EL TEMA DE LA SOLEDAD EN LA NARRATIVA DE ADOLFO BIOY CASARES DISSERTATION FOR THE DEGREE OF PH. D. IN SPANISH MICHIGAN STATE UNIVERSITY LEONOR FELISA CONZEVOY-CORTES 1977 lllllllllll 31293‘ LIBRAR‘, Michigan State «5.. I! . ‘ty This is to certify that the thesis entitled EL TEMA DE LA SOLEDAD EN LA NARRATIVA DE ADOLFO BIOY CASARES presented by Leonor Felisa Conzevoy-Cortés has been accepted towards fulfillment of the requirements for the doctoral degcehl Spanish Dme February 3, 1977. ABSTRACT EL TEMA DE LA SOLEDAD EN LA NARRATIVA DE ADOLFO BIOY CASARES By Leonor Felisa Conzevoy—Cortés Este trabajo analiza desde un punto de vista teméti- co la presencia e importancia de la soledad y el fracaso de la comunicacién en la obra narrativa de Adolfo Bioy Casares. Para este estudio se han analizado los siguientes textos: Lg nueva tormenta 9 La vida multiple g3 Juan Ruteno (novela, 1935), Luis Greve, muerto (cuentos, 1937), La invenci6n g3 Morel (novela, 19h0), Plan g§_evasi6n (novela, 19h5), La trama celeste (cuentos, 19h8), 1 suefio _g 103 héroes (nove- la, l95h), Historia prodigiosa (cuentos, 1965), Guirnalda 1962), El gran serafin (cuentos, 1967), Diario g3 13 guerra del cerdo (novela, 1969) y Dormir a; £91 (novela, 1973). E1 capitulo I consiste en una introduccién a la na- rrativa argentina contemporénea y la ubicacién, en ella, de la literatura fantéstica. También se hace una revisién de diferentes definiciones de lo fantéstico en literatura. Por ultimo, se presenta un esquema biogréfico y de la obra de Bioy Casares. Leonor Felisa Conzevoy—Cortés En el capitulo II se analiza el tema de la soledad, la falta de comunicacién y sus consecuencias catastréficas en sus dos novelas de ambiente insular: La invencién de Morel y Plan g3 evasién. El capitulo III estudia otras manifestaciones de la soledad en tres novelas portefias: E1 suefio de los heroes, Diario a; la guerra del cerdo y Dormir a1 sol. En el capitulo IV se examinan los cuentos de Bioy Casares desde el punto de vista de las relaciones interper- sonales y su fracaso. E1 capitulo V contiene las conclusiones de la inves— tigacién. Alli se sostiene que la narrative de Bioy Casares muestra que el hombre fracasa en sus relaciones con los de- més debido a que su conocimiento esté basado en datos senso- riales y en la razén. Estos resultan ineficientes pues pro- veen visiones parciales, o insulares, de la realidad dejan- do a1 hombre alienado de su mundo. A1 mismo tiempo, se sub- raya la importancia que le atribuye e1 autor a la fantasia, en tanto ésta da cuenta de lo irracional e inexplicable. EL TEMA DE LA SOLEDAD EN LA NARRATIVA DE ADOLFO BIOY CASARES BY Leonor Felisa Conzevoy—Cortés A DISSERTATION Submitted to Michigan State University in partial fulfillment of the requirements for the degree of DOCTOR OF PHILOSOPHY Department of Romance and Classical Languages 1977 AGRADECIMIENTO Deseo expresar mi gratitud a1 profesor Donald A. Yates por su direccién y aliento en la realizacién de este trabajo. También agradezco 1a cooperacién del senor Adolfo Bioy Casares quien me brindé su tiempo y me dio acceso a textos y material bibliogréfico indispensables para llevar adelante mi estudio. Del mismo modo, quedo agradecida a la sefiorita Flora Ledesma por facilitarme articulos sobre Bioy Casares. Por filtimo, vaya mi reconocimiento a Miguel Angel, mi marido, sin cuya tenacidad y estimulo esta tesis no se habria terminado. ii INDICE INTRODUCCION CAPITULO I EL ESCRITOR Y SU CIRCUNSTANCIA II III IV V APENDICE Situacién de la narrativa argentina contemporanea Sobre 1a literatura fantéstica Adolfo Bioy Casares: su trayectoria literaria LAS NOVELAS INSULARES LAs NOVELAS PORTENAS LOS CUENTOS La uni6n hombre-mujer fracasa por fallas de comunicacién Desajuste entre la imagen del ser amado y la realidad E1 ser amado vive en el amante CONCLUSION BIBLIOGRAFIA DE OBRAS CONSULTADAS General Bioy Casares, Adolfo Critica iii PAGINA l 33 56 90 1AA 1A6 153 163 171+ 179 183 183 187 190 INTRODUCCION La maduracién experimentada por la narrativa hispa- noamericana en las tres filtimas décadas ha despertado un in- terés creciente entre los criticos que ven en ella la expre- si6n auténtica de un continente maduro. Habiendo abandonado 1a linea del realismo regional, los autores hispanoamericanos se han internado por los caminos del ser, indagando sobre la condicién de la existencia humana en el siglo XX. En esta coyuntura 1a narrativa fantastica merece ser considerada con especial atencién porque ella, lejos de re- presentar un mero ejercicio de terror, se revela como una profundizacién y una critica de la organizacién y ordenamien- to racional del mundo occidental. En el escenario de la narrativa argentina contempo- ranea, Adolfo Bioy Casares se destaca como una de las figu— ras mas sobresalientes de la literatura fantastica. Defen- sor entusiasta de la fantasia, Bioy Casares se revela, sin embargo, como un autor profundamente comprometido con la realidad en la medida en que, a través de lo fantéstico, sus narraciones--novelas y cuentos-~ahondan en las limitaciones que sufre el hombre. Sus invenciones fantasticas son meta- foras de la realidad a1 subrayar 1a incapacidad del hombre para trascender e1 plano de la realidad inmediata, una situacién desesperante puesto que su vida queda reducida a una trama de minucias que lo aislan y desgastan. Del mismo modo, las narraciones de Bioy Casares exploran 1a imperfec- ci6n de nuestro sistema de conocimiento por estar basado en percepciones sensoriales. De su preocupacién surge una tema- tica recurrente en su narrativa: las diversas manifestacio- nes del aislamiento y la soledad como condiciones esenciales del ser humano. En este trabajo intentaremos estudiar las diversas expresiones de las preocupaciones de orden metafisico de Bioy Casares, especialmente aquellas en que se hace mas evi- dente 1a soledad del hombre. En el capitulo I trataremos la situacién actual de la narrativa argentina y la ubicacién de la obra de Bioy Casares en ella. E1 motivo de esta revisién es demostrar que la narracién fantastica adviene a las letras argentinas como una consecuencia casi natural de los principios libertarios, en los temas y el estilo, enunciados por los movimientos vanguardistas. Esta evolucién esta ejemplificada en la na- rrativa de Bioy Casares que pasa del surrealismo a la fanta- sia razonada. En esta nueva modalidad, 1a obra de Bioy Casa— res presenta ciertas constantes teméticas entre las que se destacan 1a soledad y el fracaso del amor. En el capitulo II nos ocuparemos de la elaboracién del tema de la soledad en sus dos novelas insulares: La i — venci6n de Morel y Plan de evasi6n. Alli se vera que los escenarios insulares en que tienen lugar las acciones narrativas sirven como metaforas de los sucesos narrados. Es decir, si e1 espacio que separa dos o mas islas determina una percepcién limitada que puede conducir a errores, igual— mente, 1a percepcién que tiene alguien de lo que ocurre a su alrededor seria err6nea, ya sea por una percepcién engafiosa, ya sea porque e1 sujeto esta emocionalmente alterado. La acci6n subsiguiente conduce fatalmente a1 fracaso. A1 analizar la estructura de las respectivas novelas veremos que Bioy Casares traspone 1a experiencia del 1e0flnu- lectura del texto-—a la de los protagonistas--1ectura de la realidad. En el capitulo III trataremos otras manifestaciones del tema de la soledad: las que se dan en sus tres novelas de ambiente portefio: E1 suefio d: 105 héroes, Diario d3 1 guerra del cerdo y Dormir a1_§gl. En ellas, veremos que los barrios en que se desarrollan los sucesos narrados son equi- valentes a las islas de las dos novelas anteriores en la me- dida en que los personajes se enfrentan con el peligro cuan- do trasponen sus limites. En cada una de estas obras 1a so- ledad se manifiesta en circunstancias diversas. El suefio $3 103 heroes muestra la soledad del hombre que toma en sus ma- nos e1 cumplimiento de su destino; Diario de l guerra del cerdo y Dormir 31 so; dramatizan e1 aislamiento del hombre respecto de los demés en la medida en que esta preso en su propio cuerpo. A1 mismo tiempo, a través de estas dos nove- las Bioy Casares expresa e1 estupor provocado por el descu- brimiento de que aun en los seres mas pr6ximos hay un extrafio que nos observa. Finalmente, en el capitulo IV examinaremos los cuen— tos de Bioy Casares segfin una agrupacién propuesta en base a las relaciones amorosas. Alli veremos que a través de sus cuentos, Bioy Casares ilustra su convencimiento de que el amor, 1ejos de ser un lazo verdadero que refine a los amantes, es una uni6n falaz que los aparta. Este convencimiento de— termina e1 fracaso de las relaciones en que entran los pro- tagonistas de estos relatos. CAPITULO I EL ESCRITOR Y SU CIRCUNSTANCIA Situacién de la narrativa argentina contemporénea Una de las tareas mas arduas con que se enfrentanlos historiadores de la literatura es la divisién en periodos de la literatura en estudio y la adecuada justificacién de esos periodos. A veces, ésmxsquedan subordinados a los hechoslfis- t6ricos que, por asi decir, marcan una época en el pais mNMe se produce tal literatura. Otras veces, 10s estudiosos de la literatura proponen una subordinacién a las etapas de evolu— ci6n del idioma en que se la escribe. También se suele idafid- ficar los sucesivos periodos literarios con la sucesién de las distintas escuelas ocxmrhamesestéticas. En otros casos, hay quienes se limitan a colocar en el centro de la atencién a las figuras mas destacadas de cada época, estudiéndolas des— de un punto de vista sicolégico o biografico. Finalmente, [hay quienes] hablan mas bien de generaciones que de periodos, y hacen fincar e1 desarrollo de una literatura nacional en las sucesivas hegemonias de cada una de esas generaciones, formadas res- pectivamente en ambitos culturales, sociales y politicos mas o menos homogéneos. 1 Hoy en dia parece prevalecer entre los inwafiigmknes mas modernos uncndterhade clasificacién que presenta 1a ven- taja de partir demkadmfino mismo de la literatura: es el que Se refiere alutevdhufiénde los diferentes géneros concebidos como estructuras totales, y situados dentro del contexto na- cional dado. De este modo, para cada género——poesia, drama, narrativa—-parece haber un primer periodo formativo, un segun- do periodo de desarrollo y maduracién y un tercero de pleni- tud. Durante e1 periodo formativo, e1 género no esta afin definido y presenta elementos ajenos 0 de préstamo; en el segundo, se va definiendo con mas energia hasta adquirir una forma hasta cierto punto aut6noma; en el tercero, e1 género ya formado y dotado de madurez, llega a su plenitud y puede, por lo tanto, alcanzar sus maximas posibilidades. Si se adopta este criterio para estudiar 1a literatu- ra argentina, se observa que el periodo de formacién abarca- ria un gran lapso que se extiende desde 1a época de la con- quista hasta 1a generacién del ochenta, con todas sus posi- bles subdivisiones: colonial, virreinal, neoclasicismo, etc. E1 periodo de desarrollo y madurez, se registraria aproxima- damente desde 1860 hasta 19h0. Por ultimo, e1 periodo de ple- nitud comenzaria en 19AO estando hoy todavia en plena marcha. A grandes rasgos se podria caracterizar cada una de estas etapas de la siguiente manera: En el periodo formativo se observa una marcada supe- ditacién de la literatura a los ideales colectivos, es decir a 10 histérico—politico y, consecuentemente, predominio del tono épico. En la etapa de desarrollo comienza a predominar e1 tono lirico y subjetivo. La literatura cambia su centro de gravedad y comienza a centrarse en si misma, especialmente b. D F 1. ’cfi a través de los grandes movimientos estéticos. Asi, por ejem— plo, en el 80 florecen e1 naturalismo y otras corrientes euro- peas, después e1 modernismo y posmodernismo y los diversos "ismos" a partir del ultraismo y el movimiento Martin Fierro (en esta corriente se vuelcan todas las tendencias de vanguar— dia, desde los postsimbolistas hasta los surrealistas).Hay que destacar [que] a través sobre todo del realismo tradicional 0 e1 posnaturalismo zoliano, los sectores de iz— quierda tienden a colocar 1a literatura bajo pre— misas sociales o politicas, con lo que en cierto modo repiten parcialmente el caso del periodo an— terior. 2 En la etapa de plenitud y madurez, en la Argentina adquiere mayor relieve 1a narrativa. Las escuelas o nficleos estéticos parecen desaparecer de modo que las filtimas influen- cias de la vanguardia se ejercen sin llegar a organizar gru- pos. La literatura argentina tiende a expresarse cada vez de modo mas acentuado a través de las individualidades. Se nota un fuerte acento en 10 personal y en lo autobiogréfico hasta el punto que cada uno de los escritores mas representativos que producen a partir del ho merece un estudio individual. Ya no es posible hacer agrupaciones que respondan solamente a un criterio ya sea ideolégico o estético. En todo caso, como re- curso de ordenacién nada mas, se los podria agrupar por gene— raciones atendiendo primordialmente a la época en que nacen Y a la época en que publican sus obras. El fenémeno sefialado no es privativo de la narrativa aI‘gentina contemporénea. La misma multiplicidad de temas y de lnnovaciones técnicas se registran en toda la narrativa hispanoamericana contemporénea, razén por la cual la critica encuentra crecientes dificultades para reducir a una la f6r- mula de la novela hispanoamericana. No hay uno ni dos ni tres modelos de novela en Latinoamérica. Hay tantas novelas como soluciones técnicas y posibilidades tematicas plantean los no- velistas en sus obras. A propésito de este tema, recomendamos la lectura de la polémica que suscit6 e1 articulo "De la no— vela en America" de Pedro Grases a1 que contestaron Enrique Anderson—Imbert en su articulo "Discusién sobre la novela en America" y Arturo Torres-Rioseco en su articulo "De la nove- la en America." 3 Con referencia especifica a1 desarrollo de la novelis- tica argentina, Juan Carlos Ghiano advierte dos lineas o ten- dencias mayores, pero destaca 1a imposibilidad de una clasi- ficaci6n dogmética: Los novelistas argentinos formaron dos lineas inin- terrumpidas: una, la mas antigua y abundante en ejemplos; 1a otra, elaboracién muy caracteristica de ciertos ejemplos literarios, ya favoreciendo los valores expresivos, ya intensificando la ima- ginacién. Las calidades de cada creador no se jus— tifican en fidelidades gentilicias sino en logros literarios, que superan los andamiajes te6ricos. Las respuestas estan en la diversidad de solucio- nes que han dado sefieramente Mérmol, Cambaceres, Martel, Sicardi, Payr6, Larreta, Mallea, Lynch, Gfiiraldes, Mujica Léinez, Bioy Casares, nacidas de necesidades espirituales distintas, que pueden ordenarse alrededor del desarrollo profundo de nuestra historia. A La linea mas antigua a que alude Ghiano es la que com— prende aquellas obras—-especia1mente del siglo XIX--de valor testimonial que se cifien estrictamente a los limites geogra- ficos, hist6ricos y humanos argentinos, descuidando no pocas veces lo imaginative. Esta linea creativa fue con- siderada por mucho tiempo como la mas auténtica expresi6n li- teraria nacional y goz6 de todos los favores de la critica. Ghiano sefiala a1 respecto [que] algunos criticos condenan toda novela que se escape del marco geogréfico argentino, de la histo- ria patrfia, de los tipos sociales gentilicios y de ciertos rasgos de nuestra lengua, ya que desconocen las causas determinantes de aquellos relatos que se alejan de la linea esencial de las creaciones testi- moniales. 5 La otra linea a que se refiere e1 critico, precisamen- te la que ha cobrado mayor envergadura en los filtimos afios, es aquella que no se deja clasificar por grupos por la multi— plicidad de impulsos creativos individuales que presenta. En su advocaci6n por estas obras, que no son de tipo verista o testimonial, Ghiano subraya 1a importancia que 1e prestan a las letras argentinas justamente por erigirse como realizaciones acabadas de una narrativa abierta cada vez mas a la consideracién de temas y de técnicas universales. El rechazo de Redenci6n de Angel de Estrada, de La gloria de don Ramiro de Enrique Larreta, de La invenci6n de Morel de Adolfo Bioy Casares, por lejanas de las realidades argentinas, escamotea ciertas exaltaciones de nuestra cultura; cada una de ellas fue escrita con una perspectiva peculiar dentro del desarrollo de nuestra expresién, como en otras jactancias de madurez americana. 6 Desdefiar lo imaginativo en la literatura, exaltar una modalidad narrativa que no va mas alla de la reproducci6n ve— rista de una realidad nacional, es negarle mayoria de edad a esa literatura que, precisamente puede participar en el dia- lOgo universal de la ficci6n recién cuando logra trascender las fronteras locales. En este sentido, hubo dos movimientos 10 en Latinoamérica que colocaron su literatura a la altura de las mas acabadas. Ellos fueron e1 modernismo y la literatura fantéstica: E1 modernismo y las novelas fantésticas son dos de esas formas de lufivermflismo, dos realizaciones di- ferentes, en cuyos principios se reconoce una preo- cupaci6n distinta a la de aquellos escritores ape- gados veristamente a lo nuestro. 7 A comienzos del siglo XX en la Argentina comienzan a producirse nowfles mxainauguran una nueva voluntad expresiva. Autores como Enrique Larreta, por ejemplo, proponen para la prosa narrativa.uncnfidamaestético hasta entonces $610 apli- cado a ciertas formas poéticas. Ghiano sefiala e1 gran paso adelante que este esteticismo narrativo de principios de si- glo signific6 para las letras hispanoamericanas: Estos novelistas variaron su actitud dentro del cos- mopolitismo modernista, destacando una mayoria de edad de nuestra America, que se sentia duefia de to- dos los temas literarios y de una capacidad empefio- sa de estilo, que buscaba adelantarse a lo mas al- quitarado de la Espafia contemporénea. 8 Estos son, en efecto,los primeros pasos dados por la narrativa argentina en su camino hacia su consagracién pos- terior, bien entrado e1 siglo XX. La evoluci6n de la narrativa, deakeluego,esté inti- mamente relacionada con los cambios politicos, econ6micos y sociales operados enefl_pais durante la primera mitad del si- glo que, a su vez, se relacionan (xxxlascudsiSInundiales de ese mismo periodo. Asi, poreflempkh 1a crisis internacional que desembocé en la pnhmra guerra mundial, tuvo también ecos en el Rio de la Plata y, consecuentemente, en su literatura: Contemporéneamente a la época de mas fecunda ll 0/ I o o o o exaltac1on economica americana (primera mitad del siglo XX), . . . se adelantaban en Europa ciertas revoluciones ideol6gicas, que a poco producirian novisimos resultados politicos, contemporaneos a la crisis internacional que desemboca en la con- tienda de 19lh. 9 El periodo que va de 191A a 1930 es importante en la historia constitucional argentina por su carécter critico. La novela se hace eco de esta crisis, especialmente en las obras de dos destacados autores, Roberto Arlt y Eduardo Mallea: sus relatos esfuerzan interpretaciones ag6nicas de las quiebras contemporaneas, en cuanto comprometen no 3610 el pensamiento y la acci6n de los argenti- nos, buscando--por vias diferentes——una soluci6n a los dramas universales. Los datos de la vida argen- tina, en los mas diversos ambientes y grupos socia- les, se trasladan a un balance que urge los valores éticos del hombre. 10 A partir de 19h0, e1 desarrollo de la literatura ar- gentina se verifica a un ritmo paralelo a1 del vertiginoso cambio que se opera en el pais. Se produce una verdadera ex- plosi6n demogréfica con un marcado aumento de la poblaci6n en Buenos Aires, se multiplican las industrias, y la del libro re- gistra aumentos de venta tales que el libro argentino se pone a la par de los extranjeros. Este fen6meno es finico en la historia emonémum.y cultural del pais y desde su aparici6n se ha mantenido sostenidamente en aumento. Esto no deja de ser llamativo ya que la expansi6n del pais durante las cuatro primeras décadas del siglo XX, trajo aparejadas crisis en lo econ6mico y @110 axial. No obstante, la literatura sigui6 y sigue atrayendo cada vez mas y mas lectores: Por un lado, de alguna manera e1 cambio del pais y su consiguiente desconcierto harén cada vez mas a- . 0’ 4' o guda 1a nece51dad de dar expre51on a este espiritu nacional que necesita reconocerse a si mismo. Por el otro, se iré creando un estado de receptividad 12 general, una necesidad de encontrar esa imagen en la literatura, qmecondhflré por alterar total- mente 1a composicién tradicional dalpfiuumoiumtor.ll Durante e1 decenio que va de 19h5 a 1955--1a primera fase del peronismo--sacuden a1 pais profundas crisis politi- cas y sociales. Se cuestiona la libertad de imprenta y la seguridad de los ambientes culturales de modo que lo que el periodismo ha dado en llamar "e1 boom" de la literatura ar- gentina, se comenzara a gestar bajo condiciones adversas y a veces amenazantes para los escritores. Bajo estas condiciones llevan a cabo la primera parte de su obra los novelistas, dramaturgos y poetas que suceden a la generacién de la revis- ta Martin Fierro. A esta generacién de autores, nacidos entre 1905 y 1915 aproximadamente, por convencién se le ha llamado "generacién intermedia" para distinguirla de la precedente-- Martin Fierro--y de la que comienza a producir alrededor de 1955, 0 sea a la caida del peronismo. (La denominaci6n de "generacién intermedia" viene de la serie Capitulo dedicada a1 estudio de la literatura argentina.) En esta "generacién intermedia" figuran nombres como los de Silvina Ocampo (1906), Bernardo Verbitsky (1907), Joaquin Gémez Bas (1909), Ernesto Sabato (1910), Manuel Muji- ca Lainez (1910), Roger Pla (1912), Alfredo Varela (1912), Enrique Wernicke (1912), Estela Canto (l9lh), Adolfo Bioy Casares (191A), Silvina Bullrich (1915) y otros muchos. Ya en la madurez de sus carreras, los autores de la "generaci6n intermedia" llegan a participar de la penetracién de la literatura argentina en el gran pfiblico y contribuyen con sus obras a la expansi6n de la misma dentro y fuera del l3 pais. Lo que permite asignarle un carécter de expansién es el hecho de que el interés despertado por la literatura de este periodo se dé de manera persistente, y hasta cierto pun- to masivo. Este rasgo se nota especialmente en la novela, genero que parece dominar en esta etapa y donde e1 fen6meno se hace mas evidente. Como se ha dicho anteriormente, en las primeras deca- das del siglo XX han desaparecido los movimientos estéticos como factores aglutinantes, y la literatura argentina se ca— racteriza por la impronta individual. Los autores de esta "generaci6n intermedia" participan de muchas corrientes y de nin- guna a la vez. No obstante, en los narradores mencionados se dan también, aunque de manera esquemética y no siempre visi- ble, algunos rasgos que permiten filiarlos, por lo menos en la raiz de su actitud, con los grupos de Florida 0 de Boedo. Asi, por ejemplo, en autores como Sabato, Pla, Verbitsky, G6mez Bas, Varela, se advierten las preocupaciones sociales tipicas de la linea de Boedo asi como la continuacién de la tradici6n realista. Con todo, sigue siendo dificil trazar una separacién neta entre las tendencias de estos autores y las de los que, por asi decir, entroncan mas con la linea de Florida. Esto se debe a que constantemente se encuentran ac- titudes fronterizas--Sabato, por ejemplo—-que ya aparecian m1 autores anteriores, como es el caso de Roberto Arlt. Por otra parte, como sefiala Luis Gregorich, los origenes literarios de escritores como Cortézar, Mujica Lainez, Silvina Bullrich, Amflib Bkw'Casares, tan distintos entre si, . . . [se identificarén mas con] la actitud estetizante 0 de experimentaci6n 1h formal que fue patrimonio de Florida; a la que se afiade casi siempre un cierto entronque mas o menos directo con novelistas modernos de Eu- ropa [Kafka, Proust , Henry James, Virginia Woolf]. 