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Un Estudio De Sus Personajes Femeninos presented by i 1 Elsa Delia Alvarez has been accepted towards fulfillment of the requirements for Ph. D. degree in Spanish ulia ced 101111241111 £421.11 Major professor Date 7/22/71 0-7639 \/ ABSTRACT LA OBRA DE RAMON SENDBR (ESTUDIO DE LOS PERSONAJES FEMENINOS) BY Elsa Delia Alvarez Ramon Sender, en su condicion de novelista, cubre un perfodo de cuarenta afios de labor literaria. Su obra es extensa y a través de ella se produce logicamenta una evolucién. La guerra civil espafiola marca un punto impor— tante en esa evolucién. Conocer al autor y situarlo hist6rica y literariamente antes del conflicto bélico es imprescindible para entrar en el estudio de los persona- jes femeninos. Por esta razén, el primer capftulo esta dedicado a la obra senderiana antes de 1936, con énfasis en lgén, novela con la que surge en el ambiente literario espafiol. Se destacan ademés los cambios sociales, politicos y economicos en el panorama mundial en la tercera década del siglo XX, tal como influyen en Espafia y en Sender, asf como las caracteristicas generales de la literatura eSpafiola en esos momentos, admitiendo que Sender se desvia de las corrientes literarias en boga y se orienta, por su preocupacién social y humana, haCia un nuevo Elsa Delia Alvarez realismo cuyas caracteristicas esenciales ha de conser- var siempre. En el segundo capitulo se hace énfasis en los caracteres generales de la novela senderiana: (1) el hom— bre como tema finico de su obra ViStO desde distintas per— spectivas: histérica, social e individual; (2) su estilo austero y sereno, lleno de valores poéticos y mégicos; (3) las técnicas y formas de expresién empleadas para, junto a lo mégico y poético, llegar a un "realismo de esencias." A partir del tercer capitulo se estudian los per- sonajes femeninos y especialmente e1 ideal femenino senderiano. Partiendo del concepto del énima acufiada por Carl Jung, se estudia la formacién del énima senderiana y la proyeccién de esta imagen en su obra, la que tiene como caracteristica: mujer/nifia que no ha sido madre, dotada de un sentimiento instintivo de fe en la Vida. Los personajes femeninos se clasifican en pluri— dimensionales y unidimensionales, equivalentes a los designados por Forster como "round and flat characters." En los capftulos cuarto y quinto, se estudian la personajes pluridimensionales, proyeccion del anima sen- deriana, ya sean protagonistas o estén en relacién al protagonista: l. Milagritos en Mr. Witt en el canton, expresion de un mundo estable, reflejo del equilibrio interior del autor. Elsa Delia Alvarez La duquesa en El rey y la reina, como simbolo del ideal y de la Espafia tradicional. Valentina y Ariadna, personajes que estén en relacion con la Vida del autor, Valentina en Crénica del Alba, imagen central del anima senderiana, se convierte en espfritu a través de sus recuerdos. Ariadna en Los cinco libros de Ariadna, mas real, es expresién de una realidad que quiere olvidar y el hada salva- dora que saca al protagonista del laberinto en que estaba. Santa Teresa en Tres novelas teresianas, es la confirmacion viviente de la ideologia sender riana, dotada de un amor puro que se basta a si misma para realizarse. Elvira y Lucha en La aventura equinoccial de Lope de Aguirre y el Epitalamio del prieto Trinidad, son simbolos del bien, la pureza y la belleza e impermeables al medio dominado por la violencia y el caos, al cual se contra— ponen. La princesa Maria en Bizancio y Lizaveta en Las criaturas saturnianas son personajes- victima, que no se han realizado ni a través del amor ni de la maternidad. Se desintegran en contacto con un medio que afecta a su per- sonalidad y no a su orden de valores. Elsa Delia Alvarez El sexto capitulo estudia a los personajes feme— ninos unidimensionales mas significativos; como personajes secundarios,que estén en la obra para acentuar o destacar alguna idea del autor: 1. La sirena del circo en El verdugo afable, per- sonaje que se desintegra en relacién con el medio. 2. La reina Irene en Bizancio, personaje imper- meable al medio. 3. Personajes "mégicos": positivo, la condesa Olga en Bizancio y negativo, la castellana de Aineto en la misma obra. 4. Personaje histérico, tratado con una técnica surrealista: la mujer de Cervantes en Egg gallinas de Cervantes. 5. La mujer como madre en El verdugo afable y en El lugar de un hombre. LA OBRA DE RAMON SENDER (ESTUDIO DE LOS PERSONAJES FEMENINOS) BY Elsa Delia Alvarez A THESIS Submitted to Michigan State University in partial fulfillment of the requirements for the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY Department of Romance Languages 1971 \/, - p§§§%. ELSA DELIA ALVAREZ @Copyright by 19 71 INDICE INTRODUCCION . . . . . . . . . . . . CAPITULO I. LA OBRA DE SENDER ANTES DE 1936 . . . II. III. IV. Momento de aparicion . . Caracteres de la literatura espanola en esos momentos. . . . . . Cambios sociales, politicos y econémicos en el panorama mundial . Sender, "pionero" del neorrealismo espafiol. . . . . . . . . . . CARACTERES GENERALES DE LA NOVELA DE SENDER . . . . . . . . . . Temas . . . . . . . . . . . . Estilo. . . . . . . . . Formas de expresion . . . . . . . EL ANIMA SENDERIANA: ESTUDIO SOBRE SU IDEAL FEMENINO . . . . . . . . . Concepto del anima. . . . . . . . I . . . ,a El anima senderiana: su formac1on . La imagen femenina en la obra de Sender. PERSONAJES FEMENINOS PLURIDIMENSIONALES. E1 mundo en equilibrio: Milagritos . . Significacién de la mujer en El rey y la reina . . . . . . . Valentina y Ariadna . . . . . . . PERSONAJES PLURIDIMENSIONALES (CONTINUACION) . . . . . . Un personaje histérico: Santa Teresa . Personajes impermeables a1 medio: Elvira y Lucha . . . . . . . . ii Page iv 13 25 30 47 47 55 70 102 102 104 109 130 131 143 158 196 196 209 INDICE Page INTRODUCCION . . . . . . . . . . . . . iv CAPITULO I. LA OBRA DE SENDER ANTES DE 1936 . . . . l Momento de aparici6n . . . . l Caracteres de la literatura espanola. en esos momentos. . . . . . l3 Cambios sociales, politicos y econ6micos en el panorama mundial . . 25 Sender, "pionero" del neorrealismo espafiol. . . . . . . . . . . 30 II. CARACTERES GENERALES DE LA NOVELA DE SENDER . . . . . . . . 47 Temas . . . . . . . . . . . . 47 Estilo. . . . . . . . . . 55 Formas de expresi6n . . . . . . . 70 III. EL ANIMA SENDERIANA: ESTUDIO SOBRE SU IDEAL FEMENINO . . . . . . . . . 102 Concepto del énima. . . . . . . . 102 El anima senderiana: su formacién . . 104 La imagen femenina en la obra de Sender. 109 IV. PERSONAJES FEMENINOS PLURIDIMENSIONALES. . 130 El mundo en equilibrio: Milagritos . . 131 Significaci6n de la mujer en El rey y la reina . . . . . . . 143 Valentina y Ariadna . . . . . . . 158 V. PERSONAJES PLURIDIMENSIONALES (CONTINUACION) . . . . . . . 196 Un personaje hist6rico: Santa Teresa . 196 Personajes impermeables a1 med1o: Elvira y Lucha . . . . . . . . 209 ii Page La desintegraci6n de la personalidad: Maria y Lizaveta. . . . . . . . 231 VI. PERSONAJES FEMENINOS UNIDIMENSIONALES . . 264 Personaje que se desintegra en relaci6n con el medio . . . . . . . . . 265 Personaje impermeable al medio. . . . 267 Personajes "mégicos" . . . . . . . 272 Un personaje hist6rico . . . . . . 277 La mujer como madre . . . . . . . 279 )NCLUSIONES . . . . . . . . . . . 289 IBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . 296 PENDICE. . . . . . . . . . . . . 326 iii INTRODUCCION Me he propuesto en el presente trabajo hacer un :udio de los personajes senderianos femeninos. Mi :erés por este aspecto de la obra de Ram6n Sender es el sultado de una serie de preguntas que me hice después haber leido sus novelas: apor qué algunos de sus per- iajes femeninos parecen tener caracteres comunes?, gen 5 consisten estas caracteristicas?, aqué razones hay en mismo autor para que esta mujer sea asi y no de otra mera? Tratar de resolver estos interrogantes ha de ser es mi objetivo principal. Considero que para poder llegar a los personajes eninos es necesario Conocer antes al autor y situarlo, la major precisi6n posible, hist6rica y literariamente. o va a constituir la primera parte de mi trabajo. Para udiar después a las figuras femeninas, utilizaré, emés de métodos puramente literarios, otros que ya 'man parte de las direcciones de la nueva critica apli- a a las obras contemporéneas, como son términos y ceptos sic6logicos. Entre los métodos que he llamado erarios esta, como podré observarse, la clasificaci6n los personajes femeninos en "round" 0 pluridimensionales iv "flat" 0 unidimensionales, segfin la terminologia de :. M. Forster. Dada la extensi6n y fluencia de la obra de Sender, .imito mi estudio a1 de los personajes femeninos que con- sidero esenciales, madurados dentro de la obra del autor r representativos de ella, tratando de huir de todo lo zue sea prolijo y reiterativo. Por esta raz6n solo :rataré de Siete domingos r6195, Mr. Witt en el cant6n, g1 lugar de un hombre, Epitalamio del_prieto Trinidad, 2r6niga del Alba, El rey y la reina, El verdugo afable, éizancio, Carolus Rex, La aventura equinoccial de Lope de Xguirre, Tres novelas teresianas, Las gallinas de Cervantes ;_otras narraciones parab6licas y Las crituras saturianas. El resto de su producci6n o bien carece de personajes femeninos relevantes para un estudio--caso de Requiem por n campesino espafiol--, o bien se trata de una personifi- aci6n, como Zu, el angel anfibio. Para realizar mis investigaciones he contado con 05 fondos de varias bibliotecas americanas y también con .08 de la Biblioteca Nacional y de la Hemeroteca Nacional .e Madrid. Estos filtimos han sido de una utilidad incal- ulable. Gracias a ellos me ha sido posible reunir y studiar los articulos publicados por Sender y sobre ender en Espafia antes de 1936, completando la Biblio- raffa senderiana de Charles L. King- He de manifestar que para la realizaci6n del tema me propongo, el conocimiento y trato directo con .er han de ser de una importanCia fundamental. Su .onalidad, segun se mostr6 a los estudiantes del curso rerano de 1968, ha de ayudarme a conocer mejor su obra 1 pensamiento. Espero utilizar del modo mas eficaz posible todos >s elementos y ofrecer, con el resultado, una aporta- 1 al estudio de la obra de Ram6n Sender. Vi CAPITULO I LA OBRA DE SENDER ANTES DE 1936 Momento de aparaci6n Tanto la obra como la Vida de Ram6n José Sender cés, han motivado los mas diversos juicios y posible- te éstos se deban en gran parte a la compleja per- alidad del autor. Su extrema individualidad y su esidad de no actuar "como hombre de una clase sino 6 un ser humano elemental y genérico"l 1e ha acarreado de su juventud la falta de comprensi6n y a veces el contento de aquellos grupos con los que mantuvo con— to durante diversas etapas de su Vida: anarquistas, anistas, socialistas, republicanos y, por supuesto, grupos de derecha. Demasiado independiente para nar filas en ningfin partido politico, aunque se haya :cado a algunos, tampoco se le ha podido clasificar linguna escuela literaria. Esto ha traido en conse- lcia el que se le ignore mas que el que se le combata.2 Su abundante y valiosa produccién se inicia con Len 1930,3 a la que siguen O.P. (Orden Pfiblico), grbo se hizo sexo, Siete domingos rojos, Viaje a la ggdel crimen, La noche de las cien cabezas y Mr. Witt \/ \ \ e1 cant6n. Estas obras carecen hasta ahora de otra :a que no sean estudios muy generales. Es mas, no son en conocidas en su pais, aunque hay que aclarar que en .05 afios, e1 publico espafiol ha podido leer algunas de as y también una parte de lo que Sender ha escrito en treinta afios de destierro.4 El resto de su produc— n ha sido publicada en América, principalmente en ados Unidos, México, Argentina, Chile y Uruguay.5 Aunque Sender es ante todo novelista, ha escrito Jién poemas,6 ensayos criticos,7 cuentos8 y piezas trales.9 Parte de la obra senderiana--articulos y ayos-—esta muy dispersa. Ha colaborado y afin lo sigue .endo en revistas y periédicos de toda América. Hacer relaci6n de sus trabajos periodisticos seria inter— lble, ya que, por ejemplo, desde el afio 1950 viene .icando dos veces por semana una columna literaria aparece en varios diarios hispanoamericanos como rectura de México, El mercurio de Valparaiso, El tiempo . 10 ogoté y La Cr6n1ca de Caracas. Como antes sefialé, Sender surge como novelista 1a publicaci6n de Iman en 1930. El mismo afio en que ublica también Sin novedad en el frente de Erich Maria rke. Esto no quiere decir que Sender con su primera la produjese el mismo impacto que el novelista aleman 1e se colocara a su misma altura aunque este es un 3 que podria discutirse. Con Imén Sender se coloca rtamenta en una linea poco cultivada en la novela ~ 11 anola de entonces y se acerca a una rama de la nove— tica europea en la que el autor de Sin novedad en el ate es uno de sus representantes.12 Aunque Efléfl no a basada en los acontecimientos de la Primera Guerra dial, refleja los de la de Marruecos, a través del aso "desastre de Annual." Y es en esta primera novela, nés, dode aparece la preocupacién existencial que is abandonara a Sender: la esencialidad del hombre rentado con circunstancias destructivas que él no ha ;ido. Su sentido de lo "humano elemental" le impele a :carse al hombre, especialmente a aquél que puede ser, in él, simbolo del tipo nacional espafiol,l3 es decir, tombre que tiene sus propias ideas sobre la Vida y la rte y cuyos instintos primarios o "virgenes,' como :a llamar el propio Sender, no han sido modificados por :ivilizaci6n. Considero que este tipo humano, del que ;ce en Imén es la primera figura, Viene a ser una tante en el mundo senderiano. Sirvan tan solo de ,plo: Paco el del Molino en Requiem por un gampesino fiol, R6mulo en El rey y la reina y Ramiro Vallemediana l verdugo afable. Imén no se ha apreciado hasta ahora en su justo r. Tal vez la dedicatoria de Sender ha tenido la a del despiste inicialde los criticos acostumbrados \/ \ . \ 1na época de "intenciones estéticas y prejuicios lite- 15 . "l4 . , , :1os. La major parte de la critica ve Iman como reportaje, como un testimonio y no como una novela de momento hist6rico de Espafia. Iman es mas que eso. en la novela un pequefio mundo envuelto en una guerra Lumana, vista con un descarnado realismo y recopilada intencién documental. Pero S610 hasta aqui llega e1 timonio. Para Wellek y Warrenl6 Kayserl7 hay tres factores imprescindibles en toda y también para ela: un espacio fisico y vital, un acontecimiento y o unos personajes. En Emén ese espacio fisico, ese ento hist6rico (Africa de 1921 a 1925, mas o menos) an llevados a manera de hilo argumental en su perso— e central Viance. El autor emplea todos los recursos ibles (muchos de los cuales se adelantan a las nuevas nicas novelisticas del siglo XX, como se veré mas lante), para darnos e1 proceso de desintegracién de a héroe cuya "resistencia fisica y moral" convierte su -’ .. ~ "18 Lon en grande y portentosa hazana. £m§n_no es tampoco la relaci6n de "observaciones >rdenadas a veces demasiado prolijas, a veces sin na literaria" a pesar de que lo diga el mismo autor. Lo es, al menos para nosotros, aunque tal vez pudiera .0 para los que, en aquellos anos, no tenian, natural- :e, la perspectiva que hoy tenemos. Bien lo demuestran estudios que sobre ella han hecho recientemente ancisco Carrasquer,20 Rafael Bosch2l y Marcelino iuelas. 2 La obra tiene una estructura. Esta dividida tres partes: (1) El relevo. E1 campamento. (2) Annual. desastre. (3) Salvacién. Licenciamiento. Su ritmo :endente llega hasta 1a segunda parte, donde se centra estructura y el tema de la novela y donde ésta adquiere mayor dramatismo e intensidad. E1 descarnado realismo de lo narrado llega a un torsionamiento como el que ”las cosas adquieren en la te cuando lo horrendo alcanza los limites de la resis— - ..23' 01a humana. El horror en la mente de Viance va uiriendo una gradacién ascendente a través de las tintas situaciones con que se enfrenta. Considero que verdadero mérito de la obra se encuentra en la presen- ién casi objetiva de esa constante dualidad de la rte con toda su monstruosidad y la conservaci6n de la . . . . 24 . . a que es como un 1nst1nto primarlo. Situac1ones :amente comparables dentro de la obra senderiana son sufridas por Lizaveta en la "espelunca" de la cércel 1 en Las crituras saturnianas. La condici6n humana de Viance, llevado desde sus >res agricolas a una guerra que no comprende, acaba por ‘ntegrarse completamente, pierde su esencia, adquiere impersonalidad fria y endeble que le hace parecer tan "25 ,no de sf mismo. En adelante este campesino sera un ente biol6gico que se mueve sobre la t1erra por las mismas razones que se mueve un animal 0 sobrevive un vegetal. Si ésta es la impresi6n que produce e1 prota- gonista de una obra escrita en 1930, parecida es la que causa su princesa Tarakanova de Las criaturas saturnianas, escrita en 1968. Sender, a1 acercarse a1 ser humano en busca de su esencialidad, lo hace en funci6n de su realidad exterior, de su circunstancia. Testimonio y denuncia de esa reali- dad es su primera trilogia Terminos del Presagio, consti— tuida por: (a) Orden Pfiblico (Novela de la cércel), (b) Viaje a la aldea del crimen (Documental de Casas Viejas) y (c) La noche de las cien cabezas (Novela del tiempo en delirio).26 Son tres obras de contenido social, pero también una mezcla de realidad y fantasia, otra de sus caracte- risticas, segun veremos mas adelante. En Orden Pfiblico hay una critica del sistema policiaco tal cual lo ve un periodista desde las rejas de la cércel. Para esta obra también se sirv16 de su experiencia: tres meses de prisi6n en 1927, durante la Dictadura de Primo de Rivera, en la Cércel Modelo de Madrid. Quiere ser objetivo y para ello utiliza a un larrador omnisciente que refiere los diélogos de tipo filoséfico que el periodista entabla con El Viento, :imbolo de la justicia. Una serie de tipos desfilan por .a obra: estafadores, presos politicos, compafieros todos de prisi6n. Su ataque a las clases dominantes, abogados, funcionarios de la cércel y clero, no podia faltar. En las dos primeras novelas de la trilogia, relata, como testigo ocular que fue y en su calidad de reportero, los acontecimientos de ese momento, afios de 1927 y 1933. Puede considerarse el divulgador de los hechos de la época. Comparéndolas con Tmén, estas nove- las tienen mas carécter de reportaje, de denuncia o por lo menos esta intenci6n es mas patente, sobre todo en la segunda de ellas, Viaje a la aldea del crimen. Narra su Viaje a Benalup a1 producirse el alzamiento y la pro- :lamaci6n del anarquismo libertario, 1a exterminaci6n de 1n grupo de campesinos por la guardia de asalto. Muestra La realidad de unos hechos y la situaci6n de unos campe- :inos hambrientos, fusilados y quemados en sus casas, en tombre de un orden pfiblico que por otra parte permitfa y Lefendia a los propietarios—-1atifundistas de tierras a1dias--que mantuvieran un régimen de tipo feudal. La noche de las cien cabezas es una obra que a anera de fantasia satirica 27 critica a la burguesia. ien cabezas pertenecientes a diversos tipos de la socie- ad espanola son arrojadas a un cementerio por un fuerte endaval donde continfian con sus ambiciones y sus caracte- [sticas de hombres vivos y todo ello es el motivo de los amentarios satirico-filos6ficos de un hombre, recién 1erto de hambre y de frio en el propio cementerio. Algunos criticos estan de acuerdo en entroncar sta obra con la linea de Quevedo y Goya, pero en ella odrian sefialarse elementos surrealistas y grotescos muy 28 e moda en el momento en que fue escrita. No cabe una omparaci6n directa con Los Suefios de Quevedo ya que mbos autores se sitfian ante 1a Espafia de su época desde as situaciones distintas: Quevedo veia que el imperio Spafiol caia desde lo alto, Sender por el contrario lo aia sobrevivir después de un desastre de siglos. Es Sgico que el humor del primero fuera mas agrio y que el spiritu del segundo mas combative. En 1932 publica Siete domingos rojos.’29 En sus spectos sociales, 1a obra narra un intento de levanta- .ento de los obreros de la construcci6n madrilefios que ratan de conseguir e1 poder para el proletariado, evantamiento que fue ahogado en sangre en los inicios de L Segunda Repfiblica. E1 autor no oculta su simpatia :volucionaria, es mas, hay varias coincidencias entre la da de Sender y el periodista Samar.3O Esto no es nada ro; en la obra senderiana él siempre estaré representado r uno o varios personajes. Dentro de todo este caos litico, Samar busca una verdad: la verdad humana.31 Hay un contrapeso en esta novela que ademés de rcar e1 ritmo, sirve para suavizar tanta muerte, miseria sufrimiento. Es donde Sender deja correr su fantasia, nde e1 periodista Samar muestra la otra parte de su "yo": sus amores con una chica burguesa, que estén en oposicién a sus ideales de lucha social. Es conveniente sefialar que con este personaje, 1a novia de Samar, presenta Sender en su obra la primera figura femenina literaria. Es verdad que un afio antes habia surgido otro per— sonaje femenino, Santa Teresa, en la novela biogréfica El Verbo se hizo sexo,32 pero ya es una figura tomada de la historia. No parece que la fecha de publicaci6n con- cuerde con la fecha en que fue escrita 1a obra y asi lo sefiala Charles F. Olstad, confirmado segun él, en una carta de Sender donde expresa que la obra fue escrita "33 Pero "when he was fifteen or sixteen years old. también puede deducirse si la comparamos con Emén y Siete domingos rojos. Eneastas filtimas hay un progreso en la técnica novelistica. Lo que nos interesa de la obra es la atraccién que para Sender tiene la santa de Avila y la que él cree su visi6n de la Espafia de esa época; lo que posiblemente esta en relaci6n con los anacronismos—-pro- pios de Sender——que encontramos en ella. Este es el caso de Pedro de Cepeda, portador de las ideas senderianas. Es e1 hermano de la santa un hombre inteligente pero fra- casa a1 marchar en contra de las condiciones hist6ricas ie la época: la espada y la cruz.34 Mediante su inter- pretaci6n de Pedro y Teresa, e1 novelista trata de acer— :arse a la condicién social y humana del siglo XVI. 10 Cinco afios después de la aparicién de Iman, Sender atiene el Premio Nacional de Literatura por su novela r. Witt en el cant6n.35 Los sucesos hist6ricos de la iblevacién de Murcia contra el gobierno de Madrid, en 373, corren paralelos, entrecruzados y en parte causantes 31 drama personal de Mr. Witt. En oposici6n a él, apa- zce su esposa Milagritos, no por ser de diferentes nacio— Llidades, sino porque Mr. Witt, frio, escéptico, dominado )r la raz6n, es el polo opuesto de la esposa, juvenil, lasionada (mujer/nifia aunque e1 autor 1e atribuye 35 mos). Esta obra no pudo repercutir debidamente en el ,ndo literario espanol, porque su publicaci6n casi incidié con el inicio de la guerra civil. La labor de Sender como periodista comienza antes 1930 y en ella se inicia durante sus afios de formacién iversitaria. Era aquél el Madrid de las reuniones del eneo, donde coincidian Unamuno, Valle-Inclén y otros, y nde tenian lugar discusiones politicas y filoséfico- ciales. Hasta 1924 no entra de lleno en ese ambiente y en ese mismo afio cuando comienza su colaboraci6n en el :i6dico El Sol, que dura hasta 1929. Es La Libertad de irid el que recoge su principal labor periodistica. He \ iido comprobar en mis investiga01ones en la Hemeroteca Clonal de Madrid que desde 1931 a 1936, public6 en L . . 3. .ho periodico c1ento noventa y c1nco articulos. Tam- fn colabor6 en Leviatén, Revista de hechos e ideas, v w l ll irigida por Luis Araquistain, especialmente los afios 934 y 1936. ‘ La mayor parte de sus articulos fueron més tarde acopilados y publicados por distintas editoriales. En 932 se publica Teatro de masas,37 que recoge en trece apitulos articulos que aparecieron en La Libertad. Expone 1 ellos su punto de vista sobre lo falso del teatro 1rgués vigente entonces en Espafia, asi como la necesidad : crear un nuevo teatro de acuerdo con las realidades icionales. En 1933, 1a editorial Cenit recopi16 y public6 >resuradamente una serie de articulos que también apare- .eron en La Libertad. Se referian a1 ya citado reportaje 1a insurreccién de campesinos de Casas Viejas y lleva ‘te mismo nombre.38 En 1934 se publica Carta de Moscfi sobre el amor ~ 9 . una muchacha espanola).3 A manera de carta—ensayo se nifiesta en contra del concepto dualista que atribuye e1 1 a la materia y el bien a1 espiritu. Para Sender a ese ncepto dualista, impuesto por las teorias idealistas y piritualistas, se deben las anomalias en el desarrollo xual tanto de los homres como de las mujeres. Llega a a conclusién después de su Viaje a la Uni6n Soviética nde las actitudes en este sentido 1e parecieron mucho s naturales, humanas y saludables. En sus articulos e1 periodista aragonés refleja a gran variedad de temas. Esto se puede apreciar en 12 Proclamacién de la sonrisa,40 recopilacién de 58 articulos que se habian publicado anteriormente. E1 tema de alguno de ellos tiene su origen en un recuerdo infantil--caso de "La cigfiefia del Ayuntamiento" que, ademas, habra de aparecer mas tarde en su novela E1 lugar de un hombre—- otros, en la publicacién de un nuevo libro, "E1 hombre y la ciencia, por exemplo, comentarios a1 libro del mismo titulo de Osvald Spengler; a veces "Terror blanco" en un lecho de carécter politico o bien a causa del estreno de Ana obra teatra1——"Sobre 1a obra de Cromelink." Los temas Iue predominan son, sin embargo, los de carécter politico I literario nacional o extranjero, vistos desde la >osici6n en que Sender estaba colocado entonces.41 No :ienen, por supuesto, un carécter cientifico sino de livulgaci6n. La preocupaci6n social y humana de Sender colocé :u obra en un nivel considerado como "populachero"42 por .a minoria que dominaba en ese momento en el ambito lite- 'ario, debido a que aquella minoria intelectual, como efia16 después Francisco Ayala, estaba ”muy desligada de as realidades inmediatas, a través de actitudes esté- icas que pretenden e1 maximo distanciamiento del ambiente ocial."43 Sender, sin embargo, no quiso explotar sus posi— ilidades de escritor que, acercéndose al grupo de nove- istas en boga se alejase del pueblo. De acuerdo con su 13 deologia politica y social, vivi6 entregado a dar testi- onio de los aspectos mas criticos de su tiempo y si fue n escritor comprometido, ya antes de que se pusiera de oda e1 término, lo estaba con sus ideales. Caracteres de la literatura espanola en esos momentos Para analizar las caracteristicas de la litera- ura espanola en el momento en que Sender aparece como avelista, me referiré especificamente a dos aspectos de a misma: (1) a la generacién del 98, (2) Ortega y Gasset: IS ideas sobre la novela, su influencia en la narrativa los novelistas en torno a Ortega. Después de estudiar nbos, trataré de resolver e1 problema de 51 podriamos >nsiderar a Sender como miembro de la generaci6n del 25. La sensibilidad angustiada y critica de la "gene- tcién del 98" esta relacionada con hechos de caracter )litico y social del siglo XIX. No me refiero s61amente la crisis de la guerra de Cuba ni a1 conflicto con los tados Unidos, sino también a la implantacién del régimen >nstituciona1 espafiol durante e1 reinado de Alfonso XII, cual, en sus comienzos, parece devolver a1 pais cierta z y tranquilidad44 que se manifiesta en todos 105 sec— res de la Vida espanola. Hay un deseo de que Espafia alcance culturalmente ritmo general europeo. Y esto posiblemente se rela- ona con las reformas que en el campo de la ensefianza 14 llevo a cabo e1 conde de Romanones45 mientras desempefié 1a cartera de Instruccion Pfiblica durante e1 ministerio liberal de Sagasta, finalizando 1a Regencia de Maria Cristina. Dichas reformas tienen su precedente en el movimiento krausista espafiol. En gran parte 1a renova- cién de la ensefianza espanola durante la Restauraci6n corresponde a los krausistas y muchas de las institucio— nes docentes creadas posteriormente por el Estado,46 obedecen a1 espiritu que trajo a la vida espanola 1a filosofia de Krause.47 Se encontré en sus ideas una ioctrina tanto moral como metafisica que veia en el alma numana una parte de la divinidad y se preocup6 por tanto ie 1a formacién de "esa particula que lleva todo hombre :onsigo." Obra del krausismo espafiol fue 1a creaci6n de la Instituci6n Libre de Ensefianza (1876) por Francisco Einer de los Rios. Su influencia en la vida cultural de Espafia en los tiempos modernos estara expresada en la lueva sensibilidad con que esa juventud va a manifestarse: su amor por las letras y sus preocupaciones filoséficas :on un caracter marcadamente subjetivo. Es asi que la >oesia y el ensayo pasaran a un primer plano en los tombres del 98, mientras que la novela buscara nuevas :ormas tratando de huir de los moldes realistas de la egunda mitad del siglo XIX. La mentalidad de la "generaci6n del 98" que tras— iende en lineas generales a la literatura del siglo XX, [t1 (itfiniririii L 15 :on anterioridad a la guerra civil, esta impregnada de actitudes emocionales. Este grupo de escritores que surge con el nuevo siglo tiene como caracteristica iistintiva e1 subjetivismo. Sienten e1 problema de Espafia y tratan de buscar su esencia. Huyen de la realidad apa— rente para buscar lo que llama Unamuno "1a intrahistoria." Se vuelcan hacia los paisajes, los pueblos, e1 pasado, queriendo captar en el pueblo, en la tierra y en la tra- dicién 1a explicacién de los acontecimientos que Vivian y el sentido de lo que era ser espafiol.48 Si en los comienzos e1 espiritu del grupo fue de combate, poco tuvo que ver ese espiritu con la acc16n. Su deseo de reforma quedé reducido a la prédica que bajo distintas formas aparece en sus obras. Confiaban en que 5610 1a palabra aperara sobre los hombres y los regenerara. Suefio que Eodria haberse realizado si 105 espafioles de entonces nubieran leido mas. Pero en todo caso ellos no escribian ara las masas.49 Lo que si consiguieron fue triunfar lite- ariamente, "aunque sintieran e1 fracaso de sus proyectos 50 uveniles." Se esca aron hacia el ensuefio, trocando el P arécter combativo de su juventud por el de contempla— 1M Unamuno, para quien e1 desasosiego y la inquietud r; onstituian e1 factor mas importante de una auténtica vida .eligiosa, escribia en 1925 La agonia del cristianismo y 1 1n 1933, San Manuel Bueno, donde plantea el problema de la 16 3e en la inmortalidad, diciéndonos que es la fe la que ;ostiene e1 ansia de sobrevivirse y a e110 se 1e opone la :azén. Azorin en 1924 pronuncia su discurso de ingreso an 1a Academia que titula "Una hora de Espafia." Son astampas sucesivas donde hace revivir personajes, sucesos, :iudades en una hora cualquiera del siglo XVI. En QQHE 52 [nés, 1925, plantea 1a idea del "eterno retorno" y en El caballero inactual,l928, llamada originariamente Felix Jargas, hace tanteos en la llamada literatura de vanguardia. Para Pio Baroja, novelar era observar la vida y llevarla a la obra en forma esquemética y simple. Su abservacién quedaba fragmentariamente plasmada y con una :écnica impresionista en blanco y negro. Su novela sigue 1na linea recta, apenas sin hilo argumental, disgregada, gue produce 1a sensacién de la corriente ca6tica de la Iida. Su realismo es de detalle, aunque no de imposible bjetividad. Entre 1925 y 1933, Baroja se escapa de la ealidad espanola y escribe su trilogia del mar. Desde los veinte afios esta reaccionando contra el mbiente burgués donde naci6 y crec16; lo demuestra prin- ipalmente en su trilogia de La lucha ppr la vida. Pero .sa rebeldia es mas propia de su "inadaptacién" que de su ;spiritu combativo. Sender refiriéndose a Baroja dice ue su "acento sombrio y patético ha sido la base de la ebeldia de una gran parte de la juventud de la tercera \/ 17 écada del XX,"53 lo que 1e da cierto carécter de precur- or, y en este sentido se aparta un poco del grupo. ender recoge e1 realismo barojiano pero lo transforma ucorporando las nuevas tendencias y déndole un sentido is trascendental. Entre Sender y Valle-Inclén, por quien e1 nove- Lsta aragonés sintié siempre una gran admiraci6n, hay is puntos de contacto. Les uni6 una buena amistad y >sib1emente sea ésta la causa de la huella mas que de 1 influencia valleinclanesca en Sender.54 En el periodo ,st6rico que coincide con la Dictadura de Primo de vera, Valle-Inclén escribié sus principales obras esper- nticas: La corte de los milagros, 1927; Viva mi duefio, 28; Baza de Espadas, 1928. En 1926 habia escrito rano Banderas. A su vez son estos los afios en que nder se inicia en la vida literaria, pero también en los estrecha su amistad con el creador de los esper- 1 tos. E1 espacio que media entre las novelas de El do Ibérico e Iman es muy breve para que hayan dejado huella en Sender. Esta es mas bien, si la hay, conse— ncia del intercambio de ideas55 y de la admiraci6n que mpre tuvo Sender por Valle-Inclan. Pero hay que hacer distincién entre ambos: 1a finalidad de Valle-Inclén gran parte era artistica, la de Sender humana. Las actitudes de Baroja, Valle-Inclén y Sender ia sus personajes no son las mismas: Baroja los 18 >serva a distancia, aunque alguno de ellos conlleve las ieas del autor, como Andrés Hurtado en El érbol de la .encia. Valle-Inclén los mira desde arriba, con compa- .6n, si, pero los desfigura, mientras que Sender se mete 1tre ellos. Sus personajes son también portadores de .5 ideas, pero e1 narrador, Sender, esta compartiendo e1 campamento junto a Viance las mismas penalidades una relacién de igualdad. Debido a la importancia que adquiri6 José Ortega Gasset entre la segunda y tercera década del siglo XX, puede ser excluido de un estudio, aunque sea panora— 30, de dicha época. No voy a enjuiciar si su posici6n arbitro de la intelectualidad espanola fue negativa positiva, cuesti6n ésta muy debatida ya entre sus detrac— :es y defensores. Pero si es conveniente destacar su nificacién en cuanto a (1) promotor de cultura al var a cabo una renovacién de la intelectualidad espa- a y (2) comoejecutoren parte de la europeizaci6n de afia al tratar de introducir en dicha época las corrien— del mundo intelectual extranjero. Con esta actitud, Ortega se convierte en el stro intelectual a lo largo de cuarenta afios y a través la catedra, en la revista literaria, en el periédico, 1a tribuna del conferenciante 0 de sus libros. Su uencia fue descisiva en gran parte para esa juventud habria de constituir el ”grupo del 25." Para 19 rancisco Ayala, uno de sus seguidores entonces, era un , "56 , ., 57 oraculo y as1 lo llama tamblen Max Aub, aunque . . . 58 aclarando su 1nf1uenc1a como negat1va. Ortega reacciona contra 1a concepcién novelistica 21 siglo XIX. Segfin él, e1 agotamiento de temas y la {igencia de otros mas nuevos, llevarén a la desaparicién 1 21 género. Opina que la trama o acci6n es una funcién acénica y debe ser minima, carece por tanto de valor , . 59 . :tetico. De acuerdo con sus 1deas, toda novela para Le pueda ser considerada como obra de arte, debe tener 1s caracteristicas: hermetismo y trascendencia. La 'imera consiste en apresar tan por completo 1a atenci6n :1 lector que lo mantenga fuera de la circunstancia . 6 , . iterior. 0 Lo que mas lo aparta de la realidad es que te hermetismo engendra 1a otra caracteristica: 1a trascendencia. Por medio de ella, cae fuera de la vela todo lo que sea estudio sociolégico, ideas poli- Eas o morales, porque "no puede su interior trascender . 61 ada exterior." Estas ideas se complementan con las expuestas en 5 en La deshumanizacién del arte. E1 nuevo estilo e tender: (1) a la deshumanizaci6n del arte, (2) a ‘tar las formas vivas, (3) a hacer que la obra de arte sea sino una obra de arte, (4) a considerar e1 arte 0 juego y nada mas, (5) a una esencial ironia, (6) a dir toda falsedad, (7) a que el arte debe ser una cosa trascendencia.62 ,-«' 20 Asimilando estas ideas se reunen en torno a :tega un grupo de novelistas, de los que 5610 mencionaré los mas destacados: Benjamin Jarnés, Rosa Chacel, atonio Espina, Juan Chabas, Francisco Ayala. Algunos 1b1icaron sus obras en la Revista de Occidente, otros como >sa Chacel, no. Pero todos produjeron una narrativa .casa, de vida efimera y de resultados negativos.63 Ben- .min Jarnés es el mas importante del grupo y el que da icio a la novela "deshumanizada" con la publicacién de profesor infitil en 1926.64 E1 apogeo de esta corriente novelistica dura tan lo cinco afios.65 Llama la atencién el que finalizando quinquenio es cuando todos ellos publican su obra mas portante. Precisamente en esa fecha de 1930 es cuando n6n Sender publica Iman, que ofrece rasgos radical y téticamente antitéticos a la escuela presidida por tega. No tenia pues ningfin tipo de afinidad artistica 1 estos escritores, y segfin él mismo sefiala: "E1 finico teresante era Ortega ... Me hubiera gustado tener 1 Ortega la misma relaci6n que tenia con Valle-Inclén."66 Cronolégicamente Sender es contemporéneo del fupo del 25." Nac16 en 1901, fecha que cae dentro del enio 1896—1906, en que nacieron casi todos los escri— es del grupo, con la excepci6n de Benjamin Jarnés (1888) edro Salinas (1892). 21 Segun Julius Petersen en su obra Filosofia de la . . . . 67 . . c1enc1a 11terar1a, una de las ocho cond1c1ones que se requieren para ingresarse en una generaci6n es "la fecha del nacimiento literario,‘ es decir, e1 momento en que el individuo aparece en la escena literaria con su primera obra. Teniendo en cuenta esto, dicha promoci6n surge literariamente durante la tercera década del siglo XX (raz6n por la cual se 1e llama también "de la Dictadura"). ?inalizando dicha década aparece Sender con lfléfl° Si desde el punto de vista cronol6gico podemos .ncluir a Sender en esta generaci6n, no podemos hacer lo lismo desde el punto de vista ideolégico, literario o >olitico. En lo literario, Sender es la antitesis de lo [ue caracteriza a esta promoci6n, segun se ha sefialado ya, .unque su obra reflejara cierta influencia de las corrien- 68 ies en boga. Politicamente hubo momentos de "comunidad ersonal"69 con el grupo a1 participar con igual actitud n 105 mismos acontecimientos70 pero esto no fue mas que onsecuencia de que la oposici6n politica reun16 fuerzas rocedentes de distintos campos ideol6gicos. Para integrarlo en dicha generacién 11terar1a, no asta ni 1a mera coincidencia en el tiempo ni un vago pro- Ssito compartido. E1 autor de Imén es un novelista que Jrge en una época antinarratiVa. Prefirié vivir y escri- Lr mas en consonancia con su caracter y con sus ideas, y ;to lo mantuvo comprometido con el hombre y su 22 'rcunstancia. Ni politica ni literariamente ha seguido s dictados de ningfin mentor ni ha hecho coro a ninguna gura esteticista en boga.71 Es Sender un novelista dificil de encasillar y finir. Acertadamente se le considera un "escritor inde- ndiente"72 pero nunca "extravagante,"73 adjetivo vago e usualmente tiene un sentido peyorativo. Hay cierta justicia en el asertockaRicardo Gu116n que finicamente explicaria si e1 comentario hubiera sido hecho en la rcera década del siglo XX, dado que entonces 1a obra de nder podria haber parecido como una especie rara entre inta "poesia pura" y "novela hermética y trascendente," ro no en 1965 y sin que el autor del referido articulo ada su propia critica a esta opini6n de hace afios. La narrativa espanola a partir de la guerra civil sta e1 momento presente esta mas cerca del autor de Imén 2 de la novela "deshumanizada" cuyo valor hoy es 5610 de >ca. Si algunos de esos novelistas han sobrevivido, to de Francisco Ayala, es porque han cambiado de rumbo, Legréndose en una corriente que, desde 1930, ha sido una stante en Sender. Después de lo que hemos sefialado, es 16gico supo- que la major parte de la critica de entonces fuera favorable a la obra de Sender. No hay que olvidar cual 1a norma establecida por una minoria de un intelectua— IO aristocratico, sorda todavia a las nuevas corrientes 23 que venian del oriente europeo.74 Que Sender estaba cons- 1ciente de esas corrientes lo prueban muchos articulos suyos en Proclamacién de la sonrisa. Aspiraba a una demo- cratizacién de la literatura, postura que mantiene tam— bién en "El novelista y las masas"75 y en Teatro de masas.76 Asi, Imén es una Consecuencia de todo ello. Su estilo directo, e1 empleo de la palabra a veces Violenta, 1a jerga propia de un cuartel, junto a la filosofia del sol- dado Viance, "no podia menos que provocar un alzamiento de hombros, cuando no un franco desprecio entre profesores ‘y criticos de entonces."77 No sorprenden las dificultades para encontrar alguna critica o comentario a esta obra por parte de dichos intelectuales. No obstante, a varios afios de dis- tancia, integrantes de esa promocién de entre guerras muestran todavia un criterio semejante a1 de 1930,78 cuando su miopia no les permitia ver que la novela de Sender tenia otros valores que los que dictaban las normas estéticas de1"arte nuevo de hacer novelas" tra- ;adas por Ortega y Gasset. Tanto Juan Chabas como Max Aub 1e critican a ender la "falta de autenticidad." Para el primero, e110 5 consecuencia de que "siempre su actitud semeja postura, asto." No es muy explicito este critico en su comentario, aro deja ver que la "postura" en el novelista aragonés se the a un compromiso social que sigue ya por moda, ya por 24 Iualquier otra causa, pero que no siente. Para Max Aub, 1a "falta de autenticidad" es consecuencia de la "falta e poesia interior," viniendo a expresar lo mismo que habés: si no hay sentimiento no hay sinceridad. Creo que la labor literaria de Sender durante arenta afios es suficiente para desmentir este juicio. ya escrito en ESpafia 0 en América evocando a Espafia, se identificado con un Viance, un R6mulo, un Sabino, Paco del Molino o Ramiro Vallemediana. Es un hombre de con- 1cciones que ha sabido permanecer fiel a sus ideas. Si 1 p postura y gesto, 1a mascara esta tan bien colocada que 1 cobrado personalidad y ésto s6lo podria comprobarlo 1 siquiatra. En resumen, lfléfl no consagr6 a su autor, ni cons- tuy6 una revelacién. No trascendi6 a la gran critica se hab16 de ella en las historias de la literatura de época, aunque se vendieron dos ediciones consecutivas. to no todo fue negativo para Sender y su obra: Luis Llo reproch6 1a actitud de la critica79 y Pio Baroja lo xsider6 "el mejor novelista joven."8O E1 trabajo de critica mas extenso que he podido ocer sobre los primeros afios de Sender como novelista el de Rafael Cansino—Assens,81 olvidado hoy, aunque ances "su nombre era luminosa y sin par." La "clari— . . 82 . . , anc1a y gener051dad" de este cr1t1co valoro los antos de renovaci6n de Sender y lo curioso es que la 25 opini6n de Cansino-Assens en 1932 coincide con la de criticos tan de actualidad como Marra L6pez y Eugenio de Nora.83 Iman tuvo mejor acogida fuera de Espafia y lo prueban las diferentes traducciones que de la obra se nicieron.84 La critica también 1e fue favorable; sirva ie ejemplo lo publicado por The Spectator, uno de los mas Drestigiosos peri6dicos de la época: Only a man of rare imagination power and literary skill, a man both honest and brilliant, could have produced this record of a prolonged and compli— cated nightmare.85 Con esta obra Sender se revela ya como el nove- .ista que habria de ser toda su vida, atento 5610 a testi— .oniar lo que destruye 1a integridad del ser humano. Cambios sociales, politicos y econ6micos en el panorama mundial E1 afio de 1930 se caracteriza como un momento de risis econ6mica y de caos en el pensamiento mundial. iene a constituir otro eslab6n mas de una cadena que Dmienza a formarse a partir de la primera guerra mundial, mejor, a raiz de su terminacién, en la tercera década el siglo XX. Es pues en los comienzos de ésta cuando se licia segun Arnold Hauser dicho siglo,86 ya que la pos— lerra trajo consigo un cambio profundo que consecuente- :nte habria de afectar a la economia y repercutiria emés en la politica, en la estratificacion soc1a1, en 26 :1 pensamiento del hombre y en la vida intelectual. 1entro de esta década surgirén nuevas corrientes ide016- icas y nuevas valoraciones estéticas. Puede sefialarse la revolucién rusa como un hecho ignificativo en dicha transformaci6n.87 E1 auge econ6— ico que se produce inmediatamente después de la guerra auge breve que decaera hasta hacer crisis en la banca— rota de 1929), va a traer como consecuencia ademés de ma era de optimismo, un impulso creador y un deseo de amper con el pasado en todos sus aspectos. Estas pueden ansiderarse como las caracteristicas mas sobresalientes a los primeros afios de dicha década. A raiz de la revo- 1ci6n rusa y a pesar de la confusi6n que hay desde el 88 se destacan dos posturas: 1nto de vista ideol6gico 1a liberal, revolucionaria y otra conservadora. La inte— ctualidad europea se inclin6 ya a una ya a la otra, ro no quiere decir que aunque hubieran acogido con sim— tia 1a revoluci6n del proletariado, esto nada tuviera a "ver con el verdadero concepto revolucionario del :xismo."89 Un ejemplo claro de lo expresado anteriormente >re los intelectuales europeos es el del conocido escri— Arthur Koestler. En su autobiografia90 expresa su esi6n a la revoluci6n de las masas primero y su desen- 6 de la politica rusa después, actitud semejante a la Sender en Espafia.9l No fue Koestler un caso aislado , .1 I11 1 [(111 27 en el campo revolucionario europeo. E1 autor refiere como 21 ejemplo soviético produjo semejante reacci6n en un gran Iamero de intelectuales y escritores del mundo entero.92 Este moviemiento se reflej6 en Espafia, pero tuvo aoca repercusi6n. Desde e1 punto de vista literario 5610 :e manifest6 en la novela social y ésta fue tan s6lo un Iébil exponente. Los nombres de Joaquin Arderius, J. Diaz ernandez, Carranque Rios y César Anconada han pasado a la istoria como antecedente de la novela social. Sus obras, rincipalmente las que produjeron entre 1928 y 1930 como 1 blocao de Diaz Fernandez y La turbina de Anconada, s6lo irven para mostrar hoy 1a preocupaci6n social de sus itores. No llegaron a tener valor literario en si mismas93 asiblemente porque el nuevo clima ideol6gico llevado a 1 narrativa carecia de la fuerza necesaria y se debili- 1ba con la influencia de las corrientes de vanguardia. 1es éste el caso de Sender, ya que él logr6 mostrar nto a su espiritu combativo y a su preocupaci6n social, a orientacién estética firmamente realista. La segunda postura, 1a conservadora, también exis- 5 en la burguesia, la que, pensando en el peligro socia- ;ta, se coloc6 de parte de las formas autoritarias de 1ierno, creyendo que mediante e1 orden y la disciplina, lian controlar ese peligro. En Espafia puede asociarse e momento a la situacién vacilante de la monarquia afiola, a la Dictadura de Primo de Rivera y a sus 28 elaciones con el gobierno de Italia, donde 1a reacci6n ontra e1 obrerismo habia inagurado e1 fascismo.94 En Espafia se da ademés el caso especial de una uventud intelectual que esta bajo 1a influencia de rtega. Este, europeizante, liberal, vitalista, quiso epresentar un tipo de hispanidad nueva, filoséficamente an distante de la Espafia del Siglo de Oro como de la spafia revolucionaria que preconizaban las masas. La actitud asumida por Ortega y sus seguidores en _ arte y la literatura es reflejo de otro movimiento que 1mbién se produce en algunos paises del continente como rancia e Italia, y que tiende a renunciar por principio toda ilusi6n de realidad, a problemas de orden concreto a preocupaciones de indole social y humana. Benedeto oce en Italia, en su idealismo hist6rico, negaba toda portancia a esos problemas concretos y cotidianos. radoux en Francia inventaba un universo sutil, refinado. { en ellos, en resumen, un rechazo del impresionismo y a sustituci6n por las corrientes de vanguardia, que si Espafia no tuvieron gran arraigo, si influyeron en la 1ponderancia que se 1e dio a la forma.9 E1 afio de 1929 es de gran importancia en la histo— del siglo XX. La crisis econ6mica norteamericana dio a1 periodo de optimismo y prosperidad de la posguerra. 31a de pénico que Se produjo, afect6 las estructuras Cticas y sociales de toda Europa. Espafia no qued6 29 1arginada: a la caida de la monarquia en 1931 y durante .a era republicana, 1a divisi6n ideolégica se hace mas rofunda, posiblemente porque 1a circunstancia social uropea, ya sefialada, ejerci6 presi6n en la conciencia de na parte de la intelectualidad espanola y ello tuvo que er con el intento de democratizar 1a literatura. Desde nos antes, surgen editoriales--Cenit, Hoy, Zeus—-que ublican literatura revolucionaria a precios populares, en6meno sefialado por Sender.96 Este tipo de literatura nutrira a una juventud 1e, enlazando con la trayectoria revolucionaria europea, a manifestara en completa oposici6n a la tendencia hasta 1tonces imperante. Es e1 momento de crisis de la lite- 1tura de vanguardia y como reacci6n a ella se recogen los ,1os del realismo en la linea de Galdés y Baroja. Pero is que volver a1 realismo se trata de darle a éste una eva dimensi6n. Segfin Sender, se crea un nuevo tipo de teratura que pueda ser injertado en la nueva cultura y donde "1a médula del sentir y pensar espafiol" se ajuste Las corrientes de la literatura revolucionaria.97 Surge una nueva promoci6n, la del 36 y la novela :ial adquiere nuevas caracteristicas. Son éstos los ores momentos de Arconada y Carranque Rios,98 y mas 0 cs coinciden con la publicaci6n de Mr. Witt en el t6n de Sender. Sin embargo esta promocién de nove— tas no tuvo suerte: primero, por el aislamiento a que ) 30 se Vieron reducidos por parte de la critica y segundo por— que, junto con Sender (e1 finico superviviente fecundo), fue un grupo truncado en plena producci6n, por la muerte o por el exilio.99 No obstante, constituyen e1 puente que une a1 realismo clésico con el actual. Sender, "pionero" del neorrealismo espafiol He insistido en que el autor de Imén, con esta primera obra, se coloca dentro de una corriente narrativa acorde con su preoccupaci6n social y humana que no habra de abandonar en adelante. En Iman, Viance adquiere 1a categoria de simbolo, no ya nacional, sino universal. Es e1 soldado con todos sus Vicios y virtudes que lucha por su elemental subsistencia. Intuye sus derechos de liber— tad pero no puede hacerlos valer por estar encadenado a unas circunstancias que no comprende. Su vida es un cons— tante esfuerzo por seguir adelante, pero como un imén, atrae sobre si todas las desgracias. [Viance] siempre llegaba a tiempo para recibir un trastazo de alguien. En broma comenzaron a llamarle "Iman." No habia hierro en el taller que no hubiera chocado alguna vez con sus huesos[...]De su vida joven, de la pureza y el impetu de sus antiguas intui- ciones, ha quedado s6lo ese miedo a1 palo.l 0 Su finica fortuna ha sido la de conservar la Vida n esa terrible odisea. Aplicéndole el nuevo concepto xistencialista, puede decirse que sus esfuerzos no han anido sentido. Estimo que con esta obra, Sender se ade- 1nta en doce afios a lo expuesto por Albert Camus en E1 .to de Sisifo en 1942. 31 E1 autor ni explica ni describe 1a conducta de Viance y de los otros personajes a la manera realista tra- dicional. Va llevandonos de la vida exterior del personaje a su vida interior, de los actos fisicos a los problemas siquicos originados en ellos. Viance y los demas son figuras vivientes, actuantes y ésto lo puntualiza unas veces con exclamaciones, otras con un comentario 0 con un nonélogo interior: Viance pregunta: -éHay relevo?— E1 sargento niega y dispara. Hacia 1a mafiana se podré dormir un poco. -Yo lo que queria es partirle a1 alma a un ascari de los que han salvado 1a pie1,- grufie Viance Pero e1 sargento 1e dice que esté alerta, que podria ser que repitieran e1 asalto. No sabe por qué Viance se deja caer otra vez de rodillas musitando: -iYo también soy un voceras! Consigue pensar en si mismo; pero se ve a si mismo atontado, con la ecuanime frialdad con que se ve a un desconocido. -aQué soy yo? Hablo, hablo y no sé para qué, porque aqui nadie escucha. Es igual que grites como que hables a1 oido. Se rien y se van. Y 51 dices es una injusticia, se estan riendo hasta el toque de silencio. Nada, nada eres, Viance. No hay transiciones ni descripciones. Es una forma irecta con tendencia a la esquematizaci6n, es decir, que rescinde de detalles que no agreguen una Significaci6n mas la que quiere mostrar e1 autor. Un silencio con respiracién fatigosa, de sopor. La noche, cerrada, suda bajo 1a sucia estopa del cielo y huele a mugre. Viance se inmoviliza, bajo las voces. Las sombras muerden, es verdad. Ve a1 otro andar a cuatro patas, grufiendo y cayendo de lado para alzarse después y seguir sin rumbo, como un tr1ste_ animalejo. Tropieza con unos cuerpo’y vuelve a gritar pero apenas se 1e entiende. Mas alla se ag1tan las 32 sombras y Viance retrocede de espaldas, ya a todo correr, huye hacia Drius[...]Pisa algo blando y r1g1do y sacude e1 pie sin dejar de correr. Emplea técnicas impresionistas y expresionistas como sefiala Carrasquer103 pero por encima de ellas se destaca una presentaci6n cinematografica en blanco y negro. E1 narrador ocupa e1 lugar del ”ojo de la cémara" y como ésta, va seleccionando los momentos de mas intensidad dramética en la guerra de Marruecos, y deteniéndose en los detalles mas significativos, anticipando lo que ha de ser e1 "tremendismo" en la novela espanola de posguerra. Hay algo mas, por el tema y la técnica se acerca a1 neorrealismo de mediados del siglo XX. Es decir, a1 de las novelas de Elio Vitorini, Vasco Prattolini y Cesare Pavese104 y al de las peliculas realistas de Vittorio de Sica, Rosellini, Visconti y otros.105 La sinceridad, lo directo y la tendencia a cuadros del vivir humilde son las caracteristicas mas sefialadas de estos neorrealistas. Su ambici6n fue "reflejar e1 rostro auténtico de un PaiS"lO6 y ese "rostro auténtico" s6lo puede encontrarse, segun Dominique Fernandez, en los obreros, en ellos es donde "aflora aquella cualidad pura y desnuda del ser "107 Jumano que es objeto de la nueva cultura. Los novelistas neorrealistas italianos se enfren— taban a los problemas reales de su sociedad y de su tiempo 2 ; - _ I necesitaron un nuevo metodo y nuevas tecnicas para con seguir su objetivo. Tomaron del Cine su presentac1on y 33 de la sicologia humana objetiva 1a actuaci6n. E1 que haya sido Vittorini quien introdujo e1 método es significativo, por haberse dedicado tanto él como Pavese a traducir diversos libros de Hemingway, Faulkner y otros novelistas americanos. Guillermo de Torre y Juan Goytisolo coinciden en sefialar 1a influencia de los neorrealistas italianos,108 pero mientras el primero hace énfasis en el cinemat6grafo, e1 segundo destaca la corriente llamada "behaviorista," la que se basa en "la observacién y analisis puramente objetivo de la conducta humana en relaci6n con la concien- "109 Esta sicologia objetivista atiende a la serie cia. . - I de conductas, a los cambios de f1sonomia, a los est1mulos externos y a los internos. Para Benito Varela Jacome e1 "behaviorismo" de los novelistas americanos "ofrece el pro- , . ., "109 ceso verbal de la 'conducta ante una s1tuac1on dada. Y ésta es la técnica en que se basa hoy la "nueva novela" o novela "objetivista" cuya obra mas representativa en la ’ ' ~ d R f l Sanchez nove11st1ca espanola es E1 Jarama e a ae Ferlosio.110 Las técnicas de estos novelistas americanos tienen que haber llegado a1 conociemiento de los europeos mucho antes, ya que esta "generaci6n perdida" continu6 en el :ontinente a la terminacién del primer conflicto mundial 7 S610 cuando se produjo 1a crisis econ6mica de 1930, rolvieron a 10s Estados Unidos. Sin base critica alguna 34 finicamente por pura coincidencia sefialo 1a semejanza en . tema de Three Soldiers (1921) de Dos Passos y Soldier's g_(1926) de Faulkner con Efléfl (1930) de Sender. Que .cha técnica estaba en el ambiente y que Ortega, tan dado . formalismo 1a capt6, se ve en su obra Ideas sobre la £213,111 pero este conocimiento no tuvo consecuencias 1r e1 lado de las ideas orteguianas. E1 hecho es que la linea del realismo tradiciona1-- 112 ., .. 