ESTRELLAS, MEDIOS Y RELATOS DE FòTBOL EN M…XICO (1941-2001) Por Alejandro Gonz⁄lez Landeros UNA DISERTACIîN Entregada a Michigan State University en cumplimiento parcial de los requisitos para el t™tulo de Estudios Culturales Hisp⁄nicosÑDoctor en Filosof™a 2016!SOCCER, MEDIA AND STAR SYSTEM IN M…XICO (1941-2001) By Alejandro Gonz⁄lez Landeros A DISSERTATION Submitted to Michigan State University in partial fulfillment of the requirements for the degree of Hispanic Cultural StudiesÑDoctor of Philosophy 2016 ! ABSTRACT ESTRELLAS, MEDIOS Y RELATOS DE FòTBOL EN M…XICO (1941-2001) Por Alejandro Gonz⁄lez Landeros Esta disertaciŠn doctoral explora cŠmo las narrativas mexicanas de fœtbol han cambiado a lo largo del siglo 20 bajo el impacto de distintas plataformas de medios de comunicaciŠn y nuevas tecnolog™as (i.e. prensa escrita, radio, cine y televisiŠn). Tengo tres objetivos con este proyecto. Primero, quiero mapear y trazar la historia de los cambios de lo que llamo Òel lenguaje del fœtbol mexicanoÓ o la manera en que M”xico habla sobre el fœtbol. Despu”s, quiero explorar cŠmo los medios mexicanos invirtieron en la creaciŠn de un mega sistema de estrellato. Finalmente, analizo cŠmo la imaginaciŠn del fœtbol mexicano cambia bajo el impacto de un proceso de cross-fertilization. Hasta este punto, no hay estudios que investiguen cŠmo las distintas tecnolog™as han influenciado el lenguaje del fœtbol mexicano. Este es un vac™o que propongo llenar al revisar la historia de las relaciones entre fœtbol y medios de comunicaciŠn en M”xico a lo largo del siglo 20. Mi disertaciŠn tiene 5 cap™tulos. El primer cap™tulo analiza Esto, el diario m⁄s vendido de M”xico durante los 40s, en este cap™tulo examino cŠmo Esto narrŠ el fœtbol con las siguientes preguntas: 1) cŠmo la prensa comenzŠ a organizar e imaginar las narrativas de fœtbol mexicano, 2) cŠmo las crŠnicas y/o entrevistas del Esto crearon un sistema de estrellato que luego se estableciŠ como una pr⁄ctica comœn para otros medios masivos, y 3) qu” retŠrica comenzŠ a asociarse con el fœtbol, o cŠmo se fundŠ una narrativa de fœtbol en los periŠdicos en la d”cada del 40. El segundo cap™tulo analiza la Ò…poca de OroÓ del cine mexicano, especialmente la pel™cula Los hijos de don Venancio (1944). Reviso cŠmo el cine hablŠ sobre el fœtbol mexicano y cŠmo se hizo el sistema de estrellato o cŠmo se retroalimentŠ del discurso institucionalizado en la prensa escrita. En el cap™tulo !tres exploro Chanoc (1959-1981?), una de las historietas m⁄s exitosas de los sesentas y ochentas. Al entrar al universo de las historietas de fœtbol, el deporte comienza a narrarse con la parodia y con la picaresca. Tambi”n los temas comienzan diversificarse. Reconociendo todos estos cambios, exploro cŠmo Chanoc se burlŠ de la ÒnaciŠn mexicana futboleraÓ a trav”s de la perspectiva y del lenguaje sat™rico de çngel Fern⁄ndez de Televisa, un locutor idolatrado en las series de fœtbol de Chanoc. El cap™tulo cuatro analiza cŠmo Tom⁄s Mojarro hablŠ en su programa de radio UNAM, Paliques y cabeceos (1982-1986), sobre los cambios sociales y econŠmicos y las implicaciones que el mega-evento de la Copa del Mundo de 1986 tuvo en M”xico. Tom⁄s Mojarro devela las inversiones de Televisa en el mega-evento y cŠmo el estado mexicano ayudŠ a la corporaciŠn medi⁄tica. El œltimo cap™tulo analiza la telenovela El juego de la vida (2001) y el nuevo lenguaje ÒsentimentalÓ y ÒfemeninoÓ que las telenovelas aŒadieron a las narrativas (masculinas) existentes en M”xico. Me interesa explorar cŠmo una telenovela fue capaz de imaginar lo imposible: mujeres de clase-media alta convirti”ndose protagonistas en un terreno masculino poco explorado. !ABSTRACT CELEBRITIES, MEDIA AND STORIES OF SOCCER IN MEXICO (1941-2001) By Alejandro Gonz⁄lez Landeros This doctoral dissertation explores how Mexican soccer narratives have changed throughout the 20th century under the impact of different platforms of mass media and new technologies (i.e. written press, radio, cinema and television). I have three goals in undertaking this project. First, I map and trace the history of changes of what I call Òthe parole of Mexican soccerÓ or the way Mexico talks about soccer. Second, I explore how Mexican media invested in creating a soccer star mega-system. Third, I analyze how Mexican soccer imagination changes under the impact of a media cross-fertilization process. Up to this point, there are no studies that research how different technologies influence the language of Mexican soccer. This is a void that I propose to fill by revising the history of the relationship between soccer and mass media in Mexico throughout the 20th century. My dissertation consists of 5 chapters. The first chapter analyzes Esto, which became the sports weekly magazine most widely sold in Mexico during the 40s. In this chapter, I examine how Esto narrated soccer by addressing the following questions: 1) how did the press begin to organize and imagine Mexican soccer narratives, 2) how did EstoÕs chronicles and/or interviews build a star-system that later established itself as a common practice for other mass media, and 3) what rhetoric started to be associated with soccer, or how was a soccer narrative founded in the newspapers of the 1940s. The second chapter analyzes the ÒGolden AgeÓ of Mexican cinema, especially the movie Los hijos de don Venancio (1944). I review how did cinema speak about soccer in Mexico along with the star system that movies built or how they fed the celebrity discourse already institutionalized by the written !press. In chapter three, I focus in Chanoc (1959-1981?), which was one of the most successful comic books in the 1960s through the 1980s. By entering the universe of soccer comic books, Mexican soccer began to be narrated through parody and picaresque. Also, the topics start to diversify. Acknowledging all these changes, I explore how Chanoc mocked the ÒnaciŠn mexicana futboleraÓ through the lens and satirized language of Televisa sport commentator çngel Fern⁄ndez, a major talking point of ChanocÕs football series. Chapter four analyzes how Tom⁄s Mojarro talked in his UNAM radio program Paliques y cabeceos (1982-1986) about the social and economic implications that the 1986 World Cup had on its staging throughout Mexico. Tom⁄s Mojarro provides insights into TelevisaÕs investments in the mega-event, and how the Mexican state aided the media corporation. The last chapter analyzes the telenovela El juego de la vida (2001) and the new ÒsentimentalÓ and ÒfeminineÓ language that the soap opera added to the existing (male) narratives of soccer in Mexico. I am interested in finding how this telenovela was able to imagine the impossible: women of mid/high classes becoming protagonists of such an uncharted territory of Mexican masculine landscape.! Derechos de autor, ALEJANDRO GONZçLEZ LANDEROS 2016!v AGRADECIMIENTOS Esta disertaciŠn versa sobre ÒestrellasÓ de futbol pero hubiera sido imposible sin el apoyo de otros nombres imprescindibles para esta ÒtransmisiŠn.Ó Quiero agradecer en primer t”rmino el profesionalismo, la dedicaciŠn, y la en”rgica pasiŠn acad”mica de la profesora Mar™a E. Mudrovcic, un pilar de este proyecto que d™a y noche estuvo pendiente de todo detalle, confiando en todo momento en la importancia de lo que aqu™ propongo. Cualquier error es sŠlo m™o. Su direcciŠn a lo largo de estos seis aŒos ha servido de modelo que espero emular algœn d™a. SŠlo aspiro a que mi gratitud pueda saber reflejar el camino comœn lleno de atenciones y enseŒanzas. Agradezco el apoyo continuo del comit” de disertaciŠn. El profesor Danny M”ndez me alentŠ para llevar mis ideas m⁄s all⁄ del aula de clase y ha sido un ejemplo de dedicaciŠn y pasiŠn a la profesiŠn. Le agradezco su apoyo, y su gu™a. Quiero tambi”n agradecer al profesor Ben Smith sus sugerencias para explorar archivos y bibliotecas, y compartir su conocimiento y pasiŠn por ÒM”xico.Ó La profesora Helene Weldt-Basson ha sido asimismo una lectora atenta y generosa. Agradezco su apoyo incondicional, sus comentarios y las sugerencias que me dio a lo largo de estos aŒos. A todos les agradezco sinceramente. Debo tambi”n agradecer al profesor Doug Noverr, Chair del Departamento de Romance and Classical Studies de Michigan State University, que desde un inicio se interesŠ en mi proyecto y siempre me alentŠ a seguir pensando el futbol mexicano desde otros textos, otras culturas, otras perspectivas. La Biblioteca Nacional de M”xico-UNAM me abriŠ sus puertas y me dio acceso a la historieta Chanoc. La OrganizaciŠn Editorial Mexicana desinteresadamente me recibiŠ en su colecciŠn privada. Gracias a la OEM pude consultar el periŠdico Esto de 1941 a 1945. !vi Agradezco a todo el staff de la Fonoteca Nacional del Distrito Federal, y, sobre todo, a los encargados de la audioteca Octavio Paz y de Radio UNAM por ayudarme a localizar, y darme los permisos necesarios para consultar y disponer de los documentos de Paliques y cabeceos. Por œltimo, agradezco los esfuerzos y atenciones de los bibliotecarios de ÒSpecial CollectionsÓ de la Universidad of Arizona y de Randal Scott y Diana Rivera de los archivos especiales de Michigan State University, por ayudarme a localizar la ÒescurridizaÓ historieta Chanoc y por sus sabias sugerencias. Finalmente, agradezco el apoyo incondicional de todos aquellos que compartieron de una u otra manera este camino. Octavio Borges-Delgado, Karen Sanders, Andrew Wrobel: este viaje no hubiera sido el mismo sin ustedes. Los equipos de futbol TAP-Wednesday, Chelsea y el Llamas FC me dieron un respiro despu”s de las interminables horas de trabajo solitario. Jesœs Gonz⁄lez, gracias por las ÒbecasÓ, alojamiento y comida durante estos œltimos aŒos, sin tu apoyo y palabras de sabidur™a no hubiera llegado hasta aqu™. A mi madre, gracias por enseŒarme a luchar, de ti aprend™ a seguir caminando aun cuando los pronŠsticos indicaban lo contrario. A Hugo y Mariana, les agradezco su disposiciŠn inquebrantable y a Teresa Barba, por enseŒarme y escucharme durante toda una vida. Rafael y Gabriel, gracias por inspirarme y vivir sin padre, espero ahora que podamos jugar algunos minutos. Y finalmente, a Christina, no creo que haya suficientes palabras para expresar el agradecimiento por compartir este recorrido que apenas empieza. No olvido todos los sacrificios, todas esas horas, todo ese silencio y caos (cuando llegŠ). ÁGracias, no podr™a tener mejor compaŒera!!vii êNDICE LISTA DE IMçGENES..................................................................................................................ix INTRODUCCIîN ...........................................................................................................................1 Estrellas, medios y relatos de fœtbol en M”xico (1941-2001) .........................................................2 La prensa deportiva y los estadios en la historia del fœtbol mexicano .............................................2 Del estadio al hogar: las transmisiones radiales de fœtbol ...............................................................5 Fœtbol gr⁄fico en historieta ..............................................................................................................7 Las pel™culas de fœtbol en M”xico .................................................................................................10 Del cine a la televisiŠn ...................................................................................................................11 Estudios de fœtbol ..........................................................................................................................15 Estrellas, medios y relatos ..............................................................................................................20 CAPêTULO 1 .................................................................................................................................28 Esto: Estelarizando a Horacio Casar™n y el ingreso del dinero al lenguaje del fœtbol ...................29 Esto: Ficha t”cnica .........................................................................................................................29 Horacio Casar™n o cŠmo se gestŠ el sistema de estrellato en Esto .................................................35 ÀFœtbol o dinero?: Cambios sem⁄nticos en el lenguaje de fœtbol 1941-1945 ...............................48 ConclusiŠn ....................................................................................................................................58 CAPêTULO 2 .................................................................................................................................60 Los hijos de don Venancio: la construcciŠn de la ÒSagrada FamiliaÓ y los hitos heroicos de Horacio Casar™n ...........................................................................................................................................61 Los hijos de don Venancio un snapshot .........................................................................................62 Los hijos de don Venancio y la met⁄fora del hogar .......................................................................64 CŠmo debatir el nacionalismo en el fœtbol: Atlantistas vs. Asturianos .........................................67 Los hijos de don Venancio y los vestigios del honor .....................................................................71 Los hijos de don Venancio y la novela de sufrimiento del h”roe Horacio Fern⁄ndez ...................74 ConclusiŠn .....................................................................................................................................81 CAPêTULO 3 .................................................................................................................................82 Chanoc: parodiando el v™nculo entre medios y fœtbol ...................................................................83 Chanoc: Aventuras de mar y selva: Ficha T”cnica ........................................................................84 Televisa(ndo) el Òjuego del hombreÓ: el v™nculo entre medios y fœtbol ........................................91 çngel: Grito de Televisca ..............................................................................................................99 ConclusiŠn ..................................................................................................................................104 CAPêTULO 4 ...............................................................................................................................106 Paliques y cabeceos: ÒRetransmisionesÓ sat™ricas del Mundial de Fœtbol M”xico 1986 ............107 La historia de la radio en M”xico: De la radio comercial a Paliques y cabeceos, la Òotra radioÓ 40 de la UNAM .................................................................................................................................108 Radio UNAM: Una radio que Òno sabe de distancias, que no tiene bandera yÉ[que est⁄] al servicio de la humanidadÓ42 ......................................................................................................................111!viii Tom⁄s Mojarro: Escritor, cr™tico cultural y locutor de Paliques y cabeceos ...............................112 Paliques y cabeceos, un programa sabatino de cr™tica social ......................................................115 Paliques y cabeceos: Re-mediatizando la ÒnaciŠnÓ futbolera .....................................................119 Paliques y cabeceos y la disputa radial Òcontra la retŠrica oficialÓ45 ..........................................129 ConclusiŠn ...................................................................................................................................135 CAPêTULO 5 ...............................................................................................................................137 El juego de la vida: sentimentalizando el negocio de Televisa ...................................................138 El fœtbol femenino en M”xico .....................................................................................................139 La historia de Fernanda y Lorena en El juego de la vida, dos melodramas cien por ciento futboleros pero dram⁄ticamente tradicionales ..............................................................................................143 Fernanda Pacheco: la Cenicienta futbolista .................................................................................145 From ÒRiches to RagsÓ o la historia anŠmala de Lorena, la ÒotraÓ Cenicienta futbolista ...........152 El juego de la vida: retransmitiendo la industria de Televisa y re-narrando la V Copa Coca Cola ..............................................................................................................................................157 ConclusiŠn ...................................................................................................................................168 EPêLOGO ....................................................................................................................................169 BIBLIOGRAFêA CITADA .........................................................................................................175!ix LISTA DE IMçGENES Imagen 1: ÒDos estrelladas mimadas por la prensa deportivaÓ .....................................................36 Imagen 2: ÒÒFoto-crŠnicasÓ de Anselmo Delgado y Adalberto Arroyo narrando la vida y los goles de Horacio Casar™nÓ .......................................................................................................................43 Imagen 3: ÒEl ÒOjo m⁄gicoÓ, una invenciŠn de Adalberto ArroyoÓ .............................................45 Imagen 4: ÒFotograf™as del Esto ilustrando los diferentes cruces medi⁄ticos de Casar™n con la far⁄ndula, con el pœblico y con el mercadoÓ ..................................................................................47 Imagen 5: ÒDon Venancio llegando a su hogar y presagiando una celebraciŠn en su honorÓ ......65 Imagen 6: ÒRegal™as deportivas en las p⁄ginas de ChanocÓ ..........................................................90 Imagen 7: Òçngel Fern⁄ndez en su rol estrambŠtico en las p⁄ginas de ChanocÓ .......................104 Imagen 8: ÒPique, la mascota del mundial M”xico 1986, blanco de burla de Botellita de Jerez y Tom⁄s Mojarro en Paliques y cabeceosÓ .....................................................................................128 Imagen 9: ÒFernanda rompe su relaciŠn con Diego al devolverle una caja llena de recuerdosÓ .148 Imagen 10: ÒFernanda y Diego celebrando su reuniŠn en la limosina nupcialÓ ..........................149 Imagen 11: ÒJuan Carlos y Lorena compartiendo su amor en algœn momento de fœtbolÓ ..........154 Imagen 12: ÒLorena se queda asombrada del estadio Azteca en una toma en que la c⁄mara recorre los carteles publicitarios del club Am”rica, Necaxa y Coca ColaÓ ..............................................160 Imagen 13: ÒFernandoÓ llega al Club Am”rica acompaŒado de su gal⁄n DiegoÓ .......................163 Imagen 14: ÒCristi⁄n PatiŒo entrevistado por Fabi⁄n junto a Fernando y Manuel LapueteÓ ......165 Imagen 15: ÒFernanda, emocionada, conoce al atleta Alex AguinagaÓ ......................................1671 !INTRODUCCIîN2 !Estrellas, medios y relatos de fœtbol en M”xico (1941-2001) ÀCŠmo cambia el modo de hablar de fœtbol en M”xico a trav”s del siglo XX? Espec™ficamente, mi tesis doctoral investiga de qu” manera los distintos medios de comunicaciŠn masiva o las nuevas tecnolog™as (i.e. la prensa escrita, la radio, el cine y la televisiŠn) afectaron o cambiaron las narrativas de fœtbol a lo largo de la historia mexicana del siglo XX. Hilo conductor de mi tesis doctoral, esta pregunta estructura y documenta los momentos claves de la historia del fœtbol que me interesa reconstruir y trata de afianzar la intuiciŠn inicial que originŠ mi investigaciŠn: a partir de la profesionalizaciŠn y con el avance de las nuevas tecnolog™as comunicativas, el fœtbol mexicano configura un cap™tulo importante de lo que Charles Pierce llama Òmedia-driven celebrity entertainmentÓ (185). La prensa deportiva y los estadios en la historia del fœtbol mexicano En M”xico la cobertura de fœtbol en la prensa escrita se remonta a inicios del siglo XX. Tema de inter”s en periŠdios en ingl”s como The Mexican Herald y The Two Republics, las crŠnicas de fœtbol tambi”n fueron parte de periŠdicos mexicanos establecidos de la ”poca como El Mundo Ilustrado y El Imparcial (BaŒuelos 60). La emergencia posterior de revistas ilustradas deportivas como Rojo y Gualda [1916], MefistŠfeles [1917], Arte y Deportes [1918], Teatro y Deportes [1919], y Arte y Sport [1919] indica la existencia de un pœblico crecientemente interesado en la crŠnica deportiva que reseŒaba no sŠlo eventos futbol™sticos sino tambi”n corridas de toros y peleas de boxeo (BaŒuelos 60-61). Sin embargo, a pesar de la cantidad meteŠrica de estas publicaciones, el pœblico lector se reduc™a a un selecto grupo de lectores ya que, como apuntan algunos estudiosos, el alfabetismo en la sociedad mexicana de la ”poca alcanzaba el 72% y sŠlo un 5% de la poblaciŠn le™a periŠdicos (Hern⁄ndez, M”xico 359; Aurrecoechea y Bartra, Puros II 14-15). Es decir, en las primeras dos d”cadas del siglo XX las !3 crŠnicas de fœtbol estaban destinadas a un sector muy espec™fico, hecho que cambiar™a dr⁄sticamente con la llegada de nuevas tecnolog™as y la masificaciŠn de los medios de comunicaciŠn en la d”cada de los 30s. Pese a la creciente importancia de la prensa deportiva, los estadios siguieron siendo el espacio pœblico donde jugadores, periodistas y aficionados experimentaron el espect⁄culo compartido de gozar un partido de fœtbol sin mediaciones. El estadio como espacio de ÒcomuniŠnÓ remite a lo que Chris Gaffney denomina Òsites of convergenceÓ o espacios que Òbring together a broad spectrum of society in a limited space for a limited periodÓ (20). En otras palabras, los estadios eran una especie de templos laicos donde el fœtbol era, durante noventa minutos, objeto colectivo de culto. En los œltimos aŒos de la revoluciŠn y en los primeros del per™odo pos-revolucionario, estos espacios urbanos sirvieron para alojar todo tipo de eventos colectivos, no sŠlo partidos, aunque una de sus funciones principales se ir™a asociando irremediablemente con el fœtbol. En toda la repœblica se construyeron estadios y muchos, como el caso de los estadios del club Atlas o el club Asturias, utilizaron infraestructuras ya existentes, lo que indicaba la centralidad que el fœtbol estaba adquiriendo en la vida cotidiana urbana de los mexicanos. Por ejemplo, en la ciudad de Guadalajara en 1916, Òel primer nœcleo deportivo-recreativo de la ciudad, [que] ten™a incluso un hipŠdromoÓ ocupŠ el espacio del antiguo Òlugar de paseosÓ (Historia Oficial 15; CalderŠn, Por amor 36). Salvador Novo habla tambi”n de la importancia que adquirieron los estadios para el proyecto revolucionario: en 1921 Jos” Vasconcelos, en su capacidad de Ministro de EducaciŠn Pœblica, mandŠ construir el primer estadio de la ciudad de M”xico y ocho aŒos despu”s, el gobierno del D.F. fundŠ el Parque Venustiano Carranza (410). La dimensiŠn y la capacidad de los primeros estadios mexicanos hablan de la centralidad de un espacio como ”ste en la esfera urbana y pœblica: el estadio Felipe 4 !Mart™nez Sandoval de la ciudad de Guadalajara que se construyŠ en 1930 ten™a una capacidad de 10.000 espectadores y fue el estadio m⁄s grande con el que contŠ la ciudad hasta la construcciŠn del estadio Jalisco en 1960. Los estadios de fœtbol que se inauguraron en los albores de la d”cada del 40 no bajaron de los 22.000 aficionados, permitiendo, en algunos casos debido al sistema de terrazas, una capacidad m⁄xima de 40,000 espectadores (ÒEstadio JaliscoÓ; CalderŠn, Por amor 36). Hasta bien entrada la d”cada del 50, los estadios fueron espacio de congregaciŠn para distinto tipo de espectadores y espect⁄culos. Sin embargo, a partir de la d”cada del treinta comienzan a ser progresivamente identificados como escenarios exclusivos asociados con el fœtbol. Con la llegada de la radio, los estadios se transformaron en los primeros lugares de transmisiŠn radial de los Ò”picosÓ partidos de los domingos. Lo poco que se sabe de esta expansiŠn de las narrativas futbol™sticas aparece relatado e historiado en biograf™as o autobiograf™as de jugadores de fœtbol y del pœblico aficionado como El vuelo del ⁄guila (1998) de Panchito Hern⁄ndez, Mi amante el fœtbol (1980) de Fernando Marcos, Recuerdos de un futbolista (1965) de Rafael Navarro Corona, o Mexicaltzingo mi barrio (1983) de Fernando Hern⁄ndez Colunga. El profesionalismo del fœtbol en M”xico significŠ la expansiŠn de la infraestructura existente probablemente porque, como dice Juli⁄n Ponisio, Òlas leyes del mercado exig™an de la pr⁄ctica de este deporte el m⁄ximo de rentabilidad econŠmicaÓ (ÒEl futbolistaÓ). En 1946 se inaugurŠ el estadio Ol™mpico de Ciudad de los Deportes (tambi”n conocido como estadio Azul a partir de 1997) que albergŠ aproximadamente a 50,000 personas. Otro estadio de dimensiones colosales inaugurado poco despu”s en 1952 fue el estadio Ol™mpico de Ciudad Universitaria con una capacidad r”cord de 72 mil aficionados (CalderŠn, ÒLos estadiosÓ). Si bien las dimensiones 5 !de los estadios en predios urbanos indica la maximizaciŠn de la rentabilidad que impulsŠ el fœtbol profesional, la modernizaciŠn de la infraestructura destinada a las transmisiones radiales y televisivas fue otro efecto del mismo proceso. Sin embargo, los nœmeros parecen tambi”n indicar que aœn a pesar del avance de las nuevas tecnolog™as el fœtbol como espect⁄culo sin mediaciones segu™a siendo una opciŠn para los aficionados mexicanos. Del estadio al hogar: las transmisiones radiales de fœtbol A partir de la d”cada del treinta, el fœtbol en M”xico se beneficiŠ considerablemente con la expansiŠn de la radio. Como los estadios, la radio tambi”n puede considerarse un Òespacio de convergenciaÓ multiclasista que adem⁄s funcionŠ como red de comuniŠn a nivel nacional, privatizando una pr⁄ctica social colectiva y llevando los partidos a la Òcomodidad del hogar.Ó Este fenŠmeno entre radio-fœtbol y su conexiŠn con la sociedad, fue sin embargo t™picamente urbano (Hayes 32). Dado el alto ™ndice de analfabetismo en M”xico y el reducido nœmero de lectores de periŠdicos (Hern⁄ndez, M”xico 359; Aurrecoechea y Bartra, Puros II 14-15), la radio fue el medio de comunicaciŠn que permitiŠ la mayor difusiŠn de relatos de fœtbol, al menos hasta la llegada de la televisiŠn en los aŒos 50s. El primer encuentro de fœtbol que transmitiŠ X.E.Y.Z. fue el primer partido del mundial de 1934 entre M”xico y EE.UU con sede en Italia (CalderŠn, Por amor 52; CalderŠn, ÒEl fœtbolÓ). A partir de esta fecha la transmisiŠn de partidos o comentarios desde los estadios se convirtiŠ en una pr⁄ctica frecuente. Otro avance de importancia tuvo lugar en 1940 cuando Òla XEB ideŠ el formato para un noticiero netamente futbol™stico con Julio Sotelo a la cabeza: c⁄psulas de quince minutos, tres o cuatro veces a la semanaÓ (CalderŠn, Por amor 53). De esta manera, las transmisiones radiales permitieron el desarrollo de un nuevo lenguaje y un nuevo estilo de hablar de fœtbol. Son ahora legendarias las transmisiones de Agust™n ÒEscopetaÓ 6 !Gonz⁄lez; Mario Fern⁄ndez, ÒDon FacundoÓ; Alfonso Sordo Noriega; Fernando Marcos y Julio Sotelo ÒAs.Ó Sus Òvoces contribuyeron a conformar la nueva ”pica de fœtbolÓ que atra™a aficionados ya no sŠlo por lo que ocurr™a en el estadio sino por la nueva forma de contar y ÒhacerÓ sentir el fœtbol (52). La incursiŠn de estos reporteros en las transmisiones de radio consolidar™a un lenguaje propio que ya no aspiraba a traducir en palabras lo que los reporteros ve™an en el estadio sino que cristalizaba en una retŠrica ”pica, cargada de exageraciones, de fŠrmulas y de palabras que no circularon en otras redes sociales. Si algo puede decirse de estos relatos es que se trataba de relatos masculinos o, al menos, gen”ricamente marcados. Por distintas razones, las transmisiones de los partidos en la radio tambi”n cambiaron, en m⁄s de un sentido, la relaciŠn entre espectadores y espect⁄culo. En 1939 el cambio en la relaciŠn audiencia-fœtbol que trajo la radio generŠ ansiedad en propietarios de estadios y equipos de fœtbol. La disminuciŠn de asistencia a los partidos transmitidos en vivo fue motivo para que los dueŒos optaran por restringir la asistencia de los medios de comunicaciŠn a los estadios (CalderŠn, Por amor 53; CalderŠn, ÒEl fœtbolÓ). La presiŠn habr⁄ sido importante ya que ese mismo aŒo: Éla liga consiguiŠ la aprobaciŠn de un reglamento que limitŠ el nœmero de emisiones. Adem⁄sÉ[se aprobŠ una] nueva ley [que] cancelŠ la opciŠn de que varias estaciones concurrieran a un mismo juego; en adelante, la emisora que ofreciera m⁄s [dinero] obtendr™a el derecho a transmitir en exclusiva (CalderŠn, Por amor 53). En un estudio reciente sobre la radio mexicana, Elizabeth Joy Hayes demuestra que las preocupaciones sobre el creciente rol de la radio eran fundadas: ÒThe powerful Mexico City stations had a significant presence in all of the provincial citiesÉÓ (5). Los nœmeros tambi”n son elocuentes, entre Ò1930 and 1935 the number of radio stations climbed toÉ70 and 7 !É radio receivers grew to an estimated 250,000 ... By [1940]Émore than 120 radio stations were broadcasting in Mexico, and the number of radio sets was estimated at 450,000ÉÓ (32). A principios de la d”cada del cincuenta, el nœmero de transmisores hab™a llegado a los 2 millones (33). Gracias a semejante expansiŠn, el fœtbol ya no fue un fenŠmeno limitado a los estadios, la radio permitiŠ un acceso antes impensado en el nuevo panorama cultural de la ”poca: Òwithout really seeking out an audience, without advertising campaigns or conscious attempt at branding, the leading football clubs and football associations ofÉLatin America [and Mexico] had acquired a mass playing and paying publicÓ (Goldblatt 177). Y con la masificaciŠn sobrevino el cambio de lenguaje: uno de los efectos m⁄s importantes que tuvo la radio fue la cristalizaciŠn de una nueva forma de hablar de fœtbol que apelaba a una especie de poes™a deportiva para exaltar el registro de lo que ocurr™a en la cancha (177). Este medio tuvo la posibilidad de experimentar con el lenguaje como no lo hab™a hecho la prensa deportiva hasta entonces. El nuevo lenguaje creado por el ÒEscopetaÓ o ÒçngelÓ Fern⁄ndez hizo posible una nueva experiencia narrativa que aun con algunos matices la radio mantiene vigente cuando habla de fœtbol hoy en M”xico. Fœtbol gr⁄fico en historieta A las plataformas m⁄s importantes del fœtbol de la primera mitad del siglo XX, se sumaron tambi”n las historietas. Estos mediosÑla prensa deportiva, la radio y la historieta--sirvieron de resonancia y complemento al fœtbol y lo ÒcontaronÓ con lenguajes distintos lo que agregŠ variedad estil™stica y tem⁄tica a la pr⁄ctica social ÐÒrealÓ- de este deporte. Especialmente a partir de 1935, las historietas ofrecieron un nuevo marco narrativo a la crŠnica deportiva, ampliando las formas de entretenimiento y generando una nueva conexiŠn entre medios gr⁄ficos y pœblico. En su af⁄n de contar el fœtbol en viŒetas, las historietas no pudieron (o no quisieron) evadir las oportunidades narrativas que significaba sumarse al sistema de consagraciŠn y 8 !estrellato montado por la prensa y la radio deportivas. Con la sinerg™a de los medios masivos, Òfootballers began to acquire a celebrity [status], approaching the deifications of HollywoodÓ (Goldblatt 177). Algunas ÒestrellasÓ de fœtbol se convirtieron as™ en protagonistas de tiras como ocurriŠ, por ejemplo, en el caso de Diamante Negro (1935) que utilizŠ como h”roe la figura de Luis ÒEl PirataÓ Fuente, uno de los prominentes futbolistas de la ”poca. El famoso jugador de las Chivas, Salvador Reyes, tambi”n tuvo su momento gr⁄fico de gloria gracias al lanzamiento de Chava Reyes y su pandilla. Con las historietas se materializŠ una nueva forma derivada del fœtbol y de la explotaciŠn de las im⁄genes que los cracks eran capaces de proyectar en el imaginario colectivo. Pero lo m⁄s destacable del g”nero durante las primeras d”cadas (1935-1960) fue facilitar el acceso a lectores semiletrados y poner en circulaciŠn los paradigmas ”picos que convoca toda historieta. La parodia, la picaresca, las ficciones de acciŠn, la lucha entre el bien y el mal o el cantinflismo fueron las fŠrmulas in”ditas con las que el fœtbol fue narrado desde los cuadros de los comics. Algunas de las editoriales con m⁄s experiencia en la publicaciŠn de periŠdicos y revistas deportivas incursionaron en el mercado de historietas de la ”poca. Ignacio Herrer™as publicŠ Chamaco, Jos” Garc™a Valseca lanzŠ Pep™n y Francisco Sayrols fue responsable de Paqu™n (Aurrecoechea y Bartra, Puros II 44). Dedicadas tanto a la lucha libre, los toros, el boxeo como al fœtbol, las p⁄ginas de historietas experimentaron Òla transformaciŠn de las viŒetas en canchas, arenas o emparrilladosÓ (Aurrecoechea y Bartra, Puros III 297), y a partir de 1935 la tem⁄tica futbol™stica empezŠ a ganar protagonismo en varias series, culminando el ciclo con la apariciŠn de Chiva Fighter en 2008 (ÒChiva FighterÓ). En 1935 la revista semanal de historietas infantiles Aladino lanza Aventuras de fœtbol (Aurrecoechea y Bartra, Puros III 297), la primera historieta dedicada enteramente al fœtbol en la historia de M”xico. Con Aventuras de fœtbol naciŠ el sœper 9 !h”roe futbolista de las historietas mexicanas, ÒEl Pirata NegroÓ (307). Desde su apariciŠn en Tirando a gol hasta su consagraciŠn como best-seller en 1959 ÒEl Pirata negroÓ saliŠ, primero, bajo el sello de la ÒCorporaciŠn Editorial Mexicana (CEM) [y despu”s de] sus aventuras en un cuadernillo de 32 [e]n 1959, cuando [Joaqu™n Cervantes] Bassoco se asocia con Guillermo de la Parra, el enmascarado de las canchas se transforma en Diamante NegroÓ (307). El historietista Bassoco, a quien siempre le interesaron las tiras deportivas, fue el creador de ÒPirata Negro,Ó un ”xito por varias razones pero, sobre todo, porque el personaje duplicaba al h”roe popular del momento en el fœtbol mexicano, el jugador Luis Òel PirataÓ Fuente (310). El ÒpirataÓ real hab™a jugado para varios equipos de M”xico y fue uno de los futbolistas mimados por la prensa de la ”poca. Con el ÒPirata negroÓ queda sellado el pacto que la historieta mexicana firma con el star-system montado en torno al fœtbol por los medios gr⁄fico-deportivos. Tambi”n la historieta Chanoc sigue la receta de reciclar superestrellas de fœtbol. Segœn Harold E. Hinds, la popularidad de Chanoc se debiŠ a tres factores principales: el carisma que proyectaron los protagonistas Tsekub y Chanoc, la variedad tem⁄tica de la serie entre los aŒos 1959 y 1981, y la simpleza del lenguaje de la historieta (426). Parte de la eficacia de Chanoc se debiŠ tambi”n a la simpat™a que Chanoc, Ò[a] man of impeccable, almost prudish, moral characterÉand of rational outlookÓ (426), despertŠ en los lectores. En contraste, Tsekub Òemerge[d] as the antithesis of ChanocÉHe w[ould] employ any means conceivable to make a quick buckÉA superb athlete for his ageÉ[and]Éa prodigious consumer of the local liquor, caŒabarÓ (428). Debido a esta dupla, Chanoc pareciŠ interpelar el gusto de la sociedad mexicana de la d”cada del cincuenta, sesenta y en parte del setenta. Hinds, historiador de historietas mexicanas, agrega que, a diferencia de lectores como los de Estados Unidos, el pœblico mexicano de historietas tend™a a 10 !ser masculino y adulto, Òincluding rural and urban workers, fishermen, students, and especially professionals and the educatedÓ (426). La serie de la colecciŠn de Chanoc dedicada al fœtbol tiene sin duda en cuenta esta demograf™a. Las pel™culas de fœtbol en M”xico El cine mexicano de la Ò…poca de OroÓ se distinguiŠ desde el principio por ser un cine de superestrellas y de grandes producciones. Durante las d”cadas de los 40 y los 50, se registraron muchos ”xitos de taquilla y algunos g”neros como las pel™culas rancheras tuvieron m⁄s aceptaciŠn popular que otros (Hershfield y Maciel 34). Entretenimiento para un pœblico de Òcultura oralÓ Ðcomo dice Monsiv⁄is (Escenas 31)Ñ, el cine se convirtiŠ r⁄pidamente en una de las opciones econŠmicas preferidas por un sector importante de la sociedad urbana. Fueron los aŒos de consolidaciŠn del sistema de estrellas nacionales, un olimpo poblado por los nombres estelares de Mar™a F”lix, Dolores del R™o, Pedro Armend⁄riz, Cantinflas, y Joaqu™n Pardav” (Hershfield y Maciel 33-34). Entre pel™culas rancheras, musicales o rumberas, el cine de la ”poca dorada tambi”n explorŠ el fœtbol, un tema que posteriormente tuvo una larga (y exitosa) tradiciŠn en la industria cinematogr⁄fica de M”xico. Dirigida y protagonizada por el entonces estrella y director Joaqu™n Pardav”, Los hijos de don Venancio despertŠ el inter”s de la audiencia por la participaciŠn estelar del jugador profesional Horacio Casar™n (CalderŠn, Por amor 39). Casar™n hab™a iniciado su carrera futbol™stica en el club Necaxa de la ciudad de M”xico donde su Òhabilidad [futbol™stica] dejŠ pasmado a todo mundoÓ, convirti”ndose meteŠricamente en uno de los h”roes del Club Atlante (38). Y si en 1936 debuta como futbolista para el Necaxa, en el aŒo 1944 Los hijos de don Venancio lo consagra como actor, un rol anticipado por Òsus constantes apariciones en [comerciales de] la prensa donde anunciaba de todo, desde un z™per hasta una hoja de afeitarÓ 11 !(39). Tanto Los hijos de don Venancio como su continuaciŠn de 1945, Los nietos de don Venancio, marcan el inicio del cine de fœtbol en M”xico. El ciclo de pel™culas que siguen este modelo es extenso. En los aŒos 60s, el futbolista Salvador ÒChavaÓ Reyes protagonizŠ Campeon™simo (1962), Las Chivas Rayadas (1964), Los fenŠmenos del fœtbol (1964) y, por œltimo, Tirando a gol (Dir. Cisneros, 1965), una pel™cula en la que compartiŠ las marquesinas con Lola Beltr⁄n y Fernando Luj⁄n. La secuencia Chanfle (Dir. Segoviano, 1979) seguida por Chanfle II (Dir. GŠmez BolaŒo, 1981) marca otro hito en el ciclo de pel™culas de fœtbol en M”xico. Protagonizadas por Roberto GŠmez BolaŒos, la serie capitalizŠ la fama de BolaŒos en sus legendarios roles televisivos como ÒChespiritoÓ y ÒEl chavo del ocho.