino porque el fluir de la conciencia de Maria parece efectivamente un tapiz de los infructuosos encuentros sexuales perversos del nilto Raul, quien se relaciona al menor-Yo. Es decir, son una desfigurecion del Yo, quien liege a aperecer haste como una de les transformaciones explicites de Zeus en el tapiz de Arecné: “Raul huia como un satiro vencido, chupandose la sangre de los areltones” (60). En este paralelismo entonces es el menor-Yo Raul quien se vincula a Atenea, o, mas especificemente —y oblicuamente- no es tanto Raul sino el narrador quien asume la forme del dios de les tramas. El tapiz que este urde es todo el texto en que quedara atrapada Marie-Arecné. no sin antes “tocarie le cabeze”, es decir, hecerle consciente de su fin de infancia. Si Maria Arecné penso reirse de Raul —como merecide vengenze- dejandolo con la sorpresa emerge de su huida justo 213 cuando parecia vencide, el final parece que quien perversamente rie al final es el menor-Yo a través de su sustituto: el narrador. Ambes lectures se suturan el final porque tanto lo ideologico implicito por debejo de la evidente denuncia del caso, como la reinterpretecion mitica, construyen la minoridad subalterna de la Otre atrapada y desinfantilizada, en medio de una presentacion mas problematica de la minoridad incluso propia en la zona liminal de lo perverso, les pulsiones de violencia y sexo, y les manipulaciones de sutura/dislocacion entre menor-Otre l menor-Yo. Este problematizacion en la construccion de la minoridad al inciuir abiertamente lo perverso se da en grado extremo en “Scorpio”. Hay que destacer que, no obstante ambas interpreteciones propuestes, la construccion del menor-Yo como perverso y abusivo acosador de la menor-Otre no se borre. Esta desfiguracion del Nosotros —aunque atemperede por la tercera persone- indica une desautorizacion moral de la clese medie-alte del narrador, une especie de auto critica proyecteda en la impersonalided de la focalizecion externa. Esta esquizofrenia que disloca en parte al menor-Yo del menor-Nosotros, hellera su correlato reerticulatorio en “Scorpio”. “Scorpio” es un texto donde la suture/dislocacion entre el menor-Yo y el menor-Otro se distorsiona aun mas. Desteca e primera viste que, pese e referirse casi exclusivemente a menores-Nosotros (por la case con jerdin, los signos de estetus, entre otres pistes), esta escrito en tercera persona, lo cual de toda otre perspective a la construccion. Es una forma que comporta la anomia del tema que gira en torno a un posible fratricidio simbolico, a luchas intestines 214 entre menores-Nosotros hermanos, en competencie por un fetiche u objeto falico: un escorpion. Es une inversion de “Los gallinazos...” porque aca los hermanos en vez de soliderizarse se egreden fisicamente, hey abuso mutuo. Pero también hey similitudes: como en aquel texto les animalizaciones son importantes y se trata en ei fondo de une venganza. Hey elementos que lo vinculan también e “Pagina...”, como el ingreso a un especio paterno, y la referencia oblicue a la ausencia, posiblemente muerte, del padre. La estructura, si bien ofrece dos pianos como el texto anterior, es mucho mas lineal y hey en el nivel actual mas desplezemientos del protagonista. Le focalizecion esta casi exclusivemente marcade desde la perspective de éste, que es un menor en la pubertad, de personalidad muy intense, emotive y vengetiva. Toda la accion ocurre en les primeras horas de una noche. El protagonista es un henneno menor llamado Ramon. Este nombre germanico, como los que suelen ecompaltar ai menor-Yo, significa “consejero protector". Este menor-Yo muestre en parte lo opuesto a su nombre, una imprudencia destructive. Pero también aparece como protector de escorpiones, y mas significativamente, en relacion con el texto anterior, parece oblicuamente un protector y vengador de Maria, la menor-Otre, contra lo que represente su propio hermano.20 Ramon se venga de su hermano mayor, Tobias,“1 quien abusando de su poder le ha roto el lebio de un golpe con la tijere de poder -esto remite al poder de “Los Eucaliptos”, es decir, e desinfantilizecion- pare quiterle 2° Recuérdese que Ramon es el segundo nombre del autor. 2‘ Nombre ironico, del hebreo “Dios es bueno", este herrneno no muestre bonded sino crueldad. 215 un escorpion que el primero encontro en la enredadera. Es una historia de conflicto masculino. El unico otro personaje que aparece solo brevemente es la hermena que se asuste el ver al artropodo y va corriendo a refugiarse donde su madre. Todo el texto expone los pensamientos coléricos de Ramon, y sus acciones. Es particularmente notorio el doble pleno escopico ver I ser mirado, y las transformaciones del signo del escorpion. Comienza el relato en media res: “Ramon penetro en su cuarto como un endemoniado y arrojandose de bruces en el lecho, empezo a gimoteer. Sentie en el lebio inferior una costra de sangre coagulade” (122). De entrede este menor es ambiguo, entre victima y egresivo, llevando en la boca el trauma del acallado a golpes. Literalmente hable por la herida, su discurso es resentido: “iLo odio, Io odiol [Yo lo vi primero! Nunca va a cuidarlo él mejor que yo ...Yo Ie darle a comer moscas, eraltitas Tobias, en cambio, lo hincera con su lapicero haste que reviente” (122). El pueril ‘yo mejor que tu’ remite al principio de “Por les azoteas”, pero también permite distinguir a los hermanos. Ramon tiene aficiones entomologicas, ye antes cazo y mentuvo une arelta; Tobias la mato con amoniaco. Los gustos por arenas y escorpiones, animales que le mayoria de los menores temen 0 el menos consideran repelentes, indica un gusto particular, pero también, por metonimia, una cierta peligrosidad, egresivided, potencialided destructive en el menor. En todo caso, es un mercador de liminalidad, especialmente relacioneble el aflorer de la genitalidad en la adolescencia. Como seltala Melic, la arelta aparece como simbolo en las mas diversas cultures representando lo femenino 216 positivo/negativo, y Freud consideraba que les eraltas en los sueltos representen a la madre falice, el horror a la castracion y los genitales femeninos. Melic seltala también que el escorpion aparece con frecuencia vinculado e la arelta, aunque generalmente como su contraparte masculine: el eguijon es facilmente relacioneble con un simbolo falico. En este caso vemos a Tobias eliminendo un artropodo repulsivo mientres Ramon los coleccione. Hay un movimiento psicologico retorcido en estas caracterizaciones por oposicion, especialmente al observer a Ramon efectivamente golpeado: parece une regresion animalizante de los menores reducidos e impulsos primarios. Durante buena parte del resto del texto, Ramon esta en el jerdin ya see espiando a su hermano mientres éste parece jugar con el escorpion encerrado en una campana de vidrio (aca se da el doble nivel de mirar I ser miredo), ya sea mirando el cielo. Hacia el final ingresara subrepticiamente ai cuarto de Tobias mientres este duerme. (El paralelismo en los movimientos especiales jardin- cuaito, la mireda al cielo, Ia intromision al especio prohibido, y el simbolismo de muerte del escorpion, remiten cleramente a “Pagina de un diario”) La lune, que es ligada a les metamorfosis como en “Los gallinazos...”, es el elemento marcado fuera del cuarto e ilumine el jerdin. Ramon mientres espia a su hermano jugar con el escorpion atrapado en la campana de vidrio se desespere identificandose con el animal, conjeturando que le hara Tobias, pero el mismo tiempo, por su posicion, es como si Tobias fuere el escorpion observedo por Ramon. En este mise en abyme hay un juego de poderes escopicos y la focalizecion desde Ramon tiende a suturar al lector en ese 217 perspective -pese a los juegos de distancia que el narrador maneja dejando noter le puerilidad de esa mireda. El escorpion prisionero de Tobias, le parece e Ramon que es torturedo y sufre su meltrato como si le ocurriera a él mismo, temiendo la horrible muerte que cree que su hermano le tendra plenificeda. Tobias juege con el animal, golpeendo con su lapiz el vidrio, y Ramon teme que lo eplaste, pero éste solo io observe “sonriente, como si meditere una mas refineda torture” (123). Como tree fosforos Ramon desesperado piensa que lo quemara, pero solo enciende un cigarrillo, lo que lo tranquilize —eunque se propone acusario de fumer “como un grende”. Pero inmediatamente llore de rabia al ver que Tobias hecha humo a la campana y el alacran aguijonee inutilmente el cristal. Por fin, eburrido, Tobias se pone el pijame y se va dormir, y Ramon piensa que parece un elacran y que Ie gusteria asfixiario de humo con un cigarro gigante desde el jerdin -les remisiones falicas son obvias- edemas de noter que reze sin fe, por lo que también piensa acusario recordando que dijo que no creia en Dios. Obviemente estamos ante un pensamiento infantil, vengativo e irrisorio, pero hay elementos tanaticos flotantes. Apagade la luz, Ramon echado en el pesto mire la lune. Es un ambiente fantasmatica, liminal entre vida y muerte, rodeado de cipreses mortuorios. El jerdin se ve transformando. La infancia como edad dorede o Edén (hey manzanos) se ve convirtiendo en cementerio. Por eso viendo la lune el menor registra su transformacion mientres él mismo se ve metamorfoseando. Asi la lune cambie de parecerle “un queso perforado” (124), a ser “una calavere muy pulide”, “une mujer horrible y muerte”, “una mesa de gusanos” que lo aterrorizen 218 y obligan a mirar alrededor sentedo, y cuando observe ojos brillantes de gatos22 repta hacia ellos (se va transformando en escorpion) pero estos huyen. Ramon vuelve a mirar el cielo y le parece un “abismo” que le provoca un “vertigo deiicioso” que remite el “sabor de profanecion” de “Pagina de un diario”. Obsérvese que es como si el pequefto escorpion estuviera alzando la cola, tentendo punzer el cielo. Entonces comienza a leer las estrellas y constelaciones: “Recordo a su padre, enseliandole con su dedo huesudo a leer los secretos del cielo” (124). Esto implica que el padre esta muerto y vincula definitivamente ei texto a “Pagina...”, pero con importantes contrastes. Aca no obtiene, simplemente, el fetiche, sino que le es arrebatado y debe luchar por él, curiosamente, contra los suyos propios. Ademas, al leer le esfere celeste Ramon mismo parece dentro de una campana de vidrio, que es el universo y el texto. El dedo huesudo implica un aprendizaje de la muerte a partir del padre, pero el proceso de su continuided es mucho mas complejo que en “Pagina...” Ramon observando Ias constelaciones no encuentre Ia constelacion Scorpio y eso le recuerde el alacran capturado. Esta referencia astrologica explicita sugiere le necesidad de una revision del mito clasico de Scorpio (Graves 152). Una de les versiones del mito refiere que Orion ere un gigante cazador poderoso, que acompaltaba a Artemisa (la Luna) de cacerie. Una vez se vanaglorio de su poder afirrnendo que no habie bestia en la tierra que él no pudiera cazer. Gaia, la diosa Madre Tierra, se ofendio y envio a une de las mas pequeftes de sus crieturas, un escorpion, que pico el gigante dandole muerte. Luego embos 32 Remite el hombre de la azotea, ‘rey de los gatos’, maestro del sinsetido de la vida y las bocas de los niltos llenas de lerves. 219 fueron convertidos en estrellas que alteman en la esfere celeste. Obsérvese como se aplica el mito el texto. Tobias parece Orion, un gigante pare Ramon, que caza insectos para destruirlos, abuse fisicamente de su hermano y es prepotente. La ausencia de Scorpio en la noche indica que Orion es visible, porque son constelaciones que se alteman representando el ciclo de muerte- vida. El escorpion y Ramon se asimilan, como he ido mostrendo, en este caso de acuerdo aI mito porque embos son mas pequeltos, facilmente vencibles por Tobias, pero pese a su disminuido tamefio, Ramon y el escorpion pueden ser muy peligrosos, incluso fetales, el veneno de la emergura de Ramon puede resultar muy ponzoltoso. Por eso, este menor deja el jerdin ecercandose de nuevo a la ventene del hermano, y el resto del texto trenscurre en ese especio. Ramon decide introducirse subrepticiamente al cuarto y recuperer ei alecran, ahora que Tobias duerme. Para hecerlo tree una lintema y Iogra atraveser la ventene sin ser notado. Es importante noter aca el parelelo con el cruce del especio tabu del final de “Pagina...” Expiicitamente se marce la relacion dado que Ramon ya habie pasado antes por ese ventene “cuando su padre ocupebe ese habitacion para revisar objetos petemos. Siempre encontraba algune cosa rare que lo estremecia y lo llenaba de un secreto gozo” (125). Entre esos objetos prohibidos estaba, como en “Pagina...”, une plume, pero también revelaciones sexuales mas explicites: “Una vez encontro la fotogrefie de une estatue desnuda y esto le produjo una gran turbecion” (125). De modo que una vez mas se iluminan mutuamente embos textos, iniciaticos, donde Eros y Thanatos reconfiguren sus posiciones en la conciencia turbada del 220 adolescente. Aca Ramon ilumine el escorpion admirandolo, con el pensamiento pueril que exalta el poder y reconoce Iamentablemente el escaso tamalto propio. Decide llevarse al alecran pero, justo cuando ve a hecerlo, casualmente ve en el espejo el reflejo de su “lebio pertido” y la “enorme costra negra” de su boca enmudecide. Este aurorreconocimiento ante el espejo le vuelve el animo vengativo, observando que el hermano duerrne indefenso, que podrie user incluso el cortapapeles pere herirlo en la boca y quedar iguales. Pero se da cuenta que seria peor, porque aquel despertendo se vengerie, incluso repara que si se lleve al animal igualmente Tobias se vengara. El menor se siente impotente, aunque conserve el poder escopico que le permite observer el escorpion con la cola erguida, recordando lo que “habie leido precisemente en uno de los libros del padre”: la fuerza perforadore de la ianceta del artropodo. Entonces le perversided infantil —mezcle de Eros y Thanetos- se ve abriendo paso en su conciencia. llumina la came de Tobias focelizandose en sus menos “que yacian inmoviles. como dos areltas de mar. ‘Scorpio luchara contra les areltas”, penso y, Ievantando la campana, dejo resbaler ei animal” (126). El mismo menor se animaliza, deje resbaler su propia animalidad en esta venganza que es también un proceso simbolico de apropiacion falice y feminizecion del hermano. Suturando la mireda desde la lintema, construye el fascinum de la abyeccion como rechezo/jouissance extrema del fratricidio simbolico. Como es el menor protagonista quien asi procede el efecto revulsivo es mayor. Obsérvese que edemas de coincidir con el desenlace del mito, de modo que le prepotencie del brevucon queda vengede por el mas débil, el final aca es relacioneble con el 22] de “Los gallinazos...” En efecto, en aquel el abusivo Don Santos cae al chiquero a ser devorado por el animal, aca el menor hace caer el escorpion para que ataque al hermano egresor convertido en arelta. La imagen final incide en la sutura del fascinum de lo abyecto: Al cruzer bajo los manzanos, de regreso el jerdin, recordo al escorpion, recortado sobre la sabana blanca, avanzendo cautelosamente, con el eguijon erguido hacia el dominio de les areltas. (126) Este texto construye la infancia como perversion, por eso les distinciones se borren y reeperecen, les pulsiones desatadas se desplazan destruyendo los limites e intercembiando les valencias de modo casi caoticamente especular. Sugiero que el proposito autorial es presenter de modo extremo esta fecete infantil, y para hecerlo recurre a un discurso que mezcle distinciones anteriores: Parece tratar de menores-Nosotros pero esta escrito en tercera persona, asi que problematiza Ia distincion subjeto-objeto; los eventos parecen referir un acto de justicia pero el extremo de la represalia parece una venganza injustificable y casi criminal; se junten lo celestial y lo animal; hey regresion primitive animalizante; el jerdin se transforme en cementerio; la lune preside con sus cambios metamorfosis animalizantes y un evento que remite casi a un ritual sacrificio humeno; les diferencias entre sexos parecen regresioner a une lucha indiferenciade por la diferenciacion; la rivalided por el objeto paterno traza la historia como ceinismo, y el escorpion simbolo falico de muerte/vida se encuentra al final con su pereja mitica, Ia arelta, pero ese encuentro primigenio revierte lo sexual en tanatismo cenibel. Por todo esto es ei texto donde les mercas de clese social y las referencies a le realidad social peruana son 222 aparentemente menos especifices, como si el proposito autorial fuere fabular le inmadurez humane por la perversion infantil en una prehistoria mitice. incluso la presencia de Lima, continua en textos anteriores, aca se fantasmagoriza, como si se quisiere sacar e la historia de una geografia referencial concrete. Pero ie lecture comparative entre embos textos permite importantes contextuelizaciones. En sintesis, aunque ya habie atisbos de impulsos egresivos y genitales en algunos menores (Raul en “Pagine...”, la ambiguedad de Paulina en “Interior L”) recién en estos textos se despiiege con nitidez como acoso de parte del menor- Yo Raul a Maria, y como competencie agresivo-sexual entre los menores- Nosotros Ramon y Tobias. En embos cesos la lucha aceba centrandose entre miembros de la misme clese. En “La tela de arelta”, Marie es victima de Justa y Don Santos, provincienos como elle. En “Scorpio”, los hermanos Nosotros pelean. Ambos textos tienen en comun la ausencia petema, como si ese protector que nunca tuvo Maria, o que hace falta pare controler a los hermanos en “Scorpio”, fuere un poder ordenador desaperecido que da lugar a le anomia. Por este lado embos textos confirman la relacion entre (des)infantilizecion y la importancia del padre en el autor. Los menores-Nosotros en “Scorpio” estan peleando por el signo de la fuerza del padre ausente, por reemplazerlo en el poder, mientres se produce una deconstruccion de la case como idilio