12 Con este grupo de escritores pareceria hacerse mas evidente e1 hecho de que aun cuando en Latinoamérica resulta dificil mantenerse alejado de la batalla politica, shamrelw. habido escritores y artistas que han afirmado 1a independen- cia del arte respecto de las cuestiones nacionales. Quienes sostienen esta idea se ponen como tarea 1a expresién de 105 I "supremos intereses del hombre.’ (La expresi6n ha sido to- mada.ya se ha visto es el enmufia- do por Juan Carlos Ghiano, también es compartido por Jean Franco quien sefiala: In many Latin-American countries, where artists feel themselves isolated, this view has a special appeal, for, by participating in avant-garde experiments or pursuing a 'universal' form of art such men feel themselves in communication with a wider public. 13 Franco hace esta afirmaci6n apoyéndose en palabras del escritor mejicano Alfonso Reyes quien en repetidas opor- tunidades selas islas estan separadas por len- guas de agua, también les seres humanos estan separados por espacios infranqueables. La separaci6n fisica de las islas simbolizaria e1 aislamiento o insularidad del hombre. Tratar de alcanzar a1 otro significa eliminar 1a distancia. En el 60 plano simb6lico de las islas, este equivale a ponerse a mer- ced de los peligros de un viaje por mar en una embarcaci6n frégil. Como no se sabe qué hay mas allé del espacio que se- para, la tarea es arriesgada porque pone en peligro 1a propia seguridad. La soluci6n mas c6moda es mantenerse dentro de les propios limites y conformarse con lo que se ve a la distancia. Por eso es que, como veremos, muchos de los persona- jes de Bioy Casares hacen todo lo posible per permanecer adheridos a un mismo ambiente fisico y humano--una isla, un barrio, un grupo de amigos, un nfimero limitado de activida- des compartidas--porque de esta manera se sienten seguros, protegidos de les peligros que ofrece lo desconocido. De aqui derivan 1a comprensi6n imperfecta de la realidad y la incomu— nicaci6n. Las narraciones de Adolfo Bioy Casares ponen a1 descubierto este aspecto de las relaciones humanas haciendo hincapié en las frustraciones que resultan. La invenci6n de Morel y Plan de evasi6n dramatizan estos conceptos. En el capitulo anterior qued6 indicado que la narra- tiva de Bioy Casares se orienta en dos direcciones principa- les: el amor y 10 fantastico. En muchos casos, la distinci6n temética es precisa. En otros, las dos vertientes se cenfun- den. Asi, per ejemplo, en el caso de La invenci6n de Morel resultaria forzado decir que se trata simplemente de una no- vela de amor o que es una novela fantéstica. Tal vez lo mas acertado seria definirla como una novela de "imaginaci6n ra- zonada"2 en la que el amor constituye e1 m6vi1 y la energia 61 de la acci6n narrada. En efecto, en La invenci6n de Morel e1 amer constituye una meta porque a través de 61 e1 protagonis— ta-narrador vislumbra una posibilidad de salvaci6n personal ya que solo el amor podria arrancarlo de la soledad en que esté. Cuando se da cuenta que el amor es su finica tabla de salvaci6n, se aferra furiosamente a ella sin sospechar que lo que le espera es la muerte. Una y otra vez siente que sus es- fuerzos son infitiles, que la mujer amada parece alejarse como un espejismo. No obstante los reveses de la conquista, conti- nfia empefiado en ella sacando fuerzas de flaquezas. La compa— fiia y el amor de la mujer amada: 6sta es su meta. Pero tam- bién es la fuente de energia que le permite superar los obs- téculos, es la fuerza impulsora que apuntala su animo cada vez que éste decae. Per eso es que hemos dicho que el amor es el fin perseguido pero también es el medio o agente que im- pulsaré a1 protagonista-narrador a la acci6n. En cuanto a la exitosa soluci6n fantéstica que Bioy Casares 1e ha dado a su novela, estamos de acuerdo con las palabras de Borges cuando dice en el Pr6logo de la primera edici6n: Adolfo Bioy Casares, en estas paginas . . . des- pliega una Odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinaci6n o que el simbolo, y plenamente 1a descifra mediante un S610 postulado fantéstico pero no sobrenatural. . . . En espafiol son infrecuentes y afin rarisimas las obras de imaginaci6n razonada. . . . La inven— ci6n de Morel . . . traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. . . . No me parece una imprecisi6n o una hipérbole califi- carla de perfecta. (IM, 1h—15) Creemos que Borges ha elegido certeramente la 62 expresi6n "odisea" para referirse a la novela de Bioy Casa- res. En efecto, se trata de una obra en que su protagonista, como el de La Odisea homérica se ve envuelto per una reali- dad desafiante y enigmética que lo conduce a un final tan inesperado come inquietante. Es cierto que las peripecias de la acci6n constitu— yen una "Odisea de prodigios" y lo que se cuenta es una ori- ginalisima aventura de imaginaci6n, pero creemos que conte— nida en la narraci6n hay mucho mas de lo que presenta 1a trama. Esta novela de Bioy Casares encierra un contenido ri- co en sugerencias que se relacionan con la complejidad de las relaciones humanas, con la necesidad de amor que tiene el hombre y, consecuentemente, con su incapacidad de vivir en la soledad, con su angustia ante la muerte y con sus es- fuerzos per alcanzar la inmortalidad. En su ensayo Del sentimiento trégico de la vida di— ce Unamuno: "Es el amor e1 consuelo en el desconsuelo, es la "3 finica medicina contra la muerte. . . . Como se vera, este sentimiento mueve a 10s personajes de La invenci6n de Morel y los incita a poner en marcha una maquinaria que la reali- dad 1es niega. Otro autor espafiol, Ram6n Pérez de Ayala, en su no- vela La papa d3 13 raposa dice queefl.hmflne ween 1a idea de la muerte un cepo y que el espiritu es la raposa, 0 sea 1a virtud astuta con que burlar las trampas de la fatalidad. Afiade Pérez de Ayala: Cogidos en el cepo, hombres débiles y pueblos débiles yacen per tierra . . . ; los espiritus 63 recios y los pueblos fuertes reciben en el pe— ligro clarividente estupor, desentrafian de pronto 1a desmesurada belleza de la vida y, renunciando para siempre a la agilidad y locu- ra primeras, salen del cepo con los mfisculos tenses y con las fuerzas motrices del alma centuplicadas en impetu, potencia y eficacia. A La reflexi6n de Pérez de Ayala es acertada pero po- dria discutirse que aun 10s "espiritus recios" sean capaces de escapar a la muerte; a lo sumo aprenden a evitarla proviso— riamente. Con mayor o menor clarividencia, todo ser humane sabe que no hay remedio contra la muerte y que tarde o tem- prano 1a desaparici6n es inevitable. Mas afin, muchos hay que se resignan a desaparecer porque entienden que es algo que ha sido decidido por alguna fuerza superior a1 hombre, algo que se 1e impone y que es inapelable. E1 terror de saber que se viene de la nada y que, irremediablemente se vuelve a la nada, mueve a1 hombre a desplegar todas sus energias para crear algo que 1e sobreviva, ya que 1e es negada 1a inmorta- lidad. Bioy Casares ha orquestado con precisi6n casi matema- tica una obra en que la ficci6n narrativa plantea una alter- nativa semi-fantastica semi—cientifica para burlar a la muer- te. A manera de contrapunto Bioy Casares presenta el tema de la soledad del hombre. Las dos lineas teméticas se entrelazan arm6nicamente gracias a la equilibrada organizaci6n de la ma- teria narrativa. Escrita en primera persona, la novela esta estructu- rada en la forma de un diario donde la finica vez que se eye es la de un "yo" protagoniSta que es narrador y autor a la vez; 6h Este "yo" registra en su diario los sucesos que se van desa- rrollando ante sus ojos y que terminan per envolverlo. Veamos qu6 cuenta e1 texto de la novela. Un venezolano condenado a cadena perpetua escapa de la pena y tras una cantidad de peripecias da, en Rabaul, con un comerciante de alfombras que le facilita 1a huida hacia una isla deshabitada donde hay solamente algunas construccio- nes: un museo, una capilla y una piscina. La sobrevivencia en la isla es tan dura como el viaje hasta ella. Se instala en el deshabitado museo y permanece alli hasta que un dia ocurre algo ins6lito: la isla se llena de gente que baila, se bafia en la piscina, camina por la isla. Esta invasi6n, que 61 califica de "adverse milagro" (IM, 17), viene acompafiada de un sfibito adelante del verano. Convencido de que los que 1e acompafian son hombres y mujeres de carne y hueso come 61 y de que sin duda 1e vienen persiguiendo, se confina a la parte menos habitable de la isla. Alli sufre infinidad de penurias debido a las mareas. Desde su precaria situaci6n experimenta cierta dualidad de sentimientos hacia los invasores. Por un lado, siente que los nuevos habitantes de la isla son enemigos que representan a la Justicia de la que 61 es pr6fugo. Pero, por otro lado, siente 1a fascinaci6n del hombre que por mucho tiempo ha es- tado completamente solo y que de pronto ve gente: "Exagero: mire con alguna fascinaci6n--hace tanto que no veo gente--a estos abominables intrusos . . ." (IM, 21) En el grupo de gente que ha invadido 1a isla hay una 65 mujer--Faustine--que todas las tardes va a contemplar 1a puesta de sol a unas rocas cercanas al escondite dalpr6figo. E1 deslumbramiento del primer memento pronto se transforma en enamoramiento. El pr6fugo siente que con la aparici6n de la mujer se 1e abre la esperanza de velver a establecer a1- , o 0/ gun t1pe de relac1en con otras personas: Ne espero nada . . . Pero esa mujer me ha dado esperanzas. Debo temer a las esperanzas. Mira les atardeceres todas las tardes; yo escondido, estoy miréndola. Ayer, hey de nuevo, descubri o I que mis noches y dias esperan esa hora. (IM, 33) Asi come antes habia mamflkstmRJque "estos abomina- bles intrusos" eran enaflgos posibles que a la vez 1e fasci- naban, ahora tamfi6n sus sentimientes hacia la mujer fluctfian entre la esperanza de salvaci6n yefl.tamn'de que per interme- dio de ella lo prenda la justicia. Per e1 aislamiento a que se ve condenado y per su carécter de pr6fugo de la justicia esta dualidad de sentimientes resulta l6gica. Con todo, 1a necesidad de commficacfifii supera e1 temor que siente y se en- trega a la dificil tarea de conquistar a la extrafia. A partir del memento en que descubre a Faustine, cambian les poles de relaci6n de la narraci6n. Mientras que antes la relaci6n era entre "ye" (e1 protagonista) y elles (les intrusos), ahora pasa a1 primer plano 1a relaci6n "yo- ella" y la anterior se hace més difusa. De pronto el grupo de veraneantes pasa a ser e1 fonde general de la escena con la mujer en el primer plano. El pr6fugo plmfim.meticulosamente e1 asedio a Faus- tine: c6mo ycnénmala va a abordar, qu6 1e va a decir y qu6 66 respuesta espera recibir. E1 encuentro no tiene las conse- cuencias previstas per 61 ya que Faustine ni se inmuta ante su presencia. Hemos dicho que en la narrativa de Bioy Casares se repite con frecuencia esta situaci6n en la que el hombre pla- nea rigurosamente 1a conquista de la mujer sin tener en cuenta que ella, con s6lo hacer un gesto e decir algo, pue- de cambiar todo el esquema previsto unilateralmente por el enamorado. En La invenci6n e Morel se acentfia e1 error de enfoque de la relaci6n porque e1 aire de prescindencia de ella en vez de hacer desistir a1 enamorado 1e sirve de esti- mule para centinuar 1a conquista. Esta situaci6n lo exalta a1 punto de que sus gestos se vuelven pat6ticamente exagera- dos. Asi describe 1a escena del encuentro: La mir6, escondido. Temi que me sorprendiera espiéndola; apareci, tal vez demasiado brus- camente, a su mirada; sin embargo, 1a paz de su pecho no se interrumpi6; 1a mirada pres- cindia de mi, como si yo fuera invisible. No me detuve. -Sefiorita, quiere que me oiga—-dije con la esperanza de que no accediera a mi ruego, porque estaba tan emecionado que habia elvi- dado lo que tenia que decirle. . . . Estaba casi inconsciente. . . . Volvi a hablar. . . . Pasaron otros minutes de silencio. Insisti, implor6 de modo repulsive. A1 final estuve excepcionalmente ridicule: tr6mulo, casi a gritos, 1e pedi que me insultara, que me de- latara, pero que no siguiera en silencio. (IM, h3-hh) Les excesos del personaje, tanto en sus acciones co- me en sus palabras, ilustran la pobreza y el egoismo con que encara el hombre sus asuntes amoroses. Las contradicciones constantes en que cae e1 personaje son otros ejemplos de la estupidez que ve Bioy Casares en cada hombre. 67 Puesto que Faustine ignora sus arrebatos, e1 enamora- do queda librado a sus propias lucubraciones, finica vez con que puede dialogar dada la indiferencia de ella. A1 cabo de los dias, e1 enamorado nota que les gestos y palabras de les veraneantes se repiten con exactitud alarmante, que lo rozan y no parecen verlo, que aparecen y desaparecen fantasmalmente. Pero lo que més 1e inquieta es la indiferencia de Faustine y los celos que siente de un tal Morel que parece enamorado de ella. Poniendo en peligro su seguridad, se esconde y, sin pensarle, presencia una escena que 1e revela e1 misterio de este grupo de gente que ha venido a turbar su soledad. Estos cempafieros de isla entre quienes esté no son personas de car- ne y hueso sino que son proyeccienes tridimensionales de las mismas personas que vinieron a pasar una semana de vacaciones a esta isla muchos afios antes. E1 inventor de las m6quinas que les captaron y que les proyectan cada vez que suben las mareas es Morel, un in- dividuo diab6lico que invent6 e1 compleje dispositivo para alcanzar, a trav6s de 61, una eternidad ciclica de una sema- na. E1 pr6fugo se da cuenta de que ha estado y esté rodeado de fantasmas, que Faustine y Morel no son més que imégenes, que no debe temerles y que puede instalarse junto a la mujer amada. Escribe: Estoy acotumbréndome a ver a Faustine, sin emoci6n, como un simple ebjeto. Per curiosi— dad 1a sigo desde hace unos veinte dias. . . . Paso las . . . noches a 10 large de la cama de Faustine, en el suele, sobre una estera, y me conmuevo miréndela descansar tan ajena a la costumbre de dormir juntos que vamos teniendo. (IM, 119-120) 68 Habituado a vivir entre las imégenes, imagina un future junto a la mujer amada. Otra vez, come cuando habia tratade de cenquistarla, fantasea todos los pormenores del encuentro. Pero, pronto se da cuenta que las méquinas inven- tadas por Morel producen una muerte segura y a corte plaze-— 1a desintegraci6n del cuerpo de que 1e habia hablado e1 ven- dedor de alfombras de Rabaul. Cuando cae en la cuenta de que Faustine ya no vive y que todas sus fantasias de encuentro con ella carecen de sentido, decide filmarse a si mismo de tal manera que las palabras que Faustine 1e dirigiera duran- te esa semana a Morel parezcan dirigidas a 61. La vida se 1e hace intolerable si ni siquiera puede abrigar 1a i1usi6n de un encuentro con la mujer real. Prefiere este remedo de in- mortalidad compartida a la soledad total y definitiva que le espera. Hasta aqui lo que cuenta e1 texto de la novela, es decir, lo que el pr6fugo condenado a vivir en una soledad inalienable escribe en su diario "para dejar testimonio del adverse milagro." (IM, 17) Creemos importante hacer algunas observaciones sobre la naturaleza misma del texto que nos ecupa porque en 61 se dan caracteristicas que aparecen con frecuencia en la obra de Bioy Casares. Hemos dicho que esta novela es el diario de un néu- frago solitarie. Este rasgo no es privativo de La invenci6n e Morel. De las cinco novelas de Bioy Casares, cuatro estén construidas come infermes e diaries. Les personajes que les 69 escriben, muy a menudo no son escritores ysfin aflmrgo recu- rren a la palabra escrita para dejar testimonio de sus aventuras. Un diario es un tipo denmnsakaescrito que no tiene més destinatiario que el mismo autor. Per 10 tanto, llega a censtituirse en la segunda vez necesaria para el diélogo. Tal es la funci6n que cumple e1 diario que escribe e1 pr6fu- go de la isla de Morel. E1 temor a la denuncia primere y la irrealidad de sus acompafiantes después, lo hacen echar mane del recurse del texto, finica salida que le queda para esta— blecer algfin tipo de comunicaci6n con su mundo anterior. Para estelxmmrela.escritura representa, ademés, 1a posibilidad de inmertalizarse. A1 comenzar e1 diario declara que espera escribir una "Defensa ante Sebrevivientes y un " (IM, 18) Pero, poco a poco e1 diario va Elogie dg Malthus. sustituyendo a1 antiguo proyecte. De ahi las innumerables referencias que hace a1 texto que escribe y a sus lectores. E1 texto que va escribiendo registra cada uno de sus movi- mientos y reacciones a1 filmarse junto a Faustine. Esealese 6mbito de ficci6n del que ha sido testigo—-e1 6mbito creado por las im6genes proyectadas--donde censigue un tipo de in— mortalidad: 1a inmortalidad ciclica de las méquinas. Pero, asi come queda atrapado en un cirmfle ficticio de repeticio- nes, tambi6n queda inmertalizado y atrapado en el circulo ficticio que 1e da existencia. Porque, a1 fin y al cabo, su ser mismo depende de la palabra escrita. Junto a este esté e1 hecho de que la novela sea un 70 diario escrito en primera persona por un narrador-testigo- actor. Sabido es que el uso de un narrador-testigo 1e imgxw limitaciones a la narraci6n, principalmente porque teda 1a acci6n es presentada desde un punto de vista finico. Una.con— secuencia inmediata de esto es la relativa confianza queins- pira lo que se lee. En todo memento e1 lector se ve obligado a sopesar lo que se 1e cuenta y a descubrir qu6 es verdad imaginada y qu6 es verdad empirica.6 Si, como en La inven- gién d3 Morel e1 narrador-testige es alguien que esta emo- cionalmente alterado, 1a veracidad de su relate es menor y mayor 1a tarea del lector que, con todo derecho, bien puede llegar a dudar de todo lo que se le cuenta. Bioy Casares ex— plota e1 recurse a 10 large de toda la novela. Asi, presenta a un hombre que es pr6fugo de la justicia, que ha sufrido innumerables penurias hasta llegar a la isla donde vive te- talmente solo y donde la sobrevivencia es una constante lu- cha contra los elementos naturales. En el texto hay frecuen— tes referencias a las dificultades del néufrago. Incluso 1a insistencia sobre el hecho de que ha comido raices que pu- dieran ser venenesas y que lo podrian haber enfermado, abre 1a posibilidad de que toda la historia no sea més que el producto de una mente delirante. Del mismo modo, e1 titulo de la novela se presta a dos interpretaciones diversas. La invenci6n de Morel puede que sean las méquinas de la inmortalidad. Pero, tambi6n pue- de ser que Morel, sus amigos y las méquinas no sean més que la invenci6n de un hombre enloquecido per la soledad que se 71 inventa fantasmas para que lo acompafien. En apeye de este se podrian citar ciertas coincidencias que presenta lalfismnda. Per ejemplo, Morel y el néufrago est6n enamerados de la mis- ma mujer; les dos son hombres preocupades per la idea de la inmortalidad a1 punto que las palabras de uno y otro podrian ser intercambiables; ambos dejan testimonio escrito de sus aventuras: los papeles amarillos en que Morel explica e1 funcionamiento de las m6quinas y el diario del néufrago. E1 efecto logrado a trav6s de este tipo de estruc— tura es de transmutaci6n o desdoblamiente de funciones: e1 néufrago 1e es a Morel lo que el lector 1e es a1 autor. De la nfismanmnemique e1 invento de Morel relaciona a1 naufrago con 6ste, el libro escrito per Bioy Casares vinmfla.al lector con el autor. Es decir que lector y néufrago se identifican en el acto de la lectura: e1 lector lee e1 texto de Bioy Casares, el néufrago lee e1 texto de Morel. En el estudio citado, Gallagher hace una observaci6n sobre este punto y dice: The reader of La invenci6n d3 Morel is . . . forced into the same self-contradicting con- jectures that the novel's narrator is forced into when 'reading' Morel's film: the same triple hierarchy of insular bafflement emerges . . . involving the inventor (God? the writer?), the voyeur who attempts to interpret the inventor's manifestations (man? the critic?) and the reader who attempts to interpret the book . . . 