Ó El fœtbol siguiŠ consolid⁄ndose como tem⁄tica cinematogr⁄fica gracias a los aportes de pel™culas como Chido Gu⁄n, el tacos de oro (Dir. Arau, 1985), El pichichi del barrio (Dir. Dur⁄n, 1990), Atl”tico San Pancho (Dir. Loza, 2001), y la trilog™a de Kuno Becker, Goal: The Dream Begins (Dir. Cannon, 2005), Goal II: Living the Dream (Dir. Collet-Serra 2007) y Goal III (Dir. Morahan, 2009). Finalmente, Rudo y cursi (Dir. CuarŠn, 2008) protagonizada por los galardonados Gael Garc™a Bernal y Diego Luna fue una de las œltimas pel™culas del ciclo que rompiŠ r”cords de taquilla. Si se pasa revista a este corpus cinematogr⁄fico se puede decir que las pel™culas mexicanas de fœtbol alimentan, por un lado, un star-system copiado a Hollywood que se abre generosamente a otros circuitos de estrellato y multiplica en su sinergia sus alcances y posibilidades de reproducciŠn, e instalan en el imaginario colectivo, por otro lado, el lugar ahora comœn que ve en el fœtbol una forma de ascenso social al alcance de los m⁄s excluidos. Del cine a la televisiŠn Hacia fines de la d”cada del cincuenta el fœtbol ten™a una visibilidad indiscutible en los medios de comunicaciŠn, incluida en la incipiente industria televisiva. El primer partido de 12 !fœtbol transmitido por la TV mexicana data del aŒo 1956 y fue televisado durante el II Campeonato Panamericano de Fœtbol para el selecto grupo de aquellos que ten™an la suerte de contar con un aparato de televisiŠn (CalderŠn, La selecciŠn 44-45). El fœtbol ya no ser™a lo mismo a partir del desarrollo tecnolŠgico que trajo la llegada de la televisiŠn. Puede decirse sin vacilaciŠn que la televisiŠn cambiŠ la forma de ver y de narrar el fœtbol en M”xico. El gobierno dispuso la primera transmisiŠn despu”s del partido de la selecciŠn de M”xico contra la selecciŠn de Costa Rica en los II Juegos Panamericanos de 1956. Segœn refiere CalderŠn Cardoso, a causa de este partido Òel estadio deÉ[la Ciudad Universitaria] se abarrotŠ al m⁄ximo. A las afueras del inmueble, m⁄s de 40 mil personas sin boleto pretend™an entrar y presenciar el partido, y las autoridades fueron insuficientes para contener los r™os de gente que empujaban y se colgaban de las bardasÓ (CalderŠn, La selecciŠn 45). Como medida para evitar futuros disturbios, el ÒDepartamento del Distrito Federal, a trav”s de la Oficina de Espect⁄culos Pœblicos, decidiŠ que los partidos sucesivos ser™an transmitidos Ðpor primera vez en M”xico- por televisiŠn y por el mayor nœmero posible de estaciones de radioÓ (45). As™ se dio el primer paso tecnolŠgico hacia las transmisiones televisadas de partidos de fœtbol, inaugurando la era televisiva del fœtbol en M”xico. Para la d”cada del 60 ya son rutinarias las transmisiones de partidos de fœtbol en la pantalla chica y en 1962 las m⁄s novedosas fueron grabadas y comercializadas como tapes deportivos, un hecho sin precedentes en la historia de la televisiŠn (Castellot 228). En 1970, la historia del fœtbol mexicano alcanzŠ un nuevo hito con la transmisiŠn televisada de la primera Copa del Mundo. Emilio Azc⁄rraga Milmo patrocinŠ con fondos privados el mega-evento y lo hizo en parte con los fondos provenientes de sus televisoras, radio-estaciones y equipos de fœtbol (Fern⁄ndez y Paxman 158). Transmitida por primera vez a color, 13 !la Copa del Mundo 1970 fue un Òespect⁄culoÓ visto por Òun teleauditorio de 200 millones de latinoamericanos y 500 millones de europeosÉÓ (158). A partir de 1970 el fœtbol se convirtiŠ en lengua franca de la televisiŠn mexicana. Televisa, la cadena asociada al emporio medi⁄tico de los Azc⁄rraga, jugŠ un rol protagŠnico en este proceso. No sŠlo los partidos se transmitieron durante la maŒana o al mediod™a de los domingos sino que tambi”n el fœtbol ocupŠ un lugar prominente en la programaciŠn m⁄s taquillera de la cadena (i.e., Cantinflas Show [1972], El chavo del ocho [1972-1992], El chapul™n colorado [1973], Los Sœper Campeones [1981-1988]). AŒos despu”s, en 2001, en el horario de las siete de Televisa, se transmitiŠ la primera telenovela de fœtbol femenino El juego de la vida (2001-2002). El caso de El juego de la vida es de especial consideraciŠn. La telenovela que ocupŠ el quinto lugar entre las telenovelas m⁄s vistas entre 1998 y 2007 (ÒHistŠricoÓ 10), cuenta la vida de cuatro preparatorianas embarcadas en el aprendizaje del juego de la vida y del fœtbol. En la telenovela el fœtbol funciona como una met⁄fora de las tensiones y luchas cotidianas y propone una ruta alternativa a las dificultades que enfrentan las jŠvenes donde el fœtbol es una suerte de ÒethosÓ que ofrece un m”todo did⁄ctico y moral a la audiencia femenina nacional. Esta fue la primera vez que una telenovela trataba el fœtbol desde esta perspectiva. Mientras estudiaban, las jŠvenes de clase media-alta tambi”n jugaban fœtbol, relaciones nunca antes exploradas en otras narrativas de fœtbol, televisadas o escritas. Desde secciones deportivas en la prensa gr⁄fica hasta dramatizaciones que interpelan a la audiencia femenina de telenovelas, el fœtbol dio pasos lentos pero firmes en la cristalizaciŠn de un lenguaje que hoy ya es toda una instituciŠn en M”xico. Es imposible desvincular este proceso de la historia de los medios masivos. Mi tesis apunta a documentar estos cambios del habla 14 !futbol™stica mexicana a partir de un estudio de casos representativos que ilustran dos pr⁄cticas recurrentes en los circuitos medi⁄ticos estudiados: la retroalimentaciŠn de un sistema futbol™stico de estrellato que tiene mucho que ver con el star-system hollywoodense, por un lado, y el cruce multiplicador o las fertilizaciones mutuas que potencia la superposiciŠn o sinergia entre los medios, por otro. As™ como el avance de nuevas tecnolog™as resulta un eje central en mi an⁄lisis, la profesionalizaciŠn del fœtbol mexicano en 1943 constituye el parteaguas histŠrico que funciona como punto de partida de un proceso que cambia para siempre las relaciones econŠmicas entre jugadores, pœblico y medios. El ingreso del dinero al ⁄mbito futbol™stico no sŠlo trajo una mayor burocratizaciŠn sino tambi”n dio paso a una lŠgica disciplinaria que borrŠ progresivamente el perfil del fœtbol como ÒjuegoÓ para dar paso al ”nfasis en la disciplina que exige todo ÒdeporteÓ t”cnico y competitivo. Juli⁄n Ponisio describe en estos t”rminos los efectos del profesionalismo en el fœtbol: A medida que la lŠgica profesional avanzaba, los jugadores pasaron de ser "esclavos" de las decisiones de los dirigentes a ser "trabajadores libres" decidiendo supuestamente adonde jugar y negociar sus pretensiones. Pero el futbolista, empieza a formar parte del proceso productivo desde una lŠgica de sujeto-objeto, en su condiciŠn de sujeto dominado que vende su fuerza de trabajo al capital y convirti”ndose en objeto de elaboraciŠn, transformaciŠn y comercializaciŠn de su propio cuerpo listo para la venta en el mercado de pases (ÒEl futbolistaÓ) Los jugadores profesionales empezaron a circular con valor de mercanc™a de acuerdo a los dictados de la lŠgica del mercado deportivo (y de las transferencias) lo que tambi”n implicŠ, de acuerdo al antropŠlogo franc”s Christian Bromberger, que Ò... se transformaran en meteoros, 15 !que atravesaran la vida de los clubes en lugar de hechar ra™ces en ellos, y los mecanismos de identificaciŠn cambiaron progresivamenteÓ (55). El cambio en las reglas de juego que trajo el profesionalismo al fœtbol mexicano fue recibido contradictoriamente por Esto o parŠdicamente por Chanoc pero lo cierto es que no sŠlo reorganizŠ y reestructurŠ el deporte tal como fue entendido (o percibido) en su ”poca amateur o impactŠ la retŠrica y la tem⁄tica de los medios masivos, tambi”n alentŠ la emergencia del lugar comœn que relatos de fœtbol como El chavo del ocho o Rudo y cursi asignaron al fœtbol como sinŠnimo de escalera social a partir de los aŒos 60s. Estudios de fœtbol Los estudios acad”micos sobre el fœtbol son relativamente recientes. Varias l™neas de investigaciŠn se han desarrollado en diferentes campos. En lo que se refiere a la historia del fœtbol mundial, por ejemplo, la obra m⁄s ambiciosa y enciclop”dica (974 p⁄ginas) es The Ball is Round: a Global History of Soccer de David Goldblatt. En este libro necesario, Goldblatt cubre la historia del fœtbol, desde sus inicios como deporte premoderno hasta los œltimos mega-eventos como los mundiales del siglo XX y XXI. Analiza el juego de pelota en las civilizaciones precolombinas, las diferentes manifestaciones del fœtbol pre-moderno pos-1492 y se detiene a considerar el fœtbol moderno y su desarrollo. Goldblatt afirma que el fœtbol est⁄ intr™nsecamente ligado al desarrollo tecnolŠgico en el mundo y, por lo tanto, se ha establecido en lugares donde la tecnolog™a (i.e., los transportes, la prensa, la radio, la televisiŠn y el Internet) ha prosperado con mayor velocidad. Historiadores como Brenda Elsey seŒalan cruces importantes entre el fœtbol y la ciudadan™a: Òthe discourse of democracy shaped the everyday interactions and self-presentation of football clubs [in Chile]Ó (9). O como Peter Alegi cuando revisa el fœtbol en çfrica y establece conexiones entre ÒAfrican«s intense passion for the game [and] their 16 !experience with European domination; the growth of cities and towns; the struggles for independence and nationhood; migration and globalization.Ó Alegi ve en el fœtbol una apropiaciŠn de parte de pueblos colonizados de un deporte que se ha transformado en Òa professional industry shaped by transnational capital and mass mediaÓ (xii). Otro estudio que evalœa el impacto global medi⁄tico en los pa™ses asi⁄ticos con econom™as emergentes es el de David Rowe y Callum Gilmour al notar cŠmo Òthe nascent middle classes [have been]Éengaged inÉglobalÉcultures of sport consumptionÉ[, which are] manifest in the growing popularity of sport entertainment cultures that reflect the rise of emergent media and leisure economies, combining global aspirational cosmopolitanismÉÓ (171). En este proceso de negociar nuevas identidades globales, Rowe y Gilmour atribuyen a la Internet, la televisiŠn y los Òadvertising public spacesÓ el poder de Òfostered fan and viewerships that schew the [established] normsÓ (171). Antes de Rowe y Gilmour, Branko Milanovic tambi”n hab™a llegado a las mismas conclusiones en el contexto de la sociedad estadounidense (844). En el campo de los estudios literarios, merece mencionarse el trabajo de David Wood sobre la literatura peruana de fœtbol. Para Wood el fœtbol sirve a la literatura como excusa para hablar de la realidad y de los cambios socio-culturales del Perœ (Sporting Cultures 128). En esta l™nea de an⁄lisis, estudia la lucha simbŠlica que libra la costa y la sierra en el legendario partido de fœtbol de Los r™os profundos (130). O analiza cŠmo, en Huerto Cerrado de Alfredo Bryce Echenique, para dar otro ejemplo, Òfootball acts as a means of socialization and integration, where the local middle-class boy play together with gardeners and butlersÓ (131). Libros como ”stos son aportes al campo que se proponen expl™citamente evitar Òthe odd myopia [that] characterise[s] academia with regard to sportÉÓ (Wood y Johnson vii). En cuanto a los estudios de fœtbol mexicano, uno de los primeros an⁄lisis que revisa17 !cŠmo este deporte desborda pasiones es el trabajo de Andr”s F⁄bregas Puig, Lo sagrado del rebaŒo: El fœtbol como integrador de identidades (2001). Desde la antropolog™a, F⁄bregas Puig analiza cŠmo el club Chivas construye un sentido de identidad mexicana a partir de tecnolog™as formadoras del yo y de s™mbolos culturales a los que histŠricamente se ha vinculado el nacionalismo mexicano. Roger Magazine siguiŠ m⁄s o menos la misma l™nea de investigaciŠn al revisar las aficiones y pasiones de la cultura juvenil de las Òbarras bravasÓ de los Pumas de la UNAM en Golden and Blue Like My Heart: Masculinity, Youth and Power Among Mexican Soccer Fans in Mexico City (2007). Asimismo el antropŠlogo Gabriel Angelotti Pasteur explora la relaciŠn econŠmica y social de dos de los clubes de mayor renombre del fœtbol mexicano en Chivas y Pachuca, ™conos de M”xico: Identidades colectivas y capitalismo de compadres en el fœtbol nacional (2010). Otro trabajo de 2012 que estudia tambi”n la hinchada en la historia del fœtbol mexicano se debe al esfuerzo coordinado de Roger Magazine, Sergio Varela Hern⁄ndez y Samuel Mart™nez en AficiŠn Futbol™stica y Rivalidades en M”xico Contempor⁄neo. Una Mirada Nacional (2012), un trabajo donde se reconstruye la Òtopograf™aÓ y Ògeograf™aÓ de la fanaticada en el fœtbol profesional nacional. Los estudios antropolŠgicos del fœtbol mexicano fueron sin lugar a duda punteros en abrir una brecha a la investigaciŠn del deporte en otros campos. Acaso la literatura es la zona m⁄s prol™fica desde donde fue posible imaginar las dimensiones de esa pasiŠn tan vasta como intensa que es capaz de despertar el fœtbol mexicano. Hambre de Gol: CrŠnicas y estampas de fœtbol (1998), una antolog™a compilada por Juan Jos” Reyes e Ignacio Trejo, es un ejemplo de las diferentes ÒvocesÓ que narran el fœtbol literario. Pero m⁄s all⁄ de novelas como El œltimo campeonato mundial (1997) de Pedro çngel Palou o Polvo, sudor y goles (2012) de Jorge F⁄bregas, es Juan Villoro el escritor de la literatura mexicana contempor⁄nea que m⁄s escribiŠ de fœtbol, goles y balones. A su primera colecciŠn de 1980, La 18 !noche navegable, le siguieron Los once de la tribu: CrŠnicas (1995), Los culpables (2007), Dios es redondo (2010), Ida y vuelta: una correspondencia sobre fœtbol (2012) que escribiŠ junto a Mart™n CaparrŠs y, su œltimo texto, BalŠn divido (2014). Pero con la excepciŠn de un trabajo parcial de Shawn Stein,1 no se ha publicado aœn un trabajo cr™tico de largo aliento que asuma el desaf™o de analizar la literatura futbol™stica de Villoro. La historiograf™a en torno al fœtbol mexicano tambi”n resulta vistosamente insuficiente. Si bien hay dos estudios sobre deportes y el 68, Representing the Nation: Sport and Spectacle in Post-Revolutionary Mexico (2009) de Claire y Keith Brewster y Spectacular Mexico: Design, Propaganda, and the 1968 Olympics (2014) de Luis CastaŒeda, la historia del fœtbol mexicano todav™a est⁄ por escribirse. Descontando los trabajos de Juan Javier Pescador sobre fœtbol chicano en ÒVamos Taximaroa! Mexican/Chicano Soccer Associations and Transnational/Translocal Communities, 1967-2002Ó (2004) y ÒLos h”roes del domingo: Soccer, Border and Social Spaces in the Great Lakes Mexican Communities, 1940-1970Ó (2007), el cap™tulo dedicado a M”xico en Fœtbol!: Why Soccer Matters in Latin America (2014) de Joshua Nadel constituye uno de los œltimos intentos en historizar el Òsentimiento nacionalÓ que alienta el fœtbol mexicano. El primer aporte historiogr⁄fico aœn no superado sigue siendo de Carlos CalderŠn Cardoso, pionero del dato rescatado de una relectura cuidadosa de la prensa gr⁄fica !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 Shaw Stein, hace una revisiŠn muy breve de las obras de Juan Villoro en ÒMovimientos defensivos: La figura del entrenador en las par⁄bolas futbol™sticas de Juan Sasturain, Sergio SantÕAnna y Juan VilloroÓ (2014). Tambi”n Jos” Pablo Villalobos analiza cŠmo la literatura codifica la naciŠn a partir del fœtbol en ÒLiteratura, fœtbol y naciŠn: El œltimo campeonato de Pedro çngel PalouÓ (2012). 19 !deportiva durante todo el siglo XX. Cabe seŒalar que hasta este momento tampoco existe ningœn estudio que haya analizado cŠmo las distintas tecnolog™as cambiaron el lenguaje del fœtbol, cŠmo funciona el sistema de estrellato o qu” agregan o restan al imaginario del fœtbol las distintas plataformas en las que circulan. Este es el vac™o que me propongo cubrir con esta investigaciŠn. Complementando las fuentes primarias que conforman la base de mi estudio de casosÑel periŠdico deportivo Esto, la pel™cula Los hijos de don Venancio, la historieta Chanoc, el programa radial Paliques y cabeceos y la telenovela El juego de la vidaÑlas memorias futbol™sticas constituyen otra fuente indispensable para mi trabajo de reconstrucciŠn de la lengua del fœtbol mexicano. El corpus de memorias de futbolistas, t”cnicos y comentaristas deportivos ofrece no sŠlo detalles histŠricos para entender estos cambios sino tambi”n una perspectiva donde las narrativas del yo registran (a trav”s de vivencias y afectos) esos mismos cambios mientras se est⁄n produciendo. Ejes histŠricos de importancia para mi an⁄lisis como la profesionalizaciŠn del fœtbol mexicano y el rol de Televisa en la campaŒa multimedi⁄tica que tuvo al fœtbol como centro aparecen dramatizados en la serie de autobiograf™as y memorias a las que recurro como suplemento y fuente de los casos que trabajo. Por ejemplo, Panchito Hern⁄ndez en El vuelo del ⁄guila recuerda su experiencia como futbolista, administrador y entrenador t”cnico de las çguilas del Am”rica. En esta autobiograf™a se reseŒan detalles estad™sticos de jugadores extranjeros en el Am”rica, sus viajes por Sudam”rica como burŠcrata deportivo y las diferentes funciones que cumpliŠ como administrador del equipo. Otra fuente que ofrece inagotables entretelones del desarrollo pol™tico, social y cultural del fœtbol mexicano es Mi amante el fœtbol de Fernando Marcos. A lo largo de 50 aŒos como periodista deportivo pero tambi”n como fugaz jugador profesional, Marcos revive su relaciŠn visceral con el fœtbol aprovechando las memorias como reescritura de una historia de 20 !la que se sabe o siente protagonista. De ah™ que el incendio del Parque Asturias se convierta en uno de los blancos de este proceso de correcciŠn y autojustificaciŠn comœn a los relatos en primera persona de toda figura pœblica. En Mi amante el fœtbol Marcos se defiende de las ÒmentirasÓ que circularon en la prensa atribuyendo el incendio del estadio a su mala actuaciŠn como ⁄rbitro del partido que desencadenŠ la tragedia. Convincente o no, se trata, al fin de cuentas, de su propia versiŠn de los hechos y la escritura de las memorias busca la validaciŠn como una forma de revancha contra la historia ya escrita. Un Crack Mexicano: Alberto Onofre, escrito conjuntamente por Agust™n Moral Tejeda y Alberto Onofre, tambi”n resulta una mina de datos para indagar en la historia del fœtbol profesional en M”xico. Este texto miscel⁄neoÐque es a la vez autobiograf™a, biograf™a, cuento corto y ⁄lbum fotogr⁄ficoÑnarra la vida del futbolista de las Chivas desde diferentes perspectivas, construyendo un modelo de hablar de fœtbol at™pico en las narraciones que conforman el corpus del g”nero. Como parte del programa de historia oral de la Universidad de Guadalajara, Mexicaltzingo mi barrio de Fernando Hern⁄ndez explora el dato menudo y se ofrece antes que nada como recuperaciŠn de la cotidianidad de una vida barrial ya extinta. Cubriendo un per™odo que va de los veinte a los cincuenta, Hern⁄ndez rememora nombres de vecinos, genealog™as familiares y lugares de una geograf™a urbana que pertenece al pasado. En el cap™tulo ÒJuegos y diversionesÓ (Mexicaltzingo 57-71) recuerda sus primeros encuentros con el fœtbolÑun lugar comœn del g”nero--las primeras ÒcascaritasÓ que jugŠ en el parque Agua Azul de la ciudad de Guadalajara (65). Estrellas, medios y relatos El ™dolo est⁄ en pie!...Horacio Cazar™n, como astro de primera magnitud, brilla otra vez en el cielo del fœtbol mexicano! El hachazo artero no diŠ al traste con aquella vigorosa juventud y hoy, en plena madurez, Horacio luce, indiscutiblemente, como 21 !el valor m⁄s firme de nuestro fœtbol, Ágenuinamente nuestro![...] Otra vez las grader™as trepidan, las palmas echan humo, el grito de guerra atruena los ⁄mbitos: Ò ÁCazar™n, Cazar™n, Ra, Ra, Ra! (BarŠn, ÒEl ™dolo est⁄ en pieÓ) ÒEl ™dolo est⁄ en pie,Ó art™culo del periŠdico Esto aparecido en 1941, muestra qu” est⁄ en juego para ver nacer a una estrella. La receta puede reducirse m⁄s o menos a los siguientes ingredientes: una Òjuventud vigorosaÓ, Ògrader™as [que] trepidanÓ, y Ògritos de guerraÓ de la fanaticada apuntalan al Ògenuinamente nuestroÓ Casar™n, un Òastro de primera,Ó hasta hacerlo reinar en Òel cielo del fœtbol mexicanoÓ (BarŠn, ÒEl ™doloÓ). En el texto los elementos hagiogr⁄ficos se superponen y trabajan junto con el fervor nacionalista para fabricar al Ò™doloÓ de esa naciŠn ÒcatŠlic[a] y futboler[a]Ó a la que aŒos m⁄s tarde se referir⁄ Azc⁄rraga para hablar de M”xico (ctdo. en Zarur 128). Casar™n es acaso la primera estrella futbol™stica coronada por una prensa deportiva que aœn estaba en v™as de encontrar un lenguaje autŠnomo para hablar de fœtbol. Esto, m⁄quina de celebraciŠn y fama, puso en marcha un star-system en torno a jugadores de fœtbol como Horacio Casar™n que no difiriŠ en lo sustancial de la fŠrmula ya consolidada por Hollywood. El proceso de estelarizaciŠn no fue sin embargo privativo de una prensa escrita sedienta de ™dolos, ”sta sŠlo abriŠ las compuertas a un sistema al que otros medios masivos se fueron sumando para potenciar exponencialmente el espesor medi⁄tico de las estrellas en un proceso de fertilizaciones cruzadas que voy a tratar de explorar en esta tesis. Toda estrella necesita para serlo de la saturaciŠn o familiaridad que los medios facilitan en la mayor cantidad de frentes o circuitos posibles. El caso Casar™n resulta paradigm⁄tico en m⁄s de un sentido. De acuerdo a Richard deCordova, Casar™n puede ser considerado una Òpicture personality.Ó En principio, segœn las condiciones enumeradas en Picture Personalities: The Emergence of the Star System in America, Ò[t]he individual star has an undeniable specificityÓ (9). Jugador del Am”rica que debutŠ en 1936, Casar™n aparece en la nota de 1941 asociado, no a 22 !lo que hizo en la cancha, sino a ep™tetos dif™ciles de superar en su grandilocuente af⁄n de encumbrarlo como el mejor: Òastro de primera magnitud,Ó Òel valor m⁄s firme de nuestro fœtbol.Ó Estos baŒos de gloria responden a su vez a la segunda premisa que menciona deCordova, Ò[a star has to be] distinguishable for that of all other starsÓ (9). Por œltimo, una estrella debe ser sobre todo ÒimagenÓ y la circulaciŠn en los medios (lo que deCordova llama ÒintertextualidadÓ) garantizan que esa imagen Òtakes a historically specific courseÓ o, para decirlo en otras palabras, es lo que la convierte en una suerte de logo o marca registrada para el consumo masivo (9). La imagen-Casar™n no sŠlo ilustrŠ las portadas de Esto y La aficiŠn, tambi”n fue usada para vender dent™fricos y hojas de afeitar en comerciales o actuar de Horacio Fern⁄ndez en las dos primeras Òpel™culas de fœtbolÓ de la historia del cine mexicano, Los hijos de don Venancio y su continuaciŠn, Los nietos de don Venancio. Tanto Leo Braudy como David Marshall han profundizado la l™nea de an⁄lisis que abriŠ deCordova con su trabajo seminal sobre el star system. Para Marshall Òthe contemporary celebrity is an embodiment of the twinned discourses of late modernity: liberal democracy and consumer capitalismÓ (ctdo. en Andrews y Jackson 1). En otras palabras, la cultura de la celebridad es producto del cruce entre una pol™tica preocupada por Òwhat is public and what is private and, ultimately, what is intimateÓ (Marshall, Celebrity xii) y una econom™a vinculada al consumo; un sistema triangulado por Òthe supreme technology of hyper-individualizationÓ (ctdo. en Andrews y Jackson 1) que los medios masivos promueven. Como Richard Giulianotti afirma, Ò[t]he role of the media in promoting stardom and celebrity status is critical and reciprocal for the biggest medium of allÓ (118). Sin medios masivos (Braudy los llama Òarbiters of celebrityÓ[550]) no es posible pensar el culto a la imagen. Los medios son necesarios para crear 23 !Ò[the] sense of familiarity, intrigue, and sometimes obsessionÓ (Andrew y Jackson 1) que domina el consumo industrial de las estrellas. Sin embargo, pese a que cuando hablamos de ÒestrellasÓ o ÒcelebridadesÓ todos sabemos a qu” nos referimos, definir el concepto es una tarea extremadamente ardua. David Andrews y Steven Jackson reconocen que se trata de Òa notoriously difficult concept to defineÓ (2) mientras Daniel Boorstin recurre al contraste con la figura del h”roe en un intento por trazar las fronteras del t”rmino: The celebrity is a person who is known for his well-knownnessÉ The hero was distinguished by his achievement; the celebrity by his image or trademark. The hero created himself; the celebrity is created by the media. The hero is a big man; the celebrity is a big name. (57, 61) La industria medi⁄tica fabrica estrellas en todos los campos imaginables pero, de acuerdo a Andrews y Jackson, la estrella deportiva se diferencia de otras figuras c”lebres por una serie de razones. La primera se asocia a lo que deCŠrdova llama Òundeniable specificityÓ (9). En Sport Stars: The Cultural Politics of Sporting Celebrity afirman: Òsport celebrityhood is habitually reduced to individual qualities such as innate talent, dedication, and good fortune, thus positioning the sport star as a deserved benefactor of his/her devotion to succeed within the popular imaginaryÓ (8). El m”rito es condiciŠn de posibilidad para toda hagiograf™a deportiva. Un segundo componente es el afectivo. Aunque no es garant™a de estrellato, para Andrews y Jackson, Òsport figures are likely to possess a heightened presence and affection within popular consciousnessÓ (8) Por œltimo, el factor ÒautenticidadÓ se suma a la ecuaciŠn: [I]n sport, there is a perception that spectator/viewers are confronted with real individuals participating in unpredictable contests. Hence, the seeming visceral dramatic immediacy 24 !of the sport practice provides the sport celebrity with an important veneer of authenticity, that sets him or her apart from celebrities drawn from other, more explicitly manufactured, cultural realms (8). Esto puso en juego todas y cada una de estas cartas a la hora de convertir a Casar™n en estrella. En los 50s la televisiŠn llegŠ para aceitar el star system que la prensa gr⁄fica asociada a la cadena de periŠdicos Garc™a ValsecaÑantecedente del emporio de los Azc⁄rraga--hab™a inaugurado tan pronto como el fœtbol mexicano se profesionalizŠ. Con la irrupciŠn de Televisa, emporio masmedi⁄tico que amasaron los Azc⁄rraga, el sistema de pr”stamos, circulaciŠn y consumo en la invenciŠn de Òim⁄genesÓ futbol™sticas sŠlo ganŠ consistencia y organicidad. El rol que jugŠ Televisa en las negociaciones que resultaron en la elecciŠn de M”xico como sede de los Mundiales de 1970 y 1986 no pueden ser subestimados. Resulta dif™cil imaginar qu” lengua hubiera podido hablar el fœtbol mexicano sin la campaŒa de promociŠn en la que se embarcaron los Azc⁄rragas despu”s de comprar el club Am”rica en 1959. Lo cierto es que en mi investigaciŠn sobre el cruce entre fœtbol y medios a lo largo de m⁄s de cinco d”cadas, muchos caminos terminaron conduci”ndome a esa Roma que fue (y sigue siendo) el conglomerado Televisa en la historia del fœtbol mexicano. La tesis se divide en cinco cap™tulos, cada uno dedicado a un medio o caso espec™fico. En el primer cap™tulo analizo el per™odo inicial de Esto (1941-1945), uno de los primeros periŠdicos semanales (luego diario) m⁄s vendidos en M”xico y acaso el m⁄s influyente en consolidar una forma de hablar de fœtbol que sirviŠ de modelo para la prensa escrita mexicana. En este cap™tulo voy a trabajar dos ejes: la invenciŠn de Horacio Casar™n como estrella de un star-system futbol™stico en v™as de constituciŠn, y las contradicciones con las que el semanario viviŠ la transiciŠn del fœtbol mexicano de pr⁄ctica amateur a profesional.25 !En el segundo cap™tulo analizo Los hijos de don Venancio (1944), primera Òpel™cula de fœtbolÓ de la historia del cine mexicano. Exponente de la ”poca dorada, la pel™cula de Pardav” revisa temas recurrentes como los valores de la Òfamilia mexicanaÓ o la honra del nombre paterno pero los conflictos no sŠlo se reducen a una lucha entre tradiciŠn y modernidad sino que trabajan tambi”n con la ansiedad que generŠ en M”xico el flujo inmigratorio espaŒol despu”s de la Guerra Civil. M⁄s all⁄ de las negociaciones de identidades nacionales o de las discusiones que generan los partidos del Asturias contra el Atlante, me interesa explorar qu” significa la incorporaciŠn de Horacio Casar™n en el reparto de actores de Los hijos de don Venancio; qu” efecto tiene el nuevo rol cinematogr⁄fico para una estrella futbol™stica que encarna al hijo-jugador de un padre que desprecia este deporte. En el cap™tulo tres releo la serie futbol™stica de la historieta Chanoc (1959-1981?), una tira que evitŠ el registro solemne y reificante con que hablaban los medios del fœtbol en M”xico para re™rse con desparpajo del cantinflismo de comentadores deportivos o de la saturaciŠn publicitaria con que los intereses comerciales que gravitaban en torno el fœtbol hab™an terminado por asfixiar al deporte. Al ingresar al universo de la historieta el fœtbol mexicano comienza a narrarse en clave parŠdica y picaresca. En este cap™tulo exploro cŠmo Chanoc se burlŠ de los vicios de la ÒnaciŠn futboleraÓ gestada a la sombra del conglomerado televisivo burlonamente llamado ÒTelevisca,Ó haciendo de çngel Fern⁄ndez, una figura icŠnica de Televisa, uno de sus blancos preferidos. En el cuarto cap™tulo analizo cŠmo el programa radial de Tom⁄s Mojarro hablŠ de fœtbol fuera o m⁄s all⁄ del efecto ÒenajenadorÓ que denunciŠ en los medios escritos mientras M”xico viv™a la ÒfiestaÓ del Mundial 86. La cr™tica de Mojarro conviviŠ con risa en las c⁄psulas deportivas ÒEl cl⁄sico pasecito a la redÓ de Paliques y cabeceos que aireaba los s⁄bados Radio 26 !UNAM. Sus comentarios buscaron sistem⁄ticamente horadar ese estatus intocable que hab™a alcanzado el fœtbol mexicano de los 80s y que el Mundial llegŠ a exacerbar al punto de la Òlocura.Ó Cuando los medios asociados a Televisa hablaban del honor de alojar el Mundial a meses del terremoto que devastŠ la ciudad de M”xico, Paliques y cabeceos asumiŠ la posiciŠn de aguafiestas, no sŠlo considerando los festejos un olvido obsceno de la tragedia sino ventilando los mutuos favores que, gracias al Mundial de fœtbol, hab™an sabido intercambiar en penumbras el estado mexicano y Televisa. Mojarro logra lo que no se hab™a hecho antes: politizar el fœtbol mexicano. En el cap™tulo cinco analizo la telenovela El juego de la vida transmitida por Televisa de Noviembre 2001 a Junio 2002, meses antes y durante el Mundial de Corea-JapŠn 2002. Me interesa El juego de la vida (2001) por el nuevo lenguaje ÒsentimentalÓ y ÒfemeninoÓ que la telenovela suma a las narrativas existentes de fœtbol en M”xico. Dirigida a un pœblico joven y femenino la telenovela rompe con las convenciones del g”nero para incorporar un eje at™pico: el fœtbol femenino. A pesar de vistosas transgresiones al g”nero, la telenovela no puede considerarse una propuesta feminista. En cualquier caso, lo que aporta a las narrativas (masculinas) de fœtbol es imaginar lo imposible: a jŠvenes de clase media-alta convertidas en jugadoras que logran romper con la hegemon™a de g”nero de la que gozaba el fœtbol mexicano. Al revisar momentos claves de la historia del fœtbol mexicanoÑdesde la profesionalizaciŠn hasta la fiesta medi⁄tica de mega-eventos celebrados en M”xico, pasando por la internacionalizaciŠn, el rol de Televisa en la comodificaciŠn del deporte o la tard™a consagraciŠn popular del fœtbol femenino, la presente investigaciŠn aspira a ofrecer una mirada no sŠlo histŠrica sino tambi”n cultural en torno al sentido que el deporte fue capaz de convocar en los distintos medios masivos a lo largo del siglo XX. Espero que el resultado constituya un 27 !aporte modesto pero v⁄lido al campo de los estudios culturales no sŠlo como invitaciŠn a seguir pensando el fœtbol mexicano desde otros cruces o intersecciones sino tambi”n como esfuerzo por despejar, en la medida que sea posible, el estigma de ilegitimidad del que el fœtbol goza (o m⁄s bien sufre) hoy en la academia. !28 CAPêTULO 129 !Esto: Estelarizando a Horacio Casar™n y el ingreso del dinero al lenguaje del fœtbol A una semana del lanzamiento del Esto, el nueve de septiembre de 1941, el periŠdico deportivo publicŠ un art™culo sobre Horacio Cazar™n, un futbolista que Esto pronto convertir™a en m⁄ximo referente del fœtbol mexicano. Desde su ingreso en las p⁄ginas de la publicaciŠn, el lenguaje que cristalizŠ el periŠdico para hablar de ÒEl ™doloÓÑcomo titulŠ la nota laudatoria--recurriŠ al uso de superlativos (Òel valor m⁄s firme de nuestro fœtbolÓ) y al culto a la personalidad a trav”s de ep™tetos de fuerte efecto emp⁄tico (el Òchiquillo rubioÓ de Òbuena saviaÓ) (BarŠn, ÒEl ™doloÓ). SŠlo las contradicciones con la que Esto encarŠ la industrializaciŠn del fœtbol mexicano durante la etapa que va de 1941 a 1945, lograron distraer la atenciŠn de la publicaciŠn de la suerte de cruzada estelarizadora que montŠ en torno a Cazar™n. El Esto vio con alarmante preocupaciŠn el Òsigno del mercantilismoÓ al que el fœtbol parec™a condenado en un nuevo paisaje deportivo donde la Òœnica consignaÉ[era]ÔganarÕÓ, o partidos, o dinero, dominado como estaba, por dirigentes que sŠlo esperaban su Òusufructo personalÓÓ (Baliari, ÒEl problemaÓ). En este cap™tulo me propongo analizar el per™odo inicial (1941-1945) de Esto, uno de los primeros periŠdicos deportivos semanales mexicanos y acaso el m⁄s influyente en cuanto a la manera en que logrŠ definir cŠmo la prensa escrita empezŠ a hablar de fœtbol en M”xico. Dos operaciones period™sticasÑel tratamiento edificante que recibiŠ en sus p⁄ginas el jugador mexicano Horacio Casar™n y la cr™tica del periŠdico a los intereses econŠmicos que estaban distorsionando el sentido del deporteÑvan a ser el foco de las p⁄ginas que siguen. Esto: Ficha T”cnica Esto, uno de los semanarios deportivos m⁄s influyentes y de m⁄s larga vida en M”xico, apareciŠ por primera vez el 2 de septiembre de 1941 y despu”s de dos aŒos de circulaciŠn, el 9 de septiembre de 1943, empezŠ a publicarse diariamente. En su primera etapa, fue un 30 !rotograbado a dos tintas afiliado al entonces mogol de los medios escritos mexicanos, Jos” Garc™a Valseca. DueŒo tambi”n de los renombrados cuadernillos de historietas Paquito, Pep™n, Mujercita, Manos Arriba y Farsa y de periŠdicos de amplia circulaciŠn como El Heraldo, El Occidental, o los llamados ÒSolesÓ (El Sol del Centro, El Sol de Guadalajara, El Sol de Hidalgo), el imperio medi⁄tico que controlaba m⁄s de 45 publicaciones impresas en el M”xico de los 40s a los 60s que se asocia al nombre Garc™a Valseca es el antecedente indisputable del imperio que, con la diversificaciŠn de medios, heredar™an los Azc⁄rraga (Borrego 75-76).2 La importancia que tiene Esto en el medio deportivo no puede ser soslayada: su extensa duraciŠn (casi ninguna publicaciŠn deportiva supera el record de aŒos de Esto en el mercado de publicaciones deportivas) y la autoridad que irradia como medio deportivo convierten a Esto en una fuente indispensable para historiar la lengua del fœtbol mexicano en su ”poca inicial (Borrego 10).3 Esto no naciŠ sin embargo de la nada. Exist™an antes algunos intentos de prensa deportiva que bien pueden considerarse antecedentes de la publicaciŠn de Garc™a Valseca como la secciŠn deportiva de periŠdicos ingleses The Mexican Herald y The Two Republics, o las crŠnicas de fœtbol de El Mundo Ilustrado, El Imparcial (BaŒuelos 60) o el mismo El Universal (1916 - !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 2 Para ver una lista con todos los periŠdicos de Garc™a Valseca, v”ase Borrego 75-76. 3 La œnica competencia directa al Esto fue el periŠdico La AficiŠn que comenzŠ a circular en los 30s. Las diferentes publicaciones del deporte en M”xico han sido: La AficiŠn (1930 - vigente), Esto (1941 - vigente), Ovaciones (1951 - vigente), R”cord (2002 - vigente), v”ase ÒHistoria del periodismoÓ. 31 !vigente).4 Pero lo que diferenciŠ a Esto de los comentarios que pod™an leerse en la prensa deportiva de la ”poca fueron sin duda los reportajes con que complementŠ las notas sobre fœtbol, aunque hay que aclarar que no sŠlo el fœtbol atrajo la atenciŠn del semanario convertido luego en diario. De las publicaciones deportivas que circularon durante la primera mitad del siglo XX, quiz⁄s la œnica que llegŠ a competir con Esto fue La AficiŠn (1930 - vigente). Medio deportivo de la Cadena de PeriŠdicos Garc™a Valseca (que desde 1973 se convirtiŠ en la actual OrganizaciŠn Editorial Mexicana), Esto se autoproclamŠ un diario de Òveracidad, honradez y oportunidadÓ (Borrego 104). Fiel a la promesa de Òveracidad,Ó Esto cubriŠ una amplia gama de deportes, desde el boxeo, el b⁄squetbol, el b”isbol adem⁄s del fœtbol, hasta los considerados pseudo-deportes como los toros. Mantuvo la promesa de ÒhonradezÓ hacia el deporte al privilegiarlo como noticia, y aprovechŠ la ÒoportunidadÓ que ofreciŠ la incipiente industria deportiva como nicho tem⁄tico y econŠmico aun poco explorado. RelatŠ e hizo crŠnica deportiva con sus ocasionales esquives editoriales al incluir anuncios y reportajes ajenos al deporte. De vez en cuando incursionŠ tambi”n en tiradas poco convencionales como las tituladas ÒÒEstoÓ y Ò!Hollywood!ÓÓ que se vendieron como sueltos por sŠlo veinte centavos en toda la Repœblica. Esto fue un medio que se especializŠ en el fœtbol aunque no dejŠ de lado las notas de cine, b⁄sicamente porque considerŠ al entretenimiento una fuente de inspiraciŠn e ingresos. Esto contŠ con un plantel estable de periodistas que ya en el per™odo 1941-45, firmaban los reportajes del periŠdico. Los nombres de Juan BarŠn, Ras Sr., Jaime Luna, Melchor Alegr™a o !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 4 Desde la d”cada del diez aparecieron las primeras revistas deportivas con algunos t™tulos de renombre como Rojo y Gualda (1916), MefistŠfeles (1917), Arte y Deportes (1918), Teatro y Deportes (1919) y Arte y Sport (1919), v”ase BaŒuelos 60-61. 32 !corresponsales internacionales como Eduardo Baliari que reportŠ sobre el fœtbol argentino e internacional, aparecieron alimentando la reputaciŠn deportiva de la publicaciŠn. Incluso en esta ”poca, Esto llegŠ a albergar reportajes del reconocido escritor mexicano Renato Leduc. Otros escritores prefirieron esconderse detr⁄s de seudŠnimos como ÒCentro MedioÓ o ÒAs,Ó pero lo cierto es que el equipo period™stico de Esto fue, en lo que a deporte se refiere, numeroso y diverso, dos pol™ticas que lograron con ”xito mantener la publicaciŠn a flote en el mercado cada vez m⁄s competitivo de la palabra impresa y de la imagen deportiva. Esto confiŠ asimismo en el poder de la imagen. Con los servicios del renombrado fotŠgrafo deportivo Adalberto Arroyo y Anselmo Delgado documentŠ los eventos deportivos de la ”poca, acompaŒando ocasionalmente estas im⁄genes con comentarios y crŠnicas de Juan J. BarŠn y Ras Sr. Gracias al talento de Arroyo y Delgado Esto reprodujo las m⁄s complejas Ònarrativas gr⁄ficasÓ que hab™an aparecido hasta entonces en la prensa deportiva. Para un M”xico aun mayormente semiletrado (Hern⁄ndez, M”xico 359; Aurrecoechea y Bartra Puros II 14-15), contar historias de fœtbol a trav”s de las im⁄genes pasŠ a ser una obligaciŠn period™stica que Esto satisfizo m⁄s all⁄ de las expectativas t”cnicas del momento. Adem⁄s, la oferta gr⁄fica de Esto tambi”n buscŠ la variedad de tono y objetivos de la imagen, complementando la narrativas gr⁄ficas de Arroyo y Delgado con ocasionales caricaturas e historietas del renombrado dibujante çngel Zamarripa, ÒFa-chaÓ. La preocupaciŠn por reproducir a trav”s de la imagen o la palabra las acciones y la velocidad que definen la esencia de todo deporte abrieron la brecha para que Esto se transformara en un periŠdico deportivo con una identidad propia dentro de un mercado donde el deporte ocupaba un lugar visiblemente secundario. ÀCŠmo registrar la velocidad en una imagen? Para introducir una de sus primeras crŠnicas taurinas titulada sensacionalistamente ÒM⁄s sangre en la arenaÓ Esto reproduce a un 33 !cuarto de p⁄gina la fotograf™a de un temerario toro de Cocinillas en el momento mismo de cornear a un torero. La imagen ÒrojaÓ sirve sin duda de gancho para anticipar la toma de posiciŠn que asume el periodista de un art™culo que inesperadamente rompe con las expectativas del lector al arremeter contra la barbarie de una pr⁄ctica comercial que est⁄ lejos de llamarse deporte (no, al menos, en el sentido que Esto da a esta palabra): Òlos infelices que han saltado al ruedo de nuestra plaza m⁄xima no han ganado un c”ntimo. Y todos, uno por uno, han ido ofrendando su vida, para que É el taurinismo de una empresaÉ se hinche de ganar dinero con el morbo de las gentesÓ (De Triana). Lucrar con un Òespect⁄culoÓ mŠrbido no es lo que Esto considera ”tico: un Òespect⁄culo tr⁄gicoÉ[presenciar] un desfile de individuos con las carnes destrozadas, y lanzados al matadero con un desd”n y un desprecio absoluto por sus vidasÓ (De Triana). La indignaciŠn y repugnancia del cronista permite incluso recurrir a la licencia de una referencia libresca al comparar lo que ocurre en las plazas mexicanas del Siglo XX con la brutalidad y sangre de ÒEl matadero,Ó un texto decimonŠnico del escritor argentino Esteban Echeverr™a. La vehemencia del ataque y la libertad literaria parecer™a indicar que la nota no iba dirigida al lector comœn de Esto sino a publicaciones que, como Ovaciones, un periŠdico fundado por el torero Luciano Contreras, alimentaban desde la prensa escrita la sed de sangre por un espect⁄culo que para Esto era tan impœdico como sanguinario. Sin embargo la sangre que se derramaba en las plazas no le resultŠ comparable a la sangre que salpicaba los rings mexicanos. A diferencia de la convicciŠn que demostrŠ en su acalorada oposiciŠn a las corridas, Esto admirŠ cŠmo Òlos de abajoÉribetean el espect⁄culo [del box] con su honradez y con su sangreÓ (Hit, ÒS⁄badoÓ). La publicaciŠn festejŠ la ÒbravuraÓ de los boxeadores y la manera en que Òse la rifan [est]os hombresÓ para combatir en el cuadril⁄tero Òtirando puŒetazos de todos los ⁄ngulosÓ como verdaderas m⁄quinas humanas (Hit, ÒS⁄badoÓ). Sin menciŠn alguna del dinero que circulaba en 34 !los circuitos de boxeo, la aclamaciŠn que construyŠ en torno al espect⁄culo que ofrec™an dos hombres trenzados en una justa entre iguales echŠ mano a un mito persistente en las p⁄ginas de Esto: el deporte (se trate de boxeo o fœtbol) fue siempre percibido como una suerte de escalera social para Òlos de abajoÓ.5 Los de abajo no siempre aparecieron en Esto sŠlo para probar que el deporte contribuye a la movilidad social, eventualmente la publicaciŠn tambi”n dio espacio a ocasionales notas sociales. En Ò200 familias sin hogar,Ó una crŠnica fotogr⁄fica, documenta y denuncia, por ejemplo, el desalojo de una comunidad precaria en colonia Tacubaya. Los adjetivos sirven para dramatizar la dimensiŠn del despojo: Ònumerosos y miserables habitantes de la colonia ÒDaniel GarzaÓ sufrieron el desalojo en un operativo llevado a cabo ÒinhumanamenteÓ por la Òpolic™a [que] destruyŠ sus pobres habitacionesÓ É hechas con toda clase de desperdiciosÓ (Ò200 familias sin hogarÓ). Pero no siempre, tampoco, en sus crŠnicas sociales mostrŠ la condescendencia y empat™a que mostrŠ en Ò200 familias sin hogarÓ o en notas deportivas donde los pobres hab™an dejado de ser pobres gracias al fœtbol o al boxeo. En todo caso lo err⁄tico y contradictorio de este periodismo social parece indicar que Esto no evitŠ lanzarse a terrenos que desconoc™a para llenar acasoÑes una hipŠtesisÑespacios que el deporte de la semana no hab™a logrado cubrir. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 5 Otros deportes ÒcampestresÓ, como las carreras h™picas, fueron objeto de comentario y de culto para los escritores y lectores del medio como ocurriŠ con aquel art™culo que Esto publicŠ de carreras de caballos en Madison Square Garden. El General Rodrigo V. Quevedo y el presidente mexicano çvila Camacho laurearon el evento y ejecutaron Šrdenes oficiales para que el Equipo Internacional Militar se preparara y asistiera al evento, v”ase Estevez. 