familiar, su transformacion en cempo de batella primitive. Por su parte, en “La tela de arelta” le competencie se da como depredacion de la virginided de Maria, mientres se deconstruye Lima moderna como une trempa desinfantilizante. Le habitacion de callejon de Lima popular donde Maria se somete a la arelta Don 223 Santos se suture el cuarto donde Tobias transformedo en arena sera sorprendido por el escorpion. Le contaminacion de especios antes separados es evidente. La came come especio erotica-thanatico sefiale en estos cases el fin de la infancia. Pero elgo mas, come ye sugeri, la desfiguracion del Nosotros del primer texto que hace del menor-Yo un deprededor de la menor-Otre, en “Scorpio” es reerticulede. Es decir, si en el primer texto se culpe a los Otros (Santos, Justa) de eprovecharse de quien es también Otre come ellos, también el menor-Yo Raul parece una arelta censureble. En “Scorpio” este lado del Nosotros es castigado por el Yo (Ramon), que asi venga a Maria y seltala una separecion simbolica respecto a su clese social. Le arelta frustrade Raul, que acoso e Maria, ahora es castigada per el narrador Ramon, que le clava el escorpion. De modo que el narrador esta asumiendo une independencia -sin dejar del todo la exiologia del Nosotros- y al hecerle asume una posicion critica de lo propio enmercada dentro de la comunidad de liminoides desde donde sus construcciones de minoridad le dan libertad exploretoria, que en este etapa de su trayectoria parecen indicer que rompe el espejo identitario del nosotros. Pero las menores-Otras continuan siendo objetos de depredacion o venganza masculine. Le abyecto y lo obtuse: lnfencia y militarismo on “Los moribundes” y “Sobre les modos de ganar Ia guerra” Los relatos centrados en menores de edad y la guerra en Ribeyro son siempre narrados desde el punto de vista del menor-Yo que come narrador testigo se disloca/sutura con ei narrador adulto rememorador y comentador. La guerra es puerilizeda come juego arbitrario y cruel de los adultos, que los 224 menores repiten o, peor aun, que demuestra que los adultos repiten lo peer de los menores haste superarios en insensetez pulsional. El racismo y patrioterismo son constantes problematizadas en estos textos. Ya he analizado el menor-Yo embercado en juegos militaristes que son canalizedos por un adulto misterioso hacia la creativided en “Per les azoteas”, y la potencial egresivided perverse del menor que se despiiege en “Scorpio”. Y en varios textos la critica al patrioterismo despunta, particularmente en “La botella de Chiche”. Ahora voy a centrarme en los dos textos en que infancia y militarismo sen mas explicitamente enfocados. Perte de su eficecia entimiliteriste reside en la no romentizacion de la infancia versus la abyeccion absurde de los adultos jugando a metarse. “Los Moribundos” (1961) y “Sobre los Modes de Ganar la Guerra” (1969) son textos complementarios en varios aspectos. En embos es legible une parabola oblicue de la historia militar de la Republica Peruana. El primero tiene come trasfonde la ‘victorie’ del Peru en la guerra de 1941 contra Ecuador. El segundo, que no ocurre en tiempo bélico real como el anterior sino durante unos juegos de guerra infantiles come parte de un curso escoler de instruccion premilitar, remite por su teatro de operaciones —le hueca Juliena- a la guerra del Pacifico centre Chile que Peru perdio. Ya de entrede victorie versus derreta se invierten en los titulos. Es de noter que, haste ahora, las unices fronteras reletivamente ‘tensas’ son aquelles al norte y sur del pais, come lo demuestran incidentes vielentes esperadicos. No hay esos problemas en las fronteras con Colombia, Brasil y Bolivia. Per tanto, embos textos se suturan en un mape en el que el militarismo y el patrioterismo se expanden come doctrine y fenetismo 225 (fascinum en la bendera) y se retroalimentan y autojustificen en la produccion colectiva identitaria.23 Otre diferencia complementeria relevante se observe en la articulacion de la voz narrative entre adulte rememorande le infancia y narrador menor-Ye. En el primer texto se trata de un narrador testigo singularizado, distinguiéndese incluso de los herrnenos y habiendo a veces en discurso directo. En el segundo, en cambio, ei narrador adulto rememorador se cemufla come testigo infantil tras un Nosotros-menores, y nunca tiene voz en discurso directo come tel. Estes diferencias no son meremente formales: en el primer case la desinfantilizecion se marce per el lado individual del menor-Yo, que tiende asi -entre lo abyecto del evente- un puente oblicuo de compasion con los Otros que son objeto del titulo. En el segunde texto el Nosotros-menores subraya la descalificacion del Otre-adulto come abusivo obtuse. De modo que lo abyecto y lo obtuse (des)erticulan estos textos ridiculizadores de lo castrense. “Les moribundos” elude el faciiismo del panfleto en su construccion de los menores atrapados en lo abyecto de una guerra real. De entrede el menor-Yo se muestre viviendo una aventure, llevedo per su hermano a ver les egonizantes o muertos que traian en camiones desde la frontera al hospital de la ciudad de Paita.24 Aunque su hermano adolescente le enselte a distinguir la necionelidad de los cadaveres por el repeje, segun lleven polainas (ecuatorienos) o betas (peruanos) -le que implica una degradacion de les primeros-, al menor-Yo 33 Obsérvese que sellelo patrioterismo, que no es lo mismo que petrietismo. 2“ lmportante ciudad de le coste norte peruane. su etimologia es dudosa entre “desierte” y transformacion de ‘teyta’ que en quechue significe padre. En embos cases es nombre funcional al texto: el desierte come patrie, tierra del padre puerilizado. 226 narrador ese no le interese porque lo que ejerce un extrafto fascinum en él es elgo mas auténtico y desnudo: “ver come los muertos, al morir trataben de abrir la boca y enseltar les dientes, aunque fuera les dientes rotos, a través de les lebios rotes. Me llemeba la etencion la rise de los muertes” (146). Entrevé el rictus mortis come sonrisa de burle -esto anticipa el desenlace y la boca herida de los muertes o egonizantes es otre parabola de La palabra del mudo-. Ese naturalizada curiosidad infantil en el detalle es explicada per la abundancia en la produccion de cadaveres: “Ya no parecian hombres los muertes en cemionadas. Parecien cuceraches o pescades” (164). Le deleznable (cuceraches) y lo valioso en Peite, ciudad de pescadores desde antiguo, se unen en este version local de la guerra mundial que le es contemporanea: la modernizacion que ya se vio ligada a la gran guerra y fin de infancia en “Mayo 1940”. En otres palabras, lo abyecto come rechezo/jouissance se acomodan, por el memento, en este aventure infantil. Tras ver los cuerpos, retomende a case el hermano le muestre un par de tiendes mercadas come ecueterienas mientres le explica les epitetos animalizantes deregatorios entre peises. Los peruanos llaman ‘monos’ a los ecueterianos, y estos llaman ‘gellines’ a aquellos. Lo de monos es primitivizar al Otre: republice benenere tropical de subhumanos. Lo de gallinas, explica el hermano, ocurre “porque hemos perdido todas les guerras ...Pero este si que no la perdemos” (146). C see, hay una identidad nacional desde los Otros extrenjeros que feminizan al Nosotros come cobardes, y es hora de mostrer la hombrie. Obviemente el narrador esta caracterizando el hermano y su discurso 227 con la distancia de la hilaridad. Este se lleve a mayor caricature describiendo la desesperecion de su hermena Eulelia25 porque su novio, el teniente Marcos, esta luchande per la patria. El padre no se queda etras en la caricature: es un profesor mediocre con infulas de poder, festidiade porque les cleses hen sido suspendides per la guerra, impidiéndole ejercer su eutoridad con sadismo sebre sus estudiantes. Complete el cuadro familiar ridiculizado, la madre come devote cucufate. Lo abyecto de los cadaveres y lo grotesce de la familia se balanceen per la ironia, pero le guerra real se va especificando. Ante el flujo ingente de muertos y moribundos que desborde les capacidedes de hospiteles y cementerios se hace necesario requisar cuartes para los heridos. El padre molesto ve a ver el colegio porque se ha enterado que estan usandolo de hospital pere regresa envenecido porque lo hen convertido en miembro del comité de requisiciones, es decir, porque puede despleger cierto poder. En la noche hey una reunion familiar a la que asisten vecinos pare oir los ‘hereicos’ relatos del nevie de Eulelia que aceba de llegar del frente en mision especial per un die. Su version es une sintesis desvaida de la historia oficiel, incidiende en la batella de Zerumilla y la tome del puerto Bolivar, pero le reaccion patriotera no parece tener eco. -(;Es verdad que lanzamos pareceidistas?- le preguntaron. - Lanzamos seis. Une de ellos cayo en el mar y fue recogido per una lencha ecueteriane. Pero los otros cinco captureren el puerto - Y esta guerra, rla ganamos o no? - Ye esta ganeda. 2’ Eulelia significa “la que hable bien” pere este herrnene es meledicente, estupida y se ridiculiza su “femineided” veporosa colgade de Marcos —el guerrero desde el nombre que evoca el dios merte-. Ambos come figure de la pareja idealizede vuelta abyecte. 228 - [Viva ei Peru! —grito uno de los vecinos. Nadie Ie hizo case. (147) En realidad, la guerra entre Peru y Ecuador duro tres semanas de 1941, culminendo con la victorie peruane deda la enerrne diferencia numérica y en ermementos entre embos ejércites. Murieron alrededor de 500 ecueterianos y 100 peruanos.26 Se origino en disputes territoriales surgidas desde la imposicion artificial de limites durante el nacimiento de les republicas tras el desmembramiento de les colonies. Recuérdese que 1941 es alto que remite a la Segunde Guerra Mundial, donde las fronteras sen disputedas mundielmente. Le guerra frenteriza Peru-Ecuador seria une version pedestre del conflicto mayor. La F uerze Aéree Peruane se enorguliece del primer uso de paraceidistes en una guerra en Letineamérica, pero ello es ridiculizedo en el texto. Hay versiones ecueterienas de que ese uso de paraceidistas no tuvo valor tactico alguno, y que en todo case un puliede de ellos en una zone practicamente abendonade per fuerzas ecueterienas es estentesamente ridiculo. Sin embargo, es funcional a la perspective critica de la modernizacion del autor: seria una caricature de la modernizacion del ejércite. Puerilizado, el padre requisa cuartos a quien lo mire mal pero este se le vuelve en contra pues en represelie ie envien un par de heridos a case. Hebia esperado librerse inutilmente diciendo que sole tenia una bodega. Le que intriga a los de la case es saber la necionelidad de los heridos. (Obviamente, si son paisenos la casa asumiria un tanto la forma del hospital; si son foranees enemigos la case se ensombreceria come casi una prision militar) El herrnane 3“ Véase Emeste Yepes, ed. Tries dies de guerra, ciento ochenta de negociaciones: Peru, Ecuador 1941-1942. Y para la version triunfalista, Felipe de la Barre, El cenflicto penrano- ecueteriano y la victoriosa campana de 1941 en les fronteras de Zerumilla y nor-oriente. 229 va a averiguar con su linterna pero regrese con la dude porque los heridos no llevan el signo distintivo: estan descalzos. Repaje versus desnudez: la humanidad, le lesion y la pobreza iguelan e estos moribundos en case. Lo abyecte que habie aparecido ya en las cemienedas de muertos y el rigor mortis de le presentacion se ira haciendo cada vez mas evidente en el texto. El menor-Ye excitado per la curiosidad va a ver a los heridos muy tempreno, encontrandoles mirando el techo sobre colchonetas de peja. Como en textos anteriores, el techo siempre es significativo en Ribeyro, y muches veces las acciones se desenvuelven en especios cerrades. Esta bedege es asi como la azotea, un especio marginal, liminal, en este ceso transformedo incluso come zone prepielexprepieda, bedege hecha especio clinico e carcelerio. La guerra se ha introducido en la case y el menor-Yo sera testigo de sus extreltos transtomos. Le primera reaccion al verlos es de una decepcion infantil fineimente narrade con ironia, pues aparte de que uno esta sudendo efiebredo y el otro tiene un braze vendedo, le parecen indiferenciebles: “Parecian dos pestorcitos cajemarquinos —‘Son peruanos —pensé— Los ecueterienos deben ser mas peludos” (148). Le note comice final —pensamiento concreto infantil, come monos supone que tendran muche pelo-, es funcional porque edemas de relajer la tension, revela en el pensamiento del menor une reduccion per el absurde de les diferencias necioneles, y sirve come anticlimex a la proxime irrupcion de lo abyecto y la conmocion resultante. En efecto, el afiebrado le pide agua mostrendele le rodilla que estaba tapede. Aca se presente la vision de lo abyecto per una focalizecion que suture menor/lector en sus ominosos efectos: “une 230 herida se abria redonda y violacee, come una hortensie en toda su floracion. Yo corri a la cocina, sintiendo una especie de vértige” (148). Ese vertigo, y la pelidez que su hermena le note en la cocine son efectos de lo abyecto descubierto en la herida. Explice a su hermena que el herido “tiene un tumor horrible en la rodilla” (149) y pide agua. Le reaccion de Eulelia es histéricemente pueril: chilla que no les da nada porque son ecueterienas y se pone e ilerar (“iAy virgencite mie, nuestre case con los asesines de Marcesl”). Entonces aparece el padre que lleve a Eulelia a su cuarto recriminandole por ester alli sin zepatos (obsérvese la elusion a los heridos) y luego va con el hijo a dar agua al efiebrado. El padre he olvidado cual es el peruano y cual el ecueterieno. Le pregunta el afiebrede pero este no responde, solo bebe y se desentiende. El otro, que esta mas grave, en vez de contestar si es peruano, dice una palabra que ni ei padre ni el hijo entienden. Le berrera de incomunicecion es descrite per el padre come si el herido tuviera “un nude en la lengua” (149) -lo que remite e la palabra del mude-, y en este memento no es clare per qué no se le entiende - podrie ser por la egonia. En todo case, el padre decide consultar la necionelidad con los enfermeres, pero al hecerlo se entere de que tampoco ellos lo seben, no hay documentos de identidad, solo se sabe que uno es ecueterieno y el otro peruano. Obviemente tante preecupacion per la necionelidad resulta obscene en este case, pues despleze casi totelmente la etencion del cuidado de los enferrnos: el menor es testigo de esta absurde crueldad adulte, que ira in crecendo o podrie decirse, mostrandolos regresionando. 231 El proxime evento contrapone el especio privado de la bedege el publico de la ciudad: el primero come zone del dolor, el olvido y el abandono (como la azotea del hombre desahuciado); el segundo cemo lugar del regocije, la conmemerecion y la celebrecion de la victorie. Ecuador habie capitulede, “a los escolares nos obligeron a desfilar con una benderita peruane en la mano” (150), hubo parades militeres y discursos municipales en los que incluso el padre hablo. Pero lo que el narrador comentador subraya es el reverso de estos festejos publicos: mientres tanto los heridos, olvidedos ya, se seguian muriendo en nuestre case los moribundos eran come los parientes pobres, come los defectos fisicos, lo que conviene esconder y olvidar para que nedie puede poner en dude la belleze de la vida. (150) La hipocresia social y la abyecte injusticia respecto a estos soldedos descenocides, reales victimas de luchas de poder dirigidas desde elites politico- economicas27 que los utilizen para luego desentenderse de ellos es el obvio reclamo del texto. La comparacion de los heridos con familiares pobres, edemas de alegorizer a la nacion con la familia que desprecia a sus ciudadanos de ultime categorie, es curiosa porque aunque reivindica a estos soldedos que comperten caracteristicas étnicas de indios quechuas omite a otros, el grupo de habitantes de la selva que fueron los directamente mas perjudicados en esta guerra. Mucho del territorio disputede pertenecia a les etnias agueruna-huambisa (Peru) y shuer—ashuar (Ecuador). Lo seltalo porque este omision del selvatico no ocurre 27 Los conflictes de interés en este guerra giren en teme a les ventejes geopolitices de peseer parte de la emezonie principalmente debido a les reserves probables de petrolee. No se trata entonces de especio vital colonizable tanto come de su potencial economice en beneficio de les elites necioneles de les respectives capitales -Lima, Quito- erticuledas ei capitalismo extrenjero. De hecho, a peser de que la selva constituye la mayor parte del territorio peruano, es de lejos la menos pebleda. 