7 Estamos de acuerdo con la idea de la triple jerar- quia que se establece en la lectura. Pero es necesario sefia- 1ar 1a naturaleza diferente de las dos lecturas. En ambas instancias se trata de descifrar un texto del cual se tiene 72 una percepci6n imperfecta. Pero, mientras que el néufrago, a1 pasar el tiempo, llega a realizar una lectura cempleta del texto mereliane porque se 1e revelan todas las claves, en cambio nosotros, lectores de Bioy Casares, s6lo llegamos a realizar una lectura incompleta porque no se nos revelan todas las claves del texto. Per ejemplo, Bioy Casares no di- ce c6mo 11eg6 e1 texto del néufrago a sus manos. En otras palabras, las dos lecturas se diferencian porque tienen fi- nalidades distintas. La lectura del néufrago equivale a la lectura de un texto cientifico puesto que encierra una fina— lidad empirica: 1a explicaci6n de un comportamiento mecéni- co y la verificaci6n del fen6meno desdencadenado per ese me- canismo. En cambie, nuestra lectura del texto de Bioy Casa- res va asociado con la funci6n lfidica inherente a la ficci6n. Per 10 tanto, nuestro rigor no se centra tanto en el c6mo si- no en el per qu6 del texto. Otro aspecto interesante de La invenci6n e Morel es e1 empleo de la ironia narrativa.8 Bioy Casares hace de la ironia un elemento central de la narraci6n. Precisamente es la disparidad de conocimiento lo que precipita a1 néufrago a la muerte: desconociendo la veradera naturaleza de les invasores de la isla se enamora de una mujer irreal y muere. En éste, como en otros relatos, 1a disparidad de conocimien- to adquiere una significaci6n especial porque cumple dos funciones distintas a niveles distintos: en el nivel de la t6cnica literaria, es un elemento esencial que condiciona e1 desarrollo de la acci6n y cuye resultado es la ironia. En 73 un nivel extratextual, el de la significaci6n, esta dispari- dad de conocimiento encarna la visi6n de Bioy Casares del hombre come ser expuesto a1 error a causa de sus limitacio- nes. Un area importante donde se ponen de manifiesto es- tas limitaciones es en el amor. Una y otra vez, Bioy Casares expresa en argumentos distintos el convencimiento de que el amor siempre se traduce en la persecusi6n infructuosa de un fantasma porque les amantes estén cendenados a1 conocimiento y a la posesi6n incompleta e1 uno del etro. Al no peder su- perar la barrera que les separa--especia1mente la del cuer- po--quedan reducidos a una soledad compartida y a ver pasar a1 otro como una fantasmagoria inalcanzable. Para Bioy Casa- res el amor no ofrece ningfin alivio para la soledad. Per e1 contrario, es algo ficticie que intensifica e1 destino soli- tario del hombre. Pero, si el amor, e1 mas noble de les sen- timientos, es ficticie, luego el hombre tambi6n tiene algo de irreal, un convencimiento a1 que llegaria merced a 1a 16- cida percepci6n que proporciona el amor.9 De ser asi, se be— rrarian les limites cenvencionales entre lo que llamamos realidad y lo que llamamos irrealidad o apariencia. La ;g- venci6n _g Morel nes obliga a revisar e1 significado de es- tes t6rminos y a interregarnos sobre nuestra propia existen- cia y sistema de valores. Otre de les cmxmpmxsque 1a novela obliga a revisar es el del tiempo. Asi come e1 espacio es una dimensi6n enga— fiosa que nos separa de les demas, del mismo modo el tiempo 7h levanta barreras infranqueables y tambi6n condena a1 hombre a la soledad y a la muerte. Para Bioy Casares el tiempo lineal es una dimensi6n limitante. A través de su obra presenta diferentes alterna- tivas para la superaci6n del teimpo. Pero, no obstante los esfuerzos que haga el hombre per vencerlo, siempre termina siendo derrotado. En La invenci6n d3 Morel Bioy Casares presenta la idea de que el tiempo es ciclice. De ser asi, el hombre pe- dria asegurarse 1a inmortalidad puesto que no se perderia nada. Pero, e1 autor tambi6n muestra que este tipo de con- suelo es un engafie porque una concepci6n ciclica del tiem- po necesariamente incluye la repetici6n, que excluye la li- bertad de cambio. Si el hombre alcanzara la inmortalidad gracias a la naturaleza ciclica del tiempo, tampoco tendria escape de las caracteristicas intrinsecas de su existencia: 1a futilidad, 1a desilusi6n y la desesperaci6n. Consciente de estas limitaciones, Morel inventa para si y sus amigos no ya la inmortalidad, sino un tipo especial de inmortalidad ideal en que queden registrados les mejores mementos de un periodo de sus vidas. Dentre de las limitadas——o casi nulas--capacidades que tiene el hombre para burlar a la muerte, e1 6xito de la invenci6n de Morel es tan S610 parcial puesto que la maqui- naria creada es a1 mismo tiempo, e1 instrumento de su propia muerte. 31 se quiere, la historia puede parecer horrenda. 75 Solamente una mente diab6lica puede concebir la idea de crear una eternidad ciclica y, peer afin, disponer de la vida de los demés. Sin embargo, ni Morel es un monstruo ni su invente tal barabaridad. En el hecho mismo de crear un dispositivo mecéni- co para eternizarse, se percibe un gesto de lucidez nacido de la angustia de saber que somes prisioneros del tiempo y el espacio. Per este, aunque la historia pueda impresionar come e1 resultado de un c61culo matemético, sin embargo hay en ella 1a densidad vital necesaria para cenvertirla en una obra desgarradoramente humana que da testimonio de la impo- tencia del hombre ante su destino de finitud y soledad. En Plan d3 evasi6n-—segunda de las novelas de Bioy Casares que apareci6 en 1956--e1 autor vuelve a poner de manifiesto su predilecci6n por las islas come marco esc6nico de la acci6n. Como en La invenci6n e Morel, las islas de Plan d3 evasi6n son e1 marco fisico donde tiene lugar 1a acci6n narrativa y algo més. A la funci6n esc6nica se 1e ana- de un valor simb6lico, indicador de la concepci6n de Bioy Casares sobre el conocimiento y la comunicaci6n humanas. Ya qued6 indicado que Bioy Casares visualiza a1 hombre come a un ser esencialmente solitario, condenado a vivir separade de los demés y a tener un conocimiento imperfecte de la rea- lidad debido a su percepci6n parcial--e insular-- de la misma. En su segunda novela Bioy Casares ilustra estos conceptos a trav6s de una obra cuya trama y desenlace obligan, una vez més, a un re-examen de la realidad y de la percepci6n que tenemos de ella. 76 Plan de evasi6n y La invenci6n de Morel presentan similitudes que anotaremos a centinuaci6n. La acci6n de las dos novelas tiene lugar en islas: L_ invenci6n d3 Morel se desarrolla en una; Plan de evasi6n extiende su acci6n entme varias islas y tierra firme tambi6n. La multiplicaci6n del escenario insular tiene un efecto singular porque refuerza 1a idea del aislamiento del hombre y de les peligros que le acechan cuando intenta acortar las distancias que lo separan de les demés. A1 mismo tiempo acentfia 1a neci6n de que nuestra percepci6n de la realidad es limitada porque siempre vemos nada més que un lado de ella, como se ve una isla desde otra. Otre punto de ceincidencia es que las dos novelas dan cuenta de sucesos extrafios que tienen lugar en esas is- las. Estos sucesos derivan de inventos maquinados per in- ventores que experimentan consigo y con etros seres humanos. En L invenci6n de Morel aparecen las imégenes; en Plan de evasi6n se hace operaciones quirfirjicas. Enemmoscmsosloszkh ventes son maneras diferentes de desafiar a la naturaleza: Morel desafia a1 tiempo y a la muerte; Caste1-—e1 inventor de Plan In: 0 evasi6n—-desafia 1a organizaci6n de los sentidos humanos y la percepci6n que proporcionan de la realidad. En las dos novelas les extrafies sucesos son presen- ciados por un testigo ajeno a elles que, espeleado per la curiosidad, termina envuelto en la red de sucesos. En ambas instancias e1 premio a su curiosidad es la muerte. Les tex— tos de las dos novelas registran e1 desarrollo de les 77 acentecimientes segfin les van percibiendo estos testigos. Se sienten amenazados per lo inexplicable de lo que ven creén— dose, de esta manera, una sostenida atm6sfera de pesadilla. El alto nivel de tensi6n de les dos relatos queda estableci— do desde las primeras péginasz Hey, en esta isla, ha ocurrido un milagre . Escribo este para dejar testimonio del adverse milagre. (IM, 17) Todavia no se acab6 la primera tarde en estas islas y ya he visto algo tan grave que debe pedirte secorro, directamente, sin ninguna de- licadeza. (PE, 33) Bioy Casares ha construido sus dos novelas come testimonies escritos per narradores-testiges que escriben en primera persona. En ambos cases estos narradores escriben porque 5e ven apremiados per la realidad y necesitan ayuda. E1 pr6fugo de la isla de Morel, ya vimos que escribe un dia- rio que se convierte en su alter ego. Sus esperanzas de re— cibir ayuda quedan anuladas por su condici6n de pr6fugo de la justicia. E1 narrador de Flag d3 evasi6n, en cambie, es- cribe no un diario sine cartas que dirige a un tie a quien repetidamente pide ayuda. Este filtimo es quien "escribe" e1 texto que se compone de citas textuales de las cartas del narrador alternadas con comentarios del destinatario. La variante introducida en la estructuraci6n de la historia--1a mediatizaci6n del testimonio original--ref1eja la realidad intratextual. M65 adelante nos ocuparemos de este aspecto de la novela. Otre rasgo comfin a La invenci6n d3 Morel y Plan d3 eVasi6n es el hecho de muzaihxsdostextos escritos per 105 \———_ 78 protagonistas viene a agregarse etro: 105 papeles e cartas escritos por el inventor. Alli 5e dan las claves de les res- pectivos inventos. Estos informes t6cnicos completan la in- formaci6n que les protagonistas Mflfian obtenido per observa- ci6n directa. En La invenci6n de Morel, e1 protagonista transcribe unos papeles amarillos dejades per Morel que 1e ayudan a poner las m6quinas en funcionamiento; en Plan d3 evasi6n 5e repreducen 1a "Dispesici6n de bienes" (PE, 156) y la "Explicaci6n de mi experiencia; instrucciones a Enri- que Nevers" (PE, 162) dejados per Castel. En cuanto a les protagonistas de las dos novelas, estos tambi6n se parecen. En principio, les dos se conside- ran injustamente desterrados y los dos se ven confrontados per una realidad desafiante en lugares queles mulextrafios. Este hace que pongan una fuerte carga emocional en lo que cuentan. Per filtimo, ambos tienen veleidades de escritor. Ya 5e dijo que el néufrago de la isla de Morel preyectaba escribir dos libros. El protagonista de flan d__e_ evasi6n estaba escribiendo unas "Addenda a la Monografia sobre los juicios d3 016ron" (PE, 3h) antes de empezar la acci6n de la novela. Este determina ciertas espectativas per parte del lector que espera ver en los informes cierta sensibilidad 0 con- ciencia critica prepia del narrador literario y un minimo de coherencia l6gica indispensable a todo inferme. Per filtimo, en ambas novelas hay personajes centre- americanos y persenajes franceses: en La invenci6n de Morel el pr6fugo es venezolano y 105 veraneantes de la isla son 79 franceses; en Plan de evasi6n, e1 protagonista, su corres- ponsal y Castel son franceses. Otros personajes son america- nos y la acci6n transcurre en las Guayanas. Demos ahora una mirada a la an6cdota de Plan d3 evasi6n. Un oscuro teniente de provincia5--Enrique Nevers-- abandona Francia y se dirige a las Guayanas, a las Islas de la Salvaci6n. Hace e1 viaje obligado por un no bien explica- do enredo familiar de tipo financiero. El primer puerto que teca es Cayena. No bien llega pide entrevistarse con Pedro Castel, gobernador del presidio que funciona en las islas, pero desde el principio 65te 5e insinfia como una figura elu- siva. Nevers se ve obligado a permanecer unos dias en Cayena y alli cenece a un grupo de personas que, a trav6s de sus comentarios, intensifican e1 hale de misterio de que se va rodeande Castel a medida que transcurren 105 dias. Nevers sale de Cayena rumbo a las islas seguro de que alli esta esperandolo e1 gobernador, pennnoefisasi.Quien lo recibe es un tal Dreyfus, un liberado qwetimxfla finmi&nde asistente de Nevers. Este insiste en ver a1 gobernador, pe- ro 5e 1e comunica que esté en la isla del Diablo--Nevers esté en la isla Real-~y que ha prohibido e1 ingreso de toda persona en la isla. A la curiosidad de Nevers per cenocer a Castel 5e su- ma la inquietud que le producen unas pinturas extrafias e inexplicables--aparentemente camouflages—-que ve desde 1ejes en la isla del Diablo. Nevers se va convenciende de que Cas- tel esté loco. Pasan 105 dias y la inquietud de Nevers 80 (nece.Iemecwe todo el misterio que redea a Castel, 1a prohi— bici6n de ir a la isla del Diablo y las pinturas de la isla est6n ocultando un complet e una revoluci6n de la que 61 no quiere participar. Per mementos se cree 1a victima del com- plot. De la primera entrevista con Caste1--a les diecinueve dias de su 11egada--Never5 apenas censigue sacar en limpio unos pocos dates vagos: Castel realiza ciertos experimentos destinados a salvar, de alguna manera, a les presos. S610 dos meses despu6s de su arribo Nevers recibe una invitaci6n de Castel para visitar 1a isla del Diablo. Cuando finalmente llega a la isla, 1a comunicaci6n con Castel tambi6n fracasa porque Nevers encuentra a1 gober- nador bajo 1a influencia de sus prepios experimentos, lo mismo que a un grupo de presos. E1 espectécule que se pre- senta a los ojos de Nevers 1e resulta incemprensible. Para peder explicarse en qu6 consiste la invenci6n de Castel, lo finico que le queda a Nevers es el informe en que el gober- nador da cuenta de sus teorias y prop6sites. Inspiréndose en las teorias de la percepci6n de William James, y teniendo come lema 1a afirmaci6n de que cualquier cesa puede ser simbolo de cualquier cesa, Castel ha realizade ciertas operaciones sobre los presos y sobre si rnisnu>. Bésicamente 65ta5 consisten en la combinaci6n de 105 senti- dos de tal manera que un estimulo sensorial dado produce una sensaci6n correspondiente a otre sentido. La finalidad de las operaciones quirfirjicas ideadas per Castel es la reorga- nizaci6n de las percepciones para que les eperados tengan 81 unavisi6n de la realidad que se ajuste a un modelo de reali- dad ideal previamente establecido. En su informe Castel ex- plica qu6 tipo de realidad ha de brindar a sus pacientes: Seria un sarcasmo devolverles 1a libertad en sus propias celdas. Muy pronto me convenci de que habia dado con la soluci6n de mis dificultades. Las celdas sen cémaras desnudas y para los trans- formados pueden ser les jardines de la més ilimi— tada libertad. "Pens6: para 105 pacientes, las celdas deben parecer lugares belles y deseables. No pueden ser las casas natales, porque mis hom— bres no verén la infinidad de objetos que habia en ellas; per la misma raz6n, no pueden ser una gran ciudad. Pueden ser una isla. (PE, 166) E5 decir, que lo que Castel ha programade para sus presos es un plan de evasi6n de la realidad que comparten-- e1 presidio--para que alcancen una libertad fabricada y que, de acuerdo a les experimentos, habré de ser gozada en una isla ideal. Para 5i ha planeado otre tipo de evasi6n: ha pre- tendide convertir 1a sensaci6n de dolor--1e aquejan constan- tes dolores de cabeza--en sensaciones auditivas placenteras: "desde ahora no sentir6 dolores, eir6 (para siempre) e1 prin- cipio del primer movimiento de la Sinfenia en mi menor, de Brahms." (PE, 155) A la vez que descubre e1 misterio de Castel, Nevers es testigo de la muerte de les presos y del gobernador. Uno de les presidiarios eperados confunde 1a isla ideal en que lo han situade sus nuevas percepciones con otra isla en que ha- bia sido néufrago y donde habia matado, practicando e1 cani- balisme y luchado contra las aves de rapifia para sobrevivir. En estos nuevos compafieros con quienes comparte la isla de Castel vuelve a ver a sus antiguos compafieros y los mata. 82 Nevers, e1 testigo de estos episodios, muere a poco a manos de les presos que se han amotinado. Si bien e1 argumento de la novela no ofrece mayores complicaciones, su censtrucci6n esta concebida.cmm>unrompe— cabezas cuyos fragmentos debe ir organizando ellkmter. Este se debe a que la an6cdota es contada per més de un narrador. Quien escribe la novela es Antoine-—el tie de Ne- vers--y lo hace en base a las cartas que 65te 1e enviara desde las Guayanas. De esta forma, e1 testhmmio original de Nevers queda mediatizado por las intervenciones de Antoine quien ha seleccionado les pasajes de las cartas que, a su criterie, son relevantes. A 105 testimonies de estes dos na~ rradores se agregan 105 papeles de Castel y 105 fragmentos de una carta escrita por Xavier Brissac. Brissac-~otro 50- brine de Antoine——habia ido a reemplazar a Nevers pero a1 llegar 65te ya habia muerte. E1 cambio de veces narrativas obliga a1 lector a una constante correcci6n de impresienes puesto que cada una de estas veces representa un punto de vista distinte. Nevers no entiende lo que ocurre a su alrededor, Antoine no entien- de algunas explicaciones de Nevers y Brissac ignora el de- senlace de les acentecimientes. Este juego de perspectivas proyecta su sembra sobre la realidad narrativa creando un efecto de elusividad e ina- prehensibilidad. La comprensi6n total de esa realidad 56L3 espmsiakegracias a1 informe de Castel. Al morir Nevers,finim3 testigo de les acontecimientos, 1a experiencia concreta 5e 83 diluye a medida que la realidad de la escritura aumenta de espesor. En otras palabras, Bioy Casares 1e atribuye m65 prestigio a1 discurso escrito, o referente, que a la expe- riencia referida. La explicaci6n para esta 5ustituci6n hay que bus- carla dentro mismo de la novela. En efecto, 1a idea central gira en torno de la 5ustituci6n de una visi6n determinada, o punto de vista, del universe per otra. La teoria que res— palda la obra supone que el universe, como un texto, es "un conjunto de simbolos capaz de expresar cualquier cesa . . ." (PE, 16h) Al cambiarse les sentidos cambia tambi6n 10 per- cibido. De la misma manera, a1 desaparecer la realidad refe- rida (Castel, les presos y Nevers) 5610 quedan les textos (de Nevers, Castel, Brissac y Antoine) finicas aproximacie- nes a esa realidad. En cuanto a les tiempos de la novela, a cada uno de les narradores principales 1e corresponde un tiempo distin- to. A Castel le corresponde e1 pasado, es decir e1 nacimien— te de 105 hechos; a Nevers el presente puesto que 61 es el testigo contemporéneo de les mismos; Antoine es narrador em- nipresente ya que cenoce e1 principio, desarrollo y desen- lace de los acentecimientes. Puesto que les textos esténintemxflados sin un orden establecido, 1a finica sefial que tiene e1 lector para saber que pasa de uno a otre, son los distintes recursos tipogré- ficos empleados. Les escritos dejados per Castel estén ais- lados del resto por medio de titulos ("Dispesici6n d_e bienes," 8h pég. 156) e de epigrafes (pégs. 162-163). Les textos m65 ex- tensos--de Nevers y Antoine--sen distinguibles gracias a que estén impresos con tipografias distintas: Nevers en bastar- dilla y Antoine en redonda. Habiamos dicho que la multiplicaci6n de narradores y de puntos de vista reflejaba 1a realidad intratextual. Asi come Nevers se ve obligado a reunir los fragmentos de infor- maci6n que recibe sobre Castel, del mismo mode e1 lector refine les fragmentos que 1e preporciona e1 texto. Y asi co- me entre Nevers y Castel y su realidad estén les intermedia- rios--1os presos, Dreyfus--, Antoine es el intermediario en- tre las cartas de Nevers y el lector. Es decir que Nevers "lee" a Castel y su invenci6n a través de intermediaries y 105 lectores leen a Nevers a trav6s de Antoine. Se recorda- ré que en La invenci6n de Morel 5e establecia una cadena si- milar de lecturas. Pero, en Plan d3 evasi6n 1a infermaci6n original-~1a de Nevers--est6 mediatizada per la intervenci6n de Antoine que hace las veces de editor-comentarista. A su vez, Antoine hace las veces de lector pero geza de una vi- si6n privilegiada ya que forma parte del ambito narrative a1 que pertenece Nevers. Esta organizaci6n de la materia narrativa no es un simple juego destinado a desorientar a1 lector. Per e1 con- trario, es un indicador del talento narrative de Bioy Casa- res que hace ceincidir 1a an6cdota y su estructuraci6n. M65 importante afin es el mensaje subyacente que expresa 1a concepci6n de Bioy Casares sobre la posici6n del 85 hombre frente a la realidad. Para Bioy Casares 1a realidad se presenta como un flujo infinite de informacienes que el hombre erdena. Esta concepci6n 1e lleva a afirmar que "es infundada cualquier desesperanza de encontrar sorpresas o cosas nuevas: En verdad el mundo es inagetable." (GA, 1A2) y que "el munde e5 inacabable, esté hecho de infinitos mun- dos a la manera de las mufiecas rusas." (GA, 37) El conocimiento que tiene el hombre de ese "munde inacabable" es el que 1e proporcionan sus sentidos. De ma- nera que la ordenaci6n que hace de la realidad esté basada en ese finice tipo de percepci6n que depende exclusivamente de sus facultades sensoriales. A través de las teorias de Castel, Bioy Casares subraya las limitaciones de ese conocimiento y, consecuen- temente, del orden del universe. En efecto, las operaciones quirfirjicas de Castel tienen la finalidad de darle un orden nuevo a les sentidos con lo que se alteraria el mundo per- cibido: una celda seria percibida como una isla y un dolor de cabeza como una pieza musical. Per e1 contrario, Nevers representa 1a manera con- vencional de erdenar la realidad. Separado del centre de les acentecimientes per una lengua de mar, falto de comuni- caciones y estimulado per una corrhmfie de informacienes in- completas y mxmradkmorflfih Nevers es como una isla dentro de la isla donde vive. Puesto que debe depender de sus saflddos, su conocimiento de lo que ocurre més allé del perimetro de la isla Real siempre seré incomplete. Este juego de elusividades y conjeturas provoca en 61 una angxnia intensa. De igual manera el hombre esté condenado a cenocer e1 universe de manera imperfecta y fragmentaria porque para elle depende de sus facultades sensoriales. La 16gica y el intelecto, las armas de que se sirve para cenocer y ordenar el universe, resultan imprepias por las limitaciones que se- bre ellas imponen les sentidos. La tema de conciencia deemta situaci6n crea una angustia prefunda para la que no hay se- luci6n. En otras palabras, para Bioy Casares ser hombre es ser una isla separada de las demés y desde 1a cual se tiene una visi6n limitada de la realidad. Junto a esta idea esté la de 105 peligros que ace- chan a1 hombre cuando intenta acortar las distancias. Em- prender 1a bfisqueda de la verdad para aprehenderla, querer corregir nuestra perspectiva insular de la realidad, impli— ca un riesgo fatal. Muy a menudo e1 corolario de tal bfis- queda es la muerte. Plan de evasi6n no deja lugar a la esperanza de que el hombre pueda superar sus limitaciones para alcanzar una si6n totalizante del mundo. Este solamente seria posible 7.1. v 51 5e tuviera acceso a esa meta-realidad en que se ubica la fantasia de Bioy Casares. Pero auneulicualquier intromisi6n del mundo concrete conduce a la catastrofe. Este queda de- mostrado con las muertes de Castel y los presos. Este dudeso benefactor que busca liberarse y liberar a les presidiarios de 1a51mmtrhxfionesimpue5tas por los sentidos, resultan ven- cide cumxk>unfragmento de realidad concreta 5e cuela dentro 87 _del mundo ideal creado per 61. Per otro lado, la novela muestra que para Bioy Casa— res 1a libertad absoluta e5 impracticable. Este se pone de manifiesto en la ironia conceptual implicita en la historia. En efecto, Castel libera a los presos del encierro y soledad de las celdas y les posibilita todo un juego de percepciones nuevas que les haré ver las celdas come islas. Sin darse cuenta cae en una doble contradicci6n. Per un lado, saca a les presos del espacio limitado de una celda para colocarlos en el espacio, tambi6n limitado, de una isla. Per otre lado, su concepci6n de la libertad niega la individualidad y la pesiblidad de elecci6n puesto que 61 es quien ha programade esa libertad uniformante. Luego, 5e trata de una simple 5us- tituci6n que preporciona nada més que una diferencia de grade para estes hombres. De este mode, a través de esta combina- ci6n de contradicciones, e1 concepto de libertad queda rela- tivizade por las circunstancias particulares que hacen de cada individuo lo que es. NOTAS 1D. P. Gallagher, "The Novels and Short Stories of Adolfo Bioy Casares," (unpublished paper presented at the Annual Conference of the Society for Latin American Smxfies. April 1972), p. 1. 