35 !Sin duda, el fœtbol ocupŠ, entre los deportes que cubriŠ Esto, un lugar preferencial. Pese al af⁄n de incorporar en sus p⁄ginas deportes ÒmenoresÓ desatendidos por los grandes periŠdicos como la nataciŠn, el tenis, el frontŠn o las carreras h™picas, fueron sin embargo las coberturas de fœtbol las que hicieron de Esto uno de los periŠdicos deportivos de mayor impacto en M”xico. La actual organizaciŠn mexicana de periodismo deportivo no duda en atribuir el ”xito de Esto, entre otros, al periodista Antonio Huerta y a sus crŠnicas sobre Chivas.6 Pero acaso sea ”sta una afirmaciŠn que tiende a oscurecer la riqueza de una publicaciŠn que arriesgŠ para competir con el periodismo escrito, que innovŠ en lo gr⁄fico y que institucionalizŠ un lenguaje para hablar de fœtbol que hizo escuela en los medios deportivos. Horacio Casar™n o cŠmo se gestŠ el sistema de estrellato en Esto Entre 1941 y 1945 las notas dedicadas a jugadores de fœtbol definieron la pol™tica editorial de la etapa inicial de Esto. En extensos reportajes se ventilaron los detalles de la vida de los Ò™dolosÓ deportivos siempre tratados con sublime deferencia como se puede leer en ÒÁJuan TuŒ⁄s! El hombre que sacŠ del sŠtano al ÒEspaŒaÓ, ÒEl Pirata FuenteÓ o en el reportaje a Horacio Casar™n que Esto titulŠ ÒEl ™dolo est⁄ en pie,Ó (ver Imagen 1). TuŒ⁄s, Fuente y Casar™n, todos jugadores de la liga mexicana, aparecieron mencionados hasta el cansancio en titulares sensacionalistas o en reportajes donde se hac™an pœblicas sus vidas privadas, o en las legendarias Òfoto-crŠnicasÓ de Adalberto Arroyo y Anselmo Delgado. La saturaciŠn es el camino que lleva al estrellato. O al menos as™ lo entendiŠ Esto. Desde todos los espacios disponibles, Esto bombardeŠ al lector de superlativos e im⁄genes de momentos de gloria con la certeza de que en !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 6 Hoy en d™a se cree que el Ò”xitoÓ de la publicaciŠn fue gracias al fœtbol y sobre todo al rol de Antonio Huerta y su aficiŠn e inclusiŠn del equipo Chivas, v”ase ÒHistoria del periodismoÓ. 36 !la repeticiŠn est⁄ la receta para producir estrellas de fœtbol. El caso Horacio Casar™n en las p⁄ginas de Esto constituye un ejemplo, entre otros, de esta forma de hacer periodismo deportivo a lo Hollywood.7 1.- Imagen 1: ÒDos estrelladas mimadas por la prensa deportivaÓ: ÒÁJuan TuŒ⁄s! El hombre que sacŠ del sŠtano al ÒEspaŒa.Ó Esto 11 Nov. 1941. Impreso; BarŠn, Juan. ÒFiel a su bandera: Antonio Azpiri.Ó Esto Ago. 11, 1942. Impreso.!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 7 La lista es muy extensa debido a que fue un formato que se institucionalizŠ en la prensa del Esto y, sobre todo en la prensa gr⁄fica, pero adem⁄s de las mencionadas tambi”n se hicieron reportajes sobre las siguientes estrellas: ÒNacho çvila: El valor m⁄s depurado del Alm⁄cigo Tapat™oÓ, Òçngel Zubieta de Galdacano a Buenos Aires con escala en M”xicoÓ, ÒLuis Heredia: El portero con garrasÓ, Òçngel LeŠn ÒEl PulquesÓ ÁFenŠmeno, Ch”!Ó, ÒReinaldo Martino el ÒInsideÓ MaravillaÓ, todos fueron reportajes de Juan J. BarŠn.ÒFernando Garc™a. EspaŒol y MexicanoÓ, ÒGrecco y Martino fueron los mejoresÓ, ÒRafael Meza el campeŠn goleadorÓ, ÒAdiŠs, MarcialÓ, ÒFiel a su bandera: Antonio AzpiriÓ, ÒLa Baraja de Ernesto PaulerÓ. Todas estos reportajes de Juan J. BarŠn y Ras Sr con fotograf™as de Adalberto Arroyo. 37 !Horacio Casar™n Garcilaso fue un futbolista al que no le faltaba para llegar a ser la estrella de fœtbol que el olfato de Esto supo reconocer desde un principio. Miembro de las ligas mexicana y espaŒola, Casar™n fue el delantero-faro de la selecciŠn nacional. NaciŠ en la ciudad de M”xico el 25 de mayo de 1918 y llegŠ a jugar para equipos de la talla del Necaxa, el Atlante, el EspaŒa, el Veracruz, el Zacatepec, el Am”rica y el Monterrey.8 Goleador durante la temporada 1945-1946 (y a pocos goles de lograrlo en la temporada siguiente), despu”s de una carrera de triunfos y momentos oscuros como los que viviŠ a causa de una lesiŠn de rodilla en 1939, Casar™n se retirŠ como jugador el 9 de marzo de 1957. SiguiŠ sin embargo vinculado al fœtbol como director t”cnico de la selecciŠn nacional. Y fuera del campo de juego, los medios no se cansaron de explotar el carisma de su imagen en anuncios publicitarios y pel™culas futbol™sticas. La prensa gr⁄fica de la ”poca lo convirtiŠ probablemente en la primera gran estrella del fœtbol mexicano. Horacio Cazar™n fue saludado en Esto como un Òastro de primera magnitudÓ (BarŠn, ÒEl ™doloÓ). El semanario deportivo no ahorrŠ ep™tetos celestiales hasta no instalarlo en la cumbre del Olimpo futbol™stico mexicano, un lugar m⁄s que merecido por su Òexcelente constituciŠn, [sus] facultades portentosas y [su] aficiŠn desmedidaÓ. Para Esto, Casar™n era sencillamente el Òmejor centro delanteroÓ de M”xico (BarŠn, ÒEl ™doloÓ) y en sus p⁄ginas, las tomas espectaculares de Arroyo y Delgado junto a las notas y reportajes de BarŠn y Ras Sr se dieron a la tarea de cumplir la profec™a del semanario. En una ”poca de transiciŠn donde el culto al h”roe tendiŠ a confundirse con el culto moderno a la celebridad, Esto construyŠ el aura del glorioso Casar™n en !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 8 V”ase la biograf™a de Horacio Casar™n en Carlos Ram™rez Horacio Casar™n, un ™dolo y su tiempo. 38 !base a la proliferaciŠn sin l™mite de su imagen, por un lado, y a la celebraciŠn ruidosa de sus goles como delantero, por otro. En su cl⁄sico libro The Image: A Guide to Pseudo-events in America Daniel Boorstin diferencia as™ las dos etapas que se superponen en Esto: ÒThe hero was distinguished by his achievement; the celebrity by his image or trademarkÓ (61) y Òthe celebrity is a person well known for his well-knownness.Ó (57). Boorstin cree que Ò[w]e risk being the first people in history to have been able to make their illusions so vivid, so persuasive, so realistic that we can live in themÓ (ctdo. en Neimark). Mientras la imagen convierte a la celebridad en objeto de consumo, comodific⁄ndola como marca registrada o branding, el h”roe (en el sentido pre-moderno de gloria que tuvo para la prensa deportiva de los aŒos 40s) necesitaba de m”ritos (o goles) para obrar de plataforma de lanzamiento a su glorificaciŠn. Pero para Esto hablar de fœtbol fue una misiŠn que no se redujo a meros resultados. El fœtbol no circulŠ en sus p⁄ginas sin el culto a la personalidad. De ah™ que los goles para Esto no bastaban, la vida de Casar™n tambi”n importŠ, y mucho, a la hora de crear una personalidad o de personalizar a ese delantero que marcaba goles. Datos triviales, chismes, vida privada, relaciones familiares, nada se desdeŒŠ si se hablaba de Casar™n aunque poco o nada tuviera que ver con jugadas de fœtbol, t”cnicas o canchas de juego. El reportaje ÒEl ™dolo est⁄ en pieÓ es uno de los primeros donde se expone detalladamente la vida de un jugador profesional de fœtbol y marca en la cronolog™a del periŠdico el inicio de un tipo de periodismo deportivo de corte personalizador que ser⁄ comœn en sus p⁄ginas. En el reportaje, Esto disecciona el pasado de Casar™n. Se remonta previsiblemente a su infancia (buscar el g”nesis es obligaciŠn de todo relato ”pico) y a su pasiŠn temprana por el fœtbol. Es la ”poca del Òchiquillo rubioÓ y de su paso por el Colegio Franc”s donde ÒcalzŠ las primeras botas con 39 !tacosÉ[en] la oncena de segunda [divisiŠn] infantil del club ÒNecaxa.Ó Y luego el ascenso, literal y metafŠrico, de Casar™n: recorriŠ todos los puestos del escalafŠn [futbol™stico]. De infantil a juvenil, de ”sta a la cuarta fuerza de mayores; m⁄s tarde, a la tercera; de ”sta, a la segunda; despu”s a la primera intermedia; a las reservas y Ápor fin!, el ansiado brinco a la primera divisiŠnÉ(BarŠn, ÒEl ™doloÓ). La palabra ÒtriunfarÓ es la œltima palabra que remata la historia hasta entonces desconocida del Ò™dolo.Ó El triunfo es el premio a la dedicaciŠn y el esfuerzo: gracias a sus ÒfacultadesÉ[y su] pujante juventud logr[Š] triunfarÓ hasta llegar a conquistar a todo un pueblo que de las gradas lo celebra: ÒCazar™n, Cazar™n, Ra, Ra, RaÓ (BarŠn, ÒEl ™doloÓ). Una carrera meteŠrica y estelar que culmina con la entrada triunfal del h”roe a la selecciŠn nacional. La nota dram⁄tica sin embargo no est⁄ ausente, el 26 de marzo de 1939, fecha fat™dica para el fœtbol mexicano, Casar™n se lesiona y se incendia el campo Asturias. El ciclo finalmente se cierra (no existen los h”roes ca™dos) con la resurrecciŠn a la que alude el t™tulo del reportaje. El final tambi”n se permite la libertad del vuelo po”tico, como la m™tica ave F”nixÑescribe Esto con solemnidad y sin temor a la cursiler™aÑtanto Casar™n como el parque Asturias resurgieron de Òsus propias cenizasÓ (BarŠn, ÒEl ™doloÓ). El esquema que descubre Esto en el primer reportaje a Casar™n va a funcionar con ajustes anecdŠticos m™nimos de matriz para otros futbolistas que el periŠdico deportivo hace objeto de sus baŒos de gloria. En su decisiŠn de Òpersonalizar el fœtbol,Ó Esto siguiŠ una l™nea de la prensa deportiva ya ensayada en EspaŒa y Francia. Del 38 al 56 la crŠnica espaŒola utiliza formas similares al periodismo deportivo franc”s, mezclando lo objetivo y subjetivo en sus notas de fœtbol. Con una diferencia que vale la pena puntualizar, el periodismo deportivo espaŒol introduce el uso de 40 !extranjerismos y con frecuencia politiza el fœtbol al alinear a equipos y sindicatos (CastaŒŠn Rodr™guez 12). Con frecuencia tambi”n La AficiŠn practicŠ esta misma l™nea period™stica pero respetando un formato mucho menos iconoclasta que Esto. Aœn as™, las diferencias entre Esto y La aficiŠn fueron cruciales sobre todo en el uso de la imagen y otro tanto en lo tem⁄tico Por lo general, Esto repart™a los comentarios de fœtbol en una secciŠn de relatos o reportajes junto a un apartado en donde se daba la alineaciŠn y otro con los goles. En ÒNecaxa venciŠÓ Ras Sr, uno de los reporteros m⁄s prol™ficos de Esto durante la etapa analizada, volviŠ a hablar de Horacio Casar™n. El t™tulo promet™a una crŠnica objetiva del partido pero Ras Sr frustrŠ muy pronto las expectativas del lector. Los divagues lo llevaron a recordar la temporada de 1933 con el Òescandaloso marcador de nueve a cero,Ó y a arremeter contra la incompetencia del ⁄rbitro, el colegiado Zamora, al que calificŠ de ÒrigoristaÓ e ÒindecisoÉdando la impresiŠn de que era la primera vez que actuara con un silbato y los pantalones cortos.Ó Ras Sr. comentŠ brevemente la participaciŠn de los jugadores en la secciŠn ÒAlineacionesÓ y en la secciŠn ÒGolesÓ describiŠ la forma y los momentos del partido en que se marcaron goles: A los ochos minutos, centra el Chamaco Garc™a, Cazar™n y Cervantes intentan el remate, sin fortuna, y es Baldomero qui”n realiza el tanto. A los treinta minutos, Cazar™n se apodera del balŠn, lo sube y lo cede al Chamaco Garc™a para que ”ste produzca un centro matem⁄tico y sea el propio Cazar™n qui”n remate a boca de jarro. (”nfasis m™o ÒNecaxa venciŠÓ) El apartado ÒGolesÓ sŠlo habla de los jugadores ÒdestacadosÓ y, por supuesto de la figura del ÒgoleadorÓ Cazar™n que merece seis menciones. No siempre, sin embargo, Ras Sr. alimentŠ el lado glorioso del ÒfenŠmenoÓ en sus crŠnicas. Se dice que una estrella se inventa sŠlo para experimentar el placer de destruirla despu”s pero la m⁄quina de la fama de Esto no conoc™a aœn 41 !Òthe Kleenex phase,Ó como caracteriza Leo Braudy el ciclo instant⁄neo de desecho de celebridades que atraviesa la industria del entretenimiento en la actualidad: ÒWe see so much of people, and in all branches of the media. We blow our nose on every new star that happens to come along and then dispose of themÓ (ctdo. en Neimark). Cuando Esto seŒalŠ las grietas del ™dolo, lo hizo desde la frustraciŠn y la decepciŠn, como cuando Ras Sr escribe, Òhizo muy buenas cosas y tuvo algunas pifias que hicieron desmerecer lo buenoÓ (ÒNecaxa venciŠÓ). En algunas crŠnicas como ÒLos rojiblancos continœan,Ó la decepciŠn de Ras Sr se exaspera al punto de decir llanamente que Casar™n jugŠ Òmal y de malasÓ por desperdiciar jugadas donde los goles Òse meten hasta durmiendoÓ (2). Pero, por lo general, Esto se muestra cauteloso en su cr™tica: Desde su entrada al Atlante, Horacio Cazar™n no hab™a vuelto a ver la suya; se le notaba err⁄tico y sin encajar en la delantera azulgranaÉ Pero el domingo Horacio volviŠ por su prestigio. No estuvo sensacional, ni siquiera brillante. Estuvo, sencillamente, trabajador y afortunado. RealizŠ tres goles y en alguna ocasiŠn hizo una jugada de m”rito tan personal, que las tribunas lo premiaron con aplausos. Si Cazar™n llega a recuperarse totalmente, no ser⁄ por ayuda ajenaÉY as™ lo esperamos (”nfasis m™o ÒVolviŠ Cazar™nÓ). Esto pide y exige paciencia para el ™dolo lesionado y la nostalgia por el Casar™n del pasado emerge en el comentario con la misma intensidad con que emerge la esperanza de verlo recuperado. En un per™odo anterior a las transmisiones televisivas, las crŠnicas fotogr⁄ficas de Arroyo y Delgado cubrieron una demanda por el consumo de la imagen que resultŠ indispensable para el proyecto period™stico de Esto. Segœn el diario, Òla mejor pluma y el mejor estilo son a veces incapaces de explicar clara y concisamenteÓ Òese instante necesarioÓ que captura la Òoportuna 42 !fotograf™aÓ (ÒAdalberto ArroyoÓ). Con la imagen, el periodismo de los 40s llevŠ al hogar de los mexicanos la ilusiŠn de ÒverÓ los partidos documentados por una Òc⁄mara, imparcial y exactaÓ (ÒAdalberto ArroyoÓ). Y si la fotograf™a promet™a captar Òel instante necesario,Ó la crŠnica gr⁄fica o serie de im⁄genes consecutivas que publicŠ Esto buscaba documentar el movimiento de la jugada. Adalberto Arroyo fue el ™dolo, el ÒAsÓ como sugiere el Esto, el Òperiodista modernoÓ capaz de retratar Òel instante eterno que sintetizaÉun recuerdo de incalculable valor para el aficionadoÓ (ÒAdalberto ArroyoÓ). Puede decirse que las narraciones en im⁄genes de los Òinstantes eternosÓ del fœtbol de los 40s que documentŠ Arroyo no suplementaban las crŠnicas escritas de Ras Sr. y BarŠn sino m⁄s bien lo contrario. Algunas tomas fotogr⁄ficas de Arroyo o Delgado delatan cŠmo la imagen de Casar™n fue objeto de ediciŠn o retoque a fin de sumar esfuerzos gr⁄ficos a la campaŒa escrita de glorificaciŠn montada por el diario. Aœn si se trata de fotograf™as de todo el equipo (ver Imagen 2), Casar™n aparece en el centro, es el que tiene la pelota y una estrella indica la soledad sublime del ™dolo de Esto rodeado por sus compaŒeros de equipo. Otro ejemplo, en el aniversario de los Òtres aŒos de vidaÓ del semanario, Casar™n aparece en la portada, resaltado por bordes negros y, como fondo, menos n™tida como un mensaje subliminal, la estrella emblem⁄tica.43 ! 2.- Imagen 2: ÒÒFoto-crŠnicasÓ de Anselmo Delgado y Adalberto Arroyo narrando la vida y los goles de Horacio Casar™nÓ: ÒAtlante-Asturias, HoyÉLos hijos de don Venancio.Ó Esto 12 Oct. 1944. Impreso; ÒEsto en el fœtbol.Ó Esto 3 Sep. 1944. Impreso; ÒVolviŠ Cazar™n.Ó Esto 12 Ene. 1943: 1. Impreso; BarŠn, Juan. ÒEl ™dolo est⁄ en pie.Ó Esto 16 Sep. 1941. 44 !Imagen 2: (contÕd) 2.- Las crŠnicas fotogr⁄ficas de Esto hicieron historia gracias al montaje visual o a las gr⁄ficas en secuencia que ofrecieron al lector la ilusiŠn de presenciar un gol o jugadas magistrales en el ⁄rea de peligro del campo de fœtbol. No era este tipo de narraciŠn visual a la que estaban acostumbrados los aficionados a encontrar en la secciŠn deportiva de los periŠdicos de la ”poca (ver Imagen 3)45 ! 3.- Imagen 3: ÒEl ÒOjo m⁄gicoÓ, una invenciŠn de Adalberto ArroyoÓ:9 Ò!Ojo-m⁄gico! ÁOtro hit de ÒEstoÓ!.Ó Esto 26 Jul. 1944: 4. Impreso. Tanto Richard deCordova como Deborah V. Tudor tienen razŠn al afirmar que la invenciŠn de estrellas en el mundo del cine y del deporte requiere del cruce entre mœltiples medios y, sobre todo, de la incorporaciŠn de Òim⁄genesÓ a la lŠgica del mercado. En su trabajo sobre la formaciŠn de estrellas del cine de Hollywood, deCordova argumenta que una estrella debe circular para alcanzar dicho estatus tanto en medios de la prensa escrita como en otros medios de comunicaciŠn (Picture Personalities 11-12). Segœn Tudor, lo que hace a una estrella es, adem⁄s, la existencia de un mercado ⁄vido en consumir noticias sobre otras facetas de su vida privada (HollywoodÕs 8). La glorificaciŠn de Casar™n en las p⁄ginas de Esto guarda marcados paralelos con el modelo de Hollywood tal como lo describen. Ante todo Cazar™n fue una celebridad en M”xico porque, como dice Boorstin, se tratŠ de Òa person well known for his well-!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 9 Adalberto Arroyo se dedicŠ tambi”n al desarrollo tecnolŠgico de su c⁄mara. ConstruyŠ el ÒOjo M⁄gicoÓ, una c⁄mara con una velocidad de obturaciŠn de 1/8000 de segundo, v”ase ÒAdalberto ArroyoÓ. 46 !knownnessÓ (57). Su fama en las canchas de fœtbol fue la antesala de una curiosa carrera medi⁄tica que lo llevŠ a aparecer en comerciales de Colgate y actuar (como Casar™n) las pel™cula del director Joaqu™n Pardav” (Los hijos de don Venancio [1944] y su secuela Los nietos de don Venancio [1945]). Esto siguiŠ de cerca los ÒotrosÓ triunfos de Casar™n con tanto inter”s como el que hab™a manifestado por sus goles. AnunciŠ solemnemente el casamiento del Ò™dolo de los chamacos y el m⁄s espectacular centro delantero mexicanoÓ con Òla gentil seŒoritaÓ Elena King (ÒCasar™n se casaÓ). La diagramaciŠn a p⁄gina completa de la noticia, con letras grandes, las fotos de los novios y la retŠrica del texto, todo hace pensar que m⁄s que noticia era un anuncio hecho por un padre orgulloso del casamiento de un hijo. Esto pod™a por derecho propio jugar con lo que insinuaba pero no dec™a la noticia. Poco tiempo despu”s le daba una jubilosa bienvenida al hijo de ambos. Probablemente no hubo antecedentes de otro cruce medi⁄tico tan espectacular como el de este hijo prŠdigo que fue Casar™n para el periŠdico deportivo. Acaso Esto descubriŠ no sin asombro que el ”xito en el fœtbol tambi”n puede abrir de par en par las puertas al mundo de la far⁄ndula. (ver Imagen 4).47 ! 4.- Imagen 4: ÒFotograf™as del Esto ilustrando los diferentes cruces medi⁄ticos de Casar™n con la far⁄ndula, con el pœblico y con el mercadoÓ: Fa-Cha, caric. ÒHoracio Casar™n, centro delantero del Atlante.Ó Esto 22 Feb. 1944: 3. Impreso; Quico, argumentista, y Fa-Cha, caricaturista. ÒBiograf™as a L⁄piz: Casar™n.Ó Car. Fa-Cha. Esto 10 Jul. 1944. Impreso; ÒHoracio Casar™n brillante estrella del Atlante.Ó Esto 4 Ago. 1944. Impreso; Huerta, Efra™n. ÒCine.Ó Esto 10 Oct.48 !Imagen 4: (contÕd) 1944. Impreso; As. Ò!Huesos, joven!.Ó Esto 21 Oct. 1941. Impreso; ÒHoracio Casar™n y su hijo.Ó Esto 23 May. 1944: 1. Impreso; ÒCasar™n se casa.Ó Esto. 1941?. Impreso. ÀFœtbol o dinero?: Cambios sem⁄nticos en el lenguaje de fœtbol 1941-1945 El 7 de abril de 1943, fecha que marca el inicio del profesionalismo del fœtbol en M”xico, fue un d™a revolucionario en la historia del deporte porque transformŠ para siempre su relaciŠn con el dinero. La propuesta de C”sar Martino, presidente del Club Am”rica, de profesionalizar el fœtbol naciŠ formalmente en 1942 para incentivar y darle Òal balompi” nacional un mayor sentido de responsabilidad y una mayor calidadÓ (Cardoso, Por amor 69). El estatus de deporte profesional marcŠ la ”poca y reorganizŠ la din⁄mica que hab™a definido al deporte hasta entonces. El cambio, sin embargo, no ocurriŠ sorpresivamente sino que se hab™a venido gestando de manera paulatina. Esto viviŠ el pasaje al fœtbol profesional no sin ciertas contradicciones y con algunas manifestaciones de nostalgia por el pasado del fœtbol amateur. Lo cierto es que, el amateurismo y el profesionalismo convivieron como pr⁄cticas deportivas aœn antes de la reforma de 1943. Ya en la d”cada del 20, pero sobre todo en la del 30, el dinero en el fœtbol dominŠ aspectos ligados a su producciŠn y se fue consolidando en el sentido comœn de la ”poca la idea de que el dinero era un factor decisivo para hacer del fœtbol un Òjuego muy en serioÓ, como dice Johan Huizinga (ctdo. en Angelotti 175), un juego que no sŠlo se definiŠ por lo que ocurr™a en la cancha de juego sino que tambi”n incluyŠ la maquinaria que funcionaba m⁄s all⁄ de la cancha para que el espect⁄culo fuera posible. Dos casos que ilustran el pasaje del amateurismo al profesionalismo en la liga de fœtbol mexicana fueron los de Horacio Casar™n y Rafael Navarro Corona. Se ha llamado Òprofesionalismo solapadoÓ a esta ”poca del fœtbol mexicano cuando el amateurismo no exclu™a la influencia del dinero en la forma de hacer negocios con el deporte (Ram™rez ctdo. en Angelotti 49 !190), en otras palabras, un momento de cambios estructurales entre los que ÒjueganÓ y Òobservan,Ó y los que ÒcontrolanÓ el fœtbol (Huizinga ctdo. en Angelotti 175). El Òprofesionalismo solapadoÓ (Ram™rez ctdo. en Angelotti 190) se viviŠ como una doble intersecciŠn, por un lado, mantuvo el amateurismo existente al no pagar salarios a todos sus jugadores mientras que, por otro lado, protegiŠ econŠmicamente a los deportistas ofreci”ndoles ocupaciones en empresas privadas, instituciones gubernamentales y, en ocasiones, incluso con retribuciones o premios en efectivo. Fue una ”poca en que muchos jugadores contaron con cierta estabilidad laboral y econŠmica gracias al fœtbol cuando otros (quiz⁄s la mayor™a) no recibieron nada a cambio de jugar fœtbol. Gabriel Angelotti Pasteur pasa revista a la historia personal de los Òmarrones profesionalesÓ Horacio Casar™n y Rafael Navarro Corona, reproduciendo el testimonio de Navarro sobre sus momentos como jugador semi-profesional en el Club Atlas: en ese tiempo, lograban los Clubes hacer algo por los jugadores que les conven™an, consigui”ndoles trabajo como una compensaciŠn. En el caso m™o, refacilitaba la situaciŠn por ser Director de Estad™sticas nuestro presidente el Ingeniero BojŠrquez. Efectivamente, como a los ocho d™as me avisŠ el Secre que para principio del mes, pod™a presentarme al jefe de Personal de la DirecciŠn de Estad™sticas, pues hab™a sido girada la orden para mi plaza (ctdo. en Angelotti 187). Los favores econŠmicos que el fœtbol trajo para jugadores como Navarro Corona en forma de empleos burocr⁄ticos o administrativos garantizaban un salario a los jugadores mientras se mantuvo la ilusiŠn del fœtbol amateur. Beneficiado con un puesto en la administraciŠn pœblica, Navarro Corona dejŠ su trabajo de comerciante y siguiŠ jugando para el club sin apuros econŠmicos (ctdo. en Angelotti 187). A partir de la d”cada del treinta, el Òprofesionalismo solapadoÓ (Ram™rez ctdo. en Angelotti 190) en el fœtbol llegŠ a ser una pr⁄ctica aceptable y 50 !comœn entre quienes empezaban a ser percibidos cada vez m⁄s como Òlos que controlabanÓ el deporte en M”xico. Horacio Casar™n, contempor⁄neo de Rafael Navarro Corona, participŠ en el deporte desde finales del 30 hasta mediados del 50 y, como Navarro Corona, tambi”n es mencionado por Angelotti como ejemplo de profesional solapado (Ram™rez ctdo. en Angelotti 190). El mismo Casar™n narra cŠmo se negociaban los contratos de jugadores durante la ”poca pre-profesional. Disputado por los clubes Atlante, Am”rica y Asturias, el General NuŒez, presidente entonces del Atlante, le dijo: ÒÕte pago los 600 pesos que te ofreciŠ el Asturias.Õ Entonces le ped™ al General, que ten™a enorme influencia ante la presidencia de la Repœblica, que me consiguiera entrar a trabajar en el Banco de M”xicoÉ ÒTu entras al Banco de M”xicoÓ, me dijo el GeneralÉÓ (ctdo. en Angelotti 188). Gracias a las influencias del General NœŒez, Casar™n consiguiŠ el puesto que quer™a en el Banco de M”xico y sellŠ su compromiso con el Atlante (ctdo. en Angelotti 190). Durante la etapa previa a la reforma de 1943, Casar™n recuerda los pagos que recibiŠ por su paso en la selecciŠn nacional y en un equipo de reservas. De sus aŒos en la reserva del Club Necaxa cuenta ,Òpagaban poco, algo as™ como 100 pesos al mes, y eso por trabajar en la CompaŒ™a de Luz [dueŒa del Club Necaxa].Ó Los favores econŠmicos tambi”n adoptaron la forma de premios, cuando le Òllamaron a jugar contra el Botafogo en 1936Ó Casar™n jugŠ veinte minutos y recibiŠ veinte pesos. Una cifra considerable a juzgar por la reacciŠn del jugador: ÒÁQu” b⁄rbarosÉme pagaron a peso el minutoÉ si sigo as™, me har” rico!Ó (ctdo. en Angelotti 188). Los testimonios de Navarro Corona y Casar™n ilustran cŠmo se negociaban los contratos entre jugadores y dueŒos antes de que el fœtbol profesional abriera las compuertas al tipo de transacciones y contratos que dominan hoy el mundo del fœtbol mexicano. 51 !El profesionalismo Ò(casi) desapercibid[o]Ó y ÒsolapadoÓ (Angelotti 192; Ram™rez ctdo. en Angelotti 190) fue un momento del fœtbol bien documentado por Esto. En algunos de sus reportajes a Rafael Navarro Corona, Horacio Casar™n, o Fernando Marcos, el diario ofrece detalles o an”cdotas que permiten reconstruir fragmentariamente la etapa incipiente de comodificaciŠn del fœtbol en M”xico a la que, conscientemente o no, hab™a contribuido a poner en marcha. Los reportajes del Esto, por ejemplo, el de ÒAguilar, un valor como hay muchos en el fut mexicanoÓ. Los casos de Mart™n Vantolr⁄, Fernando Garc™a antes de que se profesionalizara el fœtbol o el escrutinio de Esto a las ligas internacionales fueron los momentos en que el periŠdico se permitiŠ explorar la relaciŠn problem⁄tica entre dinero y deporte. La d”cada que va de 1936 a 1946 fue una etapa marcada por la gran migraciŠn futbol™stica a M”xico. La afluencia de jugadores internacionales, especialmente de pa™ses como EspaŒa y Argentina (Angelotti 190) generŠ una Òdesigualdad profundaÓ en el fœtbol nacional a causa de la diferencia de trato que recibieron jugadores mexicanos e internacionales (190). Factores de orden histŠrico como la Guerra Civil EspaŒola (1936-1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) explican el origen de semejante ola migratoria, pero hay que considerar el impacto que tuvieron las visitas de equipos como el Botafogo brasileŒo (1936), el equipo espaŒol Barcelona (1937), o la selecciŠn Vasca convertida despu”s en el equipo mexicano Euskadi (1938) (CalderŠn, Por amor 29, 44). Dadas las diferentes situaciones por las que atravesaban sus pa™ses de origen, muchos de los jugadores visitantes, al amparo de leyes vigentes nacionales como del deporte que permit™an Òla libre importaciŠn de futbolistas sudamericanosÓ e internacionales, optaron por quedarse en M”xico, convirtiendo al D.F. en una suerte de para™so deportivo (25). 52 !Con la llegada y la incorporaciŠn de jugadores internacionales al fœtbol mexicano, Esto dejŠ constancia de la reestructuraciŠn que tuvo semejante impacto migratorio tanto en t”rminos de relaciones laborales como en la demograf™a del deporte nacional. SiguiŠ de cerca a ciertos jugadores extranjeros pero tambi”n observŠ no sin alarma la compleja reorganizaciŠn que la industria del deporte estaba experimentando a causa de un cambio que se dio relativamente r⁄pido. DesplazŠ la atenciŠn en lo que pasaba en las canchas de fœtbol para fijarla en la relaciŠn entre jugadores y dueŒos o dirigentes de los distintos clubes. Tambi”n notŠ cŠmo la figura del ÒcrackÓ llegŠ a dominar la lŠgica econŠmica del vasto arsenal medi⁄tico que hab™a crecido a la sombra del fœtbol. Esto realmente no fue capaz de articular una pol™tica editorial coherente porque sus reportajes y crŠnicas se contradec™an semana a semana. En sus p⁄ginas la nostalgia por el pasado amateur de un deporte ÒnobleÓ que prescind™a del dinero para seguir fascinando a aficionados conviviŠ con el asombro y la intriga que despertaban las sumas que el fœtbol profesional era capaz de movilizar. Como parte del engranaje de un sistema de medios deportivos cuya complejidad no llegŠ del todo a comprender, las cr™ticas que Esto publicaba junto a sus ”xtasis celebratorios solo pod™an indicar los esfuerzos contradictorios del semanario a las demandas que el fœtbol profesional parec™a imponer al periodismo deportivo de la ”poca. La cobertura que mereciŠ el jugador espaŒol radicado en M”xico Mart™n Vantolr⁄ (otra referencia con la que simpatizŠ el filme de Joaqu™n Pardav”, Los hijos de don Venancio) en Esto habla de los vaivenes del semanario tanto frente al cambio demogr⁄fico que la ola migratoria trajo al fœtbol nacional, como a lo que ”sta supuso para el avance del profesionalismo en M”xico. Desde 1939, Vantolr⁄ al que Esto llama ÒMaestroÓ, era jugador del EspaŒa, un club de la comunidad espaŒola radicada en M”xico. En su af⁄n nacionalista por celebrar la trayectoria de un jugador extranjero que ha convertido a M”xico en su Òhogar,Ó el reportaje que saliŠ publicado 53 !el 21 de septiembre de 1941, no evita la nota melodram⁄tica y cursi: Òuno de los factores determinantes para que Vantolr⁄ se quedara en M”xico,Ó sentimentaliza Esto, fue el amor a Òla seŒorita Josefina Rangel, la hoy seŒora de Vantolr⁄Ó y el Òmiedo que siempre le hab™a causado [cruzar] el marÓ (BarŠn, ÒMart™n Vantolr⁄: El miedoÓ). La nota carga de tinta melodram⁄tica el momento en que Vantolr⁄ decide volver a EspaŒa y el presidente del club EspaŒa, Baltasar Junco, interviene: ÒTe vas porque quieres, en M”xico los espaŒoles tenemos una segunda patria y aqu™ nada te faltar⁄, ni dinero ni afectos; en el ÒEspaŒaÓ hay un lugar para ti (BarŠn, ÒMart™n Vantolr⁄: El miedoÓ). Si bien el t™tulo del art™culo alud™a Òal mar, el amorÓ o la amistad con el Òviejo Junco,Ó las razones que enumera Junco para convencer a Vantolr⁄ parecen sugerir que el EspaŒa pagaba a sus jugadores aœn antes de la reforma del 43. Diferencias entre equipos de extranjeros y de nacionales en cuanto a pr⁄cticas de reclutamiento y retenciŠn de jugadores constituyen la base del v™nculo que establece Angelotti entre migraciŠn y profesionalismo en M”xico. En todo caso, notas como ”stas publicadas en Esto, ofrecen datos esparcidos que permiten reconstruir la etapa de Òdesigualdad profundaÓ (Angelotti 190) que el fœtbol mexicano viviŠ en sus aŒos pre-profesionales. El paso del jugador espaŒol Fernando Garc™a10 por el fœtbol mexicano fue otro caso que parece confirmar la existencia de lo que Ram™rez llama el Òprofesionalismo solapadoÓ del !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 10 Fernando Garc™a fue un futbolista de origen espaŒol, nacido en las montaŒas de Santander y jugŠ por primera vez en el equipo juvenil ÒUniŠn Club AstilleroÓ, pasando en 1926 a la primera fuerza del Club del Astillero, y luego al Racing de Santander. Tuvo una breve apariciŠn en el club Barcelona y mientras todav™a resid™a en EspaŒa jugŠ en 1935 para la selecciŠn espaŒola. Con los conflictos que afectaron a EspaŒa desde 1936 por la Guerra Civil, fue a M”xico y con la !54 per™odo previo a la reforma del 43 (Ram™rez ctdo. en Angelotti 190). Si bien Angelotti tiene razŠn cuando dice que se tratŠ de una forma Òcasi desapercibidaÓ de hacer negocios en el fœtbol mexicano, sobre todo porque no era expl™cita la alusiŠn al dinero, aœn as™ una lectura cuidadosa expone estos ÒsilenciosÓ y los comentarios de Esto, intencionados o no, ayudan a revelar los entretelones de la pre-historia del profesionalismo en M”xico. En el art™culo ÒFernando Garc™a. EspaŒol y MexicanoÓ, por ejemplo, Juan J. BarŠn abre el relato de vida de Fernando Garc™a haciendo una referencia a un mandato paterno que el reportaje busca desmentir, ÒFernando, ded™cate a vender alpargatas y qu™tate de la cabeza el ser futbolista, no lo ser⁄s en tu vida ni te dar⁄ una perra gorda.Ó BarŠn estructura la carrera deportiva de su jugador de turno a partir de la relaciŠn fœtbol-dinero que introduce el padre en las primeras l™neas de la nota. El texto es expl™cito en cŠmo y cu⁄nto dinero ganŠ Garc™a en EspaŒa y Argentina, deteni”ndose morosamente en las cifras como cuando menciona las primeras pesetas que recibiŠ jugando para el Racing de Santander y que le permitieron la revancha oportuna: Òah™ tienes cien pesetasÑle dice al padreÑlas gan” en el fœtbol y ya tengo mi contrato de profesionalÓ; o las 50.000 pesetas que le pagŠ en 1936 el club Barcelona por su traspaso; o los 17.500 pesos que ganŠ en Argentina con su pase de Velez S⁄rsfield a San Lorenzo de Almagro (ÒFernando Garc™aÓ). Pero cuando se trata de narrar la etapa mexicana de Garc™a, las cifras lucen por su ausencia acaso porque todav™a !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!aprobaciŠn del Centro Asturiano de M”xico recibiŠ un contrato con el club Asturias, luego jugŠ con el club Atlante para despu”s irse a vivir a Argentina a jugar con los clubes V”lez S⁄rsfield y San Lorenzo de Almagro Ðno sin ser estelarizado en las p⁄ginas de la prensa al irse a este œltimo equipo por 17.5000 pesos argentinos- para finalmente regresar en 1942 al club Atlante mexicano, v”ase BarŠn, ÒFernando Garc™aÓ. 55 !no se pod™a ÒhablarÓ de dinero en la liga mexicana. Pero considerando que ya en 1939 Garc™a era estimado como Òjugador caroÓ nada impide pensar que en M”xico tambi”n recibiŠ ofertas a la altura del valor que Garc™a ten™a en el mercado de fœtbol. En 1936 despu”s de su traspaso del Racing de Santander al Barcelona Garc™a fue a M”xico a jugar con el equipo Asturias donde ÒllamŠ la atenciŠn de los directivos del Centro Asturiano de M”xico que lo contrataron para su equipo,Ó de ah™ pasŠ al Atlante para despu”s jugar en Argentina y regresar a M”xico cuando San Lorenzo de Almagro realizŠ una Òjira y m⁄s tardeÉse hicieron los arreglos para ser readquirido por el ÒAtlanteÓÉÓ (”nfasis m™o BarŠn, ÒFernando Garc™aÓ). Alejado del dato preciso, el caso Fernando Garc™a ilustra cŠmo la liga mexicana ten™a peso en la incipiente industria del deporte que a partir de 1936, como sugiere Angelotti, ven™a transformando las relaciones econŠmicas entre jugadores, clubes y una industria que ve™a cada vez m⁄s en el deporte una buena razŠn para vender sus productos. El caricaturista Arnulfo en m⁄s de una ocasiŠn ejemplificŠ con la burla cŠmo el dinero, la internacionalizaciŠn del fœtbol y el profesionalismo se dieron la mano en el para™so deportivo en el que se hab™a convertido M”xico para muchos. Otros art™culos de Esto aclarar™an las complicadas relaciones que el semanario estableciŠ con la industria del fœtbol. En ÒEl problema de los sobornos,Ó un art™culo de Eduardo Baliari que Esto publicŠ en 1944, a menos de un aŒo de la reforma en M”xico, la excusa de informar sobre el efecto corruptor que tuvo la profesionalizaciŠn en el fœtbol argentino llevŠ a Baliari a alabar el fœtbol por la Òbelleza intr™nseca,Ó casi Òl™ricaÓ del deporte. A este pasado perdido (la nota desborda nostalgia por el fœtbol amateur) opone un presente para el que el fœtbol perdiŠ todo inter”s en las gambetas y el buen juego y est⁄ definido por el Òsigno del mercantilismo,Ó y la Òœnica consignaÉes ÔganarÕÓ ya sea dinero o campeonatos que al cabo terminan siendo sinŠnimos. (Baliari, ÒEl problemaÓ). Segœn Baliari, la corrupciŠn en el fœtbol profesional 56 !argentino era rampante: Òlos dirigentes [a cargo] de la direcciŠn de los clubes [lo explotaban] para usufructo personalÓ y Òel soborno, ese bajo fondo del fœtbol argentinoÓ es una pr⁄ctica de uso cada vez que los clubes compran estrellas para llenar los cofres de sus directivos (ÒEl problemaÓ). En seŒal de advertencia al reci”n profesionalizado fœtbol mexicano Esto delatŠ los efectos corruptores del dinero en el fœtbol argentino, reflejando, al hacerlo, una preocupaciŠn muy viva y mucho m⁄s cercana por el futuro del fœtbol mexicano. La alarma de Esto no era infundada. Las abultadas cifras que se estaban manejando en las transacciones deportivas a causa de la desregulaciŠn que reg™a el mercado del fœtbol segu™an sorprendiendo al semanario. Por otra parte, el sector industrial hab™a salido a competir agresivamente por ganar acceso a los cada vez m⁄s cotizados espacios publicitarios que vend™an los estadios de fœtbol, convirti”ndose en una fuente de ingresos no anticipada por los administrativos del deporte. Adem⁄s, a nivel deportivo, el desbalance en la calidad de jugadores entre equipos pobres y equipos ricos terminŠ beneficiando inevitablemente a los clubes con mayor cartera. El malestar acumulado por la Òdesigualdad profundaÓ que resultŠ de la desregulaciŠn en el mercado del fœtbol explotŠ con el sonado Òcaso LeblancÓ que forzŠ a la liga mexicana a tomar medidas para corregir el desequilibrio demogr⁄fico que resultŠ de la desenfrenada competencia entre los clubes por adquirir jugadores internacionales de prestigio. En el fondo, el caso ÒLeblancÓ sentŠ un precedente en la regulaciŠn del nœmero de extranjeros que se permitiŠ enlistar en los planteles de los equipos mexicanos. El Òcaso LeblancÓ se remonta al 7 de mayo de 1944 durante un partido de Veracruz contra Puebla. Carlos Leblanc jugador del equipo Veracruz hab™a nacido en Cuba pero era espaŒol nacionalizado. Segœn las regulaciones del fœtbol del momento sŠlo se pod™a incluir a cuatro extranjeros en los planteles de cada equipo (con excepciones para asilados pol™ticos y 57 !espaŒoles) Veracruz alineŠ a Carlos Leblanc como Òquinto extranjeroÓ. De tal manera su ingreso al campo infringiŠ la leyes deportivas y causŠ revuelo en las directivas y en la aficiŠn, y la prensa gr⁄fica siguiŠ con detenimiento el caso. El 17 de junio se acordŠ que Leblanc pod™a seguir jugando para Veracruz como ÒexcepciŠnÓ aunque sŠlo durante ese torneo ( ÒÒEl ÒVeracruzÓÓ; BarŠn, ÒSurgeÓ; BarŠn, ÒSe rectificŠÓ). Esto tambi”n empezŠ a prestar atenciŠn a las cifras movilizadas por la industria del fœtbol. Buscando respuestas y modelos en otros pa™ses, la liga espaŒola asombrŠ al diario por su organizaciŠn y el ingreso y la distribuciŠn de las recaudaciones: Anœnciase que en el partido final por el campeonato de fœtbol de EspaŒa celebrado el domingo pasado, se recaudaron 710.000 pesetas, importe de 64,500 entradas que se vendieron. Esta cantidad casi dobla las recaudaciones de las finales anteriores. El aumento d”bese a los altos precios de las entradas y a las reformas hechas al campo que lo elevŠ a cuatrocientos asientos m⁄s. Cada equipo contendiente, segœn se dice, recibir⁄ el treinta por ciento de la recaudaciŠn, y el resto se repartir⁄ entre la FederaciŠn Nacional de Foot Ball y otros organismos oficiales. Los jugadores vascos triunfadores, segœn parece, han recibido de su equipo como premio, tres mil pesetas cada uno. (”nfasis m™o ÒLa recaudaciŠn en la finalÓ) Las cifras se convierten en centro de la noticia deportiva. Los aficionados de la liga espaŒola pasan a ser ÒentradasÓ. El espect⁄culo pasa a segundo plano, para Esto no importa el partido sino las recaudaciones (Òcasi dobla las recaudaciones de las finales anterioresÓ), lo que recibieron los equipos (Ò[c]ada equipo contendienteÉel treinta por ciento de la recaudaciŠnÓ) y las 3,000 pesetas que se llevŠ cada jugador (ÒLa recaudaciŠn en la finalÓ). Los pases entre los jugadores, o el desempeŒo de las estrellas, aquel fœtbol Òl™ricoÓ dejŠ de preocupar a un reportero sŠlo 58 !interesado en transacciones, porcentajes y nœmeros. Las cifras ingresaron al nuevo lenguaje futbol™stico de Esto para no dejar de ser noticia en el periodismo deportivo de la era del fœtbol profesional. Esto tambi”n hablŠ de cifras a la hora de reportar adquisiciones de jugadores. En ÒEl fant⁄stico traspasoÓ el mismo Baliari que antes hab™a lamentado la desapariciŠn del fœtbol-l™rico narra ahora con incredulidad Òla fant⁄stica suma r”cordÓ (60.000 pesos) que pagŠ a River Plate el club argentino Racing por la compra de Roberto DÕAlessandro. ÒÀVale el jugador esa fabulosa suma?Ó se pregunta Baliari para agregar, ÒOpinemos sinceramente y digamos prontamente que no.Ó El ÒnoÓ de Baliari no es tan rotundo como a primera vista parece. El art™culo enumera los Òfrutos comercialesÓ que los equipos para los que jugŠ DÕAlessandro embolsaron en el curso de las dos œltimas temporadas, ganancias que el periodista atribuye a DÕAlessandro, y luego concluye, Òbajo este aspecto, reconozcamos que ÒRacingÓ, s[™] ha sabido procederÓ (ÒEl fant⁄stico traspasoÓ). De nuevo, el valor del jugador aparece reducido sŠlo a su valor econŠmico y la nota asume el punto de vista exclusivamente econŠmico de la dirigencia del equipo. No hay menciŠn alguna del talento futbol™stico de DÕAlessandro. Esto parece haber aprendido a hablar de fœtbol con el lenguaje de las cifras y del mercado. ConclusiŠn Semana a semana, Esto perfeccionŠ un sistema gr⁄fico para manufacturar estrellas de fœtbol que supo montar desde sus primeros inicios. Con crŠnicas fotogr⁄ficas, reportajes, y un lenguaje que encontrŠ en la an”cdota cursi, la historia edificante, o en la aridez de las cifras cuando la comodificaciŠn del fœtbol as™ se los impuso, Esto consolidŠ, una lengua propia para hablar del deporte mexicano de 1941 a 1945. Horacio Casar™n fue el hijo prŠdigo de la publicaciŠn. Primera estrella medi⁄tica del fœtbol mexicano, el ™dolo de Esto sufriŠ sucesivos 59 !baŒos de gloria y no pocos escarnios a lo largo de sus p⁄ginas. La reforma de 1943 fue una suerte de parte aguas en la historia del periodo evaluado. El semanario (y diario) tuvo frente a la profesionalizaciŠn del fœtbol mexicano una posiciŠn contradictoria. ViviŠ con alarma los efectos del dinero en el fœtbol, sintiŠ nostalgia por el fœtbol amateur, denunciŠ la supremac™a de los intereses econŠmicos de la dirigencia por sobre el arte deportivo de los jugadores hasta que, finalmente, terminŠ claudicando al imperio del lenguaje de los nœmeros que fue el lenguaje inevitable del mercado en momentos de su consolidaciŠn. Ambivalente en pol™tica deportiva, nacionalista frente a la ola de jugadores internacionales que cambiŠ la demograf™a del fœtbol mexicano, Esto fue vanguardia en la gr⁄fica del periodismo deportivo. Y el ”xito de este modelo lo prueba su alto poder de reproducciŠn. El lenguaje de fœtbol de Esto, esa mezcla de grandilocuencia, cursiler™a y sensacionalismo es el que sigue narrando el fœtbol en la prensa deportiva mexicana.60 !CAPêTULO 261 !Los hijos de don Venancio: la construcciŠn de la ÒSagrada FamiliaÓ y los hitos heroicos de Horacio Casar™n. Los hijos de don Venancio11, una pel™cula del afamado director y actor Joaqu™n Pardav”, en una escena cargada de simbolismo reœne a Fontanalls (un catal⁄n radicado en M”xico), don Venancio y su hijo Tiburcio Fern⁄ndez para discutir acaloradamente sobre el acontecer de la estrella de fœtbol de club Atlante, Horacio Fern⁄ndez (hijo de don Venancio). En pocos segundos se dramatizan los ejes tem⁄ticos de Los hijos, al discutir, entre estos personajes, el excesivo paternalismo de don Venancio, la centralidad de los valores de la familia y la estelaridad de Horacio Fern⁄ndez en el fœtbol mexicano. Fontanalls le pregunta a don Venancio que si ha puesto atenciŠn a los medios de comunicaciŠn que no paran de hablar del meteŠrico deportista Horacio, don Venancio excesivamente molesto lo niega Ò[p]ues no, no me importa. Ya se lo he dicho a todo el mundo y en todos los tonos!