1a recogio varios 1e para algunos se rompe con Baroja-- 1os antes del comienzo de la guerra civil un pequefio 'upo de escritores, 1a renov6 y 1e dio una nueva dimen- 16n. No considero que hay discontinuidad en dicha linea . 113 . 1mo af1rma Curuchet, el que parece ignorar lo que hay : auténticamente "nacional" en ese grupo, considerado -r Eugenio de Nora como "excepcional promoci6n del precoz orrealismo hispanico"114 de la que por las circunstan- as ya estudiadas115 ha quedado Ram6n J. Sender como el ico superviviente, e1 mas vigoroso y el de instinto jor dotado. NOTAS--CAPITULO I lRam6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, Pr6logo, p. IX. 2Criticos Contemporéneos como José R. Marra L6pez, Narrativa espanola fuera de Espafia (Madrid, Guadarrama, 1963), p. 352—353 y Eugenio de Nora, La novela espanola contemporénea espanola (Madrid, Gredos, 1962), Vol. 2 tomo 2, p. 36, se extrafian de este hecho. 3Ya desde antes se habia dado a conocer por sus articulos en el periodico El Sol, en el cual colabor6 desde 1924 y por un libro informativo sobre México: E1 problema religioso en Méjico: cat61icos y cristianos (Madrid, Cenit, 1928). La obra tiene un prélogo de Valle-Inclén. 4Cr6nica del Alba, 2 Vols. (N.Y., Las Americas, 1963), (Barcelona, Delos—Ayma, 3 Vols: I, 1965; II, 1966; III, 1967). Por esta obra 1e fue otorgado e1 premio de literatura de la ciudad de Barcelona, 1966. E1 bandido adolescente (Barcelona, Destino, 1965). Tres novelas teresianas (Barcelona, Destino, 1965). Epitalamio del prieto Trinidad (México, Quetzal, 1942), (Barcelona, Destino, 1966). La aventura equinoccial de Lgpe de Aguirre (Antiepopeya) (N.Y., Las Americas, 1964), (Madrid, Novelas y cuentos, 1967). Las criaturas saturnianas (Barcelona, Destino, 1968). Mr. Witt en el canton (Madrid, Espasa—Calpe, 1936), (Madrid, Alianza Editorial, 1968). La esfera (B. Aires, siglo XX, 1947), (Madrid, Aguilar, s.a.). Bizancio (México, Edit. Diana, 1956), (Barcelona, Andorra, 1969, 2 vols.). La tesis de Nancy (Madrid, Novelas y cuentos, 1969). En la vida de Ignacio Morel (Barcelona, Edit. Planeta, 1969). Por esta obra 1e fue otorgado e1 Premio Planeta. Tanit (Barcelona, Edit. Planeta, 1970). Zu, e1 angel anfibio (Barcelona, Edit. Planeta, 1971). También se ha publicado en Espafia: Jubileo en el Z6calo. Retablo conmemorativo (Barcelona, Delos—Ayma, 1967) y un libro de ensayos: Tres ejemplos de amor y una teoria (Madrid, Alianza Editorial, 1969). 5Provervio de la muerte (México, Quetzal, 1939); modificada y aumentada sale como La esfera en 1947. E1 lugar del hombre (México, Quetzal, 1939), (Mexico, CNTT 1958); en esta edicién cambia e1 titulo a El lugar de un 35 111.1 36 hombre. E1 rey y la reina (B. Aires, Jackson, 1949). E1 verdu o afable (Santiago de Chile, Nascimiento, 1952). Mosen Millan (México, Col. Aquelarre, 1953). A partir de 1960 cambia e1 titulo a Requiem por un campesino espafiol (N.Y., Las Americas, Edici6n bilingfie). Los cinco libros de Ariadna (N.Y., Iberica, 1957). Se incorporan cuatro mas a1 libro primero Ariadna (México, Col. Aquelarra, 1955). Emen Hetan (México, Costa—Amie, 1958). Los laureles de Anselmo (Mexico, Atenea, 1958). Novelas ejemplares de Cibola (N.Y., Las Americas, 1961). La luna de los perros (N.Y., Las Americas, 1962). Los tontos de la Concepci6n (Sandoval, Nuevo México, Coronado, 1963). Carolus Rex. Carlos II e1 Hechizado (México, Mexicanos Unidos, 1963). Nocturno de los 14 (N.Y., Iberama Pub. Co., 1969). 6Las imégenes migratorias (México, Andrea, 1960). 7Los noventayochos (N.Y., Las Americas, 1961). Recoge los ensayos publicados anteriormente: Unamuno, Baroja, Valle Inclan y Santayana (México, Andrea, 1955). Valle Inclén y la dificultad de la tragedia (Madrid, Gredos, 1965). 8Mexicayotl (México, Quetzal, 1940). La llave (Montevideo, Alfa, 1960). Cabrerizas Altas (Mexico, Mexicanos Unidos, 1966). Las gallinas de Cervantes y otras novelas parab6licas (México, Mexicanos Unidos, 1967). 9Hernan Cortés (México, Quetzal, 1940). E1 dian— tre (México, Andrea, 1958) 10Dato tomado de la "Bibliografia senderiana" (1928-1967) de Charles L. King, Hispania, octubre, 1967, p. 630. llPuede considerarse como precedente a Vicente Blasco Ibafiez en Los cuatro jinetes del Apocalipsis. 12Lo corrobora Paul West, The Modern Novel (Hutchin— son of London, 1963), p. 322: ”As the war draws to a close, notes of revolt, radicalism and nihilism complete the passionate indictment of a depraved society ... B. Keller- man's novel (Der 9 November, 1920) has much in common with Andreyev's The Red Lau h (1914), Barbusse's Le Feu (1916), Vicente Blasco Ibanez' The Four Horsemen of the Apocalipse (1916), Dos Passo' 5 Three Soldiers (1921), Faulkner' 5 Soldier‘ s Pay (1926), Ramon J. Sender' 5 Pro Patria (1929), con este nombre se conoce 1a traducci6n inglesa de Iman) as well as with Erich Maria Remarke' 5 All Quiet on the Western Front (1929)." 37 l3Francisco Carrasquer, Iman y la novela hist6rica 1e Ram6n J. Sender (Holanda, Edit. Heijnis, 1968), p. 34, lefine a ese personaje senderiano: "De exterior mas o 1enos primitivo y primario y de un mundo interior complejo, rasto y profundo; de palabra escasa y torpe, pero de .ntuiciones esenciales y de sintesis humanas verdadera- 1ente universales." l4Ram6n Sender, Iman; éstas palabras aparecen en .a dedicatoria de la obra. 15Me refiero a E. de Nora, op. cit., p. 37: 'Iman tiene mucho de documental novelado y a Paul West, >2. cit., p. 415: "His first novel Iman (1930) is a >rilliant, a searing war record." 16 R. Wellek y A. Warren, Teoria Literaria (Madrid, 1redos, 1965), p. 256 dicen refiriendose a esos tres factores: "e1 novelista no presenta tanto un caso--es lecir un personaje o acontecimiento--como un mundo." l7Wolfgang Kayser, Interpretacién y analisis de La obra literaria (Madrid, Gredos, 1965): p. 480-481. l8Palabras de Luis Bello, citado en la ficha de Sander en el Apéndice IX de la Enciclopedia Espasa—Calpe, L933, p. 1933. 19Ram6n Sender, Iman; palabras que aparecen en la edicatoria. 20 F. Carrasquer, op. cit., p. 21—72. 21Rafael Bosch, "Las 'species poeticas' de Iman," ispan6fila, No. 14, 1961, p. 20-38. 22Marcelino Pefiuelas, "Sobre el estilo de Sender n Iman," Insula, Afio XXIV, No. 269, pp. 1, 11. 23Ibid., p. 1. 24Ram6n Sender, Iman, p. 151-152; 1a obra adquiere u major intensidad en el horrible momento de la fuga, uando Viance tiene que esconderse en el Vientre de un aballo muerto, que "con una abertura entre dos costillas ace de atalaya y respiradero." Una experiencia semejante, egfin Sender me ha contado, 1a vivi6 durante su estancia Marruecos, sélo asi podia expresar lo que sentia Viance: iente sus palpitaciones en las costillas del caballo. éEs e quiza su vida trasciende a las visceras muertas y las ima de nuevo? Siente también que su materia es igual 38 a la que 1e circunda[...]Y e1 instinto sano y aguijoneado por la tragedia 1e hace sentir una ternura sin limites por ese penco despanzurrado que la sirve de guarida." 251bid., p. 41. 26(a) (Madrid, Cenit, 1931), 2da edic. (México, Pub. Panoamericana, 1941). (b) (Madrid, Pueyo, 1934). (c) (Madrid, Pueyo, 1934). En el pr6logo a la 2da edici6n de Orden Pfiblico, explica que la trilogia fue bautizada tardiamente con el nombre de Términos del presagio. 27Asi 1a consideran E. de Nora, o . cit., p. 39-40, y Marra L6pez, op. cit., p. 345. Angel del R10 en una resefia de la obra en Revista Hispénica Moderna, II, No. 3, abril 1936, p. 219 dice que "es una fantasia macabra que cuenta entre sus numerosos antecedentes una obra cumbre ... Los Suefios de Quevedo." 28Paul West, op. cit., p. 415, como también los criticos sefialados en la nota anterior entroncan 1a obra con la linea de Quevedo y Goya. Pero en su acercamiento a1 surrealismo puede darnos una idea su semejanza con los "collage" con que Marx Ernest ilustra su obra La mujer de las cien cabezas. Dichos "collages" aparecen en Guillermo de Torre, Historia de las literaturas de van- }guardia (Madrid, Guadarrama, ultima ediciBfi) como ejemplo de obra surrealista. 29Ram6n Sender, Siete domingos rojos (Barcelona, alagué, 1932). 30Y 10 es en efecto por su propia condici6n de eriodista, metido en todos los movimientos de extrema ’zquierda de dicha época. 31 , . . . , Ramon Sender, S1ete domingos r030s, Prologo, 5-6. Para él esa verdad "vive detrés de las convul- iones de un sector revolucionario espanol.” 2La imagen de Santa Teresa se amplia en su obra osterior Tres novelas teresianas, en cuya primer novela, ecoge lo mejor de El Verbo se hizo sexo, Teresa de Jesus Madrid, Zeus, 1931). 33Charles F. Olstad, "The Novels of Ram6n Sender: oral Concepts in Development" (Tesis no publicada) niv. de Wisconsin, 1960. 39 34E1 caso de Pedro de Cepeda es lo que G. Lukécs, Teoria de la novela (B. Aires, Siglo XX, s.a.), P. 16, llama e1 heroe "problematico," porque "busca siempre valores absolutos sin conocerlos y Vivirlos integralmente y sin poder por eso mismo, acercarseles. 35Véase nota 4. 36Véase e1 apéndice a la Bibliografia. 37R. Sender, Teatro de masas (Valencia, Orto). E1 ejemplar que manejo no tiene fecha de publicacién. Charles L. King en su ”Bibliografia senderiana," 10c. cit., p. 636, sefiala e1 afio de 1932, como fecha de publicacion. 38R. Sender, Casas Viejas. (Episodios de la lucha de Clases), (Madrid, Cenit, 1933). 39R. Sender, Carta de Moscfi sobre el amor (A una muchacha espanola), (Madrid, Pueyo, 1934). 40R. Sender, Proclamacién de la sonrisa (Madrid, Pueyo, 1934). 41 Lo prueba e1 hecho de que Marra L6pez, op. cit., pp. 40—43, a1 referirse a las nuevas ideas que surgian en esa época, cita varias veces las opiniones de Sender en Proclamaci6n de la sonrisa. 42 Ibid., p. 344. 43Francisco Ayala, La cabeza del cordero (B. Aires, Losada, 1949), p. 11 44Pedro Lain Entralgo, Espafia como problema (Madrid, Aguilar, 1962), p. 381, comenta "lisonjEra ilu- si6n." A1 referirse a la pérdida del optimismo inicial dice: "1a catatrofe de 1898 es el terrible remate de esa rogresiva desilusi6n y el simbolo definitivo con que se la expresaré.“ 45Me refiero a la 1ey que hizo votar e1 conde de omanones y que con ligeras modificaciones imper6 hasta 926, referente a la separaci6n de la religi6n y la ense- anza. Para Vicens Vives, Historia social y econ6mica de spafia y América, IV (Barcelona, Teide, 1939), p. 404, los esultados de dicha 1ey no fueron satisfactorios, porque 'provoc6 una batalla de ideas, el primer sintoma claro de a divergencia espiritual espanola en los albores del iglo XX." ) 40 46Luis Araquistain, "E1 krausismo en Espafia," Cuadernos (Paris), p. 142, dice que "bajo 1a inspiraci6n de los krausistas nacieron otras instituciones encargadas de difundir 1a cultura en el interior e importarla del exterior: 1a Escuela Superior del Magisterio, e1 Insti- tuto Escuela (modelo de ensefianza secundaria), las Resi— dencias de Estudiantes para los dos sexos y la Junta de Ampliaci6n de estudios sostenida por el gobierno. Esta filtima envi6 cientos de estudiantes pensionados, una vez concluida su carrera, a1 extranjero para perfeccionarlos en su especialidad." 47Juan L6pez Morillas, E1 krausismo espafiol (México, Fondo de C.E., 1956), p. 212, expresa que el krausismo, mas que una filosofia, "fue un estilo de vida y una cierta manera de preocuparse por la vida y ocuparse de ella, de pensarla y de vivirla, sirviéndose de la raz6n como brfijula para explorar segura y sistematicamente e1 ambito de 10 creado." 48Lain Entralgo, op. cit., p. 448, opina que los del 98 "aman a una imagen del ensuefio de Espafia y todos repudian 1a Espafia que sus ojos descubren. Aman a Espafia con amor amargo." 49Vicens Vives, op. cit., p. 409, dice sobre los del 98: "las excelencias de su critica no corrian parejas con su aptitud constructiva.[...]1o que de ellos pas6 a las masas, fue solamente 1a piqueta demoledora.[...]E1 fen6- meno de la discordancia entre la 'intelligentzia' y el pueblo es mucho mas hondo." SOIbid., p. 543. 51Ibid. Aunque sefiala que seguirén haciendo cri- tica “dura y acida siempre," esta sera ”desde 1a situacién contemplativa del sonador que ha dado forma acabada a su propio ensueno." 528e refiere a la vuelta indefinida del mismo ciclo de sucesos. Mito que acepta y hace suyo Nietzche, en su personaje de la obra Asi hablaba Zaratrusta. Esta como otras ideas suyas influyeron en los del 98. 53R. Sender, Proclamaci6n de la sonrisa, p. 79-83, se refiere a Baroja en el arti0ulo "Uno del 98 ante las masas" y comenta: "Vio con serenidad y simpatia 1a exal- taci6n de tanto muchacho que 1e proclamaba 'precursor' de la literatura proletaria." 41 54Para buscar 1a huella habria que rastrear en la obra de ambos, lo que requiere un estudio mas detenido. Sirvan tan S610 estas coincidencias: (1) 1a acumulaci6n en ambos de 10 grotesco y 10 feo para producir 10 inefable lirico. (2) La semejanza en el final del Tirano Banderas y La aventura quinoccial de Lope de Aguirre. (3) La importancia que para los dos tiene el uso del color. 55 R. Sender, Los noventayochos, p. 73-74, dice: "Y0 fui muy amigo de don Ramon. Tal vez entre los escri- tores j6venes yo era e1 finico que merecia sus confidencias. No recuerdo que ningfin joven de mi edad ... escuchara de l . . e1 cosas tan extraord1nar1as como yo.” 56 F. Ayala, 0 . cit., p. 9-10. 57Max Aub, Discurso de la novela contemporanea (México, Jornadas, E1 Colegio de México, 1945) titula uno de los incisos del capitulo IV: "El arte nuevo de hacer novelas segfin e1 oraculo," seguidamente dice: "Ortega tuvo sobre los j6venes la fuerza sobrehumana de un oraculo." 58 Ibid., p. 45. 59J. Ortega y Gasset, Ideas sobre la novela (Espasa-Calpe, C01. Austral, 1964), p. 164. M55 adelante en la p. 180 afiade: "1a obra de arte lo es merced a la estructura formal que impone 1a materia 0 e1 asunto." 60Ibid., p. 200. Dice que: "es menester que el autor construya un recinto hermético sin agujero ni -endijas." 61 Ibid., p. 203. 62J. Ortega y Gasset, La deshumanizaci6n del arte Obras, Madrid, Espasa Calpe, 1932), p. 895-896. 63 . . F. Ayala, op. 01t., p. 9, dice que eran "relatos deshumanizados' cuya base 0 experiencia se reducia a cual- uier insignificancia o vista 0 sofiada." 64Entre 1928 y 1936, publicé unas veinte obras. ara E. de Nora, op. cit., p. 154 es "el mas importante y casi e1 finico) novelista de esta promoci6n." 65Marra L6pez, op. cit., p. 25. Dicho periodo ubre los afios 1925 hasta 1930 aunque af1rma que "la luna a miel entre los intelectuales y la creaci6n pura termina récticamente en 1929. 42 66M. Pefiuelas, Conversaciones con Sender, p. 196. 67G. de Torre, Hist6ria de las literaturas de Van- guardia (Madrid, Guadarrama, 1965),p . 52. 68 M. Pefiuelas, op. cit., p. 194, Sender admite que su obra no esta tanto en el extremo opuesto porque "habia constantes liricas de la época comunes a todos." 69G. de Torre, op. cit., p. 53, La expresi6n que utilizo se refiere segfin este autor a "la vivencia tem— poral que establece una afinidad por participaci6n en los mismos acontecimientos." 7OMarra L6pez, op. cit., p. 42, sefiala que: "La lucha contra unos simbolos ag1utin6 tan opuestas posturas." 7lRam6n Sender, Proclamaci6n de la sonrisa, p. 39. Escribe Sender: "Un esteta y un esteticista son una men— tira en pie, un embuste fecundo que pare verdades pequefias y ociosas." 72 Marra L6pez, op. cit. (Véase e1 indice de la obra.) 73Ricardo Gu116n, "La generacién espanola de 1936, Insula, N0. 224, 225, Afio XX, 1965, p. 24. A1 hacer refe— rencia a la revista Literatura editada por un grupo del 36 dice: Literatura fue un punto de cita de dos generaciones, { 1a intencion de no encerrarnos en un circulo demasiado angosto no 5610 queda manifiesta en la atenci6n prestada 1 10 extranjero ... sino en la resefia y critica de obras Escritas por quienes a1 margen del comentario como Ram6n J. ender y José M. Pemén, ambos pertenecientes a los llamados or mi extravagantes respecto a1 nficleo central de la eneraci6n de 1925." 74Me refiero a la revoluci6n social marxista rusa uyas ideas repercutieron en Europa, principalmente en la ntelectualidad y cuya influencia se hizo sentir en Espafia n 1a promocién del 36 y con anterioridad en Sender, raquistain, Arconada y otros. 75Articulo publicado en la revista Leviatan, Madrid, ayo 1936, p. 31— 34, donde resume su posici6n como nove- ista: "iPobre del artista que no sienta dentro de si una arte de ese mismo principio vital que mueve a las multi— udes!" 76Ram6n Sender, Teatro de masas (Valencia, Orto, .a.). 43 77 . . .. Carrasquer, 0p. c1t., p. 22. Op1n10n suya en el comentario inicial de su extenso estudio sobre la pri— mera obra de Sender. 78Me refiero a1 ya citado articulo de Gu116n (véase nota 73); a Juan Chabas, Literatura espanola con- temporanea, 1898-1950 (La Habana, Cultural S.A., 1952), p. 576-577 y a Max Aub, op. cit., p. 103. 79Luis Bello, citado en la ficha de Sender, Enciclopedia Espasa, OQLVCit., p. 1230- 1231, dice sobre Iman: "No 3610 por su asunto inédito hasta ahora para la literatura novelesca, sino por la fuerza y la noble pasi6n humana que Sender ha sabido poner en 61, merecia mas detenida critica." 80Opini6n de Pio Baroja en un articulo del diario argentino La Naci6n, B. Aires, 1930. Cito 1a referencia de Carrasquer, op. cit., nota 12, p. 14. 1 81Rafael Cansino—Assens. "Ram6n J. Sender y la novela social." Serie de articulos publicados en La Liber- 329 de Madrid, con motivo de la aparici6n de Siete domin- gos rojos. En el comentario inicial dice: Ramon Sender es el nuevo gran escritor que ha venido a animar nuestra literatura. De la posguerra aca ... 61 ha sido 1a finica revelaci6n. Revelaci6n fulminante, lograda con el fog0~ nazo de un 5610 libro, Iman. 82G. de Torre, La aventura estética de nuestra edad (Barcelona, Seix Barral S.A., 1962), p. 113, hace una '—J'—. . . I :r1t1ca de Can31no—Assens, recon001end0 en el grandes dotes 1e critico. 83Marra L6pez, op. cit., p. 341; Eugenio de Nora, cit., p. 36. 84Se tradujo casi enseguida a1 inglés, ruso, holan- 165 y aleman. La edici6n alemana de 30. 000 ejemplares se agot6 en menos de un ano. Carrasquer, op. cit. , nota l, 1. 21. Sender af1rma: "Estuve Viviendo de la edicién ilemana dos o tres afios." Pefiuelas, o . cit., p. 197. 85 William Plomer, The Spectator, London, Sep. 935 (citado por Florence Hall en su Introduccién a r6nica del Alba (N. Y. , Century Crofts, 1946). 86Arnold Hauser, Historia social de la literatura e1 arte, II (Madrid, Guadarrama, 3a. edicT), p. 465. \/ \ 1 \ 44 87Marra L6pez, op. cit., p. 22, sefiala que "surge an elemento de capital importancia en la historia contem— porénea: 1a revoluci6n rusa que se pone de moda entre los intelectuales." Ubieto, Regla, Jover, Seco, Introducci6n a la historia de Espafia (Barcelona, Edit. Teide, 1963), p. 708, sefiala que "la efervescencia que se aprecia en los medios obreros espafioles durante estos afios [1917— 1923] responde no estrictamente a un condicionamiento nacional sino también a la fuerza de un ambiente que acaba de cristalizar en la revoluci6n bolchevique iniciada en Rusia en 1917." J. Maurin, Hacia 1a segpnda revoluci6n. E1 fracaso de la Repfiblica y la revoluci6n de octubre (Barcelona, Graficos Alfa, 1935), p. 10, sefiala que “la revoluci6n rusa es la confrontaci6n practica de que el proletariado se propone sustituir a la burguesia." 88 Marra L6pez, op. cit., p. 22, expresa que "en el campo ideol6gico no puede de momento ser mas confuso. Aparecen mezcladas las teorias mas rabiosamente individua— listas con otras de caracter colectivista." 89Ibid. 90Arthur Koestler, Arrow in the Blue, An Auto— biography (N.Y., The McMillan Company, 1952), p. 282. lSu simpatia 1a muestra claramente en muchos de los articulos publicados en La Libertad de Madrid (véase e1 apéndice a la Bibliografia). Se desengafio puede ras- trearse en toda su obra a partir de 1939, y principalmente en Los cinco libros de Ariadna, en el Pr610go y en la obra. 92Arthur Koestler, op. cit., p. 274: "Barbusse, Roman Rolland, Gide, Malraux in France; Piscator, Becker, Seghers, Bretch in Germany; Anden, Isherwood, Spender, Day, Lewis in England; Sinclair, Dos Passos, Steinbeck, Caldwell in the U.S.A——to mention only a few." 3Puede apreciarse en Victor Fuentes, La novela social espanola en los afios 1928-1931, Insula, Ano XXV, No. 278, enero 1970, p. 1,12,13. Analiza con detalle 1a contribuci6n de Arderius y Diaz Fernandez a la novela social revolucionaria. Omite a Arconada cuya primera bra La turbina fue publicada en 1930. 94Ubieto, Regla, Jover, Seco, op. cit., p. 711, "1a originalidad del régimen de Primo de Rivera estriba en 1 hecho de que la 'Dictadura' ... pretenda convertirse en égimen estable, con sus fundamentos constitucionales pro- ios, bajo 1a poderosa inducci6n de un ejemplo que estaba 1a sazén e1 ambiente politico de todos los paises de la \/ \ 45 Europa meridional: e1 fascismo italiano ... La Dictadura de Primo de Rivera responde efectivamente, en su conjunto a un determinado tipo de régimen politico—-1a 'dictadura mediterrénea'——que manifiesta su boga desde el final de la primera guerra mundial." 95 . u . ., Arnold Hauser, 0p. c1t., p. 469: La 1ntenc1on de escribir, pintar y componer con la inteligencia, no desde las emociones; unas veces se carga el acento sobre la pureza de la estructura, otras sobre el éxtasis de la pasién metafisica, pero hay un deseo de escapar a toda costa del complaciente esteticismo sensual de la época impresionista." 95Ram6n Sender, Proclamacién de la sonrisa, p. 106, en el ensayo titulado "Lo rojo y lo negro." 97Ibid., p. 107. 98E. de Nora, o . cit., p. 36. 99Ademas de los ya mencionados, Arderius, Diaz Fernandez, Arconada, Carranque Rios, hay que afiadir a M. Benavides. Los dos filtimos han muerto, asi como Diaz Fernandez, Arconada vive en Rusia y de Arderius no se sabe nada. 100Ram6n Sender, Iman, p. 30. lOlIbid., p. 108. lOZIbid., p. 139. 103 Carrasquer, o . cit., pp. 60-63. 104Vittorini es quien inicia el nuevo método con su novela Conversazione in Sicilia (1936) a la que 1e siguen Pavese con Paese tuoi (1941); Il carcere (1949); I1 campagno (1947) y sobre los hombres de la Resistencia en La casa in Collina (1949). Prattolini escribe in 1955 Mettelo; una storia italinana, la vida de un obrero. 105 G. de Torre, Historia de las literaturas ..., p. 776 senala entre estas peliculas: Ladr6n de bicicletag, Alemania, Afio cero, Roma, ciudad gbierta. 106Giulio Cesare Castello, E1 cine neorrealista italiano, Buenos Aires, Eudeba, 1963 (citado por G. de Torre, op. cit., p. 779). 46 107Dominique Fernandez, Le Roman italien et la crise dpfila con§cience moderne (Paris, Grasset, 1958); citado por G. de Torre, op. cit., p. 776). lO8G. de Torre, op. cit., p. 778 y Juan Goytisolo, Problemas de la novela (Barcelona, Seix Barral, 1959), p. 75. 109Benito Varela Jécome, Renovacién de la novela en el siglo XX (Barcelona, Destino, 1967), p. 31. 1101131151., p. 32. 111Rafael Sanchez Ferlosio, E1 Jarama (Barcelona, Destino, 1969). 112Ortega y Gasset, op cit. p. 165, dice: "lo que complace no es el destino 0 1a aventura de 105 per— sonajes, sino 1a presentacién de estos. Nos complace verlos directamente, penetrar en su interior, entender- 1os, sentirnos inmersos en su mundo o atmésfera. De narrativo o indirecto se ha ido haciendo e1 género descriptivo o directo. Fuera mejor decir presentativo." 113Me refiero a Goytisolo, op. cit., p. 85 y a Juan Curuchet, Introduccién a la novela ggpanola de post— guerra (Montevideo, Alfa, 1964), p. 11. 114Ibid. Curuchet expresa que "la novela, en Espana, desde hacia tiempo, no brillaba como género en si, y una caracteristica de e110 era 1a discontinuidad de su cultivo. 115E. de Nora, op. cit., p. 51. 116Véase notas 93, 98 y 99. CAPITULO II CARACTERES GENERALES DE LA NOVELA DE SENDER Temas E1 tema principal de la obra de Ram6n Sender, es cir, su maxima preocupacién es el individuo; e1 ser nano en relaci6n con sus semejantes y con las circun— ancias hist6ricas que 1e rodean. E1 autor va en busca los profundos resortes de la naturaleza del ser, strando un mayor interés por lo trascendente humano e por la realidad externa. En 1939 escribia: ... mis libros enlazan con el hombre més o menos s6lidamente, a1 margen de ese marco de la vida ordinaria que lo limita y condiciona. Dicho tema presenta variaciones de acuerdo con circunstancias en que el individuo nos sea presentado ue son, en el caso de Sender, acontecimientos hist6- os nacionales, e1 ambito de la historia en sentido eral 0 bien e1 enfrentamiento del personaje con pro— mas morales, metafisicos 0 de indole especificamente igiosa. Segfin el mismo autor, "un escritor no puede evitar circunstancia social. Para mantenerse insensible a 47 \/. \ 48 105 problemas sociales de nuestro tiempo hay que ser un 2 Su actitud, pues, se orient6 pillo 0 un imbécil." siempre hacia 1a posible eliminacién de extremas diferen— cias econ6micas 0 de clase. "Alli donde estaba 1a pro— tests, alli estaba yo" ha declarado mas de una vez.3 De ahi que sea comprensible el que criticos de entonces y de ahora4 no vean en 61 mas que a1 novelista social, pasando por alto el que Sender no se queda nunca en este estrato socio-econ6mico del ser, sino que va mas alla del mismo. Estoy por tanto de acuerdo con Eugenio de Nora cuando estima que"esos juicios [se refiere a los que limie tan a Sender dentro de una novela "social"] son parciales, inadecuados y del todo opuestos a la realidad."5 No es la guerra de Marruecos con su secuela de violencia ni 1a protesta que se deduce del testimonio de los hechos lo que mas nos interesa de Ipép, sino Viance, 1a victima, desarrollada en la mayor parte de sus posi— bilidades humanas, asi como 10s miles de soldados an6ni— mos simbolizados por él. Representa ademés a ese hombre dotado de excelentes condiciones, pero convertido en un ser fracasado, postrado moralmente a consecuencia de una guerra cuya raz6n no comprendia. Igualmente no es la gesta de un pueblo que por un tiempo se cree soberano durante la sublevaci6n de 1873 lo importante en Mr. Witt en el cant6n, ni tampoco lo que udiera servir como ejemplo en aquellos momentos de la 49 Segunda Repfiblica por el fracaso de los hechos narrados tal cual senala Carrasquer.6 Por e1 contrario, 1a idea que tuvo e1 autor a1 escribir 1a obra y sefialada por él mismo, es el planteamiento de un problema: "E1 incons- ciente er6tico del hombre 0 de la mujer ligado con el inconsciente colectivo en el panorama de una revoluci6n."7 Posiblemente fue 1a intuicién de Sender la que la permiti6 captar 10 esencial de esos hombres de la revoluci6n con tanto acierto como para representar a1 hombre comfin espafiol, a1 mismo que, algunos meses después de escribir Mr. Witt en el cant6n, habria de comportarse en forma semejante. En la obra de esos primeros afios domina 1a pre— ocupacidn que hemos apuntado--e1 hombre dentro del marco hist6rico naciona1——1o que me lleva a considerarla como 1 tema central de su obra durante dicho periodo. Coin— ido aqui con la opinién de Marra L6pez cuando senala que 8 an "sus obras de anteguerra hay una innegable unidad." A partir de 1939 y ya en el exilio, sigue persis- :iendo en Sender la misma idea y el mismo tema, es decir, La preocupaci6n por el hombre social y humanamente consi- ierado. Su fecundidad aumenta y tiene que buscar nuevas :ircunstancias. Roto su contacto personal con la Espafia le posguerra, vuelve los ojos a la historia, bien a una istoria reciente, viva afin en su mente 0 a un pasado emoto. En el primer caso agrupo: El rey y la reina, 50 E1 verdugo afable, Los cinco libros de Ariadna, Requiem por un cgmpesino espafiol, y Cr6nica del Alba. En el segundo incluyo a Bizancio, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, Carolus Rex, Los tontos de la Concepci6n y Las criaturas saturnianas.9 En todas las obras del primer grupo, en las que el marco hist6rico es Espana, hay detalles autobiogréficos, con excepcién de El rey y la reina. Por dichas obras desfilan los protagonistas como una continuaci6n del Viance de Iman, o mas bien como "los fantasmas de una fuente energética desaparecida.”lo Nos muestra a1 hombre espafiol bajo distintos aspectos, pero siempre como 61 lo ve, a1 "espafiol prudente, a1 que suele ir a dar en la soluci6n estoica. O mejor en la soluci6n musulmana: 1a soledad."ll R6mu10 en El rey y la reina ambiciona captar e1 1idea1 y lo finico que hace es destruirlo. Segfin Sender, es el mismo problema de fondo que plantea Cervantes en "El . . . 12 cur1oso impertinente." Ramiro Vallemediana en actitud enitente acepta sobre su cabeza los males de la humanidad ntera. El verdugo pasa por todas 1a experiencias dentro e1 ambiente social e hist6rico que le ha tocado vivir (1a Espafia de preguerra) y sale purificado porque al matar n nombre de un orden social, asume sus responsabilidades ero también e1 desprecio de los mismos que integran ese rden. En ambas obras, se traspasa e1 marco nacional para dquirir un valor universal trascendente. \ \ \ 51 Los cinco libros de Ariadna no es la novela de la guerra civil como ha querido ver Marra L6pez.l3 Su dimen- si6n lirica hace que quede fuera de los limites del tiempo I de la historia. Se sirve de dicha dimensi6n lirica para iarnos la biografia moral de Javier de Baena: "1a incer- :idumbre, a veces e1 terror que esta presente [en 61], e1 1iedo a la destrucci6n fisica, a la muerte."14 Penetra ender en las zonas intimas del alma de Javier, 1a conoce ien, porque a veces es una proyecci6n de la suya propia. quuiem por un campesino espafiol y Cr6nica del 123 son dos de sus obras més logradas. En la primera, on una dimensién social muy acusada, domina e1 problema umano, 1a tragedia que surge en torno a una aldea, cuya Ectima, Paco, con més intuiciones y mas sentido de la ebeldia que Viance, es una prolongaci6n de 61. Cr6nica 31 Alba, 1a mas autobiografica de todas tiene como tema 1 adaptaci6n de un individuo, Pepe Gracés, a la vida espa— >la y es, a su vez, 1a adaptaci6n del Hombre a la Vida en )5 distintos niveles de la conciencia humana. El otro aspecto a considerar en esta segunda época, el que encuadra a1 hombre dentro del marco de la histo— a general. A Sender la historia 1e sirve de punto de rtida en su busqueda de la esencia del hombre. N0 1e eocupa desvirtuarla siempre que le ayude a penetrar en 3 niveles ocultos y con un gran sentido de comprens16n st6rica. Estas novelas estén situadas en épocas lejanas 52 Len determinadas y suelen referirse a hechos de todos >nocidos. Con una simple mirada al grupo, se comprueba 1e Sender nos lleva por diferentes épocas y distintas 1titudes. Se 1e han reprochado sus anacronismos y el que la ,delidad a la verdadera historia sea harto relativa.15 ro no hay que olvidar que Sender es novelista y no storiador. Ademas, critico tan autorizado como Georg kécs no cree que "los verdaderos componentes de la nece- dad hist6rica” requieran "autenticidad" en la reproduc- 6n 11terar1a, y por eso af1rma: "poco importa que gunos hechos o detalles n0 correspondan a la verdad st6rica."l6 Mediante su versi6n trata de revalorizar literaria— nte unos hechos hist6ricos, presenta a sus personajes forma tal que nos hace ver la enorme riqueza sicol6gica 2 tal vez encerraron y su talla humana. Como consecuen— a estos caminan por sus obras no en forma lineal, sino 1 una dimensién mas amplia, digamos espacial. Asi, 1a :sonalidad de Lope de Aguirre surge mas Clara que en la Snica de los Historiadores de Indias adonde fue a buscar personaje. Sender llama a la obra antiepopeya, pero ando a un lado e1 sentido clasico del vocablo, puede :irse que es la epopeya del héroe negativo, del hombre esta en rebeldia contra el mundo y en primer término 17 tra e1 rey y todo lo que éste representa. 53 Lo que 1e interesa a Sender es el ejemplar humano, lo mismo que los almogavares 0 1a princesa Maria en Bizancio, 0 Santa Teresa, Lizaveta, Carlos II y el padre Garcés en las otras obras. Le importa e1 "ser"--no 1a persona o "méscara"-—l8 en relaci6n 0 en contraposici6n a los otros seres, o hist6ricos 0 de ficci6n, que habitan en su mundo novelesco. Parece querer darnos 1a medida de todo un ambiente, :al cual 61 10 interpreta, es decir, en funci6n de sus >ropias ideas sobre el bien y el mal, la vida y la muerte, an un intento de llegar a 10 ”real absoluto"19 que para 1ender no se puede apresar por medio de la 16gica ni de .08 sentidos, porque esta mas alla de la barrera infran- jueable de la luz adonde 5610 se llega mediante intuiciones. E1 tercer aspecto dentro del tema central en la arrativa de Sender es el del hombre considerado como indi— iduo. Busca con e110 un sentido moral implicito, el de 0s valores positivos del ser humano en relaci6n con la ociedad y entendido en un sentido de justicia individual. Estas obras tienen como punto de partida un suceso ecordado o leido 0 una obsesion.20 También estan escritas n e1 exilio. Considero que este hecho si bien no ha ambiado a Sender en 10 basico, si ha contribuido dentro a su tematica a darle una dimensién mas amplia. Quizé 2a debido a una mayor experiencia por el contacto con :ras razas y otras culturas la que 10 ha llevado a 54 firmarse en una actitud "genéricamente humana"21 y aunque irezca contradictorio, con un enfoque mas individual.22 1ras que considero dentro de este grupo como Epitalamio :1 prieto Trinidad y El padre Zozobra, estan también den- 23 '0 de las llamadas de tema americano. En la novela corta E1 padre Zozobra puede apre- arse 1a mezclackzrazas y de culturas. En ella se super— nen el mundo anglosaj6n, los indios de Nuevo México y s indios mexicanos con sus residuos hispanicos. Ese era ambiente que rodeaba a1 autor a partir del afio 1942 sta ya entrada 1a década del 60. Pero es un cura espafiol que nos lleva a la linea tematica, preso como esta en enorme conflicto entre su fe religiosa y la organizacién que pertenece; entre la muerte por una idea y el mante- niento de ella entre los seres humanos. Dentro de los sterios de la naturaleza y Dios, Sender busca la verdad la condici6n humana con un gran sentido de comprensi6n :ia el cura pecador. E1 Epitalamio del prieto Trinidad tuvo su origen una obsesi6n24 y nos presenta "e1 predominio orgiastico . mundo inconsciente." Pero ese caos no destruye a1 bre, porque de acuerdo con sus ideas: siempre hay una posibilidad de dominar 1a confusién ' por la tendencia que tiene todo ser humano a[...]dom1- nar e1 caos de los sentidos, sobre todo de los sen- tidos abandonados a1 inconsciente. Incluyo también en este grupo El lugar de un hom- .26 Se basa en un hecho real ocurrido en una aldea 55 agonesa que Sender oia contar cuando era nifio. Hay tam- én mucho de autobiografico en la obra, pero mas impor— Lnte es lo que el autor quiere decir y que esta implicito 1 e1 titulo: un ser humano por el mero hecho de ser )mbre y existir merece e1 respeto de todos. Es un caso 2 justicia individual hacia el protagonista Sabino. scribi6 esta obra, apenas llegado a América y cuando )davia se luchaba en Espafia.27 E1 que la haya escrito en sos momentos es doblemente interesante por manifestar en Lla su amor a1 hombre y cierta esperanza final expresada 1 1a reincorporacién del protagonista a la comunidad. Considero pues que en Sender hay unidad en el tema antral, no 5610 con anterioridad a 1936 sino en toda su >ra posterior. Que dentro de esta unidad hay variaciones amaticas también es cierto, pero todas ellas se dirigen cia un nficleo que es el ser humano. Mas que radios vergentes que como asegura Marra L6pez, son en Sender os caminos de su obra de posguerra"28 creo que estos ninos forman radios que convergen hacia 1a idea central L pensamiento de Sender, que asi 10 resume: "Nuestra .igi6n es el hombre. Y sus virtudes, aquellas en que .05 108 hombres podrian coincidir."29 Estilo E1 estilo de Sender es sencillo y lo consigue por .0 de una prosa clara, concisa y exacta. Su sobriedad ntenci6n 1e imponen serenidad y austeridad formal a 56 1arrado. Contraatague y Requiem por un campesino espa— pueden ejemplificar dichas caracteristicas, quizé por- en ellas e1 autor esta mas consciente de este prop6- o. Evita Sender todo énfasis que no parezca natural como cualquier tipo de amaneramiento o afectacién 6rica. Odio cualquier forma de afectaci6n y me encanta en arte 1a simplicidad elaborada en la direccion de la naturaleza y no contra ella. Me encanta 10 primario de espalda a 10 social convenido sea ornamento vano o provecho brillante. Naturalmente uso del arte y del artificio como puedo (hay que vivir como 10s deméS), pero es secundario y 10 subordino a1 primer aliento virgen de mi vida que quisiera ofrecer lo mas puro posible a los lectores con todos los riesgos.3 Hay en el novelista una deliberada intenci6n de nada se interfiera entre su pensamiento y la sensibi- ad del lector. Por eso su estilo apenas se ve. Es e1 ultado de una actitud artistica adquirida y lograda en de cuarenta afios de labor literaria. Ademas, cuando autor tiene mucho que decir, como 1e pasa a 61 y como >asaba a Cervantes, Ga1d6s y Stendhal, no se preocupa estilo, 0 sea, no 1e obsesiona 1a palabra brillante que lo importante es que exprese 10 vital y directo. En Sender este matiz se impone siempre. Su sobrie- tiende a una economia de verbos y adjetivos lo cual .fica una habil selecci6n. Hemos dicho que la exacti— :s una de las caracteristicas de su prosa y ella esta 1aci6n con esa habilidad seleccionadora. Esto 1e a usar en cada frase e1 vocablo preciso. Para él, 57 La palabra debe ser terriblemente funcional sin ayuda de subrayados, de adjetivos acumulados 0 solos y mucho menos aumentativos o diminutivos. La palabra en si misma debe ir cargada de intencién de tal forma que cualquier ampulosidad aunque sea simplemente 1a expre— sién "todos" 0 "ninguno" o "muchos" o "pocos", 1a suprimo si no es indispensable porque me parecen for— mas enfaticas innecesarias que quitan serenidad y don de matizacién. Sender es parco en la adjetivacién y cuando 1a no esta generalmente en funci6n descriptiva. Sacri— a lo estético a 10 dinamico, 1a descripcién a la accién; primera suele estar en funci6n y como parte esencial de segunda. A1 comienzo de Requiem por un campesino espa— , hay un breve pérrafo que revela las caracteristicas aladas: En un rinc6n habia un fajo de ramitas de olivo de las que habian sobrado e1 Domingo de Ramos. Las hojas estaban muy secas y parecian de metal. A1 pasar cerca, Mosén Millan evitaba rozarlas porque se desprendian y caian a1 suelo. Se detiene en lo que parece insignificante, "las 15, "secas" y "de metal." E1 detalle adquiere sentido, ‘or su valor descriptivo sino por la sensaci6n de cosa ta, inanimada. Esas "hojas" cobran una mayor dimen- cuando "Mosén Millan evitaba rozarlas." Sin decirlo lleva a contrastar e1 cuidado del cura por esa cosa :a y sin valor con su acci6n posterior, ya que no i la muerte de un ser humano, la de Paco. Adjetivos 33 cripci6n estén en funci6n del tema y de la anécdota relacién a la dimensi6n humana, Mosén Millan en este M;1_m.1 1 __ 7 58 Sender confiesa que la incorrecci6n sintactica no "34 posible- un reparo serio para un verdadero escritor, nte por aquello de ir en contra de todo lo académico o nrque "e1 escritor no debe ser esclavo de la sintaxis, .no duefio y senor.”35 En su prosa se destacan principal- :nte las frases cortas36 y la frecuencia con que antepone _ verbo a1 sujeto. Es posible que lo primero sea también 1f1uencia de Gracién37 y lo segundo se deba a la impor- 1ncia que para 61 tiene 1a acci6n. De esto filtimo hay 1finidad de ejemplos en toda su obra. S610 mostraré .gunos tomados al azar: (1) "Iban y venian las abejas"38 (2) "N0 veia Ramiro a nadie"39 (3) "Volvia a recordar e1 cura 1a fiesta del bautizo" (4) "sigue hablando Ariadna en su tribuna de la sala del Abadiado."41 Los elementos simb6licos, los colores y la fre— ante aparicién de animales, matizan e1 estilo de Sender ian un tono lirico a su prosa. Los elementos simb6licos amés refuerzan 1a linea tematica de la narracién y, .terados, constituyen un leitmotiv. Leitmotiv y elemen— simb6licos siempre sirven de soporte y oonllevan 1a a del autor que tiende y se orienta hacia lo intuido, Jinado e intangible.42 Dentro de la narrativa de Sender dichos simbolos en agruparse en dos categorias: (1) "the cause-linked 59 ealistic symbol" y (2) "magic or trascendent,“ de acuerdo 43 On 1a clasificaci6n de Ursula Brumm. Para dicha autora os primeros son aquellos que expresan una imagen de la salidad que se narra, pero conllevan un significado ulto, mientras que los segundos envuelven un significado e no tiene conexi6n directa con 10 relatado. Los cinco libros de Ariadna y El verdugo afable bn novelas de gran contenido simbélico de las que se pue- n exponer ejemplos que aclaren 1a clasificacién de la ofesora Brumm: En el segundo de Los cinco libros de 1 Fiadna gran parte del relato se refiere a1 tren dirigido >r Lucero del Alba que no llega a ninguna parte. Ese ten perdido, que no se sabe adonde va, con el techo cubier- - de muertos y los buitres volando sobre ellos, es expre— vo a1 parecer de 10 absurdo de la guerra; en su jefe se a todos los militares (con gran ironia en el nombre), en "los muertos, 1a cifra del caos."44 E1 buho y las ejas, a los que nos referiremos mas adelante, y el pro— 3 juicio oral ante e1 grotesco e ir6nico tribunal inter- 45 estimo que son también simbo- :iona1 de la O.M.E.C.C. ; de "cause—linked realistic symbol." En ellos e1 1nificado de la guerra esta expresado en distintos 'eles imaginativos y dichos simbolos tienen esta fun- n, la de expresar 10 absurdo del hecho bélico. Esta nuestra interpretacién, aunque e1 propio Sender haya larado que "no hay simbolismo ni mensaje oculto en la a."46 6O Dentro de esta categoria puede considerarse ademés, 1 perro que muerde las entrafias del padre Zozobra, es ecir, su conciencia; 1a mufieca rota que encuentra Ignacio orel después de muerta Marcelle; la noche infinita de la ovela corta La terraza, expresiva de la oscuridad mental e Matilde: su locura; y afin e1 viento en Orden Pfiblico omo simbolo de la libertad, citando s61amente algunos. e acuerdo con la propia Ursula Brumm son también "private mbol—making."47 Su interpretacién no es facil, pero no iene por que serlo. Como dice Sender: "51 10s hechos e se presentan pueden compararse con la naturaleza misma la vida, ésta, cuando es auténtica tiene muchas inter- 48 retaciones." Los simbolos de caracter trascendente tienen otro antido. Existen en la obra solo en funci6n de lo que :atan de expresar, sin formar parte de la trama. Como 1emp10 puede sefialarse E1 rey y la reina. La anécdota >s refiere el amor que va sintiendo e1 jardinero R6mu10 1r 1a duqueza de Arlanza, pero simb6licamente, e1 jar- nero es el hombre/rey que aspir6 a poseer a la duquesa/ ina/ ideal y no pudo. En este grupo estan también aquellos simbolos ya imagen surge de la mitologia; como el Tarascio de verdugo afable, el cual tiene ademés sus raices en el 49 :onsciente colectivo. E1 hombre a través de la histo- 1 ha tratado de identificar 1a esencia de la animalidad 61 tida en su interior con una representacién monstruosa ada por la imaginacién, asunto este ampliamente estu- do por Carl J. Jung.50 Jorge Luis Borges en su estudio sobre el empleo 1a manifestaci6n simb6lica de los animales 0 animales struosos expone comparaciones hechas desde la antigfie- para reflejar caracteres humanos. En la literatura, animales cargados de simbolismo, llevan implicito por general cualidades humanas del espiritu, negativas las de las veces.51 ‘ Sender busca e1 origen del Tarascio, "un hombre grande con cabeza de tortuga que hablaba sin embargo ll52 una voz aguda como los maullidos de los gatos, en antigua 1eyenda de la Provenza.53 Para Kessel Schartz, "54 Tarascio representa "the hidden nature of man. Pero mas, 1a intervenci6n del monstruo en el pensamiento de iro Vallemediana, perturbando su paz espiritual, coin- 3 con la aparicién de la conciencia del pecado y tam- 1 con la del misterioso halo que cree sentir sobre su aza. Entre ambos simbolos hay una relaci6n estrecha y dos van desapareciendo a medida que el joven va adqui- ,do conciencia de sus actos. Su condicién humana 1e a llevado a la conclusi6n de que el pecado era inevi- e y éste, una vez cometido, es evidenciado por la iencia. 62 Marra L6pez senala un periodo de diez afios, de 7 a 1958, en los que la carga simb61ica es mayor en abra de Sender.55 Esto lo atribuye a que en esa larga época permanece bajo e1 ambito de la abstraccién, dejéndose llevar de ensuefios y representaciones intelectuales, ademas de desespera- ciones internas.56 10 de desesperaciones internas quizé tenga cierta raz6n ‘ a evidente en Saila, protagonista de La esfera, su "57 ter ego. Esto 10 explica mejor e1 propio Sender: Después de tres afios de sangre, muertos, violencia, terror, odio, e1 héroe de la novela sale de Espana-- con la sensaci6n ademas de la derrota-—en un estado de extenuaci6n, sentido de esterilidad de la vida y disposici6n a la renuncia[...]Este hombre ha per— dido su personalidad exterior, epidérmica, es decir, ha perdido su ”persona." No 1e queda sino 10 gan- glionar, 0 sea, 10 humano primitivo y e1ementa1[...] y va recuperando una personalidad que ya no es la misma. Es otra, quiza, pero genuina y auténtica, 1porque nace sobre una base de acciones y reacciones ganglionares, es decir inconscientes. En su necesidad de expresarse, esa nueva persona— . . . 59 d adqu1r1da y gobernada por los gangllos trata de ar la verdad en el misterio de la vida y la muerte. misterio, como el odio, e1 miedo y el amor, estan y nden del inconsciente. A1 sondear en 61 y tratar de festarse, 10 hace por los medio por los que dicho nsciente suele revelarse: los simbolos. Esas tracciones e intelectualismos" sefialados por Marra z quiza sea una forma de decirnos lo que intuye: llo que esta mas alla de lo que se ve, de la aparien- exterior, que es tan real como ésta y no una 63 60 Posiblemente es "ealidad" segfin afirma dicho autor. verdadera que la realidad objetiva porque trasciende .a las zonas ocultas del ser 0 de las cosas en busca :u esencia. Y eso es lo que trata de expresar poética- :e a través de simbolos y no con "intelectualismos." >bvio que lo intelectual esta relacionado con la raz6n sta en ningfin momento domina en la obra senderiana. E1 reino animal adquiere gran importancia en la a de Sender y su predilecci6n por él esta en funci6n ase indagar en los misterios de la naturaleza. Por su iici6n misma, no adulterada, "virgen" como a Sender 1e ta llamarla, es 16gico que éstos tengan gran interés a 61.61 1 E1 empleo que hace de los animales ofrece distintos ctos: 1. Como medio de ambientacién: En Cr6nica del 3, las aves de corral contribuyen a intensificar e1 LO hogarefio y en El lugar de un hombre, la cigfiefia es 2vocaci6n del detalle que caracteriza 1a aldea arago- 1 de su nifiez, tal cual puede verse en el articulo del 10 nombre, mencionado en el capitulo anterior cuando ‘eferi a su libro de ensayos Proclamacién de la sonrisa. 2. Aparecen como parte de la descripci6n. Cuando cciona e1 detalle que quiere destacar, con frecuencia etiene en la cosa viviente y pequefia: 64 Una cigarra cantaba en el tronco de un arbol y Ramiro 1a tom6 en sus dedos y estuvo observandola. E1 animal se ca116. Quiso ver si las de Madrid reaccionaban lo mismo que las de la aldea y comenz6 a golpearle con el dedo en el est6mago. E1 animal se puso a cantar otra vez. Ramiro 1a dej6 en el arbol y sigui6 su camin0.62 3. Con intenci6n simb6lica. Muchas veces no 105 lea con el clasico significado del mundo zool6gico icado a situaciones humanas, sino que 1es atribuye sig- icaciones muy especiales suyas. Hay animales que se repiten insistentemente en ias obras. E1 caso mas significativo es el del buho y abejas. E1 primero, esta en Los cinco libros de adna, con cierto caracter de leitmotiv y menos reite- 0 en Requiem por un campesino espafiol y en El padre obra.63 En la literatura clasica e1 buho esta rela— 1nado con la sabiduria, pero para Sender tiene otra otac16n. Posiblemente e1 buho senderiano lleve impli- el misterio, por la imposibilidad de descifrar e1 'e1 buho vuelve 64 erio de la mente humana. En la frase uzar 1a sala dejando un rumor delicado en el aire" entido metaf6rico de "rumor delicado" sugiere una aci6n de misterio. En Los cinco libros de Ariadna se refiere frecuen— nte a las abejas y también en El verdugo afable, £2 e de las cien cabezas y Bizancio. Su significacién a primera queda aclarada con las siguientes palabras ender: 65 Un enjambre no es una multitud de pequenos seres independientes, sino un solo ser con células dise- minadas alrededor pero ligados a una sola voluntad y a una idea. an pueden las abejas ser, especificamente en esta obra, amplo y simbolo de una sociedad perfecta por la buena ganizacién y cooperaci6n que rige la vida de estos sectos. Su Significaci6n esta en funci6n y contraste 1a vez con las circunstancias ca6ticas que relata. toy de acuerdo con JOSefa Rivas en cuanto a la signifi— ci6n de las abejas, pero no cuando dice que "la mayoria "66 Yo diria que las veces es una disculpa senderiana. .s que disculpa hay en su empleo una verdadera intenci6n. .screpo también de Kessel Schwartz,67 porque no veo nada 1 1a obra que sugiera 1a identificaci6n Ariadna--abejas si mucho de la relaci6n abejas—-sociedad. Las abejas en El verdugo afable tienen otra sig— ficacién, la misma que En la noche de las cien cabezas, que se refiere a ellas en la parte de ésta que injerta E1 verdugo ... y las repite en Bizancio como simbolo . . 68 1a 1nm0rta11dad. 4. Como término de comparaci6n. Es decir, refi— endo caracteristicas de los animales a personas y situa— ones. Nos recuerda con e110 a1 Valle-Inclén del rano Banderas, con la diferencia de que éste 10 hace ra acentuar 10 grotesco, mientras que Sender trata de lzar mas los rasgos con un sentido positivo del ser ano . 66 Valle-Inclén: Don Celestino sentiase revestido de sagradas infulas y desplegaba petu- lante 1a curva de su destino con casaca bordada como el pavo real 1a fabula de su cola. Sender: Era e1 zapatero como un Viejo gato, ni amigo ni enemigo de nadie, aunque con todos hablaba.70 iEn Requiem ... se ve ademés que en la enemistad ,tre e1 perro y el gato hay una doble a1usi6n: (1) a . lucha que libraria Paco por los derechos sociales y ) a1 fin que habria de tener: Paco andaba por entonces muy atareado tratando de convencer a1 perro de que el gato de la casa tenia también derecho a la vida. E1 no 10 entendia asi y el pobre gato tuvo que escapar a1 campo. Paco quiso recuperarlo, su padre 1e dijo que era infitil porque las alimafias salvajes lo habrian matado.71 E1 cromatismo tiene también un significado espe— .a1 en la prosa senderiana. Trata de expresar sensaciones r medio de los colores, aunque aclara: "no es tanto e1 20 del color, como el de la luz. Me gusta abusar de 1a 2 sobre superficies frias y colores 'pasivos.'"72 Posiblemente su aficién a la pintura ha motivado manejo habil y el empleo de los matices crométicos en cién de su forma de expresién. Como consecuencia, domina en su prosa un t0n0 medio, ni muy exaltado ni bajo. E1 color 1e sirve segun él, para situar 1a acci6n. Como ambientacién. Me gusta mucho e1 gris, porque e1 gris destaca cualquier forma de énfasis natural aunque sea muy acusado. Y entre mis defectos tengo también alguna forma de fuego interior que no puedo evitar. E1 esfuerzo mio con- siste mas en atenuar e1 fuego que en atizarlo.73 67 E505 "tonos pasivos" contribuyen a darle a su stilo las ya sefialadas caracteristicas de serenidad y usteridad formal. E1 "fuego interior" esta controlado or 1a atenuaci6n de 10 sensorial y por la contenci6n de a forma. Escenas donde la violencia llega a sus mayores xtremos, resultan aguafuertes en blanco y negro sobre .os que se proyectan rayos de luz y color, lo que 1e da 1ayor dimensi6n a la tragedia que relata. Reguiem ..., :pitalamio ..., Las criaturas saturnianas, afin Imén 0 :ualquiera de sus otras narraciones, pueden servir de :jemplo, pero una de las escenas que presenta estas carac— :eristicas de forma admirable 1a encontramos en La aventura aquinoccial de Lgpe de Aguirre: Durante 1a travesia por 21 Amazonas y junto a una situaci6n de hambre, muerte, Primen y traici6n, es decir, 1a violencia en toda su fuer- a, aparecen detalles como el siguiente: Llegaba una nube de mariposas de la otra orilla del rio. En aquel lugar, e1 Amazonas tenia una anchura de més de seis leguas y los soldados miraban la nube que parecia una enorme mancha solar flotando en el aire. Predominaban en ella los colores: oro y gris. 50.... .c ...-0.0.0It.o..-I'IODOI0000IUIOOIOOIIn... Se dolia [Elvira] de aquellas lejanas mariposas que o‘ . . - ponian en el a1re un inmenso reflejo flotante y que hacia que las brisas cambiaran de color. escripciones como éstas nunca aparecen aisladas, dependen e la acci6n y forman parte de la misma. Definen 1a linea nsorial y por contraste acentfian mas e1 horror de 10 rrado. 68 Sender es un escritor realista con acusados rasgos impresionistas y a veces orientado hacia una tendencia . . n I - expre51on1sta. Su realismo presenta caracterist1cas espe— ciales. N0 describe en el sentido estricto de la palabra. Dichas descripciones se captan mediante una acumulaci6n de sensaciones donde la matizaci6n cromética juega un importante papel. En este aspecto, es en Bizancio, donde mejor pueden captarse dichos rasgos impresionistas, como se vera en el siguiente pérrafo: Las tropas estaban formadas. Los capitanes y muchos caballeros vestidos de seda y brocado, con oro y - 1’ - plata en sus armaduras, daban una impre51on ablgarrada . 