232 en “Sebre los modos de ganar la guerra” donde oblicue y problematicamente si aparece, como se vera. Con todo, la denuncia social construide come testimonio infantil respecto el olvido de estos heridos se especifica a nivel estatel, familiar y social. Asi, ningun médico viene e verlos, sole aparecen enfermeres per obligacion y a la carrera, y los miembros de la casa se ecostumbren a ellos come ante trastes sin interés (para ei hermano) o pecedos a pager (la madre). El unico que parece eun interesado es el menor-Yo. Este se sorprende un die de encontrar de pie ai cojo, quién le dice con los diminutivos asociados el hable andina que el otro herido esta agonizendo y que el ya quiere irse: “Yo ya me quiero ir, nilto Yo soy del Ecuador, de la sierra de Riobambe. Este aire me hace mal. Ya puedo caminar. Despacito me iré ceminendo Déjenme ir, nilto” (151). El menor se ve corriendo asustado al verlo acercarse porque lo identifica come enemigo por su necionelidad. El hermano liege y el menor Ie avise que el ecueterieno quiere irse, y el hermano puerilizado come soldado seca su honda y oblige el herido a regresar a la bedege, que cierre con trance mientres estolidemente juege a ser patriota montando guerdia. Perte de la case ahora es cleramente prision militar. El marco final del texto suture/disloca el especio de le case. Hay dos especios la sale-comedor y el deposito: adelante/atras, especio de reunion publice / priveda zone de prision y moridero, incluso -come veremos- antropofermizecion patriarcel de la case come especio de ostentecion falice hereica versus la zone tabu de la defecacion. Le abyecto que comporta la muerte, la herida y el excremento humane en el deposito, sin embargo, 233 contamina de manera oblicue le sale-comedor, de modo que al final lo abyecto invierte posiciones. Se celebra esa noche una cena en la case, a la que hen side invitedes las personas mas importantes. Entre los invitedos estan “el comandente de la zone y un ecueterieno que era duelio del Chimborezo, el bar mas grande de Paita” (151). F uerza militar peruane y fuerze economica ecueteriane en la ciudad se den la mano. Marcos pidio que invitaran a este ultimo porque era parroquiano de ese bar. Justifica su pedido diciendo que es una cena de ‘fraternidad’. El Chimborazo reel es un volcan y la montalla mas alta en la zone de la linea ecueteriel en el mundo. En este simbolo de Ecuador la nieve, el fuego y la alture se conjugan semanticemente, y se rearticulan aca come el negocio espirituoso mas importante de Paite, lo que implica ei lugar de encuentre de los hombres mas poderosos de la region, es decir, el bar de élite. Sin embargo este mismo nombre elude oblicuamente a lo que el herido ecueterieno he dicho antes el menor-Ye sobre su identidad: es un indie quechue de Riobambe. que es la zone del volcan Chimborezo. Se observe asi un Chimborazo postizo, una negociacion de le nacion per el nombre de parte del ecueterieno duelio del bar, mientres hay otro Chimborazo mas real, representado por el herido ecueterieno quechue. La cena de ‘fratemidad’ de peruanos y ecueterieno es une caricature de reconciliecion entre miembros de un misme grupo economice hegemonico, mientres aquellos que han muerte o estan muriendo en su mayoria son carne de calton que constituye una verdadera freternidad marcade per la comunidad de lengua quechue. 234 Per ese la cena de freternidad oficial es interrumpida come per una flatulencie: “En medio de la comide llegaren los gritos del deposito” (151). Como en “Los merengues” ante el chillido del menor, tras un breve silencio se reanude la farsa. Pero come los gritos se repiten el padre se excuse inforrnando que tienen heridos y aguijonee el invitedo ecueterieno diciendo que uno de ellos es su peiseno, e lo que el aludido se hace el sordo mientres brinda con el comandente. El menor-Yo acompalia al padre al deposito donde ven el peruano con les cenvulsiones de la egonia. y como el padre le sujete les piernas el moribunde le egarra de la corbata mirandolo aterrorizedo mientres dice etropelladamente palabras incomprensibles. Le focalizecion desplezada al padre hella un instante oscure en el fascinum de ese mireda engustiada. El padre asume en regresion defensive el papel de profesor, tratando de entender de modo paternaliste que quiere el agonizente pero exigiendo impeciente que hable en castellano. Exasperado va el comedor y pregunta si alguien sabe quechue, la respueste no registrade viene de Marcos, y come provoca rise en la reunion, implica una vez tacita de prefundo desprecio a los quechue hablantes, que debe haber hecho al padre incomodarse por preguntar. Cuando regrese al deposito, el ecueterieno se atreve a hablar, sacendo la cabeza de la sabana con la que se ocultaba, dice que el agonizente quiere escribir una carte, y ante la sorpresa inquisitive del padre revela la comunidad iinguistica: “El y yo habiemos la misma lengua” (152). El descuedre del padre ante esta revelacion es mas notorio considerande su papel de profesor. Es como un golpe de enseftanze al maestro mediocre pero 235 cabal en su mediocridad, quejendose el principio de la guerra como producto de la ignorancia de “la tabla de multiplicer” (147). Aunque lo sabe, les circunstancias del recordetorio de que hay indigenas ecuetorianos que heblen quechue como los indigenas peruanos Ie revela el absurdo de la guerra tras les manipulaciones de los simbolos de la patria. Es decir, aunque el necionelismo se apropia de lo inceico como efigie de orgullo patriético, se desprecia abiertamente el idioma quechue que es incaico. El padre de profesor pasa a la posicion de estudiante pidiendo al ecuetorieno que le treduzce lo que dice el agonizente para poder escribirlo. El ecuetorieno esl asume, brevemente, una posicién de superioridad de conocimiento. Las ultimes palabras del peruano son oscures, posiblemente producto del delirio agénico. Confuse, entrecortademente hable de un caballo de un teniente que tiene une matadura en el ence y corre y cae el pozo y tiene célico haste que termine: “ya no puedo mes, dice... dierrea, dice... diarree le dio al teniente, dice...dierree dierree...” (152). Entonces con los ultimos estertores y convulsiones exonera el vientre. “Cuando mi papa le Ievanto la care de los pelos, vimos que reia. Estabe ye muerto” (152). La muerte real nada poétice congrega Io abyecto en el fascinum del rictus mortis entre le defecacibn. Se observe asi que todo el discurso final del agonizente parece él mismo asumir Ie forma de una coprolelia etimolégicemente heblando, una verborree incoherente pero que oblicuamente se relaciona con las palabras que estén ocurriendo del otro lado de la casa, donde efectivamente hey un teniente -Marcos- y desde donde llege en media egonie le frase “iViven los patriotes!” (152). Le ironle mordaz contra el 236 discurso petriotero oficiel elcanze un nivel mayor, a través de una abyeccion real y simbélica, el leer les acciones del egonizante en su inmedieto contexto: la cama. Efectivamente, antes se ha descubierto fisicamente su cuerpo, cuando un enfennero destepo el herido “para que lo viéramos: tenie un tapén de elgodones rojos en la exile y la sabana estaba toda mencheda de sangre” (150). Rojo y blenco, le sabene es metafora de la bendera del Peru, con un indio quechue herido como simbélico soldedo desconocido que representeria a la necidn —en el discurso politico que no en la realidad de su explotacién. Entonces el gesto final, les Ultimas pelebres y acciones del moribundo quechue peruano parecen encarnar le frase arrabalere despectiva de “me cego en la bendera”.28 Por eso, acto seguido padre e hijo quedan enmudecidos y el padre tape el muerto con une frezede. El enmudecimiento de embos es resultedo de la experiencia de lo abyecto, de la conciencia de le aguda contradiccién (dislocacién) entre estos hechos y los vitores patrioteros provenientes del comedor. Pero este dislocacién entre lo abyecto en la bodege y lo aparentemente sublime y heroico en la sala se invierte éticamente, como se he venido anticipando en el texto, cuando el menor- Yo es testigo de lo que ocurre en el comedor. Antes de ello, el padre queda absorto ante el papel en que transcribio les altimes palabras del muerto: “Hebra que mander esto -dijo-. Pero, gA quién?, apara qué?” (153). Esto remite al texto todo, que es parabola de le palabra del indio quechue egonizante (lo que no deje de tener cargas irénices porque ya vimos que el quechue treducido de les frases incoherentes es un discurso verborreico). Especificemente se elude a que si 2” En este especto, el desenlace es similar al de ‘La botella de chicha’, donde la simbélice bebida termine como une bendera orinade por un perro. 237 este indio es quechue hablente y no sabe castellano es un analfabeto -la oralidad endina aparece como opuesta a la escribenie occidental-, en cuyo caso el nerretario desconocido también parece vislumbredo como incepez de leerle. Un desencuentro mes en la hora grave de la muerte entre la culture oficial y la andina. La suture de la dislocacién entre especios se subraya el finel -invirtiendo el signo de lo abyecto- por la figure de los ecuetorianos. Al prisionero herido que pregunta cuando podra marcherse el padre no le responde, dejandolo encerrado. El duefio del Chimborezo soslaya su vinculo nacional y local con el herido por otros intereses y por diferencia racial. El menor-Yo observe que este ecuetoriano negociante esta ofreciendo chempen para el brindis de ‘fraternided'. El paralelismo es obvio: los quechuas aparecen como una necidn -una fraternidad- dividida artificielmente por les republicas, explotade y olvidada. El herido ecuetoriano es sujeto de conocimiento y traduce al moribundo, ese treducir demuestra un acercamiento reel de ayuda a su compenero peruano, y de la existencia de une cultura quechue dislocada. En cambio, el brindis del ecuetoriano demuestra un calculo egoiste e interesado durante un pacto socio- econdmico con la oficialided peruane, es decir, tampoco a este esfere le importa le diferencia de fronteras siempre y cuando no se afecten sus negocios. Pero lo mas importante es que este segundo ecuetoriano tiene mas en comun con los peruanos de le case y la oficielidad, porque no es quechue. El absurdo adulto abyecto de la guerra es evidenciado en la erticulacién final de estas ceremonies: muerte y brindis, coprolelia quechue inflexionendose en vitores y negocios an 238 castellano. De todo esto es testigo el menor-Yo, cuye focalizecion predomina, desinfantilizandose y desinfantilizando al lector por la suture. Le posicion final del padre es ambigue. Por un lado parece incepez de desinfantilizarse, arrebatado por el fascinum del signo de estetus que es en lo que se fije. Asi, cuando la madre viéndolo pelido le pregunta discretemente qué he ocurrido en la bodege, él finalize el texto: “-Neda —respondio y se sento en su silla, mirando fijemente la medalla nueve que brillaba en el pecho del comandente” (153). Pero esta respueste final puede indicer también que a lo que esa “nada” elude no es e la muerte ignominiosa del quechue en la bodege, sino e le medalla del comandente. En efecto, tres la experiencia anterior el heroismo simbolizado por la medalla queda totelmente devaluedo, es mas, podrie decirse que se transforme en signo de ignominia: por la alquimie invertide textual, los excrementos del pobre moribundo lo dignifican, lo condecoran, se transforman en oro mientres lo abyecto se despleze el pecho del comandente. “Sobre los modos de ganar la guerra”, al contrario del texto anterior, no gira en torno a una guerra real sino a juegos bélicos como maniobras pre- militares de un curso de colegio secundario, en Miraflores. Otre importante diferencia: el terreno de las practices es la hueca Juliana y por ello remite a la batalle de Mireflores (1881), parte de la guerra del Pacifico, que Peru perdio. Precisemente, tras Ia derrota de Miraflores, Lima cayo en menos chilenas (Klarén 189). Es decir, el tema de le victorie contra Ecuador del texto anterior ahora de paso al de le derrota ante el vecino del sur, y eso es significativo pues rearticule Ie parabola de la historia militar de la Republica del Peru, que embos 239 textos oblicuamente despliegan. En “Sobre los modos...” destaca nitidemente la confrontecion Menor-Adulto, por lo que une inmediata diferenciacién pese por la edad. Otre pese por la perspective, el texto es narrado desde el Menor-Nosotros, donde destacan varies voces infantiles, particularmente la de Perucho, mientres la voz directa del menor-Yo se escemotea. El gran Otro del texto es un adulto, el subteniente Vinatee, y esta sobremercedo por algunos rasgos que luego analizeré. El titulo sugiere un tratado de estretegia militar, en el texto se ve que los juegos bélicos se bifurcen en juego fisico-estratégico como competencie ‘real', y juego verbal como competencie ‘imeginerie’ 0 mental. Obviemente todo el texto opera también como juego verbal, pero en este sentido se pasa e otro pleno. Tode la historia ocurre de modo lineal y abarca sblo unas horas. El especio general es Miraflores, destacando en él los lugares de la memorie infantil del colegio, la celle y, mucho mas importante, Ie hueca Juliane. Esta ultime llege a constituirse en metafora del territorio del Peru. Le infancia y lo abyecto del texto anterior se rearticulan y se pone en primer pleno Io obtuso como estupor mental o esombro infantil en contraposicibn a la agudeza como manejo de la palabra. Precisemente la infancia como lo sin voz también es la labilidad del sentido, su velocidad resignificadora. De modo que en la conquiste de le palabra ergfiir frente el adulto es parte normal del crecimiento —las deducciones infantiles e veces son Ciertamente sorprendentes. Como se ejemplifica en textos anteriores la palabra del menor trata de abrirse paso y ser escuchada en el mundo adulto. Norrnalmente en los textos, sin embargo, el menor es expulsado con 0 sin ergumentos en esta betalle linguistice 240 intergeneracional. Asi, por ejemplo, el menor que robe la palabra el adulto en “Los gallinazos...” finalmente es golpeado; los menores de “Los merengues” y “La botella de chicha” igualmente son expulsados a golpes del mundo adulto. Lo obtuso asume formas penosemente hilarantes en “Sobre los modos..." y son un claro dictamen contra la clase castrense que durante gran parte de la republice se hizo a la fuerze del gobierno.29 El colegio es el especio estructural donde se va pasando de la case a la sociedad en el proceso de enculturacién. Como es un especio semiético cerrado, usualmente la unifomnizecién permite destecer rasgos que se definen por oposicion como en un c6digo. Curiosamente en el texto se destaca por oposicién complementaria las dos instituciones necioneles mas intrusivas de indoctrinamiento identitario: la religiose y la militar. En este caso, el colegio del menor-Yo es religioso y de clese media alta, y como en “Por les azoteas” 0 “Mayo 1940” es percibido por el menor como especio de aburrimiento durante les cleses nonneles, y como posibilidad de aventuras y descubrimientos en los eventos excepcionales. El texto comienza cuando el tedio de une clase de botanice ensefieda por un religioso es felizmente roto por el cambio de hora que inicie le aventure: le clese de instruccibn premilitar que ha programado une salide del colegio a hacer maniobras. Formedos en dos files el subteniente Vinatea les pese revista verificendo que se hayan cambiado el uniforrne por rope vieja. Ocurren entonces dos escaremuzas verbales. El estudiante Angulo lleve 2" Sblo en el siglo XX los militares hen ejercido la presidencia del Peru alrededor de 30 eflos, y siempre hen constituido una de les fuerzas mas influyentes en el espectro politico. James Higgins senela que “la clese militar peruane se complace en representarse como la unica institucién eficiente del pals, pero que por su incompetencie he perdido casi todas las guerras ha sebido correr un velo sobre sus derrotas haciéndoles pasar por hezefias gloriosas...” (65). 241 traje nuevo y ante el cuestionemiento de Vinatea responde desefiente que no tiene rope vieja porque cuando esta envejece la regale. Es une obvie actitud de ostentacién de clese, y Vinatea reacciona mequinalmente con que no he obedecido Ia consigna. Se reserve asi el castigo pere mes terde. El otro pugilato verbal para someter e estos menores-Nosotros (que son Otros para el instructor, no s6lo por la edad) se da ante Perucho Bunker quien es mucho mes estuto que Angulo, y enmudece al instructor explicando que lleve chimpunes por la razén opuesta el enfrentamiento clasista de Angulo: “Tengo un solo par de zepatos de celle, mi subteniente. No queria malograrlos” (387). 0 see, Perucho intuye que el subteniente quiere mostrer su poder sabiendo que es menospreciado por los menores-Nosotros por ser, entre otres cosas, de clese mes baje. Juega a complacerlo pero en el fondo también él Io desprecie. Después de der vueltas por la cancha siguiendo al instructor, salen en doble file a la calle mientres los religiosos le piden a Vinatea que los traige de vuelta a tiempo para que recen el Angelus. En la calle Vinatea seca un pleno, mientres Perucho se siente mas listo que él opinando que es “puro truco No habra maniobras ni nada. Termineremos como les otres veces, jugando futbol en el primer pempén que encontremos” (388). Revele asi la verdadere rezén de sus chimpunes, y ofrece une enalepsis que muestre al instructor como un nifio dispuesto a generse la confianze de los elumnos por la diversion facil. Sin embargo, en este caso Perucho se equivoce. Por algune razén no nombrade ahora el instructor va en serio: edemas del mape seca brujula y prismaticos, y explicando que el objetivo 242 es la hueca Juliane ordene marcher, desubicado, en direccion opuesta a la hueca. Esto demuestra que el instructor, al contrario de los elumnos, es foraneo a Miraflores, y motive a Angulo, de nuevo, e ventilar su desprecio: “Dejémoslo que se pierde Que quede en ridiculo” (388). Como otros elumnos Ie explican el extrevio, Vinatea cambie rumbo justificendose puerilmente diciendo que un cempo magnético debe haber desviado su brujule. Obviemente es una justificacién hilarante para los menores, y para los lectores suturados a ese focalizecion desde el menor-Nosotros. La hebilidad de Ribeyro se muestre en esta conduccibn de le lectura, en el manejo bipolar de la rise: la rise suele encubrir une egresivided, le ventila mostrendo los dientes y puede ser, como en el texto anterior, un n'gor mortis. El que rie ultimo rie mejor parece irse desgrenando, mientres se pierde los dientes, en este proceso. En el texto Vinatea inmediatamente pese e tratar de reafirrnarse en su papel de instructor, explicando a los estudiantes cémo orienterse si no hay brujula: de dle por el movimiento solar, de noche por les constelaciones. Otre vez Perucho se burle astutamente desautorizandolo ante sus amigos: “gY si este nubledo?” (388). El instructor, sin imaginacién, se etiene a le regla: “Mire usted su brujule”, lo que obviamente muestre lo obtuso de Vinatea. Luego de mas desubicaciones del instructor llegan por fin e la hueca. Ironicamente anticipando sucesos el narrador presente al instructor advirtiéndoles que “tomar por asalto un bastion empinedo no es un juego de ninos sobre todo si el enemigo dispone de ametralledoras” (389). Los menores-Nosotros sclo ven en la cumbre de le hueca e unos pocos gallinazos, 243 pero todos corren gritendo entre la polverede siguiendo a Vinatea haste coroner la hueca. Alll el instructor infetigeble sigue corriendo y les dice que descensen mientres él estudie el terreno. Ya he tratado de la hueca en “Mayo 1940”. Ace el narrador la destaca como une especie de azotea de Miraflores, un locus de la infancia donde se lee la nostalgia: “Desde alli veiemos todo Mireflores, sus azoteas, sus arboles. La hueca estaba rodeada de chacres y terrenos beldios AI fondo, el mar, les isles, el cielo” (389). Pero edemas la hueca funciona como especio etavico, simbolo del Peru, como confirme inmediatamente el instructor el proponer unas maniobras dividiendo a los elumnos en dos grupos. Los mas pequenos se quedarian encime y serien el ejército enemigo que ha tomedo la hueca. Los demes estudiantes, comandedos por Vinatea, serien los patriotas tratando de recuperer el enclave. Este montlculo de tierra entonces es objeto de dispute, y remite a la betalle de Mireflores contra los chilenos, por la que se pierde Lime. Podria decirse que Vinatea este planteando oblicuamente una fantasla compensatoria: una especie de reescriture de la historia, una venganza imaginaria que derrotara a los ocupadores chilenos. En realidad, en la clese militar peruane este rencor contra Chile, que efectivamente invadio y usurpo territorio peruano en ese guerra por guano y salitre, ha sido une constante.30 En represelie contra Angulo, el instructor lo nombre su ayuda de campo, y bajan de la hueca los ‘petriotes', mientres los menores mes pequenos, entre los que se halle el narrador, se ponen a deliberer c6mo defenderse. Los dos 3° Ver Alfonso Benavides Une Diflcil Vecinded: Los irrenunciebles derechos del Pen] en An'ce y la inedmisible pretensién ecuetoriane de acceder con soberania aI Amazonas. 