Ó (Pardav” 51) y Tiburcio refuta enf⁄ticamente el desprecio del padre porque sabe de la pasiŠn que le tiene a su hijo Òle apuesto todo lo que traigo en la bolsaÉa que no me deja meter usted las manos en sus bolsillosÓ (52), debido a que don Venancio lleva recortes del periŠdico del d™a con las noticias de su hijo. De esta manera, don Venancio explota y le recuerda a su hijo Tiburcio y a Fontanalls su posiciŠn de patriarca y jefe !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 11 De aqu™ en adelante me refiero a la pel™cula Los hijos de don Venancio, acortando su nombre para simplificar el texto, con la referencia Los hijos. Las citas textuales vienen de dos lugares: 1) Cito del di⁄logo transcrito del director de la pel™cula, Joaqu™n Pardav”, que de aqu™ en adelante aparecen como Pardav” m⁄s el nœmero de p⁄gina, y 2) tambi”n de la versiŠn final cinematogr⁄fica que apareciŠ en pantalla a la que sŠlo menciono como Los hijos y con la referencia de tiempo proveniente del DVD. 62 !de familia ÒÁBueno, [À]y qu”? ÀQu” diablos les importa a todos? ÁCaray, hasta en mis bolsillos se ha de meter la gente. [À]No es mi hijo? [À]No soy su padre? [À]O duda alguno de que lo sea?...ÁCaray, al diablo todos, pues no faltaba m⁄s!.....Ó (52). Como consecuencia se desprenden dos cosas, su pasiŠn hacia su familia y la centralidad que esta tiene en el imaginario colectivo. En este cap™tulo me propongo analizar Los hijos de don Venancio (1944), una pel™cula futbol™stica de la ”poca dorada del cine mexicano, que con tono sacralizante hablŠ del fœtbol montando en su trama en la importancia de los valores de la Òfamilia mexicanaÓ regidos por la moral e ideolog™a paterna y la iconicidad del ™dolo deportivo del momento, Horacio Casar™n. Los hijos de don Venancio un snapshot. Los hijos es un melodrama folletinesco (Monsiv⁄is y Bonfil 14) sobre la r⁄pida transformaciŠn de la estructura familiar en la d”cada de los 40s que muestra una sociedad polifac”tica en la que los hijos han olvidado el respeto al antiguo Òorden jer⁄rquicoÓ: la figura del padre. Los hijos recrea la vida de don Venancio Fern⁄ndez (Joaqu™n Pardav”), un espaŒol radicado desde su juventud en tierras mexicanas, y los conflictos que tiene con sus hijos mexicanos. La trama se centra en 3 espacios: la casa (o ⁄mbito privado), la tienda (o ⁄mbito econŠmico) y el parque Asturias (o ⁄mbito colectivo). Dos rebeliones contra el padre ser⁄n importantes hitos tem⁄ticos. Por una parte, la libertad de Alicia (Alicia Ravell) para decidir m⁄s all⁄ de la voluntad paterna y, por otra, la fuga del hogar de Horacio (Horacio Casar™n), el hijo deportista. Adem⁄s de los v™nculos familiares los empleados de la tienda de don Venancio actœan como una especie de segunda familia a causa de su lugar de nacimiento, EspaŒa. Aunque quisiera creerse una familia normal, los Fern⁄ndez son un grupo dispar y ecl”ctico en el que la œnica cohesiŠn se da a trav”s de la incomprensiŠn entre los hijos y el padre. La disfuncionalidad de la familia viene Òdesde arribaÓ ya que don Venancio (argumenta en todo 63 !momento) no entiende a los jŠvenes y menos a los de su familia. Su hijo mayor, Eduardo (Rafael Banquells), es el œnico que vive fuera de la casa paterna al comenzar la pel™cula y es el œnico con el que don Venancio parece comunicarse, aunque no entiende cŠmo su hijo vive en la miseria siendo un profesionista prominente. Don Venancio cree que a Eduardo le puede ir mejor econŠmicamente con ”l como comerciante. Su hija, Alicia, opina don Venancio, es una hija deshonrosa que por motivos de amor propio (o m⁄s bien de amor al novio) decide escaparse para despu”s casarse con su novio sin el consentimiento paterno. Esta decisiŠn pone en riesgo el apellido Fern⁄ndez, y de ah™ que la descomposiciŠn del tejido familiar sea centro tem⁄tico de Los hijos. La relaciŠn que don Venancio mantiene con ella causa gran tensiŠn a lo largo de la pel™cula junto con el repudio a Luis (Roberto CaŒedo), su yerno vago y abusivo (golpea a su hija por lo menos en una ocasiŠn). Tiburcio (Alfredo Varela Jr.) es otro hijo varŠn de don Venancio y es un ÒdesobligadoÓ porque desperdicia sus d™as como poeta, mœsico y loco, componiendo mœsica a deshoras y llevando artistas (a la Alondra ÒViajeraÓ) a su casa. Aœn con su esp™ritu libre, Tiburcio no se va de la casa porque cree que: Òno hay que poner los garbanzos a cuatro leguas de la dentaduraÓ (Los hijos 0:54:30-0:54:32), compartiendo as™ el esp™ritu mercantil de su padre aunque con rostro de poeta. El otro hijo varŠn, Horacio, silencia la voz del padre toda vez que puede para cumplir el sueŒo de su vida: ser futbolista. Como Alicia, Horacio decide escaparse de casa para dedicarse al fœtbol su pasiŠn y su vida. Don Venancio nunca entiende la devociŠn de sus hijos a sus pasiones modernas y menos al Òjuego de marrasÓ (como llama al fœtbol), del que todos parecen fan⁄ticos. Su hija Mari Lu (Mari Lu), la menor, es la m⁄s apegada afectivamente a ”l, y con la que don Venancio pasa m⁄s tiempo gracias a su inocencia y la alegr™a de sus cantos y bromas. Sin duda, Los hijos explora con su esp™ritu nost⁄lgico y lœdico el amor filial de una familia moderna de los 40s. Al final, los hijos de don Venancio logran 64 !ÒmodernizarÓ a su padre quien termina aceptando los pasatiempos y personalidades de cada miembro de su familia. Los hijos de don Venancio y la met⁄fora del hogar. Los hijos centra su relaciones familiares en espacios muy definidos que sirven de sistema organizador dentro de la historia. Lejos de los espacios abiertos del campo retratados en pel™culas de la ”poca como Mar™a Candelaria o de las im⁄genes id™licas del rancho de All⁄ en el rancho grande, los espacios de Los hijos se diferencian de los escenarios bucŠlicos (o de arrabal) de la ”poca de oro, centrando su mirada en el de don Venancio, un palacete de corte porfiriano que refleja la ideolog™a paternalista de la historia en su comienzo. A parte de la casa de los Fern⁄ndez, la pel™cula enmarca la historia familiar en otros 2 escenarios: 1) la tienda Ultra Marinos Finos Venancio Fern⁄ndez y 2) el parque de fœtbol Asturias mientras en el hogar se dramatizan las tensiones familiares, en la tienda y el parque Asturias las tensiones aparecen atravesadas por diferencias nacionales y fanatismos partidistas y sirven de Òespacios de debateÓ donde el fœtbol se convierte en una excusa para dramatizar la sociedad mexicana de los aŒos 40. La casa de los Fern⁄ndez en Los hijos refleja la jerarqu™a paternal como espacio de grandeza y fragmentaciŠn. Por un lado, el hogar es un espacio comœn (que supone grandeza) controlado por el padre aunque, a su vez, es sintom⁄tico de su fracaso como figura de cohesiŠn y autoridad. La llegada de don Venancio al hogar es la escena donde se alegoriza el orden patriarcal fracasado por medio del uso del espacio. El significado se construye por medio de tecnicismos cinem⁄ticos. Cuando don Venancio regresa a casa despu”s de su trabajo para celebrar su ÒsantoÓ, el espectador nota el esplendor del hogar porfiriano, producto del exceso econŠmico que pudiera tener un mercader adinerado de la ”poca. A trav”s de un long shot, ve a don Venancio en la parte inferior de las escaleras monumentales de una mansiŠn en semi-65 !penumbra hasta que prende la luz y ve paredes muy claras cargadas de piezas de arte. En la parte inferior de la escalera, hay una mesa con una pequeŒa l⁄mpara y algunos muebles que decoran la entrada. La c⁄mara durante esta toma da una primera impresiŠn del espacio y permite conceptualizar todos los detalles y el lujo que adorna su hogar (ver Imagen 5). Puede decirse que la primera toma del hogar captura la abundancia econŠmica de la familia, y, con su voz (y dos tomas de medio plano) anticipa la forma en que el padre organiza y siente su hogar. 5.- Imagen 5: ÒDon Venancio llegando a su hogar y presagiando una celebraciŠn en su honorÓ: Los hijos de don Venancio. Dir. Joaqu™n Pardav”. Perf. Joaqu™n Pardav” y Horacio Casar™n. Zima Entertainment, 1944. Filme. DVD. M⁄s all⁄ de la grandiosidad del hogar, la incorporaciŠn de otras t”cnicas sirven para crear un sentido de vac™o y nostalgia. El uso de luces y el sonido le recuerdan al espectador el ingrediente faltante, aquella ausencia de armon™a en el hogar de los Fern⁄ndez, y la fragilidad de los lazos familiares. En la primera toma del hogar de los Fern⁄ndez, la luz que se refleja del segundo piso de la residencia impacta en la pared que proyecta la sombra de don Venancio y es a trav”s del contraste entre luz y sombra que se teje un sentido dram⁄tico en torno al vac™o del hogar. El contraste entre luces y abundancia de artefactos en el hogar y el sentimiento de vac™o ser⁄ una de las formas en que se manifiesta el exceso econŠmico y la carencia afectiva. 66 !Tambi”n el sonido (verbal y ambiental) juega un rol esencial en la creaciŠn del efecto kuleshov12 en Los hijos. La pl”tora verbal de don Venancio es otro recurso del que Pardav” se vale para mostrar la forma jer⁄rquica de la relaciŠn familiar de don Venancio con sus hijos. Con tono juguetŠn y controlador, en esta misma escena, don Venancio ordena a sus hijos que salgan a su encuentro: Bueno chicos, ya estoy aqu™. [Risa] Pod”is creerme si os digo que hoy no he tenido tiempo ni para acordarme que era el d™a de mi ÒSantoÓ [Risa]. Bueno, ya est⁄ bueno de bromas. Encended la luz y dadme la sorpresa de una vez. Los chicos de la tienda quer™an que fueraÉ[silencio] pero ya est⁄ bien hombre, enceded la luz. (Los hijos 0:04:39- 0:05:04) Por un lado, Pardav” muestra el esquema jer⁄rquico y la forma en que las relaciones familiares son literalmente verbalizadas por don Venancio. Al llegar al hogar, don Venancio espera que sus hijos salgan a su encuentro y quiere que tengan organizada una celebraciŠn por ser d™a de su ÒsantoÓ. Hace expl™cita su llegada al gritar Òya estoy aqu™Ó y sin esperar respuesta de sus hijos continœa el resto de su parlamento. No es sino cuando enciende la luz y nadie sale a su encuentro que se da cuenta que imaginŠ una gran fiesta, sŠlo para quedar decepcionado ante el paso de un silencio rotundo. Ni siquiera doŒa Aurora, la sirvienta, parece haberlo estado esperando al llegar amodorrada a recibirlo: Ò[p]erdone seŒor que no haya notado cuando llegŠ. ÀQuiere seŒor que le sirva la cena?Ó (Los hijos 0:05:33-0:05:37). Momentos despu”s la mœsica refuerza la nostalgia y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 12 El efecto Kuleshov es la continuidad de tomas cinematogr⁄ficas que en t”rminos generales sirven para ayudar al espectador a intuir espacios y crear una idea de una totalidad narrativa, v”ase Bordwell y Thompson 228-229. 67 !la soledad que rodean a don Venancio. Pardav” le recuerda al espectador que aœn pudiendo ofrecer toda la seguridad econŠmica a sus hijos, don Venancio no puede comprar, ni controlar su felicidad. La escena termina confesando su fracaso como padre. As™, Pardav” pone en evidencia la ruptura del tejido familiar a causa de la falta del calor filial y del nuevo orden impuesto por los preceptos de la modernidad.13 M⁄s all⁄ de la grandeza material de la mansiŠn, la fragmentaciŠn familiar parece indiscutible. CŠmo debatir el nacionalismo en el fœtbol: Atlantistas vs. Asturianos La tienda de don Venancio sirve como foro de discusiŠn para expresar las opiniones de los empleados, y clientes de don Venancio, y ah™ refutan o concilian sus filiaciones deportivas. Primero hablan sobre aquellos dos bandos deportivos, los Atlantistas vs. los Asturianos.14 Manteniendo siempre un tono disidente, la discusiŠn entre los empleados sacraliza ya sea a uno u otro equipo y el espectador descubre en la escena de la tienda las filiaciones deportivas con la acalorada discusiŠn que surge entre don Venancio, Ciriaco, Fontanalls, Valent™n y dos clientes que enjuician marcadamente a sus equipos.!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 13 Algunos segundos despu”s sabremos que sus hijos no han ido a celebrar su ÒSantoÓ porque est⁄n ocupados en sus actividades, que segœn se sabe en la primera pl⁄tica entre don Venancio y Eduardo, son ÒmodernasÓ y ajenas al padre, v”ase Los hijos. 14 Segœn BaŒuelos, los inicios del Club Asturias surgieron en el seno de la colonia espaŒola en la ciudad de M”xico en 1914, v”ase 24-25; La tradiciŠn deportiva del Atlante tiene sus ra™ces entre comunidades ind™genas y humildes de los llanos de la ciudad de M”xico, y sobre todo aplaude su gran estilo de juego, v”ase 44-45. 68 !Los empleados y clientes de don Venancio distinguen sus equipos a partir de dos paradigmas, los ÒcochinosÓ del Atlante y los ÒlloronesÓ del Asturias. Segœn se desprende de la segunda escena en la tienda de don Venancio, el partido permitiŠ situaciones pol”micas que, luego, en boca de sus aficionados desprestigiaron al otro equipo situ⁄ndolos como animales o poco viriles. Ciriaco, al hablar del partido con su cliente, se da cuenta que su cliente es un aficionado del Atlante y no pierde tiempo en expresarle su rencor con lo que puede y tiene, m⁄s o menos as™ Ò[À]dije a uno cincuenta las aceitunas? Me equivoqu”. Dos cincuenta la lata.Ó (Pardav” 26) y le cobra m⁄s porque el cliente acusa a los aficionados, y por extensiŠn al equipo Asturias de ser unos ÒlloronesÓ: Ò[u]stedes los espaŒoles, cuando pierde su equipo un partido, siempre encuentran a qui”n echarle la culpaÓ (26) y es m⁄s ÒÁ[s]iempre anda[n]Éllorando[,los del Asturias,]!Ó (26). M⁄s all⁄ de describir al perdedor como un simple llorŠn, la ecuaciŠn parece recordar la caracterizaciŠn del ÒchingadoÓ que Octavio Paz expone en otro contexto; es decir, el llorŠn coincidir™a con el ÒchingadoÓ que Paz asocia con lo femenino-maternal: ÀQui”n es la chingada? Ante todo, es la Madre. No una Madre de carne y hueso, sino una figura m™tica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la Òsufrida madreÓÉLa Chingada es la madre que ha sufrido, metafŠrica o realmente, la acciŠn corrosiva e infamante impl™cita en el verbo que le da nombre.Ó (El laberinto 212) Los que han sido derrotados y los que han ÒsufridoÉla acciŠn corrosivaÓ (212) de ser chingados porque ÒchingarÓ, explica Paz, Òtambi”n implica la idea de fracasoÉEn casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasarÓ (213) y en Los hijos, los ÒchingadosÓ, es decir los sometidos al juego verbal, son los equipos que sirven como met⁄fora de las comunidades espaŒolas en la ciudad de M”xico: el Asturias o el EspaŒa. Pero la fŠrmula, segœn el cliente, a la inversa que la 69 !ecuaciŠn de Octavio Paz sirve para ÒchingarÓ a los espaŒoles y para revertir la ofrenda colonial. Fontanalls al o™r las quejas de Cir™aco, y del cliente uno, se da a la tarea de confirmar quienes son los chingados Ò[l]lorar⁄n los del Asturias o los del EspaŒa, que nosotros [los del Atlante], somos machos aqu™ y donde quieraÓ (Pardav” 26). Frente al insulto de Fontanalls, el cliente fan⁄tico del Asturias arremete: ÒÁ[l]os del Atlante son unos cochinos!Ó (26) y Cir™aco confirma Ò[s]on unos cochinos y bien cochinosÓ (27). Adem⁄s de tratarlos de tramposos, los del Asturias atacan a los del Atlante recurriendo al insulto racial Òlos del Atlante, se van a ver m⁄s negros de lo que sonÓ (61) o ÒprietitosÓ (57). No parece raro que el Asturias y el Atlante fueran causa de debates y mucho menos debates cargados de ÒcoloresÓ nacionales. En el imaginario colectivo, el club Asturias y el club EspaŒa ten™an m⁄s dinero lo que les permit™a patrocinar la plantilla deportiva en su mayor™a espaŒola.15 Para Valent™n, otro empleado de don Venancio, un partido entre el Atlante y el Asturias es un enfrentamiento donde se pone en juego otra cosa: los del Atlante son ÒmexicanosÓ y los del Asturias son ÒespaŒolesÓ. Carlos Monsiv⁄is cre™a con razŠn que ÒÔ[e]l fœtbol es una cienciaÕÉ es la verificaciŠn emp™rica de los modos correctos de usar el balŠn, que significan el triunfo de una naciŠn sobre las dem⁄sÓ (Los rituales 31). Las tensiones dramatizadas en la cancha de fœtbol sugieren que Òah™Ó en los once jugadores est⁄ la naciŠn y la ÒPatriaÉ entra por los ojos y los o™dos yÉsale por la gargantaÓ (31). De igual manera, como ocurre en la ciudad caŠtica (pero ritualizada) de Monsiv⁄is, el Òempirismo deportivoÓ es fundamental en Los hijos. Valent™n no !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 15 Ver BaŒuelos especialmente su cap™tulo ÒEl celo asturianoÓ 24-25; O v”ase el cap™tulo ÒLos refugiados espaŒolesÓ CalderŠn, Por amor 28-29. 70 !puede entender cŠmo su compatriota Fontanalls (nacido en EspaŒa) apoye al Atlante. La afrenta a Fontanalls es directa, Valent™n le grita: ÒÁMal espaŒol, mal amigo!Ó (Pardav” 27). Es decir, el Òempirismo del balŠnÓ (como lo llama Monsiv⁄is) decide a qui”n y cŠmo apoyar, y as™ Valent™n afilia mec⁄nicamente a los nacidos en EspaŒa a un equipo mientras que los nacidos en M”xico quedan autom⁄ticamente afiliados a otro. Para Valent™n, es evidente que Fontanalls es tan mal amigo como co-nacional porque no apoya al Asturias (alegor™a de su patria). Sin embargo, Fontanalls y Pedro rompen falsas generalizaciones al recordar que no todos los jugadores del Atlante son mexicanos porque ah™ est⁄n ÒVentolr⁄, [y] Huitt ÉÓ para probar lo contrario (Pardav” 27). Al mencionar a Mart™ Ventolr⁄ (espaŒol nacido en Barcelona) o a Antonio Huitt (costarricense), Pedro nota el error de la generalizaciŠn, seŒalando al cliente el aspecto transnacional del Atlante en la d”cada del 40, momento de una ola masiva de inmigraciŠn deportiva debido a la profesionalizaciŠn del fœtbol mexicano.16 La idea homog”nea de nacionalidad se complica aœn m⁄s cuando Fontanalls refuta a Pedro, al decir qu” en vez de que Ventolr⁄ sea espaŒol m⁄s bien ”l es parte de otra naciŠn, o de aquella naciŠn no tan aceptada: ÒÁVentolr⁄ es m⁄s catal⁄n que el Tibidabo!Ó (Pardav” 27). En pleno Franquismo los regionalismos son un nuevo ™ndice de nacionalidad que el gentilicio espaŒol y el comprador tres multiplica al recordar que ÒVentolr⁄ es mexicano, porque se casŠ con una mexicana y al casarse perdiŠ autom⁄ticamente su nacionalidadÓ (27).17 De esta manera, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 16 En CalderŠn, Por amor, aparecen algunos aspectos de la internacionalizaciŠn del fœtbol mexicano, v”ase 64-65. 17 Ni la ConstituciŠn Mexicana de 1917 puede definir sin tener que ampliar sus fŠrmulas, por ejemplo, l”ase el art™culo 30 que propone algunas opciones. 71 !al no saber cŠmo definir los nacionalismos/nacionalidad, nace en la matriz del filme la Òtopograf™a de la contestaciŠnÓ. En la segunda escena de la tienda mientras se debaten estos aspectos jur™dicos y pol™ticos don Venancio dice Òquieto todo el mundoÓ y, como es norma los calla privilegiando lo econŠmico sobre cualquier sentimentalismo nacionalista: Òustedes seŒores [a los clientes] a comprar y ustedes [a los empleados] a vender que es su obligaciŠnÓ (28). Quiz⁄s el œnico momento que don Venancio se deja llevar por el juego de ÒmarrasÓ es al final de la pel™cula cuando en las tribunas del Asturias hablan mal del Atlante y de su hijo Horacio. En ese instante, su paternidad es m⁄s fuerte que su rancio nacionalismo, y decide la encrucijada de nacionalidades que plantea la pel™cula al gritar Ò[y]o le voy al que me da la ganaÓ (63). Sin banderas no hay problemas parece sugerir Los hijos. No queda ninguna duda de su posiciŠn h™brida cuando termina el filme y sosteniendo a su nieto mexicano en brazos, declara ÒCada uno por su lado, ha logrado demostrar que sois de buena cepa, que sois unos Fern⁄ndez. He ah™ el resultado. La brava sangre asturiana, mezclada, con la rebelde sangre mexicana, da esta especie de tigrillos, indomables y fierosÓ (Pardav” 78). Los hijos de don Venancio y los vestigios del honor En Los hijos, otro centro tem⁄tico lo constituye el honor montado en la matriz de la familia.18 Don Venancio, por un lado, juzga las transformaciones de los tiempos notando cŠmo las aficiones y pasiones de sus hijos entran en tensiŠn con los valores de la familia convencional, y, gran parte de sus comentarios tienden a enfrentar el ÒpresenteÓ con Òlos viejos tiemposÓ(estos œltimos teŒidos de profunda nostalgia). Comienza la pel™cula el d™a del ÒsantoÓ de don Venancio, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 18 Los hijos no fue la primera pel™cula en que Pardav” tratŠ el tema del honor ya lo hab™a hecho como director y antes de Los hijos como actor, v”ase Ayala Blanco 46-47. 72 !d™a que todos sus hijos olvidan, y nadie, excepto Eduardo, lo espera para celebrar, absorbidos por sus distintas obsesiones. Claramente los afectos de don Venancio los canaliza en sus hijos, sin embargo de cualquier manera no es la misma conexiŠn que ellos sienten (o demuestran) a su padre. El olvido no es œnico de sus hijos. Don Venancio dejŠ EspaŒa para emigrar a M”xico rompiendo las convenciones de su ”poca y dejando atr⁄s tradiciones y familia. Ocasionalmente se ve reflejado en el comportamiento de sus hijos. Tanto para don Venancio como para sus hijos la ruptura de los lazos de familia sirve para perseguir sus propios sueŒos. El conflicto generacional que plantea la pel™cula tiene que ver con una moral atada al honor de la familia. Monsiv⁄is afirma que la familia, y el rechazo paterno a lo ÒinaceptableÓ, fueron centros tem⁄ticos de la d”cada de oro del cine mexicano: Entre 1930 y 1950 la industria culturalÉSiembra las tramas de regaŒos para no tener demasiados problemas con la moral dominante, exalta a la familia, pondera la honra, le prepara un mal fin al adulterio y la prostituciŠnÉ, y hace del discurrir de im⁄genes la admisiŠn posible en el momento de la ferocidad de las represiones (A trav”s 92). Pardav” sigue los dictados de esta convenciŠn y en Los hijos explora los alcances del honor con larga tradiciŠn en el teatro espaŒol (Garc™a Riera 111). La fŠrmula del honor que propone en Los hijos es de corte celestinesco, especialmente, en lo tocante a la tragedia del padre. La asociaciŠn con Pleberio resuena en la escena donde don Venancio lamenta frente a las t™as de Luis la mancha social (el Òesc⁄ndaloÓ como lo definen las t™as) que recae sobre su familia despu”s de la fuga de Alicia y Luis. Despu”s de buscar en forma desesperada por todos lados, Venancio busca a Alicia en casa de las t™as solteras de Luis y les pide ayuda para encontrarla. Con tono desentendido, las que Òera[n]Ó t™as de Luis, recuerdan el Òesc⁄ndaloÓ y el Òl™o bochornosoÓ en el que el ÒcaballereteÓ (el sobrino que ha Òmuerto para [ellas]Ó) las ha metido con la hija del dueŒo 73 !de Òla ciudad de OviedoÓ (Los hijos 0:14:21-0:14:26). En toda esta escena, don Venancio no deja de lamentarse por el honor perdido. Otra forma de honor que plantea la pel™cula consiste en seguir el mandato paterno dentro del marco normativo de la familia. Don Venancio quiere que todos sus hijos honren al padre, y a la madre muerta, haciendo lo que el padre ordene. No son pocas las veces que don Venancio dice que en su casa Ònadie manda m⁄s que [”l]Ó (Los hijos se hace Òlo que [”l] digaÓ (Los hijos 0:27:24-0:27:25). Sin embargo pocas son las veces que los hijos obedecen. En una ocasiŠn, por ejemplo, les pide a sus hijos que desayunen y autoritario reclama Ò[d]e hoy en adelante, aqu™ nadie manda m⁄s que yoÓ ante sus quejas pregunta retŠricamente: ÒÀo qu”? Àno soy el padre de esta casa?Ó, ÒÁCu⁄ntas veces voy a tener que repetiros que no quiero discusionesÉÓ (Pardav” 19; Los hijos 0:03:16-0:03:19). A Horacio le pide que deje de jugar debido al estr”pito que causa su balŠn: ÒÁAcab⁄ramos. Este era el ruidito de marras!Ó (Pardav” 38). Y Tiburcio tambi”n recibe la censura del padre cuando toca el piano: ÒÁA callar, condenado, que pueden o™ros!Ó (38). Tanto Horacio como Tiburcio deben someterse a la imposiciŠn del padre porque Òen casa se hace lo que ”l diceÓ: ÒÁPero esto se va a acabar ahora mismo! ÁSe acabŠ la locura del foot ball y la cursiler™a de las canciones!Ó (38). Tambi”n reprime a su hija Alicia porque ”l para ella Òhubiera querido, no a Luis que es un cualquiera, sino al rey de EspaŒa o simplemente a un hombre honrado que te hubiera sacado de tu casa como una azucena, vestida de blanco, para llevarte al altar como yo llev” a tu madreÓ (Los hijos 0:25:37-0:25:53). No queda espacio para diversiones en el hogar de los Fern⁄ndez. Despu”s de repetir las mismas frases una y otra vez, todos acatan el orden impuesto por don Venancio con excepciŠn de Alicia y Horacio. Alicia dejar⁄ su familia para escaparse y casarse sin el consentimiento paterno, y Horacio se ir⁄ de casa porque no quiere trabajar en la bodega del padre sino jugar para el Atlante. El equilibrio y la armon™a quedan, sin 74 !embargo, restituidos cuando ambos regresan finalmente al hogar paterno: Alicia con un hijo y un marido trabajador y reformado por la paternidad y Horacio convertido en ÒestrellaÓ nacional. Pero la armon™a familiar puede lograrse, sobre todo porque don Venancio ha cambiado. Alejado de aquel desprecio al deporte que considera un Òjuego de marrasÓ, al final don Venancio celebra y disfruta del fœtbol como un fan⁄tico m⁄s. Los hijos de don Venancio y la novela de sufrimiento del h”roe Horacio Fern⁄ndez Los hijos es clara en su defensa a la estructura normativa de la familia, sin embargo existe otra l™nea argumental que se desprende del filme y se mantiene como foco de enunciaciŠn: la ritualizaciŠn del h”roe. Segœn Bakhtin, la novela de sufrimiento es un tipo narrativo basado en las tribulaciones de h”roes que prueban su virtud, valor, fidelidad (o santidad) ante circunstancias adversas (Bakhtin et al 11). Aunque Bakhtin habla del h”roe en otro contexto,19 sus premisas sirven para entender cŠmo Los hijos mantiene una estructura af™n a la novela de sufrimiento. Es paradigm⁄tico el caso de Horacio Fern⁄ndez porque en Los hijos termina convirti”ndose en el h”roe mimado por el filme. En Los hijos, Horacio Fern⁄ndez encarna la imagen del h”roe aunque cada uno de los hermanos abrace un destino diferente. Tiburcio es el bohemio; Marilœ la fan⁄tica del cine de la ”poca de oro; Eduardo es el hijo modelo, profesional, trabajador y maduro; Por œltimo, Alicia, es la mujer que ama, Òla rebeldeÓ. Sin embargo, Horacio es el elemento de cohesiŠn familiar, el catalizador que hace converger todas las otras historias. Desde el inicio en Los hijos se sabe que Horacio es un jugador en ascenso meteŠrico, de acuerdo a lo que el espectador escucha junto a don Venancio, en la radio: Òel centro delantero titular del equipo Atlante se encuentra enfermo, y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 19 V”ase la novela de sufrimiento junto con sus subcategor™as en Bakhtin et al 11. 75 ![jugar⁄] en su lugar, Horacio Fern⁄ndez del equipo de reservasÉ.Ó (Pardav” 24). Ya no es sŠlo hijo de don Venancio, m⁄s bien desde el inicio Horacio es mimado por los medios que lo convierten en h”roe de masas. Aparece en periŠdicos (en tinta del Esto) y Fontanalls va con la noticia a don Venancio: ÒEste, patrŠn. ÀHa visto uste los periŠdicos? Todos traen una nota acerca deÉ.acerca deÉ..acerca deÉ.acerca del pequeÉ.del HoracioÓ (50). Fontanalls temeroso a pronunciar el nombre del hijo prŠfugo, le recuerda a su patrŠn que su hijo, se ha convertido en punto de referencia para los periŠdicos de la ”poca. El ÒpequeÓ ir⁄ escalando en la pir⁄mide deportiva hasta encumbrarse en su cœspide. Horacio coincide con el h”roe m™tico descripto por Bakhtin, porque adem⁄s de ser elevado a mito por los medios tambi”n es fiel a su pasiŠn por el fœtbol (11). Desde un principio percibimos su dedicaciŠn al fœtbol: su alcoba est⁄ saturada de banderines, trofeos y regal™as futbol™sticas. La voz en off de don Venancio que le habla a Eduardo acompaŒa la imagen: Ò[A Horacio l]e ha dado por la pelota, es descuidado, loco, y llega a casa hecho un puerco de los llanos, en donde pasa el d™a dando puntapi”s a un balŠn. No hace caso de nada, ni le preocupa nada m⁄s que [e]soÓ (Pardav” 6). Don Venancio desde el inicio del filme claramente puntualiza cŠmo Horacio rompe con las normas de la familia al seguir una pr⁄ctica que es mal vista por su padre y su clase. Para don Venancio, no existe nada rescatable en el fœtbol (el Òjuego de marrasÓ). De ah™ el retrato cargado de caracter™sticas negativas (Horacio es ÒdescuidadoÓ, ÒlocoÓ, ÒpuercoÓ, da Òpuntapi”sÓ, no hace ÒcasoÓ [6]). Su obsesiŠn por el fœtbol es insondable para el padre porque rompe con las normas de productividad imaginadas por el patriarca ÒÀcŠmo quiere hacer carrera con los pies? Los pies se hicieron para las botas, para andar o para tener callosÓ (6). Aquella enfermedad a la pelota ha terminado por disolver toda influencia del padre. En Los hijos el fœtbol ha transformado al joven, segœn la opiniŠn del padre, quebrantando su 76 !moderada personalidad. Horacio ya no es el mismo a causa o por culpa del fœtbol, ahora ÒdescuidaÓ todo lo que no tenga relaciŠn con el fœtbol y se pasa el d™a en Òlos llanosÓ (Pardav” 6): Ò[despu”s de jugar] llega a casa hecho un puercoÓ (6) se queja don Venancio. En otro momento, sin tiempo para desayunar, Horacio muestra sus prioridades al elegir el deporte frente a lo m⁄s b⁄sico, la comida: ÒA m™ ya se me hizo tarde para el partido y no tengo tiempo para desayunarÓ (18). De tal manera, esta enfermedad cancerosa del Òjueguito de marrasÓ es m⁄s fuerte para Horacio que su imagen, su extracciŠn social, sus h⁄bitos o todo mandato familiar de su padre. Bakhtin sugiere que una novela de sufrimiento se construye alrededor de una imagen, es decir, un tipo de h”roe que sufre tribulaciones para despu”s redimirse airoso (12). El h”roe debe someterse a momentos de tormento, tribulaciones, y precariedad para as™ encontrar soluciones que lo conduzcan al momento apoteŠtico. Reivindicarse como h”roe ser⁄ su meta y un escenario cargado de tensiones se convertir⁄ en su Òcourt of lawÓ (12). En Los hijos, las tribulaciones que sufre Horacio sirven para demostrar que su pasiŠn por el fœtbol no es vana. Bakhtin sostiene que Ò[t]he novel of ordeal always begins where a deviation from the normal social and biographical course of life beginsÉÓ (14), y en Los hijos los obst⁄culos que permiten que Horacio crezca cŠmo h”roe comienzan cuando abandona la casa paterna para dar rienda suelta a su destino de jugador de fœtbol. Para convertirse en h”roe, Horacio sufre las consecuencias de su anhelo deportivo al dejar el hogar, mal comer y vivir una vida casi mon⁄stica comparada con el estilo opulento de vida que hab™a gozado cuando viv™a con su familia. La ruptura con el nœcleo familiar y la salida de Horacio de la Šrbita de influencia del padre dan inicios a su tribulaciŠn. Horacio elige un destino que no es el imaginado por don Venancio. As™, con amenazas de dejarlo desprotegido, don Venancio muestra un hogar sometido 77 !a sus reglas al obligarlo a que quede bajo su amparo econŠmico: ÒÁ[d]esde maŒana a trabajar a la tienda los dos[: Tiburcio y Horacio]!Ó (Pardav” 38) y enfatiza Òal que no le parezca, a la calle, a la cochina calle, a comer rebanadas de hambreÓ (38). Sin embargo, como h”roe protot™pico, Horacio se rehœsa a acatar las Šrdenes del padre rompiendo as™ el orden patriarcal y siguiendo su pasiŠn por el fœtbol. En vez de ir a trabajar a la tienda, Horacio dice desafiante: ÒPues me voy a la calle, padreÉÓ para poco despu”s explicar sus razones Ò[m]i porvenir est⁄ en las canchas y all⁄ me voy...Es preferible morirse, que irse a meter detr⁄s de un mostrador toda la vidaÓ (39). As™ lo f™sico se somete al tener que escapar de las comodidades del hogar y al optar por la precariedad corporal antes que ceder ideolŠgicamente Òy si me muero de hambre mejorÓ (39). En Òla calleÓ, fuera de la casa paterna Horacio sufre las transformaciones m™ticas de todo h”roe antes de regresar victorioso al hogar.20 Lejos de ser sŠlo un viaje de transformaciŠn (de y hacia el hogar), la historia tambi”n tiene tonos de tintes cristianos que, segœn Bakhtin, son caracter™sticas de toda Ònovela de sufrimientoÓ, un g”nero en el que reconoce la influencia de dos ra™ces histŠricas literarias. La primera fue el Òromance griegoÓ, y la segunda, la que aqu™ concierne, tiene relaciŠn con la hagiogr⁄fica cristiana organizada en base a la biograf™a de m⁄rtires y santos que pon™an a prueba su fe a trav”s de sufrimiento y de tentaciones. Son las !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 20 Otros contextos literarios (tambi”n cinem⁄ticos) han hecho conexiones tem⁄ticas similares, quiz⁄s es caso paradigm⁄tico el de Ulises que viajŠ y regresŠ a la isla de Itaca; o tambi”n fue el hogar de Don Quijote (o la venta) que tambi”n fungiŠ como sitio de transformaciŠn (de regreso); o aquella ⁄rida e inexplicable Comala de Juan Rulfo, v”ase Pedro P⁄ramo 65; y, en Los hijos, Horacio no es la excepciŠn al hacer un viaje transformativo antes de regresar redimido y como h”roe con su familia los Fern⁄ndez. 78 !pruebas que derivan del sufrimiento y de la tentaciŠn las que perfeccionan el valor, la virtud y la nobleza de los h”roes cristianos (11). En Los hijos, de forma similar a la caracterizaciŠn que hace Bakhtin, Horacio es capaz de mostrar la hagiograf™a, su car⁄cter noble como futbolista (sinŠnimo del santo de la era laica), despu”s de superar las tribulaciones que lo convierten en nuevo apŠstol del fœtbol. En Los hijos, el sufrimiento eleva al jugador de fœtbol a la nueva religiŠn del domingo hasta alcanzar la imagen triunfal del h”roe laico del domingo. Para convertirse en estrella de fœtbol, Horacio necesita sufrir espiritual y f™sicamente. El exilio del hogar lo obliga a sobrevivir condiciones de privaciones necesarias para luego regresar airoso a su hogar. Si los santos y m⁄rtires sufr™an hambre para sublimar su cuerpo y su esp™ritu a Dios, en Los hijos Horacio sufre para cumplir con el fœtbol. Los ritos corporales de Horacio se ir⁄n acumulando. Despu”s de que Horacio se ha escapado de casa, Eduardo comenta la vida de su hermano fuera del hogar y sin el apoyo econŠmico de su padre: Ò[Horacio] Vive en una casa de hu”spedes, el equipo le paga los gastos y aunque sin lujos, no pasa privaciones...Ó (Pardav” 43). Tiburcio tambi”n sabe del sufrimiento de su hermano al dejar su hogar porque aunque se va de casa su filiaciŠn a su padre se mantiene latente. En una carta que Horacio le escribe a Tiburcio dice ÒY maŒana es la gran oportunidad de mi vida; solo falta, para que mi dicha sea completa, saber que mi padre me ha perdonado y que ustedes lo convencieran para que asist[a] al partidoÓ (52). El s™mil que la pel™cula establece entre la vida de un santo y la del futbolista es claro. Al igual que los santos que tienen que sufrir cierta precariedad terrenal para ganarse a Dios, Horacio tambi”n debe pasar privaciones para alcanzar al olimpo futbol™stico. De esta manera, la pel™cula apela a la ideolog™a cristiana donde las privaciones f™sicas y corporales son sinŠnimo (o ruta) de grandeza espiritual. Sometido a la austeridad Òlejos de [don Venancio]Ó Horacio Òse porta 79 !honestamente para que [su familia no] tenga que avergonzarseÓ (43). Su cuerpo Òsin lujosÓ y su alma ÒhonestaÓ (43) y, as™ con estas caracter™sticas, Horacio sublima las necesidades de su cuerpo y purifica su alma con una vida de asceta para completar el proceso de santificaciŠn del h”roe y as del fœtbol. Como Dios, en esta nueva religiŠn del domingo, Horacio, es ÒfeÓ y ÒesperanzaÓ para su familia y para M”xico. Eduardo le recuerda a su padre el rol quasi-religioso de Horacio: ÒmaŒana miles de gargantas alentar⁄n a Horacio y miles de manos le aplaudir⁄n porque le tienen fe. Yo tengo puesta mi esperanza en ”l porque los directivos del Atlante me han prometido que si ganan el campeonato autorizar⁄n mi proyecto para construirles un gran estadioÓ (Pardav” 55). La ÒfeÓ y la ÒesperanzaÓ ser⁄n dos virtudes teologales21que la pel™cula asocia al nombre de su h”roe (religioso). Son dos formas que se vinculan con la imaginaciŠn de la sociedad y sirven de plataforma para la producciŠn de sueŒos y realidades al servicio de sus fieles. Es decir, el nombre sirve como fetiche para alentar los sueŒos de la sociedad y producir su goce. Si bien parece que la fŠrmula sŠlo sirve para sacralizar al h”roe, tambi”n tiene otra funciŠn ya que parece regular las emociones y deseos de los fieles fan⁄ticos. Pero Horacio es un h”roe que recibe ayuda. Iconogr⁄ficamente la madre parece funcionar como otra deidad en la pel™cula. Antes del partido consagratorio, don Venancio alza una plegaria a su difunta esposa cuya imagen est⁄ enmarcada en un cuadro en la pared de su cuarto: ÒÁA mi no me gusta el foot ball, tu lo sabesÉ..y no te enojes, por lo que te voy a pedir: pero, ayuda a mi chavalillo, ayuda maŒana a mi HoracioÉLupita, buenas nochesÓ (55). Lupita desde su tumba !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 21 Las virtudes teologales, segœn el catolicismo, son la ÒFeÓ, la ÒEsperanzaÓ y la ÒCaridadÓ. De las tres opciones, Horacio cubre dos segœn explica Eduardo. 80 !parece tener influencia sobre lo que le ocurre a la familia. El triunfo apoteŠtico de Horacio en el partido, contra el Asturias la convierte en otra deidad del filme aunque sea como redentora del hijo. Don Venancio, el padre, tambi”n debe recibir cr”dito por este triunfo porque, despu”s de todo, sus palabras tienen la capacidad de revivir a Horacio y producir el milagro del gol ganador. Se organiza el texto desde la clave religiosa. Tanto la madre como el padre y el hijo son tres partes que forman un solo cuerpo: es la ÒSant™sima TrinidadÓ que ÒirremediablementeÓ es tres en uno. Sin embargo, este cuerpo a diferencia de la fŠrmula cristiana de ÒPadreÓ, ÒHijoÓ y ÒEsp™ritu SantoÓ, en Los hijos, parece articular otro modelo: el de la sagrada Familia. En Los hijos la ÒSant™sima TrinidadÓ aparece sugerido por el siguiente comentario de Eduardo: ÒEsta maŒana, vi a Horacio, est⁄ en excelentes condiciones y con el ⁄nimo muy bien puestoÉ.. al salir para el campo se arrodillŠ y dijo: ÔQue mi madre me ayude y me acompaŒ” y la bendiciŠn de mi viejo, me libre de todo malÕÓ(Pardav” 57). Si el pœblico y los medios idolatran a Horacio, el delantero del Atlante reza por la ayuda de la madre y la bendiciŠn del padre, ratificando un triunvirato de adoraciŠn. Con el triunfo en sus manos, Horacio termina su peregrinaciŠn religiosa y su reconocimiento al padre: Òviejo, he venido solamente a darle las graciasÉporque con sus palabras ha sabido infundirme valor y ⁄nimo para lograr el triunfo que tanto anhelabaÓ (Los hijos 1:35:18-1:35:28). El milagro en el parque Asturias es posible gracias a esta ÒSagrada FamiliaÓ que sirve como modelo de referencia. Al triunfar y andar Òpor esas calles de DiosÓ (Pardav” 57) Horacio alcanza estatus divino. Con el poder de su santa madre y su santo padre, la ÒSagrada FamiliaÓ Fern⁄ndez saldr⁄ airosa.81 !ConclusiŠn Con un lenguaje excesivamente ”pico y sentimental, Los hijos se lanzŠ a consagrar los valores de familia concretados en la familia Fern⁄ndez y construyŠ en Horacio Fern⁄ndez al ™cono que ser™a la imagen perfecta del buen jugador, hermano e hijo. Fue la primera pel™cula mexicana que ficcionalizŠ un deporte que comenzaba a estar en boga en los medios de comunicaciŠn y optŠ por apropiarse del futbolista m⁄s medi⁄tico del momento, Horacio Casar™n, y d⁄ndole el rol estelar del filme siguiendo as™ el sistema de estrellato de cine que se ven™a institucionalizado en el fœtbol profesional, en la prensa gr⁄fica y retratando a la figura pœblica que circulŠ vastamente en el circuito intertextual del momento, por ejemplo, en anuncios de Colgate-Palmolive, en pel™culas (i.e. Los hijos de don Venancio y Los nietos de don Venancio) y en las notas period™sticas que gesticulaban al jugador d™a a d™a como aquellas que reprodujo el periŠdico deportivo Esto. As™, el fœtbol en el cine fue un medio m⁄s que con su lenguaje propio y siguiendo los c⁄nones establecidos en la ”poca de oro del cine mexicano matizŠ su visiŠn de la estrella Horacio Casar™n y propuso una nueva forma de hablar sobre una de las estrellas m⁄s medi⁄ticas del momento.82 !CAPêTULO 383 !Chanoc: parodiando el v™nculo entre medios y fœtbol Cuando en 1959 Emilio Azc⁄rraga Milmo,22 dueŒo del conglomerado de medios Telesistema-Televisa, comprŠ el club Am”rica, no disimulŠ su paradŠjico desconocimiento en lo que hace a deportes, Òyo no s” de fœtbol; nada de deportes, pero s” de negocios,Ó confesŠ sin pre⁄mbulos (ctdo. en Hern⁄ndez, El vuelo 28). M⁄s de dos d”cadas despu”s, en 1985, y cuando era incontestable el resultado que hab™a arrojado la inversiŠn simbŠlica y econŠmica de Televisa en el fœtbol, al ser entrevistado sobre la Copa del Mundo de M”xico 1986, Azc⁄rraga ya pod™a jactarse ante reporteros espaŒoles que Òla naciŠn mexicana es fundamentalmenteÉfutboleraÓ (ctdo. en Zarur 128). Estas frases puntœan la relaciŠn de los medios vinculados a Televisa con el fœtbol mexicano. En este art™culo me propongo analizar la historieta Chanoc (1959-1981?23), una de las publicaciones que, dependientes del conglomerado, hablŠ de fœtbol sin caer en las solemnidades ni en las celebraciones de otros medios del emporio-Azc⁄rraga. A lo largo de sus casi veinte aŒos de vida, Chanoc se burlŠ de los vicios de la ÒnaciŠn mexicana futboleraÓ gestada a la sombra de ÒTeleviscaÓ y los criticŠ en la serie futbol™stica a partir de la parodia de la que !