1. fl - u a y color1sta. Eran los j1netes mas de mil qu1n1entos. Sus banderas flotaban en la brisa mananera. Los ros— tros descubiertos mostraban descanso, fortaleza y confianza. Descripci6n de hechos reales, dinamica, cortada. Se percibe por la acumulaci6n de lo sensorial mas que por exposiciones objetivas. Como en la pintura impresionista, no dibuja los objetos, sino que los obtiene acumulando manchas de color. Pict6rica y literariamente, se presenta mas una realidad interior que exterior y por consiguiente, mas emotiva y sensorial. En la prosa, e1 impresionismo llega hasta el and— lisis sicol6gic0 tipo Proust, pero Sender no lo sigue en este aspecto. A 61 no le interesa en si mismo e1 anélisis de sus personajes, sélamente presentarlos con sus rasgos ,. ’ . I . mas caracteristicos, tal como puede verse en la u1t1ma frase de la cita anterior. En parte es una selecci6n 69 sicol6gica y a esto creo que se refiere Carrasquer cuando dice que Sender "se extiende en analisis impresionistas de tipo sicol6gico." Lo ve en Imép pero igualmente puede observarse en otras obras. Si e1 impresionismo es la descripci6n del mundo exterior a través de nuestras sensaciones, e1 expresionismo es lo contrario: 1a revelaci6n del mundo interior por medio de la naturaleza 0 del mundo exterior. Es mas intui- tivo y se sirve de esta técnica para alcanzar lo que Jorge Luis Borges llama una "ultrarrealidad espiritual."77 . . , . . 78 Sender es expre51onlsta a veces, e1 m1smo lo confirma pero no llega a una "ultrarrealidad espiritual." Su inten- ci6n a1 emplear estos medios es mas bien e1 querer, de acuerdo con sus propias palabras, que la realidad que uno expresa fuera tan persuasiva dentro de su arbitrariedad que permitiera obtener los mismos egectos que se consiguen con la naturaleza espontanea. E1 expresionismo en la obra senderiana puede apre- ciarse en las ocasiones que emplea la descripci6n y en la linea estructural. Es en esta filtima donde adquiere mayor Significaci6n y mas amplias dimensiones. Lo obtiene , I a veces utilizando rasgos surrealistas o s1mbolos. Lo con— firma Ursula Brumm cuando expresa: Since the realistic symbol is a direct reflection of the intended meaning, it has "expressionistic" poten- tialities, which, boldly conceived, lead d1rect1y to 0 the Expressionist technique of the twentieth century. 70 Sender no abandona 1a realidad objetiva de los hechos, de las cosas y de la acci6n. Fusiona estos tres elementos y mediante 10 sensorial unas veces o lo intui— tivo en una mayor dimensi6n, intenta buscar e1 ultimo sentido de 10 narrado 0 el mundo intimo de sus personajes 0 de las cosas, para a1 mismo tiempo fijarlo objetiva- mente en un ambiente apropiado. Formas de expresi6n Como escritor realista, Sender recoge 1a linea del realismo tradicional, pero no es el suyo un realismo de hechos, "un espejo que pasa por un camino" como 11am6 Stendhal a1 realismo decimon6nico y que en su evoluci6n llega hasta Baroja. No es el que tiene como norte ser reflejo fiel de la vida, expresada ésta con la impasibi— lidad y exactitud de una lente fotogréfica y donde e1 autor aparece como testigo imparcial o como espectador neutral. Sender se aleja de estas caracteristicas. Mas que reproducir con exactitud, selecciona 10s elementos que la realidad 1e ofrece. Si en algfin momento pudiera parecer que es el ”ojo de una camara" el que nos lleva por su mundo novelesco, caso de Imép, e1 autor entra tam— bién en dicho mundo como un personaje mas o como el "alter ego" de uno de ellos. Cr6nica del Alba, Los cinco libros de Ariadna, La esfera, 0 E1 verdugo afable, pueden confirmarlo. 71 M65 bien e1 realismo senderiano tiene sus fuentes en el de Fernando de Rojas y en el de Cervantes, autores hacia los que siente gran admiraci6n. La relaci6n entre estos autores y Sender puede observarse en tres aspectos principales: lo humano, e1 diélogo y el detallismo. Damaso Alonso senala 1a evoluci6n de dichos aspectos a través de "la linea La Celestina-—e1 Lazarillo——Cervantes,81 alcanzando en este ultimo su culminacién. Para este cri- tico e1 dialogo adquiere importancia en la obra cervantina, porque e1 personaje hablando "se justifica como criatura de arte, se va revelando viviente y fiel a su unicidad."82 En Sender, 1a actuaci6n y el diélogo también revelan a1 personaje "viviente y fiel” a su propia esencia. La importancia que da a los elementos que podrian parecer nimios estan en la obra senderiana mas en relacién con Cervantes que con los realistas del siglo XIX. Estos los emplean como relleno o nota pintoresca. Para Cervan- tes, "son significativos a fuerza apenas de tener signifi- cancia[...]1os pone alli para convencernos de la absoluta 83 realidad de lo descrito." Sender no detalla, sino que realza e1 detalle escogido y lo eleva a la categoria de simbolo 0 de indicio descifrador de un enigma. Este es 21 caso del bast6n de cerezo de la princesa Tarakanova. Junca 10 abandon6 desde que se 10 rega16 uno de los guar— iias a1 salir de la fortaleza de Pedro y Pablo. E1 autor .nsiste en el detalle y lo veo como simbolo de ella misma: 72 a1 igual que Lizaveta, esa rama de cerezo floreci6 alguna vez, pero como ella se quedo sin su savia interior, equi— valente en la princesa a la pérdida de su esencia. Es conveniente aclarar que el cerezo como simbolo y en una variedad de matices recorre 1a obra senderiana. Es expresivo no 5610 de la fertilidad-—de acuerdo a la sim- bologia china—-sin0 que también creo que Sender 10 emplea en relaci6n a 10 sexual en la mujer como se vera mas adelante. Se ha sefialado e1 término "realismo mégico" para expresar una nueva actitud ante 1a realidad. Franz Roh, critico de arte, fue el primero en usarlo.85 Con la palabra "mégico" se quiere subrayar que "el misterio no desciende a1 mundo representado, sino que se esconde tras él."86 Como una primera aproximaci6n a1 término, se des- taca un poder misterioso que altera e1 orden de las cosas. Su visi6n presupone 1a visién de un mundo sorprendente en la que la fantasia y el mito forman parte de ella. En la literatura y en la critica contemporénea 1a expresi6n ha tenido éxito. Se ha estudiado e1 realismo mégico en el Quijote,87 el de Federico Garcia Lorca en La casa de Bernarda Alba,88 y el de Iman y la novela his- t6rica del propio Sender.89 En Hispanoamérica el realismo mégico ha venido a representar las corrientes mas nuevas de la narrativa.90 73 E1 término engloba dos tendencias: la primera 91 Sus téc- 92 esta relacionada con la literatura fantastica. nicas y caracteristicas reflejan 1a influencia de Kafka. En la segunda tendencia, e1 escritor se enfrenta a la realidad, tratando de "desentranarla, de descubrir lo que hay de misterioso en las cosas, en la vida en las acciones humanas."93 sigue mas e1 primitivo concepto de Roh. La obra de Sender no tiene nada que ver con la primera tendencia; esta muy lejos de un acercamiento a1 "arte deshumanizado," de la concepci6n 16gica de la trama y de la influencia kafkiana.94 Lo que hay en Sender de realismo magico se inclina mas a las caracteristicas de la segunda tendencia y desde este punto lo enfoca Carras- quer en la obra anteriormente citada. Si "1a existencia de 10 real maravilloso es la que ha dado origen a la literatura de realismo magico,"96 10 "real maravilloso" debe captarse en el misterio que pal- pita en las cosas. Es decir, lo inexplicable, lo injus- tificable no puede ser explicado, ni justificado, ni racionalizado, 5610 se puede expresar por medio de enigmas. Es e1 equivalente en Sender a su expresién "hacer verosi— mil 1a realidad,"97 ya que ésta no consiste finicamente en lo aparencial. La verdadera realidad o 10 "real mara- villoso" es lo trascendente. E1 simbolo, lo poético y también lo surrealista en la obra de Sender tienen 1a funci6n de darle sentido de verosimilitud a dicha realidad. 74 No consideramos a Sender dentro del grupo de los "realistas magicos," aunque tiene con ellos puntos de semejanza. E1 realismo senderiano deriva hacia otro sen- tido y otra dimensién. Ambos van en busca de la esencia, es decir, del "soy quien soy" con que se define Pepe Garcés en Cr6nica del Alba. Llegar a ese conociemiento constituye su maxima preocupacién. Su realismo es de "esencias" como a 61 1e gusta llamarlo. Saila, su "alter ego vuelve a expresarnos otra vez su pensamiento: Esta noci6n de "lo que uno es" es imposible de alcan- zarla desde el momento en que la mitad por lo menos de nuestra Vida es niebla, energia indiferenciada. Es decir afin: inconsciente. Y 10 terrible es que esa mitad es un todo "sine qua non" y de ella parte todo nuestro “epos,” es decir, nuestra posibilidad de presencia creadora y de heroismo.9 Para Sender, 1a voluntad del hombre tiende a dejarse llevar ciegamente por sus instintos hacia 1a ver— dad, la justicia, el amor, 1a belleza, etc. Sigue a Schopenhauer en cuanto a1 predominio de la voluntad, pero no se deja arrastrar enteramente por esta idea. Valoriza también lo esencial sobre lo existencial siguiendo 1a tendencia fenomenolégica moderna. Asi, en armonia y equi- librio, voluntad y espiritu influyen en lo que Sender gusta llamar "1a hombria": e1 ser esencial, siendo su 99 ll antitesis: e1 "no—ser," la "persona o mascara. Despo— jandose de esa "mascara" el hombre se libera, es dec1r, "puede afirmar en unidad inmutable, su hombria esencial."loo 75 Tal es la base ide016gica del pensamiento sende- riano, ejemplificado en su personalOl y llevado a su narrativa. En La esfera, Sender ha estructurado una onto- logia que Viene a ser una condensaci6n novelada de dicha ideologia. Federico Saila, su protagonista, halla al final 1a armonia total de su ser. Su integraci6n se ha completado interiormente liberandose de la “persona" e identificandose con su "hombria" existencial, exterior- mente por medio de la plenitud amorosa. Relacionando e1 realismo de Sender con el tradi— cional, mégico y de esencias, puede decirse que la realidad exterior 1e sirve de base, de punto de partida. En ella sitfia a1 hombre. E1 mundo y sus cosas son las circunstan- cias que hacen a1 ser humano actuar como es. Ve esa reali- dad como "un caos y navega en todo momento por él."lo2 Sus obras se mueven dentro de un ambiente de horror y violencia porque "1a tristeza, 1a desgracia, e1 mal, son "103 duefios del mundo. No hay pesimismo en esta afirmaci6n, ni desintegraci6n, porque para Sender, "la vida tiene su grandeza y su belleza en este horror."104‘ E110 responde » 105 en parte a su teoria de las esferas. De acuerdo con dicha idea, e1 bien y el mal, e1 caos y el orden, 10 bello y lo feo, el amor y el odio, estan juntos y se complementan. Trata de mostrarlo y asi vemos reunidos en su obra narra- tiva: "caos, belleza y orden, las tres dimensiones esen- "106 ciales de la realidad. 76 En sus novelas presenta un primer plano realista y social, y otro mas profundo y significativo que busca e1 sentido y alcance de la realidad externa. Trata de fusionar 1a realidad objetiva exterior y la interna 0 sub— jetiva, 10 racional con 10 irracional, con 10 instintivo, lo imaginativo, con 10 onirico, lo mégico y 10 mitico. Es 1a manera segfin 61, de expresar 10 inexpresable, de penetrar en el misterio, en la niebla que existe mas alla de lo que se ve. Estos son los enfoques extremos que existen en sus narraciones, 1a "realidad irrealidad" sena— 107 y que desorienta a criticos y lada por Marra L6pez lectores. Para Sender, 1a irrealidad no es un escape de la realidad, sino una integraci6n en ella por la via de los juegos de simbolos, mas entrafiable que la del referir visual. 8 De esta realidad aparente y visual, da un salto en el vacio para llegar a lo que se esconde detras de las apariencias. Es en esos niveles oscuros donde se esfuma e1 realismo tradicional para dar entrada a1 realismo de la imaginaci6n en su sentido mas amplio y es ahi donde su realismo se relaciona con el "magico." Se vale de 61 para traspasar 1a realidad objetiva, sondear en sus capas mas profundas y por medio de sus intuiciones llegar a la realidad esencial. N0 cree como "10s realistas mégicos que siguen a Borges," que "la Vida es un desorden en el que la pesadilla, 10 irracional y la locura son sus ingre- ”109 Tampoco hace uso de 10 "magico" dientes operantes. 77 con prop6sitos estilisticos, sino para expresar 10 inex- presable. Ni 1e sirve para darnos "una nueva realidad en que se funden elementos irracionales y primitivos"110 como es el caso de la literatura hispanoamericana. Estimo que lo que hay en Sender de "realismo magico" es, mas que una actitud ante 1a realidad, una forma de expresi6n, un recurso, un método que 1e sirve para llegar a su realismo de esencias. Lo mitico, lo fantastico, 10 imaginado en su obra, estén en funci6n de ese “hacer verosimil 1a realidad.“ Mediante 10 lirico "111 nos da "1a anticipaci6n de lo desconocido lo que equivale a "la esencia del hecho hist6rico, 1a naturaleza del hecho en si mismo, no su cumplimiento."112 Hace sentir ademas 1a naturaleza de las sensa- ciones en la cosa menuda, pequena, como sucede con el extrafio colorido de las hojas y animales en las escenas del bosque en el Epipalamio del prieto Trinidad. Aqui podemos aplicar cuanto se ha dicho anteriormente sobre colores, animales y simbolos en sus distintas facetas. Todos sugieren lo que no dice Sender. Ante las siguientes frases de Reguiem ..., no caben mas comentarios: "Pasa— ron junto a1 carasol desierto. Las grandes rocas desnudas parecian juntar las cabezas y hablar."ll3 Por tanto, 1a poesia de la prosa de Sender surge del fondo de la narraci6n, mas que del lenguaje mismo. Aparece diluida en la interrelaci6n de ambiente, acci6n, 78 personajes y tema. Lo lirico yace soterrado entre la vio- lencia, en contrapunto de contrastes, que acentfia y per- fila 10 real a1 mismo tiempo que lo ahonda. "Mi lirismo 114 ha expresado es de estructura o quiero que lo sea" Sender. Se diria que es también de hechos si cabe llamar— 10 asi. Hay que captarlo a través de continuas sugeren- cias que nos anticipan distintas facetas del hecho en si. Y volvemos a referirnos a1 ejemplo ya sefialado de Reguiem ..., el de "las ramitas de olivo secas que pare- cian de metal," asi como "las moscas con reflejos de metal" en la cueva del moribundo y el propio potro de Paco en la iglesia. Son sugerencias que lo involucran todo: espacio vital y fisico, acontecimiento, personajes y tema. Es esa interrelaci6n antes mencionada la que 1e da a su lirismo una dimensién "espacial y de atm6sfera exterior, intimamente acompanada de los estados de animo de los caracteres en los niveles secretos."115 Para Sender los problemas formales no tienen importancia en si mismos, sino como meros instrumentos, lo que no es en la actualidad 1a tendencia que general- mente se sigue. Es un novelista moderno cuyo pensamiento se orienta hacia otra direcci6n, hacia su "obsesi6n."116 Mas que la forma, 1e interesa el tema y la estructura; la primera es instrumento de los otros dos. La distorsi6n del tiempo, recurso formal que a veces se orienta hacia alardes experimentales o hacia 1a 79 expresi6n del caos vital, no tiene acogida en 61. Sender estima que las relaciones de tiempo y espacio son "pre— "117 For 10 general sigue un orden ciosas en la realidad. cronolégico temporal aunque a veces parte de un presente para evocar un pasado: campo de concentracién de Argelés en Cr6nica del Alba; entrevista de Ramiro y el periodista en El verdugo afable; reuni6n del autor y Viance en Iman; e1 juicio oral de la O.M.E.C.C. en Los cinco libros de Ariadna y los momentos que anteceden a la misa en Reguiem por un campesino espafiol. E1 tiempo esta en funci6n y en relacién a lo que "118 llama ”nucleo original y su proyecci6n. En toda su obra, las sefialadas anteriormente y las que siguen un orden temporal regular, tiempo y tempo se combinan ritmi- camente: largo y dinamico el primero, mas breve y lento e1 segundo. Se ve desde Iman,119 alcanza su perfeccién en Reguiem ... y claramente se manifiesta en una de sus filtimas obras, En la vida de Ignacio Morel.120 En Reguiem ... hay un ritmo zigzagueante del presente a1 pasado y viceversa. La confluencia entre ambos signifi- cativamente se acentfia con la llegada a la iglesia de los tres enemigos de Paco, con la del potro y la del mona- guillo recitando e1 romance. E1 tiempo cron016gico cubre aproximadamente 10s ventisiete afios de la vida de Paco, mientras que el tiempo siquico los treinta o cuarenta minutos que anteceden a la misa. 80 La linea estructural en las obras de Sender es com— pleja, pero es mas interna que externa, mas de enfoque y elementos tematicos que de dislocaci6n del tiempo, espacio o punto de vista narrativo.121 E1 perspectivismo que se aprecia en su obra, estimo que es producido por un com— plejo entrecruzamiento de dichos enfoques tematicos, ya desde el plano real, ya desde el plano imaginativo, resul- tando de e110 variadas proyecciones del tema central. Y estas no son sino distintos niveles de captaci6n en su afan de llegar a1 filtimo significado de la realidad humana. Desde los dos planos va tejiendo una acci6n de fuertes contrastes, de sutiles matizaciones que proporcionan una variedad de perspectivas a las preocupaciones del autor: (1) "hacer verosimil 1a realidad," (2) e1 intento de desen— tranar e1 bien y el mal 0 como a 61 1e gusta llamar: definir e1 mal" y (3) e1 afén de buscar en los oscuros rincones del alma humana. En El rey y la reina ambos planos aparecen estre— chamente fundidos, sin evidente separaci6n estructural o tematica. En El verdugo afable los elementos imaginativos se desarrollan a través de todo el relato, en forma de pro- yecciones aleg6ricas de la linea central narrativa y aun- que se funden indirectamente con la esencia tematica de la novela, pueden considerarse en cierta forma como adi- ciones de tono 1irico-a1eg6rico. En este mismo sentido . ~ . . . 1 las c0n51dera Penuelas, como "agregados 1mag1nat1v0s." 22 81 En Epitalamio del prieto Trinidad aparecen claramente delimitados 10s dos enfoques o planos narrativos: e1 pri- mero es la exposici6n de los hechos, de tono realista y de acci6n violenta. A partir del quinto capitulo hasta el final hay otro plano, otro enfoque, el de la proyec- ci6n de 10 real. En esta segunda parte, cambia e1 tono, e1 ritmo, 1a accién. La narraci6n se eleva a planos ale- g6ricos—poéticos en los que combina elementos oniricos, magicos, surrealistas y miticos sin que desaparezca e1 violento realismo. Lo real, enfocado desde distintos puntos de vista-— e1 exterior de los hechos, el de los sentidos, el de la imaginaci6n y el de la introspeccién--produce un tipo de perspectivismo en sus obras que a veces tiende por su deliberada ambigfiedad a acentuar e1 caos vital circundante. Otro recurso a considerar como e1emento de enfoque en la narrativa de Sender son los mon610gos interiores. Le sirven para tratar de llegar a los ultimos pliegues del alma humana: e1 inconsciente. Desde Joyce a la fecha es una técnica que se ha utilizado para penetrar en la sico— logia del ser. Por medio de ellos, Sender trata de llevar al exterior, a la conciencia 1a llamada "stream of con- . 12 sc1ousness," 3 es decir, e1 constante fluir de afectos, sensaciones, pensamientos desde las profundidades del ser, y la reacci6n de éste frente a las innumerables impre- siones que en todo momento recibe. 82 Sender emplea mucho e1 mon610go interior, a1 extremo de poder estudiarse en su obra las distintas variedades que se ofrecen bajo este titulo,124 pero nos limitaremos a mostrar las dos que més se destacan dentro 125 de lo que Humphrey llama e1 mon6logo interior "directo": (1) mas lirica, incongruente a veces, donde lenguaje y pensamiento aparecen en frases cortadas, (2) otra mas con— gruente y donde las impresiones son en forma mas reflexiva. De la primera son ejemplos claros los mon6logos de la princesa Maria en Bizancio. A veces en un estado de duerme-vela 0 en una eSpecie de indiferencia inconsciente / nos llegan sus pensamientos. E1 largo mon6logo ante la ciudad destruida de Rodesto sirve de ejemplo a esto ultimo: Yo tengo 1a impresi6n de que he perdido un brazo. Es mediodia y creo que he perdido un brazo y miro 1a sombra y aparto los dos de mi cuerpo. Es verdad que los tengo los dos. Pequenos porque e1 sol esta alto. Ya comienzan a oler los muertos. Y las momias pare- cen avergonzadas, todas con la cabeza baja y con unas patas minerales y sin formas. No es que sean feas. Es que son de un horror mas alla de la con- ciencia humana. Yo tengo mi propia momia conmigo. Igual que esas. Peor que esas. Ejemplos semejante son también frecuentes en El verdugo afable. ‘De la segunda variedad hay gran nfimero de ejemplos por toda su obra. No son tan largos ni tam- poco consecuencia de una fuerte impresién. A veces aparecen intercalados en un dialogo. De la misma novela Bizancio son las siguientes reflexiones que surgen en un diélogo con la princesa Maria: \ 83 Berenguer volvié a pensar: "El dolor ha agudizado su sensibilidad y por eso habla como una mujer ebria. Tiene una mente flotante. A veces su embriaguez da 1a sensaci6n enganosa de alegria y hasta de felici- dad. Habla demasiado. Habla tanto para no dar tiempo a1 pensamiento. Para no detenerse a pensar." 127 Algunas veces (como en este caso) 1a perspectiva aparece cuando e1 autor enfoca a1 personaje desde otro punto de Vista, diferente, a1 parecer, del que quiere poner de relieve, podriamos decir que es una perspectiva indirecta. Como ejemplo de e110 podrian aducirse las car- tas que aparecen en la novela que, ademas de mostrar dife- rentes aspectos del personaje, se acercan, por sus carac- teristicas, a1 mon6logo interior. Este filtimo es un recurso que actfia en varios sentidos y con diferentes intenciones: (a) como mon610go interior, ya que hay en ellas un fluir de la conciencia; (b) para dar una nueva perSpectiva, otro punto de vista enfocado desde un per- sonaje y (c) es también otra voz narradora que se intro— duce en el relato. Bizancio ofrece un ejemplo claro en las cartas de Gavasa, e1 capitén de Jaca. En su estilo personal y sin puntuaci6n alguna, tal como llegan los pensamientos a la mente, informa de la muerte de Berenguer de Entenza128 129 . . res. Dentro de esta técnica, pueden con51derarse u otro hecho de la lucha de los almogava- también las cartas de la princesa Maria a Roger de Flor y a su madre, ya que sirven para mostrarnos las profun— didades de este personaje.130 E'l 1111 1'11) 1 84 La voz narradora en la obra de Sender, presenta curiosas variedades. En la mayor parte de sus novelas, e1 narrador es omnisciente, no a1 estilo del siglo XIX, es decir, un narrador olimpico que lo ve todo y da expli- caciones sobre e110 a1 lector. Siguiendo 1a tendencia moderna, cuando Sender se oculta tras un narrador omnis— ciente, se aleja mas del lector y evita todo contacto con 61. A veces hay ademas un distanciamiento deliberado de los hechos. Bizancio, Las criaturas saturnianas, La aven- tura de Lope de Aguirre, pueden servir como ejemplos de lo primero, pero es en Requiem ... donde dicho distancia- miento constituye uno de los aspectos mejor logrados por la serenidad que imparte a lo narrado, a pesar de que los acontecimientos en que se basa 1a novela 1e tocaron a Sender muy de cerca. Algunas obras de Sender presentan una voz narra— dora en primera persona: La luna de los pprros, Nocturno de los 14; son las menos. Parecen mas autobiograficas e introspectivas aunque ofrecen menos perspectivismo. Sin embargo, Nocturno de los 14 se aparta algo de esta linea por la inclusi6n de personajes que en algunos casos actfian 131 como "narrators-agent." Sefiala Wayne C. Booth ademas, que es dificil dis— tinguir a veces entre una narracién en primera persona y - . . 132 . 01ertos grados de omniscenc1a. Esto ocurre en Cr6nica del Alba, E1 verdugo afable y El lugar de un hombre. Las 85 dos primeras se acercan a lo que Wolfgang Kayser llama la "narraci6n enmarcada,”133 y tienen como antecedente e1 Cid Hamete Benengeli de Cervantes. Es decir, una variedad de la "narraci6n enmarcada" es "la ficci6n de un hallazgo de papeles134 y este es el caso de Cr6nica del Alba: un narrador omnisciente se refiere y presenta las memorias escritas en primera persona por Pepe Garcés en el campo de concentraci6n de Argelés. Estimo que esta técnica ha sido un acierto de Sender porque en parte 1e ha servido para ofrecernos, como sefiala Antonio Tovar: "un poema de la lejania irrecuperable, pero escrito con los ojos secos."135 Otra modalidad es la que establece en El verdugo afable. Hay dos voces narradoras en una combinaci6n inversa a la de Cr6nica del Alba: un periodista narrador y confidente relata en primera persona; comienza y cierra 1a narracién. Se convierte en una voz narradora omnis- ciente a partir del segundo capitulo, a1 relatar las con- fidencias de Ramiro Vallemediana. Consigue con esto filtimo mayor perspectivismo y un enfoque de los hechos mas objetivo. Utilizando diversos recursos: suefios, alegorias, simbolos, rasgos surrealistas—-como el de la escena final, finica forma de expresar 10 absurd0—-nos da diferentes enfoques de la linea temética. En El lugar de un hombre un narrador en primera persona es a su vez testigo de los hechos y actfia ademas 86 como narrador omnisciente. En Los cinco libros de Ariadna, dos voces de personajes narradores conducen en primera persona 1a linea anecd6tica y entre sus voces, surge de vez en cuando la de un narrador omnisciente. Pero hay mas narradores en la obra que ofrecen distintos puntos de vista: son los relatos intercalados, como el del ruso- americano Mikhail. Tienden a acentuar el tema central 0 un subtema, en este caso el de la intervenci6n rusa en la guerra civil espanola. Hay una tendencia hacia el "fragmentarismo" en la obra de Sender. Como autor, se proyecta mas o menos en cada uno de sus personajes, incluso en algunas facetas de sus personajes femeninos, descontando por supuesto los de marcados rasgos autobiograficos que se han mencionado ya. Con este procedimiento ofrece cierto objetivismo e impar— cialidad, porque se limita a defender a todo ser, a com— prenderlo, esgrimiendo las razones de cada uno; hasta en "136 Sender no acusa, el caso de "loco Lope de Aguire. mas bien justifica y de "sus justificaciones se han de sacar las acusaciones y condenas a ciertos estados pero "137 Esto, segfin él, concierne a1 lec- nunca a los seres. tor y no a1 autor. Bien es verdad que hay mas identificaci6n con determinados personajes, con aquellos que tienen més de 61: Viance en Iman, Dario en Epitalamio ..., aunque nunca en este caso para oponerlo a1 Careto, Seisdedos 0 a1 propio 87 Trinidad. Funciona Dario en la misma forma que lo hace Pedrarias en La aventura eguinoccial de Lope de Aguirre y Montaner en Bizancio, como intérprete u observador de lo que en forma extrafia acontece. Pero es que ademas, el mismo Lope de Aguirre, o Cagliostro y Lizaveta en Egg criaturas saturnianas, o Rocafort en Bizancio, conllevan muchas de las ideas del autor. Un filtimo aspecto de la obra de Sender es el mime— tismo, 0 sea, 1a imitaci6n de la realidad en el sentido de que la obra en si sea una expresi6n de ella, atendiendo principalmente a la época en que los acontecimientos se desarrollan, lugar donde ocurren y personas que inter- vienen en ella, de acuerdo a lo sefialado por Erich Auerbach en su amplio estudio.138 En el primer aspecto, e1 mimetismo esta bien con— seguido en la prosa de La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, que esta impregnada de la lengua del siglo XVI. No hay grandes diferencias entre los documentos y discur— sos de los personajes de entonces—-algunos tomados de las fuentes hist6ricas—-139 y los comentarios del autor. Son toques miméticos que insinfian 1a expresi6n sin esclavizarse a1 lenguaje antiguo, ni independizarse del eSpiritu de 61. Consigue veracidad, “nos ambienta en el clima linguistico de la época"140 y en el geografico, con un magnifico rea- lismo documental en la descripci6n de las poblaciones, de la flora y fauna de la selva amaz6nica. E1 mimetismo lo 88 . .. . . . 141 logra con una mayor prec1s1on historica en Carolus Rex. Lo hay afin en Bizancio a pesar de los anacronismos sena- lados.142 En esta obra e1 mimetismo esta conseguido en la realidad humana de esos catalanes y aragoneses del siglo XIV. Con raz6n senala Antonio Tovar que Sender siente muy bien los caracteres de sus aragoneses y catalanes. No 8610 por la afinidad que su alma errante tiene con aquella gente y por las intimas resonancias que en 61 hallan expresiones aragonesas, los recuerdos del valle del Sorbrarde, sino porque Sender se ha basado en las fuentes catalanas de la gesta 143 L0 eSpanol, en cuanto a su espiritu y a su lengua, esté logrado con acierto, igual que en todo su obra donde 1a preocupacién por Espafia esta presente. Podemos imaginar— nos al grupo de la expedicién a Bizancio, precursor de empresas irracionales posteriores como fueron la de Cortés, la de Pizarro 0 la de la defensa de Madrid, si— tiada durante la guerra civil por poderosas fuerzas internacionales. Estimo que tiene valor en el sentido mimético el que Sender haya logrado crear y contraponer dos mundos diferenciados en sus caracteres esenciales: e1 espanol en su alarde extremo de honor empefiado y el bizantino de tortuosa y refinada lucidez oriental. En resumen, Sender es un verdadero narrador que va directamente a decir "10 posible 0 imposible de un modo convincente,"144 desentendiéndose de la forma por considerarlo accesorio. De ahi que su lenguaje peque a veces de ser deliberadamente descuidado. Ha encontrado 89 un estilo propio que ha seguido una linea sin cambios esenciales desde Imép. Aunque si hay a partir de esta obra una marcada intencién hacia una mayor eficacia expre- siva. Pero 1a forma esta para Sender en funcién y al servicio de lo que es su preocupacién esencial: 1a bfis- queda del hombre, o mas bien de lo humano subyacente bajo 1a "mascara“ del hombre esencial hist6rico. NOTAS--CAPITULO II lRam6n J. Sender, Proverbio de 1a_muerte (México, Ediciones Quetzal, 1938), Pr6logo. 2Ram6n J. Sender, Los cinco libros de Ariadna, Pr6logo, p. VIII. 3Ibid., p. VII. Me refiero a Rafael Cansino—Assens (ver nota 117, I) a Victor Fuentes (véase nota 127, Cap. I), y a Juan Luis Alborg, Hora actual de la novela espanola, 2 Vols. (Madrid, Taurus, 1968), I, Cap. p. 36. Alborg expresa que "Sender en estos primeros afios estaba fundamentalmente condicionado por su posici6n de escritor politico-social (comprometido, apasionado, militante) y por su calidad de periodista. Estos dos aspectos determinan en esencia su estilo y su fondo. Pero 1a creaci6n puramente literaria parece ocupar lugar secundario en su obra." Eugenio de Nora, La novela contemporanea espanola, II, 2da parte, p. 40. Afiade ademas: "Por arriba del interés y de la atenci6n dedicada a los conflictos sociales, y a lo que el individuo esta primaria y ostenciblemente engranado a 10 social, domina en Sender 1a preocupaci6n y la inquisicién del hombre "en si," de 10 humano intuido 0 supuesto." Francisco Carrasquer, Iman y la novela hist6rica de Ram6n J. Sender, p. 109: "de modo que lo que hace Sender es pura actualizacién de un viejo problema y replan- teamiento del peligro siempre en acecho en el espafiol de tornar lo ideal por real. En suma, un aviso y una premo- nicién que por desgracia pasé por alto." 7Palabras de Sender en Marcelino Penuelas, Conver— saciones con Sender, p. 129. 8José R. Marra L6pez, Narrativa espanola fuera de Espana, p. 347-348. Afiade que "en general, su obra tanto la novelesca como los reportajes, estan en continuo com— promiso con el hombre dando testimonio de éll...]L0 primero y basico de su vida es su amor y preocupaci6n por el hombre de carne y hueso." 90 91 9Incluyo a Hernan Cortés (Mexico, Edic. Quetzal, 1940), en este grupo por ser un drama hist6rico o retablo dividido en once cuadros, ni tampoco a Jubileo en el Z6ca10 (Retablo conmemorativo) obra que tambien se refiere a1 mismo personaje hist6rico, por la misma raz6n. l0Carrasquer, o . cit., p. 34. llPalabras de Sender en Penuelas, op. cit., p. 83. IlzPosiblemente Sender se refiere a que en El curioso impertinente de Cervantes, Anselmo creyendo que se habia casado con el ideal hecho mujer, quiso comprobarlo y 10 destruy6. l3Para Marra L6pez, o . cit., p. 378, ”1a falta de objetividad y la fantasia gratuita han malogrado lo que podia haber sido 1a gran novela de la guerra Civil." l4Palabras de Sender en Penuelas, op. cit., p. 128. 15Me refiero principalmente a Antonio Tovar, "Dos capitulos para un retrato literario de Sender," Cuadernos del Idioma, B. Aires, Afio I, No. 4, 1966. Primero se refiere a Hernan Cortés: "se salta las barreras hist6ricas y presenta e1 balance de la conquista tal como hoy 1e parece a él," p. 1. En la p. 23-24, refieriéndose a Bizancio dice: "esta novela esta llena no 5610 de anacro— nismos, sino lo que es mas grave, de almas inadaptadas a1 ambiente que se trata de describir." En la p. 25 dice: "Si Sender hubiera estudiado mas el mundo bizantino, podria habernos dado la mejor novela hist6rica de nuestra lengua." l6Georg Lukacs, La novela hist6rica (México, Edic. Era, 1966), p. 66. l7Para Albert Camus, E1 hombre rebelde (B. Aires, Ed. Losada, 1967, traducida por Luis Echavarri), p. 131, esto significa 1a rebelién metafisica: "es el movimiento por el cual un hombre se alza contra su situaci6n y la creaci6n entera." 18Ram6n Sender, La esfera, p. 20, Saila, e1 prota— gonista y "alter ego" de Sender expresa: "S610 veo per- sonas a mi alrededor. Personas. Es decir, mascaras.” Es e1 equivalente a lo que pretende ser, antitesis del hombre, ”eterno ser." 19Ram6n Sender, "Notas sobre 10 real absoluto," Cuadernos (Paris), No. 94, marzo 1965, p. 68. "Al alcanzar 92 o rebasar 1a velocidad, es decir, la barrera sagrada, ya no estamos en la realidad relativa, sino que penetramos en lo que podemos llamar 10 real absoluto. Es decir, ese reino donde 1a 16gica clésica del tiempo y el espacio nada tienen que hacer." 20 ~ . . En Penuelas, op. Cit., p. 210, Sender explica que la "obsesién" es una sensaci6n "inc6moda 0 placentera con raices en la memoria sensitiva." 21Carrasquer, o . cit., p. 264. 22En Penuelas, op. cit., p. 207, Sender expresa que "es el incidente entre dos personas 0 entre una per— sona y una cosa el que hace universal 1a violencia." Aunque se refiere especificamente a la violencia, es aplicable a cualquier otro mal. 23Francisco Carrasquer y Marra L6pez en sus obras criticas ya citadas; Ignacio Iglesias en "Acercamiento a Sender," Mundo Nuevo, No. 39—40; Josefina Rivas en El escritor y su senda (México, Edit. Mexicanos Unidos, 1967), coinciden en esta clasificacién. 24En Penuelas, op. cit., p. 210, Sender refiere que el deseo de castigar a tipos que acostumbraba a ver en la ciudad donde vivia, a los que llamaba "bestias apocalipticas" fue lo que motiv6 1a incubaci6n de la novela. 25Palabras de Sender en Penuelas, op. cit., p. 135— 136. 26Recojo e1 titulo con que aparece a1 ser publi- cada nuevamente en 1958. Estimo que tiene mas significa— ci6n, ya que se trata de un hombre solo y uno cualquiera. E1 titulo de la primera versién (1939) es El lugar del hombre. 27Charles F. Olstad, "The Novels of Ramon Sender: Moral Concepts in Development" (Tesis no publicada), Univ. de Wisconsin, 1960, p. 244, aclara que durante la guerra empez6 a trabajar en esta obra. Marra L6pez, op. cit., p. 368, afiade que es I‘1a primera escrita por Sender en el destierro." Sin embargo en la solapa de Proverbio de la muerte, publicada en 1939 (Véase nota 1), la misma editorial Quetzal anuncia "otra del mismo autor ya en prensa: E1 lugar del hombre." _ ' m7— ...-.- . -.....— 93 28Marra L6pez, op. cit., p. 347—348, compara 1a obra de Sender en el exilio con la de Serrano Poncela y la de Francisco Ayala, utilizando el mismo criterio: "pasado, presente y abstracci6n e intelectualismo." Con- sidera 1a trayectoria de estos dos filtimos lineal, mien- tras que la de Sender tiene "tendencia a la dispersi6n." Afiade que "después de la guerra cambia de perspectiva. Su fecundidad aumenta, pero 10s caminos de sus obras se separan como 10s rayos de una esfera cuyo centro es Sender," p. 348. Estimo que lo que Marra L6pez tiene en mente a1 decir esto es el tema o preocupaci6n por Espafia. 29Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, Pr610go, P. XVI. 30Ibid., p. XI. 3lLo expresa en Penuelas, op. cit., p. 231. 32Ram6n Sender, Requiem por un campesino espafiol, 33Penuelas, op. cit., p. 34, senala como caracte- ristica del estilo de Sender que ”e1 adjetivo no apunta en principio a1 matiz descriptivo, a la difumacién impre- sionista, sino que suele desempefiar e1 papel de fijador de la linea exterior y del fondo animico del relato." 34Ram6n Sender, Los noventayochos, p. 135. En este juicio se refiere a Baroja. 35En Penuelas, op. cit., p. 225, Sender confiesa que no se da cuenta de su estilo, sin embargo dice: "debo algo de soltura y facilidad a Baroja. Y e1 deseo de exactitud a Gracian y a Valle-Inclén. Pero claro, no me parezco a ellos. Creo que he tomado de los tres una disposici6n que me es fitil en momentos de dificultad. 36Sefialado también por Josefa Rivas, op. cit., p. 245. 37Sender alude a Baltasar Gracian con mucha fre— cuencia. Por ejemplo cuando se refiere a lo inefable lirico 10 define con la frase de Gracian: "Es una pon- deraci6n en el vacio que produce un helado deleite." Penuelas, op. cit., p. 206. En la misma obra, p. 255, hablando del elogio, vuelve a referirse a una frase de Gracian: ”E1 elogio lisonjea e1 entendimiento.“ Posible— mente esa tendencia a expresarse en forma Clara y breve empleando palabras del autor de El critic6n, debe haber ejercido alguna influencia en 61. 94 38Ram6n Sender, E1 verdugo afable, p. 245. 391313., p. 314. 4ORam6n Sender, Rquiem por un campgsino espanol, p. 14. 149 41Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, p. . 42Me refiero a la novela moderna en general, sub- jetivista y objetivista, pero principalmente a la espanola. Véase Ram6n Buckley, Problemas formales en la novela con- temporanea eSpafiola (Barcelona, Edic. Peninsulares, 1968). También e1 articulo de Ursula Brumm, "Symbolism and the Novel,” que aparece en el Cap. VIII del libro de Phillip Stevick, The Theory of the Novel (N.Y., The Free Press, 1967). 43Ursula Brumm, "Symbolism in the Novel," p. 363: “We have tried to reduce the innumerable variations of the symbol in the novel into two major types: the cause— linked realistic symbol, and the trascendent or magic symbol of the poetic novel. Both are creatures of man‘s imagination in its quest for meaning, and in some of their variations they approach each other closely. Thus, for example, we find the realistic symbol for the sake of which reality has to be decidedly tampered with, and of the traycendent symbol which is convincingly anchored in reality." 44Palabras del propio Sender, expresadas en Penuelas, op. cit., p. 127. 45Ignacio Iglesias, en una resefia critica que hace de la obra en Cuadernos (Paris), No. 28, enero- febrero, 1958, p. 103. Ve ese tribunal como simbolo de que la vida de los hombres no es sino “deseos frustrados, ambiciones fallidas y un poco de estupor latente." 6Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, Pr610go, P. XVI. 47Ursula Brumm, 10c. cit., p. 362: "Symbols without such mythological past are private, and as such they cannot be counted to affect our imagination ... private symbol—making, as are the railway terminals and gas stations which have recently been so popular as Symbols of man's homelessness." 48En Penuelas, op. cit., p. 126. 95 49E1 inconsciente colectivo constituye segun C. G. Jung ese territorio oscuro y desconocido de nuestro mundo interior. Sus manifestaciones se presentan por medio de "arquetipos invariables" que llegan a tener caracter a veces simb6lico. 50Muchas son las obras de Carl G. Jung que tratan este tema, como Psyche and Symbol, a selection from the writings of C. G. Jung, edited by Violet S. de Lazlo (Doubleday Anchor Books, 1958); Simbologia del espiritu (México—B. Aires, F. de C.E., 1962); Man and His Symbols (N.Y., Dell Publishing Co., Inc., 1969). 51Jorge Luis Borges, Manual de Zoologia fantastica (México—B. Aires, Fondo de C.E., 1951), p. 64-65. 52Ram6n Sender, E1 verdugo afable, p. 55. 53En El verdugo afable y en Hipogrifo violento, segunda novela del primer tomo de Cr6nica del Alba, Sender relata la 1eyenda de donde procede e1 Tarascio: "Un dra— g6n mitad tortuga, mitad lagarto, mitad hombre ...," Cr6nica del Alba, I, p. 188. 54Kessel Schwartz, "Animal Symbolism in the Fic- tion of Ram6n Sender,“ Hispania, Sept. 1963, p. 499: "reflects the hidden nature of man as it reappears through— out the novel." 55En dicho periodo aparecen: E1 rey y la reina y La esfera en 1947; El verdugo afable, 1952; Los cinco libros de Ariadna, 1957 y Los laureles de Anselmo, 1958. 56 Marra L6pez, op. cit., p. 384 57En Penuelas, op. cit., p. 143, dice Sender que en Saila "hay un ciento veinte por ciento de autobiogra- fico." 58Ibid., p. 145. 59Sender relaciona e1 cerebro con la raz6n y los ganglios con el inconsciente. Esto 10 expresa en "El novelista y las masas,” Madrid, Leviatan, 24 de mayo de 1936, p. 36. Esta idea 1a ha seguido desarrollando, asi en La esfera, op. cit., p. 51, escribe: "La gente se limita a oponer a los ganglios la raz6n, 0 sea, a desco— nocerlos por miedo ... Preguntémoslo todo a1 inconsciente y 61 nos respondera. Pero los ganglios gustan de respon— der por imagenes." 96 6OMarra L6pez, op. cit., p. 384: "En la inmigra— ci6n esta trayectoria irrealista ha aumentado de modo prodigioso." 61Esta idea esta mas o menos expresada por uno de sus personajes con el que se identifica, Dario en E ita- lamio del prieto Trinidad, p. 176: ”E1 maestro sent1a impregnarse de las ocultas verdades de la naturaleza. Y creyendo llegar a todo, el secreto de las luciérnagas, del sapo luminoso, de las arafias voraces, de las aguas defendiéndose de la tierra en un lento cotraataque de espumas, de la estrella dando su luz temblorosa a través de las nubes desgarradas se decia: 'Ya, ya-—como si atrapara una evidencia—-Ya sé lo que es la vida.'" 62 Ram6n Sender, El verdugo afable, p. 119. 63Una de las mejores novelas cortas de Sender, incluida en Novelas ejemplares de Cibola (N.Y., Las Ame— ricas Pub. Co., 1961), pp. 93—130. 64 Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, p. 46. 65Ibid., p. 257. 66Josefina Rivas, op. cit., p. 263: "Las abejas diseminadas por la novela de Ariadna, la mayoria de las veces son una disculpa senderiana para exponer un ejemplo de sociedad ideal." 67Kessel Schartz, 10c. cit., p. 406: "In Egg cinco libros de Ariadna bees and owls are used with symbolic overtones and for identification of the prota- gonist." 68Ram6n Sender, E1 verdugo afable, p. 245: "en las losas sepulcrales las abejas representaban 1a inmor- talidad." 69Ram6n del Valle—Inclan, Tirano Banderas (Espasa- Calpe, Col. Austral, 1968), pp. 128-129. 70 Ram6n Sender, Reguiem por un campesino espafiol, p. 44. 71Ibid., p. 20. , 72Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, Prologo, p. XV. 73 En Penuelas, op. cit., p. 232. 97 74Ram6n Sender, La aventura eguinoccial de Lope de Aguirre, pp. 166—167. 75 Ram6n Sender, Bizancio, p. 5. 76Carrasquer, op. cit., p. 61: "Y 11amo 'impre- sionista' a sus analisis precisamente en el mismo sentido con que se tacha ciertas criticas de 'impresionistas,l es decir, de criticas guiadas por la primera impresién y la reacci6n primaria que por la reflexién y el contrastado analisis cientifico." 77Citado por German Bleiberg en el Diccionario de la Literatura espanola (Madrid, Rev. de Occidente, 1964), p. 283. Borges define e1 expresionismo como "la tenta- tiva de crear para esta época un arte matinalmente intui- cionista, de superar la realidad ambiente y elevar sobre su madeja sensorial y emotiva una ultrarealidad espiritual." 78En Penuelas, op. cit., p. 126. 791bid. 80 Ursula Brumm, 10c. cit., p. 360. 8lDamaso Alonso, ”La novela espanola y su contri— buci6n a la novela realista moderna," Cuadernos del Idioma, Afio I, No. 1, pp. 27-43. 821bid., p. 35. 83Ibid., p. 34. 84Ram6n Sender, Las criaturas saturnianas, p. 108. 855e refiere a la producci6n pict6rica de la época posexpresionista. E1 término "Magister realismus" aparece como subtitulo de un libro suyo Nach—expressionismus, publicado en 1925. (Citado por Angel Valbuena Briones en "Una cala en el realismo magico," Cuadernos Americanos, No. 5, p. 234.) 86Citado por Juan Eduardo Cirlot en Diccionario de los ismos (2da. edici6n, Barcelona, 1956), p. 365. 87Arturo Serrano Plaja, Realismo "magico" en Cervantes (Madrid, Gredos, 1967). 88 J. Rubia Barcia, ”E1 realismo 'mégico' de pg casa de Bernarda Alba,” RHM, Afio XXXI, 1965, pp. 1—4. M 98 8 . . 9F. Carrasquer, op. Cit. Tiene como subtitulo: Primera incursi6n en el realismo mégico senderiano. 90Asi 10 demuestran Angel Flores en su articulo "Magical Realism in Spanish American Fiction," Hispania, XXXVIII, 1965, pp. 187—192; Luis Leal, "E1 realismo magico en la literatura hispanoamericana," Cuadernos Americanos, CLIII, jul/ag, 1967, pp. 233-241. ngu impetu creci6 a partir de la publicaci6n de la Antologia de la literatura fantéstica. Fue redactada por J. L. Borges, A. Bioy Casares y S. Ocampo. (Citado por A. Flores en el articulo que aparece en la nota anterior.) 2Esta tendencia es estudiada por Angel Flores, 10c. cit., p. 191. Cita como principales caracteristicas de estos realistas magicos, que "they cling to reality as if to prevent literature from getting in their way, as if to prevent their myth from flying off, as in fairy tales to supernatural realms[...]0ften their writings approach closely that art characterized by Ortega as 'dehumanized’[...]Their style Seeks precision and lean- ness,[...]their plots are logically conceived, either well—rounded or projected against an infinite perspec- tive ... ," p. 191. 93Luis Leal, 10c. cit., pp. 232-233, 10 define asi. 94En Pefiueles, op. cit., p. 133, Sender refierién- dose a Kafka, declara: ”Yo no tengo influencias de ese autor genial a quien admiro.” 95Véase nota 89. 96Luis Leal, 10c. cit., p. 233. 97En Pefiueles, op. cit., p. 220. 98Ram6n Sender, Proverbio de la muerte, p. 220. 99Helmy Giacoman, "En torno a La esfera de Ram6n Sender," Symposium, Summer 1968, p. 173. lOOIbid. 101Sender esta consciente de que es un escritor en libertad, despojado de la "persona” y esto 1e lleva a expresar: "Para hacer novela y, sobre todo para continuar la tradicién novelesca del realismo aspero, hay que des- nudarse, quedarse en pura y simple hombria. Asf se quedd 99 102Julia Uceda, "Realismo y esencias en Ram6n Sender," Rev. de Occidente, No. 82, enero 1970, p. 39. 103 104Ibid., p. 181. 105Idea ampliamente expuesta por Sender en Lg esfera. En la p. 251 dice: "Las cosas salen de si para ir en el proceso de su trascender hacia sus negaciones dentro de la 6rbita presente. En cada grado de ese pro- ceso ellas estan integras. Esto responde a la noci6n de esfera y en ella encuentro yo 1a f6rmula si puede haberla de 10 abstracto." 106Julia Uceda, 10c. cit., p. 70. 107Véase nota 60. 108Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 266. 109Valbuena Briones, loc. cit., p. 237, se refiere a1 realismo magico basado en 10 fantastico. 110Ibid., p. 236. Esa realidad es la de los pue— blos latinoamericanos con una amplia poblaci6n de indios y negros. lllPalabras de Sender en Penuelas, op. cit., p. 238. 112 Ibid., p. 239. ll3Ram6n Sender, Requiem por un campesino espafiol, p. 81. 114Citado por Carrasquer, op. cit., p. 255, de una carta del propio Sender. llSIbid. Es parte de la misma carta. 116Véase nota 20. 117En Penuelas, op. cit., p. 213. 118Ibid., p. 210. 119Véase 10s estudios de Pefiuelas y Carrasquer sefialados en el Cap. I, p. 5. Ram6n Sender, Las criaturas saturnianas, p. 174. 100 120 Estructuralmente la obra esté dividida en nueve capitulos. Cronologicamente corresponden aproxima- damente a dos semanas de la vida del protagonista. La primera semana cubre los Siete primeros capitulos. La acci6n se desliza répida y movida a pesar de la comedieta. La segunda semana cubre un solo capitulo, mas que el tiempo cronolégico, lo que importa en esa "semana de la imagen postuma" es el sfquico, da la sensaci6n de lenti- tud. Este capitulo y el final constituyen la proyecci6n simb61ica del nficleo principal o la realidad objetiva. 121Penuelas, op. cit., p. 26, llama "estructura barroca" a esa complejidad estructural. 122Ibid., p. 29. 123El término fue acufiado por el sicologo norte— americano William Jones, citado por Robert Humphrey, Stream of Consciousness in the Modern Novel (Univ. of California Press, 1958), p. l. Senala ademas Humphrey que "Monologue intérieur is a term that is most often confused with stream of consciousness. It is used more accurately than the latter, since it is a rhetorical term and properly refers to literary technique," p. 24. 124Ibid. Un amplio estudio de sus distintas varie- dades cubre los tres primeros capitulos del libro. 125Ibid., p. 25, " ... is represented with negli- gible author interference and with no auditor assumed[...] it presents consciousness directly to the reader[...]a complete or near-complete disappearance of the author from the page with his guiding 'he said's' and 'he thought.'” 126 Ram6n Sender, Bizancio, p. 264. 127Ibid., p. 210. 128Ibid., p. 356. lngbid., p. 63. 130Humphrey, op. cit., p. 4, afirma que "there is not streams of consciousness techniques Wthh are used to present stream of consciousness." 131Wayne C. Booth, The Rhetoric of Fiction (Chicago Press, 1961), Cap. IV, p. 130, llama asi a aquellos personajes "who produce some measurable effect on the course of events." lOl 132Ibid. 133Wolfgang Kayser, Interpretacién yianélysis de la obra literaria, p. 261—262. Son aquellas donde el autor se oculta detrés de otro narrador, y "es un recurso técnico excelente para satisfacer una exigencia del arte narrativo: 1a confirmacion de lo narrado." 134Ibid., p. 263. l35Antonio Tovar, loc. cit., p. 23. 136 . ~ . Carrasquer, op. c1t., p. 201, senala con ac1erto que en cuanto a Lope de Aguirre "lo que queria él era ser alguien, afirmarse ante los hombres y la historia, desqui" tarse de las humillaciones y demostrar a la faz del mundo que un hombre pequeno, enteco y cojo, podfa hacerse valer tanto o mas que buenos mozos de sangre noble, pero sin su carécter y sin su frfa inteligencia. 137Ibid., p. 252. 138Erich Auerbach, Mimesis: La representacion de la realidad en la literatura occidental (México-B. Aires, Fondo de C.E., 1950). 139Asi lo senala Sender en la nota de autor en La aventura ..., p. 193. 140 Carrasquer, op. cit., p. 196. 141Josefa Rivas, op. cit., p. 185, senala con respecto a esta obra lo siguiente: "El hecho es que el cuadro de la falta de gobierno de aquella corte es imbo- rrable después de la experiencia de Carolus Rex." Se refiere la obra a la época de Carlos II el Hechizado. 142Me refiero a Antonio Tovar. (Véase nota 15.) 143Ibid., p. 25. 144Palabras de Sender en Penuelas, op. cit., CAPITULO III EL ANIMA SENDERIANA: ESTUDIO SOBRE SU IDEAL FEMENINO Concepto del anima El término "énima" en su forma mas simple puede expresarse con la frase popular: "Todos los hombres tienen en su mente la imagen de su media naranja,’ lo que equivale en inglés a "Every man carries his Eve in him- self" y en aleman a "Jeder Mann tragt seine Eva in sich."l Pero desde el punto de vista sicologico su explicacion es mas compleja. La palabra "anima" ha sido acufiada por el sico- logo suizo Carl Gustav Jung para designar una de las manifestaciones del inconsciente colectivo. Es decir, de ese territorio oscuro y desconocido que yace bajo y sobre la conciencia en las capas mas profundas de nuestro mundo interior y donde los contenidos que existen en ella son comunes a todos los seres. Para Jung, esos contenidos del inconsciente son "arquetipos invariables." Quiere expresar con ello que no son adquisiciones hechas por el hombre durante su vida, sino que estén alli desde los origenes de la humanidad.2 102 103 El desarrollo de la personalidad individual en su . proceso de diferenciacién3 llega a encontrarse con la ima- gen de su alma (anima en el hombre, animus en la mujer), .gr lo que en diferentes palabras puede definirse como la imagen del sexo contrario que cada ser lleva consigo.4 La conciencia la recoge sin haber intervenido en su forma- cion y a veces sin darse cuenta del por qué de su exis- tencia.5 Es conveniente distinguir, para poder acercarnos mejor a la imagen de la mujer que Sender refleja en su obra, las dos formas, interna y externa en que ésta se presenta. La primera late en los suefios, fantasfas y visiones del inconsciente. En ellas estén reunidos los rasgos caracteristicos del sexo opuesto alojados en dicho inconsciente. La segunda surge a través del encuentro o identificaci6n con la persona de sexo contrario, portadora de las proyecciones de una parte de nuestra psique 0 de toda la porcion inconsciente de muestra mente, sin darnos cuenta que es nuestro propio ser interior. Enma Jung ha demostrado6 que en la literatura fantastica antigua (sagas, cuentos, etc.), las hadas, ninfas, ondinas, sirenas, criaturas de seductora belleza en su apariencia externa, son también expresiones de algo intimo y por ello las considera como tipos que representan graficamente e1 contenido interior de la propia psique. Por otra parte, Carl G. Jung, a1 analizar la simbologia IE!!I!1:|.I[\ L". 104 del espiritu en infinidad de cuentos populares7 ve en las princesas de dichos cuentos la personificaci6n del anima del héroe. Las opiniones de ambos autores nos llevan a la conclusi6n de que existe una gran variedad de formas bajo las cuales el anima puede aparecer y que dichas formas no pertenecen a una mujer determinada sino a una imagen feme- nina definida. Esta ha sido elaborada desde su nacimiento por la herencia, el sistema de vida del hombre, la huella que esa misma vida ha dejado en él y su contacto y expe— riencia con seres del sexo contrario. Tal anima, como proyecci6n del elemento femenino constitutivo de su psique, manifesta caracteristicas contrarias a las que el hombre es 0 demuestra ser en la realidad.8 En la literatura, el anima puede aparecer como virgen tierna o como diosa, bruja, angel, demonio o prosti- tuta. Numerosos ejemplos hay de esta imagen femenina y uno de los mas caracteristicamente sefialados es Beatriz en la Divina Comedia. El anima senderiana: su formaCi n Podemos tratar de seguir e1 proceso formativo del concepto senderiano de la mujer en aquella parte de su obra marcadamente autobiografica.9 Asi, Cr6nica del Alba Viene a ser el punto inicial. Ya se ha sefialado que el tema de la obra es el encuentro del hombre con su 104 del espiritu en infinidad de cuentos populares7 ve en las princesas de dichos cuentos la personificaci6n del énima del héroe. Las opiniones de ambos autores nos llevan a la conclusi6n de que existe una gran variedad de formas bajo las cuales el énima puede aparecer y que dichas formas no pertenecen a una mujer determinada sino a una imagen feme- nina definida. Esta ha sido elaborada desde su nacimiento por la herencia, el sistema de vida del hombre, la huella 5f que esa misma vida ha dejado en él y su contacto y expe- riencia con seres del sexo contrario. Tal énima, como proyecci6n del elemento femenino constitutivo de su psique, manifesta caracteristicas contrarias a las que el hombre es 0 demuestra ser en la realidad.8 En la literatura, e1 anima puede aparecer como virgen tierna o como diosa, bruja, angel, demonio o prosti— tuta. Numerosos ejemplos hay de esta imagen femenina y uno de los més caracteristicamente sefialados es Beatriz en la Divina Comedia. El anima senderiana: su formaCi n Podemos tratar de seguir el proceso formativo del concepto senderiano de la mujer en aquella parte de su obra marcadamente autobiografica.9 Asi, Cr6nica del Alba Viene a ser el punto inicial. Ya se ha senalado que el tema de la obra es el encuentro del hombre con su 105 circunstancia,10 es decir, la de Pepe Garcés, e1 "alter ego" del novelista. Por ella penetramos en el ambiente que rodeo 1a nifiez y la juventud de Sender. Hechos y ambiente que son, segun él refiere, "la escueta y exacta verdad"ll y que contribuyeron a que su carécter se for- mara tempranamente. Asi lo reconoce el propio novelista cuando declara: "mi actitud genuina ahora en mi madurez, es parecida a la que adoptaba sin querer cuando tenfa . 