2El t6rmino fue acufiado per Borges en el Pr6loge de la primera edici6n de la novela, p6g. 1h. 3Miguel de Unamuno, "Del sentimiento trégice de la vida," Obras Selectas, 5a ed. (19h6; reimp. Madrid: Edito- rial Plenitud, 1965), pég. 353. hRam6n P6rez de Ayala, La pata de la raposa, ha ed. (l9hl; reimp. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1966), pég. 17h. 5 E1 motivo del enamoramiento entre una persona de carne y hueso y una imagen fue tratade per Bioy Casares con anterioridad a La invenci6n g3 Morel. En el cuanto "Les no- vios en tarjetas postales" (LG) de 1937 habia creado a dos amantes que no se conocen y que terminan unidos en un idilio inexistente gracias a montajes fotegréficos. 6Robert Scholes y Robert Kellogg sefialan las limita- ciones con que se enfrenta e1 autor que presenta su historia a través de un narrador-testigo: "The powerful circumstantia- lity of eye—witness narnmimnis purchased at the expense of accepting certain limitations. The eye-witness cannot see everything. And he can only know one mind--hiscmn3'(p.259) De aqui deriva 1a necesidad del narrador de cempletar les dates con su imaginaci6n. A prop6sito de la intervenci6n de la imaginaci6n del narrador en la historia, dicen Scholes y Kellogg: "The story of the protagonist [en el casockalalfis- toria de Bioy Casares 5e trataria de la historia de Morel] becomes the outward sign or symbol of the inward story of the narrator [la historia del n6ufrago], who learns from his imaginative participation in the other's experience. Since the imagination plays the central role, the factual or empir— ical aspect of the protagonist's life becomes subordinated to the narrator's understanding of it. Not what really hap- pened but the meaning of what the narrator believes to have happened becomes the central preoccupation in this kind of narrative." The Nature of Narrative (New York: Oxford University Press, 1966), p. 263. 88 89 7Gallagher, pp. 10-11. 8Scholes y Kellogg dan 1a siguiente definici6n de ironia narrativa: "Irony is always the result of a disparity of understanding. In any situation in which one person knows or perceives more--or less-~than another, irony must be either actually or potentially present. In any example of narrative art there are, broadly speaking, three points of view--those of the characters, the narrator, and the audience. As narrative becomes more sophisticated, a fourth point of view is added by the development of a clear distinction between the narrator and the author. Narrative irony is a function of disparity among these three or four viewpoints." p. 2A0. 9Octavio Paz ha comentado con acierte que "El tema de Bioy Casares no es c6smico, sine metafisico: e1 cuerpo es imaginario y obedecemos a la teoria de un fantasma . . . co- rremos tras sombras, pero nosotros tambi6n somes sombras." Corriente alterna (M6xico: Sigle Veintiuno Editores, 1967), pég. A8. CAPITULO III LAS NOVELAS PORTENAS En este capitulo se analizarén tres novelas portefias de Adolfo Bioy Casares: El suefie de les h6rees (195A), Diario 912.1 guerra del cerdo (1969) y Dormir El 591 (1973). Previo a1 estudio de estas tres novelas creemos nece- sarie explicar e1 criterie adeptado para su agrupaci6n. Del mismo modo que las dos novelas anteriores estaban ligadas per un comfin denominador ambiental--las islas--, estas tres tambi6n presentan una unidad similar: las acciones de todas ellas se desarrollan en la ciudad de Buenos Aires. Este hecho reviste particular inter6s porque marca cambios en la narrativa de Bioy Casares. Se podria decir que el abandono de la escenegrafia insular y la adepci6n de la portefia sefiala una erientaci6n distinta en la trayectoria narrativa de Bioy Casares que de escritor intelectual para 61ite5 pasa a ser escritor intelectual para mayorias. Veamos per qu6, E1 hecho de que las acciones narrativas transcurran en barrios de Buenos Aires facilita la cercania del lector con el mundo recreado en las novelas. Este 5e debe a que Bioy Casares elige referentes escenegréfices reales con los que el lector argentine esté familiarizado. 9O 91 Las acciones de las tres novelas 5e sitfian en barrios conocidos de Buenos Aire5——Saavedra, Palermo y Villa Urquiza-- que aparecen repreducidos casi exactamente come fueron o co- mo son hey en dia. Aqui vale 1a pena.sefiauu'e1'valor simb6lico adherido a la nueva escenegrafia y mxano difiere mucho del que tenian las islas de las otras dos novelas. Ya vimos que alli las islas fisicas eran nmtéfines de la insularidad e aislamiento del hombre. En estas tres novelas portefias, les respectivos barrios cumplen una funci6n similar. E1 barrio, per ser te- rreno conocido da cierta seguridad pero a la vez representa un 6mbite cerrado y hasta cierto punto aislade. En filtima instancia, ellmrrfl>podria ser visto como una isla dentro de una isla mayor: Buenos Aires. La localizaci6n de las tramas narrativas en el 6m- bito portefio, ademés, demamfina al disefio de les personajes. En las tres novelas Bflanamnes presenta personajes que com— parten 105 rasgos comunes del argentine de clase media: es- piritu gregario;zfimgozfl_barrio y a les amigos; cierta mono- tonia en las actividades, que es derivaci6n directa de lo anterior; una visi6n dela.rafljdad que, por 10 general, ter- mina en los limites del barrio y mxaesfiibasada en un apren- dizaje més empirico que intelectual; el lenguaje coloquial. E1 sustrato cultural comfin a lectores y personajes tambi6n 1e da 1a eportunidad a1 autor de incorporar elemen- tos que contribuyen a muzla atm6sfera de las novelas se car- gue decfierma localismo pintoresco. En El suefio d: 105 h6roes 92 se hace més evidente este rasgo. Alli Bioy Casares evoca un Buenos Aires pret6rito en el que todavia tienen vigencia e1 compadrito y su particular valoraci6n del coraje; e1 tango—— La cepa del olvido, Mi neche triste y Adi6s muchaches espe- cialmente—-; el "primer Hudson de Riganti" (SH, 31), 105 coches de plaza y el ambiente fe6rico del Armenonville en las noches de carnaval. El lenguaje tiene particualar inter6s en la creaci6n de la atm6sfera de cada una de estas tres novelas. Para ellas Bioy Casares ha adeptado e1 habla coloquial rioplatense. Sus persenajes 5e expresan como el argentine de clase media. H H Algunos ejemples de este son: e1 use de la expresi6n che empleada para dirigirse familiarmente a1 interlocutor; la forma de tratamiente "v05" en lugar de "t6" con el consecuen- te cambio de acentuaci6n de les verbos--"[vos] hac65" (SH, 9) en vez de tfi haces--y 1a inclusi6n en el discurso de expre- siones jecosas que tienen sentido solamente dentro del con- texto del Rio de la Plata. Per ejemplo, a un persenaje de El suefio d; 105 h6rees se lo apoda "e1 Large Barole 0 e1 Pa- saje" (SH, 9) relacionando su estatura con la longitud de esa galeria comercial de Buenos Aires. El empleo de la lengua coloquial ademés de contribuir a hacer més familiar 1a atm6sfera de las novelas, muestra una progresiva f1exibi1izaci6n de la prosa narrativa de Bioy Casares. El autor ha dicho muchas veces que sus relatos fan- tésticos con "invenciones rigurosas, verosimiles a fuerza de . . 2 Slntax15." Las tres novelas de que nos ocuparemos son 93 "invenciones rigurosas" cuya verosimilitud 5e apeya en el rigor sintéctico. Pero ahora Bioy Casares ha intreducide e1 elemento coloquial con 10 cual el discurso parece fluir con més soltura. El referente y lo referido—-1a palabra y lo aludido per ella--son més inmediates a la experiencia del lector, per lo tanto no hacen falta 105 periodos abigarrados ni la adjetivaci6n desmesurada. Podria decirse que la inclu- si6n de lo coloquial favorece 1a simplificaci6n de la sin- taxis de Bioy Casares. En este sentido la f6rmula novelistica de Bioy Casa- res ahora parece acercarse més a la de la novela tradicional Jaime Rest sefiala que la novela tradicional 5e caracteriza per e1 use de "una prosa utilitaria——es decir, clara, senci- lla, directa y sin ernates superfluos . . . " y que mediante ella 1a obra da "una proyecci6n verbal e imaginaria de la sociedad . . . "3 La nueva modalidad expresiva es indicadora de la ri— queza perceptiva y creativa de Bioy Casares en la medida en que es capaz de captar 1a idiosincrasia del argentine cemfin y volcarla en sus textos tal cual es sin que per ese 5e ate— nfie el pathos de le centado. Insistimos: en estas tres neve- las hay una cierta luminosidad lograda gracias a una mayor distensi6n expresiva; pero esto no significa que cada una de las historias sea menos espeluznante que las novelas anterio- res. Por e1 contrario, e1 horror de lo narrado parece golpear o conmever més a1 lector porque se le cenfia a la lengua de todos los dias la e1aberaci6n de una historia de pesadilla. 9A En otras palabras, e1 localismo aporta una dosis de realismo que, por cempensaci6n, subraya lo escalofriante de las aven- turas narradas. En cenc1u5i6n, la nueva cnfienhufl6n adoptada per Bioy Casares en estas tres novelas favoreceria 1a creaci6n de una atm6sfera de mayor familiaridad, de acercamiento entre el autor y su pfiblico. No obstante, 1a actitud de Bioy Casares hacia les temas que trata en estas novelas no ha cambiado con respecto a las anteriores. Estas trescflmas son nuevas manifestaciones de las preocupaciones matafisicas del autor. A su debido tiempo veremos que les temas abordades aqui son expresi6n de la paradoja del hombre de clase media: la que se establece entre su aparente seguridad externa y su angustia interior; entre su false convencimiento de dominio sobre la realidad que lo redea y su inhabilidad para ejercerlo. Para la elaboraci6n de hlanémkma de El suefio d3 les h6roe5 es indudable que Bioy Casares tom6 come base la leyen- da de Jas6n y los Argonautas h localizando 1a acci6n en el Buenos Aires mitico de 105 guapos y los duelos a cuchillo. Ofelia Kovacci sefiala mxaen esta novela hay un con- traste entre la ubicaci6n espacio-temporal--el Buenos Aires de los afios 30--y e1 desarrollo argumental que sugiere 1a anulaci6n del tiempo lineal, Idanhxmdo 1a posibilidad de la confluencia de tiempos distintes.5 Sin embargo, bien mirada la novela se percibe que la desrealizaci6n del tiempo lineal en favor de una atemporalidad donde pudiera darse esa 95 confluencia, no es centnufiiva sino coherente con el desarro- llo del argumento. Les h6roes legendaries (Jas6n y sus com- pafieros) existen en un tiempo mitice,<fisdech3 distinte del real, del nuestro. Cuando Bioy Casares e1abera su novela traspone estes h6roes a1 Buenos Aires de 105 afios 30 donde todavia tiene vigencia "la mitologia oral del ceraje,"6 adapta sus hazafias alrumvo contexto y los presenta tal come elles se ven a 5i mismos: come h6roes decfinp 6mbito espacio- temperal. De esta manera, los permnmjesde Bioy Casares tam- bi6n quedan aureolades per una atemporalidad donde se puede alterar e1 curse lineal del tiempo. Les referentes espacio- temporales entonces son faeunes importantes para el montaje de la an6cdota pero no<flmman con la hip6tesis temética pro- puesta per Bioy Casares. En apoyo de este, cabe agregar que la elecci6n del barrio de Saavedra come escanndo de la historia, acentfia la atm6sfera sugestiva de la novela. En el Libro Tercero del Adén Buenosayres, Le0poldo Marechal hace una descripci6n p06tica de Saavedra, subrayando ellmnfierie que impregna a ems barrio orillere a1 referirse a la coexistencia de tiempos 7 diferentes. La acci6n de El suefio de les h6roes tiene lugar en les tres afios que van del carnaval de 1927 al carnaval de 1930 y su protagonista es Emilio Gauna, un muchacho pebre y sencillo que tiene veintifin afios a1 comienzo de la acci6n. Gauna reparte su tiempo entre e1 trabaje en un taller mecé- nice, donde se cultivan las conversaciones sebre autos y 96 carreras, y la holgazaneria del caf6 donde comparte el ocie con sus amigos del barrio. A veces, les domingos, les mucha- ches van a "la casi marm6rea confiteria Les Argonautas, con el pretexto de reirse un poco de las muchachas . . . " (SH 7-8), pero e1 centre de reuni6n del grupo es el caf6 Platen- se. E1 patriarca del grupo es un individuo de nombre Valerga, admirado per 105 j6vene5 porque para elles representa la per- 50nificaci6n del coraje. Para Gauna, obsesionado per la idea de que 61 no es valiente, "e1 doctor[Va1erga] encarnaba uno de les posibles pervenires, ideales y no creidos, a que siem- pre habia jugado su imaginaci6n." (SH, 8) Un dia Gauna gana mil pesos en las carreras de caba- 1105 e invita a sus amigos a gastarles en las diversiones que prometen les tres dias y tres noches de carnaval. Durante ese periodo el grupo, m65 borracho que sobrie, recorre corsos, prostibulos y bailes, que los llevan de un lado a otre de Buenos Aires. A1 terminar e1 carnaval a Gauna 1e queda un recuerdo berroso de 105 acentecimientes vividos. De la madeja de recuer- dos vagos se destacan dos acentecimientes que dejan una pro- funda impresi6n en su 6nimo: uno esté relacionado con una mascarita vestida de domin6 y el otro con alge sucedido en los besques de Palermo. Gauna no puede precisar con exactitud qu6 fue lo que ocurri6 pero recuerda haber estado en el Arme- nonville——un sal6n lleno de gente que bailaba y se movia como un mar—-donde, en medio de la multitud, habia divisado a la mascarita con quien habia bailado fugazamente para perderla 97 en medio del gentio. En el breve tiempo del baile Gauna 5e enamor6 de la desconocida. En el segundo de sus recuerdos Gauna aparece en los lagos de Palermo, "entre 6rboles, rodeado per gente, atento a1 inestable y mercurial reflejo de la luna en su cuchille, inspirade, peleando con Valerga, per cuestiones de dinero." (SH, 25-26) Despu6s de este recuerda haberse despertado 5010 en una casilla de dos beteros que lo atendieron. Para Gauna estes dos acentecimientes tienen alguna relaci6n-—en sus recuerdos 5e presentan casi sin soluci6n de continuidad--y se convierten en un enigma que lo obsesiona durante tres afios. A1 poco tiempo 5e casa con Clara ydirecto de auxilio (si 10 110 de la guerra del cerdo es un testimonio de una aventura ma- ravillosa. En el texto hay varias referencias que llaman 1a I I o e atenc1on sobre este y que func1onan come adverten01as para 15 e1 lecter. En filtima instancia, estas referencias revelan la intenci6n de Bioy Casares de sacudir a1 lector y convencerlo de que la validez del mundo concrete es cuesthmble. Tambi6n lo seria 1a estructura intelectual con que tratames de ex- plicarle. La alternativa propuesta es la aceptaci6n de lo I o maglco. En Diario d3 1a guerra del cerdo (1969) Bioy Casares vuelve a usar la tercera persona para narrar las alternati— vas y consecuencias de una aventura despiadada: la guerra que les j6venes de Buenos Aires desatan contra 105 viejes. Las doscientas nueve p6ginas del libro encierran un relate cempuesto en forma de diario--o m65 bien un fragmento de un diario--que abarca una semana tr6gica en la opaca vida de un grupo de jubilados. Les acentecimientes m6s sobresa- lientes defhihisteria tienen lugar entre un lunes 23 de ju- nio y un martes 10 de julie. A manera de epilogo se agregan tres capitulos breves, sin fecha precisa, pero cuya continui- dad con 10 anterior est6 asegurada por el encabezamiento "Pecos dias despu6s." (DGC, 212) Como en El suefio de les h6roes, Bioy Casares ubica la acci6n de su novela en un Buenos Aires pret6rito. Aunque no haya rfigmuiindicaci6n del afio de la guerra, las alusiones parecen indicar la 6poca previa a la revoluci6n peronista 111 16 de 19A5. En la nowfla 5e menciona a "un tal Farrell a quien la opini6n sefialaba come secrete jefe de les J6venes Turcos, movimiento que brill6 como una estrella fugaz en nuestra largazmmhe politica." (DGC, 9) Este ha dado pie a que algunos criticos veanexlestarmwela una met6fera de la vi- da politica argentina durante la primera 6poca peronista.17 Adem6s de estas alusiones est6n las que, percmfisfifih indican una cierta 6poca para la acci6n. Per ejemplo, les personajes cementan lo que han escuchado per radio 0 lo que han leido en les peri6dicos, sin mencionar la televisi6n. Es f6cil deducir que la acci6n tiene lugar antes de les afios 50 cuando todavia no habia televisi6n en Argentina. En rea- lidad, las escuetas alusiones temperales parecerian indicar que para el autor este fen6mene podria ocurrir en cualquier 6poca. En esta novela--como en El suefie de les h6roes--Bioy Casares recrea e1 ambiente portefio con fidelidad fotogr6fica. Este vale tanto para el mentaje esc6nico de la acci6n, ubi- cada principalmente en el barrio de Palermo, come para el esti- lo conversacional adeptado. Atento a su prepia consigna de que "hay que dejar que la frase se distienda, que est6 menos apretada, que corra e1 aire . . ." 18 Bioy Casares e1abera una trama de pesadilla en base a un lenguaje simple que a veces roza e1 prosai5mo. En Diario d3 1 guerra del cerdo e1 autor cenfia a1 lenguaje conversacional no 5610 105 di6leges entre les personajes--m6s abundantes que en El suefie de los h6roes--sino tambi6n a las intervenciones del narrador 112 omnisciente.Este rasgo estilistico--al que nos hemos refe- ride anteriormente--intensifica e1 sem¥>de cotidianeidad de la historia a la vez que realza su lado espeluznante. Como se ha sefialado ya, Diarie de a guerra del cer- _3 es el testimonio, por un testigo an6nime, de la extrafia aventura en que se ven envueltos les j6venes y los viejos de Buenos Aires durante aproximadamente una semana. Aqui debe- mos volver sobre una observaci6n hecha a prep6sito de El suefio de les h6roes. Nos referimos a1 hecho de que Diario de lg guerra del cerdo tambi6n est6 escrita por un testigo an6- nimo. La tercera persona narrativa tambi6n da paso a un "yo" 19 y estas aperturas del texto contribuyen a dar vero- similitud a lo narrado. Ocupan el primer plano narrative den Isidore Vidal y sus amigos, un opaco grupo de sesentones jubilados. Entre elles 1a amistad es m6s una costumbre que un sentimiento fundado en la comunidad de aspiraciones. El instinto grega- rie y un cemfin denominador, 1a desocupaci6n, les refine a las mismas horas y en los mismos lugares: en la plaza para tomar e1 501 y en el caf6 del barrio para jugar a1 truce. En otras palabras, la monotonia de los h6bites presta a sus vidas una blandura que nadie cuestiona. La banalidad mflfidimnxde pronto es alterada per una cadena de sucesos extrafios que conmocionan la ciudad: 1a guerra del cerdo, come la]lam11a.prensa. Amparados per las auteridades que les fomentan demag6gicamente, los ,j6venes desatan LHIa ferez caceria de viejos y los matan despiadadamente 113 donde les encuentran. Durante una semana, a través de las experiencias de "la barra de muchachos"--"e1 t6rmino muchaches . . . obedece a la casualidad de que alguna vez lo fueron" (DGC, 11)--se describe esta guerra sorda, absurda, que por moment05 5e transforma en una caricatura absurda de la vejez. Los perseguidos comienzan a ocultar las canas, a di- simular sus pr6tesis y achaques y a tratar de mostrarse sexualmente vigoroses. Pero, paso a paso, les temores y el clima enfermizo que crece en las tranquilas calles de Paler- mo 5e aduefian de la narraci6n. E1 terror de 105 viejos a ser reconocidos per 105 grupos m6s exaltados que dominan la ciu- dad y 105 persiguen desde les grotescos camiones de la pe- rrera, interna a la novela en un clima en el que se yuxtapo- nen la realidad y la alucinaci6n. Les viejos no se sienten seguros en ninguna parte per m6s que finjan encuentros con prostitutas e alardeen conquistas femeninas, porque les frecuentes piquetes de cho- que de les j6venes, a veces con la finica intenci6n de diver- tirse, les aporrean hasta matarlos a la vuelta de una esqui— na 0 a las salidas de sus casas. El miedo a ser descubiertes y la derrota que se ven obligados a aceptar, 105 van convirtiendo lentamente en ani- .ma1es acosados. La desesperaci6n lleva a algunos a esconder— 5e en s6rdidas buhardillas, e esperan saratmuMescuando van al. cementerie a acompafiar les restos de un compafiere victima d5? les disturbios. En les bares no 105 quieren atender, les 11A taxis prefieren no llevarlos y muchos j6venes rehuyen su compafiia per comprometedora. Dentre de ese clima kafkiane en el que muchos viejes no cemprenden claramente 105 motives de la lucha, lo finico ' Isidore que pretenden les acosados es "salvar e1 pellejo.‘ Vidal, sin embargo, trata de enfrentar 1a pesadilla sin dar- se per vencido de antemano y se resiste a entregarse porque elle implicaria 1a aceptaci6n de yflmrmeterminade. En m6s de una eportunidad Vidal se ve a 5i mismo menos viejo que les dem6s porque afin disfruta de la cempafiia de les j6venes. Su jevialidad de espiritu 1e abre 1a puerta a una relaci6n amoresa con una muchacha mucho menor que 61. Les encuentros furtivos con N61ida por un memento 1e hacen creer en el espejismo de que est6 retomando e1 camino de la juven- tud olvidada por el h6bito de la soledad: [Vidal] en ocasiones miraba a sus amigos con aprehensi6n, o poco menes, come si fueran adic- tos a un vicio, la vejez, del que lo salvaba e1 amer de la muchacha . . . (DGC, 17A) En vista de las atrocidades deema guerra sin tregua, N61ida intenta salvarlo ocu1t6ndolo en una vieja casa de su familia. Alejade del oscuro cuarto de inquilinate, Vidal se siente a salvo. El lector acompafia a Vidal en su retire y con 61 se separa del escenario de les acentecimientes. Cuando protago— nista y lector traspasan e1 par6ntesis abierte en la casa de N61ida, es para presenciar la muerte de Isidorito--e1 hijo de Vida1--en una desafortunada maniebra pamisalwu'al padre, y para enterarse que la lucha hackmlhufle. Nuevamente impera 115 1a paz, acaso una paz 5610 aparente pero que, al menos per- mite a los viejes reunirse bajo e1 501 de la placita a na- rrar sus reiteradas y tediosas an6cdotas. Bioy Casares admite que el argumento de Diarie d3 1 guerra del cerdo acepta vinculaciones con la actualidad. En una charla que mantuvimos me dijo que esas vinculaciones se dan debido a la iracundia de les j6venes, a1 edio hacia les . . . . . . 