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 22 Emilio Azc⁄rraga Milmo (conocido como El Tigre), fue hijo de Emilio Azc⁄rraga Vidaurreta (creador de RCA-Victor y XEW), y padre del actual presidente del conglomerado Televisa, Emilio Azc⁄rraga Jean. Para leer m⁄s informaciŠn acerca de la importancia de la familia Azc⁄rraga para los medios de comunicaciŠn y una de las biograf™as m⁄s completas de Emilio Azc⁄rraga Vidarrueta Milmo, v”ase Sinclair y Straubhaar, Zarur Osorio, y Fern⁄ndez y Paxman. 23 La fecha en que se dejŠ de publicar Chanoc es incierta. La œltima publicaciŠn consultada es ÒLos rehenes de Tir⁄nÓ del 6 de marzo de 1981. 84 !hizo objeto a çngel Fern⁄ndez, el comentarista-estrella de la ”poca. Chanoc: Aventuras de mar y selva: Ficha T”cnica Chanoc fue una historieta semanal de Publicaciones Herrer™as afiliada a Grupo Novedades (Hinds y Tatum 27) y vinculada a Telesistema (luego Televisa) que saliŠ a la venta en octubre de 1959, circulando a lo largo de veinte aŒos en M”xico, Latinoam”rica y los EE.UU. Las cifras relacionadas con Chanoc son poco precisas. No existen datos que puedan verificarse en cuanto a su tiraje y venta. Irene Herner en su cl⁄sico estudio Mitos y monitos: Historietas y fotonovelas en M”xico (1979), consigna que las viŒetas m⁄s vendidas de los aŒos 70 fueron, segœn datos aportados por las casas editoriales, L⁄grimas, risas y amor (4.800.000 ejemplares mensuales), Fuego (1.740.000), y Kalim⁄n (8.000.000). Chanoc nunca alcanzŠ estos niveles de producciŠn aunque ocupŠ un lugar meritorio entre las veinte historietas mexicanas m⁄s vendidas con un tiraje de 800.000 copias mensuales (116, 118). Durante lo que Harold Hinds y Charles Tatum consideran la ”poca de plata de la historietaÑentre los aŒos 1966 y 1967Ñse publicaron, sin embargo, poco m⁄s de 600.000 ejemplares por tira y se llegaron a vender 2.000.000 de copias semanales. Tal pico de ventas se explica gracias a los temas deportivos (156, 159) en los que empezŠ a enfocarse la tira, siendo el fœtbol uno de los m⁄s atractivos. La estabilidad que alcanzŠ Chanoc en la d”cada del 70 se desplomŠ dram⁄ticamente en los œltimos aŒos, reduci”ndose el nœmero de venta a las 150.000 copias semanales (158). Parte del financiamiento de Chanoc proven™a de Grupo Novedades Televisa. Sin embargo, fue gracias a la publicidad y a la promociŠn de otras historietas de la ”poca que Chanoc pudo sobrevivir econŠmicamente. MontŠ un sistema de publicidad que promocionŠ sobre todo otras publicaciones de Televisa (el conglomerado subvencionaba Publicaciones Herrer™as [18%] y parte de la Editorial Novaro [12.5%][Hinds y Tatum 27]) al saturar sus 85 !p⁄ginas con anuncios promoviendo tiras como la Novela Polic™aca, Alma Grande, çngeles del barrio.24 Chanoc aprovechŠ cualquier espacio disponible para vender Condoritos (u otras historietas) en un mercado nacional e internacional de alta competencia. Pero, m⁄s all⁄ de la red que la vinculŠ a tiras producidas por el Grupo Novedades, Chanoc tambi”n buscŠ cautivar a un pœblico espec™fico que Shoemaker y Reese llaman target audience (191). Constituido por un sector de clase media, y de nivel socio-econŠmico homog”neo, el consumidor de Chanoc se convirtiŠ en blanco codiciado por corporaciones transnacionales como Coca-Cola, Pepsi, Royal, o nacionales como Marinela, Bimbo y Zapater™as Canad⁄ que llegaron a anunciar sus productos en la contraportada y en la secciŠn final de la tira, convirti”ndose as™ en una fuente importante de ingresos. Sus p⁄ginas fueron una Òmina de oroÓ aunque, segœn Rafael M⁄rquez Torres, se tratŠ de un espacio de publicidad algo sobrevalorado (ctdo. en Hinds y Tatum 33).25 Un vistazo a las p⁄ginas de Chanoc muestra cŠmo las historietas de Publicaciones Herrer™as aumentaron su presencia a lo largo de los aŒos. De esta manera, si la historieta nœmero !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 24 En 1976-77 se estima que hay por lo menos 204 historietas en el mercado sin descartar la posibilidad de que existan aœn m⁄s, v”ase Herner 119. Sin duda hab™a mucha competencia de historietas pero la variedad estaba muy limitada a b⁄sicamente a cuatro grupos editoriales: Editorial Argumentos 23%, Publicaciones Herrer™as (editorial de Chanoc) 18%, Editorial Novaro 12.5% y Grupo Promotora K 17%, v”ase Hinds y Tatum 27. 25 En una entrevista Rafael M⁄rquez Torres, director de la historieta a partir de 1971, seŒala que nunca se llegŠ a potenciar la publicidad a la cual consideraba una Òmina de oroÓ. Cuenta que Publicaciones Herrer™as cobraba veinte mil pesos por cada p⁄gina de publicidad, v”ase Hinds y Tatum 33. 86 !74 (1960) sŠlo contiene 3 anuncios de historietas, la nœmero 899 (1976) publica una caricatura completa de media p⁄gina de Condorito, media p⁄gina de publicidad tambi”n de Condorito, con 5 anuncios miniaturas al pie de p⁄gina acerca de Condorito y 7 de Cachorro de leŠn. Gracias al uso eficiente del espacio, este formato convierte el borde exterior de la historieta en espacio vendido a la publicidad. Tiene razŠn N”stor Garc™a Canclini cuando afirma que, Òla historietaÉno hace sino reproducir las teatralizaciones de la publicidad que nos convencen [para] comprar lo que no necesitamosÓ (322). Para Chanoc todo era susceptible de colocar en el mercado, desde historietas gemelas a bebidas o panecillos producidos por compaŒ™as como Coca Cola o Marinela. El cambio de t⁄ctica publicitaria en Chanoc tambi”n reflejŠ los cambios estructurales que afectaron la direcciŠn y la plantilla de historietistas.26 Bajo la direcciŠn de Carlos Vigil (1959-1966), el subt™tulo Aventuras de mar y selva era una descripciŠn fiel del desarrollo de la historia: el mar y la selva fueron, en efecto, los espacios que enmarcaron las aventuras de Chanoc y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 26 A diferencia de la direcciŠn, los argumentistas fueron m⁄s o menos estables. çngel Mart™n Lucenay fue el primero durante los primeros 20 nœmeros y despu”s entrŠ Pedro Fern⁄ndez Zapi⁄in hasta su salida forzada en la historieta 600 en 1971, v”ase Hinds y Tatum 156. Despu”s de las publicaciones de Zapi⁄in, redactaron el argumento de la historieta Javier Robles, Noyo, Gong, Conrado de la Torre y Rafael M⁄rquez Torres. çngel Jos” Mora fue el que pasŠ m⁄s aŒos en el taller: se hab™a iniciado en la historieta como dibujante en 1959 y fue parte del plantel casi hasta sus œltimos d™as. Mora tambi”n ilustrŠ las subsecuentes ediciones espor⁄dicas de El gallito ingl”s y Chanoc: Las nuevas aventuras de mar y selva. 87 !Tsekub imaginadas por Pedro Zapi⁄in Fern⁄ndez,27 el argumentista best seller de la tira. Gracias a Zapi⁄in, Chanoc explorŠ las posibilidades que los deportes, y entre ellos, el fœtbol, ofrec™an al desarrollo de la historieta. Las tiras deportivas fueron ocupando un lugar progresivamente visible: si bajo la direcciŠn de Vigil, Chanoc llegŠ a dedicar 17 historietas a los deportes, despu”s de su alejamiento y bajo las sucesivas direcciones de Agust™n M. Barcena, Jorge B⁄ez y Rafael M⁄rquez Torres, los Chanoc deportivos llegaron a superar los 45. La imaginaciŠn desopilante de Zapi⁄in fijŠ su atenciŠn en deportes poco comunes como el esqu™ acu⁄tico en ÒCocodrilo esqu™esÓ (1966) o llegŠ a explotar los contrastes m⁄s risibles, por ejemplo, de afamados basquetbolistas en ÒGlobo TroterÕs vs SelecciŠn IxtacÓ (1967). Otro caso del deportivismo de Chanoc tambi”n se refleja en la historieta ÒEl juego del sigloÓ (1970) donde Tsekub juega b”isbol con los famosos Joe DiMaggio, Lou Gehrig, y Ty Cobb. El esp™ritu lœdico fue esencial en el uso del deporte difundido a finales del 70. La fascinaciŠn deportiva no fue rara ni ocasional en Chanoc. Sobre todo si se tiene en cuenta que el M”xico de entonces hab™a sido sede de dos mega-eventos, las Olimp™adas de 1968 y la Copa del Mundo de 1970 que contŠ con el patrocinio especial de Televisa. Otra de las editoriales relacionadas con el Grupo Novedades, Publicaciones Novaro, lanzŠ oportunamente !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 27 Pedro Zapi⁄in Fern⁄ndez, principal argumentista, a partir de la historieta 21 de Chanoc, y conocido como ÒChanotÓ, fue creador de la historieta Alma Grande y argumentista de algunas historietas de renombre como Novela Polic™aca, Destinos Opuestos, çngeles de barrio. En el aspecto tem⁄tico, Zapi⁄in viajaba constantemente a la costa del sur de M”xico para aprender rasgos de sus personajes, su cultura, y con esta inmersiŠn cultural intentŠ retratar esta zona geogr⁄fica con la mayor fidelidad posible, v”ase La historieta mexicana 66; Hinds y Tatum 161. 88 ! Estrellas del deporte, una historieta que retrataba a las celebridades deportivas. Lo cierto es que Chanoc Ðhaya sido debido o no a las series deportivasÑ alcanzŠ un pico de ventas en este momento que no tuvo r”plica antes o despu”s de la historia de la tira. La etapa final de la historieta (1971-1981?) recurriŠ a cambios editoriales, estil™sticos y tem⁄ticos para mantener su atractivo en un mercado que hacia mediados de los aŒos 70 ya comenzaba a saturarse con una producciŠn cercana a los 70 millones de historietas y fotonovelas (Herner ix). Aunque err⁄tica esta ”poca es la m⁄s futbol™stica de Chanoc. Rafael M⁄rquez Torres continuŠ como director de producciŠn pero la historieta perdiŠ a Zapi⁄in, una p”rdida de la que nunca pudo recuperarse. Javier Robles, Noyo, Gong y Conrado de la Torre fueron, entre otros guionistas, algunos de los que ocuparon provisionalmente el lugar dejado vacante por Zapi⁄in pero no fue sino hasta la llegada de Conrado de la Torre en 1976 que se logrŠ cierta estabilidad hasta que Chanoc dejŠ de publicarse a principios de los 80. Tem⁄ticamente la ”poca final tampoco fue homog”nea. RecurriŠ a refritos (copias de historietas anteriores), siguiŠ explorando las posibilidades que abr™an las series deportivas, retratŠ el mercado nacional e internacional, y dedicŠ portadas (y ocasionales contraportadas) a modelos. Durante estos aŒos debiŠ competir con historietas del calibre de L⁄grimas, risas y amor, Kalim⁄n, La familia BurrŠn y Los Agachados (Hinds y Tatum 158) y para sobrevivir lo intentŠ casi todo. A principios de los setenta, Chanoc experimentŠ una baja en sus ventas: de publicar semanalmente 600.000 copias, su producciŠn se redujo a los 150.000 ejemplares (158). Es probable que la mass-mediatizaciŠn haya contribuido a la marginalizaciŠn de la historieta.28 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 28 Entre algunos de los factores que afectaron su publicaciŠn fue la producciŠn de la historieta para el formato de pel™cula, v”ase Hinds y Tatum 159. Sus pel™culas son las siguientes: Chanoc !89 Otra novedad a la que apelŠ la serie futbol™stica de Chanoc fue la secciŠn de crucigramas, especialmente los firmados por Juan Carlos CerŠn Melo que apuntaron a capitalizar el nuevo inter”s del pœblico de clase media en el fœtbol mexicano. Por lo general, esta secciŠn inclu™a fotograf™as de porristas y modelos con un tratamiento llamativo. En Ò[u]n porterazoÓ, por ejemplo, aparece la imagen de Martha Hurtado posando con una escueta falda entre el umbral de Òt™midaÓ y ÒcoquetaÓ (M⁄rquez, ÒUn porterazoÓ 32). La fotograf™a est⁄ situada debajo del ÒCrucigrama deportivoÓ. Aun desde espacios tan inesperados, el fœtbol en Chanoc siempre funcionŠ como puente de comunicaciŠn, objeto de culto, blanco de parodia, pero sobre todo como lingua franca para establecer un cŠdigo cŠmplice con el lector-aficionado. A partir de 1976, Chanoc lanza los ÒMini-posters futbol™sticosÓ que se ÒregalabanÓ semanalmente junto con los ÒPe-goool-otesÓ, calcoman™as de mascotas de los equipos de fœtbol. Estas Òentregas gratuitasÓ tambi”n inclu™an fotograf™as de equipos de fœtbol de barrio saludando al staff editorial (ver Imagen 6). Esta es la ”poca en que Chanoc tambi”n lanza los concursos de Òfotos transparencias a colorÓ de tema deportivo y comienza a publicar las viŒetas biogr⁄ficas de jugadores-estrella. En Ò[p]enaltyÓ el jugador celebrado es H”ctor Manuel Tapia Garc™a (De la Torre, ÒPenaltyÓ 30). En un espacio de media p⁄gina se lo califica de Òatractivo, amable y muy platicador.Ó Tambi”n explota el dato ™ntimo y folklŠrico: Òde los 6 a los 11 aŒos de edad jugŠ !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!en las garras de las fieras (1970, Dir: Mart™nez Solares), Chanoc contra el tigre y el vampiro (1971, Dir: Mart™nez Solares), Chanoc vs. las tar⁄ntulas (1971, Dir: Mart™nez Solares), Chanoc en el foso de las serpientes (1974, Dir: Mart™nez Solares), Chanoc en la isla de los muertos (1975, Dir: P”rez Grovas), Chanoc en el Circo UniŠn (1978, Dir: P”rez Grovas), Chanoc y el Hijo del Santo vs. los vampiros asesinos (1981, Dir: P”rez Grovas). 90 !b”isbolÉy al sentir que su hermano le robaba la atenciŠn y admiraciŠn de sus parientes porque es un ÒbuenazoÓ para b”isbol, se empezŠ a dedicar al fœtbolÓ (30). As™ con lujo de detalles, Chanoc narra en la viŒeta los aspectos m⁄s sobresalientes de una estrella en proceso de formaciŠn. En la misma historieta se publica adem⁄s un art™culo de Guillermo Tinoco Rojas titulado ÒBiograf™a del [club de fœtbol] Am”ricaÓ (33) que viene acompaŒado de un pŠster ÒrecortableÓ del club en la contraportada. Sin duda Chanoc montŠ un sistema de estrellato que potenciŠ tanto los intereses medi⁄ticos como econŠmicos vinculados con el conglomerado Telesistema-Televisa. 6.- Imagen 6: ÒRegal™as deportivas en las p⁄ginas de ChanocÓ: fotograf™as de jugadores pedidas por la editorial en la historieta, y poster de Rafael Ch⁄vez, una de las estrellas del momento del equipo Universidad de Guadalajara, en M⁄rquez Torres, Rafael. DirecciŠn y adaptaciŠn. ÒMole en la cancha.Ó Chanoc, 2 Dic. 1977: 32, 34. Impreso; tarjetas coleccionables de las mascotas de los equipos de fœtbol en M⁄rquez Torres, Rafael. DirecciŠn y adaptaciŠn. ÒEl niŒo h”roe.Ó Chanoc, 22 Abr. 34. 1977. Impreso; la biograf™a de Guillermo Hern⁄ndez Mill⁄n en M⁄rquez Torres, Rafael. DirecciŠn y adaptaciŠn. ÒEl gran gol.Ó Chanoc, 21 Nov. 31. 1975. Impreso. 91 !A pesar de exhibir esta voluntad actualizadora, Chanoc no pudo sobrevivir en el mercado de la historieta. Ni la versiŠn de Chanoc que publicŠ aŒos despu”s de su desapariciŠn en El gallito ingl”s, ni la publicaciŠn antolŠgica en los 90 de Chanoc: Nuevas aventuras de mar y selva pudieron resucitar la vieja gloria de su ”poca plata. Ni aœn los intentos hiper-mediatizados de Televisa que en 2010 lanzŠ una serie televisiva basada en la historieta lograron revivir las aventuras del legendario Chanoc.29 De Chanoc sŠlo queda un recuerdo matizado de nostalgia en el imaginario colectivo clasemediero y algunas colecciones semi-completas en la Hemeroteca Nacional de la U.N.A.M., en las colecciones especiales de la Universidad de Arizona y en la Universidad Estatal de Michigan. Televisa(ndo) el Òjuego del hombreÓ: el v™nculo entre medios y fœtbol No parece arbitrario que Chanoc haya mostrado fascinaciŠn por los nuevos lenguajes y las nuevas tecnolog™as. Durante las d”cadas de los 60 y 70 M”xico viviŠ un boom medi⁄tico que transformŠ definitivamente la pr⁄ctica y el lenguaje del fœtbol. Telesistema, que a partir del 8 de enero de 1973 se convirtiŠ en Televisa (Zarur 55), fue central a este proceso de modernizaciŠn, convirti”ndose en blanco de la cr™tica y los sarcasmos no reprimidos de Chanoc. La gestiŠn de Telesistema relacionada al fœtbol es vasta pero puede reducirse a algunos momentos claves. Despu”s de comprar el club Am”rica en 1959, Azc⁄rraga reclutŠ decenas de jugadores Òextranjeros de reconocida calidadÓ (Hern⁄ndez, El vuelo 28), d⁄ndole una !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 29 Televisa intentŠ reunir a un grupo de directores, actores de renombre y se planearon 13 episodios. Contrataron a los actores Aaron D™az para hacer el papel de Chanoc y a Elsa Pataky para actuar como su novia Maley. Tsekub estar™a protagonizado por Germ⁄n ÒEl locoÓ Vald”s. Nunca se transmitiŠ, v”ase Rodr™guez, ÒElsaÓ. 92 !espectacularidad especial al fœtbol mexicano. A continuaciŠn, en 1962, su nombre aparece vinculado a la construcciŠn del colosal estadio Azteca (CalderŠn, La selecciŠn 62), sede de los mundiales de 1970 y 1986 y primer estadio capaz de transmitir Òa colorÓ. Por œltimo, y con apoyo del gobierno mexicano, Televisa patrocinŠ el Mundial de 1986 (Zarur 125-26), lo que llevŠ al conglomerado a ocupar una posiciŠn in”dita y protagŠnica a escala del fœtbol mundial. Asimismo Televisa fomentŠ el inter”s por el fœtbol a trav”s de programas influyentes como Cantinflas Show o El chavo del ocho. Las escenas televisivas exhiben el uso de las mismas fŠrmulas30 echando mano a un lenguaje comœn y un tono moralizador y paternalista que tiene a los ÒpobresÓ de centro: CantinflasÑmente sana en esqueleto sano: deporte jŠvenes, deporte. Eso que ustedes juegan [canicas, trompos] ya pasŠ de moda [É]no por ser pobres venidos a menos, van a seguir en esa inexistencia desnœtrida cuando tienen toda la vida por delante, por detr⁄s y hasta de ladito. ÀCŠmo la ven? NiŒoÑPos s™. ÀPero cŠmo vamos a jugar fœtbol si no llegamos ni a pelota de trapo?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 30 Televisa normalmente optŠ por un lenguaje manique™sta: los pobres (buenos) vs los malos (ricos). En el fœtbol se dio la tensiŠn entre el club Am”rica, ÒmillonetasÓ (capital), vs el club Guadalajara del ÒpuebloÓ (provincia). Con un lenguaje alineado al del conglomerado, Cantinflas fue pr⁄ctico y educŠ a los ÒpobresÓ para que cambiaran su vida a trav”s del fœtbol, v”ase Òshow de cantinflasÓ. En otro episodio dio c⁄tedra histŠrica del fœtbol, v”ase Ò41 CantinflasÓ. Tambi”n El chavo del ocho celebra la misma mitolog™a del conglomerado cuando el Chavo y Kiko se pelearon por llegar a ser Enrique Borja, una de las figuras consentidas del club Am”rica, v”ase ÒEL CHAVOÓ. 93 !CantinflasÑÀPor esa insignificancia se detienen? Pues qu” falta de esp™ritu deportivo. ÁNo seŒor! Menos mal que aqu™ estoy yo. [Les hace una pelota] ÀNo que no? Y ahora ustedes a jugar como niŒos buenos (Òshow de cantinflasÓ) Poco despu”s los niŒos rompen las ventanas de las casas de la vecindad y las madres salen molestas a regaŒarlos mientras Cantinflas los defiende: Momento. Un momento ÀPues qu” clase de madre solteras, desnaturalizadas son ustedes? ÀQu” cuenta la rompedera de unos cuantos vidrios junto al porvenir atl”tico y fortachŠn de sus escu⁄lidos herederos? ÀLos vidrios? Se compran otros y ya. En cambio, ÀdŠnde van a comprar ustedes unos niŒos, orgullo de la raza, cuando los hijos est⁄n tan escasos? ÀA ver dŠnde? D™ganmeÉLo importantioso no es ganar sino competir (Òshow de cantinflasÓ). Cantinflas se sumŠ al coro de Telesistema mostrando, entre otras cosas, su pasiŠn deportiva, y un cantinflismo (Òmucho hablar sin decir nadaÓ [Monsiv⁄is 97]) con el que invitŠ a la juventud ÒdesnœtridaÓ a competir en el mundo (no sŠlo en el fœtbol) y convertirse en el futuro de la ÒrazaÓ. Tanto los niŒos como las madres reciben regaŒos de Cantinflas porque no creen en la promesa utŠpica que se esconde en el fœtbol como destino. Escenas como ”stas fueron las que Telesistema transmitiŠ para inflamar el imaginario colectivo, fertilizando con su esp™ritu lœdico un lenguaje comœn y una fantas™a alimentada tanto en programas infantiles como en transmisiones de fœtbol.. 94 !A esta campaŒa televisiva se sumŠ tambi”n el Grupo Novedades31 que montŠ un sistema de estrellato futbol™stico publicando revistas e historietas deportivas como Chanoc.32 Sobre todo el club de Azc⁄rraga ganŠ popularidad en Chava Reyes y su pandilla, donde una y otra vez se explotan las tensiones entre el Am”rica y el Guadalajara. A inicios del 70 se publica la historieta Am”rica y poco despu”s, en 1972, el club gana protagonismo con las travesuras deportivas de Pirulete y su pandilla, una tira que estelarizŠ al futbolista chileno Carlos Reinoso. Junto a las aventuras de Reinoso por estos aŒos salen tambi”n las Aventuras de Borjita en tributo al jugador mexicano del club Am”rica Enrique Borja. Lo que distinguiŠ a estas historietas fue el lenguaje estelar que usaron en torno a figuras-estrellas o clubes de renombre gracias al cual inauguraron una tradiciŠn en el estilo y la forma de narrar el deporte. Poco o nada cambiar⁄n las fŠrmulas !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 31 Novedades fue una empresa de RŠmulo O«Farril Silva (1897-1981), un empresario de medios que en 1948 comprŠ Publicaciones Herrer™as a cargo (y una instituciŠn aliada a Telesistema-Televisa), a partir de 1959, de la publicaciŠn de Chanoc, v”ase Castellot 20-26. 32 Para la historiograf™a las d”cadas del 60 al 80 fueron la Ò”poca de plataÓ de la historieta. Durante estas d”cadas evolucionan y aumentan las historietas de fœtbol, v”ase Hinds y Tatum. Aqu™ se citan algunas historietas de fœtbol que se han podido localizar, sin aspirar a cerrar el corpus. A partir de 1959 se establece Diamante Negro, un superh”roe futbolista que anteriormente anduvo de p⁄gina en p⁄gina en el cuadernillo de historietas Tirando a Gol y despu”s de sufrir ocasionales plagios se formalizŠ en el cŠmic Diamante Negro, v”ase Aurrecoechea y Bartra, Puros III 307. Fili tematiza ocasionalmente al fœtbol; m⁄s o menos a mediados del 60 sale Pepe Sport de Ediciones Capricornio que adem⁄s de fœtbol incluye otros deportes. 95 !futuras en otras plataformas medi⁄ticas. Con Chanoc (1959) y Los cremas (1977) queda clausurada esta escuela que sigue de cerca los pasos de las estrellas del momento (i.e., Carlos Reinoso, Salvador Reyes o Enrique Borja) bajo el patrocinio de Telesistema-Televisa. El cine tambi”n explorŠ un espacio propio para narrar el deporte. Como la industria editorial deportiva, la cinematograf™a que se centrŠ en el fœtbol dramatizŠ la rivalidad entre el Am”rica y el Guadalajara, y capitalizŠ la fama de figuras icŠnicas del deporte al convocarlas a formar parte de su repertorio. Artistas consagrados del cine como Lola Beltr⁄n y Fernando Luj⁄n compartieron el reparto con una estrella deportiva como Salvador Reyes en Tirando a gol (1965), una pel™cula que puede considerarse un caso paradigm⁄tico de fertilizaciones entre fœtbol y estrellas de cine. Tirando a gol tambi”n profundizŠ la rivalidad entre ÒprovinciaÓ (Guadalajara) vs ÒcapitalÓ (Am”rica), una tensiŠn previamente explotada en Las Chivas rayadas (1962) y Los fenŠmenos del fœtbol (1962). El estreno de Fœtbol M”xico 70: Y los dioses jugaron al fœtbol de Alberto Isaacs muestra otra tradiciŠn cinematogr⁄fica al servicio del fœtbol al narrar en clave documental la historia de la Copa del Mundo de M”xico 1970. A fines de los 70s Televicine, industria filial de Televisa, produce la pel™cula Chanfle (1979) y su continuaciŠn Chanfle II (1981), cl⁄sicos del cine futbol™stico que reproducen el tono melodram⁄tico t™pico de Televisa y algunos de los cruces m⁄s exitosos entre drama y deporte. Para entonces era innegable la existencia de un pœblico cautivo y fiel a la tem⁄tica futbol™stica.33 Telesistema no sŠlo lo hab™a !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 33 Adem⁄s de la mencionada, la filmograf™a de fœtbol es la siguiente: El niŒo y el muro (Dir: Ismael Rodr™guez) y El p™caro (Dir: Alberto Mariscal); Los cacos (Once al asalto) (Dir: Jos” Estrada), El derecho de los pobres (Dir: Ren” Cardona), El primer pasoÉde la mujer (Dir: Jos” Estrada); El futbolista fenŠmeno (Dir: Fernando Cort”s). 96 !creado sino que hab™a cristalizado una fŠrmula cinematogr⁄fica espec™fica para que ese pœblico siga consumiendo fœtbol fuera de la cancha. Chanoc formŠ parte del sistema de promociŠn y estrellato que montŠ Televisa en torno al Am”rica. Tanto el club como el jugador americanista Enrique Borja34fueron dos referentes a los que la historieta volviŠ una y otra vez en sus tiras futbol™sticas. El club Am”rica hace su primera apariciŠn en la tira en ÒÁGolazo de Arfeo!Ó (1967) y a partir de entonces sigue presente en Chanoc por m⁄s de once aŒos (este ciclo probablemente culmina con ÒUn porterazo chiflamoscoÓ[1978]). Las secciones extras de Chanoc donde se publicaban notas informativas sobre equipos de primera divisiŠn tambi”n dedicaron su espacio a celebrar al Am”rica. Guillermo Tinoco Rojas, ÒbiŠgrafoÓ e ÒhistoriadorÓ oficial de Chanoc, usŠ un registro claramente enf⁄tico y edificante toda vez que escribiŠ sobre el Am”rica, ese equipo que, para Tinoco, era Òdecano de los equiposÓ de liga. En los m⁄rgenes de Chanoc se aplaudiŠ al plantel de sus Òjugadores sobresalientesÓ y se construyŠ la asociaciŠn del ÒAm”rica-espect⁄culoÓ como œnico Òrey de taquillaÓ (De la Torre, ÒPenaltyÓ 33). Las cifras claramente eran una debilidad de Tinoco Rojas que religiosamente registraba cu⁄ntos campeonatos, subcampeonatos, goles y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 34 Chanoc retratŠ al club Am”rica y a Borja en ÒÁGolazo de Arfeo!Ó (7 de abril de 1967), ÒRevancha Am”rica vs. IxtacÓ (31 de marzo de 1967), ÒAm”rica vs. Chivas a morirÓ (1 de abril de 1977), ÒSe refuerzan los millonetasÓ (8 de abril de 1977), ÒEl niŒo h”roeÓ (22 de abril de 1977), ÒEl muertoÓ (5 de agosto de 1977), ÒAdiŠs QuiqueÓ (18 de noviembre de 1977), ÒLa venganza del indioÓ (25 de noviembre de 1977), ÒMole en la canchaÓ (2 de diciembre de 1977), ÒGorja contra Ran GelÓ (9 de diciembre de 1977), ÒUn porterazo chiflamoscoÓ (14 de julio de 1978). 97 !ganancias se le pod™a atribuir al equipo de Azc⁄rraga.35 Con Tinoco Rojas, el Am”rica no dejŠ de ser literalmente un club de primera plana. Esta misma fascinaciŠn tambi”n se proyectŠ en la historieta que idolatrŠ a Enrique Borja en la tira misma, o desde la portada donde, a fines de los 60, llegŠ a aparecer durante cinco semanas consecutivas. Borja fue tan importante para Chanoc que en cierta ocasiŠn se anunciŠ en el programa de noticias 24 Orejas (parodia del noticiero de Telesistema 24 Horas) la preocupante noticia (ficticia) que consternaba al club Am”rica y al mundo del fœtbol: ÒQuerido teleauditorio, cumpliendo y esforz⁄ndonos siempre por ser los primeros en dar las m⁄s sensacionales noticiasÉÁLes dar” ”sta, que tambi”n es exclusiva y m⁄s extraordinaria que la otra: ÁÁBorda y PelŠ han sido secuestrados!!Ó (ÒRescateÓ 8). El secuestro de Pel” y Borja le dio motivos a la historieta para desplegar un gigantesco dispositivo policial que, con ayuda de Chanoc y Tsekub, logrŠ rescatar a los ™dolos convertidos en patrimonios nacionales e internacionales. Tambi”n en Chanoc, Enrique Borja fue el h”roe que la red medi⁄tica Telesistema pod™a vanagloriarse de haber creado. Al ser, de esta forma, parte del star system montado por el emporio Azc⁄rraga, Chanoc no pudo negar su relaciŠn con Telesistema-Televisa, una m⁄quina medi⁄tica y econŠmica a la que el propio Azc⁄rraga no dudŠ en definir como Òuna fŠrmula de comunicaciŠn total, que agrupa todos los medios: televisiŠn, impresos, radio, cineÉ todo lo que tenga que ver con la comunicaciŠnÓ (ctdo. en Castellot 53). Chanoc formŠ parte del emporio Azc⁄rraga pero lo hizo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 35 El lenguaje con el que Tinoco Rojas describe al club Am”rica contrasta si se compara con las historias de otros equipos de fœtbol. Cuando escribe sobre la U. de G., Tinoco Rojas se refiere al dinero, al estrellato, pero no tiende a exaltar la ÒgrandezaÓ de la U. de G., m⁄s bien lo describe como un club mediocre, v”ase M⁄rquez, ÒEl gran golÓ. 98 !sin dejar de inventar un lenguaje propio que si bien revelŠ su relaciŠn de alianzas con otras publicaciones y otros medios del conglomerado, tambi”n usŠ para burlarse de los comentaristas de fœtbol de Televisa y para parodiar la omnipresencia de la red multimedi⁄tica como si se tratara de un mal necesario. Entretener y vender fue su objetivo y por eso hizo de la publicidad no sŠlo una fuente importante de ingresos sino tambi”n el blanco del lenguaje parŠdico de la historieta. En las tiras de Zapi⁄in, Chanoc saturŠ de anuncios las paredes y los palcos del estadio, acaso con el velado propŠsito de cuestionar la presencia cada vez m⁄s alarmante del dinero en el fœtbol mexicano. Y as™ como encontrŠ en sus puntadas burlonas de comerciales un motivo de parodia, tambi”n lo encontrŠ en la personificaciŠn del futbolista y comentarista Fernando Marcos36, jugador y figura icŠnica de Televisa que terminŠ retratado en la historieta como comentarista y especialista en la venta de ÒCaŒabarÓ, la bebida Òmarca registradaÓ de la tira. Probablemente exasperado por su verborrea, Zapi⁄in se vengŠ de Marcos en Chanoc, exagerando su lenguaje cantinflista sin ninguna misericordia. Despu”s de la partida de Zapi⁄in en 1971, Chanoc sellŠ su pertenencia a la red Telesistema transformando su burla expl™cita en burla codificada como ocurriŠ en los anuncios de ÒNovedades EditoresÓ (De la Torre, ÒAdiŠsÓ 12) o ÒNovelas polic™acasÓ (De la Torre, ÒSe refuerzanÓ 12), o en los comentarios cŠmplices al lector al servicio del mercado de la historieta: ÒNo lea mafufadas: Lea el Libro RojoÓ (De la Torre, ÒAm”ricaÓ 14), !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 36 Fernando Marcos tiene un rol muy similar al de çngel Fern⁄ndez. Fernando Marcos fue el periodista de deportes m⁄s parodiado en la historieta al ser retratado por lo menos en 22 ocasiones y pasŠ a formar parte del imaginario de Chanoc con dos roles: el de comentarista y como voz publicitaria. çngel Fern⁄ndez comentŠ los eventos del fœtbol IxtaqueŒo tan sŠlo en 14 historietas. 99 !Ò[l]ea Capricho la mejor revista de fotonovelasÓ (De la Torre, ÒAdiŠsÓ 20), ÒÀ[y]a leyŠ El libro rojo?Ó (21) mandatos que la historieta llegŠ a insertar arbitrariamente en el curso de las aventuras de Chanoc y Tsekub. Promocionar al Grupo Novedades o educar el gusto del consumidor fueron algunas de las estrategias de las que se valiŠ Chanoc para pagar, acaso, el alto precio de pertenecer al conglomerado. Como otra forma de re™rse de la seriedad desplegada en otros medios de Televisca, Chanoc explotŠ el lado folklŠrico de comentaristas, t”cnicos y camarŠgrafos de fœtbol asociados al conglomerado. çngel Fern⁄ndez, el conocido Òrapsoda del estadio AztecaÓ (Villoro, Dios 218) que trabajŠ en programas musicales de Telesistema como Baile 71 adem⁄s de su conocido rol de comentarista de boxeo y sobre todo de fœtbol, fue uno de sus personajes m⁄s parodiados. Chanoc se burlŠ del monopolio sobre el fœtbol mexicano que ejerc™a el conglomerado, yendo en ocasiones a los estadios en camionetas de ÒTeleviscaÓ o notando, en otras, cŠmo apareciŠ Òla competencia [televisiva de Canal 13]Ó (De la Torre, ÒAdiŠsÓ 7). Sin embargo y a pesar de estas rebeliones acotadas, las p⁄ginas de Chanoc no dejaron de inflamar los baŒos de gloria que el mismo repertorio de estrellas del fœtbol mexicano recib™a al por mayor en otros medios y filiales de Telesistema-Televisa. çngel: Grito de Televisca çngel Fern⁄ndez Rugama (1925-2006) trabajŠ desde la d”cada del cuarenta como agente de noticias de Associated Press, poco despu”s pasŠ a Exc”lsior a colaborar en la secciŠn deportiva, en el 54 transmitiŠ en X.E.B. y en 1960 ingresŠ a Telesistema. Fue uno de los comentaristas estelares de mundiales y de la liga de fœtbol mexicana entre 1960 y 1979 (ÒRecordando a çngelÓ). Pocos escritores recuerdan tan bien como Juan Villoro a personaje tan 100 !popular. Su voz resonŠ centenares de veces en transmisiones radiales o televisivas y a partir del 60 ser⁄ la voz icŠnica del fœtbol televisado: [fue] el locutor que renovŠ el imaginario del fœtbolÉviviŠ un momento decisivo en la cultura de masas, el paso de la radio a la televisiŠn. Formado en la escuela radiofŠnica, donde hab™a que precisar el rumbo de la pelota, entendiŠ que la televisiŠn comportaba otros desaf™os. De poco sirve explicarle al espectador lo que est⁄ viendo. El rapsoda del estadio Azteca se desentendiŠ del discurso objetivo y convirtiŠ la cancha en un pretexto para la met⁄fora. Enemigo de la mesura, creŠ un tejido narrativo en el que interven™an poemas, canciones, an”cdotas y epigramas que adelantaban el el”ctrico estado de su mente (Villoro, Dios 218). Villoro recuerda la figura que lo ayudŠ a decidir su ÒvocaciŠn por la palabraÓ (Dios 218). Famosos gritos y frases de Fern⁄ndez como ÒSeŒoras y seŒores, hemos vivido en el error: Á[el club] Am”rica descubriŠ a CristŠbal!Ó o su afamado clamor de desesperaciŠn ante la derrota ÒÁSe hunde la naveÉ, niŒos y mujeres primero!Ó son algunos, entre tantos ejemplos, del tejido literario de Fern⁄ndez (218, 220). Algunas de sus frases pasaron a formar parte del imaginario colectivo de los medios y a definir el lenguaje cristalizado del comentario futbol™stico. Su paso por Televisa formŠ escuela al establecer patrones y normas en la forma de hablar de fœtbol en los medios masivos. Hoy en boca de otros comentaristas todav™a resuenan sus frases: acaso la repetida Òme pongo de pieÓ sigue aœn vigente como gesto de reverencia y admiraciŠn. De la radio a la televisiŠn, o desde las p⁄ginas de El Universal, Fern⁄ndez fue desarrollando con astucia inventiva una fraseolog™a folklŠrica que por asociaciŠn terminŠ siendo tambi”n el lenguaje futbol™stico casi oficial de Televisa. Desde muy temprano supo articular ese 101 !enciclopedismo que lo identifica y que gracias a su conocimiento sobre fœtbol y a su voz y entonaciŠn tan particular, lo convirtiŠ en el cronista estrella de los 60 y 70. Fue imposible para Chanoc ignorar el lenguaje medi⁄tico de çngel Fern⁄ndez. Al abrigo de Televisa y junto a Fernando Marcos, el Fern⁄ndez de Chanoc vociferŠ sus frases m⁄s c”lebres y sirviŠ con ah™nco, segœn refiere Altschull, a aquellos que Òpay the piperÓ (ctdo. en Shoemaker y Reese 231). SinŠnimo de sœper estrella fue la figura tutelar del Òexcelso grupo de narradoresÓ y el poeta del micrŠfono de la tira (De la Torre, ÒAm”ricaÓ 12). Con cierto desd”n, Chanoc observa los pasos de çngel ÒGritoÓ por Televisca, exagerando y parodiando su concubinato con el conglomerado de Azc⁄rraga. Se trata de una reinterpretaciŠn que juega con la burla para mostrar la posiciŠn cr™tica que asume la historieta. Las frases m™ticas de Fern⁄ndez suman decenas de perlas: ÒSeŒoras y seŒores, hemos vivido en el error: ÁAm”rica descubriŠ a CristŠbal!Ó, ÒUn lateral alem⁄n avanzaba con enjundia: ÔAh™ viene Hans Peter Briegel, que en alem⁄n quiere decir ÔFerrocarriles Nacionales de Alemania!Ó, Òun jugador se encaraba con otro: ÒÔEl Alacr⁄n Jim”nezÕ, echando mano a sus fierros como queriendo pelearÓ (Villoro 218). A la hora de re-frasear a Fern⁄ndez, Chanoc citŠ algunas de sus frases m⁄s celebradas: Òel fœtbol el juego de hombreÓ, Òme pongo de pieÓ y ÒgoooolÓ. Buscando parodiar el lenguaje futbol™stico de Televisa, todo ÒgritoÓ que en la historieta sal™a de boca de çngel Fern⁄ndez fue reproducido con el tono jocoso que Chanoc le supo inyectar a lo largo de los aŒos. 102 !Y si bien Chanoc nunca llegŠ a criticar abiertamente el subtexto sexista que subyace en la frase Òel fœtbol, el juego del hombre,Ó37 buscŠ, de todas maneras, ridiculizar el pol”mico ep™teto al mecanizar la fŠrmula y usarla como exabrupto ÒÁAhora s™, entrada de hombre! ÁSin perdonar al contrario, con fibra, con enjundia, con fiereza, con valorÉ con entrega y con franquezaÉ!Ó (De la Torre, ÒRugeÓ 20). O frente a la entereza del equipo Chivas hizo vociferar a Fern⁄ndez ÒJugada de hombres machindrinesÉhombres de pelo en pechoÉcon aut”ntico pundonoooor!Ó (De la Torre, ÒReacciŠnÓ 1). Siempre con tono alarmado y exagerado, Chanoc jugŠ con el machismo de la frase para poner la idea en primer plano y as™ re™rse de su sinsentido.38 Claramente los estereotipos gen”ricos que evoca Fern⁄ndez son objeto de inversiŠn en otras historietas como en la tira ÒGoolÓ cuando una Òbella can™balÓ juega tan bien al fœtbol que Òel cachorro [Chanoc] no pu[do] frenarlaÓ (Zapi⁄in, ÒGoolÓ 7). La arrogancia misŠgina de Fern⁄ndez no fue de lo œnico que se burlŠ Chanoc. A su paradŠjico Òjuego de hombresÓ le siguiŠ el famoso Òme pongo de pieÓ que ritualiza la ÒreligiŠnÓ del fœtbol en M”xico, una frase que proyecta la admiraciŠn del aficionado hacia los futbolistas. Sin embargo, a diferencia del matiz positivo que evoca en voz de Fern⁄ndez, Chanoc vuelve a !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 37 En 1994, aŒo de la Copa del Mundo en Estados Unidos, çngel Fern⁄ndez publicŠ una revista titulada Esto es fœtbol soccer: el juego del hombre. 38 Chanoc no olvidŠ que el juego del hombre ya no lo era tanto, gracias a haberse convertido en un deporte compartido por igual por hombres y mujeres, v”ase BaŒuelos et al 14-15. En esos momentos las ÒniŒas del llanoÓ, subcampeonas del mundo, parec™an m⁄s aptas para el fœtbol que los profesionalizados ÒhombresÓ y con ”nfasis exagerado la frase Òel juego del hombreÓ pon™a en tela de juicio la realidad histŠrica del fœtbol. 103 !invertir el sentido original y lo convierte en chiste irreverente. Su primera Òpuesta en pieÓ no ser⁄ sino para apelar a la idiotez del ⁄rbitro ÒÁMe pongo de pie, seŒores!...[ante] la decisiŠn mas fufa que he escuchado...Ó (M⁄rquez, ÒMoleÓ 12). De tal manera, Chanoc invierte el sentido dado a la frase por Fern⁄ndez, y en vez de elogiar a los jugadores, la usa para criticar la incompetencia del ⁄rbitro. Otras historietas parodian la misma cita pero lo hacen como reducciŠn al rid™culo: ÒÁQu” emociŠn, seŒores!... ÁMe pongo de pie!Ó (M⁄rquez, ÒGorjaÓ 11). Lejos de celebrar la jugada, Chanoc lleva el excesivo fervor de Fern⁄ndez al colmo y termina Òpar[⁄ndose] de manos ante tanta magnificenciaÉEsto es jugar al fœtbol!...Ó (11). El Fern⁄ndez de Chanoc se acerca m⁄s al saltimbanqui que a un comentarista televisivo. En todo momento sus frases est⁄n cargadas de tono irŠnico, haciendo del comentarista misŠgino, parlanch™n y saltimbanqui de Televisa, un blanco preferido para el escarnio de la l™nea de pensamiento de la historieta. Su famoso grito de ÒgolÓ es el punto m⁄s ⁄lgido de la cr™tica de Chanoc al conglomerado. Fue el hipermodulado ÒgolÓ, un grito que se extend™a a lo largo de varios renglones, lo que le dio identidad en la tira a Fern⁄ndez porque, segœn Chanoc, Òel callaoÓ (ÒChilena ChilangaÓ 6) es Òel hombre que ha durado m⁄s tiempo gritandoÓ (De la Torre, ÒLos moscosÓ 7). Incluso cuando Fern⁄ndez no puede hablar la voz en off de la viŒeta transmite con tono burlŠn Òdel mudo al cristiano: ÁGooooooool!Ó (ÒSelecciŠn profesionalÓ 22). Su voz se vuelve centro tem⁄tico de la experiencia medi⁄tica de Televisa y desde la primera apariciŠn de Fern⁄ndez en la tira hasta la œltima, Chanoc se centra meton™micamente en reducir al gran ÒgritŠn de ÒTeleviscaÓ en una repeticiŠn tan fren”tica como descabellada de unas cuantas frases congeladas (ver Imagen 7).104 ! 27) 7.- Imagen 7: Òçngel Fern⁄ndez en su rol estrambŠtico en las p⁄ginas de ChanocÓ: ÒSelecciŠn profesional vs amateur.Ó Chanoc, 7 Nov. 1975: 22. Impreso; M⁄rquez Torres, Rafael Dir. y Adapt. ÒGorja contra Ran Gel.