12 nueve anos." La actitud del padre hacia él, e1 miedo que como . , . . . l3 . consecuenCia logica 1e inspiraba y las relaCiones con el resto de la familia, marcaron su céracter y lo mantu- vieron "siempre en guardia contra el amor y la confian- za."l4 De naturaleza sensible, resultaba "un poco raro, de reacciones desiguales y extremas. Dulce y angélico o sfibitamente agresivo y hosco."15 Aislado espiritualmente, se recluye en el mundo de su fantasia que los animales, los objetos y la naturaleza, empezaron a poblar. Mi Vida social de nifio, dentro y fuera de casa era mas que penosa. Me reclufa en mi soledad y me hacfa también amigo de un animal. Especialmente los gatos. Iooltao-aaoooooouvoaoaocan...non-cocoooon-oooooo-o La Vida era miserable. No tenfa yo sino un rato de sosiego cuando estaba a solas y miraba pasar las nubes, volar los péjaros Viajeros o flotar la luna caminadora. Me iba con los ojos detrés de todas las cosas y los seres que se marchaban, pero 5610 con los ojos. La primera imagen de su alma habria de ser la de su madre. Esta aparece en la obra como una dulce sombra, 106 apenas notada, pero comprensiva en todo momento—-en con- traste con el padre--y amante de todos por igual. Mi padre quiso liquidar aquella cuenta antes de empezar a comer y dejaba oir sus pasos por la esca- Antes de que entrara, mi madre me beso y se lera. fue. Los oi discutir en voz baja en el pasillo. Aquel beso de mi madre me produjo estimulos heroi- cos. El que sea 1a madre la primera que conlleva la imagen del énima es, segun Jung, una caracteristica En Sender esta imagen se funde muy bastante general. pronto con la de la nifia que habria de marcar temprana— "Un dfa[...] mente los rasgos esenciales de dicha imagen. yo descubri a Valentina," declara Aquella nifia siempre se dirigia a mi sonriendo. Sonrefa con los ojos (negros como la noche inmensa) sonrefa con los labios, con la voz, con las manos que no acertaban a accionar adecuadamente y tenian afin 1a impresi6n de las manos de los bebés ... Valentina era mi secreta recompensa, mi rehabilita- ... yo era menos desgra- ci6n ante e1 orbe entero ciado. Me conducia fuera de casa como un héroe[...] a I a Era, en fin, otro, y se lo debia a Valentina. Ella habia hecho e1 milagro.l9 Ella fue para Sender 1a imagen ideal, la proyec- ci6n del contrario ”hosco y agresivo" de su persona exterior, o lo que Viene a ser lo mismo, en ella encontré los rasgos caracteristicos de su parte femenina alojada en el inconsciente. Fue Valentina e1 receptéculo del "amor y confianza" reprimida. Como anima es la mediadora entre su "ego y su mundo exterior. Dichos rasgos femeninos (que conlleva y comparte H con el inconsciente de Sender) pueden resumirse en su fe |||'..rv. .Ilhillrr. ‘ x ’i‘ 107 en la vida a1 nivel del sano instinto y su amor. Un amor que se basta a Si mismo por la sensaci6n de la propia plenitud. Esos sentimientos se reiteran constantemente en los tres tomos de Cr6nica del Alba. El siguiente pérrafo, aparte la idealizacién que lo impregna, puede servir de ejemplo: Me gustaba "ver" hablar a Valentina. Ella siempre era un espectéculo nuevo y veia detrés de sus pala- bras y de sus miradas quietas y de sus retinas liquidas anchos panoramas en los que el orbe entero probaba a hallar justificacién. A veces 1a encontraba, esa justificacién y yo no veia como y por qué. No 5610 era feliz teniendo a Valentina a1 lado, sino que a través de ella me entregaba yo en el orden secreto de unas cosas que estando solo yo no podia entender. Cuando estaba lejos de Valentina no entendia yo Pero cerca de ella no 5610 creia comprenderlo nada. y navegadores por caminos helicoidales siempre nue- todo sino que oia la musica de los orbes giradores Valentina lo entendia todo en nuestro amor y vos. yo también.20 Esta figura ideal actfia como gufa de su mundo interior y su funcién es positiva en su papel de media— Se considera positiva no solo por la aceptacion e dora. identificaci6n de Sender con los sentimientos y pensa- mientos de Valentina, sino porque éstos, fijados en él trascendieron a su obra aun después de separado de ella, Asf, en plena guerra, perdido todo contacto literaria. con valentina desde la adolescencia y en momentos crucia- les del conflicto bélico, exclama: "con su imagen en mi [.1111 IDPfrril" \'[1 108 21 . recuerdo me sentia mas fuerte." ConViene aclarar que esto lo reconoce y lo escribe ya en el exilio. Valentina habia quedado "a1 margen del tiempo," lejos de su presencia real. Hasta mas tarde no le daria a todo ello una forma literaria. Refiriéndose a los afios de preguerra, dice: Habian pasado varios afios--los mejores de mi juven- tud-—y yo habia renunciado -gqué remedio?— a1 amor ... No es que hubiera matado a Valentina en mi recuerdo, Valentina vivia en la cémara 0 en la morada mas secreta de mi alma y en ella seguia embalsamada por mi amor como los cuerpos de las princesas egip— cias en las entrafias de las pirémides, con la impor— tante diferencia de que ella no 5610 estaba viva sino que yo iba depositando en ella toda la vida gue se alejaba y toda la muerte que se aproximaba.2 En el inconsciente de Sender quedé pues la doble imagen formada por su madre primero y por la nifia que iluminé su infancia después. Que esta imagen se proyecta en toda su obra literaria se puede ver en el hecho de que casi todas sus novelas tienen como protagonista o como personaje que esta en relaci6n a1 protagonista, 1a figura de una mujer/nifia y ninguna de ellas es madre. Posible- mente ésto quiere decir que inconsciente y literariamente trata de separarlas de la indeseada posesién del padre y llevarlas a una especie de Virginidad anterior. Como Valentina, todos los personajes femeninos con sus mismas caracteristicas representan el elemento de la Con cierto mani- fe en la vida al nivel del sano instinto. quemeo las hace también actuar como elemento compensador: e1 bien junto a1 mal, lo humano en contraposicién a lo Ilrrnl»: llfo 1 w !{ 109 inhumano, el amor, también a un nivel instintivo--capaces de entregarse sin tener conciencia de lo que dan-—en opo— sici6n al odio, a la ira, a1 impulso agresivo y destructor. Asi nos presenta a Amparo en Siete domingos rojps, a la Nina Lucha en Epitalamio del prieto Trinidad, Ariadna en Los cinco libros de Ariadna, Elvira en La aventura equinoc- cial de Lope de Aguirre, la reina Maria Luisa en Carolus Rex, 1a princesa Maria en Bizancio, 1a princesa Tarakanova en Las criaturas saturianas, y aun 1a santa de Avila en E1 Verbo se hizo sexo y Tres novelas teresianas como veremos enseguida. La imagen femenina en la obra de Sender La figura femenina dentro de la obra de Ram6n Sender aparece mas completa en las novelas escritas en el exilio. Quizé la lejania, la guerra y los propios recuer- dos pudieran ser las causas de ello. Sin embargo, hay tres personajes en su obra escrita ya antes de 1936 que conllevan la imagen de su ideal femenino: Santa Teresa en El Verbo se hizo sexo, Amparo en Siete domingos rgjos y Milagritos en Mr. Witt en el cant6n. Es Santa Teresa la primera que refleja esa imagen. La obra fue publicada en 1931, un afio después de Iman, pero, como ya se ha sefialado, parece que habia sido 23 escrita afios antes. Por deseo expreso de Sender, esta obra habria que dejarla fuera de su bibliografia.24 Pero L—fl nix-“hu' "'1" " "' ' 110 desde el punto de vista que nos interesa no podemos igno- rarla, porque, si como él asegura, es "un pecado de infancia,‘ era precisamente en los momentos en que la escribia--en plena adolescencia--cuando 1a imagen de Valentina adquiria perfiles nitidos en su alma. Al parecer, lo que la intereso a Sender en Santa Teresa fue que ella "no conocié e1 odio en su vida. Fue toda amor y, ademés, amor crudo, natural, carnal, sin 25 Si a esto se afiaden todas sus melindres teolégicos." facultades de mujer, sin dejar de ser nifia, y su fe pura, es légico que Teresica--como a Sender 1e gusta llamarla-- reuniera entonces las caracteristicas de su ideal feme- nino y las siguiera reuniendo después en Tres novelas teresianas, obra que ocupa hoy e1 lugar de El Verbo se 26 hizo sexo. En Siete domingos rojps se narra un levantamiento de los obreros madrilefios y el fracaso de la revoluci6n durante los primeros tiempos de la Segunda Repfiblica. Dentro de estos acontecimientos, presenta e1 episodic sentimental del periodista Samar, otro especie de "alter ego" de Sender. Los amores de Samar y Amparo Vienen a ser como un contrapunto que, ademés de marcar el ritmo en la obra, sirve para atenuar 1a violencia que lleva implicita tanta miseria, muerte y sufrimiento. En la mente de Samar se produce una confusi6n que llega a convertirse en una constante lucha interior entre -mw , , ’ nlyniulrurlnbnil , r i'flb.‘ 111 el compromiso contraido con sus propios ideales y el amor hacia una burguesa, hija de un coronel. En diferentes momentos de la obra se producen hechos semejantes a aquel en que, durante una refriega con la guardia civil, Samar "piensa en algo remoto: en Amparo Garcia del Rio. Se avergfienza de ella. Pero piensa después: Si me Viera me creeria un criminal, un salteador. Quiza se avergonzara también de mi."27 La situaci6n que en esta obra vivi6 Samar es seme— jante hist6ricamente a la que vivi6 Sender, tal como la refleja en Cr6nica del Alba, aunque dicha situaci6n parez- ca en esta filtima mas atenuada, quiza porque esté vista a través del recuerdo y expresada poéticamente. En la vida real y en los momentos en que escribio Siete domingos rojos, Sender se movia entre dos puntos extremos: (1) su identificaci6n con el pueblo, su lucha por hacer valer los derechos de éste a una mayor justicia social, lo que significaba oposici6n a los intereses de la burguesia y (2) lo que para él representaba Valentina que, como Amparo, nacio y creci6 dentro del seno de dicha burguesia. Es significativo que Samar viera su ideal feme— nino, no en Star Garcia——la compafiera de lucha, casi nifia afin, "la camarada," a quien veia "como una figurilla de vidrio incapaz de despertar los sentidos"-—28 sino en la burguesita Amparo. Ante 1a pregunta y a la vez afirma- cién de Star: é-Tu novia es burguesa verdad?—, Samar se hace esta reflexién: _W -—__. 1.1 1.11! . . 1 1111 112 La belleza, 1a transparencia moral, 1a pureza no son burguesas. Habfa nacido en un hogar burgués, se habia educado en un internado religioso, adonde suelen ir solo gente muy adinerada; sali6 de él y vino a mi con grandes brazada de juventud. Ella nada sabia de capitalismo, de injusticia social, de burguesia. Era un producto perfecto de factores que ignoramos. Nos conocimos. Recibié mi carino, con sed se embriagé y ya no queria saber més del mundo que conocia.29 Hay en este parrafo algo que nos recuerda a Valentina, y se destacan ya literariamente los rasgos que caracterizan la imagen que Sender lleva dentro: mujer/ nifia, pura, de ”trasparencia moral,’ que llega a la vida con una gran alegria y con una gran fe en el amor a1 cual se entrega por entero hasta dar la vida por él. En la obra de Sender es Amparo Garcia del Rio la primera mujer que surge como creaci6n literaria portadora de esta imagen de su alma, aunque e1 personaje tenga con- tornos débiles. Por eso tal vez no tiene fuerza necesaria para vencer en la lucha interior que se libra en Samar. Acaba por el contrario desintegréndose y su suicidio Viene a ser la liberacién del periodista. La muerte de Amparo dej6 a Samar como si se le hubiera dormido e1 espiritu porque "lo habia puesto en ella y ella se 10 ha llevado.“3o Tres anos después surge otra figura con las carac— teristicas del anima senderiana pero que se deriva hacia otra rama: Milagritos en Mr. Witt en el cant6n. Bien es verdad que no es una nina, ya que Sender 1e atribuye 35 anos, pero si no es nina, lo parece por su caracter, por su juvenil apasionamiento. 113 Algunos criticos estan de acuerdo que con esta "31 En efecto, obra Sender se "acerca a la perfeccién. aparte de lo hist6rico—politico que se ha querido ver en ella, se destaca la intenci6n del autor de querer llegar a la esencia de sus personajes. En su técnica alterna e1 dinamismo de la acci6n (los hechos hist6ricos que narra) y el detenimiento con que profundiza en la sicologia de sus criaturas, a las que nos presenta desde distintas perspectivas. Las dos figuras mejor plasmadas son Mr. Witt y Milagritos. En ella se ve a la mujer primaria y auténtica, tal como Sender la concibe, identificada con el pueblo que se ha levantado en armas y encarnacién de él. Para Sender, Milagritos representa "la vida simple 32 y generosa de la naturaleza." Como los revolucionarios Froilan y Antonete "se sentia a su vez embriagada por los efluvios de su misma tierra.“33 Cuando Mr. Witt 1a observa, 1e desconcierta e1 contraste de la figura de Milagritos, que "en reposo alcanzaba los hitos filtimos de la dulzura y serenidad, con su aire bravio, con su hablar desgarrado y calle— jero."34 Para e1 primo Froilan, conspirador, idealista y poeta, Milagritos representa e1 hogar, como expresi6n de refugio maternal: Te escribo con el alma llena de recuerdos de Lorca, de la cocina, con sus maderas oscuras tefiidas por el humo y las consejas de los viejos, de nuestros abue- los; te escribo con el deseo de pasar una temporada contigo, en tu casa[...]durmiendo en las sébanas que 114 huelen a membrillo y comiendo en los manteles que huelen a1 cuidado de tus manos. En forma algo parecida la ve también Bonmati. E1 humanitario jefe de la Cruz Roja la considera "simbolo del instinto maternal aplicado al bien de los hombres[...] algo superior y purisimo."36 Vista desde estas tres perspectivas, puede sefia— larse que las caracteristicas del anima de Sender, insi— nuadas en Amparo estan acentuadas en Milagritos aunque también adquieren otros rasgos que 1e dan mayor amplitud. Es un ser lleno de amor y bondad dirigido hacia el bien de sus semejantes. No la relaciona con una clase social determinada, sino con 10 maternal, con la naturaleza y con la tierra. En Milagritos, Sender incorpora la doble figura de la madre y "el hada antigua de su infancia hist6rica: la dama de Elche."37 Este arquetipo es para él, simbolo de la madre-tierra espanola, expresado insistentemente en Los noventayochos, en La esfera, y en su libro de poesias La imagenes migratorias.38 El que llame "gozos" a cada uno de esos dieciocho poemas, nos hace pensar ademés que esta figura Viene a ser simbolo de la virgi- Para Sender, ademas, la Dama de Elche nidad femenina.39 es: la dama de rostro mas noble que tiene 1a escultura de todos los tiempos[...]esta Viva y su serenidad es como la de las madres j6venes después de dar a4O luz. La Dama de Elche nos dio a luz a todos[...] 115 Milagritos es por tanto una sintesis poética de ella y hereda algunos de sus rasgos. Con razén dice Mr. Witt que "en reposo alcanzaba los hitos filtimos de la dulzura y serenidad." Esta figura, aunque refleja ya en parte e1 énima senderiana, no evoluciona, se queda trunca, segun creo ver en su obra posterior a causa del trauma producido por la guerra civil. A partir de Milagritos, su imagen feme- nina se desviaré hacia otra rama, la de Valentina y Ariadna, es decir hacia el pasado. Y ésta es la que domina en su obra escrita en el exilio. En Cr6nica del Alba Sender trata de demostrar que cuando el hombre no hace concesiones en la lucha que libra "con todo lo 'otro' que no es él mismo, acaba por destruirse." Pues bien, a pesar de la destrucci6n de su "alter ego" Pepe Garcés, simbolizada en el campo de con- centracién de Argelés y de la anulacién completa de la persona de su otro "alter ego" Saila-—el protagonista de La esfera——después de la guerra civil, Ramon Sender, autor, se salva a mi juicio, porque es destruido como él asegura, 5610 "en cierto modo." Refiriéndose a1 prota- gonista de Cr6nica del Alba, dice: De caracteres asi salen mitos, y Valentina sigue integra, viva e impoluta, pristina, con su bondad y su pureza intactas. Y ella se salva y salva todo lo que él ha puesto en ella. Es decir, que él se salva en ella, en su amor por ella. 1 116 Estas declaraciones las hizo Sender a Pefiuelas en 196742 pero la misma idea corre por toda Cr6nica del Alba, desde 1942 cuando se publicé el primer tomo hasta 1967, afio en que aparecio e1 ultimo. El ideal femenino de Sender, reflejo de la imagen formada en los dias de su nifiez, aparece en su obra desde el principio como se ha sefialado en la figura de Amparo en Siete domingos rojos. Que Sender, por su ideologia social y politica luchara con esa imagen por lo que pudiera representar de amor burgués—-y que sin embargo era parte de él mismo——lo prueba dicha obra y también Carta de Moscfi sobre el amor.43 Es més, posiblemente reconozca intuitivamente en la carta--ensayos esas carac— teristicas en la imagen femenina de la mayoria de los espafioles, es decir, su vigencia colectiva dentro de una cultura. Un ideal femenino que participa de la Virgen Maria, de Julieta, de Dulcinea[...]En lo moral, junto a la Virgen Maria sitfia confusamente una imagen que se parece a su propia madre. Los versos de amor, la mfisica, las invocaciones religiosas a la divi— nidad excitan las zonas de la sensibilidad donde vive ese idea1.44 Ya en el exilio, Sender ha dejado atrés esa etapa de su vida anterior45 y trata de encontrarse o, segun .; . . "46 Carrasquer, de "recuperarse, hundiendose en la 1nfanc1a. En uno u otro caso siempre vuelve los ojos a1 pasado, - n I I u — quiza "por la neceSidad de prop101ar alguna emoc1on Vir . 47 gen" segun ha expresado el mismo autor. Todo e110 117 tiende a reavivar "las zonas de la sensibilidad donde vive ese ideal" que ha permanecido alli latente y posible- mente sin percatarse de ello. Es entonces cuando da vida literaria a "la imagen viva e impoluta, pristina" de Valentina o a la mas real, pero también con las mismas caracteristicas, de Ariadna, su "hada" salvadora, que como el personaje mitologico le tendié e1 hilo que 1e permitié salir del laberinto en que se encontraba. Puede decirse que Valentina y Ariadna son las imagenes mas representativas que nos llegan del concepto de lo femenino en Sender——como expresi6n de su anima—— por la identificaci6n que ambas tienen con la vida del autor. Dejando a un lado lo autobiografico, como crea- ciones literarias marcan una constante en la obra de Sender. Quiero decir con ello que he observado, como enseguida veremos, que en sus novelas hay otros persona— jes femeninos que conllevan los rasgos esenciales de su anima y que estén fuera de la relaci6n personaje—-autor que hemos sefialado. En Epitalamio del prieto Trinidad, la Nina Lucha representa e1 bien, o mejor, la fuerza polarizadora de toda esa barbarie, de todo ese caos que es la colonia penal del Caribe. Es la eterna virginidad femenina que todos quieren poseer, aunque en el fondo de cada uno de ellos late un respeto por su belleza y pureza. Porque para Sender, 1a belleza y la pureza "son una 118 fuerza en si mismas que en ciertas condiciones puede ser superior a la animalidad del macho desencadenado."48 Como Lucha, Elvira, la hija de Lope de Aguirre, ; es otra mujer/nifia. Como ella, vive dentro del caos y la violencia de ese vasto mundo que rodea a su padre. Simboliza también e1 bien y la pureza junto a tanta Vio- ; lencia. Es ademés 1a virgen natural, capaz de inspirar amor paternal en Lope y amor platénico en Pedrarias. Puede considerérsele el vinculo que une durante casi toda la obra a dos seres humanos tan diferentes desde todo punto de vista. La reina Maria Luisa en Carolus Rex (Carlos II el Hechizado) presenta algunos de los rasgos sefialados anteriormente. No es el personaje mejor logrado de la obra. Quiza porque su papel en la historia fue secun— dario, lo que en cierto modo esta de acuerdo con la idea de Sender de que el bien es ”impersonal," es decir, "se justifica en si mismo, y por decirlo asi pasa desaper- cibido."49 Su figura es un poco vaga, en la misma forma que lo son la Nina Lucha y Elvira. Era légico que fuera asi en una corte donde predominaba la intriga o, como supone Josefa Rivas, en la que Maria Luisa debié sentirse "enterrada viva"50 ya que tal vez por intereses politicos, 5610 al rey 1e era grata su presencia. Lo que si se ve claro es el empefio de Sender en presentar a1 rey, no como el retrasado y desgraciado 119 monarca maltratado por la historia, sino como el hombre a1 nivel de la comprensi6n humana. No nos sorprende este acercamiento al ser humano libre de todo prejuicio, si se recuerda que lo mismo hace con Lope de Aguirre, el padre Zozobra, Sabino en El lugar de un hombre, y Ramiro en El verdugo afable. Es e1 pensamiento sintético sen- deriano reflejado en toda su obra: en la vida y en el hombre, lo bueno y lo malo no estan separados sino entre- mezclados. Mas que a1 rey carente por completo de aptitudes para gobernar, nos muestra al hombre en tres momentos de su vida: (1) el de su enamoramiento de la princesa Maria Luisa que llega a los limites de la mania erotica, (2) el de su boda y (3) el de la tragedia de la sucesién. Esta, desencadena las intrigas de la corte y como tema, se man— tiene hasta el final. Maria Luisa es pues e1 motivo que hace reaccionar la débil voluntad del rey y lo saca de su estado de pasi- vidad, porque 'el rey se sentfa inspirado por el amor y , . 51 era capaz de por amor demostrar rasgos de subita energia." A veces "en las cosas que se referian al amor de Maria ' "52 Luisa, e1 rey demostraba una agudeza sorprendente. De ahi que Maria Luisa reuna las cualidades que a los ojos de Sender son capaces de inspirar a ese rey un sentimiento semejante a1 inspirado por Lucha a los habi— tantes de la colonia penal del Caribe. 1.1.11. . . . 1 120 Habia puesto el rey espafiol sus ojos en la princesa Maria Luisa, hija del hermano unico del rey Luis XIV de Francia. La princesa tenia diecisiete anos, dos menos que el rey, y era de dulce disposicién, inge- niosa y alegre. Sus inclinaciones eran nobles y virtuosas y su tio e1 rey de Francia la distinguia entre todos sus parientes porque el humor de la princesa coincidfa con el suyo propio[...]Parecia ser Maria Luisa la alegr1a de la casa francesa y su jovialidad de virgen pon1a decoro en la del rey. 53 Sefialamos por lo que tiene de sorprendente el silencio con que esta novela, publicada en 1963, ha sido recibida por la critica. En los estudios que hasta este momento hay sobre Sender, dicha obra no se menciona, fuera de los trabajos ya sefialados de Francisco Carrasquer y Josefa Rivas,54 ademas de una resefia de Marra L6pez. No cabe duda de que la dificultad en conseguirla puede ser una de las causas de la poca atenci6n que se le ha prestado hasta ahora. Pero resulta mas increible afin que 56 suerte semejante haya corrido Bizancio publicado en 1956. Esta obra es un verdadero acierto. Aquellos que han calado hondo en la novelistica senderiana no dudan en con- . . . . 57 Siderarla como su gran novela historlca. Estimo que en su evolucién literaria, e1 anima senderiana llega a su culminacién en dos personajes: la princesa Maria en Bizancio y la princesa Tarakanova en Las criaturas saturnianas. Ambas son figuras hist6ricas que Sender nos presenta con mas matices humanos de los que la historia puede presentar.58 Maria, personaje inspirado en la princesa bizan- tina del mismo nombre, sobrina de Andrénico II, “con su 121 aura virginal y su perfil cargado de herencias extrafias y sutiles,"59 es la heroina de la novela. El asunto se basa en los conocidos hechos de la expedicién de catala- nes y aragoneses a Bizancio a1 mando de Roger de Flor en el siglo XIV. Lizaveta, protagonista de Las criaturas saturnianas, pertenece a su vez a la familia reinante rusa, cuyo monarca en aquellos momentos era Catalina II, la Grande. Ambos personajes, adolescentes afin, son el vehiculo conductor de la narracién en ambas obras. Las dos son Victimas de las pasiones humanas: Lizaveta, de las circunstancias politicas de la época; 1a princesa bizantina, de la crueldad de una guerra y del refinamiento de la politica de Bizancio. Son en Maria, su belleza virginal, su pureza angélica y diab6— lica a la vez junto a su enérgica lucidez y fantasia las que la hacen irresistible a los capitanes espafioles. Pero por ser ella como un cordon de seda que anuda la historia con su secuela de violencia y por actuar guiada solo por sus instintos naturales y primarios, queda redu— cida a un estado que no podria decirse si esta por debajo del bien 0 del mal o por encima de la vida y la muerte. A la princesa Tarakanova, Sender la ha colocado dentro de ese amplio espacio que abarca Florencia—Rusia— Espafia-Florencia. Es otra victima, pero de una especie de devoramiento motivado por la ambici6n, el que esta en relacion a1 mito de Saturno y que se expresa en el titulo de la obra. 122 En ese mundo de pasiones que es el de Las cria- turas saturnianas, Lizaveta es también e1 elemento virgen, sublimado y purificado por el dolor. Su actitud casi 4 hierética es consecuencia del largo contacto con la muerte. Porque 1a ha visto, se siente unida a la vida 3 simple, desprendida y libre.60 Para ella esa vida ine— fable consiste en saber que se existe, que respira, en mirar y amar a los ninos y a los seres simples pero sin aferrarse a nada. En todas las novelas de Sender, exceptuando Imép y Reggiem por un campesino espafiol hay una mujer—nifia, que con rasgos mas o menos acentuados es portadora de las imagenes de su alma. Bien sea 1a protagonista como Santa Teresa, o protagonista y vehiculo del relato como Lizaveta, o s61amente hilo conductor del relato como Milagritos y la princesa Maria, 0 de fondo contrastante como Amparo, 1a reina Maria Luisa, la Nina Lucha y Elvira o finalmente como elemento pasivo y motivo del conflicto del personaje, como Marcelle, la figura femenina de En la vida de Ignacio Morel, este personaje tiene un algo que nos hace recordar a otras criaturas senderianas. El no poder calar bien dentro de ella posiblemente se deba a su breve actuaci6n, aunque llene toda la obra, y a cierta "virtuosa imperso- nalidad" que 1e imprime e1 autor. Sender la ve como "una mujer sencilla, discreta, que nunca llama la atencién pero en la cual todo el mundo pensaba con algo mas que 123 simpatia."61 Pudiera ser que esa "virtuosa impersonali- T dad," ese "nunca llamar 1a atencién" esté en relacién con la idea de Sender expresada anteriormente de que "el bien es impersonal y por eso pasa desapercibido."62 El que las creaciones femeninas de Sender con— llevan elementos de su psique quiere significar que ellas expresan 1a porcion de su inconsciente de sexo contrario y reflejan por tanto una parte del fondo animista del autor. Algunas representan e1 bien. Con su presencia en la obra tal vez Sender quiera expresar que el bien y el mal juntos integran la vida. A través de estas mujeres adolescentes vemos e1 valor que para este autor tiene la naturaleza humana Virgen y original, pero también su exaltacién de la vida simple al nivel del instinto y de la intuicién que participa de lo bueno y lo malo con la misma entrega y la misma intachable pureza. NOTAS--CAPITULO III 1Jolande Jacobi, The Psychology of C. G. Jung (Yale Univ. Press, 1951), p. 150. 2Frieda Fordham, An Introduction to Jung's Psychology (Penguin Books, 1966), p. 24. Cita palabras del propio Jung para explicar la influencia de nuestra historia en la formacién del inconsciente colectivo: "Although our inheritance consists in physiological paths, it was nevertheless mental processes in our ancestors that traced these paths. If they come to consciousness in the individual, they can do so only in the form of other mental processes; and although these processes can become conscious only through individual experience and consequently appear as individual acquisitions, they are nevertheless pre—existent traces which are merely 'filled out' by the individual experience. Probably every 'impressive' experience is just such a break—through into an old, previously unconscious river-bed." 3Carl G. Jung, Tipos psicolégicos, Tomo II (Buenos Aires, Edit. Sudamericana, 1964, traducida por Ram6n de la Serna), p. 259. Define como diferenciacién o indivi— duacion "e1 proceso de la constitucién y particularizacién de la esencia individual, especialmente e1 desarrollo desde el punto de vista psicolégico como esencia diferen- ciada de lo general, de la psicologia colectiva." 4Jolande Jacobi, op. cit., p. 150, aclarando mas este concepto dice: "The archetypal figure of the soul— image stands for the respective contrasexual portion of the psyche, showing partly how our personal relation thereto is constituted, partly the precipitate of all human experience pertaining to the opposite sex." 5Ibid. Jacobi aclara que de acuerdo con las leyes psiquicas, "everything latent, unexperienced, undiferen- tiated in the psyche, everything that lies in the uncon- scious ... is always projected." 6Emma Jung, Animus und Anima (Zfirich und Stuttgart, Rascher Verlag, 1967), pp. 52—102 passim. 124 .\1\d;&¢qm1fl;~fi‘~. . :1 125 7Carl G. Jung, Simbologia del espiritu, pp. 22-55. Compara las figuras arquetipicas que ha recogido en cuen- tos populares de diferentes partes del mundo. 8Jacobi Jolande, op. cit., p. 159. La idea se aclara mas en las siguientes palabras: "Since the soul— image coincides with the function that is still the least clarified and lies in the unconscious, its character will always be diametrically opposed to that of the most dif— ferentiated function, and accordingly it will be symbolized by a corresponding specific figure. The anima of a scholar and theorist will be characterized logically, therefore, by a primitive emotional romanticism, that of the intuitive and sensitive artist will be an earthbound and realistic type of woman." 9Asi lo sefialan aquellos criticos que han profun- dizado en su obra, como E. de Nora, J. R. Marra L6pez, F. Carrasquer, M. Penuelas, Antonio Tovar y J. L. Alborg. loVéase e1 capitulo anterior: temas, p. 51. llRam6n Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 406. Esta afirmacién 1a ratifica Josefa Rivas, op. cit., al referirse a una carta personal de Sender en la que dice: "Si, todo lo que escribo en Cr6nica del Alba es exacta— mente cierto e incluso las personas tienen los mismos nombres.“ 12Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 424. 13Las relaciones hostiles entre Sender y su padre estén claramente expresadas en Cr6nica del Alba. Véase e1 tercer tomo, pp. 407-427. l4Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 423. 15%., p. 411. 1631313., p. 414. l7;p;g., I, pp. 24—25. 18 Carl G. Jung, Two Essgyp on Analytical Psyghology (London, Bailliere, 1928, translated by H. G. and C. G. Baynes), p. 214: ”The first bearer of the soul-image is probably always the mother; later it is those women who excite the man's fancy whether in a positive or negative sense." 19Ram6n 20 21 22 126 Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 425. Ibid., p. 107. Ibid., p. 301. Ibid., p. 271. Este pérrafo aparece al comien— 20 de la segunda narracion del tercer tomo, en la que narra su participacion en la guerra. No debe olV1darse que Pepe Garcés o Sender que es lo mismo, esta escribien- do literariamente desde el campo de concentracién de Argelés. 23Véase 24 la que le dice: gustaria que olvidara E1 Verbo se hizo sexo (pecado de infancia) 5Ram6n p. 8. nota 33 del primer capitulo. Francisco Carrasquer, o . cit., p. 211, se refie- re a una carta de Sender de 10 de diciembre de 1966, en "En lo que se refiere a Santa Teresa, me Sender, E1 Verbo se hizo sexo, Prologo, 26Carrasquer, op. cit., p. 211, nota 23. En la carta citada expresa Sender: "He suprimido el Verbo de la lista de mis novelas cortas.’ 27Ram6n 28 29 30 Ibid., 31 que se acerca a tos, alternativamente densa y remansada en los anélisis psicolégicos." o . cit., p. 346: "demostré en forma inequivoca su talento creador. nueva etapa de clasicismo y serenidad en su narrativa." 32 33 34Ibid., Ibid., Ibid., p. 84. Me refiero principalmente a E. de Nora, op. cit., p. 41, cuando expresa sobre esta obra: "En una novela M. Penuelas, Conversaciones con Sender, p. 129. R. Sender, Mr. Witt en el cant6n, p. 123. obras y su lugar lo ocuparan esas tres Sender, Siete domingos rojos, p. 76. p. 90. p. 416. la perfeccién, equilibrada en sus e1emen- Coincide en esta valoracién Marra L6pez, Con ella ademas parecia inagurar una p. 17. 1 127 351bid., pp. 105—106. 36Ibid., p. 182. 37Ram6n Sender, Los noventayochos, p. 212. : 38Asi' lo da a entender en Los noventayochos, pp. 212-216, y en La esfera, p. 90. En esta dice, refie- riéndose a Saila: "Aquella lejania de Espana, que era , mayor cada dia, coincidia con un crecimiento de la ” pasi6n--por 1a Espafia como territorio, como nacién-—y con la desnaturalizacién del objeto de aquel amor. Cada dia 1e era mas dificil imaginarla. Lo finico que le quedaba vivo y presente en el recuerdo era la Dama de Elche." En Las imégenes migatorias, dedica dieciocho poemas a los _ que llama "gozos." Estas obras escritas en el exilio g indican que el arquetipo seguia estando en su inconsciente. 1 9Ha sido sefialado también por Rafael Bosch, "The Migratory Images of Ram6n Sender," Books Abroad, XXXVII (Spring 1963). En p. 133,,afiade que "Sender's complex position here comes from his concern for the motivation expressed in the content and form of the religious "Gozos,' despite a strong trend to mock formal or positive religion, noted particularly in the Trascendent Virgin'a being replaced with the ideal of the virgin woman. In sum, however, the poet believes that the ideal realization of the erotic impulses also has a basic religious meaning, much deeper for the human being than the ideals of anti- vital morality of today's positive religion." 40Ram6n Sender, Los noventaypchos, p. 216. 41M. Penuelas, Conversaciones con Sender, p. 150. 42Ibid. Declara Penuelas que estas conversaciones tuvieron lugar en el verano de 1967, estando Sender de "visiting professor" en la Universidad de Washington, Seattle. 43Carta—ensayo anteriormente citado. (Véase capi- tulo primero, p. 11.) 44 Ibid., p. 117. 45Esta etapa es a la que también se refiere Carrasquer, op. cit., p. 86, como la de la "quiebra de sus ideales (la ruptura de un compromiso politico tras otro y la frustracién de una Espafia progresista derrotada por la reaccién." 128 46Ibid., p. 87. Analiza la situaci6n de Sender a1 llegar a América y se explica el por qué "Sender haya sentido predileccién por el pasado inerte y manejable y no por el presente inquieto y ajeno en cierto modo." Mas adelante afiade: ”De ahi que bien pronto se hundiera en la infancia, que tuviera esa sorprendente Capacidad de recuperarse en su infancia antes que abandonarse a la muerte (literaria)." 47Ram6n Sender, Los cinco libros de Ariadna, Pr6- logo, p. V. 48M. Penuelas, Conversaciones con Sender, p. 138. 49Ibid., p. 136. 50Josefa Rivas, op. cit., p. 188, se refiere a1 cambio brusco que necesariamente fue para Maria Luisa de Orleans "aquella joven y bonita reina que se habia criado en la pompa de Fontainebleau, en el lujo de la corte de Luis XIV, se debié sentir enterrada viva en aquella Espafia que veian los franceses en El Escorial 'un monas— terio y una sepultura.'" lRam6n Sender, Carolus Rex, p. 16. 52Ibid., p. 97. 531bid., p. 6. 54Ambos autores dedican un amplio estudio a la obra: Carrasquer, op. cit., pp. 164-184; J. Rivas, op. cit., pp. 184—196. Ambas son tesis doctorales publi- cadas. J. Rivas publicé ademas un articulo: "Carolus Rex, una novela hist6rica," Revista Hispanica de Amsterdam, Norte, VII, 5, sept—oct, 1966, pp. 113—119. Coinciden estos autores en sefialar e1 prurito de Sender por suje- tarse estrictamente a la historia. (Y esto no es fre- cuente en sus obras hist6ricas.) 55Me refiero a la resefia que de esta obra hace en Insula, XIX, No. 209, abril 1964, p. 9. 56Este hecho también esta sefialado por Carrasquer, Op. cit., p. 131. Posiblemente la nueva edicién espanola de la obra (Barcelona—Andorra, Edic. Andorra, 1969) dé lugar a una mayor difusién. 7 . . ' Comentario de Carrasquer, op. c1t., p. 134. También Antonio Tovar se manifiesta en forma semejante, loc. cit., p. 25, aunque aclara: "Si Sender hubiera II: =1. 1: 129 estudiado mas el mundo bizantino, podria habernos dado la mejor novela hist6rica de nuestra lengua. Ha llegado cerca de ello porque se ha empefiado en descubrirnos secre- tos de nuestra vida." La otra mencién que hay sobre la obra es la de J. L. Alborg, op. cit., p. 71. Este comen- tario, aunque, breve, considera la obra "impecable" y afiade: "Con este libro la novela espafiola aporta una Significaci6n a1 moderno renacimiento de la novela hist6- rica en todas las literaturas." 58E. M. Forster, Aspects of the Novel (N.Y., Harcourt, Brace and World, Inc., 1954), p. 45, a1 refe— rirse a los personajes hist6ricos en la novela expresa: "The historian deals with actions, and with the characters of men only so far as he can deduce them from their actions. He is quite as much concerned with characters as the novelist, but he can only know of its existence when it shows on the surface ..." Algo mas adelante, sefiala: "The hidden life that appears in external signs is hidden no longer, has entered the realm of action. And it is the function of the novelist to reveal the hidden life and its source." 59Ram6n Sender, Bizancio, la. edici6n, p. 8. 6OPara Carrasquer, op. cit., p. 243, "Lizaveta es la criatura limite de Sender." Cree que por esta razén "sea 1a mas parca. Y de ahi 1a sensaci6n de que nos parezca un personaje neutro. Pero entre lineas hay una concepci6n del mundo y de la vida inefable en Lizaveta." 6lRam6n Sender, En la vida de Ignacio Morel, p. 14. 62Véase nota 48. CAPITULO IV PERSONAJES FEMENINOS PLURIDIMENSIONALES Todo ser de ficcién a1 actuar en el mundo creado por el novelista se manifiesta de modo mas o menos amplio, mas o menos coherente. Para estudiar este aspecto en la obra de Sender, agrupo a sus personajes femeninos en dos categorias: pluridimensionales y unidimensionales. Den— tro de la primera incluyo a los que parecen ser una pro- yeccién de la imagen ideal senderiana, mientras que en la segunda incluyo a las figuras que sin dejar de tener importancia, desempenan en la obra una funcién secundaria. He seleccionado los términos pluridimensionales y unidimensionales con la intenci6n de darle el mismo sen- tido que para E. M. Forster tienen los que él llama "round and flat characters.”l Los "rounds" o pluridimen— sionales corresponden a los personajes en que es posible captar las complejidades y contradicciones del ser humano. Se ven en ellos distintas facetas de su vida y son capaces de sorprender y convencer como verosimiles a1 mostrar los variados aspectos de su carécter. En cierto sentido se OPOnen a los unidimensionales 0 "flats" porque éstos con— llevan una idea fija, aquella que su propia vida les hace destacar.2 130 131 El mundo en equilibrio: Milagritos El mundo en que Sender coloca a Milagritos es un mundo donde existe un equilibrio légico y éste nos parece asi desde distintas perspectivas: (1) en la trama argu- mental y el trasfondo social en que transcurre la acci6n, (2) en la estructura y el tema, (3) en sus personajes y (4) dentro de la propia Milagritos. 1. La acci6n de Mr. Witt en el cant6n tiene lugar en la Cartagena insurrecctional y revolucionaria de los ultimos meses de la Primera Repfiblica, mas exacta- mente en el 1873. Motivado por ese fondo real hist6rico y relacionado con él, surge el otro plano de la acci6n en el que se destacan dos figuras principales: Mr. Witt y su esposa Milagritos. A través de la acci6n vemos apare— cer un problema sicolégico, e1 del ingeniero inglés, cuya mentalidad positiva y razonadora esté en oposici6n y en conflicto con todo lo instintivo y espontaneo. Mr. Witt, en ese renacer de primavera de mayo de 1873 veia que se le venia encima e1 espiritu de lo elemental y 10 simple hecho mara- villa en Milagritos y hecho convulsién romantica en la calle, fuego en las pasiones, frio eterno en la urna de cristal y sangre triunfadora en la ban— dera turca del fuerte ... Pueblo, Milagritos, urna que guardaba los recuerdos de Froilan Carvajal y fuerte que llevaba su nombre sefialando . n . p su supervivencia se le 1mpon1an y Mr. Wltt se creia 132 empujado "hacia un rincén de su intimidad, donde no habia sino una soledad inmensa como el mar y profunda como los origenes de la vida."4 El equilibrio se logra cuando Sender hace revivir junto a1 problema de Mr. Witt, las hazafias y esperanzas del cantén de Cartagena sin que el relato interno--con- flicto entre Mr. Witt y Milagritos--pierda su interés e importancia. Ambos estan, por el contrario, tan rela— cionados, que sorprende e1 siguiente comentario de Corrales Egea: Mr. Witt en el cantén retrotrae a1 lector de su tiempo a hechos ocurridos mucho antes, y ademas estos hechos son tan sélo un telén de fondo sobre el que aisla una pareja: Mr. Witt y Milagritos.5 Creo ver en estas palabras una critica a Sender por no reflejar en esta obra realidades coeténeas. Parece no recordar obras escritas por el mismo autor afios antes, como Iman y Siete domingos rojos. Por otra parte, ya algunos criticos han sefialado en forma documentada6 la semejanza entre los momentos que se vivia en la Espafia de 1935 (cuando se escribié la obra) y la de 1873. Es mas, Francisco Carrasquer ve en esta obra "un aviso, una premonicién que por desgracia pasé por alto."7 En cuanto a la segunda parte del comentario, tam- bién la considero desafortunada. No creo que Mr. Witt y Milagritos estén aislados del movimiento insureccional ni que éste sea "un telén de fondo." Ambos relatos forman ‘4 11:59:." LI. \1 '6‘ . \ 1 . ..Lx-1.-\‘__ 133 : un todo en la obra, asi, sus capitulos van narrando los puntos de contacto entre los acontecimientos de la casa y los de la calle y viceversa, llevados por Milagritos, ’ 1 hilo conductor de la acci6n. Milagritos esta plena y directamente identificada con el movimiento revolucionario y con sus jefes, a quienes admira. Asi, "hablaba de Antonete como de un ser todopoderoso, una especie de providencia inefable."8 Hasta llega a sentir amor por ellos, primero por Froilan y después por Colau. Milagritos podia haber permanecido aislada y neutral por su condicién de esposa de un sub— dito inglés y, sin embargo, en los momentos mas intensos de la lucha permanece en el barco de sanidad de Bonmatf, curando heridos y ayudando a la causa con todo su fervor y apasionamiento. Mr. Witt tampoco esta aislados de los acontecimientos, aunque bien pudiera parecerlo por su poca simpatia y su adhesién con reservas a unos hechos en los que pone de manifiesto actitudes apasionadas, él que es todo razén. Pero son sus traiciones——més de hombre celoso (luego apasionado) que de ideologia poli- tica contraria——las que lo colocan dentro de dichos acontecimientos. 2. Tema, estructura y anécdota estén en perfecta dependencia unos de otros. No es una caracteristica espe- cial de la obra, sino comfin a todas las de Sender, pero en Mr. Witt en el cantén contribuye a lograr su equilibrio. 133 El inconsciente de una colectividad en guerra influye en el inconsciente erético de un hombre y una mujer, en este caso Mr. Witt y Milagritos. Asi, los vein— tifin capitulos cubren en forma alternada ambos planos, el externo y el interno. Proporcionalmente corresponden a los tres libros en que se divida 1a obra y a los tres meses que aproximadamente transcurren en cada uno de ellos. Estos estan en relaci6n con: (1) las tres esta— ciones: primavera, verano y otofio, (2) la renovacién del movimiento federalista (en forma de lucha armada), e1 fragor del mismo y su fracaso mas tarde, (3) e1 renacer de Milagritos, la plenitud de su entusiasmo y su decep- cién después. En aquel mes de mayo, Cartagena anunciaba algo que concretamente nadie podfa preveer aunque hacia dos meses que se veia ven1r. [Milagritos] renacia como todos los afios y encon- traba ese mismo renacer en todas las cosas.10 Hay una relacién directa, un ritmo, una gradacién equilibrada, ascendente primero y descendente después, en cada uno de los tres ambientes: el climatico, e1 insu— rreccional y el espiritual de Milagritos. No ocurre lo mismo con el de Mr. Witt. Su evolucién es siempre des- cendente sin que ese renacer llegue a él. Mr. Witt ve la primavera a su alrededor, en todo. Mira los barcos, las nubes, el mar con amor. No le extrafiaria ver florecer las puntas de los méstiles a 1‘ en verde o r030, como lo veia florecer a veces de IIIIIII:I___________________________________________________________________________::; 134 noche en chispitas azules 0 en el halo de San Telmo. Pero no siente dentro de si aquel regreso a la ado- lescencia que otros anos 1e embargaba y le obligaba a cantar, a abrazar violentamente a Milagritos. 1 Por el contrario, Mr. Witt tenia sensaciones de otofio y no de primavera. Evoluciona en sentido inverso a la revo— lucidn y a Milagritos, porque sus motivos morales de signo negativo son los que le hacen recluirse en una sole— dad espiritual de frio interior y de desdén hacia si mismo en un invierno que ya no tendra primavera. En el capitulo final, Sender reune habilidosamente todos los hilos de la trama, imprimiéndoles un tono gris y sombrio. Con los vientos helados de diciembre llega a Cartagena la desilusi6n, consecuencia del fracaso revolu- cionario; a1 corazén de Milagritos, 1a decepcién; al animo de Mr. Witt el desprecio a si mismo y "la compasién de su esposa"-—lo finico que lo liga a la vida."12 3. E1 sfibdito inglés sirve ademas de contrapeso ll en la novela. Este personaje 1e da a la narraci6n su pleno sentido y su perfecto equilibrio."l3 Sender opone a la moral instintiva hecha pasién e intuicién--en la gracia espontanea y natural de Milagritos, en la exalta- ci6n también idealista de Froilén Carvajal y en la pre- sencia silenciosa pero avasalladora de Colau——la figura de Mr. Witt, de exterior sereno y limpio, "donde habia rigidez, sobriedad, una seriedad infinita que a 105 car- "14 tageneros les parecia a veces tristeza. El "tio 135 senizo" como acostumbraban llamarlo, contrasta con toda esa colectividad de la que Milagritos es su figura repre- sentativa. Milagritos no era suya por completo. Ni de otros. Era de la calle. No habia en ella nada que notara reflexion, serenidad, ideas totales sobre la vida. Todo era en ella accién, hasta sus rezos, las pocas veces que rezaba. Y la acci6n nacia de sus instintos elementales y rudimentarios.15 El inglés amaba la aventura——cuyo antecedente veia en su abuelo, "el pirata holandés"--pero la unica que realizé en su vida fue la de casarse con Milagritos. Mr. Witt pensé que se casaba con una salvaje. Y sin embargo muy en lo hondo, esa idea 1e gus- taba. Ahi estaba su secreto erético, si tenia alguno.l6 \. ... 154.2“:.\‘1K(i1; stiw“ 1 . Su amor por la aventura provenia del "gusto por lo espontaneo." Por esa razén se encontraba tan a su sabor--antes de los sucesos de l873--en la casa del paseo de la Muralla, cerca de Milagritos "cuya educacién y cul- tura no habia pasado de cierto mimetismo instintivo."l7 Era Mr. Witt un hombre ultracivilizado, que dominaba a la naturaleza en vez de dejarse dominar por ella,l8 que leia a Emerson y como él creia que "las opi- niones del pueblo son accidentales. Se han creado y se nutren en la misma miseria intelectual."19 Pero una cosa era lo que el inglés pensaba y otra lo que sentia. Desde su superioridad de hombre civilizado se enamora de 10 natural y primario. Es decir, sobre 10 simple y elemental se elevaba su razén "que triunfaba enamorada de lo 136 elemental en Milagritos, de 10 simple en agitacién en el amor de Milagritos."20 Desde que comenzé la insurreccién Mr. Witt sent1a una angustia, una inquietud causadas por su mujer, a quien relacionaba con todo lo que sucedia en la calle, todo lo que conscientemente desdefiaba y que sin embargo "era primario e instintivo como ella: hambre, sed, odio, . II 21 amor, 1rreflex1on, ceguera." Milagritos estaba en las voces de la multitud y con ella entraba la revolucién en la casa, replegando a Mr. Witt a su propia intimidad de donde va surgiendo una sombra que cada dia cobra mas fuerza, la de Froilén Carvajal-—el primo de Milagritos, conspirador y poeta—- cuya muerte podia haber evitado. Esa mancha en el pasado de Mr. Witt se hace presente en la verdadera mancha de sangre de la venda que llevaba Carvajal cuando lo fusila- ron y que Milagritos conserva en una urna. La angustia que iba sintiendo 1e hacia pensar en quuella urna! gPor qué estaba alli en su des- pacho? También en ella veia el mismo espiritu, el de la calle y el de Milagritos.2 Los fracasos y triunfos de la revolucién daban corporeidad a la sombra de Froilén e iban desplazando mas y mas a Mr. Witt. Si en todo ese movimiento popular creia que "habia un resquicio para 10 ridiculo," admitia también 23 que quedaba "cerrado por lo sublime." Sus acciones y reacciones son propias de un hombre celoso y no de un 137 espiritu superior. Sentia a Milagritos cada vez mas ale— jada y en esos momentos dudaba de que no hubiera necesi— tado compartir su vida con un ser primario como ella. Dentro de Mr. Witt cobraba fuerza el fantasma de Froilén y la viva presencia de Colau. En sus traiciones-— la intenci6n de eliminar fisicamente a ambos, cumplida una, pero fracasada 1a otra-—no intervino la razén. Su moral puritana adquirida no era capaz de contrarrestar la pasién hecha egoismo, carente de la menor grandeza. Ya y en la pendiente admitia: "Prefiero la vileza a esa hon- ? rada inconsciencia."24 Mr. Witt habia llegado mas abajo a de lo primario y elemental que desdefiaba. El equilibrio se logra no 5610 oponiendo a1 entu- siasmo anérquico de la calle la voz serena de Mr. Witt, sino también a la moral relativa de éste y esblecida en normas, la de una cultura que en su proceso lento y hondo se habia convertido casi en un instinto. 4. Milagritos, en oposici6n a Mr. Witt es mas accién que palabras y pensamiento. Por sus acciones, es decir, por las que estén en relaci6n con lo que ocurre en la calle y con lo que ocurre en el hogar es como puede ser interpretada. Es guapa, pero su belleza "no residia en un detalle aislado, sino en una fragancia silenciosa y pene- trante que se exalaba de toda ella."25 Sin embargo es un personaje que ofrece contrastes dentro de sf. Junto a 138 una gran sensualidad y a una apariencia desenfada, poseia una "rigurosa honestidad." Cuando Mr. Witt, impresionado por su persona, quiso tener una "aventura colonial," su respuesta fue inesperada, tajante, aunque suavizada en los versos de la copla: que eres muy poquita cosa pa hacer de mi tu queria 6 Cuando algfin tiempo después de casados y en vista de que no tenian hijos, Mr. Witt le propuso llevarla a Madrid para que un médico la viera, Milagritos salt6 como una "fierecilla": "A mi no me manosea nadie mas que tfi. Si quieres, estudia 'medisina' y me curas la 'sequera' tfi "27 Su lenguaje es mas bien populachero, callejero mismo. como lo es también su desparpajo y su desgarro, aquel desgarro con que un dia contesté a la insinua— Cién malévola de una amiga malintencionada. —No tenemos hijos porque no quiero yo. Mi marido 1e hace un hijo a cualquiera ... menos a usted, claro. iAguantese usted con su marido hija! iQué la vamos a "hasé!" Pero la calle 1e habia ensenado a tener rasgos de distincién, los que desplegaba como duefia de casa ante visitas como la familia de Mr. Witt, el cénsul inglés y su esposa y el reportero del Times. Al parecer, Milagritos, mujer simple y elemental, toda instinto, no veia en el ingeniero lo que a él 1e hacia sentirse orgulloso de 51 mismo: su sabiduria y su superioridad de espiritu. Segfin ella, esas eran cosas de 425.111.1151 1“ Ad‘s-18%;. «..ch. - 1111111 1 1 1111 139 "tio chiflao." Para su esposa, era sdlamente "un inge- . 