244 menores que asumen roles protagénicos son Perucho y, en segundo pleno, Carlos Huari. El primero comenta burlén: “Nos hubiera dejedo sus prismaticos Asi hubiéramos visto a les elumnas del San Silvestre. A esta hora hacen gimnasia con unos calzones negros” (389). lrénicamente la mirade adolescente ya despierte es presentada por el narrador desde ese promontorio desde donde antes miraba liricemente el mar. La hueca asume asi una funcion escépica similar a la de une forteleza, donde si Perucho va mostrendo curiosidad sexual, como nino precoz, los demas estan mas enfrescedos en los juegos de guerra. Carlos Hueri conoce bien la hueca porque suele volar cometes en elle. Su nombre es ironico: como si un descendiente de la culture preinca Hueri debiera por el nombre obviamente conocer esa hueca preinca. La descripcién que hace Hueri de la hueca no deje dudes de que se trata de una parodia del Peru y sus fronteras: “sclo hable dos subidas probables: Ia del sur, por donde el subteniente habie bajedo, y la del norte. Les laderes este y oeste eran ten empinadas que ere imposible aventurarse por ellas” (390). El mape del Peru efectivamente ofrece accesos faciles al sur y el norte, precisemente les zones de fronteras conflictivas. El este es la selva, y el oeste el océano, asi que le imagen se sustente. Perucho una vez mas muestre agudeza, pronosticando que atecaren por el norte, lo que motive una “discusién sobre estretegia” que es interrumpida por Hueri que desde une elevacién confirme la idea de Perucho mientres los llama a que se le unen y vean como se desplezan tratando de cemuflarse los ‘patriotas’ rodeendo la hueca. Son ridiculizados mientres rampan por un terreno erial como “una pandille de locos nadando en una piscina seca” (390). Les 245 acciones de Vinatea van descubriendo su poce inteligencie, pero también el empefio emocionado, la seriedad con que tome su papel de instructor y su fantasia compensatorie antichilena. Los menores en la hueca se arman de trozos de adobe y “fregmentos de huacos” -lo que implica una destruccién infantil del patrimonio cultural- atrincherandose, y cuando los otros comienzan a subir a la carrera los sorprenden: “atacamos con pedredes al ejército patriota” (391), lo que los pone a huir mientres el instructor trata de seguir pero le llovieron terrones. Desesperado, Vinatea ordene el alto al fuego/luego, y congrega a todos en la cima de la hueca. La primera impresién que les cause el subteniente derrotedo es similar a la del quechue en el texto anterior: no le entienden. “Estabe rojo, su lengua trabada le impedia hablar, tenle el cuello surcado de tendones y venes que palpitaban. Por fin pudimos entenderlo” (391). El instructor se niega a perder. No puede aceptar que su estretegia fallara ante esos menores. Debemos considerar edemas que su juego es serio, su fantasia compensatorie se deshizo: el Peru perdio de nuevo ante Chile. Es inadmisible. Entonces trata de transformer la derrota real en victorie verbal, fentaseando como un nino incepez de aceptar Ia derrota.31 El cambio arbitrario de regles de juego de Vinatea (pasar de juego real a juego verbal) encuentra sin embargo un opositor invencible: Perucho se le enfrente en un pugilato verbal pueril, robandole la palabra y con ello humillandolo por segunde vez. Es el caso del menor-Nosotros egudo versus el adulto-Otro 3‘ En lenguaje peruano el instructor esta “picon”- alegador y resentido por la derrota. El autor en la Prose Apatn'de 103 toca este tema. Sefiela la importancia de enseftarles a los menores a perder, porque estos siempre quieren ganar. Reconoce que aunque Ia derrota les abre la visibn del mundo, también los desampara. 246 obtuso. Asi, el instructor niega que los menores pudieran atacar desde alli porque la artillerie habia bombardeado esa posicion, Perucho dice que no porque la aviacién habie destruido esa artillerie, el primero exasperado erguye que no es posible porque ellos contaban con fuerze antiaérea, el menor lo remata incluyendo el sabotaje de los esplas contra esa defense antiaérea. La posicién de \finatea ya de por sl ridlcula se hace patética. El narrador comentador dibuje a un mudo lastimoso: El instructor abrio la boca aun fatigada y quedé aténito mirando a Perucho. Vimos en su rostro esa expresién de estupor infantil que lo asaltaba en clese cuando le haciamos algune pregunta al margen del curso Nunca lo vimos mas grande que ahora; era realmente enorme, un verdedero coloso, pero nunca mentalmente tan indefenso ...En sus ojos... se leie el mas completo vacio. (391) La infantilizacién del Otro —por ende, la superioridad de los menores Nosotros- se exprese como “estupor infantil”. El estupor etimolégicemente remite al resultedo del golpe del trueno sobre el timpeno, un ensordecimiento que enmudece dejando en suspenso la razdn y el discurso. La palabra del menor- Nosotros asume asi una fuerze que no habie aparecido haste ahora (siendo sus palidos antecedentes algunos pasajes en “Los gallinazos...”) El militar adulto es presentado como un gigante retrasado mental. Obviemente remite el estereotipo del soldedo como fuerze brute. Les burlas previes de los menores-Nosotros alcanzan su cenit aca, que es el nadir de Vinatee, su publice verguenze. Por eso el subteniente no sabe como reaccionar, y lo unico que hace - mientres piensa en c6mo defender su ‘honor’, o cémo, si fuera posible, aun vencer-, es ponerlos a marchar por la hueca, desquitandose de su impotencie mental con Ordenes castrenses que empolvan a los menores “en un ejercicio 247 idiota que no parecia tener fin” (392), haste que les dice que se detengan. Luego observe les laderes oeste y este planificando su venganza. Obsérvese que de nuevo la analogia Peru-hueca se pone en movimiento. Efectivamente, ordene que todos bajen a la carrera por el lado Oriental —Ie selva por metonimia- que es casi un precipicio de 40 metros, y que el ultimo en llegar sera castigado. Los menores corren pero se detienen al borde asustedos haste que azuzados de nuevo comienzan a radar, o tratan de deslizerse en una polverede horrible que impide saber quien fue el Ultimo en aterrizar, pero desde encime, ejerciendo su poder vengativo, el teniente senala a Perucho.32 El teniente se metemorfosee en ave ante la mireda infantil que lo ve bejar a la carrera con los brazos abiertos para mantener el equilibrio. No s6lo es un alarde de fuerze, sino que implica en la animalizacion otro signo de su identidad, que se revela recién al final. Forrnados en dos filas, al final de una de les cuales se pone el mismo Vinatea, Perucho debe pasar el callején oscuro. Sus amigos en general no le golpean mucho pero el subteniente abuse fisicamente cuando después de tironearle de la camise haste hecerlo trestabillar “se lenzo detras de él y Ie envio una patada entre las nalgas. Perucho perdio contacto con el suelo, se elevo unos centimetros y cayo enterrado de narices en un tumulo de basure” (393).33 ’2 Pare James Higgins, en el castigo “puede leerse como une alegoria de los mecanismos de una sociedad fundamentalmente represiva, donde se despliega la fuerze para suprimir el inconformismo e imponer los velores establecidos" (66). ’3 Este “tumulo’ es también une versién reducida de toda la hueca: enterrado en elle, muerto simbolicamente Perucho, el instructor se siente vengado, e incluso implica una suerte de sacrificio oblicuo. 248 No satisfecho con ello Vinatea incluso seca su correa y la hace girar en el aire como una honda. La imagen, desde Ia focalizecibn infantil, es un fascinum suturante: no sclo el abuso fisico de menores perpetrado, sino sus cargas degradantes (basure) y principalmente esta ultime visién del teniente como hondero a punto de flagelar con la hebilla a| humillado menor que lo vencio en el duelo verbal puesto en posicion indecorosa, arrebatan el sentido y lo construyen como un salvaje energumeno e punto de cometer una violecién simbélica. Mas aun cuando la focalizecién queda fijada en la mano y le siniestre rise que de pronto invade al instructor: el brazo se mentuvo erguido, sin descender. Sus lebios se habien distendido y asomaban sus dientes. Reia reia ahora sonoramente, con su brazo en alto, donde le correa seguia girando, silbo y quedé al fin rigida, enroscada en su brazo. (393) Obsérvese le semejanza entre la descripcién de esta risa (“asomaban los dientes") y la del rigor mortis del quechue del texto anterior. En este caso, asume la forma de une rise salvaje, prepotente y vengetiva. pero implica mas. Precisemente, como ser‘ialé antes, el sentido de la risa es lo problematico. Recuérdese que Perucho se ha estado burlando todo el tiempo del instructor y que es, por decirlo asi, portavoz de los menores-Nosotros en el texto. Es una risa también, en ese sentido, reivindicativa, no meremente vengetiva. Pero luego se revela también penosemente como rise estélida, porque tardlamente al instructor se le ha ocurrido como responder a Perucho en el duelo verbal. En efecto, afirma riendo que los espias no habien saboteado la defense antiaérea porque “habien sido descubiertos por nuestro servicio de inteligencia y fusiledos! Yo mismo di la orden. iTa, ta, ta, ta! iFusilados!" (393). Obviemente es 249 patéticemente irénico que arguya ten retrasadamente servicios de inteligencia, incluso es un discurso regresionado por las onomatopeyas, pre-verbal, y con les fantasies infantiles agresives de omnipotencia. (,Quién rie al ultimo?, sigue siendo la pregunta. “El subteniente seguia riendo de su invencibn y nosotros también reiamos, pero de un modo horrible, sin saber bien por qué, dolorosamente” (393). Esta rise de los menores-Nosotros es dolorosa en varios sentidos.34 La rise de placer un tanto sadico al burlarse del instructor y vencerlo, ahora se transforme en una rise contradictoria, real y forzada, rise sadica de confirmar la estupidez del teniente, rise forzada al masoquismo de tener que festejer al Otro-adulto mientres el representante de los menores ha sido abusado y objeto de escernio: tener que reirse de si mismos, derrotados. Es una rise abyecte que dolorosa y confusamente desinfantiliza a los menores-Nosotros, despertendolos al mundo adulto de la arbitrariedad, devolviéndoles con la misma moneda la burle, y confirmandolos en la estolidez del instructor: une risa brutal. Esta rise cruel reescribe la del menor y el hombre en “Por las azoteas”: son rises opuestas suturadas por la comunicacién de silencios que articulan la egresivided pulsional, aca con el matiz del despertar de la conciencia del absurdo. El desenlace subraya dos rasgos del instructor. Este, callado, se siente tranquilo respirando por una nariz “comide en una alete por los parasitos de la selva” (393). Esta desfigurecién producto de la uta o la espundia (Ieishmeniasis peruane), edemas de marcarlo negativamente en el cuerpo por la carencia (como al cojo antagonista en “Los gallinazos...") lo vincula explicitamente a la 3“ Elmore interpreta superficialmente el texto a partir de esta rise. Propone que “los elumnos detecten oscuramente el fondo patolégioo y patético del personaje [cuye] solucién postiza al contrapunto entre el deseo y el mundo empirico semeja en elgo el bovarysmo” (127). 250 selva, incluso ratificando su animalizacién como eve al descender la hueca dado que aca le afila el pico.35 Por eso el hacerlos descender por la ladere oriental lo que hace es llever a los menores-Nosotros, que se burlaban de él desubicado en Miraflores, metonimicamente a su propio terreno, el de la fuerza brute, donde les palabras sobran y se ejerce la ley de la jungle.36 Por el mismo lado va su imagen suturante de hondero salvaje y se marce en la ironia de que siendo obtuso tenge pico y sea “picon”. La parabola de la historia militar republicana desplegeda en los dos textos asi pasa de la victorie contra Ecuador en el primero (que es convertide en derrota moral) a la derrota contra Chile, que finalize ambiguamente como victorie/derrota emerge riendo, trayendo a primer plano al Otro olvidado de la guerra con Ecuador, el selvatico. Pero este Otro no es reivindicedo como el quechue del texto anterior (aunque esa reivindicacidn pasa por infantilizer al indio), sino que mas bien se carge sobre él la desfiguracién fisice y mental, ventilando cierto racismo mientres se seteniza en él a los militares. Sin embargo, sin perderse este rechezo, se abre el texto al final. El instructor lo concluye diciendo: “Asi es la guerra La gana no sclo el mas valiente sino el que tiene mas coco Bueno, en marcha, todavia tenemos tiempo de tomarnos en el camino una cerveza, antes de que regresen a rezer el angelus” (393). La inmediata lectura confirrna la ironia de la disminucion mental del instructor, pero sin negar aquello se lee también oblicuamente su palabra de mudo. La palabra 3’ Ademas, puede leerse como referencia oblicue a Almagro, conquistador de Chile, que no tenia media nariz pero si otra mutilacién desfigurante: ere tuerto. Esta remisién afledirla ironia al patrioterismo de Vinatea. 3‘ Carmen Tisnado encuentra en el subteniente “un alejamiento de la realidad a modo de preservecién minimo de un Ultimo resabio de poder” (173). 251 es un poder. Los menores-Nosotros han arrebatado el poder de este adulto- Otro, selvatico, obtuso, de menor clese social, animalizado, irrisorio, edemas de muy grande y fuerte fisicamente, y abusivo. Pero este Otro no se ha dejedo vencer del todo, epelando a sus posibilidades lo que ensena a los menores- Nosotros, brutelmente, es a no creer que la ultime palabra es la articulada, que les burlas se pagan, y que aunque sea mas lento los juegos de poder no excluyen arbitrariedades o abusos que parten obviamente desde los lugares de poder disponibles en cada caso. Por eso al final Vinatea trata de congraciarse de nuevo con estos menores-Nosotros desinfantilizados a la fuerza, invitandolos a una libecién reconciliatoria y que edemas confirma que se trata de un proceso de iniciecién, con sus pruebas, su liminalidad tras la separacién y la ensenenze de una gnosis extrefia dado que proviene de alguien marcado por la estulticia. La bebida final propuesta es la ceremonie de reintegracién, sefiel de que aunque fuere brutelmente estos menores-Nosotros estan aprendiendo los cédigos machistas de la adultez peruane, que hacen del angelus final une irénica ceremonie poco importante. Entonces, hay un proceso de reificacién entre embos textos. Se pasa de lo reel de la guerra con Ecuador (victorie militar I fracaso moral) a lo imaginario de las escaremuzas contra Chile (fracaso reel deviniendo en competencies fisico verbales hasta el final de la risa dolorose ambigue). En este peso se da un proceso de desinfantilizacién mientres se alegoriza la historia militar republicana. El menor-Yo pasa a ser menor-Nosotros, y las marces raciales pasan de la oblicue identificacién con quechuas infantilizados a un rechezo en bloque del 252 Otro-edulto selvatico. De este bloque del menor-Nosotros, el menor-Yo se escamotea en parte, erticulando al texto como testimonio que mientres da cuenta de un abuso de menores por el instructor premilitar, no deja de darle voz y de sugerir su importancia en la desinfantilizecion de los menores-Nosotros. Al hacer esto hay una critica impllcita a este grupo supuestemente ‘propio’. Hay un distanciamiento sutil y critico entonces en estas construcciones del menor-Yo. No se pierden, sin dude, los rechazos y alianzes de clese o etnia, pero se reeleboran, se utilizen para una critica mas amplia que dejan la libertad de lectura (de activar las reflexividades identitarias) al lector. Discursividadcs reflexivas: Parricidio e infanticidio en “El Ropero, los Viejos y la Muerto” y “Los Otros” El analisis comparativo de “Los roperos, los viejos y la muerte” (1972) y “Los otros" (1980 aprox.) permite llegar a ciertas conclusiones en esta investigacion sobre construcciones de minoridad en Ribeyro. Otre vez la eleccion no es arbitraria. Ambos textos son complementarios en varios aspectos, y remiten a varios de los textos ya analizados, particularmente a los primeros, como se ira viendo. Ademas, en ellos es evidente el proposito de clausuras