Ó Chanoc, 9 Dic. 1977: 8 Impreso. Fern⁄ndez es el blanco de la cr™tica de Chanoc a la mediatizaciŠn del fœtbol que lleva adelante Televisa. Articulando palabras sin sentido el Fern⁄ndez parodiado Òsalud[a]ÉblaÉblaÉblaÉÓ (ÒChilena ChilangaÓ 19) a ÒtelemironesÓ (6) a los que ahoga con Òcincuenta invitaciones al chome y al fumeÓ (7) porque Televisa no puede imaginar un Òbla blaÓ que se dirija a la audiencia sin que rinda r”ditos. ConclusiŠn Con un lenguaje marcadamente cr™tico y socarrŠn, Chanoc se burlŠ de la voz del comentarista icŠnico de Telesistema-Televisa y, al hacerlo, canalizaba cierta incomodidad hacia el conglomerado del que paradŠjicamente formaba parte. La historieta se colocŠ as™ en el umbral ambiguo de criticar y pertenecer a Telesistema-Televisa con una fŠrmula que la llevŠ a 105 !distanciarse del grupo al mismo tiempo que siguiŠ promoviendo un plantel de estrellas emergente de su repertorio. El lugar que ocupŠ fue por eso mismo, œnico. En relaciŠn a otras narrativas del fœtbol mexicano, Chanoc rompiŠ con una tradiciŠn ya establecida. No hablŠ de fœtbol con el tono edificante con el que hab™a hablado el periŠdico Esto. Ni con la teatralidad en falsete con la que pel™culas de la ”poca de oro como Los hijos de don Venancio (1944) o Los nietos de don Venancio (1945) hab™an imaginado la relaciŠn entre fœtbol y naciŠn. Ni con las frases codificadas de las transmisiones televisivas de fœtbol de çngel Fern⁄ndez. Porque si la prensa, el cine y la televisiŠn hab™an narrado el fœtbol en clave ”pica, Chanoc prefiriŠ la risa y el desparpajo. Desinteresada en las normas previamente institucionalizadas, rompiŠ las reglas de juego de un lenguaje solemne y grandilocuente aprovech⁄ndose de sus aristas parodiables y explotando el lado cŠmico de sus posibilidades cantinflescas. Con su voz cr™tica y parŠdica convirtiŠ en anacronismo el sentimentalismo y la teatralizaciŠn hasta ese momento dominantes en los medios masivos mexicanos. Y re™rse de la seriedad con la que el fœtbol hab™a sido contado no es, ni puede ser considerado, una contribuciŠn menor.106 !CAPêTULO 4107 !Paliques y cabeceos: ÒRetransmisionesÓ sat™ricas del Mundial de Fœtbol M”xico 1986 Paliques y cabeceos, un programa sabatino de Radio UNAM conducido por Tom⁄s Mojarro, siguiŠ con preocupaciŠn (y no sin sarcasmo) el impacto social y econŠmico que tuvo en M”xico el XIII Campeonato del Mundo de Fœtbol de 1986. En el programa del 21 de junio Mojarro arrancŠ con un saludo jovial a la audiencia Òamigos, mis valedores car™simosÓ para despu”s lanzarse a la invectiva contra Òla explosiŠn de locura colectiva que ocurre si se encierra en la misma probeta un mulato, un mestizo, un saco de caf”, una virgen de marco dorado, una deuda externa y un balŠn de fœtbolÓ (PaliquesÉ236 0:57-1:20).39 El delirio colectivo con que se viviŠ el Mundial del 86 Òbajo el sol mojado de los tristes trŠpicosÓ fue blanco de las cr™ticas radiales de Mojarro: el fœtbol era capaz de hacer olvidar a los mexicanos Òun pasado ausente y un porvenir ilegibleÓ para instalarlos en el puro presente de lo que ocurr™a en la cancha de juego (PaliquesÉ236 1:44-1:49). M”xico estaba atravesando la peor crisis econŠmica de su historia, sin embargo, la ÒeuforiaÓ del Mundial ten™a a todos Òenajenado[s] en bloqueÓ (PaliquesÉ236 1:40, 1:34-1:36). En este cap™tulo me propongo explorar cŠmo el programa de Tom⁄s Mojarro tratŠ de hablar de fœtbol fuera o m⁄s all⁄ de la enajenaciŠn que denunciŠ mientras M”xico fue sede del Mundial 86. La mordacidad y la burla de los comentarios radiales de Tom⁄s Mojarro en las c⁄psulas deportivas ÒEl cl⁄sico pasecito a la redÓ que aireaba los s⁄bados su programa de Radio UNAM Paliques y cabeceos buscaron sistem⁄ticamente horadar ese estatus sagrado e !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 39 Los audios de Paliques y Cabeceos de Tom⁄s Mojarro vienen de la Fonoteca Nacional de la Ciudad de M”xico. Para dejar un registro m⁄s accesible para el lector, cito de aqu™ en adelante usando el nombre del programa, los œltimos tres nœmeros del registro œnico de la Fonoteca Nacional y los minutos en que aparecen los comentarios de Mojarro. 108 !intocable que hab™a alcanzado el fœtbol de los 80s en M”xico y que el Mundial llegŠ a exacerbar al punto de la Òlocura.Ó A lo largo de casi tres aŒos, Paliques y cabeceos se burlŠ de toda la industria montada en torno al deporte (desde reporteros, medios de comunicaciŠn y pol™ticos, hasta seŒoras que sab™an karate), politizando sus c⁄psulas al ventilar los mutuos favores que, gracias al fœtbol, hab™an sabido intercambiar en penumbras el estado mexicano y Televisa. La historia de la radio en M”xico: De la radio comercial a Paliques y cabeceos, la Òotra radioÓ40 de la UNAM La disonancia que significŠ Paliques y cabeceos en las filas de un periodismo deportivo tan apol™tico como reverencial en su forma de hablar de fœtbol en M”xico tuvo sin duda mucho que ver con el hecho de ser un programa de la radio de la Universidad Nacional AutŠnoma de M”xico, una transmisora pœblica-educativa de escaso financiamiento, audiencia m⁄s acotada que la de las radios comerciales y presupuesto reducido si te tiene en cuenta las entradas por publicidad que contaban los programas radiales de transmisoras comerciales. Paliques y cabeceos en el universo de la radio de los 80s fue un caso at™pico comparado con el 90 por ciento de la oferta radial del momento. La historia de la radio mexicana se remonta a principios de los 20s cuando en la ciudad de M”xico se pudo escuchar por primera vez una transmisiŠn de radio emitida desde Monterrey gracias al ingenio de Constantino de T⁄rnava y el Dr. GŠmez Fern⁄ndez, dos pioneros en la industria radiofŠnica que vieron con asombro las posibilidades que ofrec™a una voz capaz de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 40 La Òotra radioÓ es una frase que tomo prestada del trabajo de Cristina Romo La otra radio: Voces d”biles, voces de esperanza (1990). En su trabajo, Romo expone cŠmo adem⁄s de la radio comercial tambi”n existiŠ una tradiciŠn importante de radio alternativa que ha continuado hasta nuestros d™as. 109 !sortear inimaginables distancias (Hayes 25; Romero 358). La primera transmisiŠn de radio fue un avance sin precedentes en la historia tecnolŠgica de M”xico. A dos aŒos del experimento ya exist™an en M”xico dos estaciones comerciales, la CYB de la compaŒ™a de cigarros El Buen Tono y la primera en transmitir el Ògrito patrioÓ el 15 de septiembre de 1923; y la estaciŠn CYL con la que la familia Azc⁄rraga incursionŠ en el campo radiofŠnico en 1923 (Hayes 30; Romero 359; Curiel 13). Desde entonces y junto al creciente inter”s de los Azc⁄rraga por expandir un imperio medi⁄tico aun incipiente, la radiofon™a comercial dominar™a el panorama de las transmisiones radiales mexicanas a lo largo del siglo XX. El furor que surgiŠ en torno a la radio fue capitalizado tanto por inversionistas como los Azc⁄rraga como por poetas como Manuel Maples Arce (por ejemplo) T[elefon™a].S[in].H[ilos]. (Poema de la radiofon™a).41 La Radio Corporation of America (RCA) que despu”s de la ca™da del mercado en la Europa de posguerra buscaba expandir sus programas radiofŠnicos en M”xico, encontrŠ en la familia Azc⁄rraga una v™a de distribuciŠn y acceso a trav”s de concesiones para su producciŠn radial. En 1924 la RCA tambi”n organizŠ la Inter-American Conference on Electrical Communications que tuvo sede en la ciudad de M”xico, mostrando otra faceta del avance que a la corporaciŠn norteamericana le garantizaba su v™nculo con los Azc⁄rraga (Hayes 27-28; Zolov 20). Mientras tanto, el estado mexicano siguiŠ subvencionando transmisoras que terminar™an por convertirse en una oferta radial alternativa a la oferta comercial como la CZE (hoy XEEP), o las !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!"#!V”ase el poema de Manuel Maples Arce en ÒManuel Maples.Ó !110 !emisiones de las Secretar™as de Industria, Comercio y Trabajo o de Guerra y Marina (ctdo. en Gallo 51; Curiel 13). La radio de la d”cada del 30 viviŠ un boom publicitario paralelo al aumento de ventas de aparatos de radio. Si a mediados de los 30s el nœmero de radios se estimaba en las 250,000 unidades, a inicios del 40 esta cifra se hab™a casi duplicado llegando a 450,000. El nœmero de emisoras tambi”n registra un crecimiento sostenido durante la d”cada: las 31 estaciones que exist™an al inicio de los 30s aumentaron hasta llegar a 126 transmisoras diez aŒos despu”s. Casi todo el pa™s tuvo cobertura radial en los 30s, desde Monterrey con su XET hasta Guadalajara y su XED o Veracruz con la XEV. Sin embargo, siguieron siendo contadas las consideradas ÒgrandesÓ estaciones mexicanas como la XEW, ÒLa voz de Am”rica Latina,Ó la XEQ, otra estaciŠn de los Azc⁄rraga, y radio UNAM XEUN (Hayes 30, 32; Romero 359; ctdo. en Robles 2; Romo 27). Y al crecimiento de la infraestructura radiofŠnica siguiŠ el aumento de la oferta publicitaria: corporaciones como Colgate Palmolive, Sydney Roos y Coca Cola se disputaron los espacios radiales para llevar sus productos al seno de los hogares mexicanos. La relaciŠn de la radio con el consumo poco cambiŠ despu”s de los 30s aunque existieron estaciones y programas que ofrecieron alternativas a la vasta influencia que compaŒ™as transnacionales y nacionales hab™an desplegado sobre el sector radiofŠnico de M”xico. Gracias a estaciones de corte gubernamental o universitario (Curiel 12), la radio tambi”n logrŠ desempeŒar una funciŠn educativa y social que, en los 60s, una d”cada marcada por las luchas sociales y enturbiada por la matanza de Tlatelolco de 1968, respondiŠ al llamado a democratizar la sociedad civil mexicana con el lanzamiento de lo que Mart™nez Lugo llama Òradios libresÓ (12). Dando voz a la diversidad de voces de la ciudadan™a, las Òradios libresÓ (12) pensaron la radiofon™a desde presupuestos sociales, culturales y simbŠlicos que poco ten™an que ver con las 111 !pol™ticas y las retŠricas de estaciones comerciales. Con el apoyo del gobierno Echeverrista (y la reforma de la Ley Federal de Radio y TelevisiŠn), la d”cada del 70 asistiŠ a la creaciŠn de nuevas estaciones y programas del estado. Segœn Romo, las radios universitarias crecieron a un promedio del 50% (27). Hay muchos ejemplos que hablan de este proceso: la fundaciŠn de la radio Universidad de Guadalajara en 1973 o la radio de las universidades potosinas y veracruzanas que tambi”n aparecieron en esta d”cada junto a otras 22 radios universitarias en el resto de M”xico. En 1978, la d”cada culmina, con la adquisiciŠn de tres estacionesÑla XEB, XE MP y XE RPMÑpor parte del estado (ctdos. en Mart™nez, Cornejo y Hern⁄ndez 15; Mart™nez, Cornejo y Hern⁄ndez 13, 16). De todas formas los nœmeros que aporta Cristina Romo indican un claro dominio de la radiofon™a comercial en M”xico, si en 1983 el 96.5% de las estaciones eran comerciales y solo el 3.5% correspond™a a radios no comerciales, la tendencia continœa en 1990 aunque el porcentaje de estaciones comerciales se redujo al 88.62% (ctdo. en Romo 3; Romo 15). Radio UNAM: Una radio que Òno sabe de distancias, que no tiene bandera yÉ[que est⁄] al servicio de la humanidadÓ42 La radio UNAM fue la primera emisora universitaria de M”xico. Bajo la direcciŠn de Alejandro GŠmez Arias, el 14 de junio de 1937 saliŠ al aire como XEXX (Romo 27), pasŠ a ser XEUN en 1939, y, entre sus hitos tecnolŠgicos, empezŠ a transmitir en onda corta en 1956 y a partir de 1961, en frecuencia modulada (35). En t”rminos generales, desde su incepciŠn, Radio UNAM quiso poner al alcance de la radio-audiencia, incluida la comunidad mexicana en los EE.UU., el quehacer universitario tanto !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 42 Este es un fragmento del discurso para la ceremonia de apertura de Radio UNAM por Alejandro GŠmez Arias, v”ase King 15. 112 !en las artes como en las ciencias, debiendo enfrentar cr™ticas como la de Andr” Berruer para quien resultaba un Òlujo elitista de las emisoras universitarias que corresponden a los intereses sectoriales de quienes realizan los programasÓ (ctdo. en Romo 29). Sus transmisiones, no obstante, han mantenido un perfil consistente. En cuanto a mœsica, un sŠlido componente de su programaciŠn, la selecciŠn es ecl”ctica, incluyendo diversos tipos de g”nero como mœsica cl⁄sica, nacional, o folclŠrica. Segœn Romo, a finales de los 80s, un d™a de programaciŠn cubr™a el siguiente contenido: La programaciŠn actual de Radio UNAM incluye temas cient™ficos a modo de charlas; programas literarios; varios musicales, en donde se incluyen la mœsica popular de pa™ses lejanos, jazz, mœsica autŠctona e internacional, adem⁄s de la mœsica culta; tres noticiarios diarios de media hora cada uno; programas de an⁄lisis y comentarioÉemisiones culturales, como son la cartelera cinematogr⁄fica y los relativos a museos; programas con participaciŠn del auditorio, y programas de transcripciŠn (37). Durante estos aŒos, tambi”n se destacaban los an⁄lisis de Tom⁄s Mojarro, conductor del programa Paliques y cabeceos y uno de los comentaristas m⁄s reconocidos de Radio UNAM (37). !Tom⁄s Mojarro: Escritor, cr™tico cultural y locutor de Paliques y cabeceos Tom⁄s Mojarro, un raro pol™grafo en las letras mexicanas, escribiŠ novelas, poes™a, y biograf™as, centr⁄ndose principalmente en la situaciŠn histŠrica de la ciudadan™a mexicana y en cuestiones rurales. Oriundo de Jalpa, Zacatecas donde naciŠ el 21 de septiembre de 1932, Mojarro pasŠ parte importante de su vida en Zacatecas, Jalisco y en la Ciudad de M”xico, sitios que lo vieron dar los primeros pasos de su vida literaria. Siendo corredor de la Presidencia de Zacatecas, aprendiŠ, segœn recuerda, a Ògarabatear las primeras letrasÓ (Tom⁄s 12). Despu”s de 113 !vivir en un seminario religioso en Guadalajara donde perfeccionŠ su gram⁄tica, Mojarro fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1958-1960), una experiencia que compartiŠ con escritores que aŒos m⁄s tarde conformar™an el establishment literario mexicano como Agust™n Y⁄Œez, Elena Poniatowska y Homero Aridjis (Rodr™guez, ÒEl humildeÓ 5; Cohen 3-5; ÒCentro MexicanoÓ). Emmanuel Carballo, tambi”n becario del Centro Mexicano de Escritores (1954-1955), le presentŠ a Juan Rulfo quien, segœn confiesa Mojarro en una entrevista a Elena Urrutia, tuvo enorme importancia en su formaciŠn intelectual: Me gustar™a contestar que no es as™ pero la verdad es que me encandil” con los dos libros de Juan Rulfo, y ese encandilamiento todav™a no acaba de pasar. Yo cre™a que era uno de mis pecados felizmente olvidados, pero por lo visto noÉ (ctdo. en Cohen 20). Sus primeros poemas, publicados en Summa y Et Caetera, datan de los aŒos 50s y no son una muestra representativa de lo que Mojarro considera su mejor producciŠn: Òcomenc” a escribir en Guadalajara, ensayando mis primeros poemas a base de rimar ÔamorÕ, con ÔdolorÕ y ÔsuerteÕ con Ômuerte,Õ nada nuevoÓ (Cohen 5-6; ctdo. en Cohen 11). Poco despu”s, influenciado por la literatura dominante en los 50s y 60s, publicŠ Bramadero (1963), y Malafortuna (1966), mientras empezŠ a colaborar regularmente en columnas de la Revista UNAM o en periŠdicos como Unom⁄suno. Incluso llegŠ a escribir textos poco convencionales como los guiones de la historieta El valedor.43 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 43 Hay pocos trabajos acad”micos que analizan la literatura de Tom⁄s Mojarro y los pocos que existen pueden verse en Cohen, Roser, Rodr™guez y S⁄nchez. Tambi”n una recopilaciŠn completa con todas sus obras literarias se puede encontrar en la compilaciŠn de escritores mexicanos del siglo XX, v”ase Ocampo 334-343. 114 !Su obra narrativa no ha sido aœn objeto de estudio de la cr™tica literaria. Harry L. Roser, uno de los pocos cr™ticos que prestŠ atenciŠn a Bramadero, afirma: ÒTom⁄s Mojarro is among those who, writing within the current of social realism, seeks to make an aesthetic representation of a designated social setting. Mojarro is concerned with how Mexican lives and dies in the midst of the conflicts of a society in transitionÓ (85). La colecciŠn de cuentos CaŒŠn de Juchipila (1960) y su novela Bramadero (1963), al igual que Juan Rulfo en El llano en llamas (1953) o Pedro P⁄ramo (1955), reconstruyen el M”xico rural de transiciŠn, despu”s de haber sido convulsionado por la RevoluciŠn mexicana. Realismo social o no, Mojarro explora en su literatura una arista del M”xico que resiste la imposiciŠn del estado cuando trata a sus ciudadanos como Òdespose™dos.Ó Son estas referencias a Òlos rigores del clima y la aridez de la tierra en que vivenÓ sus personajes, as™ como a Òla iglesia y a la autoridad paternalÓ del gobierno, algunos de los cruces tem⁄ticos que permiten asociar la escritura de Mojarro con la de Rulfo. (Rodr™guez, ÒEl humildeÓ 19; S⁄nchez 198). La dimensiŠn rural del M”xico posrevolucionario, con sus problemas, personajes y expresiones, domina Bramadero, Malafortuna y los cuentos de CaŒŠn de Juchipila (Roser 85). La misma preocupaciŠn social y pol™tica atraviesa los programas que Mojarro condujo para Radio UNAM. Su producciŠn radial se extiende a lo largo de d”cadas e incluye, adem⁄s de Paliques y cabeceos, programas como El valedor, Palabras sin reposo, Domingo siete, Pensamiento e ideas de hoy y La noticia en sus fuentes (Ocampo 335; Audiffred). En la radio, Mojarro fue visceral comentando la realidad mexicana que Òlo saca de quicioÓ (King 206). Recurriendo generalmente al meta-comentario, Mojarro articulŠ su cr™tica a partir de la relectura de noticias publicadas en periŠdicos y revistas de amplia circulaciŠn en M”xico. En otras palabras, leyŠ siempre a contrapelo (o against the grain) esa Òrealidad mexicanaÓ que aparec™a 115 !oportuna e interesadamente ya digerida por los medios masivos. Invistiendo contra el oportunismo pri™sta o contra los mitos reproducidos por un periodismo cŠmplice, la intenciŠn de Mojarro fue siempre hacer de la historia y del pasado Òla estrella polarÓ de sus comentarios para tratar de tocar esa Òrealidad objetivaÓ que se negaba a la audiencia en la prensa escrita (ctdo. en Audiffred). Y en su forma de hacer periodismo radial, no respetŠ ni a presidentes ni a oficiales menores, segœn recuerda su colega de radio Carlos Illescas (ctdo. en King 207). Lo cierto es que a lo largo de sus aŒos en radio tampoco dejŠ de usar la forma folklŠrica de hablar que aprendiŠ en Zacatecas, y que, con Òpa su mechaÓ, Òah, parienteÓ, Ò”chale,Ó o el usual Òpa suÓ (apŠcope de Òpara su madreÓ o Òpara su mechaÓ) de Paliques y cabeceos, consolidŠ su clara identidad radial (ctdo. en Roser 86). Su visiŠn del mundo resultŠ chocante para algunos y su habla fue considerada Òanti-radiofŠnicaÓ por otros (King 206) pero Mojarro continuŠ en Paliques y cabeceos (de 1983-1986) una trayectoria radial que desde la pol”mica le hab™a permitido practicar una mirada exterior, ajena al sentido comœn festejado en la prensa escrita mexicana. La cr™tica de Mojarro en Radio UNAM puede tildarse de aguafiesta porque, en medio del delirio colectivo que generŠ el Mundial del 86, apuntŠ a denunciar no sŠlo el poder alienador del fœtbol en M”xico sino tambi”n el uso que el gobierno pri™sta hac™a del deporte a fin de echar en el olvido las consecuencias sociales de la profunda depresiŠn econŠmica que la naciŠn real estaba atravesando. Paliques y cabeceos, un programa sabatino de cr™tica social Tom⁄s Mojarro condujo s⁄bado a s⁄bado su programa Paliques y cabeceos en Radio Universidad Nacional AutŠnoma de M”xico. Las noticias publicadas durante la semana en periŠdicos y revistas le sirvieron de Òmateria prima,Ó como llamŠ Mojarro a la fuente de sus comentarios o cr™ticas sabatinos (ctdo. en King 205). Ningœn medio escapŠ a su mirada 116 !desmitificadora, desde El Heraldo, El Sol de M”xico, La Jornada, o diarios deportivos como Esto hasta revistas de s⁄tira como Siempre! para la que Mojarro tambi”n trabajŠ. Fue suficiente que la noticia sentimentalizara o hablara condescendientemente del ÒpuebloÓ para que Mojarro la hiciera centro de sus burlas y comentarios sardŠnicos. Paliques y cabeceos se transmitiŠ aproximadamente durante 15 minutos intercalando en su programaciŠn c⁄psulas tem⁄ticas (de dos o tres minutos cada una) con breves espacios musicales. Sus c⁄psulas se diferenciaron semana a semana, en ocasiones Mojarro matizaba sus comentarios pol™ticos sobre problemas actuales (o no tan actuales) con cr™ticas de corte religioso, deportes e incluso dedicŠ una de sus secciones a la nota ÒamarillaÓ. Toda noticia que apareciŠ en Paliques y cabeceos sirviŠ como excusa para la reinterpretaciŠn y el comentario sarc⁄stico de la actualidad mexicana. Cuando el arzobispo de M”rida, Manuel Castro Ruiz, afirmŠ, por ejemplo, que no a todos los obreros se les tiene que pagar lo mismo por su trabajo, sino a cada quien lo que necesita y le toca, Mojarro comentŠ, entre risas, que sŠlo los capitalistas tienen su coronamiento en el cielo (PaliquesÉ240 8:02-8:14). Con ojo cl™nico, Mojarro seŒalŠ cŠmo la iglesia profesaba sus m⁄ximas eclesi⁄sticas desvincul⁄ndolas del terreno laboral donde siempre la justicia social quedaba exclu™da de sus urgencias o preocupaciones. Otra mina de ejemplos la ofrecen los comentarios de fœtbol transmitidos entre 1983 y 1986, en medio de la euforia desatada por el Campeonato Mundial de Fœtbol de M”xico 1986. Mojarro enmarcŠ sus cr™ticas aclarando que el fœtbol es un buen deporte pero que no por eso cabe convertirlo en el opio de los pueblos, comercial o pol™ticamente hablando. Anticipando el car⁄cter corrosivo con que pod™an ser recibidas sus cr™ticas, Mojarro pone la siguiente queja en boca de su primo, el Ger⁄simo,Òya chale con chotear al fœtbol. ÀPues qu” acaso a ti no te gusta el cl⁄sico pasecito a la red?Ó (PaliquesÉ237 1:15-1:22). A lo que Tom⁄s contestaba: 117 !Me gusta claro que s™, mucho me gusta el fœtbol, pero jugarlo, no verlo jugar, realizar bonitas jugadas, no ver que otros las ejecuten por miÉy mientras que yo estoy de las de ac⁄ mirando el fœtbol, una perversa propaganda de la televisiŠn comercial, me condicione a lo subliminal para relacionar el saque de banda con la cerveza, y el tiro de esquina con el cacardi y el perico dome (”nfasis m™o PaliquesÉ237 1:23-2:09) Cansado de que el fœtbol sirva para vender ÒsubliminalmenteÓ mercanc™as, Mojarro notŠ con ”nfasis burlŠn cŠmo en la cancha de juego las Òbonitas jugadasÓ compiten con las bebidas ÒcacardiÓ [Ron Bacardi] o Òperico domeÓ [Pedro Domecq]. Entre 1983 y 1986, Paliques y cabeceos se centrar⁄ en criticar los efectos ÒvisiblesÓ y ÒocultosÓ (PaliquesÉ235 3:35-3:36) del Campeonato Mundial de Fœtbol. Mojarro prestŠ especial atenciŠn a lo que movilizaba emocional, econŠmica y simbŠlicamente este deporte sin olvidar su paso por la historia del pa™s. El 10 de marzo de 1984 Paliques y cabeceos arrancŠ con una breve introducciŠn musical para despu”s, en su primera c⁄psula informativa, hablar de la corrupciŠn que persiste desde la institucionalizaciŠn del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Tomando como materia prima una Ònota de socialit”Ó (PaliquesÉ138 0:53-1:22) aparecida en medios con motivo de los 50 aŒos del Instituto Mexicano de Seguro Social, Mojarro criticŠ los discursillos de Òpol™ticos y tecnŠcratasÓ que se auto-agasajaron unos a otros sin lograr entender cŠmo las palabras retŠricas pod™an dar cuenta de la situaciŠn desesperante del trabajador mexicano. TerminŠ la c⁄psula suspirando por su ÒtraqueteadoÓ M”xico (PaliquesÉ138 3:16). En otra c⁄psulaÑÒefem”ridesÓÐMojarro denunciŠ el lenguaje al que los medios apelaban cada vez que hablaban de las relaciones obrero-patronales. Asumiendo la perspectiva del patrŠn, sentenciŠ a modo de caja de resonancia: los obreros necesitan cooperar para el desarrollo de la industria y aceptar salarios menores (PaliquesÉ138 4:04-4:34). En boca de Mojarro, el cinismo 118 !de la afirmaciŠn quedaba al descubierto sin necesidad de agregar ningœn comentario o aclaraciŠn complementaria. A continuaciŠn, en otra c⁄psula, cuestionŠ cŠmo Ocasiones hab™a celebrado el d™a internacional de la mujer. El poema-homenaje que el semanario dedicaba a la mujer lejos de festejarla, la sentimentalizaba como objeto y ratificaba su condiciŠn subalterna sin siquiera tener plena consciencia de hacerlo. Por œltimo, Paliques y cabeceos terminŠ con una nota de un periŠdico amarillista que narraba cŠmo un taquero matŠ a su esposa de 5 balazos porque era una mujer fuerte y karateca (PaliquesÉ138 14:07-14:21). El collage de notas es tan diverso como representativo de la selecciŠn que Mojarro ofrec™a en Paliques y cabeceos todos los s⁄bados. Como una caja de Pandora, el programa se abr™a a la audiencia para releer junto a Mojarro los desatinos con que en los medios quedaba atrapada, m⁄s que retratada, la ciudadan™a mexicana. Una de las c⁄psulas habituales de las transmisiones sabatinas fue Òel cl⁄sico pasecito a la red.Ó Duraba tambi”n de 2 a 3 minutos y fue un foro para discutir sobre fœtbol en los t”rminos irreverentes con que Mojarro se deleitaba en destruir los grandes mitos nacionales. Pero adem⁄s de ser una oportunidad m⁄s para el relajo, el fœtbol en Paliques y cabeceos fue tambi”n una excusa para hablar de pol™tica o para hablar desde afuera de esa patria mexicana que hab™an creado los medios al convertir a once jugadores en sinŠnimo de ÒnaciŠn.Ó La transmisiŠn del 10 de marzo de 1984 dedicŠ Òel cl⁄sico pasecito a la redÓ al jugador Hugo S⁄nchez,44 uno de los !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 El futbolista mexicano Hugo S⁄nchez fue un deportista de renombre que jugŠ sobre todo en equipos mexicanos teniendo algunas incursiones internacionales con la selecciŠn o en EspaŒa en el equipo Real Madrid. Su trayectoria en los campos de fœtbol fue extensa comenzando a finales de la d”cada del 70 con los Pumas de la UNAM y finalizando hasta mediados del 90 con el Club Celaya. 119 !futbolistas mexicanos m⁄s reconocidos entre los aŒos 70s y 90s, con reputaciŠn a nivel nacional e internacional, y sin duda la ÒestrellaÓ mimada del periodismo deportivo de la ”poca. Mojarro hablŠ de S⁄nchez porque en ese momento si alguien representaba a la naciŠn que los medios hab™an construido, ese jugador era Hugo S⁄nchez. La noticia que leyŠ en el aire hac™a referencia a un gol que S⁄nchez atribuyŠ a Dios, Òes que solo Dios pudo darme el privilegio de anotarÓÑ declarŠ a la prensa el crac mexicanoÑÒparece que ese gol Dios me lo hubiera puesto en bandeja de plataÓ (PaliquesÉ138 9:09-9:19). Mojarro arremetiŠ contra el constructo que la prensa hab™a montado en torno a S⁄nchez como referente de una naciŠn, o mejor, de un Ònacionalismo medi⁄ticoÓ que homologaba a M”xico como sinŠnimo de Dios, Patria y Fœtbol (y que antes Azc⁄rraga hab™a calificado de ÒcatŠlico y futbolistaÓ). Para Mojarro, un gol de S⁄nchez, por m⁄s glorioso que haya sido, no alcanzaba a simbolizar el Òcolectivo nacionalÓ ni un equipo de fœtbol pod™a sensatamente considerarse Òel equipo de todos [los mexicanos]Ó (PaliquesÉ138 9:38-9:40). El fœtbol en Paliques y cabeceos fue una fuente inagotable para la invectiva de Tom⁄s Mojarro contra los mitos medi⁄ticos y los usos pol™ticos y econŠmicos que esos mitos alentaban. Pero a partir de 1983, cuando la FIFA designŠ a M”xico sede del XIII Campeonato Mundial de Fœtbol de 1986, las c⁄psulas ÒEl cl⁄sico pacesito a la redÓ aumentaron en nœmero y frecuencia en las transmisiones sabatinas, ocupando una centralidad en la programaciŠn que tuvo visos de cruzada. Paliques y cabeceos: Re-mediatizando la ÒnaciŠnÓ futbolera En las transmisiones de Radio UNAM del 2 de enero de 1983 al 1 de noviembre de 1986, Paliques y cabeceos atacŠ sin reparos a esa ÒnaciŠn futbol™sticaÓ que la cultura medi⁄tica hab™a cristalizado como sinŠnimo de M”xico. Auxiliado por la memoria histŠrica, Mojarro leyŠ las notas sobre el Mundial de Fœtbol 1986 a la luz de lo que otros mega-eventos del pasado pod™an y 120 !deb™an enseŒarle al M”xico de los 80s. Para Mojarro, la historia funcionŠ siempre como clave de sentido en donde anclar sus relecturas del presente. Las Olimpiadas de 1968, el Mundial de Fœtbol de 1970 y los concursos internacionales Miss Universo fueron los antecedentes de los que echŠ mano con el af⁄n de contextualizar histŠricamente un presente comparable a otros pasados cuando M”xico tambi”n hab™a alineado sus emociones colectivas tras la estela encandiladora de unos pocos jugadores talentosos o de bellas modelos de la pasarela. Mojarro desempolvŠ el recuerdo de las Olimp™adas del 68 para ilustrar cŠmo los mega eventos son una suerte de m⁄quinas de ilusiŠn o teatro internacional para suspender o hacer olvidar una realidad nacional menos festiva y m⁄s fabricada para el consumo extranjero. El principal objetivo del Comit” Organizador Mexicano al auspiciar los Juegos Ol™mpicos en M”xico en 1968 fue echar un manto de olvido sobre la Matanza de Tlatelolco que hab™a ocurrido sŠlo 10 d™as antes de la apertura (Bolsmann y Brewster 1286). En los 80s, la ca™da del precio internacional del petrŠleo y el aumento de las tasas de inter”s de la deuda externa mexicana hab™an sumergido a M”xico en una crisis econŠmica profunda que el Campeonato Mundial vino oportunamente a desplazar de la primera plana de los periŠdicos. Mojarro tambi”n denunciŠ el tratamiento preferencial que el gobierno de Miguel de la Madrid concediŠ a la FIFA y del que sŠlo Televisa saliŠ beneficiada de manera desproporcionada. Presionado por la condiciones que impuso la FIFA, el gobierno reformŠ la ConstituciŠn Mexicana para liberar las regulaciones que impon™an cuotas a la participaciŠn no gubernamental en el sistema nacional de comunicaciones. El famoso ÒCuaderno de CargosÓ o condiciones que impuso a M”xico la FIFA prescrib™a, entre otras obligaciones: 1. Permisos de entrada y salida del pa™s a funcionarios, jugadores, periodistas sin distinciŠn de nacionalidad, raza o religiŠn. 121 !2. Libre importaciŠn y exportaciŠn de efectos personales, equipos t”cnicos de televisiŠn, m”dicos y deportivos relacionados al campeonato. 3. Seguridad personal en aeropuertos, campos de pr⁄ctica, hoteles, etc”tera, para el personal relacionado con el torneo. 4. Garant™a de libre circulaciŠn de todo tipo de divisas; cambio y devoluciŠn de dŠlares estadounidenses o francos suizos; devoluciŠn de cualquier tipo de moneda y seguridad de pagos al extranjero, al curso oficial. 5. Existencia de una red internacional de telecomunicaciones telefŠnicas, telegr⁄ficas, de telex, radio y TV, Centro especial de Telecomunicaciones. 6. Red Nacional de Transportes suficiente para la realizaciŠn del torneo. Cada subsede con aeropuerto que permita aterrizar aviones jet. 7. Congelamiento de las tarifas de hospedaje para el personal de la FIFA a partir del primero de enero de 1986 8. Impuestos federales, estatales y municipales que no excedan el 15 por ciento de los ingresos totales. 9. Garantizar que las organizaciones encargadas de la venta de boletos de los partidos, no cargar⁄n m⁄s de diez por ciento de comisiŠn (Zarur 125-126). Con la desregulaciŠn del sistema de comunicaciones, el estado facilitŠ el terreno legal para que Televisa saliera ganando 51, 271.75 millones de pesos gracias al Mundial del 86 (Zarur 129 ). Paliques y cabeceos ventilŠ los negocios sellados a la sombra del Mundial, criticŠ el rol de un estado que se puso al servicio de Televisa y arremetiŠ contra la teatralidad de la fiesta montada por los medios para tapar con el ruido una realidad que estaba lejos de ser pasado. 122 !El primer mega-evento que comentŠ Paliques y cabeceos fue la Olimp™ada de 1968. En la transmisiŠn de Paliques y cabeceos del 1 de noviembre de 1986, Mojarro releyŠ la efem”rides que el periodista Eduardo Moreno escribiŠ para El Heraldo : Don Gustavo [D™az Ordaz], con esa entrega, car⁄cter y determinaciŠn que siempre mantuvo, sacŠ a flote el magno evento al que muchos malos mexicanos anticipaban un rotundo fracaso, qui”n no recuerda aquel 12 de octubre en el estadio de la ciudad universitaria, cuando muy de maŒana los aficionados madrug⁄bamos para que nos tocara un buen lugar, quien no recuerda el ambiente de fiesta que se respiraba aquel soleado d™a contrastando con los pesimistas augurios que muchos desbalagados y mal intencionados hac™an aludiendo al problemilla estudiantil. Qui”n no recuerda aquella espont⁄nea funciŠn de alegr™a que todos los concurrentes ten™amos dentro y fuera del estadio. Qui”n no recuerda aquella inenarrable explosiŠn de felicidad y hermandad al iniciarse el inolvidable desfile deportivo. Qui”n no recuerda aquella penetrante pero [RISAS] significativa mirada de satisfacciŠn del entonces seŒor Presidente Don Gustavo D™az Ordaz que junto con su pueblo al que tanto amŠ, se sent™a orgulloso de la capacidad de organizaciŠn de los mexicanos, quien de los que estuvimos all™ presentes podr™a negar que la olimpiada de 1968 significŠ para M”xico el paso definitivo que le colocar™a en lo que a organizaciŠn deportiva se refiere como uno de los pa™ses punteros del orbe. (”nfasis m™o PaliquesÉ252 6:56-9:02) Moreno usa un colectivo (Òmadrug⁄bamosÓ, Òten™amos [alegr™a] dentro y fuera del estadioÓ, Òestuvimos all™ presentesÓ y vimos el evento con efusiva Òalegr™aÓ, con un Òambiente de fiestaÓ y con una ÒexplosiŠn de felicidad y hermandadÓ) del que Mojarro expresamente se autoexcluye (PaliquesÉ252). Sus intermitentes risas durante la transmisiŠn as™ como el cinismo con el que 123 !leyŠ las manifestaciones de felicidad exultante y las muletillas de Moreno (Òqui”n no recuerdaÉqui”n no recuerdaÓ[PaliquesÉ252]) hablan de la exasperaciŠn que Paliques y cabeceos mostrŠ frente a los vicios retŠricos, los excesos sentimentales y la memoria reificada con que El Heraldo recordŠ Òla fiestaÓ de las Olimp™adas. Con m⁄s perplejidad que sarcasmo, Mojarro seŒalŠ la incomprensible reverencia de Moreno por ÒDon Gustavo:Ó a d™as de Tlatelolco, el que ÒsacŠ a flote el magno eventoÓ y Òtanto amŠ a su puebloÓ ten™a manchadas las manos con la sangre derramada durante la masacre que puso t”rmino al Òproblemilla estudiantilÓ (PaliquesÉ252). Alerta ante cualquier intento de reescribir la historia o de proponer un revisionismo torpe, Mojarro no dejŠ de contextualizar Òlas fiestasÓ con que la prensa trataba de ofuscar la realidad del pasado, sobre todo, en el marco de las celebraciones desenfrenadas que hab™a desencadenado el Mundial del 86. Paliques y cabeceos aludiŠ tambi”n a otra muestra period™stica de ÒliviandadÓÑcomo la llamar™a Carlos Monsiv⁄isÑcuando los medios mexicanos se centraron en cubrir el concurso de Miss M”xico: Miss M”xico, [y] por otro lado el fœtbol, esos son a estas alturas los dos polos de atenciŠn del paisanaje. La Miss M”xico y el fœtbol, qu” suerte ir⁄ a correr ”sa que lleva entre sus muslos la representaciŠn del tricolor al certamen Miss Universo, y qui”n ser⁄ el dign™simo campeŠn Mexicano en la fiesta del fœtbol, ah M”xico, he aqu™ un par de notas alusivas a los dos acontecimiento que mantienen a estas alturas de la historia patria la atenciŠn del respetable, ah™ les voy. (PaliquesÉ104 0:58-1:36) Para Mojarro la patria tricolor estaba poco dignamente representada en las piernas de un campeŠn de fœtbol o en los muslos de una reina nacional. La ÒnaciŠn medi⁄ticaÓ sucesiva o simult⁄neamente enojŠ, desalentŠ e incendiŠ la resistencia de Mojarro de verse reflejado o 124 !interpelado por estos tipos de fiesta patria. Fue un aguafiestas y abrazŠ con orgullo el sambenito de Òmal mexicanoÓ (PaliquesÉ252), si eso era lo que quer™a decir Moreno en su nota sobre las Olimp™adas. Tambi”n defendiŠ su derecho a Òboicotear el mundial de fœtbolÓ porque Ònosotros [los mexicanos] somos libres y queremos seguir si”ndolo.Ó Esta fue la respuesta desafiante de Mojarro a Azc⁄rraga que hab™a dicho que los que se opusieran al fœtbol o a eventos como Miss Universo no hac™an m⁄s que atentar contra la naciŠn (PaliquesÉ222 7:08-7:10). Mojarro viŠ con desesperaciŠn cŠmo la Òhistoria patriaÓ enlatada por Televisa hab™a condenado a los mexicanos a vivir en un presente eterno sumido en el espect⁄culo y el entretenimiento (PaliquesÉ104 0:58-1:36). Paliques y cabeceos usŠ como Òmateria primaÓ los escritos de los que Mojarro motejŠ de ÒmerolicronistasÓ (mezcla burlona de merolico o curandero y cronista), es decir, aquellos periodistas que con Òoptimismo alquiladoÓ celebran en la prensa Òlos cl⁄sicos pasecitos a la redÓ (PaliquesÉ235 7:28-7:32). El lenguaje grandilocuente y la solemnidad prefabricada con la que hablaban de fœtbol fueron para Mojarro una fuente inagotable de sarcasmos y blanco inevitable de sus reducciones al rid™culo. Desde la trinchera de radio UNAM, Mojarro dirigiŠ sus diatribas contra los comentaristas-ÒmerolicronistasÓ, estableciendo una clara diferencia entre ÒnaciŠnÓ y fœtbol: Òaqu™ me pongo [de pie]Éno que me voy a poner de pieÓ parodiŠ, el cl⁄sico grito de çngel Fern⁄ndez, locutor del conglomerado Televisa, en sus transmisiones de televisiŠn (PaliquesÉ138 8:53-8:55). Lo que m⁄s exasperaba los l™mites de tolerancia de Mojarro eran los golpes bajos con que los medios asociaban cualquier jugada de fœtbol con un nacionalismo de corte chovinista y sentimental. Despu”s de leer un comentario de Esto, por ejemplo, no puede evitar seŒalar la desmesura de lo que Òcanta la reporteraÉsalimos arrastrando, pis⁄ndonos el alma, Hugo 125 ![S⁄nchez] decepcionŠ a 80 millones, nada m⁄s a 80 millonesÓ (PaliquesÉ236 13:09-13:30). Tampoco reprime mofarse de los mitos nacionales m⁄s sagrados sobre todo cuando la fe le pide milagros al fœtbol: miles de plegarias a la virgen morena para que triunfe la selecciŠn mexicana. A la guadalupana tambi”n le tocŠ la euforia futbolera si se nos hace el milagro ya casi estaremos en la final. SŠlo es cuestiŠn de un poco de suerte y con la virgencita de nuestra parte para gozar de nuestra victoria sobre los alemanes, (jaj⁄ as™ dice), para gozar de nuestra victoria sobre los alemanes, conteniendo la enorme emociŠn que lo embriagaÉ (”nfasis m™o PaliquesÉ237 6:01-6:37) Algunos de los comentarios que leyŠ Mojarro en el aire le resultaron tan poco cre™bles que debiŠ asegurar a la audiencia con un (o varios) Òas™ diceÓ (PaliquesÉ237 6:28) para que no se lo culpara de agregar ni quitar nada a lo que le™a. Obviamente estas acotaciones establecen con su pœblico una relaciŠn de complicidad que en Paliques y cabeceos nunca fue puesta en duda. Para Mojarro exist™a un ÒellosÓ (los merolicronistas) y un ÒnosotrosÓ (el locutor de Paliques y su audiencia). La mœsica de sus c⁄psulas informativas fue otro componente que le permitiŠ hablar del nacionalismo medi⁄tico. La selecciŠn musical ilustraba la tem⁄tica de ese d™a de programaciŠn, y cuando Mojarro comentŠ el Mundial en Òel cl⁄sico pasecito a la redÓ eligiŠ como cortina dos temas: el himno oficial del Campeonato Mundial 1986 escrito por Jos” Carlos Abara, ÒEl mundo unido por un balŠn,Ó y la canciŠn de rock del grupo mexicano Botellita de Jerez, ÒSaque de meta y PiqueÓ. Ambas sobre fœtbol una, de tono irreverente, cuestionaba el nacionalismo fulbol™stico desde una propuesta rockera, y otra institucionalizaba solemnemente el fraternalismo deportivo que intensificaba su fervor en el marco del mega-evento. 126 !Transmitido hasta el cansancio en radio y televisiŠn antes y durante el Mundial, el himno de Abara celebraba pleno de exaltaciŠn nacionalista, la camarader™a internacional de los pueblos alentada por el Òjuego que nos uneÓ: el fœtbol como puente de amistad y veh™culo de integraciŠn entre continentes. Sin demasiada sofisticaciŠn, ÒEl mundo unido por un balŠnÓ rimŠ emociŠn-balŠn-corazŠn para hablar de grandes palabras como paz, unidad e igualdad : M”xico 86, M”xico 86, donde se vive la emociŠn. M”xico 86, M”xico 86, el mundo unido por un balŠn Cantemos de alegr™a en un canto de amistad al juego que nos une, buscando sŠlo paz, pintemos de colores las nubes que al pasar, dir⁄n con grandes letras en M”xico el mundial. M”xico 86, M”xico 86, donde se vive la emociŠn M”xico 86, M”xico 86, el mundo unido por un balŠn Mi tierra que se viste de su historia y tradiciŠn ofrece aqu™ en la tierra su altivo corazŠn brindemos un aplauso a la entrega y al fœtbol que deja en nuestras almas su fuerza y su pasiŠn. [É] Hagamos de esta cena la gran fiesta del fœtbol y [É] unidos como equipo todos por igual. Vivamos la confianza y la alegr™a de mundial. M”xico 86, M”xico 86, donde se vive la emociŠn M”xico, 86, M”xico 86, el mundo unido por un balŠn M”xico, M”xico, 86 M”xico, M”xico (ÒEl mundo unidoÓ).127 !La gran met⁄fora de pa™ses unidos como equipos de fœtbol hermanados bajo el mismo cielo mexicano funcionaba en la base del sueŒo universal y utŠpico que propon™a el himno. Compartir y convivir sin conflictos ni violencia: gracias al Òjuego que nos uneÓ pod™amos ser capaces de imaginar lo imposible. Pero ”sta era la versiŠn ÒoficialÓ del Mundial y como tal mantuvo un tono edificante como tambi”n lo hicieron los medios que hablaron del campeonato (sobre todo los asociados a Televisa). En contraste, Botellita de Jerez, medio alterno, evitar™a a toda costa caer en la receta sacralizadora comœn en los medios masivos.. En los cortes musicales de Paliques y cabeceos, Mojarro jugŠ con el contraste al pasar el himno junto con la canciŠn ÒSaque de meta y piqueÓ de Botellita de Jerez. De corte desenfadado y anti-establishment, la canciŠn del grupo de rock de la ciudad de M”xico conformado por Sergio Arau ÒEl Uyuyuy,Ó Armando Vega Gil ÒEl CucurrucucœÓ y Francisco Barrios ÒEl Mastuerzo,Ó arremetiŠ contra el fraternalismo idealizado que el Mundial hab™a desatado como una epidemia sobre M”xico. La letra de Botellita de Jerez habla de la mascota del Mundial en estos t”rminos: el fantasma del fœtbol es un chile con bigotes, con sombrero, y con balŠn un cronista nos reseŒa con meticulosidad los sucesos del partido y en los goles gritar⁄s brincar⁄s llorar⁄s. Pique por arriba Pique por abajo 128 !Pique por en medio Pique por atr⁄s. (FansdelGuacarock) Nada pod™a ser m⁄s estereot™picamente mexicano que el chile verde con bigotes y sombrero que se convirtiŠ en s™mbolo del Mundial 86. El balŠn vistosamente grande en el que Pique se apoya hab™a reemplazado al cactus de las viejas im⁄genes de la mexicanidad, un cambio nada sutil que lleva a pensar en la diferencia de lo que quer™a decir ser mexicano en los 80s (Imagen 8). La canciŠn de Botellita de Jerez jugŠ con la saturaciŠn y un lenguaje caracterizado por el Òdoble sentido y Éel albur ocurrenteÓ (ÒOfrece BotellitaÓ). Cuando cantaron ÒPique por arriba, Pique por abajo, Pique por en medio, Pique por atr⁄sÓ (FansdelGuacarock) hac™an referencia a cŠmo el figur™n hab™a ocupado todo el paisaje medi⁄tico mexicano sin dejar de sugerir el posible sentido violatorio que semejante imposiciŠn pod™a llegar a tener. Con estas dos canciones que transmitiŠ Mojarro en las c⁄psulas musicales de Paliques y cabeceos, intentŠ mostrar las dos caras de un nacionalismo desgastado que renac™a reciclado aprovechando el fervor convocante del fœtbol. 