29 niero de la Maestranza y un buen mozo." A 105 ojos de Mr. Witt e1 entusiasmo de Milagritos por él lo empeque- fiecia pues siempre era consecuencia de haber dicho una vulgaridad o haber hecho una tonteria. aQueria realmente Milagritos al ingeniero? Mr. Witt creia que si y sin embargo se preguntaba: "éPor qué me quiere? Es incapaz de abarcar los secretos de mi indivi- dualidad ... No sabe llegar a la zona interior donde estén mis recuerdos, mis suenos, mis cla— ridades, mis nebulosas. No comprende mi energia, mi entereza. Ninguna de mis cualidades las puede apreciar ella y, sin embargo me quiere. Mr. Witt no queria darse cuenta que en Milagritos no cabia la reflexién, que era todo impulso, que lo que admiraba era la grandeza de las acciones y no la sabiduria. Valo- raba en él su exterior serio y sobrio, quiza por contraste. Su instinto le hacia intuir el motivo interno de la crisis y honda melancolia del marido. Impulsivamente y en forma inesperada da solucién a lo que podria resolver el pro- blema espiritual del ingeniero, diciéndole: "Cuando ter- mine ‘esta revolucion' de los federales vamos a Madrid a que me vea un médico ... Quiero un hijo tuyo."31 Milagritos estaba identificada con la revolucién y con su espiritu tal cual podia estarlo cualquier ser de la calle 0 de los que frecuentaban la taberna de la Tur- quesa. No es que fuera federal o unitaria. No entendia 140 de politica. Tampoco veia en la lucha un motivo de justicia social hacia los desheredados. Estos eran para ella "gente de papas y aladroques" aunque en esta expre- sién habia cierto sentido de comprensién. Su pasi6n por la revolucién era la misma de las multitudes enardecidas, producto de una tendencia instintiva carente por completo de reflexion y conviccién, aunque mejor orientada, demos— trada en su afan de ser fitil a la causa. Su identificacién con los movimentos revolucio- narios se acentué en su juventud bajo la influencia de Froilan. El amor juvenil que por él sintié y su frustra- cién se trocaron en una admiracién hacia el idealista rebelde cuyo fusilamiento hizo que lo elevara a la cate- goria de héroe. Para Milagritos, la muerte de Froilén fue "toda la desgracia del mundo. Pero una desgracia hermosa como un sol."32 1 La admiraci6n por Carvajal se proyecto hacia los jefes de la revolucién de tierra y mar. No pon1a en duda la Victoria de Antonete en tierra como tampoco la de Colau en el mar. Infantilmente exclamaba desde su balc6n en los momentos de la batalla entre la escuadra del almi— rante Lobo——lea1 a1 gobierno--y la de los federales: "Ya os dara lo vuestro Colau."33 Milagritos en su evoluci6n se crece, asciende en la misma forma que Mr. Witt desciende. Lo simple, espon— téneo y natural en ella va teniendo otro sentido, otra 141 dimensi6n. Lo heredado--en el aspecto hist6rico y cultu— ral—-junto a sus propias circunstancias va constituyendo su propia esencia y culmina en un equilibrio interior que se manifiesta en toda su personalidad. Una de las pocas veces que Sender nos muestra lo que esta pasando dentro de Milagritos--que considero e1 momento mas poético de la obra—~es cuando ella, viaja en el barco sanitario de Bonmati, el "Buenaventura," junto a la escuadra mandada por Colau. Milagritos pensaba con dul- zura en la muerte, no le importaba morir en aquel instante, es un hambre entrafiable lo que la inspira, una voracidad caliente y una sed helada en otros cris- tales salinos como los del mar; pero no fuera de ella, sino en ella misma, en sus ojos. Milagritos se sentia tan enamorada como en las tardes de Lorca. Posiblemente era Colau quien 1e inspiraba estos sentimientos, porque cuando a través de los gemelos lo veia actuando en la cubierta de la "Tetuén," lo admiraba desde lo hondo de su vida insignifi— cante. Llegé a pensar sexualmente en él, pero como podia pensar 'una mujer honrada.’ Me gusta- ria tener un hijo de Colau. Mr. Witt estaba en lo cierto cuando creia que su mujer necesitaba completar su vida con otro hombre primario como ella pero "absorbente; inmenso y simple ... como la noche y el mar."36 En el alma de Milagritos podian existir las mas violentas pasiones sin perder por ello en su exterior 1a "lozania moral." Mr. Witt al verla pensaba que "habia 142 en sus venas algun flfiido que la preservaba de la deses— 37 Este equi— peracién lo mismo que de la loca alegr1a." librio lo demuestra al enterarse de lo que habia hecho su marido. Cuando Mr. Witt rompié la urna que contenia los recuerdos de Friolén, Milagritos acudié a1 oir el ruido y su finico comentario fue: "Sal de ahi Jorge. Vas en zapatillas y te puedes herir los pies. Espera que quiten 38 Al parecer, instintivamente sabia que los vidrios." ese momento habria de llegar. En igual forma actfia des— pués que el esposo 1e confiesa su comportamiento en el caso de Froilan: "Milagritos rompié a llorar silenciosa— mente, se levanté y se fue, cerrando la puerta sin vio— lencias."39 Aquella ”fierecilla" que antes actuaba con un desparpajo inesperado, mas tarde, frente a hechos que la herian profundamente, reaccionaba con una serena majestad. Cuando conocié la participacién de Mr. Witt en la explosién de la fragata "Tetuan,' la de Colau, comprendié a1 instante que para ella se habia acabado la revoluci6n y todo lo demas. Sin un comentario, sin una inculpacién, decidié salir de Cartagena y seguir compartiendo la misma suerte de su marido. Si bien los actos de Mr. Witt la habian herido hondamente, reconocia que en el fondo de todo lo que habia era amor. Ante 1a debilidad del esposo, lo que ella pudo sentir por él cobraba entonces un aire maternal en sentido doble: por su marido y por el hijo 143 que éste habria de darle algfin dia. Esperanza un tanto débil pero que le permitira conservar su esencia para seguir realizéndose. Milagritos es una mujer equilibrada cuyas acciones son impulsadas por sus sentimientos. En forma simple y plenamente las lleva a cabo en una completa libertad. Segfin Sender, la realizacién de todo ser humano——es decir, el que cada uno sea lo que es——depende del equilibrio entre espiritu y voluntad.40 En Milagritos, su agresivi- dad, su actuaci6n, alcanza los limites de lo preciso, . . z I . . A r cond1c1on esta que 1e permitira llegar a una armonia interior. Significacién de la mujer en El rey y la reina El rey y la reina es una novela poematica y tam- bién una alegoria. Por su extrafia originalidad parece alejarse de la trayectoria a que Sender nos tiene acos— tumbrados, pero analizada detenidamente pueden verse en ella caracteristicas que identifican la obra senderiana de caracter hist6rico: (1) la existencia de un doble plano representado por (a) una realidad hist6rica y (b) una realidad trascendida, por un mundo que nos parece irreal y en el que las cosas tienen un valor simbélico. (2) Lo que el hombre significa esencialmente--la gran preocupaci6n de Sender, como antes se ha sefialado, (3) la mujer y su Significaci6n. .. \:\\:' Ln... 11111-1111 1 11111 144 1. Los hechos ocurren en Madrid y reflejan epi- sodios reales o verosimiles de la guerra civil espafiola. Los personajes pertenecen también a esa realidad, pero e1 narrador adopta una posicién de lejania y distanciamiento, dandonos la impresién de que los acontecimientos se desa— rrollan en siglos anteriores. Que Sender esta consciente de ello se puede ver en el hecho de llamar a esta obra "novela gética."41 Pudiera pensarse que con este distan— ciamiento hay el deliberado propésito de alejarse de acon- tecimientos que tan directamente 1e afectaron. Despojado al parecer de toda pasién politica, los utiliza solo para darnos e1 marco exterior que condiciona la vida y los hechos de los personajes dentro de su propia esencialidad. Por ello discrepo de Leopoldo Rodriguez Alcalde, cuando quiere ver 1a obra como una novela de la guerra civil espanola.42 Hay desde el comienzo una Clara separaci6n de los dos planos que se han mencionado antes: (a) El de la vida real que Se desenvuelve en torno al palacio de los duques de Arlanza, es decir, en los jardines, en la planta baja del mismo y en todo el recinto circundante. Alli tienen lugar los hechos que sirven de trasfondo y que parecen ocupar un lugar secundario: la guerra en el ambito nacional y local, 105 milicianos que adiestran sus equipos, las granadas que caen, el terror, e1 pénico y la crueldad que los azota. (b) El otro plano, separado del 145 4.4 anterior, esta representado por un aire enrarecido: el interior de la aristocrética mansién, aunque reducido al torreén, las bodegas y el segundo piso. Su ambiente lo proporcionan los cuadros, las telas, las marionetas, las ratas, e1 enano y los aparecidos. Hasta los olores nos retrotraen a otra época43 y a un mundo intemporal frente a lo concreto que esta sucediendo fuera. 2. En estos dos planos se mueven sus personajes principales: R6mulo el jardinero y la duquesa de Arlanza, o mejor dicho, se mueve R6mulo, porque la actuaci6n de la duquesa queda mas bien reducida al que correspondera a1 plano "b" en el apartado anterior. El criado por el con— ?75 trario, sale de ambos escenarios y entra en ellos con su I paso lento y su hondo y constante meditar. Dicha medita— cién tiene como causa el comentario de la duquesa 1a mafiana que se inician los acontecimientos de la obra, en julio de 1936. Cuando R6mulo se acerca con un recado a la puerta de la sala de armas, donde 1a duquesa se bafia desnuda en la piscina, ésta 1e manda a pasar La doncella se adelanté: -Sefiora, es un hombre. La duquesa arqueaba las cejas: -5R6mulo un hombre? E1 saber que él no era un hombre junto a la belleza desnuda de la duquesa a quien veia sin ver, le produjo una fuerte impresién. Originé ademas en él un problema sico— légico y metafisico. Desde el primer momento, 146 por el hecho de tener delante a la duquesa des— nuda, se sentia otro y la necesidad de comprender a "aquel otro"--que representaba una brutal sor- presa——le impedia darse cuenta de lo que estaba viendo.4 R6mulo, como Viance en Iman, como Sabino en El lugar de un hombre (especialmente es este ultimo con quien tiene mas semejanzas), es también un ser elemental y sim— ple con todos los rasgos comunes a esos personajes que, segun se ha sefialado ya, constituyen una caracteristica en la obra de Sender. El jardinero de los duques de Arlanza, cordobés, con una "cabeza romana" hablaba poco y sus ideas sobre las cosas y las personas eran muy sélidas, como todos los campe- sinos se habia hecho su filosofia y 1e gustaba , generalizar.46 y Para Sender, los valores simples y primarios tienen gran importancia, pero con R6mulo nos muestra también a un tipo que podria ser representativo del espafiol cuyas ilu— siones, aspiraciones y ambiciones, propias de todo ser humano, se han desvanecido hasta perderse, a causa de las condiciones adversas de su vida. La imagen de la duquesa en la piscina no se separa de R6mulo. A partir de ese momento sentia que, dentro de su imaginacién nacia, fructificaba, queria crecer y extenderse aquel R6mulo que habia entrevisto en la piscina y que seguia sin compren- der. No era completamente nuevo. Lo habia cono— cido, a aquel R6mulo cuando tenia 19 o 20 afios. Pero poco tiempo después la imagen fue perdiendo gallardia y acabé por perder también las lineas y la forma. Poco antes de cumplir R6mulo treinta afios se desvanecié. Era aquel un R6mulo mas seguro de la vida, de si mismo.47 147 Las palabras de la duquesa-~6R6mulo un hombre?-—y su risa 1e hicieron vacilar y sentirse en ridiculo. Su constante meditar se proyecta hacia la bfisqueda de lo que es ser hombre. La lucha interior que libra para alcanzarlo corre paralela y se corresponde a la del otro plano, al de la guerra, ya que los milicianos estén también tratando de "rescatar su vida pasada y perdida y en ese rescate grandioso tiene que haber sangre."48 En ambos niveles, e1 real y el poético, parece que Sender quiere dejar sena- lados con la expresi6n "vida pasada y perdida" los afios de sometimiento, humillacién e injusticia social que ha soportado el pueblo. Pero en el caso de R6mulo la casualidad hace que él despierte, casi en la mitad de su vida y vuelva a ver a "aquel otro." La escena de la piscina lo impulsa, por un lado, a rescatar su voluntad y su espiritu, pero lo lleva, por el otro, a una catastrofe moral y sicolégica. Muy convencido de ello se decia: "Aquella desnudez ha traido todo este caos."49 Con estas palabras, Sender parece aludir nuevamente a ideas proyectadas en otras obras50 y enunciadas por el abuelo en El lugar de un hombre. Este, e1 abuelo de Sender, acostumbraba a decir que no se debia provocar la casualidad porque "cuando la casualidad se despierta es para hacer dafio a1 hombre."51 En el caso de R6mulo, la casualidad actfia por segunda vez. Al estallar la guerra, los milicianos 148 ocupan el palacio. El duque ha huido y los criados son despedidos, pero a1 jardinero le encargan la custodia de la mansién por ser e1 finico que tenia carnet sindical. No es que R6mulo tuviese ideas definidas. Su afiliacién fue motivada por el deseo de complacer a un amigo. Des- pués no le dio mayor importancia. Con este hecho, 1a duquesa queda a merced de R6mulo y con su ayuda se refugia en el quinto piso del deshabitado y casi incomunicado torreén. Para e1 criado, e1 compartir este secreto con la sefiora, 1e produce un "52 "placer casi fisico y también una angustiosa soledad puesto que permanece alejado espiritualmente del mundo que 1e rodea y al mismo tiempo de la presencia fisica de la duquesa, ya que sélo podia acudir cuando ella lo lla— maba. Todo lo otro, 1a guerra, 1a politica, su esposa Balbina, tenian un interés secundario para R6mulo. En adelante, 1a misién del jardinero sera el cui— dado y la proteccién de la duquesa. A medida que los hechos avanzan, se produce un cambio, una evoluci6n inte- rior en R6mulo. Es un ser profundo que se va despojando de muchos elementos de su condicién humana, de su repre- sentacién social, de la superioridad jerarquica que le da la sublevaci6n popular en marcha, de su dignidad de héroe de la guerra cuando va al frente, para quedar reducido a su condicién de hombre. 149 Va hacia la bfisqueda de un "nuevo camino" que deje "53 atras su ”falsa conformidad de muchos afios. Ese camino tiene una meta, que como todo ideal es una estrella inacce- sible, es un suefio, y lo relaciona con la duquesa, como con ella relaciona a su vez las rosas del jardin "cuyos 5 pétalos debian tener 1a pureza de (su) piel" 4 y las que le ofrece en el también inaccesible torreén donde se encuentra. Para R6mulo "sus ideas locas las lleva en la sangre" y asi lo expresa en su filosofia de campesino pro— fundo: No es facil de explicar pero yo lo veo claro. Cuando la gente es demasiado desgraciada mira a veces a1 cielo, con los dientes apretados de rabia 0 con los ojos llenos de lagrimas. Y que ve la gente? De dia la béveda y de noche las estrellas. Y mirando las estrellas la gente piensa en salir de donde esta para ir a un mundo donde las cosas son mejores 0 son dife- rentes ... Que esas estrellas que vemos estan también habitadas y que la gente que hay alli levanta también su cabeza para mirar a1 cielo igual que nosotros y miran aqui, a esta estrella donde vivimos nosotros y suefian con que todo aqui es perfecto ... Esa gente que suena con nosotros tiene razén. Esto que pasa aqui, esto que se esta cumpliendo ahora porque noso- tros lo llevamos en la sangre, esto que estamos rescatando es lo mismo que ellos estén sofiando.55 Lo que suefia ese campesino espanol y que se esta cumpliendo en el plano real, también va ocurriendo lo mismo en el plano ideal, es decir, en la persona de la duquesa. Para salvarla, R6mulo entrega a1 duque, sabe que lo mataran, pero con sus visitas clandestinas la pone en peligro. Para alcanzarla, esta dispuesto a dar la vida por la duquesa, pero "por nadie mas." Asi, dice: 150 "prefiero ir al frente y correr mi suerte honradamente como lo hacen los deméis."56 R6mulo se aleja dignamente, se va a1 frente, aunque siente "mas proxima que nunca a la duquesa y mas vivos todos sus problemas."57 Pero todo es preferible antes que asumir 1a responsabilidad del crimen cometido por el otro visitante clandestino——el mar— qués Esteban—-que acudia regularmente e1 torreén desde la muerte del duque. A medida que la situacién exterior llega a un punto de desesperacién, R6mulo permanece indiferente, tan solo la devocién por su dama sigue en aumento. En un dia— logo consigo mismo, 1e dice a su propio yo: Todo ha cambiado. La vida ha ido dando vueltas y a través de la sangre, la muerte, el crimen, 1a guerra, la vida ha ido acercéndose a ti. Se diria que ya que tu no fuiste a la vida en tus cuarenta afios, es la vida que Viene a buscarte a tu rincén ... La vida es la vida y la duquesa parece mas fuerte que nunca. Se burla de la vida y la muerte, pero no se burla de ti.58 Por e1 contrario, 1a duquesa se acerca cada vez mas a él. Cuando R6mulo decide dar por ella "lo finico y lo ultimo"59 siente como si la duquesa se doliera de su suerte. Este acercamiento lo hace considerarse "por primera vez un ver- dadero hombre-—en el mismo plano que la duquesa--afrontando un destino verdaderamente sobrehumano."6O Igualmente lo reconoce la duquesa cuando antes de morir 1e dice: "Tfi eres el primer hombre que he conocido en mi vida."61 Con su muerte se cumple lo que ella solia leer en el libro de los Esiemplos dgrla Monarquia, acerca de lo que 151 el hombre ha sonado, ambicionado, creado, que lo ha sido por esta monarquia del hombre —rey— y la ilu— sién, su propia ilusién —reina—. El hombre y la ambicién ideal que lleva consigo son e1 rey y la reina del universo ... Pero cuando el rey -hombre— quiere cumplirse en la posicién ideal de la reina hasta alcanzar los absolutos de Dios, 1a armonia se rompe y el orden del matrimonio se acaba. Que alcanzar la ilusi6n es matarla y realizar en ella 1a ambicién de si mismo no es posible sin pasar por esa muerte y desgracia. 3. La significacién de la mujer en El rey y la reina envuelve un doble sentido, relacionado con la evolu- cién de R6mulo en la obra. Anteriormente se han sefialado los dos planos de la narracién, e1 real y el trascendente y esencial. Este segundo plano tiene también una base real que encierra una alegoria de gran contenido poético. Sender se sirve de ella para salir de la realidad inmediata y alcanzar otra que llegue mas al fondo de lo aparente. Por encima del hecho real, en este caso--el amor que el jardinero siente por la duquesa de Arlanza—-hay una verdad mas profunda que corresponde al segundo plano. Pudiera decirse que el primero es un plano dramatico y pasional y el segundo metafisico. La duquesa es el simbolo del ideal que todo hombre ambiciona, pero ese ideal tiene ademas una Significaci6n mas concreta: el de la Espafia tradicional que el pueblo, en ese momento hist6rico de 1936, aspira alcanzar. Como hombre y mujer, R6mulo y la duquesa son e1 "rey y la reina del universo" y la ambici6n del jardinero es 152 rescatar su ideal. Y asi se lo repetia a la duquesa a medida que los acontecimientos avanzaban: Pensando en ese rey simbélico lo materializaba en R6mulo y no en Esteban. R6mulo era e1 rey. Ella quiza era la reina, la ambicién ideal.63 Como tipo representativo del pueblo, tiene también su aspiracién, el poseer a Espana y para ello esta luchando en esos momentos. Estimo que dentro del tema, lo anecdético y lo poético estén en la obra en una relacién tan estrecha y perfecta que vuelvo a considerar desafortunado e1 comen— tario sobre el aislamiento R6mulo/duquesa de la lucha que se esta librando,64 y el que haya "falsedad absoluta de personajes y ambientacién."65 No es el hecho real lo que le interesa a Sender, sino lo que quiere expresar con relacidn a1 mismo. Segfin él, la mejor forma de presen- tarlo es liricamente.66 Bajo este aspecto la obra es todo un acierto,67 pero lo es doblemente porque en esta novela tan serena y tan honda ha dominado en Sender su pasi6n intelectual, su vocacién de novelista por encima de su pasién politica y de todo sentimiento légico con respecto a unos acontecimientos que tan de cerca le 68 tocaron. La duquesa a1 igual que los otros personajes feme— ninos en la obra senderiana es una mujer joven con ciertos rasgos infantiles a veces. A 105 ojos de R6mulo habia en n n69 ‘ -’ ella como algo de una gran pureza. En su cond1c1on 153 de mujer es inalcanzable para el jardinero pero lo es en parte también para el duque, porque aunque "se llevaban bien nunca trataba de entrar ninguno de los dos en el fondo de los sentimientos del otro."7O En cierto sentido, el que ninguno de los hombres que se movian a su alrede- dor—~e1 duque, Esteban, R6mulo—-la poseyera completamente, asi como el hecho de no ser madre, la lleva a un estado de virginidad espiritual. Lo que esta de acuerdo con la idea senderiana expresada ya a1 referirme a la formacién de sus personajes femeninos. Puede verse ademas a la duquesa como simbolo de Espana, de acuerdo a lo sefialado en cuanto a la relacién de su énima con la patria. Pero aparte de dichas consideraciones, e1 personaje por si mismo sugiere esa interpretacién. Sender nos presenta a la duquesa desde distintas perspectivas: como la ve R6mulo, simbolo del ideal; por su actuacion, y por el fluir de su conciencia, bien mediante lo que piensa, o por lo que escribe en su diario. Para R6mulo, la sefiora estaba en peligro, aunque no comprendia ”hasta que punto déndolo todo por ella podia serle verdaderamente fitil."73 La duquesa por el contrario, despreocupada e indiferente-—lo que se acentfia mas durante los primeros momentos de la guerra—-no cree en ese peligro. Confia en el pueblo, porque para éste "e1 respeto por la mujer es un sentimiento noble ... y ademas ... 1e desarma 1a hermosura.“74 Pero piensa que esta a merced del 154 jardinero "a quien humillé demasiado."75 Posiblemente Sender nos esta sugiriendo el que a pesar de los senti— mientos nobles del pueblo, Espafia esta en esos momentos a merced suya por las humillaciones de que ha sido vic— tima. Lo que escribe la duquesa en su diario aclara mas (en mi opini6n) la relaci6n que se insinfia entre Espafia/ duquesa y R6mulo/pueblo. La melancolia animal de R6mulo me hace pensar. Lleva clavada en la imaginacién 1a escena de la sala de armas. Si no me guarda rencor es porque esta deslumbrado. Sigue sin comprender que yo lo haya tratado como a un animal doméstico. Eso 1e ha dejado en la mas completa confusi6n y me mira como a una divididad. Parece que el desdén, cuando alcanza ciertas proporciones, es un atri— buto realmente divino.75 En efecto, ese "atributo divino" alcanza para R6mulo las proporciones de una reina y aspira a ella, ya como hombre, ya como pueblo para integrar una "monarquia universal" segfin 1a reiterada idea poética del libro de los Esiemplos: "El hombre es el rey. La ilusi6n del hombre es la reina. Junto los dos forman la monarquia que rige a1 mundo, a1 . l.77 universo. Como tipo representativo del pueblo, también R6mulo ambiciona a su reina y la trata de salvar de aque- llos que la ponen en peligro, expresado por los que tienen acceso al quinto piso del torreén y con los que la duquesa se entretiene: e1 duque y el marqués. El primero "con 78 . sus ojos muertos y sus manos vacias" y su "a1re 155 fantasmal; e1 segundo con su mente diabélica segun expre— si6n de la duquesa. Al parecer, ambos son simbolos de la nobleza. Es R6mulo, es decir, son sus palabras y pensamientos los que me afirman en esta idea. Por ejemplo: cuando supo que la duquesa tenia visitantes nocturnos se decia que "no podia ser culpable. Pero ... no lo llamaba, no necesitaba de él."79 Cuando tuvo conocimiento que uno de ellos era e1 duque, se preguntaba: "éPor qué compromete a la sefiora? 5E5 que quiere hacerle compartir a ella su propia 80 En el plano real 1a actitud del ruina y perdicién?" jardinero es la de un hombre celoso. En el plano simb6- lico, con esa separacién que quiere establecer entre el duque y la duquesa veo una alusién a la Espafia tradicional/ duquesa asociada a una clase privilegiada/duque, marqués. R6mulo no siente e1 odio de clases, a pesar de haberse visto humillado, pero sabe lo absurdo de las dife— rencias sociales. Este sentido de lo absurdo trasciende e1 personaje e impregna toda la obra. Lo légico y lo ilégico, 10 real y lo irreal se entremezclan y confunden, como también lo verosimil y lo inverosimil tal cual ocurre en la vida a veces. Con frecuencia la duquesa se muestra superficial, frivola. Bajo 1a influencia del marqués Esteban, piensa que la vida es un juego. Con ello cree que se siente mas fuerte. 156 Esteban se burla de todo. éC6mo es posible burlarse de todo en estos dias? éQue raros son los hombres. E1 se burla de todo y R6mulo lo admira y reverencia todo. Ser1a bueno aprender de uno de los dos y, por el momento creo que aprendo de Esteban. No puede ser de otro modo. éQuién puede obligarme a tomar en serio nada de lo que oimos, de lo que vemos?81 Dentro de la "armonia cambiante” de su carécter-— asi la veia el duque—-tiene momentos de reflexién en los que se dice: La vida va apareciendo ante mi tal como es. Yo no pude imaginarla asi nunca. Tengo miedo ... Todo es demasiado espantoso para poder aceptarlo como una leccién y aunque no lo fuera, a mi no pueden servirme de nada esas lecciones, porque he venido a la vida a jugar y mi destino es seguir jugando hasta el fin. Pero en mis juegos hay sangre. Ahora hay sangre.82 Igual que R6mulo, la duquesa va cambiando, también va sufriendo el mismo despojamiento hasta llegar a su filtima esencia de mujer sufrida y abandonada. Proceso interior que se va desarrollando en forma paralela a su acomoda— miento en el torreén: ha ido bajando y habitando sucesi- vamente desde el quinto piso hasta la planta baja. En cada uno de los pisos los cuadros que los adornan——la marina, el de Goya, el de Zurbaran y el del Greco——tienen un valor simb61ico relacionado con los acontecimientos. En ese proceso interior, 1a duquesa se ha ido acercando al jardinero, en ocasiones, con una "dulzura amistosa" R6mulo, tu ves lo que esta sucediendo. La violencia y el crimen nos envuelven ya para Siempre y yo te necesito tranquilo, sereno, capaz de salvarte y de salvarme. 157 Pero hay otras veces que la duquesa vuelve a pen- sar en Esteban. Quiere huir y salvarse yendo hacia él, mas es abandonada por éste, quien la deja sola "por miedo a1 peligro." También R6mulo se aleja de ella pero por miedo a una forma de envilecimiento: poner su cabeza por Esteban. Y se ha ido a buscar el peligro, a dar la vida en otra parte en condiciones de dignidad.84 Espafia o la duquesa ha quedado a merced de si misma, famélica. La situacidn es absurda y Sender sélo concibe su explicacién desrealizéndola,85 haciéndola inverosimil. Dicha desrealizacidn roza los limites de lo grotesco. La finica proteccidn de la duquesa en esos momen— tos es la de un enano que le repele. Antes de la contien- da, e1 enano se dedicaba a pintar svasticas en las paredes de los republicanos. Desde e1 inicio de la guerra vive escondido en el sétano del palacio y en lucha constante con las dos enormes ratas que con él comparten esos domi- nios. Puede que esto sea una sugerencia de lo que acontece en el exterior. E1 ambiente se completa con las marione- tas, finicos acompafiantes de la duquesa. "En sus brazos los mufiecos 1e parecian seres animados y vivos que podian escaparse. Vivos no como personas sino como pollos o conejos."86 La duquesa muere alucinada y hambrienta, rodeada de R6mulo, el enano y las marionetas. Se ha querido ver que todo este ambiente tiene "un carécter de estampa 158 medieval"87 pero creo que por encima de todo ello es una escena simb61ica de la realidad que se esta viviendo. Su muerte da fin a la obra, expresada en la frase de uno de los cristobalitas: "Acta est fabula." Posible— mente Sender sugiere con la muerte de la duquesa y con esta expresién de la marioneta la destruccién de Espana, ya que segun sus propias palabras lo que plantea en la obra es un teorema metafisico donde ... la duquesa ... es Espana. Se la~destruye cuando se la quiere poseer. El pueblo espanol quiso poseerla y no pudo. Valentina y Ariadna Valentina y Ariadna, como ya se ha sefialado, son los dos personajes literarios que parecen haber tenido una dimension real mas intensa y cuyas vidas estén rela— cionadas con la del propio Sender.89 Cr6nica del Alba es el proceso de la vida de un hombre, Pepe Garcés.90 La obra cubre tres volfimenes divididos en nueve narraciones.9l Ya en el campo de con- centracién, y pr6ximo a la muerte, escribe Pepe sus memo- rias para preservar su sustancia. Segfin un realismo de esencias, la muerte no seria destruccién sino realizacién de esa sustancia a que él se refiere, puesto que Pepe Garcés acepta la necesidad de su propia muerte. Al comen- zar dichas memorias leemos: "Estoy escribiendo todo eso. Eso me distrae-—afiad16——pero ademas ... ademas me ayuda ”92 a mantenerme en mi sustancia. Quizé fueron estas 159 palabras del "alter ego" de Sender las que llevaron a Isaac Rosenfeld a titular su articulo "A Man of Substance." Asi parece cuando expresa: Only through the reconstruction of the time experi- ences in which the ideal had meaning—-the childhood of hope—-can one examine with the most unsparing honesty, the significance of the ideal and know, without delusion precisely what is lost when "all was lost." En Cr6nica del Alba, Sender parte de lo autobio- grafico, se nutre del ambiente familiar, social y politico pero traspasa los limites de la anécdota despegéndose de lo contingente para crear una obra de arte. Y si como novela es la sintesis de la vida de un hombre, también parece que lo es de todas las direcciones del arte narra- tivo senderiano. Alli esta lo idilico, lo siniestro; hay amor y odio; hay deses- peracién y esperanza; hay voluptuosidad mas o menos cinica; hay tonos liricos; tonos narrativos de rea- lismo directo; hay satira; hay un humor sostenido, a veces agrio; hay los cinco niveles usuales de la expresi6n[...]lo sensual muy concreto, lo afectivo, lo intelectual——que yo creo es lo que domina--lo espiritual y lo onirico, esto ultimo en el nivel del surrealismo, que es la finica escuela de vanguardia viva afin. Cada época de la vida de Pepe Garcés esta en rela- cién con un ambiente geogréfico determinado: (l) durante la infancia con Tauste, Reus, Zaragoza, (2) en la adoles- cencia, cuando e1 joven se encuentra ante una encrucijada de contradicciones a las que le ha llevado la vida, con Zaragoza y Alcannit, (3) en su madurez, la que representa dentro de la vida de Pepe "e1 caos que lo conduce a su 160 propia destruccién,"95 con Madrid y los diferentes lugares donde estuvo durante la guerra civil. A 105 ojos de nino de Pepe, Tauste es "casi una gran ciudad." Alli lleg6 con su familia cuando tenia nueve afios. Pepe nos recrea con su intepretacién del paisaje pueblerino y de los habitantes del lugar. A 10 realista de la narracién mezcla historia y leyendas de aquella regién espafiola—-como la del castillo de Sancho Garcés Abarca—-que forman en torno a los hechos un halo poético. Hay ademas una serie de observaciones menudas, de pequefias anécdotas, que calan en las entrafias del mundo infantil. La relaci6n Pepe-Valentina se proyecta en toda la vida de éste. Es en su primera etapa, en la nifiez, donde con tintes idilicos nos presenta los amores entre dos seres que apenas contaban ocho y diez afios, lo cual cons— tituye una de las partes mas interesantes de la obra. Y gran acierto de Sender es el acercarse a la infancia no como el hombre maduro que afin esta sintiendo 1a derrota, sino con ojos infantiles llenos de alegria y de fe en la Vida. Creo que esta bien sefialado por Josefa Rivas, el que todo ello sea "una reclusién voluntaria a1 pasado con las ilusiones y responsabilidades del hombre que un nifio de diez afios se habia forjado."96 7 98 La critica, tanto en inglésg como en espanol, no ha escatimado los elogios a1 primer tomo, principalmente 11 161 a la primera narracidn. Los otros volfimenes no han tenido la misma suerte. Acaso se deba a que esa realidad idilica entonces la desnaturaliza, la hace se va descomponiendo, y irreal y llega a cierta deshumanizaci6n de los hechos. La narraci6n se pone al nivel de ese proceso que Viene a concluir en la desintegraci6n de Pepe. Como Sender acos- tumbra, también en esta obra trata de expresar la realidad por medio de lo poético, lo simb61ico, lo onirico, es decir, utilizando los distintos enfoques teméticos ya men— cionados. Crea, sobre todo en las tres ultimas narracio— nes, un "confusionismo deliberado" que esta en relacién con el caos que se esta viviendo en esos momentos (la guerra civil).99 Esta técnica senderiana es la que, al parecer, rechaza esa parte de la critica que persigue la narracién que "se desliza sencilla y acabadamente sin rebuscamientos que desequilibren la armaz<‘5n."loO Valentina es la criatura femenina mas joven de las mujeres/nifias que pueblan el mundo senderiano. Real- mente es eso: una nifia, tenia grandes ojos que no le cabian en la cara y sus dos trenzas cortas se levantaban sobre la cabeza y en el lugar donde se unian, su madre 1e ponia un pequefio ramillete de flores de trapo pequefias, amarillas, verdes, rojas. l A ella la vemos evolucionar siempre en relacién a1 protagonista y a la circunstancia exterior que lo con- diciona. E1 es un héroe-nifio que se mueve entre dos planos que integran su personalidad: (1) e1 exterior, 162 representado por los problemas con su padre, las peleas con otros chicos, sus estudios y las relaciones con el resto de la familia, (2) lo que él es: "el senor del amor, de las dominaciones y del saber.”102 Estas decla- raciones de Pepe producen un comentario en su maestro Mosén Joaquin: No dudo que lo eres, pero esas convicciones es muy dificil que las aceptan los demas y no deben de salir de nosotros mismos.103 A lo que Pepe responde: Hay alguien para quien soy todo eso y me basta.104 Ese alguien es Valentina. Los actos de Pepe durante este periodo de su vida estan siempre encaminados a hacerse digno de ella. Valentina es, pues, e1 motivo y la fuerza que lo impulsa a luchar contra todo "lo otro" que no es él. Las humillaciones que éste sentia en sus relaciones con el padre lo rebajaban en su opini6n a los ojos de Valentina. La idea de ser castigado en mi carne desnuda con los pantalones bajos, era tan vergonzosa que el recuerdo de Valentina no hacia sino aumentar mi humillacién.105 I... ooooooooooooooooooooooooooooooooooo Me coaccionaba 1a idea de que me hubieran apa- 1eado. Me humillaba de tal forma ante mi mismo que Valentina crecia, crecia.106 A1 parecer, las relaciones entre e1 padre y el hijo originan en Pepe una reaccién instintiva contra todo sentido de autoridad. Esta actitud se proyecta también hacia el padre de Valentina y quiza esté ademas en razdn 163 directa a ese empefio de "ser él." Acaso también sea éste e1 motivo inconsciente de diabluras que provocan la ira de don Arturo (el padre de Valentina): e1 llenarle de grillos e1 jardin o matarle las palomas que habia comprado para cria. Estimo que esta actitud del nifio habria de influir, con el tiempo, no 5610 en la deliberada intencién de los mayores de separar a Pepe de Valentina, sino tam- bién en la conducta futura de Pepe. Todo esto origina que, dentro del propio personaje, cobre forma la idea de sen- tirse héroe,107 lo que Viene a ser una especie de dignidad secreta ante las humillaciones de las que se considera victima y una reivindicacién ante Valentina. Pepe trata a1 mismo tiempo de demostrar ante los otros chicos su superioridad y su calidad de héroe, para asi poder pensar: "Ahora, después de lo sucedido ya no me importaria que Valentina supiera lo de los azotes."108 Ejemplo de esta situaci6n puede ser e1 incidente de la escopeta del primo de Valentina. Con intenci6n de quitar- 1e importancia a1 otro chico--"el hijo del politico nefasto“-—y a su arma, Pepe tapa e1 canon de la escopeta con el pulgar de su mano izquierda y ordena a1 nino que dispare: E1 primo con los ojos redondos miraba a Valentina y a mi sin comprender. —No tiro porque si tirara te volaria e1 dedo. Llevé tranquilamente mi mano a1 disparador y apre— té e1 gatillo. Soné e1 disparo y yo senti en la mano un fuerte empujén hacia arriba y la mostré abierta a1 primo. No habia e1 menor signo de 164 lesion. Valentina estaba con la mano cerrada tra- tando de morderse el dedo. Comenzaba a sentir un dolor sordo que no estaba localizado en la herida sino que abarcaba toda la mano. Pero la carita morena de Valentina, inde- Cisa entre la risa y el llanto me hacia olvidarlo todo.109 Demostré también su valor ante e1 padre y el medico durante la extraccién del balin, pero la causa del accidente no se supo. Quedo siendo un secreto, compar- tido tan sélo por Pepe y Valentina, y esto los unio mas.llo Pepe va adquiriendo para Valentina mayor relieve, como se demuestra a1 hacer ella suyas las frases del "Alma enamorada," que encuentra en su libro de misa Todo m1 ser tiembla ante tu grandeza pero sabe que hay el camino del amor para llegar a ti y a ti llego buscando paz, sosiego, am ... ambrosia, oh, Senor, donde toda la belleza remansa para recibirme, oh, ~ Senor del amor, del saber y de las dominacio- nes.lll Pos1b1emente su mente no captaba e1 significado pero intuia e1 sentido de amorosa admiraci6n del parrafo Pepe quedé consagrado ante ella como un héroe Con la docili— dad que la nina siempre manifestaba a todo lo sugerido por él, acepté, como "holocausto," el ser regada con la sangre de la paloma blanca que habia sacrificado para la ceremonia. Ante una pregunta de Valentina sobre el sig- nificado de la palabra "holocausto"--que Pepe habia apren- dido en su libro de misa--é1 1a explica, a su modo pero tendrian que pasar varios afios para que Pepe Garcés entendiera e1 sentido cabal del término En esos 165 momentos lo interpretaba como una ofrenda y demostracién de amor, como "el homenaje que los antiguos hacian a lo que adoraban."113 Pepe Garcés, a los diez afios, cree haber llegado ya a una seguridad de si mismo que él estima consolidada con su Victoria en las peleas callejeras y con el triunfo obtenido en los examenes. Con referencia a los otros chicos, se siente "senor de las dominaciones" y en cuanto a lo segundo "114 "del saber," y del amor, "lo era ya hacia tiempo. En una u otra forma, es Valentina su inspiradora y a la vez su salvacién. Esto esta claramente expresado en el incidente final de la primera narracién: el de los subterraneos del castillo de Sancho Garcés Abarca. Como un pequeno Quijote, e1 héroe tiene su cueva de Montesinos y sus visiones en las inexploradas galerias subterraneas. En ellas se enfrenta, dentro de una completa oscuridad, a1 "santo," a1 "poeta" y al "guerrero," los tres hombres mas necesarios a1 fundamento de la grandeza del reino-— segun e1 documento medieval hallado en el castillo. De quedar enterrado vivo con los héroes muertos, lo salva Valentina, portadora de una 1uz——una 1interna—-que les permite salir y encaminarse hacia la casa. Segfin Pepe refiere este momento: "ibamos hablando. Parecia que siempre hubiéramos estado andando hacia un castillo con la linterna encendida y hablando."115 166 Creo que hay un sentido simb61ico en todo lo anterior, relacionado con (1) la oscuridad—Pepe, luz-Valentina. (2) la Acaso lo primero esa expresivo de las confusiones que habria de tener Pepe en su vida, ya que mas tarde se dio cuenta que la heroicidad no consistia en una serie de hazafias con derramamiento de sangre, que el verdadero héroe se parecia mas a don Quijote que a los aparecidos en los subterréneos del castillo. Entre las muchas y diversas interpretaciones que los hombres dan a1 héroe, la mas conmovedora para mi-—en la que nadie ha caido hasta ahora que yo sepa—-es la que nos permite comprobar de que manera a fuerza de despropésitos, ridiculeces y fracasos exteriores un alma de buen temple puede izar el estandarte de la ejemplaridad para siempre en las cimas mas escarpa— das y dificiles.116 Es también significativa la luz que en todo momento y de una u otra manera irradia Valentina, ya sea cuando ilumina a Pepe con la linterna o cuando éste adorna con luciérnagas la cabeza de la nifia para que res- plandezca cual corona de diamantes o bien porque ella misma brillaba como el oro, "era muy morenita, pero su rodilla, sus brazos, su cuello bajo 1a cadenita de oro de la primera comunidn eran rubios."117 Valentina es para Pepe Garcés una combinacién de blanco y oro luminoso, lo que puede estar en relacién con la pureza y el alto valor que tenia 1a nifia para él, pero quizé quiera significar también e1 optimismo y la espe— ranza en la vida. . q». 167 Tratando de acercarme a dicha Significaci6n, he encontrado otra profusién de luz y oro en la prosa de Pepe Garcés a1 terminar sus primeras memorias. No esta ,34 en relacién a Valentina pero si a su estado de animo. Irradiaciones luminosas y colores dorados son también las que el embelesado estudiante ve emanar de la cuidad de Reus la primera noche que pasa en la celda del convento adonde lo han internado: En la noche la cuidad parecia elevar a1 cielo cen- tenares de brazos de luz. Reflectores dorados iluminaban fantasmalmente las veletas y las cruces de los mas altos edificios y todas las aristas de las torres estaban cubiertas con millares de 1am- paras eléctricas amarillas.ll Hay una sensacién de optimismo en toda esa des- cripcién semejante a la que provoca Valentina. Aunque en ésta, la alegria debe estar relacionada con el sentimiento de libertad que nace en Pepe porque también expresa: "Yo habia perdido a mi padre de vista y me quedaba libre y . ll119 solo por anchos espac1os sonoros. La soldead de Pepe implica también la separacién de Valentina pero ésta sigue "presente en su ausencia" y asi continuara e1 resto de su vida. Para ambos j6venes, e1 estar alejados e1 uno del otro durante los primeros tiempos era sélo un cambio de relaciones en nuestra gozosa relaci6n. Ahora—-parecia pensar ella sonriendo con 1 / los ojos-~Pepe se marcha y la conversa01on se acaba, pero estamos pensando el uno en el otro y env1ando— nos cartas con palomas mensajeras o por correo ordinario. 168 Estas reflexiones se las hacian a1 separarse. Las que acabo de citar son posteriores a la segunda ocasi6n en que se ven después del traslado de Pepe a Reus. El primer encuentro fue en Zaragoza, donde la familia Garcés habia ido a vivir. Ya la etapa infantil y lirica habia pasado. Se inicia la adolescencia para Pepe, pues Valentina siguié conServando siempre las caracteristicas de su nifiez (por eso a veces los padres la consideraban tonta). Quiza se debiera esto a que para Valentina carecian de importancia las cosas materiales, pero sélamente para Pepe tenian valor estas caracteristicas de su amada. Asi, expresa: Tenia que detenerme delante de Valentina porque las circunstancias del mundo carecian de sentido para ella. No valian nada a su lado ni en rela- cion con ella ... Nada significaban las grandezas ni las miserias, e1 bien ni el mal a su lado.121 Fueron las cartas e1 finico medio de comunicacién que tuvieron Pepe y Valentina durante algunos afios, pero acabaron por ser interceptadas. Sélo volvieron a verse dos veces mas: una en el pueblo, con el consentimiento de la familia de ella, otra en Bilbao, a pesar de la opo- sicién de los padres de Valentina. Sin embargo, la pre- sencia del uno en el otro se mantuvo viva porque a los ojos de los dos, ellos eran "el amor ideal y mas o menos utépico que la naturaleza reservaba para alguna clase de meritoria pareja excepcional."122 Este era el mundo poé- tico de dos adolescentes que posiblemente los adultos no comprendieron jamas. 169 La imagen de Valentina continuaba en la mente de Pepe aun cuando éste se habia integrado en émbitos espa— ciales mayores en los cuales surgirian complicaciones. En su nueva vida nos lleva por un mundo distinto. No por el plano de su gran amor, aunque Valentina siguiese siendo su unico refugio, "solo su recuerdo o su nombre "123 tenian e1 don de transformar 1a realidad exterior, pero si por otros aspectos de su existencia, principal- mente en cuanto a su rebelién contra el padre y la socie— dad en que vivia. Consecuencia de ella es que con el inicio de la pubertad, comienza a ganarse la vida como mancebo de farmacia, a mezclarse con elementos anarquis- tas y a satisfacer las demandas de su naturaleza. Es entonces cuando comienza su "deslizamiento hacia los . . "124 planos sérdidos de la Vida. No muy bien mirado por su familia, es completa- mente rechazado por la de Valentina. Sélamente ella sigue creyendo en él, teniendo fe en él. Asi se lo expresa en una carta, la filtima que recibié Pepe Garcés: CuantOIRaslejos estoy de ti—-repetia-—mas grande es mi amor[...]pienso en ti y es como si fuera de dia en mitad de la noche[...]Mama quiere que seamos ricos y refinados y andar 8610 con marqueses y millonarios y 1acayos y es lo que yo digo: valen los marqueses a1 lado de un hombre comgq:2?125 Para merecerla, Pepe termina e1 bachillerato, pero ya en Madrid pierde todo contacto con ella, aunque su recuerdo sigue siendo todavia una fuerza positiva en él. Asi se ve en el siguiente parrafo: 170 Aprobé e1 ingreso en la Escuela de Ingenieros Indus— triales. Yo mismo no lo acabo de creer. E1 milagro lo habia hecho Valentina, es decir, mi obsesién de hacerme merecedor de ella. Pero hay también otra fuerza, negativa y contraria, que lo va empujando por la vida E1 hecho de haber aprobado en la Escuela de Inge- nieros parecia acercarme a Valentina; pero a1 mismo tiempo iba haciéndome tan escéptico en materia amorosa que apenas pensaba en mi mismo sino como se puede pensar en un cerdo[...]Conscientemente desgra— ciado en materia de amores[...]bastante asqueado de todo menos de mis ocasionales veleidades revolucio— narias.127 Mientras Valentina estaba lejos, en un lugar des- conocido, esperando el amor, Pepe caminaba por rumbos distintos. Parecia concederle mas importancia a su inte- graci6n en el mundo, mediante las exigencias de su natu— raleza y a través de esas "veleidades revolucionarias" que no queria aceptar "en los niveles de la cuidadania . . "128 . . . ordinaria. Pudiera parecer un Signo de rebeldia ese "deslizamiento hacia los planos sérdidos de la vida," que he mencionado antes, toda vez que la separacién de Valentina obedece a un acto de la voluntud paterna. Se ha sehalado ya, que Sender, mediante un "con- fusionismo deliberado" expresa e1 caos del momento que vive, y este es el caso de Pepe durante la etapa de su vida a que me vengo refiriendo. Parece que Sender, en una especie de prélogo introductor a1 ultimo volumen, se refiere a ello cuando dice: 171 Hay que tener presente que en esos cuadernos salva nuestro autor algo mas de quince anos de realidad fisica, moral e intelectual, es decir, rompe las129 unidades a las cuales se ha atenido hasta ahora. Los cuadernos a que se refiere son. Los términos del pre— agio y La orilla donde los locos sonrien. En estas obras, a1 igual que en Los cinco libros de Ariadna, como se vera mas adelante, Sender presenta una visién onirica, aluci- nante e irreal de unos hechos, para asi reflejarla mejor. Como una v1s1on onirica veo también 1a ultima entrev1sta de Pepe y Valentina en el sanatorio de Panti- cosa, en el Alto Aragén. En forma irreal surge Valentina junto a una simbélica y misteriosa corza blanca. Su figura no es reflejada por los cristales del mirador donde se encuentran ambos j6venes, aunque ella tiene una presenCia real. Ante 1a Vista de Pepe termina por irse desvane- c1endo, el que asombrado, sentia que su voz se fue hac1endo cada vez mas lejana y por fin (dejo) de Oir y Ver a (su) novia."130 As1 desaparecié Valentina de la Vida de Pepe, junto también con la corza blanca. Parece como si hubiera sido 5610 su espiritu el que se apareCio a Pepe en aquella entrevista, pues su cuerpo estaba junto a su madre en el sanatorio. Las pala— bras de la joven, en la conversacién que sostuv1eron, refejan también este sentido de irrealidad La verdad sea dicha ahora, si tfi no vienes a verme, creo que podré ir a verte yo. -éAdonde?— pregunté un poco extrafiado. —Donde quiera que estés Pepe. Para nosotros no hay 172 dificultades. Yo ire a verte a ti si tu no puedes . ~ . / ven1r. Y aun-—anadio con mucho énfasis-—quizés es lo mejor que podemos hacer, digo que yo vaya y no que vengas tu, porque si vienes a Bilbao todos se enteran y me encierran bajo siete llaves. _En serio. Mientras que si voy a verte... —aPero t6 sola7 aY adénde? —Al fondo del mar o a lo alto de la montana. No importa adonde.l3l Las cosas se hacen irreales en el recuerdo de Pepe. POSiblemente quiera expresar por este medio la seguridad, en que los dos vivirian eternamente."132 Sus Vidas tomaron caminos muy diferentes. Segfin Sender autor, u "133 la guerra fue cruel con ellos, pero fue antes de la lucha que se perdieron de vista. Para Antonio Tovar, Valentina se ha vuelto en el . . 134 resto de lasnemorias,tema literario." Claro que se esta refiriendo a las filtimas narraciones, pero yo diria algo mas: Valentina es para Ram6n Sender 0 para Pepe Garces--que para el caso es lo mismo--un delirio del cual ha hecho un arte, y con ello nos ha dado una gran novela, la de dos seres sobrenaturales en materia de amor La separacion de Pepe y Valentina es un hecho casual que origina una serie de catastrofes que llevan a Pepe a su destruccion. "Va hacia la muerte, colabora con Dios en ella porque los hechos hist6ricos 1e quitan la voluntad de vivir."135 Pierde su esencia, esta "derrotado ”su destruccién es S610 en cierto or ue tiene "su Victoria secreta, su pe uefio P q . 136 1 absoluto acce51b1e y este es Valentina. pero no vencido." Asi, modo,“ Ella 173 1 permanece intacta, con su bondad y su pureza; "se salva zp . ,‘3 y salva todo lo que él ha puesto en ella, en su amor en fl§ H ella."137 “fl Desde e1 punto de vista autobiogréfico puede ”1 establecerse una relacién de Valentina y Ariadna con los protagonistas de sus respectivas novelas. Ambos, Pepe Garcés y Javier de Baena, son e1 "alter ego" de Sender en distintas circunstancias de su vida. En el filtimo tomo de Cr6nica del Alba, Pepe Garcés y Ram6n Sender, autor, se encuentran dos veces: una durante la guerra civil, la otra en el campo de con— centraci6n. Durante la primera entrevista, discuten, y Sender expresa lo siguiente: Soy un hombre objetivamente puro y por eso no me resigno a ser un pobre hombre ... Usted también es un hombre monstruosamente puro. Es decir, no con- taminado. Aunque usted tiene su Aldonza. Es facil ser puro a la manera suya; es decir, sin haber visto el vacio absoluto. Los dos somos hombres puros y la diferencia suya esta en su Aldonza ... Aunque parezcamos amigos, representamos dos polos opuestos de la pureza ... uno de los dos acabaria por des— truir a1 otro si tuviéramos que vivir juntos. Pero e1 riesgo es el mismo para los dos. Sin embargo, es mas facil que caiga usted. Su fe lo acabaria, porque esa fe es una fiebre que nos consume.l33 Sender se esta refiriendo a la lucha entre las dos enti- dades del ser 0 como él lo llama "el problema ezquizofré— "139 Quiere decir, la nico que hay en todo artista. entidad del artista y la del hombre. El segundo encuentro tiene lugar algfin tiempo después: 174 A1 vernos aqui (en Argelés), Sender y yo nos reco— nocimos a pesar de las barbas. El estaba muy flaco, pero la visidn del vacio absoluto no lo habia herido de muerte como a mi. Un dia lo vi vestido y afei- tado y supe que salié del campo ... Aquel mismo dia que se marcho dijo como si quisiera disculparse: —Tengo dos hijos pequenos aqui, en Francia, y no tienen madre y mi obligacién es darles de comer y hacer de ellos un par de idiotas satisfechos de si mismos como los demas. ...-I0.0....ovoticoooucoonoo....-ooo-coonnnoooooo... Todavia se acordaba de nuestras palabras de aquel dia lejano y repetia: "Tu tienes tu Aldonza. Qué- date aqui y muere con ella. "14 La figura femenina de Los cinco libros de Ariadna parece ser que fue en la vida real 1a madre de esos "dos hijos pequenos."l4l Los hechos narrados en la obra se retrotraen a un periodo anterior inmediato a1 del campo de concentracién, es decir, a los comienzos de la guerra civil. Asi, Ariadna es sacada de la contingencia real que condicioné su vida para figurar en la obra junto a Javier de Baena y en relaci6n con él. Por su dimensi6n lirica, 1a obra tiene una proyecci6n trascendente que la aleja de lo temporal hist6rico. Los cinco libros de Ariadna es probablemente una de las novelas de Sender que ha provocado los mas diver— sos comentarios.142 Quizé se deba también a que se ha querido ver en esta obra, como en El rey y la reina, una novela de la guerra civil. Se ha hecho énfasis en "la . . ., . .,' . . 143 1ntervenc16n sov1et1ca en el ejerc1to republicano" y en la "ideologia y actitud combatiente"144 que la impregna. Es cierto que satiriza a los rusos y a los fascistas, pero 175 de todo hay en la obra para que se sefiale como apunta "145 Considero J. L. Alborg como "un retablo de conjunto. que ese "retablo" con su excesiva "variedad de planos," Viene a ser s61amente la circunstancia hist6rica que con- dicioné la vida de Javier y Ariadna. Estimo que es el problema moral de Javier, origi- nado al encontrarse con una realidad incomprensible, lo que parece haber ocupado el primer plano en la mente del autor. Acaso parecera aventurado expresar que cuando Sender escribié en el prélogo: "Aqui esta Ariadna ... Con ella y con otros fantasmas de mi intimidad espero e1 "146 momento de regresar a Espana, pudiera pensarse que hay cierta relaci6n entre la frase subrayada y el problema moral de Javier, puesto que éste no es mas que proyeccién del propio yo de Sender, pero asi trataré de demostrarlo. La accién transcurre en un lugar alegérico: una entidad mundial, la OMECC, posiblemente una alusién a la ONU. Ante ella comparecen los dos testigos principales: Javier y Ariadna. Son sus declaraciones, pero principal— mente, las de Ariadna las que a lo largo de los cinco libros nos ayudan a penetrar en un laberinto de ideas y pasiones para llevarnos finalmente a la comprensi6n de los hechos. Como acertadamente senala Ignacio Iglesias: Desconcierta a veces las ficciones que crea el novelista, que parece alejarse deliberadamente de la realidad, pero e1 desconcierto dura poco, ya que a decir verdad, jamas se rompe el hilo conductor del relato.l47 176 El juicio que tiene lugar en el tribunal de la OMECC es descrito en forma a la vez grotesca e irdnica.148 E1 ambiente cobra cierto sentido de caricatura, que esta reforzado por el buho que vuela por las alturas del saldn emitiendo un frecuente guh, guh, como comentario a lo que se dice en la asamblea. Y también por la alusidn directa a la figura que se proyecta en una pantalla, la del epigono de las tradiciones hispanicas, lusitanas y ultramarinas que un dia insuflé a la patria su voluntad de resurgimiento y que ahora esta vivo debajo de su propia estatua[...]no hace mas que rezar y contemplar su propia esfigie en una combi- nacidn de espejos.l49 Ese "epigono" que en "aquellos tiempos llamaron caudillo," esta cumpliendo una condena impuesta "por la "150 administracién espanola de justicia. Los cinco libros de Ariadna encierra una abun- dante carga lirica, con mezcla de elementos reales e ima— ginados,151 muchos de ellos muy sugerentes en si mismos. El tren que no se sabe adénde va con el techo cubierto de cadéveres, ya mencionado a1 tratar los simbolos en la obra senderiana,152 puede servir de ejemplo. No obstante ser la guerra un hecho real y concreto, Sender nos la presenta con un enfoque original. Al ser Javier de Baena el portador de las ideas del autor, es quien cumple su "deber de testigo de brisas airadas y voces descompues- "153 tas. Pero sobre el plano objetivo de los hechos, se superpone una deformacién poético—mégica que le da un 177 sentido de inverosimilitud, porque segun explica, una vez mas Sender: Cuando la realidad choca con todos nuestros con— ceptos aprioristicos y valores morales, entonces nos salvamos haciéndola irreal, sin dejar de conservar su naturaleza.l54 La guerra esta vista, sentida y contada a través de las experiencias de Javier y Ariadna. La técnica narrativa es original y realza 1a atmosfera de irrealidad. Resulta inverosimil, no sélo la asamblea con todos sus componentes: la Infanta Palmatoria y su sillén vacio, e1 arzobispo de Santiago, pajes, epigono, buho, varones deci- males, etc., sino el que tan larga y detallada narraci6n con sus digresiones, pueda ser relatada mediante ese pro- cedimiento, en un tiempo sin horas. Ariadna es también un personaje irreal en su calidad de "testigo afilica," no asi Javier, al cual Sender nos presenta como un hombre de mediana edad, ordinario de apariencia, bastante evolucionado y depurado. La mandibula inferior un poco salediza y el color célido. Varias generaciones de campesinos le han dado un organismo sano. La figura de Ariadna surge en la tribuna sin contornos precisos, lejana, como si no perteneciera a este mundo. Desde su asiento, Javier la ve como un lindo fantasmita con la cabeza cubierta por un velo negro. Tiene movimientos que revelan un cierto escepticismo como si pensara: eQué necesidad tiene toda esta gente de conocer mi vida? La silueta de Ariadna es firme, y sin embargo de una dulce delicadeza. Y es hoy igual que entonces. 