20 VleJOS, y a elerto parrlCldlo que se ha puesto de moda. Sin embargo, en esta novela e1 t6pico del conflicto entre generaciones parece ser algo asi como la excusa necesaria para crear, con nuevos matices, una obra que patentiza 1a desgarrante soledad y vulnerabilidad del hombre. Si Diario d3 la guerra del cerdo es una alegoria d0- lorosa, sarc6stica, del mundo contempor6neo--un mundo lleno de absurdos extremismos, de endiosamientos y demxecflxsf6ci- les--es, sobre todo, un estudio sobre el desvalimiento huma- no. Aunque la an6cdota convierta a los viejos en victimas de la agresi6n, no obstante, 1a novela muestra e1 desvalimiento tanto de agresores come de agredidos. Es verdad quelkm j6ve— nes matan a les viejos, pero no lo hacen tanto per edio a elles, sino m6s bien porternnra 5i mismos. En realidad, los matan porque ven en elles a1 viejo que ser6n: "En esta gue- rra . . . les chices matan per edio contra el vieje que van a ser.Un edio bastante absurdo . . . " (DGC, 117) En otras palabras, les viejos son las victimas expiatorias de un im- pulse suicida de les J6venes generado en el miedo a la deca- dencia irremediable que traen los afies. 116 Agresores y agredidos son conscientes de la impoten— cia del hombre frente a la implacabilidad del tiempo. Les adelantos de la medicina, parece decir Bioy Casares, son me— ros paliativos que lo finico que consiguen es hacer m6s c6mo— des les afios de la vejez. Un concepto que corroboran las pa- labras de uno de los j6vene5 de la novela: "[Los m6dices] se limitaron a llenar e1 munde de viejos pr6cticamente inservi- bles." (DGC, 113) Per 10 tanto, Diario dg_la guerra del cerdo dramati- za 1a angustia del hombre frente a1 paso del tiempo. M65 es- pecificamente, e1 terror ciego que provoca 1a decrepitud fi— sica en tanto representa e1 paso inmediato anterior a la muerte. Al mismo tiempo, e1 autor muestra 1a inutilidad de la violencia y de todo intento humane per evitar la muer- te. 21 En efecto, ni 105 j6vene5 van a evitar su propia ve- jez matando a les viejos, ni estes consiguen ocultar que ya est6n caducos y pr6ximos a morir. Esta es la reflexi6n que hace Isidore Vidal. Para 61 1a guerra del cerdo-—que bien podria llamarse 1a guerra del tiempo--tiene varias significaciones. La duraci6n de la gue- rra marca e1 periodo en manidal se ve presionado a definir— se, ya sea come hombre viril 0 come viejo. Les resultados de ese proceso de auto-definici6n ser6n 1a prefundizaci6n de su sentimiento de soledad y el descubrimiento del amor come vehiculo para la salvaci6n. A 10 large de la novela 1a soledad del protagonista se hace m6s y m6s evidente. Vidal vive con su hijo, pero 117 porque pertenecen a generaciones diferentes tienen activida- des, gustos y puntos de vista distintes. E1 padre es un ju- bilado con una vida met6dica y, si se quiere, mec6nica. Su cuerpo y su mente est6n tan acondicionades a la rutina que pequefias alteraciones repercuten en su fisico. Su hijo duer- me de dia y trabaja de noche, en oposici6n a la vida ordena- da del padre. La separaci6n comhama alel plane inmediato de lo cotidiano. Aun si pudieran estar m6stfiempojuntos, tampo- co conseguirian acortar 1a distancia que les separa. En un plane m6s abstracto, 5e nota que sus respectivos enfeques de la realidad son diferentes. El padre, en raz6n de su edad, est6 munido de experiencia y de un sistema conceptual que le permite ordenarla. En contraste, e1 hijo parece despreciar las ideas paternas porque en su fuero interno todavia est6 tratando de elaborar su propio ordenamiento de la realidad. Vidal es consciente de que aun cuando hablan, usan idiomas diferentes y entonces aparece e1 dolor: Vidal lo mir6 [a su hijo] con afectuosa sinceri- dad. Se dijo que en las personas m6s intimas y pr6ximas hay pensamientos que no sospechamos . . . Esta circunstancia, que 61 describia con las palabras "No somes transparentes," en un tiempo '1e habia parecide una protecci6n, 1a garantia de cada cual para ser libre; hey lo apenaba como una prueba de soledad. (DGC, A1) La compensaci6n de esta soledad podria encontrarla en la compafiia de sus amigos. Pero resulta que tambi6n entre elles es tan 5610 virtual. Ya hemos visto que serefimalcoti- dianamente m6s per cosmmmre que por otra cesa. Aun suponien- do que les compafieros del barrio fueran realmente una compa- fiia, Bioy Casares subraya e1 distanciamiente que hay entre 118 elles. Este se manifiesta tanto en lo espiritual como en lo fisice. Por ejemplo, uno de les integrantes del grupo es sor- de, de modo que la comunicaci6n con 61 es poco menos que im- posible. El autor sefiala que por su miopia y sordera este individuo "vivia retirado en su caparaz6n de carne y hueso." (DGC, 13) De otros compafieros a Vidal lo separa e1 pudor que les dem6s olvidan cuando quieren demostrar que son sexualmen- te vigoroses. E1 descubrimiento de les pequefios vicios y abyeccio- nes de algunos de sus amigos 1e hace comprender dos cosas: que entre 61 y sus amigos e1 vinculo de uni6n m6s importante es el h6bite y que 61 no est6 muy lejos de caer en las mis- mas deplorables miserias. Este caer en la cuenta, para el que el lector ya est6 preparado, es la consecuencia inevitable del proceso de auto-definici6n que experimenta Vidal. Estas dos vivencias lo hacen separarse mement6neamente de sus ami- gos—-que para 61 mantienen un di6loge de sordos--y 1e hacen creer que su salvaci6n est6 en el amor de N6lida. Pero surge un nuevo interrogante: 5i en su inminente vejez tendr6 algo que ofrecerle a ella. Hacia e1 final de la novela las instancias narrativas subrayan afin m6s 1a soledad del personaje. Vidal 5e va de la casa de N6lida y su ausencia se prolonga per varies dias. Du- rante ese tiempo se suceden les desencuentros: Vidal busca a1 ex-novio de N6lida y no 10 encuentra; Vidal y su hije se bus- can mutuamente y no se encuentra. Cuando finalmente padre e hijo se refinen, 65te filtimo muere victima de sus prepios 119 compafieros. Las idas y venidas de les personajes per un Buenos Aires que parece multiplicarse interminablemente en calles, cuartos y salenes de baile, reproducen recorrides err6ticos que, inevitablemente, hacen surgir e1 desasosiege. Este tie- ne su raz6n de ser en la concepci6n que tiene Bioy Casares del tiempo y del espacio. En efecto, a través de esta trama de desencuentros, e1 autor ilustra 1a naturaleza laberintica de esas dos dimensiones. Asi, a la realidad 5e 1e adscriben caracteristicas ca6ticas--expresadas a trav6s de la met6fora de los desencuentros--merced a las cuales el hombre estaria condenado a extraviarse infinitamente. La tema de conciencia de esta situaci6n, provoca angustia. Para Isidore Vidal la cadena de desencuentros es el punto clim6tico del proceso que habia comenzado con las hostilidades de la guerra. Para 61 ahora el amor ofrece 1a posibilidad de reencentrarse consigo mismo, de darle un sen- tido a su vida y de obliterar la amenaza de la soledad. En Diario de 1 guerra del cerdo, Bioy Casares vuel— ve a poner en evidencia 1a soledad enanhmfles acosados. 123 (DGC, 13) 105 viejos 5e ocultan en Como se ha viste, una de las artimafias a que recurren para probar que afin son viriles consiste en poner a prueba su vigor sexual. ma instancia, p0 sino de su propio cuerpo. nen siempre per centre el cuerpo, En filti— el hombre no es solamente una vflfifima del tiem- Las acciones de les viejos tie- vale decir, milado animal. Relacionada con esta idea est6 la de la libertad de elecci6n. 65te, llegade a cierto punto cadencia. Debe aceptar lo que 5e 1e ofrece. Para gente come nosotros prestituta. . . . Por un es libre de hacer lo que est6 pisande les limites de nada vale afirmar que E1 cuerpo esclaviza de tal manera a1 hombre que de su vida, debe aceptar la de- Entonces pierde control sobre su propia felicidad. El protagonista reflexiena: la soluci6n es una tiempo, el hombre 1e guste, pero cuando que le impone la vida, va a ser feliz . . . (DGC, 21A) En cuanto a les j6vene5, tambi6n elles 5e comportan de nanamabestial desplegande una brutalidad de la que apenas pueden dar cuenta. En este sentido, la novela constituye una lficida presentaci6n de los mecanismos a que apela el hombre para defenderse de sus propios fantasmas. Come se ha viste, los j6venes 5e sienten amenazados por el espectro de su prepia decrepitud. Puesto que indivi- dualmente son incapaces de tolerar 1a idea de que elles tam- bi6n ser6n viejos, se mmflan come individuos y actfian en gru- Este les ampara ala.vezque borra las identidades puesto pos. que en la base de todo fanatismo est6 1a obediencia ciega, 12A 1a aniquilaci6n de la iniciativa personal. Per 10 tanto, la militancia fan6tica tampoco prevee ninguna soluci6n para el individuo. Per e1 contrario, lo embrutece infitilmente y lo deja desprovisto de defensas. La muerte infitil de Isidorito ilustra este concepto. Per un proceso similar, les viejes tambi6n 5e agru- pan 5610 para darse cuenta--como Isidore Vida1--que e1 gru- po no prevee ni respuestas ni defensas. De aqui 5e despren- de la idea, tan frecuente en las narraciones de Bioy Casa- res, de que la vida es una cadena de equivocos, desencuen- tros y decepciones en medio de la cual el hombre est6 5010 e indefenso, sin que siquiera pueda encontrar alivio en el amor 0 en la compafiia de les amigos. Dormir 21 gel (1973), la quinta novela de Bioy Casa- res, es algo asi como un cruce de caminos en el que conver- gen las lineas trazadas en las novelas anteriores. En esta obra Bioy Casares presenta un planteo fan- t6stice-cientifico parecide a1 de Plan d3 evasi6n. Sexecammr r6 que en aquella novela 5e concebia 1a posibilidad de que mediante eperacienes quirfirjicas se pudieran trasmutar 105 sentidos para lograr una percepci6n nueva de la realidad. Dormir g1 gel presenta otra alternativa: 1a posibilidad de traspasar almas de un cuerpo a otre. La hip6tesis de Plan d3 evasi6n era que el hombre se pudiera evadir de la c6rcel de les sentidos. La de Dormir El sol es que el alma pueda liberarse de la c6rce1 del cuerpo. En otras palabras, que el ser humane pueda superar su parte 125 animal y mutable y que el alma pueda manifestarse en su ple— nitud,independiente del cuerpo que la lleva. Como Plan is evasi6n, 1a novela est6 construida en base a un pedido de auxilio. Alguien mfi6 ml peligro y 1e pi— de ayuda a otra persona, pero esa ayuda nunca llega. Las si- militudes entre Dormir 31 591 y Plan d3 evasi6n no se agetan aqui. Quiz6 e1 nexo m6s evidente es la forma epistolar que tienen ambas novelas.l%n© an Dormir a; 501 el esquema b6sico de un corresponsal que escnflxz y edita las cartas (e1 esque- ma de Plan de evasi6n) est6 levemente modificado. La dife- rencia merece ser examinada. Dormir a1 gel es una obra de lectura f6ci1 y no muy extensa. De las ckmchamas dieciecho p6ginas que abarca, dos- cientas once contienen e1 informe e mnma que Lucio Bordenave (e1 protagonista) 1e mmfib.a F61ix Ramos (un conocido del ba- rrio). Las pocas p6ginas restantes son redactadas per F61ix Ramos. En ellas 5e refiere a la recepci6n del informe de Bordenave. En esta novela F61ix Ramos cmmfle mfilfunci6n similar a la de Antoine (altietsznrique Nevers) en Plan d3 evasi6n. Puesto que los informes son enviados a Ramos y a Antoine respectivamente, las redacciones de 6stos sirven para darle existencia a las aventuras narradas per sus corresponsales. En ambas novelas, losxecemxues de les informes tie- nen una relaci6n especular con el lector de las obras. Al mismo tiempo, Bordenave y Nevers hacen las veces de dobles del autor. En otras palabras, autor y lector hansido 126 transfigurados en Nevers-Bordenave y Antoine-Ramos. Pero re- sulta que las mencionadas transfiguraciones no reproducen exactamente 1a relaci6n autor-lector que se da en la lectura de un texto de ficci6n, debido a que tanto Antoine come Ramos son algo asi come lectores privilegiados. E1105 conocen per- sonalmetne a quienes les escriben, pueden epinar sobre elles porque tanto unos come etros forman parte del circulo ficti- cie creado por las respectivas narraciones. E1 lector real sabe lo que 1e cuenta e1 texto, est6 "afuera" del circulo de la narraci6n, lo mismo que el autor real. La diferencia entre las dos novelas radica en el he- cho de que en Dormir El 531 Bioy Casares da un paso m65 all6 y se coloca completamente fuera de la narraci6n. Aqui renun- cia a1 artificie de esconderse detr6s de un personaje que edita 1a correspondencia. Como se recordar6, en Plan 93 evasi6n Antoine edita las cartas que le envia Nevers e intercala sus comentarios con 105 de su sobrine. En Dormir a; £01, por el contrario, Ramos no selecciona les pasajes que se van a publicar, ni in- tercala sus epinienes en el texto de Bordenave. Ya se ha di- cho que las filtimas p6ginas de la novela son las finicas en que aparece Ramos. TAmpoco hay indicaciones de cu6nto tiempo ha pasado entre los sucesos narrados y el memento de la pu— blicaci6n. Ramos escribe:."Tode e1 asunto me pareci6, am6n de confuse, amenazador. Resolvi, pues, olvidarlo por un tiem- po." (D8, 229) Tampoco se dice per qu6 via llegaron 105 pa- peles de Bordenave y Ramos a manos de editor. De aqui se 127 pedria inferir que Ramos, despu6s de un tiempo, 1e entreg6 les papeles a a1guien—-evidentemente a Bioy Casares--y que esta persona los edit6. El nombre que aparece en la tapa del libro es el de Bioy Casares y podemos suponer que tambi6n es 61 quien ha escrito las p6ginas que anteceden cada parte de la novela: "Primera parte per Lucio Bordenave" y "Segunda parte per F61ix Ramos." Un problema parecide planteaba La invenci6n d3 Morel ya que en ningfin memento 5e decia c6mo habian llegade 105 pa- peles del n6ufrago a1 editor. De este se deriva otre proble— ma: el de la credibilidad de lo escrito. Ya se ha visto que el texto del n6ufrago de la isla de Morel arrojaba ciertas sombras de duda debido a las circunstancias en que fue escri- to. Del mismo modo, las cartas de Nevers fueron escritas en circunstancias muy especiales. Pero e1 problema de la credi— bilidad habia quedado formulado por el mismo Antoine. De esta manera, e1 lector estaba alerta sobre lo que leia y las incen- gruencias que sefialaba Antoine facilitaban la correcci6n de impresiones en el lector. E1 texto de Dormir 31 gel, en cambie, no se abre en ningfin memento, de manera que el lector debe creer todo lo que 5e 1e cuenta. Pero ocurre que el largo informe de Borde- nave tiene ambigfiedades que pueden hacer tambalear 1a ver- dad de lo que se narra. Veamos per qu6. La novela 5e compone de dos cartas escritas en pri- mera persona de singular. En la primera parte un "ye" (Lucio I Bordenave) 5e dirige a un "usted.' La intenci6n del autor es 128 bastante clara: acortar 1a distancia entre e1 lector y el personaje. E1 use de la narraci6n en primera persona de sin- gular favorece 1a proximidad con el personaje, lo acerca en su intimidad. Per otra parte, ese "yo" 5e dhfigezlun "usted" con quien e1 lector puede indentificarse f6ci1mente, sobre todo porque el nombre de Ramos aparece bien avanzada 1a na- rraci6n. El comienzo de la obra muestra bien la intenci6n del autor: Con 6sta van tres veces que 1e escribe. . . . Voy a contarle mi historia y tratar6 de ser claro, porque necesite que usted me entienda y me crea. (DS, 11) V6ase que desde el principio Bordenave subraya la necesidad de que 5e 1e crea. Esta apelaci6n dimxma a1 lector lo pone en guardia contra 1a verosimilitud de lo que va a leer. En apoyo de la sospecha de la verosimilitud de le contado est6 elimaflw de que Bordenave sea testigo y partici- pante de lo narrado. Al estructurarse e1 relate en base a su testimonio nada m6s, queda excluida 1a intervenci6n de cual- quier otre testigo que pudfine. dar raz6n u otra visi6n de les sucesos narrados. Parcmralmrte,Bordenave escribe su por- menorizade informe en circunstancias anormales: lo hace a escon- didas en un hospital para enfermos mentales a donde ha sido confinado a la fuerza. De esta manera, Bordenave resulta ser un narrador tan desconfiable come e1 pr6fugo de la isla de Morel. A esta ambigfiedad se agrega e1 hecho de que Bordena- ve 1e pida auxilio a ese "usted" de quien e1 protagonista 129 dice estar distanciado desde hace muchos afios. Este queda dicho en la primera p6gina de la obra. Bordenave escribe: 0 a lo mejor usted 5e pregunta: "zPor qu6 me man- da a mi e1 cartapacio?" Si alega que no somes a- migos 1e doy 1a raz6n, pero tambi6n 1e ruego que se ponga en mi lugar, por favor, y me diga a qui6n podria mandarlo. Despu65 de repasar mental- mente a les amigos . . . elegi a1 que nunca lo fue. (DS, 11—12) En la segunda parte Ramos confirma lo de la enemis- tad pero agrega algo interesante: Per motives aparentemente contradicterios, des- confio de la autenticidad del documento. Ante todo, me parece rare que Bordenave 5e dirija a mi; a1 fin y al cabe estamos distanciados. Tam- bi6n me parece rare que Bordenave me trate de usted; a1 fin y al cabo nos cenocemos desde 1a infancia. (D3, 226) Desde su punto de vista de personaje-lecter, las pa- labras de Ramos--"descenfio de la autenticidad del documen- to"—-vienen a dar p6bule a las sospechas del lector. Per otra parte, 1a observaci6n que hace sobre el tratamiento formal toma per sorpresa a1 lector y, naturalmente, refuerza la cuestionable credibilidad de lo narrado. Una posible explicaci6n para el uso del "usted" po- dria ser 1a naturaleza de la aventura en que queda envuelto Bordenave. Las peripecias por las que pasa son por dem6s extrafias y para que alguien 1e crea, 61 necesita rodear su relate de la mayor senflflad posible. De aqui que tal vez haya sustituido el tratamiento familiar de "tfi" o "vos" por el formal. No obstante, siempre queda pendiente la pregunta de per qu6 pide auxilio a un individuo decpfienefin6 enemistado. E1 texto de Bioy Casares no preporciona 1a respuesta 130 apr0piada, de modo que el lector debe aceptar 1a 16gica del personaje sincpm me borre 1a impresi6n que fomenta este tipo de escrfinua.A saber, que lo que cuenta Bordenave, en parte, puede ser e1 producto de una mente paranoica que deforma o exagera 1a realidad. La ambientaci6n en un barrio de Buenos Aires, empa- renta esta novela con las otras dos novelas portefias en m65 de un sentido. Lo mismo que en las novelas anteriores, el barrio es el escenario donde tiene lugar la historia. Pero, adem6s e1 barrio es como una transfiguraci6n de las islas de La invenci6n dg Morel y Plan d3 evasi6n por el aislamiento del resto del mundo. Les personajes 5e confinan a1 perimetro del barrio porque alli 5e sienten seguros. Uno de les perse— najes de la novela pontifica: Un pasaje es un barrio dentro del barrio. En nuestra soledad e1 barrio nos acempafia, pero da ecasi6n a encontronazos que provocan, 0 re- viven, odios. (DS, 1A) Paraiso e infierno a la vez, e1 barrio es terreno co- nocido y es mejor no abandonarlo si no se quiere estar ex- puesto a1 peligro. En Dormir al_§gl e1 autor profundiza m6s en el sesgo coloquial del lenguaje portefio, una consecuencia natural de la falta de intervenci6n de un narrador externe a1 circulo ficticie. En este sentido, Dormir al 501 tiene una consis- tencia incuestionable. Come en sus novelas anteriores Bioy Casares presenta una aventura de pesadilla. No obstante, en muchos pasajes de la historia aparece e1 humor. Un humor sin causticidad que 131 se cuela a trav6s de las trivialidades que incluye Bordenave en su relate y que denotan e1 afecto del autor hacia su per- sonaje. Consideremos ahora la an6cdota que se cuenta en la novela. Lucie Bordenave es un ex-empleado bancario que qued6 cesante luego de unahuelga. Adopta entonces e1 oficio de relojero. Bordenave es un hombre pusil6nime que vive sojuzga- do per dos mujers. Per un lado est6 Diana, su esposa, fisi- camente esp16ndida, egoc6ntrica y malhumorada. En el bando epuesto est6 1a vieja Ceferina, mezcla de criada familiar, ama de llaves, cocinera y mucama que interviene activamente en las decisiones de Bordenave y que, cuando puede, descarga su veneno contra Diana. Les tres habitan un pequefie chalet de Villa Urquiza, cercado per las calles de un barrio que no se atreven a abandonar. Bordenave est6 obsesionado per saber qu6 ama en su mujer. Su constante preecupaci6n es descubrir si lo que 1e atrae es el cuerpo 0 e1 alma de Diana. La visi6n que tiene de ella e5 detallada y fragmentaria: Yo me muere per su forma y su tamafio, por su piel rosada, por su pelo rubio, per sus manos finas, por su olor, y sebre todo, por sus ojos incompa- rables. (D5, 17) La fragmentaci6n cuerpo-alma que Bordenave intuye, plantea la posibilidad de que la "mismidad" de Diana no se manifieste come una unidad indisoluble. Entonces, se abre 1a posibilidad de que sus partes puedan ser integradas a un sis- tema de organizaci6n distinte. Esta es la imagen que expande 1a novela. 