8.- Imagen 8: ÒPique, la mascota del mundial M”xico 1986, blanco de burla de Botellita de Jerez y Tom⁄s Mojarro en Paliques y cabeceosÓ: ÒPique.Ó Wikipedia. N.p., n.d. Web. 6 Mar. 2016. .!129 !Paliques y cabeceos y la disputa radial Òcontra la retŠrica oficialÓ45 Paliques y cabeceos no sŠlo combatiŠ la liviandad y el sentimentalismo con que los medios hablaban de un nacionalismo futbol™stico, tambi”n explorŠ las conexiones entre fœtbol y pol™tica, una pr⁄ctica que no era comœn encontrar en otros espacios period™sticos. Mojarro siguiŠ con atenciŠn a la historia de favores mutuos que se prodigaron el PRI y Televisa. Televisa, como hab™a ocurrido en el Campeonato del 1970, tuvo un rol crucial para que M”xico obtuviera la designaciŠn como sede del XIII Campeonato Mundial de Fœtbol a M”xico. Su protagonismo en la realizaciŠn del Mundial debiŠ sin embargo enfrentar obst⁄culos no previstos. Las primeras complicaciones surgieron despu”s del sismo que azotŠ a la Ciudad de M”xico el 19 de septiembre de 1985. Y si bien el 20 de mayo de 1983 M”xico hab™a sido confirmado como sede del Mundial 86 (Zarur 125), el terremoto alterŠ los planes iniciales y puso en alto riesgo las inversiones del conglomerado. La ciudad se convirtiŠ en cementerio de 12,000 v™ctimas, cientos de infraestructuras fueron daŒadas o reducidas a ruinas (i.e. edificios, casas, calles y hasta estadios) pero TelevisaÑcŠmplice de una limpieza visual sin precedentes en la historia del pa™s (Goldblatt 637)ÑevitŠ poner en pantalla las im⁄genes de la devastaciŠn para concentrarse en los esfuerzos de una reconstrucciŠn tan lenta como dudosa. Lo que importaba era hacer creer que nada pod™a interponerse con la celebraciŠn del Mundial, y la puesta en marcha de una narrativa triunfalista de un M”xico de pie logrŠ ofuscar los efectos reales de un terremoto que no fue televisado. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 45 Frase de Carlos Illescas, compaŒero de radio de Tom⁄s Mojarro, que alud™a al lenguaje de Tom⁄s Mojarro, v”ase King 207. 130 !Desde 1983 el gobierno y Televisa hab™an aliado fuerzas para traer el Campeonato del Mundo una vez m⁄s a M”xico aœn cuando se viv™a una profunda crisis econŠmica y el terremoto del 85 hab™a dejado la ciudad en ruinas. ÒMexico was readyÓ (ctdo. en ÒFIFA World CupÓ 6) fue el balance de Guillermo CaŒedo despu”s del Mundial en respuesta a todas las dudas que se barajaban sobre la viabilidad del mega-evento: Mexicans only had three years to set up this major event. And the earthquake just nine months before the start was a tough handicap. But everything was ready on time. After all, this involved the countryÕs pride and honor. It wanted to show what it was capable of in spited of the worldÕs scepticism. And Mexico was successful (6). En preparaciŠn para el Mundial, Televisa solicitŠ 25 millones de dŠlares en cr”dito para la compra de equipos Phillips, recibiendo importantes subvenciones del estado (Fern⁄ndez y Paxman 271). Tambi”n negociŠ con la administraciŠn la creaciŠn de la transmisora IMEVISIîN, una alianza entre Televisa y la televisiŠn estatal (Zarur 192). Finalmente, y como consecuencia de la reforma y liberalizaciŠn constitucional que el Cuaderno de Cargos de la FIFA impuso a M”xico (126), Televisa saliŠ beneficiada con importantes subsidios pœblicos destinados a actualizar e internacionalizar los alcances de su sistema de transmisiŠn y comunicaciŠn. Siendo los aeropuertos los primeros puntos de contacto con el resto del mundo, el gobierno tuvo que encarar remodelaciones, ampliaciones, y cambios estructurales para cumplir con las expectativas del Cuaderno de Cargos y adecuar la infraestructura a las necesidades tur™sticas que se ten™an proyectadas para la duraciŠn del Mundial de mayo a junio de 1986. El aeropuerto de LeŠn, por ejemplo, recibiŠ 200 millones, el de Tlaxcala 832 millones, Quer”taro 400 millones, Toluca 1,200 millones y el de Puebla 200 millones (129). Tambi”n los estadios debieron ser acondicionados para recibir cerca de 2.4 millones de personas con un promedio de 131 !46,000 espectadores por partido (ÒOfficial ReportÓ 16). El Estadio Cuauht”moc recibiŠ aproximadamente 1,700 millones de pesos, el Estadio Sergio LeŠn Ch⁄vez de Irapuato significŠ un gasto de 80 millones mientras en el Estadio Corregidora de Quer”taro se invirtieron 5,000 millones y en el de Jalisco de la ciudad de Guadalajara otros 15,000 mil (Zarur 129). A pesar de que no existe (o no se ha hecho pœblico) el costo total que el Mundial significŠ para el erario pœblico mexicano, los datos con los que se cuenta arrojan un estimado tan abultado como incŠmodo si se piensa en la crisis econŠmica que atravesaba M”xico a causa de la ca™da de los precios de petrŠleo y las secuelas de un terremoto del que se no pod™a considerar aœn totalmente recuperado. Las cuentas que sacŠ Mojarro en Paliques y cabeceos apuntaron a denunciar la obscenidad de estos gastos pœblicos y los grandes negocios del Mundial que sŠlo beneficiaron a unos pocos en desmedro de la mayor™a de mexicanos. En la transmisiŠn del s⁄bado 11 de enero de 1986 Mojarro hablŠ del Estadio Neza 86 de la Universidad TecnolŠgica de NezahualcŠyotl que hab™a sufrido daŒos estructurales a causa del terremoto. Sin embargo y pese a toda suerte de evidencia, el gobierno inmerso en un estado de negaciŠn no parec™a estar dispuesto a renunciar a la idea originaria de que el Neza funcionara como sub-sede del Mundial: ni el comit” organizador del campeonato mundial de fœtbol ni las autoridades locales se atreven a formular una decisiŠn sobre la subsede tras de los daŒos sufridos en el estadio municipal Neza 86, antes estadio LŠpez Portillo, que ahora ha sido revisado de nueva cuenta por los peritos de obras pœblicas del estado. Desde antes del sismo se le vienen haciendo reparaciones al coso deportivo, tras el sismo el estadio presenta grietas de unos 24 cm visibles, que pondr™an en peligro la sub-sede del campeonato mundial M”xico 86, actualmente los t”cnicos de obras pœblicas municipales refuerzanÉ las gradas con132 !sostenes y placas de acero de 1/2Ó de espesor por 40 cm de largo, con tornillos de ! de pulgada que atraviesan el riel y las placas met⁄licas, a la fecha se pueden contar 36 de esas placas (”nfasis m™o PaliquesÉ220 10:06-11:03). Lo repetitivo de los chequeos del gobierno (Ò[el estadio] ha sido revisado de nueva cuentaÓ[ PaliquesÉ220]) secundado por el Comit” Organizador (Guillermo CaŒedo era uno de sus miembros) y, sobre todo, los daŒos visibles en la infraestructura del estadio Neza (Òa la fecha se pueden contar 36 de esas placasÓ[PaliquesÉ220]), mostraban cŠmo el gobierno quer™a avanzar con la realizaciŠn del evento m⁄s all⁄ de toda lŠgica y a cualquier precio. A Mojarro le costaba entender la cuestiŠn del Òorgullo y honorÓ a la que hab™a apelado CaŒedo para explicar el voluntarismo del gobierno pri™sta (y los intereses de Televisa) para llevar adelante un mega-evento en cr™ticas condiciones de depresiŠn econŠmica y social. Por œltimo, Mojarro terminŠ renunciando al intento, interpelando al t”cnico de cabina: Òme doy, me doy, me doy, PedroÓ (PaliquesÉ220 10:01-10:03) una expresiŠn que usaba cada vez que se daba por vencido de entender lo incomprensible. Paliques y cabeceos tambi”n denunciŠ otras formas solapadas de intervenciŠn del estado pri™sta en su af⁄n de probar al mundo que M”xico era capaz de hospedar un Mundial exitoso. Adem⁄s de las inversiones millonarias que llevŠ modernizar infraestructuras del sistema de transporte y de la red deportiva, el gobierno debiŠ financiar el amplio dispositivo de seguridad que demandŠ la movilizaciŠn de la polic™a y el ej”rcito para garantizar que el Mundial se llevara a cabo segœn lo planeado. Segœn datos aportados por Zarur, el gasto en concepto de seguridad alcanzŠ los 6 millones, a los que se sumaron otros 1,800 pesos mensuales en vi⁄ticos y comida (128). En su transmisiŠn del s⁄bado 21 de junio del 86, Mojarro siguiŠ de cerca los entretelones del primer partido del Mundial que se jugŠ en el estadio Neza 86. 133 !Despu”s de sus remodelaciones pre-mundial el Neza debutŠ como sub-sede el 4 de junio con el partido entre Escocia y Dinamarca, equipos del grupo E en la eliminatoria. El partido terminŠ uno a cero a favor de Dinamarca con un gol marcado por Elkjaer Larsen en el minuto 57 despu”s de que Dinamarca tocŠ diez veces el balŠn sin intervenciŠn escocesa. El balŠn terminŠ al d”cimo pase en pies de Larsen que se llevŠ a un defensa escoc”s al borde del ⁄rea grande y despu”s de driblarlo tirŠ a gol haciendo un disparo raso cruzado que finalizŠ pegando en el poste derecho y yendo poco despu”s hacia las redes para adelantar a los daneses. Con ese gol terminar™a el evento que, aunque exquisito para espectadores del estadio y del mundo, fue un gol de impacto para la econom™a local. Tom⁄s Mojarro participŠ desde la trinchera del espectador cr™tico, aportando un dato que probablemente pasŠ desapercibido a aquellos periodistas sŠlo interesados en lo que ocurriŠ en la cancha de juego: el gobierno del estado de M”xico descontŠ de los salarios de funcionarios menores y empleados, el costo de boletos para presenciar el partido jugado en Neza entre Dinamarca y Escocia. Resulta que hace un par de meses el gobernador de la entidad, Alfredo del Mazo, hoy flamante secretario de energ™a y minas, prometiŠ al comit” organizador que el Estadio Neza, antes estadio Jos” LŠpez Portillo, para quienes no se acuerden, tendr™a llenos completos. Sin embargo la venta de boletaje abarcŠ solo un 60%, por lo que se dijo, [y] obligatoriamente se le vendieron boletos a los burŠcratas (PaliquesÉ236 14:27-15:13). Mientras los espectadores del mundo disfrutaban el espect⁄culo, Mojarro se centrŠ en las consecuencias que la promesa del gobernador del Estado de M”xico hab™an tenido para un gran nœmero de empleados pœblicos que debieron absorber los costos del 40% de las entradas del partido inaugural. M⁄s que una promesa pœblica se tratŠ, como parece sugerir Mojarro con sus 134 !comentarios, de un contrato no escrito entre la FIFA y el gobierno del Estado de M”xico (PaliquesÉ236 14:27-15:13). Al parecer, Alfredo del Mazo concediŠ a las peticiones de la FIFA durante su gestiŠn como gobernador para cubrir los residuos de la venta de boletos de los partidos que se organizaran en el Estadio Neza, y as™ la FIFA pod™a garantizar un 100% de ganancias en concepto de boletaje. Paliques y cabeceos denunciŠ acuerdos como ”ste amasados a la sombra de la oportunidad que rodeŠ al Mundial en una red de ganancias que se fueron materializando gracias al fœtbol, Òel juego que nos une,Ó como clamaba el himno oficial.. El sarcasmo de Mojarro, inevitable cuando comentaba textos de merolicronistas, fue dejado de lado cada vez que se tratŠ del comentario pol™tico o social, temas que merecieron un tratamiento desafiante aunque sombr™o en sus c⁄psulas sabatinas. Para Mojarro la alianza de intereses comunes entre el gobierno, Televisa y la FIFA que destapŠ el Mundial 86 fue un tema por dem⁄s serio. Dejando la burla y el sarcasmo de lado, en la transmisiŠn del 17 de mayo de 1986, Mojarro afirmŠ categŠricamente Ò[n]unca debiŠ celebrarse [el mundial] en un pa™s con crisis ÉÓ y Òdespu”s del sismo de septiembreÓ (Paliques 235 2:01-2:07). No sŠlo hablŠ de la imprudencia pol™tica y de la insensibilidad del estado ante una ciudad aœn en duelo, sino tambi”n considerŠ toda celebraciŠn deportiva como una Òburla...abyecciŠnÓ (PaliquesÉ235 2:08-2:10). Los organizadores del Mundial 86 en Paliques y cabeceos fueron tildados de ÒvivosÓ, ÒaprovechadosÓ, ÒventajistasÓ y Òmaniobreros transnacionalesÓ (PaliquesÉ235 2:27-2:31). Con el evento en marcha y la euforia colectiva contagiada por los medios asociados con Televisa, a Mojarro no le quedŠ m⁄s remedio que conceder al espect⁄culo de un M”xico futbolista que deb™a, pasado el show, pagar un precio demasiado alto por ese par de meses de festivo entretenimiento. Mojarro se dio por vencido aunque con un poco de indignaciŠn y otro m⁄s de recelo, Ònada nos queda que no sea emocionarnos con las peripecias del cl⁄sico pasecito a la 135 !red,Ó y sŠlo habr⁄ que Òapechugar despu”s con las consecuencias,Ó tanto las ÒvisiblesÓ como las silenciadas (PaliquesÉ235 3:23-3:36). ConclusiŠn De los 60s a los 80 transcurrieron tres d”cadas que fueron testigo de la cristalizaciŠn de un lenguaje fascinado por las cifras y el cruce entre fœtbol y dinero, por un lado, y atrapado, por otro, en las redes de un hiper-nacionalismo medi⁄tico capaz de agitar banderas, desempolvar s™mbolos patrios y convertir a estrellas de fœtbol en una suerte de patriŠticos Juanes Escutia o NiŒos H”roes no ya defendiendo la patria contra la invasiŠn extranjera como en 1847 sino marcando goles como ™ndice y met⁄fora de la patria misma. Bajo el escrutinio mundial, los tres mega-eventos llevados a cabo en M”xico durante este per™odo sŠlo sirvieron para atizar los excesos retŠricos y sentimentales de un nacionalismo prescripto y liderado por los medios afiliados a Televisa. Paliques y cabeceos con la ventaja que implicaba formar parte de una radio libre o radio alterna como Radio UNAM no se hizo eco de aquellas infranqueables voces que iban y ven™an celebrando las oportunidades que tra™an los deportes a M”xico. Mojarro descreyŠ con pasiŠn de las pasiones que traficaban los medios en nombre del fœtbol. Con auxilio del chascarrillo, con el goce de la broma o con el desconsuelo de enfrentar luchas perdidas de antemano, Paliques y cabeceos fue un programa que tratŠ de tomar distancia de un periodismo deportivo adocenado, grandilocuente y sacralizador. La voz disidente y aguafiesta de Mojarro en nada cambiŠ el paisaje medi⁄tico dominado por una retŠrica ya establecida para hablar de fœtbol en M”xico. No era esa su intenciŠn. Apenas intentŠ, si se puede medir el efecto que tuvo Paliques y cabeceos en los 80s, mirar y hablar de fœtbol fuera de la m⁄quina de reproducciŠn y del monolismo medi⁄tico, echando mano a la memoria histŠrica y a la denuncia para entregar a una audiencia minoritaria una perspectiva otraÑpolitizada y socialmente conscienteÑ136 !sobre el precio que pagŠ (en t”rminos que van m⁄s all⁄ de lo meramente econŠmico) M”xico por Òel orgullo y el honorÓ de ser sede de un mega-evento como el Mundial 86.137 !CAPêTULO 5138 !El juego de la vida: sentimentalizando el negocio de Televisa Lorena, protagonista de la telenovela El juego de la vida (2001-2002), confiesa en uno de los cap™tulos finales de la serie: Òestoy convencida, chavas. Nac™ para el fœtbol y para Juan CarlosÉs™, s™, es que no saben cuando estamos jugando me siento como fuera del mundo, sin broncas, sin preocupaciones, solo quiero jugar, y jugar, y jugar y jugarÉ[y cuando estoy con Juan Carlos] ÁAy! pues me pasa igual. Me pasa lo mismo. Pienso como que se detiene el tiempo, que no hay nada alrededor nuestroÓ (ÒEl juegoÉ100 parte 2Ó 5:06-33)46. Con estas palabras, Lorena sella su doble pasiŠn por Juan Carlos y por el fœtbol y as™ la telenovela de Televisa redefine las normas del g”nero melodram⁄tico hasta lograr lo impensable: no sŠlo que el fœtbol ingrese al mundo de las pasiones femeninas sino que tambi”n termine conquistando su lenguaje sentimental y compartiendo el corazŠn de la hero™na. En este cap™tulo me propongo analizar El juego de la vida (2001-2002), una telenovela que en 165 cap™tulos transmitidos del 12 de noviembre del 2001 al 28 de Junio del 2002 (dos d™as antes de la clausura del mundial de Corea-JapŠn) logrŠ hacer del fœtbol el centro de las pasiones de un grupo de ÒchavasÓ preparatorianas capaces de luchar por un sueŒo comœn: ganar la V Copa Coca Cola y jugar en el estadio Azteca. ÀQu” cambia cuando el lenguaje del fœtbol se cuenta en clave de telenovela? ÀPor qu” a principios del siglo XXI Televisa expande los l™mites !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 46 De aqu™ en adelante cito las transcripciones que hice del di⁄logo de los episodios de El juego de la vida y que vienen de Youtube. Para simplificar el texto cito abreviando la fuente del di⁄logo, por ejemplo, en la ÒBibliograf™a citadaÓ se puede encontrar ÒEl juego de la vida Capitulo 100 parte 2Óy aqu™ sŠlo cito ÒEl juego...100 parte 2Ó e incluyo los minutos en que aparece la referencia. 139 !tradicionales del g”nero y trata de contagiar a la audiencia femenina la pasiŠn por un deporte que era virtual monopolio masculino? Estas son algunas de las preguntas que me propongo contestar en el cap™tulo que sigue. El fœtbol femenino en M”xico Fueron contadas las pioneras del fœtbol femenino en una sociedad que antes de la d”cada del 70 hab™a prestado poca o ninguna atenciŠn a esta rama del deporte que se desarrollŠ y creciŠ en los m⁄rgenes, desprovista del inter”s que despertaba el fœtbol masculino. Quiz⁄s la pionera del balompi” femenino mexicano fue Mar™a Elena Meza, profesora de educaciŠn f™sica del Colegio Americano en la ciudad de M”xico, cuando en la d”cada del 60 empezŠ a promover el deporte entre sus alumnas despu”s de escuchar la conferencia de Joaqu™n Mass, ÒLa pr⁄ctica del fœtbol soccer entre las mujeresÓ (CarreŒo 23). Alentado por esta iniciativa de Meza, el fœtbol femenino en M”xico creciŠ y desarrollŠ una estructura inter-escolar que el lanzamiento de la Copa Coca Cola (1998) no hizo m⁄s que consolidar. Es esta relaciŠn entre equipos escolares femeninos y la Copa Coca Cola la que aprovecha la historia de El juego para dar cohesiŠn al deseo colectivo de las preparatorianas que protagonizan la telenovela. El inter”s de Televisa por el fœtbol femenino en M”xico se remonta a fines de los 60s. El Heraldo de M”xico, uno de los periŠdicos afiliados al conglomerado medi⁄tico de Azc⁄rraga cubriŠ el primer entrenamiento formal documentado entre mujeres que tuvo lugar en el campo del Club Am”rica, tambi”n de Televisa (CarreŒo 47). Bajo la tutela de Rousse Soler, otro nombre indispensable a la hora de escribir la historia del fœtbol femenino en M”xico, las mujeres empezaron a jugar rutinariamente en las canchas del Am”rica despu”s de un torneo organizado por El Heraldo de M”xico. A partir de los 70s y gracias a la inventiva de Soler y a la promociŠn de los medios vinculados a Televisa, comenzŠ la que ser™a la etapa de avance y progresiva 140 !aceptaciŠn del fœtbol femenino en M”xico (47). Aunque fueron pocos en un principio, esos avances hacia la consolidaciŠn de un deporte que en su versiŠn femenina parec™a destinado a vivir a la sombra del fœtbol masculino, fueron sin embargo sostenidos hasta que su eventual ÒnormalizaciŠnÓ llegŠ en los 90s . En 1970 M”xico ya contaba con dos ligas femeninas (Am”rica e Izztacc™huatl) y una selecciŠn nacional femenina, entrenada por un preparador f™sico (Jos” Morales Rosales), dirigida por un t”cnico profesional (Efra™n P”rez) y suficientemente competitiva como para jugar internacionalmente en la Primera Copa del Mundo de Italia en julio de 1970 y, al aŒo siguiente, de agosto a septiembre, en el II Campeonato de Fœtbol Femenil que tuvo sede en M”xico.47 Tambi”n para entonces El Heraldo de M”xico hab™a designado a Manelich Quintero como reportero de planta para cubrir el fœtbol femenino en su secciŠn de deportes (47). Con la consolidaciŠn del fœtbol femenino en M”xico, aparecieron tambi”n los primeros signos de resistencia en contra de una pr⁄ctica ÒanŠmalaÓ que no sŠlo ganaba terreno y legitimidad como deporte sino tambi”n convocaba fieles seguidores. La historiadora CarreŒo recoge los comentarios de Jos” Antonio Roca, ex-jugador del equipo Am”rica y secretario adjunto de la FederaciŠn Mexicana de Fœtbol, que criticŠ con desd”n los alcances de lo que percib™a como una pr⁄ctica pueril: Ò[d]an la impresiŠn de niŒos gorditos jugando fœtbol. NiŒos por su inocencia y gorditos por las torpezasÓ (ctdo. en CarreŒo 13). Por otra parte, en la secciŠn ÒC⁄psulasÓ del diario Esto, H”ctor C⁄rdenas centrŠ su comentario en el f™sico de las jugadoras !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 47 La Copa del Mundo de Italia del 7 de julio del 70 no fue ÒCopaÓ oficial por no estar suscrita a la FIFA mientras que el II Campeonato de Fœtbol Femenil en M”xico s™ fue ÒoficialÓ por contar con el aval de la federaciŠn. 141 !Ò[c]omprender⁄ que es necesario no dejar que el pœblico pierda contacto con el deporte y se olvide de cŠmo las futbolistas mueven los glœteos y agitan con entusiasmo las protuberancias frontales al parar el balŠnÓ (ctdo. en CarreŒo 13). Frente al partido Italia vs Am”rica Combinado la prensa menospreciŠ paternalistamente al fœtbol femenino al que calificŠ de Òacciones deshilvanadas de las chicas, [uno] no puede menos que aŒorar el fœtbol masculino, cuya belleza radica fundamentalmente en la fuerzaÓ (ctdo. en CarreŒo 13). A excepciŠn de los comentarios de Manilech Quintero en el Heraldo de M”xico, la prensa deportiva resistiŠ el desaf™o (o la amenaza) que significaba el fœtbol femenino para el status quo, y defendiŠ la norma identificada con la supremac™a masculina como la œnica v⁄lida para pensar y hablar de fœtbol en M”xico. La exclusiŠn recurriŠ al arsenal de una retŠrica no familiarizada aœn con el decoro de lo pol™ticamente correcto, pasando desde la ridiculizaciŠn de la din⁄mica de los partidos femeninos hasta la caricaturizaciŠn denigradora del cuerpo de las futbolistas. Todo pareciŠ resultar v⁄lido para contrarrestar la reorganizaciŠn del sentido que ten™a en M”xico el fœtbol antes de la emergencia de esta ÒotraÓ forma de juego que impusieron al deporte las ligas femeninas. Como eco anacrŠnico, este lenguaje despectivo y retrŠgrado resurge tambi”n en El juego toda vez que se intenta poner a prueba la determinaciŠn que muestran las protagonistas como futbolistas, recordando acaso la resistencia histŠrica que el fœtbol femenino debiŠ sortear en M”xico durante sus arduos aŒos de formaciŠn. Tradicionalmente el lugar de las mujeres en lo que se refiere a un deporte histŠricamente dominado por hombres, fue otro.48 Los medios le destinaron un rol secundario y, sobre todo, la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 48 Es escasa la bibliograf™a del fœtbol femenil, pero para ver un buen ejemplo que registra el rol de la mujer en el fœtbol mexicano v”ase CarreŒo. Otra breve perspectiva e historiograf™a !142 mantuvieron alejada de los campos de juego. En 1944, por ejemplo, el cine de la ”poca dorada mexicana sentŠ a Marilœ, protagonista de Los hijos de don Venancio (Dir. Joaqu™n Pardav”), en las gradas de aficionados. Como porrista, las mujeres pod™an seguir cumpliendo el rol de madres, novias o esposas sin violentar ninguna expectativa social como tambi”n lo demuestra la pel™cula Tirando a gol (Dir. Icario Cisneros) que en 1966 siguiŠ reproduciendo en el personaje Flor (Lola Beltr⁄n) esta posiciŠn estereot™pica de apoyo a los jugadores fuera o en los m⁄rgenes de la verdadera acciŠn. Tambi”n en Chanfle (Dir. Segoviano, 1979), Tere (Florinda Meza) cuida de su esposo Chanfle (Roberto GŠmez BolaŒos), utilero del Club Am”rica, mientras mira en televisiŠn los partidos del Club, resguardada en la seguridad del espacio privado de la euforia de aficionados exaltados no siempre castas para o™dos femeninos. El cambio se dio lentamente. La primera excepciŠn se remonta a la pel™cula Pichichi del barrio (Dir. Dur⁄n, 1990) que rompe las reglas generales de esta ley no escrita al mostrar a futbolistas jugando en la cancha con pantaloncitos vistosamente cortos aunque el efecto que se buscaba era claramente burlesco y no se las haya querido tomar todav™a en serio. Segœn se puede reconstruir en base a los libros de Òbibliograf™as anotadasÓ de David Wilt y Mario Alberto Quezada, ya en los 90s la imagen de mujeres mexicanas jugando al fœtbol llegŠ a normalizarse en el circuito de medios masivos, aparentemente sin ofender o violentar pasados estereotipos de g”nero que las condenaron en su rol de aficionadas a apuntalar el aparato patriarcal que reproduc™a el fœtbol como instituciŠn. Un caso excepcional entre los medios fue, sin duda, el de Chanoc que hablŠ con admiraciŠn de la ÒrarezaÓ de las mujeres en el fœtbol cada vez que aparec™a en la historieta la Òbella Can™balÓ, una !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!sobre el rol de la mujer en el fœtbol latinoamericano de los 20s hasta hoy en d™a se puede leer en Nadel 208-36. 143 !futbolista que jugaba tan bien que Òel cachorro [Chanoc] no pu[do] frenarlaÓ debido a su arrasadora destreza (Zapi⁄in, ÒGoolÓ 7). Ya a inicios del siglo XXI Televisa consagrŠ a Sara Maldonado, y sus co-protagonistas en El juego, aunque poco antes el cine mostrŠ a la dulce Maru en el Atl”tico San Pancho (2000) como la primera hero™na del fœtbol que fue capaz de imaginar la pantalla grande mexicana. Lo m⁄s destacable de la historia del fœtbol femenino mexicano fue la centralidad que tuvo Televisa al ofrecer todo su arsenal medi⁄tico para captar un nicho del mercado del deporte que sin la atenciŠn del imperio-Azc⁄rraga hubiera escrito seguramente una historia que hoy no ser™a la misma. La historia de Fernanda y Lorena en El juego de la vida, dos melodramas cien por ciento futboleros pero dram⁄ticamente tradicionales Las telenovelas mexicanas desde el estreno de Sendas prohibidas el 9 de junio de 1958 reproducen esquemas narrativos que se pueden reconocer tambi”n en El juego. Segœn Cabrujas, las telenovelas tienen en comœn elegir a una mujer como protagonista que, v™ctima de las circunstancias que la rodean, es fr⁄gil y presa de un amor imposible hacia un hombre que, despu”s de que la hero™na sortea obst⁄culos inimaginables, termina rendido en sus brazos, probando as™ que el camino a la felicidad es tambi”n la mejor manera de probar la fortaleza del alma (56-57). Otro esquema reiterado en las telenovelas mexicanas es el mito-Cenicienta. Como argumenta Nasser, el g”nero Òtends to focus on the suffering of the protagonist; these are usually extreme conditions of poverty and exploitation that set up the desire and/or expectation for a transformation to take place that will allow her to transcend this stateÓ (20). Los padres, si es que viven, no pueden apoyarla econŠmicamente y, en muchas ocasiones, por lo menos uno de sus 144 !padres es alcohŠlico o est⁄ muerto. Sin sustento para cubrir sus necesidades m™nimas, la protagonista vive una situaciŠn muy vulnerable en lo econŠmico, lo educativo o en lo referente a la salud (21). Televisa recurre al modelo de Cenicienta en telenovelas que, a pesar de cambiar ligeramente el formato, siguen m⁄s o menos las pautas de este esquema de melodrama (Weisbord citado en Nasser 29). En œltima instancia, se puede decir que se trata de re-adaptaciones. Segœn Nasser, por ejemplo, Rosa Salvaje (1987) sigue este modelo aunque en este caso la protagonista busca a su hijo perdido. En otras telenovelas, la protagonista logra a mitad de la historia mejorar su estatus econŠmico/social como ocurre en Los ricos tambi”n lloran (1979) o en su re-escritura de los 90s, Mar™a la del barrio (1995) (Nasser 20). Probablemente la trilog™a de Thal™a es el mejor modelo de esta teleolog™a con Marimar (1994), Mar™a la del barrio, Mar™a Mercedes (1995): desde ÒabajoÓ Mar™a triunfa hasta llegar a ser una ÒbuenaÓ y ÒacaudaladaÓ mujer. Se registran sin embargo algunos ciclos de renovaciŠn. Cabrujas re refiere a la nueva regeneraciŠn de la telenovela que se dio en los 90s cuando las tramas se complejizaron y se ofrecieron sub-tramas sumando m⁄s galanes y hero™nas a la historia adem⁄s de los dos cl⁄sicos protagonistas (132). Otra innovaciŠn de la d”cada fue la explosiŠn de telenovelas infantiles o juveniles. Algunos ejemplos de este tipo de telenovela fueron Muchachitas (1991), Baila conmigo (1992), Buscando el para™so (1994), Agujetas de color de rosa (1994-1995), SoŒadoras (1998-1999) y Amigas y Rivales (2001) (Ter⁄n 64-65). Al tratarse de una telenovela futbol™stica, El juego aprovechŠ el formato mœltiple de parejas rom⁄nticas y ofreciŠ un melodrama rico en conflictos amorosos y deportivos. Adem⁄s de las relaciones entre Juan Carlos Dom™nguez (Valentino Lanus) y Lorena çlvarez (Sara Maldonado), la trama principal dividiŠ la atenciŠn del 145 !pœblico al seguir las historias igualmente intrincadas de Paulina de la Mora (Ana Layevska), que mantuvo mœltiples relaciones amorosas (sin duda fue la que m⁄s se lanzŠ a ÒamarÓ en la telenovela); Fernanda Pacheco (Margarita MagaŒa) y su fiel aunque dif™cil novio deportista Diego Santill⁄n (Luciano Seri); Daniela Duarte (Jacqueline Garc™a) y ÒToŒoÓ Pacheco (Miguel çngel Biaggio), quien fuera su amor truncado por tener una enorme distancia social; y Mariano AlarcŠn (Mauricio Barcelata) que participŠ como adversario de Juan Carlos Dom™nguez y fue ocasional amante de una de las villanas, Tania Vidal (Magdalena Moguilevsky). La serie juvenil Beverly Hills 90210 (1990) que siguiŠ el esquema mœltiple fue sin duda un modelo usado con ”xito en M”xico, primero en Muchachitas (1991), y luego en El juego (Kjeldgaard y Storgaard Nielsen 30). Pero si El juego continuaba la tradiciŠn de la telenovela juvenil ya consolidada en los 90s o segu™a aprovechando los r”ditos simbŠlicos del mito-Cenicienta, la telenovela sin embargo asumiŠ el riesgo de expandir los l™mites del g”nero al explorar las posibilidades in”ditas que el fœtbol pod™a aportar de nuevo a un formato ya establecido. Este enriquecedor ciclo de los anales de la telenovela juvenil latinoamericana que arranca con Televisa, probablemente cierra con el melodrama argentino Las Botineras (2009-2010). Fernanda Pacheco: la Cenicienta futbolista El juego sigue la relaciŠn amorosa entre Fernanda Pacheco y Diego Santill⁄n. De acuerdo al formato comœn de telenovela, la protagonista conoce a su gal⁄n gracias a un accidente y despu”s de este encuentro sublime (una mirada, un tropiezo, etc.) poco a poco vemos cŠmo prospera su relaciŠn. No siempre es f⁄cil. Hay rivales y situaciones que obstaculizan su uniŠn: celos, engaŒos, mentiras, tribulaciones o alguna trampa de algœn enemigo se interponen entre los amantes aunque al final terminan frente al altar, cas⁄ndose. La historia paralela de Lorena 146 !çlvarez y Juan Carlos Dom™nguez es similar aunque con otros matices. El fœtbol sirve sin embargo para enmarcar y darle cohesiŠn a ambas historias de amor. Fernanda es estudiante y futbolista del Instituto Libertadores (ficticio) y el c™rculo de sus amistades lo define el fœtbol, sus amigas Lorena çlvarez, Paulina de la Mora y Daniela Duarte juegan tambi”n en su equipo. Es una joven extremadamente entusiasta y cuenta con el apoyo incondicional de su madre Mercedes Pacheco (Tina Romero), una mujer humilde pero trabajadora, y de su padre, Genaro Pacheco (Rafael Amador), un hombre cariŒoso pero alcohŠlico. Tambi”n cuenta con el apoyo incondicional de su abuelo, un tipo de padre senil que paga sus estudios con oportunos aportes econŠmicos para sustentar su educaciŠn privada. Su hermano gemelo Antonio (ÒToŒoÓ) Pacheco es un jugador del equipo de fœtbol Halcones Libertadores y la apoya en todo, desde pr⁄cticas de fœtbol hasta conquista de galanes. Desde pequeŒa, Fernanda tiene una gran amistad con Diego Santill⁄n, el amigo de fœtbol de ToŒo, que en la preparatoria se transforma en una relaciŠn amorosa. A lo largo de la telenovela, la historia entre Fernanda y Diego desborda en emociones entorno al fœtbol. Todo en El juego (pasiones, deseos, trabajo, alegr™as y sinsabores) est⁄ mediado por o tiene que ver con el fœtbol. No pasan muchos cap™tulos sin que la audiencia se informe de todo lo que necesita saber acerca de la relaciŠn que mantienen Diego y Fernanda: novios y compaŒeros de clase, Diego juega al fœtbol con ToŒo, el gemelo de Fernanda. La pareja forja poco a poco su relaciŠn entre partidos de fœtbol en las afueras de la unidad habitacional donde viven y charlas furtivas acerca del deporte. Fernanda se enamorŠ de Diego porque es un futbolista Òbuen™rrimoÓ (ÒEl juegoÉ8 part 5Ó 1:37) mientras Diego expresa en t”rminos similares su pasiŠn por Fernanda: Òmiren para ganar van a necesitar otras diez como Fernanda. ÁAh, eso s™! Si las consiguen neta que ya la hicieronÓ (ÒEl juegoÉ9 part 5Ó 0:16-21). El lenguaje del amor aparece atravesado por la pasiŠn 147 !de ambos por el fœtbol, cuando Fernanda juega con el equipo varonil, asombra a su gal⁄n Diego y la mejor manera de demostrarlo son los piropos centrados en su talento deportivo que Diego le dedica para conquistarla: Òaqu™ est⁄ Fernanda Pacheco, el m⁄ximo exponente del fœtbol femenil. La quieren en [el equipo] Roma, la quieren en [el equipo] Juve[ntus] y se queda aqu™ con Instituto Libertadores. Aplauda gente, aplaudaÓ (ÒEl JuegoÉ23 Parte 3Ó 1:32-43). Con Fernanda y Diego, el amor de telenovela deja a un lado el guiŠn cl⁄sico de expresiones trilladas para inaugurar un lenguaje sentimental mediado por la mutua pasiŠn por el fœtbol. Como toda relaciŠn rom⁄ntica que sigue el formato de telenovela, Fernanda y Diego deben sobreponer los obst⁄culos t™picos de la pasiŠn. Antes de salir con Diego, Fernanda frecuenta a Mike, un joven del que poco se sabe m⁄s all⁄ de su inter”s por Fernanda y por el fœtbol. La identidad de Mike queda reducida sŠlo a un par de datos que hablan de su fascinaciŠn por el fœtbol: asiste a entrenamientos del Necaxa, y conoce a Alex Aguinaga, una de las figuras m⁄s reconocidas del fœtbol mexicano del momento. En otra ocasiŠn, Fernanda y Mike ven juntos un partido de la selecciŠn nacional de M”xico en el estadio Azteca. La falta de profundidad del personaje prueba su mera funcionalidad en la telenovela: desatar los celos de Diego y funcionar como obst⁄culo en su relaciŠn con Fernanda. Siguiendo las leyes amorosas del g”nero, los celos revelan a Diego su amor por Fernanda, aœn cuando est⁄ saliendo con Gina. La novia de Diego tambi”n se interpone constantemente en la relaciŠn entre Diego y Fernanda. Son momentos t™picos del g”nero la competencia que se establece entre Gina y Fernanda. Y en El juego toda tensiŠn se concentra previsiblemente en un balŠn que es metonimia del amor a Diego: Fernanda regala una pelota de fœtbol a Diego; Gina, para darle celos, la lleva al entrenamiento. 148 !Gina sigue tambi”n funcionando como obst⁄culo cuando Fernanda y Diego formalizan su relaciŠn amorosa. Persistente como toda buena villana, Gina provoca la ruptura de los ahora novios, acost⁄ndose con Diego, una traiciŠn imperdonable para la semiŠtica amorosa que rige todo melodrama. Despu”s de esta traiciŠn, Fernanda quiere olvidar a Diego y termina su romance empacando todo lo que tiene en su cuarto del amante traicionero: balones, playeras, figurines y toda parafernalia de fœtbol que significa su relaciŠn con Diego. Al final de la escena le entrega la caja con el desplante tr⁄gico t™pico de la ruptura sentimental. Sufre un amor arbitrado por el fœtbol (Imagen 9). 9.- Imagen 9: ÒFernanda rompe su relaciŠn con Diego al devolverle una caja llena de recuerdosÓ: ÒEl juego de la vida Capitulo 66 parte 4.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 66, Televisa. Youtube, bajado por CarlaLorena, 10 Dec. 2010, https://www .youtube.com/watch?v=mOtDP0Lr1Vo. Visto Mayo 2014. Normalmente las telenovelas finalizan su serie de desventuras con los dos protagonistas que despu”s de sobrepasar sus debidos obst⁄culos, sellan su devociŠn a dios en el altar de una iglesia. En un final poco esperado, El juego reformula este happy ending tradicional de telenovela. Gina y Diego est⁄n a punto de casarse. Su matrimonio va a consumarse debido a que Gina engaŒa a Diego haci”ndolo creer que est⁄ embarazada. Y siguiendo los mandatos catŠlicos de la sociedad mexicana que imagina Televisa, deciden casarse inmediatamente por la iglesia. Llegado el gran d™a, Diego espera a Gina en la iglesia mientras Gina sale de su casa con el vestido de novia, pero en un acto de conciencia, poco antes de llegar a la iglesia, va a casa de 149 !Fernanda para decirle que engaŒŠ a Diego con el supuesto embarazo. En la escena siguiente, en vez de Gina vestida de blanco, es Fernanda la que sale de la limosina nupcial luciendo, no el t™pico vestido de novia de las escenas finales de toda telenovela sino una playera de la selecciŠn nacional mexicana de fœtbol. Diego y Fernanda se abrazan emocionados por estar reunidos para siempre y terminan felices recordando su lazo amoroso mientras pasean por la ciudad de M”xico. El uniforme de la selecciŠn que lleva la novia de El juego representa una ruptura dentro del mega-relato de las telenovelas, una transgresiŠn que no llega sin embargo a violar las reglas esenciales del g”nero. Si bien no a Dios, Fernanda finaliza siendo fiel a sus dos religiones: el fœtbol y Diego (Imagen 10). 10.- Imagen 10: ÒFernanda y Diego celebrando su reuniŠn en la limosina nupcialÓ: ÒEl juego de la vida Capitulo 165 parte 1.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 165, Televisa. Youtube, bajado por Katherine Castell, 18 Ago. 2011, https://www.youtube.com/watch?v=ZYbqdJeLA54. Visto Mayo 2014.! El juego sigue un formato similar al de Cenicienta pero mediado a trav”s de las oportunidades narrativas que permite el fœtbol. Como en el mito-Cenicienta, la protagonista sufre condiciones extremas de pobreza y explotaciŠn siendo su deseo de triunfo lo que la lleva a trascender las circunstancias desafortunadas de la vida (Nasser 20). Fernanda es la cenicienta moderna de este melodrama futbol™stico con final feliz. La familia de Fernanda es la que 150 !experimenta mayores estrecheces econŠmicas de las cuatro familias protagonistas. Vive en una unidad habitacional reducida en las afueras de la ciudad de M”xico. Tiene una buena relaciŠn con su familia aunque sea la razŠn de sus apuros monetarios. Mercedes, su madre, es una mujer trabajadora que, aœn siendo emprendedora, se queda sin trabajo en varias ocasiones y debe buscar la forma de mantener a su familia. El padre de Fernanda, Genaro, es un alcohŠlico que pasa su vida ÒintentandoÓ dejar el alcohol o Òjur⁄ndoleÓ a la virgen que va a cambiar. Durante algunos cap™tulos su padre busca trabajo aunque por lo general aparece viendo televisiŠn, saliendo a algœn bar con su compadre, o metido en algœn embrollo por frecuentar Òmalos tuguriosÓ. Comete tantos errores por ser alcohŠlico y por su situaciŠn econŠmica que en una ocasiŠn termina encarcelado por robar (lo llevan con engaŒos) la casa de la mejor amiga de su hija. El hermano de Fernanda, ÒToŒoÓ, es un buen muchacho, estudioso, optimista y excelente jugador de fœtbol, pero pierde la vista en un accidente de coche en el que viajaba junto a sus amigos Juan Carlos, auxiliar t”cnico del equipo de Fernanda, y Mariano, su compaŒero de fœtbol) cuando van a ver jugar al equipo de Fernanda en Toluca. Al perder la vista ToŒo tambi”n pierde la esperanza en la vida e intenta suicidarse. La familia Pacheco est⁄ aprisionada por su situaciŠn econŠmica y la fatalidad del destino. Al inicio de la telenovela, Fernanda trabaja informalmente para algunos de sus compaŒeros del Instituto Libertadores, pero su mejor oportunidad se da por casualidad y gracias al fœtbol. En uno de los entrenamientos Fernanda escucha una conversaciŠn entre su entrenador y don F”lix, auxiliar del t”cnico del equipo profesional de fœtbol del Club Am”rica, que se ofrece a darle pruebas de fœtbol a Juan Carlos, nieto de su entrenador. Al escuchar la posibilidad de llegar a ser jugador de fœtbol profesional, Fernanda se las ingenia, y con el apoyo de Diego, se hace pasar por el nieto de don F”lix en las pruebas de fœtbol del club Am”rica. Don F”lix viendo a 151 !ÒFernandoÓ Òd”bilÓ y ÒdesnutridoÓ lo invita a ser aguador del equipo. Con un trabajo poco convencional como el de aguador, Fernanda ingresa al mundo del fœtbol profesional sinti”ndose orgullosa del pie que puso en la puerta del club de fœtbol Am”rica. Fernanda se convierte en una suerte de mascota para los jugadores del club Am”rica aunque ocasionalmente llega al borde del peligro como cuando quieren desnudarla en una novatada de fœtbol que afortunadamente nunca llega a revelar su verdadera identidad. El abuelo se alarma al descubrir su mentira, Òno debiste entrar a trabajar como aguador. No es empleo para una muchachita. Vas a estar entre puros hombres.