178 Javier es "un hombre de mediana edad" no asi Ariadna que "es hoy igual que entonces." Con estas pala- bras posiblemente se esta refiriendo a un pasado. Pero ademas en la expresién de Javier hay como cierta confir- macién de la permanencia de Ariadna a pesar del tiempo transcurrido. La joven se pierde dentro del relato y 5610 queda su voz, que nos introduce en su vida y en la de Javier, durante aquel "entonces." En el primer libro nos refiere su infancia, juven- tud, e1 encuentro con Javier, sus amores y su vida matri- monial hasta que llegaron a Pinarel en los inicios de la guerra civil. Nos lleva a su intimidad y a la del propio Javier, pero también a otros planos: a las reuniones en el bosque y al ambiente monarquico del palacio de Alvear, expresivos estos de distintos niveles sociales, pero haciendo patente la compenetracién de los protagonistas con los hombres del bosque. No estabamos solos en Pinarel. Frente a la casa, a1 otro lado de la carretera, teniamos un extenso prado que subia hacia el bosque, y en lo mas intrin— cado de aquel bosque habia un espacio sin arboles, con un campamento de tiendas de campafia donde pasa— ban sus vacaciones o sus fines de semana hasta veinticinco o treinta hombres. Eran conocidos nuestros y algunos, antiguos amigos de Javier. Trabajadores de la ciudad. DOS 0 tres extranjeros.157 Sender presenta a Ariadna en dos planos: (l) como testigo, (2) como protagonista. En el primero ya la hemos visto como una figura desrealizada. Cuando en un momento de la declaracién, Javier trata de acercarse donde esta 179 ella, mujeres vestidas de paje 1e impiden llegar y lo vuelven a su asiento. Una de ellas escribe algo en un papel y se lo entrega. Javier lee: "Ella no puede sen- tir por usted mas que una piedad un poco sin sentido."158 Contrasta la Ariadna presente, pero lejana, con la que nos muestra en sus declaraciones; esta filtima tiene una dimensi6n humana, al menos en los dos primeros libros. Ademés en esta parte la relaci6n Ariadna—Javier esta evocada con objetividad y no hay idilios ni pasio- nes violentas. Para Ariadna, Javier venia a ser todo el resumen de "lo que no era ella." Era Javier todo lo demas. Y cuidaba yo de que Javier siguiera siendo todo lo demas. No sé como explicarlo porque lo mejor de la vida amorosa no ha tenido, ni tiene, ni tal vez tendré nunca expli— cacién. Quiero decir que tenia un cuidado instin— tivo con Javier para evitar que su vida y la mia se mezclaran demasiado. Debiamos ser siempre dos y no uno. 9 Como puede apreciarse hay diferencia entre la relacién Ariadna—Javier y la de Valentina-Pepe. Lo que representa Ariadna para Javier, nos llega mediante el relato de hechos, como el del accidente en la sierra de Gredos, durante unas vacaciones. Al ser picada Ariadna por una vibora su vida corria peligro, ella misma refiere que Javier debié de darse cuenta y me dijo a1 oido: ,lo que sea de ti sera de mi, Ariadna. Nunca me habia hablado en un tono de voz tan conmovido ... Aquellas papabras tenian un sentido raro en un hombre que no habia usado conmigo tonos ni acentos sentimentales. .0.-Icotoooococoo-in...lo00".Icons-OIOIOOOOCCOOIOOO 180 Llegamos a la aldea a tiempo como se puede suponer, pero aquellas palabras de Javier——1o que sea de ti sera de mi--habian dejado una resonancia honda.l6O Al parecer esta expresi6n esta relacionada con un sentimiento de culpabilidad que late en la obra. A su vez puede también ser el origen de un cierto estado de animo que los impregna cuando, debido a la guerra, se produce la separacién de ambos: Javier cruza a1 otro lado la montafia para unirse a la lucha y Ariadna se queda en Pinarel. Veo en esta decisién un hondo problema moral que posiblemente quedé en la intimidad de cada uno de ellos. Acaso fueron escrfipulos de conciencia por parte de Javier e "inhibicién" en Ariadna. Esta recordaba Aquel dia de la viborita en la montafia cuando Javier me dijo: Lo que sea de ti sera de mi. Y ahora se presentaba 1a oportunidad contraria. Javier iba a afrontar un riesgo y no queria obli— garme a ir con él ni a arriesgar la vida y tal vez perderla a manos de sus enemigos o a las suyas propias. . 0‘ 1' Parece que Ariadna sent1a dentro de Si el veneno de la "viborita," lo que le impedia explicarse las razones que le hicieron permanecer en Pinarel. Al irse Javier com— I'l prende la importancia que para ella cobraba su "ausencia. Se habia quedado sola en el mundo, "sola como los que van a morir."l62 La guerra con toda su secuela de absurdo y vio— lencia envuelve a Ariadna, ya en poder de las fuerzas enemigas. Es llevada y traida en ese tren sin rumbo fijo, alejada de Javier. En su ausencia su recuerdo crecia, 181 pero era el de un Javier "menos humano pero por decirlo ,. asi mas importante."163 La voz de Ariadna evocando estos -W recuerdos se hace oir durante todo el segundo libro. {M Mientras habla, Javier pensaba en si mismo: Recuerdo que aquellos dias estaba muy tranquilo al otro lado de la montafia, es verdad. Muy tranquilo pero con la calma de la guerra, es decir, con 108 ,1 nervios tensos y lleno de sentimiento de culpabi— ‘1 lidad. Ademas estabi planeando volver a Pinarel, lo que no era facil. 6 Esta idea de la culpabilidad de Javier también la compar— 11 ten algunos de los asistentes a la asamblea. E1 arzobispo % de Santiago se levanta en la "sala del Abadiado" y en voz 13f” is; alta dice: "Necesito hacer constar que Ariadna considera dgf; culpable a Javier." Ante 1a protesta de Ariadna, e1 arzo- '11 bispo afiade: "Entendamonos, Javier es legalmente inocente, pero eso no quiere decir que la culpa no exista en el plano moral."165 Posiblemente se refiere a1 peligro en que quedé expuesta la vida de Ariadna por su condici6n de esposa de Javier, y por tener en su poder los documentos de éste. Como dice Ariadna, eran documentos sin importancia: e1 resultado de sus investigaciones sobre la vida de las abejas, las grabaciones de los sonidos de la naturaleza en el bosque. Asi resulta increible lo sospechosos que estos papeles se hicieron a1 enemigo. Como resulta increible también que uno de dichos papeles, e1 romance del Cristo del Coloco, e1 Cristo milagroso,166 salvara a 182 Ariadna de la muerte, aunque no de que fuese fusilada en la prisi6n donde se encontraba con otras mujeres. No muere a consecuencia de las heridas, pero en Ariadns protagonista se produce un cambio a partir de este hecho, lo cual pudiera pensarse que esta en relaci6n a1 sentimiento de culpabilidad de Javier. Ariadna sigue siendo un personaje real, pero con otra dimensi6n. Sender la desrealiza, aunque en forma distinta a como lo hace en la Ariadna testigo. No es un "lindo fantasmita" sino una mujer real que guarda cierta semejanza a la Valentina de la corza blanca en el sanatorio de Panticosa. Puede decirse que es su espiritu el que actfia en los tres filtimos libros. Posiblemente por ello disminuyen 0 se hacen mas cortas sus declaraciones, no asi las de Javier. Relatadas por él nos llegan sus experiencias en la guerra: su contacto con los rusos, los fines politicos de éstos, sus crimenes, manejos y traiciones, asi como el peligro a que constantemente él estaba expuesto. El compafierismo que antes caracterizé las rela— ciones de Ariadna y Javier, se hace mas distante. Asi se capta en las declaraciones de éste: Creia de veras que debiamos abrir un paréntesis de ausencia fisica y moral. Esto filtimo—-1a distancia moral--la conseguiriamos facilmente. No estaban claras las causas ni queria esclarecerlas. Después de salir del hospital, las acciones de Ariadna, es decir, sus relaciones con los rusos, sus idas y venidas aparecen envueltas en el misterio. Javier 183 expresa que "Ariadna conducia desde el margen una serie de hechos virgenes y secretos."168 Con su actitud, estaba tratando de salvar a Javier, es como si quisiera extender sobre él un manto protector, invisible, para asi sacarlo de la confusién y el caos en que se encontraba. Consciente del peligro a que estaba expuesto, Javier pensaba: "podria muy bien ser fusilado, pero por donde habia pasado una criatura delicada y noble como Ariadna, podria yo pasar también."169 Al decir "por donde habia pasado" parece que esta déndole un sentido de realidad a1 fusilamiento de ella, a su muerte, contradiciendo con ello a Ariadna. Acaso por lo absurdo e incomprensible de esta muerte para Sender, él ha creado un ambiente de irrealidad y de oscuridad en torno a la figura de Ariadna con posterioridad a1 suceso. Hay en la obra hechos hist6ricos ciertos: 1a guerra en si, la participacién de Javier en ella, mas comprometido a medida que pasaba el tiempo. Hay tam— .. . . 171 bien personajes auténticos que se entremezclan con los de ficcién. Pero ademas estén presentes incidentes, situaciones, personas y lugares que sugieren sin llegar 172 . a aclarar, que confunden, pero a su vez, creo, Sirven para reforzar ese ambiente de irrealidad y misterio que a1 parecer quiere destacar Sender. Como tales vemos——y no son los finicos que aparecen—-el que Ariadna no tenga una residencia determinada y que sin causa aparente se 184 esté moviendo de un lugar para otro. Lugares éstos que, por diversas razones, dan cierta impresién de misterio, como la casa de Roseda y la de la calle de Mendizébal. Sugerentes y sin aclaracién son e1 hijo mongoloide de Javier y Ariadna y la espia rusa Sonia. Todo ello, ademas de complicar lo que se narra, hace que nuestra atenci6n se desvie hacia los incidentes del conflicto bélico y no hacia la funcién, en la obra, de sus dos protagonistas. Ariadna, lejana y distante fisicamente, pero presente en espiritu-—desrealizada--va tendiendo el hilo invisible que habria de conducir a Javier fuera del laberinto. En esos momentos, durante la asamblea, Javier de Baena ve a Ariadna ”fisicamente inmortal" porque "a pesar de todo sigue viviendo desgraciada y amorosamente a la manera de nuestras abuelas, pero siempre joven como el dia que nos separamos en Pinarel."173 NOTAS- -CAP ITULO IV 1E. M. Forster, op. cit., p. 78. Distingue dos '1 tipos de personajes en la novela, "round" y "flat." "The 1 test of a round character is whether it is capable of f; surprising in a convincing way. If it never surprises, it is flat. If it does not convince, it is flat pretend- ing to be round. It has the incalculability of life about it—-life within the pages of a book. And by using it sometimes alone, more often in combination with other kinds, the novelist achieves his task of acclimatization and harmonizes the human race with other aspects of his work." 2He considerado que los términos "pluridimensio- nal" y unidimensional" expresan mejor e1 sentido de "round" y "flat” que los de "esféricos" y "planos" como aparece en la traduccién al espanol de la obra de Forster, hecha por Francisco Gonzalez Aramburo, publicada con el titulo de Aspectos de la novela (Universidad Veracruzana, Xalapa, México, 1961). 3Ram6n Sender, Mr. Witt en el cant6n, p. 17. (La edicién que he utilizado es la de Madrid, Alianza Edito— rial, 1968). 41bid., p. 78. 5José Corrales Egea, "Entrando en liza. Cinco apostillas a una réplica," Insula, Afio XIII, No. 152—153, p. 26. El articulo contiene varios comentarios a una réplica de G. de Torre a Juan Goytisolo. Defiende C. Egea 1a posici6n de Goytisolo en cuanto a que la novela de la década 1925—36, "no refleja nada." Para este autor tam— poco hubo entonces "una novela nacional reflejo de la realidad y testimonio de ella" y no se refiere solamente a los novelistas "en torno a Ortega," puesto que aclara: "creo que resalta claramente que la novela de aquella época refleja muy pobremente las realidades coetaneas ... Ram6n Sender, que trae a colacién Guillermo de Torre, es un ejemplo mas de lo que digo." 6Me refiero a M. Penuelas, op. cit., p. 131, y a Francisco Carrasquer, op. cit., pp. 108-111. Es este autor quien mas detalla la semejanza entre ambos momentos 185 186 defendiendo su punto de vista de que "el tema se 10 ha sugerido a Sender 1a gesta rebelde" y no la pareja. Para una mayor aclaracién entre la semejanza de ambos momentos puede consultarse: Vicens Vives, op. cit., V, p. 375, y J. Maurin, op. cit., p. 82. 7Sender no es tan categérico en este sentido y asi lo expresa en Penuelas, op. cit., p. 206: "El que yo pudiera anticipar en Mr. Witt cosas que luego sucedieron en la guerra civil, no tiene nada de particular, porque e1 futuro estaba realmente en el aire. Siempre esta en los dobles fondos implicita la semilla del mafiana." 8Ram6n Sender, Mr. Witt en el cant6n, p. 75. 9Ibid., p. 46. lOIbid., p. 53. llIbid., p. 45. 12Ibid., p. 271. l3Carrasquer, op. cit., p. 93. Senala ademas que "con él tenemos la otra cara del juicio, la voz del orden y la contencién frente a1 vocerio del entusiasmo anarquico. l4Ram6n Sender, Mr. Witt en el cant6n, p. 12. l51bid., p. 51. l6Ibid., p. 18. l7Ibid., p. 12. 18Esa era 1a opini6n que tenia Mr. Witt de si mismo y asi nos 10 muestra Sender en los momentos que deja fluir la conciencia del inglés: Ibid., p. 122, "He aqui a la naturaleza--se decia--sin otra misién que la de esclavizar a esos hombres (los labriegos), embriagar de infinitos a otros (Carvajal por ejemplo), y ser dominada por pocos (por él)." Llegaban esos pensamientos a su mente en los momentos en que "tiraba de la rienda del caballo" evitando que el indulto que salvaria a Carvajal, llegara a tiempo. 19Ibid., p. 55. Se refiere a1 filésofo norteame- ricano Ralph W. Emerson (1803-1882), de quien ha dicho _ Samuel McChard Crothers, Ralph Waldo Emerson (Indianapolis: The Bobbs—Merrill Co., 1921), p. 144: "To him the thought is all." Es légico que Mr. Witt sintiera s1mpat1a por este pensador y ensayista. Sender lo destaca por la_ insistencia con que Mr. Witt hace referenCias a las ideas de Emerson. 187 20Ram6n Sender, Mr. Witt en el cant6n, p. 79. 21Ibid., p. 55. 22 Ibid., p. 56. 23Ibid., p. 71. 24Ibid., p. 243. 251bid., p. 16. 26Ibid., p. 17. 27Ibid., p. 52. ZBIpid., pp. 54-55. 29;p;g., p. 52. 30121g,, p. 53. 31Ipid., p. 94. 32gpig., p 61. 33;p;g., p. 154. 34;p£g., p 223. 351pig,, p. 225. 36;p;g., p 104. 37Ipid., p 259. 38Ibid., p. 161. 39Ibid., p. 241. 4OEsta idea que Sender desarrolla en su obra’pos- terior, estimo que aparece ya en Mr. Witt en el canton, o por lo menos se insinfia, como puede verse en su personaje femenino, pero desde luego con una Vision mas esperanzada. Julia Uceda, "Realismo y esencias en Ramon Sender, p. 41, senala que "el unico personaje equilibrado (en su obra después de 1936) es Paco e1 del Molino, pero muere porque se le enfrentan fuerzas superiores a el. 41M. Penuelas, Conversaciones con Sender, p. 166. I? r, 188 {4 42Leopoldo Rodriguez Alcalde, Hora actual de la Q, novela en el mundo (Madrid, Taurus, 1959), p. 146, expresa ‘* que las novelas espafiolas sobre la guerra civil no han sido satisfactorias y anade: "E1 rey y la reina de Ram6n Sender, adolece de falsedad absoluta de personajes y ambientacién." 43Domingo Pérez Minik, Novelistas espafioles de 11 105 siglos XIX y XX (Madrid, Guadarrama, 1957), p. 302, '1 refiriéndose a esta obra dice: "es un relato que hubiera “ enamorado a nuestro Infante Don Juan Manuel y a todos los pequenos maestros del siglo XIV. A nuestro Infante 1e habria agradado mucho ponerle un subtitulo a este El rey 1a reina que dijera poco mas o menos: 'De lo que con- tescio a1 jardinero R6mulo y a la duquesa de Arlanza en un palacio de Madrid.'" 44 Ram6n Sender, E1 rey y la reina, p. 16. 451bid. 46Ibid., p. 15. 47Ibid., p. 21. 481bid., p. 200. 491bid., p. 33. 50Julia Uceda, "Realismo y esencias en Ram6n Sender," p. 46, senala que lo que convierte en victimas a los personajes de Sender "es una casualidad fatalmente progresiva" y afiade "de esas casualidades parten una serie de catastrofes." 51Ram6n Sender, El lugar de un hombre, p. 13. 52Ram6n Sender, El rey y la reina, p. 73. 53Ibid., pp. 147-148. 54Ibid., p. 129. 55Ibid., pp. 149-150. 56Ibid., p. 208. 57Ibid., p. 215. 581bid., p. 206. 591bid., p. 253. 60 Ibid., p. 255. 61Ibid., p. 274. 62Ibid., pp. 221-222. 63Ibid., p. 197. 64 . . J. Corrales Egea, loc. c1t., hace un comentario semejante a1 de Mr. Witt en el canton (véase nota 5 del estudio sobre esta obra). Refiriendose a El rey y la reina dice: "Sobre un fondo de lucha en Madrid, un problema exclusivamente personal, aislado: la dama noble y el jardinaro enamorado de ella." 65Véase nota 2. 66M. Penuelas, op. cit., p. 240. Dice Sender que el "escribir una novela es afrontar un problema y un mis— terio. Un misterio insondable, y la finica solucién que tiene ese misterio es la soluci6n inefable bien planteada y sugerida." 67Pérez Minik, op. cit., p. 302. Expresa una opini6n semejante cuando dice de la obra: "presenta un valor extraordinario, por su misterio, su calidad y su personal concepcién." 68F. Carrasquer, op. cit., p. 267, estima que ésta es una caracteristica de Sender a la que él califica de "tono desafectado," la que consiste en "esa virtud senderiana de no ser presa de las apariencias y de las clasificaciones hechas tendencias, en fin, a esta sabidu- ria de cabeza y corazén dominando accidentes de la pequefia historia y despojandose de toda filiacién y parcializacién del ser.” 69Ram6n Sender, El rey y la reina, p. 88. 70Ibid., p. 15. 7lVéase en el capitulo III, E1 anima senderiana. 721212- 73Ram6n Sender, E1 rey y la reina, p. 63. 74£p£d., p. 42. 751919- 76 Ibid., p. 80. J I 1,-_.|."' ‘ 77 1919'! p. 196. 7812£d., p. 80. 79;p;g., p. 92. 8O;p;g., p. 109. 81;p;g,, p. 152. 82 Ibid., p. 121. 83Ibid., p. 191. 84Ibid., pp. 224—225. 85Julia Uceda, loc. cit., p. 42, comenta que a1 preguntarle a Sender e1 por que de esta forma de expre- sién, éste respondié que "a1 encontrarnos con el mal, asesinatos, calumnias venenosas y otras infamias y la peor de todas, las grandes traiciones contra nuestro pueblo, la conciencia de uno se detiene, retrocede un poco, y 5610 se puede salvar diciendo que aquello no es posible, es decir, desrealizéndolo." 86Ram6n Sender, E1 rey y la reina, p. 210. 87Pérez Minik, op. cit., p. 305. 88M. Penuelas, op. cit., p. 166. 89Son "obras autobiograficas" y me apoyo en el mismo Sender. En Penuelas, op. cit., p. 162, dice "Lo que sucede en el libro es cierto ... Todo es hist6rico." Se refiere a Cr6nica del Alba. Con respecto a Los cinco libros ..., dice en p. 128: "Si, es autobiografico casi todo ... pero es autobiografico en el plano moral." 90Sender 1e ha dado a1 protagonista su segundo nombre y su segundo apellido. Su nombre completo es Ram6n José Sender Garcés. lLas tres narraciones del primer tomo son: Cr6nica del Alba, Hipogrifo violento y La Quinta Julieta. Las del segundo: El mancebo y los héroes, La onza de oro y Los niveles del existir. Las del tercero: Los {Ermi- nos del presagio, La orilla donde los locos sonrien y La vida comienza ahora. 92Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, I, p. 13. 191 3Isaac Rosenfeld, "A Man of Substance," The New Republic, April 24, 1944, p. 574. 94M. Penuelas, o . cit., p. 59. 95Ibid., p. 153. 96Josefa Rivas, op. cit., p. 52. 97Me refiero a1 ya citado Rosenfeld (Véase nota 93), a Beltran Wolfe en su articulo del New York Herald Tribune Books, March 22, 1944, y a Ralph Bates, "Paring of the Impurities," Saturday Review of Literature, April 15, 1944, p. 27. 98Me refiero a Marra L6pez, E. de Nora, J. L. Alborg, A. Tovar. Los primeros en sus obras ya citadas y el ultimo en ”Un escritor de nuestra guerra," Gaceta Ilustrada, Madrid, Afio XIII, No. 587, 7 de enero de 1968. Tambien Ignacio Iglesias, ”Acercamiento a Ram6n Sender," Mundo Nuevo, No. 39-40, pp. 97—116. 99Asi lo afirma Sender en Penuelas, op. cit., p. 153. lOOMarra L6pez, op. cit., p. 381. 101R. Sender, Cr6nica del Alba, I, p. 24. lOZIbid., p. 54. lOBIbid. lO41bid., p. 55. 10511311, p. 25. 106Ibid., p. 31. 107Se ha expresado en la historia, en la 1eyenda, en los cuentos infantiles y aun en la literatura e1 mito del nacimiento del héroe: e1 misterio sobre su origen y el alejamiento de que ha sido victima. Todo ello se refiere a "The Theme of the Infant Exile and Return" segun lo llama Joseph Cambell, The Hero with a Thousand Faces (Princeton University Press, 1968), p. 323. Ambas situa— ciones estan en relacién a una fuerza o autoridad que se impone sobre sus vidad y sobre la cual reacciona el héroe, o como expresa Victor Brombert, The Hero in Literature (N.Y., Fawcet Publications, Inc., 1969), p. 12, "in an attempt to reveal to man his own greatness. The hero in this perspective is the poetic projection of man as he unavoidably faces the meaning or lack of meaning of life." 192 108R. Sender, Cr6nica del Alba, I, p. 45. logIbid. llOE1 incidente es autobiografico. Sender con- serva 1a cicatriz, la que muestra con orgullo. lllR. Sender, Cr6nica del Alba, I, p. 52. 112Josefa Rivas, op. cit., p. 56, cita 1a corres- pondencia que sostuvo con Sender. En carta de mayo de 1962 éste expresa que "fue su experiencia en la vida, sus renunciaciones y sorpresas las que 1e ensefiaron el misterio del sacrificio de los ideales." Con respecto a Pepe Garcés dice: "Pepe comprende e1 significado de "holocausto"-—inmolation——(sic) mas tarde, cuando se ha dado cuenta de que todos nosotros hemos nacido para vivir, pero también para morir y nuestra muerte un dia es la inmolacién de la absoluto y eterno." ll3Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, I, p. 62. ll4Ibid., p. 101. llSIbid., p. 147. 116R. Sender, Los noventayochos, p. 24. 117R. Sender, Cr6nica del Alba, p. 16. ll8Ibid., p. 158. llgIbid. 1201bid., II, p. 58. lZlIbid., p. 531. 122Ibid., p. 251. 1231bid., p. 240. 124Ibid., III, p. 35. lZSIbid., 11, p. 53. 126Ibid., III, p. 71. 127Ibid., p. 79. 128Ibid., p. 8. 129 f5 Ibid., . 9. 130 131 Ibid., 102. l321bid., p. 105. 133 . . . Citado por Josefa Rivas, op. c1t., p. 62, de su correspondencia con Sender. 134 - ll ' Antonio Tovar, Un escritor de nuestra guerra," p. 9. 1 . . . , 35Julia Uceda, "Realismo y esenc1as en Ramon Sender," p. 46. 136Ram6n Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 332. 137M. Penuelas, op. cit., p. 150. 138R. Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 332. 139En M. Penuelas, op. cit., p. 150, Sender dice: "En todo artista hay un problema de ezquizofrenia. Hay que destruirlo por el anélisis. Y se hace a través de la obra ... En este caso aparecen claramente Pepe y Ram6n Sender en pelea, en pugna. Y terminan de mala manera. Por fin yo hago que muera uno de ellos en el campo de concentracién." 140R. Sender, Cr6nica del Alba, III, p. 338. 141Esto se puede comprobar en la obra de Sender, Contraataque, en la que narra en forma documental los hechos principales que proyecta liricamente en Los cinco libros de Ariadna. 142Para Marra L6pez, op. cit., p. 378, es una novela "ininteligible" de ”absurdo divertimento." J. L. Alborg, op. cit., p. 45, dice: ”hay excesivos elementos a1 margen y, sobre todo, demasiada variedad de planos, de enfoques y de climas." Ignacio Iglesias, "Acerca— miento a Sender," p. 109, expresa: "no es una novela de la guerra en el sentido lato de la palabra ni una crénica de la misma. Es en cambio un libro que rebosa realidad y densidad humana ... con una fuerte carga politica." 143Marra L6pez, op. cit., p. 375. 144Alborg, op. cit., p. 45. p Ibid., p. 112. fl p 145 Ibid. 146 . . . R. Sender, Los Cinco libros ..., Prologo, p. VI. (E1 subrayado es mio.) 147 Ignacio Iglesias, "Ram6n Sender: Los cinco libros de Ariadna," p. 103. 148110111. 149R. Sender, Los cinco libros ..., p. 174. lSOIbid., p. 175. 151Asi lo confiesa Sender en el Prélogo de Egg cinco libros ..., p. XVI: "Hay muchas cosas autobiogra— ficas (justamente las que parecen mas inverosimiles) y algunas inventadas (las que el lector creera tal vez mas auténticas)." 152Véase e1 capitulo II, p. 59. 153R. Sender, Los cinco libros ..., Prélogo, p. XVI. 154 ~ . M. Penuelas, op. c1t., p. 161. 155R. Sender, Los cinco libros ..., p. 36. (E1 subrayado es mio.) 156 Ibid., p. 37. (El subrayado es mio.) 157Ibid., p. 63. l581bid., p. 252. l591bid., p. 150. 160Ibid., pp. 60-61. 161Ibid., p. 161. l621bid., p. 162. 163113111., p. 174. 164Ibid., p. 175. l651bid., p. 251. 195 1 . . . ., 66El tema del Cristo Milagroso y la superst1c1on en torno a él lo trata Sender mas de una vez. Se refiere H tambien a él en El lugar de un hombre, edici6n de 1939. 0' 167R. Sender, Los cinco libros ..., p. 328. 168Ibid., p. 514. 4 169 . , .11 Ibid., p. 553. (E1 subrayado es mio.) g# 170 nota 141.) 171He podido comprobar--preguntandoselo a1 propio Sender—-la presencia en la obra de E. Hemingway bajo el nombre de Albert Hymenroad, periodista norteamericano que en plan de cazador llega a la casa de la Roseda. 172 . . . Estas conquiones son las ficc1ones a que se refiere Ignacio Iglesias (véase nota 147), y también las que llevan a Marra L6pez, op. cit., p. 377, a expresar "hay excesivo y oscuro simbolismo—~como tal lo hemos tomado nosotros sin entenderlo." 173 Puede comprobarse en Contraataque. (Véase .8 R. Sender, Los cinco libros ..., p. 35. CAPITULO V PERSONAJES PLURIDIMENSIONALES (CONTINUACION) Un pgrsonaje hist6rico: Santa Teresa Sender ha colocado una figura hist6rica, Santa Teresa, como criatura femenina de su mundo novelesco. Aunque no creo que sea la vida en si de la santa de Avila lo que mas 1e haya impresionado, sino su calidad humana y su gran comprens16n hacia la circunstancia exterior de un periodo nacional de suma importancia en la vida espanola. La historia en Tres novelas teresianas es el pretexto, como lo han sido también sus recuerdos autobiograficos, para hacer novela.l Lo que parece importarle mas a Sender es el ambiente que debe circundar a Teresa para hacerla sentir, hablar y actuar. Trata de penetrar en los misterios de su personalidad y a veces se vale de la intuicién, como se veré mas adelante. Nos la muestra como él 1a intuye, dotada de una gran capacidad para desarrollar todas las facultades de la madurez femenina hasta un punto excep— cional, sin dejar por ello de seguir siendo nifia; de ser 196 19 7 1." también capaz de triunfar contra 1a malicia y la picar- .4 dia, teniendo como finica arma su amor inocente e inago- table. La obra como se sugiere en el titulo, esta divi- dida en tres partes. Mas que tres novelas son tres estampas de la vida de Teresa. Guardan entre si una estrecha relaci6n:2 "La puerta grande," "La princesa bisoja," "En la misa de Fray Hernando"—-y estén unidas por la figura de Teresa, las diferencias, las tres situa- ciones con que la protagonista se enfrenta: de orden sicolégico la primera: su vocacién, y de orden externo o hist6rico 1a segunda y tercera. E1 medio ambiente y los personajes secundarios son también distintos en las tres historias, excepto la princesa de Eboli, represen- tativa de las dos situaciones filtimas, la cortesano- mundana y la cortesano-politica. Entre los reparos que se plantea Carrasquer para considerar a esta obra como una verdadera novela hist6- rica, senala 1a intervencién de "personajes de ficci6n-— entes puramente literarios” y el que haya intercalado "un extrafiisimo y bastante largo auto sacramental."3 Al decir ”entes puramente literarios,” Carrasquer debe referirse tal vez a la aparicion sucesiva, en los tres relatos, de Don Quijote, Don Juan y el Lazarillo de Tormes. Considero que desde el punto de la novelistica 4 . moderna esto es un aCierto de Sender. Acaso estas 198 figuras estén colocadas intencionalmente en la obra como expresi6n de la época, y quiza han adquirido para Sender un valor tan hist6rico y real como el de la propia Santa Teresa. De acuerdo con lo que ya se ha sefialado a1 tratar 1 . . . 5 del "fragmentarismo” en la técnica senderiana, muchos de sus personajes proyectan sus propias ideas, como podra verse a través de la obra, pero es oportuno sefialar ahora e1 comentario de Don Quijote a1 terminarse la representa— ., 6 Cion del auto sacramental: No es del caso ponerle sombras y buscarle defectos a lo obra, ya que la poesia nunca respeta con exac- titud los detalles de la historia, que el arte mayores sotilezas tiene que la verdad ordinaria como vuesas mercedes mejor que yo saben. Es posible que esos hechos no sucedieran nunca o que sélo suce— diera uno de ellos, e1 del comienzo, del cual hablan las sagradas escrituras, pero por Dios que el que compuso 1a obra sabe jugar bien con la substancia de los simbolos.7 Sin duda alguna creo que podemos tomar estas palabras de Sender como una de sus opiniones. Esta se cumple plenamente en su obra como ya se ha demostrado en mas de una ocasion. En "La puerta grande," Sender sitfia a Teresa, con diez y seis afios en tres ambientes distintos: (1) el de la casa paterna, (2) en el convento, como educanda pri- mero, como novicia después, y (3) en la casa de la tia Guiomar en Becedas. Desde e1 comienzo y utilizando e1 sermén del parroco de la catedral, se plantea e1 problema 199 que ha de proyectarse a toda la obra y que a su vez esta en relaci6n con el titulo de esta primera novela. El cura se referia a "la puerta grande—-1a de la sensualidad—- que lleva a la muerte y la puerta estrecha, la de la vir— tud, que conduce a la vida."8 Creo que en el parrafo anterior 1a palabra "muerte" lleva implicito e1 sentido que es la muerte del alma y, por tanto, el de la destrucci6n, que es quizé lo que representa toda vida estéril y sin amor. No era esto lo que el destino 1e tenia reservado a Teresica que veia que "en todas las cosas hermosas estaba el amor."9 Estimo que para Sender la grandeza de Teresa no esté en relacién con su santidad dentro de los canones de la Iglesia, sino que mas bien ella parece representar como una confirmacién viviente de su filosofia. De ahi que vaya a buscarla en aquellos momentos de su vida donde ésta se manifiesta claramente. Veamos como se interpreta ese amor pleno e ilimi— tado de Teresa, sentimiento que se reitera en toda la obra y del que se derivan los rasgos distintivos de la santa. Para ella, aunque existiera e1 mal, era bueno negarse a per— cibirlo y amar a la gente con sus virtudes y sus defectos. Amaba Teresa a todo el mundo ... Teresa sentia aquel amor a todo y a todos y con él una tendencia vaga a alguna clase de embriaguez.lo Sin embargo, lo que era entonces ese sentimiento en la joven, no podia definirlo porque "no entendia de amor ni en los otros ni en ella misma," ya que 200 para ella no existia un hombre personal, pero si una hombria difusa y extensa en el aire y en las cosas, que como el mismo Dios no tenia principio ni fin. Ella sentia esa poderosa masculinidad a su lado sin figura humana. No tenia nombre. Tampoco tenia forma concreta. Y no sabia como se entraba en su mundo innominable.ll Asi, ante las confidencias de Irene, la prima prometida a un hermano de Teresa, ésta se preguntaba con asombro: aQué es lo que la enamora en mi hermano? aQué idea tiene del amor del hombre mi prima? No entendia su entusiasmo y por primera vez pensd que a ella 1e seria dificil querer con aquel entusiasmo a un hom— bre. A.una persona concreta con nombres y apellidos. La dificultad 1e produjo por primera vez una piedad por si misma. Una piedad en la que habia cierto gozo, es verdad. Y luego una sombra lejana de culpa de aquel gozo. Tal cual nos 1a presenta Sender, Teresa no siente como una joven casadera o como una mujer capaz de amar a un hombre, En un momento determinado se da cuenta de que no tiene esa condicién que Dios ha puesto en la mujer, pero no parece preocuparse por ello, ya que lo que le sobra es amor y energia para hacer de este amor accidn. Sender coloca a este personaje en un nivel en que ese amor impersonal 1e impide ver reflejada su imagen en otro ser, lo que le lleva a una especie de soledad indi- vidual.13 Todos la olvidaban a ella, pero ella no olvidaba a nadie, no habia olvidado una sola sonrisa de las personas dignas de amor que habia conocido, ni sus palabras ni las inflexiones de su voz. Todos olvi- daban menos ella y, sin embargo era la finica que estaba sola siempre.l4 Desde su soledad veia que todo se iba a alguna parte, que todo pasaba: "e1 viento, las nubes, las horas, . . .2: 2.12.6“? 201 1a juventud, 1a amistad, la vida.” En este sentimiento iba encontrando su realidad esencial porque dentro de ella habia algo permanente, algo fijo, seguro y sin nombre que no envejecia, mi se iba ni la abandonaba. Era la vida aquello. La vida interior en cuyo centro estaba Dios, el que quedaba. E1 finico que quedaba. En la integracién de sus limites esenciales, la vida adquiere sentido para Teresa, digamos un sentido positivo. Es la misma idea senderiana de la exaltacién de la vida . ., l6 como af1rmac10n y de la cual Teresa es portadora, como cuando comprende que el simple hecho de vivir, respirar, estar de pie 0 acostado, pensar, querer y sonar era una deslum— bradora cadena de prodigios. A medida que iba profundizando en esta idea se sentia mas segura de si y menos desgraciada.l7 Porque de acuerdo con la misma idea de Sender, éste cree que con ella "se nos da mas de lo que merecemos y espe- ramos."l8 Para Teresa, "todo era milagro en la vida" y hacia su destino caminaba por esa puerta estrecha que es la suya, apoyada en un gran amor que se basta a si mismo. Sender contrapone 1a otra cara del amor, la destructora, en la figura de don Lope——el clérigo pecador que Teresa encontré en Becedas--que también caminaba hacia su destino, pero por la puerta ancha, la grande, victima de un amor que segun 1e manifestaba a Teresa, en su "fondo helado he hallado el sabor de la muerte."19 Son también senderianas 202 las declaraciones que a manera de confesién 1e hace don Lope a Teresa: La mujer es la gloria de mi vida y mi condenacién. La mujer, todas las mujeres. Vuesa merced misma, y perdéneme. Mi acercamiento a la mujer como el acercamiento de todos los hombres, tiene un fin irremediable: e1 deseo de ensuciar algo que con- sideramos impoluto y virginal. La necesidad de hacer e1 mal gozosamente, yendo a las cosas por la puerta grande de la voluptuosidad. En ese mal nos destruimos también nosotros y es un mal sata— nico que ademas puede crear vida, puede crear la continuidad del mal. Esta idea de Sender, 1a del poder satanico, destructor, aparece dispersa por toda su obra. Es en Emen Hetan y en la insercién de esta obra en Las criaturas saturnianas, donde dicha idea aparece mas concreta como se ve en el siguiente ejemplo: Hay una trinidad satanica: e1 padre Satan, el hijo Satan y el espiritu tenebroso de Satan. Las gue- rras, las muertes, tres cuartas partes de los amores y las bodas son obras del sefior, digo de Satan. En todas partes Satan conduce a1 mundo. Del amor a1 odio, del odio a1 miedo, del miedo y del odio a la guerra, de la guerra a la sangre inocente. Es significativo e1 hecho que fuera don Lope y no Teresa quien ocupara 1a fosa destinada a enterrarla cuando enfermd gravemente. Este don Lope escribié antes de morir e1 auto sacramental insertado al final de "La puerta grande" y que se representé en la fiesta del Corpus.22 Dentro del marco biblico y en lenguaje metaférico y parabélico, e1 auto Viene a afirmar 1a trascendencia del destino del hombre, lo cual considero que sirve a 203 Sender para acentuar la predisposicién de Teresa hacia el propio destino de su vida. Creo que es asi, porque ade— mas me parece que Sender insiste en querer demostrarlo a través de una situaci6n de paralelismo entre Santa Teresa y Don Quijote. Cuando termina 1a representacién del auto, Teresa se acerca a Don Quijote y le ofrece una rosa "de largo tallo que tenia afin algo de rocio del alba." E1 caballero, agredeciéndole la cortesia 1e dice: He visto en la mirada y en el continente de vuesa merced que tiene e1 don de las quimeras altas como otros tienen el de las bajas realidades y sé muy bien que en la vida del hogar y en la monacal y en el matrimonio y en la celda se puede ejercer 1a 1ey de la caballeria si no con el acero, con la altura de los pensamientos, con la nobilidad de la imaginacién y la buena y tensa disposici6n del animo.2 Y afiade: He visto en vuestros ojos sefiora doncella, la luz de las almas llamadas a altas empresas, que es igual en la mujer que en el hombre y en el amor como en la guerra, la santidad.24 Al enterarse Teresa de la muerte de don Lope, la relaciona con lo que habia visto representado en el auto. Con aquella puerta ocupada por los cinco sentidos, porta— dores cada uno de ellos de la muerte y también "del placer destructor que vivifica falsamente y al fin aniquila, de cualquier amor que no basténdose a si mismo busca satis— 25 ll facerse con el placer. Pensando en todo esto, Teresa recordaba ademas "al caballero de la Rosa que probablemente 204 g cultivaba el mismo amor a su manera y sin necesidad de hacer vida monacal."26 Su estancia en el convento se hace definitiva a1 tomar los votos perpetuos de castidad, obediencia y pobreza. El estar encerrada vino a ser una especie de libertad. Creia que quienes estaban verdaderamente pre- sos eran los que quedaban a1 otro lado de la puerta estrecha, con los sentidos como guardianes, aunque segun ella, "habia algunas excepciones." Por ejemplo, a Don Quijote los sentidos 1e servian para oler una rosa de tarde en tarde, una rosa blanca el dia de Corpus. Y él era libre también. Tan libre como ella aunque con otra clase de libertad.27 En "La princesa bisoja” y "En la misa de Fray Hernando,‘I Sender nos presenta a una Teresa adulta, funda- dora de la orden de las carmelitas descalzas. Y la enfrenta con otra mujer de naturaleza completamente dis— tinta. Diabélica e intrigante 1a segunda, comprensiva y humana la primera. La situaci6n en esta segunda novela también tiene relacién con el tema de la primera: el de las dos puertas, la ancha y la estrecha. Como veremos, dicho tema se proyecta a toda la obra. Dona Ana de la Cerda, princesa de Eboli y duquesa de Pastrana, llega a1 convento que Teresa habia fundado en sus dominios, con su séquito, pero en calidad de peni— tente. Queria retirarse del mundo a raiz de la muerte de su esposo. Mas que verdadera vocacién o contricién, su 205 1 actitud parece estar guiada por sus maquinaciones, como lo va demostrando. Quizé por ello, ante esta visita, Teresa se decia a si misma: "ésta es una visita de per— dicién y ahora si que la fundacién de Pastrana es aca— 28 ll bada. Sender hace hablar constantemente a la princesa, y esto sirve para captar sus caracteristicas, entre las que se distinguen sus atrevidas expresiones, lo que rubo- rizaba a Teresa, ella que "no se asustaba a Veces con las maneras de hablar de los arrieros y carreteros de los "29 caminos. Pero también su lenguaje esta salpicado de ironias y en sus acciones se intuye la intriga, como en el caSO del manuscrito de la vida de Teresa que, por sus oficios, lleva siete afios en manos de la Inquisicién, con el consiguiente desasosiego de la monja. Ella presentia en la princesa "algunos de los secretos diabélicos de la n f - voluptu051dad y se sent1a a un tiempo turbada, confusa y ofendida."3O Desde e1 principio, la monja parecia darse cuenta de que la princesa era e1 instrumento de Dios para humi— llarla y ponerla a prueba. Ello la mantuvo modesta pero Vigilante, porque bien segura estaba de la amenaza inmi— nente que era para la comunidad. No obstante humilde- mente se decia: Dios permite que ella venga aqui a humillarme porque tal vez peco yo de vanagloria sin saber- lo. Y pensando de este modo llegaba incluso a 206 sentir alguna clase de respeto por la de Eboli a quien DlOS usaba como instrumento.3 Sender enfrenta a Teresa con otro personaje mas: con Don Juan, a quien encuentra en los aposentos de dofia Ana. Esta se habia trasladado a un pabe116n que llamaban ermita. Una vez alli, habia mandado abrir la puerta que daba a la calle y que Teresa habia mandado tapiar. Ante la presencia de la monja, Don Juan se inclina hasta poner la rodilla en tierra. Teresa 1e habla alzando la voz: Levantaos--dijo-—y sabed que no habiendo aqui novi- cias que seducir no tenéis nada que hacer. Don Juan se levant6 sorprendido de aquella subita energia en una mujer de apariencia femenina y dulce. Quiso sacudirse pero no lo hizo y dijo balbuceando: —Tenéis raz6n y 05 sobra, reverenda madre. Un mo— mento mas por Dios nuestro Senor y me iré. —Por e1 diablo lo pedis y reportaos que no soy senora sino madre priora. —5Tan joven y priora?—-dijo torpemente Don Juan. -Callaos. Vieja soy y me place, y si 05 aguanto la platica es porque quiero ver si sois tan mentecato como dicen. La duquesa intervino desde la ventana. -Tiene tratamiento de ilustrisima. ~Aqui no entendemos de otros linajes que el de la virtud.32 ES 5610 parte del curioso dialogo que sostienen ambos, pero en él, Sender nos muestra como parece querer captar lo esencial del espiritu juvenil y espontaneo de la "fémina andariega" que solia expresar la presencia de Dios con la conocida frase "entre los pucheros anda e1 Sefior." Teresa ordena a Don Juan que salga del convento, pero ante 1a oposicién de la princesa y puesto que esos 207 eran sus dominios, es la santa con sus monjas quien se marcha a Segovia en un penoso peregrinaje que les llev6 tres dias. La entereza y dignidad de Teresa la acentfia Sender aclarando que dej6 en Pastrana con una relaci6n bien detallada todos los bienes, joyas y otras donaciones que fueron hechas por la de Eboli. Considero que en esta parte de la obra, Sender ha querido contraponer ademas a la virtud inquebrantable espontanea y natural de Teresa, 1a sensualidad revestida de poder de la princesa, pero también e1 mito de Don Juan, rebajado a un grosero atri— buto de animalidad, ya que a los ojos de la monja, es "un alma de bellaco que saca gloria y vanidad de lo que hacen los mas miseros animales."33 La filtima novela dura 5610 el tiempo que tarda Fray Hernando del Castillo en decir una misa en la capilla real. A esta misa asiste e1 nuncio de Roma y a la cual invita a la madre Teresa que en esos momentos esté tra- tando de obtener permiso para otra fundaci6n. El serm6n de Fray Hernando es el pretexto para que Teresa, ya en sus cincuenta afios, recuerde las confidencias que en mas de una ocasi6n 1e ha hecho e1 padre predicador. Fray Hernando conoce las intrigas y la politica de la corte, ya que a pesar suyo ha tenido que servir como testigo del cumplimiento de las 6rdenes reales, como es el caso del bar6n de Montigny, segfin recuerda Teresa en esos momentos. Pero por su mente pasan también otros hechos, porque . 208 por una razon o por otra y sin indagarlo sabia Siempre de los negocios del mundo mas de lo que habria querido saber, y dolida en su alma se , . pon1a en orac16n. Antes de conocer a Fray Hernando, Teresa se habia visto envuelta en problemas con la Inquisici6n, y también esas angustias acuden a su mente en esos momentos. Pero hay ademas un pensamiento para la princesa de Eboli--por entonces encarcelada en la torre de Pinto--y de quien recibi6, momentos antes de comenzar 1a misa, una carta, la que fue entregada por un mensajero de "media edad y de no mala presencia." Es Lazaro de Tormes, el que a1 pedir @ cinco reales por el servicio, fue reconocido por la monja f mas Vieja de las que acompafiaban a Teresa. 1 La carta de la princesa no decia "nada." Acaso quiera expresar con ello e1 futuro de su vida o pudiera ser también como creia Teresa, que esa carta en blanco lo decia todo porque tal vez ”1a princesa estaba ahora "35 pasando por la puerta estrecha salvadora. Sender nos presenta esta estampa de la época a través de los ojos de Teresa, es decir, con una mirada llena de comprensi6n e impregnada de un sentimiento de caridad. Acaso nos esta queriendo decir que con esta misma mirada trata 61 de acercarse a ese periodo tan relevante de la historia de Espafia. En Teresa, como en Don Quijote, hay una afirma- ci6n de si misma a través de la bfisqueda de su propia 209 esencia y entre ambos, el personaje hist6rico y el de fic- ci6n, pudiera establecerse un paralelismo correspondiente: los dos, a mi entender, poseen un concepto y una voluntad de carécter positivo en cuanto a su esencia. Sin embargo, si comparamos estos personajes a Don Juan y a la princesa de Eboli, vemos que el paralelismo que entre ellos aparece es de caracter antitético, siendo correspondiente el de estos dos filtimos entre si puesto que el concepto de esencialidad que los aproxima es de carécter negativo. Es Lazaro de Tormes el que parece poner en con- tacto estos dos mundos, de mujer a mujer y por medio de una carta. Tal vez e1 hecho de que Sender eligiera a este personaje se deba a una casualidad pero, he creido observar que Lazaro, interpretado segun las ideas sende— rianas, no posee ninguno de estos dos tipos de esenciali— dad--ni positivo ni negativo-—y que, ademas, ha perdido la oportunidad de poseerlos ya que, debido a circunstan— cias de su vida, ha carecido de libertad para levantarse de su propia situacién. Personajes impermeables a1 medio: Elvira y Lucha En La aventura equinoccial de Lope de Aguirre y en el Epitalamio del prieto Trinidad, Sender ha presentado a dos figuras femeninas--E1vira, 1a hija de Lope de Aguirre, y Lucha, esposa del prieto Trinidad--dentro de un 210 medio, en esencia, semejante. Aunque hay cuatro siglos entre los acontecimientos de una y otra novela, lo que en ambas domina es la violencia. Anteriormente he sefialado que estos dos persona- jes representan e1 bien y la virtud36 frente a1 crimen, a1 odio, a la muerte, a la sensualidad y a todo un con- junto de pasiones desbordadas. Por ser personajes pola- rizadores de la barbarie, son incorruptibles, pero también impersonales, porque como Sender expresa "e1 bien se justifica a si mismo y por decirlo asi pasa desaper— cibido."37 Esto nos lleva a pensar que quiza estos persona- jes pudieran parecer unidimensionales, pero observéndolos mas de cerca, se captan en ellos otras dimensiones ademas de la que Sender quiere especificamente destacar. Si esta impersonalidad del bien motiva el que sus siluetas se vean un poco vagas y difusas, posiblemente es porque estan entre tanta nota discordante. No creo pues que sean unidimensionales y al decir esto me baso en la opini6n de E. M. Forster cuando dice: "It is only round people who can move us to any feelings except humor and appropriateness."38 En efecto Elvira y Lucha no sélo despiertan dis— tintos sentimientos en nosotros, sino que también pro— ducen diversas reacciones en los otros personajes de la obra. Ante todo, son seres que en una u otra forma se 211 les ve evolucionar. Puede que sus varias facetas no tengan 1a amplitud dimensional de otras criaturas sende- rianas o que acaso pudieran incluirse dentro de ese tipo de personaje que segun Forster se transforma dentro de la obra "from a flat ... into a round one"39 llegando por tanto a adquirir pluridimensionalidad. En La aventura equinoccial de Lope de_Aguirre se narran los hechos que recoge la cr6nica40 sobre la expe- dici6n por el rio Amazonas (segundo Viaje) durante el siglo XVI. Es pues otra de las novelas senderianas con base hist6rica.41 En esta obra, Sender desde luego, va mas alla de lo relatado en la cr6nica, a1 introducirnos dentro de la sicologia del personaje, cuya maxima aspira— ci6n en la vida era que se le tuviera en cuenta; cuyos actos dentro de un ambiente de violencia tendian a afir— marse, a hacerse valer a pesar de ser pequefio y cojo. Incorporado a la expedici6n de Ursfia--que iba en busca del Dorado——Lope de Aguirre, movido por la frustracién, se rebela a todo acatamiento y quiere forzar e1 éxito y la gloria personal empleando medios que la sensibilidad humana rechaza. Su capacidad de agresién carece de limites. Para Lope de Aguirre e1 crimen parece ser un hecho natural a través del que cree obsesivamente solu— cionar sus propias frustaciones. Su violencia y su pasién son frias. 212 Sender presenta a este saténico personaje, tal cual lo ha legado la historia, con tintes negros. Pero de acuerdo con la idea senderiana, no todo es negro ni todo blanco porque "todas las sombras no son sino grados de luz (de luz que se produce y propaga en esfera)."42 Asi, de ese fondo oscuro que hay en Lope surge una luz que juntos forman lo blanco y lo negro que hay en toda vida humana. Esa parte blanca que Sender acentfia en el personaje esté representada por su amor a Elvira, su hija. Igual que otros hombres de la expedici6n, Lope de Aguirre lleva consigo toda su "hacienda" que consistia, como él aseguraba en "mi hija ... es lo unico que tengo yo en la vida y fuera de ella todo lo demés es mugre, verguenza e injusticia."43 Este ejemplo corrobora lo sefialado anteriormente, es decir, lo que Elvira significa para su padre Viene a dar cierto equilibrio y humaniza— ci6n a la extrana personalidad de Lope. Sender nos pre- senta a la joven mediante una técnica que pudiera llamarse pict6rica, de rasgos rapidos que no llegan a adquirir pre- cisién en sus contornos. Dichos rasgos hay que ir ras- treandolos por toda la obra y sin embargo nos van descu- briendo las facetas distintivas de su personalidad. Fisicamente nos dice que era "joven y linda, con la piel dorada de las mestizas, y en sus ojos, ahora que iba . . . . . 44 Siendo mujer, descubria a veces Lope luces familiares." 213 Aunque casi siempre aparece en relacién a1 padre, Elvira, en su evoluci6n se va manifestando bajo distintos aspectos: (1) en el sentimiento que despierta en otras personas que integran el grupo, (2) como personaje de contraste, y (3) dentro de ella misma. l. Elvira, con sus trece afios y con las carac- teristicas de las mujeres/nines senderianas, se acerca mas a Valentina, quiza porque ambas son las figuras mas j6venes de su mundo femenino. Hay como un deliberado propésito del padre en mantenerla alejada del resto de los expedicionarios, porque segun decia: “1a inocencia necesita proteccién, porque si no, cae sobre ella toda la miseria y la bellaqueria del mundo."45 Sus relaciones se reducen a cuatro personas incluyendo a1 padre y en todas ellas despertaba el mismo tipo de sentimiento: amor, aunque con distintos matices. La Torralba, duefia que 1e servia de compafiia-- "criolla de vida dudosa, a quien Lope habia redimido mas o menos y obligado con las promesas del Dorado"-—adoptaba hacia 1a hija de Lope un tono de carifio maternal, a1 que se unia una gran lealtad, sentimiento que no era nada frecuente en ese mundo que les rodeaba. Asi 1e repetia: "iré con vuesa merced adonde sea preciso, que Dios ha querido que nuestras vidas vayan unidas."47 Para Elvira, e1 pajecico Antonico venia a ser como un hermano menor, ya que éste, 214 de once anos[...]era bastante gallardo para esa edad y no cuidaba de banderias ni de motines, pero se cuidaba mucho de la selva y de sus mis— terios.48 Puede decirse que Elvira y él viven en un mundo infantil, sin preocuparse mucho por los hechos que ocurren a su alrededor. Pero en Antofiico el amor fraternal se va tro— cando en otro sentimiento. Pedrarias, "hombre de buena 49 se da cuenta y lo dice, presencia y de mejor parola" provocando una reaccién en el paje: '2' es que Antofiico esta enamorado de quien yo me 5:1 lo estoy o no—-dijo e1 paje——es cuestién mia. Pedrarias se puso a reir y el Chico busc6 una daga, 1a empufié y fue sobre é1.50 E1 paje quiere mostrar su hombria, pero también parece que hay cierta actitud de rival celoso hacia la otra per— sona que comparte 1a amistad de Elvira. El amor que despierta Elvira en Pedrarias, aunque no llega a ser declarado, se manifiesta en multitud de deta— lles. Esto satisface a Lope que consideraba a Pedrarias como un ser de otra especie, con su buena estatura, su cabeza noble, sus letras, su falta de envidia y de rencores. "Este es-—se decia-—uno de esos hombres nacidos para ser esti- mado en el mundo." No sabia exactamente que clase de estimacién, pero a veces se decia que con gusto lo habria tomado por la mano, llevado a su casa y dicho: "Senor Pedrarias, hacedme 1a merced de contraer matrimonio con mi hija." 1 Los dos comparten e1 cuidado y la proteccién de Elvira. Lo que ambos Sienten hacia la joven los acerca. Llega a establecerse entre ellos una relacidn especial 215 donde la lealtad y la admiraci6n reciproca juegan un importante papel. En dos ocasiones, Pedrarias abandona al grupo. Cuando se reincorpora a 61 la primera vez, Lope lo perdona, inconcebible actitud en quien como Aguirre, castigaba con la muerte toda deserci6n, pero habia un motivo: Elvira. Cuando la violencia ha alcanzado ya toda su mag— nitud y el grupo de Lope de Aguirre es perseguido por las fuerzas del rey, Elvira 1e dice a Pedrarias: -Hay mucha gente en el real que anda como deses— perada. -Todos estan desesperados. Pero hay 1a nobleza de la desesperacién. 