132 En circunstancias un tanto oscuras, Diana cenoce a un alem6n que es adiestrador de perros. Este 1a convence, primere, de las ventajas de tener un perro, segundo, de que 1e conviene internarse en un inquietante Institute Frenop6ti- co para curar sus cada vez m6s frecuentes males humores. E1 director de manicomie (no parece casual que se llame Samaniege, come e1 fabulita) supone que la mejor for- ma de alcanzar 1a paz es imaginar "un perro, durmiendo al 501, en una balsa que navega lentamente aguas abajo, per un H rio ancho y tranquile. (D8, 211) E1 m6tedo prepueste per Samaniego--que recuerda a1 de Castel de Plan d: evasi6n--con- siste en el intercambio de partes fisicas y almas con el use de perros. Casi sin que Bordenave pueda eponerse Diana cae en la trampa que 1e tiende e1 alem6n y va a parar a la mesa de ope— raciones de Samaniego. Su marido queda hundido en un mar de conjeturas que refuerzan e1 interrogante inicial. El proble- ma m6s importante es saber si despu6s de la operaci6n e1 su- jeto sigue siendo el mismo que entr6. En otras palabras, 5i hay continuidad entre e1 sujeto y su nombre que permita e1 reconocimiento de lo mismo, 1a permanencia a trav6s de les cambios. Mientras Diana est6 internada en el Institute Freno— p6tico, Bordenave tambi6n est6 internado en el limitado espa- cio de su casa y el barrio a expensas de su prepia confusi6n. La llegada de Adriana Maria, hermana de Diana, que viene a instalarse en el lugar dejade per su hermana, agrega una 133 complicaci6n m6s para Bordenave. Este asedios de Adriana Maria, sine porque de Diana. Lo finico que las diferencia Bordenave sugiere varias veces que de las confundiria: ocurre no 5610 por los ella es come un doble es el color del pelo y no ser per ese detalle Sabia que esa mujer no era mi sefiora, pero mien- tras no 1e viera la cara, me dejaba engafiar por las apariencias. Probablemente usted pueda sacar de este consecuencias bastante wmugas acerca de lo que Diana es para mi. LNo es m6s que su cabe- llo, o menos todavia, 1a onda de su cabello se- bre les hombres, y la forma del cuerpo y la ma- nera de sentarse? (DS, 55) E1 juego de duplicaciones 5e continfia en una perra que compra Bordenave y que se llama Diana. Bordenave cmfifide- ra a1 animal en los mimmm t6rminos que a su mujer: A mi me une a la perra una simpatia muy fuerte. Cuando 1e veo e1 hocice tan negro y tan fine, les ojos derados, tan expresivos de inteligen- cia y devoci6n, no puedo sino quererla. . . . Si piense en la atracci6n que siente per esta perra, me digo: "Con Diana, mi sefiora, me pasa lo mismo." (DS, 103-10A) A1 mismo tiempo Bordenave se da cuenta de que en la perra hay algo m6s que 61 ama, algo que la diferencia de su mujer, lo mimm>que a Adriana Maria la del pelo: diferencia e1 color Como 51 yo hubiera padecido hambre y sed de un amor tetal--asi era, 1e garanto, el que me ofre- cia esta perra--desde que la tuve en C888. me senti en ocasiones tan acempafiado, que llegu6 a preguntarme si no la extrafiaba menes a mi sefio- ra. (DS, 10A) Es decir que lo que Bordenave percibe come las partes de su mujer, las percibe separadamente en dos sujetos distin- tes y lo que le atrae en uno complementa lo que le atrae en 13A el otro. E1 regrese de la mujer a la casa 1ejes de poner las cosas en orden, agrega un e51ab6n m65 a la cadena de ambigfie- dades. En efecto, Diana vuelve cambiada. E5 la misma persona pero es otra ya que regresa el mismo cuerpo que se fue pero I su alma est6 "curada.' En el contexto de la novela "curada" significa "cambiada," es decir que el cuerpo es portador del alma de otra mujer que irremediablemente habia de morir. Se— gfin 1e informar6 m6s adelante Samaniego a Bordenave, e1 alma enferma de su esposa ha sido traspasada a1 cuerpo de una pe- rra. Cuando Bordenave empieza a darse cuenta del cambio, queda atrapado en un laberinto del que no volver6 a salir jam6s. La "mismidad" que antes trataba de descubrir se pre- senta en t6rminosde "otredad" en virtud de las dicotomias que encuentra a cada paso. Diana es ella en la medida en que lleva el nombre de antes y tiene el mismo cuerpo. La perra e5 ella en la medida en que es su alma y Adriana Maria tambi6n es ella en la medida en que las dos hermanas tienen cuerpos casi iguales. Bordenave va a1 Frenop6tico para reclamar que 1e de- vuelvan a su esposa pero, segfin e1 criterie de Samaniego, 61 tambi6n est6 loco y lo encierran. Es alli donde escribe e1 largo y detallado informe que llega a manos de Ramos. Como ya se ha sefialado, e1 informe no es cien per ciento confiable puesto que Bordenave define la situaci6n y a todos les que est6n envueltos en ella, en t6rminos de 135 conspiraci6n. El protagonista escribe: Tuve una corazonada per dem6s ingrata: la sefiora que hablaba con Samaniego era mi sefiera. E1 doc- tor le decia que para favorecerme no iba a perju- dicarla. Como en una pesadilla Diana estaba en contra de mi. (D8, 213) E1 giro paranoico de Bordenave al final refuerza 1a relativa credibilidad de lo que cuenta. A este se suma 10 ya sefialado con respecto a la elecci6n de un enemigo come co- rresponsal. De esta manera, e1 mensaje o discurso de Borde- nave fracasa en virtud de la parcelaci6n que hace de la rea— lidad y de las contradicciones en que incurre. En cierto modo 1a novela repite las instancias prin- cipales de la vida del personaje. Alicia Borinsky sefiala que hay una relaci6n entre e1 oficio del persenaje y el resulta- do de su empresa. Dice Borinsky: Bordenave es relojere. La reparaci6n de relojes guarda estrecha relaci6n con el tiempo est6tico de una novela que, a1 desautorizar la voz del narrador "principal" queda detenida en la formu— laci6n de la fisura per la cual e1 discurso fra— casa y 5610 le resta nombrar como referentes a les puntos que le sirven de poles. 23 Si Bordenave es el polo emisor, Ramos es el polo re- ceptor cuya breve intervenci6n--las tres filtimas p6ginas de la novela--insinfia e1 destino final de Bordenave. Ramos da a entender que su ex-amige tambi6n fue eperado y dado de alta del Fren0p6tice convertido en otre. A1 mismo tiempo sugiere que el perro que 1e trajo en la boca les papeles--e1 informe de Bordenave-—1leva e1 alma de 65te. Ya se ha mflhlwk>que Ramos es un lector privilegiado de la historia de Bordenave porque cenoce a 65te desde dentro 136 del circulo ficticie. Esta cercania, lejos de garantizar la cenfiabilidad de Ramos, la relativiza tambi6n. Ante todo hay que recordar que Ramos contradice a Bordenave con respecto a la relaci6n de ambes. Adem65, Ramos queda sutilmente implicado en la historia de Bordenave, de manera que su ebjetividad queda obliterada. Su inclusi6n en el circulo de Bordenave lo coloca en la posici6n de testigo- actor. Este se ve claramente en la filtima frase de Ramos: . * "Todo el asunto mepmran6, am6n de confuse, amenazader . Re- solvi, pues, olvidarlo por un tiempo." (D8, 229) La palabra clave que marca elemorumfienHD de la distancia entre les dos poles es "amenazador." Para Ramos e1 asunto representa una amenaza en la medida en que a1 ser reconocido per la gente del Frenop6tico (en el cuarto de Bordenave 5e encontr6 una carta dirigida a Ramos) 61 puede llegar a convertirse en la pr6xima victima corriende la misma suerte que su ex-amigo. Recordemes que Bordenave qued6 encerrade cuando empmflmi6 ml averiguaci6n sobre lo que le habian hecho a Diana. Si Ramos hiciera tambi6n una averiguaci6n personal, 1e podria ocurrir lo mismo. De esta manera, cuando Ramos lee e1 informe de Bordenave, convierte e1 destino de 65te en el suyo prepio. De aqui que Ramos no 5610 sea imagen especular del lector, sino que también lo es de Bordenave que,a su vez, es imagen especular del autor y también es protagonista. Como se ve, e1 espacio de la novela viene a resultar algo asi come una duplicaci6n ampliada del espacio del * E1 subrayado e5 mio 137 Frenop6tico. En el Institute 5e opera para que unos 5e cen- viertan en otros. La lectura de Ramos traduce e1 destino ajeno en el prepio. La "mismidad" 5e convierte en "otredad." Este es precisamente el significado que encierran las pala— bras de Samaniego: "imagine que soy un perro y me duermo." (D8, 211) Imaginar a1 perro es convertirse en ese perro. El acto en si posibilita 1a identificaci6n del sujete con el objeto imaginado. M65 afin, e1 sujeto 5e convierte en el eb— jeto imaginado y deja de ser en 5i para ser en el otro, es decir, se autodestruye. A través de este sutil juege de desdoblamientos, Bioy Casares sugiere quermlexisMe una esencia que permanezca a pesarckzloscmmbhxx Al intercambiarse las almas de un cuer- po a otre, las personas dejan de ser las mismas. Bordenave y Ramos confunden sus destines. Diana 5e desdobla y multiplica varias veces, y "el desarrollo de un argumento es sustituido per una trama que relativiza 1a informaci6n del texto."2)4 Como eco de la relativizaci6n de la informaci6n, en la novela tambi6n est6 implicita 1a relatividad del conoci- miento y de la aprehensi6n del otre. Amar a una persona es aprehenderla, cenfundirse, fu- sienarse con ella. Pero ocurre que nuestra manera de cenocer y amar a los dem6s 5e apeya en nuestro conocimiento de las manifestaciones exteriores. El cuerpo, les gestos, 1a manera de hablar de una persona no son sino manifestaciones o repre- sentaciones de lo que esa persona es, 0 si se quiere, de su esencia. Sen nuestros sentidos y sentimientos les que nos 138 facilitan la informaci6n. Entonces, se abre un interrogante: Iqu6 es lo que realmente 5e cenoce del ser amado? Indiscuti— blemente no es la esencia de ese ser sino sus manifestacio- nes. De este modo, el amador debe intuir algo--ll6mese alma, espiritu o esencia--que nunca llega a revelarse en si sino a través de mediadores. En otras palabras, e1 ser que ama est6 siempre limitado y el amer no es sino una uni6n imper— fecta, incompleta. En Dormir El 531 Bioy Casares plantea nuevamente 1a hip6tesis de la imposibilidad de la aprehensi6n del ser amado, justamente porque la infermaci6n que recibe e1 amador es re- lativa. Como consecuencia, el amor se convierte en una espe- cie de juege en que las reglas est6n cantadas antes de que empiece 1a partida. E1 hombre 5e distrae temperariamente de si mismo con la ilusi6n de quebrar su soledad esencial pero sus ambiciones se astillan contra la barrera insuperable de lo exterior. El cuerpo de cada uno eslhlc6rmfl.en que queda- mos encerrades y 5610 super6ndola podria el hombre fusionar- se con el otro. Pero puesto que el alma no se manifiesta si— no en un cuerpo, luego e1 intento 5e frustra. Como 5e remnfiar6,la.invenci6n de Morel exploraba la misma idea. Asi come a1 n6ufrago de la isla 5e 1e escapaba Faustine, a Bordenave 5e 1e escapa Diana. Ambos hombres se enfrentan con mujeres igualmente vel6tiles e inalcanzables. Del mismo modo, amb05jmxmagmfi5tas deciden sacrificar sus vi— das para alcanzar a estas fugfifivas.Pero mientras que el fi- nal de La invenci6n de Morel resulta en una peetizaci6n 139 cientifica de la muerte, el de Dormir El 531 5e resuelve en un s6rdide encierro en un cuerpo ajeno. Vuelve a hacerse evidente que el amor, en cuanto intente de superaci6n de la soledad, es una falacia. En Dormir 31 501, come en Diarie de la guerra del cerdo, triunfa e1 cuerpo, 1a animalidad. Bordenave y Diana son tan esclavos de sus cuerpos, o lo que es peer, de cuerpos ajenos, come 105 viejos de Diario de 1 guerra del cerdo. Aqui los estragos de la edad acercaban a1 hombre a la anima- lidad, sin necesidad de operaciones quirfirjicas. En otras palabras, e1 cuerpo es esa c6rce1 que aisla a1 hombre, que lo cerrompe aproxim6ndelo a los animales. No per nada e1 sinies- tro doctor Samaniego sostiene: Buscaba una cura de repose, y de algfin modo intui que para el hombre no habia mejor cura de repose que una inmersi6n en la animalidad. (D3, 212) Bordenave no solamente est6 condenado a la c6rce1 del e o o I cuerpo, 51no que, come todos los personajes de f1ec10n que escriben sus aventuras, tambi6n est6 condenado a quedar con- finado en la trama que tejen sus palabras. Para Bordenave e1 texto que escribe es su finica posibilidad de existencia. No obstante la efimero de esa existencia, su desgarradora expe- riencia sirve para ilustrar la desesperaci6n del hombre que vislumbra e1 engafio del amer y que se sacrifica infitilmente para hacer realidad el amor perfecto. NOTAS lE1 Armenonville era un antiguo sal6n de fiestas de Buenos Aires, hey ya desaparecido. 2Enrique Pezzoni, Enciclopedia d3 1 gentina, p6g. 92. -_— literatura ar- 3Jaime Rest explica e1 significado de les t6rminos empleados en su definici6n de la novela tradicional diciendo que se trata de "una proyecci6n verbal e imaginaria de 1a 50- ciedad; 'verbal' porque no expone presentativamente--como e1 teatro, e1 cine y la pintura--1as condfifienmso las situacio- nes humanas, sino que las refiere discursivamente alneyésém descripciones; 'imaginaria' porque e1 nude anemfifidco no debe encontrarse en sucesos verdaderos de car6cter hist6rico sino en episodios ficticios que resultan verosimiles." Comp6rese 1a definici6n anterior con esta otra de Theodore Spencer que cita Rest en su libro (p6gs. 20-21): "La nove- la . . . es una narraci6n en prosa que describe 1a evoluci6n de une e de varies personajes a través detma mafia de aconte- cimientos que se hallan organizados unlel prop6sito de crear una ilusi6n de realidad f6ctica en que losIEmhos narradosem- t6n relacionades entre si ycfim6n vinculados a les persenajes que les experimentan; de tal mode, estes personajes y otros de indole secundaria que twflfi6n aparecen en el relate pueden ser descriptos en funci6n decfiermmscriterios morales y afec— tivos que sirven para juzgar e1 comportamiento de las diver- sas figuras humanas incorporadas en la an6cdota." La novela tradicional (Buenos Aires: Centre Editor de Am6rica Latina, 1967), pégs. 19-21. hCuenta 1a leyenda que Pelias, rey de Jolcos, 1e ha— bia arrebatado e1 trono a su hermane, padre de Jas6n, y que habia puesto a1 joven bajo e1 cuidado de un centauro. Siende ya hombre, Jas6n reclam6 a su tie 1a parte del reino que 1e correspondia y 65te prometi6 d6rsela a condici6n de que fue- ra a Colchis a buscar e1 vellocino de oro y se lo trajera. Con la ayuda de la diosa Athenea, Jas6n construy6 la nave Argos, reuni6 a les h6roes m6s famosos para que fueran sus remeros y se embarc6 con elles hacia su destino. Despu65 de un largo viaje plagado de peligrosos incidentes, llegaron a1 reino de Aeétes , donde estaba e1 vellocino de oro. Aeétes acept6 entregarlo a condici6n decnw Jas6n unciera a un ara- do dos bueyes salvajes cmlcamxm de bronce y aliento de fue— go. Con elles debia arar un campe y sembrarlo con dientes de 1A0 1A1 'drag6n. Jas6n 11ev6 a cabo la tarea gracias a la mediaci6n de la hija de Aeétes, Medea, quien tenia poderes m6gicos y se habia enamorado del h6roe. Cuando Aeétes volvi6 a negar- se a conceder e1 vellocino de ore, Medea nuevamente ayud6 a Jas6n para que venciera a1 drag6n que cuidaba 1a preciosa prenda. Medea y Jas6n se escaparon del pais gracias a las artes de Medea y emprendieron e1 largo viaje de regrese a Jelcos. A1 llegar, Jas6n se veng6 de su tie y recobr6 e1 trono. Medea y Jas6n se casaron y vivieron felices alrededor de diez afios hasta que Jas6n 1a abandon6 per otra mujer. Ver New Larousse Encyclepedia of Mythology (London: The Hamlin Publishing Group Ltd., 1959), pp. 196-198. 5Ofelia Kovacci, p6gs. 25—26. 6Ibid., p6g. 25. TCon su estilo entre jocoso y p06tico, Marechal 5e refiere a Saavedra come a1 linde entre la ciudad y el campe, 1a orilla en que se dan la mano 1a civilizaci6n y la barbarie: "En la ciudad de la Trinidad y puerto de Santa Maria de 105 Buenos Aires existe una regi6n fronteriza donde la urbe y el desierto 5e juntan en un abrazo mmflmtiwx Saavedra es el nom- bre que les cart6grafos asignanELesa regi6n misteriesa, tal vez para eludir su nombre verdadero . .1. En las horas del dia, 1alhm.dalsol y el zumbido alegre de la metr6poli disi- mulan e1 verdadero semblante de aquel suburbio. Pero a1 caer la noche, cumuk>Saavedra no es m65 que una vasta desolaci6n, e1 paraje desnuda sus perfiles bravios . . . " Ad6n Buenosayres, 2a ed. (19A8; reimp. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1966), p6g. 157. 8 . . . . . Allela Jurado, Genlo 1 fl ura SS Jorge Luis Borges (Buenos Aires: EUDEBA, 196A), p6g. 8A. 9Jorge Luis Borges, "El Sur," Ficciones, 11a ed. (1956; reimp. Buenos Aires: Emecé Editores, 1963), p6g. 195. lOIbid., p6g. 192. llE1 tema del cuento "La trama celeste" de Bioy Casa— res es, precisamente, la posibilidad de que existan otros mundos paralelos a1 nuestro y de que el hombre pueda pasar de uno a otre y que en cada uno de ellos pueda tener vidas distintas. 12Jorge Luis Borges, "Adolfo Bioy Casares: El suefio _g 105 h6roes," Sur, Nfim. 235 (julio-agosto de 1955T,pag.88. 13Jorge Luis Borges, Otras inquisicienes, Efi'ed.(1952; 1A2 reimp. Buenos Aires: Emec6 Editores, 196A), p6g. 218. 1A E1 texto en tercera persona se abre para dar paso a la voz de un "yo" testigo de 105 acentecimientes narrados en las p6ginas 33, 1A7, 176 y 193. 15V6ase e1 p6rrafo con que se abre 1a novela: "A 10 large de tres dias y de tres noches del carnaval de 1927 la vida de Emilio Gauna logr6 su primera y misteriosa culmina— ci6n . . . Lo que Gauna entrevi6 hacia el final de la terce- ra noche 11eg6 a ser para 61 como un ansiado objeto m6gico, obtenido y perdide en una prodigiesa aventura." (SH, 7) Cerca del final 5e lee: "Ahora hay que andar despacio, muy cuidadosamente. Lo que he de contar es tan extrafio, que si no explico todo con claridad no me entender6n ni me cree- r6n. Ahora comienza 1a parte m6gica de este relate; o tal vez todo 61 fuera m6gico y 5610 nosotros no hayamos adverti- do du verdadera naturaleza. E1 tono de Buenos Aires, des- creide y vulgar, tal vez nes engafi6." (SH, 193) 16E1 general Ramiro Farrell prepar6 e1 camino para el golpe de estado que 11ev6 a1 coronel Juan D. Per6n a la pre- sidencia de la Argentina en 19A5. 17Esta es la opini6n de Emir Rodriguez Monegal en su articulo "La invenci6n de Bioy Casares," Plural (febrero de 197A), pégs. 57-59. l8Reproduzco palabras que Adolfo Bioy Casares me dijo en una de nuestras conversaciones en su casa de Buenos Aires en 197A. 19El texto en tercera persona da paso a un yo narra- dor en las p6ginas 12, 13 y 16. 2OOpini6n expresada per Bioy Casares en una charla que tuvimos en 197A. 21.En este sentido el tema de Diario de la guerra del cerdo queda emparentado con el de otra narraci6n de Bioy Casares: su cuento "E1 perjurie de la nieve" (TC). Aqui un hombre supone que aislando su casa de todo intruso y estable- ciendo una rutina id6ntica para todos les dias, va a peder salvar de la muerte a una de sus hijas, afectada per una en— fermedad mortal. La irrupci6n de un desconocido destruye 1a construcci6n temporal de la muchacha que veia en la rutina una repetici6n del mismo dia, y muerea. 22Miguel de Unamune sugiere la misma idea en San Manuel Bueno, M6rtir. Aqui la protagonista queda absorbida 1A3 per la rutina de la vida cotidiana hasta que las muertes su- cesivas de la madre, de don Manuel y de su hermano 1e hacen tomar conciencia del paso del tiempo: "Y ahora, a1 haber perdide a mi San Manuel, a1 padre de mi alma, y a mi L6zare, mi hermano afin m65 que carnal, espiritual, ahora es cuando me doy cuenta de que he envejecide." San Manuel Bueno, M6rtir, y Tres historias m6s, 9a ed. (19A2; reimp. Madrid: Espasa- Calpe. 197A). péss. 56-57. 23Alicia Borinsky, "Lecturas y traducci6n: Dormir El 501 de Adolfo Bioy Casares," Revista Iberoamericana, Nfim. 91 (abril-junio de 1975), p6g. 250. 2thid., p6g. 251 CAPITULO IV LOS CUENTOS En general se han dividido les cuentos de Bioy Casa— res en dos categorias: historias de amor e historias fant6s- [ . 1 . . . ., ticas. Sl bien es elerto que esta agrupac1on refleja las m: final-n... .- . dos corrientes principales de la narrativa de Bioy Casares, ‘_.-'_ .- ‘7 no es menos cierto que a1 trazar tal linea divisoria 5e po— , nen limites artificiales donde no 105 hay. Las dos catego- rias, 1ejos de ser excluyentes, se complementan para dar una visi6n integrada del pensamiento del autor. Bioy Casares considera que la vida es esencialmente una especie de ejercicio de futilidad y tragedia porque es— t6 gobernada per dos sistemas limitantes: e1 racional y el sensorial. Y puesto que el amor no escapa a las limitaciones impuestas per estes dos sistemas, tambi6n est6 destinado a no ser m6s que un juege de engafios. Per ese, Bioy Casares muestra que el enfoque de la vida per via de la fantasia tiene per objete destacar estas verdades contra un fonde de decepci6n. Como se ha viste, uno de les aspectos que ilustran esta visi6n pesimista es la constante recurrencia en su na- rrativa del tema de la soledad del hombre. Tanto en sus no- velas come en sus cuentos, 105 protagonistas de Bioy Casa- res se presentan come testigos del fracaso del hombre que 1AA 1A5 intenta establecer unienes significativas y permanentes. Tal es el caso de la mayoria de sus historias de amor, ya sea que tengan un enfoque realista cenvencional, ya sea que ten- gan un enfoque fant6stico. En el pr610go de Adversos milagros Enrique Pezzoni sefiala que ya en une de les primeros libros de Bioy Casa- res—-Luis Greve, muerte (l937)—-se prefigura su tem6tica .I'a '2 U , central: e1 desencuentro humano. Tiempo y espacio son, en los cuentos que compo- nen este volumen, las barreras que seguir6n im- pidiendo todo encuentro entre los futures per- 4 sonajes de Bioy Casares. 