distintas del autor. El primero tratando de la muerte del padre, es una suerte de epitafio, que marce el fin del pasado, del que los menores-Nosotros son testigos, mientres un curioso menor-Otro es agente indirecto. El segundo, edemas de ser el Ultimo texto de todo el conjunto de La palabra del mudo -lo que implica una funcién conclusive consciente-, trata indirectamente de la muerte del hijo, es decir, la del propio narrador, bajo la forma de la muerte de menores Otros y Nosotros (se entrecruzen les fronteras sujeto-objeto), de modo que es posible 253 leer aca incluso un fin del futuro. Otre relacién fundamental entre embos textos es la funcion estructurante y significativa de la especularidad. Esta ya ha aparecido en varios textos anteriores, pero aca pasa a primer pleno, constituyendo la escritura misme como discurso especular. “Los roperos, los viejos y la muerte” es en varios aspectos una reescriture de “Pagina de un diario”, una reeleboracibn explicita respecto a la muerte del padre, de care a la nueve situacion del autor, quien pronto se ve en la posicion tragicamente ambigue de ester Iogrando por fin una situacion laborel favorable -en 1973 conseguira el puesto de agregado cultural del PerU en F rancia y trabajera en la UNESCO- mientres sus temores de ester incubando cancer se ven confirmando -en 1974 sera sometido a dos penosas operaciones. Aunque el texto aparece en 1972 se observe ese substrato porque embos procesos, ascenso economico y avence de la enfermedad, no son del todo sorpresivos, como se restrea en sus diarios. De modo que los temas de la muerte, la escritura y el padre se suturan / dislocan respecto a “Pagina...” El texto narra una dislocacion —|e rotura de un espejo- y al narrarla la sutura —se reconstruye el espejo transformedo en texto. Este espejo textual reconstruldo muestre el espejo paterno roto ambiguemente: como dislocacion, ya no es el propio espejo del menor-Yo; aunque en tanto texto que reemplaza al espejo reconstituyéndolo, suturandolo, si es el mismo. Se trata de una continuided como en “Pagina...”, pero en este caso es continuided de discontinuidedes, es decir, casi veinte efios después de aquel texto, este no es 254 tanto une elaboracién del rito velatorio sino mas bien un entierro simbolico del padre, una reintegracién definitive al orden ancestral, en este caso, de le nada. Le principal caracteristica del texto es su sutil juego especular mientres se dan les transformaciones de la figure del padre correlatives a las transformaciones del ropero-espejo y sus velores de decadencia oligarquica ante la modernizacion. De todo ello el menor-Yo es testigo, inflexionandose en la pluralidad de menor-Nosotros (congregando al hermano), aunque todo el texto es narrado desde la adultez nostalgica no exenta de ironia. Les Unices voces en discurso directo son Ias de los meyores. Esto si bien construye la asimetria de poder en la infancia, es desestebilizado porque sera un menor-Otro de caracteristicas muy particulares (que lo dislocan/suturan a los menores- Nosotros) quien sin hablar, por un acto contundente y mudo, derrumbara el mundo adulto del padre. El texto comienza con la presentacion del ropero paterno: “El ropero que habie en el cuarto de papa no ere un mueble mas, sino una case dentro de la casa. Heredado de sus abuelos, nos habie perseguido de mudanze en mudanza haste encontrar en ...Miraflores su lugar definitivo” (402). El mise en abyme (case dentro de la casa) inicie el juego especular e invite a leer el texto mismo como otro ropero/case. El objeto por su tamano parece ser una contradiccion intrinseca de pieza movible -mueble- y firmeza inmovil, historia ahistorica, por decirlo asi. Se Io describe detallademente. Como ocupa casi medio cuarto, su desproporcion respecto al dormitorio modemo subraya su descontextuelizecion e implica su antiguedad que construye el cuarto paterno casi como un museo. 255 En efecto, decorado haste Ia minucia parece “un palacio barroco tallado por algUn ebaniste decimonénico y demente” (402). La ironia historizante incide en la hipérbole haste la caricature mientres va situando la tredicion colonial petema como enejenamiento. El mueble tiene tres cuerpos. El de la izquierda es une puerta enorme con su lleve desproporcionada; el del centro tiene cajones ebejo, un librero mas arribe y encime una puerta siempre cerrada conteniendo los secretos del padre; y el de la dereche es une puerta con espejo. Curiosamente, hay un paso entre los cuerpos extremos por encime, detras del librero central. Es pues une estructura compleje plurisignificente y remite de entrede a un corazon, con sus auricules y ventriculos derecho/izquierdo conectandose por arribe. Es el corazon de la case, un corazon viejo, hipertrofiado por la edad, lugar de la memorie, y es con ello edemas muches otres cosas. Antes de continuar veamos lo que dice Bachelard de los roperos. Wardrobes with their shelves are very veritable organs of the secret psychological life. Indeed, without these “objects” our intimate life would lack a model of intimacy. They are hybrid objects, subject objects A wardrobe’s inner space is also intimate space, space that is not open to just anybody In the wardrobe there exists a center of order that protects the entire house against uncurbed disorder. Here order reigns, or rather, this is the reign of order. Order in not merely geometrical; it can also remember the family history. (Bachelard 79) El ropero como modelo de intimidad psicologice, hibrido objeto-sujeto, especio reservado y secreto, centro ordenador de la casa y la genealogie, se aplican cleramente al texto donde el mueble es signo del padre y la casa como gerente de un orden anacronico. El narrador hijo sera a la vez testigo de su 256 caducidad y desorden final, y transformador del mismo por la escritura en un annario mas durable, una intimidad reinscrita, un nuevo juego especular. Por eso se contraponen de entrede en el texto les actitudes de los menores-Nosotros a las del padre respecto al ropero. Pare los primeros es el objeto de juego favorito. Asi, usan la lleve gigante como “juguete proteico pistole, cetro o cachiporra”, todos simbolos falicos de poder, pero el juego favorito es mes revelador: “penetrer en el ropero por la puerta de madera y aparecer el poco reto por la puerta de vidrio” (402). Esta incursion lUdice en el tOtem cuando el padre no los ve37 los hace sangre joven del corazon envejecido, y al mismo tiempo realize en juego el rito de paso del féretro (puerta de madera) a la resurreccion o fantasmagoria (puerta de vidrio). Fort-De, ausencia- presencia, estos menores juegan a les escondidas extendidos en el pasaje secreto superior entre los cuerpos extremos -sin poder ser encontrados por los amigos— “como en un ataUd” (403). Para el padre, en cambio, el Fort-De lUdico e identitario asume la seriedad solemne de la ceremonie cotidiena de invocar a los ancestros. En efecto, al Ievantarse de la came, aUn echedo en elle, que simétricemente lo enfoca frente al espejo del ropero, al observerse en él no se ve solo. Su resquebrajade vanidad —esta enfermo se dice después— encuentra en el espejo a los antepasados que se vieron reflejados en el mismo. El narrador, aI contrario de sus anteriores textos autobiograficos, nombre a los antepasados reales que el padre dice que se velan alli: un presidente de la corte supreme, primer ministro y ministro de relaciones exteriores, otro rector de la Universidad de San Marcos y ’7 Esto rem ite el heterénimo Ludo TUtem, protagonista de Los geniecillos dominicales. 257 otro diputado. Album oligarquico visto desde un padre disminuido econémica y socielmente, edemas de ester enfermo, el espejo del ropero aparece como una puerta espectrelza’8 “ especio irreal Mi padre penetraba por el espejo al mundo de los muertos, pero también hacia que sus abuelos accedieran por él el mundo de los vivos” (403). La aparente “comunion” con los ancestros remite a la escene final de “Pagina...”, pero en este ceso no es el menor sino el padre el sujeto de esta ilusion Optica nostalgice. De modo que el espejo es imagen de la conciencia del padre, la mireda del padre encontrando al verse en elle Ia mireda de los ancestros, juego escopico fantasmatico identitario. Es el punto brillante del ropero, la nine de sus ojos, la luz que se refleja en él ilumine y, por decirlo asi, caliente la casa y la conecta con el pasado, no sclo el ancestral, sino el de la nifiez del propio narrador, por eso a continuecion se describe la atmosfera del tiempo del incidente central del texto como una infancia dorede. Durante un verano claro que invite “el goce, al juego y la felicided” (403), luego de enos de aislemiento familiar, el padre decide reinicier relaciones sociales, abriendo la case a los antiguos amigos dedo que ahora tiene varios arboles frutales y vajilla decente con que demostrar sus logros en la vida. Escoje a un antiguo camarada para iniciar esta nueve etapa. El narrador despliega mordacidad en la construccion de este personaje desde el nombre, Alberto Rikets. Alberto significa ‘luminose nobleze’, y Rikets juege con les valencias de 3“ Es el tema del mirror-door que Lewis Carroll lleve a un extremo en Alicia a través del espejo. Por otro lado, Ia duplicacién del mundo por el reflejo ha sido desde antiguo objeto de perplejidad resuelte en ideas de trasmundo, mundos paralelos, realidad/ficcion, bUsquede de identidad y sobre todo juego especular como metafora del conocimiento I engano. 258 ‘rico’ y la etimologia cercene de ‘raquitico’.39 La interpretacion se confirma Iineas despues, porque este camarada ha venido con su hijo Albertito, que es descrito como “raquitico, lerdo y por momentos francamente idiota” (403). Es mas, el amigo Alberto es descrito como une copia del padre “pero en un formato mas reducido”. Es decir, esta infantilizacion denigrante del amigo caricaturizado sirve para contrastar como otro espejo al padre. Ambos, edemas de companeros de colegio, son pelidos, flacos y hen padecido tuberculosis. Pero la diferencia central esta en los respectivos ‘logros’ economicos: el padre con dificultad ha podido comprar la casa de Miraflores mientres Alberto, mas empenoso, se ha hecho reletivamente rico trabajando en su propio negocio. Obviemente hay ironia de nuevo, al retrater al rico ‘raquitico’ como dueno de una “farmacie”. Entonces, Alberto (luminosa nobleze) comparte con el padre elementos aristocraticos, pero como ante un espejo deforrnante la imagen se disloca en una de disminucién y otre de superacién: es igual y distinto, menos y mas que el padre. Su reduccion edemas de implicar infantilizacion elude a la decadencia oligarquica como degeneracion fisica.4o Pero esta miniaturizacién contraste con la riqueza que supere al padre, convirtiéndose est en un signo de posible mezquindad: Alberto, si bien de origen aristocratico, se ha adaptado a les leyes del mercado y se ha modernizado economicamente. Es pues, un pequefto 39 Higgins sugiere que el epellido “inglés” Rikets implica que “este es descendiente de inmigrentes y, por lo tanto, de origen mas humilde” (18), y que por ello no mirarle al pasado sino al futuro, explicando asl su actitud mercantilista y capitalista. 4° Comparese esta nocién con lo que en 1898 decia Manuel Gonzales Preda: “Cuando se recuerde que en el PerU casi todos los hombres de algUn valor intelectual fueron indios, cholos o zambos, cuando se ve que los poquisimos descendientes de la nobleze castellana engendran tipos de inversion sexual y raquitismo, cuando nedie hallaria muche diferencia entre el angulo facial de un gorile y el de un antiguo marques Iimel‘lo, no hay para que aducir mas pruebas contra Ia inferiorided de las rezas". (Horas de Lucha 209-210). 259 burgués. Su hijo Albertito parece justo heredero de sus teras y potencialidades, y de entrede se contraponen los menores-Nosotros a este menor-Otro. En este caso es preciso noter la novedad de que un menor-Otro de mayor nivel social tenge protagonismo en la narrative del autor. Albertito es hijo Unico, los menores-Nosotros son dos hermanos, de alli ya parte una diferencia entre individualismo (burgués) y cierta colectividad ancestral (oligarquice), que se ratifice en los tipos de juegos preferidos. Los hemanos prefieren juegos colectivos y caseros, imaginetivos ya que deben trensforrnar objetos en juguetes -como el juego con el ropero. Pero Albertito prefiere en cambio juegos solitarios y mecanicos: “como hacer rodar cerritos por el piso o anner castillos con cubos de madera” (404). Obsérvese ya ace una parodia de la modernizacion: cerros y cases como juego individualiste. Mientres los menores juegan en el cuarto, como otro reflejo el padre y Alberto caminen por el jerdin. La competencie de los menores se hace competencie de los mayores que quedan asi infantilizados comperando sus ‘logros’ en la vida. Aca se ofrece una importante retrospective sobre el padre: Desde hacia enos mi padre hable descubierto les delicias de la jardineria Su amor a los libros se hable derivado hacia las plantes y las flores. Todo el jerdin era obra suya y como un personaje volteriano hable llegado a la conclusion de que en cultivarlo residia Ia felicided. (404) Este personaje volteriano es el protagonista de Céndido o e! optimismo (1759), lo cual es obviamente ironico dado que si elgo caracteriza al padre no es el optimismo, sino lo opuesto. Por otro lado, dedo que todo el texto articule les tranforrnaciones del padre, es de noter el paso de los libros a la jardineria, pues 260 implica oblicuamente la conciencia petema de su enfermedad y su pérdide de sentido en la lectura, pero también esta trensicion de libro a plenta y mas terde a otre cosa en el desenlace, vuelve en un giro a su punto de partida dado que todo el evento es recuperado en tanto escritura, es decir libro, por el autor. En el jardln, mientres el padre muestre orgulloso las flores, se inserta de modo directo el Unico dialogo en el texto. Se observe en él que el padre trata a su amigo por su nombre, mientres este lo trata por su sobrenombre escoler ‘Perico’.“1 Hay asi una sutil asimetria de treto que infantiliza al padre frente al amigo, lo cual es correlativo al tema de conversacion: el padre refiere su deseo de comprar una granja en Tarma, Alberto elude a su mansion en construccion objetendo que para qué tan lejos si puede hacerse en Chaclecayo a les afueras de Lima. Es una competencie sutil, amable, ceremoniose, el padre sclo reefirma su deseo de que la granja fuera en la provincia lejene de Tanna porque alli vivio su abuelo, es decir, revela el origen oligarquico en el latifundio perdido. Albertito encuentra bajo la came una pelota de fUtbol, descubriendo a los menores su aficion futbolistica presentade como “mania secrete vicio de nino decrépito y solitario” (404). La insistencia en la denigracién del menor-Otro transformandolo en avejentado vicioso remite de nuevo a la caricature de la decadencia oligarquica como degeneracion, es otra vez un espejo deformante donde ahora se ven los menores-Nosotros transformados en algo abyecto. Esta imagen abyecte provoca rechezo pero también jouissance identificatoria: a los menores-Nosotros también les encanta el fUtbol, y si hen dejedo la bola bajo la came as solo porque ye se han mudado los GUmez, menores vecinos con los “ Remite obviamente tanto al protagonista de “Los merengues", como a Perucho. 261 que jugaban en la calle partidos memorables: “ningUn equipo profesional puso como nosotros en esos encuentros infantiles, tanto odio, tanto encarnizamiento y tante vanidad” (405).42 Ahora los menores-Nosotros piensen que sera facil vencer a Albertito, y salen e la calle a jugar porque esta estrictamente prohibido hecerlo en la casa. Arman asi un arco contra el muro, ponen a Albertito de arquero y se divierten sadicamente disparandole balonazos “para darnos el placer de verlo estirado, despaterredo y vencido” (405). Tenta animadversion por el menor-Otro hace que la competencie cortés entre los padres asume entre los menores la forma mas directa del juego agresivo. La humillecion de Albertito sin embargo se vera invertide cuando sea él quien petee al arco, porque aunque “enclenque tenle una petada de mule”, y vence al narrador-Yo que ha pasado a ser arquero. Lo mas importante es que su tercer tiro no solo fue gol sino que salvendo el muro, los arboles, rebotando en uno de ellos “desaparecio en las profundidades de la case” (405). Esperan que la criada traige la pelota, pero es el padre quien sale con elle, y sin hablarles la regale a un viandante. La madre los llama a comer recriminandoles (“icomo hen hecho esol”). Entonces les sopechas de los menores-Nosotros de que algo grave habie pasado se confirmen: el pelotazo siguiendo una casi imposible trayectoria “habie elcanzado al espejo del ropero en pleno corazon” (406). Obsérvese que la metafora del ropero como corazon se hace explicita, y que el pelotazo perdido “en Ias profundidades de la casa” asimilan la imagen tanto a une violecion de la intimidad simbolica — como dirla Bachelard- como a ‘2 Comparer con lo que dice el autor en Dichos de Luder 31 :“- Soy como un jugador de tercera division -se queja Luder- . Mis mejores goles los metl en une cancha polvorienta de los suburbios, ante cuatro hinchas borrachos que no se acuerdan de nada.