8610 tu padre 1a tiene. Nadie la tiene més que tu padre. Yo tampoco la tengo, nifia mia. ~ Esa expresién--nina mia——que dijo con una since- ridad conmovida 1e habria gustado a Aguirre si 1 1a hubiera oido. ‘ Fue esta la filtima conversacién que tuvieron ambos j6ve— nes, porque "aquella noche a pesar de todo, Pedrarias se pas6 a1 enemigo con la impresi6n de que cometia una gran "53 Esta segunda traicién es, segfin Lope "ya villania. para siempre," porque ve que casi todos sus hombres tam— bién se han pasado a las fuerzas del rey. Sin defensa y ante 1a seguridad de caer en poder del enemigo, él mismo, antes de rendirse, mata a su propia hija. E1 hecho es real y tomado de la cr6nica.54 Es curioso sefialar que en este desenlace coincide Sender con Ram6n del Valle—Inclan en Tirano Banderas: 216 Valle Inclan: Sin alterar su paso de rata fisgona, salié a la reca— mara donde se recluia su hija. Al abrir la puerta oyd las voces adementadas. -Hija mia, no habéis vos servido para casada y gran senora. Como pensaba este pecador que horita se ve en el trance de quitarte la vida, que te dio hace veinte afiosl No es justo que quedes en el mundo para que te gocen los enemigos de tu padre y te baldonen llamandote hija del chingado Banderas. Oyendo tal, suplicaban despavoridas las mucamas que tenian a la loca en custodia. Tirano Banderas les golpe6 a la cara: - So chingadas! Si 08 dejo con vida, es porque debéis amortajarmela como a un angel. Sac6 del pecho un pufial, tom6 a la hija de los cabe- llos para asegurarla y cerr6 los ojos. Un memorial de los rebeldes dice que la cosié con quince pufia— ladas.55 Sender: [Lope de Aguirre] ... entré en la sala donde solian dormir la Torralba y dona Elvira. En la puerta sac6 1a daga y dijo: —Hija mia pudisteis salvaros pero Dios no 10 ha querido asi. Ella lo miré asustada. -éQué queréis decir, padre? oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo En el cuarto de dona Elvira estaban la Torralba con ojos visionarios y la nina en el centro de la sala temblando como un pajarillo. Lope de Aguirre seguia con la daga en la mano atento a los rumores del exterior. —Encomiéndate a Dios hija mia, que vengo a matarte. -Padre mio, gHabéis perdido 1a razén? -Cata ahi ese crucifijo y encomiéndata a Dios, porque es necesario que mueras, hija mia. Llevaba un arcabuz a la izquierda y la daga en la derecha. La Torralba con grandes voces se lanzé sobre él y consiguié arrancarle e1 arcabuz; pero no la daga. Lope fue sobre su hija, 1a tom6 por los cabellos y comenz6 a darle punaladas mientras la nina decia entre frases entrecortadas y rezos: —Basta ya padre mio que el diablo os engané. Y asi muri6 Elvira antes de cumplir quince anos. 56 217 E1 paralelismo de ambos hechos esté manifiesta, aunque e1 m6vil de ambos personajes para matar a sus hijas es distinta: Banderas la mata por odio a1 enemigo y para salvarla de su odiado contacto. Aguirre mata a Elvira porque no ha podido dejarla en buenas manos, en las de Pedrarias, como habia querido. Podriamos decir que la mata para salvarla y en esto coinciden los dos. Las hijas también son distintas: la de Banderas, una pobre loca. Elvira, joven como la otra pero linda y femenina.57 E1 sentimiento paternal tampoco era e1 mis— mo en ambos: para Banderas era un motivo de frustraci6n; para Lope era la fuente de donde sacar fuerzas y la meta trascendente de su existencia, donde él creia poder con— tinuarse y unicamente Pedrarias podia ser e1 lazo de esa continuidad. Esto es lo que se deduce de los hechos, pero ademas lo aclara Sender en el siguiente parrafo: Cuando Pedrarias vio a la nifia muerta estuvo un largo espacio inmévil, luego comenzé a sollozar y para que no lo vieran salié por la puerta trasera. Detras de él iba 1a Torralba llorando también y diciendo: "Bien sabéis que si le hubiérais dicho a la nifia 1a palabra que yo me sé su padre 1a 1habria dejado vivir.8 En esa esperanza estuvo su padre y estuve yo."5 2. Elvira sirve ademas de contrapeso en la obra, no S610 como figura contrastante en relaci6n con su padre, sino también con otros personajes, como las otras dos mujeres j6venes integrantes del grupo: dona Inés, 1a 218 amante de Ursfia y la mulata Maria. A la sensualidad de éstas, Sender contrapone la virtud y la inocencia de la hija de Lope. Las actividades de Elvira dentro del grupo pro— porcionan ademés un equilibrio compensatorio a los hechos tragicos que se narran. Sus excursiones por el bosque, en compafiia de su padre, de Pedrarias 0 de Antonico, nos dan una especie de ambiente de égloga que casi siempre aparece junto a1 relato de algfin suceso trégico. Antes del complot para asesinar a Ursfia, leemos lo siguiente: Habia ido Lope a1 bosque con Elvira y el pajecico. 1 ... En la selva Antonico queria que la nina oyera a aquella otra aVe que decia su nombre pero no lo consigui6. En su lugar oy6 otras cosas. Las voces teniantnieco extrano como si estuvieran dentro de una enorme catedral. Y algunas aves parecian hablar castellanao y afin Se diria que lo hablaban. No tardaron e1 paje y Elvira en bautizar a algunos pajaros segun lo que decian.5 Entre 1a conjura para asesinar a Lope de Aguirre, e1 conocimiento que éste tuvo de ella y su venganza (la muerte de Hernando de Guzman——el que habia sustituido a Ursfia), esta intercalada otra excursién a1 bosque. Esta vez es Pedrarias el que acompana a Elvira; ambos "seguian cerca de la selva como si nada sucediera. Y reian y comen- taban lo que hablaban."6O Lo poético en la obra esta en relacién con la naturaleza y significativamente en rela- c16n con ella esta también Elvira. 219 3. La hija de Lope de Aguirre no permanece ajena a1 medio ambiente sino que lo vive y lo disfruta, pero sin embargo, esta distante de los hechos que en ese medio tienen lugar. Estos no influyen en ella y los acepta como algo natural. Aunque dotada de sensibilidad, permanece immutable cuando tiene conocimiento de algfin hecho trégico. Ante e1 asesinato de dona Inés de Atienza y de la mulata Maria, su unica reacién fue llevar flores a su tumba. Se duele de la suerte de las mariposas que no tienen fuerza para cruzar e1 rio, detalle a1 que me he referido anterior— mente,61 pero no se impresiona con otro suceso que ocurre junto a1 de las mariposas: 1a captura de Belalcézar, a quien en ese momento traian preso y desnudo, Habiéndose negado a caminar lo llevaban en vilo entre seis, horizontal y suspendido en lo alto ... Belalcézar, sabiéndose perdido iba gritando ... Antes de que llegaran a donde estaba Lope con su hija, ella entr6 en la casa viendo que aquel hombre iba del todo en cueros.62 Pero Elvira evoluciona interiormente y posible- mente 1a causa principal sea e1 sentimiento que Pedrarias va produciendo en la joven, ya que "tampoco dona Elvira miraba con malos ojos a Pedrarias, que la nifia comenzaba a tener conciencia de su juventud y de sus inclinaciones."63 Después que Lope de Aguirre y sus marafiones toman posesién de la isla Margarita, La Torralba y Elvira sos- tienen una conVersacién en la que se manifiestan los sentimientos de la joven. En cierto modo, sus expresiones recuerdan algo a Valentina en Cr6nica del Alba: 220 ... en otra sala del piso mas alto estaban Elvira y la Torralba hablando y la nifia decia: -éNo os acordais que en Amazonas a pesar de ser tan joven me llamaban dofia? —Pero aquello de don Hernando no podia acabar bien. Si 05 casarais con un marafi6n tendria que ser con Pedrarias. Parecia la nifia contenta con la hip6tesis pero de un modo infantil. —5Qué bien! aCuantas cosas tendriamos en la vida que hablar cuando nos acordaramos del Amazonas! —La gente no se casa para hablar. —5Pues para qué? -Los mejores momentos del matrimonio son momentos de silencio donde sélo se suspira. -iPero cuantas memorias tendriamosl.64 Aunque no se diese cuenta del cambio que se iba produciendo, no por eso dejaba de tener conciencia de su propio destino. Al pensar en su padre sentia cierto orgullo de verlo como "jefe de todos esos hombres tremen- n ’ n - ' ' n 6 5 dos, y dec1a pero no es mi jefe, es mi padre, o cuando se daba cuenta de su destino de doncella expedi— cionaria porque ella era la primera doncella de la que habia memoria en la historia de las Indias, segun habia dicho Pedrarias. Y a ella por no ser esposa ni manceba—- precisamente por eso—-no 1e sucederia nada. No podia quejarse de su suerte Elvira. Eso creia.66 La evolucién de Elvira es, como ya se ha sefialado, propia de una jovencita que despierta a la vida ilusionada con un amor que no acierta a definir. Pero carece de la agresividad que a su padre 1e sobra. Su muerte se produce cuando aun no habia podido realizarse. E1 mundo de Vio— lencia que la rodea no la cambia. E1 crimen, 1a traici6n, 1a sensualidad no calan dentro de ella, se acostumbra a 221 verlos como hechos reales e irremediables. Su inocencia y su pureza constituian como una muralla impenetrable en la que todo lo que no produjese una sensaci6n inefable en su espiritu no tenia cabida dentro de ella. En el Epitalamio del prieto Trinidad, Sender coloca a la Nina Lucha en una situaci6n semejante a la de Elvira. Esta mujer/nifia—-tiene dieciocho afios——llega a la isla penal en compafiia de Trinidad, jefe de la peni- tenciaria y con quien acaba de casarse. De repente se encuentra Lucha ante un mundo y un esposo que representa- ban todo lo opuesto a lo que le habia rodeado anterior— mente. Su actitud ante esta nueva vida se puede ver en dos fases: (1) con anterioridad a la muerte del prieto Trinidad y (2) con posterioridad a ella. 1. En esta primera parte, Sender presenta 1a realidad objetiva, e1 nficleo de donde parte la narraci6n—— lo que para él supone una idea obsesionante. Y es esta realidad la que se proyecta en la segunda parte--etapa posterior a la muerte del prieto——con una mezcla de lirismo, fantasia y realidad; posiblemente en busca de lo esencial en un mundo dominado por las pasiones. Esta primera fase cubre s610 dos capitulos de los once que tiene la obra y apenas dos dias de los ochos que mas o menos duran los acontecimientos narrados en ella. Lucha aparece primeramente en el ambiente familiar de la casa de sus tios, el dia de su boda. Con ellos 222 vivia en su calidad de huérfana y "su orfandad le habia ensefiado desde pequefia a ser humilde, pero era una humil- ”67 dad del corazén que no se traslucia. Su belleza era un atractivo, pero mas que sus rasgos fisicos es su cali- dad moral 1o que Sender trata de destacar, posiblemente para oponerla a Trinidad que, segun él, es una "bestia "68 apocaliptica y también a1 resto de los habitantes de la isla. Para la Nina Lucha todo el mundo era "buena gente": Los tios eran unos santos. E1 viejo vecino, un hombre dulce e inocente. Las mujeres del barrio, I l n I llenas de crios y Sln dinero unas her01nas.6 7O Pero Trinidad era "mas bueno que nadie." Lucha, desde su inocencia, no podia llegar a1 fondo oscuro de Trinidad y esta cualidad de la joven era lo que a1 parecer mas habia enamorado a1 prieto. Para él, "su novia era ino- "71 cente como un pajarito, "limpia como la flor del 72 En ocasiones se preguntaba: cerezo." aQué podia decirse de la Nina Lucha que la defi- niera? Un sélo rasgo: la virginidad. En sus ojos se asomaban los derechos de la virginidad. Dere- chos s6lidos de extraccién divina. Trinidad 1a miraba en silencio y en su memoria retozaba e1 estribillo de una canci6n: 73 Su carne olia a canela Sabia que habia adquirido una joya de alto valor y queria conservarla exclusivamente para si. Era celoso. Por ello, ante e1 entusiasmo que parecian sentir por su boda, no estaba contento. Le molestaba que "sus ansie— dades, sus deseos mas rec6nditos e intimos, fueran ”un 223 motivo de regocijo y felicitaci6n pfiblicos. Cada vez que le felicitaban, apretaba los dientes con rabia."74 Consecuencia de este sentimiento es su reacci6n por el recibimiento que les hacen y los festejos que organizan los habitantes de la isla, pero también es por— que todo ello podia manchar la pureza de Lucha. Cuando uno de los penados 1e dijo: -éNo vamos a tener una fineza con su senora? Tri— nidad lo golpe6 con el revés de la mano y la retir6 manchada de sangre de las narices. Detrés del pocho Margarito se alzé un clamor agresivo. Frases procaces volaron por el aire. Trinidad no compren— dia como podian atreverse a aquello. Sac6 su pistola. oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo ooo-u-oo-o El clamor se hizo mas poderoso y algunos avanzaron hacia Trinidad. I o . - ~ I - —;Ay que brinco, m1 nina! iAy que brinco! Trinidad dispar6 dos tiros a1 aire. oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo Trinidad dispar6 'otros dos tiros. Se oyeron gritos de dolor, la gente huy6 por la arboleda y quedaron en tierra dos individuos. Trinidad viéndoles huir les disparaba a los pies y gritaba blasfemias como un poseido. El hecho produce gran impacto en Lucha. La imagen de los dos hombres sangrando sobre las piedras y la reaccién de Trinidad durante los acontecimientos y después, va origi— nando un cambio en ella, "se sentia caida en la isla como en el fondo de un pozo."76 Trinidad parecia mostrarse en su verdadero ser y la Nina no lo entendia, como tampoco entendia sus motivos, ya que para ella "aquellos hombres bailaban y cantaban a su manera. Resultaban graciosos."77 En sus habitaciones, despojada de la galas nup- ciales, habia desa arecido a uella ”ale ria ex ansiva" con P g 224 la que habia iniciado e1 Viaje hacia 1a isla. Lo que tenia Trinidad ante si en esos momentos, era una virgencita de los altares, con el talle estrecho y alto, los pliegues rigidos que caian hasta esconderle los zapatos ... La nifia Lucha no hacia nada para acercarsele. Habia cambiado. Verdaderamente parecia otra. Antes tenia ojitos léperos y ahora los tenia indiferentes. Entre Lucha y Trinidad se interponen los dos hom— bres muertos. A la violencia del prieto la Nina reacciona aterrada, cerrando 1a puerta por dentro cuando Trinidad sali6 un momento de la habitacién. Este hecho, por la forma en que se han de desarrollar los acontecimientos posteriores--el atentado y la muerte de Trinidad—~originan en Lucha no 5610 un sentimiento de culpabilidad, sino tam— bién un caos en sus pensamientos. Sin embargo, no hay senales exteriores de esta confusi6n mental, ni ante e1 cuerpo ag6nico del esposo ni en los dias sucesivos. "Iba y venia la Nina Lucha con los brazos llenos de dulzura, los ojos de espanto y los labios de silencio,"79 pero no sentia miedo y le aterraba su propia calma que "no com- prendia." Creia que siendo culpable debia correr la misma suerte que Trinidad. Si éste "hacia ademén de dis- pararle, ella estaria quieta para facilitérselo."80 Lucha desde su instinto de mujer parecia agrade- cerle a Trinidad ”aquella necesidad de arrastrarla con- 81 5190," aunque por otra parte pensaba que "morir a su 82 . . . " Su instinto de conservac16n 1e hace edad era dificil. 225 cambiar de lugar 1a pistola que Trinidad guarda debajo de la almohada. Por esa razén "muri6 él S610." Frente a su cadaver, Lucha esta asustada y duda de sus sentimentos. Se decia a Si misma que si eso "no era amor. £C6mo seria 83 el amor, verdaderamente?" Porque lo que ella sentia en esos momentos era una "gran ternura" por Trinidad, "pie- dad" por los hombres muertos, y amor y compasién por si misma: Se amaba, se compadecia. Se amaba como si fuera otro ser distinto. Y besé su propio hombro, su brazo doblado, otra vez su hombro. Y besandose a si misma se durmi6. 2. Después de la muerte de Trinidad y a pesar de haber quedado expuesta a los deseos de los habitantes de la isla, 1a Nina Lucha se muestra indiferente e impasible. Como se demuestra desde la escena del duelo, nota ritual en la ironia de este epitalamio o canto de bodas. Ante Lucha desfilan los hombres més significativos del penal. Oportunidad que aprovecha Sender para mostrarnos los antecedentes de la condena de cada uno a través de los recuerdos de Dario, e1 maestro—~que actfia como director de la ceremonia. E1 autor destaca que "los rostros de los que . . . 85 pasaban estaban adormeCidos en una expres16n animal." Sin embargo Lucha veia que cada hombre 1e daba un matiz siempre distinto. Pero siempre nacian de una esperanza sucia o una desesperacién agresiva. 226 Pensaba ademas que en la mirada de los presidiarios no habia visto sino expresiones que le recordaban otras ya conocidas de Trinidad. Cada uno era como una parte de la mirada de Trinidad.87 El espiritu del prieto sigue viviendo en el ambiente, en el sentimiento de culpabilidad de la Nina, en el odio de toda la poblaci6n y en la piel separada del cuerpo de Trinidad que, llenada de aire por los indios, vagaba como un fantasma por la isla. En los presidiarios parecia existir la necesidad del poder, que con la muerte del jefe, se habia exacer- bado. En cierta forma, Lucha da sentido a la vida de esos hombres. Durante 1a escena del bosque, el banquete de boda organizado por los penados—-presidido por el cadaver de Trinidad, aunque ausente Lucha—-se inicia lo que ha de proyectarse a1 resto de la obra: el choque de tendencias encaminadas a conseguir e1 mando. Para esos hombres, la Nina Lucha Viene a ser la herencia de Trinidad. A su vez esta relacionada con el poder y por ello resulta un ideal, aunque con diversos matices. La cancién del rumbero durante e1 banquete parece ponerlo de relieve: 5A quién dejas 1a Nina? Trinidad. Se la dejas a1 Cuate Trinidad O quizas al Seisdedos Trinidad.8 Para e1 Cuate y Seisdedos, la posesién de la viuda es simbolo de lo anteriormente sefialado. "La ilusi6n y la 227 esperanza de la Nina Lucha presidia y polarizaba la con— tienda"89 quiza porque ella lleva implicito a su vez e1 logro de un ideal, simbolizado por la pureza, la belleza y la virginidad. También el Careto, diab6lico aleman de ascendencia judia--de ideas nazi--aspira a1 poder pero mediante la destrucci6n de la pureza de la Nina, entregandosela a los hombres de la colonia penal. De acuerdo con sus ideas, 10 sublime, representado en este caso por Lucha, "perturba el orden de los fuertes."90 En este propésito colabora e1 Zurdo a cambio de dinero. La destrucci6n del mito representa para éste, no e1 poder, pero si la riqueza. Afin para el maestro Dario, Lucha se convierte en un ideal, pero, un ideal que no habia que poseer y destruir~—era a lo que iban todos--sino que habia que conquistar y acoplar a1 ritmo de nuestro propio ser ideal. Integrarse en 61.9 Los indios por otra parte, ambicionan tener a la Nina junto a ellos porque la consideran un ser milagroso que podia traerles "abundancia y ventura a cada casa" si penetraba desnuda en el mar. Lucha se daba cuenta de que para los indios "e1 padre blanco habia muerto, y ella, su viuda podia hacer milagros."92 Con la ayuda de Rengo, un presidiario para el que Lucha constituye algo inaccesible, tal vez porque la ve desde su deformidad fisica, Dario esconde a la Nina. 228 Refugiados en la cueva Rengo 5610 acertaba a hablarle del mar, el cielo 0 las estrellas, temas que a su juicio eran los finicos "dignos de ella." Segfin indica Sender,93 trata de unificar lo que la Nina Lucha representa para todos esos hombres en la escena de la cueva junto a1 mar, por la relaci6n simb61ica de la mujer y el mar, lo que Viene a ser como una alegoria y, de acuerdo con sus propias palabras, algo telurico y c6smico ... Es el mar que es la mujer. E1 mar es siempre eso, el mar huele a mujer-~segfin un lugar comfin antiguo--y como la mujer es el molde, la reserva y el elemento de conservac16n de la especie, parece que esta més cerca del mar. Lucha Se mantiene indiferente e impasible, segun sefialé anteriormente, pero su actuacién es instintiva y obedece a sanas reacciones elementales. A veces es tes- taruda, como cuando se opone a que la escondan. Se niega y no parece que sepa por qué. Posiblemente es que se siente segura y cree afin en la bondad de la gente. Como Elvira, llega a pensar que cuanto sucede es normal y acaso experimente cierta atracci6n por lo que ocurre alrededor. Lo veo en el hecho de que habiendo podido escapar en el yate anclado cerca de donde estaba con los indios no quiso irse. Pero esto puede tener también como causa e1 cam— bio que se va operando en ella y que empieza a hacerse mas patente cuando esta en la cueva. Como Elvira, se IIII::::———————————————————————————————————————————————————————————————t::: 229 siente medio heroina. Cuando Rengo 1e dice que la per— siguen por hermosa y que por ello 1a mataran, Lucha piensa, para que la mataran por hermosa tenia que serlo tanto, tanto, que casi 1e gustaba ... Era una idea nueva que no comprendia ... pero aunque la recha— zaba, 1a dulzura de aquel sentimiento, de aquel "morir por hermosa" se quedaba dentro. Instintivamente se da cuenta de que es deseada y aunque esta idea parece darle fuerza, no es lo suficiente para acabar con cierto estado de desesperaci6n que expe— rimenta en su fondo. Desde 1a posici6n a que todos la han llevado, es decir, 1a del ideal que quieren alcanzar o destruir, 1a Nina Lucha siente su soledad, y en ella e1 fantasma de Trinidad se hace "amenazador." E1 senti- miento de culpa sigue perturbandola y se hace presente en la pregunta que "durante el dia ha estado gritandole a1 oido: aPor qué te llevaste 1a pistola?"96 La desesperaci6n se intensifica cuando 1a imagen de Dario va cobrando mas fuerza dentro de ella. E1 suefio que tiene con el maestro le revela lo que esta en su inconsciente. Surge el miedo "a Trinidad, a Dario, a Rengo, a la vida ... o quizé la vida es asi."97 Este ultimo pensamiento se reitera en su mente y en torno a él Lucha evoluciona. Cuando se encuentra junto a los indios, piensa que quiza la vida no tiene nada que ver con los deseos y los suefios de las personas. Quiza la vida tiene una manera suya y propia y los monstruos van y IIZZ: ———————————:::3 230 Vienen entre nosotros y es necesario perderles e1 miedo. La vida parecia muy fea, la gente abominable pero a todos se les podia poner la mano en el hom— bro.98 A partir del momento en que entra en el mar des- nuda, comienza a sentir "mayor confianza en las cosas," pero también se dice que "la vida no es mala y que le gusta." Asi, a1 pensar en su vida durante los filtimos cinco dias-~su vida de casada--llega a la siguiente con- "yo no quisiera ser otra persona de la que soy, ni estar en otro lugar del que estoy."99 clusi6n: Estos pensa- mientos nos hacen ver que la Nina Lucha va adquiriendo seguridad en si misma y ademas 1e daba la impresién por primera vez de comenzar a vivir. Quiza ella debia vivir por las mismas razones que tuvo que "azotar" ... Trinidad. No tenia miedo y si 10 tenia era de otra clase. No sabia cual porque no lo habia sentido nunca.100 Como aseguraria mas tarde era un miedo "indiferente" el que experimentaba ante Seisdedos, en cuyo poder estaba, y ante e1 recuerdo de Trinidad, cuya presencia sentia alli en la Comandancia pero disminuida, de modo que "ya no le decia nada."lOl La Nina Lucha no llega a tener conciencia del sentido de su presencia en la isla. Lo que es ella, lo que casi todos quieren destruir y que Dario salva. Es posible que todo ello esté simbolizado en la escena final del fuego y que sea una especie de ordalia por cuya prueba tuvieron que pasar sin quemarse apenas. Para 231 102 como lo es Antonio Tovar esta escena es poco verosimil también para el mismo critico 1a cesi6n que hacen los presidiarios a la Nifia del tesoro, de los billetes de mil pesos que tenia escondidos Trinidad. Creo que lo que Sender quiere dar a entender con este hecho inverosimil es: que aunque sea dificil de admitir, existe algo posi— tivo en todo ser humano. Veo expresada esta idea en el siguiente comentario suyo sobre la obra: Y ese fondo de la humanidad mas grocera y absolu- tamente intolerable, ese filtimo fondo en el cual late un respeto por la belleza y la pureza es verdadero y es bastante cuando no hay nada en los bajos fondos.103 La violencia, e1 caos y la destruccién no alteran 1a personalidad de Elvira y Lucha, porque son figuras representativas del bien y es 16gico que permanezcan inalterables junto a1 mal. Conllevan por tanto la idea senderiana, ya sefialada, de que en la vida, bien y mal, odio y amor aparecen entremezclados. Reforzando esta idea, representan ademas 1a belleza, siempre en relaci6n a la naturaleza, y en oposici6n a los elementos que en la vida Vienen a ser algo moralmente rechazable. Ambas pues, en sus diversos matices, dan a la obra un sentido de orden y equilibrio. La desintegracién de la personalidad: Maria y Lizaveta En las figuras de Maria y Lizaveta, Sender nos presenta a dos princesas, bizantina una, rusa la otra. 232 Coloca a Maria en Bizancio como protagonista de la narra- ci6n y en igual forma presenta a la princesa Tarakanova en Las criaturas saturnianas. Con la primera nos retro- trae al siglo XIV, con la segunda nos lleva a1 siglo XVIII . En Bizancio, aun cuando los hechos se desarrollan dentro de los territorios del imperio, Maria, con sus quince afios, y su extrafia personalidad, se enfrenta a un mundo totalmente distinto a1 suyo,104 el de los almoga- vares, es decir, 1a expedici6n de catalanes y aragoneses que, a1 mando de Roger de Flor, habian acudido a Constan- tinopla para ayudar a1 emperador bizantino Andr6nico. Roger es recibido como huésped de honor, lo hacen mega— duque y le ofrecen la mano de la princesa Maria, sobrina del emperador e hija del kan de Bulgaria. A Roger, 1a princesa 1e parecia una nifia, aunque en algunas ocasiones era una verdadera mujer. Era demasiado delicada ... para mujer y sin embargo su mirada era firme. Sabia sostener la de Roger e incluso sonreir con un ligero acento de ironia. De una ironia dulce que no hacia mella. 5 Esos contrastes que intuye Roger cuando 1a conoce, se van acentuando y marcan e1 sello de su personalidad. En los dias que preceden a la boda y en el de los espon— sales, ella era como "un juguete raro y precioso" que a1 megaduque 1e parecia iba a rompérsele en las manos, sobre . . . 106 todo s1 1a acaric1aba. 233 Ya casada, Maria se nos va revelando en toda su dimensién humana. Mas que por sus actuaciones, la vamos conociendo por las cartas que 1e escribe a Roger cuando esta en campafia, por sus conversaciones con él y con su madre y por sus propios pensamientos. Observada desde estos puntos de vista se puede apreciar que su felicidad, su afirmaci6n en la vida se encierra en el amor a Roger Yo sé que mis manos y mi boca y mi cuerpo te gustan. A mi me gusto yo misma desde que te gusto a ti. Ven bien mio cuanto antes o 116- mame.107 La princesa tenia su mundo interior. En el centro de 61 y girando a su alrededor estaba Roger y asi se lo mani- festaba: Cuando era nifia y no sabia qué hacer, me ponia a cortar las flores del vestido de mi madre. Cuando no 56 qué hacer ahora, me pongo a contar los dias, las horas y minutos que hace que te conozco a ti Roger, y que son toda mi vida.108 Maria tiene una mentalidad mégica que reviste su expresi6n de tintes poéticos. Se ve cuando trata de buscar la explicaci6n de los hechos y las respuestas a sus interro- gaciones a través de la observaci6n de las personas, los objetos y la naturaleza. Y 1a princesa preguntaba cosas extranas a la naturaleza, a la lluvia, a1 cielo gris, a1 venda- val ... Y esperaba 1a respuesta. Queria que la naturaleza 1e dijera concretamente si 0 no. Y a todas las preguntas 1e contestaba 1a naturaleza con la misma palabra, "quiza. "109 u I ’ Pero aunque se quedaba Sln respuesta intuia en ella sus misterios: la lluvia le anticipaba "la tristeza del 234 mafiana," porque para ella la tristeza estaba representada por un "amanecer nublado y lluvioso." La noche 1e parecia "un enorme saco de luces[...]enorme vidrio negro, flotando 110 II y marchando a otra parte. Mientras que la luna 1a relacionaba con el silencio. De noche estamos rodeadas de silencio y eso me asusta siempre porque es un silencio con super— ficies sembradas de papilas de insectos que se mueven. Como Sender indica, lo bizantino es algo muy exa- "112 y quizé por ello lo gerado en "sentimiento y pasién, resume en la princesa Maria que parecia estar consciente de esa fuerza. A través de su fantasia, veia crecer la muerte dentro de si, "cantando canciones de tierras lejanas."113 Parece que quiere expresar la idea senderia— na sefialada en otras ocasiones, de que "el amor destruye," pero creo que hay ademas un presentimiento del futuro. Asi parece expresarlo en el siguiente pérrafo: El amor a Roger sigue destruyéndome, pero cuando tengo miedo a alguna cosa me siento otra vez a I I cuidadosa, prudente, eg01sta, mia entera.ll4 Piensa que se destruye y, temerosa, trata de salvarse. Intuye e1 peligro y lo presiente o como ella le dice a . . . . . "115 Roger: "te quiero y mi amor me da c1ar1v1denc1as. Busca refugio en la corte de Bulgaria, donde estan las "palomas blancas" expres16n que se reitera y que a1 pare— cer es expresiva de paz. Su mentalidad magica se refuerza con la de su madrina, 1a condesa Olga, que, como ella, 235 ve los fondos siniestros que oscurecen 1a felicidad de . l 6 1a princesa. 1 Maria sin embargo, no encuentra la misma recipro— cidad en el amor de Roger. Para éste, la guerra estaba por encima del amor a su esposa, y también lo intuia la joven. Pensaba que Roger vivia e1 amor--e1 de e11a--desde fuera ... desde fuera del amor. Eso 1e parecia a la prin— cesa criminal. "Ese hombre esta jugando en el margen del amor y se ve a si mismo en la pers ec— tiva de su propio amor, ese es el criminal."l 7 La princesa bizantina es un personaje de grandes contrastes. A veces, por su libre fantasia da la impre— si6n de que flota en una nube, nos sorprende su energia, dada su juventud y su fragilidad. Es un ser que se enfrenta con dos mundo——el bizantino y el de los cata- lanes y aragoneses——defendiendo su derecho a vivir. Ve esos dos mundos bien desde 1a altura de su inteligencia o desde las profundidades de su coraz6n. Primero quiere dejarlo todo, irse con Roger. Sabe, y también se lo dice la condesa Olga, que "en Sofia te espera la vida y en Constantinopla una cosa que no es la . . "118 .. Vida n1 la muerte, pero no encuentra la cooperac1on de Roger y entonces no vacila en amenazar, como se puede ver en la carta que dirige a1 emperador: Querido tio, no lleves las cosas hasta el extremo del odio. No hay enemigo pequeno, dige Roger. Es verdad. Yo seria un enemigo pequeno, pero en cada cuerpo hay un alma igual a las otras y no ,o I ; . quiero poner la mia a prueba. Solo veis en 236 nosotras las mujeres, la risa 0 e1 llanto, pero sé quebrarme de sutil y volverme a anudar sin que nadie lo vea ni lo sienta. Sus presentimientos aumentan. Trata de impedir que Roger vaya a Constantinopla y no lo consigue. Ya éste, en Viaje hacia 1a capital del imperio, 1e escribe instandole a que regrese. Intuye e1 peligro que Roger no quiere ver y pre— siente su muerte: Si vas a Constantinopla no te veré mas. aQué sera de mi? La muerte no me importa si tfi no estas, pero tendré que seguir viviendo. Y si te dejas matar te odiaré y os odiaré a todos. No te vayas. E1 centro de las cosas esta iluminado para ti y para mi.1 Sus presentimientos se cumplen y Roger muere victima de un complot. A partir de ese momento, Maria se transforma, lleva a cabo sus amenzas: E1 amor se con- vierte en odio y comienza a vivir e1 "lado abyecto de su naturaleza.” Si puso toda su pasi6n en el amor de Roger, ahora la pondra en el odio y la venganza. Junto a los almogavares vivira en lo sucesivo y con ellos habra de participar en la célebre "venganza catalana." No obstante les aclara: No importa lo que haga por ayudaros, siempre habra detras un rencor, una safia y una neceSidad de venganza mas fuerte que yo. Contra vosotros, si. Contra vosotros. Porque yo soy la vida y vosotros no sois la vida. Vosotros sois la muerte estfipida que se Viste de hierro y que 21 ' Con anterioridad a la muerte de Roger, Maria era un ser pasivo, que escuchaba y pensaba. En adelante sera 237 "una mujer que habla," que camina constantemente de un lado para otro y que "adora a1 esposo vivo y odia a1 muerto." Este odio se proyecta a los almogavares, porque los ve como a Roger, lo mismo que él, les dice, "buscais algo por encima de la vida y la muerte."122 Para Maria, en esos momentos, no habia nada por "encima de la vida y la muerte," porque la vida esta en ella, es decir, en la sangre que corre por su cuerpo y no en "la bandera ni en el hierro ni en la palabra dada ni "123 La princesa odia en la imaginacién ni en el destino. y ama a la vez, pero a su deseo de venganza le da otro sentido: el de mantener alguna forma de verdad en su vida, quiza porque como ella dice: "la muerte de Roger fue una desercién que tiene que pagar alguien."124 Su dolor de viuda 1a lleva a un estado de "gracia 0 de estupidez," como ella lo llama, que la coloca en el limite entre la locura y la cordura. Sus actitudes son extranas, pero sus pensamientos tienen cierto sentido, asi se capta en ese constante fluir de su conciencia. Sender se sirve de esta técnica para darnos e1 fondo intimo de Maria, 1a lucidez de sus pensamientos. Como puede verse, Maria evoluciona en dos planos: (1) e1 interno, representado por los cambios y modifica- ciones de sus sentimientos y (2) su actitud frente a Berenguer de Entenza, Rocafort y Jiménez Arenés. 238 Ella se daba cuenta de que Berenguer la miraba con "los ojos del alma," es decir, que sus sentimientos hacia 1a joven viuda eran los de "la amistad, la fideli— dad, la reserva y la camaraderia," y la princesa se decia 'en su mirada yo no veo a la naturaleza."125 Lo que predominaba en Berenguer era e1 escepticismo y la duda y esto lo hacia cauteloso. No creia en el amor pero "estimaba mucho la amistad y la confianza en una mujer hermosa."126 A veces no esta seguro de que Maria "sea una mujer." Quiza al pensarlo se refiera a las reacciones de Maria ante la muerte de Roger. Pero, a pesar de todo, como mujer 1e interesaba, "porque ella, loca o no, es muy . "127 hermosa y la belleza tiene sus derechos. Posiblemente sus dudas y su cautela son las que 1e llevan a separarse de Maria, a acercarse a Constantinopla. Acaso intuye que la princesa lo mira como posible susti— tuto de Roger. Y esto es lo que esté en la mente de la joven cuando le dice a1 despedirlo: Anda y saquea y mata. No respetes nada. Ni a los curas ni a esas viejecitas con el cabello color de I ' ‘ I rosa que no acaban de morirse y dicen picardias y suciedades sonriendo. Anda Berenguer, haz tu trabajo y cuando vuelvas no olvides que te estaré esperando. Maria vive intensamente esos momentos de la "ven- ganza catalana" en los que domina 1a violencia, pero llega a verlos como hechos naturales, porque es la por— tadora de la idea senderiana de que la realidad es 239 perfecta "con sangre, crimen y vergfienza." Opiniones como ésta nos llegan a través de sus monélogos interiores asi como también lo que va sintiendo y el juicio que va for— mando de esos tres hombres que viven cerca de ella. Lo comprendo todo en esos hombres, incluso sus ideas del amor. Oil-0.0.0.0000...IOOOOOIOOOOIOIOIOIOOODOIOOOOOOIIOIO Berenguer cree que estoy loca. Yo lo creo también a veces. Y a pesar de eso me quiere Berenguer. Pero algunos de esos capitanes me dan la impresi6n de que se asoman a una ventana que no existe 0 al menos que yo no he visto nunca. Y recordaba a Arenés que era hermoso y terrible a pesar de sus piernas estevadas y que se separ6 de ellos en Cizico ... porque no podia ver a su jefe Roger dedicado a1 amor mientras los almogavares asesinaban a diestro y siniestro.129 Maria, posiblemente, quiere darle sentido a su vida a través de la venganza-—y en esto se ve su desequi— librio mental--aunque instintivamente sigue buscando el amor, es decir, 1a realizacién de su personalidad mediante el amor. Quiza Maria, a través de Berenguer, esté experi— mentando un renacimiento interior y posiblemente relacio— nado con ello hay un detalle que, a mi modo de ver, es bastante significativo: e1 siguiente encargo que le hace a su fiel galeote Sime6n: "traeme una rama de cerezo "130 Cuando el galeote se silvestre. Una rama florida. 1a trajo, aspir6 su perfume con deleite. Creo que es sig- nificativo por lo que el cerezo parece simbolizar para Sender. Es frente a Rocafort donde mejor se capta 1a personalidad completa de esta mujer y donde se ve, a1 240 mismo tiempo, su pureza angélico-diab6lica, su energia titanica, su lucidez mental y su fantasia. Quiza porque este almogavar es el personaje que mejor se opone a la princesa y el que mas enardece su caracter y la hace reac— cionar. Es también a quien acompafia mas tiempo. Rocafort parecia un hombre que actuaba movido por la pasién y sin embargo sus acciones eran lentas e impla- cables, "llevaba el hierro no s6lo en el peto y la adarga sino también en los ojos y en la sangre."l3l Para sus propios compafieros era una "bestia de Satanés." Maria esté con Rocafort cuando este derrota, en forma aplastante y por tres veces consecutivas, a1 ejército bizantino: Galipoli, Branchiallo y Apros. Estos hechos militares llegan a su punto climético en Rodesto, donde los almogé- vares y Maria con ellos, entran a sangre y fuego, no dejando a un habitante con vida, para escarmiento de todo Bizancio. La princesa asiste a la matanza. Captamos este hecho a través de sus ojos y mediante la via indirecta de un largo monélogo interior. Lentamente fluyen los pensa- mientos de Maria, tal como se producen en su mente, es decir, mezclados y pasando, sin pausa, de una cosa a otra. Desde escenas horripilantes, sus ojos se dirigen hacia sus damas y tiene un comentario para ellas o pasa a un comen- tario desconcertante o a pensar en si misma como en el siguiente parrafo: 241 Es una cosa perfecta un muerto. Més perfecto que un vivo. Por eso todos tenemos respeto a los muertos y nadie a los vivos. S610 mi Roger era mas perfecto vivo que en la sepultura ... El sabia el valor mio y nadie lo ha vuelto a saber ni lo sabra nunca. Ahora ya no esta. Yo no valgo nada. Y 10 odio a Roger por haberse ido. Ya no soy la esposa ideal en una vida ideal de un ideal imperio presidido por un imbécil cubierto de oro. Ya no soy el amor rosa ni verde ni purpura ni blanco. Ya no soy aquella imagen del bien que yo habia sofiado ... Yo era todo lo que la mujer mejor del mundo puede querer en el instante mejor de su vida. Yo lo era todo. ... Ya no puedo ser mas que una cosa en forma de énfora con sus dos pies y con una cabeza que mira a1 sol y de la que el sol se burla tal vez amorosamente.l 2 En ese momento parece que Maria se siente como un objeto. La matanza de Rodesto marca e1 punto climético de la "venganza" pero creo que lo es también de la evoluci6n que se produce en la princesa. A partir de este hecho, estimo que ella se coloca en un nivel como por debajo del bien y del mal y por "encima de la vida y la muerte." Sin embargo, permanece con los almogavares, abandona a Rocafort y acompafia a Arenés a Constantinopla. Cuando éste 1e pregunta si Rocafort tiene—-como hombre-—motivos para sentirse celoso si ella 1e acompafia, la respuesta de la joven es: "nadie tiene derecho a sentirse celoso de mi como hembra.”133 Rocafort tiene ambici6n de poder y para consoli— darlo, entra en sus planes la alianza matrimonial con Maria. Por eso ve un rival en Berenguer, le estorba y lo mata a traicién. Es este otro golpe que produce un nuevo impacto en la princesa. Porque Berenguer le habia hecho pensar nuevamente en las "palomas de Bulgaria y olvidar 242 31 1 e1 odio y volver a ser la misma con todos sus suefios "134 vivos. Maria ha quedado a merced de Rocafort, "en aquel rio de hierro se sentia transportada por fuerzas "135 superiores a su voluntad. Parece menos loca que tras la muerte de Roger, pero habla menos que nunca y se con- duce de un modo mecanico sin es iritu. Sime6n, el 1 y 1’ galeote, la veia y no sabia "si era una mujer vacia o , . . . 136 llena de prop051tos y sentimientos secretos." Rocafort 1a hace su amante pero insiste en casarse con ella para fundar un linaje. Le dice ademas: "no quiero tenerte como enemiga. Sé que las mujeres como tfi "137 de manos delicadas y ojos huidizos, son peligrosas. Posiblemente no sabia Rocafort 1a gran verdad que estaba diciendo, porque esta joven de "manos delicadas" que en dos ocasiones anteriores 1e habia atacado fisicamente, la tercera vez lo traiciona, causando su prisi6n primero y su muerte después. Por filtimo, la princesa se refugia en Tesalénica, junto a su madre, 1a condesa Olga y Aren6s. Ante sus ojos desfilan-~de paso para Atenas——1os restos del ejército de los almogavares, es decir, sus supervi— vientes. Pudiéramos establecer una correlaci6n entre este ejército deshecho y la ruina moral de la propia princesa. En esta obra aparecen nuevamente manifiestos los anacronismos caracteristicos de Sender y que senala Antonio Tovar.138 Pero es Carrasquer el que a1 cotejar los hechos de la obra con los de la cr6nica hist6rica 243 destaca en ésta la siguiente frase a la que no se ajusta la novela de Sender: "E perco la muller del Cesar no "139 Este cri— passa al elle al Natuli, com era prenyada. tico senala este anacronismo considerando que es otra la intenci6n de Sender, pero mas bien creo que al sacrificar la verdad historica,el novelista lo hace en favor de la idea persistente en cuanto a la creaci6n de su figura femenina literaria: la mujer/nifia que no es madre. Coincido con Carrasquer al sefialar que Maria I.140 es la mas bella creaci6n literaria de Sender. En esta obra el autor nos muestra una raza violenta de la cual emerge con perfiles nitidos esta figura de exquisita femi- nidad que, en contacto con la circunstancia que le toca vivir, pierde su razon de ser y acaba desintegréndose. De acuerdo con los diferentes ambientes espaciales en que Sender coloca a Lizaveta en Las criaturas satur- nianas, pudiera dividirse la obra en cuatro partes: Florencia; Rusia; sur de Francia y Espafia; Florencia. Es fécil observar que la princesa Tarakanova se mueve dentro de la obra en una forma cerrada, quiero decir, que termina en el mismo lugar donde empezé. Si exceptuamos a Santa Teresa y quiza a Valentina, Lizaveta es la criatura saturniana de vida mas larga den- tro de la narraci6n: quince afios aproximadamente. En Florencia vemos a la princesa Tarakanova en relaci6n con cuatro hombres que Vienen a representar, 244 también, cuatro ambientes distintos y que, ademas, directa o indirectamente van a colaborar en el destino de la prin— cesa: (1) el conde Ramsumovski, a quien la joven tenia por su tio pero que, en realidad, era su padre. Lizaveta era hija de la zarina Elizabeth y del conde. Vivia éste con Lizaveta en Florencia, desde que ascendio al trono Catalina II. La joven se sentia mas italiana que rusa. Era reverenciada de los florentinos y "estaba consciente de su propia belleza, pero era la suya una conciencia vegetal, es decir, muda y pasiva."141 Esa actitud "muda y pasiva" habré de caracteri— zarla siempre. Acepta al esposo que le destina el conde y, pasivamente también, acata la inesperada muerte del que hasta ese momento consideré su tio, quedando en la mas completa orfandad. Por la falta de proteccién de otras personas y por los arreglos matrimoniales hechos por el conde se inician la cadena de hechos fortuitos que van a proyectar la vida de Lizaveta en forma muy distinta a como ella se la habia imaginado. El principe Radzivil con quien habra de casarse, esta, al igual que el conde, en relaci6n al ambiente fami— liar. Era como un "principe de 1eyenda" en quien la prin— cesa veia solo "un paladin ilustre ... con cierto aire "142 El campesino cargado de herencia, fuerte y galén. principe polaco por sus ambiciones politicas y en cuyos planes entraba el matrimonio con la princesa rusa, era otro factor que iba a cambiar la Vida de Lizaveta. 245 El cardenal Ricci es, sin embargo la figura deci- siva, aunque representativa de otro ambiente: la Iglesia. Las buenas relaciones que sostenia con Lizaveta y su padre haran que, muerto el conde, la joven vea en él un conse— jero y busque su ayuda. Pero e1 cardenal se desentiende de ella, al parecer deliberadamente. Y esta es otra circunstancia que colabora para que la princesa caiga en manos de Orlof y, como se vera, en las de Catalina II. Cuando la princesa le pregunta al cardenal si debe asis- tir a la fiesta que da Orlof en el barco insignia ruso, anclado en Livorno, éste emplea una forma evasiva en su repuesta: Si decide ir hija mia yo no le diré que no. El Viaje puede distraerla en estos dias sombrios. Pero es usted quien debe decidir.l El filtimo ambiente al que habré de referirme es el de la politica rusa, representado por el conde de Orlof y el buque insignia. Lizaveta asiste a la fiesta y cae en la "trampa de oro" que se le tiende para llevarla a Rusia y entregarla a Catalina. La princesa rusa resulta victima de una serie de hechos encadenados, que han sido motivados por la ambici6n politica: el principe polaco por erigirse soberano de una Polonia independiente con una mirada hacia Rusia por su matrimonio con Lizaveta. Era un peligro para Catalina y ésta lo vio. El cardenal Ricci sacrifica a Lizaveta para atraerse a Catalina, ya que aspiraba a la tiara pontifical. 246 Orlof, compliendo las ordenes de la emperatriz, aspiraba a recuperar su favor. Los treinta y cuatro dias que la princesa pasé en el barco que la conducia a Rusia, puede decirse que son la antesala de sufrimientos posteriores. Cuando se da cuenta de su situaci6n, reacciona inocentemente diciendo: ll. cEs que estoy presa Orlof? éQuién dio la orden? éLa "144 sefiora? ... Yo la quiero bien a la senora. Ante las primeras caricias del conde actfia en forma violenta: Orlof insistié y ella le dio una bofetada violenta y sonora que le quito la pipa de los dientes y esparcié el fuego por la alfombra.145 Desde sus diecisiete afios Lizaveta se sentia per- dida, "creia haber caido en un pozo oscuro" pero siempre habia una pequefia luz, una ligera esperanza, "un resquicio de salvacién." Y desde su inocencia, la joven ira cono- ciendo la "maldad humana." Habria de ser Orlof el primero que se la mostrara. Estas perdida como un perro aplastado por un trineo. Sin embargo, eres hermosa y todos somos hombres a bordo. La finica puerta que te queda abierta es esa. Tfi podrias ser mia. Si yo llego a enamorarme, lo que podria ser muy bien te pediré a la senora en matrimonio. ... Si no me gustas bastante entonces te daré a los oficiales y si ninguno de ellos se enamora tampoco, lo siento mucho, pero entonces te daremos a la marineria.l Cuanto habia dicho Orlof se cumplié. Lizaveta fue su amante durante diez dias pero se cansé de ella porque "la inocencia y la pureza fatigan también."147 247 Quizé en ese mundo que rodeaba a Lizaveta, la inocencia podia considerarse un defecto. Asi lo era para Orlof y también para Catalina, que no podia tolerar los extremos y veia en Lizaveta un extremo de inocencia peli— grosa. La princesa Tarakanova se colocé, como la bizan— tina, en un nivel en que, en ocasiones, creia estar medio loca. Le hacia preguntas a Orlof, "a veces razonables, a veces disparatadas" o tenia expresiones como la siguiente: "yo creo que te quiero a ti Orlof. A ti y no a Radzivil. Nunca lo hubiera imaginado, pero es verdad. Salvame para ti Orlof."148 No obstante, creo que éste es el finico sentimiento que ha de permanecer constante siempre en Lizaveta: un extrafio amor hacia Orlof. Cuando el conde se canso de la princesa, la joven pas6 a manos de los oficiales y de alli a los de la marineria. Su descenso esta en relaci6n con las estancias que fue ocupando en el barco. De las cabi— nas limpias y modestas de los oficiales pasé a "ocupar una litera separada de la de al lado y de las letrinas por un 'tabique ligero.”149 Si el odio no la destruyé en sus filtimos dias en el barco, ”estuvo a punto de ser destruida por la lascivia."150 Entre Bizancio y Las criaturas saturnianas pueden establecerse algunas semejanzas en distintos aspectos, como se iré viendo. Pero conviene sefialar ahora la 248 relaci6n que creo existe entre Rocafort y Orlof, en cuanto a sus intenciones hacia Maria y Lizaveta. Esta relaci6n puede establecerse entre lo que dice el conde ruso en el barco, segfin hemos visto, lo que le advierte a Lizaveta y las palabras de Rocafort a Maria, la noche que la hace su amante: Algunos piensan que si no me caso contigo es porque no quiero. No olvides que depende de mi tenerte o no en mis brazos, hacer de ti la reina del ejército‘ y tirarte luego como una naranja exprimida. aQué crees tfi que pasara si yo me quedo aqui esta noche y entrego mafiana tu cuerpo desnudo a la soldadesca?151 Ya en Rusia, Lizaveta no conocio otra Vida durante doce afios que la de la "espelunca" de la fortaleza de Pedro y Pablo. En los primeros meses creyé que "algunas maneras de morir comenzaban a parecerle envidiables y se detenia a pensar en el hacha de Pedro el Grande."152 Se dio cuenta de que estaba encinta, que tendria un hijo sin saber a ciencia cierta quien seria su padre y junto a lo que pudiera significar ese hijo que llegaba en tan lamen— tables condiciones, comienza a darse cuenta de su soledad, de su "desamparo frio" y pensaba que estaba "ella sola, con su hijo, en medio de un universo ciego y sordo que habia decidido su muerte y la de su hijo."153 En Lizaveta encontrarmos ese sentimiento de sole— dad, ya sefialado antes en Santa Teresa y por supuesto cobra mayor intensidad en la princesa. Esta soledad puede captarse en muchos otros personajes senderianos, lo que 249 . 154 . parece ser una idea constante en el autor. A Lizaveta le pesaba "mas que el frio y el hambre." La finica liber- tad que podia permitirse mientras que vivi6 en la "espe- lunca," era la de dejar correr su pensamiento y hacer sus propias reflexiones, que casi siempre volvian al punto central de su idea fija: la soledad. Lizaveta "estaba aprendiendo que la soledad era la circunstancia primera y mayor y la condenacién de todos los seres vivos. Todos estaban solos."155 Esa sensaci6n era mayor cuando percibia los soni— dos de los elementos de la naturaleza que podia captar desde su cueva: el témpano que caia, la brisa que rozaba la superficie de la ventana, el rumor de las alas de un ave que se agitaba fuera. Afin, pensando en sus carcele— ros—-a quien solia identificar por los pies—-se decia: "ellos deben hablar alguna vez de mi y entonces mi sole- 156 Este sentimiento dad tiene algfin eco en sus palabras." se le hacia insondable pero empezaba a encontrar un placer en aquella tristeza, quiza porque le hacia ver que era colectiva, y posiblemente esto aliviaba algo su soledad. Comprendia también la princesa que nadie la habia querido. Fue solo un instrumento de la pasi6n, de la bestialidad y de la ambici6n de los hombres. Es curioso sefialar que muy pocas mujeres toman parte en la vida de Lizaveta. Quiza por eso mismo sentia mas el abandono y trataba de explicarse que "nadie acudia a ayudarla porque 250 no habia nadie en el mundo: todos se habian ido."157 En principio siente de forma semejante a Santa Teresa, pero las situaciones son distintas. Teresa se afirmara en el amor que se basta a si mismo. Posiblemente Lizaveta lo busca en el hijo que va a nacer, débil esperanza dadas las condiciones en que se encontraba, pero que, en esos momentos era 10 finico que la ataba a la vida, es decir, "la grande esperanza finica. Antes incluso de nacer. Y tenia que estarle agradecida y asi se lo decia habléndole en voz alta."158 Para Sender, la mujer adquiere su esencialidad a través de la maternidad y el amor.159 Lizaveta y Maria son ejemplos claros de personajes que se desintegran por no haber podido adquirir su esencialidad mediante la afir— maci6n de esos sentimientos. Porque el hijo de la princesa no podia sobrevivir, ni por las condiciones del medio, ni por el estado de depauperacién en que se encontraban madre e hijo. Casi con un instinto animal luchaba para prote- gerse ella y su hijo y vencer al frio, al hambre, a las aguas del rio que inundaban la "espelunca" y a las enormes ratas que compartian la vivienda y que en un descuido podian comerse al bebé. Por la noche para alejar el suefio la princesa cantaba y sin dejar de cantar se quedaba dormida con el bebé en los brazos, pero el hijo estaba muerto hacia algunas horas y ella no lo sabia. I00O.9.0.0.0....-..OIDOQOUOIOOOI‘OCII00.0.0.0... 251 El cuerpo del nino resbalé de su falda y cay6 a1 agua. Las ratas se avalanzaron sobre él y sin dejar de nadar y de flotar se lo comian.l60 Este hecho da a la princesa un sentimiento de culpa-—el de no haber sabido defender a su hijo--y es entonces cuando justifica todo lo que ocurre. Los horrores que vive Lizaveta durante esos doce afios en la "espelunca" tienen relaci6n con el horror de Maria durante la batalla de Rodesto. En la princesa esos afios de horrores "habian hecho de ella en plena juventud un ser neutro y asexuado."161 Salio de la fortaleza de Pedro y Pablo, cojeando y apoyada en el cayado de cerezo sin pulir ni pintar que le dio el carcelero de los pies amistosos. Ese cayado de cerezo sin flores y seco, al parecer se relaciona con su condici6n de "ser neutro y asexuado." Puede establecerse un paralelismo antitético entre la princesa Maria y su rama de cerezo florecida y Lizaveta con su cayado de cerezo seco. Y 10 relaciono ademas con el simbolismo del . . 162 cerezo senalado anteriormente. Como Maria después de la muerte de Roger, la vida de Lizaveta a1 salir de la prisién se reduce a un cons- tante y lento caminar. Exceptuando la visita que hace en Pereslov a Dimitri para conocer los detalles de la muerte de Radzivil—-sepultado bajo los témpanos del Neva-- su deambular no tiene destino fijo. La princesa habia quedado en un nivel mental en el que para ella nada tenia 252 importancia, como si mirara desde una nube. Todo senti- miento habia quedado dormido. No tenia miedo porque segfin se decia, "todo mi miedo se quedé en la prisi6n."163 No odiaba a nadie en el mundo y "amaba las cosas y la gente 'tibia y serenamente.'"164 Lizaveta sali6 de Pereslov vistiendo la ropa de una barina rusa—-muerta hacia cin- cuenta afios--que Dimitri le habia ofrecido. Con ellas suponia que llamaria la atenci6n pero ya no seria . I - una atenCion galante, porque con su cabello gris y su cojera la excluian del mundo de las mujeres deseables. Esa circunstancia le parecia 16gica, triste y c6moda.165 Lizaveta parece ser la mas parca de todas las criaturas senderianas. Quizé tiene razon Carrasquer cuando dice que es "la criatura limite de Sender."166 Puede que lo sea porque ha llegado a través del dolor a una concepci6n inefable del mundo y de la vida. Pudiera pensarse ademas en una correlaci6n de autor—personaje por aquello de que Lizaveta acaso sea portadora de algunos aspectos de la personalidad senderiana. Creo ver dichas ideas en pensamientos de la princesa como el de que "la tarea mas importante de la vida de cada cual es su muerte. La destrucci6n de uno en la cual colabora Dios de una "167 manera importante y eficaz, 0 en la sefialada en Santa Teresa y que pone ahora en boca de Lizaveta: "mientras a ella 1e permitieran seguir viviendo bajo el cielo azul y sobre la tierra verde, no podia ni debia lamentarse."168 253 Su vagar constante tendré en adelante una com- pafiia, la de Cagliostro, curioso personaje que se hacia pasar por descendiente del profeta Balaam, hijo de un angel copto y que practicaba la magia blanca. Al pare- cer, la princesa vio en él a la finica persona que se acercé a ella con sinceridad. Junto a Cagliostro presen— ci6 el aquelarre de Zugarramurdi en el que Lizaveta "no estaba escandalizada sino perpleja. Habia conocido la injusticia y la maldad y ahora conocia la mojiganga y la burla."169 Quiza por esa raz6n, Sender la coloca en el aque- larre y también junto a Spic y su esposa en el castillo de Monte Cebrera; para hacernos captar su comprensi6n y bondad por encima de intrigas politicas de nigromancias y de traiciones. Su influencia purifica a Cagliostro, pero ella es impermeable a toda apetencia, quiza porque como ha visto la muerte se conforma con una vida simple. Purificada ella también por el dolor y los afios de prisién, ayuda a Cagliostro no por amor, sino por pura bondad. Pensaba que "el amor es para la mujer un dulce homenaje, pero yo no puedo verme a mi misma como amante de nadie."170 Entre la publicaci6n de Bizancio y la de Las cria- turas saturnianas hay un periodo de diez afios. Y sin embargo, comparando ambas obras he podido ver que son las novelas de Sender entre las que puede establecerse mas semejanzas. Por ejemplo: en las actitudes de los 254 personajes, lo que ya se ha senalado, como Orlof y Rocafort. En las situaciones: Rodesto y la "espelunca.' Y en sus personajes femeninos. Quiza porque Maria y Lizaveta son las dos criaturas senderianas en las que la circunstancia exterior las ha llevado a ser personajes- victimas y por lo tanto a la pérdida de su esencia y a la desintegraci6n completa de su ser. NOTAS--CAPITULO V lFrancisco Carrasquer, op. cit., p. 208, después de varias consideraciones sobre si es 0 no novela hist6— rica, llega a la conclusi6n de que "no hay mas remedio que meterla en este capitulo, para lo que, bien mirado no faltan razones." Marra L6pez, al resefiar la obra en Insula, No. 109, abril 1964 (Seccién "El mundo de los libros), hace también consideraciones semejantes a las de Carrasquer y concluye: "Sin embargo, existen ilustres ejemplos de novelas contemporaneas que con base hist6rica, han llegado a ser verdaderas obras de arte." 2 . . . IgnaCio IgleSias, "Acercamiento a Sender," llO, refiriendose a esa relaci6n estrecha opina que "parecen ser otros tantos capitulos de un mismo libro.” 