2 b La observaci6n de Pezzoni es correcta pero 1e falta considerar que per e1 ordenamiento que el hombre ha hecho de su circunstancia, de la que forman parte el tiempo y el es- pacio, 61 mismo tambi6n colabora a que se preduzcan los de- sencuentros. Este es precisamente, lo que destacan los cuen- tos de amor de Bioy Casares. En elles e1 autor explera la miopia con que el hombre se esfuerza per superar su soledad y las consecuencias catastr6ficas que esa miopia produce. Un primer grupo de cuentos ejemplifica cases en que la uni6n hombre-mujer resulta superficial y efimera porque falla la comunicaci6n entre elles. Per 10 general, 5e trata de relaciones encaradas con una actitud de aute-complacencia egotistica per parte de uno de les dos amantes. La separa- ci6n a corte plazo es el corolario inminente. Otre grupo de cuentos delata un desajuste entre la imagen del ser amado y la realidad. Como ya veremos, en re- Petidas oportunidades Bioy Casares presenta a hombres 1A6 enamorados m6s de una idea que de una mujer. De esta forma e1 ser de carne y hueso se convierte en un ideal inalcanza- ble. La relaci6n 5e mantiene por un tiempo en un plano pura— mente contemplative hasta que el amante pasivo descubre que el idelo que adora silenciosamente muestra su verdadera natu- raleza. Un tercer grupo de cuentos muestra 1a concepci6n que tiene Bioy Casares de les amantes. Su idea es que el ser amado puede vivir en el amante y, a veces, es necesaria 1a intervenci6n de un tercer agente que ayude a completar la 3 imagen del amado. La uni6n hombre-mujer fracasa por fallas de comunicaci6n Les cuentos que consideramos en este grupo tienen per comfin denominador un desnivel de comunicaci6n entre les amantes que les conduce a1 fracaso. Las relaciones 5e establecen entre personas con moti- vaciones y expectativasdiferentes que elles no hacen expli- citas y, por lo tanto, las relaciones son superficiales, las uniones no pasan de ser moment6neas y muchas veces quedan en el nivel fisice. "Encrucijada" (GS, 13) es un buen ejemplo de lo dicho. El protagonista—narrador cuenta las consecuencias de- sastrosas que le trajo una aventura pasajera. Atraido per 105 encantos fisices de una muchahca joven—-B6rbara--abando- na per una tarde a su amante de siempre, Amalia. Interpreta 1a aventura como un signo del amer de B6rbara. Envilecide POr la conquista, 1e cuenta todo a Amalia y pretende disuadir 1A7 a B6rbara de que no se enamore de 61 porque 61 no la quiere. Sale perdiende per partida doble porque Amalia lo deja y B6rbara 1e comunica que no lo quiere y que la aventura 1e facilitar6 la conquista de quien ella realmente quiere pues ahora e5 mujer experimentada. Una variante de este planteo se da en "Todos los hombres son iguales" (GA, 53). Aqui la relaci6n entre una )i viuda joven y un jovencite fee como un insecte se traduce en t6rminos de utilizaci6n mutua con motivaciones diferen- tes. A despecho de 10 fee y desagradable que le parece Juan, Ver6nica se entrega a la relaci6n para mitigar 1a soledad de su viudez. Juan, en cambio, la lleva adelante porque le gusta salir a conducir e1 auto de su amante. La utilizaci6n mutua tambi6n es el tema de "Todas las mujeres sen iguales" (GA, 62). Margarita, frivola y burlona, ve en su marido un puerto seguro que le permite ha- cer lo que ella quiere. El, por su parte, ve en ella su for- tuna. Segfin sugiere e1 final del cuento, Margarita va en ca- mine de terminar en una clinica de Islandia donde su marido planea internarla para quedarse con su dinero. Dentre de este grupo caben otres cuentos en que la ruptura adviene come consecuencia natural de les diferentes c6diges usados per 105 amantes para cemunicarse. En "Historia romana" (GA, 181), per ejemplo, una muchacha argentina obliga a su novio--un noble de la corte papa1--a que le haga el amor antes de casarse porque sabe que ese va contra les principios de 61. A ella 1e interesa 1A8 desafiar esos principios porque asi pone a prueba el amor de su amante. Come 61 5e niega a tomar un cuarto en un hotel, ella lo arrastra hasta el cuarto de una prostituta, cedido por un rate. Aterrerizado, e1 noble cumple con repugnancia lo que se le demanda y la relaci6n acaba alli. En este cuento Bioy Casares parece insinuar que a1 fin y al cabe el amor es el amor donde sea y que, a menos que las dos partes lo reconozcan, est6 destinado a fracasar. La nobleza, e1 lugar y el memento en que se consume e1 acto no son sino elementos accesorios que escamotean 1a realidad. ( 3 . Para Filis, la protagonista, las reservas del hombre no tie- nen sentido pues, afirma, "era argentina y . . . en su pais 1a nobleza no significa nada . . . " (GA, 18A). Las dife- rencias sociales condicionan las respuestas de los amantes a1 estimulo amoreso. Puesto que encaran 1a relaci6n desde puntos de vista distintes, 1a uni6n, en vez de acortar dis- tancias las aumenta. "Casanova secrete" (GA, 1A9), "Confidencias de un lobo"(GS, A7), "Ad_porces" (GS, 71), "El don supremo" (GS, 97) y "Una guerra perdida")4 son otres tantos cases de rela- ciones amorosas frustradas per las6pticas divergentes de les amantes. En "Casanova secrete" Bioy Casares traslada a1 famo- so amante a Turquia. Alli conquista a la hija de un conde, pero ella apenas 1e concede un poco de su tiempo. A1 que se auto-designa "terror de las damas" (GA, 152) de poco 1e vale su fama. Si 1a mentara ante una jovencita turca no pasaria 1A9 de ser una vulgar fanfarronada. En "El don supremo" un hombre se deja conquistar per una censocia del club. R6pidamente se la lleva a la cama de un hotel y despu6s hace lo imposible para eludir a su perse- guidera. Cuando se cree liberado de ella va a dar con su mari- de que 1e avisa que cuando su esposa otorga "e1 don supreme" espera que el caballero se comporte come tal. De no ser asi, E} 61 1e ensefia la lecci6n con una furibunda paliza. El protagonista de "Una guerra perdida" va dejando a sucesivas mujeres a medida que ellas 5e hacen especialistas en la fijaci6n de m6danos. Cierra e1 circulo volviendo a su esposa que tambi6n se ha velcade a la especialidad. A 61 no le queda m6s remedio que participar en el trabajo, lo que equivale a decir que si no acepta las reglas del juego 5e queda afuera. En todos estes cuentos Bioy Casares presenta a aman- tes que hablan, hacen el amor, est6n juntos, pero e1 di6loge nunca llega a establecerse entre elles. Es interesante destacar que en muches de les cuentos de Bioy Casares les acentecimientes narrados tienen lugar durante un viaje. Es decir, uno de 105 dos protagonistas--per 10 general el hombre-—est6 de viaje. Conoce a una mujer, 5e enamora de ella y la relaci6n resulta un fiasco ("Encrucijada," "Casanova secrete," "Confidencias de un lobe" y "Ad porces"). En el contexto de la narrativa de Bioy Casares e1 viaje sirve come met6fora de la acci6n narrada. Les peligros 150 a que se expone e1 viajero, b6sicamente e1 enfrentamiento con 10 desconocido, est6n transmutados en las fallidas con— quistas femeninas que emprende. En general, 5e trata de hom- bres m65 o menos mediecres, frivolos, ridiculizados per la fina ironia con que est6n delineados. La comunicaci6n falla porque estes hombres 5e acercan a las mujeres con un este- reotipo mental que les anula 1a capacidad de percibir va— [7 riantes personales. El corolario es una relaci6n superfi- cial, llevada adelante casi a ciegas. E1 protagonista de "Confidencias de un lobe" es un argentine de clase media de viaje per Europa. Pomposo y sentimental, quiere encontrar una mujer que lo haga quedar bien frente a les compafieros de viaje y a los amigos del club. "tVolveria a la patria sin una mujer en la meme— ria? . . . LQu6 recuerdos llevaria a la sobremesa deltflub?’ (GS, 55) En Paris 1a casualidad lo pone frente a una mucha- cha con quien 1a aventura se presenta f6cil. La lleva "a un hetelucho infame, en una calleja de heteluchos infames. .." (GS, 60) y mientras est6 con ella planea c6me les contar6 lo ocurrido a sus amigos. Dice e1 narrador: Es verdad que esa noche, . . . respir6 la toni— ficante vanagleria, cumbre del jfibilo que no alcanzamos en el transcurso de ningfin hecho sino despu6s, ante e1 auditorio amigo, cuando nos pavoneamos . . . (GS, 62) Al dia siguiente, después de emprendide e1 viaje que lo aleja de Paris, el hombre reconoce que "extmfimba sin pa— liativos, no encontraba salida a la angustia." (GS, 63) En un hotel de Saint-Male etracasmflidad lo acerca a una mujer 151 que 61 reputa de sefiora respetable. E1 atelondramiente de 61 105 lleva a otre hotel miserable. Aturdido, el hombre piensa que otra vez ha cometido e1 error de llevar a una dama a un tugurie. A continuaci6n descubre que est6 con una prestituta y que lo mismo 1e habia ocurrido en Paris, salvo que alli no le habian cobrado. En el cuento "Ad porces" e1 desnivel de comunicaci6n se hace m6s evidente y, por lo tanto, las consecuencias de la ruptura son m6s dram6ticas. En Montevideo un viajero em- prende una conquista en un teatre con su vecina de butaca. Antes de hablarle imagina de todo: 5i estar6 sola, si habr6 un maride 0 un novio sentado en otro lugar de la sala, 5i ser6 una mujer decente e no, etc. Estimulado por la sonrisa de ella emprende e1 asedio. A1 terminar 1a funci6n se van juntes pero, come siempre, 61 piensa en una cesa y ella en otra. Mientras que el conquistador est6 praxmma$3por comer, ella insiste en no comer y hablar. Las reglas de la galante- ria 1e obligan a sacrificar e1 hambre y sexeshymtal ayuno. Coronan e1 encuentro enlnlhoufl_deplorable. Aunque 61 admira 1a belleza de su compafiera-—"la belleza que mi alma desde 6poca inmemoriales con vehemente sed reclamaba. . . . " (GS, 87)--n0 obstante, alli mismo decide irse de Montevideo a1 dia siguiente. Formula su decisi6n de esta manera: Mientras 6vidamente adoraba a esas manos finicas, a esa cara entrafiable, per una suerte de engafio- sa lucidez comprendi que ya no valia la pena prelongar mi permanencia en el Uruguay. Lo impor- tante era haber alcanzado 1a gloria; apero un_dia m6s no significaba un mere segundo dia? IYo velaria en el primer avi6n de la mafiana! (GS, 86) 152 Se va de alli sin dejar rastros. Durante algunos afios se vanagleria de la aventura con todo el que se preste a es- cucharlo hasta que por fin 1a olvida. Un dia alguien 1e cuen- ta que aquella mujer 5e habia enamorado seriamente de 61, que habia considerado aquella noche como el encuentro con el hombre ideal y que lo habia buscade durante mucho tiempo. Pere, también se entera de que nada de lo que haga per recu- [I perarla se la devolver6. Ella est6 en Praga, vigilada por el r gebierno que 1e prehibe salir del pais. Lo que 1e ocurre a este individuo es m6s o menos lo mismo que a les otres: valo- ran a las mujeres de acuerdo a una visi6n unilateral, empo- brecida per la necesidad egotistica de sentirse con pleno dominio de la situaci6n. Bioy Casares somete a sus personajes a1 ridicule del fiasco. A la vez relativiza e1 6xito pasajero de sus aventuras per medie de la narraci6n en primera persona. La mayor parte de les cuentos de esta secci6n son narrados di- "Ad porcos," rectamente por sus protagonistas: "Encrucijada, ' Solamente "Confi- "El don supremo" y "Una guerra perdida.’ dencias de un lobe" est6 narrado en una tercera persona om— nisciente que da cuenta de todo lo que ocurre dentro y fuera de los personajes. En capitulos anteriores (en les an61i5is de La inven- ci6n de Morel, Plan d3 evasi6n y Dormir a; 501) ya nos hemos referide a la credibilidad relativa de lo narrado en virtud de las respectivas situaciones de tensi6n en que se encuen- tran les narradores-protagonistas. En el caso de les cuentos 153 mencionados se puede decir que estes individuos proyectan su parcialidad en lo que cuentan, la misma 1imitaci6n con que evaluaron les hechos. En cuatro oportunidades Bioy Casares utiliza e1 arti- ficie de un narrador—oyente que reproduce la historia que le cont6 e1 protagonista: "Todos los hombres son iguales," "Todas las mujeres sen iguales," "Casanova secrete" e "Histo- 1 ria romana.’ Aqui tambi6n es v61ido lo que dijimos a prop6si- to de Dormir a; 501 y Plan d3 evasi6n: les narradores-oyen- tes o transcriptores, son im6genes especulares del lector, pero gezan de una perspectiva privilegiada porque forman parte del 6mbito ficticie. En algunos cases, come en "Todos les hombres son iguales," "Todas las mujeres sen iguales" e "Historia romana" quien hace de narrador-oyente es un hombre que se siente atraido per la mujer que 1e cuenta su historia. Estos narradores-oyentes sen trivalentes porque: sen prota- gonistas del marco narrative creado per Bioy Casares; son oyente con respecto a la historia que les cuenta otre perse- naje y son transcriptores de ambas historias. De modo que tambi6n ac6 la credibilidad de lo narrado est6 tefiida no 56- 10 per la subjetividad del narrador-oyente, sino tambi6n per la del narrador—protagonista. Desajuste entre la imagen del ser amado y la realidad Les cuentos reunidos en esta secci6n est6n vertebra- dos per 15 idea de que cuando hay un desajuste entre la ima- gen del ser amado y lo que ese ser es en realidad, la rela- o I c10n fracasa. 15A Para Bioy Casares cada individuo es un misterio que se devela 5610 parcialmente porque en el proceso de conoci- miento intervienen variables personales que le relativizan: lo que uno elija mostrar y lo que el otre quiera o pueda ver. El ser amado es un enigma que proyecta un repertorie de sefiales; e1 otre las decodifica o interpreta de acuerdo a su propio estado emocional. Per 10 tanto, 1a imagen que se r? construya del otre proviene de un juego adivinatorie colorea- do por las emeciones personales. El juege es peligroso y los resultados catastr6ficos. Bioy Casares dramatiza este mostrando que entre aman- te y amado hay una brecha insalvable que separa lo que uno de ellos sabe, de lo que el otro es en verdad. La victima m6s notoria de esta brecha es el fugitive de La invenci6n de Morel que se enamora de una imagen y no de una mujer real. Como en la novela mencionada, esa distancia o brecha que separa a los amantes, favorce la idealizaci6n del ser amado. A1 cenfrontar esa imagen idealizada con la persona real tal cual e5, e1 amante por 10 general cae en la cuenta de les defectos y limitaciones de la persona amada y es inca- paz de integrar todos esos dates. A la confrontaci6n 1e sigue la desilusi6n y el fracaso de sus esperanzas. En tres de les cuentos que consideraremos--"Recuerdo de las Sierras" (GA,186), "E1 lado de la sombra" (L5, 7) y "La tarde de un fauno" (GS, lll)—-Bioy Casares ilustra lo antediche estableciendo la acci6n entre un hombre soltero y una mujer casada de quien 61 est6 enamorado. En raz6n de que 155 ella es casada, el amor no 105 refine sino que intensifica 1a distancia que hay entre elles. El amante solitario se ve for- zado a imaginar m6s de lo que ve e idealiza a su amada en base a su imaginaci6n. El protagonista de "Recuerdo de las Sierras" es el eterno enamorado de Violeta, una mujer m6s joven que 61, casada con un amigo. Violeta es la persona que 61 m6s admira y quiere. Cree llegada su eportunidad cuando acempafia a Vio- leta en unas vacaciones en las sierras. Sus esperanzas aumen- tan cuando, a1 llegar, comprueba que en el hotel les han reservado un cuarto en lugar de dos. Durante 1a estadia 61 actfia como un verdadero caballero, sin precipitar nada porque " las mujeres un dia caen, come fruto est6 convencido de que madure, en brazos del enamorado constante." (GA, 188) E1 no se da cuenta de que Violeta no 10 vs come su amante sino m6s bien come a un tie o hermano mayor. Persevera en sus esperan- zas con esteicismo hasta que una noche un turista joven del hotel se cuela en el cuarto y, en la oscuridad, 1e hace el amor a Violeta. E1 protagonista, mientras tanto, simula dor- mir en la cama vecina. En realidad est6 llorande y los otres dos lo saben. Para peder rescatar 1a imagen de Violeta de la vulgaridad y al mismo tiempo peder salvar sus propias espe— ranzas, e1 amante declara que daria cualquier cesa "per saber que aquella noche todo ocurri6 en un suefio . . . " (GA, 200) E1 "yo" protagonista de "La tarde de un faune" tam- bi6n sigue enamorado de Olga, afin despu6s de que ella 5e haya casado. La casualidad los refine una tarde en el bar de un 156 hotel. El est6 en viaje de negocios; ella espera a su maride. Olga habla de su vida matrimonial y le cenfiesa a1 amigo que no es feliz porque 1e ha sido infiel a1 maride. Les razona- mientos del hombre no la cenvencen de que una caida no puede contaminar el amor. Ella ve las cosas de otra manera y 1e da a entender que asi come 10 engafi6 en otre hotel, ahora puede reincidir con el vieje amigo porque para ella la fidelidad ya no tiene sentido. E1 hombre se da cuenta de que si no acepta la preposici6n pierde para siempre a la mujer. No 1a acepta. El hombre termina su historia asi: Tal vez ustedes imaginen que tuve, per jactan- cia, e1 prep6sito de castigarla. Se equivocan. . . . A mi me fa1t6 agilidad para pasar de una idea a otra, y seguirla. Per ese 1a perdi, nada m6s. (GS, 120) En este cuento 1a p6rdida es interpretada en t6rminos de desajuste temporal: el hombre no censigue ajustar lo que sabia de Olga y lo que sabe ahora. A la imagen de la esposa virtuosa 5e 1e superpone la de mujer infiel que 5e 1e ofrece. E1 hombre retarda su respuesta a1 estimulo porque la nueva imagen lo encuentra desarmado. Bioy Casares insinfia que son estes desniveles los que extravian a les amantes y los que provocan les desencuen- tros, y por ende 1a soledad. Al comienzo del cuento escribe: "une vive solo, deseando encuentros imposibles." (GS, 111) En el contexto de su narrativa e1 t6rmino "encuentros" ( e encuentro) no denota solamente la reuni6n casual de dos per— sonas. Apunta tambi6n a la reuni6n amoresa en que hay compe- netraci6n de uno y otre. Pero come Bioy Casares ve este come algo poco menos que inalcanzable, 105 encuentros 5e hacen ‘- (Ma-z“...— '9? 1;.“ 157 imposibles y los amantes siguen viviendo solos. En "El lado de la sombra" Bioy Casares combina el amor con el misterio de lo sobrenatural. E1 narrador-oyente, de paso per Africa, encuentra a un viejo amigo, Veblen, en un caf6 maloliente. Veblen 1e cuenta su historia. Estaba enamorado de Leda, una muchacha casada, casquivana y hermosa en quien 61 veia reunidos a1 cisne y a Leda de la leyenda. Veblen y Leda 5e fueron a pasar una vacaciones juntos que fueron m6s un padecimiento que un goce para el enamorado. A la humillaci6n de verse sometido a los caprichos de ella, se vino a sumar la comprobaci6n de que Leda le engafiaba a su prepia vista. Veblen parti6 5010 y esa misma noche un incen- dio destruy6 e1 hotel en que quedaba ella. Aturdido porque su administrador lo habia arruinado, Veblen volvi6 a Lendres sin peder verificar si Leda habia muerte o no. Su ruina eco- n6mica lo oblig6 a aceptar un puesto en Africa de donde no podia salir per un afio. Estando alli recibi6 noticias de Leda misma desde Inglaterra. Vivia desdichada por su ausencia y por su falta de confianza. Veblen tard6 en contestar e1 tele- grama y cuando lo hizo explicande su situaci6n, ya era muy tarde: Leda habia muerte atrepellada por un cami6n. Con todo perdide, Veblen tambi6n se entreg6 a la desdicha intern6ndose en el Africa, a1 borde de la selva. Al fin encontr6 un traba- jo infame en el bar donde le cuenta su historia a1 amigo. Veblen no volver6 a salir de alli porque est6 seguro de que algfin dia Leda 1e ser6 devuelta de la muerte. El amante in- terpreta come signos promisories, 1a aparici6n de una 158 muchacha que se parecia a Leda, la de un gate igual a1 de ella (61 sostiene que es una reencarnaci6n de aquel otre gate que muri6 en el incendio) y el encuentre con el amigo. E1 cuento, que b6sicamente repite e1 esquema de les dos anteriores, expande la idea de que "cuando mucho monolo— gamos en la soledad, berdeamos 1a locura." (GS, 77) Leda es escurridiza y Veblen necesita fijarla en una imagen para que su amer sea posible. Primero cree que ella 1e es fiel, a des- pecho de su fama de aventurera. Pronto se desengafia y tiene que corregir la imagen. La abandona, pero entonces tampoco est6 seguro de haberla visto con otre. Cabe la posibilidad de que haya sido un mere fen6meno 6ptico. Luege vienen los remordimientes per haberla dejade en el incendie. Durante e1 periodo africano Veblen sufre por el apa- rente engafio, por el remordimiento y por su pobre estado fi- naciere. De mode que a1 recibir noticias de Leda, el hombre es incapaz de hacer un juicio objetive de la situaci6n. E1 sufrimiento, 1a afieranza, 1e hacen deponer su amer propio y vuelve a considerar a Leda come antes. Veblen, como el n6ufrago de la isla de Morel, debe conformarse con un suced6neo de la mujer amada. El n6ufrage se sometia a la muerte porque se aseguraba breves mementos de una eternidad artificial junto a una mujer artificial. Veblen se conforma con vivir de la esperanza de que en "esa tierra: la del destino, la de la buena suerte y la mala suer- te, . . . " (L8, 38) 5e cumpla e1 eterno reterno. Es intere— sante sefialar que adem6s de les elementos comunes ya 159 destacados, les dos relatos--1a novela y el cuent0--quedan unificados per concepciones ciclicas del tiempo. En "Les regresos" (GA, 101)Bioy Casares enlaza el amor con la vejez para demostrar come los estragos del tiempo obligan a1 hombre a rectificar 1a imagen que tiene de si y de la mujer amada. El cuento sugiere que es menes traum6tico vivir de recuerdos que tratar de actualizarlos, que la bfis- queda del tiempo perdide es m6s dolorosa de lo que se piensa. En sintesis, que el presente es un enemigo implacable del pasado. Despu6s de cuarenta y cienco afios Giordano vuelve a la casa de una ex-novia recordada per 61 como una muchacha "bien parecida, de piel blanca, de pecho perfecte, redon- do, . . . " (GA, 102) Le que encuentra, en cambio, es una mujer vieja, desgrefiada y gorda que tampoco lo reconoce a 61 porque, come bien dice: "E1 tiempo no perdona." (GA, 103) Adem6s de considerar a1 tiempo y al espacio come obst6culos que hacen fracasar el amor, Bioy Casares 1e ads- cribe gran importancia a ciertas experiencias inexplicables, apenas aceptables para la raz6n. Una de ellas es la interfe- rencia del mundo de los suefios con el de la vida cotidiana. Como ya se ha visto en El suefio $3 105 h6roes, para Bioy Ca- sares e1 6rea de lo onirice es tanto o m6s importante que la vigilia. Bioy Casares considera que en la primera el hombre podria encontrar revelaciones y claves que, si pudiera inter- pretarlas correctamente, lo salvarian de les peligros que amena- zan su vida. Per etro lado, e1 autor tambi6n considera que el _. APLJI 160 mundo onirice y el de la vigilia llegan a confundirse y pueden hacerse inseparables. El efecto de la confusi6n es una casi locura en la que el deseo de saber qu6 es lo que sucedi6 en realidad produce una angustia muy aguda en e1 50- fiador. Come consecuencia, e1 sofiador queda atrapado en su prepia confusi6n y la experiencia resulta est6ri1. Per ese, en la narmndva de Bioy Casares se encuentran innumerables ejemples en que las experiencias oniricas conducen indefecti- blamflme a la tragedia a causa de una interpretaci6n errada de las mismas. Junto a les suefios hay otre tipo de experiencias que expanden 1a realidad normal: 105 influyentes poderes telep6- ticos. En les fen6menes telep6ticos se considera que la men- te tiene la habilidad de comunicarse directamente con otra sin e1 use de la palabra. La mente, e1 elemento con el que el hombre ha ordenado su universe, no usa e1 peder de la telepatia para resolver sus dudas sino que lo emplea para cenfundirlo afin m6s y para frustrar sus esperanzas. En el mundo fant6stico creado per la narrativa de Bioy Casares, este se presenta como el insidiose peder ejer- cido per una mente sobre otra. Esta extensi6n del mundo cen- creto es pesadillezca y carga 1a normalidad de posibles ame— nazas. Naturalmente, esta concepci6n niega 1a idea de la naturaleza inviolable y sacrosanta de la mente humana puesto que revela 1a imposibilidad de defensa contra tal forma de acci6n. La comunicaci6n telep6tica tiene un efecto destruc- tive sobre el receptor y la victima no tiene escape. 161 En "Moscas y arafias" (GA, 153) Bioy Casares combina los efec- tos destructives de las experiencias oniricas y telep6ticas a1 punto que conducen a la muerte. Rafil Gigena y Andrea cens- tituyen un matrimonio feliz y cada uno tiene e1 m6s alto con- cepto del otre. Regentean una casa de pensi6n adonde llega una nueva hu6sped-—Helena Jaceba Krig--que alojan m6s per piedmlde su invalidez que por simpatia. La paz hogarefia se altera cuando Rafil comienza a sofiar. En sus suefios ve que su mujer 1e es infiel con hombres desconocidos. Trata a Andrea come 5i las infidelidades hubieran ocurrido en realidad. Com- pletamente indefenso, Rafil observa c6mo va deterier6ndose su actitud a causa de sus suefios. Finalmente, Rafil despierta a la realidad cuando Andrea injustamente maltratada, 5e sui- cida bajo las ruedas de un tren. Pere 1a pesadilla continfia porque Rafil tambi6n descubre que sus suefios habian sido alte- rados por las proyeccienes telep6ticas de la enamerada sefio- rita Krig, las mismas que orientaren a Andrea hacia las rue— das de un tren. De este mode, 61, que siempre habia querido ser una arafia: "Este mundo se divide en moscas y arafias. Tratemos de ser arafias que se comen a las moscas."