“ 262 una piedra que ciega el ojo del espejo. El autor de esta “hazana” es el menor- Otro tratado como el mas débil, pero como es version reducide —refiejo- de su padre, quien vence finalmente es la variante burguesa y modernizante sobre la decadencia barroca del padre. El almuerzo fue al principio muy silencioso y dificil, ya que el padre no queria desfogar su colera delante del invitedo. Pero poco a poco se va relajando, y al final ya hubo haste bromas, aunque persiste la sensecion de que la idea de abrir la casa al exterior, fue un “fiasco". Es importante noter que la casa comienza y termine cerrada al exterior, y en medio es atacada en el corazon. Ante la sorpresa de los menores que estén eterrados porque los visitantes se van pronto y esperen el castigo paterno, el padre se va a dormir sin decir nada. Mas terde los llamo al cuarto y les sefialo el ropero pidiéndoles que lo miren: Era en realidad lamentable. AI perder el espejo el mueble habie perdido su vida. Donde estaba antes el cristal solo quedaba un rectangulo de madera oscure, un especio sombrio que no reflejaba nada y que no decla nada. Era como un Iago radiante cuyes eguas se hubieran sUbitamente evaporado. -iEl espejo donde se mireban mis abuelos! —suspiro y nos despacho enseguida con un gesto. (406) De “especio irreal” a “especio sombrlo” la rotura del espejo realize la transformacion del ropero. Su poder totémico como puerta fantasmatica desaparece. Literalmente “muere” el mueble. Ahora Ias dos puertes son de madera, ya no hay resurrecion simbolica ni continuided ancestral posibles, el signo del féretro se duplica. Como un ataque cardiaco al centro de la casa -al pedre-, y especialmente como enceguecimiento dados los velores escopicos y luminosos (‘miren’, ‘reflejaba’, ‘rediante’, ‘miraban’), el espejo roto selle el paso 263 entre muerte y vida, bloquea la comunicacion que mantenia la identidad ancestral, oscurece la razon como memorie del pasado, desvirge Ia intimidad simbolica invadida por lo exterior —por la modemidad-, y es asl un anuncio y una encarnacion de la muerte del padre.“ Obsérvese como la quebradure —la dislocacion- es leitmotiv en el autor y remite continuamente -eunque no exclusivemente- al fin de infancia y al fin del padre. Hey asl arboles taledos en “Los eucaliptos”, un techo rajado y case incomplete en “Mayo 1940”, un tregaluz roto en “Interior L”, Una pipa rota en “La botella de chicha”, un viejo cojo cuye pate de palo se rompe en “Los gellinazos...”. En “Scorpio” curiosamente hay un espejo que en lugar de ester roto refleja el lebio roto del menor y desencedena su venganza, en “Los moribundos” se observe la boca rota de los muertos, y en “Por les azoteas” hay muchos muebles rotos como simbolo de la oligarquia en decadencia. Como el ropero es signo del padre, su transformacion es paralela.“ Los menores-Nosotros ya nunca lo vuelven a escucher hablar de sus antepasados, y en lugar del pasado parece volcarse mas hacia su futuro. Pero no porque hubiera sido liberado del pasado oligarquico para “diviser el curso del tiempo hacia el porvenir” como sugiere Alberto Escobar (El rumor de la vida 225), sino porque se sabe enfermo terminal. De modo que el padre se transforme como ‘3 Higgins senela que al final hay una critica del “triunfo -e| parecer inevitable- de un materialismo que desconoce la vida del espiritu" (20). ‘4 Julio Ortega en “Bryce Echenique 0 el arte de recontar" sintetize asl el proceso: “En ese relato, Ribeyro practice una de les operaciones mes sensibles de la indegacion por la identidad peruane: reconstruir la arbitraria subjetividad del padre. En esa operacion eutoreflexiva, la escene original del hebla se Ievanta como el teatro de la memorie, matriz del sujeto y modelo de la representacion social. Alli la figure petema cumple el verdedero acto aristocratico: asumir une cause perdide. Su identidad ya no tiene lugar en la sociedad modernizante, y su renuncie le devuelve a su Iinaje fantasmatico”. 264 sus intereses: de los libros paso a interesarse en el jerdin, ahora se interese en la muerte desde el nihilismo: “ya no necesitabe del espejo para reunirse con sus abuelos, no en otre vida, porque él era un descreido, sino en ese mundo que ya lo subyugaba, como antes los libros y las flores: el de la nada” (406). Obsérvese sin embargo que el mundo de la nada es otre metafora de la funcion del espejo, es decir, pure reflectividad. Todo el texto es asi une narracion de la dislocacion del espejo y el padre y una reconstruccion, una sutura de sus partes como fregmentos reflejantes, en el todo mayor de la escritura. Los menores-Nosotros son testigos de estas transformaciones del ropero-espejo—padre, y se pueden distinguir les tres etapas de los ritos de pasaje funerales. La etapa de separecion se observe en la familia reclusive, el aislemiento del ropero venerado y el abandono del padre de sus lectures estendo enfermo. La liminalidad se edvierte en la visita del exterior que se construye como juegos especulares entre adultos y entre menores liminoides, con el padre de jerdinero y la competencie infantil terminada en la gnosis del espejo roto. La etapa final de incorporacion incluso se marce por una especie de Ultima cena penose, la reclusion posterior y la reincorporacion del padre a la nada, de la que lo rescate el narrador autobiografico por su escritura, ella misme especular y espectral. Menores y fantasmas como unstable signifiers (Agamben) vuelven a poner en movimiento la fabulacion, y en este caso mas que del fin de infancia de los menores- Nosotros se trata del fin de la infantilizacion del padre, y su reivindicacion — o segunde muerte ritual que lo hace ancestro- frente a los dos fenomenos sociales rechazados: Ia decadencia oligarquica y la modernizacion pequefto burguesa. 265 “Los otros” es el Ultimo cuento del autor, publicado en los efios noventa como cierre de toda su produccion reunida en La Pelebre del mudo, y es de cierto modo un testamento narrativo al final de le seccion Reletos Santacrucinos. Es particularmente notable porque al cerrar el corpus central de la narrative corta ribeydariana. el autor tacitamente le otorga el valor de desenlace que es fundamental pare darle sentido a un conjunto que llege a concebirse pauletinamente como la unidad de la novela que jemas pudo reelizer como deseara.45 El texto es suturante en varios aspectos, es decir, sintetize elementos y perspectives que aparecen dislocadas en sus otros textos. Esto es patente desde el titulo. “Los otros” implica de entrada Io opuesto y subalterno respecto al Yo o Nosotros. Ya sugeri que el menor-Yo constituye el sujeto de la escritura, cuyo objeto es el menor-Otro. Este proceso asume ciertas variantes que he ido analizando. En este caso los objetos de la escritura son un juego especular de efectivamente Otros y Nosotros, es decir, se sutura su dislocacion. Si en “Los roperos. . .” por primera vez el menor-Otro no es de clese social inferior 0 de otra ‘raze’ a la del menor-Yo, ace en los menores-Otros se tiende a borrer las diferencias de clese y ‘raza’ -aunque no del todo. Le misme voz narrative autobiografice y nostalgice realize cambios de focalizecion, por los que se acentUa a veces el yo, a veces el nosotros y también Ia tercera persona plural y ‘5 Es cierto que se traterla de un desenlace provisional en la medida en que el autor aUn tiene la esperanza de poder seguir escribiendo a peser de tener pocas expectetivas de vida por el cancer. El autor concientemente cierre el conjunto sabiendo que quiza no puede reabrirlo. Por eso deja de continuar una autobiografie y convierte algunos de sus pasajes en sus cuentos fineles, buscando “rescatar les vivencies infantiles de un barrio de Mirefiores, cuyo estilo de vida he, practicamente, desaperecido. Lo que buscabe en el fondo era confronter el Miraflores de los efios 40 con el Miraflores de los 90. Que se noten les grandes diferencias" (Les respuestas del mudo 246). 266 singular. Todo ello es funcional, porque lo que realize es la sintesis u orquestacion de estas perspectives, aUn cuando predomine siempre el narrador adulto comentador bifurcandose en testigo menor de edad. La estructura del texto es nltida. Hay un marco inicial y final en presente, que encierra al centro cuatro histories del pasado: esto cleramente remite a un espejo que reflejara la infancia. Se establecen asi puentes entre presente y pasado, mientres el narrador camine por Miraflores, barrio de su infancia. Este paseo es el marco y es importante notar que —eunque en presente- es une trayectoria desde la ectualidad de un lugar pUblico en el corazon de Miraflores hasta el especio solitario del malecon que se ahistorize. Es decir, finelmente se va del presente, por el pasado, e une aparente indistincion de los mismos a la que se suma el futuro en una reflexion sobre la muerte que constituye al texto mismo como un espejo quebrado literaturizado. La cuelidad testementaria del texto se marce desde el inicio con el recurso al clasico ubi sunt. Asi, el narrador mientres camine por el ovalo de Mireflores reconoce a un par de amigos del colegio. Les caracterizaciones de los personajes son bestente esquematicas. Uno de los amigos es varon, y lo que se destaca de él es el estereotipo de la fuerza fisice: el envidiado mejor deportista de la clese ahora es un gordo calvo bebiendo cerveza mientres se hace lustrar los zepatos. Le otre conocida es una mujer, de la que siguiendo el estereotipo de género se destaca la belleze: la mas bonita del colegio que rechezo a todos sus pretendientes es ahora une vieja triste que carge pequetes de compres. Como ante espejos de su propio deterioro, el narrador se lamente del paso del tiempo, 267 pero se consuela inmediatamente pensando que “ellos siguen habitando el especio de su infancia y marcandolo con sus pisadas” (737). Este especio infantil no solo es el barrio de Miraflores sino también la interiorided en la que se reconfiguran les infancias por la memorie. Todo esto apunta a dar lugar al ubi sunt que mueve al texto. Pero los otros, me pregunto, édonde estan los otros los que se fueron tan tempreno y ya no pueden, aunque fuese minados por la vida, y ya no pueden seguir hollando los ceminos de su ninez y respirando el aire de su belneario? (739) Reparese en el tono retorico, incluso anacronico, del fregmento. Ese es otre de las sutures que el texto articule: lo clasico o anacronico del marco se cose con lo contemporaneo en el esfuerzo del narrador por incorporar peruanismos como jerga juvenil local incluso posterior a le usada en su infancia en les histories al centro del texto. Esta estructura implica que la infancia se construye como eterno presente mientres el marco parece estabilizerse en el pasado. Obviemente esto es un juego especular, porque el marco es el presente de la enunciacion del narrador y el centro del espejo es el pasado del enunciado como reescriture de la memorie. Por otro lado, hay también un substrato ironico en el uso de esta forma canonica del ubi sunt, pero no sobresale frente el tono final del texto, es una note apageda, casi mude, y esto se debe al teme de la muerte de los menores.46 Por eso, tras forrnular este anacronico ubi sunt en el presente, el texto despliega sucesivemente cuatro histories del pasado, las de ‘6 Obsérvese que el autor acentUa el absurdo e injusticia de la muerte de un menor en comparacion con la de un adulto en Prose Apetn'da 75: “(,Por qué nos aflije tanto la muerte de un nino? (No es aceso lo mismo morir a los ocho efios que a los treinta o los cincuenta? No, porque con los ninos muere un proyecto, une posibilidad, mientres con los adultos muere elgo ye consumedo. La muerte de un nino es un despilfarra de la naturaleza, la de un adulto el precio que se page por un bien que se disfruto”. 268 dos chicas y dos chicos del barrio, que murieron sin elcanzer la mayorla de edad. Asi el titulo configure a los Otros como los menores muertos, opuestos a Nosotros los viejos que seguimos vivos. Esto se rearticule al final. Les cuatro histories de menores muertos tienden otra vez a la construccion de estereotipos. Les menores se marcan por su belleze y son complementarias en otros aspectos esquematicamente. Los menores igualmente se dividen roles asociados a los varones, y otros aspectos cuye comparacion es muy reveladora. La primera es la historia de Martha Lerdau, una rubia adolescente judio- polace. La ironia del nombre se note en que es lo opuesto a la idea de une dame de casa (Marthe) pesada (Lerdau): “Las chicas admiraban su dinemismo, su audacia y su falta de prejuicios, y presentian en elle un nuevo tipo de mucheche, aUn no realizado en Lima y que solo eperecerla...generaciones mas terde” (740). Esta proto-nueva mujer (que es también un guino del narrador a su audiencia joven contemporanea) era muy popular entre los chicos, no solo por su belleze —y su color en una sociedad recista- sino porque los tratabe con llaneza, sin le coqueteria o verguenze de les otres menores, incluso compitiendo con ellos en pruebas fisicas. Y todo ello, subraya el narrador, sin perder su delicadeza dado que su “apoteosis” ocurrio cuando esombro a todos durante una actuecion pUblica al bailar ballet sola “transformada en un ser etéreo, irreal” (740), lo que constituye para los menores la primera encarnacion del arte. Lo fantasmagorico implicito en su transformacion al denzar, corroboredo por el hecho de que se trata de un extracto de El Iago de los cisnes, preanuncia ye su 269 muerte. Esta ocurrio durante la excursion campestre anual de su clese a Chosica, a orillas del rio Rimec, el mas importante de Lima. Martha dado su caracter aventurero, tras subir un cerro, decidio banarse en el rio a peser de que habie aumentado su caudal, retando incluso a sus amigas temerosas a seguir su ejemplo, pero el rio se la llevo. Los esfuerzos para rescatarla fueron vanos. En este muerte se observe, edemas del accidente, una especie de oblicuo castigo al atrevimiento de este nuevo tipo de chice. Por eso, curiosamente, el narrador refiere que cuando recién al siguiente dla se descubre su cadaver atascado kilometros ebejo, éste tenia le care intecta mientres su cuerpo desnudo estaba “horriblemente mercado por golpes y picaduras de insectos y camarones” (741). Obsérvese como se marce el poder en este cuerpo mientres se preserve el rostro: es la particular articulacion del fascinum de lo abyecto lo que destaca. Es decir, su llaneza ante los hombres es preserveda, su idealidad etérea, mientres su competencie fisice con los mismos es castigeda. Y todo aparece naturalizedo. Esta interpretacion se corroborera al compararla con el fin de la otre menor, la tercera historia. El narrador comentador finalize la historia de Marthe subrayando la muerte como paradoja mientres ventila una vision emerge sobre el PerU: “Del posible crematorio nazi en Polonia, Martha se libro para morir ahogada a los trece anos en las miserables aguas de un rlo miserable de un pals miserable” (741). Es decir, elle como cisne europeo y encarnacion del arte no puede nadar en las turbias y turbulentas aguas de un pals hecho abyecto. Por eso aunque parte de lo europeo es percibido como amenazante por el nazismo, la fatalidad pesimiste final destaca la miserie peruane. 270 Anelizaré ahora la tercera historia, dejando para despues la segunde, porque asi es posible comparer inmediatamente los estereotipos de menor mujer en este texto. Ahora se trata de Marie, la chice de ojos verdes y cabellos cestafios, pero sobre todo “el cuerpo mes lindo de todo el balneerio” (744). Todos los varones, dice el narrador, grandes y menores, andeban tres esta colegiala que no les dirigie la palabra, pero que exhibia su cuerpo en crecimiento en la playa, mostrendo al vecinderio que mientres cambian les modes en los trejes de bano, que favorecen a unes y desfevorecen a otres, “nada podia irle mal a Marla, debido a sus largas piernas, sus nalgas turgentes y su cinture estrechisime" (744). Este regodeo en la mireda masculine sobre la mujer como cuerpo mudo y deseable, se acentUa aUn mas cuando el narrador refiere una anecdote que privilegie su poder escopico por sobre el de los demes “mocosos” o “peludos”. Cuenta asi que por casualided la vio desnuda mientres se secaba tras un duchezo. El narrador y su hermano tomaben cleses particulares de matematicas ensefiedas por el hermano de Maria, une vez al ir al befio el menor-Yo la habria visto. Cuando retorna a clese no puede atender al profesor porque no “podia ver otre cosa que el cuerpo de Maria, que seguia vibrando blenquisimo, incolume y glorioso en mi memorie” (745). Los adjetivos subrayan la virginided, anticipando la ouarta historia, pero ace Io importante es ratificar como la mujer se divide en dos estereotipos de belleze, embos objeto de la mireda masculine: el rostro que subraya la inteligencia de Marthe como belleze idealizede —ademas de su “esbelte figurita rubia” (740)- versus el cuerpo de Marla como carnalided virginizada, mude y coqueta - edemas de sus ojos 271 verdes. Ambes obviamente muestran les preferencies raciales del autor y el racismo limefio. Si el ballet pUblico de Martha anticipa su muerte, ahora lo que preanuncia la de Maria es el espectaculo privado de su desnudez por parte del narrador. En efecto, el narrador la vio desnude y agechede: “tenie un pie epoyado al borde de le befiera y se cortaba les ufies con unas tijeritas” (745). Maria muere tres salir una terde ya veraniega del colegio acompafiada de sus amiges, retrasandose de ellas un poco “para egacharse y ajustarse les hebillas de sus zepatos”. Entonces un Buick negro, “conducido por un ancieno que habria sufrido un vahldo, Ia cogio de pleno con el parechoque y le destrozo el craneo contra la pared” (746). Obsérvese la simetria opuesta (el espejo): ahora la menor deseada y muerte tiene la marce del poder en la cabeza. Si se narra que la persiguen los varones a la salide del colegio y ella no responde pero a la vez se subraya su exhibicion del cuerpo en la playa y su sexualidad como casi un reto (doblada — recuérdese “Interior L") ante le mireda masculine, su construccion es opuesta a la de la llena y novedose de Martha. Es decir, al contrario de la extranjera Martha, Marie es construide en parte como reminiscencie de la belle miraflorina tradicional, coqueta y silenciosa, incluso desdefiosa (“Maria nunca nos miro ni nos dirigio la palabra, ere demasiado Iote para nosotros y no podia arriesgarse a condescender con unos pobres mocosos” 744). Con su manejo del cuerpo y el vestuario -al contrario de Martha que reta de igual a igual a los varones en competencies fisicas, habla con ellos y se desviste en el rlo-, Maria es entonces, como una transformacion de la tapade limefia colonial, imagen de Lima