3 . F. Carrasquer, op. c1t., p. 208. 4 . . . . Me refiero a la innovac16n que Vienen a represen- - I - tar estos recursos en relaCion al fondo o contenido, medio utilizado para expresar mejor lo que se intuye. 5Véase Capitulo II, p. 86. 6E1 auto sacramental que aparece sin titulo en "La puerta grande" fue publicado anteriormente en inglés con el titulo de "The House of Lot," New Mexico Quarterly, XV, I, Spring 1959, pp. 27-40. 7Ram6n Sender, Tres novelas teresianas, pp. 92-93. 8Ibid., p. 12. 9Ibid., p. 13. lOIbid., p. 36. llIbid., p. 28. lzIbid. l3El tema de la soledad en sus diversos matices se proyecta-en toda la obra de Sender. Véase el estudio que de él hace Julia Uceda, loc. cit., pp. 47-51, al tratar "La soledad como circunstancia en la obra senderiana." 255 256 14 , . Ramon Sender, Tres novelas tereSianas, pp. 21-22. lSIbid. l6En Penuelas, op. cit., p. 152, y también pone la misma idea en boca de Saila, protagonista de La Esfera, p. 261: "me encuentro en mi absoluto presente firme y seguro, navegando por este torrente de luz que se curva sobre si mismo—-la esfera--y que es todo nuestro universo." l7 . R. Sender, Tres novelas tereSianas, p. 24. 18M. Penuelas, op. cit., p. 152. 19R. Sender, Tres novelas teresianas, p. 46. 201bid., p. 50. 21R. Sender, Emen Hetan, p. 39; Las criaturas saturnianas, p. 211. 22El auto se refiere a un pasaje biblico: La aparicion del angel en casa de Lot, anunciando la destruc- ci6n de varias ciudades. En la parte final, cuando el angel, disfrazazado de extranjero, ordena a Lot que salga de la ciudad con su familia, surgen al frente de la mul— titud que espera fuera, los cinco sentidos expresando cada uno de ellos una frase simb61ica a manera de oraculo. El angel anuncia que la "misericordia" del profeta Elias esta "en el reverso de los sentidos." Vueltos de espalda se ven como cadéveres. Ante una filtima pregunta de Lot: "éTu misericordia es la muerte?, el extranjero pronuncia la palabra final del auto. "Si, la muerte," pp. 58—92. 23R. Sender, Tres novelas teresianas, p. 94. 24Ip£d., p. 95. 253pgg , p. 96. 26£2$§- 27 gpgg., p. 97. 281bid., p. 103. 29Ibid., p. 124. 30Ibid., p. 116. 3lIbid., p. 139. 257 32Ibid., pp. 150—151. 33Ibid., p. 189. 34Ibid., p. 173. 3 . 5Ibid., p. 187. 36 . . Véase Capitulo III, La imagen femenina en la obra de Sender. 37M. Penuelas, op. cit., p. 136. 38E. M. Forster, op. cit., p. 73. 391bid. 40 Los hechos que relatan la rebeli6n del "tirano" Lope de Aguirre contra el rey de Espafia se encuentran en Historiadores de Indias, t. 2 (Nueva Biblioteca de Auto— res Espanoles, Madrid, 1909), son los que refiere Toribio de Ortiguera, "Jornada del rio Marafion," pp. 305-442, y Francisco Vazquez (?), "Relacion verdadera de todo lo que sucedié en la jornada Omagua y Dorado," pp. 423-484. Sender senala ademas que algunos de los documentos que transcribe estan tomados del libro del historiador espafiol Emiliano Jos, La expedici6n de Ursfia al Dorado, Huesca, 1927. 41F. Carrasquer, op. cit., p. 198, dice que: "después de Carolus Rex, es esta su novela hist6rica mas fidedigna, mas fiel a la historia y mas pormenorizada conforme a la cr6nica." 42R. Sender, La esfera, p. 251. 43R. Sender, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, p. 70 50 44Ipid., p. 31. 45Ipid., p. 120. 46;p;g., p. 31. 47;p;g., p. 355. 48;p;g., p. 139. 49;p;g., p. 23. p. Ibid., 251. 258 SlIbid., p. 121. 521bid., p. 409. 53Ibid., p. 410. 54Emma S. Speratti—Pifiero, De Sonata d2 otofio a1 esperpento (London, Tamesis Book Limited, 1968), p. 80, refiere que el hecho aparece en la "Relacién verdadera ... (segun ms J 136), p. 484, M2. 55Ram6n del Valle Inclén, Tirano Banderas (Espasa- Calpe, Col. Austral, 7a. edic., 1968), p. 157. 56R. ll Sender, La aventura equinoccial ..., pp. 413- 414. 57Estimo que la feminidad de Elvira esta acentuada en el simbolismo del espejito en su deseo constante de poseerlo. 58R. Sender, La aventura equinoccial ..., p. 415. 591bid., p. 127. 6OIbid., p. 233. 61Véase Capitulo II. 62R. Sender, La aventura equinoccial ..., p. 167. 63l§£§.,£% 197. 64;p;g., pp. 354-355. 6512;9- 6612;9- 67R. Sender, Epitalamio del prieto Trinidad, p. 21. 68En M. Penuelas, op. cit., p. 210, Sender explica 1a obsesién que motiv6 la incubaci6n de esta novela. 69R. Sender, Epitalamio ..., p. 26. 7OIbid. 71 Ibid., p. 18. 721bid., p. 20. 259 73Ibid., p. 23. 74Ibid. 751212., pp. 37—38. 76 Ibid., 41. "d 77 Ibid., 46. 78Ibid., 79Ibid., 80 Ibid., 59. 81 Ibid., 61. 82 Ibid., 59. f 83Ibid., 84Ibid., 85 61. 62. "O’d'U'UW’U'U'U'U Ibid., 86. 86Ibid. 87 Ibid., 87. 88 Ibid., 111. 89 Ibid., 121. 90 186. 'UTI'U'U Ibid., glIbid., p. 178. 921bid., p. 224. 93M. Penuelas, op. cit., p. 239. 94£§£§- 95R. Sender, Epitalamio ..., p. 128. 96l§£§~ 97 Ibid., p. 160. 98Ibid., p. 223. 260 99Ibid., p. 233. lOOIbid., p. 246. lOlIbid., p. 143. 102A. Tovar, "Dos capitulos para un retrato lite— rario," p. 20. 103M. Penuelas, op. cit., p. 137. 104F. Carrasquer, o . cit., p. 123, senala acer— tadamente que "la verdadera heroina es una chiquilla fan- tasiosa y de ocurrencias las mas insélitas, cuya imagina- ci6n resulta por afiadidura superexcitada a la vista de gente tan extrafia para ella como los almogavares y por su vivo sentimiento de amor a Roger de Flor." 105Ram6n Sender, Bizancio, p. 8. 106Ibid., p. 9. 107 Ibid., p. 67. lOSIbid., p. 82. loglbid. llOIbid., p. 85. lllIbid., p. 140. 112M. Penuelas, op. cit., p. 135. 113R. Sender, Bizancio, p. 72. 114Ibid. 115 Ibid., p. 157. 116ES en estos personajes donde Carrasquer ve e1 realismo magico de la obra, op. cit., p. 124. 117R. Sender, Bizancio, p. 161. llSIbid., p. 154. ll91bid., p. 162. 12 OIbid., p. 166. 261 lZlgpgg., p. 187. lzz;p;g., p. 166. 123gpig., p. 167. 124gpgg., p. 197 lzs;pgg., p. 200. 126gpgg., p. 146. 127gpgg., p. 207. lZSIpid., p. 208. lngpid., p. 210. 130 Ibid., p. 249. Creo ver en el cerezo e1 sim- bolo de lo sexual femenino. Esta idea 1a aclara e1 comentario del caballero Spic en Emen Hetan y se reitera a1 integrarse lo esencial de esta obra en Las criaturas saturnianas, pp. 245—246. 131R. Sender, Bizancio, p. 115. l32;pgg., p 254. l33;p;g., p 292. l34;p3g., p. 339. l35;pgg., p. 361. l36;pgg., p 360. 137gp3g., p 361. 138Antonio Tovar, "Dos capitulos para un retrato literario,” pp. 24—26. 139Ram6n Muntaner, "Chronica o descripcio dels fets e hazanyes del Inclyt Rey D. Jaume, Primer Rey Darago, de Mallorques e de Valencia: Compte de Barcelona e de Montpesiler; e de molts de ses descendents. cap. CCXIII." (Citado por Carrasquer, op. cit., p. 121.) 140Carrasquer, op. cit., p. 130. En forma seme- jante se expresa A. Tovar, loc. cit., p. 141R. Sender, Las criaturas saturnianas, p. 7. 262 l42;p;g., p. 30. 143Ipi§., p. 41. l44;p;g., p. 64. l45;p;g., p. 66. l46;p3g., p. 67. l47;p;g., p. 74. l48;p;g., p. 72. 149gpgg , p. 75. 1501219- 151R. Sender, Bizancio, p. 378. 152R. Sender, Las criaturas ..., p. 78. 153 Ibid., p. 79. 154Esto ha sido senalado por Julia Uceda, "Realismo y esencias ..., pp. 47—49. 155R. Sender, Las criaturas ..., p. 85. 156Ibid. 157Ibid. 158Ibid., p. 78. 159 . ., Idea recogida en una conversac1on con el autor. 160R. Sender, Las criaturas ..., p. 102. l6lIbid., p. 107. 162Véase nota 130. 163R. Sender, Las criaturas ..., p. 127. 164Ibid., p. 136. 165Ibid. 166 F. Carrasquer, op. cit., p. 243. 263 167R. Sender, Las criaturas ..., P- 139° 168Ibid., p- 331. 169Ibid., p. 214. 170Ibid., p. 181. CAPITULO VI PERSONAJES FEMENINOS UNIDIMENSIONALES En la imposibilidad de estudiar a todos 105 per— sonajes femeninos unidimensionales que existen en la obra senderiana por ser tan numerosos, he tratado de selec- cionar aquellos que me parecen mas significativos. Creo que algunos lo son porque en ellos pueden observarse con mas precision ciertas caracteristicas por las que Sender quiere destacarlos; otros porque, aun siendo figuras secundarias, tienen, dentro de la funci6n que el autor les asigna, una mayor importancia en la obra. Siguiendo 1a constante ya sefialada en el pensa— miento senderiano—-1a pérdida de la esencialidad o la afirmaci6n de ella-—encontramos que dentro de los perso- najes unidimensionales, también existen aquellos que se desintegran en contacto con las circunstancias que les toca vivir—-caso de Maria y la princesa Tarakanova en los p1uridimensionales—-o bien los que-~como Lucha y Elvira—— permanecen impermeables a1 medio. Hay personajes unidi- mensionales que tienen, ademas, una importancia especial 264 265 dentro de su dimensi6n finica y los he agrupado para su estudio en: "mégicos," hist6ricos y maternales. Personaje que se desintegra en relaci6n con el medio Dentro de esta categoria, Sender coloca en su mundo femenino a una curiosa criatura, que aparece en El verdugo afable. Es una de las tantas mujeres que pasan por la vida de Ramiro Vallemediana, carece de nom- bre y la condici6n que el autor destaca en ella es la de ser sirena de un circo. Aun sin tener nombre, es quiza uno de los personajes que menos olvidamos en la obra. Esto constituye otra de las caracteristicas que Forster destaca en los personajes unidimensionales 0 "flat." A second advantage is that they are easily remem— bered by the reader afterwards. They remain in his mind as unalterable for the reason that they were not changed by circumstances; they moved through circumstances, which gives them in retro— spect a comforting quality, and preserves them when the book that produced them may decay.l En efecto 1a sirena del circo, donde Ramiro trabajo por poco tiempo, queda grabada en nuestra mente a pesar de su breve aparicion. Como figura femenina, tiene algo de las pluridi- mensionales, su calidad de mujer/nina, cosa no muy fre— cuente en los personajes secundarios senderianos, como se podré comprobar en los que estudiaré en este capitulo. La sirena tenia dieciseis afios (lo mismo que Ramiro), era linda y para el joven "en las lineas de los hombros y del busto habia una fragilidad dulcisima."2 266 Pero sus caracteristicas y cualidades espirituales femeninas, que Ramiro intuia y en las que parecia resumir . . 3 "a1 mar misterioso y azul" permanecfan ocultas, porque es su condici6n de mujer/pez la que, a1 parecer, Sender trata de destacar. Posiblemente esta sirena tenga un valor sim— b61ico, el que pudiera estar vinculado con la idea sende- riana expresada anteriormente en el Epitalamio delpprieto Trinidad.4 Recordemos que para Sender, la mujer "esta més cerca del mar de donde hemos venido todos."5 Luego su simbolismo puede servir para acentuar las manifesta- ciones del inconsciente er6tico de Ramiro en plena adoles— cencia. Asi, mujer y pez, forman una sintesis en la sirena. bonitas piernas habian desaparecido en una funda parecida a la cola de un pez ... La cara habia sido ligeramente desfigurada también. Las cejas eran verdes, los ojos tenian un reflejo vidrioso, 1a mejilla era mas alta por un lado que por el otro y la linea de la boca habia sido modificada de modo que recordara la de un pez. Su cabellera verde era como un manojo de algas. Sus acciones y reacciones no eran las de un ser humano normal. Parecia sentir cierta conformidad animal que se reflejaba en sus actitudes: el permanecer dentro de "una pila de zinc mediada de agua," por ejemplo, 0 el no acep- tar dinero, sino golosinas a cambio del "maillot" que 1e dio a Ramiro. Los amores que el joven tiene con la sirena son también extrafios. Recordandolos llegaba a pensar "si . . 7 seria ella realmente un ser mixto de mujer y pez." 267 La sirena muere "quemada y asfixiada en una jaula" durante e1 fuego que destruyé e1 circo, en la misma forma que murieron muchos otros animales. Como la de ellos, su carne fue llevada a la taberna de los pescadores, que sentfan curiosidad por comprobar si era "carne o pescado."8 Pero no es la destrucci6n fisica de la sirena lo que produce su desintegraci6n. Como ser humano estaba desintegrado mucho antes de que ocurriera su muerte. Posiblemente nunca sintié la necesidad de afirmarse porque carecfa de identidad. Desde pequefia, en la vida del circo se habia encerrado todo su mundo y quiza por carecer de habilidades y de la agresividad necesaria que le hubieran permitido evolucionar, quedé reducida a la condici6n de mujergpez. Puede decirse que esta condici6n la define y resume, constituyendo asi un personaje unidimensional caracteristico, segfin lo que a este respecto expresa Forster: In their purest form, they are constructed round a single idea or quality; when there is more than one single factor in them, we get the beginning of the curve towards the round. The really flat caracter can be expressed in one sentence.9 Personaie impermeable a1 medio Irene, reina de Bulgaria, es un personaje que en su dimensi6n finica, actfia, dentro de su medio circundante, en forma contraria a la sirena. A esta figura femenina Sender la ha colocado en Bizancio y puede decirse que 268 sirve de contrapeso a la princesa Maria. Es su madre, y en cierto sentido se contrapone a ella, porque a Maria es el amor el que la lleva a su condici6n de personaje- victima, mientras que para Irene los sentimientos-—cuando se "aprende a vivir-~no juegan un papel muy importante." Segfin expresaba Aren6s, para la reina Irene, el "aprender a vivir es aprender a bellaquear."lO El mundo que rodea a Irene no la desintegra quizé porque tiene agresividad aunque sea en torno a una idea fija; fuera de ésta no hay para ella nada més. Su "apren- der a vivir" tiene como idea central la defensa de los intereses del kan de Bulgaria—-su esposo--en 1a corte bizantina. Maria suele decir, refieriéndose a Irene, Siempre ha estado mi madre celosa de la grandeza del Imperio de Andr6nico. Ella cree que debe ser su marido e1 kan, quien mande en todo el Oriental-IL ’ A veces parece compleja y en cierto modo lo es, como cuando se la ve intrigando, hablando, murmurando, pero "prudente" en el fondo. Demuestra a veces inteli— gencia, pero ésta, asi como todas las otras manifesta— ciones de su conducta——no de su condici6n humana——la emplea para dar forma a la idea que mueve todas sus "no le importa 1a felicidad. Nunca 1e ha preocupado eso de ser feliz o desgraciada."12 acciones. Por otra parte, Aunque esta orgullosa de su hija y la quiere a su manera, el que Maria sea feliz o desgraciada no parece que le “W 269 preocupe grandemente. La felicidad de la princesa, su matrimonio con Roger de Flor, acaso esté para ella en funci6n de la importancia que pueda tener o no en rela- ci6n con el movil de su vida. Posiblemente a esto se refiera Maria a1 escribirle a Roger: "Yo creo que es ahora, desde que estoy casada contigo, cuando mi madre me quiere mas."l3 Irene ve con simpatia a su yerno, llega a sen— tirse orgullosa de sus triunfos militares pero "atiza e1 14 entre Roger y el emperador y fuego de la discordia" entre e1 propio Roger y sus hombres, porque asi conviene a sus planes. No entra en ellos el que Roger-—jefe del ejército mercenario a1 servicio del emperador--pueda con sus hazafias proporcionarle grandezas al Imperio. Actfia dentro de la corte de Bizancio y junto a1 ejército de los a1mogévares--cuando estan en campafia—-porque lo que 1e interesa es estar cerca de unos y de otros. Cada vez que Maria va a reunirse con su esposo mientras acampan en alguna ciudad, Irene 1a acompafia. Asi durante la estancia de los almogavares en Cizico, la princesa llegé tres dias después acompafiada——esto era una sorpresa—-por su madre, la reina Irene. Lo pri— mero que la reina dijo a Roger fue -No esperabas a tu suegra averdad? . Pero yo soy asi, me gusta llegar donde nadie me espera. ... la verdad es que nunca un hombre tuvo una 9 suegra mas cuidadosa y fiel aunque podia tambien censurarlo y criticarlo. 270 Roger acepta esta devocién a medias porque "conocia la 16 Deslealtad que puede deslealtad de la reina Irene." probarse por el hecho de que, sabiendo e1 peligro que corria el yerno si se presentaba en la corte bizantina, no hizo nada para disuadirlo de que emprendiera e1 Viaje. Ambos se reunen en el palacio de Andr6nico y ya alli tam- poco 1e informa claramente de la situaci6n. Cuando Roger finge que se marcha de nuevo a Galipoli, la reaccién de Irene resulta algo frivola y superficial dados los momen— tos de tension que se estaban viviendo. Asi, 1e aconseja: Roger no hagas eso, tu creeras que es sélo una descortesia. Bien, pero en la corte se puede hacer de todo menos una descortesia. 17 Roger de Flor es asesinado esa misma noche por los hombres de Miguel-—el principe heredero—-y en presencia de la reina Irene que no pudo impedir e1 atentado. Ella misma estaba manchada de sangre que 1e limpiaban dos damas con sus finos panuelos de encaje. No 110- raba. Parec1a haber envejecido y_su p1e1 tenia 1a opac1dad de la p1e1 de las momias. En la filtima frase de la cita anterior parece captarse un cambio de matiz en la personalidad de Irene, aunque en forma sutilisima. Pudiera decirse que solamente en esos momentos se 1e ve bidimensional, pero pasados esos instantes vuelve a vérsele "flat" como antes. A partir de la muerte de Roger, su presencia en la obra se manifiesta principalmente a través de las cartas que le escribe a Maria. Parece que ya no le 271 interesa la compafiia de los catalanes y aragoneses sino 1a corte de Bizancio y sus posesiones de Bulgaria. En sus cartas tan solo se captan los hechos y la politica corte- sana. Rara vez hay un pensamiento para las dificiles experiencias por las que pasa Maria. Irene actfia respondiendo a una idea fija. No es que ella la exprese, pero realmente la describe. No vemos en la reina momentos de placer 0 de tristeza ni de decepcién ni de horror, alternando como esta dentro de unas circunstancias contrastantes: por un lado, la Vio- lencia de la guerra; por el otro, la corte bizantina, a veces superficial y frivola. Tampoco penetramos en la intimidad de Irene, aspectos que pudieran darnos las com- plicaciones existenciales de un ser congruente. Nada de eso observamos en la reina. En el capitulo final, madre e hija vuelven a reunirse. Hay cierto interés en Irene por el futuro de Maria, pero parece que este interés no se refiere a1 estado moral y mental de la princesa, sino al hecho de colocarla junto a un "hombre cabal," y segun ella estas condiciones las reunia Arenés, el finico-—de los jefes de la expediciofi-—que quedaba con vida. Para Irene, aunque Arenés parece, a1 principio, otro como Roger, "lleva sobre los catalanes una gran ventaja.”19 Posiblemente esa gran ventaja tiene que ver mas con su idea fija que con el futuro de su hija puesto que dicha ventaja 272 consiste en que "no hay quien consiga atrapar a Arenés entre dos puertas en una situaci6n improvisada. Ni por grandeza ni por miseria."20 Irene es un personaje que permanece inalterable desde el principio al fin de la obra. No evoluciona. No nos mueve a ningfin tipo de sentimiento como no sea a la risa-~por sus ocasionales salidas chispeantes--lo que es una caracteristica mas de los personajes unidimensiona- les.21 Personajes "mégicos" Empleo la palabra "magico" para expresar la dimen— sion que se capta en dos figuras femeninas senderianas: la condesa Olga en Bizancio y la castellana de Aineto, esposa del nigromante Spic en Las criaturas saturnianas. Parecen seres incongruentes, pero es que la realidad tiene para ellas un sentido diferente. Es dificil llegar a estas criaturas a través de su forma de expresion, espe— cialmente en cuanto se refiere a la condesa Olga. Tal como cada una de ellas se acerca a la vida, estimo que la actitud de Olga es positiva y la de la senora de Aineto negativa. La condesa Olga aparece en la obra muy vinculada a la princesa Maria, de la que es madrina y con la que tiene cierta afinidad espiritual. Ambas tratan de buscar 1a explicaci6n de los hechos a través de la naturaleza, i 273 intuyendo en ella su esencia y expresandolo en un lenguaje que a veces resulta incongruente e infantil, pero por eso mismo adquiere cierta dimensi6n poética. Lo expresado anteriormente puede verse en el siguiente parrafo de una carta de Olga a Maria: Te escribo temblando, como tiemblan las alas de las grandes aves en el amor. Tus catalanes son amantes de la vida blanca y de la muerte rubia y tienen para ellas sus horas pfiblicas y sus horas privadas. coouo-onco-ao ..... an... Te veo en tu castillo bajar a1 jardfn y mirar los arbustos ... Algunos les estalla 1a savia dentro y salen las orquideas infitiles y preciosas. Como tfi. Tu también eres infitil y preciosa. La funci6n de Olga en la obra es la de una sombra, es decir, su presencia es invisible, porque nos llega por medio de los comentarios de Maria y por las cartas que le escribe a ésta. Vive aislada en "un pequefio poblado sin relaci6n con el mundo por tierra, por aire o por mar. Y Maria se pregunta: aQué relaci6n va a tener por el aire? Bien, hay una relaci6n posible: las flechas cargadas con mensajes, los clarines que dan de valle en valle sefiales con- venidas, las palomas y también las ideas de los muertos que son enterrados en los campos de batalla a1 pie de una gran roca." Igual que Maria, Olga busca también 1a naturaleza del hecho en el hecho mismo, intuyéndola. Pero asi como a la princesa se le ve evolucionar y mostrarnos diversas face— tas de su caracter, Olga permanece inalterable, destacan— dose en ella esa sola realidad magica cargada de poesia e impregnada de premoniciones: 274 Veo que estais cerca y que en vuestras jornadas seguis siempre la 6rbita del agua. Cada dia tiene ahora un anochecer lluvioso, especialmente en los alrededores de Casandria, y el mediodia tiene una franja de oro por la cual llegara e1 emisario para el traidor.2 Esta anunciando la muerte de Rocafort. Es por sus expre- siones proféticas que se la conoce y teme en la corte bizantina, aunque para Maria ese poder que ve en Olga no es mas que el don que tienen algunas personas para "enca— rrilar" los hechos en una direcci6n, para que su "voluntad" sirva de guia a los acontecimientos y estos "de un modo u otro sucedan."25 Puede decirse por tanto que Olga surge en la obra como un personaje de mentalidad mégica, pura y positiva, y con una gran influencia indirecta y espaciada en Maria. Para Olga todo esta en comunicacidn participante: los hombres con los animales y las plantas con los meteoros y los astros y vice versa, pero principalmente con los animales. Tal como lo ha senalado Sender anteriormente, por medio de otros personajes, Olga ve también en las abejas e1 simbolo de la inmortalidad.26 Se comprueba en las siguientes palabras de Maria: Mi madrina quiere que las abejas 1a lleven a ella a una antiguedad remotfsima, donde el hombre a fuerza de retroceder en el pasado se asoma otra vez por decirlo asi, sobre el futuro. Y ello esta también en funcion de la idea con que este personaje se hace destacar en la obra. Pero ademas, Olga intuye que las abejas en su ir y venir constante, son portadoras de la esencia y la sustancia de las cosas: 275 Cada abeja conoce 1a esencia del odio que hay en el amor y la guerra, que hay en la paz y la feal- dad que hay en la belleza de todas esas estatuas doradas de los foros y de las estantiguas amari- llas de la corte.2 La otra figura "mégica," la castellana de Aineto, esta relacionada con el aquelarre de Zugarramundi que se describe en Las criaturas saturnianas. Este asunto ya fue tratado anteriormente por Sender en Emen Hetan (Agui estamos) e integrado en forma mas condensada en dicha obra. En Emen Hetan a la sefiora l'Espinac 5610 1a vemos \. ~\\. a través de la referencia de su esposo, mientras que en v ‘11... Las criaturas saturnianas tiene una presencia real, de modo que es a esta filtima obra a la que nos referiremos. Sender coloca a la esposa de Spic en sus dominios en la Torre Cerbrera. En dicho castillo se desarrollan los sucesos que tienen relaci6n y a su vez son consecuencia del mencionado aquelarre. Alli recibe 1a castellana de Aineto con su "apariencia reposada y amistosa," a la prin- cesa Tarakanova y a Cagliostro como invitados de Spic. A Lizaveta, 1a castellana 1e parecia como "una figura tallada en piedra."29 Posiblemente con esta actitud trataba de encubrir el secreto que en ella constituye una obsesién. Y ésta ha de ser la idea fija con que Sender 1a destaca. Como consecuencia de esa obsesién—-iniciada en los primeros afios de su matrimonio, como enseguida veremos-—aparece en esta figura un desequilibrio mental que, regularmente, reaparece cada verano. _‘I _. __ -.- ....,.,. 276 En los ritos de magia negra que tuvieron lugar durante los esponsales del matrimonio l'Espinac, ella es fecundada por el mal abstracto, e1 Tenebro. El hijo que nace de esta union, después de haber muerto en circuns— tancias misteriosas, es llevado a1 glaciar de Maladeta y depositado en él obedeciendo, segfin Spic, a la voluntad del dios del tiempo: Gavirus. Estos hechos parecen ser e1 origen del problema siquico de la castellana, aunque se complica y ademas se manifiesta a través de desviaciones sexuales. Es también posible que contribuya, en parte, a su desequilibrio el amor no correspondido hacia su esposo. "Lastima que no tengan hijos, porque entonces se le quitaria a la senora 1a locura y el amor se convertiria en buena costumbre,"30 1e dice a Lizaveta, Pilar, 1a doncellica de Aix. Las crisis de la senora l'Espinac, llamada por el matrimonio, 1a "vena memorativa," consistian en lamentos e inculpaciones--usando en ocasiones expresiones incon— gruentes——no 5610 por la muerte del hijo sino también por sus intimidades durante e1 invierno con el paje que habita e1 castillo. La visita de Lizaveta y Cagliostro coincide con una de esas crisis, y ésta se intensifica al conocer que Cagliostro oficiaba como el Tenetro la noche de los esponsales. Los remordimientos que sentia eran para la sefiora de Spic como una gran "piedra de molino" que creia llevar 277 colgada del cuello y cuyo peso se hacia mayor durante e1 verano. En uno de esos dias, cuando estuvo segura de que Spic se habia alejado bastante, comenz6 a gemir entre dientes pensando en su hijo, conservado ocho afios en la nieve del ventisquero. Pero e1 recuerdo era también——como el duelo--un pretexto para desahogar su incomodi- dad por lo que ella llamaba "piedra del molino." Creia tener una piedra colgada del cuello porque como dice la biblia ”e1 que escandaliza a la infancia es como si se colgara del cuello una piedra de molino.” Y ella habia "escandalizado." Con el paje. La causa de su obsesién esta en los ritos de magia .Lm .:\ A que, junto a sus otros actos, 1a llevan a un estado de culpabilidad que Viene a constituir en ella esa idea fija. Su arrepentimiento no era e1 del aquellarre donde 1a fecundaron ni de la muerte del bebé depositado una noche sobre los hielos del glaciar sino de la galeria de invierno ... Ella veia a1 paje muerto y envuelto en paja caminando con los hielos del glaciar, caminando con ellos y sobre ellos, ue eran los mismos a1 de la remota prehistoria. 2 Estimo que este personaje magico es negativo por— que su fantasia desemboca en su ruina moral. En cambio, la de Olga es afirmativa por lo que ella puede representar de orientacién y guia para la princesa Maria. Un personaje hist6rico En una de sus novelas cortas, Las gallinas de Cervantes,33 Sender coloca a un personaje hist6rico, pero déndole un caracter unidimensional. Se trata de dona Catalina Salazar, la esposa del propio Cervantes. Segfin indica Sender, 1a obra tiene como origen una obsesion que persistié en su mente durante algunos I 34 n I l u I anos y fue consecuenc1a del impacto que rec1bio a1 leer el contrato matriomonial del autor del Quijote. Es decir, Sender ve lo absurdo—-por lo que para él significa Cervantes--en que a dicho contrato se afiadieran ventinueve gallinas a la dote de la esposa. Este hecho es el origen de la obra en la cual, valiéndose del surrealismo, nos presenta algo inconcebible para él. Y lo representa, haciendo irreal la realidad, 0 sea, convirtiendo poco a poco en gallina a la mujer de Cervantes. Asi nos explica: Es que la dulce esposa se estaba convirtiendo en gallina aunque ella no se daba cuenta, sobre todo _ a1 principio. Cervantes tardé también un poco en ’, aceptar aquella metamorfosis que no era realmente . una desgracia sino algo que podriamos llamar un prodigio infausto. aNo sabia qué pensar Cervantes. Una noche ella parecié tener conciencia de lo que sucedia y dijo: —Me veo un poco paviosa, no te parece?35 En esta obra, igual que en la filtima escrita hasta ahora, Zu, e1 aggel anfibio, vemos que Sender se acerca a las corrientes de la novelistica contemporanea. En ellas, 1a imaginacién del escritor juega un importante papel, o como el propio autor opina: lo mejor que puede hacer hoy la novela es plan— tearse temas fantésticos y resolverlos con la imaginacion. La fantasia es absurda, pero 1a ima ' " ’ ' 36 g1nac1on puede hacer ver051m1l lo absurdo. Esa imaginacién del novelista nos presenta en Las gallinas de Cervantes el proceso por el que poco a poco dona Catalina va adquiriendo las caracteristicas de una gallina: 279 Dona Catalina no disminuia de tamano. Si llegaba a convertirse en una gallina por entero seria una gallina enorme, con pico y cresta y alas de una grandeza diforme. Y la vigilaba Cervantes aunque con una atenci6n no demasiado sostenida. Habia detalles diferentes unos mas reveladores que otros.37 En efecto, 1a manera de hablar de dona Catalina fue el indicio mas senalado, es decir, "no la manera de pensar ni de emitir ideas sino mas bien e1 tono y timbre de la voz.”38 Paralelamente a1 proceso de "gallinifica— cién" se reitera la obsesién de Sender: las ventinueve gallinas que hay en el corral. La mujer de Cervantes conoce a cada una de ellas por su nombre y, finalmente, a ella misma le salen plumas, su cuerpo toma la forma de una gallina, pone un huevo y olvida 1a manera humana de expresarse. Posiblemente sea éste uno de los personajes uni- dimensionales del mundo senderiano donde mas claramente puedan sefialarse los rasgos apuntados por Forster para distinguir a un personaje "flat": (1) se le puede definir en torno a una idea 0 cualidad, (2) mueve a la risa, (3) se 1e recuerda facilmente y (4) permanece inalterable, es decir en cuanto a su caracter, no en su proceso de transformacién. La mujer como madre La mujer, en su funci6n de madre no es un perso- naje que aparece con frecuencia en la obra senderiana. Exceptuando a la madre de Valentina y a la de la princesa u 1,! , 280 Maria, el resto de las figuras femeninas de Sender, son huérfanas de madre. Con los protagonistas masculinos, sucede otro tanto; sélamente la madre de Pepe Garcés y la de Paco el del Molino aparecen, en las obras, pero su presencia apenas es destacada. Sin embargo, hay dos novelas, E1 verdugo afable y El lugar de un hombre en las que Sender ha colocado a dos madres que, dentro de su papel secundario, tienen una dimensi6n especifica. En El verdugo afable, 1a madre de Ramiro Valle- mediana aparece como una sombra invisible, es decir, su presencia no es real. Como en otros personajes sefialados anteriormente, esta figura nos llega a través de los comentarios de Ramiro y del duque. Las referencias que se hacen sobre ella son breves y muy espaciadas, pero no obstante, sirven para permitirnos captar lo que con ella Sender quiere destacar: una mujer desgraciada con una idea fatalista de la Vida que proyecta en su hijo. Asi lo vamos viendo desde que se inicia la obra. Ramiro era bastardo. Siendo pequefio y cuando vivia en la aldea junto a su madre, ésta lo consideraba inferior a los demés chicos.”39 Quiza e110 fuera consecuencia de cierto complejo motivado por el escandalo que produjo e1 hecho de ser madre siendo soltera. Segfin refiere e1 ver- dugo: Ni mi madre ni mi abuela podian seguir viviendo en la aldea. Se marcharon a vivir con un pariente que tenian en otra provincia donde mi madre se hacia pasar por viuda. 1 u. 2" .z, p 281 De regreso al pueblo, muerta 1a abuela, la madre de Ramiro sufre nuevamente el rechazo de todos, en parte porque volvié a reanudar las relaciones con el amante. De nada 1e valieron ni 1a humildad ni las buenas maneras, porque 1a buena sociedad de la aldea 1e cerr6 definitiva- mente las puertas. Los campesinos pobres aprove- charon como era natural aquella oportunidad para someter a constantes humillaciones a una descen— diente de una casa rica y noble. Es posible también que viera en Ramiro una alusién a su culpa y el origen de sus desgracias, aunque no de las de la familia. Acaso por esa razén haya en su fuero interno un rechazo hacia el joven, pero no lo manifestaba f; porque en sus actitudes se comportaba como toda madre que 1 quiere encauzar a su hijo pero a la vez, desviarlo del fatalismo que los persigue. Asi, logra que un tio suyo pague e1 internado de Ramiro en un colegio de Reus.42 Hay algo significativo cuando Ramiro comenta que ”mi madre me contaba cuentos que me hacian llorar de pena y después decia a todo el mundo que yo tenfa buen cora— zén."43 Creo que esta actitud de la madre puede comple— tarse con otra a raiz de un desgraciado incidente que ocasioné la muerte de la hija del boticario. Fue causada por una casualidad lamentable en la que Ramiro no tuvo culpa, pero el comentario de la aldea 1e fue adverso y casi se vio forzado a salir del pueblo. Antes de partir, la madre le advierte: "Yo no sé lo que ha pasado en casa del boticario, pero si te llevan un dia a la horca yo no 282 podré hacer nada para liberarte de ella."44 Parece que, si por un lado conoce los buenos sentimientos del hijo, por el otro se cree impotente para luchar contra el fatalismo que se ha convertido en su idea dominante. Esta idea se refuerza con los comentarios del duque, cuando ya Ramiro esta en Madrid y éste se ofrece a ayu— darlo, pero le aclara que lo haré, por respeto a tu pobre abuela ... que fue la mujer mas desgraciada que ha pisado la tierra y tu madre me ha escrito contandome cosas que me han hecho pensar en la fatalidad que persigue hace siglos a esa rama de los Vallemediano. La madre de Ramiro ha ido conociendo las circuns- tancias adversas con las que se ha enfrentado e1 joven desde que salié de la aldea, lo que tal vez la haya lle- vado a afianzarse mas en la idea de una fatalidad que los persigue. Asi, de una manera inexplicable, rompe todo contacto con Ramiro y cuando éste vuelve al pueblo por una temporada, se entera de que su madre 10 ha ven— dido todo y se ha recluido en un convento de monjas clarisas. Este fué-—segfin el duque-—un "sabio ejemplo" que el joven debe seguir. Quiza piensa que de esa manera terminarian con la serie de desgracias que los persiguen. Creo que es la obsesién fatalista de que sus vidas son una serie de infortunios que obstaculizan todo deseo de afirmarse en la vida, con la que Sender quiere destacar a la madre en El verdugo afable. v _.\ a .mp. 1e.-. 283 Puede colocarse a la madre de Sabino en El lugar de un hombre en oposici6n a la de Ramiro, tomando como punto esencial de ella el que toda su vida se centra en el amor que siente hacia su hijo. Con ello Sender parece indicar que en la aldea existia un ser para quien Sabino era importante, aunque no era éste el tipo de reconoci- miento que Sabino necesitaba y buscaba. Asi lo reconocfa la senora Antonia que con aquel ”llanto suyo frio, tran— quilo y persistente," repetia entre lagrimas: -No quiere mas que a la Adela. Y 1a Adela es una mala hembra ... Su pobre madre Vieja y desvalida no le importa. Lo finico que le importa es la Adela. Sabino desaparecié de la aldea a causa, segun él, del "barrunto" que le dio, y estuvo viviendo en el "saso" durante quince afios. La opini6n general de la aldea era a Sabino lo habian asesinado y por ese crimen dos hombres estaban cumpliendo condena. Sin embargo, la madre--que tenia una fe ciega en todo cuanto se decia con respecto a la 1eyenda del Cristo Milagroso y a cuya devocién se enco— mendaba——nunca creia en el asesinato, por el contrario, lo imaginaba durmiendo a1 lado de los caminos, en las noches fr1as del otono, buscando detritos en los basurerosf pidiendo limosna, quiza, por lejanas aldeas.4 Y levantaba una sfiplica y una peticién al Cristo: "devol- 48 védmelo Sefior." Durante esos quince afios la senora Antonia permanecio en su choza esperando y 284 mirando el muro de enfrente y llorando. A veces sus ojos iban descendiendo por el muro y se posaban en sus manos que no tenian sentido.49 Como se ve en la cita anterior, Sender se sirve de lo poetico para expresar la tragedia de esta mujer que como madre y como campesina soporta estoicamente su dolor y su miseria. Después que Sabino regresé a la aldea, persistia en la senora Antonia e1 silencio, acaso como expresi6n de su soledad fisica y espiritual, porque 1a obsesién de Sabino seguia siendo Adela, entretanto la madre, tenia que contenerse para no besarlo. Se retiraba, se sentaba en su silla baja de enea y lo contemplaba mientras de sus ojos resbalaba de nuevo e1 llanto frio sin un gesto, sin un sollozo. El retorno de Sabino no mitiga 1a soledad de la senora Antonia porque ella comprende que el amor maternal no es bastante para que un hombre se realice. Pero es 8610 en esta dimensi6n, la de su amor maternal, en la que se nos presenta a este persoanje. Las figuras unidimensionales sirven, como se ha visto, para destacar una idea, una cualidad o una condi— cién. No proyectan la imagen del alma de Sender porque carecen de la dimensién necesaria para verlas en toda su amplitud. Su misién en la obra es funcional. Irene, por ejemplo, obsesionada con sus intrigas misteriosas, acentfia la visién decadente de Bizancio. Vemos que la politica y las relaciones internacionales del pais estan en manos de una mujer como ella. 285 Sender, a1 tratar de explicarse hechos que la, mente no concibe, se sirve de formas de expresi6n liricas e incongruentes, poniéndolas en boca de personajes que estén fuera de esa realidad. A estos filtimos he preferido llamar personajes "magicos," y he observado que son siempre femeninos como en el caso de la condesa Olga y la castellana de Aineto. Otras veces para expresar situaciones absurdas, utiliza técnicas surrealistas. En ellas e1 hecho esta representado con inverosimilitud, como se ha visto en la "gallinificacién" de la mujer de Cervantes, finico en toda su obra. Tanto 1a sirena como la madre de Ramiro——ambas en la misma obra—-refuerzan distintos aspectos de la persona- lidad de Ramiro: la mujer/pez puede relacionarse con la aparicion del inconsciente erético del personaje masculino; 1a figura maternal—-cuyo nombre tampoco aparece en la obra——contribuye a la demostracién de que una sucesién de hechos catastréficos colaboran en la formacién de la per— sonalidad de Ramiro. La senora Antonia esta también en funci6n de la idea tematica. Da a la obra cierto equilibrio porque a la poca o ninguna importancia que los habitantes del pueblo dan a Sabino, ella opone la fuerza de su carifio maternal. NOTAS--CAPITULO VI 1E. M. Forster, op. cit., p. 69. 2R. Sender, El verdugo afable, p. 99. 3Ibid. 4Véase capitulo V, nota 93. 5M. Penuelas, op. cit., p. 239. 6R. Sender, E1 verdugo afable, p. 99. 7Ibid., p. 107. 8Ibid., p. 118. 9E. M. Forster, op. cit., p. 68. 10R. Sender, Bizancio, p. 402. llgpgg., p. 67. lzIpig., p. 87. l3;p;g,, p. 68. l4;p;§ , p. 144. ls;pid., p. 70. l6;p£g., p. 146. l7;£§fii., p. 174. l8;p1g., p. 177. 1915§£1., p. 398. 201219- 21 E. M. Forster, op. cit., p. 67. 22 R. Sender, Bizancio, p. 377. 287 23Ibid., p. 151. 24Ibid., p. 377. ZSIbid. 26 . . Este asunto ya ha Sido tratado en Los cinco libros de Ariadna, E1 verdugo afable y La noche de las c1en cabezas (Véase los simbolos en el Cap. II). 27R. Sender, Bizancio, p. 152. 28Ibid. 29 R. Sender, Las criaturas saturnianas, p. 283. 30Ibid., p. 333. 3lIbid., p. 335. 321bid., p. 352. 33La obra se publicé junto a otras novelas cortas con el titulo de Las gallingg de Cervantes y otras narra— ciones parabélicas (México, Mexicanos Unidos, 1967). 34M. Penuelas, op. cit., p. 163. Sender refiere la impresién violenta que recibié y afiade: "pensé ense- guida en la miseria de una clase media espanola que esta en el nivel mental de las gallinas y que en aquellos tiempos debia ser peor todavia." 35R. Sender, Las gallinas de Cervantes, p. 11. 36M. Penuelas, op. cit., p. 175. 37R. Sender, Las gallinas ..., p. 16. 38Ibid. 39R. Sender, E1 verdugo afable, p. 27. 40Ibid., p. 23. 41Ibid., p. 24. 42La vida de Ramiro en el internado de Reus es una reproduccion de la de Pepe Garcés en el mismo internado, Cr6nica del Alba, Hipogrifo violento, I. 43R. Sender, E1 verdugo afable, p. 25. 288 44Ibid., p. 98. 45Ibid., p. 197. 46R. Sender, El lugar de un hombre, p. 90. 47Ibid., p. 93. 48Ibid. En la edicion de 1939, México, Quetzal, la madre de Sabino hace al Cristo Milagroso la promesa de dar su vida a cambio de que le devuelva a Sabino, lo que cumple a su regreso. Caso semejante a1 del Cristo del Coloco que se relata en Los cinco libros de Ariadna. En El lugar de un hombre (México, CNT, 1958), que es la edici6n que utilizo, se ha omitido 1a promesa y la muerte de la madre de Sabino. 49 Ibid., p. 124. 50 Ibid., pp. 141—142. CONCLUSIONES Al estudiar la obra de Sender he querido acercarme primeramente al autor, a través de su vida y analizando las circunstancias en que ésta se ha ido desarrollando. He podido observar que la nifiez de Ram6n Sender fue un constante choque con su ambiente. Considero que este choque marcé su personalidad y la hizo compleja, indepen- diente y rebelde a todo principio o norma establecida. Estas caracteristicas se proyectan también en su obra, } que se resiste a ser clasificada en una escuela o corrien— te literaria. Sender acepta las corrientes en boga, se 1 vale de ellas, pero no forma filas dentro de ninguna. Esto, ademas, contribuye a que Sender se sitfie dentro de una linea que no es la que estaba de moda en los anos veinte, cuando él hace su aparicién, sino en la de Galdés y Baroja. Creo haber demostrado que ésta es la razén que me lleva a considerarlo "pionero" del neorrealismo espa- nol puesto que salva, enriqueciéndola y modernizandola, una de las constantes de la novela espanola. Su preocupacion social, como ya se ha demostrado, lo acerca al hombre y hace de él el tema de su obra. A través de ella y desde diversas perspectivas--hist6rica, social, individual-—podemos ver a los seres humanos. 289 "_______ __ -..- 290 Puede parecer raro en nuestros dias que destaquemos, en un nOVelista, su preocupaci6n humana. Pero en los tiempos de Ortega y Gasset, de su poesia deshumanizada y de su novela intemporal, la actitud de Sender no 5610 era impo- pular sino también extrafia. Esa preocupaci6n por el hombre habria de ser, sin embargo, 1a clave de su actual valor literario y su aportacién a la novelistica de 1 nuestros dias. Aparte del valor testimonial que la obra sende- riana pueda tener, e1 autor es consciente de su funcién como artista, como se ve en el estudio de las técnicas empleadas por él. De dichas técnicas pueden deducirse algunas de las caracteristicas de su estilo: austeridad—- , uso del término preciso——serenidad y valores poéticos y magicos. Estos ultimos tratan de mostrarnos realidades que estén mas alla de lo aparencial y por eso llamo a1 suyo un "realismo de esencias,“ para diferenciarlo del realismo del siglo XIX. Sus personajes, sacados del ambiente hist6rico 0 del vivir cotidiano, estan tratados de modo que lo que en ellos se destaca es la esencia que hemos mencionado, y no 105 aspectos anecdéticos. Dicha esencia, sin embargo, es en Sender una idea anterior a1 personaje. Este la encarna y la proyecta, pero, a veces, no forma parte de su verda— dera sustancia, lo que hace que la mayoria de sus perso- najes, masculinosgo femeninos, tengan cierto aire de 291 familia y, en el caso de los personajes hist6ricos, no sean como fueron sino como el autor los imagnia y re-crea. La mujer/nine, virginal, parece ser e1 personaje femenino mas frecuente en su obra. Ya esté en relaci6n al protagonista masculino-—caso de Valentina-~ya sea ella misma e1 centro de la obra——caso de la princesa Maria-- esta figura esta estudiada con todo detalle. La frecuen— i cia con que esta concepci6n de la mujer aparece—-he podido observarla incluso en personificaciones de animales hem— bras dentro de su obra, como sucede en Zu, e1 angel anfi— pig—-nos ha hecho deducir que se trata de una proyeccidn de su énima. Vemos también que la intencion de Sender es { separar a esta mujer, que no ha experimentado las emocio- Y nes de la maternidad, de la indeseada posesién del padre, volviéndola a su pureza primitiva. Esto es significativo si se tienen en cuenta las relaciones del autor con las figuras paternales, tal como aparecen constantemente en su obra. He de aclarar que la relacién padre/hijo 5610 contribuye a que los que hemos venido llamando figuras paternales 0 de autoridad encarnen para Sender el poder y la autoridad ejercidos arbitrariamente. Sender se rebela contra esa autoridad, alli donde 1a encuentre—- padres, sacerdotes, rey-—pero se rebela de modo incons- ciente. Trato con esto de aclarar que 5610 he procurado sefialar problemas, obvios por otra parte, que el autor 292 tiene con la autoridad, y que en modo alguno he tenido la intenci6n de hacer un estudio del inconsciente sende- riano. A1 analizar las figuras femeninas que aparecen en la obra de Sender, creo haber demostrado que existe una distincion entre las caracteristicas de estas cria- turas antes de la guerra civil y después de ella. Con anterioridad a la guerra estos personajes estan en Espana, con él y junto a él. La imagen de Amparo en Siete domin— gos rojos es todavia un débil reflejo de Valentina, y en la de Milagritos, aunque con los rasgos de su anima, nos presenta un mundo estable que es reflejo de su equilibrio interior y esta en funci6n de la preocupaci6n social y politica de Sender: Espafia. En el exilio 1a imagen del ideal femenino sende- riano se intensifica y proyecta en toda su obra. Esta en relacién a un pasado, separado del presente que vive por un hecho traumatico: 1a guerra civil espanola y la pér— dida del contacto entre él y sus raices. Dichas figuras femeninas son parte de su propio "yo," pero también de su pais, como podria comprobarse en El rey y la reina: ideal/mujer/Espafia. La figura femenina que le dio a él fuerza e impulso para afirmarse en la vida, para adquirir su propia esencia, es Valentina. Como imagen central y, a su vez obsesién en el pensamiento senderiano, se convierte en espiritu en su “h-'" H" "" - " -- 9” 293 obra a través de sus recuerdos nostélgicos. Con mas rea— lismo ve a Ariadna. En la mente de Sender esta criatura representa una realidad que quiere olvidar, pero que esta latente, como un mal suefio, como una pesadilla. Y asi nos la presenta, como algo onirico, como un "fantasma de su intimidad," expresivo, ademas, de unos hechos que no alcan- za a comprender, pero también como el hada salvadora que lo conduce fuera del laberinto en que estaba. El resto de sus figuras femeninas son ya creacio- nes literarias e intelectuales, aunque creo ver también en ellas proyecciones de su anima. La funci6n que ejercen en la obra esta de acuerdo con la ideologia del autor mas que con las caracteristicas pertenecientes a1 personaje en sf mismo. Lucha y Elvira son, por tanto, una expresién del bien frente a la violencia, pero ambas permanecen impermeables a1 medio porque no han llegado a adquirir su propia esencia. Y ese medio, por violento que sea, no afecta a su "yo": ni a1 de Elvira porque el amor que siente por Pedrarias no es humano, ni a1 de Lucha, que no lo habia sentido verdaderamente por el prieto Trinidad. Se confirma en ellas, segfin creo haber demostrado, 1a idea senderiana de que la mujer se realiza a través del amor y la maternidad. Lo que hemos venido diciendo puede demostrarse también a través de Maria y Lizaveta. La primera no ha podido realizarse ni en el amor de Roger ni en el que pudiera haber sentido por Berenguer de Entenza. Tampoco 294 Lizaveta pudo hacerlo por estos caminos (me refiero a los del amor y la maternidad). El medio era hostil a1 desa- rrollo de su esencia, pero esa hostilidad no afectaba a su orden de valores, sino a su "yo": a su personalidad. Y por eso considero que son personajes a los que el medio desintegra. A Santa Teresa la vida no la destruye. Su amor, por carecer de figura humana en que proyectarse, se basta a si mismo y es inagotable. Ella y su amor tienen una fuerza poderosa para mantenerse y rechazar y racionalizar las adversidades que la vida presenta. Creo ver que los personajes unidimensionales aparecen en la obra de Sender con el propésito de acen— tuar o destacar alguna idea del autor: (1) la ambicidn politica en el caso de Irene en Bizancio; (2) una condi- cién del protagonista: 1a sirena, mujer/pez, que acentfia e1 inconsciente er6tico de Ramiro en El verdugo afable; (3) una realidad que esta mas alla de los hechos circuns— tanciales es el caso de los personajes a los que, ademas de unidimensionales, hemos llamado mégicos: 1a condesa Olga en Las criaturas saturnianas y la castellana de Aineto en la misma obra; (4) lo absurdo de algunos aspectos de la realidad: 1a "gallinificacién" de la mujer de Cervantes en Las gallinagpde Cervantes; (5) para reforzar el tema de la novela: la madre de Ramiro en El verdugo afable y (6) para servir de contrapeso a la idea temética: la madre en El lugar de un hombre. 295 Finalmente, en la obra de Sender, a través de sus personajes, sean masculinos o femeninos, creo ver 1a ruptura de su propia esencia. Tal vez pueda parecer una observacién atrevida. No trato con ello de hacer una intrusién en la intimidad de la persona, sino de compren- der mejor a1 autor. Por tanto puede afirmarse que, como escritor, Sender se ha realizado; como hombre no 10 ha conseguido a través de los caminos que él hubiese deseado: los del espafiol que vive en una Espafia en la que no hubiese creido necesario rebelarse. BIBLIOGRAFIA i 296 BIBLIOGRAFIA Obras de Sender I. Novelas Iman. Madrid, Cenit, 1930; Barcelona, Balagué, 1933. O.P. (Orden Pfiblico). Madrid, Cenit, 1931; Mexico, Publi- caciones Panamericanas, 1941. E1 Verbo se hizo sexo (Teresa de Jesus). Madrid, Zeus, 1931. Siete domingos rojos. Barcelona, Balagué, 1932. Viaje a la aldea del crimen (Documental de Cagas Viejas). Madrid, Pueyo, 1934. La noche de las cien cabezas; novela del tiempo en delirio. Madrid, Pueyo, 1934. Mr. Witt en el cant6n. Madrid, Espasa—Calpe, 1936; 2da. Edic., Madrid, Alianza Editorial, 1968. Proverbio de la muerte. 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Club, crepfisculos y otras evasivas." Madrid, La Libertad, 13. 12. 1935, 7fg. "Hoy. Fermin Galan." Madrid, La Libertad, 31. 12. 1935, 7ab. "Bloqueo popular. Glosa a un decreto. Madrid, £3 Libertad, 15. 3. 1936, 1ef y 2ab. "Ficha sobre Mongolia." Madrid, La Libertad, 25. 4. 1936, 3fg. 340 Articulos de R. J. Sender en Leviatén (Revista de hechos e ideas) "Extracto y traducci6n de Autocritica (Trabajo inédito) de Maximo Gorki." Madrid, Leviatan, No. 14 (junio 1935), pp. 31—37. "E1 novelista y las masas." Madrid, Leviatan, 24 de mayo de 1936, pp. 31-41. "E1 teatro nuevo." Madrid, Leviatan, 25 de junio de 1936, pp. 45—52. Articulos sobre Sendg; publicados en IiLa Libertad" "Un nuevo libro de Ram6n J. Sender. O.P." (Resefia sin firma y con una fotografia de Sender.) 26. 7. 1931, 8c. "Ventanal de las letras. El Verbo se hizo sexo. Teresa de Jesus.” (Resefia sin firma con una fotografia de Sender.) 16. 8. 1931, 8d. Silva, Lazaro Somoza. "Los libros y sus autores. 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IV." 25. 1. 1933, 8ab. . Critica literaria. "Ram6n J. Sender y la novela social. Siete domingos rojos (1932). Introduccién de una filosofia. V." 31. 1. 1933, 8abcd. Critica literaria. "Ram6n J. Sender y la novela social. Siete domingos rojos (1932). Apreciaci6n literaria. VI." 9. 2. 1933, 10ab. Haro, Eduardo. Cr6nica. "El reportero y la literatura." (Menciona elogiosamente a Sender a prop6sito de sus reportajes sobre Casas Viejas.) La Libertad en Rusia. (Anuncia que Ram6n J. Sender va camino de Rusia desde donde enviaré cr6nicas.) E1 anuncio se repite en otros nfimeros del peri6- dico. 18. 5. 1933, 7d. Libros de Sender en el extranjero. (Noticias de traduc- ciones holandesas, francesas, etc., de las obras de Sender.) 3. 12. 1933, Be. Vida literaria. Los libros pr6ximos de Ram6n J. Sender. (Cita: "Madrid—Moscfi," "Carta de Moscfi sobre el amor," "Viaje a la aldea del crimen" y "El vaga— bundo y otros ensayos.") 21. l. 1934, 7d. Publicaciones. "10 de Mayo" de Isaac Pacheco. Resefia: (Lleva un notable pr6logo de Ram6n J. Sender.) 27. 3. 1934, 2g. Somoza Silva, Lazaro. "Impresiones de lectura. Dos libros de Sender: ”Madrid—Moscfi" y "Viaje a la aldea del crimen." l. 4. 1934, 7fg y 8a. iAlo, Madrid! "Carta de Moscfi sobre el amor." 11. 4. 1934, 3d. Somoza Silva, Lazaro. Otros libros ... "Carta de Moscfi sobre el amor." 22. 4. 1934, 8f. 342 Revistas. Literatura No. 3. Cita en primer lugar un articulo de Ram6n J. Sender: "Consagracién de las sombras." 13. 5. 1934, 9b. Somoza Silva, Lazaro. El libro. (Hace una menci6n muy elogiosa de Sender como novelista social.) 15. 8. 1934, 6f. Anuncio en grandes titulares de la novela de Ram6n J. Sender, La noche de las cien cabezas, novela del tiempo en delirio. 27. 10. 1934, 2fg. Somoza Silva, Lazaro. La noche de las cien cabezas. Novela de Ram6n J. Sender (con una fotografia del autor). 25. 11. 1934, 7bc. Titular: Dos obras de Ram6n J. Sender traducidas a1 inglés. La importante revista inglesa, "The Spec— tator," publica un articulo de William Plomer sobre la traduccién inglesa de Iman, etc. 3. 2. 1935, 6fg. Ram6n J. Sender, en la Feria del Libro. "La ciudadela de la Cultura.” (Resefia extensa de una charla de Sender.) 30. 5. 1935, 6fg. "Cock—tail" de libros. (...) "E1 secreto," drama en un acto de Ram6n J. Sender. 9. 6. 1935, Se. Somoza Silva, Lazaro. Lecturas. Mister Witt en el cant6n, novela de Ram6n J. Sender. 24. 6. 1936, 4fg. Concurso Nacional de Literatura. Noticia del premio con— cedido a Sender con una fotografia del mismo. 2. 1. 1936, 5cd. Articulo sobre Sender ublicado en Leviatan Pina, F. "El cant6n murciano visto por un escritor pro— letario." (Ram6n J. Sender (sic): Mr. Witt en el cant6n (Premio Nacional de Literatura). 25 de junio de 1936, 62b—64a. (I. . ummmwIIIHrImmmummumHlmnmmmm w