(GA, 157), queda convertido en una mosca atrapado en la tela tejida per la sefierita Krig. La acci6n de los poderes telep6ticos de una persona sobre otras produce 1a destrucci6n de la felicidad. A elle colabora 1a confusi6n de los suefios con la realidad. Per atribuirles una importancia inmerecida, a pesar de que la evidencia de la vida real les niega, Rafil 1a trata de 162 acuerdo a su nueva imagen de Andrea. Este constituye e1 pri- mer paso hacia la destrucci6n. Bioy Casares ve en 10 sobrenatural otra 6rea de ex- pansi6n de la realidad concreta. Las manifestaciones son mfil— tiples: la aparici6n del diablo, 1a validez de la magia negra africana, los poderes de les mages, las apariciones. En "La sierva ajena" (HP, 103), per ejemple, un hombre se enamora de una muchacha que est6 sujeta a1 servicio ezclavizante de un explorador donjuanesco que fue reducide a1 tamafio de un dedo por pigmeos africanes. El enamorado apenas puede creer lo que ve. Su desdicha aumenta cuando e1 "hombrecite" lo de- ja ciego y su amante, fingiendo que lo llevar6 a Europa para que lo curen, lo abandona en el barce que est6 per zarpar. Aqui lo sobrenatural cobra dos victimas a la vez que destruye una relaci6n. E1 enamorado, que cree que la mujer es un ser excepcional, queda ciego per haber visto demasiade; ella, aunque quiera, no puede librarse de la influencia del "hom- brecito." Al introducir e1 munde de les suefios, les fen6menos telep6ticos y lo sobrenatural, la intenci6n de Bioy Casares es persuadir a sus lectores de que estes fen6menes son no solamente posibles y probables, sino que ocurren. Es un in- tente de sacudir la absoluta creencia de les lectores en el mundo concrete. A la vez, les hace dudar de la validez de Su estructura intelectual. Esta duda 1e ofreceria a1 hombre una visi6n nueva de su existencia y 1e permitir6 percibir la compleja naturaleza de la misma. if“: .1 a..-‘ 1- I . ‘ 163 E1 ser amado vive en el amante. Esta secci6n es m6s bien una continuaci6n de la ante- rior, pero en ella se ver6n algunos cuentos que ilustran la idea de la vivencia de un amante en el otre. Para Bioy Casares aun en las relaciones amorosas que m6s 5e acercan a nuestra idea de perfecci6n, siempre aparece una barrera insalvable que separa a les amantes. Lo fisico, per ejemplo, est6 visto como un mediador insuficiente que transmite mensajes de algo inasible, incorp6reo, huidize, 116mese alma o espiritu. La comunicaci6n verbal tambi6n es presentada como un intermediario insuficiente. De manera que todo amante est6 condenado a desconocer algo en el ser amado, aquello que 10 define y singulariza, algo intrinsecamente suyo. Dice e1 autor: Aunque vivan juntos, les padres y los hijos, e1 var6n y la mujer ano saben que toda comunicaci6n es ilusoria y que en definitiva cada cual queda aislade en su misterio? (LS, 77) Bioy Casares dramatiza e1 aislamiento esencial de los amantes mostrando que cuando se ponen de manifieste ciertos 6ngulos insospechados del comportamiento humane, su descubri— miento produce frustraciones. Per otre lado, e1 autor consi- dera que toda relaci6n amoresa supone una alienaci6n de 5i mismo y asi, cuando dos personas viven Juntas, sus personali- dades llegan a parecerse. Une cepia del otre 1a manera de hablar, les gestos y hasta la manera de pensar. Pero este fen6meno es un proceso que lejos de garantizar un acercamien- to m6s estrecho, inevitablemente lleva a la ruptura. En "Carta sobre Emilia" (LS, 63), e1 protagonista 16A muestra les fen6menos de cambio de personalidad que se van operando en su amante, Emilia. Ella comienza per imitarle a 61 hasta el punto de que cambia radicalmente sus actitudes b6sicas. M65 tarde ella adopta la personalidad de un tercero: su otre amante. Emilia se convierte en su segundo amante y ve a1 protagonista come si 61 fuera ella, hasta el punto que I llega a llamarlo "Emilia.' Ella se comporta con 61 exacatamen- f3 te come 10 hace el otro amante con ella--una situaci6n tr6- gica, principalmente porque e1 protagonista es incapaz de vi- t! n— 211;“ C I vir sin ella. Tal vez usted piense que yo soy el m6s infortunado de los hombres. Yo 56 que sin Emilia no lo seria menos. Usted dir6 que tenerla como la tengo no es tenerla. LHay otra manera de tener a alguien? . . Yo 5610 pide que mi rival no la trate demasiade bien, porque entonces ella me dejaria, y que no la trate demasiade mal, porque entonces ella, que lo imita, me trataria muy mal a mi. (LS, 77) Come se ve, Bioy Casares insiste en la desolaci6n que acom- pafia a1 hombre en sus experiencias amorosas. Cuando mejor se cree integrado con el otre, cuando mejor cree cenocerlo, des- pierta a una realidad nueva en la que 5e 1e revela la presen- cia de un rival que destruye ese estado que interpretaba come 1a felicidad. A la hip6tesis del cambio de persenalidades entre amantes, 1e acompafia otra no menos tr6gica en La nueva tor- menta 9 La vida mfiltiple de Juan Ruteno (1935). Se trata de 1a multiplicidad de persenalidades, come 10 indica e1 titulo alternative.5 Bioy Casares e1abera la historia en base a la idea de que el yo individual est6 constituido per caracteristicas 165 aparentemente tan irreconciliables que es dificil concebir que coexistan en una sola persona. Per 10 tanto, presenta estes rasgos come 5i en realidad no existieran en un 5610 ser, es decir come si cada uno de ellos formara una persona sepa- rada de las dem6s. El resultado se presenta en t6rminos de separaci6n de los rasgos principales de la siquis, cada uno de les cuales se aloja en cuerpos separados que mantienen ciertas caracte- risitcas comunes. En algfin memento las entidades separadas 5e funden en una persona, gracias a los rasgos comunes. En La_nueva tormenta, Juan Ruteno, Domingo Alegria e Icare Astul son partes de una misma persona. Pero cada uno de ellos tiene una identidad y una biografia independiente. Juan Ruteno, despu6s de una vida disipada, muere en un incen- die a1 querer salvar a una muchacha. Domingo Alegria, payaso de circo, muere a1 entrever 1a posibilidad del amor. La sola visi6n de una muchacha—-Iris Dulce—-que ni siquiera repara en 61, pone en funcionamiento su auto-ebliteraci6n. Fiel a su creencia de que la personalidad es una carga que abruma a1 hombre, Alegria siente que en Iris Dulce ha encentrado a quien lo libere de su carga. Ella representa lo que tantas veces habia deseade: Feliz el que d6 con alguien tras de quien peder escender y olvidar la personalidad. E1 verdade- ro cansancio del hombre es el cansancio de 11e- varse a 5i mismo. Y la finica huida, la de si mismo. (NT, 12A) Aunque nunca vuelve a ver a Iris Dulce, Alegria ya no puede volver atr6s y muere. Finalmente, Icare Astul se enamora y n u' i :l “Afinn , .."—sf vi 166 se casa con Iris Dulce. Y es Icare Astul quien lleva a cabo 10 predicado per Domingo Alegria: Un consejo a les amantes: diluirse en el amado, despojarse de la personalidad, entregarle a1 otre ser unas cualidades y un cuerpo a fin de que posea dos cuerpos y m6s cualidades. (NT, 12A) En Icare Astul e Iris Dulce se da la m6s perfecta conjunci6n, 1a identificaci6n es completa: Sentian igual, pensaban igual. Per e1 beso que dur6 medie dia se habian trasfundide mutuamen- te 1a mitad de sus seres y de las combinacie- nes de esas partes desiguales resultaron dos entes distintes de 105 que provenian e id6nti- cos entre si. (NT, 150) Un dia estalla un incendio. Icare salva a Iris y 61 muere. Ne obstante su muerte, Icare sigue viviendo en Iris porque 1a uni6n entre elles habia sido total. A1 volver en 5i Iris "tuvo 1a sorpresa de verse hombre y luego de saberse Icare Astul." (NT, 153) El descubrimiento es fatal porque Ede qu6 vale la vida sin Iris? Icare se vuelve loco. La historia insinfia, una vez m6s, que la idea del amor perfecto es una quimera que empuja a1 hombre a la des— trucci6n. En "En memoria de Paulina"(TC, 11) se combina la idea de la pervivencia con la telepatia, pero 5e presenta a esta filtima come una fuerza capaz de proyectar im6genes. L05 resultados tambi6n son catastr6ficos. Aqui e1 protagonista-narrador, profundamente enamo- rado de Paulina, 1a pierde porque ella se enamora de Montero. Paulina y Montero 5e casan y el protagonista se va del pais. Antes de su pertida Paulina le visita. A 105 dos afios, a su Ari—lag] ' iii-V.” 167 regrese, Paulina vuelve a visitarlo, pero ahora actfia come Montero. Con estupor e1 narrador comprueba que quien lo visi- t6 1a segunda vez no fue Paulina misma sino una proyecci6n de ella emitida per Montero quien 1a habia matade dos afios antes, celoso por el amor de el otro y Paulina. E5 verdad que el protagonista estaba enamorado de Paulina, pero tambi6n es cierto que la agresividad de Montero indica que su amer era tan intense come para llevarlo a1 asesinato de su mujer para que ella quedara fijada en 61, perviviendo en la muerte come era en la vida. El efecto de este cuento es doble. Per un lado est6 e1 hecho de que nada--ni el tiempo, ni las afinidades e inte- reses comunes--es garantia de que elamor 5e realice y pros— pere. Per etro lado, est6n las serias dudas que arroja 51 re— late sobre la naturaleza del mundo. Si nuestras mentes pueden ser tan radicalmente afectadas per otras mentes, ac6mo 10 pe- demos saber? Si podemos llegar a ver lo que imaginan otres, entonces, £qu6 parte del mundo es real y qu6 parte imaginada? ISomos nosotros mismos reales o imaginados? R. Bedden sostie- ne: The invalidity of the idea of objective existence necessitates the construction of completely new philOsophie5--if that were possible with a mind that is only the figment of another's imagination. This impasse can breed only suffering and frus- tration. 7 En un cuento de perfiles menos dram6tices Bioy Casa- res presenta una alternativa opuesta a la anterior. "Reverde- cer" (GA, 123) cuenta la historia de un hombre que queda de- solado per la muerte de su amante, Emilia: "5e hallaba en 168 medio de una soledad tan extrema, sin nadie para cempartir su dolor." (GA, 12A) Sin embargo, el hombre no est6 tan solo come cree. En el cementerio, junto a la tumba de Emilia, co- noce a otre hombre que habia sido amante de Emilia cuando ella era muy joven. Les dos hombres hablan de la mujer amada y lo que cada uno cenoce de ella les sirve mutuamente para enriquecer e1 propio recuerdo. La pervivencia de Emilia en f} I hit." "' el primer amante, trae una especie de consuelo a1 segundo: Queria meditar sobre el descubrimiento de esa noche: porque otre 1a habia querido, 61 no es- taba 5010, la memoria de Emilia se ensanchaba _ y m6s a116 de la tumba continuaba el milagre I de la vida. (GA, 127) Aunque 1a alternativa presentada aqui no deja de ser dolorosa, por lo menos es m6s soportable. Con todo, queda sin soluci6n e1 problema del conocimiento incomplete del ama- do. Solamente despu65 de la p6rdida se redendea 1a imagen del otre. En filtima instancia, la muerte, como el suefio, tambi6n es una revelaci6n. Pero de alli no se recupera a na— die. De acuerdo a esta concepci6n, Bioy Casares insinfia que la vida no es sino un futil juego de decepciones llevado a cabo por individuos que, a1 intentar romper su soledad, son derro- tados y quedan encerrades en un circulo afin m65 estrecho. Como qued6 sefialado en el an61isis de las novelas, Bioy Casares construye narraciones de tal manera que estruc- tura, estilo y contenido se complementan para constituir un mensaje finico. Una lectura de conjunto de les cuentos de Bioy Casares permite observar 1a recurrencia de recursos t6cnicos Y estilisticos que el autor utiliza para subrayar tal e cual 169 rasgo. De les dieciecho cuentos analizados en este capitulo, echo sen contados per un protagonista-narrador; cuatro est6n censtruidos come relatos enmarcados en primera persona, e5 decir que el "yo" protagonista de la acci6n (narrador-prota- gonista) 1e cuenta su historia a otre narrador ficticie (na- rrador-oyente); cinco son contados por un narrador omniscien- te en tercera persona y uno 5610 ("La sierva ajena") es un relate de doble marco en que la historia de X (Urbina) es contada per Y (Keller) a Z (narrador ficticie). La preferencia de Bioy Casares per la narraci6n en primera persona--que tambi6n se manifiesta en tres de sus cinco novelas--indica ante todo, su intenci6n de establecer 1a menor distancia posible entre e1 lector y los sucesos narrador. La utilizaci6n de este recurso, adem6s, permite que el autor se distancie de sus personajes e influya 10 me- nos posible en las conclusiones del lecter. La adop0i6n de tal actitud responde m6s a1 inter65 de Bioy Casares per una c1ase--la clase media argentina--que por el "yo" individual. En efecto, e1 "yo" protagonista-narrador de sus cuentos es un tipo que funciona m6s come observador y comentarista de les hechos que come participante. En este sentido, la ironia --la apariencia de no decir lo que se est6 diciendo--es una funci6n arm6nica de la intenci6n del autor y juega un papel esencial tanto en el moldeade de les personajes como en las conclusiones del lecter. En general, se observa que el "yo" que Bioy Casares 170 presenta en sus cuentos casi uniformemente reune las siguien- tes caracteristicas: es de clase media alta, educado, inteli- gente, con sensibilidad artistica y gustos refinades. A1 mis- mo tiempo, comparte les prejuicios, e1 snobismo y la frivoli- dad de los de su clase. Asi, per ejemplo, en la mayoria de les cuentos les persenajes viajan, con m6s frecuencia a1 ex- tranjero que dentro del pais; incluyen citas o palabras en latin: "non recite cuiquam nisi amicis" (HP, 10A), en franc65 "me 1evant6 de la confortable bergére" (HP, 105) 0 en italia- I no en su discurso "yo me considero un imbecile musicale."(GS, l{ 73); pueden hablar de arte y literatura y desprecian todo 10 L5 que consideran socialmente inferior a elles: "Todos recorda- r6n un case reciente: el de la muchacha que se comprometi6, ante 1a irritada desaprobaci6n de nuestro medio, con el m6s horrible de les industriales." (HP, 10A-105) Con maestria Bioy Casares pone en funcionamiento dos niveles de ironia a la vez. El "yo" protagonista constituye una representaci6n ir6nica del burgu6s tipico segfin 10 ve Bioy Casares. A1 mismo tiempo ese "yo" protagonista tambi6n hace comentarios ir6nicos sobre ciertas caracteristicas de 105 de su prepia clase. Per ejemplo, ridiculiza su anti-latinoameri- canismo: "uno de tantes derrotistas, que no creen en Am6rica y se embelesan con todo lo que viene de afuera" (HP, 107) 0 se burla de sus preocupaciones: "Mi marido es de ese tipo de hombres muy masculinos, buenos fisonemistas de mujeres, que jam6s recuerdan una cara de hombre, porque no la ven." (LS, 17) Otras veces 1a burla va dirigida a las veleidades 171 literarias de les miembros de su clase: Ese 5i, tenia--para emplear una frase que hey tal vez parezca audaz, pero que entonces anda- ba de boca en boca, porque 1a habia acufiado un hombre valieso y querido, un maestro de la Ju- ventud, un critico de arte, una pluma de pri— mera-—tenia,repito, sentido del color. (HP, 103-10A) Este "yo" versatil e inteligente, ir6nico y esc6pti- co pareceria ser el menes susceptible a1 fracase. Sin embar- go, Biey Casares somete a sus personajes a1 ridicule del l fracase precisamente porque a través de la ironia pone a1 descubierto sus lados m6s vulnerables. En este sentido, se destacan les protagonistas masculines de les cuentos de la primera secci6n de este capitulo. A trav6s de ellos Bioy Casares subraya 1a fatuidad y vanidad donjuanesca con que encaran sus conquistas amorosas, lo que les hace m6s vulne- rables a1 fracase. Les recuentos de las conquistas, per 10 general, est6n plagados de consideraciones sobre su prepia apariencia y la impresi6n que causan: Apenas llegamos efreci un whiskie, un 61bum de discos, abri e1 fon6grafo y escap6 a1 bafio. La— v6 manos, dientes, cara, nuca; me empap6 en agua de colonia, y 5610 per cortedad no me des- nud6, para volver a escena envuelto en un leve y amplio robe-de—chambre, con mangas come alas y con dragones colorades en fonde negro. Mi perfecta complacencia qued6 empafiada por un recuerdo inoportuno: el de esa tradicional que- ja femenina contra les hombres que huelen a dentifrice. (GS, 93) Censtantemente se percibe 1a ambivalencia que hace de estos personajes m6s observadores que actores de la situa- ci6n. Y entonces e1 fracase que corona 1a aventura les toma m6s per sorpresa. E1 6xito pasajere de sus conquistas, enton- ces, queda relativizado no 5610 por el use repetido del 172 relate en primera persona, sino también per la atm6sfera de snobismo y frivolidad en que se mueven estes personjes. La elecci6n de un lenguaje deliberadamente rebuscado y aparato- so, prepio de cenocedores, prevee una apoyatura fundamental para establecer relates en los que el h6ree-cenocedor va a resultar perdeder. .." :7 In. I. u‘ 3 NOTAS 1En 1972 Emec6 public6 dos antelogias de cuentos de Bioy Casares que llevan per titulo5 Historias d3 amer e Historias fant6sticas respectivamente. En ellas 5e reunen cuentos publicados en volfimenes anteriores con la excepci6n de "El jardin de les suefios" y "Una puerta se abre," ambes en Historias d: amer y "La pasajera de primera clase" en Historias fant6sticas. 2Enrique Pezzoni, Pr6logo a Adversos Milagros (Cara- cas: Monte Avila, 1969), p6g. 8. 3Para una lista completa de les cuentos de Bioy Casares v6ase e1 Ap6ndice. LL"Una guerra perdida" apareci6 publicado en Hispam6— rica, Afio I, Nfim. 1, 1972, p6gs. 77-79. 5Aunque por su longitud 1a obra constituye en reali- dad una novela corta, por su afinidad tem6tica con los cuen- tos analizados en este capitulo, creemos m6s conveniente su inclusi6n aqui. Una suposici6n similar guia la idea de Dormir al 501, verbigracia, que las caracteristicas intrinsecas de una persona se pueden manifestar separadamente en otras. 7Rodney V. Bedden, p. 91. 173 CAPITULO V CONCLUSION La obra de Bioy Casares expande su concepci6n de la realidad: "El munde es inacabable, est6 hecho de infinites mundes a la manera de las mufiecas rusas." (GA, 37) Esta cer- teza prevee una base coherente para sus narraciones desdelas cuales el autor explora 1a realidad y denuncia sus grietas, falacias y contradicciones. Si el mundo realmente fuera "inacabable" y compuesto de infinites estratos superpuestos, Bioy Casares considera que el hombre establece y desarrolla su vida en el m6s su- perficial: el que llamamos "realidad." Para peder subsistir en este 6mbito el hombre ha utilizade 1a raz6n come instru- mento ordenader. Pero Bioy Casares ve en ese ordenamiento una parcelaci6n empobrecedora. La interpretaci6n que haceefl hombre de la realidad tambi6n est6 limitada a1 basarse en pautas racionales. Bioy Casares descenfia de la raz6n porque ve en ella una constante fuente de frustraciones y decepcio- nes que llevan a1 hombre a variadas formas de fracase. En su obra narrativa Bioy Casares explera la condi- ci6n de la existencia humana y sefiala aquellas instancias en que el hombre entra en crisis con su medio 0 con los dem6s. En otras palabras, las narraciones de Bioy Casares siempre 17A 175 apuntan a aquellas 6reas de la vida humana en que la raz6n cesa de proveer de respuestas satisfactorias y deja a1 hombre inerme y alienado de si mismo. Segfin Bioy Casares les desajustes entre el hombre y el mundo exterior 5e producen no per fallas en el mundo sino en el hombre mismo. De aqui que sus personajes se ebstinen en ser l6gices y racionales y cualquier aspecto de sus vidas que no lleve e1 sello de la raz6n les escandaliza. En sus obras Bioy Casares no ofrece soluciones direc- tas sino que sugiere que el sistema racional empleado por el hombre es imperfecte y que, tarde o temprano, lo conduce a la caida. Una alternativa que ofrece e1 autor es la de la aceptaci6n de una toma de posici6n diferente que le diera cabida a la fantasia. Esta, sugiere Bioy Casares, proveeria de una visi6n totalizante de la realidad y daria cuenta de fen6menos que la raz6n no puede explicar. De esta manera, la vida del hombre se veria enriquecida puesto que en ella ten- drian cabida el mundo de les suefios, les fen6menos sobrenatu- rales, les fen6menos telep6ticos, les cambios de personalidad y los logros de ciertas 6reas inexploradas de las ciencias. Pere ocurre que el hombre comfin no est6 preparado para integrar a su vida lo no-racional. Per 10 tanto, 1a vi— si6n que le ofrece 1a fantasia—~una explicaci6n de lo inex- plicable-—resu1ta insoportable no solamente porque entra en conflicto con las pautas racionales que rigen su vida, sino porque subrayan las falacias de esas pautas contra un fonde de descepci6n. Les relatos de Bioy Casares muestran ese 176 conflicto y las consecuencias catastr6ficas que le traen a1 hombre. Para Bioy Casares les sentidos tambi6n son fuente de decepci6n porque la informaci6n que suministran a1 hombre lo 1imitan a que tenga un conocimiento tan 5610 parcial de la realidad. Esta idea se ilustra con eficacia a través de la met6fora de las islas. En sus dos novelas insulares--La'i_- r5 venci6n _g Morel y Plan de evasi6n--la escenegrafia refuerza metaf6ricamente las consecuencias de las acciones narrativas. El aislamiento fisico de las islas queda traspuesto a1 plano de las experiencias de les personajes que se ven ferzados a actuar de acuerdo a la infermaci6n que registran sus senti- dos. Pero 6stos, indica Bioy Casares, son engafiosos pues muestran solamente una parte de la realidad, aqu611a que por m6s conocida presenta menes peligros. Las narraciones de Bioy Casares muestran las aberracienes de nuestros sistemas racio- nal y sensorial, y mediante 1a intreducci6n de lo fant6stice, realzan les fracases a que conducen a1 hombre. Per eso es que la narrativa de Bioy Casares sacude a1 lector porque cuestiona 1a validez de las barreras que separan 10 real de 10 no real. Este 1e hace dudar de la soli- dez de su existencia y, desde luego, produce una gran angus- tia. A1 mismo tiempo, a1 poner e1 acento sobre la ineficacia del intelecto y sefialar 1a imperfecci6n de nuestro sistema de conocimiento, 5e subraya 1a naturaleza insular del hombre. Para Bioy Casares cada hombre es como una isla, condenado a1 aislamiento y la soledad debido a su perspectiva parcial, o 177 in sular de la realidad. Una de las 6reas del quehacer humane m6s afectadas PCDtr' esta ceguera del hombre es la de las relaciones persena- 16353, en particular, las relaciones amorosas. Para Bioy Casa- Pfass el amor no es m6s que un mere juego de engafios: "Para Ellie no se descubra que todo es un poco ridicule, la compli- <2tidad es una 1ey de juego en el amor." (GA, 112) F7 La aceptaci6n de esa 1ey de Juego conduce a 105 A. amantes per caminos divergentes porque en su raiz est6 1a ad- Inisi6n de pautas sociales esuneotumdas.Estas, indefectible- (I 'mente, hacen infitil 1a comunicaci6n porque distorsionan e1 mensaje para hacerlo aceptable segfin un c6dige establecido por la clase. De alli que la mayor parte de los relatos de amor de Bioy Casares, fant6sticos o no, submwen 1a superfi- cialidad, les vicios y defectos de la burguesia argentina, porque en ella e1 autor ve la suma de esos defectos. Per lo mismo, 1a mayoria de estos relatos son protagonizados portm "ye" an6nimo que es representante y victima de esa clase. L05 fracasos