modernizandose (alll estan sus trejes de bano 272 de mode como etapas en el proceso). Por ello su gesto inocente de amarrerse los zepatos, doblarse y no hablar, entre coqueteria y puritanismo, encuentra su tragico fin en el accidente de transito provocado por el simbolo de la modernidad —ese cerro particular, obsérvese la marce- manejado por un viejo que representa aI poder decrépito coludido con el capital extrenjero. Son asi imagenes opuestas que articulan ambiguemente la situacion de Miraflores 0 de Lime 0 del PerU, en movimiento de lejenia del referente —y que se reivindica con pretensiones universeles. Al final de la historia de Martha se denigra al PerU y elle es extranjera. En el caso de Marla, se ataca lo extrenjero por la marce del carro, y elle es otre version de la tradicional tapada limena. Pero ambas son blencas y sus cuerpos son construidos como el de la mujer deseeble dislocado entre cabeze y cuerpo. Por eso sus desafios a los varones se castigan sobre sus restos mortuorios: Ia belleze ideal y la inteligencia y el arte se preserven en el rostro rubio de Martha, mientres su cuerpo desefiante en competencies fisicas es destruido; el cuerpo perfecto y les turgencias de Maria son preservadas, mientres se destroza esa cabeze silenciosa que despreciando a los varones alzeba el cuello. Les otres dos histories de menores muertos, ahora varones, tienen también la forma de un espejo de estereotipos. En este caso el estereotipo masculino se divide entre el macho poderoso y el débil inteligente y sensible, edemas de otros matices. La segunde historia trata de Paco, “el Unico cholo de la clese en ese colegio de blanquinosos” (741). En este caso el menor-Otro por reze que 273 aparece en otros textos, es incluido en el especio del Nosotros curiosamente. La explicacion de esta inclusion la da el narrador el comentar que el padre de Paco ere un rico comerciente en la provincia, que tenia una gran case en Miraflores. Es decir, es una inclusion economice. Pero es parcial, porque el narrador lo presente como una caricature de nino prehistorico (por su menla de hondeer eves), solitario, mudo, y es solo rescatado por su fuerze y hebilidad deportiva: “Como todo cazador era hosco y solitan'o, pero nosotros lo respetabamos, pues era fortisimo para sus doce anos, un nudo de mUsculos cobrizos coronedos por un penacho de pelos tiesos, y aparte de eso el mejor futbolista de la clase”(741). El evento infantil que a continuecion metaforiza la minoridad como competencie y escenifice el papel de Paco -asi como une pueril automostracion del narrador- es el partido final de la competencie de fUtbol del colegio, que enfrente a la clese del narrador -menores de primero de media- con los “peludos” de quinto de secundarie. Le diferencia de ededes (cuatro a cinco anos) en este partido lo convierte en lucha intergeneracional. Ademas de ello, para Paco se trata también de una pruebe personal: siendo el Unico “cholo”, debe demostrar su poder en un ambiente del Otro y en un evento pUblico, con vecinos y parientes presentes y “blanquinosos” en su gran mayorla. Paco juege de defense, y pronto se convierte en el héroe del partido porque impide que pesen los meyores. mientres el narrador-Yo se presente como delantero y junto con su amigo omnipresente Perucho“7 meten dos goles. Pero al final Paco comienza a fallar, ‘7 Cabe incluir aca lo que anota Ribeyro sobre Perucho en su diario: “Ayer, visita de cumpleefios e Perucho, quien se encuentra recluido en su granja de Santa Ines. Cuando llegamos se encontraba ye ebrio, circulendo entre sus familiares, sin zepatos, sin camise y con un pantalon de pijame andrajoso por donde asomeba su sexo. Se nego resueltamente a probar les viandes 274 “erraba en nuestre area como un zombi” (743), y lo mayores Io desborden y meten goles, ganendo el partido. Paco de héroe pese a ser chivo expietorio, y ceminendo con dificultad se va a los vestuarios entre pifias. Alli los menores lo ven verdoso tratando de respirar y cae desmeyado. Muere en el hospital de peritonitis y hemorregia interna, ocurridas por el esfuerzo del partido sobre una apendicitis previe que no fue etendide. Paco se aguanto el dolor Iuchando hasta el final del partido, pero el narrador, aUn admirendo esta heroicidad, la degrade por su comentario final sobre el partido: “viéndolo bien, tenia una importancia minUscula, nada ibe a cambiar en el mundo, pero en el cual el cholo Paco puso todo su pundonor y dejo su vida” (743). Es decir, e peser de mostrer valor Paco aparece finalmente encarnendo el estereotipo del ‘cholo’ bruto, terco y mudo muriendo por una cause banal. Al seguir estrictamente las reglas del machismo -aguanter, no quejarse-, Paco de héroe pasa a ser la absurde victima de eses reglas. Obsérvese edemas como se marce el cuerpo muerto: es el bajo vientre el que internamente estalla, es pues el Otro como reze y cuerpo que al final as expulsado del especio del Nosotros. Pero no es tan simple, el espejo en este cuento final se desboca. Recuérdese que el narrador-autor padecia un cancer en les visceras. AUn asi, el esquematismo genérico se mantiene y presente en la Ultime historia a un menor opuesto: sera un ‘blanquifioso’, débil y sensible, no un cuerpo sino una cabeze ante el crepUsculo. preparadas en su homenaje. No hizo otre cose que beber y tocar el piano. Después del almuerzo se puso a llorar encime de la mesa. Mes terde se lanzo sobre ml con intenciones equivoces y tuve que repelerlo a viva fuerze sin poder evitar que me mordiera el brazo Parece que esta semana Io internaran en forma definitive. Es posible que el doctor Roca decide hecerle una lobotom la” (La tentacion del fracaso 218-219). 275 La cuarta y Ultime historia gire en torno al misterioso menor Ramiro. Este personaje remite directamente al narrador pero también a una deformecion del mismo, a un rechezo de lo propio proyectado en otro: un espejo deformante, como aquel que presentabe a Ernestito como un requitico nifio decrépito en “El ropero...” Ramiro ere un ser liminal, crepuscular, de hecho vivia en el malecon mismo, sobre el berrenco que da al mar, al poniente, lugar a donde se ha ido dirigiendo el narrador en su paseo por Mirafiores. Era fragil y reservado. Le gustaba distraerse mirando casonas viejas, evitando que se pise a los gusanos del cemino, siempre en las nubes, aunque teniendo excelentes notes. Exonerado de educecion fisice, tendia a autoaislarse. Asi como en Merle lo que atraie la etencion de los menores era el cuerpo que desnudaban con los ojos, en el caso de Ramiro lo intrigante era su interiorided, que él preservaba de la curiosidad del grupo. Los menores-Nosotros lo contaban como uno de ellos (no era un extrafio en ‘su’ zone como Paco) a peser de noterlo diferente, porque admiraban elgo indefinido en su personalidad, que se menifiestabe e veces en el brillo de su mireda: “parecia la mireda de un hombre maduro, la de alguien que sable” (746).48 Era de una inteligencia que cellabe a quienes querien molestarlo, a los mas despabilados, aunque normalmente perrnanecia taciturno. Ere pues el mudo por excelencia, y asl como el narrador dice que fue el Unico que vio desnude a Marie, ace dice que fue el Unico que hablo mes con él, aunque no llegaren a ser confidentes. Es importante esto Ultimo porque de los cuatro menores muertos evocedos, Ramiro es el Unico de quien se efirme que dijo elgo, el Unico con quien el narrador relate haber hablado, y de quien quedara en el ‘8 De alli el juego con su nombre, Ramiro significe ‘famoso consejero’ 276 texto un testimonio directo escrito. Todo eso destaca su importancia y su relacion casi vicarie con el narrador. Este mudo revelera ser escritor. Esto ocurre durante una clese de literature en la que se les pide escribir un poema. Todos fracasan excepto Ramiro, que sorprende a la clese con un texto dedicado a Maria, Ia adolescente atropellada, que el religioso profesor lee en voz alta creyendo que se trata de un poema a la Virgen. Los poemas eran anonimos asi que el religioso pidio que se identificare el autor, y Ramiro avergonzado se puso de pie. Este es une de les Ultimas imagenes del menor, que se ira eusentendo de cleses haste no volver. Se especulo mucho sobre su paradero, algunos pensaban que hable viejedo con su padre (su Unico familiar), pero el narrador descubre que Ramiro seguia en su case antigua del berrenco, recluido. Misteriosamente a veces lo ve mirando el mar, huidizo, casi fentasmel “una sombre difuse en el etardecer” (748). Tode esta aura misteriose de Ramiro remite a la imagen de un poeta nino barrenquino y crepusculer cuyo epitome es José Marie Eguren. Recuérdese que el primer texto de La Pelebre del mudo también se refiere oblicuamente a él, cuando se pinta el amanecer de Lima con notes feéricas, fantasmales, simbolicas e infantiles.49 El conjunto de textos de Ribeyro se va cerrando en circulo: desde aquel amanecer de los gallinazos haste este crepUsculo de Ramiro. Ademas obsérvese la figure del padre como Unico miembro de la familia de Ramiro: remite inmediatamente a la especial relacion padre-hijo marcade en la narrative ribeydariana desde “Pagina de un ‘9 Sobre Eguren, Antonio Cornejo Polar anota: “existe esta presencia de la ninez en la representacion. perspective y tono general de la poesie egureniene, pero habria que entenderla como parte del sistema transpositivo, donde el nino es simbolo de inocencie y Ievedad y al mismo tiempo vlnculo con lo imaginario y maravilloso“ (191) 277 diario”. Le Ultime imagen de este menor es tristemente abyecte. Un die el narrador lo encontro casualmente en el hospital de Nifio. El narrador ibe al hospital a tratarse posiblemente el acné que indica su crecimiento y pérdide peulatina de infancia. En eses circunstancias, la descripcion de Ramiro es contrastente: vi en el hall a un senor que salia llevando cuidadosamente del brazo a alguien que me llemo la etencion pues por su estatura parecia un nino y por su cabeze sin pelos, su terno y su corbata, un adulto Era Ramiro, empequenecido, avejentado, convertido en un siniestro pelele. (748) Se explica en el texto que el menor tenle una rare anemia congénita e incurable. Posiblemente se trata del sindrome de le progeria de Hutchinson- Gilford, enfermedad genétice que envejece prematuramente a los menores, de modo que estos fallecen normalmente en la adolescencia, por arterioesclerosis, errugedos, calvos y reducidos. Esta imagen final de Ramiro sutura les contradictorias construcciones de minoridad y adultez en Ribeyro, de sujeto y objeto: es en efecto un espejo que sugiere varies lectures. lmegen de la decadencia oligarquica como caricature del anacronismo, pero también menor- Yo envejecido, nino interior atrapado en un cuerpo decrépito y enfermo enfrentando la muerte. Reencuentro, fusion y dislocacion con la imagen del padre siempre extrafiado. lmegen mas general también, que ratifice la idea ribeydariana de que el ser humeno envejece sin madurer.5o En todo caso, los extremos de nifiez y vejez se encernan en un cuerpo marcado por el poder en la cabeze, al contrario de Paco. En efecto, ahora no es el vientre reventado sino Ia enferrneded en la sangre la que mate lentemente a Ramiro, marcando 5° Véase Prosas Apétn‘das 23. 278 especialmente su calva cabeze ya que su cuerpo se ha consumido dejandolo como un muneco de trapo o pijame de nino sin cuerpo (“pelele”). Por eso el final de esta cuerta historia el narrador presente la casa vecia de Ramiro, que podrie ester viendo en ese mismo momento dado que ha llegado el fin de su paseo hasta el melecon, en estos términos: “vi su fechada mes sombrla que nunca, sus ventenes cerradas, su jerdin mudo y sin vida, como el escenario abandonedo de un teatro al término de la funcion” (748). Llama otra vez la etencion Ia vuelta al tono retorico, se parte del ubi sunt y se cierran las histories con esta elusion a la comedie de la vida. Pero todavia falta el cierre del marco. Alli, en el berrenco sobre el mar, el narrador parece un reflejo de Ramiro que es recordado “ceminendo pensativo por el melecon desierto o sentedo en el parapeto mirando el etardecer" (747), y se describe a sl mismo mirando el crepUsculo y escuchendo las olas como cuando are un nino, lo que le provoca une confusion de tiempos: “Me pregunto por un momento en qué tiempo vivo Presente y pasado parecen fundirse en mi, al punto que miro e mi alrededor turbado, como si de pronto fuesen a surgir de la sombre les sombras de los otros” (749). No es el tiempo epifenico de la memorie esociativa proustiana, y por ello Ia experiencia de etemporelidad (esta sutura de tiempos dislocados) no es una victorie sobre la muerte, pues ésta como “sombre” y los otros como fantasmas, lo sobrecogen. Se trata mes bien de un juego especular, un espejismo que el narrador observe recionalmente trizarse (volver a dislocarse) como el espejo patemo de “El ropero...” Por eso enade: “Pero es solo une ilusion. Los otros ya no estan. Los otros se fueron definitivemente de equi y de le memorie de todos salvo quizas de 279 mi memorie y de las paginas de este relato” (749). La ineluctabilidad de la muerte parece solo verse contestade en parte por la memorie y le escritura, que asi constituiria un espejo contra la nada como en “El ropero...” y una posibilidad de futuro. Pero aUn esta posibilidad sostenida en el texto anterior aca se termine por cuestionar porque la escritura misme es historica, no eterna. Por eso si parece que por la escritura estos menores muertos “emprenderen tel vez una nueve vida ...[este sera] tan precarie como la primera, pues los libros y lo que ellos contienen, se iran también de equi, como los otros” (749) [cursives suyas]. El texto finalize entonces al parecer ratificando el nihilismo paterno, que descartaba al final de sus dlas los libros. Pero obsérvese les cursivas que remetan el texto. Esta Ultime puntada y nudo de la sutura es muy importante. Al marcar les palabras finales con les mismes del titulo de entrede se propone la autoreflexivided textual y una concepcion circular del tiempo. Esto afecta el sentido de todo el texto el proponerlo como reflexivided pure: un espejo escriturario cuyo tema final se sintetize como una deconstruccion de la posicion fije del Otro. Es decir, se subraya la reflexivided de la Otreded como nudo final de la palabra del mudo. Si el proyecto narrativo ribeyriano partia de la diferencia sujeto - objeto de la escritura, y durante el trayecto estas posiciones se mantenlan y poco a poco se entretejlan en sutures y dislocaciones cada vez mes complejas como he ido analizando. el final les posiciones sujeto - objeto se construyen como imagenes no solo interdependientes sino intercembiables: la historia se literaturelize como escritura especular y espectral. Asi, se es siempre Otro con respecto a un Yo, pero éste mismo es el Otro del primero. Ese es el 280 sentido del mise en abyme de la estructura textual. Por eso los Otros son los muertos con respecto a Nosotros los vivos pero estos Ultimos tambien no solo serén Otros respecto a quienes los sobreviven sino que ya lo son respecto a los muertos que, asl, pasan a ocupar, aunque fuere momentaneamente, el lugar protagonico. Todo el texto articule estos reflejos: los Otros como extrenjeros (Martha) también lo son como necioneles (Marla), como ‘cholos’ (Paco) también lo son como “blanquif‘losos” (Ramiro), como mujeres también lo son como varones, como enfermos también lo son como senos, como escritores (Ramiro) también lo son como audiencia (el resto de le clese y los lectores reales). El pasaje final que parece condenar a los libros y sus personajes como los Otros que desapareceran ante su contraparte la Realidad lo que articule tacitamente es mes bien que la misma Realidad es Otre y, por tanto, que la literature no es un mero reflejo de ella sino a la inverse, en movimiento especular continuo. En ese sentido, los menores-Nosotros y Otros se funden en la liminalidad, y su ser Otros con respecto a los adultos implica un Nosotros que infantiliza a los mayores de edad, en un juego de inmadurez sin solucion de continuided que para el autor caracteriza definitivamente al ser humeno. En este apareto especular final es cleramente perceptible el discurso personal ante la enfermedad terminal: la escritura se suicide simbolicamente pare reafirmarse contra la muerte.51 Obsérvese como en sus primeros textos sobre menores son las figures petemes edultas les que mueren mientres en este texto los muertos son menores, como infanticidios simbolicos. ¢Qué implica este 5' La escritura misme para Ribeyro fue un proceso de lento suicidio incluso en términos practicos debido a su tabequismo extremo, a peser del cancer que se la detecto, ya que no podia escribir sin fumer. Véese su conjunto de textos 8610 para fumadores. 