Ó Aœn as™, Fernanda muestra su esp™ritu inquebrantable, Òpues no me importa. Me vale gorroÉCr”ame necesito la chamba y no voy a andar de chillona. Me voy a comportar a la alturaÓ (ÒEl juegoÉ81 parte 3Ó 2:40-56). Ni las malas bromas de los futbolistas del club Am”rica ni los reproches del Abuelo alcanzan para cambiar su terca decisiŠn de trabajar para un equipo profesional. Pero lo que termina por importar (de acuerdo a la lŠgica meritocr⁄tica que estructura la telenovela) son los talentos de Fernanda como jugadora. Fernanda conquista el mundo del fœtbol porque su destreza triunfa m⁄s all⁄, o a pesar de su g”nero. Primero, la telenovela premia su entrega total al deporte con el triunfo de la Copa Coca Cola y despu”s, claro, con la promesa clim⁄tica de jugar para la selecciŠn femenina de M”xico. Es Fernanda la que lleva a su equipo a las finales nacionales de la V Copa Coca Cola. Tanta es su habilidad deportiva que en la final nacional del torneo se convierte en la hero™na del partido al marcar un gol aœn cuando segundos antes hab™a ca™do lesionada. Fernanda pasa todas las pruebas deportivas en una carrera apoteŠsica hacia el cl™max final. Al concluir la telenovela el mismo entrenador ÒrealÓ de la selecciŠn nacional mexicana, Leonardo Cuellar, la invita a formar parte del equipo nacional 152 !mexicano. Con esta invitaciŠn, Fernanda conquista la altura m⁄xima de la escalera ascendente con la que el fœtbol premiŠ una vida destinada al juego, al amor y a la perseverancia. From ÒRiches to RagsÓ o la historia anŠmala de Lorena, la ÒotraÓ Cenicienta futbolista Lorena çlvarez viene de una familia de la alta sociedad mexicana y vive en una colonia privilegiada de la ciudad de M”xico. Al igual que Fernanda, es una joven alegre, futbolista y muy estudiosa. Su familia consta de su hermana menor F⁄tima (F⁄tima Torre), su madre Luc™a (Lucero Lander) y su padre Javier çlvarez (Otto Sirgo). F⁄tima es estudiante de secundaria en el Instituto Libertadores y aunque es una niŒa muy prudente, en algunas ocasiones escucha los malos consejos de su amiga Marisol (Marifer Malo) enred⁄ndose en complicaciones inesperadas. Luc™a çlvarez es una tierna psicŠloga del Instituto Libertadores y una mujer muy tradicional que necesita del apoyo de su esposo para sobrellevar la vida. Javier es un padre modelo, juega al fœtbol con sus hijas, pasa tiempo con ellas, les da consejos, est⁄ pendiente de sus deberes y cuida con mucho cariŒo a su esposa adem⁄s de descollar como empresario de f⁄rmacos y qu™micos de ALVID, compaŒ™a fundada junto a Augusto Vidal (Manuel IbaŒez). Los valores ”ticos de Javier terminan cost⁄ndole la vida. Su socio, un villano, lo manda asesinar para quedarse con la compaŒ™a y Lorena es testigo del asesinato de su padre. A lo largo del melodrama la hija recuerda al padre muerto con dolor (son comunes y muy sentimentales los flashbacks que experimenta Lorena, siempre recuerda a su padre jugando fœtbol). La muerte del padre trae el colapso de lo que parece la estampa perfecta de una familia patriarcal t™pica. Augusto termina manteniendo el poder de la compaŒ™a y Lorena necesita trabajar para ayudar a su familia. Todas las desgracias que sufre la familia sŠlo refuerzan, gracias al fœtbol, la uniŠn de sus miembros. Juan Carlos, por otro lado, es un joven proveniente de una familia trabajadora. Es hijo de la dueŒa de la cafeter™a del Instituto Libertadores, doŒa Sara Dom™nguez, una mujer de clase 153 !humilde que inesperadamente dio a luz a Juan Carlos. Su otro hijo Ezequiel (Raul Araiza), a quien Sara adoptŠ despu”s de haberlo encontrado abandonado, es prefecto del Instituto Libertadores pero explota a los estudiantes, pidiendo dinero si los ve haciendo trampa, robando ex⁄menes y vendi”ndoselos, o conquistando a alumnas como Paulina de la Mora con quien tiene una relaciŠn que mantiene en secreto para evitar problemas administrativos. La figura paterna de la familia de Juan Carlos es Don Nicol⁄s Dom™nguez tambi”n conocido como el Abuelo, el bibliotecario del Instituto. Jugador profesional de fœtbol en el pasado, el deporte le permite conseguir trabajo de entrenador cuando se jubila del Instituto. La familia de Juan Carlos es tambi”n muy unida. Juan Carlos es sin duda el hijo prŠdigo: licenciado qu™mico-f⁄rmaco-biŠlogo, ex-jugador de fœtbol, eventualmente llega a la compaŒ™a ALVID para convertirse r⁄pidamente en consejero de Luc™a. Como todo gal⁄n de telenovela, Juan Carlos es un buen hombre dedicado a su profesiŠn, a su familia y, sobre todo, a su doble pasiŠn por Lorena y el fœtbol. La historia de amor entre Lorena y Juan Carlos, como trama paralela y especular a la que viven Fernanda y Diego, est⁄ saturada de lugares comunes del g”nero. El primer encuentro es accidental y sella para siempre el destino amoroso de los jŠvenes. Juan Carlos salva a Lorena de ser atropellada cuando, desolada por una traiciŠn amorosa, cruza la calle sin prestar atenciŠn al tr⁄fico. Caen al suelo abrazados y cuando ha pasado el riesgo se da el primer momento m⁄gico de su relaciŠn con un cruce de miradas que indica lo que el pœblico debe esperar. Saturado de tono sentimental, el primer encuentro entre Juan Carlos y Lorena anticipa un idilio intenso aunque plagado de complicaciones. Juan Carlos y Lorena tienen una relaciŠn sentimental tan accidentada como su primer encuentro. M⁄s all⁄ de lo circunstancial del encuentro, llegan a conocerse verdaderamente en las 154 !canchas de fœtbol. Si bien la desconfianza o las mentiras alimentan un desencuentro inicial, el campo de fœtbol es el espacio donde crece el amor y se despejan los malentendidos. El fœtbol en El juego funciona una vez m⁄s como elemento de cohesiŠn sentimental. El balompi” une literalmente a la pareja cuando hacen ejercicios de coordinaciŠn atados tobillo a tobillo y despu”s de sobrepasar las dificultades f™sicas y mentales de la actividad, son declarados ganadores. Se trata del primer triunfo en equipo de la pareja. Poco tiempo despu”s, durante la V Copa Coca Cola, Instituto va perdiendo 1-0 cuando Fernanda empata y a los pocos minutos Lorena acaba el partido con el gol del triunfo. Emocionados por el triunfo, Juan Carlos y Lorena lo celebran con un beso tan exageradamente largo como apasionado. Desde ese momento Juan Carlos y Lorena pasan todo el tiempo que pueden cortej⁄ndose. Coquetean en los entrenamiento de fœtbol, juegan rom⁄nticamente ÒcascaritasÓ de fœtbol en casa despu”s de la escuela, van al estadio juntos y muchos de sus desplantes amorosos tienen como centro algœn campo de fœtbol (Imagen 11). 11) ! 11.- Imagen 11: ÒJuan Carlos y Lorena compartiendo su amor en algœn momento de fœtbolÓ: ÒEl juego de la vida: Capitulo 23 parte 5.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 23, Televisa, 2001-2002. Youtube, bajado por CarlaLorena, 3 Abr. 2009, https://www.y outube.com/watch?v=v7VZ3idMAxs&spfreload=10. Visto Mayo 2014.! Como todo romance de telenovela, El juego depara a Lorena y Juan Carlos obst⁄culos indescriptibles. Fabi⁄n es el tercero en discordia. La decisiŠn de Lorena de amar a uno u a otro gal⁄n es, en la semiŠtica amorosa, el dilema reglamentario por el que debe pasar toda hero™na en el dif™cil trance o prueba de saber elegir al mejor candidato. Fabi⁄n es un opositor arriesgado, peligroso y lleva su cruzada a extremos criminales. Pero no es jugador de fœtbol, su v™nculo con 155 !el deporte es, como reportero y comentarista de fœtbol, ÒmeramenteÓ intelectual y esta es la debilidad que termina jugando en su contra. Su atrevimiento es sin embargo temerario. Poco despu”s del primer encuentro, Fabi⁄n besa inesperadamente a Lorena en el estadio Azteca. Usa sus recursos period™sticos como forma de cortejo. ÒCabe seŒalarÓ, comenta en una de sus notas deportivas, Òel eficiente trabajo realizado por el equipo del estadio Azteca entre quienes se encuentra Lorena çlvarez. Una joven entusiasta de hermosos ojos que demostrŠ un extraordinario profesionalismo y una gran pasiŠn por el fœtbolÓ (ÒEl juegoÉ91 parte 5Ó 5:33-47). Esta es la primera nota sobre Lorena pero no la œltima. Fabi⁄n doblega sus esfuerzos amoroso-deportivos en el programa de televisiŠn que produce: Si ustedes piensan que el fœtbol es un deporte varonil pues est⁄n muy pero muy equivocados. Los equipos femeniles actualmente cuentan con grandes jugadoras y tambi”n tienen ellas cosas muy hermosas como ustedes pueden apreciar. Miren nada m⁄s, echen un ojitoÉEsto fue solo una muestra de los equipos femeniles mexicanos que quieren ganarse un lugar y el respeto de sus contrincantes en este deporte. Espero que lo hayan disfrutado y hasta la prŠxima (ÒEl juegoÉ107 parte 4Ó 2:18-3:00). La imagen de Lorena acompaŒa la cita que precede. Sara Dom™nguez que est⁄ mirando el programa de televisiŠn con Ezequiel, comenta admirada Òal muchacho ”ste, reportero, se ve que [las chicas] le cayeron bien, Áeh!Ó a lo que Ezequiel agrega, Òs™ mam⁄, pero no te acuerdas que el reportero ”ste andaba saliendo con la Lorenita. A m™ se me hace que est⁄n chocando sus carritosÓ (ÒEl juegoÉ107 parte 4Ó 1:36-52). La importancia que tienen para Televisa los medios como formadores de opiniŠn pœblica se reproduce y potencia dram⁄ticamente en El juego. En la telenovela, Fabi⁄n trabaja para el conglomerado mientras Lorena actœa a su vez como representante itinerante de Televisa durante el Mundial de Corea-JapŠn. La hiper-mediatizaciŠn 156 !a la que el fœtbol est⁄ sometido en El juego con estos cruces y fertilizaciones en abismo convierte a la telenovela en una parte del engranaje massmedi⁄tico montado en torno al fœtbol por Televisa en un esfuerzo visible y llamativo por comodificar el fœtbol femenino en M”xico. La m⁄quina de autopromociŠn que pone en funcionamiento Televisa no opera en las sombras sino todo lo contrario. En El juego Televisa juega el rol de proveedora, facilitadora, promotora y patrocinadora de las y los jugadores de fœtbol de todo el plantel, una suerte de deus ex machina capaz de convertir en realidad los sueŒos m⁄s delirantes de los personajes. Transmitida en momentos en que se estaba llevando a cabo la Copa del Mundo de Corea-JapŠn con patrocinio de Televisa, la telenovela usa el mega-evento como escenario, agregando derivaciones espectaculares (e internacionales) a la trama del melodrama nacional. Oportunamente Lorena es contratada por Televisa para encarnar la ÒImagen del MundialÓ y acompaŒar a Compayito, la mascota de Televisa de los mundiales de fœtbol. En un acto de arrojo o de desesperaciŠn Fabi⁄n aprovecha el viaje a JapŠn para secuestrar a Lorena pero lo œnico que logra es darle a Juan Carlos la oportunidad de rescatarla y probar una vez m⁄s la dimensiŠn de su amor y su coraje. Fabi⁄n, como buen villano, no se da f⁄cilmente por vencido. De vuelta en M”xico, engaŒa a Lorena para que vaya al estadio Azteca donde planea matarla y suicidarse. Otra vez, Juan Carlos logra salvar a Lorena en una escena cargada de dramatismo donde Fabi⁄n le dispara, Juan Carlos es herido pero antes de caer logra empujar a Fabi⁄n del segundo piso del estadio Azteca provoc⁄ndole una muerte instant⁄nea. As™ termina la adaptaciŠn de este casi-cuento de hadas, despu”s de incontables tribulaciones el h”roe Juan Carlos rescata a su princesa/hero™na Lorena en el castillo deportivo del estadio Azteca demostrando as™ merecer el amor de su princesa: una versiŠn telenovelada de la Cenicienta del siglo XXI. 157 !El amor entre Lorena y Juan Carlos triunfa gracias al fœtbol ante todo tipo de pruebas. Ningœn adversario mostrŠ tanta pasiŠn por el fœtbol como Juan Carlos y sin duda el deporte fue el principal mediador en este romance. Lo confirma Lorena en el momento de anagnŠrisis final cuando confiesa, Òestoy convencida, chavas. Nac™ para el fœtbol y para Juan CarlosÉÓ (ÒEl juegoÉ100 parte 2Ó 5:06-11). Estas palabras fusionan fœtbol y amor como una forma de sellar el destino manifiesto de Lorena, la ÒotraÓ versiŠn de Cenicienta que replica en tantos sentidos la historia de Fernanda en El juego, pero que lo hace desde otro lugar social acaso para dejar claro que ni el g”nero o ni las clases sociales importan a la hora de hablar de fœtbol o de amor. Si como telenovela futbol™stica, El juego olvida ciertas convenciones del g”nero y adhiere a otras, el final tradicional que culmina la historia de amor con los novios en el altar es una de las convenciones que El juego parece querer evitar a toda costa. Ni Fernanda-Diego ni Lorena-Juan Carlos se casan estrictamente hablando. En El juego el fœtbol es la œnica religiŠn imaginable y si Fernanda usa la camiseta de la selecciŠn en reemplazo del vestido de novia, Lorena y Juan Carlos santifican su amor en el estadio azteca, una suerte de templo laico en la telenovela de Televisa El juego de la vida: retransmitiendo la industria de Televisa y re-narrando la V Copa Coca Cola No fue coincidencia que El juego apelara a la V Coca Cola para dar cuerpo a los deseos de las preparatorianas futbolistas que convirtiŠ en estrellas de la telenovela. Segœn la misiŠn publicada online, las copas Coca Cola buscan captar a jugadoras escolares de fœtbol, de entre 13 a 15 aŒos de edad, con el propŠsito edificante de fomentar Òun estilo de vida sano y activo entre todos los involucrados y participantesÓ (ÒIndustria mexicanaÓ 55). La I Copa Coca Cola fue inaugurada en M”xico por la corporaciŠn norteamericana en 1998, y poco m⁄s de una d”cada despu”s se lanzar™a en otras partes del mundo. En la actualidad tiene gran impacto en toda Latinoam”rica, especialmente en Argentina, Chile, Colombia, Honduras, Paraguay, Perœ, y 158 !tambi”n en Estados Unidos y en algunos pa™ses europeos como Croacia y EspaŒa. Segœn datos aportados por Coca Cola, los 125,000 participantes que se inscribieron en la zona del çfrica subsahariana son claros indicadores del poder de convocatoria internacional que tienen los torneos (ÒArranca la XIVÓ; Kiguta-NgÕangÕa). Las cifras de la V Copa Coca Cola en M”xico a la que alude El juego, no fueron menos impresionantes. Se calcula que el evento congregŠ alrededor de 108,000 adolescentes que jugaron para no menos de 6,675 equipos y que representaban a aproximadamente 150 ciudades de M”xico (ÒIndustria mexicanaÓ 55). Esta fue la primera Copa Coca Cola en incluir el fœtbol femenino, si bien el reporte ÒResponsabilidad SocialÓ (18) hace m⁄s hincapi” en el valor econŠmico que en el deportivo al justificar la inclusiŠn como una forma Òde comunicaciŠn m⁄s efectiva con los consumidoresÓ y a Òestrategias de mercadeoÓ para impactar Òcada vez m⁄s la decisiŠn de compraÓ (ÒReporte Anual 2001Ó 14). La corporaciŠn transnacional Coca Cola tendiŠ a considerar al joven futbolista como una Òoportunidad œnica para impulsar el valor de marca y el consumo per c⁄pitaÓ sobre todo cuando M”xico ofrec™a m⁄s de 58 millones de aficionados (18). Todo parece indicar que la apuesta de Coca Cola por el fœtbol femenino no fue sino una estrategia m⁄s en la expansiŠn internacional continua del mercado de bebidas gaseosas. Coca Cola en el deporte mexicano ya ten™a una larga tradiciŠn gracias a que en los aŒos sesenta: los empresarios de las Embotelladoras de todo M”xico comenzaron una estrecha y comprometida colaboraciŠn con el desarrollo de proyectos de escala nacional, como la preparaciŠn de los deportistas del equipo ol™mpico mexicano que habr™a de participar en los Juegos Ol™mpicos de 1968, la organizaciŠn de este mismo evento o las Competencias Mundiales de Fœtbol de 1970 y 1986 É(ÒIndustria mexicanaÓ 55).159 !M⁄s all⁄ de la presencia de Coca Cola en los mega-eventos deportivos de car⁄cter internacional, la transnacional tambi”n apoyŠ Òtorneos deportivos dirigidos a la juventud mexicana sin distinciŠn de g”nero y con cobertura nacionalÓ (55). No es poco el impacto que tuvo Coca Cola en el desarrollo deportivo de M”xico, sobre todo en lo que a fœtbol se refiere. Si al v™nculo estrecho entre Coca Cola y el fœtbol mexicano se suma la sinerg™a entre Coca Cola y Televisa es f⁄cil entender cŠmo una crŠnica del deporte no puede prescindir de revisar el rol que juegan y jugaron estas corporaciones en M”xico. Desde 1959, con la compra del Club Am”rica, Televisa se lanzŠ a promover el fœtbol mexicano, construyendo estadios, transmitiendo partidos de fœtbol en televisiŠn, o comprando otro club como el Necaxa. El imperio-Azc⁄rraga fue central en las negociaciones y compromisos que permitieron que M”xico haya sido sede de los mundiales de 1970 y 1986, mega-eventos que tambi”n contaron con el patrocinio de Coca Cola. Hoy un vistazo panor⁄mico al estadio Azteca de Televisa sirve de prueba para notar la saturaciŠn de anuncios de Coca Cola y el Club Am”rica (Imagen 12). A pesar de que el grueso de las inversiones fomentaron el fœtbol masculino, se registran sin embargo algunos ensayos parciales de inclusiŠn del fœtbol femenino. Televisa, por ejemplo, otorgŠ las primeras concesiones del Club Am”rica a los equipos femeninos Azul y Crema en el 69, la liga Am”rica, la Copa Mundial Femenina de 1971 o, en el 2000 junto a Coca Cola, produjo el filme Atl”tico San Pancho. A partir de 1998, con el lanzamiento de la primera versiŠn de la Copa Coca Cola difundida por Televisa, los avances por captar un nicho marginado comenzaron a tener perfiles y alcances m⁄s definidos y consistentes.160 !12.- Imagen 12: ÒLorena se queda asombrada del estadio Azteca en una toma en que la c⁄mara recorre los carteles publicitarios del club Am”rica, Necaxa y Coca ColaÓ: ÒEl juego de la vida Capitulo 90 parte 5.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 90, Televisa. Youtube, bajado por CarlaLorena, 1 Abr. 2011. https://www.youtube.com/watch?v=Qw3hcs fFGyw. Visto Mayo 2014. Con el lanzamiento de la telenovela El juego, dirigida por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, Televisa consolidŠ su relaciŠn con el fœtbol femenino. La telenovela fue programada para terminar dos d™as antes de la final de la Copa del Mundo Corea-JapŠn 2002 que contŠ, como anteriores mundiales, tanto a Televisa como a Coca Cola entre sus patrocinadores. En El juego la sinerg™a entre las dos corporaciones es n™tida: la V Copa Coca Cola y la Copa del Mundo de Corea-JapŠn 2002 son imprescindibles para ÒjugarÓ la semiŠtica del amor que inaugura Televisa con esta telenovela futbol™stica. El juego se contagiŠ del idioma hiper-mediatizado que invariablemente produjo la tr™ada fœtbol, Coca Cola y Televisa. Sus episodios dejan registro de las superposiciones que multiplican el efecto de abismo medi⁄tico que controla personajes, espacios y acciones. Cuando los protagonistas no est⁄n mirando televisiŠn, est⁄n leyendo anuncios o comentarios gr⁄ficos o est⁄n siendo filmados por c⁄maras de televisiŠn. Fernanda lee el anuncio de la Copa Coca Cola en la calle: ÒÁqu” chido! Áqu” chido! Mira aqu™ dice Copa Coca ColaÉÀLo puedes creer Diego? No, no, no, tengo que leer esto. Esp”rate. MiraÉdice aqu™, si participas en el torneo ganas una final en el estadio aztecaÉLo puedes creerÉÀy cuando van a hacer eso?Ó (ÒEl JuegoÉ39 Parte 2Ó 2:23-55). Lorena, por su parte, se entera por la radio: ÒV Copa Coca Cola. El torneo de fœtbol 161 !inter-escolar femenil y varonil m⁄s grande de M”xico. Arranca nuevamente. Inscribe a tu escuela. V Copa Coca Cola. Dalo todo por un sueŒo. La vida tiene sabor. Coca Cola. Vive sanamenteÓ (ÒEl JuegoÉ41 Parte 5Ó 3:20-38). Los medios colectivizan el deseo: el fœtbol en El juego cuenta con la magia medi⁄tica del contagio, todas las chavas quieren lo mismo y no hay nada m⁄s ÒsanoÓ y menos pol™tico (o revolucionario) que aspirar a ganar la Copa Coca Cola. Fernanda y Lorena desbordan de emociŠn: Òimag™nate É participar en ese torneo. Ay, yo quiero. MaŒana le voy a pedir al Abuelo que nos inscriba. Si nos va bien en el partido, imag™nate jugar en la Copa Coca Cola. ÁAy, yo quiero!Ó (ÒEl JuegoÉ41 Parte 5Ó 3:46-57). Es un sueŒo que hace delirar a sus protagonistas sin importar g”nero o edad. El octogenario Abuelo se contagia tanto como las juveniles muchachas Ò[Àestamos inscritos en el torneo?] Àen serio?, Àese torneo que anuncian en la televisiŠn?, ÀdŠnde la final se juega en el estadio Azteca?Ó y tambi”n participa del sueŒo colectivo: Òimag™nate. Llegar™amos a jugar en el estadio Azteca. Mis niŒas en el estadio AztecaÓ (ÒEl JuegoÉ55 parte 5Ó 6:03-09). El juego en Televisa tambi”n contribuyŠ a colectivizar medi⁄ticamente el mismo sueŒo que soŒaron sus protagonistas. La telenovela se transmitiŠ mientras se realizaba en M”xico la Copa Coca Cola: Ò[E]n el aŒo 2002, la final de [la V Copa Coca Cola]Ése efectuŠ en el estadio Azteca, en el que jugaron equipos de jŠvenes provenientes de Alemania, Colombia y Costa RicaÓ (ÒIndustria mexicanaÓ 55). La Copa paralela de El juego tiene lugar en la ciudad de M”xico y despu”s de ganar el torneo estatal, el equipo Instituto Libertadores celebra el triunfo con bebidas Coca Cola. Ya en la etapa nacional las jugadoras son seguidas paso a paso por las c⁄maras de Televisa. La fase final llega como una implosiŠn medi⁄tica, con transmisiones televisivas, entrevistas con los medios, desfiles del equipo, sorteos, y, por supuesto, con las jugadoras debidamente uniformadas con patrocinios de Coca Cola (no hay mejor propaganda que la 162 !bandera que lucen los cuerpos de deportistas como estandarte). La incredulidad con que algunas jugadoras reciben semejante baŒo de gloria es prueba de la inocencia femenina ÒÀY todo esto es por nosotras?Ó a lo que otra responde, Òpor nosotras y por 31 equipos m⁄sÓ (ÒEl juegoÉ130 parte 3Ó 3:24-28). Las eliminatorias de El juego copian la sofisticaciŠn y hacen tomas mœltiples y anguladas de las transmisiones Òreales.Ó A juzgar por la calidad t”cnica del resultado puede sospecharse que Televisa facilitŠ sus equipos de filmaciŠn para hacer que la ficciŠn resulte lo m⁄s veros™mil posible. El juego celebra a las futbolistas desplegando un sistema de estrellato que tambi”n transgrede la diferencia entre lo real y lo ficticio. Antes del partido final, el equipo del Instituto Libertadores aparece frente a las pantallas de Televisa en su programa matutino Hoy. Silvia Lomel™ y Juan Jos” Ulloa, conductores de Hoy y actores jugando su propio rol en El juego, celebran a las jugadoras: Òestoy muy contenta porque ahora nos acompaŒan dos equipos de chavas que adem⁄s de que son prendid™simas guap™simas, son triunfadoras, son futbolistasÓ (ÒEl juegoÉ141 parte 4Ó 1:54-2:00) y lo hacen sin olvidar el contexto: ÒBueno se trata de los dos equipos finalistas de la Copa Coca ColaÓ (ÒEl juegoÉ141 parte 4Ó 2:03-06). Despu”s de su apariciŠn en el programa Hoy, las ÒtriunfadorasÓ van al estadio Azteca y ganan la final contra el equipo Jalisco. El triunfo es apoteŠsico, todas celebran el trofeo Coca Cola y el viaje para ver la Copa del Mundo de Corea-JapŠn que disfrutan junto al grupo t”cnico de Televisa y a Lorena, ÒLa imagen del mundialÓ de Televisa. El efecto del tri⁄ngulo que El juego sellŠ entre fœtbol, Televisa y Coca Cola es, como m™nimo, vertiginoso. El juego es incapaz de imaginar el fœtbol femenino desde otros paradigmas que no sean los impuestos por la espectacularidad mediatizada de la televisora que transmite la telenovela. 163 !El juego promueve el fœtbol femenino y las jugadoras son celebradas, Àpero se puede hablar de una telenovela feminista? Las relaciones de g”nero hay que buscarlas en la doble y acaso contradictoria posiciŠn de las preparatorianas como jugadoras y aficionadas. Fernanda, adem⁄s de futbolista es fan⁄tica del Club Am”rica. Es lo que se puede considerar una conversa reciente, aficionada anteriormente del Necaxa, m⁄gicamente empieza a idolatrar al Am”rica cuando consigue la posiciŠn de aguador gracias a mentiras, disfraces. Vestida de hombre, tartamudea, su ritmo card™aco acelera (ÒÁPum, pum, pum!Ó [ÒEl juegoÉ79 parte 5Ó 5:07]) y delira de ”xtasis, ÒImag™nate codearte con todos los jugadores de fœtbol, no manchesÓ (ÒEl juego 79 parte 5Ó 5:08-11). Al o™rla, Diego se queja y le recuerda, ÒÁ[pero t]œ le vas al Necaxa! ÉNada que ver con el Am”ricaÓ (ÒEl juegoÉ79 parte 5Ó 5:12-14). Encandilada por emociones desbordadas, Fernanda parece a-cr™tica en su cambio sœbito de lealtades. Poco parece importarle qu” equipo idolatra, sŠlo la cercan™a a los cuerpos de los futbolistas resulta determinante en el delirio de sus fantas™as (ver Imagen 13).49 13.- Imagen 13: ÒFernandoÓ llega al Club Am”rica acompaŒado de su gal⁄n DiegoÓ: ÒEl juego de la vida Cap™tulo 79 parte 5.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 79, Televisa. Youtube, bajado por CarlaLorena. 15 Feb. 2011. https://www.youtube.com /watch?v=UdPQ2XqCqgE. Visto Mayo 2014. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 49 Fernanda trabaja para el club Am”rica y es aficionada al club Necaxa, dos clubes que en el 2001 y 2002 le pertenecen al conglomerado. 164 !En la telenovela se muestra a toda la plantilla del Am”rica, pero la c⁄mara se detiene en algunas figuras espec™ficas como Cristi⁄n PatiŒo o su entrenador Manuel Lapuente (ver Imagen 14).50 Fernanda rinde culto al club pero quien escribe en la prensa sobre el Am”rica es Fabi⁄n. Ingresar a la intimidad del mundo futbol™stico masculino es una llave en poder de Fernanda que termina usando cuando no accede al pedido de Fabi⁄n: ÒMira, Fabi⁄n, ya te dije que no. Una cosa es que te dejara entrar hasta ac⁄ y otra que le quieras tomar fotos a [Cristi⁄n] PatiŒo desnudo. ÀQu” te pasa?Ó (ÒEl juegoÉ93 parte 2Ó 1:24-30). Fabi⁄n trata de persuadirla: ÒPero no hombre. No van a ser encuerados. No m⁄s van a ser de la cintura para arriba. Y no las voy a sacar en tele. Van a ser nada m⁄s para el periŠdicoÓ (Ò 93 parte 2Ó 1:31-38). Para el periodismo a lo Televisa, fotografiar los cuerpos desnudos de los futbolistas se convierte en evidencia de la proximidad del ™dolo. Fernanda oficia de guardi⁄n de la privacidad de los jugadores aunque disfrace su resistencia como objeciŠn moral. Fabi⁄n debe conformarse con sŠlo entrevistar (acuclillado) a Cristi⁄n PatiŒo. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 50 PatiŒo y Lapuente fueron parte de la plantilla del Am”rica durante el aŒo 2001-2002. Fue un aŒo deportivo histŠrico porque fueron campeones de la Liga Mexicana durante el torneo de apertura del 2002. 165 !14.- Imagen 14: ÒCristi⁄n PatiŒo entrevistado por Fabi⁄n junto a Fernando y Manuel LapueteÓ: ÒEl juego de la vida Capitulo 93 parte 2.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 93, Televisa. Youtube, bajado por CarlaLorena, 9 Abr. 2011, https://www.youtube.com/watch?v=jws6H-HSHbw. Visto Mayo 2014. Cuando se trata de objetos, el culto al ™dolo se convierte en fetiche. En una ocasiŠn mientras limpia los casilleros del club Am”rica Fernanda encuentra una maleta que destila un olor f”tido: Hijo. ÁQu” b⁄rbaro! [Con cara de repulsiŠn] Es que qu” chido estar en los vestidores. A ver vamos a ver. Algo huele muy mal. Hijo, no manches, no, no, Àqu” es esto? Huele peor que la cremer™a del mercado de mi casa. ÁA puro queso! Oye, y estos tacos [zapatos de fœtbol] est⁄n de pelos. Son del diez. Del misionero Castillo. Ay, no manches, Àde verdad? (ÒEl juegoÉ87 parte 2Ó 8:34-9:06). El fetiche para probar el contacto con lo prohibido huele Òa puro queso.Ó Es el sudor del nœmero 10 el que enviste de todo valor a los botines. Fernanda constantemente fetichiza objetos deportivos. A diferencia de Fabi⁄n, Fernanda no simboliza los cuerpos sino busca el contacto f™sico con el mundo profesional del fœtbol al que tiene tramposamente acceso. Con los botines del Castillo en la mano, Fernanda imagina que toca con las manos un momento de gloria, ÒLlega ÒEl misioneroÓ Castillo y mete un goolllllÓ (ÒEl juegoÉ87 parte 2Ó 9:18-22 ). El contacto con el fetiche futbolista activa la fantas™a de hazaŒas solo dignas del domingo.166 !M⁄s all⁄ de la lealtad con los equipos, el contacto con el cuerpo del ™dolo es lo que busca Fernanda para desatar sus fantas™as futbol™sticas. La escena de El juego donde aparece Alex Aguinaga parece confirmar esta hipŠtesis. Ecuatoriano de nacimiento con larga trayectoria en el balompi” mexicano, Aguinaga fue una de las figuras m⁄s reconocidas del club Necaxa, equipo de Televisa que en los 90s agrupŠ a un plantel importante de futbolistas de renombre. Gracias a su destacable paso por el fœtbol mexicano e internacional fue Òcondecorado por el presidente de Ecuador, Lucio Guti”rrez, por Òsu trayectoria y amor al pa™sÓ (ÒAlex AguinagaÓ). Para Fernanda, Aguinaga fue m⁄s que un referente deportivo, segœn lo que delata su primer encuentro con el jugador. En una escena que parece haber sido levantada de la pel™cula Atl”tico San Pancho, El juego lleva al espectador a una pr⁄ctica del club Necaxa cuando, como no podr™a esperarse de una telenovela que resulta un desfile de leyendas futbol™sticas, Aguinaga sale al encuentro de Fernanda y Mike, su gal⁄n de turno: Mike: Alex Aguinaga: Mike. ÁQu” gusto verte! ÀCŠmo andas, mano? Mike: Muy bien, qu” milagro. Aguinaga: ÁQu” onda! ÀQu” tal? ÀCŠmo est⁄ tœ pap⁄? Mike: Muy bien, de hecho te manda muchos saludos. Mira te presento a una amiga: Fernanda. Aguinaga: Hola Fernanda ÀcŠmo est⁄s? (ÒEl JuegoÉ32 Parte 2Ó 2:44-52). Aguinaga tiende la mano para saludar a Fernanda pero, en lugar de retribuir el saludo, Fernanda corre emocionada, le brinca y le da un jubiloso abrazo, rugiendo ÒAlexxxxxÓ (Imagen. 15): (ÒEl JuegoÉ32 Parte 2Ó 2:59). A continuaciŠn Aguinaga le da una lecciŠn magistral de cŠmo jugar fœtbol para concluir, Òy sobre todo Fernanda, cuando el partido est” dif™cil y lo est”s perdiendo, 167 !nunca te des por vencida. Siempre pon el corazŠn por delanteÓ (ÒEl JuegoÉ32 Parte 2Ó 3:48-55). Con Alex Aguinaga de maestro, Fernanda escucha juiciosa como tambi”n escucha los consejos de otros maestros paternales que asumen el rol de saber en El juego: el abuelo habla del valor del trabajo f™sico y del trabajo en equipo, (ÒEl juegoÉ63 parte 1Ó 5:04-20) mientras que Juan Carlos prefiere alabar la importancia de la perseverancia en el fœtbol (ÒEl Juego 42 Parte 5Ó 4:56-5:06). 15.- Imagen 15: ÒFernanda, emocionada, conoce al atleta Alex AguinagaÓ:!ÒEl Juego de la Vida: Capitulo 32 parte 2.Ó El juego de la vida, producido por Roberto GŠmez Fern⁄ndez, episodio 32, Televisa, 2001-2002. Youtube, bajado por CarlaLorena, 6 Sep. 2009, https://www.youtube.com/watch? v=4OOpTeRqw7k. Visto Mayo 2014. ! Si fue clara la asociaciŠn de Televisa y Coca Cola para promocionar el fœtbol femenino mexicano quiz⁄s lo m⁄s intrigante de El juego fue la forma en que la dimensiŠn hiper-medi⁄tica jugŠ, por un lado, con estrellas del fœtbol mexicano y con eventos deportivos, por otro. Mitad propaganda y mitad hollywoodizaciŠn del fœtbol a lo Televisa, la telenovela desbordŠ los l™mites tem⁄ticos y ciertos lugares comunes del g”nero. Pero no llegŠ a transgredir, pese a la centralidad que dio al fœtbol femenino, la estructura patriarcal dominante en la telenovela tradicional. En todo caso, el valor de El juego radica en haber sabido consolidar cierto imaginario deportivo y haber logrado interpelar a una audiencia antes excluida de las pasiones que despierta el fœtbol. 168 !ConclusiŠn Con un lenguaje creyente y sentimental, El juego reorganizŠ la tradiciŠn de la telenovela mexicana experimentando con las posibilidades que ofrec™an dos temas in”ditos en el repertorio del melodrama: el fœtbol femenino y la V Copa Coca Cola. Narrar el fœtbol desde lo sentimental femenino produjo un relato que se alejŠ decididamente de otras narrativas de fœtbol. OcupŠ, por eso, un lugar propio en las tradiciones del lenguaje deportivo mexicano. El juego no se redujo a homenajear a un h”roe deportivo como Horacio Casr™n en Los hijos de don Venancio. Tampoco incursionŠ en la parodia de estrellas t™pica de los monitos de Chanoc . Tambi”n evitŠ las frases codificadas de çngel Fern⁄ndez que transmit™a religiosamente la radio de los domingos. Siendo un g”nero h™brido, como lo fue la telenovela de fœtbol, El juego supo combinar el exceso sentimental y los ritos grandilocuentes e hiper-mediatizados del fœtbol, echando mano de dos lenguajes normalmente excluyentes. La ÒfeminizaciŠnÓ del fœtbol se dio sin embargo a medias. La lŠgica paternalista siguiŠ, intacta, organizando la relaciŠn de g”nero entre los personajes. Los que enseŒan porque saben jugar fœtbol siguieron siendo los hombres. Y las chavas siguen aprendiendo.169 !EPêLOGO170 !Ep™logo En el an⁄lisis precedente intent” delinear cŠmo los distintos medios masivos narraron el fœtbol mexicano a trav”s de los momentos claves de la historia de sus œltimos 60 aŒos. A partir del estudio de casos espec™ficos espero haber diseŒado un mapa de ruta donde registros religiosos o parŠdicos, pol™ticos o econŠmicos, retŠricos o sentimentales, convergen en la tarea comœn de hablar del fœtbol como Òthe media-driven celebrity entertainmentÓ (Pierce 185) en lo que llegŠ a convertirse el deporte despu”s de su profesionalizaciŠn. Mi investigaciŠn se limitŠ a dar cuenta de un corpus vinculado sŠlo a la prensa gr⁄fica, el cine, la radio y la televisiŠn. Hay, sin embargo, otros relatos que narran el fœtbol profesional desde un lugar que poco y nada tiene que ver con la retŠrica futbol™stica que circulŠ en los medios. La literatura, por ejemplo, imagina el fœtbol y propone un paisaje diferente al trazado en este trabajo. Me acostumbr” a jugar con dolor y luego me acostumbr” a las inyecciones. Jugu” infiltrado m⁄s veces de las que le convienen a un cuerpo normal. Pero el m™o no es un cuerpo normal. Es un bulto pateado. Cuando me buscaba el nervio con la aguja, la doctora hablaba de mi carne calcificada, como si me estuviera convirtiendo en una pared (Villoro, Los culpables 39-40). Lejos de la cultura de las celebridades reproducida y amplificada por los medios masivos, en el cuento ÒEl silbidoÓ (2007) Juan Villoro narra los efectos del fœtbol profesional sobre el ÒcuerpoÓ de un jugador. La reducciŠn de la subjetividad del futbolista a su simple materialidad sirve para poner en tela de juicio la pr⁄ctica del fœtbol como deporte, como industria y como espect⁄culo. El texto explora cŠmo se normaliza lo anormal, cŠmo se produce la metamorfosis de cuerpo a Òbulto pateadoÓ o Òcarne calcificadaÓ. La norma del juego de fœtbol no aparece sin embargo verbalizada en el cuento, sŠlo aparecen sus efectos: lo no dicho remite a las reglas de la 171 !industria del fœtbol, a la econom™a que la rige y expone cŠmo afecta y consume los cuerpos. De esta manera, el deporte funciona en cuanto al cuerpo entre dos l™mites: el de la normalidad y el del exceso. Villoro despliega, adem⁄s, una postura c™nica, el que narra ya se acostumbrŠ a Òjugar con dolorÓ. Reducido a cuerpo productivo dentro del marco econŠmico del fœtbol profesional, el jugador tiene que jugar como pueda, a cualquier precio. La industria farmac”utica aparece como cŠmplice al silenciar sus ÒnerviosÓ y hacer posible que el cuerpo se acostumbre a las ÒinyeccionesÓ o que se Òest” convirtiendo en una paredÓ, que se sepa reducido a un Òbulto pateadoÓ. El fœtbol le pide a sus cuerpos que se sometan materialmente a una m⁄quina deportiva que todo lo consume. El texto de Villoro trae a la superficie el protagonismo del cuerpo como punto de confluencia comercial, industrial y medi⁄tica del fœtbol. Fragmentado, vendido-comprado, espectacularizado, el cuerpo (especialmente el del jugador-estrella) es esencial para el ”xito de la producciŠn de una imagen hiper-mediatizada. En el cuerpo del futbolista dejan su marca los discursos de poder, de la econom™a de los medios, y de la profesionalidad del fœtbol. En este sentido, el fœtbol y la materialidad del cuerpo del jugador son puntos que en la literatura de Villoro van de la mano. Son parte del mismo proceso de construcciŠn del futbolista del que hablan los relatos literarios. Para complementar (y continuar) el an⁄lisis propuesto en la tesis, una posible l™nea a desarrollar podr™a centrarse en los cuerpos y la performatividad del fœtbol en la literatura mexicana. Segœn Butler: ÒLa performatividad discursiva parece producir lo que nombra, hacer realidad su propio referente, nombrar y hacer, nombrar y producirÓ (Cuerpos 162). Los cuerpos del futbolista son producto de su performatividad, de su hacerse en y para el fœtbol: provienen de172 !ese hacerse, de ese dibujarse y de la funciŠn de producciŠn que los nombra y que los reduce a ser ÒparteÓ o ÒfragmentoÓ de ese todo que es el fœtbol para la econom™a del espect⁄culo. As™ el cuerpo del futbolista toma forma, se normaliza, se construye y comienza a producir su propia materialidad como ocurre en ÒEl silbidoÓ, texto en el que el narrador se Òacostumbr[a] a jugar con dolorÉ[se] acostumbr[a] a que las inyeccionesÉ[le] busque[n los] nervio[s]Ó hasta que el cuerpo que produce se convierta en un Òbulto pateadoÓ pero acostumbrado (39-40).51 Es decir, la literatura presenta un cuerpo paradŠjico donde las instituciones econŠmicas y pol™ticas dejan su marca f™sica como dolor. Partiendo de los trabajos teŠricos de Butler ser™a interesante entonces, como tarea futura, explorar las Òcondiciones normativasÓ en que los cuerpos del fœtbol mexicano se ÒformanÓ (40) o se nombran en la literatura del siglo XX y XXI. Seguir desentraŒando la relaciŠn entre Televisa y el fœtbol que trabaj” en varios cap™tulos de la tesis es otra deuda pendiente. El impacto cultural que tuvieron los programas televisivos Chespirito (1968) El chavo del ocho (1971) o El chapul™n colorado (1972) merecen, desde mi punto de vista, un trabajo de lectura serio. Roberto GŠmez BolaŒos junto a su hijo Roberto Jr. GŠmez Fern⁄ndez conformaron una dupla creativa y una instituciŠn en s™ misma dentro de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!51 Juan Villoro ha delineado cautelosamente el ÒcuerpoÓ de los futbolistas en textos como Ida y vuelta: Una correspondencia sobre fœtbol (2012), Dios es redondo (2006), Los once de la tribu (1995), o en sus cuentos cortos como el mencionado. Tambi”n las biograf™as de deportistas permite reconstruir cŠmo un cuerpo se transforma y se subjetiviza cŠmo propone Foucaualt. Horacio Casar™n, Rafael Navarro Corona, o de Alberto Onofre sufrieron lesiones f™sicas de gravedad y el ÒcuerpoÓ es centro tem⁄tico de Un ™dolo y sus tiempos, Recuerdos de un futbolista o Un Crack Mexicano: Alberto Onofre. 173 !Televisa, una alianza que marcŠ tres d”cadas de lo que significŠ vivir en una vecindad para M”xico y para toda Latinoam”rica. Si Azc⁄rraga tuvo alguna influencia o no en la centralidad que adquiriŠ el fœtbol en los programas de BolaŒos es algo a desentraŒar, lo cierto es que ÒChespiritoÓ se apropiŠ de las posibilidades narrativas que ofrec™a el fœtbol y convirtiŠ el balŠn en otro personaje m⁄s de la serie. Otro eje tem⁄tico que vale la pena seguir explorando en el futuro es la aficiŠn en el cine mexicano.52 Hasta el momento la aficiŠn ha sido un punto importante de discusiŠn y podr™an agregarse otras l™neas de investigaciŠn al debate vigente. El fenŠmeno de los aficionados no se limita a los estadios o a las pr⁄cticas rituales, el cine los asocia con el fervor exaltado del fœtbol-espect⁄culo. En las gradas el fœtbol se manifiesta como pasiŠn pura, impulso pre-lŠgico. Las gradas son el lugar donde se aloja la barbarie de la ÒmasaÓ no individualizada. Por ejemplo, en Los hijos de don Venancio (Dir. Pardav”, 1944), el padre llega a casa, al final de la pel™cula, despu”s de ir al estadio a ver a su hijo, y aparece con ropas rasgadas y maltratado porque se peleŠ con esos ÒotrosÓ aficionados. Tirando a gol (Dir. Cisneros, 1965), una pel™cula en la que compartieron marquesinas el futbolista profesional Salvador Reyes, Lola Beltr⁄n y Fernando Luj⁄n, tambi”n retrata la ÒmasaÓ de la fanaticada exaltada por las pasiones desbordantes que despiertan los clubes Am”rica y Chivas. En Rudo y Cursi (Dir. CuarŠn, 2008), pel™cula dirigida por Carlos CuarŠn, y protagonizada por Gael Garc™a Bernal y Diego Luna, la aficiŠn se sigue !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 52 AficiŠn Futbol™stica y Rivalidades en el M”xico Contempor⁄neo. Una Mirada Nacional, un trabajo de Roger Magazine, Samuel Mart™nez y Sergio Varela Hern⁄ndez, evalœa este aspecto desde lo etnogr⁄fico y antropolŠgico. Su estudio adem⁄s de ser reciente y exhaustivo tambi”n orienta al lector al explicar la cotidianeidad del aficionado en M”xico. 174 !representando como vulgar y b⁄rbara.53 Si el fœtbol profesional tiene un efecto disciplinario en el cuerpo de los futbolistas, el cine reserva la emociŠn y el descontrol al espect⁄culo paralelo que se desarrolla en las gradas. Estas son algunas de las l™neas de trabajo futuro, poco exploradas hasta el momento que constituyen no sŠlo una invitaciŠn a seguir pensando el fœtbol mexicano sino otras v™as de an⁄lisis posibles en la encrucijada que plantea como deporte y como experiencia colectiva y simbŠlica. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 53 Vista por m⁄s de 3 millones de personas, la pel™cula arrojŠ una ganancia de 127 millones pesos en 11 semanas y llegŠ a distribuir hasta 505 copias, siendo la tercera cinta m⁄s taquillera de la historia del cine mexicano, v”ase Cabrera, ÒGusta m⁄sÓ. 175 !BIBLIOGRAFêA CITADA176 !BIBLIOGRAFêA CITADA Ò41 Cantinflas Show Futbol Soccer.Ó Cantinflas Show, protagonista Cantinflas, episodio Soccer, Hanna-Barbera. Youtube, bajado por Lucha Titlan, 21 Oct. 2013, https://www.youtube. com/watch?v=XMWHxkFSv50. Visto 9 Marzo 2014. Ò200 Familias sin hogar.Ó Esto, 16 Sept. 1941. Impreso. ÒAdalberto Arroyo, AS de la CrŠnica Gr⁄fica.Ó Esto, 12 Sept. 1942. Impreso. 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