281 paso del parricidio al infaticidio? Obviemente distintas posiciones de poder y ededes, y sobre todo le cercania de la muerte. Si en “El ropero...” al tratarse de la muerte del padre se marcabe el fin del pasado, en este texto en cambio se trata en el fondo de la muerte del hijo, el narrador, situacion que es proyecteda en otros menores muertos como fin del futuro y esperanza minima en la supervivencie literaria. Sugiero que el narrador ahora revive a los esquematicos personajes menores de ese comunidad de liminoides, no solo como elegia sino para proyecterse fuera de le pagina (de un diario, un cuento, o toda una literature) y peser e la otreded del lector. Los otros asl son los lectores, ese es el otro sentido de les cursivas. Por lo mismo, le usual desinfantilizecion de menores que ocurre en sus textos, aca se traslade directamente a los lectores, dado que los personajes no hen sido desinfantilizados como proceso en su desarrollo sino en el mas literal de los sentidos: privados de la infancia por la muerte. Por eso, las construcciones de infancia aca suturan les previes llevandolas al extremo, mientres borran en parte les diferencias que aUn asi pueden rastrearse, como he analizado. Los menores-Otros pasan a la misma liminalidad del Nosotros, mujeres y hombres, con sus respectives marces estereotipedas, proponen en esta escritura testementaria la desinfantilizecion general frente a la muerte. La figure del menor, entonces, como fentasma remite directamente el unestable signifier (Agamben), sus respectives muertes se alzan como otros tantos instantes de fascinum (Lacan) ante lo abyecto (Kristeve): son cuerpos destrozedos con rostro incolume, craneos partidos con cuerpos aUn deseables, vientres reventados por dentro y una cabeze de nifio-viejo deshuciedo. Es una 282 imagen final de la hecatombe (sacrificio masivo). De mater el adulto como signo de la potencialided de los menores a pasar a ver muertos a los ninos como su fatldico y absurdo destino, los textos de minoridad pasan el infanticidio como secrificio pare desinfantilizar al lector y construir un apareto especular literario contra la muerte. Conclusion Analizando les construcciones de infancia en ocho textos representativos del proyecto narrativo ribeyriano que se despliega a lo largo de mas de treinta anos se observen continuidades y transformaciones importantes. Las posiciones discursivas de sujeto de la escritura y objeto escriturario que se dislocan/suturan como menor-Yo I menor-Otro desde el principio aunque se mantienen hasta el final van deslizandose une sobre la otre en un refinamiento de refiexividedes que hacen del discurso un proceso de especularidad in crescendo haste llegar a la fentasmagorizecion final, donde los menores son sacrificedos / rememorados deviniendo fantasmas y fantasmagorizando la realidad como unstable signifiers. Este proceso no es lineal, sino mas bien adopte una forma espiral, con ides y vueltas a les posiciones discursivas basicas, y con juegos reflexivos de focalizecion a través de los que se rastrean posiciones sociales conflictivas relecionades con la modernizacion de Lima, la migracion andina, la exiologia criolle, la explotacion de la mujer, la anomia, el racismo y el militarimo, para volver a la muerte del padre en relacion a la propia cercene del autor. En “Los merengues” y “La botella de chicha” menor-Otro y menor-Yo se suturan como communitas liminoide en sus frecasades tentatives de 283 posicionemiento en el mundo adulto a través del robo, por su inexperiencia en el manejo de los codigos del dinero, la palabra y el gesto monopolizados por los adultos. Pero se dislocan —por edad, clese social y étnia- en relacion a los objetivos y consecuencias ideologicas de sus frustradas agencies. El menor-Otro robe capital material (dinero) para comprar capital simbolico (blanqueerse y acriollarse) y tras su fracaso se mantiene el fascinum del espejo del capital simbolico: los merengues en la vitrina implican el triunfo de la exiologia criolle. El menor-Yo robe capital simbolico (chicha fetiche andino) para conseguir capital material (dinero) y al final el espejo andino es trizado en la calle por la modernidad. En “La tela de arena“ y “Scorpio” le suture de los menores Otre y Yo va por la animalizacion y la orfandad de padre que construye la modernizacion de Lima como anomia (en los dos sentidos de falta de orden y de palabra), de modo que la casa del Yo deviene cementerio y especio de depredacion como Lime ha devenido tela de arena para la Otre. Le came como especio erotico-thanatico suture embos textos en el fin de infancia. La anomia se manifiesta finalmente como lucha entre miembros de le misme clese y la especularidad se sofistica: el menor-Yo que ecosaba sexualmente a la menor Otre en un texto pese en el otro a ser su vengador contra su propia clese. La sofisticacion especular se sostiene en que en embos textos el menor-Yo, en distinta medida, es narrado como si fuere Otro, en tercera persona. El espejo en que se ve Ia menor-Otre huyendo del menor-Yo perverso se transfonna en el espejo en que el Yo ve su propia boca partida por un golpe de su hermano y decide vengerse. En medio de las 284 pulsiones genitales adolescentes, les construcciones de Yo — Otra son correlatives a la confusion identitaria de ese etapa liminal, pero aUn en elles se note la subalternided definitive de le Otre mientres el Yo se espec(te)ulerize quebrando el espejo de la propia clese. En todo caso, la distancia de la tercera persona posibilite la autocritice: el narrador no se coloce como modelo ejempler. Lo comUn es la ausencia de padre como correlato de la anomia de la modernizacion. En “Los moribundos” y “Sobre los modos de ganar la guerra” ya no hay estrictamente menores-Otros. Es parte del proceso de su desaparicion peulatina en la narrative de Ribeyro. En lugar de menores-Otros en estos textos aparecen los indigenas adultos: en el primero como quechuas infantilizados y reivindicados, y en el segundo como un selvatico ambiguemente satanizado como retrasado mental y abusivo, y humenizado como desinfantilizedor. El menor-Yo es testigo en embos textos, que adoptan la perspective del menor- Nosotros en general pero que van de la voz del menor-Yo explicita en el primero a su escamoteo en el segundo. Entre embos se alegoriza la historia militar republicana del PerU, se critica el militarismo y el patrioterismo, reificados hasta el absurdo. Hey una especularidad entre el abuso a los quechuas en el primer texto, y el abuso a los menores en el segundo, pero en este Ultimo caso pese a la caricaturizacion del instructor selvatico hay también una critica eliptice desinfantilizante contra la propia clese por burlarse del Otro. El espejo Yo — Otro infantiliza y desinfantiliza a criollos e indigenas. La reflectividad se sofistica. 285 En “El ropero, los viejos y la muerte” y “Los otros” la dislocacion/sutura menores-Nosotros y menores-Otros se aproxime a le especularidad discursive extrema ante la muerte del padre y la proximided de la del autor mismo. En el primer texto los menores-Nosotros son testigos de la muerte simbolica del padre por la rotura del espejo, y el agente que provoca esto es un extrafto menor que es simultaneamente Otro y espejo del Nosotros: la burguesie modernizada vence e la oligarquia situando al padre en el nihilismo. En el segundo texto se llege a la especularidad pure: la estructura es exactemente la de un espejo barroco, enmercado por el presente de la enunciacion que es también el anecronismo retorico del ubi sunt y la comedia de la vida. Al centro se depliegen les histories de menores muertos que remiten a la infancia del menor-Nosotros. Estos menores muertos son Otros y Nosotros (con)fundidos. Dos menores mujeres blancas recordadas por su belleze articulan metafores de Lima: una es extranjera y refiere a Lima nueve, muere ahogada por la Lima antigua representade por el rlo Rimac; Ia otre es peruane y refiere e le Lime tradicional de la tapade limefia, muere atropellada por la modernidad. Dos menores varones evocados por sus complementarios estereotipos masculinos (el macho y el sensible) y de raza (el cholo y el blenco) articulan a los dos sujetos sociales peruanos prevalentes del autor: el migrante invasor que muere desplegendo su fuerze fisice (por una apendicitis perforeda); el oligarquico y fino poeta que muere tras asombrar con su talento (por una anemia congénita que metaforiza la decadencia como envejecimiento prematuro). Este Ultimo personaje es 286 particularmente resaltado como espejo autorial y como sintesis extrema de la oposicion minoridad—adultez. El espejo escriturario deconstruye la posicion fija del Otro en este mise en abyme. Le realidad es Otre, menores Nosotros y Otros se funden en la liminalidad y el discurso personal ante la enfenneded terminal adopte la forma de infanticidios simbolicos. La hecatombre final de los menores propone una desinfantilizecion del lector ante la muerte por medio de la construccion de un apareto especular literario fantasmagorizante. La palabra del mudo asl finalize como reflexivided pure de unstable signifiers (menores hechos fantasmas): un discurso infantil, anterior a la palabra, donde la suture de lo abyecto desplegedo en cuerpos infantiles destruidos invite al lector al fascinum ante su propio origen y final, su propia infancia cuye muerte es el reflejo del valor real, aunque eflmero de la vida. 287 CONCLUSIONES La palabra del mudo, Ia palabra del menor, la palabra del muerto El nir‘io con‘e hacia Io desconocida (José Maria Eguren) En este disertacion he propuesto la lectura de La palabra del mudo como palabra del menor desde tres enfoques complementarios: el del origen, el especio-temporal y el especular. El primer capitulo es une exploracion de la genesis —la infancia- de eses construcciones, y alli encuentro la dislocacion menor-Yo I menor-Otro en la base de todo su proyecto narrativo. Es una dislocacion articulada en la sutura, en referencia a la muerte del padre y la modernizacion de Lima, por la que el Yo narrador-autor se hace sujeto de la escritura de si mismo y del menor Otro como objeto escriturario. En el segundo capitulo me enfoqué no en el origen sino en el tiempo-especio de la infancia y de la desinfantilizecion. Al analizar les coordenadas socio—historicas encarnadas en recursos narrativos, Lima aparece como el locus de infancia, especialmente la case en el barrio de Santa Cruz en Miraflores, y la desinfantilizecion se encema en las transformaciones espaciales como dislocacion o rajadure de los techos, es decir, en la incomplitud como interrupcion del crecimiento o cercenamiento de lo alto. Aunque aca otra vez la muerte del padre es concomitante al fin de infancia, hego hincapié en los fenomenos sociales de migracion andina y urbenizacion ecelerada por los que la modernizacion de Lima se alegoriza en los textos como fin de la minoridad fatal y negativo. El Ultimo capitulo profundiza en la dicotomie menor-Yo / menor-Otro y en las tranfonnaciones especio- temporales de desinfantilizecion, examinando el proceso de sofisticecion 288 especular que caracteriza la narrative de Ribeyro. Propongo que las construcciones de infancia figuran el menor como espejo y a los textos como discursos especulares por los que simultaneamente se va relativizando la oposicion Yo — Otro mientres se critican institucionalizaciones de la injusticia en el PerU. Los menores devienen testigos y victimas -rara vez agentes- del mundo adulto narrado como absurdo. Se observe asi que a través de la mireda infantil Ribeyro critica el racismo, el machismo, el militarismo y el convencionalismo peruanos, sintetizados en figures edultas prepotentes a les que pueriliza. Sin embargo, he mostrado en la lectura detallada que la posicion de clese social del autor, aunque critica a la oligarquia, se mantiene en algunos de sus velores. Es decir, asume una posicion didactica y son restreables ambiguedades ideologicas —por ejemplo, racismo y sexismo— en sus mismes critices. En Ribeyro la narracion de la infancia es siempre la de su pérdide. La quebradure -la dislocacion- es leitmotiv que remite al fin de infancia. Asl destacan, por ejemplo, los arboles taledos en “Los eucaliptos”, el techo rajado y la casa incomplete en “Mayo 1940”, un tregaluz quebrado en “Interior L”, un envase roto en “La botella de chicha”, un viejo cojo cuye pate de palo se rompe y un par de hermanos sin padre en “Los gallinazos...”, el lebio roto ante el espejo en “Scorpio“, la boca rota de los muertos en “Los moribundos”, los trestos rotos y maniquies decepitados en “Por las azoteas”, la nariz cercomida en “Sobre los modos de ganar la guerra", el espejo que refleja la rupture del himen en “La tela de arena”, el mostredor intacto que el menor destruye meteforicamente errojando monedas en “Los merengues”, la rupture simbolica de puertes que da 289 paso a la invasion tras la muerte del padre en “Pagina de un diario”, el espejo roto que alegoriza la muerte del padre en “El ropero, los viejos y la muerte” y, finalmente, el espejo barroco como texto que refleja y se quiebre mostrendo cuerpos de menores literalmente destrozedos por muertes significativamente muy distintas. Lo quebrado es la infancia como espejo, dislocada y sutureda en el texto. El menor no solo es espejo de la puerilizecion edulta, sino del autor mismo cuando como menor-Yo inscribe los inicios de su literature justificendo su presentacion personal de escritor particularmente en relacion con figures paternas o como testigo — y a veces camuflado egente- de la inmadurez humane. El menor también es espejo de menores o infantilizados Otros (principalmente pobres, mujeres y/o indigenas). Se intenta suturar la dislocacion menor-Yo I menor-Otro en comunidad de liminoides recurriendo a sofisticaciones de punto de vista, camuflajes identitarios, voces en plural (nosotros), criticas a la propia clese social, pero se mantiene la distancia tutorial, el ensimismamiento y la repeticion en la leccion del escepticismo. El menor edemas se construye como espejo de los lectores en un movimiento que curiosamente busca infantilizarlo (volverlo a su infancia) pare desinfantilizerlo (abrirle los ojos a la puerilidad humane). Es curioso porque el proceso de ensimismar al lector para luego abrirle la vista supone un obvie posicion autorial superior. Es decir, un lector desinfantilizado por quedar suturado en los fascinum textuales es a fin de cuentas un menor que ha aprendido a duder segUn el autor. Finalmente, el menor es especularizado, es decir, construido como una madeja de textos 290 especulares cada vez mas espectral, haste devenir cleramente en el Ultimo texto un monologo dislocado ante la muerte: un soliloquio ante el barroco espejo textual roto como ante un hijo literario 0 un espectro -efectivamente, un menor fantasmatico o unesteble signifier. Por eso le imagen final es un menor envejecido prematuremente que refleja al autor e interpela al lector, como un “nosotros”, e mirar su propia muerte y valorar su presente como carpe diem infantil, en la esperanza de durar un poco mas alla de la muerte por la literature. En mi eleccion del corpus hen quedado fuera de ésta otros textos del autor donde la figure del menor anade leves variantes a lo ya analizado. Queda asimismo postergedo el analisis de su novela Crénica de San Gabriel, donde un adolescente observe en la sierra la decadencia del latifundio. Esta novela que tuvo mediana aceptacion y hoy esta en el olvido merece sin dude un estudio aparte porque aunque reitere la ideologia central del autor respecto a la infancia como es analizada en esta disertacion, propone un camino truncado en la representacion de le sierra, una mireda advenediza costeila y expulseda, que el autor intento de joven y dejo para dedicarse al corpus de cuentos que lo caracteriza. Mas alla del caso de Ribeyro, considero que esta disertacion propone una nueve mireda respecto a les construcciones de infancia en la literature latinoamericana. En este campo aUn poco exploredo, les posibilidades son enormes, especialmente si el enfoque se centre en los menores como tales y no solo pare ventilar otros problemas. “Childhood and youth are ends in themselves, not stages,” dice Nietzsche. Explorer como los escritores construyen les 291 infancias, suyas como ajenas, revela sus (in)consistencias ideologicas pero, mes importante aUn, puede reveler les propias inconsistencies de los lectores y escucher les voces de los menores dentro y fuera de los textos como voces completes, como fines no medios, es una necesidad no romantica sino simplemente democratica. Para finalizar, la palabra del mudo como palabra del menortiende a suturar a autor, personajes menores (Yo y Otro) y lector en textos especulares para desinfantilizar por la muerte simbolica (pérdide de infancia) o por la muerte real. Por eso la palabra del mudo también es la palabra del muerto, es decir, de una particular idea de la muerte baseda en parte en la muerte del padre. Le sutura ahistorizante al ser descosida por el analisis muestre les dislocaciones historicas de su produccion: le palabra absurda, desde la sordera, grita ante el espejo roto tacitamente el sinsentido de un fatelismo escéptico articulado como didactismo paternaliste y resignado ante el derrumbe de su clese y de su historia, es decir, de su infancia: su mutismo. La “hora celeste” del amanecer como alegoria feérica de la infancia y de Lima como infancia en “Los gallinazos sin plumes” deviene en un poete nino-viejo desahuciado ante el ocaso en “Los otros.” Si —como dice Eguren, el poete crepusculer que abre y cierre La palabra del mudo- “el nifio corre hacia lo desconocido”, los menores de la calle que huyen de su case y van hacia el muladar al borde del mar se suturan con el narrador desahuciado como poete que termine reflexionando ante el melecon: embos corren al mar que es un espejo trizado y parecen fundirse en la muerte. Pero reenfocando la mira hay una dislocacion. Efectivamente, los Otros bajarien 292 del berrenco al muladar, el Yo en cambio contemple desde arribe, desde el melecon —une de las mejores vistas en Lima. Asl, embos corren a distintos “desconocidos” homologados como la conocida igualadore final, la muerte. Entre sutura y dislocacion, Ribeyro es sin dude uno de los mejores cuentistes peruanos del siglo XX -si no el mejor-, y por eso considero que los lectores seguiremos mirandonos en sus textos-espejos por un tiempo “desconocido.” Este disertacion pretende hacer critica esa mireda, es decir, desinfantilizarla de les sutures de su tutorial desinfantilizecion, para abrirle al dialogo y asl sacarle de su soliloquio ensimismante. 293 BIBLIOGRAFIA Abenchuchen, Vivian. (1996, Mayo 5). Fumador por vocacion. La Jomade m. Agamben, Giorgio. (1993). Infancy and Histopr: The Destruction of Experience. London, New York: Verso. Alercon, Walter. (1994). Ser nifio: Une nueve mireda de la infancia en el PerU. Lima: IEP. Alryyes, Ala. (2001). Original Subjects: The Child, the Novel, and the Nation. Cambridge, MA: Harvard UP. Arguedas, José Marie. (1971). El zorro de arribe, el zorro de ebejo. Buenos Aires: Losade. Aries, Philippe. (1965). Centuries of Childhood: A Social History of Familiy Life. 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